8
LAROMERIA DE LA VIRGEN DEL FARO NICANOR RIELO CARBALLO 40 En el centro geográfico de Galicia se eleva la sierra del Faro, uno de los eslabones, el más importante, de la cadena de montañas, llamada por los geólogos la Dorsal Gallega. De norte a sur este pequeño macizo di- vide en dos partes lo que suele cono- cerse como la Galicia central, con su doble vert iente , directamente. al Atlántico o al río Miño y sus afluen- tes. Con sus 1.177 metros de altitud, el pico más alto, el Faro es un verda- dero y hermoso mirador. En días cla- ros pueden divisarse las sierras más elevadas del país: hacia Compostela, el pico Sacro; por la parte oriental los picos de Ancares y la sierra de O Courel, y mirando hacia Ourense la serranía de Manzaneda y los picos que nos aproximan a Portugal. Arriba, los vientos son fríos y a ve- ces veloces, y la nieve cae varias ve- ces durante el invierno, con lo que arbustos, matorral y monte raso nu- tren la alfombra vegetal. Sólo el pino, impuesto por el hombre, ocupa un pequeño sector. Siguiendo a un cro- nista del siglo XVIII , que lo reconoce como rico monte , señalemos su abundancia de pasto en uces, tojos, hiniestas y leguminosas, así como plantas aromáticas. Al fondo, en los valles que nacen a su sombra abun- dan las encinas, robles, castaños y en puntos más abrigados higueras, manzanos y otros frutales. Es gran- de el número de animales bravos y mansos. En el suelo predomina el granito, que no rompe la suavidad del paisaje. Muy cerca de la ermita pasa la lí- nea divisoria entre las provincias de Lugo y Pontevedra, perteneciendo pues parte del monte que la circunda a la parroquia de Santa Baia de Camba, lo que trajo disensiones en- tre sus vecinos y los de Requeixo por la posesión del santuario, aban- donando hace ya algún tiempo aqué- llos sus pretensiones. Tanto en tie- rras de Camba como en la comarca de Chantada la Virgen del Faro tiene sus mejores devotos. En la mismísima cumbre, aunque no en el punto más alto, se levanta la ermita, como faro protector de todos los pueblos, incontables, que en lon- tananza ven o vislumbran su silueta. Es posible que su antigüedad haya que llevarla al siglo VI, momento en el que se cristianizaron los castros y las cumbres. Hay quien opina que la de- voción la introdujeron los eremitas, o más tarde, los cistercienses de Osei- ra, monjes tan comprometidos siem- pre con el culto mariano. Lo cierto es que en el siglo XIII los fieles subían al Faro a hacer oración, como nos lo demuestra el juglar Xoán de Requei- xo. y lo hacían con sencillez, como parte de su patrimonio pío y secular. AL COMPAS DE LAS LEYENDAS Es realmente curioso que en el ori- gen que por parte del pueblo se le da al santuario no exista ningún relato que se refiera a la aparición de la Vir- gen a los pastores, que son los que desde siempre habitaron la serranía. ·Sólo se habla en uno del hallazgo de su imagen por parte de los mis- mos. En general todo lo que se nos transmite gira alrededor de su his- toria , historia imaginaria y devota , un caudal empujado por la fantasía , en el que con frecuencia la humani- zación del personaje es un anhelo más o menos velado y latente que los fieles necesitan expresar y relle- nar. Para ellos María term ina siendo una vecina más, pero no olvidemos , su poder acaba siempre imponién- dose. Ahí están los «milagros» que se le atribuyen, y las curaciones, todo engastado en el alma sensible de las gentes. No es extraño que alguien crea vislumbrar en alguna de estas narraciones un rescoldo del mundo de los tesoros, y en esta línea la «invención» o llegada de la imagen fue el más valioso de todos ellos. El puesto inicial le corresponde a un corto romance que ya no se con- serva completo. La Virgen, tan aisla- da en la soledad de la sierra, entre tojos y brezos, quiso colocar su mo- rada en la proximidad de las aldeas, eligiendo la Pena da Cruz, no lejos del lugar de Gaíve, en la parroquia de Requeixo. Como las mujeres siem- pre estaban riñendo, decidió mar-

LAROMERIA DE LA VIRGEN DEL FARO

  • Upload
    haphuc

  • View
    223

  • Download
    3

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: LAROMERIA DE LA VIRGEN DEL FARO

LAROMERIADE LA VIRGEN DEL FARONICANOR RIELO CARBALLO

40

En el centro geográfico de Galiciase eleva la sierra del Faro, uno de loseslabones, el más importante, de lacadena de montañas, llamada porlos geólogos la Dorsal Gallega. Denorte a sur este pequeño macizo di­vide en dos partes lo que suele cono­cerse como la Galicia central, con sudoble vert iente , directamente. alAtlántico o al río Miño y sus afluen­tes. Con sus 1.177 metros de altitud,el pico más alto, el Faro es un verda­dero y hermoso mirador. En días cla­ros pueden divisarse las sierras máselevadas del país: hacia Compostela,el pico Sacro; por la parte oriental lospicos de Ancares y la sierra de OCourel, y mirando hacia Ourense laserranía de Manzaneda y los picosque nos aproximan a Portugal.

Arriba, los vientos son fríos y a ve­ces veloces, y la nieve cae varias ve­ces durante el invierno, con lo quearbustos, matorral y monte raso nu­tren la alfombra vegetal. Sólo el pino,impuesto por el hombre, ocupa unpequeño sector. Siguiendo a un cro­nista del siglo XVIII , que lo reconocecomo rico monte , señalemos suabundancia de pasto en uces, tojos,hiniestas y leguminosas, así comoplantas aromáticas. Al fondo, en losvalles que nacen a su sombra abun­dan las encinas, robles, castaños yen puntos más abrigados higueras,manzanos y otros frutales. Es gran­de el número de animales bravos ymansos. En el suelo predomina elgranito, que no rompe la suavidaddel paisaje.

Muy cerca de la ermita pasa la lí­nea divisoria entre las provincias deLugo y Pontevedra, perteneciendopues parte del monte que la circundaa la parroquia de Santa Baia deCamba, lo que trajo disensiones en­tre sus vecinos y los de Requeixopor la posesión del santuario, aban­donando hace ya algún tiempo aqué­llos sus pretensiones. Tanto en tie­rras de Camba como en la comarcade Chantada la Virgen del Faro tienesus mejores devotos.

En la mismísima cumbre, aunqueno en el punto más alto, se levanta laermita, como faro protector de todoslos pueblos, incontables, que en lon-

tananza ven o vislumbran su silueta.Es posible que su antigüedad hayaque llevarla al siglo VI, momento en elque se cristianizaron los castros y lascumbres. Hay quien opina que la de­voción la introdujeron los eremitas, omás tarde, los cistercienses de Osei­ra, monjes tan comprometidos siem­pre con el culto mariano. Lo cierto esque en el siglo XIII los fieles subían alFaro a hacer oración, como nos lodemuestra el juglar Xoán de Requei­xo. y lo hacían con sencillez, comoparte de su patrimonio pío y secular.

AL COMPAS DE LAS LEYENDAS

Es realmente curioso que en el ori­gen que por parte del pueblo se le daal santuario no exista ningún relatoque se refiera a la aparición de la Vir­gen a los pastores, que son los quedesde siempre habitaron la serranía.·Sólo se habla en uno del hallazgode su imagen por parte de los mis­mos. En general todo lo que se nostransmite gira alrededor de su his­toria , historia imaginaria y devota ,un caudal empujado por la fantasía ,en el que con frecuencia la humani­zación del personaje es un anhelomás o menos velado y latente quelos fieles necesitan expresar y relle­nar. Para ellos María termina siendouna vecina más, pero no olvidemos ,su poder acaba siempre imponién­dose. Ahí están los «milagros» quese le atribuyen, y las curaciones,todo engastado en el alma sensiblede las gentes . No es extraño quealguien crea vislumbrar en algunade estas narraciones un resco ldodel mundo de los tesoros, y en estalínea la «invención» o llegada de laimagen fue el más valioso de todosellos.

El puesto inicial le corresponde aun corto romance que ya no se con­serva completo. La Virgen, tan aisla­da en la soledad de la sierra, entretojos y brezos, quiso colocar su mo­rada en la proximidad de las aldeas,eligiendo la Pena da Cruz, no lejosdel lugar de Gaíve, en la parroquia deRequeixo. Como las mujeres siem­pre estaban riñendo, decidió mar-

Page 2: LAROMERIA DE LA VIRGEN DEL FARO

charse y dejarlas. En efecto cogió elborrico y se subió al cabezo más altoy en él se estableció. Desde allí, al­canzando O Mirante, puede vernos atodos.

Semejante a esta leyenda es laque nos relata cómo María, que ensu acercamiento a los humanos viviómucho tiempo en la cercana parro­quia de Mouricios, donde existe unaroca que todavía guarda vestigios,huellas podoformes, de su estanciao paso. Como en el caso anterior, nopudo resistir los enfrentamientos ver­bales de las vecinas y se alejó haciala sierra. Igual, en el fondo de esta vi­sión, tenemos la que nos sitúa en elPenedo da Cruz, piedra oscilante,enclavada en las cercanías del pue­blo de Erosa, que otros dicen Arosao Edrosa, o incluso Arousa, pertene­ciente a la parroquia de Adá. La Vir­gen tuvo que huir de nuevo a causade los altercados entre las coma­dres. Siguiendo otra versión, las mu­jeres pendencieras proceden del lu­gar de Portugal, en la parroquia deMuradelle, próxima a las ya citadas.

Otros relatos ponen su acento enel parentesco de las advocaciones.Así se nos cuenta que la Virgen vivíacon otras dos hermanas o que lastres aparecieron juntas en el montede AIIedo, un paraje cercano al mo­nasterio de Oseira. Un día optaronpor separarse para el mejor serviciode Dios. Se fue la primera a la cum­bre del Faro; eligió la segunda unaermita en la Pena de Francia, en elconcejo de Dozón; y puso sus realesla tercera en la iglesia de la Magdale­na. Similar a ésta, nos cuenta otra,que eran dos hermanas que abando­naron por idéntica motivación la sie-

rra de A Martiña, asnrusrno en lasproximidades de Oseira. La del Faroescaló las más altas cumbres, andenon se escoita nin home rifar nin galocantar, y la de Pesqueiras se fue alas riberas abruptas del Miño, fijandosu trono donde más tarde se erigíaun monasterio de monjas.

Otros relatos o consejos hacenhincapié en el robo de la imagen, omejor dicho en su aprobación porotras parroquias limítrofes. Así un re­ducido número de vecinos de la in­mediata parroquia de Camba, deSanta Baia, en fecha indeterminada yaprovechando la oscuridad de la no­che, forzaron las puertas de la ermitay cargáronla en un pollino. A la alturadel cerro conocido como O Miranteel animal se paró de modo misterio­so, sin que los porteadores pudieranhacerle avanzar. En esto estabancuando como un milagro las campa­nas de la iglesia de Requeixo comen­zaron solas a repicar haciéndolo sindescanso. Alertados los vecinos su­bieron a la ermita, encontrándosecon las puertas abiertas y el sitial dela imagen vacio. Ansiosos se pusie­ron a buscarla, hallándola escondidaen un tojal en dirección a Rodeiro.

Existe otra narración similar, sibien referida al pueblo de Penasillás,en la parroquia de A Laxe, que elpoeta Gómez Ledo realza en uno desus poemas. Hemos oído contarla,pero opinamos que procede del poe­ta ya citado y no del pueblo, quesiempre que habla de robos alude alos vecinos de Camba, debido a lasdisputas que éstos mantuvieron porpretender la posesión del Faro.

Bien distinta es la versión que repi­ten los romeros procedentes de las

Devotos, de rod illas, por la cuesta de la Virgen.

41

Page 3: LAROMERIA DE LA VIRGEN DEL FARO

tierras de Taboada, concejo quetambién confina con la sierra. Lasbrujas de Maure en una de sus reu­niones, aquelarre concorde, se con­juraron para hacer desaparecer laimagen. Enterada la Virgen por unasmujeres piadosas se alejó con la de­bida antelación, cogiendo la ruta delnorte. Cansada del largo y penosocamino llegó al castro de Moreda, enlas inmediaciones del palacio de Ta­boada. Rendida por el sueño seacostó encima de una peña. Cuandoal rayar el alba prosiguió su huida, enel peñasco quedó grabado el contor­no de su santo cuerpo.

De raíz culta es la tradición de queen el lugar de A Matanza, de la pa­rroquia de Furco, el monarca Alfonsoel Casto derrotó a un formidable ejér­cito de moros, gracias a la protec­ción de la Virgen del Faro. Así lo re­coge Fabián Nogueira en los Gozos,quien afirma que la libertad de lasdoncellas fue allí adquirida. Otra va­riante narra que este favor de Nues­tra Señora recibió del rey cristiano elhecho de edificarle cerca del campode batalla una torre y una ermita. Na­turalmente, el rigor histórico se alejabastante de esta versión.

Fabián Nogueira recoge otro he­cho de apropiación, que sin duda fuetomado del pueblo. En cierta ocasiónlos monjes de Oseira trataron detrasladar la imagen al monasterio sinel consentimiento de los vecinos,bien para prestarle más lustre al ce­nobio, bien para quitarla del abando­no en que se hallaba. Para ello alega­ban determinados derechos que po­dían corresponderles por las rentas ocornadas que percibían en la parro­quia de Requeixo. Como se puedeimaginar, los bueyes que portabantan preciada carga se pararon en elPedrón, un peñasco en el que existióun cruceiro, por lo que monjes y la­cayos desistieron del empeño. Si­túan otros el portento en A Pena daFerradura.

El citado cronista presenta unaversión más, de corte monacal, afir­mando que la iglesia parroquial, deestilo románico, fue edificada por losmonjes templarios, con lo que éstostambién levantarían la ermita, aun­que la deducción, como se ve, no tie­ne base alguna, ni estilística ni histó­rica, ni afecta para nada a la antigüe­dad de la ermita.

Con la invasión musulmana parecetener alguna relación el hecho que senos cuenta, por personas cultas eneste caso, de que la imagen estuvomucho tiempo oculta y olvidada,siendo la luz, una luz, el «FarOl , loque permitió su hallazgo por parte deunos pastores que guardaban susrebaños en la cumbre de los montes.

Con sus pañuelos tocan la imagen de la Virgen.

Allí donde el resplandor brillaba sepusieron a cavar, encontrando el te­soro inesperado. A lo cual añade Fa­bián Nogueira, quizá para recalcar lasacralidad del Monte, el hecho deque un rey que tenía su corte en laciudad de Ourense, ante el temor dela depredación musulmana, salió depalacio con todas sus alhajas,escon­diéndolas en el espesor de las mon­tañas del Faro. Una noche varios in­dividuos intentaran desenterrar el te­soro, pero se levantó una niebla y unaire que los «esparció» no pudiendoencontrarse unos a otros.

Otros prodigios, que ya entraríanen el capítulo de los «milagros», serefieren al amparo que la ermitapresta a las reses que pastan en elmonte. Confían los vecinos en quelos ganados no padecen daño algu­no ni de lobos ni de otras fieras, si seguarecen en el atrio o en el cerco, omejor si se refugian dentro del edifi­cio. Otro caso curioso que observanes el de que para obtener buenas co­sechas de grano, deben ofrecer al­guna cantidad a la Virgen, y luego delos sacos que contienen la limosnaseparar algunos granos sueltos, queluego mezclan con los que van asembrar.

El personaje, en efecto, ha sidosublimado y sigue siéndolo. Una can-

Page 4: LAROMERIA DE LA VIRGEN DEL FARO

tiga popular proclama que por ondea Virxen do Faro pasa, non hai malsen resolver. Es el talismán que nun­ca falla y que brilla con el esplendorque el pueblo jamás le niega.

RITUAL DE ROMERO

Son varios los caminos que acce­den al santuario, si bien el más im­portante es el que sale. de la parro­quial de Requeixo. Por él sube unade las imágenes que aquí se vene­ran. Por él asciende el mayor númerode romeros procedentes de la zonade Chantada. Antes de bordear elpenúltimo tramo de la subida, a él seune el que procede de las tierras deTaboada, que con anterioridad pasapor el santuario de la Virgen de Gor­dón. Otra de las veredas principaleses la que afluye del valle de Camba,que recoge todos los devotos delpartido de Lalín, comarcas del Dezay de Trasdeza, y también de Oseira,por parte orensana. Otro camino as­ciende por los montes de Furco overtiente meridional.

Actualmente las carreteras hacenposible que los fieles lleguen a laspuertas del santuario sin esfuerzoninguno, lo que rompe de algúnmodo la singularidad de la fiesta, opor lo menos lo que llamaríamos ri­tual previo o preparatorio, o tambiénritual de la ascensión. No cabe dudaque lo fundamental, la práctica reli­giosa, se desarrolla de modo prefe­rencial dentro de la ermita o en suentorno, y que por lo tanto cualquierromero la puede observar y cumplirescrupulosamente. A su lado, otrosritos continúan conservando la aten­ción de los fieles, aunque no todoslos practiquen. Agrupemos, pues,estas prácticas, litúrgicas o no, encinco estaciones o momentos: la su­bida, el camino de la Virgen, la misa,la procesión y la fuente.

La subida. Antaño siempre sehizo a pie y rara vez descalzos por lapresencia de tojos en los senderos.Algunos subían a caballo, aunqueeste medio se reservaba para eltransporte del vino, comida y efectospara la venta. Recuérdese que enocasiones se celebraba feria de ga­nados. Con frecuencia los devotosde las parroquias limítrofes, los másentusiastas, permanecían arriba du­rante los festejos, teniendo que ha­cer noche en la propia ermita o a laintemperie. Ascendiendo de Requei­xo los ofrecidos se encontraban enuna fuente «milagrosa», la llamada ORego da Ortiga, que tiene su copla, ylo que es más importante, su podercurativo en dolencias del vientre,como lo posee la conocida como de

Sanabarrigas. Mucho más abajo, losque pasaban por Gordón, tenían AFonte dos Meniños. Tiempo atrás,no sé si todavía hoy, las madres in­troducían a sus niños enfermos en elcharco portando una vela encendida.Si no se apagaba, señal era de recu­peración; si lo hacía, síntoma de todolo contrario. Otras fuentecillas sur­gen en los recodos y de las cuales elromero procura probar: todas proce­den de la ermita.

El camino de la Virgen. Antesde coronar la cumbre hay que salvarun repecho, que se hace por unafranja de monte cubierta de césped,en la que no aparecen ni el abrojo niotras plantas ericáceas ni mucho me­nos la aulaga. El manto herbáceo seext iende por el campo que circundala ermita, pero no con la limpidez dela vereda. Es lo que se conoce con elnombre de El camino de la Virgen,que todos los que han hecho unapromesa importante recorren de ro­dillas. Todos tenían que subir por él,porque era el acceso más viable. Y lamayor parte lo sigue haciendo, y condevoción. A los lados se sitúan losmendigos y lisiados, que con su as­pecto procuran conmover la genero­sidad de los fieles.

Para los romeros el camino ocuesta de la Virgen es un puro prodi­gio que les regala como prueba deafecto y con la finalidad de que no sehagan daño en el ascenso o catarsis.y su origen arranca de cuando Maríapuso aquí su pie, siendo ésta la rutaque tuvo que recorrer, cansada dellargo viaje que desde el Oriente reali­zó. Durante la mañanaes un hervide­ro humano, un desfile ancestral.Hace aún muy pocos años se colocóun Vía Crucis, dando así a la cuestaun sentido más penitencial. Es enboca de los poetas la alfombra deflores que el santo monte pone de­lante de la ermita, y un rosario decuentas ensartadas al pie de su ex­celso manto. Por costoso es uno delos momentos de más tensión de laromería.

La misa. Hasta hace bien pocolos cultos litúrgicos tenían lugar den­tro del templo, si se exceptúa la pro­cesión. Actualmente las misas másconcurridas se celebran al aire libre,al amparo de un típico cobertizo depiedra, frente al que se coloca la ima­gen de la Virgen. Al templo llegan losromeros conteniendo su entusiasmo,y en sus manos un ramo de flores,una o dos velas y un hatillo con elxantar. Suelen venir en familia y en elsantuario asisten a todas las misas.Muchos confiesan y comulgan y to­dos pugnan por situarse junto a unade las imágenes del Faro.

A lo largo del siglo XVIII las limos-43

Page 5: LAROMERIA DE LA VIRGEN DEL FARO

nas que se recogían dedicábanse ados fines específicos: la conclusiónde las obras del templo, entonces enconstrucción, y los sufragios de lasbenditas ánimas. En especie ofrecíancenteno, lino, lana, corderos, cabri­tos, pollos y otras dádivas. Hoy handisminuido éstas y han aumentadolos estipendios de misas.

Alguno llega con su hábito o túnicade difunto, con su mortaja, de colorblanco, azul o negro, como ofrendapor haberle librado la Virgen de algu­na enfermedad o peligro que lo pusoen trance de muerte. Lo visten du­rante la misa o en la procesión o sim­plemente lo llevan en la mano, paraluego entregárselo al rector del san­tuario, que suele subastarlo. Esterito está a pique de desaparecer.

Otro rito más: el de tocar o rozarcon un pañuelo la imagen, que luegolos enfermos pasan por la parte afec­tada. Un acto bastante generalizado,que se ejecuta aunque no se solicitecuración alguna. Es más que nadaun medio preventivo, que alejarácualquier riesgo. Téngase en cuentaque la mayoría de los ritos son pre­ventivos.

Existe constancia de que hubo ex­votos de cera, pero no se conservan,en parte por la dureza del clima, tam­bién por el aislamiento del santuario.Hay quien da vueltas alrededor decualquiera de las imágenes, simulan­do una procesión individual. A la Vir­gen se la invocó en tercianas y cuar­tanas, así como para lograr partosfelices o para librarse de hechizos omedios diabólicos, en cualquier ne­cesidad.

La procesión. Si la misa es elacto central del santuario, la proce-

sión es el complemento que la real­za. No decimos nada nuevo, peropermítasenos repetirlo a fuer de ob­jetivos. Recordemos a este respectolo que afirma el antropólogo MariñoFerro: «dando una vuelta alrededordel santuario, la imagen sacralizatodo el entorno geográfico». Cons­ciente o no, el pueblo vuelca todosus fervor y emotividad en este des­file, en el que es imposible observarun orden y seguir unas formalidades.Todos luchan por acercarse a la ima­gen, por tocarla nuevamente, porportearla... Algunos cuelgan billetesde su manto, recamándolo de dinero.Tratan otros de avanzar arrodilladosdebajo de la Santísima Virgen o ensu entorno.

Delante va la cruz parroquial, y elpendón, y a continuación de la ima­gen los sacerdotes oficiantes, y de­trás la banda de música, y los fieles.Desde siglos atrás se tiene constan­cia de la actuación de un grupo degaiteros , e incluso desfilaban losdanzantes, que hoy ya no lo hacen.Pensamos que esta danza era simi­lar a la que todavía se ejecuta enotros santuarios del país gallego. Encambio la gaita no ha dejado de so­nar. En el aire estallan los cohetes yla imagen entra en el hogar de susdulces sueños. La banda ofrecerá enel atrio su concierto.

La fuente de la Virgen. A un tirode piedra de la ermita se encuentraun manantial de aguas frescas y cris­talinas. La fuente, que es de piedragran ítica, fue restaurada el año1718, según otros en 1778, y recien­temente se coronó el frontal bajo conuna escultura pétrea de la Virgen.Fabián Nogueira nos cuenta que «de

44

La multitud de devotos durante la misa .

Page 6: LAROMERIA DE LA VIRGEN DEL FARO

ella se aprovechan muchos para des­terrar los gusanos de sus hortalizasy también sus enfermedades, por loque deja cada uno la limosna que leparece, y lo que admira más es quealgunos dejan allí a beneficio del quela encuentra, lana, lino, dinero y talvez tocino». Hoy en día esta costum­bre ha desaparecido, pero en cambionadie deja de pasar por la fuentepara beber el agua allí mismo y lle­varla en botellas u otros recipientespara sus hogares como remedio parasus dolencias o porque un vecino asíse lo ha pedido. No es infrecuenteencontrarse con personas que en elmismo sitio lavan sus heridas y par­tes enfermas una y otra vez, y sindescanso.

Siguiendo una tradición no muyextendida el santuario primitivo esta­ba al mismo pie de la fuente.

EL DIA GRANDE DE LA VIRGEN

Todo este «ritual»corresponde porexcelencia al día grande, al 8 de sep­tiembre. La subida de la imagen deabajo tiene lugar la víspera, a la queasisten al párroco, los feligreses deRequeixo y otros fieles del contorno.Le llevan a hombros vecinos de laparroquia, o los que se ofrecen, a lolargo de los cinco kilómetros que se­paran la iglesia del santuario. Hacealgunos años que la Virgen viaja enun tractor engalanado, que un feli­grés ofrece desinteresadamente. Laintroducen en la ermita, ocupando uncamarín en el centro de la nave prin­cipal. Como las solemnidades suelencelebrarse en la parte exterior deltemplo, el día 8, en hora muy tempra­na, la sacan y la colocan en un poyodelante del capillín. Con el mismo ce­remonial que subió baja el día 9 a lacaída de la tarde.

A la fiesta de septiembre, que seconoce con el apelativo de a grande,hay que añadir o Faro pequeno, que 'tiene lugar el día 15 de agosto. Nosube la imagen de abajo, si bien laconcurrencia, que tiempos atrás noera tan numerosa, está aumentandoe incrementándose de día en día. Elflorecimiento se debe a la presenciade emigrantes, que por esta fecha seencuentran de vacaciones y puedenasistir aprovechando una jornada deasueto. Otra de las causas reside enla comodidad de los accesos por ca­rretera. En el espacio de una hora opoco más los fieles de los alrededo­res pueden desplazarse al Faro yasistir a una misa, sin que el viaje lesimpida estar presentes a la fiesta desu pueblo, pues el día de la Asunciónson muchas las que se celebran enlos municipios cercanos.

Al filo del mediodía los romerosvan acomodándose en los rinconesmás abrigados para tener la comidao xantar. Situándonos en pleno si­glo XVIII sabemos que en tal día seconducían en carros las pipas convino, pan, frutas, hierba seca paralas caballerías y otros alimentos, co­ciéndose en calderos los castrones,sardinas y otros pescados, habién­dose consumido algunas veces 200canados de vino, es decir, más deocho mil litros. Eso no impedía que lamayor parte de la gente trajese de sucasa el bocadillo, ya que su situacióneconómica no daba para más. Tam­bién consta que algunos devotosayunaban ese día, el de la Natividadde María.

Los tenderetes con los comesti­bles se colocaban, lo mismo que loscomensales, al abrigo de una hondo­nada, conocida como el Campo daspipas , al que hacen referencia variascoplas del cancionero popular. Hoyse ext ienden además por toda la ex­planada de la ermita. La alegría y eljolgorio llenan de entusiasmo la so­bremesa, como un rito de «necesi­dad satisfecha y resarcida». Sin em­bargo, el santuario nunca se ve vacío.

ERMITA, IMAGEN Y GOZOS

Por su volumen la ermita se apartadel que suelen tener los templos edi­ficados en zona descampada. Ni estan reducido como éstos ni alcanzalas proporciones de los grandes san­tuarios. Ofrece planta de cruz latina,con la singularidad de que al exteriorsemeja una tau, por ocupar el espa­cio entre sus brazos la sacristía y lacafúa o casa de las limosnas. No esde gran altura, no tiene torre, ni si­quiera espadaña, y el tejado conpoca inclinación, todo para eludir losefectos del vendaval. Apenas poseevalor artístico, si se exceptúa la fa­chada con sus estribos, frontón yplacas ornamentales. Cubre el ábsi­de bóveda de cañón y la nave se re­fuerza con arcos fajones. Asentadaen el rellano semeja una nave inverti­da con la proa mirando al oculto Fi­nisterre. Es obra del siglo XVIII, res­taurada en el primer tercio del XIX.

Es de madera la imagen que se ve­nera en la ermita, del tipo de Inmacu­lada con tres cabezas de ángeles enla peana. Como en la iglesia de Re­queixo, la parroquial, existe otra ima­gen del Faro, de medio cuerpo y portanto vestida, a la de arriba se la co­noce como a nai, a vella, en tantoque a la de abajo se la denomina a fi­lia. a nova, o a da oitava. Con estosapelativos el pueblo distingue, conamor y respeto, dos representacio-

45

Page 7: LAROMERIA DE LA VIRGEN DEL FARO

El desfile por la fuente de la Virgen es incesante.

~6

nes de la misma advocación , incapazen cierta manera de identificarlas. Nopresentan gran antigüedad y constaque en el siglo XVIII sólo había unaimagen, la que estaba en la ermita.

Se conservan los Gozos a NuestraSeñora del Faro, compuestos por undevoto e impresos en Santiago elaño 1774, en la imprenta de Sebas­tián Montero y Fraiz. Devoto que nopuede ser otra persona que el enton­ces párroco de Requeixo, conclusiónque se deduce de la lectura reposa­da de la Historia cronológica que élmismo escribió. Figuran los Gozosen una hoja en folio, impresa por unsolo lado y a dos columnas. Se em­bellece con orla tipográf ica y se coro­na con un grabado de la Inmaculada,que no es por supuesto ninguna re­presentación de la original, sino queprocede de alguna lámina existenteen el taller del impresor.

Constan de estribillo, del tipo delos que rezan pues sois tan milagro­sa, y doce estrofas. sextillas de artemenor con rima especial. Lo que másse ensalza en sus versos es la victo­ria sobre los moros que la Virgen de­paró. Todo lo demás es una alaban­za del monte con sus producciones,de la torre que en él se levantaba yde la propia Señora, que ces delmundo la estrella más lucida». El him­no continúa entonándose hoy en día,a pesar de que ni la letra ni la melodíamerecen por su escasa calidad serrecordadas . No se conoce, sin em­bargo, novena anterior al año 1950.

ECOS L1RICOS y FESTIVOS

En el auto de visita de 1789, inser­to en el Libro del Santuario, se le or-

dena al cura de Requeixo que no es­criba libros, ni publique milagros sinlicencia del obispo de Lugo, y que leenvíe todos los papeles de cancio­nes, noticias y otros asuntos quetengan relación con la Virgen delFaro. Por lo que se ve existía ya en­tonces una interesante tradición decarácter literario, bien de origen po­pular, bien de procedencia culta, queen parte se habrá perdido a causa delos avatares por los que tuvo que pa­sar el culto en la ermita, alrededor deese año y en épocas posteriores.

Esta tradición podemos llevarla alsiglo XIII, gracias a las cantigas deltrovador Xoán de Requeixo. Sus cin­co trovas o compos iciones, todasaludiendo expresamente al Faro, seconservan en el Cancioneiro de la Bi­blioteca Vaticana y en el ColocciBrancutti. Pertenecen al género delas de amigo o de namorados, y po­drían integrarse en un subgénero lla­mado de romería. El de Requeixo esun romero de siempre, como lo es suamada, a quien su madre le ordenasubir al Faro, a tacer oración y a vero voso amado. Veamos cómo ca­mienza la estro fa inicial:

Fun eu, madre, en romaríaao Faro co meu amigoe veño del namoradapor canto tetou conmigo.

Puntual siempre, el pueblo ha sidoel mejor cantor de la romería, comosucede en otros santuarios de re­nombre . Muchas coplas, y su músi­ca, se habrán perdido impulsadaspor otros aires extraños. Sin embar­go, algunas han llegado hasta noso­tros , y todavía se siguen recitando ,que no cantando . Replegadas en lapura devoción individual, hay ya que

Page 8: LAROMERIA DE LA VIRGEN DEL FARO

acercarse a las personas de másedad para escucharlas. Pero pervi­ven y se han recogido las existentes .Entre ellas esta que dice:

Cando a Virxe chega ó Faroe entra leda na ermida,canta o me/ro, canta o toxoe canta o Rego da Ort iga.

El santuario, en nuestro tiempo , losupo cantar con entusiasmo el sa­cerdote y escritor Gómez Ledo.Como buen chantadino subió mu­chas veces al Faro y como poet a leconsagró un libro de versos, el Can­cioeiro da Nosa Señora do Faro.Poetas más recientes, sobre todo losoriginarios de la comarca, le han de­dicado algún poema. El mismo Mon­te, con su carga histórica y atávica,se reviste de luz en boca de los va­tes, de Xosé Lois García por ejem­plo, que pone en su salmodia unhabandeira de redenc ión.

NOTA AL LECTOR

Decidimos prescindir de las notas paracomodidad de nuestros lectores. No obs­tante conviene indicar que casi todas lasalusiones al siglo XVIII estántomadasde la

Historia Cronológica. Durantecasi veinteaños hemos tomado parte activa en losactos del santuario, por lo que nuestrasobservaciones suelen ser directas. Porotra parte procuramos omitir en la biblio­grafíacualquier obra de carácteretnográ­fico o antropológico, al ser éstas bien ca­nocidas de los interesados por el tema.

FUENTES

Utxo del Santuario, rns. en cuarto, año1727 y ss.Historia Cronológica del Fario, ms. encuarto, año 1774, suscrito por V. FabiánNogueira.

BIBLlOGRAFIA

Garcia, X. L.:Do Faro ó Miño, O Cas­tro , 1979.

Gómez Ledo, A.: Cancioeiro da NosaSeñora do Faro, Madrid, 1953.

Gómez Montero, A.: Chantada, Cora­zón de Ga/ieia, León, 1991 .

Rielo Carballo, N.: A Romaxe do Faro,Vigo, 1978.

Rodríguez Osario, M.: Novena, O Fe­rrol, 1955.

Seijas Vázquez, A.: La Ermita de/Faro... Lugo, 1965 .

47