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la-senda-del-extran-amiento-1

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«Recoge tus rosas mientras puedaspasa el tiempo y nada queda.»Robert Herrick (1591-1674)

Preludio

El conjunto de artículos que tiene el lector en sus manos abarca unlargo periodo de mi ciclo vital. El primer artículo que publiqué en unperiódico se titulaba «Tiranos, escépticos, estoicos, epicúreos, cínicos»(El Diario Montañés, 22 de mayo de 1979). Con antelación firmé (juntoa Juan Irigoyen Sánchez-Robles) un conjunto de artículos —el prime-ro apareció en 1978— sobre sociedad y política en La Hoja del Lunes,que entonces dirigía Juan G. Bedoya, entre otros una polémica conEduardo Obregón sobre ADIC y los delirios autonómicos que servíande soporte discursivo a los nuevos grupos de interés que estaban con-figurándose en la antigua provincia de Santander. También colabora-mos con El Diario Montañés, publicando a la sazón una serie de artícu-los sobre los partidos políticos y sus espacios electorales en la todavíaprovincia de Santander.

Irigoyen y quien narra dimitimos de nuestros cargos en la di -rección provincial del PCE una vez celebradas las elecciones de juniode 1977. Al siguiente año abandonamos el convento, cáustica carac-terización de Claudio Rodríguez1 sobre la organización en la quepasé (1969-1978) mi juventud. Mis padres, mostrando tanto ternura

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La senda del extrañamiento

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Para mi esposa, Pilar, y mis hijos, Alba y Javier, con todo mi amor.

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Javier Díaz López

La senda del extrañamiento

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ÍNDICE

Autor: Javier Díaz López

Editor: José María Lafuente Llano

Diseño Gráfico: Xesús VázquezCoordinador Editorial: Juan Antonio González Fuentes

© de los textos: Autores, 2011© de la fotografía de cubierta: Jorge Fernández Bolado, 2011© de las fotografías: Autores, 2011© de esta primera edición: Ediciones La Bahía, 2011

Pol. Ind. de Heras - P 30439792 Heras (Cantabria), Españ[email protected].: +34942526251

Imprime: Bedia Artes Gráficas, S. C. San Martín del Pino, 7 - 39011 Santander

Depósito legal: SA–791–2011ISBN: 978-84-939191-1-5

Impreso en España - Printed in Spain

Todos los derechos reservados. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de lostitulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial deesta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamos públicos.

11 RECAPITULACIÓN

53 PENSAMIENTOS CRUZADOS55 Elogio de la teoría59 El esquema de Mandeville63 Simmel69 El reino de Santayana73 La vida es un rayo inteligente83 La sombra de la autoridad89 El científico y el catequista95 Sinergia

105 Postmodernismo y éxtasis estilístico113 El cine según Suzanne K. Langer

117 NADIE ES UNA ISLA119 Steiner y la utopía del domingo125 De la imaginación como estrategia situada131 Recuerdos del Club Transcendental137 El león y las masas141 Señales de humo147 Emily153 España, pesadilla y esperanza157 Recuerdos pessoanos163 La senda del extrañamiento

167 EL SOL NO BRILLARÁ NUNCA MÁS169 Ellingtonia173 Vivir es saltar179 Y Ella se fue183 Dame un poco de piel187 Chet193 Buscando a Logan199 Ayer está aquí207 El último puritano

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Para mi esposa, Pilar, y mis hijos, Alba y Javier, con todo mi amor.

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ÍNDICE

Autor: Javier Díaz López

Editor: José María Lafuente Llano

Diseño Gráfico: Xesús VázquezCoordinador Editorial: Juan Antonio González Fuentes

© de los textos: Autores, 2011© de la fotografía de cubierta: Jorge Fernández Bolado, 2011© de las fotografías: Autores, 2011© de esta primera edición: Ediciones La Bahía, 2011

Pol. Ind. de Heras - P 30439792 Heras (Cantabria), Españ[email protected].: +34942526251

Imprime: Bedia Artes Gráficas, S. C. San Martín del Pino, 7 - 39011 Santander

Depósito legal: SA–791–2011ISBN: 978-84-939191-1-5

Impreso en España - Printed in Spain

Todos los derechos reservados. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de lostitulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial deesta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamos públicos.

11 RECAPITULACIÓN

53 PENSAMIENTOS CRUZADOS55 Elogio de la teoría59 El esquema de Mandeville63 Simmel69 El reino de Santayana73 La vida es un rayo inteligente83 La sombra de la autoridad89 El científico y el catequista95 Sinergia

105 Postmodernismo y éxtasis estilístico113 El cine según Suzanne K. Langer

117 NADIE ES UNA ISLA119 Steiner y la utopía del domingo125 De la imaginación como estrategia situada131 Recuerdos del Club Transcendental137 El león y las masas141 Señales de humo147 Emily153 España, pesadilla y esperanza157 Recuerdos pessoanos163 La senda del extrañamiento

167 EL SOL NO BRILLARÁ NUNCA MÁS169 Ellingtonia173 Vivir es saltar179 Y Ella se fue183 Dame un poco de piel187 Chet193 Buscando a Logan199 Ayer está aquí207 El último puritano

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Recapitulación213 CUADRADO NEGRO SOBRE FONDO BLANCO215 Una noche en el Palacio del Té221 Amarillo, azul y rojo225 La estrella del pastor231 El rey de los gatos239 ¿Qué fue de la loba?245 Descubriendo el pasado251 Oteiza o la memoria del vacío metafísico257 Schnabel de nuevo263 Buddy Boetticher

269 ESTA TIERRA ES TU TIERRA271 ¿Qué significa esa cosa llamada Atenas del Norte?279 Reflexiones abiertas sobre el lugar de Jesús Ibáñez en la

investigación social285 Egusquiza o la conciencia del buque fantasma293 La búsqueda de Jesús Avecilla299 Tiempos sin tiempo307 La rosa de los vientos313 Gary Stephan y el arte de pintar319 Siboney325 Un centro de arte moderno no es un proyecto utópico329 Hacia una Filmoteca regional335 La Ortiga, dos años después339 El jazz en Santander: del Drink a la Caja345 Thomasia355 Willem Breuker Kollektieff: tres décadas de creatividad y autenticidad363 Ken Vandermark o la tradición de lo nuevo369 Ritmo + alma = Hacienda Brothers375 Janácek, el Prazak Quartet y las pequeñas naciones

381 CONVERSANDO CON STEVE LACY (en colaboración con Edward Fuente)

389 ANEXO

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Recapitulación213 CUADRADO NEGRO SOBRE FONDO BLANCO215 Una noche en el Palacio del Té221 Amarillo, azul y rojo225 La estrella del pastor231 El rey de los gatos239 ¿Qué fue de la loba?245 Descubriendo el pasado251 Oteiza o la memoria del vacío metafísico257 Schnabel de nuevo263 Buddy Boetticher

269 ESTA TIERRA ES TU TIERRA271 ¿Qué significa esa cosa llamada Atenas del Norte?279 Reflexiones abiertas sobre el lugar de Jesús Ibáñez en la

investigación social285 Egusquiza o la conciencia del buque fantasma293 La búsqueda de Jesús Avecilla299 Tiempos sin tiempo307 La rosa de los vientos313 Gary Stephan y el arte de pintar319 Siboney325 Un centro de arte moderno no es un proyecto utópico329 Hacia una Filmoteca regional335 La Ortiga, dos años después339 El jazz en Santander: del Drink a la Caja345 Thomasia355 Willem Breuker Kollektieff: tres décadas de creatividad y autenticidad363 Ken Vandermark o la tradición de lo nuevo369 Ritmo + alma = Hacienda Brothers375 Janácek, el Prazak Quartet y las pequeñas naciones

381 CONVERSANDO CON STEVE LACY (en colaboración con Edward Fuente)

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«Recoge tus rosas mientras puedaspasa el tiempo y nada queda.»Robert Herrick (1591-1674)

Preludio

El conjunto de artículos que tiene el lector en sus manos abarca unlargo periodo de mi ciclo vital. El primer artículo que publiqué en unperiódico se titulaba «Tiranos, escépticos, estoicos, epicúreos, cínicos»(El Diario Montañés, 22 de mayo de 1979). Con antelación firmé (juntoa Juan Irigoyen Sánchez-Robles) un conjunto de artículos —el prime-ro apareció en 1978— sobre sociedad y política en La Hoja del Lunes,que entonces dirigía Juan G. Bedoya, entre otros una polémica conEduardo Obregón sobre ADIC y los delirios autonómicos que servíande soporte discursivo a los nuevos grupos de interés que estaban con-figurándose en la antigua provincia de Santander. También colabora-mos con El Diario Montañés, publicando a la sazón una serie de artícu-los sobre los partidos políticos y sus espacios electorales en la todavíaprovincia de Santander.

Irigoyen y quien narra dimitimos de nuestros cargos en la di -rección provincial del PCE una vez celebradas las elecciones de juniode 1977. Al siguiente año abandonamos el convento, cáustica carac-terización de Claudio Rodríguez1 sobre la organización en la quepasé (1969-1978) mi juventud. Mis padres, mostrando tanto ternura

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El Diario Montañés. Entre el primero y el último, han transcurrido casitres décadas, tres decenios alteradores. Durante estos casi treinta añoshe publicado en la prensa provincial/regional (Hoja del Lunes, Alerta yEl Diario Montañés), sobre todo, algo más de un centenar de ensayoscortos, entrevistas, reseñas de libros, exposiciones y conciertos yartícu los de opinión. Tales textos constituyen una porción reveladorade mi obra escrita (desperdigada en libros, revistas, catálogos y enci-clopedias) y muchos de ellos, como expondré más adelante, poseenun significado formativo y sentimental muy especial para mí.

Estos escritos publicados en prensa, que reaparecen tal y como fue-ron pensados, con escasas modificaciones, sin apenas notas a pie depágina y anexo bibliográfico, como corresponde al género y al medio,y exentos de las coletillas periodísticas (ajenas al autor) que acompaña-ron su divulgación, restaurados, por así decirlo, de los que aquí seofrece una amplia y representativa selección, atraviesan mi vida profe-sional: siendo sociólogo freelance; durante mi período como asesor deComunicación y coordinador del Palacete del Embarcadero de laJunta del Puerto de Santander; mientras tuve un gabinete de Pro -yectos Culturales, Investigación y Comunicación; como profesor uni-versitario asociado (en la difunta Escuela Universitaria de GraduadosSociales) y con dedicación exclusiva (en la Universidad de Cantabria),los artículos de prensa han constituido un medio de expresión de mispreocupaciones textuales y cívicas, una extensión miniaturizada de miactividad reflexiva, investigadora y crítica.

El título de este libro es el mismo que el del artículo que escri bí sobreW. G. Sebald (incluido en esta recopilación). La palabra extraño/a me haacompañado a lo largo de casi toda mi vida, desde que a los dieciséis añosdecidí cruzar el río y separarme de la vida ordinaria de aquella Españacutre, funesta y atroz, desde que me alisté2 al conjunto cívico nacional que

15 Recapitulación

como perplejidad, se preguntaban por qué dejaba la política tras tantos años de riesgo y sacrificio, también de ellos, justo en elmomento en que podía dedicarme a ella en libertad.

En la decisión que Irigoyen y yo tomamos, jugaron un papel decisivo,además de nuestra propia experiencia reflexiva, los tres encuentros quemantuvimos con Fernando Claudín en una cafetería de la madrileñaGlorieta de Quevedo. Aquellos artículos suscritos con Irigoyen, releídoshoy, qué desasosiego, son textos de ruptura vital e intelectual; reflejanmelancolía y escepticismo, sí, a raudales, pero, también fe y confianzaen nuestras posibilidades como sujetos tras largos años de actividad anti-franquista —salpicada de represión política y académica—, como elpaso del tiempo ha evidenciado. «Good Bye Sweet Dreams» (True LoveCast out All Evil, Chemical Underground, 2010), vocea Roky Erickson.Ya está. La vida y nada más (y nada menos).

Superada la pesadilla, llegó el momento de materializar los sue-ños, de abordar los proyectos aplazados, de reconstruir las vidas, deser y estar en el mundo: cada uno tenía que ser lo que no había podi-do ser antes. Y se produjo la dispersión, más que el trillado desencan-to. De eso trataba mi primer artículo personal, abstruso, típico delescritor principiante que quiere llamar la atención con citas à la page(Stéphane Mallarmé, Conde de Lautremont, Friedrich Hölderlin yDylan Thomas) y frases crípticas por doquier: tras la restauracióndemocrática, ya éramos personas, podíamos evolucionar y colocar-nos nuestra verdadera máscara o cambiar de ella cuantas veces quisié-ramos si así lo decidíamos (muchos se hicieron profesionales de estoúltimo, pulverizando, sino escarneciendo, los argumentos de El fin delas ideologías de Daniel Bell).

El último artículo escrito aquí reproducido, «Vandermark o la tra-dición de lo nuevo», fue publicado el 15 de mayo de 2007 también en

La senda del extrañamiento 14

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El Diario Montañés. Entre el primero y el último, han transcurrido casitres décadas, tres decenios alteradores. Durante estos casi treinta añoshe publicado en la prensa provincial/regional (Hoja del Lunes, Alerta yEl Diario Montañés), sobre todo, algo más de un centenar de ensayoscortos, entrevistas, reseñas de libros, exposiciones y conciertos yartícu los de opinión. Tales textos constituyen una porción reveladorade mi obra escrita (desperdigada en libros, revistas, catálogos y enci-clopedias) y muchos de ellos, como expondré más adelante, poseenun significado formativo y sentimental muy especial para mí.

Estos escritos publicados en prensa, que reaparecen tal y como fue-ron pensados, con escasas modificaciones, sin apenas notas a pie depágina y anexo bibliográfico, como corresponde al género y al medio,y exentos de las coletillas periodísticas (ajenas al autor) que acompaña-ron su divulgación, restaurados, por así decirlo, de los que aquí seofrece una amplia y representativa selección, atraviesan mi vida profe-sional: siendo sociólogo freelance; durante mi período como asesor deComunicación y coordinador del Palacete del Embarcadero de laJunta del Puerto de Santander; mientras tuve un gabinete de Pro -yectos Culturales, Investigación y Comunicación; como profesor uni-versitario asociado (en la difunta Escuela Universitaria de GraduadosSociales) y con dedicación exclusiva (en la Universidad de Cantabria),los artículos de prensa han constituido un medio de expresión de mispreocupaciones textuales y cívicas, una extensión miniaturizada de miactividad reflexiva, investigadora y crítica.

El título de este libro es el mismo que el del artículo que escri bí sobreW. G. Sebald (incluido en esta recopilación). La palabra extraño/a me haacompañado a lo largo de casi toda mi vida, desde que a los dieciséis añosdecidí cruzar el río y separarme de la vida ordinaria de aquella Españacutre, funesta y atroz, desde que me alisté2 al conjunto cívico nacional que

15 Recapitulación

como perplejidad, se preguntaban por qué dejaba la política tras tantos años de riesgo y sacrificio, también de ellos, justo en elmomento en que podía dedicarme a ella en libertad.

En la decisión que Irigoyen y yo tomamos, jugaron un papel decisivo,además de nuestra propia experiencia reflexiva, los tres encuentros quemantuvimos con Fernando Claudín en una cafetería de la madrileñaGlorieta de Quevedo. Aquellos artículos suscritos con Irigoyen, releídoshoy, qué desasosiego, son textos de ruptura vital e intelectual; reflejanmelancolía y escepticismo, sí, a raudales, pero, también fe y confianzaen nuestras posibilidades como sujetos tras largos años de actividad anti-franquista —salpicada de represión política y académica—, como elpaso del tiempo ha evidenciado. «Good Bye Sweet Dreams» (True LoveCast out All Evil, Chemical Underground, 2010), vocea Roky Erickson.Ya está. La vida y nada más (y nada menos).

Superada la pesadilla, llegó el momento de materializar los sue-ños, de abordar los proyectos aplazados, de reconstruir las vidas, deser y estar en el mundo: cada uno tenía que ser lo que no había podi-do ser antes. Y se produjo la dispersión, más que el trillado desencan-to. De eso trataba mi primer artículo personal, abstruso, típico delescritor principiante que quiere llamar la atención con citas à la page(Stéphane Mallarmé, Conde de Lautremont, Friedrich Hölderlin yDylan Thomas) y frases crípticas por doquier: tras la restauracióndemocrática, ya éramos personas, podíamos evolucionar y colocar-nos nuestra verdadera máscara o cambiar de ella cuantas veces quisié-ramos si así lo decidíamos (muchos se hicieron profesionales de estoúltimo, pulverizando, sino escarneciendo, los argumentos de El fin delas ideologías de Daniel Bell).

El último artículo escrito aquí reproducido, «Vandermark o la tra-dición de lo nuevo», fue publicado el 15 de mayo de 2007 también en

La senda del extrañamiento 14

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publicó en nuestro país—, con su Dooby dooby doo, nos remató (aunquemi Sinatra preferido es el de las grabaciones realizadas para el selloCapitol entre 1951 y 1963, uno de los momentos dorados de la músi-ca popular moderna del pasado siglo).

La marginación del capital cultural extrañado que emerge tras lagran quiebra operada en el mundo después del fin de la SegundaGuerra Mundial, insisto, sigue siendo un inconveniente estructural degran calado nacional, que se ha agravado en estos últimos quince añostras la depresión económica de los noventa10: el referente es el dinero,querido, y tú eres un paria idealista, un mensajero del pasado, veníana decirte aquellos que hoy están con la soga al cuello y preguntandoahora, sotto voce, quién es quién en el mundo de la cultura: el refe rente,querido camarada, me decía alguna sombra del pasado, es la econo-mía, y no la cultura, una disciplina que progresivamente ha ido per -diendo su carácter de ciencia social para, de ese modo, entrar, ilu sa - mente, en el universo teórico-empírico de la ciencia natural, unapatraña epistemológica descomunal que, con sus seudoprediccionesinteresadas, ha llevado al mundo a una catástrofe congelada de conse-cuencias imprevisibles.

Demasiada economía y poca cultura. O demasiada economía de lacultura y escasa, o nula, autocultivación del sujeto: un divorcio suicida,cuando son realidades complementarias, que explica la profunda deses-tructuración que la sociedad española ha experimentado en este perío-do de crecimiento ficticio: si hubieran contado con los extraños noshubiera ido mejor a todos (como así ha sucedido en todas las sociedadesque han asumido la modernidad). De normalización y reconocimientodel extrañamiento hablamos, por tanto.

Pero hay otras razones, de carácter histórico-temporal y cognitivo,conectadas con esta última observación, de carácter autobiográfico,

17 Recapitulación

pugnaba por un país libre y civilizado: y ese es un hándicap ético quearrastramos muchos de los que estuvimos allí y nos acordamos de ello,por emplear el eslogan de Joe Boyd3,que todavía seguimos aquí.

El renombrado, merecidamente, poema Elegía y recuerdo de la can-ción francesa de Jaime Gil de Biedma4, no sirve a nosotros, hijos de laposmodernidad, hecho cultural5 del que tuvimos conocimiento tarde,para no variar. Nos gusta, cómo no, la vieja canción francesa, pero nosconcierne más el soul, el extremo oscuro de la calle6: A Change is GonnaCome, la composición de Sam Cooke, la estrella más deslumbrantede la constelación pop,es nuestra canción. Fue publicada en Ain’t ThatGood News, el último álbum grabado en estudio por Cooke, en 1964,el año de la gran ruptura cultural que aconteció en las sociedades tar-doliberales.

Esa dificultad acumulada, añadida —el hecho de defender perspec-tivas estéticas y éticas normalizadas en las sociedades avanzadas y extra-ñas todavía aquí—, esa disyunción cultural, sigue siendo un problemaintergeneracional de gran relevancia sociocultural y política en nuestropaís (aunque no tanto como a finales de los sesenta) y, exageradamen-te, en nuestra cotidianidad autonómica, aunque este asunto clave de lamodernidad no se expresa actualmente en la periferia con el drama -tismo de antaño, pues la vida humana, en ese país de países que es larepublica cosmopolita7, ya no es la misma (la interacción planetaria seha acelerado de manera asombrosa en los últimos sesenta años).

Quizás fuera aquella maravillosa canción que alumbró mi/nuestrainfancia, Stranger in Paradise8, que grabó el inimitable Tony Bennett en elaño 1953, cuando vine a este caos-mundo ordenado9, la culpable deesta estupefacción mundializada. Y en 1966, el hit número uno de laextrañeza: Frank Sinatra con Strangers in the Night (Kaempfert-Singleton-Snyder, Reprise) —todavía conservo el single que Hispa vox

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publicó en nuestro país—, con su Dooby dooby doo, nos remató (aunquemi Sinatra preferido es el de las grabaciones realizadas para el selloCapitol entre 1951 y 1963, uno de los momentos dorados de la músi-ca popular moderna del pasado siglo).

La marginación del capital cultural extrañado que emerge tras lagran quiebra operada en el mundo después del fin de la SegundaGuerra Mundial, insisto, sigue siendo un inconveniente estructural degran calado nacional, que se ha agravado en estos últimos quince añostras la depresión económica de los noventa10: el referente es el dinero,querido, y tú eres un paria idealista, un mensajero del pasado, veníana decirte aquellos que hoy están con la soga al cuello y preguntandoahora, sotto voce, quién es quién en el mundo de la cultura: el refe rente,querido camarada, me decía alguna sombra del pasado, es la econo-mía, y no la cultura, una disciplina que progresivamente ha ido per -diendo su carácter de ciencia social para, de ese modo, entrar, ilu sa - mente, en el universo teórico-empírico de la ciencia natural, unapatraña epistemológica descomunal que, con sus seudoprediccionesinteresadas, ha llevado al mundo a una catástrofe congelada de conse-cuencias imprevisibles.

Demasiada economía y poca cultura. O demasiada economía de lacultura y escasa, o nula, autocultivación del sujeto: un divorcio suicida,cuando son realidades complementarias, que explica la profunda deses-tructuración que la sociedad española ha experimentado en este perío-do de crecimiento ficticio: si hubieran contado con los extraños noshubiera ido mejor a todos (como así ha sucedido en todas las sociedadesque han asumido la modernidad). De normalización y reconocimientodel extrañamiento hablamos, por tanto.

Pero hay otras razones, de carácter histórico-temporal y cognitivo,conectadas con esta última observación, de carácter autobiográfico,

17 Recapitulación

pugnaba por un país libre y civilizado: y ese es un hándicap ético quearrastramos muchos de los que estuvimos allí y nos acordamos de ello,por emplear el eslogan de Joe Boyd3,que todavía seguimos aquí.

El renombrado, merecidamente, poema Elegía y recuerdo de la can-ción francesa de Jaime Gil de Biedma4, no sirve a nosotros, hijos de laposmodernidad, hecho cultural5 del que tuvimos conocimiento tarde,para no variar. Nos gusta, cómo no, la vieja canción francesa, pero nosconcierne más el soul, el extremo oscuro de la calle6: A Change is GonnaCome, la composición de Sam Cooke, la estrella más deslumbrantede la constelación pop,es nuestra canción. Fue publicada en Ain’t ThatGood News, el último álbum grabado en estudio por Cooke, en 1964,el año de la gran ruptura cultural que aconteció en las sociedades tar-doliberales.

Esa dificultad acumulada, añadida —el hecho de defender perspec-tivas estéticas y éticas normalizadas en las sociedades avanzadas y extra-ñas todavía aquí—, esa disyunción cultural, sigue siendo un problemaintergeneracional de gran relevancia sociocultural y política en nuestropaís (aunque no tanto como a finales de los sesenta) y, exageradamen-te, en nuestra cotidianidad autonómica, aunque este asunto clave de lamodernidad no se expresa actualmente en la periferia con el drama -tismo de antaño, pues la vida humana, en ese país de países que es larepublica cosmopolita7, ya no es la misma (la interacción planetaria seha acelerado de manera asombrosa en los últimos sesenta años).

Quizás fuera aquella maravillosa canción que alumbró mi/nuestrainfancia, Stranger in Paradise8, que grabó el inimitable Tony Bennett en elaño 1953, cuando vine a este caos-mundo ordenado9, la culpable deesta estupefacción mundializada. Y en 1966, el hit número uno de laextrañeza: Frank Sinatra con Strangers in the Night (Kaempfert-Singleton-Snyder, Reprise) —todavía conservo el single que Hispa vox

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verdadera razón de ser del arte, una clase literaria apabullante enlogros formales y temáticos, en combinaciones experiencia-conoci-miento-estilo en verdad magistrales: Rainer M. Rilke, Franz Kafka,Joseph Roth, Robert Walser, Robert Musil, Karl Kraus, HermanBroch, Georg Trakl, Elias Canetti, Gertrude Stein, James Joyce, EzraPound, T. S. Eliot, Wistan H. Auden, D. H. Lawrence, FernandoPessoa, Antonin Artaud, Louis F. Céline, Raymond Roussel, AlbertCamus, Julien Gracq, Georges Perec, Willian Faulkner, VladimirNabokov, J. D. Salinger, Richard Wright, Ralph Ellison, Carson McCullers, John Ashbery, Robert Creeley, Thomas Pynchon, WillianGaddis, Samuel Beckett, Thomas Bernhard, Hartmut Lange, PeterHandke, W. G. Sebald, Raymond Carver, Cormack McCarthy, DonDeLillo y mu chos más… La senda del extrañamiento. Y en mi memoriapersonal, el Julio Cortázar de La vuelta al día en ochenta mundos15 yÚltimo round16, donde define su concepción de la experiencia litera-ria como un acto de extrañamiento/excentricidad, y la Susan Sontagde Contra la interpretación17.

Pero este itinerario sobre el extrañamiento no quedaría ultimadosin referirme a la observación participante, ese método de investiga-ción social definido teórica y empíricamente por sociólogos y antropó-logos que nos ha permitido conocer tanto el comportamiento desvia-do moderno como el mundo cultural del Otro. De BronislawMalinowski a Aaron V. Cicourel, por nombrar a dos investigadoressociales relevantes en este ámbito de la exploración social, la observa-ción participante, la lógica investigadora que permite al observadorrelacionarse cara a cara con lo(s) observado(s) y recoger datos en elcontexto que se observa (del que forma parte), produciendo, de esemodo, observaciones enmarcadas, ha superado la visión del científicosocial como un extraño que irrumpe en la vida cotidiana del resto.

19 Recapitulación

que justifican, a nivel reflexivo, el título de este libro. Toda esa familiaverbal del extrañamiento (alienación/enajenación/desplazamien -to/discriminación/marginación/aniquilación), ha sido estrujada almáximo por filósofos y científicos sociales tan variados como GeorgW. F. Hegel, Ludwig Feuerbach y Karl Marx, Georg Simmel, EmileDurkheim, Max Weber, Theodor Adorno, Walter Benjamin y AlfredSchutz, Claude Levi-Strauss y Clifford Geertz, Herbert Marcuse,Erving Goffman, Michel Foucault, Howard S. Becker y Ned Polsky,Norbert Elias y Robert Blauner, Peter L. Berger y Peter Sloterdijk,Tzvetan Todorov, Michel de Certeau, Richard Sennett y ZygmuntBauman. Procede colegir de esta proliferación discursiva, en conse-cuencia, que este asunto del extrañamiento es uno de los subtextosprincipales de la modernidad.

El sujeto (pos)moderno, forjado en la ciudad, ha sido multi-inter-pretado, como corresponde a la diversidad de facetas (trabajo, con-sumo, familia, sexualidad, cultura, vida cotidiana, pluralismo, secu-larización…) que han configurado su compleja identidad11. Y en esecontexto, el extrañamiento constituye una regularidad del sueño dela sociedad industrial y de su post correspondiente, un sueño histó-rico que ha albergado tanto a la alucinación totalitaria como a laemancipación democrática del sujeto y que, también, ha espoleadoel lema horaciano del sapere aude12, que hizo suyo la Ilustración,como nunca hizo hasta ahora otra formación social conocida aun - que, como el arco y la lira de Heráclito13, esta construcción social haencontrado su opuesto en la pesadilla burocrática que tan luci -damente advirtieron, a través de medios expresivos diferenciados,Max Weber y Franz Kafka.

Y así, esta configuración social ha producido una literatura delextrañamiento, connotación que era para Victor Shklovski14 la

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verdadera razón de ser del arte, una clase literaria apabullante enlogros formales y temáticos, en combinaciones experiencia-conoci-miento-estilo en verdad magistrales: Rainer M. Rilke, Franz Kafka,Joseph Roth, Robert Walser, Robert Musil, Karl Kraus, HermanBroch, Georg Trakl, Elias Canetti, Gertrude Stein, James Joyce, EzraPound, T. S. Eliot, Wistan H. Auden, D. H. Lawrence, FernandoPessoa, Antonin Artaud, Louis F. Céline, Raymond Roussel, AlbertCamus, Julien Gracq, Georges Perec, Willian Faulkner, VladimirNabokov, J. D. Salinger, Richard Wright, Ralph Ellison, Carson McCullers, John Ashbery, Robert Creeley, Thomas Pynchon, WillianGaddis, Samuel Beckett, Thomas Bernhard, Hartmut Lange, PeterHandke, W. G. Sebald, Raymond Carver, Cormack McCarthy, DonDeLillo y mu chos más… La senda del extrañamiento. Y en mi memoriapersonal, el Julio Cortázar de La vuelta al día en ochenta mundos15 yÚltimo round16, donde define su concepción de la experiencia litera-ria como un acto de extrañamiento/excentricidad, y la Susan Sontagde Contra la interpretación17.

Pero este itinerario sobre el extrañamiento no quedaría ultimadosin referirme a la observación participante, ese método de investiga-ción social definido teórica y empíricamente por sociólogos y antropó-logos que nos ha permitido conocer tanto el comportamiento desvia-do moderno como el mundo cultural del Otro. De BronislawMalinowski a Aaron V. Cicourel, por nombrar a dos investigadoressociales relevantes en este ámbito de la exploración social, la observa-ción participante, la lógica investigadora que permite al observadorrelacionarse cara a cara con lo(s) observado(s) y recoger datos en elcontexto que se observa (del que forma parte), produciendo, de esemodo, observaciones enmarcadas, ha superado la visión del científicosocial como un extraño que irrumpe en la vida cotidiana del resto.

19 Recapitulación

que justifican, a nivel reflexivo, el título de este libro. Toda esa familiaverbal del extrañamiento (alienación/enajenación/desplazamien -to/discriminación/marginación/aniquilación), ha sido estrujada almáximo por filósofos y científicos sociales tan variados como GeorgW. F. Hegel, Ludwig Feuerbach y Karl Marx, Georg Simmel, EmileDurkheim, Max Weber, Theodor Adorno, Walter Benjamin y AlfredSchutz, Claude Levi-Strauss y Clifford Geertz, Herbert Marcuse,Erving Goffman, Michel Foucault, Howard S. Becker y Ned Polsky,Norbert Elias y Robert Blauner, Peter L. Berger y Peter Sloterdijk,Tzvetan Todorov, Michel de Certeau, Richard Sennett y ZygmuntBauman. Procede colegir de esta proliferación discursiva, en conse-cuencia, que este asunto del extrañamiento es uno de los subtextosprincipales de la modernidad.

El sujeto (pos)moderno, forjado en la ciudad, ha sido multi-inter-pretado, como corresponde a la diversidad de facetas (trabajo, con-sumo, familia, sexualidad, cultura, vida cotidiana, pluralismo, secu-larización…) que han configurado su compleja identidad11. Y en esecontexto, el extrañamiento constituye una regularidad del sueño dela sociedad industrial y de su post correspondiente, un sueño histó-rico que ha albergado tanto a la alucinación totalitaria como a laemancipación democrática del sujeto y que, también, ha espoleadoel lema horaciano del sapere aude12, que hizo suyo la Ilustración,como nunca hizo hasta ahora otra formación social conocida aun - que, como el arco y la lira de Heráclito13, esta construcción social haencontrado su opuesto en la pesadilla burocrática que tan luci -damente advirtieron, a través de medios expresivos diferenciados,Max Weber y Franz Kafka.

Y así, esta configuración social ha producido una literatura delextrañamiento, connotación que era para Victor Shklovski14 la

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literarias alcanzaran un cierto grado de armonía (después de cono-cer la extraña experiencia de la diferencia). Creo que esta es una delas tareas del ensayo como forma literaria: combinar recursos expre-sivos diversos, amalgamar datos e intelecciones de forma imagina -tiva, sin las servidumbres que el método científico requiere, y, demodo especial, cabalgar por el mundo de la palabra como si del des-ierto se tratara, esperando que el sol te ciegue y que la oscuridad tecongele.

Pensamientos y variaciones literarias

El libro está dividido en varios apartados temáticos (en su sentidopuramente taxónomico). El primero, «Pensamientos cruzados», giraen torno a la pertinencia del pensamiento y de la teoría como recursosiluminadores de la existencia humana. La metateoría, como el meta-lenguaje, ha enriquecido nuestra visión sobre la contemporaneidad.Sin embargo, soy partidario de reconstruir la mirada analítica, tantopuramente pensativa como teórico-empírica, recuperando la transpa-rencia conceptual. Tras la saturación lingüística del pensamiento quese mira a sí mismo, después de la multiplicación histérica de los girosdiscursivos y la atomización del logos en la sociedad del espectáculo,con esa obscena mezcolanza de doxa y episteme que define su sentido,ha llegado el momento de producir una nueva síntesis, una nueva luzorientadora, sinérgica19.

Creo que el pensamiento complejo —el artículo «La vida es unrayo inteligente» gira en torno a Gregory Bateson, uno de los magos deeste paradigma, el Duchamp de la ciencia social— puede ser el goznede una ciencia decididamente humanista, cósmica, novísima, transdis-ciplinar. Pienso que el mundo que habitamos, que ha sobrepasado concreces los límites diseñados por la Ilustración y la utopía positivista,requiere modelos cognitivos y operativos convergentes, cooperativos,

21 Recapitulación

Las herramientas lógicas y metodológicas de la observación partici-pante han sido para mí de gran ayuda para comprender, en el sentidode Verstehen, desde dentro, los universos culturales y estéticos sobrelos cuales he realizado mi actividad investigadora en esa rama interdis-ciplinar de la Sociología que es la Sociología del Arte y la Cultura.

La organización de exposiciones de arte contemporáneo y con-ciertos de música (del siglo veinte sobre todo), que he agenciado, lapráctica de la crítica de arte, el haber formado parte activa delmundo del arte18, la experiencia de entrevistar a creadores, en algu-nos casos grandes protagonistas de la creatividad estética del pasadosiglo, y convivir/conversar con ellos, amén de mi propia vivenciacomo escritor de poesía entre 1977 y 1992, además de enriquecer-me a nivel personal y haber diversificado mi trayectoria profesional,me han facilitado una visión situada de la cuestión sobre la que traba-jo desde hace casi treinta años: las correspondencias entre las artesy el pensamiento en la segunda mitad del siglo veinte, la observacióne interpretación de sus marcos analógicos desde una perspectivatransdisciplinar, un universo cultural caracterizado por una tensióndentro-fuera constante y enmarañada (bohemia/vanguardia/contra-cultura-instituciones/sistema/establishment) y unos modos y méto-dos reflexivos y de acción, en el ámbito del pensamiento, la crea-ción artística y la vida cotidiana, ciertamente excéntricos.

Esta colección de fragmentos, ensayos cortos primordialmente, yartículos, son, por ello, derivaciones libres de mi trabajo como cien-tífico social. Y digo libres porque si bien es notoria la presencia dellenguaje formal característico de la ciencia social en dichos textos,busqué de forma deliberada en ellos que este modo de decir y hacercolisionara con la aproximación narrativa y el impulso poético, paraque, tras el choque intertextual correspondiente, todas esas formas

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literarias alcanzaran un cierto grado de armonía (después de cono-cer la extraña experiencia de la diferencia). Creo que esta es una delas tareas del ensayo como forma literaria: combinar recursos expre-sivos diversos, amalgamar datos e intelecciones de forma imagina -tiva, sin las servidumbres que el método científico requiere, y, demodo especial, cabalgar por el mundo de la palabra como si del des-ierto se tratara, esperando que el sol te ciegue y que la oscuridad tecongele.

Pensamientos y variaciones literarias

El libro está dividido en varios apartados temáticos (en su sentidopuramente taxónomico). El primero, «Pensamientos cruzados», giraen torno a la pertinencia del pensamiento y de la teoría como recursosiluminadores de la existencia humana. La metateoría, como el meta-lenguaje, ha enriquecido nuestra visión sobre la contemporaneidad.Sin embargo, soy partidario de reconstruir la mirada analítica, tantopuramente pensativa como teórico-empírica, recuperando la transpa-rencia conceptual. Tras la saturación lingüística del pensamiento quese mira a sí mismo, después de la multiplicación histérica de los girosdiscursivos y la atomización del logos en la sociedad del espectáculo,con esa obscena mezcolanza de doxa y episteme que define su sentido,ha llegado el momento de producir una nueva síntesis, una nueva luzorientadora, sinérgica19.

Creo que el pensamiento complejo —el artículo «La vida es unrayo inteligente» gira en torno a Gregory Bateson, uno de los magos deeste paradigma, el Duchamp de la ciencia social— puede ser el goznede una ciencia decididamente humanista, cósmica, novísima, transdis-ciplinar. Pienso que el mundo que habitamos, que ha sobrepasado concreces los límites diseñados por la Ilustración y la utopía positivista,requiere modelos cognitivos y operativos convergentes, cooperativos,

21 Recapitulación

Las herramientas lógicas y metodológicas de la observación partici-pante han sido para mí de gran ayuda para comprender, en el sentidode Verstehen, desde dentro, los universos culturales y estéticos sobrelos cuales he realizado mi actividad investigadora en esa rama interdis-ciplinar de la Sociología que es la Sociología del Arte y la Cultura.

La organización de exposiciones de arte contemporáneo y con-ciertos de música (del siglo veinte sobre todo), que he agenciado, lapráctica de la crítica de arte, el haber formado parte activa delmundo del arte18, la experiencia de entrevistar a creadores, en algu-nos casos grandes protagonistas de la creatividad estética del pasadosiglo, y convivir/conversar con ellos, amén de mi propia vivenciacomo escritor de poesía entre 1977 y 1992, además de enriquecer-me a nivel personal y haber diversificado mi trayectoria profesional,me han facilitado una visión situada de la cuestión sobre la que traba-jo desde hace casi treinta años: las correspondencias entre las artesy el pensamiento en la segunda mitad del siglo veinte, la observacióne interpretación de sus marcos analógicos desde una perspectivatransdisciplinar, un universo cultural caracterizado por una tensióndentro-fuera constante y enmarañada (bohemia/vanguardia/contra-cultura-instituciones/sistema/establishment) y unos modos y méto-dos reflexivos y de acción, en el ámbito del pensamiento, la crea-ción artística y la vida cotidiana, ciertamente excéntricos.

Esta colección de fragmentos, ensayos cortos primordialmente, yartículos, son, por ello, derivaciones libres de mi trabajo como cien-tífico social. Y digo libres porque si bien es notoria la presencia dellenguaje formal característico de la ciencia social en dichos textos,busqué de forma deliberada en ellos que este modo de decir y hacercolisionara con la aproximación narrativa y el impulso poético, paraque, tras el choque intertextual correspondiente, todas esas formas

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Ese instituto fue el lugar que me proyectó a la vida: allí conocí a unchico, Luis Gerardo Aja, hermano de Elíseo Aja, hoy catedrático deDerecho Constitucional de la Universidad de Barcelona, al que perdi-mos en un trágico accidente, que me dejó los Manuscritos de CarlosMarx, el libro Sociología de Max Weber de Julien Freund y algo que norecuerdo de Sigmund Freud…, oh, una explicación sobre el sexo y elinconsciente: qué descubrimiento tan bueno. Y cambió mi vida parasiempre (ver nota 2). En ese instituto conocí a Rogelio Olavarri, amigofraternal, de cuya compañía y aliento he disfrutado y aprendido desdeentonces, y a Miguel Ángel Pesquera, con quien me reencontré comojefe (presidente de la Junta del Puerto de Santander durante mis añosde vinculación a ese organismo) mucho tiempo después, y a quiendebo agradecer que me permitiera expandir mi primer proyecto cul-tural institucional.

En esta sección figuran ensayos sobre algunos de mis escritores, crí-ticos y ensayistas preferidos. Quisiera destacar en esta introducción, elensayo sobre Kenneth Burke —titulado De la imaginación como estrate-gia situada—, no tanto por su calidad, que en modo alguno me corres-ponde juzgar, cuanto por el hecho de ser un bien escaso en las publica-ciones españolas, ya que es un autor poco traducido (en 2003 laeditorial Antonio Machado subsanaba de algún modo esta carenciacrónica publicando La filosofía de la forma literaria y otros estudios sobre laacción simbólica) y citado, tal vez ignorado, en nuestro país —comoSuzanne K. Langer, el John Dewey de Art as Experience y una buenaparte de la obra de los New York Intellectuals—, un hecho lamentablepues estamos ante una de las personalidades intelectuales más fascinan-tes del pasado siglo, un escritor pluridimensional que creó un aparatoconceptual, analítico y crítico de una gran originalidad, pero que, sor-prendentemente, ha sido confinado por la maquinaria burocrática del

23 Recapitulación

persistentes, horizontales y, finalmente, heterónomos para, así, vivir enuna incertidumbre confortable, en un mundo atemperado.

En la sociedad del conocimiento, la construcción de espacios posdis-ciplinares de reflexión y acción artística es uno de los proyectos cultu-rales a impulsar y nutrir pues pueden ser elementos contributivos deprimera magnitud en la confección de un mundo (cibernético) que denuevo, como ya sucediera en el Renacimiento, está creando una nuevasutura pensamiento-arte-ciencia-vida. Una larga tradición nos ampara.Space Is the Place, nos dijo Sun Ra.

El siguiente capítulo, «Nadie es una isla», recoge los ensayos relacio-nados con la literatura, parcialmente publicados en la revista Edades(volumen 10, Santander, 2002). El rótulo de este capítulo, ya lo habráreconocido el lector avezado, está entresacado de un verso de JohnDonne. La primera vez que leí esa meditación, con quince años, fue enla introducción de Por quien doblan las campanas, de Ernest Hemingway(un libro que me entretuvo mucho y me hizo preguntarme muchascosas sobre la Guerra Civil española, aquel suicidio colectivo relatadocomo una cruzada20 por la combinatoria Iglesia/Estado que tiranizabaEspaña entonces). Hoy puedo asegurar que aquel poema me lanzóhacia la escritura. En el artículo «Steiner y la utopía del domingo»retomó esa idea poética y existencial para encuadrar la reflexión delideador de la extraterritorialidad acerca de las nuevas quimeras de lasociedad poscultural.

Aquel fragmento poético, así como El ciprés de Silos de Gerardo Diego,fueron poemas de iniciación, de adicción a la literatura, dependencia en la que jugó después un papel preponderante Víctor García de laConcha, profesor de literatura del Instituto José María de Pereda (ytambién en lo que a los clásicos griegos se refiere, Eduardo ObregónBarreda).

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Ese instituto fue el lugar que me proyectó a la vida: allí conocí a unchico, Luis Gerardo Aja, hermano de Elíseo Aja, hoy catedrático deDerecho Constitucional de la Universidad de Barcelona, al que perdi-mos en un trágico accidente, que me dejó los Manuscritos de CarlosMarx, el libro Sociología de Max Weber de Julien Freund y algo que norecuerdo de Sigmund Freud…, oh, una explicación sobre el sexo y elinconsciente: qué descubrimiento tan bueno. Y cambió mi vida parasiempre (ver nota 2). En ese instituto conocí a Rogelio Olavarri, amigofraternal, de cuya compañía y aliento he disfrutado y aprendido desdeentonces, y a Miguel Ángel Pesquera, con quien me reencontré comojefe (presidente de la Junta del Puerto de Santander durante mis añosde vinculación a ese organismo) mucho tiempo después, y a quiendebo agradecer que me permitiera expandir mi primer proyecto cul-tural institucional.

En esta sección figuran ensayos sobre algunos de mis escritores, crí-ticos y ensayistas preferidos. Quisiera destacar en esta introducción, elensayo sobre Kenneth Burke —titulado De la imaginación como estrate-gia situada—, no tanto por su calidad, que en modo alguno me corres-ponde juzgar, cuanto por el hecho de ser un bien escaso en las publica-ciones españolas, ya que es un autor poco traducido (en 2003 laeditorial Antonio Machado subsanaba de algún modo esta carenciacrónica publicando La filosofía de la forma literaria y otros estudios sobre laacción simbólica) y citado, tal vez ignorado, en nuestro país —comoSuzanne K. Langer, el John Dewey de Art as Experience y una buenaparte de la obra de los New York Intellectuals—, un hecho lamentablepues estamos ante una de las personalidades intelectuales más fascinan-tes del pasado siglo, un escritor pluridimensional que creó un aparatoconceptual, analítico y crítico de una gran originalidad, pero que, sor-prendentemente, ha sido confinado por la maquinaria burocrática del

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persistentes, horizontales y, finalmente, heterónomos para, así, vivir enuna incertidumbre confortable, en un mundo atemperado.

En la sociedad del conocimiento, la construcción de espacios posdis-ciplinares de reflexión y acción artística es uno de los proyectos cultu-rales a impulsar y nutrir pues pueden ser elementos contributivos deprimera magnitud en la confección de un mundo (cibernético) que denuevo, como ya sucediera en el Renacimiento, está creando una nuevasutura pensamiento-arte-ciencia-vida. Una larga tradición nos ampara.Space Is the Place, nos dijo Sun Ra.

El siguiente capítulo, «Nadie es una isla», recoge los ensayos relacio-nados con la literatura, parcialmente publicados en la revista Edades(volumen 10, Santander, 2002). El rótulo de este capítulo, ya lo habráreconocido el lector avezado, está entresacado de un verso de JohnDonne. La primera vez que leí esa meditación, con quince años, fue enla introducción de Por quien doblan las campanas, de Ernest Hemingway(un libro que me entretuvo mucho y me hizo preguntarme muchascosas sobre la Guerra Civil española, aquel suicidio colectivo relatadocomo una cruzada20 por la combinatoria Iglesia/Estado que tiranizabaEspaña entonces). Hoy puedo asegurar que aquel poema me lanzóhacia la escritura. En el artículo «Steiner y la utopía del domingo»retomó esa idea poética y existencial para encuadrar la reflexión delideador de la extraterritorialidad acerca de las nuevas quimeras de lasociedad poscultural.

Aquel fragmento poético, así como El ciprés de Silos de Gerardo Diego,fueron poemas de iniciación, de adicción a la literatura, dependencia en la que jugó después un papel preponderante Víctor García de laConcha, profesor de literatura del Instituto José María de Pereda (ytambién en lo que a los clásicos griegos se refiere, Eduardo ObregónBarreda).

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Ellington, Modern Jazz Quartet, Ella Fitzgerald, Stan Getz, AntonioCarlos Jobim, Sergio Mendes, Burt Bacharach (que le encantaba),Frank Sinatra, Ray Charles, Elvis Presley, The Beach Boys, Pérez Prado,Gloria Lasso, Françoise Hardy, Luigi Tenco…

Este vínculo familiar ha sido decisivo en mi vida porque, más allá de los sentimientos, me trasmitió una concepción plural y abierta de la música: cuando fui nombrado director del Aula de Música de laUniversidad de Cantabria por el rector Federico Gutiérrez Solana en 2006, diseñé un proyecto, del que hablaré más adelante, que guardauna estrecha correspondencia con aquel aprendizaje de infancia. Luego,con la pubertad, vinieron los discos, Alba Films y Alegría, los concier -tos del Teatro Pereda y las boîtes, la radio, Luxemburgo por supuesto —aun con interferencias: nos hicieron aficionados a la música concretasin pretenderlo—, y, cómo no, los diversos programas de Ángel Álva-rez, las revistas, Fonorama y algunos Salut les copains que caían de vez en cuando y aquella televisión... Escala en Hi Fi y Tele-Ritmo, el tedio, siem-pre esperando que saliera algo interesante de allí. Algu nos de losmomentos más gratos de mi vida los he pasado comprando —Swing, Andorra, los buenos tiempos del vinilo— y escuchando mú -sica con personas como Toño Cosme, Edward Fuente, Enrique Bolado,Ramón Alvarez y Luis Avín, grandes connoisseurs, con quienes he disfru-tado y aprendido al límite. Y, por supuesto, los conciertos, esas situacio-nes escénicas suspendidas en el espacio: han sido muchos y en lugaresbien distintos. Pero de todos ellos, uno por encima de todos: ArtPepper en el Festival de Jazz de San Sebastian (1981), un milagro.

La mayoría de los textos de este apartado están dedicados a diferen-tes músicos de jazz, forma artística a la que he dedicado una granparte de mi tiempo como aficionado, gestor cultural e investigador(en mi tesina de licenciatura (1985), en mi tesis doctoral (1994) y en

25 Recapitulación

conocimiento global a un distrito cultural insólito, innominado, otraforma de destierro, donde habitan los llamados autores de culto (quéinfortunio). Burke es uno de mis maître à penser.

Modos sónicos y acciones artísticas

El apartado dedicado a la música se titula como la canción que másgustaba —me encantaba igualmente Telstar, la composición de JoeMeek interpretada por The Tornados— a aquel quinceañero que serepetía una y otra vez aquello de que nadie es una isla y que leía albo-rozado Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain: El sol no brilla-rá nunca más, es decir, The Sun Ain�t Gonna Shine (Anymore), la maravillosacanción escrita por una pareja de compositores brillantes, que asocia-mos a The Four Seasons, Bob Crewe y Bob Gaudio, que inmortaliza-ron The Walker Brothers, es decir, la voz de Scott Engel, más conoci-do como Scott Walker, uno de los grandes artistas que ha dado lacultura pop (sus cuatro discos de Fontana 1967-69 y sus dos últimasproducciones, Tilt (1995) y The Drift (2009), se encuentran entre mispreferidos en esta zona de la música de las últimas seis décadas: unavoz prodigiosa, un compositor excelso, una actitud íntegra, una evolu-ción musical admirable).

Mi relación con la música proviene de la infancia. Una de mis ruti-nas en esa etapa de la vida era echar a correr hacia la casa de mi primo,también vecino, Manuel Rodríguez López (R. I. P.), pianista de conser-vatorio, miembro de Los Danyer, que fue uno de los primeros gruposde rock and roll de Santander. Vivió y trabajó en Londres (de dondetraía discos no distribuidos en España en aquel momento), Palma deMallorca y Gran Canaria, isla en la que falleció. Recuerdo aquellas tar-des, sentado en el sofá de la sala de su casa, mientras ensayaba, comouno de los momentos más felices de mi vida. Allí escuchaba de todo:Juan Sebastian Bach, Wolfgang A. Mozart, Franz Schubert, Duke

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Ellington, Modern Jazz Quartet, Ella Fitzgerald, Stan Getz, AntonioCarlos Jobim, Sergio Mendes, Burt Bacharach (que le encantaba),Frank Sinatra, Ray Charles, Elvis Presley, The Beach Boys, Pérez Prado,Gloria Lasso, Françoise Hardy, Luigi Tenco…

Este vínculo familiar ha sido decisivo en mi vida porque, más allá de los sentimientos, me trasmitió una concepción plural y abierta de la música: cuando fui nombrado director del Aula de Música de laUniversidad de Cantabria por el rector Federico Gutiérrez Solana en 2006, diseñé un proyecto, del que hablaré más adelante, que guardauna estrecha correspondencia con aquel aprendizaje de infancia. Luego,con la pubertad, vinieron los discos, Alba Films y Alegría, los concier -tos del Teatro Pereda y las boîtes, la radio, Luxemburgo por supuesto —aun con interferencias: nos hicieron aficionados a la música concretasin pretenderlo—, y, cómo no, los diversos programas de Ángel Álva-rez, las revistas, Fonorama y algunos Salut les copains que caían de vez en cuando y aquella televisión... Escala en Hi Fi y Tele-Ritmo, el tedio, siem-pre esperando que saliera algo interesante de allí. Algu nos de losmomentos más gratos de mi vida los he pasado comprando —Swing, Andorra, los buenos tiempos del vinilo— y escuchando mú -sica con personas como Toño Cosme, Edward Fuente, Enrique Bolado,Ramón Alvarez y Luis Avín, grandes connoisseurs, con quienes he disfru-tado y aprendido al límite. Y, por supuesto, los conciertos, esas situacio-nes escénicas suspendidas en el espacio: han sido muchos y en lugaresbien distintos. Pero de todos ellos, uno por encima de todos: ArtPepper en el Festival de Jazz de San Sebastian (1981), un milagro.

La mayoría de los textos de este apartado están dedicados a diferen-tes músicos de jazz, forma artística a la que he dedicado una granparte de mi tiempo como aficionado, gestor cultural e investigador(en mi tesina de licenciatura (1985), en mi tesis doctoral (1994) y en

25 Recapitulación

conocimiento global a un distrito cultural insólito, innominado, otraforma de destierro, donde habitan los llamados autores de culto (quéinfortunio). Burke es uno de mis maître à penser.

Modos sónicos y acciones artísticas

El apartado dedicado a la música se titula como la canción que másgustaba —me encantaba igualmente Telstar, la composición de JoeMeek interpretada por The Tornados— a aquel quinceañero que serepetía una y otra vez aquello de que nadie es una isla y que leía albo-rozado Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain: El sol no brilla-rá nunca más, es decir, The Sun Ain�t Gonna Shine (Anymore), la maravillosacanción escrita por una pareja de compositores brillantes, que asocia-mos a The Four Seasons, Bob Crewe y Bob Gaudio, que inmortaliza-ron The Walker Brothers, es decir, la voz de Scott Engel, más conoci-do como Scott Walker, uno de los grandes artistas que ha dado lacultura pop (sus cuatro discos de Fontana 1967-69 y sus dos últimasproducciones, Tilt (1995) y The Drift (2009), se encuentran entre mispreferidos en esta zona de la música de las últimas seis décadas: unavoz prodigiosa, un compositor excelso, una actitud íntegra, una evolu-ción musical admirable).

Mi relación con la música proviene de la infancia. Una de mis ruti-nas en esa etapa de la vida era echar a correr hacia la casa de mi primo,también vecino, Manuel Rodríguez López (R. I. P.), pianista de conser-vatorio, miembro de Los Danyer, que fue uno de los primeros gruposde rock and roll de Santander. Vivió y trabajó en Londres (de dondetraía discos no distribuidos en España en aquel momento), Palma deMallorca y Gran Canaria, isla en la que falleció. Recuerdo aquellas tar-des, sentado en el sofá de la sala de su casa, mientras ensayaba, comouno de los momentos más felices de mi vida. Allí escuchaba de todo:Juan Sebastian Bach, Wolfgang A. Mozart, Franz Schubert, Duke

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del arte, no evoluciona de modolineal: de Malévich no se pasó deforma automática al arte desmate-rializado22.

Las nuevas estrategias artísticasdevienen en la década de los sesen-ta/setenta tras la explosión delexpresionismo abstracto, el mini-mal y el arte pop, formas expresi-vas todas ellas que revivieron a lapintura, al cuadro, como arte trasel fin de la Segunda Guerra Mundial (aunque el nacimiento del happe-ning, un suceso coetáneo al despliegue de los estilos reseñados, relati-vizó el alcance de aquella renovación pictórica).Después de la oleadaanti-lienzo de los sesenta/setenta, la pintura renació de nuevo comopráctica significante hegemónica en los ochenta. ¿Regresará otra vez?Me parece que este viejo juego se ha acabado. Afortunadamente, porcierto, pues la gran cuestión del arte hoy, ya lo sabemos, no radicatanto en los medios e instrumentos cuanto en las ideas y los procesos.Haz lo que corresponda.

Malévich, que también pintó Caballería roja (1932), fue uno de losartistas que hizo posible que la genialidad extrañada emergiera en elcampo del arte de nuestro tiempo, un tipo de comportamiento creati-vo característico de las sociedades modernas contagiadas por la anomia, que se mueve en silencio, alrededor de la media noche (está dentro y fuera del sistema, nunca fuerza las situaciones, actúa sinvoluntad de poder, crece en los márgenes, se distancia de la situación,sabe que la asimilación de su obra exige un tiempo de maduracióncultural, se pierde y retorna, se ausenta, incluso desaparece).

27 Recapitulación

diversos artículos en revistas y conferencias, además de en los ensayosque se publican en este libro).

En este lote también se incluyen un ensayo sobre Tom Waits y otrosobre Glenn Gould, músico al que he prestado una gran atencióndesde que adquirí en Laínz, a finales de los setenta, las memorablesSuites Inglesas de Juan Sebastian Bach que grabó para CBS.Asimismo,quisiera resaltar el artículo sobre Giuseppi Logan: al parecer, fue redes-cubierto en 2007 por el multi-instrumentista Matt Lavelle en la tien-da de música Sam Ash, en Manhattan, cuando fue a comprar una cañapara su saxo alto, tras cuatro décadas de vivir como un clochard, de resi-dir en instituciones mentales y de tocar en parques y esquinas. Su vuel-ta a la vida pública (reapareció en el Vision Festival de 2008) y discográ-fica (Giuseppi Logan Quintet, Tompkins Square, 2010) ha sido una delas mejores noticias que he leído en los dos últimos años.

El siguiente bloque de textos se titula Cuadrado negro sobre fondoblanco (1913), un cuadro de Kasimir Malévich que fue decisivo en laconstrucción de las vanguardias que cambiaron el signo del arte del sigloveinte. Presentado en Petrogrado en 191521 en la exposición 0.10, subti-tulada La última exposición futurista de pinturas, constituye el momento fun-dacional del Suprematismo. Es la obra concluyente del concepto shklovs-kyano de ostranenie (extra ñamiento), una obra que representa el triunfodel procedimiento artístico, en tanto que acontecimiento formal comple-jo liberado de la influencia de los objetos cotidianos y la naturaleza.

Tanto Victor Shklovsky como Roman Jakobson fueron apasionadosdefensores del Suprematismo de Malévich, quien, con esta obra, situóa la pintura en el límite de sus po sibilidades como disciplina artística.Resulta interesante reconocer, tantos años después, que el arte, comolas contingencias sociales que enmarcan su mise en scène, y aquí radicauno de los defectos primordiales de la sociología histórica marxista

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Exposición Realidad abstracta de Albert y MarkusOelhen. Santander. Nave Sotoliva, agosto 1990. Foto Pedro F. Palazuelos

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del arte, no evoluciona de modolineal: de Malévich no se pasó deforma automática al arte desmate-rializado22.

Las nuevas estrategias artísticasdevienen en la década de los sesen-ta/setenta tras la explosión delexpresionismo abstracto, el mini-mal y el arte pop, formas expresi-vas todas ellas que revivieron a lapintura, al cuadro, como arte trasel fin de la Segunda Guerra Mundial (aunque el nacimiento del happe-ning, un suceso coetáneo al despliegue de los estilos reseñados, relati-vizó el alcance de aquella renovación pictórica).Después de la oleadaanti-lienzo de los sesenta/setenta, la pintura renació de nuevo comopráctica significante hegemónica en los ochenta. ¿Regresará otra vez?Me parece que este viejo juego se ha acabado. Afortunadamente, porcierto, pues la gran cuestión del arte hoy, ya lo sabemos, no radicatanto en los medios e instrumentos cuanto en las ideas y los procesos.Haz lo que corresponda.

Malévich, que también pintó Caballería roja (1932), fue uno de losartistas que hizo posible que la genialidad extrañada emergiera en elcampo del arte de nuestro tiempo, un tipo de comportamiento creati-vo característico de las sociedades modernas contagiadas por la anomia, que se mueve en silencio, alrededor de la media noche (está dentro y fuera del sistema, nunca fuerza las situaciones, actúa sinvoluntad de poder, crece en los márgenes, se distancia de la situación,sabe que la asimilación de su obra exige un tiempo de maduracióncultural, se pierde y retorna, se ausenta, incluso desaparece).

27 Recapitulación

diversos artículos en revistas y conferencias, además de en los ensayosque se publican en este libro).

En este lote también se incluyen un ensayo sobre Tom Waits y otrosobre Glenn Gould, músico al que he prestado una gran atencióndesde que adquirí en Laínz, a finales de los setenta, las memorablesSuites Inglesas de Juan Sebastian Bach que grabó para CBS.Asimismo,quisiera resaltar el artículo sobre Giuseppi Logan: al parecer, fue redes-cubierto en 2007 por el multi-instrumentista Matt Lavelle en la tien-da de música Sam Ash, en Manhattan, cuando fue a comprar una cañapara su saxo alto, tras cuatro décadas de vivir como un clochard, de resi-dir en instituciones mentales y de tocar en parques y esquinas. Su vuel-ta a la vida pública (reapareció en el Vision Festival de 2008) y discográ-fica (Giuseppi Logan Quintet, Tompkins Square, 2010) ha sido una delas mejores noticias que he leído en los dos últimos años.

El siguiente bloque de textos se titula Cuadrado negro sobre fondoblanco (1913), un cuadro de Kasimir Malévich que fue decisivo en laconstrucción de las vanguardias que cambiaron el signo del arte del sigloveinte. Presentado en Petrogrado en 191521 en la exposición 0.10, subti-tulada La última exposición futurista de pinturas, constituye el momento fun-dacional del Suprematismo. Es la obra concluyente del concepto shklovs-kyano de ostranenie (extra ñamiento), una obra que representa el triunfodel procedimiento artístico, en tanto que acontecimiento formal comple-jo liberado de la influencia de los objetos cotidianos y la naturaleza.

Tanto Victor Shklovsky como Roman Jakobson fueron apasionadosdefensores del Suprematismo de Malévich, quien, con esta obra, situóa la pintura en el límite de sus po sibilidades como disciplina artística.Resulta interesante reconocer, tantos años después, que el arte, comolas contingencias sociales que enmarcan su mise en scène, y aquí radicauno de los defectos primordiales de la sociología histórica marxista

La senda del extrañamiento 26

Exposición Realidad abstracta de Albert y MarkusOelhen. Santander. Nave Sotoliva, agosto 1990. Foto Pedro F. Palazuelos

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