La Visión Social de un Curso de Milagros

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  • 7/30/2019 La Visin Social de un Curso de Milagros

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    La Visin Social de un Curso de Milagros

    por Robert Perry

    Si el ttulo de este artculo les parece incongruente, estoy seguro de que no son los nicos con ese parecer.

    Quienes estn familiarizados con Un Curso de Milagros no suelen pensar en trminos de su visin social.Acaso no nos impulsa el Curso a "no tratar de cambiar el mundo" (T-21.In.1:7)? No es nuestra nica

    responsabilidad el aceptar la Expiacin para nosotros (T-2.V.5:1)? No trata el Curso estrictamente acercade cmo percibimos al mundo en nuestras propias mentes?

    Durante aos, hemos estado argumentando en el Crculo que el Curso tiene una profunda relacin con

    nuestro papel en el mejoramiento del mundo, y que hasta nos ve desempeando esta funcin a travs del

    "ajetreo de cualquier actividad" (T-18.VII.8:3). Recientemente le encontr una nueva dimensin a esto.Existe un nmero de imgenes en el Curso que uno podra llamar situaciones sociales ideales.

    Generalmente son altamente simblicas: representan templos, cielos, jardines, y casas con tesoros.

    Obviamente no deben ser interpretadas al pie de la letra, si bien describen situaciones colectivas. Nos sitan

    en relacin con el ms amplio espectro de la sociedad. Y ese elemento - estoy convencido - debe ser tomadoliteralmente.

    Algo que encuentro fascinante sobre estas imgenes es que parecen diferentes tomas de una misma

    plantilla. Una imagen particular del Curso, por ejemplo, la imagen del crculo de la Expiacin (T-14.V.6-11) slo captar ciertos aspectos de esta plantilla. Pero una vez que se empiezan a colocar estas varias

    imgenes una al lado de la otra, se identifican temas que se repiten una y otra vez, y entonces, se ve su

    sucesin en orden lgico. Y es este grupo de temas en orden lgico la plantilla a la que me refiero. He aqu

    los elementos de esa plantilla, en orden:

    1. El desierto: El mundo como un lugar falto de amor.

    2. El milagro: La mente de alguien cambia y entra el amor verdadero.

    3. Se establece el oasis: Este amor establece un lugar diferente.

    4. Vienen los Invitados: Dios y Cristo entran con sanacin y santidad.

    5. Todos estn invitados: Todos los que deambulaban solos y sin rumbo son invitados a entrar paraencontrar la sanacin.

    6. Quienes llegan traen regalos: Quienes son sanados por el oasis le traen bendiciones.

    7. El oasis se extiende y abarca el mundo.

    Una vez que se reconoce y se entiende esta plantilla, uno se da cuenta que el autor dise cada imagen

    como una variante de la figura general, que podra describirse justamente como utpica. Observemos ahora

    cada aspecto de esta figura ms detalladamente:

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    1. EL DESIERTO

    Esta plantilla comienza con una imagen del mundo tal cual es. Una imagen favorita en el Curso para esto es

    la de un desierto (ver T-18.VIII.8-10, T-20.III.9:3, T-20.VI.11:3-5, T-26.IX.3, L-pII.13:5); un sitio falto devida, en donde individuos aislados deambulan en el suelo polvoriento, perdidos y solos, extraos entre s,

    sin hogar, dbiles, hambrientos, vanamente en bsqueda de un agua que no pueden encontrar, y finalmentemueren totalmente solos. Es una imagen caracterizada por el vaco: vaco de vida, de vitalidad, deesperanza, de alimento, de direccin y de compaa.

    Podemos entender rpidamente esta imagen como literal. De hecho, ocasionalmente escuchamos acerca de

    gente que se pierde en el desierto y muere buscando agua y ayuda. Sin embargo, el Curso pretende que esta

    sea una imagen simblica que describe al mundo entero, no externa sino internamente. A nivelmental/emocional, este mundo es un desierto. Est seco del amor y la alegra que nos nutren y sostienen

    internamente. En lo externo, vamos y venimos con grandes metas, unindonos con otros para proyectos

    conjuntos de hogar y negocios. Sin embargo, en lo interno somos caminantes perdidos, buscando sin rumboaquella agua de vida quin sabe dnde, y sintindonos profundamente solos en nuestros corazones. En otras

    palabras, de la misma forma en que un desierto es un lugar desolado en el mbito fsico, el mundo enteroest desolado en el mbito interno e interpersonal.

    El siguiente pasaje habla ms literalmente acerca de la condicin que simboliza la imagen del desierto. Dehecho, contiene la idea a la que me refiero: que, mientras en lo externo tenemos hogar y compaa, en lo

    interno nos sentimos solos y sin hogar:

    Y as, vagan por un mundo de extraos, distintos de ellos, viviendo tal vez con los cuerpos de esos extraos

    bajo un mismo techo que a ninguno de ellos da cobijo; en la misma habitacin y, sin embargo, a todo unmundo de distancia. (T-22.In.2:8)

    2. EL MILAGRO

    El desierto del mundo se produce por un elemento crucial que an no he mencionado: el odio. Esto se hace

    explcito en la seccin "Pues Ellos han llegado" (T-26.IX), que habla de un "viejo odio" (T-26.IX.2:3, 3:8)que se ha instalado entre t y tu hermano desde tiempo inmemorial. Este odio coloca una sombra, un

    espacio, una brecha (an "una llameante espada de muerte," T-24.III.4:7) entre ustedes dos. Hablando en

    forma figurada, es como un sol inclemente que convierte la tierra en un desierto; omos acerca del "terreno

    yermo que el odio haba calcinado y dejado estril" (T-26.IX.3:5).

    A este desierto entra algo que lo cambiar todo eventualmente: el milagro. El milagro ocurre cuando, en

    medio del odio ancestral, alguien elige perdonar. Si el odio es lo que hace del mundo un desierto, qu pasa

    cuando el odio se aparta? El Curso responde esta pregunta con bellas imgenes de una naturaleza vuelta a

    nacer:

    La sangre del odio desaparece permitiendo as que la hierba vuelva a crecer con fresco verdor, y que la

    blancura de todas las flores resplandezca bajo el clido sol de verano (T-26.IX.3:1)

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    Los milagros son como gotas de lluvia regeneradora que caen del Cielo sobre un mundo rido y

    polvoriento, al cual criaturas hambrientas y sedientas vienen a morir. Ahora tienen agua. Ahora el mundoest lleno de verdor. Y brotan por doquier seales de vida. (L-pII.13.5:1-4)

    La seccin "El lugar que el pecado dej vacante" (T-26.IV) contiene una poderosa imagen acerca del

    reemplazo del odio por parte del milagro y del renacimiento del mundo. La imagen comienza con dospersonas separadas porque cada una de ellas percibe a la otra como pecadora y maligna. Esta percepcin depecado las separa, como una fuerza invisible que las hace repelerse. Entonces, una de ellas perdona, y este

    perdn es retornado por la otra. El espacio entre ellas se convierte ahora en "el lugar que el pecado ha

    dejado vacante". Ahora no hay nada que los separe, nada que detenga su impulso natural a unirse. Y Se

    funden en el espacio que el pecado dej vacante" (T-26.IV.2:6).

    Con este milagro, renace el mundo. "El perdn convierte el mundo del pecado en un mundo de gloria,

    maravilloso de ver. Cada flor brilla en la luz, y en el canto de todos los pjaros se ve reflejado el jbilo del

    Cielo" (T-26.IV.2:1-2). Es ms, el espacio que el pecado ha dejado vacante se convierte en santo lugar (T-26.IV.3:1), en el que un altar se erige y se eleva muy por encima del mundo para alcanzar a Dios.

    Este milagro establece los cimientos para lo que llamo la visin social del Curso. El milagro a veces se

    representa como teniendo lugar dentro de una sola mente que elige perdonar y ser sanada. En otras

    ocasiones, es una sanacin, una unin entre dos personas. Hablar acerca de ambos casos ms adelante. Decualquier forma, alguien ha elegido soltar el odio, el odio enfermizo que ha calcinado la tierra y la ha

    convertido en desierto. Esta sola eleccin pone en movimiento todo lo que sigue.

    3. SE ESTABLECE EL OASIS

    El milagro, al ser una reversin del odio que caus el desierto, termina estableciendo un lugar especial

    sobre la faz de la tierra, un oasis en el que todas las duras condiciones del desierto han sido cambiadas. "Eldesierto se convierte en un jardn lleno de verdor, frtil y plcido" (T-18.VIII.9:3). Hay muchos aspectos de

    este concepto general. En un mundo de gente perdida y debilitada por una bsqueda sin fin, este oasis es un

    lugar de descanso (el descanso es, de hecho, un tema relevante en casi todas las imgenes queexploraremos). En un mundo de extraos, este es un lugar de unin verdadera, en donde los antiguos

    enemigos se han convertido en dilectos amigos. En un mundo en donde nadie parece experimentar una

    pertenencia real, este es un hogar tibio y acogedor (ver L-pI.159.7). En un mundo de gente internamentehambrienta, este lugar brinda una fiesta continua de abundancia, en donde "cuanto ms reciba cada uno,

    ms habr para ser compartido por todos los dems" (T-28.III.9:2). Y en un mundo profano y sin Dios, este

    es ahora santo lugar, hecho santo no por imposiciones, vrtices o viejas iglesias, sino por el triunfo sobre el

    miedo: "El ms santo de todos los lugares de la tierra es aquel donde un viejo odio se ha convertido en unamor presente" (T-26.IX.6:1). En este santo lugar el Curso ve que surgen altares (ver L-pI.183.5:4; T-

    26.IV.3:4; L-pII.2.3:4) y se edifican templos: "Vuestra relacin es ahora un templo de curacin; un lugar

    donde todos los que estn fatigados pueden venir a descansar" (T-19.III.11:3).

    Esta cita final nos indica a qu se refieren estas imgenes realmente. Obviamente, no debemos tomarlas

    literalmente e imaginar que al perdonar a alguien, aparecern instantneamente flores de la tierra a nuestro

    alrededor y altares de tierra surgirn entre nosotros. La cita de arriba significa que el templo no es un lugar

    fsico. Es la relacin entre dos personas que han perdonado. Alternativamente, puede ser una sola persona.

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    Otro pasaje dice que aqul que libera su mente de aquello que se opone a Dios "se convierte en un refugio

    donde los que estn cansados pueden hallar descanso" (L-pI.137.11:3).

    No tenemos que pensar mucho para entender lo que esto significa. Cuando se est en presencia de unapersona verdaderamente amorosa y apacible, es fcil sentir que se ha encontrado un oasis en el desierto,

    como si se hubiera llegado a casa y finalmente se pudiese descansar. El estudioso contemporneo de Jess,Marcus Borg, seala acerca de este mismo fenmeno bsico:

    La impresin es clara: estar en la presencia de Jess fue una jubilosa experiencia. Esta experiencia dealegra en la presencia de una figura religiosa notable tiene paralelos en otros tiempos y sitios. A la vez

    dentro y ms all de la tradicin cristiana, se habla de una "presencia" o "zona" alrededor de un santo que es

    virtualmente palpable, que se puede "sentir". Simplemente estar en la presencia de tal persona afecta larealidad de la cual l o ella habla....Estar en la presencia de Jess fue experimentado como estar en la

    presencia del Espritu que flua a travs de l. (Jess: Una Nueva Visin. New York: HarperCollins, 1987,

    p. 129)

    Borg aade el siguiente comentario en una nota final:

    Dentro de la tradicin budista, se habla de un "campo de Buda" que poda ser sentido no slo alrededor de

    Buda, sino tambin alrededor de otros iluminados que le seguan. Dentro de la tradicin cristiana una

    "zona" similar se senta alrededor de San Francisco, al igual que alrededor de otros. (p.144)

    En cuanto a la mencin de jardines en el desierto y parasos de descanso, el Curso, estoy seguro, hablasimblicamente del mismo fenmeno. La nica diferencia es que tambin enfatiza este fenmeno en

    relacin con dos personas que se han salido de sus egos para lograr una unin autntica. Estar en presencia

    de tales personas sera entrar en la misma "zona" que se experimenta alrededor de un santo.

    4. LLEGAN LOS INVITADOSEsta nocin de un campo de santidad tiene como eco uno de los rasgos principales de estas imgenes delCurso. El rasgo podra llamarse la llegada de los Invitados. Los Invitados son Dios y Su Hijo, el Cristo, el

    verdadero Yo de todas las personas y de todo lo viviente.

    Este rasgo, por lgica, debera tal vez ser anterior; puesto que el milagro que transforma el desierto y

    establece el templo es la llegada misma de los Invitados. El milagro es atrado por nuestra eleccin derenunciar al odio, pero esta eleccin no es el milagro. Es simplemente una invitacin a los Invitados a venir

    y a morar con nosotros. Su venida es lo que convierte la tierra que pisamos en santo lugar. Su llegada es lo

    que convierte al desierto en un jardn. Son Quienes proveen la abundancia infinita del festn magnfico. Yllegan tan pronto como se Les da la bienvenida, que es siempre cuando elegimos perdonar a nuestro

    hermano en vez de odiarlo. Para entender la importancia atribuida a Su llegada, se podra leer "Pues Ellos

    han llegado" (T-26.IX), que presenta este tema y es una de las secciones ms poticas y conmovedoras detodo el Curso.

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    Su Presencia, en otras palabras, es la "zona" que el Curso describe como un jardn, un templo, un refugio,

    un hogar, en el que agotados viajeros pueden descansar finalmente y ser sanados de todos aquellos aosdeambulando bajo el reflejo calcinante del odio.

    5. TODOS ESTN INVITADOS

    Todos queremos encontrar un lugar diferente al resto del mundo, un sitio de donde estn ausentes la locura,

    la crueldad y la escasez habituales. Todos buscamos cobijo de la tormenta. Sin embargo, cuando

    encontramos el oasis que buscamos, qu hacemos de inmediato? Una lista de quienes son y una de quienesno son bienvenidos. Estas dos listas son varias, realmente. Primero, estn quienes viven all. Luego, quienes

    no viven all pero son tan bienvenidos que no tienen que tocar a la puerta. Luego estn aquellos que pueden

    aparecer cuando quieran, pero deben sin embargo tocar. Luego quienes deben hacer una cita previa; y luegolos que ni siquiera deberan intentar pedir cita sin una razn extraordinaria - hasta aquellos que nos haran

    llamar a la polica si pisan nuestro patio.

    Esto es bsico en cuanto a la naturaleza de nuestros hogares, clubes, sociedades y asociaciones. Nos

    congregamos con quienes se nos parecen y quienes sirven a nuestros intereses, y excluimos al resto. Lasagrupaciones humanas se definen por quienes excluyen. Despus de todo, si dejamos que cualquiera y todos

    entren, entonces el propsito esencial de nuestro enclave se destruir. Cmo puede ser un refugio de la

    tormenta si dejamos que entre la tormenta? La naturaleza misma de un enclave seguro es que mantienefuera al mundo peligroso.

    Si bien el excluir a nuestros hermanos es un acto de odio, al excluirlos, en vez de aislarnos de la tormenta,

    traemos su esencia a nuestras mentes. Las mismas murallas que edificamos para mantener fuera a la

    tormenta estn hechas de sus oscuras nubes. El oasis que creemos haber creado es simplemente una ilusin,que nos permite retraernos hacia fantasas y en sueos olvidar que an estamos perdidos en el desierto,

    muriendo lentamente bajo su sol inclemente.

    El oasis a que se refiere el Curso es un sitio completamente diferente, puesto que una vez que se establece

    este lugar, invita a todos literalmente. No hay jerarqua de bienvenida. No hay sistema de castas de la elite ylos intocables. Una y otra vez se nos dice que todos son bienvenidos, puesto que tal es la naturaleza del

    amor, y es de amor que est hecho este oasis.

    5a. Imgenes especficas

    "Todos son bienvenidos" se dice fcil, pero es realmente muy difcil de asimilar. Est tan completamentefuera de nuestra programacin cultural que, cuando lo escuchamos, casi no es computable. Puede sonar

    demasiado fcil a palabras vacas. Para ayudarnos a apreciar este rasgo, permtanme recorrer las diversas

    imgenes de "visin social" del Curso y resumirlas, a la vez que resalto este aspecto de bienvenida general.

    El pequeo jardn

    "El Pequeo Jardn" (T-18.VIII) es una de las imgenes ms queridas del Curso (y de hecho la nica de lasque explorar que contiene la plantilla completa). Comienza por pintarnos como el amargado gobernante de

    un pequeo reinado, un trozo de desierto carente de valor. Al ver cun poco tenemos, el Curso dice, no

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    deberamos apelar al amor para entrar y transformar a nuestro pequeo reino (T-18.VIII.8:4-5)? Apenas

    entra el amor, "El desierto se convierte en un jardn lleno de verdor, frtil y plcido, ofreciendo descanso atodos los que se han extraviado y vagan en el polvo" (T-18.VIII.9:3). No nos contentamos con abrir

    simplemente nuestro jardn a estos perdidos; salimos y peinamos el desierto buscndolos y, una vez que los

    encontramos, los guiamos amorosamente de regreso a nuestro jardn (T-18.VIII.10:1-2).

    El crculo de la Expiacin

    "El Crculo de la Expiacin" (T-14.V) presenta una imagen similar. El crculo es un lugar en donde todos seunen en la meta de liberar al mundo de culpabilidad, y unidos en la vivencia del poder de Dios, que abarca a

    todos en "la seguridad que ofrece su regazo de amor y unin" (T-14.V.8:5). Este crculo no es un lugar

    fsico sino mental, habitado por gente que, fsicamente, est esparcida en el mundo. Los miembros de estecrculo son todos los que se han reconciliado con Dios, todos los mensajeros de Dios en este mundo. Ya que

    este crculo incluye a los gigantes espirituales de este mundo, uno debera esperar que fuera un crculo

    selecto que negara el acceso a gente normal como nosotros. An as, de hecho, todos estn ya dentro delcrculo; todos estn reconciliados con Dios. Quienes se sienten fuera, creenerrneamente no ser dignos de

    entrar. Es entonces la tarea de quienes se saben dentro, el alcanzar a todos aquellos que creen haber sido "nodeja a nadie afuera solo, sufriendo el dolor de la culpabilidad" (T-14.V.8:4), y atraerlos. Es el trabajo de los

    mensajeros de Dios el llamar a todos, sin importar cun pecadora parezca la persona, y darle el mensaje:"Eres libre de culpa. Ven al crculo, a donde perteneces."

    La fiesta de la comunin

    En "Los Obstculos para la Paz" existe una bella imagen de un festn (T-19.IV(A).16). El amor ha

    preparado esta fiesta para nosotros para honrar nuestra relacin santa con otra persona. Tiene lugar "en unplcido jardn donde slo se oye un cntico angelical y un suave y feliz murmullo." (T-19.IV(A).16:1). Se

    presenta en una mesa que es a la vez un altar - "la mesa de comunin" (T-19.IV(A).16:3). Este festn es en

    un lugar tan sagrado, en una mesa tan santa, que se podra imaginar que slo los ms especiales seraninvitados. Nos sorprendemos, entonces, al leer que "todo el mundo es un invitado de honor" (T-

    19.IV(A).16:2) - no slo bienvenido, sino como invitado de honor. Todo el mundo. Finalmente, siguiendo

    con el tema de la llegada de los Invitados, Jess dice, " Yo me unir a vosotros ah, tal como lo promet

    hace mucho tiempo y como todava lo sigo prometiendo" (T-19.IV(A)16.4). Por qu se nos unir? Porqueha cesado la exclusin en nuestra nueva relacin (T-19.IV(A).16:5). Al dejar de excluir a un hermano,

    extendemos una invitacin a Jess, que l ha estado esperando recibir por dos mil aos.

    El centro de redencin

    La leccin 159 contiene una notable imagen de una nueva clase de hogar. "Lo que estaba destinado a ser lamorada del pecado se convierte ahora en el centro de la redencin y en el hogar de la misericordia, donde se

    cura a todos los que sufren y donde se les da la bienvenida" (L-pI.159.7:3). A todos los que sufren se les

    pide que vengan porque es aqu en donde encontrarn la salvacin (L-pI.159.7:4). Al llegar, encuentran quenadie es un extrao (L-pI.159.7:5), y que el nico regalo que se les pide es que acepten su bienvenida (L-

    pI.159.7:6). Esto atenta de tal forma contra nuestro concepto de un hogar (cuya nocin misma es que cierta

    gente pertenece all y otra no) que quiero dedicarle algn tiempo a describir esto.

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    Imagnate avanzando hacia la puerta de la mansin ms hermosa y espaciosa que jams hayan visto. Al

    tocar a la puerta, el propio dueo de casa responde y te pregunta: "Ests sufriendo?" Si contestas "s", tedice "Entonces entre por favor, puesto que aqu encontrars lo que buscas. Probablemente jams hayas

    conocido a quienes estn dentro, pero pronto te dars cuenta de que no hay extraos aqu. Para entrar, slo

    te pedimos un regalo: Que nos hagas el honor de aceptarnos tu bienvenida."

    El templo de la sanacin

    Una profunda relacin entre dos personas es generalmente algo muy privado. Al igual que un hogar, es algoque los dos comparten, algo a lo que los otros realmente no son invitados. En la visin del Curso, sin

    embargo, si ha de ser genuina la unin de dos personas, sus cimientos deben ser el principio de la unin en

    s. Y si alguien se excluye, ese basamento no puede ser la unin. Una relacin santa totalmente realizada,entonces, se convertira necesariamente en "un templo de curacin; un lugar donde todos los que estn

    fatigados pueden venir a descansar" (T-19.III.11:3). Nota que son " todos los que estn fatigados". Ustedes

    dos han encontrado tal alegra en la no-exclusin de cada uno, que quieren incrementarla incluyendo atodos. Su nico deseo es atraer a todos a la "zona" de su unin, para que puedan tambin vivir por s

    mismos la deleitable plenitud y el sentido de hogar que ustedes dos han sentido. Y al igual que con elpequeo jardn, ustedes dos no slo abren de par en par las puertas a todo hermano que necesite curacin;

    en vez de esperar a que llegue a su templo, salen y lo llaman (T-19.IV.1:8). "Y vosotros lo albergaris y ledaris descanso tal como se os dio a vosotros" (T-19.IV.1:9).

    De forma interesante, hay una imagen similar de templo en otro sitio del Curso. Esta dice. "Abre las puertas

    del templo y deja que tus hermanos distantes y tus amigos ms ntimos vengan desde los ms remotos

    lugares del mundo, as como desde los ms cercanos; invtalos a todos a entrar y a descansar contigo" (L-pI.109.8:3). Esta imagen capta lo que el Curso dice acerca de nuestras vidas: Nuestras vidas deben ser

    templos, cuyas puertas estn abiertas de par en par tanto a nuestros ms " hermanos distantes " como a

    nuestros "amigos ms ntimos".

    El festn de la abundancia

    Una de las ms complejas de estas imgenes es la que llamo "el festn de la abundancia" (T-28.III.8-7). Esta

    imagen se basa en la nocin de una casa del tesoro o almacn, que el diccionario Merriam-Webster define

    simplemente como "un edificio en donde se guarda un tesoro." Una casa del tesoro, por supuesto, es unlugar en donde colocas tus objetos ms valiosos y en donde quieres una puerta slida con una fuerte

    cerradura. La finalidad es guardar tus tesoros en donde no te los puedan robar.

    Pero qu deberamos guardar? El Curso nos describe como tontos que hemos guardado el tesoro

    equivocado: "quienes confundieron el brillo de una piedrecilla con oro y almacenaron un puado de nievereluciente creyendo que era plata" (T-28.III.7:2). Pensamos que somos hombres ricos con montones de oro

    y plata en nuestro depsito, y en realidad lo nico que tenemos son algunas piedrecillas mojadas. Esta es

    una metfora para todos los tesoros del mundo (incluyendo el oro y la plata), que parecen tan valiosos peroterminan careciendo de valor puesto que no dan verdadera felicidad.

    Qu deberamos valorar entonces? "Considera, entonces, los plateados milagros y los dorados sueos de

    felicidad como los nicos tesoros que quieres conservar dentro del almacn del mundo" (T-28.III.7:1). Esta

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    es la nica clase de plata y oro que merece ser valorada, estos cambios de percepcin en los que un viejo

    odio se convierte en un amor presente. Cuando soltamos el odio, el espacio que nos separ es reemplazadopor la unin. "Y all donde la diminuta brecha pareca interponerse entre t y tu hermano, nete a l" (T-

    28.III.8:2). Este milagro de unin invita entonces a Dios y a Cristo a venir a nuestra casa del tesoro como

    Invitados nuestros, y a traer con ellos ilimitados dones.

    Cuando sabemos que somos los nicos que tenemos un verdadero tesoro en nuestro almacn (el tesoro delos milagros), qu hacemos? Algo que desafa todo pensamiento normal acerca de casas del tesoro:

    Abrimos la puerta de par en par e invitamos a todos nuestros hermanos hambrientos (los que estn

    desvalidos porque guardaron las piedrecillas y la nieve) a un inolvidable festn (ver T-28.III.7:2 y 8:7). Una

    vez que entran, encuentran que "El Amor ha desplegado su mesa en el espacio" (T-28.III.9:8) que antesocupaba nuestro odio. En esta mesa, nuestros hermanos comparten con nosotros y con nuestros Invitados un

    milagroso festn en el que (como cit anteriormente) "cuanto ms reciba cada uno, ms habr para ser

    compartido por todos los dems" (T-28.III.9:2). En vez de terminarse, la abundancia de este festnsimplemente crece ms y ms a medida que el festn contina, ao tras ao. " Aqu los aos de escasez no

    se presentarn, ya que el tiempo no forma parte de este festn, pues es eterno" (T-28.III.9:7).

    Esta es, por supuesto, una imagen altamente estilizada, pero a un nivel ms literal su significado

    probablemente est claro ahora: Algo extraordinario sucede alrededor de una persona que ha reconocido elpoder milagroso del amor (o alrededor de dos personas as). La gente es atrada a tal persona, como los

    hambrientos a un festn. Pero aqu, el quot;alimento" es simplemente su amor, que no se agota, sino que

    crece en abundancia a medida que se comparte. En presencia de esta persona, cosas no convencionalespueden suceder. La gente se sentir curada del vaco que los ha consumido toda su vida. Ser

    amorosamente bienvenida la gente que en otros crculos sociales habra sido excluida. Y el anfitrin de este

    festn se comportar de forma radicalmente inconvencional, desafiando las reglas normales que gobiernanla riqueza y las posesiones, a medida que su amor se expresa generosamente en forma tangible.

    5b. Puertas abiertas y sin extraos

    Ahora que hemos revisado estas diversas imgenes de bienvenida todo-abarcadora, quisiera extenderme

    slo un poco ms en este aspecto. El Curso dice que en este oasis nadie es considerado como un extrao.

    Esto refleja el tema que recorre el Curso de que debemos ver ms all de la apariencia de que alguien es unextrao, pues verdaderamente no existe tal cosa. Intenta no tratar a nadie que llegue a tu puerta como a un

    extrao, sino en vez de ello dale la bienvenida a todo el mundo como si fuera tu ms querido y antiguo

    amigo (ver T-20.II.5:5). Es ms, imagina que quienes llegan y reciben tu bienvenida no slo son carterosbien presentados y nias scouts, sino indeseables sociales en seria necesidad. Despus de todo, de qu

    sirve un oasis si slo est disponible para aquellos que placen a nuestros egos? No debera ser todo su

    propsito el alcanzar a aquellos que estn necesitados? Cuando el Curso menciona a aquellos a quienesdeberamos alcanzar, los que estn en la lista son siempre los necesitados. He aqu algunas de tales listas:

    Los desesperados(CIR 1)...los tristes y los compungidos, los solitarios y amedrentados...los moribundos y

    los muertos. (L-pI.124.5:2-3)

    Los desolados, solitarios y con miedo...los que sufren dolor, o pena por prdida, o se sienten privados deesperanza y felicidad. (L-pII.245.1:4-5)

    http://www.circleofa.com/Spanish/spanish_socialvision.html#desesperadoshttp://www.circleofa.com/Spanish/spanish_socialvision.html#desesperadoshttp://www.circleofa.com/Spanish/spanish_socialvision.html#desesperados
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    Los enfermos, los dbiles, los necesitados y temerosos, y aquellos en duelo por lo que parece una prdida o

    sienten un aparente dolor, los que sufren de fro o hambre, o los que caminan por el camino del odio y lasenda de la muerte. (L-pI.195.5:2)

    Esta es la gente que se supone debemos invitar a nuestro santuario de sanacin. Si tomamos aquellas

    caractersticas mencionadas dos veces o ms en los pasajes anteriores, tenemos: los solitarios, lostemerosos, los que sufren dolor y los que estn en duelo (o lloran) una prdida. Si decantamos ms an,tenemos simplemente: los necesitados. Para apreciar esta idea, imagnate trabajando durante aos para

    construir un santuario bellsimo, para cultivar un jardn exquisito en el desierto o para guardar un tesoro en

    una caja fuerte inviolable, y entonces, una vez que has terminado finalmente, colocas este letrero:

    "Bienvenidos todos los que se sienten solos, temerosos, tristes y con dolor. Entren aqu y encuentrendescanso."

    Otro aspecto de esta bienvenida todo-abarcadora es la imagen de puertas abiertas. Este smbolo se repite a

    travs del Curso (36 veces en mi cuenta). Lo hemos visto, por ejemplo, en el festn de la abundancia (T-28.III.7-9), que describa nuestra casa del tesoro con sus puertas abiertas de par en par para dar la

    bienvenida a nuestros hambrientos hermanos. De forma interesante, la imagen de la casa del tesoro se repitemuchas veces en el Curso, y se describe a menudo cono el tener las puertas abiertas. Por ejemplo, "Aqu las

    puertas no se cierran nunca, y a nadie se le niega la ms mnima peticin ni su necesidad ms apremiante"(L-pI.159.6:4). Slo piensa en cun incongruente es tener una casa del tesoro con puertas siempre abiertas!

    Esto es ms extrao an si aquellas puertas se abren con el propsito expreso de llenar "el menor pedido o

    la ms urgente necesidad" de todos. Pero bien sea en relacin con un almacn, un hogar o un templo, laimagen de puertas abiertas es una afirmacin poderosa cuyo significado se comprende universalmente.

    An otro aspecto de esta bienvenida imparcial se capta en la Leccin 155, que dice que en lo externo

    deberamos tratar de vernos como todos los dems (L-pI.155.5:3). En otras palabras, no deberamos ser

    renunciantes (L-pI.155.4:2-3) con vestimenta especial y estilos de vida que nos separan del resto de lacultura. Por qu? Porque mientras ms sienten los dems que somos como ellos, ms vern la relevancia

    para ellos de lo que hemos aprendido (L-pI.155.5:4-6:1). Si nos vemos exactamente como ellos y hemos

    encontrado la paz en el perdn, entonces ellos probablemente sospechen que tambin ellos pueden hacerlo.

    Esta es, en mi mente, otra forma del concepto de puertas abiertas que acabamos de tratar. Para decirlo msllanamente, a qu templo te sentiras ms bienvenido: a uno lleno de un grupo gente especial con

    vestimenta diferente y estilo de vida de extrema pureza ritual, o uno lleno de gente que, por toda apariencia

    exterior, es tal como t? En este sentido, las reglas que gobiernan un estilo de vida estrictamente religiosoconstruyen una cerca que no slo mantiene fuera diversos "pecados", sino que tambin mantiene fuera a la

    propia gente que podra ser ayudada. La fuerte barrera entre "nosotros" y "ellos" en muchas comunidades

    religiosas se supone que "nos" debe proteger de la influencia diluyente y corruptora de "ellos". Pero, qupasara si el hecho mismo de invitarlos a entrar es la forma de hacer real nuestra pureza, de protegernos

    contra la corrupcin? Ese es el tpico de nuestra prxima categora.

    6. LOS QUE LLEGAN TRAEN REGALOS

    Se puede tener fcilmente la impresin de una sutil desigualdad entre quienes establecen el oasis y los

    invitados a este. Si, por ejemplo, fueras t quien estableciera el oasis, es posible que estuvieras tentado amirar a tus invitados y pensar "No los necesito a ustedes pero ustedes definitivamente me necesitan a m."

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    El Curso se esfuerza en corregir esta suposicin. Veamos cmo trabaja esta correccin en tres de las

    imgenes.

    La Leccin 344 contiene an otro retrato de la casa del tesoro. Comienza diciendo que, si estoy guardandotesoros slo para m, cuando vaya a revisar mi almacn encontrar un cuarto vaco (L-pII.344.1:2-3). Luego

    dice esto:

    An aqul a quien perdone, me dar regalos ms all del valor de cualquier cosa sobre la tierra. Que los

    hermanos a quienes he perdonado llenan mi almacn con los tesoros del Cielo, que son los nicos reales.(L-pII.344.1:6-7)

    Entonces, los hermanos hambrientos que invito a mi almacn son descritos como trayendo tesoros con

    ellos. Pero cun exactamente traen tesoros mis hermanos atacados por la pobreza? Cmo pueden traer

    regalos quienes no tienen nada? La imagen siguiente ayudar a aclarar esto.

    El crculo de la Expiacin (T-14.V), si recuerdas, era el crculo mental habitado por todos aquellos que se

    unan en la meta de la salvacin, en cualquier tradicin espiritual. Todos en el crculo estn unidos en elsentirse puros e inocentes. Libres de toda culpa, se yerguen en la Presencia del Santo mismo. Desde estelugar llaman a todos los que parecen estar fuera del crculo con el mensaje "Eres libre de culpa. Ven al

    crculo." Lo hacen tanto por s mismos como por quienes son bienvenidos por ellos. Pues es slo a travs

    del acto de traer a otros, que quienes estn en el crculo se convencen verdaderamente de que ellos mismos

    estn dentro (T-14.V.2-7). Por qu? El darte cuenta de que ests dentro del crculo quiere decir que te dascuenta de tu inocencia innata. Y, cmo puedes sentirte verdaderamente inocente mientras sealas con tu

    dedo a otros, condenndolos? Cmo puedes sentirte libre de culpa mientras te niegas a ayudar a tus

    hermanos necesitados? Cmo puedes sentirte santo si, apenas entras, les cierras las puertas del Cielo a losque han quedado fuera? Por otro lado, cmo puedes fracasaren sentirte inocente cuando estiras tu mano

    para alcanzar a todos tus hermanos en una bienvenida sin restricciones?

    Tus hermanos perdonados se convierten, entonces, en smbolos vivientes de tu inocencia. Se convierten en

    la afirmacin de que perteneces al crculo. Esto, de hecho, es el tesoro que llevan a tu almacn. Pues ellosven tu santidad ms clara y agradecidamente que t. Cuando atraes a alguien al crculo, rescatndolo de una

    lenta muerte afuera, l es quien sabe el verdadero valor de tu asistencia, el verdadero poder de tu santidad,

    mucho ms que t. La mirada en su rostro te dice que ve en ti mucho ms de lo que ves t. Entonces, seconvierte en tu salvador en la misma forma en que t lo fuiste para l: l te convence de tu santidad al creer

    en ella ms plenamente que t. En un sentido muy real, entonces, necesitas de l tanto como l te necesita.

    7. EL OASIS SE EXTIENDE Y ABARCA AL MUNDO

    No se supone que el jardn permanezca como un oasis. Un oasis, por definicin, es un rea frtil dentro de

    una regin mayor, rida. Este jardn se supone debe expandirse hasta que reemplace al desiertoenteramente:

    Entran uno por uno a este lugar santo, pero no saldrn como entraron, solos. El amor que trajeron

    permanecer con ellos, tal como permanecer contigo. Y bajo su benfica influencia tu pequeo jardn seexpandir y alcanzar a todo aquel sediento de agua viva, pero demasiado dbil para continuar solo... As

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    crecer y se extender a travs del desierto, sin dejar pequeos reinos aislados del amor, y dejndote en

    ellos. Y te reconocers a ti mismo, y vers tu pequeo jardn suavemente transformado en el Reino de losCielos, con todo el amor del Creador brillando sobre l. (T-18.VIII.9:6-8, 10:3-4)

    El pasaje anterior completa el proceso empezado por el milagro inicial, que transform a un trozo de

    desierto en un jardn y te llev a invitar a todos a l. Cuando los caminantes solitarios llegan al jardn, dejande estar solos. Se conocen y unen con otros que se refugian all. Y cuando estos nuevos amigos dejen eljardn, salen juntos, de la mano. Hasta tenemos la impresin de que dejan el jardn como sus emisarios,

    llevando sus semillas a nuevos lugares.

    Con cada nueva persona que entra al jardn para encontrar rejuvenecimiento, el amor de all crece. Y puesto

    que el amor es lo que produjo el jardn para comenzar, cuanto ms amor absorbe, tanto ms este crece y seexpande. Al extenderse, convierte a cada nfimo reino que encuentra en el desierto en un verde jardn, hasta

    liberar finalmente a todos los reinos solitarios, rescatar a todos los caminantes sedientos, y cubierto al

    desierto entero con fresco verdor. El mundo que sola ser un rido desierto, ahora es un reflejo puro delAmor de Dios y se "transforma en el Reino de los Cielos". Por tanto, lo que comenz como un milagro en

    la mente de una o dos personas, ha elevado al mundo entero y lo ha llevado hasta las mismas puertas delCielo.

    RESUMEN

    Espero que puedas ver ahora por qu llamo a esto una visin social. Describe una va ideal para quienesviven juntos en el mundo, una va que reversa las dolencias de este mundo, y que, el Curso afirma,

    transformar al fin a la sociedad humana. Es verdad, no es un programa que pueda ser instituido a escala

    masiva por el gobierno, por ejemplo. Jams podra ser legislado, puesto que descansa enteramente en unprofundo cambio interno. Tiene que comenzar con una o dos personas que han tenido este cambio interno y

    luego lo han extendido a partir de all. De qu otra forma podra funcionar? La sociedad convencional se

    produce por un estado mental masivo de odio. (Pocos de nosotros haran uso de la palabra "odio" paradescribir nuestra actitud mental, pero cmo podramos llamar a algo que nos lleva a cerrarle la puerta a la

    mayora de nuestros hermanos?) Qu podra introducir cambio genuino en una sociedad basada en el odio,

    ms que la llegada del amor verdadero? Y cmo podra legislarse esa llegada?

    Hemos visto muchas imgenes simblicas de esta visin social, pero permteme resumirla en trminoscotidianos para que podamos tener una mejor idea de ella.

    Comienza en un mundo lleno de odio en donde la gente se siente privada del amor que les sostiene, y en

    donde vagan sin cesar, sin saber dnde saciar su sed interna. Nosotros mismos comenzamos como todos los

    dems, pero un da, tomamos una decisin crucial de renunciar a nuestro odio. Elegimos perdonar a alguiencontra quien habamos alimentado un rencor por muchos aos.

    Esta sola eleccin inicia un proceso que no podamos haber anticipado. Nuestro antiguo enemigo nos

    devuelve nuestro perdn y ahora el odio que nos separaba desaparece, y as nada se interpone a nuestro

    deseo innato de unirnos. La relacin se desarrolla a lo largo del tiempo. El viejo odio se convierte en unrecuerdo lejano y nos adentramos ms y ms en la experiencia de unicidad. Nuestra relacin se convierte

    lentamente en algo como un lugar diferente, en el que el duro clima del mundo externo ha dejado de existir.

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    Se convierte en una especie de santo lugar en la que reinan diferentes principios, en la cual lo milagroso se

    convierte en posible y hasta natural.

    En este punto podramos permanecer aislados en nuestro pequeo refugio, gozando privadamente uno deotro. Sin embargo nos damos cuenta de que la alegra de nuestra relacin es la alegra de la unin, y que

    limitar nuestra unin a esta sola persona tambin limita nuestra alegra. Y entonces, hacemos lo noconvencional: Abrimos de par en par las puertas de nuestras vidas e invitamos a otros a compartir nuestraunicidad. No damos la bienvenida nicamente a quienes pueden llenar nuestras necesidades o realzar

    nuestro status. Invitamos a todos los necesitados y quien en este mundo no est necesitado? Invitamos a

    los solitarios y temerosos, a los que lloran y sienten dolor. Invitamos hasta a aquellos "que caminan por el

    camino del odio y la senda de la muerte" (L-pI.195.5:2). Luego, no hay jerarqua en la bienvenida, no haycrculo interno y crculo externo. En nuestro hogar, "todo el mundo es un invitado de honor" (T-

    19.IV(A).16:2).

    Cuando la gente llega a nuestro hogar, el interior parece bastante comn, al igual que los que ellos ven. Sinembargo, se sienten como si hubieran entrado en un templo, o si se hubieran arrastrado fuera del desierto

    hacia un oasis. En estos mbitos comunes sienten la presencia de algo extraordinario. Sienten la presenciadel amor. Sienten una plenitud interna en donde antes haba solamente vaco. Sienten como si, luego de

    aos de hambre, se hubieran encontrado con un continuo festn. Sienten que, luego de dcadas de araar porcada pequea sobra, han entrado a un campo de gracia divina en donde pueden descansar. Sienten que han

    llegado finalmente a casa. Esto realmente no tiene nada que ver con las trampas fsicas que ven y tiene todo

    que ver con la "zona" de amor generoso alrededor de nosotros dos.

    Con cada persona que trae gratitud, nosotros mismos nos sentimos ms completos, ms convencidos denuestra propia inocencia. Con cada persona que se va, el elixir de nuestro hogar es llevado a un mundo

    sediento. Nuestro hogar crece con el tiempo. Construimos alas adicionales. Algunos de los visitantes se

    quedan permanentemente como anfitriones del creciente nmero de invitados de honor. La ciudad en la quevivimos se ve afectada por nuestro amor. Muchos de los vecinos experimentan nuestra bienvenida y como

    resultado se vuelven ms amables, ms abiertos ellos mismos a dar la bienvenida a la gente. Slo con saber

    lo que hacemos a lo largo de nuestra calle afecta el da a da de la gente y su relacin con sus semejantes. Amedida que sus valores cambian en forma invisible, sin darse cuenta comienzan a tratar a sus familias de

    modo diferente, a llevar sus negocios de manera distinta y an votan diferente. La regin entera es

    influenciada sutilmente; se convierte en algo ms como nuestra casa.

    Quienes se han quedado con nosotros se motivan a comenzar hogares similares en otros sitios. Y estos,tambin, elevan sutilmente el mundo que les rodea. Con el tiempo, lo que comenz con un gesto de perdn

    entre dos personas termina teniendo un efecto permanente en el mundo entero. Por nuestro perdn, el clima

    global de odio se suaviza. Cuando todo se haya dicho y hecho, nuestros esfuerzos, los esfuerzos de aquellosa quienes inspiramos y esfuerzos parecidos por parte de otros, terminan cubriendo al mundo entero con

    amor, haciendo de l un reflejo puro del Cielo, tan puro que finalmente "se funde con lo que all se ve

    reflejado" (L-pI.167.12:3).

    Este patrn general, por supuesto, puede asumir innumerables formas. Simplemente he esbozado una deellas. La he descrito como teniendo lugar sobre los cimientos de la unin de dos personas. Pero, como

    vimos, tambin puede fundarse en una sola persona. En vez de ser un hogar, podra tener la forma de un

    templo, un jardn, un comedor para indigentes, un centro espiritual, o una comunidad expresamente

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    constituida, siempre y cuando estn en armona con los principios que he delineado. El patrn ni siquiera

    tiene que ser estacionario. Puede consistir de una o ms personas que viajan y afectan a la gente pordoquiera que van. De hecho, existen imgenes de esto especficamente en el Curso (ver, por ejemplo, T-

    22.IV.4-7).

    CONCLUSINAhora que he colocado esta visin en lenguaje ms sencillo, podrs ver probablemente que no es un patrn

    enteramente desconocido. Uno piensa en el trabajo de la Madre Teresa, o en el de Jess cenando con losdescastados de su sociedad. An me recuerda de las cosas que Marianne Williamson ha hecho en sus

    Centros para Vivir. Lo que el Curso dice aqu ha sido demostrado en el mundo. Pero est en tal forma en

    contra de la esencia misma de nuestra sociedad que, cuando sucede, todos nos sentamos y nos damoscuenta. Se abren nuestros ojos y nos encontramos inspirados, perturbados, retados, aliviados y motivados,

    todo a la vez.

    Esta, de hecho, es exactamente mi reaccin a la visin que acabo de delinear. El concepto me inspira

    enormemente y s que hay algo de profundamente cierto en l. Por esa razn me ha alegrado inmensamenteescribir este artculo. Sin embargo, cuando pienso en demostrarlo en mi propia vida me parece una idea

    desestabilizante, si no temible. Una forma de vida en la que invite a todos a mi puerta, especialmente a los

    ms necesitados? An no he llegado all. An valoro mi privacidad (lo poco que me queda). An valorotener algo de habilidad para escoger a aquellos con quienes comparto mi vida. An quiero invitar a algunos

    y mantener la mayor parte de la humanidad fuera. Simplemente no siento que estoy listo para una vida sin

    murallas.

    Mi siguiente reaccin, sin embargo, es que s que esta es la forma de vida a la que he sido llamado. Si elCurso dice que mi llamado aqu es a salvar el mundo, y dice que salve al mundo siendo este oasis en el

    desierto, entonces el convertirme en ese oasis debe ser mi llamado. Cmo podra ser un estudiante del

    Curso y pensar de otra forma? Cmo podra ser un seguidor de Jess y pensar diferente? He credo pormucho tiempo que el Espritu Santo estaba dirigiendo mi vida de acuerdo a un plan del que slo veo

    pequeas partes. Ahora parece que la visin que he presentado aqu es, en un sentido, el gran cuadro.

    Revisando mi vida, tengo claro que l ha estado dirigindome a lo largo de los primeros pasos de esta

    visin. Slo puedo imaginarme qu pasos siguientes me esperan a lo largo del camino.

    Eso me plantea tres preguntas: Primero, puedo aceptar que este es mi llamado y hacer que mi meta sea

    alcanzar este lugar? Me ayuda el responder "s" cuando confo que el Espritu Santo disee una forma para

    que esta meta se adapte a mis habilidades individuales y a mi temperamento. Tambin me ayuda si confo

    en que l ser paciente (y me perdone!) al prepararme, y que no me obligue a nada antes de que est listo.

    Segundo, cul es mi prximo paso? Esta visin describe una secuencia que se desarrolla comenzando ms

    bien en forma humilde y avanzando gradualmente hacia su conclusin radical. Viendo la secuencia general,

    puedo localizar fcilmente dnde me encuentro. La pregunta es entonces: Cul es mi prximo paso? Unavez que lo identifique, la tercera es obvia: Estoy dispuesto a darlo?

    Quisiera dejarles estas mismas preguntas bsicas para reflexionar. Es posible que el Espritu Santo haya

    estado tratando de dirigirte por mucho tiempo a travs de la misma progresin que he descrito aqu, hasta su

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    final? Si es as, puedes hacer de ese fin tu meta? Puedes fijar la meta de convertirte en un jardn en el

    desierto, un jardn sin murallas? Si es as, puedes distinguir cul es tu prximo paso en este proceso? Yests dispuesto a darlo?