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La formación del analista Psicoanalista, Asociación de Estudios Psicoanalíticos O. Masotta, Valencia La historia del Psicoanálisis es breve. arranca de finales del pasado siglo, un siglo eminentemente empi- rista en el que las ciencias positivas empezaron a alcanzar objetivos im- port antes. El empirismo y el experi- mentalismo toman su fuerza en esa época. La medicina despeg ay la epistemología de la clínica va echan- do raíces en la anatomía patológica. Freud . siendo médico y neurólogo, se va a interesar por procesos bien di stintos y más recónditos ; menos contrastables con la experiencia. Aunque la estadística en este mo- mento de la ciencia todavía no tiene el papel que tendr á después, es la demostrabilidad de los fenómenos lo que predomina en la época y a Freud se le empieza a acusar desde los conciliábulos médicos de Viena de visionario y de mezclar el arte con la medi cin a. El Psicoanálisis arranca de la ex- periencia clínica de Freud y, como señala Lacan en los Escritos , «el Psi- coanálisis es la teoría de una prácti- ca», es dec ir, que no parte de una teoría o de un paradigma en el sen- tido que les otorga Khun, sino que parte de lo que Freud escucha de sus pacientes. Freud reflexiona so- bre los presupuestos de una nuev a disciplina mientras la está desarro- llando . Como señala Habermas , «con el nacimiento del Psicoanálisis se abre la posibilidad de un acceso me- todológico, a partir de la lógica de la investigación misma, a esa dimen- sión ocultada por el positivismo». Sin embargo, de la ciencia representada en la Universidad, queda desde un principio excluida la disciplina psi- coanalítica. Así, en 1918 -el Psicoanálisis te- nía una brevísima historia-, Freud, en el texto Sobre la enseñanza del Psicoanálisis en la Universidad, ya apunta que , ante la exclusíón del Psi- coanálisis por la Universidad, se hace necesaria la creación de aso- ciaciones psicoanalíticas, en donde se discuta y desarrolle la teoría psi- coanalítica. Además, añade que el Psicoanálisis puede prescindir de la Universidad para la formación de los analistas sin que ello suponga me- noscabo alguno en dicha formación. En 1918 se había fundado la API, dice Freud en Psicoanálisis silves- tre , «... que hace publicar los nom- bres de sus miembros con obj eto de poder rech azar toda responsabilidad derivada de la actuación de aquellos que no pertenecen a nuestro grupo y dan a sus procedimientos el nom- bre del Psicoanálisis». Había que sal- Le professeur Lac an . vaguardarse de los profanos, pero lo que se hizo fue tendente a integrar el Psícoanálisis en el orden médico, de ese modo se reforzaba un víncu- lo social que era tenue. Los analis- tas tenían que ser médicos y el aná- lisis didáctico se fue haciendo tan rí- gido que más que un análisis corría el peligro de convertirse en un trá- mite dentro de una institución jerar- quizada en la que el didact a tení a mucho poder . Más adelante, en 1926 y ante la apropiac ión del Psicoanálisis por parte de los médicos, Freud escribe en Psicoanálisis y Medicina , que la formación del analista no será en modo alguno la del médico, pues la formación de los analistas debería in- cluir, desde nociones de anatomía a historia de las religiones, pasando por la literatura, el arte , la mitología, etc . También se mue str a contr ario Freud en este texto a que el Psicoa- nálisis se incluya en la Med icina , ya que no podría ser una parte de ésta. El texto lo escribe Freud después de que en 1924 la Sociedad Psico ana- lítica Berlinesa hubiera reglamenta- do sus actividades, entre ellas, cIa- ra está, la de la form aci ón de los ana- list as Ello ocurr e ante el descon- cierto que para algunos analistas su- puso la enf ermedad que en 1923 se le diagnosticó a Freud y que hizo te- mer por su vida. Con la regul ación de los psicoana- listas de Berlín comienza una histo- ria en las instituciones psicoanalíti- cas que va a estar marcada por la do- ble vertiente que la formación del analista tiene: la form ación del ana- list a tiene : la form ación teórica de los analistas y la experiencia analíti- ca de los mismos, es decir, su pro- pio análisis, el análisis didácti co. Safou an en el te xto Jacques La- can y la cuestión de la formación de los analistas , dice que los analistas admitirían sin dificultad tres puntos: Que la formación del analista no tie- ne nada que ver con la reproducción de un modelo; no hay familias de analistas, no se acc ede al análisis de padre a hijo. Que tampoco tiene que ver con la transmisión de un saber, pues es el deseo lo que se halla en el corazón de todo análisis. Y en ter- cer lugar, que nadie podría ejercer el análisis sin antes haberse analizado. Precisamente es esta cuestión del didáctico una de las más importan- tes en el desarrollo de las institucio- nes psicoanalític as. El primer punto queda claro, dado que el Psicoanálisis es una praxis, pero no se puede decir que sea una técnica, un corpus pragmáti co que se puede trasvasar de un caso a otro. Ya que la tran sferenci a suc ede de modo distinto de uno a otro ana- 15

Laformación del analista

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La formación del analistaPsic oan ali sta, Asociación de Estudios Psicoanalíticos O . Ma sotta, Valencia

La historia del Psico análisis esbreve . arranca de finales del pasadosiglo , un siglo eminentemente emp i­r ista en el que las ciencias positivasempezaron a alcanzar objetivos im­portantes. El empirismo y el experi ­mentalismo toman su fuerza en esaépoca. La medi cina despega y laepistemología de la clínica va echan­do raíces en la anatomía patológica.Freud . siendo médico y neurólogo,se va a interesar por procesos biendistintos y más recónditos ; menosco ntra stables con la experi encia.Aunque la estadística en este mo­mento de la ciencia todavía no tieneel papel que tendrá después, es lademostrabilidad de los fenómenos loque predomina en la época y a Freu dse le empieza a acusar desde losconc iliábulos médicos de Vien a devisionario y de mezclar el arte con lamedi cin a.

El Psicoanális is arranca de la ex­peri enci a clínica de Freud y , comoseñala Lacan en los Escritos , «el Psi­coanálisis es la teoría de una prácti­ca», es decir , que no parte de unateoría o de un paradigm a en el sen­tido que les otorga Khun , sino quepart e de lo que Freud escucha desus pacientes. Freud reflexiona so ­bre los presupuestos de una nuevadisciplina mientras la está desarro­llando . Como señala Habermas, «conel nacimiento del Psicoanálisis seabre la posibilidad de un acceso me­todológico, a partir de la lógica de lainvestigación misma, a esa dimen­sión ocultada por el positivismo». Sinembargo, de la ciencia representadaen la Universidad, queda desde unprincipio excluida la disciplina psi­coanalítica.

Así, en 1918 -el Psicoanálisis te­nía una brevísima historia-, Freud,en el texto Sobre la enseñanza delPsicoanálisis en la Universidad, yaapunta que , ante la exclusíón del Psi­coanális is por la Universidad , sehace necesaria la creación de aso­ciaciones psicoanalíticas , en dondese discuta y desarrolle la teoría psi-

coanalítica. Adem ás, añade que elPsicoanálisis puede prescindir de laUniversidad para la formación de losanalistas sin que ello suponga me­noscabo alguno en dicha formación.

En 1918 se había fundado la API ,dice Freud en Psicoanálisis sil ves­tre , «. . .que hace publicar los nom­bres de sus miembros con objeto depoder rechazar toda responsabilidadderivada de la actuación de aquellosque no pertenecen a nuestro grupoy dan a sus procedimientos el nom­bre del Psicoanálisis». Había que sal-

Le professeur Lac an .

vaguardarse de los profanos , pero loque se hizo fue tendente a integrarel Psícoanálisis en el orden médico ,de ese modo se reforzaba un víncu ­lo social que era tenue. Los analis ­tas tenían que ser médicos y el aná­lisis didáctico se fue haciendo tan rí­gido que más que un análisis corríael peligro de convertirse en un trá­mite dentro de una insti tución jerar­quizada en la que el didacta tení amucho poder.

Más adelante, en 19 26 y ante laapropiación del Psicoanálisis porparte de los médicos, Freud escribeen Psicoanálisis y Medicina , que laformación del analista no será enmodo alguno la del médico, pues la

formación de los analistas debería in­cluir , desde nociones de anatomía ahistoria de las religiones, pasandopor la literatura, el arte , la mitología,etc . También se muestra contrarioFreud en este te xto a que el Psicoa­nálisis se inc luya en la Med icina , yaque no podría ser una part e de ésta .El texto lo escribe Freud después deque en 1924 la Sociedad Psico ana­lítica Berlinesa hubiera reglamenta­do sus act ividades , entre ellas , c Ia­ra está, la de la form ación de los ana­list as Ello ocurre ante el descon­c ierto que para algunos analistas su­puso la enf ermedad que en 1923 sele diagnosticó a Freud y que hizo te­mer por su vida.

Con la regul ación de los psicoana­listas de Ber lín comi enza una histo­ria en las instituciones psicoanalíti­cas que va a estar marcada por la do­ble vertiente que la formac ión delanalista tiene: la form ación del ana­list a t iene : la form ación teór ica delos analistas y la experiencia analít i­ca de los mismos, es decir , su pro­pio anális is, el análisis didácti co.

Safou an en el te xto Jacques La­can y la cuestión de la formación delos analistas , dice que los analistasadmit irían sin dificultad tr es puntos:Que la formación de l analista no tie­ne nada que ver con la reproducciónde un modelo ; no hay familias deanalistas, no se acc ede al anális is depadre a hijo . Que tampoco tiene quever con la transmisión de un saber ,pues es el deseo lo que se halla enel corazón de todo análisis . Y en ter­ce r lugar , que nadie podría ejercer elanálisis sin antes haberse analizado.Precisamente es est a cues tión deldidácti co una de las más importan­tes en el desarrollo de las insti tuc io­nes psicoanalític as.

El primer punto queda claro , dadoque el Psicoanálisis es una praxis ,pero no se puede decir que sea unatécnica, un corpus pragmáti co quese pued e trasvasar de un caso aotro . Ya que la tran sferencia suc edede modo distinto de uno a otro ana-

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Iizante, no podríamos hablar, po r tan­to , de modelos transf erenciales.

Con respecto al seg undo punto ,que el Psicoanálisis no co ncierne ala t ransmisión de un saber , hay quetener en cuenta Los cuatro discur­sos de Lacan , para señalar cómo enel discurso universitario el agente esel saber, es decir, en la Universidadse transmite un saber entendi doco mo información organizada y acu­mulat iva. Hay una serie de significan­te s que se encierran en ese saber ,pero , éste se constituye en tantoque saber, co mo una totalidad y noen tanto los sig nif icantes que locomponen. En el discurso psicoana­líti co el saber va a ocupar el lugar dela verdad, pero se trata de un saberinconsciente y el saber sobre la ver ­dad de l sujeto sería el prod ucto delanálisis. El analista no está en posi ­ción de amo de ese saber, luego latransmisión no será como un todo,no será com o la lec ción tr ansmi t idapor un maestro a sus alumnos .

Si a dife rencia del discurso univer­si tar io, en el discurso psicoanalít icono se da ese pasaje de saber todoa todo saber , es porque estamos tra­tando co n un saber que será produc­to de un análisis ; el saber que el ana­lista escucha surge de la art iculaciónde lo que el analizante dice . Es delsaber inc onsciente de lo que se tra­ta y éste no se puede encerrar enun corpus teór ico. Entonces, res­pecto al tercer punto que se ñalába­mos más arriba, te nemos que lacues t ión del didáct ico no es algonormat ivo sino una cuest ión intrínse­ca al Psicoanálisis mismo. Otra cosadiferente será qué es lo que enten­demos por análisis didáctico , puessob re ese punto , y sólo sobre ése .hay diferenc ias entre la IPA y Lacan.

La cuest ión del didáct ico habiasido desde hacía t iempo fue nte dedivergencias en las inst ituciones psi­coanalíti cas , pero el trab ajo de La­can no será part ir de ese punto parallegar a una rup tu ra, sino que su re­torno a Freud se consti tuirá sobr e eleje de que el inconsciente está es­tructura do como un lenguaje , pasan­do por una detenida lectura de lostextos de Freud sin ahorrar esfuer­zos epistemológicos y sin negar laconsec uencia fund amental de la éti­ca - que no la moral de los analís­tas- . El analista es un producto delanális is , no es una condición previaResp ecto del didác t ico Lacan diráque todos los análisis lo son o nin­guno lo es.

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Si para algunos autores de la IPAel didáctico es una especie de arma­dura que prot eje el analista de «serperturbado por los fantasmas neuró­t icos agudos de sus pacientes»(Gre­te L. Bibr ing), y esto se con sigue re­forzando el Yo del futuro analista.siendo el analista del ideal del Yo delpac iente . Para Lacan el analista noes el ideal, sino el sujeto supu estoal saber inconsci ente que se articu­la en la transf erencia. No es el ana­lista quien autoriza el analizante sinoquien propicia ese encuentro del su­jeto con su verdad. verdad que lo escomo lugar. aunque sea siempre en­gañosa.

Si ante el esclerosamiento de la li­teratura analít ica en el seno de laIPA. Lacan dice que el remedio estáen que no se ense ñe en los instit u-

tos psicoanalít icos un saber predige­rido. ante la jerarquización que con ­lleva el didáctico va a proponer lainst itución del pase. En La proposi­ción del nueve de Octubre . Lacanhab la del pase corno mecanismodent ro de la inst itución psicoanalíti­ca en la que el sujeto dará cuenta deese pasaje de analizante a analistaen su propio análisis; es el analizan­te el que se convierte en garante desu prop io análisis.

Hay. pues , una dobl e vert iente enlo que se ref iere a la fo rmación delanalista, pe ro el esfuerz o de Lacanest á en la línea de que el analista nosea un chamán y el psicoanálisis sepueda transmit ir en lo que concier­ne a la teoría respecto de una lógicay en lo que concierne al did ác tico ,respect o de una ét ica.