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LA TRANSICIÓN: RECUERDOS DE UN
VIEJO GUERRILLERO
Alfredo Ballester Parra.
Publicado por el sello editorial La Mezquita, de la Filial de la Unión de
Historiadores en Holguín, 2020.
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Tanta lealtad, tanta voluntad, solo es posible cuando se cuenta con un pueblo como el
nuestro”. Fidel
En verdad el largo viaje desde aquel asiento alto, no sé de dónde lo sacaron, creo de la
Base Naval de Guantánamo, donde me sentaba para enrollar dinamos en el garaje de
mi padre, por lo regular hacía dos de ellos diarios, con un pago simbólico los sábados
de 40 centavos, los que me servían para el cine; estos luego se vendían a siete
pesos.
Mi padre tenía un taller en Guantánamo, “Enrollados Ballester”, y también yo tenía
algún conocimientos de mecánica automotriz, hasta hoy 2015 en la ciudad de Holguín,
ya coronel de las FAR en retiro y la preocupación de solo buscar el yogurt entre los
días de las semanas y algunas reuniones, no ha sido nada fácil llegar hasta aquí. Haber
visto la carta de intención sobre la reanudación de las relaciones diplomáticas con los
EEUU, algo que no pensé llegar a ver, pero que todavía falta mucho por andar para
normalizar estas. El escenario cambió, entiendo que ahora será más compleja la lucha
ideológica.
Se dice que es de arcilla el hombre y está formado de imágenes, las que luego se
convierten en arcilla de su personalidad futura. En mi caso, según mis recuerdos, fue
un cuadro azul inmenso de los estudiantes de medicina fusilado por los colonialistas
españoles, en la pared del viejo caserón del Instituto de 2da. Enseñanza de Guantánamo.
Recuerdo que el primer odio que sentí fue a Gonzalo de Castañón, luego supe, al
conocer de Federico Capdevila, que no todos los españoles eran unos HP y mis primeras
simpatías fueron por los estudiantes de ese lugar. El busto de Martí y una urna con los
zapaticos de rosa en el parque frente a mi casa, donde yo asistía cada vez que allí
realizaban cualquier acto, por mera curiosidad.
Los muñequitos, las películas de cowboy de John Wayne, Gary Cooper, Randolph
Scott, vaqueros duros que siempre mataban a los malos; había también los Cowboy
cantantes de camisas chillonas a cuadros, Gene Autry, Roy Roger Warner Baxter y Cisco
Kid, que no me entusiasmaban siempre con su guitarras a manos; en cambio James
Stewart, Tom Mix, y Tim Mccoy mucho mejores.
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El negrito mono de un lenguaje corporal exagerado de las películas americanas que
habría desmesuradamente los ojos, servil, siempre de maletero o criado, me molestaba.
Era el único negro que se veía en esas películas.
El Cuerpo de Infantería de Marina de los EEUU resultaron mis héroes por un tiempo, así
como los pilotos de la II Guerra Mundial, aunque la actuación del franco militar que
venía a Guantánamo procedente de la Base Naval era todo lo contrario de lo que
veíamos en sus películas, con un comportamiento salvaje y desprecio por mis
conciudadanos y por nuestra cultura.
La mierda que hacían los marinos americanos cuando venían al pueblo, la cantidad de
putas que existían en mi pueblo, las fotos de las modelos en trusa de la revista
Bohemia, la película Casablanca, Elvis Presley, el Trío Matamoros, el naufragio del
circo Razzores, los niños limosneros de mi pueblo; los versos sencillos de José Martí, la
poesía de García Lorca, Amado Nervo, Vargas Vila; el antibatistianismo y anticlerisismo
de mi padre.
Mi padre era acérrimo contra los curas. Decía que la Iglesia Católica estaba
cargada de corrupción, enriquecimientos y asociación con los poderosos, esto siempre
fue así. Que a través de los siglos, en la antropología forense, al estudiar cuando la
ocupación antes de Cristo en Palestina por los romanos, en excavaciones echas a las
edificaciones de las moradas del clero, se descubrieron pisos maravillosos que da la
imagen de cómo vivían en aquella época los sacerdotes, con falsos discursos de
humildad.
Siento un profundo respeto por los curas honestos y más aún por las abnegadas
monjitas, sobre todo las de los hospitales, los asilos, practicando lo que predican.
Recuerdo las del asilo San José de la Montaña, mi estancia en el colegio La Salle desde
muy pequeño, los Colegio Internacionales del Cristo en Santiago de Cuba, el colegio
Bautista José de la Luz y Caballero, donde comencé el kínder, el colegio Americano,
Sarah Ashhurst, de religión anglicana, cuando hice mi preparatoria en una aula
Adventista.
Los cambios de escuela no me permitieron hacerme de una religión, si hubiese sido
creyente sería bautista, que fueron los que más me simpatizaron.
Yo sabía más sobre las islas del Pacifico que sobre mi país, las islas de Batan, y
de Corregidor, de los desembarcos americanos allí, etc., eran las películas
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norteamericana en esos momentos en todos los cines ya recién había terminado la II
Guerra Mundial.
La lectura de Selecciones Reader me proporcionó cierta cultura, mi personaje inolvidable,
las devoraba, gracias a ello me fue apasionando la lectura. La historia de Tarzán, aquel
libro rosado, luego libros más serios. El Hombre mediocre de José Ingeniero, los libros
de Malaparte, en fin me convertí en un adicto de la lectura, hice muchas lecturas
desordenadas.
Mi estancia en los Boy Scout, en los Rovert Scout donde fui director de un pequeño
folleto; mis amigos de entonces teníamos una gran comunión de ideas las cacerías, las
exploración a las cuevas, todo esto me marcó. También por esa época sucesos como el
escuchar a Chivás en sus denuncias y su posterior suicidio; los artículos políticos en la
revista Bohemia de Mario Cuchilán, el libro sobre la luchas campesina de realengo 18,
el Canal Vía Cuba cuando querían partir la isla en dos, los argumentos que se exponían
de los males que nos acarraría eran funestos: dividirían la isla por la zona central, fue un
rechazo de todos. A estas alturas pienso que si esa mutilación hubiese ocurrido hoy no
seríamos lo que somos.
Ellos proyectaban abrir una vía acuática por la bahía de Cárdenas y saldría por
Ciénaga de Zapata, beneficiaría a toda la costa de los EEUU que es la salida natural de
la industria pesada de ese país. Al separarse la isla perderíamos la integridad territorial, la
zona del canal se convertía en factorías yanquis con sus leyes, crearía diferencias
económicas y sociales en la población, estaríamos involucrados en todas sus guerras,
utilizarían seis millas de la costa de Cárdena para espigones de barcos y además 443
caballerías las mejores tierras para el canal de 40 m de ancho y 15 m de profundidad.
Vino el gobierno de Grau San Martín, la gente cifró alguna esperanza, luego Prío, todo
seguía igual, ambos gobierno fueron de pandillerismo y robos del erario público
(hacienda). No había mejoría para el pueblo.
Llegó el golpe de estado del 10 de marzo, no pasó nada, la mayoría de la gente no
tenía una claridad de metas ni unidad de pensamientos, a la gran mayoría solo los unían
las ambiciones de puestos y enriquecimientos. Recuérdese que vivíamos en un
capitalismo brutal Hacia falta algo un conductor, honesto, ya Chivás había muerto,
alguien que polarizara y aglutinara las fuerzas dispersas de los jóvenes y los obreros,
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todos inquietos y ansiosos de luchar por algo nuevo para el país; somos un pueblo de
fuerte tradición patriótica.
Yo estaba lleno de inquietudes políticas, tenía unos 16 años de edad, todos los días
al regreso de la escuela me iba a la orilla del río Guaso por la estación de ferrocarril de
Caimanera a observar una cantidad de indigente que se reunían y vivían debajo de un
garaje de chispas de ferrocarril.
Una mañana nos sorprendió la noticia del asalto al cuartel Moncada, comencé a admirar
aquella gente que habían tenido la valentía de hacer esto, lo fui comprendiendo a lo largo
del camino, había que ayudar, no era tiempo de cruzarse de brazo, ya por fin no
teníamos una búsqueda de rumbos, el camino de la Revolución estaba trazado, Fidel lo
señalaba, solo había que prepararse y seguirlo; sabíamos que estaba lleno de
dificultades, el enemigo a vencer era poderoso, pero no titubeamos ni un segundo.
Comenzaron los crímenes, el primero el estudiante Rubén Batista; hasta 1959 la
tortura y el abuso por partes de las autoridades policiacas y militares era parte de la
política de estado; la brutalidad policial la veíamos a diario en cualquier noticiero en los
periódicos, en muchas estaciones de policía se destacaron individuos expertos
torturadores con instrumentos satánicos para hacer confesar a las personas. Fue la
Revolución la que puso fin a tan despreciable práctica.
Los hombres que comenzamos esta inmensa obra, este proyecto social único en esta
parte del mundo, nacimos en la corrupción en el menengismo (menegue), la politiquería,
el engaño, el sálvase el que pueda, hasta que ocurrió lo del Moncada, eso cambió por
completo nuestro modo de pensar; nacimos de nuevo y hemos continuado a pesar de
los reveses y también es parte de la vida haber chocado con diferentes modos de
pensar o como otros han visto las cosas o sencillamente nos han querido rayar la pintura,
con razón a veces o sin ella también, como hemos dicho si ”to er mundo fuera bueno”
esto sería de lo más aburrido.
Bueno, en realidad no soy monedita de oro para caerle bien a todos y a todas, tal vez
ahora ya un poco viejo nuestra obra se mantiene con otros matices, porque los
tiempos cambian y nosotros con el mundo.
Por suerte los arbolitos de Navidad ya se pueden poner, esto no es un problema de bajo
nivel ni político, es solo un adorno como siempre debieron de ser; se puede escuchar a
los Beatles, puedes tener a alguien en la casa, claro pagándole para que ayude, esto
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dejo de ser un acto de aburguesamiento; ya los tres reyes magos puedan venir sin
problemas, esto de creer en ellos no es un asunto político; la infidelidad de la mujer (solo
la juzgábamos a ella, a ellos ni pensarlo) es algo de cada cual, y así un rosario de cosas
por suerte lo hemos dejado detrás. La Revolución ha dignificado a la mujer cubana, ya
no solo podían ser domésticas, trabajadoras de cafeteras, de bares, comadronas,
peluqueras, modistas, los llamados trabajos de mujeres y por último el camino de la
prostitución o amante de alguien con posibilidades económicas, por suerte ser madre
soltera no es un delito mayor ya ellas no son solo subordinadas ahora son jefes al igual
que los hombres, oficiales de las FAR, del MININT, científicas, intelectuales, pilotos de
aviación, el color de la piel no tiene ninguna importancia, claro todavía existen algunos
rezaguitos cuando se trata de matrimonios en algunas gente, eso que ahora le llaman
discriminación de género lo estamos superando, en fin, ellas pueden ser lo que
desean ser
Cuando nos ponemos a meditar como ciudadanos comunes y solo hijos de vecinos,
cómo fue que nos convertimos de oficiales guerrilleros a militares profesionales,
ahora todo parece un poco lejano.
Éramos militares por circunstancias, en función de una necesidad patriótica. Por nuestro
ideal humanitario y patriótico, no estuvimos excepto de romanticismo político por la
edad, y claro, el nivel cultural que se traslució en un romanticismo económico.
Teníamos de forma natural una sensibilidad frente a los problemas sociales que
habíamos vividos, pues éramos parte de ellos, lo que habíamos visto, éramos parte del
pueblo, veníamos de abajo, habíamos tocado los problemas, sabíamos dónde estaban.
Por una coyuntura histórica el statu de todos nosotros cambió, ahora éramos oficiales
de un ejército profesional, pero no olvidamos ni por un instante nuestro origen, que el
ser militar, la única diferencia es ponerse el uniforme y estar sujeto a un reglamento, ese
no era nuestro caso y si del respeto a la integración física y moral de las personas.
Tenemos una alta sensibilidad humana, una vocación internacionalista que es inherente
a nuestro pensamiento, no excepto en aquella época de la idealización, un
romanticismo de salvar el mundo, producto de las corrientes que corrían.
Lo militar es una carrera, en esta profesión existen muchas razones para inclinarse a ello:
la tradición familiar, la vocación o solo el gustar de la vida del aforado; labrarse un futuro,
también el gusto por los uniformes y en muchos casos el poder que tienen los
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militares. En algunos casos ganarse la vida, escalar una posición, tener un empleo, o si
lo prefiere machucarse la vida, por no decir otra cosa, en fin, todo estos en países de
orientación capitalistas, como lo fue también en el nuestro anteriormente. Muchos
oficiales de carreras cometen atropellos contra la población con el pretexto dogmático
de la obediencia debida.
Aunque de estos hombres de uniforme, ocasionalmente en momentos históricos surgen
individuos con una visión social y política distinta a la que fueron entrenados o percibieron
en su niñez y defienden los intereses de su pueblo como lo demostró Hugo Rafael
Chávez Frías en Venezuela, un militar más que digno. Chávez ha demostrado que los
militares pueden desempeñar la lucha por la verdadera independencia de los pueblos.
Chávez, de origen humilde, irrumpe en la vida política de Venezuela, inspirado en las
ideas del libertador Simón Bolívar; Chávez, un soñador, que vio partes de sus
sueños hechos realidad, un Cristo de estos tiempos, un redentor de los olvidados.
El Cristo antiguo, aparte del milagro de los panes , y el que las aguas se abriesen (que
no recuerdo a quién benefició) y si el de multiplicar los peces; este Cristo de ahora
despertó pueblos, le dio de comer a millones de personas, le dio techos, trabajos, les
enseñó a leer y a escribir, les curó sus males, a los ciegos le devolvió la vista, en fin,
por esto el Cristo en que él se confió, se descuidó, miró para otro lugar y murió antes de
tiempo. Está bien, este tenía solo pozos de petróleo, pero aquel según me dicen, tenía
un poder inmensurable, hizo hasta que una serpiente hablara y lo mejor que tamaño
embuste todavía millones de gente lo creen.
Continuando con los personajes militares y los procesos nacionalistas militares: el
general Juan José Torres, ex jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Bolivianas
en junio de 1970, luego de una sublevación popular ocupó la presidencia de Bolivia,
inspirado por los gobiernos nacionalistas militares de Perú, Panamá y Ecuador. Inició un
programa progresista de trasformaciones económicas, sociales y políticas, internas y
externas, luego de intensas conspiraciones respaldadas por los EEUU; este gobierno fue
derrotado el 21 de agosto de 1971, mediante un sangriento golpe de estado encabezado
por el coronel Hugo Bánzer Suárez, con la colaboración de las fuerzas militares y
paramilitares del gobierno de Argentina; el ex general fue secuestrado y luego
asesinado en su exilio de Buenos Aires, su cadáver apareció el 2 de noviembre de
1976.
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El General Juan Velazco Alvarado encabezó en 1975 un importante programa de
trasformaciones estructurales en la economía, la sociedad y las relaciones políticas y
económicas internacionales; lideró un proceso popular nacionalista en Perú y decretó
medidas a favor del pueblo.
El Teniente Somarriba, oficial del ejército somocista, quien encabezara un intento
fallido de lucha armada en Nicaragua, donde murieron dos cubanos: Omelio Hernández y
Marcelo Hernández.
El Capitán del Ejército Brasileño Carlos Lamarca, fue oficial aspirante a la Academia
Militar de Águilas Negras y segundo teniente en las tropas de intervención de la ONU
en el Canal de Suez en 1962. En diciembre de 1964 cuando era capitán del ejército
comenzó a rebelarse contra el régimen. En las navidades del 1968 se exilió en Roma y
después viajo a Cuba. El 17 de diciembre de 1971 murió en una embocada en el Sertón
Bahiano en Brasil. El también Capitán de este Ejército, Carlos Lamoner, fue un oficial
progresista y fundador del movimiento revolucionario MR-8.
En Egipto otro militar, Nasser, nacionalizó el canal de Suez. El Coronel Francisco
Alberto Caamaño encabezó la lucha guerrillera en República Dominicana, fue herido
y posteriormente asesinado. El General Omar Torrijos condujo la histórica lucha del
pueblo panameño a recuperar la soberanía sobre el canal, muerto misteriosamente en un
accidente aéreo, decía que él no quería entrar en la historia, “lo que quería era entrar en
el canal”.
Estos militares revolucionarios eran hombres con un sentido elevado del honor, personas
honestas que repudiaban el crimen y las injusticias, casi todos ellos eliminados por los
yanquis.
Estos casos son excepcionales, por lo regular los presidentes militares han desarrollados
un terrorismo de estado como mecanismo de dominación sobre la sociedad. La supuesta
apoliticidad de las Fuerzas Armadas en realidad no existe, es una estratagema, una
mentira. En nuestra isla era difícil que sucediese esto de que de sus filas militares
surgiesen hombres visionarios, las fuerzas públicas cubanas estaban demasiadas
corrompida al servicio de intereses poderosos locales o extranjeros; la corrupción estaba
institucionalizada, estábamos demasiados penetrados por los norteamericanos.
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Batista era la antítesis de todo esto, pro yanqui hasta el tuétano, entregó el país a los
americanos, corrompe, asesina y crea odios; este era el país del relajo, de las charadas,
amuletos de resguardo, el bayú y de bellas y baratas mulatas, además del bilongo.
Estas instituciones castrenses eran selectivas, lo vemos en la Fuerzas Aérea y en
los oficiales de la Marina de Guerra, casi en ninguna había negros. Para la aviación la
piel blanca, o que pasaran por ello, de estaturas más bien altas y buena estampa,
estos cuerpos estaban reservados para los hijos de papá, por lo regular familias de
abolengo, apellidos ilustres, adinerados, de topetes, de linajes, de alcurnias, de “la Jay”
etc., con bonitas y bien alimentadas mujeres, que viajan en bonitos carros, viven en
bonitas casas, si parecen nórdicos el camino está libre, son los que van a la Academia
de West Point, todos visten vistosos y engalanados uniformes blancos de la marinas
entorchados y en el otro caso en los pechos las alas de pilotos. Medallas, insignias,
distintivos de llamativos colores, todos hablan inglés.
En nuestro caso el ejército cubano antes de 1959 eran una copia imagen y semejanza al
de los yanquis. Nuestros oficiales se entrenaban en el norte. Es sabido que cuando uno
estudia en un país extranjero, por un proceso natural y humano, es simpatizante del
mismo y si fue por mucho tiempo y si la pasó bien, por lo regular se adopta como
segunda patria; conocemos lo que sucede en estos casos.
El anticomunismo era el pan nuestro de cada día, esta palabra COMUNISTA estaba
satanizada, además de una misión militar norteamericana en el campamento militar de
Columbia, que se estableció en 1951, los militares norteamericanos de esta misión
junto al coronel Clark Lynn J.R, jefe de la misma, acompañaron en su derrota al
ejército cubano.
Recuerdo cuando Fidel más o menos dijo, pues para qué los necesitamos si perdieron la
guerra junto a Batista. En realidad esta misión nunca tuvo una idea clara de nuestra
idiosincrasia, ni las características de la lucha de liberación que nuestro pueblo estaba
llevando a cabo.
El carácter de la guerra de guerrilla librada por el Ejército Rebelde, con el amplio apoyo y
participación popular, ni siquiera hoy al cabo de tantos años de bloqueo conoce de lo
que somos capaces por la justicia y por la defensa del país aunque se lo deben de
imaginar sus analistas militares.
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La alta oficialidad del ejército anterior vinculada a los intereses de la oligarquía y el
imperialismo, la oficialidad media atada a la clase media y conformada con oficiales
de formación de academia; los alistados (soldados), cabos y sargentos que el
servicio militar voluntario los llevaba a sus filas, en busca de salarios para resolver sus
problemas económicos, procedían de diferentes extractos sociales.
El conocimiento en aquel entonces por parte de Fidel del Ejército de la República, se
manifiesta en carta del 10 de septiembre de 1958 al Comandante Raúl Corzo Izaguirre,
que era uno de los cinco jefes de batallones, que bajo la dirección del General Eulogio
Cantillo, dirigió la última ofensiva que lanzó el ejército de Batista contra las fuerzas
rebeldes que defendían la zona occidental de la Sierra Maestra. Solo extraeré algunos
párrafos elocuentes que retratan a esta institución. Refiere Fidel: “Mi poca fe en la mayor
parte de los militares cubanos está en las vacilaciones que lo caracterizan y la forma in
gloriosa con que suelen caer de sus mandos. El papel de la oficialidad del ejército no
puede haber sido más triste. No me refiero a las campañas donde los fracasos no son
más que consecuencias lógicas de defender tan funesta e impopular causa. Ningún
ejército con tradición, madurez y conciencia de su destino, se habría dejado arrastra a
una situación semejante, con ausencia total de espíritu de cuerpo, viendo caer uno tras
otros sus mejores valores, qué consideración se puede tener con los jefes militares que
respaldaron la dictadura, podrán devolverle la vida a los cientos de campesinos
asesinados sin razón. Un acuerdo entre militares y revolucionarios es lo que podía salvar
al ejército de su total desintegración, ello resulta muy difícil por carecer este de un líder de
alta jerarquía con fuerzas propia y moral suficiente para hablar a nombre del cuerpo, y los
militares más consientes, pero de menor jerarquía imposibilitado de vertebrar sus
esfuerzos, para actuar por su cuenta propia dentro del cuerpo, no hacen causa común
con la Revolución, no viran sus armas contra la tiranía como si Batista fuera el ejército,
como si los fuesen los Tabernillas, Chaviano, Pilar García y demás jefes criminales y
ladrones, se llama deslealtad conspirar contra ellos, se llama traición el derecho y el
deber de revelarse contra la criminal y corrompida autocracia, aunque no fuese más que
para salvar al ejército de su desintegración y salvar la vida de tantos soldados que están
muriendo y van a morir en aras de una innoble y vergonzosa causa. El ejército se
desarticula, a ojos vista, sin que nadie lo pueda impedir, porque los ejércitos nacionales
se fundan para fines más nobles que el crimen, el pillaje y la represión las tropas,
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hundidas en el más absoluto desgano; los oficiales con poco ánimo de llevar la tropa al
combate, no por falta de valor, sino por falta aliento moral de razón para luchar,
porque no puede haber valor sin convicción. Los nuevos reclutas desertan por cientos, a
los militares no le ha preocupado nada impedir el asesinato en masa de infelices
campesinos, las torturas espantosas que sufren los revolucionarios en las cámaras de
tortura policíacas, los gásteres de Masferrer, sujetos extraídos de las prisiones para
vergüenza de las fuerzas armadas, están ejerciendo funciones de orden público” (fin de la
carta).
Qué pasó con los militares de este ejército derrotado, existía una cifra entre policías,
ejército, marinos, etc., grande, más de 80 mil. Muchos en los primeros días se
fueron, abandonaron los cuarteles, al igual que los que se entregaron a nuestras fuerzas,
no hubo un plan de licenciamiento que yo recuerde, algunos, los menos se incorporaron
a bandas en los montes que más bien estaban escondiéndose. Nosotros utilizamos
unos pocos en los escuadrones y delegaciones de la policía, personas que tuvieron una
conducta ejemplar y poseían un conocimiento que nosotros no teníamos y nos eran
necesarios, sargentos mayores de los escuadrones, carpetas en la policía; como puede
verse no se abandonaron a los hijos de los muertos contrarios.
El 3 de noviembre de 1959 el Ministerio de la FAR remitía para su publicación en la
Gaceta Oficial más de 3,500 resoluciones firmadas por Raúl, en la que se concedía el
retiro y cobro de pensiones a ex militares y a los familiares del disuelto ejército de
Batista que cayeron combatiendo al Ejército Rebelde, considerando que dichos familiares
no debían quedar desamparados, sobre todo cuando se trataba de mujeres y niños.
Sobre nuestro arte militar, la experiencia de las guerras contra los colonialistas
españoles quedó truncada con la creación de un cuerpo de artillería en 1902, acorde
al pensamiento militar yanqui.
Con el fin de la guerra hispano –norteamericana los EEUU logran desarmar al pueblo
cubano con la disolución del Ejercito Libertador y la asamblea de El Cerro. Ello facilitó la
creación de mecanismos económicos, político y militares, dirigidos a garantizar la
penetración norteamericana total en la isla, maniobra que culminó con la imposición de
la conocida Enmienda Platt a la Constitución de 1901.
Desde el punto de vista militar, ya que no existía una institución armada y los
mecanismos impuesto durante la ocupación les permitió el derecho a velar por nuestra
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soberanía e integración territorial, mediante la intervención militar y ocupación militar
legalmente; mientras que la demanda de cuerpos armados y encargados de imponer el
orden público y velar por las propiedades de las clases dominantes, fue relegada a
instituciones que vieron la luz entre 1899 y 1900, como la Policía Municipal y la conocida
y tristemente recordada Guardia Rural que se encargarían de la represión.
En abril de 1908, durante la segunda ocupación norteamericana y el Decreto-Ley 365 se
estructura el ejército permanente, separado de la Guardia Rural. Todo estaba
planificado, los EEUU siempre tuvieron la intención de apoderarse de la isla. El tiempo
que medió entre la desaparición del Ejército Libertador y la creación de este nuevo
ejército, impediría que llegara el influjo independista revolucionario y nacionalista de su
antecesor. También este naciente ejército rompió con las tradiciones de lucha y el arte
militar mambí, para asumir totalmente el pensamiento militar norteamericano. Pienso
que al ejército cubano le castraron la rica historia de lucha, no estaba imbuido de
fuertes tradiciones patrióticas, ni del legado de Martí.
En realidad el ejército de Cuba era fuente de enriquecimiento de la alta oficialidad y el
medio que los diferentes grupos políticos tenían para lograr mantener el compromiso
político del ejército con sus intereses oligárquicos.
El principal abastecedor de material de guerra del ejército de Cuba fueron los EEUU de
América. Al concluir la II Guerra Mundial los EEUU quedaron abarrotados del armamento
producido en el periódico bélico. Un ejemplo de ello la subasta de la Base Naval en
Guantánamo. Yo soy testimoniaste de lo anterior. Mi padre era subastador en la Base
Naval, cada cierto tiempo en este lugar se realizaba subasta de vehículos de guerra,
camiones, jeeps, globos de tiro al blanco arrastrado por aviones paracaídas, todo esto
se compraba en subastas que allí se realizaban, todo era utilizable, con las telas, los
cordones, hilos que eran de seda convertirlas en otros usos; también se compraban
algunos barcos medianos, piezas de aviación, radios, juguetes, en fin, ellos
subastaban variedades de medios y objetos, además su industria alcanzó un desarrollo
tal que lo obligó a buscar desesperadamente mercados.
Los EEUU inundaron de armamento, en su mayoría ya obsoleto, a los ejércitos
latinoamericanos; las fuerzas armadas cubanas las pusieron en las mismas frecuencias
del sistema interamericano de defensa, diseñado por los EEUU. Toda la bibliografía para
el ejército cubano, en todas las armas que se empleó, fue norteamericana, como hemos
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dicho, en algunas de sus ramas la oficialidad, los pilotos, era clasista, su
ascendencia a los altos cargo del ejército se llegaba por las vías del compadrazgo político
y de intereses. Era un delito que los oficiales mantuvieran relaciones con los políticos y
los estudiantes, Grau flexibilizó un poco esto.
Las formas, estructuras, los manuales, voces de mando, uniformes, el armamento, todo
eran copiadas del ejército yanqui. La Revolución Cubana eliminó todo la estructura vieja
y la remanencia la fue eliminando en el camino.
La cultura no es más que el sistema de valores de la sociedad. La Revolución interpretó
nuestra historia y el pensamiento de Martí. Fidel ha realizado una labor pedagógica
incansable, partió de nuestras propias realidades. Su autoridad ha sido hija de su
prestigio, de su capacidad. No olvidemos que veníamos de un capitalismo, que había
deformado todos los estamentos de la sociedad, Fidel supo orientarnos hacia las
trasformaciones que eran necesarias; nuestros errores y desaciertos fueron tal vez un
poco idealizados.
El socialismo es un proceso, una transición desde el capitalismo hacia formas superiores
de organización de la sociedad, hacia un nuevo tipo de relaciones humanas, implica
tiempo, la realidad del entorno incide en ello, están presentes y se mezclan las
viejas ideas, los viejos valores con lo nuevo, son cambios profundos. Los errores y
debilidades son naturales en todo proyecto humano. Pretender que todos piensen igual
es absurdo.
“Mientras que el antiguo Ejército Constitucional de Cuba constituía una de las fuerzas
militares menos impresionantes en América Latina, el Ejército Revolucionario actual es el
ejército más formidable en la región y presenta un elemento disuasivo efectivo ante
cualquier intento de intervención armada en Cuba por los Estados Unidos y con un haber
combativo demostrado en las recientes guerras poscoloniales en África y otros lugares”.
(Tomado del Boletín de Información selectiva, serie ejércitos extranjeros No.27 año 1984
información interna para oficiales, LAS FUERZAS ARMADAS DE AMÉRICA LATINA,
CUBA).
Esto está claro, nos obligaron a tener que hacerlo, se empleó tiempo, recursos, a este
menester, no obstante la ayuda solidaria de la antigua URSS.
El ejército de la tiranía tenía unas fuerzas armadas cientos de veces superior en números
de hombres, de equipos y de armas a la nuestra. Los rebeldes se fueron armando
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fundamentalmente a medidas que libraban combates y ocupaban armamentos y
municiones. Durante una buena parte de la lucha, desde su comienzo, la táctica del
Ejército Rebelde se concentró en sitiar una fuerza, un puesto, un campamento y
emboscar sus refuerzos que venían a socorrerlos, golpeando con efectividad al atacar
la tropa en movimiento y desprotegida, acción repetida una y cien veces, lo que
contribuyó al final a desmoralizarlos.
Los uniformes siempre han llamado y llamarán la atención a la gente, los distinguirán
sobre el resto de las personas; además a muchas mujeres les fascinan los trajes.
En los países latinos en su mayoría las escuelas militares por lo regular influidas por los
yanquis, forman militares castrenses, con una mente rígida, carente de un pensamiento
lógico, en muchos de los casos son solo máquinas. Cuando un hijo de vecino lograba
alcanzar una de estas escuelas tendrá que amoldarse al sistema o queda fuera.
El libro de afecciones médicas para oficiales en todos los tipos de fuerzas armadas es
riguroso, ni el nuestro quedó al margen, los feos ni los patatos pueden ser oficiales,
pues estos libros exigen determinadas estaturas; no tener en el rostro nada que no sea
lo que tiene todo el mundo, claro que no son los requisitos de la guardia real inglesa, pero
tiene lo suyo, aunque en el mundo esto de los requisitos es a veces injusto pues en los
avisos de buscar empleos siempre esta eso de tener buena presencia, apariencia, etc.,
alguien dijo que la belleza es una carta de recomendación a corto plazo.
En mi caso, mis genes era todo lo contrario, yo odiaba el uniforme amarillo de los rurales
o el azul de la policía, nunca se me ocurrió o pensé en ser militar, mucho menos
oficial durante toda mi vida, que cumpliría el paradigma de que el ser oficial de la FAR
no sería un medio de vida sino un sentido de la vida.
En mi mente no había elaborado la permanencia en institutos armados, ni pensarlo, pues
mis ingredientes eran muy comunes, sin ningún ambiente intelectual, ni de otro tipo
que no fuese el de comerciante, tampoco no tenía antecedentes inmediatas de
militares en la familia, aunque mi bisabuelo, un mallorquín, Salvador Salazar, vino a
Cuba con el grado de Brigada del ejército colonialista español y dado de baja por las
simpatía de su esposa, mi bisabuela, una asturiana natural de Villa Viciosa: Matilde
Alvares Laguna, a la que tuve la suerte de conocer, simpatizante de la causa cubana y
la que dio dos hijos caído en combate del lado de los mambises, uno de ellos oficial.
Con estos ingredientes se formó nuestra nacionalidad
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Recuerdo cuando aquella noche en Santiago de Cuba del 2 de diciembre del 1959,
Raúl me preguntó— ¿y ahora, qué piensas hacer?— en mi ingenuidad le dije, — pues
ya cumplí con mi Patria, ahora a trabajar con mi padre en el garaje, — la pregunta me
sorprendió, no había pensado sobre ello, ni modo saber que permanecería durante 35
años vistiendo el uniforme verde olivo. Luego la vida nos convirtió en revolucionarios
conscientes, contribuimos como cuadros con nuestra fidelidad y trabajo en los primeros
años de la Revolución hasta años después de la insurrección, estamos aquí, nos
creamos un espacio, ante todo porque un hombre tuvo una visión del futuro, pensó que
había que cambiarlo todo y así lo hizo Fidel
Hombres humildes se trasformaron en jefes capaces, pienso que mucho de nosotros,
los oficiales revolucionarios cubanos de humilde origen que tuvimos la experiencia de
en alguna forma, contactar con Fidel, Raúl, el Che, Camilo, Almeida, ha existido un
código de honor, genético y es: nunca traicionar, ser leales y con honor, y sobre todo
conscientes.
Otros no entendieron lo que hacíamos, por suerte muy pocos o nunca salieron de la
mentalidad de guerrilleros no se adaptaron a la paz, se mantuvieron anclados en el
pasado. Del II Frente Oriental Frank País muy pocos traicionaron y los vendidos,
en el fondo, eran gente deshonesta, simples mercenarios, todo esto era lógico,
respondieron a sus raíces.
Retrocediendo en el tiempo pienso que algunos de mis compañeros no habían
profundizado en los verdaderos móviles que nos animaron en la lucha en aquel
momento, aunque no por ello muchos no dejaron de demostrar en todos los frentes en
que se combatía a la tiranía, capacidad y valor, sacrificio y abnegación. Luego la vida los
apartó.
Como he dicho fuimos oficiales como resultado de la lucha que llevó la población contra
la podredumbre que existió en la isla y tener la suerte de que naciera en estos lares
hombres como Fidel y Raúl, que inculcaron en el joven cuerpo de oficiales sentimiento
de pueblo, de justicia y de amor.
No es lo mismo un oficial de carrera que uno a la carrera, en realidad fuimos militares
por las circunstancias que se dieron en buen cubano militares un poco a la carrera, en mi
caso permanecí en el ejército pues éramos los guardianes del proceso que comenzaba,
era una forma de garantizar su continuidad, luego la vida nos fue profesionalizando , yo
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hubiese sido un mecánico, mejor un mecánico electricista, desde pequeño este fue el
camino que se me señaló, no fue un asunto de genes, pude escapar de ello por lo que
expliqué con anterioridad.
Un policía me dio una patada en el culo y desde entonces escogí otro camino, al parecer
la patada me movió las entendederas, claro, como buen cubano, era un político y un
arreglador o componedor del mundo.
El puesto de Pru de Bartolo, en el portalón del garaje del viejo en Guantánamo era un
punto de reunión, además era ortodoxo por simpatía, no tenía edad para afiliarme a
ningún partido, pero del dicho al hecho hay un trecho, éramos boca nada más, solo
discutíamos, recuerdo las discusiones del negro África, Bartolo y algún visitante sobre
la política del país, era a diario, yo también metía la cuchareta. De cualquier manera
nací en el momento indicado, pues viví parte de aquella sociedad del relajo y el choteo
en que mi amigo Rafael Cuten, hijo de un terrateniente, que fue a estudiar agrimensura
en los EEUU, me confesó que allí no decía que era cubano, pues los gringos pensaban
que este era su gran prostíbulo.
Haber conocido parte de aquella sociedad me ha permitido hacer comparaciones, y
cuando ya tome conciencia he vivido y formado mi familia, en esta sociedad que es tan
digna pienso que también en mi niñez fui muy influido por vivir al lado del Instituto de
Segunda Enseñanza.
Por las opiniones políticas de mi amigo de 7-8 años ambos, Luisito Solá Vila, ortodoxo, y
componedor del mundo; las religiones que frecuente sin creer en ninguna, las acciones
de los estudiantes cuando por algún motivo tomaban el instituto, y venían los guardias
rurales montados en aquellos enormes caballones tejanos dando plan de machete a
desalojarlos, todo esto fue influyendo en mi formación y tomé partido del lados de los
indios, deje de estar del lado de Batman, el llanero solitario John Wayne, las urracas
parlanchinas y parentelas.
Por lo regular la preparación que adquieren los oficiales y la experiencia que acumulan de
dirección y mando les permite en el retiro desempeñarse en puestos importantes en la
vida civil. Por determinada circunstancia en nuestro país no fue totalmente así, solo unos
pocos, el resto, la mayoría, fueron a cuidar parqueos de bicicletas, mercados
campesinos, hombres con preparación que hubiesen sido más útiles en otros frentes;
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puede haber influido presiones y corrientes generadas por algunos, falta de puestos de
trabajos, en fin, múltiples factores incidieron
El primer sueldo como capitán del Ejército Rebelde, que se me pagó en el Cuartel
Moncada, 125.00 pesos, al terminar la insurrección, fue una ofensa, un insulto, me
sorprendió, pensé que lo que había hecho no era para que me pagasen, me sentí
ofendido, claro los doné para armas y aviones que era una campaña que existía en aquel
momento de recogida de dinero en la población; después, al segundo mes, la vida
me enseñó que para subsistir era necesario comer y para ello era necesario el dinero.
Fuimos adaptándonos a la vida militar paulatinamente, todo nos sorprendía, hubo que
hacer un gran esfuerzo para adaptarse a la cortesía militar, marchar, cuadrarse, el saludo
militar, rendir un parte, pues teníamos conceptos guerrilleros extremistas contra estas
reglas, lo veíamos como una servidumbre, una sumisión, ser serviles, rendirle pleitesía
a alguien, comentábamos que esto era ser sumisos, esclavos, cachanchán, guatacas.
El colmo fue digerir los grados militares de Coronel y General, al inicio solo eran los de
Sub Teniente, Teniente, 1er Teniente, Capitán y Comandante con una estrella; aquí
comenzó este ajiaco de los grados, bueno en mi caso se alargó el camino, se creó uno
de Sub Capitán, otro de 1er Capitán, uno de Comandante de 2 estrellas; se volvió al de
Mayor, y al final el de 1er Comandante que en una conversión quedó en Coronel.
Llegando por fin a los grados actuales adecuados a los que mundialmente se llevan, pues
el rollo que teníamos formado no se entendía en el exterior. El rechazo amainó cuando
analizábamos que estos grados eran los mismos que tenía el ejército mambí, y no
teníamos que asociarlos con el ejército de la dictadura.
Aunque esto de las promociones profesionales tuvo vaivenes, sobre todos los que
transitamos por la hilera larga de los grados que hemos señalado. Sacando la cuenta un
capitán en el 59 era el equivalente a un coronel.
Sobre los grados militares el Che dijo: Que cada uno de los combatientes de la Sierra
Maestra que alcanzaba algún grado superior en la fuerza revolucionaria estaba dotado de
una historia de hechos notables. Sobre la base de ellos lograba sus grados.
También sobre los cambios de los uniformes. En la guerra de liberación pues lo más
popular era las boinas negras españolas y las gorras de un caqui azul , con orejeras, y
sombreros tejanos como los de Camilo, algunas veces los usaban Raúl y Piñeiro;
luego en la paz en el mismo enero del 1959 adoptamos las gorras de oficiales tipo
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francés del traje de campaña del vencido ejército, siempre el uniforme era el verde olivo
de campaña que usamos por muchos años, y como existían en los regimientos que
heredamos sastrerías militares nos confeccionábamos un uniforme de gabardina cortado
a la medida de un verde oscuro. Recuerdo que la primera persona que vi con él fue a Tim
Navarrete en el Moncada.
Cuando comenzamos a salir al exterior teníamos un uniforme de gala con camisa blanca
y corbata negra, que usamos en el Primer Congreso del Partido, en 1975, luego para el
diario se cambió a una chaqueta llamada guapita color casi de café con leche que se
podía usar con un saco oscuro con corbata y gorra de plato que era el que usaban casi
todos los ejércitos de los antiguos países socialistas, hasta llegar al tipo de guayabera
cubana actual, realmente todos calurosos, el más funcional que recuerdo fue el verde
olivo que adquirí en la intendencia del Cuartel Moncada, de botones de metal, era
procedente del ejército yanqui, muy ligero y cómodo, que me dio el intendente, el
comandante Ferrer Da Silva.
En las misiones en África adoptamos el uniforme de campaña que usaba el ejército
soviético internacional, uno amarillo color casi de saco de yute y el sombrerito del
mismo color como el que usan los pescadores en las películas americanas; fue por poco
tiempo, pues volvimos al nuestro verde olivo de campaña con la chaqueta por fuera de
bolsillones, con la gorra de visera larga del Ejército Etíope.
Las botas, las de fuera del país, las soviéticas, pesadas, pero duraderas; las más
ligeras eran las cubanas y unos botines de procedencia checa para oficiales, muy
cómodos.
Al enviársenos a escuelas militares chocamos contra aquellos cadetes que no poseían la
misma formación que la nuestra, profesores de la Escuela de Matanzas, muchos con el
concepto de que la disciplina entraban con sangre, las aborrecidas cortes sumarias
donde nos juzgaban (los repórter) por no saludar, botón desabrochado, o el jabón sucio o
polvito en el resquicio o unión del remache de la cama con el bastidor o cualquier otro
estrafalario o inaccesible lugar, que nos tronchaban la ansiada salida del sábado al
mediodía hasta el domingo a las 10:00 pm.
No pocos dolores de cabeza le dimos al Ministro en la Escuela de Matanzas y en la
Escuela Superior de Guerra de la Cabaña, al final de aquellos cursos agotadores, en el
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acto de fin de curso, Raúl nos miraba y comentaba: bueno yo tenía que haber
venido un poco más.
El comandante Quevedo, director histórico de mis cursos, sobrellevó aquella
situación con inteligencia y entramos por el aro, por paciencia y persuasión, era un
analítico, estudiaba quiénes eran lo que más podían influir en el resto. Por chota le
pusimos a su oficina en Matanzas el Pentágono y a un grupo que fuimos seleccionado
por él para representar a los alumnos, nos llamaban “ los representante de los obreros
ante los organismos patronales”, en verdad aquel 4to curso de Matanzas fue tremendo,
recuerdo a algunos compañeros: Bordón, Camacho, Cubelas (traidor), el sacerdote
Sardiñas, Tomassevic (el flaco), Rigo Rivero, Caballo Loco, el negro Neftalí Mancebo,
Ducan Ducan , Manolo cabeza de p…. este nombre se lo puso Camilo Cienfuegos,
Tiburón, recuerdo al clima frío de ese lugar y aquellas postas cosacas (así se le
llamaba) en las garitas en las periferias de la escuela, la lucha por no dormirse y ser
sorprendido por los oficiales de guardia que hacían recorridos, los nombretes que nos
poníamos, volver a ser muchachos jodedores, 23 años con el alto grado de capitán,
solo me superaba un grado más, el de comandante. Había varios con este grado,
también capitanes, oficiales de milicias, tenientes, hasta un cura, el padre Sardiñas, en
fin allí estaba representada la oficialidad de aquel momento, nunca hubo problemas con
esto, el individuo era lo más importante, diferentes caracteres, culturas, nivel
educacional, profesores del ejército anterior que no habían tenido ningún problemas y
otros sobre todo los de política viejos militantes, recuerdo a Mestres y a Cirilo y jóvenes
cadetes de la escuela de cadetes de Managua.
Luego en la Escuela Superior de Guerra, ya casado, en el 3ro curso estaban Pinares,
Olo Pantoja, Vilo Acuña, René de los Santos, Proenza, Daria, Peña, Arturo Lince,
Douglas Rud, Pepín Bravo; la visita sorpresiva que nos hizo el alumno # 1 Raúl Castro,
cuando estaba en el curso avanzado y recogió la caricatura de nuestro mural que
le habían hecho a José Nivaldo Causes y Pérez, aquí ya no era todo tan estrictamente
estricto, ya existía el Partido, se analizaba un poco más, de este curso salieron
compañeros para Bolivia.
En esta etapa se destacaron muchos, sobre todo aquellos que tenían una base cultural y
podían asimilar la táctica soviética y la técnica. De la cantera del Ejército Rebelde salieron
los jefes para las FAR y los dirigentes para la vida civil, luego en un proceso paulatino
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los menos, los que no se adaptaban a la disciplina militar encontraron un destino en
otras tareas.
De guerrilleros a oficiales profesionales en la forma cubana, donde un ejército irregular
sustituye a uno regular, no conozco otro ejemplo, fue algo sui generis, se rompió el mito
que una revolución se puede hacer con el ejército y nunca contra el ejército. Es curioso
como el oficial nuestro no tiene espíritu de élite, el oficial nuestro no tiene la visión de
mundo que tiene un oficial de otros lares, esto lo he contactado en el trato que he tenido a
lo largo de mi vida con muchos oficiales de otras latitudes.
Claro, existe un amor por el trabajo, a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, que es
parte inseparable de nosotros. Lo mismo pasa con los oficiales del Ministerio del Interior,
acá no ha existido ningún programa ideológico para que esto no ocurra, ni se nos ha
programado, tal vez sea el aire de respeto irrestricto al hombre y a la dignidad humana
que se respira en esta isla, del color que vemos las cosas, de todo lo que hemos vivido.
Lo que hemos vistos en los dirigentes, pienso que este fenómeno no solo nos ocurrió a
los miembros del Ejército Rebelde o los compañeros que ingresaron en los primeros
años, lo observo entre los jóvenes oficiales, por lo regular son personas sencillas, sin
ínfulas militares.
En mi experiencia con oficiales de otros países, realmente no he visto estas
características, acá pocos jugaron a ser militares sin seso, como vimos en películas, tipos
duros, en filmes yanquis y donde pintan al militar latino como incultos, matones,
traficantes y sobornables.
El compañerismo surgido en las aulas, en las escuelas, en las unidades, en la guerra,
las operaciones, donde se manifestaron las primera manifestaciones, las preocupaciones
sociales que nos ayudaron a formar nuestros propias personalidades; en el pueblo donde
todos nos conocemos, donde siempre encontraremos una mano amiga. Estábamos en
tiempo de encontrar los amores, de fundar una familia y así ocurrió, unos con más suerte
me refiero a eso que llaman compatibilidad de caracteres y otros con menos, en mi caso
llevo más de 50 años con una gran compañera hija de un mártir de la Revolución, una
científica respetada y querida en nuestra comunidad hemos tenido dos hija , son
médicos, una ha cumplido misiones en Venezuela por varios años y ahora en Argelia,
tenemos tres nietos varones gente buena y ahora la vida nos ha premiado con una
bisnieta, vivimos en una sociedad sin drogas. Segura con escaseces producto de un
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bloqueo férreo a nuestro país por los EEUU al que hemos resistido por más de 50 años y
continuaremos haciéndolos.
Al hacer un recuento a estas alturas me maravillo que en mi larga carrera de oficial de un
cuerpo armado desde mi inicio en la guerrillas del II Frente Oriental Frank País, bajo el
mando de Raúl Castro, no he visto ni por pequeña que fuese una manifestación ni un
solo sentimiento de veteranismo, caudillismo, localismo o racismo en ninguna persona de
las que me han rodeado.
En la guerra de liberación, quienes podían hacerlo o jactarse era la gente que pasó con
Raúl a la fundación de nuevo frente y nunca supe de un caso sobre el caudillismo,
Raúl rechazaba esto de plano, no obstante el ser humano no puede dejar de sentir
admiración o fidelidad a un jefe digno, justo y valiente.
Sobre el localismo o el regionalismo, pues los orientales, nos sentimos orgulloso de ello,
pero más de ser cubanos, y por ultimo racista, con lo que nos gustan las mulatas, no, no
lo creo.
Fidel agrupó al personal de otras organizaciones militares que lucharon contra la tiranía.
Mucha gente del Directorio Revolucionario 13 de Marzo y del 2do Frente del Escambray
terminó identificándose y pasando al lado de los terratenientes y los desafectos,
otros pasaron al lado de la Revolución en las Fuerzas Armadas.
Al Ejército Oriental vinieron magníficos compañeros que habían estado en la
insurrección en el Escambray, no recuerdo nunca una discusión ni que esto se haya
tenido en cuenta para decidir sobre el compañero en cuestión, sencillamente no tuvo
ninguna importancia.
Nuestro agradecimiento a la antigua URSS será eterno, y el respeto por su historia en la
II Guerra Mundial. No faltó que algún entusiasta en algunas cosas calcara el modelo
soviético. Los hombres de Pánfilo fue una buena lectura en esa época, pero no era,
por muy admirados, que fueran nuestra cultura, y costumbres. Y en otro caso copiar
costumbres chinas. Recuerdo el primer 1 de mayo en Santiago, en 1959, las fotos
gigantes de Fidel y Mao adornadas en su alrededor (marco) lleno de flores, al igual
que lo hacen los chinos.
Los cubanos a lo largo de nuestra historia hemos tenidos nuestros propios gritos de
guerra,--- al machete--- en nuestra guerra contra el colonialismo español y se daba la
orden --- al degüello--- el enemigo se aterrorizaba.
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Cuando se oyen en las grabaciones de la guerra en Etiopía, otras palabras más
fuertes lanzadas al fragor del combate, mucho más modernas y comprensibles, en ese
momento lo hacían los señaladores y correctores del tiro de la aviación y la artillería
nuestras, que indicaban las correcciones del tiro a nuestros medios, eso si es nuestro
y palabras que no debo de repetir aquí.
En África los etíopes siempre nos buscaban a los cubanos, era un asunto de las
raíces, y caracteres; los soviéticos allí fueron nuestros hermanos, solidarios, dispuestos a
apoyarnos en todo. Siempre recuerdo que el primer internacionalista caído allí, lo fue un
capitán soviético.
En África han combatido 381 431 soldados y oficiales cubanos junto a soldados y
oficiales africanos a lo largo de 30 años.
Acá en mi país la gente es noble y sencilla, somos propensos a la alegría, al buen humor,
a las risas a la informalidad, al disfrute de los placeres sanos, físicos y espirituales y unas
ganas de vivir plenamente. Disciplina claro que existe, pero esta es con lógica, no es el “sí
señor”, “no señor”, a la orden señor”, de esos militares con la cara pintada de
negro y pelados al rape tipo Rambo, de las películas yanquis, son un eslabón obediente,
demente, de la cadena de mando de otros ejércitos.
Sobre nuestro comportamiento tengo la experiencia en la luchas en las montañas contra
la dictadura de Batista. También contra las bandas pro yanquis de bandidos terroristas en
la isla. Fui internacionalista en África, he visto en combate a mi gente, han actuado con
disciplina y humanidad, con valentía y audacia, tanto en acción o con los prisioneros, ni
siguiera ofensas verbales, no podía ser de otra manera.
En mi larga estadía en la FAR, en la guerra contra Batista, el Ejército Rebelde fue
generoso y humano, en la rendición de los cuarteles no se conoció una ofensa a un
detenido, un prisionero o un condenado a muerte, ni siquiera a un asesino como los
tigres de Masferrer, ni al abusivo policía, todo lo contrario de los asesinos uniformados de
la dictadura, algo que remotamente olía a revolucionario o el ciudadano común que caía
en sus manos, los vejaban, torturaban.
En África eran los hijos o los nietos de aquello que fueron mis compañeros en el Ejército
Rebelde. No concibo, sería un absurdo ver a un soldado cubano asesinando a un
prisionero o familias, mucho menos torturando a alguien como es ahora común en el
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mundo; mi pueblo lleva en los genes el rechazo a estas prácticas, esto trasmitido
inoculado, inculcado por Fidel y Raúl, a todos.
Esta conducta se ha mantenido a lo largo de todos estos años, solo en mis 37 años en los
diferentes frentes de combate de la Revolución presencié un pequeño acto de vejación
de un sargento nuestro a un bandido en el Escambray que consistió en una bofetada, y
unas palabras el tipo estaba herido fue en el momento de su captura, los que allí nos
encontrábamos protestamos, pasaron los años, ya el sargento falleció cuando el Flora,
luego reciente en un taller de Lucha Contra Bandidos, salió el nombre del sargento, en el
listado de los que estuvieron en tal o cual unidad, me percaté que nadie olvidó aquel
caso desagradable y lo mejor, nadie lo había perdonado.
Esta conducta se ha mantenido a lo largo de todos estos años. El cuerpo de oficiales se
fue profesionalizando, fueron llamados a fila oficiales de milicias, comenzaron las nuevas
estructuras de Divisiones, Cuerpos de Ejércitos, Ejércitos, los planes de disposición
combativa, las academias, las reuniones metodológicas, cursos de refrescos, los cursos
en la antigua URSS, fuimos asimilando una nueva técnica moderna, se aplicaron en la
práctica las teorías aprendidas en la escuelas.
En Angola y Etiopía, donde se libraron combates de concepciones modernas con el
empleo de todos los medios y la organización de la cooperación, con la experiencia de
guerrilleros, y los nuevos conocimientos adquiridos en las escuelas y academias
poniéndolo, en prácticas en las misiones y el nivel político alcanzado vivido que se
poseía.
Surgieron muchos jefes capaces de actuar en condiciones de combate difíciles o el
trabajo en la paz. Para llegar a todo esto pues habíamos adquirido ya los conocimientos
elementales y básicos en la Escuela de Oficiales de Matanzas y luego en la Escuela
Superior de Guerra en La Habana; el Colegio de Defensa Nacional, los cursos
colaterales, además las experiencias anteriormente en la guerrilla y el África, nos dio
la posibilidad de desarrollar una doctrina militar adecuada a nuestras condiciones
especifica que se llamó: La guerra de todo el pueblo.
Hoy en día la cantera o la fuente principal han sido las escuelas militares Camilo
Cienfuegos, un por ciento muy altos del cuerpo de oficiales han surgido de estas, con
la condición de que el joven que se acoge a la vida militar, le gusta, se imagina que esta
es dura y está preparado sicológicamente para soportar estos avatares.
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Nuestra sociedad ha creado un nuevo tipo de hombre, con una nueva concepción del
mundo y una jerarquía de valores que orientan la vida el respeto a los valores humanos,
el aprecio a la dignidad plena del ser humano, el amor a la vida a la sinceridad y el coraje
y la confianza en la revolución en el deseo de trasformar el mundo en que esto es posible,
en la fraternidad con todos los pueblos, el rechazo a la falsedad y la doble moral y la
hipocresía.
La oposición a todo dogmatismo rígido impuesto, la rebeldía contra todas las formas de
injusticia social y la discriminación humana con todos los seres del planeta en la
conciencia que somos parte de una gran familia universal, que somos ciudadanos del
mundo y experimentamos una gran solidaridad con todos los seres.
Todos los días hay nuevos descubrimientos, se sabe de la existencia de otras galaxias,
miles de ellas, no estamos solos, sin embargo a diario nos matamos, asesinamos unos a
otros, algún día pensaremos distinto, sin el concepto de fronteras, raza o religión, todo
esto será irrelevante, solo seremos un pueblo.
En la Escuela de Oficiales de Matanzas no estábamos acondicionados a la disciplina
rígida militar, solo nos mantuvimos por la fidelidad a la Patria y a sus dirigentes; hoy en
día es distinto, los jóvenes oficiales ingresan en las escuelas militares por vocación, se
realiza desde temprano en los centros educacionales del país un trabajo de orientación
profesional, a través de círculos de interés y otras actividades, luego les espera un
riguroso examen de selección. Muchos jóvenes ofíciales han alcanzado grados
científicos de doctores en ciencias militares, técnicas y sociales y es continuo y
constante la superación de estos.
La vida de mi generación en las unidades militares fue de trabajo constante. Tuvimos que
ser constructores, políticos, sicólogos, las relaciones con los subordinados eran de
respeto mutuos; el jefe variaba según sus características personales y humanas, los
había afables, jaraneros, otros secos, exigentes pero nunca déspotas ni jerárquicos, de
estos prosperaron muy pocos. Existía la presencia concreta del jefe, pero se conservaba
la distancia normal, pero los jefes estaban al alcance de la mano, el comedor de los jefes
estaba separado, pero era la misma comida, nunca fuimos una agrupación de
compadres, un colectivo de hombres es bastante complejo.
Sobre los chequeos médicos, esto se comenzó casi desde el principio al crearse los
ejércitos, fue en el Hospital Militar de Santiago de Cuba, fue algo sagrado su asistencia
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y el jefe del ejército, el comandante Reinerio Jiménez Lage controlaba esto
personalmente, éramos muy jóvenes, pero cuando se comenzó a cumplir años y
apareció aquello del tacto rectal, entonces si fue un problema, educados sin una cultura
médica, y el problema de la hombría hubo que convencer a unos cuanto que esto no era
un asunto de machos.
De mi generación casi todos hemos pasado a un merecido descanso, pero, nos
mantenemos en contacto, estamos en cargos militares para Tiempo de Guerra, existen
miles de oficiales con estas experiencias combativas en el país y un ejército de millones
de personas a todo lo largo de la isla de ellos miles cumplieron misiones combativas,
además de un espíritu de hierro y de lucha que se ha creado en todo estos años del
bloqueo yanqui nos ha fortalecido y nos ha unido aún mucho más; en caso de una
agresión con el empleo de grandes fuerzas por su parte invadir y ocupar la isla podría
suceder, después de una cruenta lucha que no deseamos, con miles y miles de muertos
de ambas partes, pero luego mantenerla, ¿por cuánto tiempo podrían? subyugarla,
controlarla, aquí está el detalle, solo sería una quimera del enemigo, esto nunca lo
lograrían y ellos lo saben.
Sobre las misiones internacionalistas que hemos cumplido ¿por qué fuimos, cuáles
fueron los motivos de cada uno? qué hicimos allí, cómo nos comportamos, qué
motivaciones colectivas nos impulsó, Fidel lo había dicho, teníamos una vieja deuda con
África, el patriotismo es simplemente el sentimiento solidario más amplio alcanzado.
Recuerdo en mi niñez, prevalecía el individualismo, estas fueron las
circunstancias en que nos formábamos, los contactos con la gente que nos rodeaba, ese
mundo dividido en ricos y pobres, las experiencias que acumulábamos, a lo largo de
nuestra vida.
Las huellas que dejaron, los hechos y situaciones más importantes vividas, la crianza y
educación recibida, todo eso influyo en las clases de hombres que resultamos al final.
La influencia de aquella sociedad, la situación histórica –social que habíamos vivido, el
motivo principal de la vida era hacerse rico, así pensábamos, pero por suerte la
Revolución cambió la manera de pensar de todos.
Fidel le dio un sentido distinto a la vida de nuestro pueblo, una educación, una
orientación, nos preparó, nos enseñó a pensar con nuestra propia cabeza, guió nuestros
sentimientos y nos impulsó a tareas con propósitos altruistas.
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Nos dio otra concepción del mundo y un sentido creativo, pro social, humanista,
cambió nuestro rumbo ideológico, se crearon nuevos valores, que orientó nuestro
comportamiento en las diversa situaciones que en la vida se presentaron desde el cual
percibimos, amamos u odiamos, juzgamos, pensamos y actuamos a ser íntegros y
honestos. Nos alistó en el bando martiano de los que aman y fundan.
Llegó el momento del retiro fue, la pensión de 420 pesos, eran momentos difíciles,
no alcanzaba para nada Un dólar llegó el cambio de 100 y pico de peso cubanos, etc.,
esto ya fue corregido un poco, todavía no alcanza, pero tenemos esperanza de que las
cosas mejores.
Un epílogo simple, bajaron de las lomas un grupos de muchachos barbudos y de
melena larga, con unos deseos tremendo de mandar a la mierda todo lo que hasta
ahora habían vivido, aquella sociedad, aquella diferencias sociales entre las gente, de
color de la piel, de género, de dinero y hacerlo todo distinto, nuevo; errores pues claro que
los hubo, que obra humana no lo tiene.
En nuestro caso mi época mi grupo humano, todos compartíamos el espacio del tiempo
que nos tocó vivir, somos parte de los otros, muchos sabíamos que hacíamos
historias, otros solo vivían el momento y respiraban, teníamos proyectos y
aspiraciones patrióticas nobles, todo estaba por construirse, instituíamos algo mejor
para nuestro pueblo, al menos sin crímenes, no podíamos abarcar toda la magnitud de lo
que luego viviríamos. Luchar contra las bandas contrarrevolucionarias: misiones
internacionalistas, amenazas de invasión, desembarco por Playa Girón, crisis, amenazas
del exterminio total, etc.
Teníamos ya claro el sentido de nuestra vida, luego el tiempo pasó y pasó y se llegó al
final de todo casi sin darnos cuentas, como un soplo. Al revisar lo transitado, no ha sido
en vano, la experiencia acumulada servirá de algo, lo escrito queda, también los
recuerdos que dejamos, el paso del tiempo no mata el patriotismo, cuando se lleva a
Cuba por dentro.
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