LA ULTIMA ÓPERA EN EL CINETEATRO RIVADAVIA Entro en la biblioteca Centro Rivadavia donde originalmente estaba el bar, ahora con libros hasta el techo y atravieso un enjambre de alumnos de la primaria que buscan material para cumplir con la tarea pedida por la maestra. Ante mis ruegos puedo acceder, por las puertas clausuradas, a la antigua sala del que fuera el más conocido cine y teatro de San Carlos Centro. Quedo azorado por ese silencio de los años que flota en la sala vacía y abandonada. Sin las butacas de cine, o de conciertos de antaño o de los bailes de los sábados de épocas pasadas. Ese enorme edificio, construido a principios del siglo veinte por dos albañiles franceses, los hermanos Angel Dupuy y Alfonso Damevin.

Pasada esa primera imagen por mi mente, pienso en aquella ópera que se cantara en este escenario, sin telones, ni trajes, ni orquesta. Una ópera de concierto como se denomina cuando los cantantes se instalan al lado del piano. Como Opera, la última y fue Rigoletto de Verdi, el 29 de septiembre de 1989, con músicos de Santa Fe, y uno de San Carlos.

EL REPARTO

El papel del bufón y jorobado Rigoletto lo interpretó el barítono Carlos Romagnoli; su amo, el mujeriego Duque de Mantua, el tenor Miguel Angel Martinelli, Gilda, la hermosa hija de Rigoletto, deseada por el Duque, la soprano Ana Cancelieri, su ayudanta Giovanna, por Alejandra Morisel. El mesonero y malvado Sparafucile, cantado por el bajo-barítono de San Carlos Centro, Celso Risso. Magdalena, su intrigante hermana, por Jane Streiger. Al piano la profesora Amalia Creus de Bonet, con la dirección general de Guillermo Bonet Muller, que en ese entonces dirigía también la sinfónica de Santa Fe.

EL ARGUMENTO

El Duque ya ha conquistado a la mujer del Conde. Ahora pretende a la hija de Rigoletto y lo consigue, enamorándola. Enterado Rigoletto, furioso, busca venganza de su patrón y contrata a Sparafucile para que mate al Duque. Este va al mesón y la mesera Magdalena, se deja conquistar fácilmente; y entonces el tenor canta, muy convencido, “ La donna é móbile, cual piuma al vento”. Enterada de la tramoya, Gilda quiere advertir a su amado y se viste de varón, para no ser descubierta, pero Sparafucile la confunde y la apuñala, creyendo que era el Duque, y Rigoletto le paga sin saber que la muerta es su hija. Al final se descubre la triste realidad.

LAS QUE MUEREN AL FINAL

Gilda es una más de las sopranos que mueren al final. Si bien no todas las óperas son trágicas; lo son la mayoría de las italianas más conocidas, que terminan con el público lloroso. La mujer con su muerte resalta los valores sentimentales. Se sacrifica o es sacrificada. Es la que ama, la débil o la sometida. El hombre sigue viviendo, pero culpable. Son numerosos los ejemplos :

Tosca, de Puccini, se arroja al vacío desde la torre del castillo Santángelo en Roma, cuando comprueba que su amado, en vez de tener una muerte ficticia, como ella había pactado con los soldados, éstos la engañan y es realmente fusilado, en la terraza de ese castillo.

Madam Buterflay, de Puccini, : en el lejano oriente, se hace el harakiri cuando pierde a su amante y a su hijo., que había tenido al ser contratada como geisha, para ser “esposa” por un corto lapso, por ese amante, un oficial de la marina norteamericana.

Aída de Verdi, en época de los faraones, al enterarse que su querido Radamés es condenado a ser enterrado vivo, se introduce en la fosa y ambos mueren abrazados, bajo la losa que los cubre.

Otelo de Verdi. Desdémona, la fiel esposa, es apuñalada por su marido, el celoso Otelo, que la cree infiel sin saber que es engañado por las intrigas de palacio.

La Traviata, de Verdi. La frágil Violeta, adaptación de La Dama de las Camelias, muere enferma, como consecuencia de su vida disipada, pero enamorada de todos.

La Boheme de Puccini, Mimí también muere, en una buhardilla de París, por falta de medicamentos y de frío, rodeada por sus amigos bohemios.

Y las óperas francesas no son menos trágicas. En la alegre y festiva ópera:

Carmen de Bizet, ella es asesinada al final, por uno de sus ex-amantes, que le clava el puñal en el pecho, cuando lo abandona al enamorarse de un torero .

Manon de Massenet, la joven y dulce Manon, es robada a su novio con engaños de un comerciante inescrupuloso que separa a la pareja y finalmente arrojada a la calle, donde muere enferma en los brazos de aquel primer amor.

“I pagliacci” de Leoncavallo, al caer la soprano Nedda en una fingida muerte, apuñalada por su amante, el celoso tenor, los payasos de ese circo ambulante, dirigiéndose al público exclaman: “La comedia é finita”, pero para sorpresa de todos Nedda no se levanta a saludar al público, porque verdaderamente ha sido asesinada durante la función, a causa de una interna de celos con el barítono.

Lucía de Lammermoor, de Donizetti.. Una verdadera tragedia, donde Lucía, al casarse obligadamente con el hombre que no quiere, enloquece y lo mata, pero a su vez, desfallece y cae muerta de amor. Su verdadero amante al enterarse, se suicida.

La Vida Breve, de Manuel de Falla. En esta tragedia en España, que ocurre entre gitanos, Paco enamora a Salud, pero la engaña y se casa con Carmela. La angustiada Salud, entonces cae muerta de amor. Esta ópera contiene, la famosa Danza del fuego..

Andrea Chenier, de Giordano. El poeta Chenier con sus escritos denuncia a Robespierre en épocas de la revolución francesa en París y por ello es apresado y condenado a muerte. Su amada Magdalena, desesperada se introduce en la cárcel y con artilugios, reemplaza a otra condenada, para poder subir al cadalso, junto a su amado y morir ambos en la guillotina.

La Gioconda, de Ponchielli. Esta cantante en época de la Venecia romántica, al enterarse que su amado ha elegido a otra, se clava un puñal. En esta ópera se ejecuta durante un baile, la conocida e inspirada Danza de las Horas.

Lohengrin, de Wagner. En las óperas alemanas del período romántico, las mujeres morían fácilmente, de amor. En esta ópera, la abnegada Elsa de Bramante, al ver partir a su amado esposo Lohengrin en un largo viaje con un pequeño barco, tirado por una blanca paloma, hacia el Santo Graal, quizás para siempre, desfallece de dolor y cae muerta.

Tristán e Isolda de Wagner. Este compositor, cumbre del romanticismo alemán, componía no solamente la música, sino también el libreto, mitad realidad, mitad fantasía, en una marco de virtudes de moral y religiosidad.También la escenografía. Todo era de Wagner. En esta ópera, Tristán es muerto por sus enemigos, e Isolda también muere de amor, entonando una triste canción al lado del cuerpo de su amado. .

Estas óperas no se representaron completas en San Carlos, sino algunas y parcialmente. En la actualidad solamente y rara vez, María Rosa Rizzo nos deleita con algún trozo de ópera. Si bien su voz se adapta para la música lírica, prefiere, lógicamente, el ambiente de las peñas de tango.

Frente del edificio de la actual biblioteca Centro Rivadavia, donde funcionara el cine teatro Rivadavia, construído a principios del siglo XX por los albañiles, Damevin y Dupuy. También se lo conocía como el Bar de Damevin, ubicado frente a la plaza de San Carlos Centro.