Las Cuatro Preguntas

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  • 7/31/2019 Las Cuatro Preguntas

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    LAS CUATRO PREGUNTAS

    Tiempo atrs estuve en la crcel. No, no estaba preso, sino que me encontraba visitando aun grupo muy particular de internos que manifestaban un cambio radical en su cosmovisin.

    El expediente de cada uno de ellos era un mosaico del crimen: robo, hurto, asesinato,violencia, etc. De ms est decir que llegu al lugar con cierto temor a lo que me podaencontrar.

    Una vez adentro del complejo penitenciario descubr que lo que se deca no era totalmentefiel a la verdad... la realidad de una transformacin positiva superaba todo lo que habaescuchado! All estaban presentes casi 2000 presos reunidos para participar del servicioreligioso habitual y compartir dos horas con nosotros, un grupo de jvenes que provenamosdel mundo exterior.En esa ocasin fui elegido por mis compaeros para hablar ante esa multitud. Se imagina!En los minutos previos me preguntaba a m mismo: Qu decirle a alguien que est tras las

    rejas?Qu oratoria emplear para hablar con personas que estn cumpliendo la condena porsus delitos? En otras palabras, cmo expresar el mensaje cristiano de manera sencilla yprctica? Fue entonces cuando record las cuatro preguntas.Sin prembulos ni frases altisonantes, les dije: - Hay cuatro preguntas que todos noshacemos alguna vez en la vida con relacin a Dios: 1.- `Dios me ama?`, 2.- `Dios meperdona?`, 3.- `Dios tiene poder para ayudarme en mi vida diaria?` Y continu diciendo:Las respuestas a estas preguntas estn en lo que se ha dado en llamar `Semana Santa`, asaber: 1.- `S que Dios me ama porque Jess muri por m en la cruz`, 2.- `S que Dios meperdona porque all mismo en la cruz Jess perdon al ladrn arrepentido`, 3.- `S queDios tiene poder porque l resucit a Jess al tercer da... l est vivo!`Y la cuarta pregunta? Pues bien, la cuarta es la conclusin de las tres anteriores: Quvoy a hacer con Jesucristo, quien me ama, me perdona y me da poder para vivir una vidaplena? Al finalizar mi breve reflexin decenas de presos renovaron su compromiso conDios, pero tambin cientos de ellos decidieron convertirse en seguidores de Jesucristo.Es muy probable que usted actualmente no est en una crcel y que jams tenga que estarpreso. Sin embargo, permtame decirle que el amor, el perdn y el poder de Dios estn

    disponibles tambin para usted, sin importar cual sea su condicin econmica, social,familiar o espiritual.Hoy, pues, le invito a despojarse de todo preconcepto y darse la oportunidad de meditarseriamente en las implicancias de recibir a Jesucristo como su Seor y Salvador.