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Clínica y Salud ISSN: 1130-5274 [email protected] Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid España MARTÍN FERRARI, L.; RIVERA GAIZTARRO, A.; MORANDÉ LAVÍN, G.; SALIDO EISMAN, G. Las aportaciones de los grupos de autoayuda a la salud mental Clínica y Salud, vol. 11, núm. 2, 2000, pp. 231-256 Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid Madrid, España Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180618250004 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Las aportaciones de los grupos de autoayuda a la salud mental

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Clínica y Salud

ISSN: 1130-5274

[email protected]

Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid

España

MARTÍN FERRARI, L.; RIVERA GAIZTARRO, A.; MORANDÉ LAVÍN, G.; SALIDO EISMAN, G.

Las aportaciones de los grupos de autoayuda a la salud mental

Clínica y Salud, vol. 11, núm. 2, 2000, pp. 231-256

Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid

Madrid, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180618250004

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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Clínica y Salud, 2000, vol. 11 nº. 2 - Págs. 231-256

CLÍNICA Y SALUD 231

ARTÍCULOS

Las aportaciones de los grupos de autoayudaa la salud mental

Contribution of self-aid groups to mentalhealth

L. MARTÍN FERRARI*A. RIVERA GAIZTARRO**

G. MORANDÉ LAVÍN***G. SALIDO EISMAN****

RESUMEN

El movimiento de autoayuda ha cobrado relevancia en las dos últimas déca -das, sobre todo en la atención dirigida a personas con enfermedades físicas ypsicológicas. La filosofía que encarnan los grupos de autoayuda reconoce,desarrolla y estimula el poder de las personas para ayudarse a sí mismas a lavez que ayuda a otras personas para que también lo hagan. El conocimientoadquirido a través de las experiencias ya vividas y el aprendizaje de otras distin -tas sirven de reclamo para los futuros miembros de estos grupos. No obstantealgunas de las características particulares a estos grupos como son la asisten -cia voluntaria, la heterogeniedad en su composición o la ausencia de una únicafinalidad suponen unas limitaciones a los beneficios que pudiera deparar a susintegrantes. Se subraya la complementariedad de los sistemas formales e infor -males de ayuda.

ABSTRACT

During the last two decades the self-aid movement has become relevant

* Psicólogo Clínico ADANER* * Psicóloga Clínica ADANER* * * Servicio de Psiquiatría - Hospital «Niño Jesús» - Madrid.* * * * Presidente de la «Asociación en Defenda de la Atención a la Anorexia Nerviosa y Bulimia»

( A D A B E R ) .

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specially concerning phsycically or psychically ill people. The philosophy ofthis self-aid groups recognizes, develops and prompts the power everyonehas to help him/herself, also encouraging people to help others. People areattracted to these groups because of their knowledge obtained throught expe -rience. Nonetheless, there are a number of limitations, such as the voluntaryattachment, the heteorgeneity of members or the fact that there is more thanone purpose. These shortcomings can lower the benefits for the members.The complementary character of formal and informal aid systems is highligh -ted.

PALABRAS CLAVE

Grupos de autoayuda, Anorexia nerviosa, Bulimia.

KEY WORDS

Self-aid Groups, Anorexia Nervosa, Bulimia.

I N T R O D U C C I Ó N

En las últimas décadas, el núme-ro de Asociaciones de Ayuda Mutuay de Grupos de Autoayuda hanaumentado de forma notable, tantopor las problemáticas que han dadoorigen a su creación como por elnúmero de personas que han parti-c ipado en los grupos y se hanbeneficiado de los mismos. Y hansido precisamente los grupos for-mados por personas con enferme-dades físicas o mentales, por losfamiliares de éstos o incluso poraquellos que se encargan de su cui-dado, los que más han aumentado.

Desde sus orígenes, estas redesde apoyo y ayuda mutua han encar-nado una filosofía que reconoce,desarrolla y estimula el poder de laspersonas no sólo para ayudarse así mismos, sino también para ayu-dar a otras personas a ayudarse así mismas (Hess, 1982). Términoscomo apoyo, autoayuda o ayudamutua han sido utilizados indistinta-mente para referirse a grupos queconfían en redes entre pares oiguales como un medio para enfren-tarse a problemas específicos,satisfacer unas necesidades comu-nes y obtener los cambios socialeso personales deseados.

A través de la creación y el desa-rrollo de estructuras como los gru-pos de autoayuda se impulsa unservicio de asesoramiento a familia-

res y enfermos que ignoran losrecursos a su alcance, se crea unlugar de encuentro de familias afec-tadas, en el que se da un intercam-bio de experiencias fortalecedoras ydonde son compartidos los senti-mientos de duda, desconcierto yculpa, se logra una superación deciertos prejuicios y mitos y sefomenta la sensación de utilidad albrindar ayuda a otros a la vez quese aprende de ellos.

La relevancia que han cobradoen los últimos años las perspectivassociales y contextuales del indivi-duo, la proliferación de los modelosmulticomponentes, donde el indivi-duo es visto en su relación con elentorno y viceversa y el hecho deque las repercusiones hayan dejadode ser tan unidireccionales paraempezar a detenerse en los contex-tos interpersonales, han aumentadoel interés por las estrategias deintervención social.

ORIGENES Y EXPANSIÓN DELMOVIMIENTO DE AUTOAYUDA

El punto de partida del movimien-to de autoayuda surge en los años40, con la fundación de los gruposde Alcohólicos Anónimos (AA), y lohace con el único propósito de ofre-cer un medio social como principalinstrumento de cambio frente a unaenfermedad. Desde entonces, per-sonas con diversos problemas o cir-

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cunstancias vitales empiezan a reu-nirse y tratar de fomentar la ayudamutua. Así, por los años 60 y princi-pios de los 70, tienen lugar el movi-miento de mujeres, en pos de lapromoción y la defensa de la autoa-yuda y en la toma de conciencia dela identidad femenina, el movimien-to por los derechos de las personascon discapacidades, y el movimien-to gay. Sin embargo, no es hastalos años 70 cuando se produce unmayoritario interés por los sistemasde apoyo social y un reconocimien-to de los efectos positivos que tie-nen en la salud física y psicológicade sus integrantes.

Algunos de los factores que origi-naron el movimiento de autoayudaaún vigentes en la creación demuchos grupos, son recogidos porSánchez Vidal (1991), a partir detrabajos como los de Schure, Slott-nick y Jeger (1982), Levine y Per-kins (1987) y Jacobs y Goodman(1989):

1) Afiliación social como tenden-cia básica motivacional delcomportamiento humano vistodesde la perspectiva psicoso-cial;

2) Desintegración social y ruptu-ras o cambios en las redessociales naturales, e

3) Insuficiencias y fallos de lossistemas de ayuda profesio-

nal, que no son capaces deresponder a las necesidadespsicosociales de las personasen dificultad con los serviciostradicionales.

Entre las distintas Asociaciones yGrupos de Autoayuda existentes enla actualidad nos encontramos condiversos colectivos: madres solte-ras, mujeres maltratadas, homose-xuales, enfermos de sida, familiaresy allegados de enfermos mentales,enfermos mentales con distintaspatologías (alcoholismo, adicciones,depresiones, trastornos de alimen-tación, esquizofrenia, etc.) y gruposde ayuda para personas con enfer-medades como la diabetes o el cán-c e r, siendo el campo de la saludfisica y mental donde más hanaumentado estos grupos.

A pesar de la larga tradición deestos grupos de ayuda mutua, elprimer grupo de apoyo para perso-nas con trastornos de la conductaalimentaria no se crea hasta 1974.Nace en el Reino Unido, bajo elnombre de Ayuda a la Anorexia y através del Dr. Pat Hartley. Duranteel primer año se forman 33 grupos yacuden unos 1000 miembros; pos-teriormente se exportarían a EEUUy Canadá. En 1976 se forma el pri-mer grupo para famil iares y en1989, ambos grupos forman partede una organización única, la Aso-ciación de los Trastornos Alimenta-rios, (EDA). En esos momentos, la

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emergencia de estos grupos sedebe en gran parte a las condicio-nes de vacío existente entre lasnecesidades y los servicios disponi-bles para el tratamiento de estostrastornos. A ello se unen una esca-sa experiencia profesional, la faltade comprensión sentida de parte delos profesionales, los cambiossociales acaecidos en los últimosaños, en lo que se refiere al papel ylas expectativas de las mujeres enla sociedad occidental, y los benefi-cios observados en otros grupos deautoayuda.

ASPECTOS DIFERENCIALES DELOS GRUPOS DE AUTOAYUDA

Los grupos de autoayuda consti-tuyen un sistema de apoyo impor-tante para enfrentarse a situacionesestresantes o a enfermedades yson definidos como el apoyo acce-sible a un individuo en la relacióncon otros individuos, grupos ocomunidades que viven situacionessimilares. Según Gerald Caplan elsistema preserva la integridad físicay psicológica de la persona, crea unsentido de identidad y proporcionaun entorno que permite a la perso-na que está teniendo “dificultadescon la individualidad .... desarrollaruna conciencia de su propia exis-tencia única y autónoma”. Borkman(1991) por su parte, los define como“personas que comparten unasideas, unas situaciones de vida o

unas enfermedades, se agrupanpara ofrecerse mutuamente apoyoemocional y otros tipos de apoyo através de la acción de compartir susexperiencias personales vividas yde intercambiar otros recursos”.

Entre los aspectos básicos inte-grados en el concepto y funciona-miento de estos grupos, recogidospor Sánchez Vidal (1991), seencuentran:

1. La mutualidad y reciprocidad.

2. La experiencia común de losmiembros como criterio espe-cífico de pertenencia al grupo.

3. El compromiso individual decambio y de estar dispuesto aimplicarse como igual en elgrupo.

4. La autogestión o autogobiernodel grupo ya que tanto el pro-grama como la filosofia delgrupo son decididos por lospropios miembros.

5. El control social que ejerce elgrupo sobre sus miembroscomo mecanismo que facilitael cambio actitudinal y con-ductual a través del compro-miso individual con las normasdefinidas por ellos.

6. Importancia de la acción quese real iza después de las

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sesiones de grupo y que, en reali-dad es, el aspecto más importantedel cambio de los miembros delgrupo.

7. La información, guía y orienta-ción, y en general la percep-ción de apoyo social implícitaen la dinámica igualitaria yrecíproca de estos grupos.

Como se puede observar, entreéstos y los grupos terapéuticosexisten similitudes como que ambosvaloran positivamente la expresióny puesta en común de emociones,fortalecen el apoyo, subrayan elvalor de la afiliación y persiguen elcambio conductual, sin embargodifieren en cuatro aspectos funda-mentales:

1. La asistencia al grupo. Ta n t oen unos grupos como en otrosla asistencia regular al grupoes considerada un factor cru-cial para el cambio terapéuti-co. Sin embargo, mientras queen los terapéuticos la asisten-cia es obligatoria y en muchoscasos es una condición sinequa non para seguir recibien-do el tratamiento y ser miem-bro del grupo, durante untiempo establecido inicialmen-te, en el grupo de autoayuda,la asistencia no es obligatoria,lo que da lugar a una graninestabilidad en la composi-ción del grupo.

2. La homogeneidad de losmiembros del grupo. En losterapéuticos los miembros sonescogidos cuidadosamentetras una evaluación minuciosade forma que se mantenga unequil ibrio que garantice lacohesión del grupo. Los gru-pos de autoayuda, por el con-trario, están constituidos porpersonas con una amplia yheterogénea variedad denecesidades así como de cir-cunstancias personales,sociales y familiares.

3. La dinámica grupal. Mientrasque en los grupos terapéuti-cos se pone el acento en lasrelaciones e interaccionesentre los miembros del grupo,representando de algunaforma un microcosmos social,el grupo de autoayuda ponemás énfasis en las experien-cias pasadas y las circunstan-cias vitales actuales, incluso siestas reflexiones no contribu-yen a la iluminación de losprocesos interpersonales den-tro del grupo.

4 . La finalidad del grupo. En uncaso es la resolución de con-flictos individuales identificadospor los miembros del grupo,mientras que el objetivo

por excelencia del grupo deautoayuda es proveer a los

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miembros apoyo, validación e infor-mación. No intentan analizar la psi-codinámica individual ni intentancambiar significativamente el fun-cionamiento de la personalidadcomo ocurre en los terapéuticos, loque no excluye que la asistencia yla participación en el grupo tenganefectos en la autocomprensión y enel desarrollo de nuevas actitudes ycomportamientos.

Estas diferencias subrayan la com-plementariedad de los grupos, conrespecto a cualquier modalidad tera-péutica existente, reconocida amplia-mente en la literatura (Enright, But-terfield y Berkowitz, 1985; Enright yTootell, 1986). Aunque estar en trata-miento no es condición indispensablepara acudir al grupo, los monitoresresaltan la importancia del mismo. Laasistencia es voluntaria y no registra-da y la composición del grupo por lotanto varía de sesión a sesión. Encontraste con los principios de laterapia de grupo, los miembros delos grupos de ayuda mutua son ani-mados a desarrollar relaciones entreellos entre sesiones.

OBJETIVOS Y FUNCIONES DELOS GRUPOS

Antes de crearse un grupo deautoayuda relativamente sólido, losmiembros deben definir los propó-sitos del grupo y los aspectos quevan a ser objeto de atención, de

forma que se dote de significado algrupo y a las relaciones que pro-duzca o lo que es lo mismo dar unsentido al hecho de reunirse, unosmotivos iniciales para acudir oasist ir a él y una part icipaciónacorde con los objetivos que susmiembros se planteen. Levy (1979)categoriza del siguiente modo losgrupos: los que pretenden el con-trol comportamental (sobrellevar omanejar conductas problemáticas),los que están orientados a lasupervivencia (p.ej. los preocupa-dos por cuestiones de discrimina-ción) y aquellos que tratan de faci-litar el crecimiento y la autorealiza-ción. La definición que se haga delsentido del grupo será el punto dearranque y los objetivos plantea-dos, lo que se habrá de evaluar alo largo del proceso grupal. To d oello se verá reflejado en la asisten-cia, el compromiso de los partici-pantes y las relaciones a las quedé lugar entre sus miembros y elnivel de satisfación con el grupo.

La mayoría de la literatura existen-te sobre grupos de autoayuda parapersonas con trastornos de la conducta alimentaria sugiere algu-nos objetivos (Meehan, Wilkes yHoward, 1984; Roback, 1984; Rubel,1984; Enright et al.,1985; Kinoy,1 9 8 5 ) :

- Ayudar a sus miembros a salirdel aislamiento que están vivien-do y ayudarles a reconocer el

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impacto negativo que tiene en susrelaciones interpersonales;

- Proporcionarle una atmósfera enla que puedan experimentar, iden-t i f i c a r, expresar y validar sus senti-mientos acerca de lo que lespasa, los intentos llevados a cabopara su mejoría y en la que tengalugar la motivación al cambio;

- Fomentar dentro del grupo unespíritu de adecuada empatía,reconocimiento positivo y auten-ticidad, de forma que puedamejorar su autoestima y apren-dan a ser más flexibles en susexpectativas de ellos mismos yde los otros;

- Ayudar a los miembros a com-prender la importancia de parti-cipar con el otro en objetivoscomunes y en la reciprocidad dela ayuda;

- Facilitar el reconocimiento de losdiversos síntomas y signos pre-sentes en las personas con untrastorno de la conducta alimen-taria, la naturaleza multicausal delos trastornos, y las vías de trata-miento de los mismos.

- Enfatizar que comportamientoscomo la dieta restrictiva, el atra-cón, los vómitos y/o la actividadfisica excesiva son destructivasy perpetuantes en sí mismas.

- Proporcionar alguna forma deapoyo terapéutico a personasque no han encontrado benefi-cios en los tratamientos a losque han acudido (ver Garner,1985) o para los que, los trata-

mientos especializados e indivi-duales resultan demasiadocaros o se encuentran lejos dela residencia habitual.

Asi pues entre los objetivos deestos grupos deben incluirse no solola reducción de síntomas, sino tam-bién el incremento de la autoestima,la integración social, la honestidad,la aceptación y el amor a uno mismoy la consecución de habilidadessociales más eficaces. Según diver-sos autores (Caplan, 1974; Kinoy,1985; Hartley, 1988) los gruposdeben promover el manejo emocio-nal, ofrecer una guía en la resoluciónde problemas y proporcionar feed-back al individuo con respecto a sucomportamiento.

En cuanto a las funciones deestos grupos, Levine y Perkins(1987) señalan:

- Promueven el sentimiento psico -lógico de comunidad. Al estarsentado frente a otras personasque están pasando por circuns-tancias similares a ella o quetienen características comunesdisminuye la percepción de fra-caso, de aislamiento, de nocomprensión y la autoevalua-ción negativa.

- Proporciona una ideología queda significado a las circunstan -cias particulares de la vida diariaque no se ajustan a la normai d e a l. Posibilitan un sentido de

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identidad personal normalizado yreducen los sentimientos de incerti-dumbre, temor, rechazo y ambigüe-dad generados a partir de cómosienten que les trata la sociedad.

- Proporcionan una oportunidadpara la autorevelación y la críti -ca mutua. El clima de igualdad ysolidaridad creado en el grupoayuda a los participantes a com-partir sus sentimientos y expe-riencias animándoles a hablar yreconocer sentimientos de fra-caso, culpa, temor... relacionadocon las experiencias que tienenen común.

- Proporciona modelos de con -d u c t a . Las actitudes y conductaspositivas que los participantesexpresan a lo largo de las sesio-nes de los grupos de apoyosirve de modelo a los demásmiembros del grupo.

- Enseña estrategias efectivaspara afrontar las situaciones coti -d i a n a s. El contexto grupal facilitaexperimentar nuevas reacciones,apoyando a los miembros antecualquier fracaso y mostrandoalegría y refuerzo ante los éxitosde sus miembros, aunque estossean pequeños.

- Proporciona una red de relacio -nes sociales.

Algunas de las condiciones queharían posible la consecución de lasmismas, según Katz y Hermalin(1987) son:

a ) un contexto grupal no clínico;

b ) una estructura grupal igualita-ria compuesta por personasque están experimentandosituaciones vitales similares;

c ) un sentido de pertenencia algrupo no restringido al tiempode las sesiones;

d ) la interacción grupal directa-mente cara a cara entre losmiembros y no dirigida a unlíder o conductor grupal;

e ) coherencia entre la ideología ysistema de creencias de losmiembros del grupo y la orien-tación del plan de acción delmismo, y

f ) autorresponsabilización porparte de sus miembros en elcuidado personal y en lasacciones y decisiones quetoman para responder a lassituaciones de la vida.

DESARROLLO DELA C O M PA Ñ A M I E N TO DE LOSP R O F E S I O N A L E S

Como recogen Ta y l o r, Falke,Shoptaw y Lichtman (1986), los gru-pos de apoyo dirigidos por profesio-nales y los grupos de autoayudapodrían considerarse no como dos

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clases de grupos sino como fases enel desarrollo de los grupos basadosen el apoyo social. De esta forma,tras el grupo de apoyo se trataría decumplir el paradigma de la autoayu-da tomado desde los sistemas profe-sionales, al cambiar el objeto deintervención: de “persona en necesi-dad de ayuda” a “persona que puedeayudar”, reconvirtiendo la experienciapersonal de sufrimiento o rehabilita-ción en un potencial de ayuda para símisma y para otros.

Para referirnos al paso de grupode apoyo dirigido por profesionales agrupo de autoayuda, tendremos encuenta algunos de los estadios des-critos por Coplon y Strull (1983) y lasfases sugeridas por Cristina Vi l l a l b a( 1 9 9 6 ) :

Primera fase. Denominado esta-dio de preafiliación por los primeros.En esta fase el grupo va a requerir elrol activo del profesional tanto infor-mativo como formativo. Se dará aconocer a los miembros del grupolas bases teóricas y los principiosfundamentales de la autoayuda, laestructura de las sesiones y las nor-mas básicas para el buen funciona-miento del grupo.

Segunda fase. En este estadio losmiembros empiezan a preocuparsepor las cuestiones de poder y con-trol, por lo que pueden desarrollarsesentimientos de ambivalencia haciael profesional. El profesional ahora

más que nunca es cuando fomentala interacción de los distintos miem-bros y favorece la consecución delas necesidades mencionadas enotros puntos de este trabajo. Elmodelado de las intervenciones porparte del profesional resulta funda-mental. Los miembros comienzan adesarrollar niveles altos de apoyomutuo, cohesión y compromiso gra-cias a la asistencial regular al grupo,la participación activa y la autoreve-l a c i ó n .

Tercera fase. La coordinación nosolo recae en el profesional sino queha de contar con el compromiso per-sonal de cada uno de los miembros.Para ello resulta imprescindiblerecordar los dos principios básicosde la autoayuda: la existencia de unproblema compartido y la confianzaen la ayuda de semejantes. Sermiembro oficial del grupo implicauna convicción común de que laspersonas no se encuentran solas nihan perdido la esperanza, sino queson capaces, con algún apego, deadoptar cambios positivos en ellosmismos, su comportamiento y suentorno. En este punto de la historiadel grupo se empiezan a desarrollarniveles más altos de cohesión y con-f i a n z a .

Cuarta fase. Durante este estadiolos miembros prestan una mayoratención hacia sí mismos que haciael grupo, y la participación del profe-sional consiste en facilitar el paso a

Las aportaciones de los grupos de autoayuda a la salud mental

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constituirse en grupo de autoayuda.Qué miembros formarían parte delmismo, quiénes serían los monitoresy la supervisión a llevar a cabo conlos mismos serían los puntos a acla-r a r. Aunque una duración de seismeses hasta llegar a esta últimafase puede servir de referencia, éstapodrá variar en función del númerode miembros que hayan asistido conregularidad al mismo y la homoge-neidad del grupo.

FORMACIÓN Y DESARROLLODEL GRUPO

a) Condiciones grupales.

Las condiciones necesarias parala implementación de una filosofíade ayuda mutua con un grupo depersonas que se reúnen por diver-sos motivos aunque por situacionesmuy similares son, por un lado, lapresencia de un clima de acepta-ción, respeto mutuo, comprensión ypaciencia y por otro una actitudreceptiva de apoyo al inicio. Al inicioserán recibidos de los monitorespara luego ser el resto del grupoquien lo preste a los nuevos y entreellos a medida que transcurran lassesiones y aumente su implicación.En este sentido los monitores debensaber que la mayoría de las perso-nas que acuden a estos grupos lohacen con una fuerte necesidad deempatía, educación y empuje.

Las normas básicas para el buenfuncionamiento de los grupos reco-gen la confidencialidad, el compro-miso de no hablar fuera del gruposobre lo que allí se expresa ni darlos nombres de las personas queestán en el grupo a otras personasajenas a éste; regular las entradas ysalidas de las personas del grupo;hacer una coordinación rotatoria porla que pasen todos los asistentes deforma que todos tengan oportunidadpara hablar, y recordar que la partici-pación ha de ser voluntaria.

b) Dinámica de grupo

Desde un enfoque guestáltico ysiguiendo a Cá y Wainer (1994) sesugieren algunas pautas útiles parala dinámica del grupo:

1 ) Instar a que los participantescompartan su historia o circuns-tancias desde la experiencia d e l“aqui y ahora” aunque sea unrecuerdo o un hecho pasado.Es más importante para la per-sona en cuestión y para elgrupo la comprensión actual dela experiencia más que un rela-to detallado de los hechos quea veces puede ser demasiadoracional y llegar a aburrir.

2 ) Es importante que las frasesque se digan se personali-cen. La formulación imperso-nal tiende a exteriorizar y adesvincular a la persona de

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sus actos y emociones.

3 ) Ayudar a los participantes aque conviertan los adjetivos ysustantivos en verbos. Porejemplo es mejor aprender adecir “a veces me entristezco,o a veces me alegro” que afir-mar “soy una persona triste osoy una persona alegre”.

4 ) No forzar a los participantes adecir algo que no quierendecir y por tanto respetar elproceso de cada persona a lahora de comunicar lo que lepasa y cómo lo vive. No olvi-dar que el apoyo emocional yla confianza en el grupo secrea, entre otras cosas, con laescucha atenta, el respeto, laausencia de una actitud críticay preocupada y de juicios devalor ante lo que se expresaen el grupo.

5 ) Proporcionar ayuda recurrien-do a los propios medios queposeen los participantes delgrupo. Ninguna persona delgrupo ha de erigirse en “tera-peuta” o “consejero” de otrospuesto que se trata de quecada miembro del grupoaprenda a autoabastecerse alimplementar un cambio y noaumentar su dependencia.

c) Estructura de las sesiones

Las sesiones pueden tener unaduración de sesenta minutos o denoventa y una frecuencia semanal oquincenal, dependiendo del númerode personas que formen el grupo ylos recursos disponibles. Realizarsesiones de noventa minutos, de fre-cuencia semanal y formados por unnúmero de entre diez o doce miem-bros sería lo más idóneo para gruposde personas con trastornos de la con-ducta alimentaria. A lo largo de lasesión se darán tres procesos distin-tos: uno de revelación que es cuandose comparten las experiencias perso-nales vividas durante la semana, otrode escucha y feedback entre los inte-grantes del grupo y por último unresumen de lo acontecido en lasesión, procurando terminar con algu-na noticia positiva. Al final de lasesión se podría entregar documen-tación que hubiera solicitado el grupoy les hubiera facilitado el profesionalque supervisa el grupo con los moni-tores. Durante las dos primeras fasesde la sesión, los monitores deberáninvitar a los participantes a la interiori-zación, la no teorización de las cues-tiones que se traten, la escucha res-petuosa y la participación sin actitudde imposición de criterios a losdemás miembros del grupo.

d) Los monitores

Es conveniente que sean almenos dos, para un grupo de lascaracterísticas antes mencionadas.Uno se haría cargo de la coordina-

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ción de las intervenciones y la inte-racción entre los miembros y el otrose encargaría de recoger el desarro-llo de la sesión por escrito, recordarel tiempo transcurrido al monitorprincipal y hacer un resumen de lasesión al final de la misma, incluidala noticia positiva. La atención delmonitor principal ha de estar comple-tamente centrada en las experien-cias referidas por los miembros y laexpresión de las mismas, y ayudar-les a su vez, a centrar la atención endistintos elementos de su experien-cia, en lugar de en su foco de con-ciencia habitual, posibilitando unanueva reorganización de la experien-cia y la construcción de una nuevavisión de sí mismos en las situacio-nes sociales, familiares o académi-cas ocurridas a lo largo de la sema-na. Para ello, el monitor ha de saberque el cambio en la conciencia es laclave para un cambio en la acción yque la asignación diferente de laatención es la clave para el cambiode conciencia.

El monitor debe ofrecer seguridad,estar armonizado y adecuarse a lasposibilidades evolutivas de los com-pañeros, reconocer el miedo y laansiedad implicados en el riesgo acambiar y el dolor inherente a lalucha por superar las dificultades. Alreconocer el miedo al cambio puedeayudar a las personas a sentirse másseguras, a confiar más en sí mismasy a ampliar así sus habilidades paracambiar y crecer. Los monitores, con

su presencia en los grupos, facilitanla continuidad, consistencia y estabi-lidad de los mismos, sirven de mode-lo de afrontamiento ante las situacio-nes y dificultades compartidas ydesencadenadas en el grupo y pro-porcionan información que puedeayudar a aliviar y aclarar dudas acer-ca de la enfermedad.

Algunas de las estrategias facilita-doras son:

1 ) ayudar a los integrantes aidentificar y expresar sus nece-sidades;

2 ) transferir gradualmente la res-ponsabilidad de estas necesi-dades desde el “experto” facili-tador a otros miembros delgrupo;

3 ) desarrollar discrepancias entrela conducta presente y objeti-

vos más amplios, y entre auto-concepto y conducta;

4 ) expresar empatía y aceptacióna través de una escucha refle-xiva selectiva, y

5 ) apoyar la autoeficacia, la espe-ranza y el optimismo;

6 ) fomentar la autorresponsabiliza-ción de los miembros del grupoen sus procesos de cambio;

7 ) ayudarles a tomar conciencia

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de los recursos y déficits individua-l e s ;

8 ) incrementar la calidad deapoyo emocional e instrumen-tal, y

9 ) aumentar las redes sociales delos participantes a través de laperiodicidad de los encuentrosy la continuidad en la asisten-cia al grupo.

Algunas de las recomendacioneshechas por Treasure y Ward, (1997)para favorecer la motivación deestos pacientes son: permitirles pre-sentar argumentos para el cambio;partir de las preocupaciones elicita-das por ellos; enfatizar la elecciónpersonal y la responsabilidad paradecidir las conductas futuras; usar elreflejo empático selectivamente;reflejar los sentimientos, las preocu-paciones y los estados motivaciona-les de los miembros; posibilitar lareflexión parafraseando, resumiendoy confirmando las afirmacioneshechas por las personas más quehaciendo preguntas; ofrecer conse-jos y feedback cuando sea apropia-do y usar la reestructuración positivade las manifestaciones de lospacientes para mejorar la autoestimay la eficacia. Por otra parte desacon-seja que asuma un papel autoritarioo de experto en las reuniones; orde-n a r, dirigir, avisar o amenazar; pasarla mayor parte de la sesión hablan-do; entrar en debates sobre posibles

etiquetas; hacer declaraciones mora-les, criticar, predicar o juzgar; formu-lar cuestiones en cadena; decirle alotro que él tiene un problema o pres-cribir una solución o un cierto cursode acción.

En un estudio llevado a cabo porMeissen, Mason y Gleason (1991),los roles apropiados para los monito-res que dirigen los grupos de apoyo,identificados por los participantes,fueron de consultor, facilitador, inicia-d o r, investigador, fuente de losmiembros, miembro y terapeuta delgrupo. Hartman (1987) ha descrito alfacilitador con los roles de:

- C o n s u l t o r: imparte informaciónsobre los trastornos de la ali-mentación, provee materialinformativo y asume la respon-s a b i l i d a d .

- P r o t e c t o r: interviene en casosde crisis, asume la responsabili-dad de terminar la sesión delgrupo a su hora e interviene enel caso de que se den interac-ciones perjudiciales.

- Punto de enlace: con otras orga-nizaciones, informando sobrelos especialistas a los que sepuede acudir y proporcionandoinformación sobre el tratamien-t o .

- M o d e l o: desde su actitud respe-tuosa, genuina y con su habili-dad para expresarse abierta yasertivamente hacia los partici-pantes y ante la enfermedad.

Las aportaciones de los grupos de autoayuda a la salud mental

244 CLÍNICA Y SALUD

PROBLEMAS PRÁCTICOS YP O T E N C I A L E S

Por las características de los gru-pos de autoayuda arriba menciona-das, cabe tener en cuenta la posibili-dad de algunos problemas en ladirección y coordinación del grupo yla consideración de diversos recur-sos para la continuidad, estabilidad ybeneficios del grupo:

- Tanto los miembros del grupocomo los líderes deben ser cla-ros acerca de lo que el grupopuede ofrecer, de forma que lasexpectativas no realistas, pue-dan ser disipadas. Por ejemplo,el grupo de autoayuda no puedenecesariamente cambiar lasociedad ni la dinámica familiar.

- Los miembros pueden llegar aser excesivamente dependien-tes del grupo. Debe existir unfino equilibrio entre apoyo yd e p e n d e n c i a .

- Un pobre liderazgo puede cau-sar problemas. En la medidaque el integrante halle dificulta-des en ciertas áreas o relacio-nes, se reflejará en cómo él oella se comporte en el grupo.

- La pobre asistencia al grupodado el frecuente movimiento delos miembros y la asistenciavoluntaria e irregular de éstos.Los líderes de grupo puedenexperimentar sentimientos de

fracaso e inadecuación cuandoel número de miembros sereduzca. Con frecuencia, lapobre asistencia simplementerefleja la naturaleza de la autoa-yuda y la naturaleza de los tras-tornos de la conducta alimenta-ria –su naturaleza privada y lanegación de la enfermedad(Crisp, 1967).

- Los grupos pueden carecer decohesión dado que muchosmiembros acuden tan solo algu-nas sesiones para luego no vol-ver más, afectando al tamaño ya la composición del grupo desesión a sesión. Incluso, lacohesión alta puede en símisma crear problemas, ya quelos recién llegados pueden sen-tirse alienados por el grupo.

- No es fácil encontrar el equilibrioentre formalidad e informalidad,es decir entre crear una estruc-tura formal mínima para el buenfuncionamiento del grupo y elclima de confianza y flexibilidadp r e c i s o s .

- Algunos participantes puedenutilizar el grupo como una ayudatransitoria, abandonándolo mástarde, una vez vean cubiertas lasnecesidades con las que acudie-ron. Por ejemplo, algunos dicenhaber acudido tan solo parasaber que había más personaspasando por lo mismo.

- También puede pasar que, poralgún tema no previsto, algunos

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CLÍNICA Y SALUD 245

abandonen el grupo antes de lo pre-v i s t o .

- Si el grupo está formado porquince o veinte personas, lomás adecuado es el diálogodirecto. Si el grupo es más gran-de, hay que utilizar otros cana-les como por ejemplo reunionespor subgrupos. Es mejor nohacer grandes reuniones oasambleas, ya que la mayorparte de los asistentes puedencohibirse y no participar.

- Es necesario contar con lideresde grupo (enfermos que hayanmejorado sustanciablemente susituación clínica o/y profesionalesde la salud mental), que tenganexperiencia en grupos de autoa-yuda para personas con trastor-nos de la conducta alimentaria;contar con una estructura apro-piada para las reuniones y dispo-ner de recursos económicos,sociales y humanos suficientes.

BENEFICIOS DE LOS GRUPOSDE AUTO AY U D A

Los beneficios reportados por lossistemas de apoyo social se basanen los diversos componentes implíci-tos en las teorías interpersonales deC o o l e y, Mead o Sullivan. Las interac-ciones o intercambios –emocionaleso afectivos, instrumentales e informa-tivos-, representan la dimensióncomportamental de los grupos deautoayuda. Riessman (1965) consi-

dera que uno de los mecanismosmás poderosos de los grupos es queaquellas personas que ayudan sonlas que obtienen más ayuda, al obte-ner un incremento en la competenciainterpersonal dado el impacto quetenga en la vida de otra persona.

En estos grupos tienen lugar unareciprocidad de apoyo entre susmiembros y una auténtica formaciónpor la acción, pues cada participantetiene la oportunidad de aprenderenseñando, de ayudarse ayudando,de participar, de ser dueños de supropia vida experimentando solucio-nes innovadoras para afrontar losproblemas que les aquejan y haceroir su voz (De Zayas, 1995). Dichareciprocidad tiene como objetivoprioritario el mantenimiento o la cre-ación de relaciones sociales signifi-cativas con repercusiones tanto den-tro como fuera de las sesiones.

Katz (1993), enumera algunasaportaciones hechas por estos gru-pos a sus miembros: ofrecen apoyo,establecen expectativas y normasde conducta, proporcionan feedbacka sus miembros, ayudan a redefinircognitivamente los problemas desus miembros y ofrecen la solidari-dad de sus iguales, ayudan en laintegración del individuo y a cambiarsu autoconcepto, proporcionan senti-mientos de pertenencia a un grupo,establece límites, extiende el poderdel individuo, capacita a sus miem-bros a compartir y ocupa tiempo.

Las aportaciones de los grupos de autoayuda a la salud mental

246 CLÍNICA Y SALUD

La ayuda mutua, al contrario queotras formas más tradicionales deayuda, facilita el desarrollo de laautonomía personal, permite satisfa-cer necesidades humanas básicascomo las necesidades de seguridad,afecto, sentido de pertenencia yautoestima y promueve la acciónsocial (Gracia, 1996). Se sustituyenlos sentimientos de soledad, sufri-miento, retraimiento y de rechazopor los de comprensión y aceptaciónde otros iguales y se cubre la nece-sidad de actualización personal oa u t o r e a l i z a c i ó n .

En opinión de Katz, a diferencia delos servicios profesionales, las expe-riencias de grupo se encuentran máscercanas a la vida cotidiana con sucontinuo dar y tomar, su preocupacióncon el presente, en lugar de excavaren el pasado, y con su potencial paraproporcionar relaciones personalesmás libres y espontáneas; la necesi-dad de formar parte de una comuni-dad y la importancia de la actividadpersonal, la autoconfianza y el auto-control. Como han señalado Wo l l e r t ,Levy y Knight (1982), lo que resultaesencial para el cambio es la satisfac-ción de importantes necesidades per-sonales y sociales, la necesidad deconsejo constructivos, la comunica-ción empática, la aceptación, la auto-expresión, la comprensión, y el desa-rrollo del sentido de responsabilidadpersonal, esperanza, control y senti-mientos de valía personal. Necesida-des en muchas ocasiones descuida-

das desde los servicios profesionalesque fomentan la dependencia y lap a s i v i d a d .

E VALUACIÓN DE LAEFECTIVIDAD DE LOS GRUPOS

Los estudios empíricos acerca deesta eficacia cuentan con una brevehistoria y resultan todavía relativa-mente escasos. Entre las razones seencuentra el conjunto de problemasque los investigadores deben enfren-tar en el diseño. Las organizacionesde autoayuda no se encuentran bajoel control de los investigadores y losmétodos tradicionales para la eva-luación son en general inadecuadospara la evaluación de los grupos deautoayuda, dado que las característi-cas de los mismos plantean retosúnicos, como por ejemplo:

- El cambio constante de miem-bros dada la asistencia volunta-ria a los mismos, aunque searecomendada a regularidad porparte de los coordinadores;

- La autoselección de los queacuden y participan en los gru-pos después de varios meses;

- La ausencia de un período pre-determinado de participación enel grupo;

- La ausencia en numerosas oca-siones de un programa determi-n a d o ;

- El cambio de actividades, o

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CLÍNICA Y SALUD 247

- Los distintos niveles de partici-pación en el programa, etc.

Por otra parte, como señalaLavoie (1990), los criterios de éxitoutilizados pueden ser distintos a lospropios criterios del grupo. La asig-nación por azar a las condiciones deintervención y de control resultaprácticamente imposible y particular-mente difícil obtener un grupo decomparación adecuado (Cameron,Hayward y Mamatis, 1992).

En esta misma línea, Lieberman(1989) llama la atención sobre tresaspectos relevantes en la evaluaciónde estos grupos: qué evaluar, cuándoevaluar y a quién evaluar, teniendoen cuenta que las definiciones deenfermedad y ausencia de enferme-dad utilizadas por los grupos de auto-ayuda difieren en numerosos casosde las categorías tradicionales desalud mental empleadas en la evalua-ción. En segundo lugar, y a diferenciade las aproximaciones terapéuticasque asumen que las personas aban-donarán el proceso terapéutico unavez experimenten mejoría, los gruposde autoayuda estimulan el compromi-so a largo plazo, donde no puedenidentificarse fácilmente puntos desalida claros. De hecho, la pertenen-cia a un grupo es una forma de devol-ver la ayuda a otros con un statussimilar y sirve para asegurar la conti-nuidad de la organización. Y en tercerl u g a r, los patrones de participacióndifieren de otros modelos terapéuti-

cos, donde la terapia se encuentradefinida con claridad y existen reglasprescritas para la participación en laterapia. Una persona puede ser unmiembro activo de un grupo de auto-ayuda pero su participación ser irre-g u l a r, o incluso que algunos miem-bros reciban distintos recursos dea y u d a .

Chesler (1991) propone un mode-lo donde los miembros participan enel diseño, implementación y utiliza-ción de la investigación, y la propiainvestigación se encuentra dirigidano sólo a la generación del conoci-miento, sino también a la generacióndel cambio y el logro de las metasgrupales (ver Meissen y Wa r r e n ,1994). De hecho, entre aquellos queven estas organizaciones comoagrupaciones de apoyo socialmentenormativas más que como un trata-miento (Kurtz y Powell, 1987), losefectos típicamente estudiados soncambios en las redes de amistades,identidad, historias personales eincremento en el apoyo social.

En lo que se refiere a la investiga-ción empírica sobre resultados en losgrupos de autoayuda para los trastor-nos de la conducta alimentaria, éstaes tristemente escasa (Estroff, 1982)y la pregunta a hacerse es ¿Quémedida de resultados es apropiada?.Los estudios de Slade (1983), Block yLlewelyn (1987), y Franko (1987) secentran en las visiones y satisfacciónde los propios miembros con respec-

Las aportaciones de los grupos de autoayuda a la salud mental

248 CLÍNICA Y SALUD

to al grupo. Sin embargo, aunqueéste es un resultado válido, es subje-tivo y puede no estar correlacionadocon otros posibles, o incluso que lossíntomas estén empeorando progre-sivamente. La recomendación que sehace es obtener una visión multivaria-da de resultados, combinando medi-das sintomáticas, de satisfacción yc o g n i t i v a s .

Entre los beneficios deparadospor los grupos, los asistentes seña-lan cambios positivos en el modo deenfrentarse al problema; haber(re)aprendido a vivir, mejorado lacompetencia personal y social y lasrelaciones interpersonales; adquirido

información especializada; saberdefender los propios intereses acti-vamente y aprender a utilizar los ser-vicios profesionales adecuadamente( Trojan, 1989; Humphreys y Rappa-port, 1994; Hartley, 1995).

En el trabajo de Hartley, los gru-pos son definidos como “muy útiles”por el 55% de los participantes, reci-biendo una valoración mejor quecualquier otro tipo de intervención,incluida la terapia de grupo. El autorconcluye diciendo que la dirección aadoptar en un futuro es crear unmodelo asistencial integrador quecombine ayuda profesional, gruposde apoyo dirigidos por profesionales

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Tabla 1Aportaciones de los Grupos de Autoayuda a sus participantes (Trojan, 1989).

y grupos de autoayuda tradicionales.Las características del clima socialcomo por ejemplo el apoyo recibidoy el orden o la organización parecenser buenos predictores de la eficaciadel grupo, evaluado por la estima-ción de los beneficios y la satisfac-ción de los miembros (Perkins, Lafu-ze y Van Dusen, 1994).

En cuanto a la investigación des-criptiva se deberían considerar lascaracterísticas de los grupos, susmétodos, sus miembros y los líderesde grupo. El investigador podría impli-car al grupo en su propia evaluación,de forma que fuera parte de la autoa-yuda, eso si teniendo en cuenta laposible maximización de los resulta-dos acerca de los beneficios reporta-dos. En los estudios antes referidos,los participantes experimentaban losgrupos como útiles, proporcionandoun complemento significativo a losmétodos ortodoxos de tratamiento,referían altos niveles de satisfaciónde los miembros, y encontrabanapoyo, utilidad y ayuda para la per-manencia en la terapia individual.

COEXISTENCIA DE LOSSISTEMAS FORMALES EINFORMALES DE AY U D A

La literatura sobre grupos de auto-ayuda indica que las personas conproblemas psicológicos buscanayuda de fuentes informales, talescomo amigos y miembros de la fami-

lia, previa a, y más frecuentementeque de fuentes formales tales comolos servicios de salud mental (Gou-rash, 1978; Ve r o ff, Kulka y Douvan,1981; Wills y De Paulo, 1991). Labúsqueda de los sistemas formalesdepende en gran parte de las creen-cias acerca de la etiología del pro-blema y aparece asociada a la insa-tisfacción con las fuentes informalestales como familia y amigos.

En cuanto a la participación ycolaboración de los profesionales enlos grupos de autoayuda para perso-nas con estos trastornos, Pat Hartley(1988) afirma que la implicación delprofesional es crucial para la eficaciamáxima del grupo siempre y cuandose preserve la autonomía de losmiembros del mismo y la filosofía deautoayuda, o lo que es lo mismo, sindesvirtuar el control y la responsabi-lidad de los miembros del grupo.Como señalan Cameron et al.(1992) es importante cierta distanciay autonomía de las organizacionesprofesionales para el adecuado fun-cionamiento de los grupos de autoa-yuda, así como para lograr el éxitoen la colaboración entre estos dossistemas de ayuda.

Chutis (1983) señala diversos rolesa desempeñar dentro de una relaciónsatisfactoria con los grupos de autoa-yuda por parte de los profesionales:

1 . Organizador en la comunidad:estableciendo metas, publici-

Las aportaciones de los grupos de autoayuda a la salud mental

250 CLÍNICA Y SALUD

dad, y logrando la legitimidad delgrupo en la comunidad.

2 . Asistencia técnica: en el desa-rrollo de las relaciones con laprensa, elaboración de boleti-nes, hojas informativas, contac-tos con otros grupos cívicos.

3 . Fuente de legitimización de losgrupos a través de la transfe-rencia de tecnología (educa-ción, formación y supervisión),el asesoramiento y el desarro-llo de nuevos grupos.

4 . Conectando a los grupos conla comunidad profesional.

5 . Co-líder de grupo: participandoen las reuniones, proporcio-nando liderazgo, apoyando yfacilitando información.

6 . Asesor en aspectos de saludmental: ofreciendo informaciónacerca de recursos, procesosde grupo, liderazgo y habilida-des de ayuda que pueden estarfuera del alcance del grupo.

Entre las cualidades más impor-tantes que han de presentar los pro-fesionales dedicados a los grupos deapoyo se encuentran las siguientes:madurez; adquirir el compromisopara ayudar a las personas con tras-tornos de la conducta alimentaria; unconocimiento sólido acerca de éstosy los servicios locales; capacidad ydisposición para escuchar de mane-

ra no juiciosa; alguna experienciacon la dinámica de grupos, y unaapertura a varios estilos de vida ymodos hacia la recuperación (Ianni-cello y Tootell, 1985; Kinoy, 1985;Enright y Tootell, 1986).

Contar con los profesionales comofacilitadores de grupo conlleva algu-nas ventajas:

1 ) Su conocimiento incrementa laprobabilidad de que las discu-siones del grupo contrarresta-rán y no reforzarán los mitosacerca de la nutrición, el pesocorporal, el autocontrol y lostrastornos de alimentación.

2 ) Los profesionales están mejorpreparados para identificar yremitir a personas cuyas condi-ciones psicológicas o estadofísico amenaze la atmósfera deapoyo del grupo.

3 ) Los facilitadores deben sercapaces de dirigir las peticio-nes de información, feedback yapoyo a otros miembros tantocomo sea posible, enfatizandoel valor del conocimiento y laexperiencia de cada uno(Enright et al., 1985)

4 ) Además los facilitadores pue-den proporcionar estabilidad ycontinuidad. Uno de los objeti-vos del grupo de apoyo es

ayudar a estas personas a com-

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CLÍNICA Y SALUD 251

prender y participar efectivamenteen un tratamiento multidimensional.

En cualquier caso la integración delas fuentes formales representadaspor los profesionales de la saludmental y los sistemas informales deapoyo consistiría en acercar dos cul-turas diferentes, una que busca la fia-bilidad que proporcionan algunasreglas formales y procedimientos ruti-narios y la otra enfatizando la privaci-dad de reglas implícitas y la actividadespontánea. Como aseguran Fro-land, Pancoast, Chapman y Kimboko(1981), la combinación de ambasfuentes no resulta un proceso fácil ypuede que no sea deseable o posibleen numerosas circunstancias. Lasnormas de intercambio, la concepciónde los problemas y sus soluciones ylas cuestiones de autoridad y respon-sabilidad de ambos tipos de ayudason considerablemente diferentes ypotencialmente conflictivas.

No obstante, la búsqueda de fór-mulas para lograr una mejor colabo-ración y articulación entre estas dosfuentes de ayuda es sin duda unavaliosa línea de trabajo cuyo objetivoes lograr servicios más comprehen-s i v o s .

C O N C L U S I O N E S

La confianza en la ayuda mutuaque puedan prestarse personas quehan vivido situaciones similaresresulta la base de la creación de los

grupos de autoayuda. El conoci-miento experiencial compartido porsus miembros en muchas ocasionescomplementará el conocimiento téc-nico proveniente de los sistemas for-males de ayuda.

Para la formación y consolidaciónde un grupo de ayuda mutua forma-do por personas con trastornos de laconducta alimentaria, la participacióndel profesional de la salud mental vaa ser crucial.

Su presencia sin embargo ha deser acorde con uno de los requisitosbásicos de estos grupos y es que laresponsabilidad del grupo recaiga enlos miembros del mismo. En esesentido los roles del profesional vana ser los de consultor, protector enmomentos que la interacción seaperjudicial, punto de enlace conotras organizaciones, profesionalesy tratamientos, y modelo desde unaactitud respetuosa, genuina y aserti-va hacia los participantes y ante laenfermedad.

El sentido que se le dé al grupo yel significado del que se le doteinfluirá inevitablemente tanto en lasrelaciones y los intercambios quevayan a tener lugar como en losbeneficios del mismo. La recomen-dación hecha por varios autores esque los objetivos a plantearse porlos miembros del grupo de autoayu-da de personas con un trastorno dela conducta alimentaria no debe limi-

Las aportaciones de los grupos de autoayuda a la salud mental

252 CLÍNICA Y SALUD

tarse a la reducción o el manejo delas conductas problemáticas sinoque debe completarse con otrosmás relacionados con la autoestima,las habilidades sociales y el bienes-tar físico y psicológico en general.

La participación del profesionalva a ser necesaria para obtener laeficacia máxima de los grupos,

aunque el objetivo final ha de serconstituir grupos de autoayuda queenfermos con una asistencia y par-ticipación regular en los mismos,hayan experimentado una notablemejoría como para poder coordinargrupos de estas características.

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