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LAS COMUNIDADES DE APRENDIZAJE: UN ESPACIO DE FORMACIÓN DEL PROFESOR
Artículo publicado en la revista “Enlace” de la Secretaría de
Educación Pública y Cultura.
A. ANTECEDENTES
Tomando como referente más cercano la reforma educativa promovida
en nuestro país a partir del Acuerdo Nacional para la Modernización
de la Educación Básica y Normal en 1992, se reconoce a la par del
impulso al federalismo educativo y la reorganización de los contenidos
de los planes y programas de estudio, el desarrollo de acciones de
actualización de los profesores como una estrategia en el ámbito
pedagógico para fortalecer los procesos de mejoramiento de la calidad
de la educación tanto en el país como en el estado. Esta perspectiva
se ha orientado a impulsar y consolidar el trabajo colegiado de los
profesores en servicio, teniendo como propósito fundamental la
reflexión en colectivo de la práctica cotidiana y el intercambio de
experiencias docentes a través de espacios de actualización, bajo las
formas de talleres generales, cursos estatales y nacionales operados
en nuestra entidad por medio de la Coordinación Estatal de
Actualización del Maestro (CEAM) a través de los Centros de Maestros
en corresponsabilidad con la áreas del nivel de educación básica.
De igual manera, un espacio para el intercambio de experiencias
docentes, lo constituyen las reuniones de consejo técnico como una
forma de integración del colectivo por escuela, zona escolar o regional,
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cuya finalidad, además de la interacción e intercambio de experiencias
cotidianas, se orienta a los procesos de planeación y organización de
su práctica docente. Además de lo anterior, en el nivel de educación
secundaria se promueven espacios de encuentro académico más
específicos por medio de las academias de profesores por
asignaturas.
Sin embargo, se percibe de manera general que no se ha podido
consolidar en un sentido formal e informal ( dentro y fuera de los
espacio escolares) una estrategia pedagógica para optimizar estos
espacios, para convertirlos en auténticos ámbitos de reflexión y
análisis de la práctica cotidiana por parte del propio docente; de
intercambio de experiencias docentes que le permitan reorientar su
quehacer en el aula y que se constituyan como la alternativa mas
viable de su actualización permanente en función de sus intereses y
necesidades educativas y al propósito permanente de mejorar la
calidad de la educación a partir de mejorar su práctica docente
cotidiana.
Uno de los problemas que se observan en estas modalidades de
interacción docente, es que a pesar del esfuerzo e intenciones por
constituir verdaderos espacios de intercambio de experiencias;
algunos profesores los conciben como requerimientos administrativos,
espacios de asistencia obligatoria y en ocasiones como espacios
distantes de su quehacer diario en las aulas. Sin dejar de reconocer la
existencia de profesores que conciben estos espacios como una
oportunidad inmejorable de aprender de la experiencia del grupo y la
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incorporación a sus saberes, de estrategias didácticas que le permiten
realizar con mayor efectividad su práctica docente cotidiana.
Hasta hoy, se puede considerar como insatisfactorios los avances en
la perspectiva del trabajo colegiado de los profesores, y sobre todo en
el impacto que se tiene en la transformación del trabajo cotidiano en la
aulas; lo cual todavía constituye una tarea pendiente en la educación y
un reto que habremos de enfrentar con las estrategias adecuadas en
donde los profesores participen de manera activa desde un enfoque
humanista, global e integrador en la problemática de su función
docente, en la interacción con sus pares y en la construcción de
estrategias didácticas y pedagógicas que le permitan el logro de los
propósitos en la realización de su tarea diaria, que conlleva a la
formación y desarrollo de los niños y jóvenes educandos.
B. LA CALIDAD EDUCATIVA DESDE LA ESCUELA
Desde la perspectiva de la gestión escolar la transformación de la
educación debe tener como eje fundamenta la propia escuela y para
ello es imprescindible la participación comprometida del colectivo, no
tan sólo docente, sino de la totalidad de los miembros que integran la
comunidad escolar. Habría que reconocer, que para el logro de los
propósitos educacionales en el centro escolar, que implica
necesariamente la calidad de los aprendizajes de los niños y jóvenes
alumnos, existen condiciones y necesidades diferentes en cada una
de las instituciones educativas, lo que evidencia un contexto particular
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en cada organización escolar y que cobra sentido en el diagnóstico
que la escuela realiza como elemento de planeación para la
transformación educativa.
En congruencia con el enfoque de la Gestión Escolar que se desarrolla
en las escuelas de educación básica, la actualización docente en la
entidad toma como eje central la escuela como el espacio más
pertinente para el desarrollo personal y profesional de los profesores,
partiendo del principio epistemológico del “aprendizaje cooperativo” y
el “enfoque estratégico situacional”, que se pueden se pueden resumir
de manera concatenada, en la formación permanente de los miembros
de una organización escolar a partir de la interacción racional y
afectiva en torno a situaciones pedagógicas de su propio contexto y
del establecimiento de propósitos educativos comunes, teniendo como
base la colaboración y respeto mutuo; y como valor sustantivo la
democracia.
Es pertinente destacar que en El Programa Institucional de Desarrollo
Educativo 19994 – 2004 (PIDE) como instrumento operativo de la
política educativa en Sinaloa, se perfilan nuevos escenarios para la
educación, entre los que destaca el de la innovación y cambio:
Es prioritario hacer de la educación una invitación a la innovación y al cambio. Debemos renovar no sólo la manera de pensar y de ser. Los cambios tienen que ir a los espacios educativos, a los núcleos de los docentes, al seno familiar, a los ambientes de trabajo, a las relaciones sociales. Es hasta cierto punto normal que el cambio provoque resistencias, pero el
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compromiso de educar para preservar la vida debe estar por encima de todas las inercias (PIDE;1999:24)
Además, el Programa Institucional de Desarrollo Educativo 1999-
2004, en algunos de sus objetivos estratégicos da cuenta de la
importancia y necesidad del trabajo colegiado y el desarrollo personal
y profesional de los participantes en el proceso educativo:
• Impulsar la cultura organizacional colegiada y autogestiva que involucre a directivos, docentes, alumnos y padres de familia.
• Fomentar y estimular permanentemente el
desarrollo personal y profesional de todos los involucrados en los procesos educativos.
En este sentido, y punto de cubrirse el período de acción del PIDE, se
hace necesario una revisión y evaluación de estos escenarios
educativos, para fortalecer con nuevas estrategias pedagógicas, que
sin menoscabo de las acciones desarrolladas para la formación
docente en los procesos de actualización e intercambio de
experiencias en torno a la práctica cotidiana de los profesores;
permitan impulsar de una manera más consistente y permanente los
espacios de reflexión y análisis por parte de los profesores en torno a
su quehacer docente cotidiano, al intercambio de conocimientos y
experiencias en el trabajo en aula y a la construcción de una visión
más humanista de la función del profesor.
Una de las alternativas dentro de esta perspectiva de interacción
docente, la constituye el trabajo cooperativo, que al igual que otros
modelos y opciones educativas contemporáneas, se fundamenta en
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varias disciplinas científicas: por ejemplo, el aprendizaje cooperativo
hace suyo el aporte significativo de las teorías sobre el desarrollo
organizacional, la motivación, el desarrollo cognitivo, así como el
desarrollo de la personalidad y la formación de los grupos operativos
(Ferreiro Gravié; 2000: 36)
En este contexto, se hace necesario impulsar estrategias que
fortalezcan la colegiación, el intercambio de experiencias docentes y el
crecimiento personal y profesional de los profesores en los diversos
ámbitos organizacionales de la estructura educativa correspondiente a
la educación básica. Una de ella es la constitución de comunidades de
aprendizaje como una alternativa viable para lograr consolidar una
educación de calidad a través de la participación global, integral y
activa de todos los que intervenimos (dentro de la diversidad de
funciones) en el acto educativo, teniendo como base objetivos
comunes y un ambiente democrático en donde se desarrolle con
sentido humanista la formación de los educandos.
C. COMUNIDADES DE APRENDIZAJE1
Ferreiro Gravié (2000) señala que el Problema del mundo ha sido y es,
más que un problema de conocimiento, un problema de ética, y en tal
1 Artículo tomado del libro: El ABC del Aprendizaje Cooperativo: Trabajo en equipo para enseñar y aprender, de Ramón Ferreiro Gravié; México, Trillas; 2000.
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sentido, el aprendizaje cooperativo insiste con metodologías
dinámicas, participativas y de construcción social de la personalidad,
en el uso compartido de la información, en el conocimiento como bien
social, en el derecho de todos de aprender de todos, en el valor de los
sentimientos y los afectos para aprender.
El aprendizaje cooperativo hace posible que la igualdad de derechos
se convierta en igualdad de oportunidad al descubrir por ellos mismos
el valor de trabajar juntos y de comprometerse y responsabilizarse con
su aprendizaje y el de los demás, en un ambiente que favorece la
cooperación, desarrollándose así la solidaridad, el respeto, la
tolerancia, el pensamiento crítico y creativo, la toma de decisiones, la
autonomía y la autorregulación: bases de la democracia.
El aprendizaje cooperativo es, en esencia, el proceso de aprender en
grupo; es decir, en comunidad. Pero el ser capaz de inducir y dirigir el
aprendizaje en equipo implica, primero vivenciar en uno mismo esta
forma de apropiación de conocimiento, desarrollo de habilidades,
actitudes y valores.
La perspectiva de Ferreiro, se vincula de manera muy directa con los
principios básicos y los valores fundamentales que se promueven en
los procesos educativos desde la Gestión Escolar como elemento
sustantivo de la macropolítica educativa y que cobra vida en las
instituciones a través de los proyectos escolares. Asimismo, es
congruente con la finalidad impulsar la actualización docente desde la
escuela. Ello implica que las organizaciones escolares cuenten con
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directivos capaces de organizar, atender y coordinar las acciones del
equipo de maestros para crear en las escuelas comunidades de
aprendizaje que garanticen el desarrollo continuo de sus miembros y,
por tanto, de la institución.
Así es importante destacar que un grupo es mucho más que la simple
suma de sus integrantes. El todo (el grupo) muestra a través de su
integridad y unidad rasgos que identifican a cada uno de sus
miembros por la influencia mutua, las normas y valores reinantes, la
atmósfera psicoafectiva existente, el tipo de comunicación que se
mantiene, la satisfacción colectiva de necesidades y aspiraciones; en
fin, el crecimiento personal de cada uno.
Entre los elementos más destacados de la perspectiva teórica de
Ferreiro Gravié en torno a las comunidades de aprendizaje, me
permito enunciar los siguientes:
Un equipo o comunidad de aprendizaje es el conjunto de personas que reunidas en un lugar y tiempo determinados, se ocupan de una tarea que les exige asumir funciones e interactuar para lograr una meta. Los equipos no son una finalidad en sí misma, son un medio a través
del cual se favorece el crecimiento de sus miembros por múltiples
razones, entre ellas por:
• El carácter social del crecimiento y desarrollo humano.
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• La multiplicación de las relaciones interpersonales que favorecen
el aprendizaje.
• La complementariedad y el enriquecimiento que se dan entre sus
miembros.
Conocer sobre comunidades de aprendizaje facilita planear y estimular
la participación responsable y comprometida de los miembros. El
maestro debe propiciar la autoorganización y autogestión grupal, así
como el contacto de los compañeros entre sí, con la propia institución
y con el medio social de ésta. De tal forma que el equipo se convierta
en protagonista activo, crítico y creador, lo cual posibilita un
desempeño significativo de sus componentes a partir de vivencias que
influyen decisivamente en la “internalización” de lo que se debe y
quiere hacer y lograr.
Los equipos, cualesquiera que sean éstos, son grupos de aprendizaje,
de crecimiento en el amplio sentido de la palabra. De ahí que no sean
grupos estáticos. Todo lo contrario, avanzan en forma espiral en
función de la tarea que se realiza. La interacción que se produce
genera desarrollo y una realidad específica (realidad grupal) que
relaciona la estructura social con la individual.
El éxito de una institución educativa depende de muchos factores,
pero uno básico es la presencia del equipo de trabajo o comunidades
de aprendizaje. Las relaciones entre las personas en torno a la tarea a
realizar constituyen una fuerza motriz del desarrollo humano. Éstas
tienen extraordinario impacto en la autoestima, la autorrealización y,
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por tanto, en el desempeño exitoso de los componentes del equipo, de
cada uno y de todo en su totalidad, lo que se traduce en eficiencia,
productividad y altos niveles de competitividad.
Las comunidades de aprendizaje de maestros constituyen ambientes
abiertos, informales, donde se habla de los problemas y éxitos
cotidianos. Pueden reunirse en la misma escuela o en otro lugar pero
siempre con el propósito de compartir para mejorar. Ello porque va
quedando atrás la imagen del profesor que solitariamente prepara sus
clases, y se va imponiendo formas de organización de la docencia
que, sin restarle valor e importancia al esfuerzo y a la dedicación
individual, valora esto en su justa medida y plantea la necesidad de
encuentros sistemáticos. Estos encuentros poco a poco van
convirtiéndose en comunidad de intereses para el conjunto de
maestros participantes en un equipo de trabajo.
Para el continuo proceso de desarrollo de una comunidad de
aprendizaje tanto de maestros como de alumnos, e plantean los
siguientes requisitos:
1. Precisión de la tarea que ha de realizarse y que movilice los
esfuerzos e intereses de todos para el logro de metas y objetivos
planteados.
2. Establecimiento por el colectivo de las normas y principios del
equipo: precisión de lo que se puede hacer o no, de lo que
agrada, molesta, etc. Cumplimiento de las normas y principios.
3. Y como parte de las normas, la asistencia y puntualidad a las
sesiones programadas.
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4. Distribución de responsabilidades dentro del grupo; es decir la
asignación y/o asunción de funciones que se rotan cada cierto
tiempo.
5. Participación plena de todos los miembros en la constante toma
de decisiones e intercambios.
6. Empleo de técnicas de trabajo grupal que propicien la
realización de la tarea en equipo, por todos y cada uno,
intensificando la interdependencia positiva de los miembros y la
socialización del conocimiento que se aprende. 7. Dinámica grupal favorable al aprendizaje y al crecimiento que
incluya las técnicas, el juego cambiante de papeles y atmósfera
psicoafectiva reinante.
8. Precisión, como parte del encuadre, de la evaluación grupal e individual. ¿Qué aporta y cómo lo hace cada uno al trabajo
grupal y los resultados de éste?
9. Creación de una genuina comunidad de aprendizaje que
posibilite una comunicación e interacción constante y fructífera.
10. Satisfacción de las necesidades de aprendizaje de cada
uno de sus integrantes y de todos en su conjunto.
D. CONCLUSIONES Transformar las organizaciones escolares de nuestro sistema
educativo estatal en la intención de mejorar la calidad de la educación
y en consecuencia de los aprendizajes escolares y las formas de
organización en la escuela, requiere trascender de una cultura
individualista y tecnocrática que ha sido la característica principal de
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los centros escolares, con algunas excepciones, a una cultura de
trabajo cooperativo, que permita la práctica real de una educación
democrática, tal como se establece en el Artículo Tercero
Constitucional. Esta posibilidad se puede concretar en la medida que
los profesores nos integremos en comunidades de aprendizaje, que
serán el motor de nuestra formación personal y profesional, y como
consecuencia de ello se reflejará en el desarrollo de los niños y
jóvenes educandos a través conceptuar y desarrollar de manera
diferente la práctica profesional en el aula y fuera de ella.
Ahora bien, aunque la perspectiva planteada de comunidades de
aprendizaje toma como centro la escuela, se debe construir desde una
visión sistémica en donde la congruencia se establece desde el
órgano rector, que en la entidad es la Secretaría de Educación Pública
y Cultura (SEPyC), los responsables de las áreas educativas centrales
y la estructura educativa integrada por jefes de sector, supervisores
escolares y por el personal de asesoría técnico pedagógica. Sólo así
seremos capaces de construir una visión conjunta, global e integral de
la educación básica en Sinaloa.
BIBLIOGRAFÍA
CEAM (2003), Proyecto Educativo Institucional 2003-2004; SEPyC, Culiacán; Sinaloa. Ferreiro Gravié, Ramón (2000), El ABC del Aprendizaje Cooperativo; Edit. Trillas, México.
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Palomares González, Roberto (2002), Proyecto de Constitución de Comunidades de Aprendizaje en Educación Básica, CEAM, Culiacán, Sinaloa. SEPyC (1999), Programa Institucional de Desarrollo Educativo 1999-2004, SEPyC, Culiacán, Sinaloa.
Autor: Roberto Palomares González Maestro en Educación en el Campo de la Formación Docente del Nivel Superior. Actualmente Coordinador Académico en la Coordinación Estatal de Actualización del Maestro.
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