14
This article was downloaded by: [University of Bath] On: 05 October 2014, At: 23:38 Publisher: Routledge Informa Ltd Registered in England and Wales Registered Number: 1072954 Registered office: Mortimer House, 37-41 Mortimer Street, London W1T 3JH, UK Bulletin of Hispanic Studies Publication details, including instructions for authors and subscription information: http://www.tandfonline.com/loi/cbhs19 La traducción como forma de exilio Marcos Rodríguez Espinosa Published online: 28 Jun 2010. To cite this article: Marcos Rodríguez Espinosa (1998) La traducción como forma de exilio, Bulletin of Hispanic Studies, 75:1, 83-94, DOI: 10.1080/000749098760110648 To link to this article: http://dx.doi.org/10.1080/000749098760110648 PLEASE SCROLL DOWN FOR ARTICLE Taylor & Francis makes every effort to ensure the accuracy of all the information (the “Content”) contained in the publications on our platform. However, Taylor & Francis, our agents, and our licensors make no representations or warranties whatsoever as to the accuracy, completeness, or suitability for any purpose of the Content. Any opinions and views expressed in this publication are the opinions and views of the authors, and are not the views of or endorsed by Taylor & Francis. The accuracy of the Content should not be relied upon and should be independently verified with primary sources of information. Taylor and Francis shall not be liable for any losses, actions, claims, proceedings, demands, costs, expenses, damages, and other liabilities whatsoever or howsoever caused arising directly or indirectly in connection with, in relation to or arising out of the use of the Content. This article may be used for research, teaching, and private study purposes. Any substantial or systematic reproduction, redistribution, reselling, loan, sub- licensing, systematic supply, or distribution in any form to anyone is expressly

La traducción como forma de exilio

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: La traducción como forma de exilio

This article was downloaded by: [University of Bath]On: 05 October 2014, At: 23:38Publisher: RoutledgeInforma Ltd Registered in England and Wales Registered Number: 1072954Registered office: Mortimer House, 37-41 Mortimer Street, London W1T 3JH,UK

Bulletin of Hispanic StudiesPublication details, including instructions for authorsand subscription information:http://www.tandfonline.com/loi/cbhs19

La traducción como forma deexilioMarcos Rodríguez EspinosaPublished online: 28 Jun 2010.

To cite this article: Marcos Rodríguez Espinosa (1998) La traducción como forma deexilio, Bulletin of Hispanic Studies, 75:1, 83-94, DOI: 10.1080/000749098760110648

To link to this article: http://dx.doi.org/10.1080/000749098760110648

PLEASE SCROLL DOWN FOR ARTICLE

Taylor & Francis makes every effort to ensure the accuracy of all theinformation (the “Content”) contained in the publications on our platform.However, Taylor & Francis, our agents, and our licensors make norepresentations or warranties whatsoever as to the accuracy, completeness, orsuitability for any purpose of the Content. Any opinions and views expressedin this publication are the opinions and views of the authors, and are not theviews of or endorsed by Taylor & Francis. The accuracy of the Content shouldnot be relied upon and should be independently verified with primary sourcesof information. Taylor and Francis shall not be liable for any losses, actions,claims, proceedings, demands, costs, expenses, damages, and other liabilitieswhatsoever or howsoever caused arising directly or indirectly in connectionwith, in relation to or arising out of the use of the Content.

This article may be used for research, teaching, and private study purposes.Any substantial or systematic reproduction, redistribution, reselling, loan, sub-licensing, systematic supply, or distribution in any form to anyone is expressly

Page 2: La traducción como forma de exilio

forbidden. Terms & Conditions of access and use can be found at http://www.tandfonline.com/page/terms-and-conditions

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f B

ath]

at 2

3:38

05

Oct

ober

201

4

Page 3: La traducción como forma de exilio

BHS, LXXV (1998)

83

La traducción como forma de exilio

MARCOS RODRÍGUEZ ESPINOSA

Universidad de Málaga

Él pan de la traducción ha sido comparado con elduro pan del exilio. Pero al novel literario en eldesierto del anónimo es el único que se le brinday ha de roerlo y encontrarlo blando. Yo, por lovisto, había nacido para roer ese pan.

(Rafael Cansinos-Asséns)

Al final de la Guerra Civil española (1936–1939) muchos periodistas,escritores o intelectuales que no lograron huir del país fueron condenados amuerte por haber permanecido fieles a la causa de la República. En losaños siguientes, todos aquéllos que tuvieron la suerte de escapardel pelotón de ejecución fueron cesados en cualquier clase de instituciónoficial, periódico, y revista para la que hubieran trabajado con anterioridadal establecimiento del nuevo régimen político. En este artículoprofundizaremos en la trayectoria vital de un colectivo de intelectuales quedurante los años más duros de la represión política del general Francosobrevivieron dedicándose al oficio de la traducción dentro y fuera deEspaña.

Sería necesario comenzar diciendo que no es la primera vez que seproduce un fenómeno de estas características en las letras españolas. Deesta manera, a principios del siglo XIX miembros relevantes de la coloniade españoles exiliados en Londres tras la desbandada liberal de 1823 seganaron la vida como traductores. La mayor parte de las obras traducidasen aquellos años fueron libros religiosos vertidos por españoles que sehabían convertido al protestantismo, como fue el caso de José Muñoz deSotomayor, una personalidad estrechamente vinculada con la acciónpropagandística que The British and Foreign Bible Society de Londresemprendió en determinados países católicos. Asimismo deben mencionarseensayos de contenido histórico, como las Memorias del general Millertraducidas por el militar liberal José María Torrijos; y por último, algunas

1 General José María de Torrijos y Uriarte, Memorias del general Miller, al serviciode la República del Perú (Londres, 1829; repr. Madrid: Ayacucho, 1910), 2 vols. El generalTorrijos fue fusilado en las costas de Málaga el 11 de diciembre de 1831 cuando intentaba

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f B

ath]

at 2

3:38

05

Oct

ober

201

4

Page 4: La traducción como forma de exilio

84 BHS, LXXV (1998) MARCOS RODRÍGUEZ ESPINOSA

obras literarias destacadas, como la traducción de Macbeth firmada porJosé García Villalta, (primera versión española de la obra de WilliamShakespeare que no había seguido el texto francés de Jean-François Ducis),y la primera traducción de Ivanhoe (1825) vertida por José María BlancoWhite. En este sentido, José F. Montesinos describe unas circunstanciassimilares en París y otras ciudades francesas, donde:

la reacción de 1823 volvió a lanzar al destierro a muchos españoles que,literatos o no, hubieron de vivir de la pluma. Como Marchena se habíahecho traductor, no sólo por fervor de propagandista, sino parasocorrerse, y anduvo metido en negocios editoriales dondequiera que eldestino le llevó, en Nimes, en Montpellier, en Burdeos, otros que sevieron en su caso se pusieron, como él a traducir.

Antes de glosar por separado cada uno de los tres traductores que van aser estudiados en este artículo, sería necesario establecer una distinciónentre el caso de Pedro González-Blanco, que podría enmarcarse dentro delgrupo de personas que fueron obligadas a exiliarse o permanecer fuera delpaís durante una serie de años; y los de Alfonso Nadal y Amando LázaroRos, que pertenecerían a lo que Paul Ilie ha definido como ‘exilio interior’,es decir, aquellos ciudadanos de ideología contraria a la dictadura quepermanecieron en España y sufrieron las consecuencias de la represiónpolítica que se desarrolló en el interior del país.

Pedro González-Blanco (1877–1963) nació en el seno de una familia deintelectuales que tenían un gran interés por la filosofía y la literatura. Eneste sentido debemos reseñar que su hermano Edmundo (1878–1938)tradujo algunas obras de Friedrich Nietzsche, y el menor de la familia,Andrés (1888–1924), se dedicó a la novela, la poesía, el ensayo literario ytambién a la traducción. Durante los primeros años de este siglo, loshermanos González-Blanco establecen una estrecha relación con elnovelista valenciano de éxito mundial Vicente Blasco Ibáñez, que habíainvertido una parte de su considerable fortuna personal en la creación deperiódicos y editoriales en España y Latinoamérica. Estas empresaspresentaban una serie de características comunes: en primer lugar,planteaban una oposición frontal a la monarquía de Alfonso XIII; ensegundo lugar, tenían el propósito de difundir libros a unos precios quefueran asequibles para las clases sociales más desfavorecidas; en tercerlugar, pretendían consolidar una poderosa industria editorial que pudierapagar a sus escritores y traductores unos honorarios decentes.

organizar una sublevación militar.2 Vicente Lloréns, Liberales y románticos (Valencia: Castalia, 1979).3 José F. Montesinos, Introducción a una historia de la novela en España en el siglo

XIX (Valencia: Castalia, 1972), 52.4 Paul Ilie, Literatura y exilio interior (Madrid: Fundamentos, 1981).

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f B

ath]

at 2

3:38

05

Oct

ober

201

4

Page 5: La traducción como forma de exilio

LA TRADUCCIÓN COMO FORMA DE EXILIO 85

Desde muy joven, Pedro González-Blanco escribe para periódicosmadrileños tan prestigiosos como El Imparcial, La Lectura y El Liberal; enesa misma época, adquiere un protagonismo relevante en todas lasactividades auspiciadas por el movimiento poético modernista queencabezaba el poeta nicaragüense Rubén Darío. En 1907 parece ser que semarcha al continente americano, en el que comenzará ‘otra etapa de suvida, etapa predominantemente aventurera ... En Guatemala se casa conuna sobrina del dictador Estrada Cabrera’. Se involucra de maneraapasionada en los conflictos políticos de los países en los que vive hasta elpunto que pone su pluma de periodista mercenario al servicio de las causasde los dictadores de México, Guatemala y Paraguay.

El famoso traductor Rafael Cansinos-Asséns nos narra una visitarelámpago de Pedro González-Blanco a la República española a mediadosde la década de los treinta. Después de una larga estancia enLatinoamérica, reaparece en el mejor hotel de Madrid ‘en la compañía deuna “cocotte” internacional ... a la que, según dicen, utiliza de gancho paraarmar encerronas a los viejos verdes y ricos ...’. En este sentido, su brevevisita a la capital de España estuvo marcada por dos acontecimientos queescandalizaron a la sociedad de la época: por una parte, publicó un libro conel nombre de su extravagante acompañante titulado Manual de la perfectacortesana, y por otra, fue denunciado por una de las víctimas a la que habíaintentado extorsionar. No se sabe con certeza cómo pudo librarse de unalarga condena. No obstante, todo parece indicar que ‘merced a susinfluencias—los masones, la cosa no pasó adelante, y el hombre quedó enlibertad, pero a condición de marcharse de España’.

Aunque podríamos asegurar que Pedro González-Blanco no se habríaalineado con la causa de la República, no pudo retornar a causa de susconocidas afiliaciones con la masonería. En la década de los años cuarentaresidió en Méjico, en donde tradujo a diferentes autores como GastonBoissier, Heinrich Heine, Thomas Carlyle, Charles Baudelaire, Max Stirneretc. Asímismo escribió una serie de panfletos políticos que él mismofinanció, entre los que podemos señalar algunas biografías de santos (SantaTeresa de Jesús [1944]), marineros (Martín Alonso Pinzón [1945]) y brevesopúsculos, imbuídos de un espíritu nacionalista hispánico en los que secombaten con un lenguaje violento determinados aspectos de la leyendanegra española. En los años cincuenta, redactó las biografías de dictadorescomo Trujillo (para el que escribió tres libros), Duvalier y una obra en laque se ensalzan las excelencias del régimen del general Juan Domingo

5 Gran Enciclopedia Asturiana (Vitoria: Heraclio Fournier, 1970), 282.6 Rafael Cansinos-Asséns, La novela de un literato 3 (Madrid: Alianza, 1993), 320.7 Ibid.8 Pedro González-Blanco, Un gobierno popular sin demagogia. La Argentina del

General Perón (México: Editorial Galatea, 1951).

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f B

ath]

at 2

3:38

05

Oct

ober

201

4

Page 6: La traducción como forma de exilio

86 BHS, LXXV (1998) MARCOS RODRÍGUEZ ESPINOSA

Perón en Argentina. Al final de esa década, Pedro González-Blanco pudofinalmente retornar a su país. En esta última etapa de su vida volvió aescribir artículos para el diario monárquico ABC.

Los dos siguientes casos a los que vamos a prestar nuestra atención sonuna consecuencia del contexto político que se generó a la conclusión de laGuerra Civil y que convirtió a la traducción repentinamente en un temacontrovertido para políticos, editores y escritores, aunque paradójicamenteno lo fuera para los propios traductores. De esta manera, la traducción deliteratura extranjera al castellano se situó en el centro de un debateintelectual que tuvo una importante repercusión en los periódicos y revistasliterarias de los años cuarenta y cincuenta. En unos momentos en que losprincipales autores del país habían abandonado España o habían muertodurante el enfrentamiento bélico, la actividad creativa de la literaturanacional se encontraba en un momento de escasa producción. Enconsecuencia, la mayor parte de las obras que llenaban los catálogos de laseditoriales españolas eran traducciones. En palabras de un autor deaquellos años:

El problema, pues, innegable, de la carencia de fondos editoriales quepadecen todas las empresas del libro se salva mediante la producciónviva y constante de obras nuevas, entre las que, por desgracia, figuranen un tanto por ciento elevadísimo las traducciones de autoresextranjeros ... Y, como consecuencia natural, el editor traduce y el autorderiva hacia el artículo periodístico, hacia el ensayo, la antología o labiografía, formas literarias, que no obstante sus copiosos frutos, noagotan su capacidad de difusión entre nuestros lectores.

Durante la primera mitad de la segunda guerra mundial el nuevogobierno español estaba bajo la tutela de las potencias del eje; cualquierobra literaria que procediera de Estados Unidos, Inglaterra o Francia sejuzgaba como una influencia sospechosa y perniciosa para la pureza de laraza hispánica. En este sentido, un portavoz autorizado de la FalangeEspañola de las JONS se dirigía a la generación de españoles que habíaganado la guerra en un artículo en el que llamaba su atención acerca delexcesivo número de obras extranjeras que se traducían:

Quiero preguntarte como español. Como español que participa de lavocación histórica de la nueva generación, despertada por la Falange.

¿Qué debe anteponerse, los intereses del mercado editorial o lamemoria de los miles y miles de héroes que han muerto por España?

... ¿Vale menos el tesoro moral de un pueblo que el prestigio literariode unos cuantos escritores?

9 Darío Fernández Flórez, ‘Trance y fortuna de la edición actual española’, ElEspañol (2–1–1943), 11.

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f B

ath]

at 2

3:38

05

Oct

ober

201

4

Page 7: La traducción como forma de exilio

LA TRADUCCIÓN COMO FORMA DE EXILIO 87

¿Quién debe dirigir lo que se lee en España, la Falange o elcapitalismo turbiamente amalgamado que nos amenaza tanto como aAlemania porque, a fin de cuentas, no somos más que una retaguardiade la guerra actual?

¿Son menos responsables de la catástrofe unos cuantos escritoresextranjeros que muchos políticos españoles?

... ¿No debemos arrancarle de las manos los mismos libros quedestrozaron tantas familias españolas y que se escribieron paraaniquilar las predicaciones de San Pablo?

¿Pueden servir de parapeto los premios de la actual AcademiaFrancesa y los nombres gloriosos de su siglo XIX para que España nopueda tener una conciencia nacional?

... ¿No hay muchos autores a los que debemos poner un monumentoy quemar delante sus obras para que desaparezcan durante cincuentaaños?

¿Tienen acaso la culpa los editores, aprestados como están acolaborar en la tarea común?

... así como hemos superado por las armas el letargo de España, hayque superar por las letras a sus enemigos, a los enemigos de su mundo.Este es uno de los deberes de la nueva generación: difundir e imponernuestra verdad.

¿Seremos capaces de ello?Creo que esta generación es capaz de ello.

Sin embargo, debemos decir que no todo el debate se desarrolló con esteardoroso tono de arenga militar. Las autoridades gubernativas no estabantotalmente en contra de las traducciones. Así Julián Pemartín, directorgeneral del Instituto del Libro Español, en unas declaraciones a unaconocida revista literaria señalaba que su propósito no era el de ‘aislar aEspaña ni privarla de ningún valor cultural de cualquier lengua o país delmundo, siempre que tal valor sea real y positivo’. Teniendo en cuenta queun porcentaje muy alto de las obras que se traducían en 1946 eran de unaínfima calidad, no debe sorprendernos que escritores, poetas y periodistasdenunciaran esta invasión ‘extranjera’ de novelas sensacionalistas.Mientras tanto, el periodista Emiliano Aguado en la primera página deuno de los periódicos más influyentes, reflexionaba acerca de la perniciosainfluencia de las malas traducciones en la lengua de Cervantes:

Lo que es preciso preguntarse es si puede tolerarse con paciencia que sedesconozca nuestro idioma de tal manera por los que lo usan para

10 Patricio G. de Canales, ‘Los libros y la conciencia nacional’, El Español (7–11–1942), 14–15.

11 S. M., ‘Han descendido las traducciones’, La Estafeta Literaria, I (5–3–1944), 18.12 Emiliano Aguado, ‘Demasiadas traducciones’, ABC (29–6–1943), 1.

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f B

ath]

at 2

3:38

05

Oct

ober

201

4

Page 8: La traducción como forma de exilio

88 BHS, LXXV (1998) MARCOS RODRÍGUEZ ESPINOSA

darnos obras extranjeras, y ese tremendo menosprecio que supone paranuestra lengua y para nuestra tradición el que, sin miedo ni reparo, sepubliquen libros que pueden muy bien llegar hasta América.

No obstante, L. Toda Oliva en el punto álgido de esta controversia, fue elúnico que se atrevió a denunciar la cicatería de las empresas editoriales y adefender la ingrata tarea del traductor:

La mayoría de editores pagan muy mezquinamente esa labor; todoscuantos chapurrean un idioma se creen con arrestos para verterlo alespañol; y no existe el menor estímulo, porque incluso casi todas lascríticas de libros traducidos omiten censuras o alabanzas a la tarea deltraductor, como si el texto castellano se hubiera relevado solo, sinesfuerzo ni inteligencia alguna a su servicio ...

En su opinión, ‘el traducir se dignificaría, de mero oficio mediocre, enarte—menor si se quiere—, pero arte al servicio de la difusión de lainteligencia y la cultura’ a través de la instauración de un Premio Nacionalde Traducción que dignificara el papel del traductor en la sociedad y quefuera entregado por el Ministerio de Educación todos los años.

Los editores se excusaban afirmando que el mundo de las letras sufríauna crisis generalizada de autores, y que los grandes éxitos de venta delmomento como Rebecca y Lo que el viento se llevó no habrían pasado de serobras mediocres unos años antes. En este sentido, el destacado editorManuel Aguilar declaraba que las traducciones no constituían unimpedimento para ‘la difusión de los libros españoles. Fue el siglo XIX, enel momento esplendoroso en que florecían un Pérez Galdós, un Valera,cuando más se tradujo en España’; además, la calidad de las traduccionesen aquel tiempo también dejaba mucho que desear. En relación con elestatus profesional de los traductores afirmaba que ‘Dicen que no haytraductores porque pagamos mal; pero yo creo que pagamos mal porque nohay traductores. A pesar de ello, si los comparamos con los que existíanhace veinticinco años, encontramos una gran ventaja a favor de losactuales’. En una entrevista similar, el editor catalán Luis de Caraltseñalaba que los lectores españoles compraban literatura traducida a causade la influencia de las películas extranjeras, que habían:

... americanizado mucho a nuestro público, y esta americanizaciónrepercute extraordinariamente en sus preferencias literarias. Buenaprueba de este aserto es el éxito de obras como Rebeca, Lo que el vientose llevó y Las cuatro plumas, por no citar más casos, debido,

13 L. Toda Oliva, ‘El arte de las traducciones (¿Por qué no existe un premio anual parasuperarlas y dignificarlas?)’, El Español (12–1–1946), 7.

14 Federico Izquierdo Luque, ‘Crisis de autores (España tiene que ser la aduanaespiritual de América)’, La Estafeta Literaria, I (5–3–1944), 18.

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f B

ath]

at 2

3:38

05

Oct

ober

201

4

Page 9: La traducción como forma de exilio

LA TRADUCCIÓN COMO FORMA DE EXILIO 89

indudablemente, a sus adaptaciones cinematográficas, más que a susvalores literarios.

En aquella misma época, las nuevas autoridades elaboraron una ley porla que cualquier película extranjera que fuera exhibida en el territorioespañol debía obligatoriamente ser doblada al castellano. De acuerdo conesta nueva legislación, los productores tenían derecho a importar trespelículas extranjeras una vez que hubieran realizado una película española.Esta medida, promulgada desde instancias oficiales con el objeto depromover la creación de una industria cinematográfica nacional, seconvirtió en la primera causa de su ruina. Por una parte, los espectadoresespañoles preferían el glamour de las películas americanas dobladas a unespañol perfecto; y por otro, a los distribuidores les salía más rentableproducir películas nacionales de bajo coste porque les daba acceso a sucuota correspondiente de filmes extranjeros. La alarma cundióinmediatamente en determinados sectores de la industria cinematográficaespañola, que demandaban la utilización de subtítulos a causa de la ínfimacalidad de las películas que se estaban doblando:

... nuestras obras, antes de salir, tienen que dejar entrar, y la riada delos ‘visitantes’ no tiene fin, coge en el recibidor nuestro batín de andarpor casa y nuestras zapatillas—nada menos que nuestro idioma—, y seinstala cómodamente en nuestras butacas, sin que nadie le exija antesuna patente de calidad ...

En este sentido, resulta un hecho curioso que cincuenta años después dela polémica que describimos en estas páginas, el público español sigueprefiriendo el doblaje al subtitulado. Asimismo, no deja de ser paradójicoque los gobiernos de las diferentes autonomías españolas hayandesarrollado legislaciones similares en la década de los años ochenta con lafinalidad de proteger sus lenguas vernáculas y con las mismasconsecuencias nefastas para la industria cinematográfica nacional.

Nuestro segundo caso es el de Alfonso Nadal. Este traductor nació enBarbastro en una familia humilde en 1886 y falleció en Barcelona en 1943;a una edad muy temprana ingresó en un seminario de Lérida aunque no setiene constancia de que se ordenara sacerdote. Después de realizar elservicio militar, Alfonso Nadal se instaló en Barcelona, en donde aprendió ahablar y escribir perfectamente en catalán; en un principio practicó elperiodismo en diferentes publicaciones de la ciudad, y desarrolló una cortacarrera como autor de novelas de temática religiosa entre las que podemosmencionar Místico Amor Humano (1925) y El collar de lágrimas (1930); por

15 G.R.C., ‘Las traducciones son necesarias y no dañan al autor español’, La EstafetaLiteraria, VII (15–6–1944), 18.

16 Cecilio Benítez de Castro, ‘La traducción y el doblaje. ¿Puerta abierta o puertacerrada?’, El Español (12–2–1944), 3.

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f B

ath]

at 2

3:38

05

Oct

ober

201

4

Page 10: La traducción como forma de exilio

90 BHS, LXXV (1998) MARCOS RODRÍGUEZ ESPINOSA

estas mismas fechas, empezó a realizar traducciones, una afición que seconvirtió en el complemento económico que le ayudaba a sacar adelante asu familia.

A finales de los veinte y durante la siguiente década, Alfonso Nadaltradujo novelas para diversas editoriales madrileñas y barcelonesas. Entresu obra traducida merece la pena señalar los Cuentos completos (1932) deHans Christian Andersen, las Obras Completas (1930) de FiodorDostoievski, historias juveniles de Walt Disney (1935), La feria de lasvanidades de William Thackeray, novelas policíacas de Agatha Christie,Frank L. Packard, y S. S. Dille, así como otros autores como Jack London,A. Merrit y Elinor Glyn. Con la instauración de la República española,Alfonso Nadal se convirtió en funcionario de la Generalitat de Cataluña yempezó a militar en ‘Esquerra Republicana de Catalunya’. Cuando altérmino de la Guerra Civil las tropas nacionales ocuparon la ciudad deBarcelona, se le encarceló acusado de haber pertenecido a un partidopolítico separatista y se le prohibió ocupar cualquier cargo en laadmistración pública.

Desde que el editor catalán Josep Janés contrajo matrimonio con la hijade Alfonso Nadal, su labor como traductor estuvo íntimamente ligada con laeditorial Janés. En opinión de Jacqueline. A. Hurtley, el editorbarcelonés siempre tuvo una concepción patriótica de su trabajo comoeditor. En la década de los años treinta, empezó a publicar la colecciónQuaderns Literaris, en la que incentivaba la traducción de clásicosuniversales al catalán. Durante la Guerra Civil española, el gobierno de laGeneralitat de Cataluña le encargó que editara el periódico L’amic delcombatent destinado a los soldados que estaban en primera línea decombate. Cuando Josép Janés regresó de un breve exilio en Francia, fuecondenado a muerte acusado de haber atentado contra la unidad deEspaña. No obstante, un grupo de poetas, novelistas e intelectuales quetenían fuertes vínculos ideológicos con el régimen del general Francointercedieron a su favor logrando salvar su vida y, con toda seguridad, la desu suegro Alfonso Nadal.

En aquellos primeros compases de la dictadura, Josep Janés compartíacon otros españoles la idea de que el nuevo régimen era una etapatransitoria que acabaría en una monarquía parlamentaria auspiciada porlas democracias occidentales. Dedicó todos sus esfuerzos y patrimonio adevolver a su editorial el esplendor que había tenido antes de la guerra. Lasobras que Josep Janés publicó en los años cuarenta y a principios de loscincuenta, eran los mismos volúmenes que había editado diez años antes.

17 Ester Nadal: entrevista inédita con Marcos Rodríguez Espinosa (Barcelona, 4–6–1996).

18 Jacqueline A. Hurtley, José Janés: editor de literatura inglesa (Barcelona: Univ. deBarcelona, 1996).

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f B

ath]

at 2

3:38

05

Oct

ober

201

4

Page 11: La traducción como forma de exilio

LA TRADUCCIÓN COMO FORMA DE EXILIO 91

Sin embargo, se trataba de colecciones en las que su nombre no podíaaparecer en un principio y en esta ocasión las obras habían sido traducidasal castellano. Entre los años 1939–1942, coincidiendo con una época enque las autoridades británicas intentaban contrarrestar la imagen negativaque la Alemania nacionalsocialista difundía a través de los periódicosespañoles, parece ser que el editor Josep Janés estableció una estrecharelación con el Ministerio de Asuntos Exteriores británico. En aquelmomento, el Instituto Británico de Madrid dirigido por el hispanistairlandés Walter Starkie, se constituyó en la plataforma encargada dearticular una minoría partidaria de la causa aliada en las ciudades deMadrid y Barcelona.

En opinión de Jacqueline A. Hurtley, si examinamos detenidamente elgran elevado número de autores ingleses publicados por Josep Janésdurante los años cuarenta, podríamos llegar a la conclusión de que seestableció algún tipo de acuerdo político o económico con las autoridadesbritánicas. En este sentido, la editorial Janés se habría convertido en uninstrumento fundamental para realizar una intensa promoción deliteratura inglesa en un momento de escasa producción literaria en España.Aunque algunas de las traducciones se publicaban únicamente por razonespuramente propagandísticas, como era el caso de las obras completas deWinston Churchill, otros autores como G. K. Chesterton o Maurice Baring,se incluían en las colecciones de novela porque se sabía que iban a serautorizados por la censura franquista. A causa de sus dificultadesfinancieras, durante la década de los cincuenta la editorial Janés se dedicóa reeditar los títulos que habían sido publicados en los años anteriores. Sinembargo, resulta curioso que todos los documentos relacionados con esteepisodio histórico hayan desaparecido del Instituto Británico de Madrid yque no se encuentren pruebas escritas de que se hubieran establecidorelaciones entre el editor y el gobierno del Reino Unido.

Muchos de los traductores que trabajaron para Josep Janés en los añoscuarenta y cincuenta habían sido represaliados a causa de su ideologíapolítica por las autoridades franquistas. Entre ellos podemos destacar losnombres de Ramón Palazón (magistrado), Eduardo de Guzmán (periodista),María Luz Morales (directora del periódico La Vanguardia), Mariá Manent(escritor catalán) y Juan González de Luaces (oficial del ejércitorepublicano y sobrino de Pedro González-Blanco).

El último traductor que incluímos en nuestro trabajo es Amando LázaroRos (1886–1962). Como ocurría con los dos primeros casos, su primeraactividad profesional estuvo relacionada con el periodismo. Desde muyjoven intentó establecerse como autor teatral; en este sentido, conocemos

19 Hurtley, José Janés: editor de literatura inglesa, 100.20 Jacqueline A. Hurtley: entrevista inédita con Marcos Rodríguez Espinosa

(Barcelona, 3–6–1996).

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f B

ath]

at 2

3:38

05

Oct

ober

201

4

Page 12: La traducción como forma de exilio

92 BHS, LXXV (1998) MARCOS RODRÍGUEZ ESPINOSA

que estuvo relacionado con la compañía de ‘Lola Membrives-Casaux’, querepresentó su única obra conocida Río revuelto en la ciudad de BuenosAires en 1916. Durante la década de los años veinte y treinta, AmandoLázaro Ros perteneció al grupo de intelectuales que militaban en el PartidoSocialista Obrero Español; en el trascurso de la Guerra Civil española fuenombrado director de Claridad, el boletín que editaba la rama marxista desu partido. Al final de la contienda civil, ‘fue condenado a muerte, comocasi todos los periodistas de izquierda. Pudo salvarse por el tesón de unahermana suya, monja, y navarra. En otro caso, hubiera sido fusiladoinmediatamente después de la entrada de los nacionales en Madrid’. Apesar de todo, las autoridades fascistas le prohibieron dedicarse alperiodismo a consecuencia de lo cual se convirtió en un colaborador fijo dela editorial madrileña Aguilar, encargándose de labores relacionadas con laedición y, sobre todo, con la traducción.

En opinión de Arturo del Hoyo, uno de los editores principales de lacasa Aguilar hasta que fue adquirida por la compañía que edita el diario ElPaís, a principios de los años cuarenta ‘casi todos los traductores de Aguilar(salvo excepciones) en la posguerra eran represaliados políticos’. Entrelos muchos traductores que trabajaron para la editorial en aquellos añosdebemos señalar los nombres de republicanos como Julio Gómez de laSerna (traductor de Oscar Wilde y Molière), comunistas como AgustínCaballero y Manuel de la Escalera, y anarquistas como Juan Gómez Casas.En este sentido, debemos decir que durante los peores años del régimenfranquista, no sólo ex-periodistas de izquierda hicieron de la traducción suprincipal oficio, sino que muchos profesores universitarios que habían sidoexpedientados se ganaban la vida traduciendo novela rosa, historias deloeste, de la segunda guerra mundial y las aventuras del FBI en unambiente de represión política generalizado y en unas míseras condicioneslaborales.

En el caso particular de Amando Lázaro Ros sabemos que tradujoalgunos libros para la editorial Grijalbo, que había sido fundada por unafamilia de catalanes exiliados en Méjico a principios de los años cuarenta.Asimismo, Lázaro Ros había trabajado para la editorial Aguilar comotraductor con anterioridad a la contienda civil española y con el tiempo seconvirtió en uno de los miembros más respetados de la empresa.

Al comparar la obra traducida de Amando Lázaro Ros con la de los dosprimeros casos estudiados es necesario reconocer que los supera en elnúmero de traducciones y en la calidad de sus textos. Entre los años 1940 y1962 tradujo autores ingleses y norteamericanos cruciales como OliverGoldsmith (El vicario de Wakefield), Jane Austen (Orgullo y prejuicio),

21 Arturo del Hoyo, carta dirigida a Marcos Rodríguez Espinosa (Madrid, 23–3–1996).22 Arturo del Hoyo: entrevista inédita con Marcos Rodríguez Espinosa (Madrid, 23–3–

1996).

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f B

ath]

at 2

3:38

05

Oct

ober

201

4

Page 13: La traducción como forma de exilio

LA TRADUCCIÓN COMO FORMA DE EXILIO 93

Anne Brontë (Inés Grey), Daniel Defoe (Robinson Crusoe), WilliamThackeray (La feria de las vanidades), Rudyard Kipling (Obras escogidas),Robert L. Stevenson (Dr Jekyll y Mr Hyde) y Henry James (Obrasescogidas). Sus traducciones de las obras completas de Charles Dickens,Mark Twain y Arthur Conan Doyle han continuado publicándose en losúltimos cuarenta años y siguen siendo leídas por nuevas generaciones delectores españoles. Por otra parte, también tradujo obras francesas comoLa Canción de Roland (1963), las novelas de Alphonse Daudet y EmileZola, así como autores italianos como Alessandro Manzoni (Los novios) yLuigi Pirandello. En los años cincuenta comenzó a escribir algunos ensayosbreves bajo la influencia del existencialismo francés y unos meses antes desu muerte en 1962, se publicó su novela más extensa (Viboral), en la quedescribe algunas de sus experiencias más terribles durante la Guerra Civil.

En conclusión podemos afirmar que muchas editoriales españolas comoAguilar, José Janés y Bruguera jugaron un papel fundamental en los añosmás oscuros del franquismo, al convertirse en lugares en los que aquellaspersonas que habían estado comprometidas con la República encontrabanen la traducción el único trabajo literario que se les permitió ejercer, unaforma de sobrevivir a su exilio en el interior de España. Asimismo, pareceser que los servicios de inteligencia de determinados países como losEstados Unidos, Alemania o Suiza utilizaron algunas de las editoriales alas que nos hemos referido anteriormente con la finalidad de incrementarsu presencia política en la España de aquellos años.

Algunos de los traductores que trabajaron para las editorialesmencionadas habían sido profesores, militares, poetas, novelistas yperiodistas que compartieron la desgracia de haber luchado en el bandorepublicano. De hecho, casi ninguno se había dedicado a la traducción demanera profesional con anterioridad al año mil novecientos treinta y seis, yno sería hasta la década de los cuarenta, cuando obligados por lascircunstancias se iniciaron en esta profesión. Sin embargo, debemosseñalar que en muchos casos se dedicaron a traducir sin dominar la lenguaextranjera en cuestión. De esta manera, la calidad de sus textos traducidosdejaba mucho que desear en determinados casos.

Entre las personas que convirtieron la traducción en una forma de exiliointerior debemos finalmente señalar a Manuel de la Escalera, un artistacercano a la vanguardia parisina de los años veinte, militante del PartidoComunista de España en la década de los treinta y condenado a cadenaperpetua en 1940. De la Escalera y un grupo de prisioneros anarquistasfueron conocidos como los últimos ‘rehenes’ del régimen franquista, a causade las largas condenas penitenciarias que sufrieron. No obstante, lasautoridades de la prisión le permitieron a Manuel de la Escalera montar un

23 Arturo del Hoyo: entrevista inédita con Marcos Rodríguez Espinosa (Madrid, 23–3–1996).

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f B

ath]

at 2

3:38

05

Oct

ober

201

4

Page 14: La traducción como forma de exilio

94 BHS, LXXV (1998) MARCOS RODRÍGUEZ ESPINOSA

pequeño taller en su celda de castigo en donde tradujo algunos libros parael editor Josep Janés.

Una gran parte de los textos traducidos por los traductores reseñadoshan sido reiteradamente publicados a través de diferentes editoriales queen muchas ocasiones cedían sus obras a otras compañías, utilizaban susnombres como marca de calidad que atraería a un público lector e inclusoobviaban sus nombres como autores de una traducción en la portada de losvolúmenes.

Teniendo en cuenta las diversas lenguas que se hablan y escriben enEspaña, podríamos afirmar que los traductores literarios siempre hangozado de una mayor reputación en nacionalidades como Cataluña. Sinembargo, esta posición de prestigio intelectual no ha tenido un parangón enlos escritores que traducían al castellano. Ya es hora de que se recupereesta tradición de traductores literarios para una futura historia de latraducción en España.

Este interesante fenómeno en el que refugiados políticos se dedicaron alejercicio de la traducción dentro y fuera de España no se detuvo en ladécada de los cincuenta. A finales de los años sesenta, con ocasión de loscruentos enfrentamientos entre la policía y los estudiantes en Madrid yBarcelona, varios catedráticos y profesores universitarios fueron apartadosde sus puestos a causa de sus posicionamientos ideológicos respecto a ladictadura del general Franco. Algunos de estos profesores abandonaron elpaís para impartir docencia en universidades europeas y norteamericanas,otros, como el caso del recientemente fallecido José María Valverde,permanecieron en el país y sobrevivieron trabajando como traductores.

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f B

ath]

at 2

3:38

05

Oct

ober

201

4