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LA SEGlJ DA AUDIE eAPor JOSE LOPE~ PORTILLO y WEBER
PAR A apreciar o quc en la hi 'toria de la l' uevaEspajía y de 'pu ' en la de Méxi o, sigllificó laobra de la Segunda Audiencia, es preciso reconlar brev mente la organización d la "ociedadindia precortc iana, y la acción de la administradones que precedieron a Fuenleal, Salmerón,.Geynos y Quiroga. Sólo a í cOllll~renderá latrascendencia que tuvo.
19uien ha diclm, con evidente exageracion,que la historia indígena de Méx-ico ólo se sabec n certeza que, a la llegada de los españoks, eraobed ciclo en va tas extcn iones del país un cacique iudio llamado Motecuhzoma, uya cde sehallaba en 'l'enoshtitlán. .
E verdad que sabemo un poco Il)á' pero tamhién lo es que tal conocimiento carece a n~lludo
de precisión, debido al empleo de palabras que,despertando en nutl tra. mentes idea actuales,contribuyen a hacernos formar concepto erróneode 1 que realmente venía a ser la ociedad indígena. •otre estos vocablo e llallan los de "Imperio", "Emperador", "Tributo", "Ejército', étc.
Traten10 de fijar lo anteced nte :El "Imperio Clllúa" e extendía por el Valle de
~Iéxjco y má- allá, hacia el Sur, principalmente,por dilatada región habitada por tribus di tintas,que hablaban diferentes idiomas, y que por 1110
tivos étnico, religiosos o de simple codicia, seodi~bal1 de modo cordial y se hacían guerra encarnizada la una a las otra . Pero la ujeciónde esas tribus él la azteca no formaban en realidadun imperio. Veamo cómo era el mecanismo deesa -ituación entre los indios.
Igllua de ta tribus-en esa época fue laazteca-se obreponía a las demás y las obligabaa que le pagaran tributo anual en especie y enservicio", qu se describia complicada y trabajosamente en la grafía insegura de sus libros decuentas. A todos los. pueblos tributarios de ~é
xico se les considera incluídos en el 'ImperioMexicano"; esto sólo induce a error, pues la palabra "Imperio" presupone la existencia de una.5ociedad ordenada y regulada por leyes que rijanrelaciones odales y económicas con obligadónerecíprocas entre el cacique que cobra y el sometjdo que paga, y nada de esto existía. .
Si acaso; dentro de cada tribu el cacique mantenía sombra de orden social complicado y atá-
vic!), in pI' t nder j<:tm:¡ uj tar a las mi"lIla'Jcya' las tribu a la uya 'omctida. E ta· no 1"
cibian 'jamá beneficio efecti o alguno a cambiod . 11 'tado de umi ión, y la única ventaja quderivaban era el prevenir, por medio del pago deltributo, los ataqll . que de otra u rte 11 d jaríarfde il1f1iúgirle.s los guerreros d la podero a iudad de los I,.agos. Es decir, el tributo comprabascmplemente la eguridad de 110 er molestado porel guerrero azteca. En nuestra sociedad modernasólo podemo hallar un estado paralelo a este enla' ciudad s de Estados Unido- dominadas por los"gal1<Y ter" que imponen su "racket ' a tímido co-merciantes. -
Sin embargo, esto tributos, aunque se elevaban a veces al monto fantá tico del treinta y trespor cierto' de la percepción bruta. como eranexigidos por reyezuelos dotados de la misma cultura neolítica de los vencidos, e incapace de 011
cebir requerimientos mayores, no sobrepasaban nien servicio ni en especie, del monto y volumende aquello que los sumi os podian rendir dent-:ode su co tumbre habituales.
La sociedad indígena e hallaba en e tado defranca decadencia al ocurrir la Conquista. Su emicultura (cuyo valor real se ha exagerado), tendía a desaparecer. Sea por invasiones de tribusnahws que destruyeron la vieja sociedad arcaica,.sea pOT lucha? civiles y religiosas nacidas en elseno de la mi l11a sociedad, es un hecho que lasemicultura que halló Cortés era 111UY inferior ala que revelan decenas de restos en di tintos lugares del paí . La de la Ciudad de Teno htitlán,en el máximo e1plendor de u adelanto, no puede aspirar a comparar e con las a II modo exquisitas y aventajadí imas de 'I'eotihuacán, 'rula,El Tajín. Palenque y Chichén-ltzá, Por otro lado 'esta serrucultura misma era de aspecto bri-, ,
liante sóló' en lo que se refería a ciertas rama deartes y ciencias, manejadas exclu ivam nte enforma esotérica y aristocrática para beneficio propio, por un sacerdocio fanático y anguinario. Parecen hecho compmbados, en todo el país y entodos los culto, el rito e panto o de los sacrificios humano ; y en punto a relaciones exuales.la existencia en algunos lugares de ciertas aberraciones asquerosas que sólo en épocas de abso-
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luta corrupClon 'e pre entan. La salvaje. ociedadIndia, era un mosaico human di ociado, )' cancero'o.
I.a llegada de los españole- "ino a cambiar, 1 ro también a complicar 1 a -peCIo del problcma,ponjue E 'paii importó muchos ""uerreros much ' frailes. algun - arte ano y do pensamientos.
España acababa de cm ¡-gel' le largos iglo delucha que habían conducido a la unidad de losr<.'in >: cristiano: y a la expulsión de 10- 1I10l'OS.
Esa lucha habia ido re uelta gracia al mpujede una ca -la guerrera nacida espontáneamente enti curs de c ntenares de años: la de lo hídal~(S. Esto' fueron 1 germen de toda la noblezay ]lcvaban en :í la preocupacione - y tendenciafeudales centrífuga propia de u ca tao Pero lacoordinación de lo e fuerzas anárquico de loshidalgos, el e 'fuerzo para lograr la unidad políticapu:,o frente a frente cn España. dos grupos deideas a solutamente opuc ·ta : el de tenelencia feudalistas que "ino a quedar integrado por la nobleza tudmknta y por lu hidalgo batalladore e indisciplinado', resueltos a labrarse feuelo Con eliilo de su cspada y obtene¡- riqueza por el ólo esiuerzo de su brazo; y el de tendencia unitaria.representado por 1 gista inspirados en el e tudiode ~abios y eb'ados filó 'of ., y cuyo ideal uprclllO yellla a -('r ordenar para 'iempre el mUIldo cn una doble jerarquía organizada a modo dem0ntaiia de cima gemela que compenetraran yfnndi ran sus falda : la n'ligio a, en el coronamiento de la cnal se encontra ría el Papa, y larivil. en cuya cÍl'pide estaría el Emperador yRey.
Lo' primeros, la nobleza orgullo.a y 10' hidalgo: batalladores, no admitían otra co.a que unamoderada sujeción de carácter más bien formuli~ta, a esos do jefes reconocidos e indudables;y querían, r ivindicaban enérgicamente para íel derecho de di. poner de la' riqueza - y personas de lo tIbditos y ha-ta el de regular sn conciencia al respe too E deci r, hu caban un de
arrollo de la idea feudal.Lo' legi ta , radicales de . u época, buscaban
una admini tración justa para todo dentro dela idea - más avanzadas que por ento ce~ 'e tenian, y consagraban su vida al culto de un idealfrancamente humanitario y con tendencia extrañamente socialí-ticas, que crían admi. iblc aunen tiempo ultramoderno ; io-ualdac1 j¡ásica de ladistinta raza humanas. el d 'recho elel pobre predominando sobre el del rico. del de la colectividad obre el individuo. rcsponsahilida;1 del rey,repre.entante del Estado. I'\. 1110 al y 1:, il:,li.:ia.
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Como ba.e - de la ocicdad re ponsabilidad dele 'pañol nacido de la pI' pia onquista, etc.
El pI' blrma y la pugna se tra-Iadar n al TU
vo Continente, complicándo e y agudizándo- e nla introducción del factor indio, que ínvolucrabamúltiple fac ta y círcun tancias.
La conquí ta de América hizo por e fuerzoespontáneo e individual de hidalgo aventureroque querían hacer e de grand feud ríqueza. -tos hidalg trataron de admini trar la vata' superficie conqui tadas, en nombre, ólo ennombre, de aquella entidad vagamente l' petada por ello a que daban el nombre de "Rey deEspaña". y cuya benevolencia ncce itaban parahacer ,'enir ele la lejana Europa los elementoindispensables para mantener bajo u férreo dominio la lila as vencidas. E taban conforme ntener al ~lonarca como árbitro del "Repartimiento" que e habría de hacer; pero no le re<: nacían. en el fondo, dere<:ho algullo obre lo quelIo' habían alcanzado con la fuerza de 11 braz
y las monedas ele tl escarcela. Generosamenteconsentian en cederle el quinto de u lucro guerreros: pero nada má .
El Rey toleró y fingió ignorar o de eleñar talestado de ca -as micntra la conqui tas se redujeron a las i la', de rela~iva poca extensión,nada opulentas: pero cuando el e fuerzo de ortés sometió a las armas e pañolas inmen a rgion " rica' y populo a , el Rey comprendió lanece'idad y la conveniencia de organizar sobreella - firmemente su dominio, y para hacerlo tendió en forma sistemática a desalojar a los primitívo- gobernadore', que eran conqui taelor conpujos feudali tas reemplazándolo por gente venida de E-paña y e cogida por u lealtad al Rey,
Los primeros de ignado- por la Corona, nopudieron, no supieron o no qui ieron re pondera lo propósitos elel ~ronarca.
Cortés. arrebatado por su e píritu heroico y'oñando siempre ¡nagna- empresa, de lo que meno se cuidaba era de organizar admini trativamente la regiones conquistadas, y por otra parteél mismo compr nelía e a organización para. supropio beneficio y se veía compelido a reconocerigual ca a para lo indómitos guerreros que asus órdet e- habían Ju hado.
De pué, quienes lo ucedieron, hallároll e encircunstancia tan peculiares. que nada pudieronhacer: Lui Ponce de J.eón murió antes de mpez:lr iquiera a darse cuenta de las cosa . Marcode Aguilar se halla ha en tal estado de senectud-tenía núdriza-, que de nada podia darse cuenta, y alazar y hirino ,. Alon o de Estada
etc., eran simples expoliadores valid dél pue to que ocupaban in ¡>erada, accidental y tran i·t riamente.
Lo' con<lui tadores e 'Iglan de la re)l)a el"Repartimiento", es decir, que el país conquistado se distribuyera en encomienda entr aquelloque, a fuego y a sangre, 10 habían domeñado, paraque pudieran exigir de lo míserQs vencidos ser"icio personal y tributo, duro e ¡nhtilllan ,encambio de la problemática y siempre eludida instrucción religiosa.
Deseoso el R y de alterar aquel e tado de cosa , envió la Primera Audiencia, de letrado, acuyo frente venia Nuño de Guzmán, de la nobi~
lísima casa de los Guzmane' de España, una dela tr s ouí linajuda, ari tocráti~l , re petadasy ric,as de la Península.
Nuño (qu PQl' aquel entonces era sólo segulJldón, pero que despué llegó a ser jefe de u casa), no quiso comprender el papel qu el Rey iea ignó; sino que exactamente al revés y secun-'dado por los oidore , convirtió e en el má desenfrenado encomendero que pudo sufrir jamás lanié~ca conquistada. Su expoHaciones por otra
parte, alcanzaban a los mismo e paíiole que noeran sus paniaguados, y tal fue el oonjunto' atronador de queja elevada en ti contra, que el Reyvióse bien 'pronto ol..>Iigado a cambiarlo, sllbslituyendo la Audiencia de Nuño por la Bencméri-ta Segunda Audiencia. . -
Ant s de iniciar el som' ro e tudio de la laborde esta Segunda Audiencia, veamos qué era loque ignificaba la palabra e1/COUlC111Iúo r pectoal indio ometído.
El encomendero, a cambio de la obligación eleimpartir instrucción religiosa, te¡1ía derecho, ornCÍ! bien, se había abrogado el derecho, de señalar a los indios que se le encomendaball, el tribu"to que habrían de pagarle y los servicios personales que I deberían prestar.· MiembrQ. ~l mismo, de una sociedad de civilización ~normemente
adelantada re pecto a lo vencido, pedía a ,losindios tributos propord nadas a las exigenciasde una sociedad, basada ya en el trabajo COIl instrumentos de hierro, y de comercio y relacionessociales y económicas complej ísimas, que rec;uerían labores de minas, labranza de <;ampo, y trañsportes comerdale ; intenso trabajos, todo facilitados por el' acmreo en bestia domesticadas;muy por encima de lo que habitualmente e ta'banacostumbrado a rendir lo i ios, aUTI a su mil.tiránicos señore . A í, el resultado llIortíiero natural de e fa política, no tardó en prc entar e.
Siempre {)Curre lo mi mo en lo momentos decontacto de sociedade de culturas tan distintacomo las de e pañoles e illd i?s en el siglo XV1.
En cambio de los serViCiO t.xigido, ef eneomend ro adquiría el compromiso virtual de en eñar a lo v Ilcid . la reli i 'u cr' ian , e mpr mi-o <¡ti los encomendero- trataban de eludir n •:rando a 10 indio capacidad para recibir in' rucción r ligiosa y con id rárl 01 c m im.pl rne explotabl : les llamaban gente be tial, y leachacal:xl11 todo mal instinto, todo icio. t d 1'1-
luen. A í ju tiricaban la dur za d l tr3t .
Es decir la ituación del indio tributari _ tremenda ya bajo el yugo de us propio caciqueo,elllpe ró Ilonn mente, cuando, en la prim ra década de la Conqui ta, "to fu r n ul titllídpur l encomendero.
•En e tn condiciones arribó la Segunda Au
diencia.o he de hacer aquí, por .quc no cabe en el
marco del tema que me propongo tr:itar, la biografía de cada uno de lo eminentes legi ta que'el Hey eligió con toda seguridad después de maduro examen, para integrar la Segunda Audiencia. Ba te decir que Fuenleal y Salmerón se destacaron siempre por su talento lucidísimo y por
ti recta intención; que don Vasco de Quiroga sedistinguió por u caridad incomparable, y queCeynos era apenas inferior en cualidades a suscompañeros. Un cuerpo selecto. e cogido, fue elque formaron. .
Fuellleal no arribó a la Nueva E-paña al mismo tiempo que lo Oidores; sino hasta ca i un añodespués, pero éstos, no obstante la inseguridadque sentían re pecto a la posible actitud dc sufutl~ro presidente, se pusieron desde luego a trabajar y lograron formarse un concepto de conjunto- de .Ios problemas, que· presentaron al Obispode Santo Domingo, cuando 'ste llegó, mese mástarde, en forma que mucho debe haberle. rvidopara formular su programa y de arrollar despuésSllS labores. .
Los Oidores encontraban la siguient si tua-ión: la sociedad de la ueva Espa.ila se hallaba
dividida en do~ estratas obrepuestas, cada unacon característica y proólemas e peciales y cadauna de ellas requería atención prolija y ret)()sadapara ser re lIelta.
Formaban la primera estrata lo e pañoles; lasegunda 10- indios.
Los españoles e hallaban divididos en dos grulOS; "cconqui tadore ",a quiene Corté hahíadotado de ric'!s encomiendas, y quc"s610 pedíancontinuar en u ituación de privJegio, y "pobla~I()r ~", o sea aventurero' ávido, Ilegado<; <.1 <'spu' de la Conqui ta y de eo'o de enriquecerse.tanto y tan pronto," como u. afortunados precle-
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cesare'. Lo' primero', en 10 general, formaban elgrupo de fiero 'ecuace' de Corté, mientra quelo' 'eglludo' 'e reunieron ald Hedor de I ' oficiale' reales, o sea <klontador, d I ;resorero, delVeedor, del Factor, y e ·taban listos, como lo hicier n alguna' veces, para arrojarse obre lo'primero: y de 'pojarlo d cllanto tuvieran. .ólo('n una c sa se hallaban el acuerdo lUlO' y otros:e~l la explotación immxlerada. lespia lada y agollladora del indi vencido,
D(' aquí nació un hervor en' la e:trata eSDaíiola, Ull estado de recelo contínuo, de in:.eguri~la1 rde agitación agudizada, de choques y uspicacia:.que se traducía en enorme elevación de precios.tendcncia' al acaparamiento de objetos valiosos,i{¡ciles de ocultar. escaso respeto al g lbierl10 y ala .r(.!igión. y carencia de t<xlo freno moral )':ocla!.
Lo frailes, e' verdad, repre entaban un elemento moralizador en el s no de este conglomeralo; pero ni iquiera eltos e capaban a la agita
ción apasionada que dividía al grupo e 'pañol dela • 'ueva España de 1520 a 1530. Ha ta lltontTS habían venido sólo franciscanos)' rl minico ,y en tanto que lo' franci canos. aunque incultos,a menudo. y a vece'i hasta rudos. a l1mieron decontínuo una actitud de radical defen'a del indio.los dOl1lin icos en lo' primeros tiempo' manifestaron veleidades favorables a 1 s encomenderos, l\egando al extremo de justificar te do abuso v exac-t:ión que a éstos se hicieren. .
1'01' 'u parte. h)' indio' continuaron parceladosen los mismos elementos de mosaico incolllpati1,1e:. )' en('migos entre í. en que los encontró laConqui~ta. pero cumplicando su en n-do la introducción de los llnevos proulenla' de evangelizariún, tributo:" excesilO , trabajo en las minas, ynecesidad <]c intensificar relacione~ COl11{'I'('ialc.,ank raquíti 'O', a que los c )Ildujo la bru.;ca ampliaciúlI el 1 ambiente ~')l'ial, dc.
La 1\ udiel cia. prinll'ro. se: concretó :1 did:11' disposiciOlH's gc'ncralcs y a iniciar d e~tudi del paísy dt' sw:; recursos; a hu~car la baja de prt:cios, quealcanzaban a vece~ hasta el décuplo)' más todavía.de los precios de Jo: raiía : a prevenir el Injo cxcesivo. y a humanizar la. re1::l.cioncs de ('ncomeu(h:ro~ ('un I:llcol11('lI<lados por nledius de persua
ciún.A la v{'nida de Fm'nleal, el ('studio cobró am
plitud. Sl' tomó t·! pan'Cl'r 110 sólo de los oid res,,inll de cuantos fraik, cultos hahía en la \'uev:lE,p, I-Ia. para 11:1(' -\' al :\[IJIl:trca la "el<:-scripeicJlI"de la tierra. (!<-hienclo l'ntl'ndt:'rsc ('"ta descripcióntll d sentido mús alto. pues no ..ólo era la pura111 nte físit'a. sino t~piritual y moral. incluyénd<¡>e en (,]Ia intangihles, t, les ('omo relacione: deconqui"taclos ~ C"II'1l1i'otatiorl's y <1e ad:t IIn:1
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de ta ategoría dentro de í mismo, tratártdo de oponer valladare al inhumano i temaque en 1 '0- añ 'dc pobló la Antilla .
El 11I0mcnto era deci ivo. La vida de toda unaraza e hallaba en juego, y yo qui iera tra mitira ustede la impre ión de a i tir a un her r fe('\111 lo que experimenté al .estudiar lo d umentOo'i cOlltempol'áneo·.
En tanto q tl en la :\Tu va E 'paña, oidore,irail' )' nc mendcros se trataban en pugna tra 'cendental, los hecho de aquí repercutían)' causahan las idea c1e allá. En la Corte pugnaban porimponer 'u criterio los encomendi ta rabi o ylos regalistas encarnizados. De triunfar lo primero.. . urgi ría en la •n('va E'páña una nobleza turhulenta y n:voltosa. que no tendría pararegular SlI' rc1:lciones con el indio, más limitaciónque la que a cada un de u mie.mbr imjlusi raSil elástica conciencia. Y 11 P lítica, las tíe.rraconqui lacia' t nc1erian a la agregación de la P nínsula.
En general, la opini ne fueron adversa a laencomi mla. aUllque no faltaron defen 'ores debuena fe, que so tenían la tesis de que, 1 enco·Jllencl~ro, por egoísmo, defendería como cosa suya. a lo' indios encomendado . otros, en cambío.se pronunciaron vigorosamente por Ilna expan ióndel poder real. Fucnleal y almerón, principalmente, se contaron entre éstos, el primero e n escritos macizos )' metódico ; el gundo, c n estudius profundos ' finamente irónico' ambo' 0-, ,tentando plena 'ompren. ión del problema poJíti'!l, .'e propuso que 11 se admiti ra la aparición,
en lo' dominios recient mente conquístado'>,. deseíiores feudales que naturalmente t nc\ieran a alejars' cspiritualmente y a independerse de E pañaa medida que se fortalecieran. Sin embarg, 0111
la . udiencia cal' cía de ejército, nO podía iulpOl1('r Sil vuluntad de otro modo que por medio dela per. u ción y dt' la iuerza moral, y por esa all~a no ~e proplls suprimir la encomi ocia, ifl0 tansólo aplazar el "I'epartimi nt ¡" para el pué! dprnli jo' )' dilatadus cstudio . Con habilidad ti
ma. fue lograclo impon l' -u pre tigi entr logrupos opue:.t '. ir de trozando las bandería<.'xistcnte.. Fue una lab~r de zapa y talento mant nida pacientemeute p r largo aiio', y cuyo pr gre~() se evidencia en cada carta. De pués de diezaiíos, Cortés, que a la llegada de • alm rón eraUl la l\'ueva España IIn I ihle rival del Rey.hahía qucdado redu . lo al papel de ríca hón n
ulla sociedad tran luib.
El extrclI1eño, machucho 'a 'tut , c mpl'aba
sistemáticamente I 'servicio de cuanto abogadIle~aha a la . ueva España, para quitar po. ihleapoyo a pkitos iniciarlos en:u perjui io; p rl~
e la misma habilidad revela cuán decadente sehallaba su potencia.
Después se hizo pr ciso estructurar bre nuevas bases la administración real, y hacerla respetable hasta los e tremo más alejados del pai .
Lo encomendero designándose a sí mismos,representantes del Rey, se habran distribuido porla Nue a E pafia. Para sustituirlo la Audien iad arrolló la idea original de la Península de eroor"corregidores", arUculacione nueva. funcionario' nuevos, cuya flméÍón era la 'de "corregir"vicios y defectos.. El corregidor, a diferencia delencomendero, recibía ueldo d la caja l'c<lle'.i hi n se tomaba éste del tributo del pueblo que
admini traba. y tenía derecho, ademá , para exigir de los indios servicios personale y aJil\1 ntos; e dotaba a cada corrégidor de un alguacil.
Sucedió, . in embargo, ~ue como venían, a sercorregidol'e precisamente aquéllo lllisn,\QS sujeto que habían solicitado,. pero 110 habían podIdoalcanzar la encomienda, aplicaban en sus Il1tev-afunciones criteri.o y conducta iguaJe a las que huhien~n seguido como encomenderos, y 1 l' algúntiempo se creyó fracasado el corregil1lie~to, etlándo lo que sucedía era que la persona venían aer las que necesita~J'l substitución.
La Audiencia se quejaba al Rey· de los prohlemas que aquellos hidalgo turbulento 1 provocaPan. Todos ~igían encOIniendas o a lo mellO corregimientos y todo lo creían rico crey~n
do merettr tanto CQtno el mismo extremeño. Algunos amenazahan, arrufaban. y daban a entencLerque ecundarian cualquier esfuerzo de Corté ode otro cuaJquiera para independer la ¡ueva España. tros apelaban al recurso uplicante y lloraban en pre encia de los Oidores, importunándolo y contáll(tole sus pélla$. La Alldien ia, quese negaha a repartir encomiendas, dotaba de 0
rregifi1i~ntos a algullos de aquellos conquistador" '. ro no todo' lo ace(>*Qban, pues babí~ a!guno que l' ían 1I1er r rIllldlO más y rechazabanaltival11ente la pobr merced. Ciertos de ellos, yquizá de los más descontentos, no alcanzaban nisiquiera las c<.lificaciolte precisas para l1brir U1l
mocle to alguacilazgo, y a dura pena lo metíaen alguno, la Audiencia, pr vacando su eternode' ontcnto. y _tremenda herida en u amor propio.
Lo conqui tadores rico, amenazado con lad daración de en oniellda temporal, ran lo qneintegraban oJ'gani mo que dí frutaban entollccSde rÍ1ucho prestigio y respeto: los Cabildos oAyuntami ntos, fonnacLos por aqu Ilo <le -miC'l1lpuje, lo cuaJe constituían la principal fu .rzael' ataque obre la Audiencia.
La lldiencia sostuvo que la Nueva E paíi(lería •~iempre país bá icamente indio. y no quc
ríá qu ví,~kran españoles a: nuestra playa' CJ!
número crecido. Con ideraba qu , de v nir JnU
ellO', h-abria e vi t bligada a dar de c mer avari "l1lillar~' de 10 ,pue apella mpezab!lna arribar al Nuevo e ntinentc il1dividuo apacde h¡u¡tar e a 'í mismo por medi de trabajproductivo.
La co tumbres de los pañol' e halLal '1l1 en.gl'av e tado el r lajaci6n. En nlle riqu za adquirida como despoj de guerra. habían quitadotodo escrúpulo ('i e que alguno ant t n ían) alo hidalgo~ conqui tad r y I d pilíarr c n-.¡glli llte a la riqueza adquirida C011 rapid z, traía
COn igo liS habituales consecuencia : abundabanen la ciudad joy r vendedor d t 1 prciosas, tahurc:- y mujerzuelas' pero lo' des rdcnadas hídalgos no se conformaban con la moza'il11po;·tafla y bu cahan variedad, azonand {ti'>
e parcimieotos ('011 canela. Nlliío de llzmán yDelgadill0 habían llegado a mandar sacar, delconvento en qll studiaban, a la doncella - nohle" azteca, y la all'tera sala de e-ione de laPril~ler-a . udicl1cia pre enció muy singulares es·celias.
La Segunda per 'íguió el lujo exre ivo, el juego, )' empezó"a exigir implacablcmente et m:ltrimonio a encomenderos y corregidores. Quien recibiera algún benefi io el'" encomienda o corregimiento, debería residir en el país. ser ca aelo. ysi era soltero, casal-se lentro de plazo fijo, seilarál'~dose, p::t.ra que fuera a huscar cónyuge a EspJ.ña, el de año y Illedio, eglul propuso la A ud ienciJ..la:pso que el l<.ey, considerando que eso del matriJ\1onio es co~ eria, elevó a tre años. Como consecuencia .natural, s.e notó luego con iderahlo afluj 1
de doncella nobles, aW1quc pobre'. que traían a la.Nueva España padres llenos de c peranza de ca-
o sarlas ventaj amente. con a}.gl1na ellcomi n<1a ocorl'eginliento. En una de su' carta Fucnleal diócuenta al Rey, con mucha formalidad, de la llegada de d ce doncella "honrada-" (de las otrasno hay aviso de recibo). n la uales podríanunirse en matrimoni encomendero o corregido.res, y prote ·tó e ntra los permiso que. se c ncedían a alguno para que "vayan" a buscar 110
via a España. pudiendo hacerlo ad, con lo cual.según él decía, no defraudarían a los esperanzad . pariente. Ademá había la india. El Cabildo acusaba a la udiencia d favor cer a 1 squ n india' c ca~aban.
Para la tributación de I indino . Fuenleal proce(]ió con ríeclad. Analizó la forma en que pagaban ante sus t,'ibutos. y encontró embrollo tremendo: ca.da pueblo pagaha a us caciques. cadatribu a la vC1!cedora, y é ta a una tercera: la cual,a u vez y con freeu ncia. a una cuarta y a í ucesivamente.
(e0111¡miará) .
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