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El libro del animal en español
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Mi Autobiografía
Hola, me llamo Chad Alfredo Santiago Juan la Tortuga Marina.
Vivo en las cerca de las islas Galápagos. Estas islas son como una casa
enorme para mi familia y un montón de otros animales. Aquí viven
aves, mamíferos, peces, anfibios, invertebrados, y reptiles como yo.
Mientras que muchos de ellos viven en la tierra, cerca de los volcanes
peligrosos y el sol caliente, es debajo del agua fresca donde paso mi
vida diaria. Yo nací hace unos cien años. Quizás piensas que esto
es mucho tiempo, pero ¡mi madre y mi abuela seguramente siguen
vivas!.
Al principio de mi vida, mi mamá puso los huevos (yo y mis
hermanos) en la playa. Cuando estábamos en los huevos, el sol nos
calentaba. Apenas nací en la playa, tuve que arrastrarme hasta
el agua y encontrar a mis hermanos. ¡Fuimos corriendo al océano
porque queríamos nadar y podíamos comer un caballo!
Tragicamente, la mayoría de las tortugas chiquitas murieron como
siempre. ¡Nuestra carne es como un postre para las aves marinas! En
el océano, ví a muchos de mis hermanos, pero no a todos. Yo y mis
hermanos nadamos con otras totugas marinas. He conocido a muchos
amigos.
¿Tú otra vez? ¿No tienes algo que hacer en otro lado? De verdad
quiero comer. Casi perdí todo mi tiempo contigo. ¿Qué, quieres saber
también que como todos los días? Te voy a decir pero después me
dejas comer en paz. Soy un omnívoro. Este signífica que puedo comer
animales, como moluscos y pescados; o plantas, como algas. Pero
mi comida favorita en todo el mundo, quizás soprendentemente,
es la medusa. ¡Podría comerlas todo el día! No sé por que, pero los
tentáculos no son un problema para mí. El único problema con mi
dieta es que a veces, no puedo ver bien y como cosas de plástico o
metal por accidente. Este hábito ya ha matado a miles de tortugas, y
por eso siempre tengo que tener cuidado a la hora del almuerzo.
Cuando yo era pequeño tenía un montón de enemigos. Por
ejemplo, nunca me había gustado mucho los aves que comieron a mis
hermanos chiquitos. Pero mientras que ellos ya no son un problema
en mi vida (por supuesto, han sido muertos para muchas años y
ya soy mucho más grande que sus hijos), siempre hay dos tipos de
humanos: los que me ayudan y los que crean problemas. Tristemente,
el grupo secundo es lo más grande, pero el primero está creciendo
cada día. La cantidad de basura en el océano ya está demasiado
grande.
Cómo la tortuga marina recibió su concha
Hace mucho tiempo, cuando las tortugas no tenían conchas, había
una tortuga marina que se llamaba Chad Alfredo Santiago Febilito
Martito Pepito Carlito Juan Alejandro Dirección. Era una tortuga
muy tímida y no quería buscar comida porque tenía mucho miedo
de los tiburones galápagos. Eran los animales más grandes del mar
y los más importantes, así que no había otro pez con el corazón
para nadar a un kilómetro de sus dientes!
Los tiburones eran muy agresivos y abusivos. Comían muchas
tortugas marinas sin remordimiento. ¡Comerlas era su actividad
favorita en todo el mundo!
Un día, Chad y su hermano nadaron a la parte del océano
donde vivían las medusas para buscar su almuerzo. Después de un
tiempo, el hermano, que se llamaba Tello, dijo a Chad – Debemos
dejar porque ya ha llegado el tiempo cuando los tiburones están en
esta parte del océano – . Chad no pudo oirlo y continuó buscando
para comida. De pronto, un tiburón grande entró al campo de
medusas como submarino y trató de comer a Chad cuando él no
pudo verlo. Tello gritó –¡NOO!–
y nadó entre los dos. El tiburón comió a Tello rápidamente. Él se fue y
Chad regresó a su casa tristemente.
Un día, meses después de la muerte de Tello, Chad dijo
– ¡Bastante! No quiero ser la comida de un tiburón! –. Chad fue
al templo del Dios Tortuga y oró a la tortuga superior. Dijo – Oh
Dios Tortuga! Usted es el más poderoso del mundo y solamente le
pido que me proteja de los tiburones! – El Dios Tortuga eligió una
concha del océano. La concha era como un plato verdeo. La puso
en la espalda de la tortuga.
(El Dios Tortuga)
– Déjame ver qué puedo hacer. ¡Ah, aquí está una concha que
puedo darte –. Chad regresó a su casa y habló con sus amigos.
Dijo – El Dios Tortuga me dió una concha para protegerme de los
tiburones–. Los amigos de Chad se rieron de él. –Estás mintiendo!
– dijeron los amigos. Ellos se fueron. Chad se quedó en su casa y
habló con el Dios Tortuga otra vez. –Mís amigos dijeron que no
era la verdad que usted me dió una concha. Dijeron que nada iba
a protegerme de los tiburones–, dijo tristemente. Pero el Dios no
respondió. Chad ya podía resolver su dilema...
El día entrante, Chad decidió recoger una concha para cada
amigo. Primero, fue al templo del Dios Tortuga. Vió a una playa a
la derecha del templo. Fue a la playa. Allá vió a muchas conchas
y dijo – Quiero regresar a mi casa con estas conchas y darles a mis
amigos –. Para empezar, Chad recogió una concha grande y puso
muchas conchas a dentro de la grande.
Debido el número grande de las conchas, Chad tuvo mucho tiempo
para regresar a su casa. Las conchas eran tan pesado como
una montaña. Había tan muchas conchas, así que Chad se cayó
y todas las conchas se cayeron en el suelo. -¡Hay no!- exclamó
Chad. Ahora todas las conchas estaban rotas. Aunque las conchas
estaban rotas, Chad continuó regresando a su casa. Quizás ya
serían duras. En la casa, Chad invitó a todos los amigos y les dió las
conchas. -¿Qué es esto?- exclamó un amigo.
-Las conchas, que nos protegerán de los tiburones.-
-Pero están rotas- comentó otro amigo.
–Las conchas se cayeron durante el viaje a la casa– dijo Chad. –
Pero ya están bien.– Los amigos miraron a Chad. –Los tiburones
no van a penetrar la concha. Poneló encima de tu espalda.– Los
amigos decidieron llevar las conchas y nunca fueron la comida de
los tiburones. Y no tortuga fue comida por un tiburón de nuevo.