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Los Sueños: ¿ Para qué sirve una silla vacía en Gestalt ? www.gpyf.es – Copyright ©2013 Gestalt: Psicoterapia y Formación Pág. 1/5 C/ Puerto Rico, 32. CP 28016 Madrid +34 913440585 TALLER: LOS SUEÑOS. ¿PARA QUÉ SIRVE UNA SILLA VACÍA EN GESTALT? L AS T ÉCNICAS G ESTÁLTICAS Las técnicas de la Terapia Gestáltica son muchas y cubren un amplio espectro de conductas verbales y no verbales, estructuradas y no estructuradas, introspectivas e interpersonales, dirigidas hacia adentro y hacia fuera, simbólicas y no simbólicas. Algunas de estas técnicas no son exclusivas de la Terapia Gestáltica y probablemente cada una de ellas pueda ser considerada como una variación de una técnica que se puede encontrar en otra forma de terapia. Sin embargo, una sesión de terapia gestáltica no podría ser confundida con otra, pues el enfoque de trabajo constituye una nueva y peculiar Gestalt. El objetivo que subyace a todas las técnicas gestálticas (y al proceso en sí) vengan éstas de donde vengan, es la experiencia del darse cuenta. Sólo en el presente puede ocurrir esa toma de conciencia y sólo ésta puede llevar a la responsabilidad. De modo que construimos un ideal tripartito: ACTUALIDAD - TOMA DE CONCIENCIA - RESPONSABILIDAD, que comparten tanto las técnicas como el proceso terapéutico en sí mismo. Las técnicas pueden dividirse en tres grandes áreas: 1. Dejar de hacer lo que sea necesario, para descubrir la experiencia que se oculta detrás de una determinada actividad: técnicas supresivas. “Cualquier acto que se realiza en lugar de permitir a la persona percatarse del presente, constituye un acto de evitación del presente”. (Perls) 2. Reunir la energía suficiente para hacer frente al contenido del darse cuenta de la persona, ya sea intensificando o exagerando la atención: técnicas expresivas. 3. Integrativas: aquellas que pretenden que la persona armonice sus 3 áreas: Pensar, Sentir y Actuar. Las técnicas de integración: En términos generales, toda técnica expresiva o supresiva es una técnica de integración, porque expresar significa traer al presente y percatarse lo que estaba disociado de éste, o traer al dominio de la acción algo que la persona llevaba en su mente como un pensamiento, imagen o sentimiento disociado, y por lo tanto ineficaz. Y suprimir algo permite, igualmente, percatarse de lo que está ocurriendo para poderlo integrar. Además en Gestalt hay formas más específicas de promover la integración de la personalidad. La técnica más específica es la “silla vacía” o “silla caliente”.

La Silla Vacia en Gestalt

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TALLER:

LOS SUEÑOS. ¿PARA QUÉ SIRVE UNA SILLA VACÍA EN GESTALT?

LAS TÉCNICAS GESTÁLTICAS

Las técnicas de la Terapia Gestáltica son muchas y cubren un amplio espectro de conductas verbales

y no verbales, estructuradas y no estructuradas, introspectivas e interpersonales, dirigidas hacia

adentro y hacia fuera, simbólicas y no simbólicas. Algunas de estas técnicas no son exclusivas de la

Terapia Gestáltica y probablemente cada una de ellas pueda ser considerada como una variación de

una técnica que se puede encontrar en otra forma de terapia. Sin embargo, una sesión de terapia

gestáltica no podría ser confundida con otra, pues el enfoque de trabajo constituye una nueva y

peculiar Gestalt.

El objetivo que subyace a todas las técnicas gestálticas (y al proceso en sí) vengan éstas de donde

vengan, es la experiencia del darse cuenta. Sólo en el presente puede ocurrir esa toma de

conciencia y sólo ésta puede llevar a la responsabilidad. De modo que construimos un ideal

tripartito: ACTUALIDAD - TOMA DE CONCIENCIA - RESPONSABILIDAD, que comparten tanto

las técnicas como el proceso terapéutico en sí mismo.

Las técnicas pueden dividirse en tres grandes áreas:

1. Dejar de hacer lo que sea necesario, para descubrir la experiencia que se oculta detrás de una

determinada actividad: técnicas supresivas. “Cualquier acto que se realiza en lugar de permitir

a la persona percatarse del presente, constituye un acto de evitación del presente”. (Perls)

2. Reunir la energía suficiente para hacer frente al contenido del darse cuenta de la persona, ya sea

intensificando o exagerando la atención: técnicas expresivas.

3. Integrativas: aquellas que pretenden que la persona armonice sus 3 áreas:

Pensar, Sentir y Actuar.

Las técnicas de integración: En términos generales, toda técnica expresiva o supresiva es una

técnica de integración, porque expresar significa traer al presente y percatarse lo que estaba

disociado de éste, o traer al dominio de la acción algo que la persona llevaba en su mente como un

pensamiento, imagen o sentimiento disociado, y por lo tanto ineficaz. Y suprimir algo permite,

igualmente, percatarse de lo que está ocurriendo para poderlo integrar.

Además en Gestalt hay formas más específicas de promover la integración de la personalidad. La

técnica más específica es la “silla vacía” o “silla caliente”.

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LA SILLA VACÍA

Podemos encontrar la palabra silla acompañada de muchos términos. Se llamaba caliente o ardiente,

porque es un asiento abierto y disponible para el siguiente cliente. También se ha traducido como

“silla eléctrica”. Y va acompañada de la palabra “vacía” porque se reserva para personajes

imaginarios. Era la técnica que usaba PerIs cuando hacía sus demostraciones y la tomó del

psicodrama de Moreno.

La silla permite un encuentro intrapersonal que pone en contacto a dos partes de la persona,

indicándole que represente ambas partes en forma alternativa y haga hablar a esos “personajes”

entre sí, o que se relacionen de alguna otra manera. El motivo es obvio, en estos diálogos internos,

la persona es estimulada a cambiarse de una silla a otra para reforzar la realidad de su identificación

con esas dos partes de sí misma o poner en contacto aquellas partes que niega y rechaza.

¿CUÁNDO Y CÓMO UTILIZARLA?

La silla se utiliza cada vez que aparece una polaridad, es decir, dos partes de la persona en pugna o

dos personas: el/la paciente y alguna de sus figuras relevantes, en pugna.

Lo que determina su eficacia es:

1. Ambas polaridades han de estar bien definidas, de modo que la persona se haya percatado lo

suficiente de los dos lados en sí misma y haya contactado con el modo de vivenciar de cada una

de ellas.

2. El encuentro no debe degenerar en una discusión intelectual; el contacto entre las dos partes ha

de lograrse a través de la expresión de emociones.

3. El/la terapeuta no debe tener ninguna hipótesis previa acerca del resultado del encuentro, eso

significa que ni siquiera ha de tener previsto que habrá integración, sino que debe dejarse

“atrapar” por la experiencia.

4. Es aconsejable que el/la terapeuta, cuando le pide a la persona que cambie de silla, repita lo

último que dijo con sus mismas palabras.

5. No se debe hacer un trabajo de silla vacía con pacientes de corte psicótico.

6. Cuando la persona pone en la silla vacía a un personaje del que no se puede salvar nada no se

cambia de silla.

7. No es aconsejable que la persona utilice el asiento del terapeuta para colocarse ni ella, ni el otro

personaje o partes de sí con la que está trabajando.

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La persona puede ir entablando diálogos entre las diversas partes de sí hasta que las va integrando

y haciendo suyas, reincorporándolas a su personalidad, en especial, aquellas partes alienadas y

proyectadas. Cuando se desarrolla el diálogo entre el/la paciente y alguna persona significativa para

él o ella, va adquiriendo la habilidad, no sólo de reincorporar partes suyas proyectadas en otro/a,

sino también la capacidad de ponerse en su lugar, lo que le da una nueva perspectiva y concepto del

otro/a, con una visión que puede ser enriquecedora para sí y para la relación entre ambos/as,

pudiéndose dar una forma de contacto o de diálogo novedosa más creativa.

El/la terapeuta no pone la importancia en que la persona represente a su propia madre, por

ejemplo, sino a la madre que tiene interiorizada, es decir, invitar a desenredar las representaciones

internas, subjetivas y contradictorias para lograr darle una nueva forma a la imago materna, en el

sentido jungiano del término.

Todas las intervenciones tratan de favorecer un contacto más auténtico y más directo. No se trata

de ponerse de acuerdo en una unión superficial y sospechosa, sino de aclararse y conocerse. No se

trata de justificarse, ni convencer, ni explicarse, ni explicar: simplemente expresar, permaneciendo

atento/a (de una parte y la otra), no a los porqués múltiples, sino al cómo de las acciones,

elecciones y de la relación en sí misma.

Es una técnica particularmente importante para trabajar con los sueños.

LOS SUEÑOS

En Gestalt los sueños no se interpretan, ni se asocian simbólicamente, no hay un significado único.

Perls escribe en “Sueños y existencia”: “El sueño es la expresión más espontánea de la existencia de

un ser humano. En terapia gestáltica no troceamos ni interpretamos los sueños: intentamos

retrotraerlos a la vida. Lo revivimos como si ocurriese ahora. Lo actuamos en el presente, de modo

que se convierte en parte de uno. Siempre que se lo pueda recordar, el sueño estará vivo y

disponible y contendrá una situación inconclusa. En el sueño encontramos la dificultad existencial, la

parte que falta a la personalidad. Está todo. El sueño es una excelente oportunidad para encontrar

los vacíos de la personalidad. Entender un sueño significa darse cuenta de cuánto se está evitando

lo obvio”.

El sueño es considerado como proyecciones de la persona que sueña, son partes de su personalidad

negadas, partes alienadas de su identidad que se manifiestan en las imágenes oníricas y contienen

un mensaje existencial.

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Mensaje existencial que habrá que descubrir, y que la persona que sueña se dirige a sí misma, así

como las evitaciones a la comprensión de dicho mensaje. Su significado corresponde a la persona

que lo sueña y no a quien dirige el trabajo. A través de ellos podemos ver el tipo de contacto que

establece la persona tanto consigo misma como con las demás y la activación de sus angustias y

temores. Todos los elementos del sueño se vincularán, por tanto, con la persona que lo sueña.

MODO DE TRABAJAR LOS SUEÑOS

En nuestro abordaje el sueño se dramatiza, así que el/la terapeuta invita a la persona a ir

representando los distintos elementos del sueño. Es fundamental que dicha representación no sólo

sea verbal, sino que contenga contenido emocional y corporal, que la persona vivencie cada

elemento. El sueño ha de ser experimentado y no contado.

Y una de las técnicas más útil para trabajarlos es la silla vacía, al tratarse de la técnica fundamental

para la integración. Veamos:

• Narrar el sueño en primera persona y en tiempo presente, como si la persona lo estuviera

soñando ahora. Se trata de permitir que la experiencia hable por sí misma, de "entrar" en el

sueño, a modo de un director de escena, en lugar de "traerlo a la mente", vivenciándolo en el

aquí y en el ahora terapéutico para ganar conciencia de lo que transmite. La persona ha de “ser”

cada cosa que figura en su sueño.

• El/la terapeuta, tras escuchar atentamente, hará que la persona se detenga en aquellas partes

que, según su experiencia, puedan ser más importantes y contener gestalts inconclusas, o

aquello que parezca que la persona quiere evitar, que contenga polaridades ocultas.

• A veces conviene trabajar con lo opuesto a lo que se presenta en el relato del sueño, es decir,

con lo que no se observa, con la idea de trabajar con lo que la persona evita o rechaza y con lo

que se vivencia en opuestos. Es en los elementos que se rechazan (ya sean desagradables o

agradables) donde se encuentra la fuerza de resolución del conflicto planteado.

• Puede elegir la persona aquella parte del sueño que desea trabajar, o puede el/la terapeuta

elegir los elementos que le parezcan más significativos para realizar un encuentro entre ambos.

Hay que tener en cuenta que para llevar a cabo dicho diálogo es más fácil hacerlo seleccionando

elementos inanimados que personas. Sobre los primeros la proyección es más pura y está menos

contaminada. El trabajo con personas moviliza más las defensas de quien sueña y es más difícil

de llevar a cabo. Cabe la posibilidad de preguntarle a la persona con qué elementos quiere

trabajar.

• Hacer un encuentro dialogado entre las dos partes más significativas del sueño, objetos,

personas, paisajes, polaridad, …

• Se le puede preguntar a la persona si el sueño contiene algún mensaje para ella.

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En consonancia con los principios de la Gestalt el/la terapeuta no interpreta, acompaña y facilita con

sus intervenciones los procesos de contacto y expresión vivencial de lo soñado. El objetivo es que la

persona contacte, y se de cuenta y las interpretaciones brillantes no sirven de mucho, más bien

parecen una intromisión en la persona, dado que para Perls el/la terapeuta no sabe más que el/la

paciente acerca de lo que significa. En ningún caso contribuyen al darse cuenta que ha de ser en

todo momento el horizonte terapéutico: facilitar el awareness de algo constructivo que facilite el

crecimiento de quien trabaja terapéuticamente el sueño.

Igualmente se persigue que la persona se haga responsable del mensaje que el sueño le trae.

Carmela Ruiz de la Rosa

COORDINADORA DE

GESTALT: PSICOTERAPIA Y FORMACIÓN