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LAS ACTAS DE LOS MÁRTIRES La autoridad civil y los cristianos En el capítulo anterior hemos esbozado el ambiente de desconfianza que rodeaba a los cristianos, fruto en buena parte de la persecución de Nerón en Roma y de los rumores y acusaciones oficiales que la acompañaron. Pero la persecución de Nerón sentó además un precedente de gobierno y fue el inicio de lo que sería durante los tres primeros siglos la actitud romana oficial: no era lícito ser cristiano. La existencia de esta prohibición consta por una carta del gobernador de Bitinia al emperador Trajano, de la que ya hemos dicho algo, y por su contestación: no hay que buscar de oficio a los cristianos, ni admitir denuncias anónimas; pero si son denunciados en debida forma y no abandonan su superstición, deben ser castigados conforme a la ley. Los textos incluidos al final del capítulo precedente y algunos de los recogidos más adelante, muestran la clara conciencia que tenían los cristianos de la injusticia criminal de este proceder, en verdad sorprendente entre gentes como los romanos, que tenían una alta estima de la justicia. De todas maneras, y como atestigua esa misma correspondencia entre Plinio el Joven y Trajano, la proscripción del cristianismo no fue sistemáticamente impuesta más que en unas pocas ocasiones, y aun con intensidad diferente en las

Las Actas de Los Mártires

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LAS ACTAS DE LOS MRTIRESLa autoridad civil y los cristianosEn el captulo anterior hemos esbozado el ambiente de desconfianza que rodeaba a los cristianos, fruto en buena parte de la persecucin de Nern en Roma y de los rumores y acusaciones oficiales que la acompaaron.Pero la persecucin de Nern sent adems un precedente de obierno y fue el inicio de lo que sera durante los tres primeros silos la actitud romana oficial! no era lcito ser cristiano. "a e#istencia de esta prohibicin consta por una carta del obernador de $itinia al emperador %ra&ano, de la que ya hemos dicho alo, y por su contestacin! no hay que buscar de oficio a los cristianos, ni admitir denuncias annimas' pero si son denunciados en debida forma y no abandonan su supersticin, deben ser castiados conforme a la ley."os te#tos incluidos al final del captulo precedente y alunos de los recoidos ms adelante, muestran la clara conciencia que tenan los cristianos de la in&usticia criminal de este proceder, en (erdad sorprendente entre entes como los romanos, que tenan una alta estima de la &usticia.)e todas maneras, y como atestiua esa misma correspondencia entre Plinio el *o(en y %ra&ano, la proscripcin del cristianismo no fue sistemticamente impuesta ms que en unas pocas ocasiones, y aun con intensidad diferente en las di(ersas partes del +mperio. Pero como consecuencia de ella y de las calumnias fcilmente credas que flotaban en el ambiente, la situacin de loscristianos era, en el me&or de los casos, precaria. ,omo mucho, eran tolerados' en cualquier momento, el celo de una autoridad local o su debilidad frente a una e#plosin de malhumor popular, como la de aquel alboroto de -feso contra .an Pablo del que se nos habla con tanta (i(eza en el captulo /0 de los Hechos de los Apstoles, poda enendrar una persecucin local, de las que, con ran probabilidad, muchas no han de&ado nin1n rastro en la historia.En cualquier caso, bastaba aplicar las leyes e#istentes para que los cristianos se encontraran ante el dilema de la apostasa o de la muerte. 2n e&emplo bien documentado de lo que poda ocurrir, y probablemente ocurri muchas (eces, lo tenemos en el caso de.an *ustino' ,rescente, el filsofo cnico que tena tambi3n una escuela en Roma, se encontr en una posicin poco airosa despu3s de unas disputas filosficas con *ustino, y como deba de ser un hombre rencoroso, hizo que aluien denunciara a la autoridad romana su condicin de cristiano' *ustino muri mrtir, &unto con otros a los que probablemente haba arrastrado aquella misma denuncia.4ubo tambi3n un par de persecuciones espordicas, una poco despu3s del ao 565 7.eptimio .e(ero8 y otra en el 59: 7;a#imino el %racio8. Pero hubo sobre todo dos perodos de persecucin sistemtica y oranizada, una a mitad del silo ba&o )ecio y, tras un bre(e inter(alo, ba&o como si lo hubieran hecho (libelatici). *unto a ellos hubo tambi3n mrtires (testigos) que dieron su (ida y =confesores>, que aunqueno la perdieron, sufrieron randes penalidades por su fidelidad.Poco despu3s 75:?8,