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Sistema de protección para televidentes, oyentes y lectores Algo huele mal (y no somos nosotros) El Año de los Inocentes Periodismo, operaciones de prensa y otros virus mediáticos Memecracia Cómo nos manipulan las redes sociales Je suis Qom La consigna imposible El periódico de lavaca febrero 2015 / año 9 / número 85 Valor en kioscos $ 18

LA VACA, es una revista impresa y digitalizada en Argentina

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El periódico de lavacafebrero 2015 / año 9 / número 85 . revista impresa y digitalizada en Argentina, para los suscriptores en toda América Latina. Algo huele mal(y no somos nosotros)

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  • Sistema de proteccin para

    televidentes, oyentes

    y lectores

    Algo huele mal(y no somos nosotros)

    El Ao delos InocentesPeriodismo, operaciones de prensa y otros virus mediticosMemecraciaCmo nos manipulan las redes socialesJe suis QomLa consigna imposible

    El peridico de lavacafebrero 2015 / ao 9 / nmero 85 Valor en kioscos $ 18

  • 2 FEBRERO 2015 MU

    El Ao de los Inocentes

    divinanza: En qu se parecen la muerte de un fiscal y sus efectos oficialistas y opositores, con los sadomasoquistas (no slo los oficialistas y opositores), y con el crimen de una adolescente enterrada en la

    arena, y con la matanza de integrantes de una revista francesa de humor?

    Puede pensarse, como lo afirman ciertas religiones, que el amistoso 5-0 que Boca le propin a River haya sido un acto terrorista? Que la moda de la sumisin sexual y personal represente la actualidad cultural y poltica? Que el ISIS filme sus asesinatos como un deporte en el que no se sabe para quin juega?

    La adivinanza tiene una posible pista: todas han sido noticias y mensajes veraniegos propagados de modo lisrgico, mezclados, gritados y viralizados segn la doctrina Buzz Lightyear: al infinito y ms all. Parece ser una clave de la comunicacin o de la incomunica-cin en estos extraos tiempos, que permite todas las lecturas, cualquier lectura, o ninguna.

    La confusin es una tecnologa: la posibilidad de informarse supuestamente de todo, sin entender mucho, o sin entender nada. Cimbronazos noticiosos que estallan como fuegos artificiales que no iluminan las noches sino que oscurecen los das. Palabras, gestos y relatos ya no explican las cosas: las ocultan.

    Fuegos y artificios: hace muchos veranos que el verano dej de ser un espacio desenchufado pero adems, esta vez, el verano empez el Da de los Ino-centes. Ese da desapareci una inocente, Lola, 15 aos. Y reapareci la estrategia de saturacin informativa, de datos inciertos, personajes, abogados, especulaciones y manipulaciones. El seguimiento manitico de un caso, el relleno de horas de programacin, millones de tuits, toneladas de papel de diarios y revistas. Hasta que pasan unos das, y el tema desfallece aplastado por otro, que en este caso fue la masacre en la redaccin de Charlie Hebdo, en Pars.

    Y eso dur unos das en el mundo entero. En Argen-tina desapareci bajo el peso de la noticia sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman. El caso ha tenido como elenco estable a presidentes, cerrajeros, agentes secretos pero famosos, diputados inconcebibles, ministros absurdos, expertos informticos que prestan armas y cobran 41.000 pesos del Estado por no hacer nada, o por hacer quin sabe qu, operaciones de prensa cotidianas, abogados, fiscales sinuosos, inte-lectuales incomprendidos que en realidad son incom-prensibles, locutores duros, opinlogos anenceflicos, editorialistas a doble sueldo, lenguainmanos, deses-tabilizadores profesionales y/o amateurs, obsecuentes profesionales y/o amateurs, medios que dejaron de serlo porque jueguen para quien jueguen- son actores interesados en el torneo de la acumulacin de poder. Ni son medios, ni comunican.

    Pero el show continuar anualizado para este 2015 electoral. Tanto, que hasta los programas de chismes y panelistas dislxicos estn abandonando a la farndula

    y dedicndose a la poltica. Ricardo Fort debe estar azorado, si es que existe un ms all.

    Cada hecho en s puede conmover, sorprender, aturdir, y eso mismo es lo que funciona como percutor de la reproduccin viral de informacin, que funciona con la tcnica de mantener a la gente enjaulada en el tema y en los medios. Informacin que no importa demasiado si es verdadera, falsa, especulativa, embru-tecida o absurda: vale con que logre impacto, que golpee, que mantenga encendida la fascinacin.

    Muchas personas entran en el juego, a las que se le llama opinin pblica, y lo reproducen en sus con-versaciones, relaciones, en las redes sociales. Al infini-to y ms all. Como si la propia vida tuviese necesidad de ser llenada por vidas, historias y relatos ajenos que ya no cumplen estrictamente el rol de informar o comunicar, sino el de concentrar y masificar los temas de pensamiento, de conversacin, de cultura, de deseo. En trminos mdicos eso se llama alienacin.

    Si todo esto es una lgica y una dinmica del presen-te, no es raro que sean moda de mercado las tcnicas de sometimiento sexual, el sadomasoquismo consensua-do, o que haya mujeres que usen remeras con la leyen-da sumisa, en homenaje a esta novedad, con Club de Sumisas en Facebook incluido.

    Convencer sobre los placeres de la sumisin y el sometimiento es la utopa mxima de cualquier siste-ma de poder. Como el viejo chiste sobre la violacin: ya que es inevitable, reljate y goza. El chiste, obvio, lo hacen los violadores.

    Herodes 2015 ue la andanada haya empezado un Da de los Inocentes es una idea difcil de eliminar de la imaginacin. Segn el best seller La Biblia, la

    fecha recuerda el momento en que Herodes I mand a matar a miles de menores de dos aos. Si entre ellos haba un proyecto de nuevo mesas (Jess segn los rumores de la poca, Messi segn los actuales), Hero-des se aseguraba de eliminarlo de toda competencia futura.

    Leccin 1: la masacre fue una cuestin de poder.

    Leccin 2: los inocentes pueden ser un peligro.

    Herodes mand matar, segn la leyenda, pero la con-signa moderna ya no es matar a los inocentes sino controlarlos, mejor dicho controlarnos, controlar lo que sabemos, lo que no, lo que pensamos, lo que de-seamos, lo que sentimos. El sistema poltico y mediti-co tiende a tratarnos como inocentes (el que no hace dao, el que no conoce), o infantes (el que no tiene voz) o cosas peores.

    La matanza de Herodes, como ciertas noticias de los diarios argentinos, parece que en realidad nunca

    existi. Hoy se la recuerda mediante bromas para engaar a los inocentes. El ltimo ao las ms renom-bradas burlas, segn la red global YouTube, fueron:

    1. Un animador brasileo aterroriz a las humildes mujeres que trabajan como personal domstico de su mansin, simulando que unas muecas hablaban como en las pelculas de terror.

    2. Un fulano se disfraz de personaje de Mortal Kom-bat en un ascensor, amenazando pegarle a los que suban.

    3. Otro hroe de las redes, disfrazado de Pap Noel, persegua a la gente con un soplete encendido amenazando quemarlos, o con una falsa bomba. Lo gracioso, parece, es que la gente sala corriendo.

    4. Un muchacho checo, confabulado con una pareja amiga, le hizo creer a su novia que la engaaba. Interesante: la reaccin de la chica fue romperle a su novio el televisor alta definicin a golpes de una tijera, con la que intentaba clavar en la pantalla la palabra adis. La rotura fue lo primero que la-ment el muchacho.

    Si todo esto es cierto, si las bromas no son en s un fraude para captar a ilusos como un servidor, es curioso ver que las personas vctimas del engao quedan paralizadas, las que pueden huyen, todas tienen un altsimo drenaje de adrenalina y de angustia que las pone en guardia, a la defensiva, salvo la chica que revienta la pantalla del televisor, que tal vez muestre la reaccin ms sana y vital.

    Las bromas del Da de los Inocentes tienen una ventaja: terminan, y se revela la verdad a las vctimas.

    Las operaciones mediticas del Ao de los Inocen-tes, en cambio, quedan impresas como verdades y prejuicios que difcilmente se borran de la memoria.

    Tal vez se puede confiar en el tiempo, que decanta las historias, filtra la basura, y permite finalmente entender.

    Cunto tiempo tenemos? Al mismo tiempo pululan los tuits y cadenas oficia-

    les y encadenamientos opositores que someten a la realidad atndola a un nosotros vs. ellos que repre-senta a dos sectas que comparten la misma lgica y de las que tal vez se siente ajena buena parte del vecinda-rio. Las sectas no son idnticas. Cada quien puede hacer el ejercicio de observar en cul detecta mayor cantidad de criminales, usureros, corruptos, manipu-ladores, intiles & afines y, por descarte, elegir el mal menor. Eso ocurre usualmente en la fecha de eleccio-nes, como ocurrir este 2015 en una democracia bisies-ta: la participacin se ejerce un da cada cuatro aos.

    Pero an en ese caso, el modelo que representan oficialismo y oposicin, al que se lo llama polariza-cin o binarismo para que suene mejor, es uno de los agujeros negros que producen la poltica de la confusin de estos extraos tiempos.

    En su lgica, cada uno quiere ganar batallas al otro.

    Cules son los desafos del periodismo en momentos de crisis? Qu est pasando con esta profesin a nivel global? Cmo orientarse en el ocano cotidiano cuando la noticia es un virus que busca la confusin? Dilemas que plantea en esta nota Sergio Ciancaglini y que expresan todos estos aos de bsqueda de lavaca para seguir haciendo lo que sabemos, lo mejor que podemos.

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  • 3MU FEBRERO 2015

    Uno puede apoyarlas, o no. Lo real es que el mundo es ms ancho, alto, duradero y profundo que ese cua-driltero, y que los que estamos fuera podemos no ser neutrales, pero tampoco espectadores.

    Ni obedientes a todo ese montaje. Ni crernoslo. Ni sumisas. Ni sumisos.

    Teora de los estpidosara descansar de situaciones tan conflictivas, la televisin por cable, sobre todo, ofrece un sano esparcimiento: series sobre guerras, espas, ase-

    sinos seriales, narcotraficantes, criminales en general. Muchas norteamericanas, algunas inglesas, unas pocas suecas. Aspiro a que no aparezca la chica checa a rom-perme el televisor en medio de una temporada (aunque si ella quisiera eliminar los canales de televisin abierta, confieso que no opondra resistencia). Se viene la nueva House of Cards, por ejemplo, en la que el personaje Frank Underwood ya nos explic que el camino al poder est pavimentado de hipocresa. l mismo lleg a Presiden-te. Otra: Todo es acerca de sexo, salvo el sexo. El sexo es una cuestin de poder, premonicin dura sobre las modas de sometimiento.

    Pero culmin otra serie llamada Newsroom, sobre la produccin de un noticiero de televisin. En medio del tembladeral argentino, la serie logra algo acaso desa-parecido en las redacciones criollas: hablar sobre qu es el periodismo.

    Porque todo esto que se describe en estas lneas, no deja de incluir la encrucijada existencial de cmo hacer periodismo en momentos como ste. Y si se menciona aqu es porque se trata de un asunto demasiado importan-

    te para dejarlo en manos de los periodistas, que son y somos parte del problema, y quin sabe si de la solucin.

    Recuerdo que Roberto, un trabajador desocupado, nos planteaba hace 12 aos a los integrantes de lavaca.org: Para hacer periodismo hay que ser honesto, contar la verdad, y pelear por las causas que ustedes crean justas. Hace 30, frente al juicio a los ex comandantes, Jacobo Timerman reclamaba, para la grfica, que fusemos capaces de devolverle a las personas el placer de la lectura. Gabriel Garca Mrquez, que defenda la crnica como gnero mximo del periodismo, me regal algo que escribi, que puede leerse como desafo colectivo, o personal: La interpretacin de nuestra realidad con esquemas ajenos slo contribuye a hacer-nos cada vez ms desconocidos, cada vez menos libres, cada vez ms solitarios.

    Un internado del Borda, Luis, me dijo una vez: Nunca el periodismo puede ser un panfleto. Eso es insultar la inteligencia del pblico. Luis se fue miran-do al cielo, y no logr promoverlo para dirigir la carrera de Comunicacin en universidad alguna.

    Pero Newsroom, creada y escrita por Aaron Sorkin, retrotrae algunos de estos debates.

    MacKenzie es la productora, una joven entusiasta que quiere hacer buen periodismo, de calidad. Will conduce el noticiero, y est ms gastado por los aos y la vida, ms descredo.

    Will reconoce que considera que el pblico es esen-cialmente estpido.

    MacKenzie rechaza esa idea: todo depende de lo bien que se hagan las cosas.

    Will plantea que es imposible: se hacen los informati-vos para medios que viven de la publicidad, y para un pblico que en un pas polarizado (se refiere a Estados

    Unidos) quiere hechos, impactos, simplificacin. MacKenzie dice: Prefiero hacer un buen programa

    para cien personas que uno malo para un milln. Will la mira azorado. Yo prefiero tener un trabajo. MacKenzie: La gente querr las noticias si se las

    das con integridad. No todo el mundo; incluso no mucha gente: el cinco por ciento. Y el cinco por ciento de algo es lo que marca la diferencia. As que podemos hacerlo mejor.

    Will calla. MacKenzie le recuerda algo que escribi Cervantes para el Quijote: Escchame, sombro e insu-frible mundo! Eres vil y corrupto por dems. Pero un caballero con sus estandartes bravamente desplegados, te arroja el guante. Will la descubre: Eso no lo escribi Cervantes, sino el autor de la versin teatral, El hombre de La Mancha.

    MacKenzie: Es lo mismo. Es la hora de Don Quijote. Cuando Will le pregunta qu es ganar, en estos

    tiempos, ella responde: Reivindicar el periodismo como una profesin honrosa. Civismo, respeto y un regreso a lo que importa. La muerte de la malicia, la muerte del chisme. Decir la verdad, incluso a los est-pidos, sin un objetivo demaggico. Un lugar donde todos estemos juntos.

    No s si existe ese lugar. Tampoco es tan seguro que el Quijote pudiese funcio-

    nar en estos tiempos. Tal vez estara con Luis, en el Borda. Pero algo de ese desafo al mundo, y de esos llama-

    dos a la integridad y a la inteligencia (de los periodistas y del resto del gnero humano), merece ser reflexiona-do, compartido y discutido, mientras se comprueba si seremos capaces de definir nosotros mismos cmo actuar frente a las bromas que nos depare el destino de aqu al prximo 28 de diciembre.

    P

    Dos series que plantean el tema del periodismo y el poder. El cinismo de House of Card y el modelo Quijote de Newsroom. Una realidad: la crisis de la prensa es global.

  • 4 FEBRERO 2015 MU

    Al calor de la confusin

    La confusin es algo progra-mado, ordenado, trabajado previamente. No es algo es-pontneo. Es una forma de dominacin: se genera con-

    fusin en la gente para controlarla mejor. As ve Ral Zibechi lo que est ocurriendo en un verano ms caliente que caluroso, sin mucho descanso y plagado de noticias impactantes y vertiginosas, que motiva-ron esta charla a ritmo de mate montevi-deano, para intentar compartir y reflexio-nar sobre tantas incertidumbres.

    Entre muchas definiciones puede decir-se que Ral es uruguayo, escritor, pensador, investigador y acompaante de la realidad de los movimientos sociales latinoameri-canos, periodista de la revista cooperativa Brecha de Uruguay, analista de poltica in-ternacional, hincha de Nacional y autor de libros como Genealoga de la revuelta (sobre la Argentina del 2001), Territorios en resis-tencia (la realidad geopoltica de las perife-rias urbanas latinoamericanas), Poltica & Miseria (la relacin entre modelo extracti-vo, planes sociales y gobiernos progresis-tas), y el reciente Brasil, el nuevo imperialis-mo?, los tres ltimos publicados por lavaca.

    Como investiga, viaja, y se mete en cada realidad que quiere conocer, Zibechi es lo contrario a un opinlogo. Ms que juzgar, lo importante es describir tendencias y l-gicas que permitan entender lo que est pasando.

    Se ubica en un lugar poco usual en la geometra poltica: ni arriba, ni a la de-recha, obvio. Ni en esos supuestos cen-tros que suelen ser el equilibrio de la na-da. Tampoco se coloca afuera (esos afueras puros, incontaminados y utpi-cos), ni estrictamente a la izquierda (oxidada en dogmatismo y verticalismo). El lugar que elige desde hace mucho es abajo: conocer, compartir y aprender lo que son capaces de producir las sociedades en movimiento, las personas y experien-cias que tratan de gestionar modos de vida que las alejen de las colonizaciones y las confusiones del presente.

    Sera interesante empezar por lo que signi-fic el comienzo de este verano para Argen-tina y Uruguay, con el crimen de Lola Chom-

    nalez, la chiquita de 15 aos, y la sorpresa de que ocurriera en Valizas, Uruguay: un hecho tan siniestro en un lugar tan pacfico. Ah hay un primer tema: la siempre omni-presente violencia contra las mujeres. Afortunadamente en Uruguay cada vez que hay una mujer muerta, hay una movi-lizacin, aunque sea simblica, y en este caso tambin.En Valizas llamaba la atencin la sensacin de ese hippismo que no se hace cargo de otra cosa que de pasarla bien. No haba ni fotos de Lola, como si hubiera necesidad de no perturbar ese pequeo mundo por nada que est atravesado por la realidad.Pero en Valizas hubo alguna pequea con-centracin de vecinos, como una asamblea, ms bien para debatir el tema entre la gente del lugar. Y ah salt otro tema relacionado, terrible: la queja de los fiscales y jueces que llevaron el caso, sobre cmo la polica dete-na gente al barrer. Llenaron los juzgados de varones, pero no detenan a un turista pituco, sino a jvenes pobres que vivan en el pueblo. Buscaron ese perfil, y por torpeza y complicidad, as dificultaron y alargaron la investigacin. Estuvieron un mes para encontrar la mochila que estaba a tres me-tros del cuerpo. Se vio una ineficiencia y una inescrupulosidad policial. Uno puede decir: eran policas de la zona, no son los policas implicados en grandes problemas delictivos, y no actuaron con directa mala fe. Podemos aceptar eso. Pero su impericia, su incapacidad, su falta de profesionalis-mo, favorecen a la impunidad. Y esa impu-nidad es favorecida por algo insospechado, como el hecho de no hacer bien el trabajo, que es lo nico que se les pide: ni siquiera les exigimos que resuelvan los casos, pero s que trabajen bien. La trama de impunidad se ve en lo micro. El Estado no investiga los crmenes, y aparece el rol de la polica, de la justicia y el de los medios. Ese es el agujero negro que cons-truye la impunidad. Te pongo otro caso al lado. Un mes despus del asesinato de Lola, en Cerro Largo -una zona ganadera y de forestacin-, un toro Hereford cotizado en unos 4.000 dlares, que estaba en la estancia de la presidente de la Asociacin Rural Uruguaya, fue muerto y carneado por abigeos, ladrones

    de ganado. La polica y el Instituto de Car-nes empezaron un trabajo muy tcnico yendo a todas las carniceras de Melo, ca-pital de Cerro Largo, hasta que encontra-ron, en muy pocos das, la carne con el mismo ADN del toro muerto. Parece un chiste de novela negra. La polica se puso al hombro el caso del toro campen del presidente de la Asociacin Rural y se re-solvi enseguida. Lo que quiero decir es que el toro Hereford vale mucho ms que Lola y que cualquiera de nosotros.

    El factor Irnubo un coletazo uruguayo de las prioridades geopolticas mundia-les, con una supuesta bomba sin de-

    tonador que apareci en un edificio, adjudi-cada a un diplomtico iran detectado por el Mossad, todo muy en sincrona con el caso Nisman en Argentina. Eso muestra la presencia de los servicios en nuestros pases. El Mossad sigui a va-rias personas de la embajada de Irn en Montevideo, los deben estar siguiendo siempre. Los filman, y cuando notaron al-go sospechoso, se lo pasaron a la polica uruguaya. Ah se ve que la capacidad de los servicios para prevenir, existe. No digo que lo que hicieron est bien ni mucho menos. Pueden prevenir, pero no lo hacen. No tengo idea de qu estaran haciendo los iranes. Pero esto demuestra que es posi-ble dar un seguimiento a las personas que consideran peligrosas. Lo que pasa es que el Estado considera personas peligrosas a las que luchan contra la minera, contra la soja, el modelo extractivoQu rol cumple Irn en toda esta situacin internacional? Irn es el pas demonizado por Occidente. El sistema ideolgico y poltico occidental, as como antes demonizaba a los comunis-tas, hoy lo hace con lo islmico. Pero en el mundo islmico, Estados Unidos tiene alia-dos muy fuertes, empezando por Arabia Saudita, y otras monarquas del golfo. El punto negro son los palestinos y ahora so-bre todo Irn. Por qu? Porque con sus 80 millones de habitantes est a punto de con-vertirse en una India, un Brasil, pero es el

    nico pas emergente que no est bajo con-trol de Occidente. Me parece importante tenerlo en cuenta porque Irn es un pas con elecciones democrticas, donde hay un clero religioso muy potente, chiita, y clara-mente antinorteamericano. Pero el gran aliado de Estados Unidos, Arabia Saudita, es una monarqua brutal, uno de los regme-nes ms dictatoriales del mundo. Todos he-mos escuchado hablar de la famosa blogue-ra cubana, Yoani, pero hay un bloguero saud cuyo pecado fue pedir que hubiera li-bertad de expresin. El rgimen lo castig a mil latigazos, de los cuales ya recibi 50. Viste eso publicado en La Nacin, Clarn, Telef o Canal 13? Sin embargo, Yoani ge-nera un escndalo cada vez que tiene algu-na dificultad con su pasaporte para salir de Cuba porque hay una serie de oenegs nor-teamericanas dedicadas a su caso. Pero na-die dice que en Arabia Saudita podra haber armas nucleares, que las mujeres no pue-den ni siquiera manejar autos. O que te pueden dar 1.000 latigazos por expresar tu opinin. Y te los dan en serio. En Arabia Saudita se utiliza la decapitacin: en 2014 hubo 87 decapitados y 10 ms en los prime-ros 15 das de este ao. Pero de esto no se habla. Lo pintan como una democracia, porque es el aliado estratgico de Estados Unidos. Entonces, Irn es la bestia negra, como Venezuela. No defiendo al clero chii-ta, me parece un Estado muy dictatorial y brutal, pero lo cierto es que no se pueden aplicar dos varas en las relaciones interna-cionales. Irn est llamado a ser la principal potencia de Medio Oriente, desplazando de ese lugar a Israel, que por eso mismo reac-ciona con gran virulencia incluso a travs de sus lobbies internacionales, instalando a los iranes como el gran peligro. No tengo claro quin hizo lo de la AMIA en Buenos Aires. Si los iranes, el Mossad, los servicios norteamericanos, rusos o japo-neses, a ver si me explico. El abanico est abierto. Lo que tengo muy claro es que no fueron los de La Tablada. Pero ah s el Es-tado fue implacable. Y no se trata de un go-bierno u otro, sino de un sistema que atra-viesa todos los gobiernos. Llegamos, hablando de islamismo, a una de las noticias del ao: el asesinato de perio-distas de Charlie Hebdo. Nos contaban pe-

    UNA CHARLA CON RAL ZIBECHI SOBRE LAS NOTICIAS DEL VERANO

    El crimen de Lola, la masacre de Charlie Hebdo, la muerte de Nisman, los buitres, los chinos, los iranes y otras coordenadas geopolticas que ayudan a orientarse en medio del caos desinformativo.

    H

    Da de la Ciencia Digna16 de junioEn homenaje al Dr. Andrs CarrascoPor resolucin del Consejo Directivo

    Facultad de Ciencias Mdicas de RosarioJunto a la comunidad

    Secretara de Extensin Universitaria [email protected]

    Equipo Extensin FCM

    @ExtensionCM

  • 5MU FEBRERO 2015

    Al calor de la confusinriodistas que viven en Pars que esa maana un referente poltico plante que a Francia no le quedaba otra salida que aplicar ajus-tes econmicos. A los 15 minutos fue el atentado. Doctrina del shock puro, dira Naomi Klein: ante el shock de estupor es ms fcil aplicar polticas econmicas tre-mendas que hubiesen generado resisten-cias mucho ms grandes. Es perfectamente posible, como han afir-mado algunos periodistas, que lo de Charlie Hebdo haya sido lo que se llama un ataque de falsa bandera. O sea: un ataque que pa-rece que viene de un lado pero en realidad viene del opuesto. Y quien lo ha planteado es Robert Parry, el periodista que trabajan-do para medios norteamericanos descubri el caso Irn-Contras (el gobierno de Ronald Reagan venda ilegalmente armas a Irn y fi-nanciaba a los paramilitares nicaragenses). Tambin un ex agente de la CIA, Paul Pillar, est denunciando que el ataque a Charlie pudo venir no de lo islmico, sino del otro lado. Es interesante leer la pgina Consor-tium News, donde publican lo que la prensa comercial no quiere mostrar. Hay que bus-car ese tipo de fuentes y periodistas, donde hasta un caso como el de Pillar es el de al-guien que pas su vida trabajando en el co-razn del imperio y conoce perfectamente las formas en que la CIA hace las cosas, y las denuncia. Pero este tipo de operaciones de confusin no son algo nuevo. Aparente-mente la guerra de Vietnam comenz por-que los vietnamitas atacaron una patrullera yanqui, pero despus se supo que no era verdad. Y as en cada caso, incluso en el del avin de Malasia que haban atacado los ru-sos, pero en realidad fue derribado por los aliados de Estados Unidos. Y cmo se puede interpretar la masacre de Charlie en ese contexto?Es algo que se produce en un momento muy tremendo para Europa, donde la es-trategia norteamericana es muy clara: im-pedir bajo todos los medios que Europa y Rusia se alen. Ya tienen una alianza ener-gtica, pero estn tejiendo una alianza ms profunda que tiene que ver con lo geopoltico y militar. La Unin Europea y Rusia son economas complementarias. Rusia tiene muchos recursos energticos, hidrocarburos. Europa no, y tiene necesi-dad tanto de esa energa como del mercado ruso. Parte del empresariado alemn tiene muy buenas relaciones con Rusia, y toda esa complementariedad para Estados Uni-dos es dramtica porque aleja a su princi-pal aliado. Es un momento muy delicado. Francia en particular, que es una potencia nuclear, hace su propio juego imperial, so-bre todo en frica, y siempre mantiene un nexo con Rusia. Y algo muy importante: la asamblea francesa, est en proceso de re-conocimiento del Estado Palestino, con la furia que eso le provoca a Israel. En ese contexto se da esto de Charlie Hebdo, que hay que pensar de qu lado viene. Por qu esto se produce en ese momento y con es-tas caractersticas.

    Podemos?n ese escenario europeo, aparece el triunfo de Syriza en las elecciones griegas y el crecimiento de Podemos

    en Espaa. El miedo que cosech lo de Charly puede provocar una reaccin contra esas expe-riencias novedosas?Lo de Syriza y Podemos es una reaccin po-pular a aos de polticas ultraliberales. La gente sabe de Grecia que hay un 30% de desocupados y pobreza, pero adems hay 300 mil hogares a los que les cortaron la luz por no poder pagar. Ni Menem ni la dicta-dura llegaron a hacer eso. Es el 15% de la po-blacin griega. Como si a 6 millones de ar-gentinos les cortaran la luz. Por eso tambin se produce la reaccin. Otro tema: en Euro-pa, como en todo el mundo, se est dise-ando lo que el brasileo Jos Luis Fiori describi como Estados jerrquicos tribu-tarios. Alemania estableci una relacin je-rrquica con los pases del sur -Portugal, Espaa, Italia, Grecia, los ms dbiles de la

    zona- y a travs del sistema financiero, es una aspiradora de recursos. El sistema fi-nanciero opera como decan Les Luthiers: oro por baratijas. Es un sistema de robo le-gal, camuflado por los bancos, a travs de impuestos y del sistema inmobiliario entre otros: te van expropiando tus recursos. Ese empobrecimiento brutal de la poblacin griega, es por los recursos que fueron para Alemania. Tributan al hermano mayor en cada regin. Y en cada parte del mundo se estn armando sistemas similares. As funcion la colonia y funciona hoy el capi-talismo. Slo que en vez de haber uno o dos centros globales, hay cada vez ms porque el mundo ya es multipolar. Lo que est en juego ahora es que Alemania no acepta que los griegos no paguen la deuda. Pero Syriza no est diciendo que no va a pagar. Dice: nosotros vamos a pagar la deuda, solo que vamos a discutir los plazos para pagar sin cortarle la luz a los griegos, ni la comida, ni la calefaccin. Los nios se mueren de fro en las escuelas porque no hay calefaccin. Entonces proponen acompasar los pagos

    segn el aumento del PBI griego. Es una medida socialdemcrata, keynesiana, nada audaz, pero sin embargo Alemania se opo-ne. Por qu? Porque quiere no slo que le paguen la deuda, sino tener a los griegos de rodillas, que no se rompa esta relacin je-rrquico-tributaria. Ese es el objetivo. Paul Krugman, economista liberal, nada de iz-quierda, dice que lo que est en juego es si Alemania va a ser slo el pas que impone condiciones al resto, o si se transforma en el pas que promueve el bienestar de la Unin Europea. Es como la diferencia entre el protectora-do y el imperio saqueador. Pero el lmite entre una y otra cosa lo construye la calle. Cuando esto pareca una negociacin de palacio, en Grecia hubo una movilizacin que planteaba: si no se hace lo que necesi-ta la gente, que se vayan. El problema en discusin es que la dignidad tiene un precio. En el mundo de hoy la digni-dad no va de la mano con que vos tengas una vida holgada, con todas las comodidades y consumos, sino con una vida austera, incluso pobre. Sostener la dignidad es salir del siste-ma capitalista actual, desafiar sus lgicas. No es un capricho de nadie. Te van a comparar con Jos Mujica, uno de los pocos lderes que ha cuestionado qu cosas est dispuesta la gente a hacer y a permitir, en nombre del consumo.Imaginemos una mujer que vive con un tipo que la mantiene y la maltrata. La mujer se se-para. Materialmente, si uno pudiese aislar lo econmico como lo hace el neoliberalismo, uno dira que la mujer va a vivir peor. Es el chantaje de muchos hombres. Si te separs no te voy a mantener ni a vos ni a tus hijos, arreglate como puedas. Muchas ceden, mu-chas no. Entonces la dignidad tiene un pre-cio. Capaz que es vivir un poco peor, o no, pe-ro ah hay que tener una coherencia o conciencia clara: el objetivo no es acumular ms o tener ms. El objetivo es la dignidad. Ese ejemplo es el de una eleccin difcil, pero posible. El problema es cuando el maltrata-dor te persigue igual, aunque te vayas. Que no te deje tranquila. Me hace acordar a otra cosa: este momento tremendo de un gobier-no argentino en su tramo final, empieza con un no al sistema financiero, a pagar en cier-tas condiciones, y le responden hacindole la vida imposible. En ese sentido no estamos hablando de un gobierno sino de un pas en el que empieza a hacerse difcil la vida coti-diana, y lo relaciono a qu pasara si se le pa-gara a los fondos buitre. Cuntas de todas las denuncias que aparecieron quedaran en pie? No s si ves relacin entre este poder fi-nanciero queriendo cobrar, y todo lo que su-cedi despus. Aparentemente la salida que elige el gobierno es irse hacia China.El poder financiero es como una crcel. O como la colonia, en la que no tenas libertad de venderle la carne y la lana a quien quisie-ras. Slo a Espaa. El lo empez cuando se metieron Inglaterra y Francia que queran libertad de comercio. El sistema financiero funciona as, es tributario, es un sistema de

    El asesinato de Lola, la masacre de Charlie Hebdo, el crimen de Nisman, el rol de los servicios, China y los buitres: noticias que agitan ms ruido que informacin.

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  • 6 FEBRERO 2015 MU

    saber qu hacer en esas 3 horas. Es una ca-pacidad de autogestin del conocimiento y el trabajo. Parecera ser que al modelo de la corporacin se contrapone el modelo del clan como forma de organizacin. Algo que genera vida. En ninguno la pasamos bien las mujeres. Seguro, ese es un tema de reflexin. Pero las sociedades asiticas tienen un recurso que las occidentales han perdido. Creo, y el feminismo comunitario que vemos surgir en los pases andinos es una demostra-cin, que puede haber una sensible eman-cipacin o mejora de la situacin de las mujeres, sin que se rompa lo comunitario y sin ir al individualismo occidental. Porque de lo contrario estaramos en un crculo vicioso: si queremos mejorar tenemos que pasar de una opresin a otra.

    Super agentesablbamos de espas, servicios de inteligencia, operaciones interna-cionales que desestabilizan gobier-

    nos o buscan el control social. No se haba acabado la guerra fra? La guerra fra volvi ms fuerte que nunca: lo acaba de plantear Mijail Gorbachov. El espionaje existe, juega un papel impor-tante. Uno habla de servicios rusos, nor-teamericanos, israeles, pero dentro de ca-da pas hay muchos servicios y se van pisando unos a otros. Montan operaciones y hasta hay quien plantea que el atentado a las Torres Gemelas fue obra de servicios. Es posible. Pero si bien los servicios exis-ten, no cambian la historia. No hay que atribuirles un poder tan superior al que realmente tienen. No hay tampoco que subestimarlos. En general, en Amrica La-tina no tenemos una historia de servicios propios con capacidad de desestabiliza-cin, sino servicios de otros pases que han intervenido. Un ejemplo: los servicios norteamericanos jugaron un papel muy importante en el golpe contra Allende en Chile. Pero el golpe lo iban a dar igual por-que la oligarqua y el mundo financiero lo queran, y los militares estaban dispues-tos. Entonces los servicios son instrumen-tos de fuerzas polticas y geopolticas. Vos habrs ledo todo lo de la Orquesta Roja, los rusos, servicios de inteligencias aluci-nantes, hechos con militantes. Pero no cambiaron la historia. La historia cambi por otras cosas. En Argentina queda la sensacin de que po-lticos, fiscales, jueces, periodistas, actan a veces subordinados a los servicios. Se not en el caso Nisman y su vnculo con agentes de inteligencia o incluso su relacin con res-pecto al Departamento de Estado nortea-mericano, revelada por WikiLeaks. Es cierto. No tengo la menor duda. Y ha-br que tener en cuenta que los servicios no estn delimitados. No son 4 personas, sino que hay un aparato del Estado ac-tuando as. Cuando uno ve las historias de la Polica Federal en Argentina, las formas de actuar se parecen mucho a los servicios de inteligencia y no a una verdadera poli-ca trabajando para la gente. Ah hay una distorsin enorme, probablemente gene-

    robo, de apropiacin. Se vio claramente en 2001. La diferencia con China es esa, que Syriza tiene la posibilidad de decir: bueno, si ustedes nos echan del euro y nos cortan los vveres, nos vamos con Rusia. Y los ru-sos, felices.

    Argentina tiene un problema muy gran-de, y esto no implica defender al kirchne-rismo: no tiene acceso al crdito interna-cional. Entonces cuando quiere modernizar la flota de trenes, le tiene que comprar a China, que le presta 11 mil millones de d-lares. Si le pide ese dinero al FMI o al BID, no se lo dan. Incluso Argentina est buscando modernizar su Fuerza Area. Quiere com-prar aviones cazas nuevos o usados, pero ms modernos que los que tiene, que son de antes de la guerra de Malvinas. Intenta comprarle a Israel, a Francia, pero Inglate-rra siempre lo veta. Entonces aparece Chi-na. Ya crearon un grupo de trabajo para ver si sus aviones de combate se adaptan a lo que necesita Argentina. En esa estamos. Pases como Argentina, Ecuador o Vene-zuela pueden decir: ustedes no nos ven-den, les compramos a otro. Eso es la mul-tipolaridad.La diferencia es que el inters chino en Ar-gentina toca nuestros puntos ms sensi-bles, como la minera, la soja, y todo lo que nos est convirtiendo en un pas ms pobre por el modelo extractivo: oro por baratijas. Eso es evidente. El modelo extractivo be-neficia a China por la gran cantidad de commodities (materias primas) a precios muy bajo que puede comprarle a los pases de Amrica Latina, que encima compiten entre ellos: Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia y Paraguay compiten en la exporta-cin de soja. Los precios han bajado enor-memente, para colmo. Es una relacin co-mercial, desigual, asimtrica, que beneficia a los chinos.

    El cuento chinono tiene la pelcula sobre los chinos como poder autoritario, militar y hasta corrupto, con mucha gente

    muy pobre, pero en uno de tus trabajos vos mostrabas otra perspectiva: la de un siste-ma que funciona a partir de la tradicin, combinada con modos comunitarios de po-der y un rescate de los valores de Confusio. S, y con un peso muy grande de la familia.

    La cultura asitica es lo ms parecido a la cultura indgena de los pueblos de Amri-ca Latina. El peligro es que parece un retorno al pasa-do en algunos aspectos. Es que ese pasado nunca se perdi. En el mundo hay muchas culturas, pero slo dos civilizaciones. La occidental, que vie-ne de los indoarios, y la asitica-china a la que pertenecen nuestros pueblos indge-nas. Entonces la relacin entre el indivi-duo y el colectivo, entre el uno y el todo, es muy diferente del individualismo occi-dental. No digo que es mejor o peor. Y est ocurriendo que cuando se hacen las prue-bas PISA (sigla inglesa del Programa de Eva-luacin Internacional de Estudiantes) a alumnos secundarios, hasta hace 20 aos los ms destacados eran siempre los nr-dicos (Suecia, Dinamarca, Noruega), lue-go los europeos, Estados Unidos y Japn. Ahora los primeros son China, Malasia, Hong Kong. Empezaron a investigar por qu tienen tan buenos resultados. Y en el mismo informe dice que un estudiante chino va al secundario y cuando vuelve a su casa trabaja 3 horas por da estudiando y haciendo tareas, 18 horas semanales, de lunes a sbado. Difcil imaginar eso en Buenos Aires o Mon-tevideo. Tal cual. Pero en el caso chino, por qu s estudia? Porque hay un ambiente familiar de superacin, de plantear: vos vas a es-tudiar por un deber con la familia, etcte-ra. O sea: hay una cultura de trabajo. Noso-tros la tuvimos en la primera mitad del siglo pasado. Las familias viajaban desde el interior y queran trabajar porque saban que as no iban a ser ricos, pero podan mejorar su situacin. Hoy se ve muy claro, y ms en los jvenes, que no hay una cul-tura del trabajo, sino una cultura del ocio, del tiempo libre. No hay ms que ir a una dependencia estatal y ver cmo te atien-den: parece que estuvieras molestndolos si tienen que hacer algo. Ese cambio cultu-ral nos est perjudicando, y est benefi-ciando a los asiticos.En tu artculo comentabas el libro Adam Smith en Pekn, que analiza cmo hay for-mas de produccin muy autoorganizadas. Un capataz cada 3 mil obreros. No hace falta vigilar y castigar porque hay autogestin. Como el chico que estudia 3 horas por da: por ms que haya rigor familiar, tiene que

    rada por las dictaduras, donde la polica modifica su papel y termina siendo un elemento central de conspiracin. Y eso es algo tremendo que hay que discutir y reflexionar, porque nos est haciendo un dao enorme. Tambin tiene que ver con el rol de la infor-macin. Ms que subordinacin, es una gran mquina de vender pescado podrido. De in-toxicar a todas las instituciones. Alguien alienta eso. En el libro Cuando Google en-contr a WikiLeaks, Julian Assange relata su reunin con los directivos de Google, antes de descubrir que estn directamente rela-cionados con el Departamento de Estado norteamericano. Es muy interesante la dis-cusin que tienen acerca de lo que ser el futuro de la informacin. Google plantea la posibilidad de que la informacin se intoxi-que de mentiras, sin que sea posible dife-renciarlas de la verdad. Assange contesta que eso va a ser como el spam, el correo ba-sura. Algo que a uno le llega, pero nadie lee ni le da importancia. Las batallas del futuro van se van a tener que librarse en nombre de la credibilidad, y no de la verdad. En la batalla entre la mentira y la verdad, parece-ra que la verdad tiene de su lado la credibi-lidad, y la mentira tiene la posibilidad del pescado podrido: impregna todo con su mal olor. Pero si algo est ocurriendo es que na-die se atreve a discernir qu es mentira y qu es verdad, y menos todava a investi-garla: cmo podemos investigar los plie-gues de mentiras que tapan este poder. Adems hay dos efectos colaterales de lo que hacen los medios. Uno es la forma de operar, como golpista. Como golpes or-questados. Y el otro es instalar la incerti-dumbre, que nadie confe en nadie. Apare-ce muerto Nisman. Inmediatamente circulan especulaciones: vino de tal lado, ocurri tal cosa. Y actan con tal velocidad y contundencia, que despus desmontar eso es casi imposible. Vos pods hacer un anlisis riguroso, serio, documentado, con todos los datos que quieras, pero esa in-vestigacin, por razones muy entendibles, te la leen 4 personas. Mientras que la noti-cia por impacto -por eso digo que es como un grupo armado que da un golpe- queda instalada y es muy difcil de desmontar. De ese modo generan tal nivel de confusin, que instalan una neblina. Y es ms fcil sa-lir del error que de la confusin. Si camins y te equivocs de calle, te das cuenta, vol-vs y rehacs tu camino. Pero si estas con-fundido, y no distingus las calles, ni te po-ds ubicar, ests perdido. Y esa confusin es el efecto que se consigue a travs de los medios. Adems el sistema nos tiene muy estudiados, y se ve hasta en la ciencia que aplican para instalar las gndolas en los supermercados, cmo modifican cosas para que la gente no se acostumbre a la ru-tina, cmo ponen los productos ms caros arriba al nivel de la visin, o las golosinas cerca de las cajas, para responder a los es-tudios sobre el consumidor. El comporta-miento de la opinin pblica tambin est estudiado por institutos especializados que saben que cualquiera de nosotros sale en tele y dice cuatro palabras: maten a la yegua, y ese mensaje lo reciben todos. Ahora, si vos quers analizar cmo funcio-

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  • 7MU FEBRERO 2015

    mente. Pero la confusin es cada vez ms un proyecto poltico, y creo que uno de los elementos principales de la confusin es la democracia. Van a decir que soy un fascis-ta, pero no: la democracia electoral no est hecha para que la gente sea capaz de tomar decisiones o influir y participar sobre las decisiones que se toman. No. Est hecha para mantener a la gente desinformada, sometida, y slo permitirle que vote cada cuatro o cinco aos. Lo que plantes entonces es no salir de la confusin por el lado del orden y la seguri-dad. Entonces cmo se hace poltica en medio de la confusin? Cmo es un sistema poltico que permita participacin real? Eso expresan Podemos o Syriza? Suponga-mos que s: que es eso lo que los hizo ganar elecciones. Pero una vez que llegan al poder cmo hacemos para que haya un control social de la poltica? Porque a la vez tengo que seguir trabajando, hacer mi vida; me lleva mucho tiempo producir vida y mantenerla, como para tambin dedicarme a controlar a los poderes polticos. Estos poderes, como funcionan hoy, estn fuera de control. Hay que crear otros pode-res y otra poltica que s podamos contro-lar. Pero para eso no podemos seguir pen-sando en la imagen del Estado-Nacin, en pases que son abstracciones coloniales. Las unidades que son posibles autogober-nar son mucho ms pequeas. De escala barrial. Creo que todo nuestro imaginario hay que someterlo a discusin. Hasta el nombre de estos pases. Por qu tengo que vivir en un pas que tenga 40 millones? Los mapuche vivan en aldeas que eran miles. Si pensamos en millones vamos a necesitar una burocracia que va a gobernar por nosotros, y nunca va a ser sensible a nuestras demandas. Hay que empezar todo de nuevo.Exactamente. En todo caso, frente a la confusin podra buscarse la claridad, que aparece a veces en lugares en los que tienen que organizarse para enfrentar problemas concretos. Los vecinos de pueblos afectados por la mine-ra, por las fumigaciones, por el modelo ex-tractivo, los afectados por situaciones de violencia social o institucional. All parecen poder alejarse de la confusin, autoorgani-zarse, y promover mecanismos de democra-cia ms cotidiana. Porque son colectivos de carcter comuni-

    tario. Y lo comunitario es un principio de orden dentro del caos. Hay que saber que no podemos evitar la confusin. Tenemos que aprender a vivir, a pensar y actuar en una situacin de caos. Eso quiere decir que no hay ideas que duren mucho tiempo, que no hay verdades eternas. Lo que hoy es cierto, maana no lo es. Todo funciona segn el momento y la situacin. Por eso hoy en da, hasta a los sargentos que comandan tropa en los ejrcitos ms modernos, les ensean a desobedecer rdenes. Porque si slo se li-mitan a obedecer, no van a poder resolver problemas o situaciones nuevas. No es que siempre tienen que desobedecer, pero les ensean a hacerlo porque lo dogmtico ya no sirve. El ejemplo contrario: en Grecia, el comunismo se ha puesto en contra de Syri-za porque dice que no responde a la clase obrera. No s si Syriza tiene razn -ya lo ve-remos- pero lo que digo es que ese el para-digma de lo que no hay que hacer: estancar-se en un dogma es algo intil que te lleva a no poder moverte en la vida actual. Lo dogmtico y rgido se transforma en una piedra. Conviene acostumbrarse a la con-tradiccin y al fluir, cosa ms natural para los ms jvenes que ya navegan en esas aguas y a mucha velocidad. Hablando de navegar, te leo un ttulo de un diario ingls, que me aparece hoy en la pantalla: el 40 % de las familias del Reino Unidos son demasiados pobres para par-ticipar en la sociedad. La noticia te la plantean as. La pregunta es: qu tipo de sociedad es esa, en la que casi la mitad de la gente no puede participar por ser po-bre? Es un delirio. En Inglaterra! Esas son las cosas que nosotros necesitamos dar vuelta. Mientas el sistema de poder actual est montado a partir de tanta muerte o tanto empobrecimiento, va a ser insostenible. Lo que orienta a esas comunidades que men-cionbamos es la lucha por la vida. Lo vital es una forma de aclarar la confusin. Frente a cada situacin, preguntarse dnde est la vida, lo vital. Sin duda. Porque de lo contrario nos que-damos en un tipo de sociedad armada para que la mayora de la gente est sometida. Te actualizo: la palabra de moda del verano es sumisa. La confusin se mueve en las sombras. Y parece que nos va ganando por goleada: 50 a 0!Parece. Esa es la palabra clave: parece.

    El 2 de febrero Podemos desbord las calles de Madrid con una consigna: A los sueos hay que empujarlos. El 15 de febrero miles de griegos salieron a la calle para garantizar que el gobierno de Syriza mantenga a raya a los acreedores financieros.

    na el sistema financiero, necesits ms tiempo y un tipo de anlisis en el que la gente no te va a seguir, porque el umbral de atencin es cada vez menor, por razo-nes obvias: se ha generado un pblico de-pendiente de los estmulos audiovisuales, que no es capaz de escuchar durante largo tiempo una argumentacin: hablo de 10 minutos. Hablo de lo masivo. Esto es posi-ble desmontarlo en pequeos ncleos con un inters concreto. Tambin es algo estudiado como forma de controlar la atencin, o son dinmicas para vender ms? Creo que han ido entendiendo, en base a prueba y error, qu es lo que ms les con-viene. Si pods dividir la pantalla a medias y en una mitad pons a alguien explicando el problema de la minera en la Argentina, y en la otra mitad a Wanda Nara hablando de cualquier cosa, queda claro para dnde van a ir los ojos y la atencin de la gente.

    La leccin de James Boarece, sin embargo, que resulta ms destituyente el humor que la expli-cacin, si es que nos cuestionamos

    los recursos que usamos. Por algo el punto de ataque fue Charlie, que cuestiona y ridi-culiza una situacin compleja con un chiste. Eso es Capusotto diciendo Carpa Abierta, despus de lo cual no pods leer ms las pa-vadas que escriben los que se encierran en la Biblioteca Nacional. Entonces tambin tenemos que apostar a que cuando decimos la gente no te da bola estamos aludiendo a algo que no comprendemos: el lenguaje de esta poca. Hay un libro, Memecracia, por los memes de las redes sociales, videos, fotos, frases, eslogans, que en minutos des-truyen campaas de millones de dlares. Lo que denuncia el libro es que ahora hay me-mes creadas para manipular a las redes y al-go as parece haber pasado ac con Massa, cuando grab un spot imitando las tonadas de cada provincia: pareca algo armado. La duda es si las crticas lo negativizan o lo po-tencian, porque finalmente hablan de l. Lo interesante es cmo a partir de una imagen y un eslogan, se convierte en tema una sen-sacin. Es lo que quizs tendramos que analizar: si es un lenguaje de la poca que todava no todos captamos.

    Por eso Jorge Lanata no hace un programa de informacin periodstica sino un show. Le termin yendo mal cuando perdi credi-bilidad. Empez con 30 puntos y termin dando lstima. Pero mientras funcion, lo que haca era montar un espectculo en el cual demoni-zaban a los polticos tratando de usar el humor. Lo real es que los procesos por los cuales la gente masivamente se da cuenta de las cosas son lentos. Tard tiempo en desprestigiarse. Entonces tambin hay que confiar en la gente y dar tiempo a que estos impactos y puetazos informativos que les dan todo el tiempo, los vaya de-construyendo. Mucha gente ya lo hace, ya no se lo cree. El problema es que todo esto te lleva a ser un incrdulo. Cmo pass a la actitud de construir otra cosa? En medio de la confu-sin, ni siquiera sabemos si Confucio tiene respuesta. Bueno, Confucio era un filsofo y estadista que hizo del orden y del buen gobierno un norte para comprender un pas, en una so-ciedad jerrquica, patriarcal y autoritaria como la china, orientada por el patriarca como principio de orden. Basada en la di-nasta, la buena conducta, la tradicin. Pe-ro l defenda el estudio, la meditacin, la tolerancia, crea en la bondad, el respeto. Esa cosa que no por patriarcal deja de tener algunos aspectos rescatables. Ahora, con respecto a la confusin, es algo programa-do, ordenado, trabajado previamente. No es algo espontneo. Es una forma de do-minacin: se genera confusin en la gente para controlarla mejor. No es algo espon-tneo. Hay una confusin natural a 10 mi-nutos de producirse un terremoto. Pero esto es otra cosa: es una estrategia de con-trol social. Fijate: quienes pueden acceder a la informacin de calidad, a Internet de calidad, son la minora que nos gobierna. El 1%. El otro da le un estudio que mues-tra que el 1% ms rico vive ms que el resto de la humanidad. La brecha es cada vez mayor. La brecha de acceso a informacin privilegiada tambin, y por eso la capaci-dad de poder tomar decisiones est cada vez ms concentrada. No es una cuestin de plata. La plata es un mecanismo, no un fin en s mismo. Ah est el punto fuerte de ellos. El nuestro es otro, el poder estar en grupo, actuar en multitud, colectiva-

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  • 8 FEBRERO 2015 MU

    De nunca acabar

    as chicas quieren ser sumi-sas. Al menos se fascinan con las historias de sumi-sin. Una sumisin sexual, afectiva, psicolgica que, di-

    cen, surge del deseo. Las chicas se hacen cargo: van al cine, llenan los cines, des-bordan los cines. Llevan puestas remeras que dicen Soy sumisa, con la misma naturalidad con que hace poco vimos gente con pancartas que decan Soy Nisman o Soy Charlie.

    Las chicas, adems, leen. No slo van al cine a ver Las 50 sombras de Grey: la triloga de libros de la historia de Ana Steele y Christian Grey ya vendi ms en todo el mundo que la saga completa (siete tomos) de Harry Potter. Y, obviamente, esto gene-r el dispositivo publicitario de debates sobre la sumisin, el sadomasoquismo y un montn de prcticas sexuales ms que, hasta este momento, formaba parte de una informacin para el pequeo crculo de iniciados e iniciadas.

    Esto fue lo que pas: lo que era para una minora y estaba oculto sali a la luz

    Ly, dicen, ahora es una opcin de mayo-ras. La sumisin como prctica sexual, el bondage, se ha vuelto una prctica de millones. La pregunta, entonces, es: se-r verdad? Y hablo de todo, inclusive de las cifras de venta. Sern ciertas? C-mo podemos corroborarlo en un mo-mento en que nada resulta creble? Pon-gamos que s, que hay muchas chicas que leen esos libros y se ponen la remera de la sumisin. Eso significa que estamos ante la sumisomana?

    Ya tuvimos, hace algunos aos (no muchos) varias olas juveniles dispa-radas desde los medios a partir de un par de casos televisados: la ola de los adoles-centes que se volcaban a la militancia, la ola de los adolescentes que se emborra-chaban y rompan todo, la ola de los ado-lescentes que se emborrachaban y ha-can petes en los boliches, la ola de los adolescentes que tomaban colegios ahora lleg el momento de la sumisin.

    Palabra difcil, spera, incmoda: la sumisin es un desafo a la libertad por-que representa la negacin de la libertad.

    La mentira se pasea libremente entre el sometimiento sexual, vaginas de chocolate, fiscales que marchan por esclarecer las causas que encajonaron y funcionarios que quieren ser ejemplo de transparencia luego de usar a los servicios de inteligencia para apretar a dirigentes sociales. Mientras tanto, la verdad

    O debera ser una instancia ms de la li-bertad? Se puede ser libremente sumiso o la sumisin (an la voluntaria) no tiene nada que ver con la libertad? Y si existe la sumisin voluntaria, es porque forma parte de una construccin cultural, social y poltica? Es factible elegir ser someti-do como parte de un ejercicio de libertad extremo y, por lo tanto, infinito? Porque cuanto ms ancha se vuelve la libertad, ms grandes son sus dominios.

    Pero

    De qu estamos hablandol punto es que estamos haciendo pblica una prctica privada. Eso est bueno? Es liberador u opre-

    sor? Sirve como informacin y toda infor-macin es til para ejercer libremente la sexualidad? O estamos ante la creacin de un nuevo cnon colectivo predigerido que slo apunta a marcar pautas sociales que desembocan en el control de aquello ms sagrado, ms puro y ms descontrolado, como nuestro deseo?

    Continuar con la discusin sobre la sumisin significa seguir el camino planteado por una gran corporacin de la industria del entretenimiento (Uni-versal Pictures), que no slo pretende vender una pelcula: tambin intenta instalar una discusin. Y, sobre todo, una forma de presentar y consumir los fenmenos del entretenimiento, para as garantizarse no slo esta venta, sino tambin las que vendrn. Es el control social lo que est en juego. Es la verdad, estpidos.

    Ok, una gran corporacin del entreteni-miento, pero hay alguien ms interesa-do en el asunto? Por supuesto, las corpora-ciones mediticas, que llenan pginas y minutos hablando de la pelcula. Y las cor-poraciones que auspician a esos medios corporativos. Cuando no son las mismas propietarias de esos medios. Por ejemplo, ya sabemos que a Madonna no le gust el filme, como tampoco le gustaron los li-bros. O sea, vio y ley todo? Y, lo ms im-

    portante: debera interesarnos?Sumisin parece ser la palabra de

    moda. No slo por el xito arrollador (eso dicen, no s si creerlo) de la pelcula 50 sombras de Grey.

    Sumisin es tambin el ttulo de la nueva y sexta novela del escritor francs Michel Houellebecq. Una caricatura de Houellebecq en la tapa de Charlie Hebdo fue el detonante para el atentado en el que fueron asesinadas 12 personas en Pars, el 7 de enero pasado. O sea, 11 das AN (Antes de Nisman).

    En Sumisin, Houellebecq imagina una Francia dentro de una dcada, en la que asume el primer presidente musulmn, porque un supuesto Partido Islmico gana las elecciones. El libro sali el mismo da del atentado en Pars. En realidad, el lan-zamiento, con una tirada inicial de 150 mil ejemplares, estaba planeado para ese da. Y despus del atentado, la fecha no se mo-dific. Lgico, acaso alguien poda pla-near un modo mejor de promocionar un lanzamiento editorial? Lo mismo que vale para Universal Pictures, tambin vale para Flammarion, la editorial francesa que edi-t Sumisin. Pero tambin est el arte del escritor para aportar a la confusin, al ne-gocio, al relato.

    Cuando edit Plataforma, en 2002, Houellebecq hizo una lectura-lanza-miento bastante particular para la pre-sentacin de la edicin en castellano. Fue en Barcelona. Mientras el escritor lea fragmentos de su novela, dos chicas des-nudas se ponan moldes con chocolate tibio en sus vaginas, creando chocolati-nes con formas genitales que dejaban enfriar y repartan entre el pblico. El propio Houellebecq comi algunos cho-colates durante la lectura.

    Cul es el lmite, pues, entre la lite-ratura y la creacin de un acontecimiento meditico y comercial? Aclaro que Houe-llebecq es un autor que me gusta mucho y a quien considero un gran escritor. Pero, cul es el lmite entre la obra y el mar-keting? Y no es tanto el marketing lo que importa: una obra de arte merece tener una gran repercusin. Por no contar las veces que obra y campaa de marketing son una sola cosa. No slo eso, el proble-ma es la operacin de prensa que sostie-ne una obra.

    Una cosa es Andy Warhol reflexionando sobre la sociedad de consumo con su repe-ticiones en serie del retrato de Marilyn Monroe o de las latas de sopas Campbells. Y otra es la llegada del libro de Tini Stoessel a las principales libreras de Roma y otras grandes capitales europeas. El problema no es el pop: el problema es el spam. Los lmites, luego de la posmodernidad (c-mo se llamar esta sociedad post-post?) se volvieron obsoletos. Entonces la mentira es la moneda corriente. S, otra vez la mentira. Otra vez la necesidad de crear fal-sas discusiones, falsas antinomias que es-conden la verdad.

    MENTIRAS VERDADERAS, SEGN PABLO MARCHETTI

    En el estreno de 50 sombras de Grey el marketing incluy muchachas que lucieron estas remeras para promocionar el mensaje del film: Me gusta ser sumisa.

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  • 9MU FEBERO 2015

    La mentira se escurre entre la fantasa del bondage para todos (y todas), mains-tream y para adolescentes, y las fanta-sas polticas de la mxima estrella lite-raria de la muy literaria Francia. La mentira va de la vagina ultralamida de Anna Steele, cortesa de Christian Grey, a las vaginas de chocolate servidas por Monsieur Houellebecq. Mentiras que lo tien todo y que hacen que casi nadie se pregunte por la verdad, porque a casi na-die le interesa la verdad.

    Mientras tanto, la verdad

    Por casa, lo mismo das difcil sostener la bsqueda de una idea de verdad que parece no existir. Pero lo llamativo no es

    eso: lo que llama la atencin es la como-didad con que nos resignamos a no escu-char lo que se acomode a nuestro molde, como chocolate en vagina. No queremos la verdad, nos conformamos con lo que nos quede cmodo. Por eso creemos que lo que nos pasa es porque slo nos pasa a nosotros. Que este es el nico pas del mundo donde pasan estas cosas. Y que lo que ocurre aqu es universal.

    La ilusoria antinomia K-anti K nos da la impresin de que divide al planeta como si no se tratara de un infladsimo fenmeno local, sino de un nuevo or-den mundial, algo as como el resurgi-miento de la Guerra Fra. Eso creemos, mientras nos miramos el ombligo. Quienes se sienten K y quienes se con-sideran anti K. Hacen de estas catego-ras una cuestin de fe, y siguen estos postulados como si de corpus tericos se tratara.

    La muerte del fiscal Alberto Nisman no hizo ms que profundizar esta brecha ilusoria y desmedida. Y como nunca se puso de manifiesto la imposibilidad de encontrar la verdad en la Argentina ac-tual. Casi tanto como en el bondage de Hollywood o en las literarias vaginas de chocolate, la verdad en el pas est aco-rralada por gente que jams reconocer que hay que deponer miserias para al-canzar algo parecido a la justicia.

    Por un lado, el Gobierno sobreacta el odio a quienes anteayer fueron sus alia-dos. Hace con Stiuso y los sectores ms nefastos de los servicios de inteligencia y la justicia lo mismo que hizo alguna vez con Clarn o Hugo Moyano: pasaron de ser aliados a los que nadie criticaba ni mostraba un solo archivo, a ser los agen-tes de la antipatria a los que hay que es-crachar como enemigos.

    No est mal escracharlos: lo que est mal es haberlos cuidado tanto antes. En el caso de Clarn y de Moyano, podr adu-cirse como atenuante la necesidad de cuidar una gobernabilidad que puede re-sultar endeble. Recordemos que en Gre-cia, Syriza no dud en aliarse con la ul-

    traderecha racista y homofbica para formar gobierno. De todos modos, la ruptura con Moyano gener una alianza con sectores sindicales que estn a la de-recha de Moyano, como Gerardo Mart-nez. Pero bueno, pasemos esto por alto. Supongamos que se trata de realpolitik.

    La alianza con los ultra reaccionarios servicios de inteligencia fue ms com-pleja y repudiable. Porque no se trat de dejar hacer a sectores nefastos para garantizar una gobernibilidad vulnera-ble. Hubo all negocios en comn que in-cluyeron carpetazos a opositores de todo tipo, redes de espionaje a luchadores so-ciales y la implementacin del Proyecto X, que abarc desde militantes de iz-quierda hasta curas villeros y, s, secto-res del propio oficialismo, como dirigen-tes del Movimiento Evita.

    Por otra parte, el proyecto de modifi-cacin de los servicios de inteligencia responde a otra prctica muy comn en el Gobierno: presentar con una pomposa retrica progre algunas medidas que, en los hechos, nada cambian o tienen as-pectos tan negativos como positivos. Pa-s con la modificacin del Cdigo Civil, con la estatizacin de YPF (que no fue tal y que termin siendo un traspaso de Repsol a Chevrn) y pasa ahora, con una ley que no modifica casi nada. Lo peor es que tras esa hojarasca se pierde una oportunidad histrica para cambiar las cosas en profundidad.

    Claro que del otro lado

    Marcha de los que callana marcha del 18F es la consuma-cin de una gran hipocresa por parte de buena parte de la oposi-

    cin. El juego es el siguiente: por un lado, el Gobierno expulsa de su conglomerado de medios a las voces opositoras. Enton-ces la oposicin busca amplificar sus re-clamos en los medios opositores. Y van donde los medios opositores les ponen cmaras. Si esos medios opositores van a cubrir una marcha, la mayora de los di-rigentes asiste, an a regaadientes, pa-ra no perder su oportunidad de estar frente a las cmaras.

    Eso los ms honestos, claro. Los dems, hacen su negocio sucio. Y trans-forman a Nisman en un hroe, por ms que antes lo crucificaron, cuando los investig a ellos. Porque no importa, ac nadie tiene pasado. Si la verdad no existe, la historia de cada uno, tampo-co. No importa si Nisman era un tipo que trabajaba para servicios de inteli-gencia extranjeros. Ni siquiera importa si en lugar de haber sido asesinado, el tipo realmente se suicid. Porque podra ser, hay pruebas para pensar eso. Quin sabe. Pero no, no puede pensarse algo as. No hay margen poltico para asumir una verdad que no

    es la verdad que se espera.All van, entonces. Los mismos que,

    cuando pudieron, utilizaron a estos mismos servicios de inteligencia para hacer exactamente lo mismo por lo que acusan hoy al Gobierno Nacional.

    No estn equivocados en lo que dicen del Gobierno. Del mismo modo que en el Gobierno no estn equivocados sobre lo que dicen de la mayora de la oposi-cin. El problema no es lo que dicen, si-no lo que callan.

    Cuestin de fena vez ms, la imposibilidad de encontrar la verdad. Que no pa-sa tanto por ocultar pruebas, si-

    no porque, aunque las pruebas estn, ya nadie va a creer en ellas. Entonces, la mentira. S, la mentira asumida como tal parece ser la nica verdad.

    Hubo un momento en el que la socie-dad se consolaba con el roba pero ha-ce. Hoy la consigna bien podra ser miente, pero admite. Y de ser as, deberamos a esperar a un nuevo me-sas, a un Luis Barrionuevo que dijera pblicamente ac tenemos que dejar de mentir por lo menos por dos aos.

    Los servicios de inteligencia son la mxima usina productora de esa menti-ra. Son la bestia negra de la democracia, la institucin para la que nunca termin la dictadura, la que no cambi nada, ms all de sus jefes polticos, de este y de to-dos los gobiernos elegidos en las urnas. De ese gran agujero negro el actual ofi-cialismo se aprovech como nadie en los los ltimos 12 aos. Pero tambin hicie-ron lo suyo muchos (muchsimos) polti-cos, periodistas, empresarios y sindica-listas opositores. Por no hablar de la Justicia, ese otro agujero negro, que hoy de manera hipcrita decide movilizarse por un colega muerto.

    Unos usaron a Nisman vivo y otros usan a Nisman muerto. Y lo hacen por-que Nisman fue parte de todos ellos. To-do vale si se trata de esconder la verdad. Una verdad que parece cada vez ms in-alcanzable entre tanta mentira.

    Es la mentira la que est en juego. La mentira social y la mentira ntima. La mentira del deseo personal pues-

    to a consideracin pblica, no importa si se trata de la repercusin de una pe-lcula o del trabajo de los espas.

    La mentira de no poder desear lo que cada uno desea:

    Justicia Sexo Verdad Libertad. Una mentira bondage, una mentira

    sumisa, una mentira atada, ultrajada, masturbatoria.

    Una mentira cmplice: la mentira de nunca acabar.

    E

    L

    Mis alitasSUSY SHOCK

    Mis alitas no tienen prisa,la que me apura es la bruma de todo lo que pasa,mis alitas descansan sentaditas en esta rama, a donde imagino el arroyo tibio y el sol me dibuja calmita en la cara.

    Mis alitas no pretenden nada,solo alejarse de los gritos y la patraa,ese circo malo que me regalan,ese mundo entero de noticias armadas,con el fusil invicto de la palabrera.

    Mis alitas estn amenazadas,todo un viento de orilla a orilla me acorrala,difcil ser alondra en este momento,difcil ser torcaza en esta plaza,difcil tener alas en este cementerio.

    Pero mis alitas danzan,estiran su pena para calmarla,desconocen el suelo,agigantan sus ganasy buscan horizontey hacia all se abalanzan...

    Brasil, el nuevo imperialismo?de Rul Zibechi

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  • 10 FEBRERO 2015 MU

    El indiscreto encantode la memecracia

    sta periodista espaola espe-cializada en Internet, direc-tora de la web de contenidos para redes sociales del diario El Pas, ha puesto el dedo en

    una llaga de actualidad: en qu se ha con-vertido el oficio de informar en tiempos de virus virtuales. El resultado es Memecra-cia: los virales que nos gobiernan, un libro que investiga, analiza y propone caminos para orientarse en el ocano de la desin-formacin emocional. Aclaremos el punto de entrada: De momento no tengo fecha de presentacin en Argentina y me da mucha rabia. :( , expresa -con emoticn incluido- en la entrevista que le hicimos por mail. Su editorial es Planeta y la edi-cin en castellano est disponible en las libreras globales desde septiembre de 2013, pero por ahora habr que contentar-se con algunos prrafos para vislumbrar lo oportuna que resulta hoy aqu conocer su investigacin.

    Algunos conceptos clave:

    Memecracia es el sistema en el que vi-vimos inmersos. Un mundo en el que Internet ha multiplicado la informa-cin y los medios de comunicacin tra-dicionales han fallado. Un lugar des-concertante en el que las ideas que logran captar la atencin ciudadana y guiar su comportamiento no son las mejores, ni las ms nobles, ni las ms tiles, ni las ms veraces; slo son las ms contagiosas.

    Hoy recibimos ms informacin que nunca y todos los memes del mundo -de los ms revolucionarios a los ms triviales- compiten a la vez por nuestra pobre y agotada atencin.

    Los medios ya no nos sirven de filtro como antes. Hoy compramos, votamos, nos informamos y opinamos con me-mes que no hemos elegido de forma ra-cional, sino emocional y que otros han sembrado por nosotros. A este sistema lo he llamado Memecracia.

    Los cientficos tambin han medido con escneres qu pasa en los cerebros cuando reciben este tipo de contenido. Lo viral tiene la particularidad de ilumi-nar la parte que dedicamos a pensar en los dems. Dicho de otro modo, las ideas contagiosas nos hacen pensar en los otros. Es decir, ese relaxing cup nos indigna, nos hace rer y enseguida pen-samos esto tiene que verlo fulano y se lo enviamos. Somos, en la expresin de Matthew Lieberman, DJs de la infor-macin: escaneamos nuestro entorno y modificamos el humor de los nuestros a travs de los memes.

    En el fondo es algo ancestral. Disfrutamos extendiendo nuestros memes y mante-niendo la relacin con los otros porque de eso dependemos como especie.

    En la Memecracia estamos tan conec-tados entre nosotros, recibimos tanta informacin, est todo tan acelerado que permitimos que la emocin de lo viral dirija nuestra atencin. Corremos el peligro de fijarnos solo en los memes

    que son mejores transmitindose, no en los que son mejores para nosotros, ms importantes o ms verdaderos.

    Vivimos en esa confusin. Los medios cubren las noticias virales porque dan audiencia y por tanto, dinero. El proble-ma no es que no sean importantes: es que si hay algo importante no nos dejan verlo porque siempre van a secuestrar nuestra atencin.

    Internet ha provocado que los peridi-cos ya no sean un filtro de la realidad, y muchos medios se han rendido. Nave-gamos distrados, cansados, abrumados por tanta informacin y acabamos pin-chando en la ltima frase tonta de un poltico en lugar de donde deberamos.

    Hace falta un pacto entre medios y lectores para que volvamos a un ecosis-tema ms sensato y menos peligroso para todos.

    En poltica se estn utilizando ya de forma premeditada (Obama lo hace). Incluso cuando los memes son banales nos estn distrayendo de lo esencial.

    Tenemos que adquirir el hbito de preguntarnos a qu estamos dedicando nuestra atencin de verdad, si tenemos otros intereses, si estamos perjudican-do a alguien o si estamos siendo mani-pulados. Y volver a tomar el control de nuestras mentes.

    Soy periodista y por tanto intento in-formar a los dems. No hay ms mstica en ello (o al menos no ms de la que existe tras un peluquero que trata de dejar guapos a sus clientes o un mdico que busca curar a las personas), pero ocurre que en nuestro oficio estamos haciendo justo lo contrario. Nos hemos convertido en una industria contami-nante que lanza vertidos a la sociedad. No somos mejores que una tabaquera o una cadena de comida basura [] in-tentamos hacer creer a nuestras vcti-mas que todo es por su bien.

    Las costumbres de la prensa deportiva o del corazn (partidista, sesgada, atractiva, irracional, opinativa, diverti-da, grupal) se aplicaron con xito a la poltica y la sociedad.

    Los medios de comunicacin se estn transformando en medios de emocin. No somos ciudadanos informados, so-mos groupies de la informacin que nos excita; con la que nos alteramos y auto-medicamos.

    Meme qul pap de la criatura es el divulga-dor cientfico ingls Richard Daw-kins, autor de El gen egosta (1976).

    Fue el creador del trmino y tambin el en-cargado de definirlo: meme es, en las teo-ras sobre la difusin, la unidad terica de informacin cultural. Algo as como la me-dida ms concentrada, rpida, breve y concisa de info que puede transmitirse a ms de una persona en un momento y con-texto determinado y que puede ser ledo porque la poca, la generacin y la sensibi-lidad social es la base comn que permite

    MEMECRACIA, EL LIBRO DE DELIA RODRGUEZ

    Esta periodista espaola especializada en Internet advierte sobre una nueva tendencia: los memes plantados para manipular. Cmo resistir el nuevo virus.

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    [email protected]

    Abierta la inscripcin ciclo 2015

    Ctedra Autnoma de Comunicacin SocialDiplomado en Gestin de Medios

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  • 11MU FEBRERO 2015

    decodificar esa informacin. Meme es pu-ro sentir contemporneo. Un guio de las personas a la poca y viceversa.

    El trmino se populariz en las redes sociales para referirse a las formas pardi-cas con las que las personas desestabiliza-ban los discursos institucionales, tanto de la poltica como del marketing. Lo que nos advierte ahora Delia es que ya estamos en otra etapa: hay empresas dedicadas a crear memes con la finalidad de manipularnos. Veamos por qu:

    Tu libro analiza cmo afecta a la democracia la manipulacin de las redes sociales, en ge-neral y el uso de memes, en particular. En Argentina todava hay una percepcin de que los memes son creados en forma es-pontnea por pblicos independientes. Eso ha cambiado? Cmo y por qu?Ese es precisamente el gran peligro: mi-nusvalorar los memes y creer que son sim-ples bromas creadas de forma espontnea e inocente por la gente. A veces es as, pero los memes pueden ser muchas ms cosas como consignas, bulos, montajes, propa-ganda, desinformacin. Cualquier idea contagiosa, positiva o negativa, seria o no, lo es. Incluso un meme tonto y cotidiano puede ser negativo para la ciudadana por-que est despistndonos de otro ms im-portante, puede estar ocupando su lugar. Los grandes poderes se han dado cuenta de que son una herramienta muy til que pa-sa bajo el radar y estn empezando a sem-brarlos de forma premeditada. Para m es-te momento y esta situacin es tan importante que he llamado al sistema in-formativo en el que vivimos Memecracia. Mi teora es que ahora soportamos ms cantidad de informacin que nunca porque Internet la ha multiplicado y los medios ya no la pueden filtrar, han fallado. Cada vez existe ms gente que intenta sembrar esos memes premeditados de los que hablba-mos: polticos, publicistas, famosos, me-dios, activistas y los pblicos cada vez estamos ms entregados al contagio im-pulsivo de ideas. El riesgo es comprar, vo-tar, informarse y opinar segn memes que no hemos elegido de forma racional sino emocional y que otros han sembrado por nosotros.Una de las notas que te hicieron est ilustra-da con una tarjeta de presentacin que acredita meme manager Existe ese ofi-cio? En qu consiste?Existen agencias y personas que en cuanto detectan que un video se est haciendo vi-ral ofrecen sus servicios a quien lo ha subi-do. Hace un tiempo se habl mucho de un representante llamado Ben Lashes, que se denomin a s mismo el primer meme manager del mundo y que tena como clientes estrella a gatos que se haban he-cho virales: keyboardcat, Grumpy Cat y Nyan Cat, por ejemplo.Qu rol cumplen las corporaciones en es-tas operaciones?Si te refieres a los medios comerciales, es-

    tn en mitad de una tormenta perfecta: a Internet se ha unido un momento de crisis de la empresa informativa.En la era de la confusin, qu rol cumple la verdad, ese principio que orientaba ti-ca pero tambin tcnicamente nuestra profesin?

    Una tica slida es una de las pocas cosas que puede salvar al periodismo, porque precisamente por toda esa confusin, por todo ese contagio, los ciudadanos quere-mos la verdad. El problema es que los me-dios se estn dejando llevar por el lado ms oscuro de la informacin viral: no contras-tan, publican no noticias, le dan dema-siada importancia a la actualidad, caen en bulos, distraen de lo importante para cen-trarse en lo que da trfico Es cierto que la forma en la que funciona Internet es difcil de cambiar (los medios viven de la publici-dad y a ms clics, ms dinero), pero en muchas ocasiones la crisis ha sido la excu-sa para dejarse llevar cuesta abajo por la inercia del volumen sobre la calidad.Cmo podemos trabajar los periodistas profesionales en medio de esta ola de mani-pulaciones?Siempre tenemos un margen individual de libertad. Debemos atrevernos a ejer-cerla y romper la rutina de las redaccio-nes que invita a no pensar y a dejarse lle-var por el ritmo de la actualidad. Deberamos hacernos ms preguntas: de verdad es necesario publicar lo mis-mo que exactamente todos los dems?; estoy aburriendo a mi lector o distra-yndolo de lo importante?; he hecho to-do lo posible para que esta historia, en la que creo, llegue al mayor nmero posible de personas? Todo lo que fomente nues-tra racionalidad tambin debera ser til, cualquier cosa que nos ensee a pensar mejor, a desconfiar de todo, a no dejar-nos llevar por las emociones, a ser crti-cos. Pero eso deberamos hacerlo todos,

    periodistas y ciudadanos.Los memes por su irona, son piezas desti-tuyentes. Tienen algn valor positivo en plena decadencia de sistema de democra-cia representativa, que limita esa partici-pacin al voto?Los memes pueden ser una forma de participacin poltica. Muchas veces sencilla y absurda, pero ah hay un mon-tn de gente que gracias a ese chiste en Twitter, ese montaje que enva a los ami-gos, ese comentario en Facebook est participando en la vida pblica, aunque sea de una forma muy rudimentaria y eso es muy valioso. Puede ser una iniciacin que luego ir a ms, porque da igual que seas joven o viejo, no tengas influencia, ni siquiera hace falta que tengas mucha gracia o que sepas usar Photoshop para que tu mensaje pueda hacerse viral y lle-gar a mucha gente.Cul es el objetivo de tu libro, sobre qu quiere alertarnos?Advertir de que existe un nuevo sistema informativo y sobre cmo funciona. Si al-guien tiene ms cuidado con las ideas que contagia o le son contagiadas despus de leer mi libro, me doy por satisfecha.

    El libro fue editado por Planeta en Espaa hace ya un ao, pero todava no lleg a Argentina. Me da mucha rabia, dice su autora, Delia Rodrguez.

    El publicista Ramiro Agulla fue el encargado de tirar la piedra: el candidato Sergio Massa apareci as con un mensaje que se convirti en meme. Fue quiz la primera muestra criolla de la teora Memecracia: memes sembrados?

  • 12 FEBRERO 2015 MU

    l nombre Jeremy Hammond suena extrao a odos ajenos. No es parte de una pelcula, pero casi. Tampoco de una serie, aunque su caso inspir

    un personaje de ficcin televisiva. Hay espas? Por supuesto. Traiciones? Tam-bin. Pero va de nuevo, para despistados: Jeremy Hammond no es parte de ninguna produccin audiovisual.

    Quin es? Ah va.Jeremy Hammond es un joven de 28

    aos, programador y ex integrante de Anonymous, que fue condenado en 2013 por la justicia estadounidense a diez aos de prisin efectiva y tres aos de libertad bajo vigilancia por filtrar informacin a Wi-kileaks sobre la compaa privada de inteli-gencia y espionaje Stratfor (en su pgina de Internet se presentan bajo la humilde defi-nicin de firma de inteligencia geopolti-ca). Segn la asociacin Reporteros Sin Fronteras, es el cuarto informante (el trmino yanqui es whistleblower) que reci-bi una pena de estas caractersticas en ese ao. La pena fue por haber quebrantado la ley de fraude y abuso informtico. El dato: si Hammond no se hubiera declarado cul-pable, la condena se habra multiplicado al menos por cuatro.

    Punto para los servicios de inteligencia cibernticos.

    El tentculo judicial arrastr ahora al periodista Barret Brown, que difundi en su portal la data que divulg Hammond. El 22 de enero pasado lo acaban de condenar a 63 meses de prisin y a pagar 890 mil d-lares, luego de haberse declarado culpable. La aceptacin de los cargos no fue una aceptacin de culpas, sino una rendicin: lo haban amenazado con 100! aos de crcel , aunque lo que lo quebr fue el pro-ceso penal que le abrieron a su mam por haber ocultado al FBI los ordenadores del periodista. Esto le ha costado a la mujer una multa de cien mil dlares y seis meses de libertad condicional.

    Ahora bien: cul fue el crimen que co-metieron Hammond y Brown? La filtra-cin de 5 millones de mails que, a partir de su difusin en 25 medios de comunicacin y diversas plataformas de informacin, revelaron que la firma de inteligencia geopoltica se dedica al espionaje de acti-

    E

    Una de terror SERVICIOS EN LA RED

    Un periodista y un programador fueron condenados por divulgar el trabajo de una agencia de seguridad que espa gobiernos, entre ellos al argentino. El rol del FBI.

    vistas y militantes a solicitud de empresas.Cinco millones.Pero lo perversamente apasionante em-

    pieza ahora.

    El topoEst claro que estn intentando mandar un mensaje a aquellos que vengan despus de m. Mucho de

    esto tiene que ver con el hecho de que fue-ron abofeteados, fueron humillados por Anonymous y sienten que tienen que sal-var la cara, apunt Hammond en una en-trevista con el peridico ingls The Guar-dian. Nuestro principal objetivo con el hackeo a Stratfor era descubrir qu esta-

    ban haciendo exactamente las compaas de seguridad privadas y las agencias de in-teligencia privadas, ya que nadie saba la verdadera escala de sus actividades.

    Hammond fue detenido por el FBI gra-cias a la ayuda del hacker puertorriqueo Hctor Xavier Monseguir, alias Sabu, que haba sido confundador del grupo LulzSec, vinculado a Anonymous. Esto quiere de-cir que Sabu era del palo de Hammond? Ni ms ni menos, y Sabu fue quien lo vendi al FBI. Qu pas: Sabu fue detenido en 2011 por estar involucrado en ciberata-ques de alto rango, entre los que se in-cluyen los servicios PayPal, MasterCard, la empresa Sony y la cadena FOX. Tras su detencin, Sabu afrontaba una posible pena mxima de 124 aos y seis meses de

    prisin. Le ofrecieron una salida: evadir la condena si se converta en informante del FBI.

    Adivinen qu ocurri?

    La realidad y la ficcinor la informacin que Sabu vendi, los servicios de inteligencia nor-teamericanos lograron dar con di-

    versos ciberactivistas que participaron de Anonymous y LulzSec. Uno de ellos, claro est, fue Jeremy Hammond. Lo interesante es ver cmo fue que Hammond cay en esta telaraa. l mismo lo explica: No haba o-do hablar de Stratfor hasta que Sabu me pu-so en contacto con otro hacker que me ha-bl de la empresa. Se podra decir que nunca hubiese hecho lo de Stratfor si no hubiese sido por la implicacin de Sabu.

    Qu ocurri con el topo? Gracias a su colaboracin extremadamente valiosa y productiva, la fiscala solamente propuso una pena de siete meses. Luego, otra pe-ticin extraordinaria de la Fiscala Gene-ral lo puso en libertad. Quin estaba de-trs de esta maniobra? Por supuesto: el FBI. Es curioso que me sentencien por hackear a Stratfor cuando, al mismo tiem-po que lo estaba haciendo, un informante del FBI, que se ocultaba bajo el alias Sabu, me estaba sugiriendo objetivos extranje-ros para atacar. Te hace pensar si real-mente les preocupa proteger la seguridad de las pginas web, lanz Hammond.

    Lo que el ciberactivista revel qued perfectamente detallado en un comunica-do. All denunci que Sabu, a su vez, fue utilizado por los servicios estadouniden-ses para facilitar los trabajos ilegales en su ciberguerra que ellos no saban o no queran hacer. Esto es: el hackeo de ob-jetivos minuciosamente designados por el gobierno de los Estados Unidos. La lista completa aborda 31 pases. Entre ellos es-tn Brasil, Paraguay y Argentina!

    Las preguntas que deben plantearse hoy van mucho ms all de cul sera la condena apropiada para Sabu: por qu quiso Estados Unidos infiltrarse, a travs de nosotros, en las redes privadas de go-biernos extranjeros? Qu hacen con la in-formacin que robamos? Habr alguien en nuestro gobierno que rinda cuentas por estos crmenes?, escribi Hammond que, adems, sostuvo que el gobierno nortea-mericano, junto a diversas empresas pri-vadas contratadas por el Estado, reclutan hackers para llevar adelante capacida-des defensivas y ofensivas y construir re-des digitales de vigiancia orwelliana. La razn no es mejorar la seguridad nacional, sino avanzar en el imperialismo estadou-nidense.

    Aclaramos: todo esto no es ficcin.De todas maneras, este caso puede ver-

    se perfectamente representado en la serie House of Cards. No ahondaremos en spoi-lers. Descbranlo ustedes.

    El periodista Barret Brown, la tapa de Time con Jeremmy Hammond y el topo Sab: tres personajes de pelcula que son hoy una tremenda realidad.

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  • 13MU FEBRERO 2015

    e cuenta que la ocupacin de la plaza Syntagma en Atenas fue un efecto del 15M. Alguien en la Puerta del Sol puso un cartel que deca: Silencio,

    que vamos a despertar a los griegos y ellos se lanzaron a la calle. El 25 de mayo de 2011 tomaron Syntagma y cientos de pla-zas en todo el pas. 100.000 personas ro-dearon el Parlamento con un gran cartel en espaol: Estamos despiertos. Qu hora es? Es hora de que se vayan.

    No eran los movimientos sociales, sino ms bien la sociedad en movimiento. Sta-vros Stavrides, activista y profesor de Arqui-tectura en Atenas, estaba all, vivi a fondo la experiencia de Syntagma y ha reflexiona-do ampliamente sobre ella. Para l, la ocu-pacin de la plaza no fue simplemente una forma colectiva de protesta o reivindicacin, sino tambin una manera de reclamar nuestras propias vidas y de proponer una manera distinta de componer la vida so-cial. Una reinvencin de la democracia, del espacio pblico y de las relaciones sociales.

    Y ahora, tres aos y medio despus, la victoria de Syriza. Cmo puede pensarse la relacin, ahora en Grecia, tal vez maana en Espaa, de los movimientos por abajo y los gobiernos que cuestionan el neoliberalis-mo? Conversamos sobre ello con Stavros Stavrides. Su trabajo terico se enfoca en los movimientos y conflictos urbanos. Y su libro Hacia una ciudad de los umbrales, donde se in-vestiga, entre otras, la experiencia de la ocu-pacin de la plaza de Syntagma, se publicar el 2015 en Espaa en la editorial Akal.

    Al da de hoy, cul es la realidad y la vitali-dad de los procesos de autoorganizacin que eclosionaron en 2011? Sigue vivo, y c-mo, el legado de plaza Syntagma?El legado de Syntagma es una realidad que no siempre es visible en el primer plano de la vida social y poltica. Hay que rastrearlo en diversas iniciativas, muy pegadas a la vida cotidiana de la gente, como son las cocinas colectivas en los barrios, los centros mdi-cos municipales o autnomos que atienden a quien se ha quedado fuera de la seguridad social, las prcticas de intercambio de bie-nes y servicios sin intermediarios, las coo-perativas que surgen una tras otra, etc. Syn-tagma ha contribuido a crear redes de ayuda mutua que sostienen la vida de muchas per-sonas en Grecia y, a la vez, generan nuevas relaciones sociales, ms all del individua-lismo. Hay un legado, un legado vivo de Syn-tagma, que ha cambiado la mentalidad so-cial en muchos aspectos.Cmo se relacion Syriza con los movi-mientos de Syntagma?Es importante decir que Syriza fue el nico partido de la izquierda oficial que no esta-ba en contra de Syntagma, como lo estaba explcitamente el KKE (comunistas estali-nistas). No haba una posicin nica den-tro del partido, pero muchos militantes de Syriza contribuyeron a las actividades de Syntagma. Incluso algunos parlamenta-rios (no todos) se acercaron simblica-mente a la plaza y dijeron estamos con ustedes y no con un Parlamento secues-trado y alejado de la voluntad de la gente. Syriza no estaba en contra de Syntagma, sino ms bien lo contrario, pero tampoco

    miento de la gente y del movimiento hacia el voto fue un desplazamiento forzado por las condiciones. En todo caso, Syriza no sustitu-ye a los movimientos. Y quiz, con Syriza en el gobierno, se genere un medio ambiente en el que los movimientos puedan desarro-llarse ms y mejor.Qu capacidad de afectar las polticas de Syriza conservan las experiencias de movili-zacin?Hay que esperar y ver. Nadie puede estar muy seguro de lo que va a pasar. Syriza ha realizado declaraciones muy positivas con respecto a algunas demandas importantes de los movimientos en las reas de educa-cin y salud, con respecto al salario mni-mo, etc. Hay una voluntad explcita por parte de Syriza de satisfacer esas deman-das. Son medidas que no pueden tomarse en dos das, pero Syriza sabe tambin que no disfrutar de un largo periodo de tole-rancia y que debe actuar de inmediato para demostrar que cree realmente en lo que dice. Si no, habr nuevas erupciones so-ciales. Pero ahora mismo estamos en ese periodo de esperar y ver.En el artculo Despus de Syntagma, hablabas de que, en la izquierda y por abajo, haba en Grecia dos ideas de democracia: una idea de democracia participativa (representada por Syriza) y una idea de democracia directa (re-presentada por Syntagma). Cmo imaginas que puede darse la coexistencia entre ambas?Coexistencia, no. Desgraciadamente, Syriza ha evolucionado en los ltimos tiempos hacia un modelo de partido ms cerrado en torno a una pequea cpula. Se ha verticalizado y presidencializado mucho. Es una crtica que se hace incluso dentro del propio partido. No creo que Syriza pueda ser un transmisor directo de la voluntad ciudadana, un canal de partici-pacin de la gente. Qu puede un gobierno frente a las lgicas neoliberales del capitalismo contemporneo?No hay que apresurarse buscando el titular, vamos a ver. Puede haber cambios serios e importantes de orientacin en un momento de cuestionamiento general del contexto neoliberal. Las luchas por abajo pueden in-fluir y tambin lo que haga el Estado. Un go-bierno realmente progresista puede jugar un papel relevante para invertir la correlacin de fuerzas en el interior de la UE. Hay varios ni-veles de actuacin, no necesariamente con-tradictorios. Quiero decir: renegociar la deu-da es muy importante, pero tambin repensar y cuestionar los modelos de desarrollo y cre-cimiento dominantes. Desde arriba se puede influir en las polticas neoliberales, pero creo que para salir del marco neoliberal sern ne-cesarios cambios que slo pueden producirse desde abajo. Despus de tres aos de luchas sociales muy fuertes en Espaa, hemos tocado una serie de lmites. Externos, las polticas de austeridad prosiguen igual de devastadoras. E internos, una cierta crisis de imaginacin poltica de los movimientos (cmo y por dnde seguir). Y ahora mismo la atencin y el deseo parece ha-berse desplazado de la plaza al asalto del pa-lacio. Piensas que los movimientos autno-mos tienen lmites intrnsecos?No estoy en posicin de ofrecer respuestas claras. Slo trato de pensar contigo, y con los compaeros de todo el mundo, cmo pode-mos superar esta situacin.Creo que los l-mites que vemos son histricos, no lgicos ni ontolgicos. No hemos tocado una espe-cie de lmite insuperable a pa