Las Ánforas

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Un estudio sobre utensilios de barro

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  • LAS ANFORAS DEL POBLADO ORIENTALIZANTEE IBEROPUNICO DEL CARAMBOLO (SEVILLA)

    M. Concepcin Florido Navarro

    Introduccin

    El presente trabajo sobre las nforas del Carambolo viene aser continuacin y ampliacin del estudio sobre nforas prerro-manas que constituy nuestra Memoria de Licenciatura 1.

    Un inters por el yacimiento en s, de tan gran importanciaestratgica y cultural en el valle del Guadalquivir, as como eldeseo de proseguir nuestro estudio sobre las nforas, fue lo quenos llev a interesarnos por el material descubierto en este yaci-miento y que en gran parte permaneca indito en los fondos delMuseo Arqueolgico de Sevilla 2

    El Carambolo es uno de los cerros del reborde del Aljarafems prximo a Sevilla, dominando la vega de Triana. Tiene unaaltura de 91 m. sobre el nivel del mar, con abruptas pendienteshacia el Norte, Sur y Este, mientras que por el Oeste lo separa dela meseta del Aljarafe la vaguada del Arroyo o del Repudio 3.

    Las tierras que coronan el cerro fueron adquiridas en 1940 porla Real Sociedad de Tiro de Pichn de Sevilla. Hacia el ario 1958

    1. Anforas p ILuulanas sudibricas. Memoria de Licenciatura (1984) (indita). Un resumende los tipos de nforas del sur de la pennsula aparecer prximamente en la Revista Habis.

    2. Agradecemos desde aqu a F. Fernndez Gmez y a D. Oliva Alonso, director y conser-vador del Museo Arqueolgico de Sevilla respectivamente, las facilidades que amablemente mehan ofrecido para realizar este trabajo.

    3. Datos obtenidos de la Memoria de Excavaciones del yacimiento: Carriazo, J. de M., 1970.

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    se realizaron ampliaciones en el edificio de dicha sociedad, lo quedio lugar al descubrimiento del famoso tesoro del Carambolo.Como se sabe, las excavaciones fueron inmediatamente llevadasa cabo por el Dr. Carriazo y durante unos das colabor en dichotrabajo el Dr. Maluquer de Motes. De la publicacin de la Memo-ria de Excavaciones, sta que sigue es una pequea glosa.

    A pesar de las dificultades debidas a las continuas remocionesde tierras para las instalaciones del Tiro de Pichn, se lograrondistinguir en una estrecha zanja situada en la cima del cerro cua-tro niveles arqueolgicos, descubriendo as en el lugar donde sehall el tesoro un fondo de cabaa prehistrica. Entre el ajuaraparecieron elementos de piedra, metal, hueso, conchas, huevosde avestruz, barro y sobre todo cermica que apareca comoexcepcional por ser desconocida hasta aquel momento en el valledel Guadalquivir. Se documentaron cermicas a mano lisas y bru-idas, otras bruidas por el exterior y pintadas de rojo por elinterior, a la almagra, decoradas con retcula bruida y cermicaspintadas con temas geomtricos. Igualmente aparecieron cermi-cas a torno: gris, de engobe rojo, pintadas con crculos concn-tricos, nforas, etc. En los dos primeros niveles (I y II) de laestratigrafa del Carambolo Alto, como se dio en llamar el lugardonde apareci el tesoro y el fondo de cabaa, aparecen ya casitodas las especies cermicas inventariadas por D. J. de M. Carria-zo, aunque son escasas las de retcula bruida y estn ausenteslas pintadas. La cermica a torno rpido es propia de estos dosniveles superiores. El nivel III es el que se identifica con el fondode cabaa y los materiales calcinados que cayeron sobre l. Aqutambin est representada toda la cermica del Carambolo. Elnivel inferior (IV) est constituido por el piso de cenizas bajoel que est la tierra virgen y es donde se da la ms rica cermicapintada o tartsica como acertadamente la llam el Dr. Carriazo,y la mayor parte de la retcula bruida.

    El plan de excavaciones en este cerro se continu en los arios1960-61, descubrindose el llamado Poblado Bajo del Carambolo,situado en la zona norte de dicho cerro y distante unos 120 m. delfondo de cabaa. Se distinguieron tambin aqu cuatro nivelesarqueolgicos que correspondan, as parece, a cuatro poblados,de los cuales los tres primeros tenan sus muros superpuestos yel cuarto o ms inferior tena un trazado que cortaba a los ante-

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    riores. Los muros, de 40 a 70 cms. de grosor y hechos con cantosrodados trabados con barro, daban lugar a habitaciones de plantacuadrangular. En general, el nivel III es el que da testimonios deuna intensa vida domstica, siendo el nivel IV el que dio unacermica ms selecta. El ajuar del poblado bajo est constituidopor objetos de piedra, hueso, cobre y bronce, como fbulas de do-ble resorte, anulares hispnicas y sobre todo cermica. Refirin-donos a esta ltima se observa la permanencia de tipos que yaaparecan en el fondo de cabaa o poblado alto, como la cer-mica a mano de uso domstico; otras formas se enrarecen y desa-parecen como la cermica pintada llamada tartsica y otras espe-cies que apenas se documentaban en el poblado alto aparecen enel bajo con abundancia, es el caso de la retcula bruida y lascermicas a torno gris, pintada en fajas y lneas horizontales, deengobe rojo y sobre todo de las nforas.

    El Carambolo fue considerado por su excavador un pobladode poca tartsica que haba dejado de existir en tiempos ante-riores a la romanizacin. En realidad, debido al estado de la in-vestigacin en los aos en que se excav, no pudo precisarse mssu cronologa ni sus materiales fueron tan metdicamente estu-diados como se hace ahora y hubiera sido de desear. As nos en-frentamos a un yacimiento que plantea problemas de diversa n-dole debido en parte al estado de la investigacin en aquel mo-mento. No obstante, el Carambolo, debido a su rico material, quepresent seleccionadamente el Dr. Carriazo, ha sido una constantereferencia para los investigadores posteriores considerndose,como hemos dicho, un tpico poblado tartsico y sus cermicasparalelos para otros yacimientos. A pesar de todo se necesitarauna revisin conjunta del abundante material que se descubri yun nuevo anlisis del yacimiento a la luz de las recientes inves-tigaciones. Esto entraa grandes dificultades, en parte debidas ala escasez de referencias estratigrficas que impiden una clarasecuencia cronolgica y que supondran la obtencin de tablastipolgicas de materiales que quiz pudieran precisar algo mslas relaciones y la cronologa del poblado. Esta ltima lo ha sidopor M. Pellicer, sobre todo en lo que se refiere al poblado alto.Este autor sugiere que el yacimiento aparece en la segunda mi-tad del siglo vitt a. C., cuando se inician los primeros contactosentre tartesios y colonizadores, orientales y egeos, continuando

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    la vida del poblado durante una fase ibrica propiamente dicha 4.La importancia del yacimiento requiere la atencin de los inves-tigadores, pues son muchos los problemas que plantea, cronol-gicos y culturales, y su estudio podra aportar importantes datospara el conocimiento de la vida en el valle del Guadalquivir du-rante parte del I milenio a. C.

    Entre el rico material exhumado, el Dr. Carriazo, en su publi-cacin, destac la abundancia de restos de nforas y, desde luego,seal el tipo ms representativo: el nfora globular o de saco,tpica de las colonias fenicias y que aparecen en los yacimientosdel valle del Guadalquivir en la etapa orientalizante. No obstante,dicho investigador sealaba la abundancia de este material sobretodo en el poblado bajo con ligeras variantes, motivo que acre-cent nuestro inters. El estudio de las distintas formas de nfo-ras que, segn el autor, aparecan en el Carambolo y que no apa-recan publicadas ha sido el objeto de nuestro estudio, teniendocomo referencia la secuencia cronolgica para las nforas del Ce-rro Macareno (Sevilla), yacimiento prximo al Carambola ascomo nuestro estudio sobre este material en el sur de la penn-sula 5 . Es, por tanto, ste un estudio parcial del yacimiento, ba-sado en los materiales depositados en el Museo Arqueolgico deSevilla.

    Nos hemos centrado en los materiales procedentes del pobladobajo por ser stos ms abundantes y ofrecer mayores posibilida-des cronolgicas. Las nforas depositadas en el Museo se encuen-tran muy fragmentadas predominando, como es natural, los tro-zos de las paredes de estas vasijas, lo que hace difcil su estudioy costosa la restauracin. Es as que nos hemos preocupado sobretodo por los fragmentos de bordes, ms significativos.

    Es sabida la dificultad que entraa el estudio de los bordes,pues aunque stos suelen aparecer con ms frecuencia que lasnforas completas en estratigrafas bien fechadas, tienen el pro-blema de la pertenencia o no a un tipo de nfora determinada,ya que una misma forma de borde puede pertenecer a ms deun tipo. Nuestro objetivo ha sido la clasificacin formal de estosfragmentos de nforas. No ha habido un criterio nico para cla-sificar formalmente las piezas y en cada caso hemos resaltado las

    4. Pellicer, M., 1982 (2), pp. 41-48.5. Pellicer, M., 1978.

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    caractersticas que ms diferenciaban a unas de otras. Ciertos ele-mentos del borde, como su posicin respecto a la pared de lavasija, su grado de engrosamiento o la seccin, son valiosos a lahora de su estudio y en ellos, en parte, nos hemos basado. As,hemos intentado individualizar tipos, o ms bien formas de bor-des, y para ellos hemos querido establecer una cronologa apro-ximada, basndonos en los paralelos ms cercanos y significati-vos 6. En cualquier caso se intenta asociar los bordes identifica-dos con tipos de nforas conocidas en el sur peninsular, puesstas son, al fin y al cabo, el objeto de la investigacin.Bordes de nforas del poblado bajo del Carambolo

    A continuacin describiremos los tipos de bordes identificadosentre el material del poblado bajo del Carambolo, anotando suscaractersticas y su cronologa aproximada. Como hemos dicho,la clasificacin es meramente formal y en ciertos casos ha sidonecesario el establecimiento de variantes que quiz pudieran sersignificativas o, al menos, ilustrativas 6

    Tipo I

    Constituido por bordes bien diferenciados del resto de la va-sija y que parten de un hombro tendente a la horizontalidad.Suelen estar engrosados por el interior, teniendo su seccin unaforma de tendencia triangular. Se distinguen dos variantes: unaserie de bordes relativamente cortos (1,5 cms. aproximadamente)y otra serie de bordes ms altos, casi el doble, y que suelen estarmenos engrosados. Asimismo distinguimos dos grupos segn lainclinacin del borde, observndose en unos la verticalidad y enotros el exvasamiento. Las secciones son de una gran variedad,no hay una igual a otra exactamente. Las pastas de este tipo denfora son, en general, cuidadas, compactas, aunque tambin pre-sentan a veces textura porosa. Los colores oscilan entre el beige

    6. Volvemos a insistir sobre la ausencia de referencias estratigrficas claras en los mate-riales depositados en el Museo, por lo que es difcil asociar los fragmentos de bordes conotros materiales del yacimiento y es lo que obliga a un estudio tipolgico de las piezas. Losbordes de las nforas estudiadas estn incluidos en los siguientes nmeros del Registro deEntrada en Propiedad del Museo Arqueolgico de Sevilla: 14.544, 14.545, 14.546, 14.653, 14.662,14.664, 14.986,

    15.003, 15.018, 15.019, 15.024, 15.027, 15.034, 15.042, 15.043, 15.044, 15.045, 15.046,15.047, 15.051, 15.057, 15.061, 15.076,

    15.084.

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    TIPO I.

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    Fig. 1492

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    TIPO I.

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    Fig. 1

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    claro y el naranja. Es de notar que son especialmente los bordesaltos los que presentan un ncleo gris, resultado de la coccin.Esta suele ser oxidante. Las pastas estn bien decantadas, noobstante se observan partculas desgrasantes como caliza, esquis-to, arena y diminutos puntos de mica. Tienen restos de concre-ciones calizas y ciertas piezas estn muy erosionadas. A pesar dela aparente uniformidad, tanto formal como cronolgica, de estetipo de bordes, se observan diversas variantes que a continuacindescribiremos, anotando los paralelos ms significativos del surpeninsular:

    1.Son bordes cortos, verticales y triangulares. Bordes seme-jantes aparecen en las factoras y necrpolis fenicias de la costamediterrnea ya desde el siglo viii a. C., perdurando hasta prin-cipios del siglo vi a. C. Se constatan en Morro de Mezquitilla 7,Chorreras 8 , Cerro del Prado 8 , Almucar 10 , Guadalhorce ", Tra-yamar 12 , donde aparecen en nforas antiguas.

    Igualmente se documentan en los yacimientos indgenas delS.E. ya en el siglo viii como en Pinos Puente (Granada), dondeaparece un horno que fabric este tipo de nfora a fines delsiglo vii o principios del siglo vi a. C. ". Durante el siglo VII sedocumentan en Alboloduy (Almera) y en el Cerro de la Mora(Granada) y durante el siglo vi a. C. en Crevillente (Alicante) y enel C. del Real (Granada) 14

    Los paralelos ms-cercanos geogrficamente al Carambolo sonlos bordes del yacimiento de Carmona (Sevilla), donde se fechanya en el 700 a. C. y en la primera mitad del siglo vi a. C. " y losdel C. Macareno (Sevilla), que se fechan en el tercer cuarto delsiglo vii a. C. 18.

    Otros bordes semejantes aparecen en yacimientos de la pro-

    7. Schubart, H., y Niemeyer, H. G., 1976, lm. 9, n.. 214.8. Gran Aymerich, J. M. S., 1981, fig. 22, n.. 2.764.9. Pellicer, M. y otros, 1977, fig. 5, 39.10. Pellicer, M., 1963, fig. 32, n.. 7.11. Arribas, A. y Arteaga, 0., 1975, lm. XLIII, n.o 224; lm. LVII, 319, 320, 321.12. Schubart, H. y Niemeyer, H. G., 1976, lm. 13, n.. 558; lm. 18, n.. 631; lm. 17,634; lm. 19, n.. 682.

    13. Molina, F. y otros, 1983.14. Martnez, C. y Botella, M. C., 1980, fig. 108, n.. 6. Pastor, M. y otros, 1981, fig. 5, n.. 17.

    Gonzlez Prats, A., 1979, fig. 62, n.. 99.15. El material procedente de las excavaciones realizadas en la campaa de '980 en Car-

    mona (Sevilla) nos ha sido amablemente facilitado por el Dr. Pellicer, permaneciendo anindito. N.o 881 y 1.364.

    16. Pellicer, M. y otros, 1983, fig. 64, n. o 748.

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    vincia de Huelva como Tejada ", C. Salomn 18 , La Joya 19 , Cabezode la Esperanza 2 Aljaraque 2 ' y Cabezo de S. Pedro, donde sefechan en el siglo vn a. C. 22.

    As observamos una amplia distribucin de este tipo de bordesy su presencia temprana: siglo vil' a. C. en ciertos yacimientos.Los fragmentos del Carambolo, por sus paralelos cercanos delvalle del Guadalquivir, se pueden fechar as a partir del 700 yhasta principios del siglo vi a. C.

    2.Son bordes moldurados en su cara externa. Este tipo apa-rece abundantemente documentado en el yacimiento fenicio deChorreras (Mlaga) entre fines del siglo mi y principios delsiglo vn a. C. Tambin aparece en Morro de Mezquitilla (Mlaga)y Alboloduy (Almera) en semejante fecha ".

    3.Borde biconvexo, levemente engrosado y vertical. El para-lelo ms cercano de Carmona ofrece una cronologa en la segundamitad del siglo vil a. C. 24.

    4.Borde biselado y con una incisin en su cara externa. Se-gn los yacimientos de Guadalhorce y el ms cercano de Carmona,estos bordes se pueden fechar en la segunda mitad del sigloa. C. 25.

    5.Borde recto, grueso, biselado. Bordes semejantes aparecenen las factoras fenicias de la costa como Morro de Mezquitilla 26,Chorreras 27 , Cerro del Prado 28, Guadalhorce 29 desde el siglo vmal vi a. C. Tambin lo constatamos en otros yacimientos indgenascomo Crevillente " y Cabezo de la Esperanza 3'.

    6.Borde de seccin triangular y muy apuntado. Tiene para-lelos en Crevillente (Alicante) en el siglo vi a. C.".

    17. Blanco, A. y Rothemberg, B., 1981, fig. 261, n. o 5.18. Blanco, A. y otros, 1970, n.o 81, 96, 113 y 140.19. Garrido, J. P. y Orta, E. M., 1978, fig. 90.20. Beln, M. y otros, 1977, fig. 131, nP 15; fig. 139, n. o 1; fig. 145, n.o 16, 18.21. Blzquez, J. M. y otros, 1969-70, fig. 1, n.o 2.22. Blzquez, J. M. y otros, 1979, fig. 26, nP 159; fig. 36, n.o 348.23. Gran Aymerich, J. M. S., 1981, fig. 22. Schubart, H. y Niemeyer, 11. G., 1976, lm. 9,

    n.o 220. Martnez, C. y Botella, M. C., 1980, fig. 216, nP 2.24. Op. cit., nota 15, n.o 1.130.25. Op. cit., nota 15, n.o 1.096. Op. cit., nota 11, lm. LVII, nP 320.26. Op. cit., nota 7, lm. 10, n.o 364.27. Aubet, M. E. y otros, 1979, fig. 8, n. o 96.28. Op. cit., nota 9, fig. 5, nP 47.29. Op. cit., nota 11, lm. XLV, n.o 246.30. Gonzlez Prats, A., 1979, fig. 124, nP 191.31. Beln, M.o y otros, 1977, fig. 116, nP 1.32. Op. cit., nota 30, fig. 50, nP 60.

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    7.Bordes altos, levemente engrosados. Pueden presentarseverticales o ligeramente exvasados. Este tipo de borde es particu-larmente abundante en el yacimiento fenicio de Chorreras (M-laga), donde se fecha entre fines del siglo mi y principios delvil a. C. ". Igualmente aparece en el S.E. en fechas tempranascomo en Alboloduy (Almera) en la segunda mitad del siglo mi yen el siglo vii a. C. 34 y en Crevillente (Alicante) en el siglo vi a. C. ".En la provincia de Huelva se documentan en el Cerro Salomn ",La Joya 37 , C. de la Esperanza 38 y en el C. de S. Pedro, donde sefechan en el siglo vil a. C. 39.

    El paralelo ms cercano al yacimiento del Carambolo como esCarmona ofrece una cronologa para este tipo ya en la segundamitad del siglo vil' a. C., fecha relativamente temprana 49.

    8.Bordes triangulares muy exvasados y biselados. Aparecenen yacimientos indgenas cercanos culturalmente al Carambolo yfechados desde la segunda mitad del siglo vii a. C. (Carmona, Ce-rro Macareno, Colina de los Quemados)" hasta la segunda mitaddel siglo vi a. C. (Carmona) ".

    9.Bordes cortos, engrosados y exvasados. Aparecen en yaci-mientos fenicios como Chorreras y Morro de Mezquitilla as comoen el C. Salomn, C. de la Esperanza y C. de S. Pedro, donde sefechan desde mitad del siglo vii a mitad del siglo vi a. C. ".

    10.Bordes poco engrosados y exvasados. Segn los paralelosdel C. Macaren 44 y de Carmona 45 , estos bordes se pueden fechardesde la primera mitad del siglo vi a la primera mitad del siglo

    a. C.En el C. de S. Pedro se sitan en la segunda mitad del siglo

    35. Op. cit., nota 30, fig. 30, n.. 24.34. Martnez, C. y Botella, M. C., 1980, fig. 216, n.. 3.35. Op. cit., nota 30, fig. 30, fi.0 24.36. Op. cit., nota 18, n.. 248.37. Garrido, J. P. y Orta, E. M., 1978, fig. 70, n.. 115.38. Op. cit., nota 20, fig. 139, n.. 6; fig. 145, n. o 16.39. Op. cit., nota 22, fig. 30, n.. 241; fig. 36, n.. 348.40. Op. cit., nota 15, n.o 1.479.41. Op. cit., nota 15, n.o 972, 1.039. Pellicer, M. y otros, 1983, fig. 61, n.. 795. Luzn, J. M.

    y otros, 1973, lm. XIV-e.42. Op. cit., nota 15, n.. 749.43. Gran Aymerich, J. M. S., 1981, fig. 22. Schubart, II. y Niemeyer, H. G., 1976, lm. 9,

    n.. 313, 314. Blanco, A. y otros, 1970, n.. 109. Beln, M. y otros, 1977, fig. 135, 2. Blzquez,J. M. y otros, 1979, fig. 36, n.. 345; fig. 59, n. o 620.

    44. Pellicer, M. y otros, 1983, fig. 59, n.. 960; fig. 58, n.. 989.45. Op. cit., nota 15, n.. 504.

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  • ANFORAS DEL POBLADO ORIENTALIZANTE E IBEROPUNICO DEL CARAMBOLO (SEVILLA)

    a. C. 46 , apareciendo tambin este tipo de bordes en La Joya, C. dela Esperanza (Huelva), Cerro del Prado (Cdiz), Baos de la Muela(Jan) 47

    y en Puente Noy, correspondiendo a un nfora completafechada a fines del siglo vi o principios del siglo y a. C. 48.- As se observa una cronologa ms tarda para este tipo as

    como una distribucin por los yacimientos indgenas principal-mente. La cronologa ira desde la segunda mitad del siglo vilhasta la primera mitad del siglo y a. C. y podramos deducir queeste tipo de nfora, fabricada en talleres indgenas, sera una evo-lucin de la antigua fenicia.

    11.Forma relativamente anmala, por lo engrosada y de laque no contamos paralelos.

    Los boi des estudiados corresponden, en su mayora, a nforasfenicias, llamadas de saco, de cuerpo globular, base convexa,asas tubulares simples y hombros carenados. Es el tipo de nforapropio de la colonizacin fenicia y que, a causa de sta, apareceampliamente distribuido por el Mediterrneo. En el sur de la pe-nnsula se documenta en las factoras y necrpolis de los orien-tales desde el siglo VIII hasta principios del siglo vi a. C. La pre-sencia de estas nforas en el Carambolo es ndice de la influenciafenicia en el yacimiento ya desde fechas tempranas, segunda mi-tad del siglo VIII a. C. si atendemos a otros paralelos del valle delGuadalquivir. Seran un elemento importado en estos primerosmomentos, resultado del comercio fenicio, siendo algo intrusivoentre la cermica a mano prehistrica del poblado indgena. Lamayora de los fragmentos se pueden fechar durante el siglo VIIy la primera mitad del siglo vi a. C., que es cuando se documen-tan con mayor variedad y abundancia. Es ste el momento de lamxima incidencia de la influencia fenicia en los grandes pobla-dos del valle del Guadalquivir, que desarrollarn lo que se hadado en llamar el perodo Orientalizante. A partir de un deter-minado momento del siglo VII este tipo de nfora es imitada yfabricada al torno en talleres indgenas, sufriendo tenues modi-ficaciones en su perfil. As, esta nfora, ya evolucionada, se docu-menta en fechas ms tardas: segunda mitad del siglo vi y pri-

    46. Blzquez, J. M. y otros, 1974, fig. 44, 467.

    47. Garrido, J. P. y Orta, E. M., 1978, fig. 101. Garrido, J. P., 1978, fig. 12, 3. Pellicer, M.y otros, 1977, fig. 5, 51. Blzquez, J. M. y otros, 1975, fig. 86, II.. 16.

    48. Molina, F. y otros, 1982, fig. 24, n. 1.

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    mera mitad del siglo y a. C. en ciertos poblados del valle del Gua-dalquivir, entre ellos el Carambolo, como lo atestigua el tipo deborde poco engrosado y exvasado (I 10), perteneciente tambina estas nforas. Seran ya productos indgenas e imitaciones dela antigua nfora fenicia que ser as el prototipo de toda la pro-duccin ibrica posterior. (Fig. 1 y fig. 6,1).Tipo II

    Englobamos aqu una serie de bordes semejantes a los defini-dos en el tipo anterior pero diferenciados por partir de un hom-bro sensiblemente inclinado, lo que nos hace pensar que corres-ponderan a una forma de nfora ms evolucionada y de crono-loga ms tarda como hemos podido comprobar. (Fig. 2).

    TIPO II

    Fig. 2

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  • NFORAS DEL POBLADO ORIENTALIZANTE E IBEROPUNICO DEL CARAMBOLO (SEVILLA)

    Describiremos a continuacin los bordes aparecidos en el Ca-rambolo:

    1.Bordes engrosados, seccin de tendencia triangular y ver-ticales. Los paralelos cercanos como Carmona ofrecen una crono-loga en la primera mitad del siglo vi a. C. y a principios delsiglo iv a. C. ". En el C. Macaren se fechan en niveles de los si-glos y y iv a. C. ". Igualmente los documentamos en Crevillente(Alicante), Asta Regia (Cdiz), Tejada (Huelva), C. Salomn (Huel-va) y Puente Noy (Granada) 51.

    2.Bordes triangulares y exvasados. Bordes semejantes apare-cen en el C. Macareno a principios del siglo vi y en el tercer cuar-to del siglo y a. C. 52 . En Carmona se fechan en la segunda mitaddel siglo vi a. C. ". Tambin se documentan en el C. de la Espe-ranza (Huelva) hacia el siglo vi a. C. ".

    3.Bordes apenas engrosados y exvasados. En el C. Macarenose sitan en niveles de fines del siglo vii y de la primera mitaddel siglo vi a. C. 55 . En Carmona se fechan en la segunda mitad delsiglo vi, en el siglo y y hacia el siglo iv a. C. 56 . Es un borde seme-jante al que llevan las nforas de la necrpolis de Baza y que sefechan en la primera mitad del siglo iv a. C. 57.

    Como se ha visto, este tipo de borde se documenta principal-mente en yacimientos de Andaluca Occidental. Corresponderana nforas semejantes al tipo B-4 o C-3 de la clasificacin de Pe-llicer ", de forma globular, de fabricacin indgena y derivada dela antigua nfora fenicia. En general se pueden fechar desde elsiglo vi al iv a. C., aunque algn fragmento del C. Macareno sefecha ya a fines del siglo VII a. C. (Fig. 6,2).

    49. Op. cit., nota 15, n.. 277 y 881.50. Fernndez Gmez, F. y otros, 1979, fig. 27, n. 543-11.51. Gonzlez Prats, A., 1979, fig. 119, n. 619. Esteve, M., 1950, fig. 5, n. 11. Blanco, A. y

    Rothemberg, B., 1981, fig. 276, n.. 20. Blanco, A. y otros, 1970, n.o 307. Molina, F. y otros, 1982.52. Pellicer, M. y otros, 1983, fig. 59, n.. 938, 939; fig. 50, n.. 1.268.53. Op. cit., nota 15, n.. 749.54. Beln, M. y otros, 1977, fig. 135, n.. 2.55. Pellicer, M. y otros, 1983, fig. 58, n.. 969; fig. 59, n.. 960; fig. 61, n. 800.56. Carriazo, J. M. y Ftaddatz, K., 1960, fig. 4, n.o

    2; fig. 8, n.o 4.57. Presedo, F., 1973, fig. 3.

    499

  • F1.2

    590

    M. CONCEPCION FLORIDO NAVARRO

    TIPO II.

  • NFORAS DEL POBLADO ORIENTALIZANTE E IBEROPUNICO DEL CARAMBOLO (SEVILLA)

    Tipo 111

    Constituido por bordes bien diferenciados del resto de la va-sija que se caracterizan por estar engrosados por el exterior te-niendo una seccin carenada. Describiremos a continuacin lasdistintas variantes anotando los paralelos ms significativos:

    1.Borde de seccin de tendencia triangular. Borde semejantese fecha en el C. Macareno a fines del siglo vi a. C. ".

    2.Borde semejante a este del Carambolo aparece en el C. Ma-careno tambin a fines del siglo vi a. C.6.

    3.Borde de seccin elipsoidal. Semejantes se documentan enel citado yacimiento del C. Macarnd -ni -Vels fechados en elsegundo y tercer cuarto del siglo y as como a finales del mismosiglo".

    4.Bordes de seccin ovoide. Aparecen en el C. Macareno afines del siglo y y en Carmona durante el siglo w a. C. 62. Igual-mente se documentan en Tejada y en otros yacimientos del AltoGuadalquivir como en las necrpolis de Estacar de Robarinas(s. a. C.) y Cortijo de los Patos (s. v-iv a. C.), en la zona deCstulo (Jan) 63.

    5.Forma particular que encuentra su paralelo en Carmona enla segunda mitad del siglo w a. C. y en Lora del Ro, ste resul-tado de una prospeccin 64 (Fig. 3 A).

    Como se puede observar, este tipo de borde aparece sobre todoen yacimientos del valle del Guadalquivir. Atendiendo a los para-lelos citados se pueden fechar desde fines del siglo vi hasta elsiglo w a. C. Este tipo de borde corresponde a nforas ibricaso iberopnicas, de forma globular, de dimetro mximo en la mi-tad del cuerpo y de hombros no marcados y seran una formaderivada de las fenicias. Ejemplo de stas son las aparecidas enCancho Roano (Badajoz), que llevan estos bordes y que se fechanen un momento anterior al 370 a. C. 65. Se pueden asimilar al tipo

    58. Pellicer, M., 1982 (I). Abb. 11.59. Pellicer, M. y otros, 1983, fig. 57, n. o 1.065.60. Idem, fig. 83, n. 1.064.61. Idem, fig. 83, n.0 1.167, 1.364, 1.268 (d).62. Idem, fig. 83, n.* 1.354. Op. cit., nota 15, n., 91, 94, 95 y 241.63. Blanco, A. y Rothemberg, B., 1981, fig. 276, n.* 1. Blzquez, J. M. y otros, 1979, fig. 168,

    n. 590. Blzquez, J. M., 1975, fig. 17, 'I.. 44.64. Op. cit., nota 15, n. 92. Ponsich, M., 1974. fig. 68.65. Maluquer de Motes, J., 1981, fig. 9.

    501

  • 5TIPO III.

    Fig. 3A.

  • TIPO IV.

    Fig. 3B

  • M.. CONCEPCION FLORIDO NAVARRO

    B -4, C-2 o C-3 de la clasificacin de Pellicer 6'. Seran una produc-cin local, centrada en los poblados del valle del Guadalquivir yde distribucin restringida a la zona meridional occidental. Es deresaltar la presencia de estos bordes en el Carambolo, serial de lacontinuacin de la vida en el poblado con toda seguridad en elsiglo y a. C. (Fig. 6,3).Tipo IV

    Son bordes que hemos agrupado aparte del tipo anterior, por-que, aunque tambin presentan una cara externa carenada, su sec-cin es cuadrangular, siendo el borde un simple engrosamiento dela pared de la vasija (Fig. 3 B).

    La cronologa de los fragmentos ms representativos es la si-guiente:

    1.En el Cerro Macareno bordes semejantes se fechan a finesdel siglo vi a. C.67.

    2.Fragmentos con una concavidad en la parte externa infe-rior. Tambin se fechan en el Cerro Macareno a fines del siglo via. C. 68 .

    3.Forma ms cuadrangular, fechada en el Cerro Macaren enel tercer cuarto del siglo y a. C. 6?.

    4.Formas un tanto anmalas para las que no hemos encon-trado paralelos.

    Estos bordes son relativamente abundantes en el yacimiento ypuede considerarse que pertenecen a un tipo de nfora similar ala descrita en el tipo anterior.

    Tipo V

    Constituido por bordes engrosados por el exterior y que pre-sentan en esta cara un saliente o arista. Se conocen por el nom-bre de pico de nade. (Fig. 4).

    Estos bordes aparecen en el yacimiento del Cerro Macarenohacia el tercer cuarto del siglo v a. C. 7. En Carmona se sitan en

    66. Pellicer, M., 1982 (1). Abb. 11.67. Pellicer, M. y otros, 1983, fig. 57, n. 1.065.68. Idem, fig. 57, n.. 1.071.69. Idean, fig. 83, n.. 1.269 (d).70. Idern, fig. 83, n.. 1.269 (f).

    504

  • 505

    ANFORAS DEL POBLADO ORIENTALIZANTE E IBEROPUNICO DEL CARAMBOLO (SEVILLA)

    Fig. 4

  • M. CONCEPCION FLORIDO NAVARRO

    TIPO VII.

    3

    506 Fig. 4

  • ANFORAS DEL POBLADO ORIENTALIZANTE E IBEROPUNICO DEL CARAMBOLO (SEVILLA)

    el estrato 3, fechado por Pellicer desde la segunda mitad del si-glo vi y en el siglo y a. C. Igualmente aparecen en el Cabezo deSan Pedro y en Tejada (Huelva). En-este ltimo lugar correspon-diendo a un nfora completa ".

    La distribucin de estos fragmentos de bordes, aunque son es-casos, se centra en los yacimientos de Andaluca Occidentl dondepueden fecharse en el siglo y a. C. El tipo de nfora es semejanteal B-4 o C-3 de la clasificacin de Pellicer, fechado desde fines delsiglo vi a fines del siglo iv a. C. 73 . (Fig. 6,4).Tipo VI

    Constituido por bordes engrosados y de seccin de tendenciaromboidal o poligonal. Son verticales o ligeramente entrantes.Bordes semejantes aparecen en el Cerro del Real (Granada), Mo-rro de Mezquitilla, Jardn (Mlaga), donde se asocian a la partesuperior de un nfora, Cerro Macaren() (Sevilla), donde se fechana fines del siglo y a. C., Cerro del Prado (Cdiz) y Tejada (Huel-va) 74 . As, los fragmentos de bordes que conocemos provienen deyacimientos de Andaluca Occidental y de otros situados en lacosta mediterrnea. Bordes idnticos aparecen en el pecio Tago-mago I (Ibiza)" y en nforas del Foro del S.O. de Corinto (Gre-cia), fechados en el siglo y a. C. 76 . Estos bordes pertenecen a n-foras bicnicas como las aparecidas en Tejada (Huelva), Cdiz,Castariuelo (Huelva), Adra (Almera), Villaricos (Almera) y quehan sido estudiadas por Pascual Guasch 77.

    Las nforas de Tejada, que tienen un borde diferente, se fechanen los siglos iv y iii a. C., pero las que tienen bordes como los delCarambolo, poligonales, se pueden fechar en el siglo v a. C.

    Estas nforas seran semejantes al tipo Mati A, que J. Ramnconsidera caracterstico del mundo fenicio del sector de Cdiz

    71. Carriazo. J. M. y Ftaddatz, K., 1960, fig. 8, n.. 3. Pellicer, M., 1976-78, p. 12.72. Blanco, A. y Rothemberg, B., 1981, fig. 278.73. Pellicer, M., 1982 (1). Abb. 11.74. Pellicer, M. y Schle, W., 1966, fig. 7, n.. 31. Schubart, H. y, Niemeyer, H. G., 1976,

    lm. 10, n.. 387-388, 399, 418; lm. 11, n.. 535. Lpez Malax, A., 1975, fig. 1,1. Pellicer, M. yotros, 1983, fig. 84, n.. 1.360. Pellicer, M. y otros, 1977, fig. 5, n.. 52 y 53. Blanco, A. y Rothem-berg, B., 1980, fig. 276, n.. 19 y 20; fig. 277.

    75. Ramn, J., 1981, p. 31, fig. 2, n.. 4-8; fig. 3, n.. 1-5.76. Williams, C. K., II, 1979, plate 43 y 45..77. Pascual Guash, R., 1969.

    507

  • M. CONCEPCION FLORIDO NAVARRO

    VARIOS.

    F.ig 5

    508

  • ANFORAS DEL POBLADO ORIENTALIZANTE E IBEROPUNICO DEL CARAMBOLO (SEVILLA)

    incluida Ibiza 28 . Anforas semejantes aparecen en el norte de Afri-ca: Mogador ", Banasa 88, Kuass (tipo III de Ponsich) 81 , Ceuta 82,Les Andalouses 83.

    En general se pueden fechar desde el siglo y al ni a. C.. aun-que los bordes que aparecen en el Carambolo son los propios delsiglo v. Estas nforas sufriran una evolucin presentando, entreotras cosas, un tipo de bordes ms redondeados en los siglos Diy in a. C. El hecho de que aparezcan en sitios tan lejanos de sulugar de fabricacin (se conocen alfares en Kuass) como Corintoindica que eran usadas para el transporte a gran escala de pro-ductos derivados de la pesca ya que con frecuencia aparecen enlugares costeros. (Fig. 4 y fig. 6,5).

    Tipo VII

    Son bordes entrantes y engrosados y de seccin oval. (Fig. 4).Consignamos a continuacin los paralelos ms significativos:1.Formas semejantes se fechan en el Cerro Macareno en el

    siglo iv y a mitad del siglo in a. C. Igualmente aparecen en LaTiosa (Huelva) (siglos a. C.), Pajar de Artillo (Sevilla) (se-gunda mitad del siglo n a. C.) y en Morro de Mezquitilla (Mlaga)".

    2.Este borde tiene paralelos en Carmona y en el Cerro Ma-caren fechados en torno al 300 a. C.".

    3.Bordes similares aparecen en el Cerro Macareno fechadosdesde fines del siglo y a principios del siglo ni a. C. En La Tiosa(Huelva) se fechan desde el siglo iv al u y en el- Pajar de Artillo(Sevilla) en la segunda mitad del siglo n a. C.".

    En general este tipo de bordes se documenta en Andaluca Oc-cidental en los siglos iv y ni a. C., pudiendo perdurar hasta elsiglo n. Correspondera a nforas como las del tipo D de la da-

    78. Op. cit., nota 75.79. Jodin, A., 1957, pp. 9 y 10.80. Op. cit., nota 77, fig. 5, 3.81. Ponsich, M., 1968, fig. 2, III.82. Fernndez Sotelo, E., 1980, lm. LXIV y LXV.83. Vuillemot, G., 1965, fig. 97.84. Zimmermann Munn, M. L., 1981.85. Pellicer, M. y otros, 1983, fig. 84, n.0 1.402 y 1.505, 1.442, 1310; fig. 85, 1.782.86. Beln, M. y Fernndez Miranda, M., 1978, fig. 22, 2. Luz6n, J. M., 1973, lzn. LXIII, B.

    Schubart, H. y Niemeyer, H. G., 1976, lm. 10, n. 433.87. Op. cit., nota 15, a.0 32. Pellicer, M. y otros, 1983, fig. 83, n. 1.640.88. Fernndez Gmez, F. y otros, 1979, fig. 42, n. 400-17. Beln, M. y Fernndez Miranda, M.,

    1978, fig. 12, a.. 4. Luzn, J. M., 1973, lm. LXIII, C.

  • M. CONCEPCION FLORIDO NAVARRO

    sificacin de Pellicer, fechado desde fines del siglo y a fines delsiglo Ir y considerado como forma tpica iberopnica del valle delGuadalquivir 89 . (Fig. 6,6).

    Varios

    Incluimos en este apartado ciertos bordes procedentes del ya-cimiento del Carambolo para los que no hemos encontrado para-lelos y que para nosotros tienen una cronologa imprecisa. (Fig. 5).

    Conclusiones

    Tras el estudio que hemos expuesto de los bordes de nforasdel poblado bajo del Carambolo se deduce la presencia en esteyacimiento de dos grandes grupos de nforas: las originarias delmundo fenicio (bordes tipo I) y las ibricas propiamente dichas(bordes II-VII).

    Las primeras, de forma globular y hombros carenados, sonpropias de la colonizacin fenicia. La incidencia de sta, el im-pacto de los orientales y sus relaciones con los grandes pobladosdel Bronce Final del valle del Guadalquivir queda atestiguado porla presencia de estos recipientes, hechos a torno, que, en un prin-cipio importados y ms tarde imitados en tornos locales, son tes-timonio de un comercio y de la aculturacin entre indgenas ycolonos.

    Segn los paralelos estudiados, las nforas del Carambolo sefechan ya en la segunda mitad del siglo vrii, siendo sta, fecharelativamente temprana e indicando la importancia del yacimientoque en estos primeros momentos atrajo la atencin de los orien-tales.

    En general, el abundante material de este tipo se puede fechardesde la segunda mitad del siglo vitt, como hemos dicho, hastaprincipios del siglo vi a. C., siendo ste el perodo llamado Orien-talizante.

    A partir de un determinado momento, quiz del siglo VII, estasnforas sern fabricadas en tornos locales imitando a las primi-tivas importadas y sufriendo ligeras modificaciones en su forma.Es as que se pueden documentar inclusb a fines del siglo VI y en

    89. Pellicer, M., 1982 (1). Abb. 12.

    5.1.0

  • ANFORAS DEL POBLADO ORIENTALIZANTE E IBEROPUNICO DEL CARAMBOLO (SEVILLA)

    el siglo y a. C. Los bordes que corresponderan a stas quedanincluidos en nuestros tipos I 10 y II del material del Carambolo.Seran formas de un momento Protoibrico o Ibrico Inicial y vie-ne a confirmar la idea de que estas nforas sern el prototipo dela produccin ibrica posterior.

    El resto del material estudiado corresponde a fragmentos debordes de nforas ibricas.

    Las nforas de este perodo presentan una gran complejidady en gran medida estn necesitadas de estudio para el estableci-miento de tipos, cronologas, distribucin, orgenes, etc. La pro-

    :51:1

  • M. CONCEPCION FLORIDO NAVARRO

    duccin de nforas ibricas tiene su antecedente y modelo en elmundo colonizador oriental, pero se ve influenciada por la pro-duccin cartaginesa, cuya presencia en la pennsula an no estsuficientemente estudiada. As que es difcil an discernir entretan abundante y fragmentado material los prototipos locales y losimportados de otras reas del Mediterrneo.

    Segn nuestro estudio, las nforas ibricas, o mejor iberop-nicas, que aparecen en el Carambolo (hablamos siempre del ma-terial depositado en el Museo Arqueolgico de Sevilla), son loca-les, proceden del ngulo meridional occidental de la pennsula o,si concretamos, del valle del Guadalquivir. Las formas que hemoslogrado distinguir son propias de esta zona y no por ejemplo delLevante Ibrico o de Ibiza.

    Los bordes carenados, correspondientes a nuestro tipo III, per-tenecen a nforas de forma globular y de hombros no marcados,que se creen locales y que se fechan desde fines del siglo vi alsiglo v, siendo posible su presencia incluso en el siglo iv a. C. Losbordes correspondientes a nuestros tipos V y VI son propios denforas del siglo y a. C. y destacamos la importancia de estosltimos (tipo VI) que aparecen en nforas de perfil bicnico yque se han documentado en Corinto, siendo una produccin delrea del Estrecho. Su presencia en el Carambolo es de gran im-portancia, pues aporta nuevos datos para el estudio de esta for-ma, hasta ahora poco conocida y apoya la idea de la vida en elpoblado durante este siglo. Por ltimo, los bordes del tipo VIIcorresponderan a nforas algo ms conocidas, propias del valledel Guadalquivir y de cronologa ms tarda, pues se fechan enlos siglos iv y in a. C. principalmente.

    As podemos concluir que, segn el material estudiado, el po-blado bajo del Carambolo ya desde la segunda mitad del siglo viua. C. recibi la influencia oriental, quiz igual que el poblado altode dicho yacimiento. La abundancia de nforas antiguas del tipofenicio, fechadas durante el siglo va y principios del vi a. C., tes-timonian el desarrollo de este poblado durante el perodo Orien-talizante.

    La presencia de nforas iberopnicas confirma la continuidadde la vida en el poblado desde el siglo vi hasta incluso el siglo ina. C., momento ste en que desaparecera quiz debido a la ines-tabilidad provocada por la II Guerra Pnica.

    512

  • ANFORAS DEL POBLADO ORIENTALIZANTE E IBEROPUNICO DEL CARAMBOLO (SEVILLA)

    Es de destacar la variedad de formas concentradas en el sigloa. C., dato que invita a la investigacin.

    Hay que anotar aqu la ausencia de otras formas tanto localescomo procedentes de otros centros del Mediterrneo: Ibiza, Car-tago, Massalia, Corinto, etc. y que se documentan en yacimientosde similares caractersticas del valle del Guadalquivir. El materialcorrespondiente a la poca Ibrica es escaso comparado con el

    perodo Orientalizante. Puede que el poblado perdiera importan-cia en este momento; no obstante hay que tener en cuenta queel. material escogido puede ser, o no, representativo de la situa-cin cultural del yacimiento.

    No hay que olvidar lo subjetivo de nuestra clasificacin y, tam-poco, que se ha trabajado con datos parciales. Creernos que elyacimiento del Carambolo puede aportar an nuevos e importan-tes datos.

    513

  • M.. CONCEPCION FLORIDO NAVARRO

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