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Reseña de la película colombiana La tierra y la sombra, publicada originalmente en http://www.cinemamovil.mx/
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La tierra y la sombra, o el sabor amargo de la caña de azúcar
Por: Raúl Vidales
Contemplar la angustia latente por las palabras que nunca se dijeron y que asfixian la
existencia, la angustia por el sometimiento a la esclavitud en la tierra propia, la
angustia por el cansancio que carcome la vida hecha polvo y cenizas, la angustia por el
destierro y la muerte como única salida.
La tierra y la sombra, ópera prima del cineasta caleño Cesar Acevedo fue rodada en el
Valle del Cauca y nos lleva al adusto universo de una plantación de caña de azúcar
para relatarnos una historia sobre el desarraigo, la perdida de la identidad y de la
tierra.
La película nos invita a aproximarnos a la densidad del recuerdo, de realidades que
son eco de otras historias, de la vida de millones de personas, nos invita a alejarnos
del vertiginoso bombardeo de imágenes canonizado como formula narrativa audaz en
el cine contemporáneo, para enfrentarnos a la contemplación abismal.
Para el cineasta soviético Andrei Tarkovski la sensibilidad en el cine surge cuando se
reconoce claramente que lo que se ve en el plano no se agota en aquello que se
representa visiblemente, sino que tan sólo se insinúa algo que tras este plano se
extiende de forma ilimitada al hacer alusión a la vida misma, a su duración, insinuada
en la duración del plano.
La tierra y la sombra está compuesta por extensos planos-secuencia en los que la
cámara permanece inmóvil o se mueve con una gran lentitud, permitiendo al
espectador sumergirse en la contemplación de la vida agitada por las emociones que
se desbordan más allá de la pantalla.
Acevedo en una entrevista con la agencia AFP, relata como la idea de la película surge
a partir de una experiencia personal que puso en dialogo con las realidades de su
tierra natal y de quienes la habitan “Esta película nació de un dolor personal. Mi
madre acababa de morir, mi padre era como un fantasma. Quise hacer una película,
pero todo lo que había venido a buscar había desaparecido con ellos, entonces tuve
que tomar distancia”.
La película fue galardonada en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes con la
Cámara de Oro. A este se suman tres premios más: el SACD (sociedad de autores), el
France 4 Visionary Award (Premio Revelación) y Le Grand Rail D’Or (Premio del
público).
La problemática de la tierra que se mantiene en la sombra
Luego de ver La tierra y la sombra pueden quedar circulando preguntas sobre el contexto
en el que se desarrolla la historia, que aunque específicamente son las plantaciones de caña
en el Valle del Cauca, nos remite a una realidad latinoamericana irrefutable: la
concentración de la tierra en pocas manos y las difíciles condiciones laborales en el sector
agrario. En Colombia el 1,5 de los propietarios, latifundistas y empresas agroindustriales
acaparan el 52% de la tierra, mientras que el 93% de pequeños propietarios y minifundistas
-comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas- sólo tiene el 29,6%.
Desde comienzos del siglo XX los grandes hacendados han desterrado a los
campesinos, indígenas y afrodecendientes del Valle del Cauca, destruyendo su forma
de vivir y obligándolos a trabajar primero como esclavos y luego bajo distintas formas de servidumbre. En la actualidad ingenios azucareros y
monocultivos con variedades genéticamente manipuladas dominan los terrenos
fértiles del Valle del Cauca.
Al servicio de los ingenios azucareros, los corteros de caña tienen que trabajar un
promedio de 12 horas diarias para recibir un salario con el que a duras penas
sobreviven. Estos ingenios azucareros históricamente han eludido responsabilidades
contractuales con los corteros, a través de intermediarios y cooperativas de trabajo
asociado a quienes deben entregarle parte de su salario para cubrir por si mismos los
costos de su salud y seguridad social.
El foco de inversión de los ingenios, lejos de buscar mejorar las condiciones laborales
de los más de 12.000 corteros, se orienta a la mecanización de los procesos de corte de la caña. En Colombia esta mecanizado el 15% de las 230.000 hectáreas sembradas, con lo que en una cosecha los ingenios pueden pasar de emplear 120 personas a solo 4, dejando al resto sin posibilidades de subsistencia.
Ficha técnicaAño: 2015Duración: 97 min.País: ColombiaDirección y Guión: César Augusto AcevedoFotografía: Mateo GuzmánReparto: José Felipe Cárdenas, Haimer Leal, Edison Raigosa, Hilda Ruiz, Marleyda SotoProductora: Burning Blue / Ciné-Sud Promotion / Preta Portê Filmes / Topkapi Films