Las 3 fases dialécticas de los 2 mil días del gobierno del MAS

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  • 7/31/2019 Las 3 fases dialcticas de los 2 mil das del gobierno del MAS

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    Rafael Puente

    lAS TRES FASESDIALCTICAS DE

    LOS DOS MIL DAS

    No sera serio esbozar un ba-lance de la gestin 2010-2011 sin tener en cuentapreviamente los avanceslogrados en los cuatro aos

    anteriores, muchos de los cuales puedenconsiderarse irreversibles.

    Cierto que no podemos en unas lneas re-coger todos los logros alcanzados por elgobierno de Evo en su primera gestin,pero s marcar los que podemos califcar de autnticos cambios, algunos de ellosirreversibles:La recuperacin de la dignidad por parte dela mayoritaria poblacin indgena del pas.

    La recuperacin de la propiedad de loshidrocarburos (que no consiste en la na-cionalizacin de las empresas extranjerassino en el control de los recursos mismos,de sus precios de exportacin, as comoen la retencin para el pas del 60 por ciento de las utilidades obtenidas por suexplotacin).

    Como resultado de lo anterior, la multipli-cacin indita de las reservas scales deBolivia, que tuvo como fruto inmediato laconsolidacin de la moneda boliviana y la

    solvencia internacional del pas; es decir un notable fortalecimiento en el nivel ma-cro-econmico.

    La pronta elaboracin de la Ley de Re-conduccin Comunitaria de la Tierra, quepermiti un proceso indito de reversinde tierras scales.

    La recuperacin de la empresa nacio-nal de telecomunicaciones (ENTEL), dela empresas nacionales de electricidad(ENDE), as como la recuperacin de laaeronavegacin con la creacin de BOA.

    El ejercicio nunca visto de la soberananacional, expresada en el freno a las pre-tensiones de injerencia imperial, que lle-ga a su mximo nivel con la expulsin delembajador norteamericano, la expulsinde la DEA y la expulsin parcial de USAID,y que se rati ca con las valientes posicio -nes que asume nuestro pas tanto en la Asamblea de Naciones Unidas como ensu Consejo de Seguridad.

    La elaboracin participativa de una nuevaConstitucin, cuyo marco transformador es el Estado plurinacional, pero dentro deese marco hay que anotar otra serie de

    novedades: el Estado soberano, el Estadoautonmico, el Estado social y equitativo,el Estado productivo, el Estado ecolgico,el Estado transparente. Se trata de un au-tntico certi cado de nacimiento del nue-vo Estado que a partir de ese momentose trata de re-fundar. En ella podemos ver que adems de la de nicin fundamen -tal del Estado Plurinacional :

    - se de ne un Estado Soberano (estavez no slo en trminos declarativos);

    - se de ne un Estado Social , que es lomenos novedoso aunque se da una pro-fundizacin:

    - se de ne un Estado Equitativo , mu-cho mas equitativo de todo lo que sehaba tenido hasta ahora, en trminospor ejemplo de equidad de gnero o deequidad generacional;

    - se de ne un Estado Participativo , yeso s es una novedad fuerte;

    - se de ne un Estado Autonmico , don-de entra todo el tema de la diversidad;

    - s e de ne un Estado Transparente , no-vedad cualitativa que en los veinte aosanteriores nunca pudo ser realidad;

    - se de ne un Estado Productivo , y noextractivo como hasta ahora, otra nove-dad cualitativa:

    - y se de ne un Estado defensor de laMadre Tierra, algo que nunca se vio.

    Esta gran marcha adelante permite que lapoblacin les reste importancia a los pun-tos acos que sin duda tambin estabanpresentes en esa primera gestin, lo queexplica el triunfo espectacular del MAS enlas elecciones de diciembre de 2009. En-tre esas falencias del primer perodo cabemencionar las siguientes:

    Insu ciente capacidad de gestin (alprincipio comprensible adems por lafalta de experiencia). Actitud prebendal y a menudo corruptade muchos dirigentes (que entran conmucha facilidad en la lgica del estadopatrimonial: Ahora me toca e inician lalamentable prctica de los avales.

    Ausencia de espacios de deliberacin ytoma de decisiones, tanto en el Gobier-no como en el Instrumento Poltico.

    Fracaso en la reestructuracin de YPFB.

    LAS TRES FASES DIALCTICAS DELOS 2 MIL DAS

    Para empalmar lo que fueron esos prime-ros cuatro aos de gestin con el ao ymedio que queremos analizar, puede ser iluminadora una comparacin dialcticade lo que podemos considerar las tresfases por las que viene atravesando esteproceso de cambio:

    1. Tras un pri mer semestre de tanteo yasentamiento tanto por parte del go-bierno como por parte de la oposicin

    y a partir de un par de pesados errorescometidos por el Gobierno (la prescrip-cin de los 2/3 tercios para la aproba-cin del texto constitucional y la consigandel voto NO en el referndum auton- mico ), desde la segunda mitad del 2006hasta septiembre de 2008 vivimos lo quenuestro Vicepresidente llam Empatecatastrfco; es decir que la oposicinrecupera fuerzas y se muestra capaz deempatarle al gobierno, parapetada en

    Tierras Bajas y en sus roscas cvico-pre-fecturales. Ah cabe registrar la toma im-pune de instituciones pblicas en variascapitales de Tierras Bajas; las agresionesracistas a pueblos a dirigentes y sedesindgenas (que se extendern tambin aCochabamba y Sucre); la celebracin dereferndums ilegales (pese a las serenasadvertencias del Gobierno); y la osadade no permitir que el Presidente de la Re-pblica pueda pisar siquiera dos terciosdel territorio nacional.

    2.Pero entonces es la oposicin la qempieza a sentirse fuerte, la que se egre, y a partir de ah la que a su vcomete tambin errores pesados propuesta y ulterior aprobacin setorial del Referndum RevocatorioMasacre de Pando; y ms tarde el coplot terrorista para la divisin del paerrores tan graves que ponen n al Epate Catastr co y permiten la inauracin de una segunda fase que nuetro Vicepresidente cali c de Punt

    Gericault en los Andes - Ebrios de poder, Mario Conde, acuarela, 56 x

    Anotacin previa necesaria: los avances logrados en la gestin 2006-2009

    and miosa18 and miosa

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    Bifurcacin (el campo popular va paraarriba, la oposicin para abajo). De ahque el ao 2009 sea un ao glorioso,que arranca con la aprobacin masivade la nueva Constitucin y concluye conel triunfo arrasador del MAS en las Elec-ciones Generales de diciembre.

    Por el mismo rebote dialctico, esetriunfo electoral excesivo produce unsentimiento de poder total que resultaembriagador, y a partir de ah entramosen una tercera etapa (2010-2011) quegenera desazn cuando no decep-cin en buena parte de la poblacin.

    Por una parte los con ictos ya no soncontra la oposicin sino que se dandentro del campo popular (ah estn loscasos de Caranavi, de Potos, de los Ayllus del Norte potosino, de la CIDOB;y ms adelante vendr el con icto conla COB, y actualmente la nueva marchade la CIDOB en defensa del TIPNIS, ynuevamente amenazas de con icto enPotos y Oruro.

    Por otra parte, al encontrarse la opo-sicin totalmente derrotada, no faltanmiembros de la misma que optan por pasarse al bando ganador y as el MASse ve cada vez ms infltrado por gentede derecha (que incluso accede a candi-daturas y a cargos pblicos en nuestrogobierno), con visible preocupacin yfrustracin de los militantes de siempre.

    Y sobre todo disminuye la capacidad denegociacin del gobierno y asistimos auna fase en que predominan la intran-sigencia y la agresividad, as como elfreno a la participacin y disminuye la

    capacidad de gestin. Una expresin deestas falencias fueron las elecciones de-partamentales y municipales de abril de2010 (donde las propias bases del Ins-trumento no se sintieron respetadas, alver que sus candidatos no eran tomadosen cuenta, y en muchos lugares votaronpor los de otra fuerza poltica); otra ex-presin es la forma como le echamos laculpa de todo a la derecha, o al MSM o alos trotskistas (con lo que les damos msimportancia de la que tienen y los hace-

    mos crecer gratis); otra expresin pro-bablemente la ms grave fue el precipi-tado decreto conocido como gasolinazo(y sus consecuencias), un decreto quehabra podido evitarse o mejorarse silos y las dirigentes hubieran advertido alPresidente sobre las verdaderas posicio-nes de las organizaciones sociales (enlugar de dar por hecho que las bases es-taran automticamente de acuerdo con

    lo que piensan los/as dirigentes).

    Todo esto no quiere decir que duranteesta tercera etapa no hayamos avanza-do en muchas cosas; por el contrario, lamayor parte de las nuevas leyes (ela-boradas por una Asamblea LegislativasPlurinacional que trabaja muchsimoms de lo que nunca trabajaron los an-teriores congresos) constituyen pasosimportantes para la construccin de lanueva sociedad y el nuevo estado: Ahestn, por poner slo dos ejemplos ex-tremos, la ley Marcelo Quiroga y la Leycontra la Discriminacin. Pero al mismotiempo tenemos que reconocer que por falta de una mayor participacin socialincluso estas leyes son menos cohe-rentes y completas de lo que pudieranhaber sido; y que tambin hay otras de-

    cepcionantes, como esa Ley de Deslin-de Jurisdiccional que muestra cmo lamentalidad colonial todava nos tieneseriamente agarrados (en ella la JusticiaIndgena o Comunitaria aparece comode segunda categora, comparada conla Justicia Ordinaria, la heredada de laColonia y que adems casi nunca haservido para lo que deba servir).

    La poca del desyerbe?

    Al terminar el ao 2010 escribamos lo si-guiente: este ao que termina tena queser diferente de todos los anteriores, yefectivamente lo ha sido. Despus de un2009 que empez con la aprobacin dela nueva Constitucin y termin con unaselecciones generales que casi pueden ca-li carse de apotesicas donde se des -taca la mayora de dos tercios en ambascmaras de la Asamblea Legislativa, el2010 estaba llamado a ser el comienzo dela construccin del nuevo Estado disea-do en la Constitucin, por primera vez undiseo de Estado no colonial. Intentemosun recuento crtico de logros y frustracio-nes, de modo que podamos encarar conbros y realismo el ao 2011.

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    Los logros o ganancias . Empecemospor la construccin legal del nuevo Esta-do. La primera novedad ha sido la Asam- blea Legislativa , que adems de ser real-mente Plurinacional una caractersticaindita en nuestra historia y en la de todoel continente, se ha convertido en unainstancia de trabajo permanente e impe-rioso contra la fama que arrastraba elviejo Parlamento de ser un espacio de hol-ganza y buen pasar. Y a un ritmo casifebril, la nueva Asamblea viene evacuan-do leyes fundamentales, la mayor parterealmente fundadoras del nuevo Estado.

    Ah estn las leyes que rede nen el rga -no Judicial, y el rgano Electoral, y el Es-tado Transparente, y las bases del Estado Autonmico, y la lucha contra el Racismoy toda forma de discriminacin; sin contar con las nuevas leyes de contenido socialcomo la nueva Ley de Pensiones, y la leyde reforma educativa Avelino Siani. Enconjunto son avances innegables y espe-ranzadores.

    Lo mismo ocurre en el rgano Ejecutivo .Un avance que no puede pasar desaper-cibido es la consigna de la Descoloniza-cin , que simblicamente se expresa en lacreacin de un Viceministerio de Desco-lonizacin con un Viceministro perfec-tamente idneo y su correspondienteDireccin de Despatriarcalizacin .

    Otro avance importante que nace delrgano Ejecutivo y que ha llegado a la Asamblea Legislativa es el que tiene quever con los Derechos de la Madre Tierra,con las osadas declaraciones de Evo enforos internacionales Los derechos dela Madre Tierra son ms importantes quelos Derechos Humanos , con la exitosaCumbre de Tiquipaya, con la presenciadesa ante de Bolivia en la Cumbre de Co -penhague y la todava ms desa ante enla Cumbre de Cancn, donde Bolivia fueel nico pas que estuvo en desacuerdocon el texto del Protocolo nal. Claro quecabe encontrar raro que ningn otro pashaya estado en la misma posicin que elnuestro, pero tambin resulta sospechoso

    que todos los dems hayan coincidido cla posicin de los Estados Unidos.

    Otro paso adelante que pocos parecvalorar proviene de las organizacionsociales , y es la propuesta de Ley deDcada Productiva. Por qu un paadelante? Por dos razones: la primporque es un proyecto de ley que aputa a una de las grandes metas del primPlan de Gobierno del MAS, y que tambrecoge la nueva Constitucin, cual esSoberana Alimentaria; la segunda, talms importante, porque nos muestra pprimera vez a la CSUTCB y las deorganizaciones campesinas e indgenpreocupadas de cambios estructuralepreocupadas del desarrollo productivo;mismas organizaciones que despus denacionalizacin de los hidrocarburos sparecan estar preocupadas de espaciode poder y de pequeas reivindicacionlocales y sectoriales. Por supuesto eanteproyecto de ley puede ser discutibpero lo realmente positivo es el cambioactitud de sus sujetos sociales.

    Sin ttulo,Mario Conde, acuarela, 75 x 55cm. 2003.and miosa20

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    Por tanto podemos a rmar que el procesode cambio no ha dejado de avanzar, y demanera notable. Pero un balance no pue-de consignar las ganancias e ignorar losd cits.

    Y tras consignar los puntos que hemosenumerado al hablar de las Tres FasesDialcticas, aadamos:

    Aqu se inscribe tambin la excesi-va aceleracin que algunos critican,y que si bien tiene un lado positivo urge construir el nuevo Estado llevaconsigo la falta de participacin (nohay tiempo), incluso de parte de los/asasamblestas; todo lo cual hace que lasmencionadas leyes contengan peque-as limitaciones y contradicciones queuna previa participacin social habrapermitido corregir.

    Los derechos de la Madre Tierra sonvulnerados con demasiada frecuencia(en el tema minera, en el tema carre-teras, en el tema bosques, en el temahidroelctrico), en franco contraste connuestra propuesta internacional.

    En ese difcil momento de intoxicacin nosencontramos que por lo dems no es in-compatible con la realizacin de avancesdel proceso de cambio, y el nico reme-dio ser probablemente el debate sincero,el anlisis compartido, la profundizacinde la formacin poltica; y en todo caso elejercicio de la paciencia histrica (comodijo Evo, ste es un proceso democrticoy cultural , por tanto dos veces lento).

    Tal vez el diagnstico acertado es el quele escuchamos al escritor Rafael Bautistacuando comparando el proceso de cam-bio con un proceso agrcola explicabaque, as como hay el momento esperan-zado de la siembra y el momento gloriosode la cosecha, hay tambin el momentodifcil del desyerbeY de la misma manera, al cumplirse el pri-mer semeste de este ao 2001 escriba-mos:

    Balance de Medio Ao

    Este ao 2011 no poda ser fcil, ya quehaba sido precedido y preparado por eltremendo susto del llamado gasolinazo.Dicho decreto de nivelacin de precios delos combustibles con su consiguientederogacin puso al descubierto una se-rie de hechos que no podemos dejar dere exionar:

    La permanente y creciente subvencinde los combustibles lquidos se ha con-vertido en un problema serio para el

    pas, lo que otorgaba una lgica econ-mica irrefutable al decreto en cuestin.

    Sin embargo el decreto no era viableporque el pas no estaba preparado pararecibirlo, y no hablamos de una prepa-racin psicolgica (tambin importante)sino de la necesaria preparacin econ-mica. Ah nos dimos cuenta de que elinconmensurable crecimiento macro-econmico (expresado en las reservas

    scales) no haba ido acompaado delcorrespondiente crecimiento en el nivelde la gente (empleo, salarios, bienestar familiar). Como nos damos cuenta enplena crisis alimentara mundial deque los millones gastados en obraspor alcaldas, prefecturas y gobiernocentral, son obras que sirven parachallar y celebrar (y poner una placa),pero que no sirven para comer.

    Tambin qued al descubierto la debili-dad institucional de YPFB, que apareciincapaz de controlar a las socias trans-nacionales, totalmente desinteresadasde producir petrleo (de ah que cadavez producimos menos combustibleslquidos, y de ah el incremento perma-nente e inevitable de la subvencin).

    En el plano poltico qued a la vista elinsu ciente relacionamiento entre el go-bierno y la poblacin, ya que slo des-pus del decreto el gobierno pudo saber que la poblacin no estaba dispuesta asemejante sacri cio. Dicha insu cienciatiene su punto neurlgico en la actitudde las dirigencias sociales, ms intere-sadas en agradar al Presidente que enrepresentar a las bases (probablementeste sea el factor ms preocupante de lacoyuntura).

    Tambin en el plano poltico, se eviden-ci una con anza excesiva del gobiernoen lo que podemos llamar su control he-gemnico sobre la poblacin, explicablea partir del desmesurado triunfo electo-ral de diciembre de 2009.

    Toda esta serie de factores ha marcadoel primer semestre del presente ao, consus secuelas de creciente descon anzamutua entre gobierno y sociedad civil, defrustracin poltica, de temor ante un futu-ro poco predecible; todo ello en contrastecon la creciente esperanza y el sostenidooptimismo en que vivimos los cuatro pri-meros aos de este proceso (incluso enmedio de aquel dursimo empate catastr-fco que concluy el 2008).

    El gran d cit: Participacin y moviliza-cin.

    Este d cit vena anuncindose desde elmismo ao 2006, cuando la mayor par-te de nuestras organizaciones sociales,comprensiblemente agotadas por seisaos de lucha (por contar slo desde elao 2000), como que delegaron al gobier-no la construccin del nuevo estado, y selimitaron a movilizarse por pequeas cau-sas locales y sectoriales (revelando as uninsu ciente nivel de conciencia poltica).

    Pero precisamente el empate catastrfco mantuvo una vitalidad poltica que en mo-mentos cruciales se expresaba de mane-ra consecuente (recordemos los cercos alSenado, las marchas por la Constitucin,los sucesivos referndums). Con el triunfototal de diciembre del 2009 l a desmoviliza-cin se extendi mucho ms, y de su partelos sectores gobernantes y dirigencialesse olvidaron de la participacin. Y em-pezaron a promulgarse leyes elaboradasdesde arriba, y empezaron a surgir con-

    ictos dentro de nuestro propio campo po-pular, y empez el transfugios encimabienvenido! de peligrosos elementos dela derecha hacia el MAS, y el autoritaris-mo empez a prevalecer por encima deldilogo y la negociacin. Y todo esto no essimplemente achacable al gobierno, tienesu raz en la ausencia de movilizacin so-cial, y por tanto de participacin.

    De esta misma raz brotan otra serie deelementos preocupantes, como el hechode que la produccin minera mantieneen lo fundamental la estructura neoliberal(slo se queda en el pas el diez por cientode los ingresos por explotacin de mine-rales, y todava de ah hay que descontar la devolucin de impuestos a las exporta-ciones!). La pregunta es: Cundo la po-blacin se moviliz en defensa de los re-cursos minerales, como s lo haba hechoen defensa de los hidrocarburos? Por otraparte nos encontramos con que los pro-pios sindicatos mineros de las empresasprivadas son los que se oponen a la na-cionalizacin de esas empresas, dndequeda aquella Federacin de Mineros delos tiempos de Patio y compaa? Estoes algo todava peor que desmovilizacin.

    Otro elemento preocupante que tiene elmismo origen es la sistemtica vulnera-cin de los derechos de la Madre Tierra(en el plano hidroelctrico, en el planoforestal, en el plano de la minera, en elplano del trazado de carreteras), y por tan-to el olvido del paradigma del Vivir Bien ,que nuevamente aparece subordinado alparadigma del desarrollo (tal como nos

    lo predicara en 1950 el presidente norte-americano Truman), includo su letal com-plemento de Exportar o morir (que nospuede llevar a morir exportando ).

    Otra inconsecuencia que se desprende deesta nueva situacin creada por el excesode triunfo fue la ley de amnista para losvehculos chutos , que adems de conver-tir al pas en un futuro inmenso cementeriode chatarra internacional, adems de con-taminar el medio ambiente y congestionar las ciudades hasta lmites insoportables,viene a plantear nuevamente, con angus-tiosa urgencia, el problema de la crecientesubvencin de los combustibles Estosin contar lo que supone perder una bata-lla estratgica con el contrabando.

    Qu nos ha ido pasando?

    Me atrevo a diagnosticar que la causa re-mota es la insu ciencia de conciencia po -ltica, que no es lo mismo que sentimiento poltico, ni que seguridad y decisin pol-ticas, que s haba, y en grado sumo. Elsentimiento, la decisin, pueden ser su-

    cientes para saber lo que no queremos(no queremos modelo neoliberal, no que-remos estado colonial), y as de fuerte fue

    la lucha del 2000 al 2005. Pero ahora,una vez en el gobierno, hace falta saber y ahora qu queremos? , y para eso nobastan el sentimiento y la decisin, hacefalta un nivel superior de conciencia, y alno haberlo no se est en condiciones detrazar y seguir una estrategia de poder ,sino que de manera instintiva se difundela actitud de ahora nos toca, y muchagente se acerca al aparato del estado, nopara cambiarlo sino para cobrar su partede la herencia (y de ah a cobrar la partede otros slo media un paso).Comparado con todo lo dicho resultan i n-su cientes los aciertos del Gobierno enpoltica internacional ah est el girosaludable que se le imprimi a la polticamartima, ah la actitud soberana respec-to de la Convencin de Viena, pues noson stos los que alimentan la esperanzapoltica de la poblacin.

    Y la oposicin?

    Por su parte ni los partidos (?) de oposi-cin ni los asamblestas y autoridadespblicas de oposicin aparecen tan hur-fanos de ideas como antes. Ni aportanpropuestas que no tienen, ni hacencrticas constructivas, ni son capaces si-

    quiera de mantener la unidad entre elmismos. Por tanto de ese lado no vanvenir propuestas que no puedan ayudarLas nicas propuestas llegarn de nuetro propio campo popular, por eso cque debemos empezar por hacer un autdiagnstico serio, y a partir de l avanen la recuperacin de la participacinla movilizacin y sobre todo de l a conccia poltica. A todo esto queremos aadir que sepoco serio atribuirle las debilidades y

    ciencias solamente a nuestro gobiercuando en realidad somos nosotros sociedad civil los que estamos fal

    Las nicas propuestas llega

    rn de nuestro propio campo popular, por eso creo que debemos empezar por hacer un auto-diagnstico serio, y a partir de l avanzar en la recuperacin de la partici-

    pacin, de la movilizacin y sobre todo de la conciencia

    poltica.

    Sin ttulo,Mario Conde, acuarela, 35 x 50cm. 2008. Sin ttulo,Mario Conde, acuarela, 56 x 76cm. 2011.

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    do, por nuestra debilidad organizativa, por nuestra debilidad re exiva y propositiva,en ltimo trmino por nuestra pasividad.

    TEMAS PENDIENTES

    Pese a que, como queda dicho, en estosltimos 19 meses ha habido avances sig-ni cativos desde la promulgacin deleyes importantes hasta la creacin delViceministerio de Descolonizacin, sonms los quedan pendientes. No podemosconcluir nuestra re exin sin hacer el in-tento de enumerarlos. Los proponemos enforma de declogo:1. Recuperacin de la participacin y de

    la capacidad autocrtica.2. Recuperacin de la capacidad de ges-

    tin.3. Reestructuracin de YPFB (apuntando

    a la produccin de petrleo, y por tantoal autoabastecimiento de combustibleslquidos).

    4. Control efectivo de las empresas na-cionalizadas.

    5. Nacionalizacin de los recursos mine-rales.

    6. Re-nacionalizacin de los aeropuertos.7. Inversin plani cada en la micro-eco-

    noma (produccin, empleo, soberanaalimentaria).

    8. Proteccin de la produccin va controldel comercio exterior.

    9. Defensa efectiva de los Derechos de laMadre Tierra.

    10. Fortalecimiento de la Descolonizacin. Para terminar es ineludible hacer referen-cia al con icto que en estos das nos haestado preocupando a todos gobierno,pueblos indgenas, organizaciones so-ciales, sociedad civil en general y quesido el con icto suscitado a propsito delproyecto carretero Cochabamba-Trinidady su trazo por medio del Territorio Indge-na del Parque Nacional Isiboro-Scure(TIPNIS). Al respecto hemos escrito lossiguientes textos:

    1) La carretera del TIPNIS dilogo desordos?

    Adems de la intensa polmica que seha despertado hasta ahora con motivodel proyecto de carretera Cochabamba-Trinidad atravesando el Territorio Indgenadel Parque Nacional Isiboro-Scure, pa-rece que nos acercamos a una segundaconfrontacin poltica con la CIDOB, cosaque no favorece a nadie (como no sea a laoposicin, que es precisamente la que no juega ningn papel en este debate).

    Y lo ms incmodo de dicha polmica esque pareciera que hablamos diferentesidiomas. El Gobierno insiste por una parteen el argumento del desarrollo , y por otraen el argumento geopoltico (la importan-cia de romper la tradicional dependenciaeconmica en que vive el Beni respecto

    de Santa Cruz). A su vez las voces crti-cas ignoran estos argumentos e insistenmonolgicamente en la defensa del medioambiente y en los derechos de los pueblosindgenas, sin entrar a discutir los argu-mentos del Gobierno (y viceversa). Qutal si le entramos a un dilogo constructi-vo?

    El desarrollo . Tal como se viene formulan-do hasta ahora este objetivo para justi car el trazado de la carretera, no se percibeninguna diferencia con el tradicional con-cepto de desarrollo que nos enchuf hace61 aos el presidente Truman (cuandodividi el mundo en pases desarrollados y subdesarrollados , para proponer quelos subdesarrollados aprendamos de losotros y nos desarrollemos ). Y precisamen-te una de las riquezas fundamentales delactual proceso de cambio es la sustitucinde ese paradigma de desarrollo por lodems totalmente inviable y engaosopor el paradigma del Vivir Bien , es decir un horizonte en el que no tienen lugar nila competencia ni laacumulacin ni el cre-cimiento , sino la vida armnica y comple-mentaria entre personas, comunidades yregiones, y de todas con la naturaleza.

    Sera fundamental, por tanto, que nues-tros gobernantes explicaran qu quierendecir con el trmino desarrollo en lugar de limitarse a repetirlo y cmo ste sediferenciara del que usan las propuestasdesarrollistas.

    Los derechos de la Madre Tierra son eltema que debemos profundizar, porqueaun suponiendo que hubiera un objetivode desarrollo bien entendido, y sin negar que ese desarrollo es un derecho de lospueblos por tanto un derecho humanocolectivo, a estas alturas nadie puedepretender invalidar la formulacin interna-cionalmente aplaudida de nuestro Presi-dente en el sentido de que los derechosde la Madre Tierra son ms importantesque los derechos humanos , y en estecaso concreto la herida que esa carrete-ra abrira en el TIPNIS sera una directavulneracin de los derechos de la MadreTierra.

    Entonces qu? No se puede trazar ninguna carretera ms, ni explotar nin-gn recurso natural ms, dado que esasactividades siempre tienen alguna conse-cuencia negativa para la naturaleza? Por supuesto que no, y sera tambin impor-tante descartar todo tipo de fundamenta-lismo ambiental. La clave est en valorar si el dao que se le causa a la naturale-za dao inevitable en todo proceso dematernidad es recuperable o es irrecu-Gabinete, Mario Conde, acuarela, 35 x 50cm. 2008.

    si seguimos obsesionados con la idea de que nuestros

    pueblos indgenas de Tierras Bajas no son capaces de te- ner ideas propias y de tomar decisiones propias, sino que tiene que haber una mano negra que los dirige ya sea la derecha opositora, ya sean esos fantasmas llamados ONGs, ya sea el imperialismo

    de siempre lo nico que lo- graremos ser desgastarnos entre nosotros, como ya ocu- rri en Caranavi, y en Potos,y la otra vez con la propia CIDOB, y ltimamente con la COB.

    perable. Y por todos los datos de esta ca-rretera sera irrecuperable. Por tanto bus-quemos otro trazado, otra alternativa queno suponga un dao irrecuperable.

    La conveniencia geopoltica de la carre-tera es un argumento indiscutible; no pue-de ser que el Beni siga siendo un apndiceeconmico y por ende poltico de San-ta Cruz, es importante vincular econmica-mente al Beni con el Occidente del pas.Pero nuevamente tenemos que afrmar que un objetivo geopoltico, por justo quesea, no puede ser a costa de los derechosde la Madre Tierra. Y nuevamente se im-pone la necesidad de buscar una alterna-tiva que no sea a costa de esos derechos(y a estas alturas se han planteados variasalternativas i nteresantes).

    Y los derechos de los pueblos indge-nas? Son por supuesto fundamentales,entre ellos el derecho a la consulta. Peroojo, tampoco son los pueblos indgenassolos los que tienen que decidir la solu-cin de un problema como ste, ya que alafectar a la Madre Tierra nos afecta a to-das sus criaturas. Por tanto es urgente eldilogo participativo de toda la sociedad.Emprendmoslo.

    2) TIPNIS: La derecha no tiene vela eneste entierro

    Ya es bastante lamentable que tengamosun nuevo con icto dentro del campo po-pular al que pertenecen tanto el Gobier-no que nosotros hemos elegido como laCIDOB, que ha sido parte importante detodo este proceso para que encima ledemos vela en este entierro nunca me-

    jor dicho a una derecha que jams seha preocupado ni por la Madre Tierra nipor la dignidad de los pueblos indgenas,y que sin embargo ahora aparece toda so-lcita y preocupada.

    A la hora de discutir si la vinculacin delBeni con Cochabamba conviene o no quepase por el Territorio Indgena del ParqueNacional Isiboro-Scure, lo que debe in-teresar son los argumentos que muevenal Gobierno y a una buena parte de or-ganizaciones sociales para insistir enese trazado caminero, y los argumentosque tiene la CIDOB y otra buena partede organizaciones sociales y grupos am-bientalistas para proponer un cambio deruta. Por supuesto las fuerzas opositorastienen tambin el derecho de opinar, e in-cluso no se les puede negar el derecho deintentar maniobrar a bene cio suyo; perolo que no debera ocurrir es que sus opi-niones y maniobras sean utilizadas paradescali carnos entre nosotros.

    A ro revuelto y est revuelto por culpanuestra es inevitable que los pescado-res busquen su ganancia, que la Gober-nacin de Santa Cruz ofrezca apoyo a losmarchistas indgenas (con el nico objeti-vo de desgastar al Gobierno, ya que la vacomo tal le importa un comino), que unadiputada de Convergencia ande ofrecien-do intilmente zapatos a los marchistas(con el mismo objetivo), o que algn fun-cionario de la Embajada (la de siempre)busque desesperadamente contacto conlos dirigentes indgenas para ofrecerles unapoyo que piensan molestar al Gobierno.Todo eso no se puede evitar. Lo que s sedebiera evitar es convertir todas esas ma-niobras, que vienen del campo contrario,para intentar dirimir un con icto que se dadentro de nuestro campo.

    De la misma manera que sera absurdodescali car la posicin gubernamental por el hecho de que cuenta con el apoyo de losganaderos benianos o es que FEGA-BENI es menos de derecha que el ComitCvico cruceo?. Lo que tenemos quediscutir no es qu llamadas telefnicas harecibido tal o cual dirigente, o qu mocio-nes de apoyo llegan del campo contrariopara una u otra posicin; lo que tenemosque discutir es si las razones geopolticasde vincular a Cochabamba con el Benison ms importantes que los derechos dela Madre Tierra (concepto que la derechanunca ha manejado ni puede entender); loque tenemos que discutir es nuestro con-cepto de desarrollo (el que maneja la de-recha ya lo sabemos y de nitivamente nosirve) y su pertinencia en relacin con elnuevo paradigma del Vivir Bien.

    Si no nos concentramos en el debaabierto y desprejuiciado sobre estos mas, si por el contrario nos dedicamola descali cacin del que piensa diferesi seguimos obsesionados con la idea

    que nuestros pueblos indgenas de TierrBajas no son capaces de tener ideas prpias y de tomar decisiones propias, sque tiene que haber una mano negra qlos dirige ya sea la derecha opositoya sean esos fantasmas llamados ONGya sea el imperialismo de siemprenico que lograremos ser desgastarnentre nosotros, como ya ocurri en ranavi, y en Potos, y la otra vez conpropia CIDOB, y ltimamente con la C

    Y una palabra ms. Toda esa serie deafrmaciones que estamos escuchando anuestros dirigentes originarios de Tierras

    Altas en el sentido de que los pobrecitosindgenas de Tierras Bajas no entiendenlo que les conviene, que se estn dejan-do manipular por las mencionadas fuerzasoscuras, que cuando lleguen a tierras andi-

    nas les haremos entender que todo lo ha-cemos por su bien no les recuerda el dis-curso de Hernn Corts, Francisco Pizarroy sus misioneros? No habr que multipli-car por cien el presupuesto de nuestro Vi-ceministerio de Descolonizacin, de modoque pueda empezar por casa?.

    Rafael Puente Calvoex prefecto del Departame

    de Cochabam

    Sin ttulo,Mario Conde, grabado - aguafuerte, 198

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