2
La China Poblana es uno de los símbolos naciona- les con más arraigo en el imaginario de los mexicanos. Es imposible pensar a México sin que venga a nuestra mente la imagen de ella bailando con su pareja el charro alrede- dor de un sombrero en el suelo, mientras se escucha de fondo las notas del Jarabe Tapatío. Traje colorido, peinado impecable con trenzas y listón, joyas engalanando la blusa bordada, mirada pene- trante y sonrisa coqueta son algunos de los atributos que con el paso de los años han ido acrecentando su fama. La leyenda difundida a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, relacionan la creación de este ma- Esta historia comienza con Catharina de San Juan, un personaje del que sabemos varios detalles por su vida, pero no obras escritas por ella, sino por las biografías escritas por miembros de la iglesia, publicadas posterior a su muerte. De acuerdo a estos textos, el nombre original de Catharina fue Mirra. Siendo princesa, fue secuestrada por piratas en las costas de la actual India y llevada a Manila, donde fue bautizada con el nom- bre de Catharina de San Juan. Fue traída al puerto de Acapulco en la Nao de China para ser vendida como esclava a Miguel de Sosa, importante comerciante de esta ciudad. El contacto que tuvo con confesores jesui- tas fue fundamental ya que fueron conociendo las experiencias místicas que tenía esta mujer al tener 1606. Nace Mirra en algún lugar de la India. 1619. Después de haber sido secuestrada por piratas, es bautizada en Manila con el nombre de Catharina de San Juan. 1621. Llega al puerto de Acapulco y es trasladad a la Ciudad de los Ángeles, hoy Puebla. 1624. Miguel de Sosa se refiere a Catharina en testamento como “mi esclava china”, ordenando que se le deje libre después de servir a su viuda por dos años más. 1626. Catharina realiza quehaceres domésticos para el sacerdote Pedro Suárez, quien la casa con el escla- vo Domingo Suárez. 1644. Muere el esposo de Catharina, por lo que ella sigue una vida de beata. En los años siguientes recibe el apoyo de varios benefactores, entre ellos Hipólito del Castillo y Altra, quien le permitirá vivir en su casa y trabajar ahí. 1688, 5 de enero. Muere Catharina de San Juan en un pequeño cuarto debajo de las escaleras de la casa de Castilo y Altra. La Angelópolis completa le llora y acude a su funeral por la fama de santidad que tenía. 1688, 24 de enero. Se realizan las honras fúnebres en la iglesia jesuita del Espíritu Santo, situada frente a la casa donde había muerto. El sermón de la misa fue realizado por Francisco de Aguilera, quien lo pu- blicará este mismo año para difundir la vida y obra de Catharina de San Juan. Cronología Catharina de San Juan: el personaje histórico 1689. Se publica en Puebla el primer tomo de Los prodigios de la omnipotencia y milagros de la gracia en la vida de la venerable sierva de Dios Catharina de San Joan, la más extensa biografía realizada por su último con- fesor, el jesuita Alonso Ramos. 1690. La segunda parte de Los prodigios se imprime en la Ciudad de México. Se incluye un grabado de Catharina de San Juan, único retrato que ha llegado hasta nuestros días de este enigmático personaje. 1691. La inquisición prohíbe los retratos de Juan de Palafox y también “de una mujer llamada Catharina de San Juan que ha pocos años falleció en dicha ciudad de la Puebla de los Ángeles” 1692. Se imprime en Ciudad de México la tercera y úl- tima parte de Los prodigios. En Puebla se imprime el Compendio de la vida y virtudes de la venerable Catharina de San Juan por el bachiller Joseph del Castillo Graxeda, obra que resume la de Ramos. La inquisición española incluye la primera parte de Los prodigios en el índice de libros prohibidos. 1696, 24 de diciembre. Se prohíbe la difusión en la Nueva España de la primera parte de Los prodigios, por considerar que contiene información que es casi blasfema. 1790. El sermón de Francisco Aguilera es considerado como un libro prohibido en el Reino Español. “Su vestido fue siempre cortado a la medida de su modestia, porque huía cualquier exceso en la preciosidad, curiosidad y blandura […] traía falda, con poco vuelo, en todo humilde, honesta y nada pomposa” Alonso Ramos. Los prodigios de la omnipotencia y milagros de la gracia de la vida de la venerable de Dios Catarina de San Juan, Puebla, 1689. Capítulo XXI. De su modestia, silencio y recato. II. De la modestia que guardaba en el andar y vestir. Lápida de Catharina de San Juan contacto con Jesucristo, la Virgen María, los arcángeles y varias santas y santos. Así, esta esclava comenzó a tener fama de santidad. Por esa razón, a su muerte se publi- có todo lo que se sabía de su vida, ya que la intención era que Catharina pudiera llegar a ser considerada una santa. Este objetivo no fue cumplido y por el contrario, la Inquisición prohibió los libros e incluso mandó a des- truir las imágenes que existían de ella. Así es como la memoria de Catharina quedó borrada durante al menos dos siglos. ravilloso traje con una mujer que vivió en esta Ciudad de los Ángeles en el siglo XVII, de origen asiático y que tuvo fama de santidad entre la población y algunos miembros de la iglesia. La compleja historia que vincula a Catharina de San Juan con las “chinas poblanas” del siglo XIX y el excepcional traje nacional es presentada a través de tres bloques temáticos que exponen detalles históricos para acercarse al desarrollo de uno de los personajes más cau- tivantes de Puebla y de México. L a China P oblana C atharina San Juan a de de Mística, Color y Nación:

Las Chinas: explosión femenina de color La China Poblana ...visitpuebla.mx/wp-content/uploads/China-Poblana.pdf · Castillo Graxeda, obra que resume la de Ramos. La inquisición

  • Upload
    others

  • View
    0

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Las Chinas: explosión femenina de color La China Poblana ...visitpuebla.mx/wp-content/uploads/China-Poblana.pdf · Castillo Graxeda, obra que resume la de Ramos. La inquisición

La China Poblana es uno de los símbolos naciona-les con más arraigo en el imaginario de los mexicanos. Es imposible pensar a México sin que venga a nuestra mente la imagen de ella bailando con su pareja el charro alrede-dor de un sombrero en el suelo, mientras se escucha de fondo las notas del Jarabe Tapatío.

Traje colorido, peinado impecable con trenzas y listón, joyas engalanando la blusa bordada, mirada pene-trante y sonrisa coqueta son algunos de los atributos que con el paso de los años han ido acrecentando su fama.

La leyenda difundida a f inales del siglo XIX e inicios del siglo XX, relacionan la creación de este ma-

Esta historia comienza con Catharina de San Juan, un personaje del que sabemos varios detalles por su vida, pero no obras escritas por ella, sino por las biografías escritas por miembros de la iglesia, publicadas posterior a su muerte.

De acuerdo a estos textos, el nombre original de Catharina fue Mirra. Siendo princesa, fue secuestrada por piratas en las costas de la actual India y llevada a Manila, donde fue bautizada con el nom-bre de Catharina de San Juan. Fue traída al puerto de Acapulco en la Nao de China para ser vendida como esclava a Miguel de Sosa, importante comerciante de esta ciudad. El contacto que tuvo con confesores jesui-tas fue fundamental ya que fueron conociendo las experiencias místicas que tenía esta mujer al tener

1606. Nace Mirra en algún lugar de la India.1619. Después de haber sido secuestrada por piratas, es

bautizada en Manila con el nombre de Catharina de San Juan.

1621. Llega al puerto de Acapulco y es trasladad a la Ciudad de los Ángeles, hoy Puebla.

1624. Miguel de Sosa se refiere a Catharina en testamento como “mi esclava china”, ordenando que se le deje libre después de servir a su viuda por dos años más.

1626. Catharina realiza quehaceres domésticos para el sacerdote Pedro Suárez, quien la casa con el escla-vo Domingo Suárez.

1644. Muere el esposo de Catharina, por lo que ella sigue una vida de beata. En los años siguientes recibe el apoyo de varios benefactores, entre ellos Hipólito del Castillo y Altra, quien le permitirá vivir en su casa y trabajar ahí.

1688, 5 de enero. Muere Catharina de San Juan en un pequeño cuarto debajo de las escaleras de la casa de Castilo y Altra. La Angelópolis completa le llora y acude a su funeral por la fama de santidad que tenía.

1688, 24 de enero. Se realizan las honras fúnebres en la iglesia jesuita del Espíritu Santo, situada frente a la casa donde había muerto. El sermón de la misa fue realizado por Francisco de Aguilera, quien lo pu-blicará este mismo año para difundir la vida y obra de Catharina de San Juan.

Cronología

Catharina de San Juan: el personaje histórico

1689. Se publica en Puebla el primer tomo de Los prodigios de la omnipotencia y milagros de la gracia en la vida de la venerable sierva de Dios Catharina de San Joan, la más extensa biografía realizada por su último con-fesor, el jesuita Alonso Ramos.

1690. La segunda parte de Los prodigios se imprime en la Ciudad de México. Se incluye un grabado de Catharina de San Juan, único retrato que ha llegado hasta nuestros días de este enigmático personaje.

1691. La inquisición prohíbe los retratos de Juan de Palafox y también “de una mujer llamada Catharina de San Juan que ha pocos años falleció en dicha ciudad de la Puebla de los Ángeles”

1692. Se imprime en Ciudad de México la tercera y úl-tima parte de Los prodigios. En Puebla se imprime el Compendio de la vida y virtudes de la venerable Catharina de San Juan por el bachiller Joseph del Castillo Graxeda, obra que resume la de Ramos. La inquisición española incluye la primera parte de Los prodigios en el índice de libros prohibidos.

1696, 24 de diciembre. Se prohíbe la difusión en la Nueva España de la primera parte de Los prodigios, por considerar que contiene información que es casi blasfema.

1790. El sermón de Francisco Aguilera es considerado como un libro prohibido en el Reino Español.

“Su vestido fue siempre cortado a la medida de su modestia, porque huía cualquier exceso en la preciosidad, curiosidad y blandura

[…] traía falda, con poco vuelo, en todo humilde, honesta y nada pomposa”

Alonso Ramos. Los prodigios de la omnipotencia y milagros de la gracia de la vida de la venerable de Dios Catarina de San Juan, Puebla, 1689. Capítulo XXI.

De su modestia, silencio y recato. II. De la modestia que guardaba en el andar y vestir.

Lápida de Catharina de San Juan

contacto con Jesucristo, la Virgen María, los arcángeles y varias santas y santos. Así, esta esclava comenzó a tener fama de santidad. Por esa razón, a su muerte se publi-có todo lo que se sabía de su vida, ya que la intención era que Catharina pudiera llegar a ser considerada una santa. Este objetivo no fue cumplido y por el contrario, la Inquisición prohibió los libros e incluso mandó a des-truir las imágenes que existían de ella. Así es como la memoria de Catharina quedó borrada durante al menos dos siglos.

ravilloso traje con una mujer que vivió en esta Ciudad de los Ángeles en el siglo XV II, de origen asiático y que tuvo fama de santidad entre la población y algunos miembros de la iglesia.

La compleja historia que vincula a Catharina de San Juan con las “chinas poblanas” del siglo XIX y el excepcional traje nacional es presentada a través de tres bloques temáticos que exponen detalles históricos para acercarse al desarrollo de uno de los personajes más cau-tivantes de Puebla y de México.

La China Poblana

CatharinaSan Juan

ade

de Mística, Color y Nación:

Page 2: Las Chinas: explosión femenina de color La China Poblana ...visitpuebla.mx/wp-content/uploads/China-Poblana.pdf · Castillo Graxeda, obra que resume la de Ramos. La inquisición

Cortesía de la Fototeca Juan C. Méndez, Gobierno del Estado de Puebla.

Para seguir la historia de cómo el traje de la China Poblana se convirtió en el símbolo femenino más importan-te de México, habrá que detenerse en las descripciones de las poblanas, las chinas y su atuendo durante el siglo XIX.

En 1836, el viajero alemán Carl Nebel publicó su Viaje Pintoresco y Arqueológico sobre la parte más interesante de la República Mexicana, donde aparece una imagen ti-tulada “Poblanas” y escribe que: “Aunque este traje fue dibujado en Puebla, lo llevan puesto todas las mujeres criollas”.

En 1840, se hizo una descripción de Poblanas que dice “Hay en la ciudad de Puebla entre la clase inferior de sus ha-bitantes no pocas mujeres muy notables por un cierto traje que ni es de las indias antiguas mexi-canas, ni se parece en nada al de las señoras que visten a la europea […] les ha dado allí mismo el nombre de chinas. En México las llamas poblanas”.

En 1855, José María Rivera por primera vez descri-be a la china como la “legítima y hermosa hija de México”.

Así es como en el siglo XIX, las chinas, y en parti-cular las poblanas, van a ser sinónimo de mujeres mestizas que se caracterizaban por ser independientes, orgullosas, seductoras, coquetas, de cuerpo delicado y buenas baila-

Las Chinas: explosión femenina de color La China Poblana: el símbolo de una nación

“…describiendo alrededor del típico sombrero mexicano, que refleja los destellos del lentejueleado de las ENAGUAS QUE SON EL PORTENTO DE LA FIESTA, y finaliza el rondo de la diana, en que la China se sostiene […] como si fuera una

sublime estatua con alma nacional”José María Rivera, “La China”, enero de 1855 en Los mexicanos pintados por sí mismos.

México, Imprenta de Murguía, 1854-1855.

doras del jarabe en las fiestas populares. Sin embargo el elemento más relevante será su vestimenta inconfundible: la falda llamada castor o zagalejo, de tela suave al tacto con diseños coloridos y bordada, en algunos casos, con lente-juelas; además de blusa blanca, rebozo y zapatos de raso.

Así, las chinas poblanas y su pareja, el chinaco, van a ser las protagonistas de las obras de José Agustín Arrieta

y de varios artistas que nos han dejado sus obras como testigo visual del nacimiento de este símbolo nacional.

No es ninguna casuali-dad que en los últimos años de este siglo, el militar Antonio Carreón publique en su Historia de la Ciudad de la Puebla de los Ángeles (1896) la primera refe-rencia que insinúa una relación

entre Catharina de San Juan y el traje de las chinas del siglo XIX:

“Sosa, que de paso es bueno advertir había tratado a la princesa con las consideraciones que merecía su des-gracia y la traía provista de ricas telas y alhajas … Hecho a que tal vez se deba el origen de las enaguas llamadas castor poblano y el apodo de chinas poblanas que se da a las her-mosas criollas poblanas, pertenecientes a la clase humilde del pueblo”

Chapultepec a 300 chinas poblanas para bailar el jarabe tapatío y fortalecer la política de un nacionalismo que apenas estaba naciendo. Las parejas de estas chinas serán, ni más ni menos, que charros, por lo que la pareja festiva nacional quedará instaurada como parte de las celebra-ciones oficiales.

La china representa la identidad mexicana unida a Asia y el charro la unión de México con Europa.

Así, Catharina de San Juan quedará unida para siempre al colorido traje con tal fuerza que, más allá de los desatinos históricos, permitirá construir un estereoti-po de la mexicanidad femenina y no encontrará ninguna oposición, por el contrario será festejada y utilizada aún en nuestros días como un símbolo nacional.

“La legítima CHINA de castor con lentejuela,reboso ametalado, zapato de seda con mancuerna de oro y por abajos blanquísimos como la nieve […] ¡ay! la china, en fin esa linda hija

del puebla de bondadosa índole y corazón excelente,¡dentro de pocos años será un tipo que pertenecerá a la historia!”

El siglo XX será el Siglo de la China Poblana. Una publicación de

1907 dará origen a la leyenda tal y como hoy la conoce-mos. Ramón Mena escribió en ese año un artículo en los anales del Museo Nacional de México dónde por primera vez reúne la historia de Catharina de San Juan con el traje de las chinas usados en el siglo XIX:

La china poblana como la llamaba el pueblo, vestía de zangala de vivos colores durante los meses calurosos y templados, y en el invierno, de ásperas telas de lana o de Cabral; en el calzado, conservó siempre la forma de los que llevara cuando fue capturada.Con la desaparición de la china poblana acabó el ángel bueno de las clases desheredadas de la Puebla de los ángeles; pero el pueblo, siempre grato, siempre nom-bre y siempre grande conservó la memoria de su santa, la imitó en el vestir, y de ahí el origen de las chinas

En 1919, se invita a la bailarina rusa Ana Pavlova, una estrella de la época, a venir a México y la coreografía que presenta en homenaje a este país la interpreta ni más ni menos que con un vestido de China Poblana.

Si en el siglo XIX se había construido la idea de la China como mujer mexicana, a partir de 1921 se convertirá en la imagen de todo México. Para celebrar el centenario de la consumación de la Independencia, el presidente Álvaro Obregón convoca en el Castillo de

Por estas razones, desde la apertura del Museo Regional del Estado “Casa del Alfeñique” en 1926,

siempre ha habido salas dedicadas a este importante personaje que ha

formado la identidad mexicana, tal y como la conocemos

hasta nuestros días.

Melitón Salazar Monroy, La verdadera China Poblana, Puebla 1942.

.