10
La teología en el momento de la liberación La cura de almas es el trabajo pastoral de proveer solución de Dios para la salvación eterna y es fácil de comprender que tiene dos aspectos o propósito indicar el camino, según las enseñanzas objetivas de la alabra de Dios, y l gu!a pastoral, según la cual el pastor es compañero del "ermano a quien da l mano con su consejo y e#periencia$ La conducción de almas, en este sentido de influencia, no es sólo una tarea de estilo profesional sino la sociedad q forma un pecador salvado con la suerte y el destino de otro pecador, colocándose ambos bajo la conducción del %uen astor$ &no es el arrugo que au#ilia, no el mediador' y el otro es quien acepta la mano que le tiende su "ermano$ (ste pensamiento lo encontramos en )ueller, cuando dice: * perfecta imagen de la cura de almas sólo podremos conseguirla considerándose, el pastor, un seguidor de +risto' no un mero teorizante de s enseñanzas$ La conducción de almas en el sentido e#presado sólo es posible siguiendo las "uellas del único astor* -$ D$ )ueller: *.rudiss der pra/tis 0"eologie*$ (ditorial %ertelmann, .ueterslo", 1234, pág$ 5657$ LA CURA DE ALMAS EN PACIENTES DE DOLENCIA OCULTA La dolencia oculta es ciudadana del reino del diablo' por ello la salvación, este caso la liberación de la misteriosa dolencia, se realiza pasando de la ciudadan!a diabólica a la ciudadan!a divina$ or consiguiente, la cura crist de almas representa el esfuerzo para introducir las almas y mantenerlas en e 8eino de Dios$ (l propósito final de la cura de almas es liberación de la civit ciudadan!a diabólica7 no solamente en un sentido del futuro sino como un "ec"o del presente$ +risto vino para destruir las obras de las tinieblas 1 $67$ La batalla ya está decidida y la victoria está ganada$ La única condic para quedar librado de la pertenencia a la civitas diaboli es un regreso a l +ivitas Dei$ ;eremos este servicio de liberación espiritual aplicado a la cu almas en dolencia oculta, pero tengamos en cuenta que la liberación y a fue llevada a cabo antes de que el pastor y el enfermo se den cuenta de ello$ <i caer en la terminolog!a escolástica, podemos decir que se trata de la *grati preeveniens* la gracia previsora de Dios7 que trajo la salvación en +risto$ CONDICIONES PERSONALES La obra de la gracia de Dios no depende de si somos o no dignos de ella$ +omo dice Lutero: *(l oro no deja de ser oro porque lo posea una prostituta, llena de pecados y verg=enza*$ > continúa diciendo: *Del mismo modo, el anuncio de la gracia puede producir fruto aunque sea dado porlabios indignos*$ (sta gracia soberana de Dios, que incluye y utiliza todo medio "umano en el

La Teología en El Momento de La Liberación

Embed Size (px)

DESCRIPTION

La Teología en El Momento de La Liberación

Citation preview

La teologa en el momento de la liberacin

La teologa en el momento de la liberacin

por Kurt E. Koch

El presente artculo fue escrito por un profundo estudioso del ocultismo, de sus variantes, sus operaciones y de lo que el ministro cristiano debe hacer con las diferentes situaciones. Kurt Koch fue, posiblemente, el telogo contemporneo que ms entendi la problemtica demonolgica y ocultista de entre sus pares del mundo.

La cura de almas es el trabajo pastoral de proveer solucin de Dios para la salvacin eterna y es fcil de comprender que tiene dos aspectos o propsitos: indicar el camino, segn las enseanzas objetivas de la Palabra de Dios, y la gua pastoral, segn la cual el pastor es compaero del hermano a quien da la mano con su consejo y experiencia. La conduccin de almas, en este sentido de influencia, no es slo una tarea de estilo profesional sino la sociedad que forma un pecador salvado con la suerte y el destino de otro pecador, colocndose ambos bajo la conduccin del Buen Pastor. Uno es el arrugo que auxilia, no el mediador; y el otro es quien acepta la mano que le tiende su hermano. Este pensamiento lo encontramos en Mueller, cuando dice: "Una perfecta imagen de la cura de almas slo podremos conseguirla considerndose, el pastor, un seguidor de Cristo; no un mero teorizante de sus enseanzas. La conduccin de almas en el sentido expresado slo es posible siguiendo las huellas del nico Pastor" (A. D. Mueller: "Grudiss der praktischen Theologie". Editorial Bertelmann, Guetersloh, 1950, pg. 282).

LA CURA DE ALMAS EN PACIENTES DE DOLENCIA OCULTA

La dolencia oculta es ciudadana del reino del diablo; por ello la salvacin, y en este caso la liberacin de la misteriosa dolencia, se realiza pasando de la ciudadana diablica a la ciudadana divina. Por consiguiente, la cura cristiana de almas representa el esfuerzo para introducir las almas y mantenerlas en el Reino de Dios.

El propsito final de la cura de almas es liberacin de la civitas diaboli, (ciudadana diablica) no solamente en un sentido del futuro sino como un hecho del presente. Cristo vino para destruir las obras de las tinieblas (1 Jn 3.8). La batalla ya est decidida y la victoria est ganada. La nica condicin para quedar librado de la pertenencia a la civitas diaboli es un regreso a la Civitas Dei. Veremos este servicio de liberacin espiritual aplicado a la cura de almas en dolencia oculta, pero tengamos en cuenta que la liberacin y a fue llevada a cabo antes de que el pastor y el enfermo se den cuenta de ello. Sin caer en la terminologa escolstica, podemos decir que se trata de la "gratia preeveniens" (la gracia previsora de Dios) que trajo la salvacin en Cristo.

CONDICIONES PERSONALES

La obra de la gracia de Dios no depende de si somos o no dignos de ella. Como dice Lutero: "El oro no deja de ser oro porque lo posea una prostituta, llena de pecados y vergenza". Y contina diciendo: "Del mismo modo, el anuncio de la gracia puede producir fruto aunque sea dado por labios indignos".

Esta gracia soberana de Dios, que incluye y utiliza todo medio humano en el ministerio del Seor, no excluye el deber de la mejor preparacin posible para el servicio. Por el contrario, lo recomienda. Al hablar aqu de las condiciones para la cura de almas, no nos referimos a todas aquellas cualidades que son de esperar en tan delicada urca de un modo normal y humano como: saber or, saber callar, atender, comprender. etc. Estos puntos son bien tratados en cualquier libro de sicologa o aconseja-miento pastoral; nos referimos aqu solamente a algunos principios de carcter espiritual.

a) La situacin espiritual del practicante de liberacin.

El Dr. Riecker escribe en su libro Das evangelistiche Wort: "La condicin principal es la situacin espiritual. El instrumento no es ms que un rgano mediador, rebosante de vida espiritual y de poder, si el mismo se somete a la accin del Espritu Santo y en su vida y sus obras se deja guiar y llevar por ste. Es imprescindible una abundante vida cristiana". "El pastor no se conviene en sanador de almas por sus conocimientos teolgicos sino por su fe y su vida cristiana", dice Bovet; y Thumysen se extiende an ms, diciendo: "El que practica la cura de almas debe l mismo en primer lugar estar arraigado en la Palabra de Dios y ser un miembro vivo de su iglesia y vivir en la fe y el perdn". San Pedro dijo: (Hch. 3.6): "No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levntate y anda".

No hay ningn pastor que pueda sacar continuamente vigor espiritual de una experiencia vivida hace ya muchos aos. Ello significara el enfriamiento, una seguridad camal. A la experiencia con Cristo ha de seguir el ir cada da con Cristo; la muerte diaria al pecado, el diario arrepentimiento, la purificacin diaria y la diaria santidad. El que quiera practicar con otros la cura de almas, tiene forzosamente que permanecer en Cristo para curar cada da su propia alma.

b) La preparacin.

El profesional en cualquier arte conoce sus herramientas, el material que ha de trabajar y domina la tcnica del trabajo. En el sentido espiritual, debera haber tambin tal pericia. La cura de almas no es un ensayo de aficionados cuando falta lo fundamental. Bovet dice: "Las experiencias diarias nos han mostrado que la cura de almas fracasa porque en muchas ocasiones al telogo le faltan conocimientos acerca del hombre, de manera que sus palabras pasan de largo". En otro lugar escribe: "Por lo general, el pastor conoce la Palabra de Dios, pero desgraciadamente le faltan conocimientos sicolgicos y antropolgicos". Muchas diagnosis falsas dadas prematuramente y muchos procedimientos errados tienen su origen en una falta de conocimientos sicolgicos. Referente a esto escribe el Dr. March, neurlogo: "Muchas fallas en la cura de almas proceden de los pocos conocimientos que tienen en sicologa y medicina y pedagoga los que se ocupan de las almas, o por creer que saben bastante". Mueller, reconociendo esta repetida sugerencia de los siclogos escribe: "Debemos reconocer que la falta de conocimientos sicolgicos ha desacreditado muchas veces a la iglesia y la ha daado considerablemente".

Debiera tenerse en cuenta la reforma del estudio teolgico que propone el profesor Hahn cuando escribe: "Una iglesia que educa en teologa a sus ministros, no debe olvidar formar al hombre en vistas al ministerio que ha de cumplir, incluyendo en el estudio la pedagoga, la sicologa y la sociologa, si bien dentro de los lmites precisos". Ms enfticamente se expresa el profesor Hahn cuando dice: "La realidad es que la cura de almas decae muy rpidamente. Por el contrario, el hombre moderno va al sicoterapeuta. Muchos se dan cuenta que el pastor, a veces, no sabe cmo empezar ni cmo continuar con el que busca ayuda para sus nervios. Por una parte, no sabe conocer el caso desde el punto de vista psicolgico y establecer de esta forma una diagnosis acertada. Por otra, ignora cmo ha de salir al encuentro de tal persona partiendo del evangelio. En ambos casos su estudio meramente teolgico no le sirve".

Si tratamos de saber qu clase de preparacin ha de tener aquel que se ocupa de la cura de almas para entender a los atacados de ocultismo, debemos principiar con el siguiente esquema: no podemos ayudar de ninguna manera, si antes no tenemos un diagnstico claro del caso. Qu es lo que realmente sucede con la persona? Cul es su problema? No puede haber, tampoco, una diagnosis clara si no conocemos primero las causas de la dolencia oculta. El alcanzar tal pericia en el terreno oculto, conservando la distancia suficiente y sin la participacin personal en experimentos ocultistas, no significa que el pastor tenga que convertirse en un aficionado peligroso de las ciencias ocultas y la sicologa. Se trata de conocer cul es el deber de quin. El conocer las relaciones de la mente humana con lo trascendente o espiritual va ms all de toda pericia conseguida en las ciencias sicolgicas. Con ello nos acercamos ms a los dominios de la fe y al terreno de los dones del Espritu Santo.

El apstol Pablo nombra entre los dones espirituales (1 Co. 12; 7-11) el de discernir los espritus. Para esto no bastan los conocimientos sicolgicos, hay que poseer un don espiritual para poder distinguir etimolgicamente en las enfermedades squicas lo que a tantos errores conduce: la parte mdica de la parte oculta. Una vez hecha la difcil distincin es necesario poseer, adems, un don indispensable para hablar a las personas en estos trminos.

Ser de gran valor para la cura de almas si logramos definir bien ambos terrenos. Los conocimientos sicolgicos sin el don espiritual, es el mal que padecen la mayora de los siclogos; tales conocimientos conducen con frecuencia a una negacin de la dolencia oculta. Todos conocemos el lxico que suele aplicarse a estos casos: engao, mentira, supersticin, fe en el ocultismo, locura de brujeras, oscuridad de la Edad Media, etc. Por otro lado la fe sola, sin los conocimientos especiales (el caso de muchos pastores) los lleva a que situaciones de trabajo pastoral comn o enfermedades para el psiclogo, sean consideradas como demonismo, aun sin haber ninguna relacin con artes ocultas. De este modo nos encontramos ante el peligro de que todas las enfermedades squicas que no se llegan a comprender sean achacadas al demonio. En cierta ocasin se or por liberacin sobre un endemoniado, con imposicin de manos, etc., segn lo hallamos en la revista "Ter Wegzu Seele"; pero el Dr. Lechler descubri luego que se trataba de una locura infecciosa. La opinin de este siquiatra cristiano es de peso, pues no slo es especialista en psiquiatra sino que en crculos cristianos se le reconoce un don especial para la cura de almas en casos de autntico demonismo.

Otro punto necesario de comparacin entre los conocimientos sicolgicos y el don espiritual es su valoracin recproca. El que posee el don espiritual es arrogante si menosprecia los conocimientos que han surgido de las ciencias, y el psiclogo est en necedad si desconoce la importancia del don espiritual, pues sin el Espritu Santo no puede conocer las cosas espirituales; no tiene para ello rgano apropiado. Con esto hemos llegado al problema principal de esta seccin, que podramos subrayar con el siguiente lema psicolgico: "A lo interior de la naturaleza humana no penetra ninguna otra criatura, humana". En cambio nos dice la Escritura que el Espritu todo lo escudria. "El hombre natural no percibe las cosas que son del espritu; en cambio el hombre espiritual juzga todas las cosas". Con ello determinamos, desde el punto de vista del Nuevo Testamento, la relacin entre los conocimientos sicolgicos y el don espiritual.

Y hablando de esta necesidad, no debemos olvidar que tos conocimientos sicolgicos pueden ser adquiridos por la razn humana. Sin embargo no nos ser posible adquirir de la misma forma el carisma de la distincin de espritus. Este es un don soberano, sobre el cual el hombre no puede disponer. El propio don del Espritu Santo nadie lo ha conseguido por medio del estudio teolgico; tampoco se lo ha conseguido despreciando la teologa. Nadie posee dones espirituales por el simple hecho de que est en el ministerio, a pesar de que Dios concede ms aptitud por la propia prctica del ministerio.

Aqu slo tenemos una puerta abierta, es la de "Pedid y se os dar". Y en su apoyo la promesa de Lucas 11.13:

"Cunto ms vuestro Padre celestial dar el Espritu Santo a los que se lo pidan?"

EL TRABAJO EN SI

Cmo llevar a cabo la cura de almas en dolencia oculta? Si bien aconsejamos obrar de un modo sistemtico, ello no quiere decir que la diversidad tenga que ser encerrada en un esquema. El esquema puede representar una ayuda pero tambin puede significar un estorbo. No obstante, y a pesar de estas objeciones, formularemos cierto mtodo que se ha formado en nuestra propia prctica de la cura de almas. El pastor en la cura de almas no es un tcnico; es alguien que oye, ve y espera seguir las pisadas de Dios en el proceso de recuperacin del confesante; y que no debe, por s mismo, determinar los pasos y abrir el camino.

a) Diferentes diagnsticos.

La primera cuestin en las enfermedades del alma es llegar a las causas:

Si son de carcter mdico, si existe una dolencia oculta de ndole metafsica, o si se trata de una mezcla de ambas cosas. Si encontramos que se trata de un caso de simple enfermedad nerviosa debemos mandar el paciente a un mdico especialista; pero existen ciertos casos en que hay pruebas evidentes de enfermedad nerviosa y de dolencia oculta a la vez. En estos casos lo ideal es la colaboracin con un mdico que reconozca la parte espiritual del fenmeno. Si en la enfermedad puedo ver claramente que no se halla ningn indicio neurtico y que se trata nicamente de dolencia oculta, entonces dejo de solicitar la ayuda del mdico.

La cura especial para los afectados por el ocultismo slo puede ser llevada a cabo bajo la evidencia de que no se trata de neurosis. De la forma que se lleva a cabo tal distincin nos lo mostrar el siguiente ejemplo:

Despus de una conferencia de evangelizacin, en la cual para nada se toc el asunto de ocultismo, un hombre expres su deseo de hablar con el conferenciante. Debido a ciertos inconvenientes de tiempo material, esta conversacin slo pudo llevarse a cabo dos das despus de, la conferencia. En la conversacin, el hombre, que era un comerciante conocido y rico, cont espontneamente que sin tener aparente motivo padeca desrdenes squicos; se vea obligado a encerrarse das enteros en una habitacin, no tena ni ganas ni inters en su trabajo, todo le pareca excesivo. Durante estas crisis nada le gustaba ni apeteca. Tomar decisiones en tal estado le resultaba sumamente difcil, etc.

La simple observacin del caso durante la conversacin, demostr que aquel hombre era melanclico, la expresin de su rostro, su mmica de tipo doliente y temeroso, sin apenas moverse; la arruga pronunciada de la pestaa superior, todo indicaba un caso neurtico de melancola. Se unan a estos sntomas externos un sentimiento de debilidad, y sus extraas ideas de temor de pecar y de empobrecerse, aun estando en muy buena posicin econmica. El hecho de que fuesen peridicas sus "fases depresivas" y que todo lo viera y juzgara de color negro en estas crisis, no haca sino aumentar los sntomas que diagnosticaban melancola. Digno de mencin es que durante ellas pareca perder su temperamento varonil y decidido, y que estas crisis duraban relativamente poco, de una a dos semanas. En los intervalos de tales fases depresivas realiza normalmente su trabajo y dirige perfectamente su negocio. Vale decir que es una persona de profunda sensibilidad religiosa.

A pesar de que sus sntomas clnicos indicaban la existencia de una melancola peridica, me pareci que este caso no estaba ausente de relaciones ocultas. Cuando pregunt eso me lo neg rotundamente; me dijo que los antepasados eran todos piadosos y asiduos asistentes de la iglesia, pero por una extraa impresin no me di por satisfecho y continu escudriando el historial de sus antepasados en cada uno de los miembros de la familia, con los siguientes resultados: Un sobrino suyo padeca los mismos sntomas de melancola peridica, exactamente como l; una hermana y una ta se haban suicidado y el abuelo muri en un malcomi. Desde el punto de vista etiolgico, y a quien hace psiquiatra, parecera que este amontonamiento de depresin endgena presenta la imagen de una herencia familiar de locura manaco depresiva, aunque el origen de tal herencia no era seguro. Sin embargo, esto no es menos caracterstico en las dolencias ocultas. En familias de curanderos, cuya genealoga me fue posible seguir, encontr resultados parecidos en miembros de tres y cuatro generaciones: muertes en malcomi, depresiones, suicidios y accidentes mortales constituan una imagen normal. La verdad es que la repeticin y semejanza de estos sntomas en las generaciones que siguen a los ensalmadores, (curanderos, hechiceros) me hacan aguzar el odo en cuanto empezaban a contrmelos.

En mi primera entrevista con este comerciante, adems de darle consuelo con la Palabra de Dios, seal la posibilidad de que entre los abuelos hubieran habido ocultistas activos, quiz, incluso, algn brujo, pero l neg otra vez tal posibilidad. Dos horas ms tarde me llamaba por telfono para decirme que, al llegar a su casa, haba estado preguntando entre sus familiares y se enter que el abuelo que haba muerto en el malcomo supo ser mago, alejaba las enfermedades y curaba de palabra a los animales en los establos. En las posteriores consultas vimos confirmamos la ligazn con la actividad oculta del abuelo. Dado que en este caso se trataba de un problema mixto (espiritual y psquico) por parte del siquiatra se hizo una teraputica de shocks y por la parte pastoral una conduccin especial. Este ejemplo slo viene a demostramos la difcil posicin del pastor al tener que establecer un correcto diagnstico. Debe emplear todos los medios a su disposicin, sin descontar los cientficos, para descubrir las causas del problema antes de tomar las medidas especiales para ayudar en los casos de Ocultismo.

b) La confesin.

La cura de almas no quiere decir poner "cataplasmas espirituales" sobre sucias lceras. Por eso, no slo es necesario que desde un plano neutral y cientfico se comprenda y formule qu es lo que sucede sino que no pueden olvidarse las heridas y stas deben ser descubiertas y aclarados los conflictos religiosos, antes de comenzar el proceso teraputico. En buen romance, esto quiere decir: reconocer el pecado y confesarlo.

En el psicoanlisis se busca hacer desaparecerlas depresiones, las situaciones de congoja, tensiones subconscientes y complejos por medio de llevar a la conciencia las causas reales y hacer ver la sinrazn de la congoja. Se procura el relajamiento segn el principio de Scrates: vencer al problema racionalizndolo, querer encontrar paz por el hecho de entender de raz lo que sucede. Al fin de cuentas, en este mtodo analtico la ayuda proviene del mdico, junto con la voluntad del paciente; es una fuente humana de solucin. En la confesin, en cambio, el pastor y el confesante estn ante Dios, esperan y reciben la ayuda nicamente de all. A pesar de que estos dos terrenos tienen muchas cosas en comn, no debemos caer en el error de confundirlos.

Es necesario advertir el gran peligro del psicoanlisis para un cristiano enfermo de neurosis. Conozco profesionales cristianos que nos pueden hablar por experiencia propia de los peligros que el psicoanlisis encierra para la fe. Cierto siquiatra cristiano, joven, que mantena sesiones con un conocido sicoanalista, se vea obligado a luchar, despus de los encuentros, para continuar en su hbito de leer la Biblia y orar contra los pensamientos que se levantaban en su alma. Desde entonces este siquiatra asume una posicin fuertemente crtica frente al psicoanlisis. Imaginemos lo que pasa cuando un sicoterapeuta anticristiano se pone a analizar la mente de un paciente cristiano.

Los escritos de Lutero, nos dan a conocer brevemente los cinco puntos ms importantes de la confesin. Para Lutero no exista duda alguna en cuanto a la necesidad de la confesin y especialmente de la confesin privada. El escribe:

"Aprendemos, pues, qu cosa ms acertada, maravillosa y consoladora es la confesin". "Sin embargo, de nadie me dejara quitar la confesin secreta ante Dios; ni siquiera por todos los tesoros del mundo renunciara a ella, ante el poder y consuelo que la confesin particular ante Dios me ha dado. Ya hara tiempo que el diablo me hubiera vencido y ahogado de no haber sido que la confesin me ha mantenido", agregaba.

Este proceso tiene una importancia especial cuando se trata de ayuda pastoral en dolencia oculta. Las prcticas ocultas representan un compromiso especial por parte del paciente con el Reino de las Tinieblas. Hay formas que nos dan una clara idea de este hecho, por ejemplo: los pactos de sangre, los amuletos, la llamada al diablo (sea formal y real o indirecta por el ensalmo mgico y la magia negra). Para el que est atado al ocultismo, y sufre sus consecuencias, la confesin consistir en que reconozca su pertenencia al Reino de las Tinieblas y se decida salir a la luz. Por esto, en todos los casos de dolencia oculta que he tratado, me ha parecido imprescindible una confesin. Por lo general, en la tarea pastoral comn, se deja al que busca ayuda en la libertad de confesar o no; debe ser algo completamente libre y no debe transformarse, bajo ningn pretexto, en una nueva ley. Lo que s hemos observado es que, quienes rehsan hacer una confesin general de todo lo que les pesa en la conciencia, no slo de las prcticas ocultas sino tambin de todas las dems faltas de su vida, raramente alcanzan una verdadera liberacin. Recordemos, sin embargo, que ninguna confesin hecha en intimidad a otro cristiano por parte de los, atacados por dolencia oculta, garantiza la liberacin. Slo Dios mismo, en su gracia, abre el corazn y labios del confesante y lo absuelve, segn sus circunstancias.

Detrs de esta realidad espiritual hay una doble ley natural. En primer lugar, que la confesin tiene un efecto psicolgico. La confesin de una culpa tiene siempre, como consecuencia inmediata, la descarga y el relajamiento. Con la confesin se crea una atmsfera limpia. Mientras que el pecado queda secret, se ensancha y contagia. Por ello es de gran importancia que sea manifestado. Tenemos tambin la segunda regla: el hecho de esconderse (tratar de ocultar el pecado) es un sntoma caracterstico del poder del pecado en las tinieblas. Koeberle escribe: "El tentador vive de lo secreto que existe entre nosotros y l. Mientras haya cosas secretas en nuestra vida, sobre las cuales nadie deba saber nada, habr tambin el poder del enemigo sobre nosotros y sobre nuestras almas. Pero en el mismo instante en que se descubre el pecado y lo confesamos, pierde el poder de las tinieblas, su dominio y seoro sobre nosotros". Por ello la confesin representa el despido de este dominio, la reaccin al Reino de las Tinieblas. Por ello es que Satans procura impedir la confesin. Y este acto de humillacin es muy difcil, incluso al que busca ayuda para sus problemas.

c) La renuncia al diablo.

"Se entiende por renuncia al voto de carcter eclesistico por el cual el individuo renuncia al diablo y a sus obras". As se expresa sobre este trmino la Enciclopedia Real de Hauck. Esta frmula ha sido muy discutida desde antao en la historia de la prctica del bautismo. Normalmente se busca apoyo para la renuncia al diablo en las citas bblicas siguientes: Mateo 25.41; Juan 12.31; Efesios 6.11-12; 1Juan 2.13 y 5.19. El rito de la abrenuntiatio (renuncia) se funda en que el candidato al bautismo deba renunciar al culto pagano de los demonios, practicado por los gentiles. En el Nuevo Testamento el culto a los dioses se cita como culto a los demonios. Agustn ya preguntaba en el bautismo a los padrinos del infante que era llevado a bautizar: "Renuncias?, Crees?".

En el caso del que ha cado en ocultismo, la renuncia no es una mera frmula litrgica sino una cuestin real, prctica, necesaria. Como dijimos, las prcticas ocultas representan un compromiso con el Reino de las Tinieblas y debe ser anulado. La liberacin slo puede llevarse a cabo por medio de la participacin del afectado, renunciando; despus que Cristo haya creado las predisposiciones objetivas para el caso, por supuesto. La experiencia me ha enseado que no puedo suprimir esta renuncia formal. Esta opinin no es nicamente ma; son muchos los evangelistas que comparten mi parecer de que una renuncia formal y a conciencia por parte del enfermo, ya conduce por s sola a una cierta liberacin. El evangelista y pastor Brus hace repetir una frmula: "Renuncio al diablo y a toda su naturaleza tenebrosa y me entrego a Ti, Trino Dios, Padre, Hijo y Espritu Santo y quiero creerte y obedecerte fielmente hasta el fin de mis das". Una opinin parecida tiene el Dr. Riecker: "En todo lugar donde se hayan llevado a cabo ritos mgicos, ocultos o hechiceras, debe hacerse una renuncia oficial, en confesin, para liberacin de las fuerzas satnicas. Es oportuna la expresin: "Renuncio al diablo y a todas sus obras". Esto es una declaracin ante testigos de la liberacin oficial y consiguiente salida del Reino de las Tinieblas; es el centro de toda la dinmica del Reino de Dios, y el fundamento de toda accin eficaz en la cura de almas.

d) La absolucin.

Despus de la confesin y de la renuncia, corresponde la absolucin, el declarar absuelta a la persona de la ligadura que tena. Trillhaas escribe: "La confesin es el reconocimiento personal del pecado, y se completa con la absolucin. La promesa del perdn de Cristo hecha por el pastor al confesante es necesaria, especialmente cuando se trata de confesiones privadas; porque el reconocer y confesar los pecados se hace de una forma concreta". El perdn de los pecados es la causa a la que el cristiano debe en realidad su vida eterna, y es tambin el motivo central en la cura de almas; el punto decisivo en la ayuda que podemos ofrecer a alguien afectado de dolencia oculta.

En esto, muchas veces hemos tomado dos caminos equivocados: la restriccin legalista de la misma (un legalismo tal que dificulta el descansar en el poder de Dios) o una declaracin demasiado rpida del perdn divino (que deja de lado requisitos importantes). Tanto el uno como el otro pueden conducir al afectado a consecuencias contraproducentes. Thumeysen escribe: "Lo que diferencia la confesin evanglica de la catlica, es que la primera no conoce ninguna clase de condiciones". La absolucin no est atada a debes o pos confesionales; la absolucin es una parte central del Evangelio que no debe ser debilitada por una ley.

Riecker escribe: "Nuestro siglo es pobre en los dones de gracia prometidos al que se arrepiente". En el caso de la persona afectada por el ocultismo, no conviene que a su ya difcil carga se le aada un nuevo yugo; ella precisa que se la descargue.

Sin embargo, el que reconozcamos esta falta no quiere decir que no podamos caer en la otra: asegurar demasiado pronto el perdn, la absolucin, conduce a una falsa seguridad y a un engao. El asunto se trata de cmo y en qu se debe comunicar la absolucin. Hoch escribe: "Deberemos preguntamos seriamente cundo conoceremos la posicin espiritual del pecador o del miembro de la iglesia cado en alguna falta, para decidir si tenemos realmente el derecho de desatar o de negamos a ello". Para diferir la absolucin, para demorarla, debemos basamos sobre los mismos fundamentos que usamos para declararla. Thumeysen escribe en trminos parecidos: "Nuestras simples palabras no van a bastar, pues es ste precisamente un punto en el que todo depende de lo que Dios diga". Y es cierto, al final de cuentas, quien perdona es Dios y no nuestras palabras, pero debemos ser responsables cuando comunicamos el perdn de Dios, porque nuestra mejor buena voluntad de nada vale si la confesin todava no agrad al Seor. El problema se agudiza cuando se trata de ayudar a una persona poseda por el diablo.

Despus de la confesin, y en ciertos casos de la renuncia, yo acostumbro leer al confesante citas que nos hablan del perdn de los pecados, tales como Isaas l.28;43.25;44.22; Jeremas31.34; Miqueas 7.18-19; Mateo 9.2; 26.28; Lucas 7.48; Juan 1.29; Romanos 5.20; Glatas 1.4; Efesios 1.7; Colosenses 1.14; 1 Pedro 1.19; 2.24; 1 Juan 1.7-9; Hebreos 1.3; Apocalipsis 1.5. A continuacin, debe aadirse una pregunta muy personal tal como, por ejemplo: "Puedes creer esto?" El preguntar por la fe no significa que la absolucin dependa de la respuesta de la persona, pues si todo dependiera de una simple palabra de asentimiento, la ayuda pastoral se convertira en una mera frmula y no en lo que debe ser: el Evangelio. El sentido es ver hasta dnde ha llegado la voz de Dios en el corazn del doliente, si hizo efecto o si ha pasado de largo; si ha comprendido el Evangelio. Si el "poder confesar" es una gracia de Dios, tambin lo es el "poder creer", y ello es la seal de que la absolucin de parte de Dios ya ha sido impartida. Cuando en la cura de almas el pastor se da cuenta de que ya existe este "poder creer", entonces no hay nada que impida la declaracin de absolucin.

No siempre es todo tan sencillo. Muy a menudo es necesario repetir una y otra vez las promesas de perdn; de las Escrituras, para entonces comenzar a ver una pequea chispa de fe. Tan pronto como el pastor lo observa, puede declarar confiadamente, en, nombre del Seor, que el pecado ha sido perdonado. Vuelvo a insistir el perdn no depende de nuestra declaracin, pero ayuda a la persona a aceptarlo y experimentarlo. No debe hacerse tal declaracin precipitadamente, en virtud de las generosas promesas de la Escritura sino hasta estar seguro de que ha iniciado la fe. Entonces, las palabras de seguridad son eficaces y la chispa que asoma en el corazn crece, hasta convertirse en potente fe.

Editorial Clie. Tomado del libro Ocultismo y cura de almas. Usado con permiso. Apuntes Pastorales, todos los derechos reservados.