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Revista UNISCI / UNISCI Journal, Nº 48 (Octubre/October 2018) 9 LAS IDEOLOGÍAS DE LA POLÍTICA EXTERIOR ESTADOUNIDENSE EN LA POSGUERRA FRÍA Y SU INFLUENCIA EN LAS ADMINISTRACIONES DE OBAMA Y TRUMP Juan Tovar Ruiz 1 Universidad de Burgos Resumen La política exterior estadounidense ha sido estudiada desde múltiples perspectivas, sin embargo, el de las ideologías que marcan los debates de su política exterior y condicionan el proceso de toma de decisiones ha sido abordado de manera muy reciente. El artículo analiza el rol de cuatro de estas corrientes ideológicas: los realistas, los neoconservadores, los liberales intervencionistas y los jacksonianos, centrándose en la política exterior estadounidense de la posguerra fría y, concretamente, en las Administraciones de Obama y Trump y sus respectivos debates y procesos decisorios. Palabras Clave: Estados Unidos, política exterior, ideología, Obama, Trump, proceso de toma de decisiones Titulo en inglés: Ideologies of the US Foreign Policy in the Post-Cold War and its influence on the Obama and Trump Administrations Abstract: The US Foreign Policy has been analysed using multiple perspetives. In spite of that, the study of the ideologies that shape its debates, trying to influence its Decision Making Process, has been addressed only recently. The article aims to analyse the role of four of this Foreign Policy Ideologies: the Realists, The Neoconservatives, the Liberal Interventionists and the Jacksonians, focusing on the Post Cold War Foreign Policy of the United States and, specially, on the Obama and Trump Administrations debates and Decision Making Processes. Key words: United States, Foreign Policy, Ideology, Obama, Trump, Decision Making Process Copyright © UNISCI, 2018. Las opiniones expresadas en estos artículos son propias de sus autores, y no reflejan necesariamente la opinión de UNISCI. The views expressed in these articles are those of the authors, and do not necessarily reflect the views of UNISCI. 1 Juan Tovar es Profesor contratado doctor interino de Relaciones Internacionales. Universidad de Burgos. E-mail: <[email protected]> DOI: http://dx.doi.org/10.31439/UNISCI-16

LAS IDEOLOGÍAS DE LA POLÍTICA EXTERIOR ......jacksonianos, centrándose en la política exterior estadounidense de la posguerra fría y, concretamente, en las Administraciones de

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Revista UNISCI / UNISCI Journal, Nº 48 (Octubre/October 2018)

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LAS IDEOLOGÍAS DE LA POLÍTICA EXTERIOR ESTADOUNIDENSE EN LA POSGUERRA FRÍA Y SU INFLUENCIA EN LAS

ADMINISTRACIONES DE OBAMA Y TRUMP

Juan Tovar Ruiz1 Universidad de Burgos

Resumen La política exterior estadounidense ha sido estudiada desde múltiples perspectivas, sin embargo, el de las ideologías que marcan los debates de su política exterior y condicionan el proceso de toma de decisiones ha sido abordado de manera muy reciente. El artículo analiza el rol de cuatro de estas corrientes ideológicas: los realistas, los neoconservadores, los liberales intervencionistas y los jacksonianos, centrándose en la política exterior estadounidense de la posguerra fría y, concretamente, en las Administraciones de Obama y Trump y sus respectivos debates y procesos decisorios. Palabras Clave: Estados Unidos, política exterior, ideología, Obama, Trump, proceso de toma de decisiones Titulo en inglés: Ideologies of the US Foreign Policy in the Post-Cold War and its

influence on the Obama and Trump Administrations

Abstract:

The US Foreign Policy has been analysed using multiple perspetives. In spite of that, the study of

the ideologies that shape its debates, trying to influence its Decision Making Process, has been

addressed only recently. The article aims to analyse the role of four of this Foreign Policy

Ideologies: the Realists, The Neoconservatives, the Liberal Interventionists and the Jacksonians,

focusing on the Post Cold War Foreign Policy of the United States and, specially, on the Obama

and Trump Administrations debates and Decision Making Processes.

Key words: United States, Foreign Policy, Ideology, Obama, Trump, Decision Making Process

Copyright © UNISCI, 2018. Las opiniones expresadas en estos artículos son propias de sus autores, y no reflejan necesariamente la

opinión de UNISCI. The views expressed in these articles are those of the authors, and do not necessarily reflect the views of UNISCI.

1 Juan Tovar es Profesor contratado doctor interino de Relaciones Internacionales. Universidad de Burgos. E-mail: <[email protected]> DOI: http://dx.doi.org/10.31439/UNISCI-16

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1. Introducción y marco analítico

El 15 de marzo de 2017 en Nashville, Tennessee, el presidente Trump lanzaba un discurso con motivo del 250 Aniversario del nacimiento del presidente estadounidense Andrew Jackson. En el citado discurso el presidente estadounidense se identificaba a sí mismo con dicho líder, quien habría surgido de la nada como huérfano, enfrentado a una “elite arrogante” que defendía sus intereses particulares protegiendo, en cambio, al pueblo estadounidense, expulsado a los ingleses en la Guerra de 1812 e impuesto a otras naciones aranceles en otras naciones para proteger a los trabajadores americanos. A la vista de su discurso y de las acciones de su política exterior ¿Qué nos dice este posicionamiento sobre la importancia de las visiones del mundo en el desarrollo de una política exterior de tanta relevancia como la estadounidense?2

Académicos estadounidenses como Tony Smith plantean la existencia actual de varios grupos ideológicos que compiten a la hora de marcar la agenda internacional de la potencia norteamericana. 3 Dos de ellos, los liberales intervencionistas y los neoconservadores compartirían una serie de aspectos clave -pese a su pertenencia a Partidos distintos-como son su fe en la tesis de la paz democrática, la responsabilidad de proteger o la idea de Estados Unidos como la "nación indispensable" frente a sus rivales realistas. Smith no es el único que ha planteado la relevancia de diferentes ideologías o corrientes de la política exterior estadounidense a la hora de enmarcar la política internacional de la primera potencia del sistema internacional.4

El historiador de las relaciones internacionales, Russell Walter Mead, defiende la existencia de cuatro grandes corrientes de la política exterior estadounidense que a lo largo del tiempo se superpondrían, mezclarían o combinarían ejerciendo su influencia sobre la política exterior de los Estados Unidos. Los realistas hamiltonianos, que priorizan los intereses de banqueros y comerciantes. Los jacksonianos, que preconizan el uso unilateral de la fuerza y simbolizan a las comunidades rurales estadounidenses. Los liberales jeffersonianos, más preocupados por preservar la libertad en territorio estadounidense y los idealistas wilsonianos en "hacer el mundo seguro para la democracia", en representación de los ideales y valores del misionero. Esta última corriente tendría un rol fundamental a la hora de configurar a dos de los grupos ideológicos de la política exterior estadounidense en la actualidad: los liberales intervencionistas y los neoconservadores. Otras corrientes como la que representan los realistas "continentales" -de influencia europea- son consideradas exógenas por parte de Mead, aun reconociendo su enorme influencia a lo largo del tiempo en la política exterior de Estados Unidos.5

Este capítulo se centra, principalmente, en los grupos ideológicos mencionados por Smith, dada su mayor concreción, actualidad e influencia real ejercidos por sus representantes en la política exterior estadounidense. No obstante, debido a la influencia determinante que han

2 “Remarks by the President on 250th Anniversary of the Birth of President Andrew Jackson”, The White House, 15 de marzo de 2017, en https://www.whitehouse.gov/briefings-statements/remarks-president-250th-anniversary-birth-president-andrew-jackson/ 3 En esta obra tomaremos como punto de partida la definición clásica de ideología como “conjunto de ideas más o menos coherente que proporciona la base para una acción política organizada”, véase Heywood, Andrew (2007): Political Ideologies: An Introduction, Nueva York, Palgrave McMillan, p. 11, si bien teniendo en cuenta el carácter debatido del concepto, así como las limitaciones y especificidades derivadas de la naturaleza de la política exterior, su papel periférico en el debate electoral y escasamente organizado. En este sentido como grupos ideológicos nos referiremos a un conjunto de líderes, intelectuales o decisores que comparten una agenda con una serie de puntos comunes en materia de política exterior. 4 Smith, Tony (2008): “Wilsonianism after Iraq”, en Ikenberry, G. John (ed.), The Crisis of American Foreign

Policy. Wilsonianism in the Twenty-first Century, Princeton, Princeton University Press, pp. 66-74. 5 Mead, Walter R. (2002): Special Providence. American Foreign Policy and How it Changed the World, Nueva York, Routledge, pp. 86-96.

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ejercido durante la administración Trump, se analizará también el papel de los jacksonianos, como una cuarta corriente ideológica influyente en el proceso decisorio. Respecto de las restantes corrientes mencionadas por Mead, pese a la ausencia de un estudio concreto de ellas, se reconoce su influencia y relevancia en la identidad colectiva del pueblo estadounidense, en ocasiones determinante como sucede con los idealistas wilsonianos en el caso de neoconservadores y liberales intervencionistas. Asimismo, y en referencia a la posibilidad de transformación de las propias teorías de las relaciones internacionales en ideologías, un autor tan relevante como Mearsheimer lo confirma cuando sostiene que el discurso de Bill Clinton o Madeleine Albright “demuestra que las teorías generales sobre cómo funciona el mundo juegan una importante función en cómo los líderes políticos identifican los fines que buscan y eligen los medios para conseguirlos”. A esto cabe añadir el papel de las doctrinas o conjunto de convicciones expresados por los presidentes estadounidenses, a menudo en forma de discursos, en el que muchas de estas ideologías se manifiestan.6

Uno de los principales lugares comunes entre los analistas que han trabajado sobre la política exterior estadounidense, cuanto menos hasta la llegada del presidente Trump al poder, es la afirmación de que, independientemente de los cambios entre Administraciones, la política exterior sigue siendo la misma. Sin embargo, la existencia de visiones del mundo diferenciadas en el marco de la política exterior estadounidense refuta tal consideración. De hecho, tanto realistas como liberales intervencionistas, neoconservadores o jacksonianos han marcado el proceso de toma de decisiones y marcado la agenda a seguir en momentos clave, por ejemplo, a la hora de decidir que la nación norteamericana quede involucrada en un conflicto exterior, no necesariamente popular, como fue el caso de Libia.

Otorgar relevancia a estos grupos ideológicos no implica negar la relevancia de factores materiales que puedan condicionar la política exterior estadounidense. Por el contrario, en este capítulo se admite la enorme relevancia, en ocasiones determinante, que las cuestiones de seguridad tienen de cara a la política exterior estadounidense. Sin embargo, para realizar una explicación más completa de la realidad, parece necesario abarcar las visiones del mundo que algunos de los tomadores de decisiones clave de la política exterior estadounidense han tenido en los últimos tiempos y que permiten explicar, cuanto menos parcialmente, las acciones tomadas que involucrarían a Estados Unidos en supuestos tan polémicos como el de la Guerra de Irak de 2003.

Este artículo no pretende en modo alguno descartar factores como el de la toma de decisiones a la hora de explicar la política exterior estadounidense. Al contrario, la descripción de los diferentes debates ideológicos y la actuación de los cuatro grupos ideológicos principales de la política exterior estadounidense debe enmarcarse de manera clara en el seno de los procesos de toma de decisiones, debates institucionales y presencia en foros como los think tanks o medios de cierta relevancia. La intensidad de la actividad política de los decisores de una Administración en ejercicio hace que las oportunidades para adquirir nuevas ideas o visiones del mundo sean limitadas, por lo que debemos considerar que aquellos tomadores de decisiones que participan en dicho debate han adquirido estas ideas a lo largo de su experiencia o trayectoria tanto académica como política. Esta idea es sostenida por George Packer, citando a Robert Kagan, cuando plantea que si James Baker o Brent Scowcroft hubiese elegido el equipo de la administración de George W. Bush las cosas hubiesen sido diferentes, siendo determinante la relevancia de ocupar una posición de poder: “las personas son importantes y las ideas son importantes en conexión con las personas”. De igual forma, citando a Richard

6 Mearsheimer John J. (2001): The Tragedy of Great Power Politics, Nueva York, Norton & Co., pp. 9-10, Tovar Ruiz, Juan (2017): La doctrina en la política exterior de Estados Unidos. De Truman a Trump, Madrid, Catarata, pp. 10-12.

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Perle, sostiene que “las ideas solo son importantes en tanto residen en la mente de personas que están envueltas directamente en el proceso decisorio”.7

La importancia de los procesos decisorios hace que el presente trabajo deba incardinarse dentro de los estudios de Foreign Policy Analysis que, como subdisciplina de las relaciones internacionales y del análisis de políticas públicas, se ha focalizado en esta dimensión. Cabe destacar, en especial, el modelo III defendido por Allison y referido a la “política burocrática”. Por ello, enlazando con esta dimensión, reconoce la relevancia central que poseen órganos e instituciones como el Consejo de Seguridad Nacional, la Casa Blanca y el propio presidente, el Gabinete, el Congreso, así como los diferentes think tanks y grupos de interés privado en los grandes debates de política exterior y la competición entre ellos a la hora de adoptar decisiones concretas. De igual manera es compatible con modalidades como el realismo neoclásico, que también presta atención a la dimensión interna además de a la sistémica en política exterior.8

Esta visión es compatible incluso con otras visiones de la política internacional como la elección racional, defendida por autores como Bueno de Mesquita, cuando plantea la relevancia de las "preferencias" que el tomador de decisiones puede tener a la hora de decidirse por una determinada opción en dicho proceso. Al mismo tiempo, reconoce los elementos materiales defendidos por los autores realistas y las cuestiones identitarias de los constructivistas, que dichas ideas pueden tener a este respecto para el decisor político.9

La estructura del presente trabajo se articulará dividiendo el mismo en tres partes, donde además de la introducción y las conclusiones se expondrá el rol de los grupos ideológicos principales aquí mencionados y por este orden, realistas, neoconservadores, liberales intervencionistas y jacksonianos. En cada uno de ellos se expondrán los orígenes, aspectos principales de su ideología y visión del mundo e influencia en los procesos de toma de decisiones y círculos políticos de Washington en tiempos recientes. A esta descripción le seguirán unas conclusiones que tratarán de dilucidar el grado de influencia real que los mismos disponen a la hora de configurar la política internacional que Estados Unidos viene ejerciendo a lo largo de los últimos veinte años y, quizá, incluso más tiempo.

Todo ello nos permitirá tener una visión más completa y ajustada de los procesos de toma de decisiones, de los diferentes factores que influyen en los mismos y de las visiones del mundo que ayudarán a una mejor comprensión la política exterior que la aún primera potencia mundial ha desarrollado en las últimas décadas.

2. Los grupos ideológicos de la política exterior estadounidense.

2.1 Los realistas

A pesar de los orígenes exógenos de esta corriente ideológica de la política exterior estadounidense, el realismo político fundamentado en la experiencia histórica europea, ha sido una de las más importantes e influyentes en el ámbito de la misma. A diferencia de lo que

7 Packer, George (2005): Assasin´s Gate. America in Iraq, Nueva York, Farrar, Straus and Giroux, p. 41. 8 Brown, Eugene y Snow, Donald M. (2000): United States Foreign Policy. Politics Beyond the Water´s Edge, St. Martin´s, Boston, Bedford, pp. 95-271. Neustadt, Rirchard E. (1990): Presidential Power and the Modern

Presidents. The Politics of Leadership from Roosevelt to Reagan, Nueva York, Free Press, pp. 29-49. Como obra clásica representative del Análisis de Política Exterior destaca Allison T. Graham y Zelikow, Phillip (1999): Essence of Decision: Explaining the Cuban Missile Crisis, Nueva York, Longman. Un ejemplo de realismo neoclásico sería Lobell Steven E., Ripsman, Norrin M. y Taliaferro, Jeffrey W (eds.) (2009): Neoclassical

Realism, the State and Foreign Policy, Cambdrige, Cambridge University Press, 2009. 9 Wendt, Alexander (1992): “Anarchy is What States Make of It: The Social Construction of Power Politics”, International Organization, vol. 46, nº 2 (primavera, 1992), pp. 391-425. Véase Mearsheimer John J. op.cit., pp. 1-54. Bueno de Mesquita, Bruce (2005): Principles of International Politics: People´s Power, Preferences and

Perceptions, Washington DC, CQ Press, pp. 1-22.

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ocurrirá con aquellas corrientes "herederas" del idealismo wilsoniano, el realismo político focaliza la relevancia de una política exterior en la importancia de las cuestiones de seguridad sobre la base fundamental de la supervivencia del Estado. De tal modo, los intereses nacionales deberán interpretarse bajo este prisma, y uno de sus principales instrumentos, el equilibrio de poderes, estaría orientado a dicho fin en el marco de una ética de carácter consecuencialista.10

Es importante distinguir entre el realismo político a la hora de explicar y tratar de ofrecer una interpretación de la realidad internacional, respecto de su aplicación política. Teniendo en cuenta la relevancia que este ha tenido en la academia estadounidense, tal distinción no es siempre fácil. Del realismo político a nivel académico conocemos al menos dos corrientes principales, el de la naturaleza humana, representado por autores como Hans Morgenthau y el realismo estructural en sus modalidades ofensiva o defensiva que representan autores como John J. Mearsheimer, Stephen Walt o Kenneth Waltz.11 A estas dos corrientes principales cabe añadir una tercera, el realismo neoclásico, originalmente centrada en el estudio de la política exterior, pero insertada de manera creciente como una nueva teoría que trata de explicar el funcionamiento del sistema internacional. Estas corrientes académicas ofrecen una explicación de la realidad que, consecuentemente, los decisores que defienden las políticas inspiradas en el realismo tienden a seguir. Siguiendo esta lógica, si se pretende asegurar la supervivencia del Estado tal y como los principales teóricos del realismo sostienen que sería su objetivo último, distraerse en intervenciones humanitarias no parece la mejor lógica para actuar. Sin embargo, junto a las visiones del mundo defendidas por los teorizadores de dicha corriente, pueden encontrarse las convicciones que implicar la consideración de una política que siga estos parámetros su mejor opción. Un ejemplo claro de este último aspecto sería el caso de Stephen Walt, a la vez uno de los principales teorizadores del realismo estructural y uno de los defensores de seguir una política exterior inspirada en sus principios.12

En ocasiones, los teorizadores del realismo han sido a la vez los tomadores de decisiones que han aplicado dichas políticas. Los casos de George Kennan, Henry Kissinger y, más recientemente Richard Haass, permiten visibilizar estos aspectos en sus diferentes dimensiones y etapas. Teniendo en cuenta que dicha corriente de las relaciones internacionales y de la política exterior estadounidense tiene su base en la experiencia histórica europea, no parece ninguna casualidad que gran parte de los teorizadores o prácticos del realismo en sus inicios, o bien procediesen de Europa, o hubiesen tenido una amplia experiencia diplomática o política en dicho continente.

Una de las etapas más relevantes del realismo en la política exterior estadounidense es, sin duda, la de la Guerra Fría. Durante esta etapa gran parte de las doctrinas de los presidentes estadounidenses se fundamentaron en dicha corriente. La elaboración de la doctrina de la contención por la administración Truman inspirada en el famoso Telegrama Largo remitido por Kennan desde la embajada en Moscú, ha sido tradicionalmente considerado uno de los

10 Véase por ejemplo Morgenthau, Hans J. (1948): Politics Among Nations. The Struggle for Power and Peace, Estados Unidos, McGraw-Hill Higher Education, Paperback Edition 2005. 11 Además del clásico de Morgenthau en la cita anterior cabe destacar Waltz, Kenneth, (1978): Theory of

International Politics, Estados Unidos, McGraw Hill, Paperback Edition 2010. Mearsheimer John J. op.cit. y Walt, Stephen M. (1987): The Origins of Alliances, Ithaca, Ed. Cornell University Press, Paperback Edition 1990. Ejemplo de la ambición reciente del realismo neoclásico sería Lobell Steven E., Ripsman, Norrin M. y Taliaferro, Jeffrey W (eds.) (2016): Neoclassical Realist Theory of International Politics, Nueva York, Oxford University Press, 2016. 12 Véase entre los artículos que escribe dicho autor en su blog de Foreign Policy, por ejemplo Walt, Stephen M.: “What Intervention in Libya tell us about the neocon-liberal alliance”, Foreign Policy, (21 de marzo de 2011), en http://www.foreignpolicy.com/posts/2011/03/21/what_intervention_in_libya_tells_us_about_the_neocon_liberal_alliance Otro ejemplo de propuesta política sería Mearsheimer, John J. y Walt, Stephen M., “The Case for Offshore Balancing”, Foreign Affairs, vol. 95, nº 4 (julio/agosto 2016), pp. 70-83.

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momentos estrellas de la política exterior estadounidense. Teniendo en cuenta lo que esta doctrina se apartó del pensamiento original de Kennan a la vista de documentos como el NSC-68, el grado de influencia que el diplomático e intelectual estadounidense pudo ejercer sigue siendo objeto de debate. Máxime, si uno suma estas críticas a la forma en que se realizó la política de contención, que llevaría al desastre de Vietnam, ampliamente criticado por muchos autores realistas.13

Henry Kissinger será otro de los ejemplos paradigmáticos del realismo, inspirando no solo la elaboración de la doctrina Nixon y de una política exterior fundamentada en un equilibrio de poderes bipolar, sostenido a su vez por un equilibrio de poderes regional. Entre sus grandes éxitos se encontraría la progresiva mejora de las relaciones con China y la modificación consecuente del equilibrio de poderes a nivel global. El apoyo, ampliamente criticado, a diferentes movimientos anticomunistas e incluso dictatoriales durante esta etapa, de igual forma, fue justificado en el marco de una creciente competencia por la supervivencia entre las dos potencias. El realismo permaneció incluso entre aquellas Administraciones que revitalizaron el discurso moral y, por tanto, las necesidades de la Guerra Fría influyeron considerablemente en los cálculos de las Administraciones de Carter o Reagan. Carter, de hecho, tuvo como consejero de Seguridad Nacional a otro de los principales intelectuales realistas como es el caso de Zbigniew Brzezinski, al que algunos apodaron el "Kissinger demócrata".14

La administración de Bush padre ha sido considerada una suerte de epítome del realismo, en un momento en el que la disolución de la antigua URSS dejaba una situación internacional incierta y las evocaciones al multilateralismo y al derecho internacional tuvieron un papel central en la Guerra del Golfo. El realismo político tendría un rol ideológico fundamental en la política exterior de esta Administración y algunos de sus principales nombres como el consejero de Seguridad Nacional, Brent Scowcroft -antiguo colaborador de Kissinger-, el director de la CIA, Robert Gates, o el miembro del Consejo de Seguridad Nacional para Próximo Oriente, Richard Haass. Los éxitos de la misma han sido defendidos por aquellos que han sostenido las preferencias en relación a una política exterior de este tipo.15

El rol del realismo político durante la Guerra Fría, sin embargo, iba a tener que modificarse. Durante las Administraciones de Clinton y Bush jr, a pesar de la presencia de destacados realistas, van a otorgar prioridad a la antigua corriente wilsoniana, personificada respectivamente por los liberales intervencionistas y los neoconservadores. Si en la etapa de la Guerra Fría los realistas estuvieron en el centro de los procesos de toma de decisiones y de las estrategias a seguir frente a la Unión Soviética, durante la etapa de las Administraciones de Clinton y Bush hijo, su concepción del mundo era notablemente crítica con algunos de los conceptos clave de este momento como la idea de la "nación indispensable" o el uso de la fuerza para exportar los valores e ideales estadounidenses. Uno de los momentos clave fue cuando varios académicos realistas publicaron una conocida carta en el New York Times, oponiéndose a la Guerra de Irak de 2003, uniéndose de esta manera a un debate que un representante político de esta corriente tan destacado como Brent Scowcroft había abierto dentro del Partido Republicano. Resulta interesante ver como algunos interpretan en el segundo mandato del

13 Tovar Ruiz, Juan: “Cuatro momentos de la doctrina en política exterior estadounidense ¿Entre la teoría y la práctica?, Cidob d´Afers Internacionals, nº 95 (septiembre 2011), pp. 168-171. 14 Ibid, pp. 171-175. 15 Bush, George H. W. y Scowcroft, Brent (1998): A World Transformed, Nueva York, Vintage Books, pp. 4-56. Haass, Richard N. (2010): War of Necessity, War of Choice. A Memoir of two Iraq Wars, Nueva York, Simon and Schuster Paperbacks, pp. xvii-153.

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presidente Bush un giro hacia los presupuestos de esta corriente tras los fracasos producidos en un primer mandato donde los neoconservadores habían tenido una gran influencia.16

Los fracasos producidos en los procesos de construcción de democracias en Afganistán e Irak devolvieron cierta influencia a este grupo ideológico que ha tenido un rol importante con la administración Obama, de la que algunos de los representantes más destacados como Robert Gates han formado parte. De hecho, James Mann llegó a calificar como “demócratas de Scowcroft” a los integrantes de la misma e identificó como realista la política exterior que se llevó a cabo durante parte de su primer mandato. El mismo presidente Obama reconoció su admiración por Reinhold Niebuhr, uno de los principales representantes del realismo clásico. Esta corriente se ha caracterizado por tener presencia tanto en el Partido Republicano como en el Demócrata y, de hecho, parte de los antiguos decisores volverían a tener una relevancia central con la llegada al poder de la administración Obama, bajo un presidente que ha declarado abiertamente en su discurso la admiración hacia la política exterior de Bush padre. Esto no obsta para que sus integrantes hayan sido destacados críticos de la forma que ha tenido de realizar el presidente estadounidense su política exterior en casos concretos como fue la intervención en Libia. Tanto Haass como Gates, que ejercería de secretario de Defensa en su primer mandato, no se han privado de realizar comentarios muy críticos con esta Administración a pesar de que la misma ha reflejado puntos tan relevantes en común con el realismo a través de doctrinas como el "nation-building at home" o su prudencia a verse envuelto en intervenciones militares donde los intereses vitales de Estados Unidos no estén claros como sucede en Siria.17

Esta presencia realista ha llegado incluso a la administración Trump, donde su equipo inicial de seguridad nacional y política exterior estuvo representado en gran medida por integrantes de esta corriente. De tal forma, militares como Herbert McMaster, que se convertiría en consejero de Seguridad Nacional, el secretario de Defensa, James Mattis, el empresario, Rex Tillerson, o incluso el jefe de Gabinete, John Kelly, podrían asociarse a esta corriente, que tanta relevancia ha tenido en ámbitos relacionados con el ejército estadounidense. Aspectos realistas en política exterior dentro de la administración Trump, son claramente visibles en documentos estratégicos tan relevantes como la Estrategia de Seguridad Nacional y una Revisión de la Postura Nuclear que incorporan elementos claramente realistas como son la competición con otras grandes potencias como Rusia o China y el posicionamiento realista se refleja en aspectos como las negociaciones nucleares con Corea del Norte o el rechazo a los procesos de construcción estatal y a políticas como las de expansión de la democracia. También destacan las referencias a un abstracto “realismo de principios”, formulado por Trump en su discurso de 16 Varios Autores:“War With Irak is Not in America´s National Interest”, The New York Times, 26 de septiembre de 2002, en http://mearsheimer.uchicago.edu/pdfs/P0012.pdf Scowcroft, Brent, “Don’t Attack Shaddam”, The

Wall Street Journal, 15 de agosto de 2002, en http://online.wsj.com/articles/SB1029371773228069195 Rothkopf, David: “National Insecurity. Can Obama´s Foreign Policy Be Saved?”, Foreign Policy, (9 de septiembre de 2014),en http://www.foreignpolicy.com/articles/2014/09/09/national_insecurity_obama_foreign_policy 17Diamond, Larry (2008): The Spirit of Democracy. The Struggle to Build Free Societies Throught the World, Nueva York, Holt Paperbacks, pp. 12-13. Mann, James (2012): The Obamians. The Struggle Inside the White

House to Redefine American Power, Nueva York, Viking, pp. 156-170. Brooks, David: “Obama, Gospel and Verse”, The New York Times, 26 de abril de 2007. Obama, Barack: “Renewing American Leadership”, Foreign

Affairs, vol. 86, nº 4 (julio/agosto 2007), pp. 2-16. Obama, Barack (2008): La audacia de la esperanza,

Barcelona, Península, pp. 287-342. Landler, Mark: “Obama Hosts Foreign Policy Experts Laying Groundwork for Speech on Isis”, The New York Times, 8 de septiembre de 2014, en http://www.nytimes.com/2014/09/09/us/politics/obama-hosts-foreign-policy-experts-laying-groundwork-for-speech-on-isis.html?_r=0 En el caso del ex secretario de Defensa viene explícitamente recogido en sus memorias Gates, Robert (2014): Duty. Memoirs of a Secretary at War, Nueva York, Alfred A. Knopf, pp. 258-594. “Obama´s Weekly Address: Time to Focus on Nation Building Here at Home” ABC News, 5 de mayo de 2012, en http://abcnews.go.com/blogs/politics/2012/05/obamas-weekly-address-time-to-focus-on-nation-building-here-at-home/

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Riad y presente en la Estrategia de Seguridad Nacional, que defiende la centralidad del poder en la escena internacional, la concepción de los Estados soberanos como la mejor garantía para la paz o la definición clara de los intereses nacionales y su combinación con la consideración de que el avance de los principios estadounidenses es la mejor garantía de paz y prosperidad. No obstante, aspectos como la falta de prudencia demostrada en algunas declaraciones, el tratamiento hacia los aliados estadounidenses o la propia OTAN, la posición ideológica frente a la cuestión nuclear iraní y el debilitamiento de este sector en el proceso decisorio con la salida de importantes decisores como Herbert R. McMaster o Tillerson, han debilitado su ascendencia dentro de la misma.18

Con todo, los representantes de esta corriente no parecen haber perdido el espíritu crítico que les ha caracterizado a lo largo de su historia, como sucedió con la actuación de la administración Obama en el marco de la Primavera Árabe o con la administración Trump en la retirada del acuerdo nuclear con Irán. De igual forma mantienen su papel en publicaciones destacadas como The National Interest y think tanks como el Council on Foreign Relations, del que Richard Haass es el actual presidente. Igualmente han mantenido el debate frente a otros grupos ideológicos en ámbitos como el del Partido Republicano, en el que destacados representantes como Rand Paul se han manifestado en contra de la política activamente intervencionista de representantes neoconservadores como Lindsey Graham o John McCain, en los que tradicionalmente habían tenido una influencia destacada en un contexto de fuertes debates ideológicos y grandes debates políticos.19

2.2 Los neoconservadores.

Los neoconservadores son uno de los grupos ideológicos que más tardíamente han pasado al imaginario colectivo, relacionados principalmente con la Guerra de Irak de 2003. Este grupo ideológico, pese a la diversidad de matices y posicionamiento de sus diferentes autores, ha sido uno de los que más teorías de la conspiración ha inspirado, principalmente en Europa. Sin embargo, en Estados Unidos, politólogos como Martin Seymour Lipset ya hablaban de él en algunos de los principales clásicos de la ciencia política estadounidense como es el caso de su obra sobre el Excepcionalismo Estadounidense.20

En realidad, los neoconservadores son un grupo ideológico con una larga trayectoria y evolución. El académico Justin Vaisse plantea la existencia de tres generaciones desde el periodo de entreguerras en el que dicha ideología ha ido sufriendo una evolución desde sus posiciones originalmente trotskistas y más interesada en cuestiones sociales hasta las posiciones relativamente cercanas al idealismo wilsoniano de su tercera generación, ya vinculada de manera central con el Partido Republicano y principalmente centrada en cuestiones

18 Kitfield, James, “How James Mattis tried to explain Trump to the World”, The Atlantic, (26 de agosto de 2017), en https://www.theatlantic.com/international/archive/2017/08/mattis-trump-turkey-jordan-iraq-ukraine-isis/538086/ “National Security Strategy of the United States of America “, The White House, 18 de diciembre de 2017, en https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2017/12/NSS-Final-12-18-2017-0905.pdf, “Nuclear Posture Review 2018”, U.S. Department of Defense, en https://www.defense.gov/News/SpecialReports/2018NuclearPostureReview.aspx; “President Trump Speech to the Arab Islamic American Summit”, The White House, 21 de mayo de 2017, en https://www.whitehouse.gov/briefings-statements/president-trumps-speech-arab-islamic-american-summit/ 19 Golan-Vilella, Robert: “The Rand Paul Moment”, The National Interest, (31 de enero de 2014), en http://nationalinterest.org/blog/the-buzz/the-rand-paul-moment-9796 Zengerle, Jason: “Rand Paul Scattersshot Foreign Policy is Starting to Make Sense. He is bringing back realism to the Republican Party”, New Republic, 16 de septiembre de 2014, en http://www.newrepublic.com/article/119466/rand-pauls-foreign-policy-evolution-isolationist-realist 20 Lipset, Seymour M. (1996): American Exceptionalism. A Double-Edged Sword, Nueva York, Norton & Co., pp. 60-71.

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internacionales. Entre ellas destacaría una segunda generación más cercana al realismo político y principalmente relacionada con una política enérgica frente a la Unión Soviética.21

Entre los principales aspectos que se han relacionado con su ideología y visión del mundo de las relaciones internacionales, destacan el uso de la fuerza para promover los valores e ideales del pueblo estadounidense, la fe en los efectos transformadores que la democracia liberal puede tener en otras sociedades y aspectos hegemónicos en torno a la idea de Estados Unidos como la "nación indispensable". El académico estadounidense Joseph Nye define a estos neoconservadores como "nuevos wilsonianos" y plantea respecto de ellos que, a diferencia de los wilsonianos del periodo de entreguerras, los neoconservadores han abandonado su fe en las instituciones internacionales como forma de condicionar el comportamiento de los Estados hacia la paz, pero han mantenido su fe en los efectos transformadores de la democracia liberal como forma de gobierno. Son pues una corriente, parcialmente heredera del pensamiento wilsoniano que, con todo no puede ser considerada absolutamente incompatible con el pensamiento trotskista en los orígenes de este movimiento.22

Los neoconservadores ejercerían una notoria influencia en diversas Administraciones. En sus orígenes este movimiento fue más cercano al pensamiento demócrata que al republicano y se les ha venido asociando a una suerte de demócratas "Scoop-Jackson", por referencia al conocido senador demócrata que, durante la Guerra Fría, defendió una política enérgica frente a la Unión Soviética. Estos neoconservadores, decepcionados con la política exterior llevada a cabo por Jimmy Carter, pasan a engrosar las filas del Partido Republicano en una etapa en la que Reagan defendía una política exterior más enérgica frente a la URSS y, por tanto, distinta respecto de la que habían sostenido Nixon, Ford y Kissinger. Es de destacar que los contados neoconservadores que formaban parte del Partido Republicano en aquel momento como era el caso de Wolfowitz, defendieron en la campaña de primarias de Reagan frente al presidente Gerald Ford, la idea de la "moralidad de la política exterior", aprobado como slogan en la Congreso Republicano de 1976, para irritación de Kissinger, hacia quien dichas críticas estaban dirigidas.23

Autores como Irving Kristol y Jeane Kirkpatrick formarían parte de este grupo de neoconservadores que ostentarían cierta influencia durante esta etapa. Sin embargo, sus posicionamientos serían más cercanos a los de los realistas que a los wilsonianos de la tercera etapa. De hecho, Irving Kristol defendió en sus propios escritos esta corriente de la política internacional en tanto que Jeane Kirkpatrick, profesora en Georgetown, en su famoso artículo sobre "Dictaduras y dobles estándares", criticó la política exterior de Jimmy Carter y defendió la realización de una política que distinguiese entre dictaduras autoritarias -capitalistas- y totalitarias -comunistas- y manifestando la "distinción entre ser idealista liberal y ser masoca". Reagan leería ese artículo y llegaría a ofrecer a Kirkpatrick el puesto de embajadora de Estados Unidos en Naciones Unidas.24

21 Vaisse, Justin (2010): Neoconservatism. The Biography of a Movement, Cambridge Ma., Belknap Press of Harvard University Press, pp. 1-20. Cabe destacar que no todos los autores han estado de acuerdo con dicho planteamiento, véase por ejemplo Iglesias Cavicchioli, Manuel (2017), “La Guerra Fría en el neoconservadurismo estadounidense: una influencia persistente”, Revista de Estudios Políticos, nº 172 (abril-junio 2016), pp. 205-234, 22 Nye, Joseph S.: “El poder blando y la política exterior americana”, Relaciones Internacionales, nº 14 (julio 2010), pp. 132-134. Tovar Ruiz, Juan: “El idealismo wilsoniano en la política exterior estadounidense ¿Una doctrina recurrente?, Revista Española de Ciencia Política, nº 35 (julio 2014), pp. 149-150. 23 Mann, James (2004): The Rise of the Vulcans. The History of Bush War´s Cabinet, Nueva York, Penguin Books, pp. 72-73. 24 Kirkpatrick, Jeane J.: “Dictatorship and Double Standards”, Commentary, (noviembre 1979), en https://www.commentarymagazine.com/articles/dictatorships-double-standards/ Mann, James: The Rise of the

Vulcans, op.cit., pp. 127-137.

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Otros de los neoconservadores más destacados de la Administración serían Elliot Abrams y Paul Wolfowitz, que trabajaron en el Departamento de Estado en las áreas relativas al Hemisferio Occidental y Asia Oriental respectivamente, influyendo en la posición de la Administración respecto de transiciones como las que se producirían en Chile y Filipinas. Algunos autores han considerado a Reagan como "el primer conservador wilsoniano", que enunciaría grandes discursos en favor de extender la democracia y fundaría el think tank conocido como National Endowment for Democracy. Sin embargo, las necesidades de la Guerra Fría y el giro más conciliador hacia la URSS de su segundo mandato harían que recibiese las críticas de muchos de los integrantes de este movimiento. Asimismo, la política de expansión de la democracia que defendió fue siempre selectiva y estuvo más orientada a la lucha contra el comunismo que a la expansión de dicha forma de gobierno en el exterior, apoyando en cambio a movimientos que poco tenían de luchadores por la democracia como las famosas contras centroamericanas.25

En la etapa de Bush padre, la influencia neoconservadora fue sensiblemente inferior. Sin embargo, algunos de los autores asociados a este movimiento realizaron algunas de las aportaciones más destacadas del momento como es el caso del "Momento Unipolar" de Charles Krauthammer. Los neoconservadores serían algunos de los principales críticos de decisiones como la de no haber derribado a Shaddam Hussein después de la Guerra del Golfo y defenderían la necesidad de afrontar tal decisión a través de proyectos como el Project for the New American Century y presionarían durante la administración Clinton para que se efectuasen los bombardeos que se harían efectivos a raíz de la operación Zorro del Desierto. 26

Cuando Bush hijo gana las elecciones, la política exterior que originalmente piensa en realizar es mucho más cercana a la de su padre que a la de los neoconservadores que ocuparon varios puestos clave de segundo orden de su Administración. Sin embargo, el 11 de Septiembre, en el que un enemigo no estatal fue capaz de atacar territorio estadounidense cambió radicalmente las cosas. Entre los decisores neoconservadores que impregnaban la Administración destacaron el vicesecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, el jefe de gabinete del vicepresidente, Scooter Libby, y Elliot Abrams, que llevaría el área de Próximo Oriente dentro del Consejo de Seguridad Nacional. También cabe destacar algunos destacados outsiders e intelectuales influyentes en la Administración como Richard Perle -a quien más tarde se nombraría presidente del Defense Policy Board-, Charles Krauthammer o William Kristol. Igualmente puede mencionarse a Joshua Muravchik, considerado uno de los grandes representantes del idealismo democrático dentro del movimiento neoconservador.27

25 Traub, James (2008): The Freedom Agenda: Why America Must Spread Democracy –Just not the Way George

Bush Did-, Nueva York, Farrar, Straus and Giroux, pp. 56-74. Mann, James (2010), The Rebellion of Ronald

Reagan. A History of the End of the Cold War, Nueva York, Viking. 26 Krauthammer, Charles: “The Unipolar Moment”, Foreign Affairs, vol. 70, nº 1 (1990), pp. 23-33. Krauthammer fue conocido por ser uno de los críticos neoconservadores más vocales del idealismo wilsoniano, si bien mantuvo algunos planteamientos favorables a la expansión de la democracia. Véase Krauthammer, Charles: “Democratic Realism. An American Foreign Policy for an Unipolar World”, American Enterprise

Institute, 10 de febrero de 2004, en http://www.aei.org/publication/democratic-realism/ Gordon, Michael R. y Trainor, Bernard E. (2006): COBRA II. The Inside Store of the Invasion and Occupation of Iraq, Nueva York, Vintage Books, pp. 11-15. Véase la web del Project for a New American Century en http://www.newamericancentury.org/ 27 Sobre las intenciones originales de la Administración puede leerse Rice, Condoleezza: “Promoting the National Interest”, Foreign Affairs, vol. 89, nº 3 (enero/febrero 2000), pp. 45-62. Brzezinski, Zbigniew (2007): Second Chance. Three Presidentes and the Crisis of American Superpower, Nueva York, Basic Books, pp. 135-146. Muravchik, Joshua y Walt, Stephen M.: “The Neocons vs The Realists”, The National Interest, nº 97 (septiembre/octubre 2008), pp. 20-36. Sobre Muravchik véase Muravchik, Joshua: “The Democratic Ideal”, American Enterprise Institute, 25 de enero de 2005, en http://www.aei.org/publication/the-democratic-ideal/

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Parte de las ideas de estos neoconservadores como la necesidad de exportar la democracia liberal como antídoto frente a la violencia y el terrorismo, el uso unilateral de la fuerza o la idea de Estados Unidos como la "nacion indispensable" quedaron reflejadas en la Estrategia de Seguridad Nacional de 2002. De igual forma, tuvieron una influencia destacada en la intervención en Irak de 2003, ganando el debate interno gracias en parte al apoyo de decisores como Cheney o Rumsfeld frente a Powell. De hecho, Wolfowitz, en una famosa entrevista concedida a Vanity Fair, defiende la idea de que la justificación de las armas de destrucción masiva fue un argumento para aunar las posiciones de los diferentes miembros de la Administración, se auto-identifica como un “idealista-práctico” y resalta los aspectos positivos que para él tendría el establecimiento de una democracia liberal en Irak. En la práctica los neoconservadores pensaban que el ejemplo iraquí serviría para promover un efecto dominó en la región favoreciendo la exportación de dicha forma de gobierno.28

Sin embargo, los graves errores producidos en el proceso de nation-building, con pináculos como la desbaazificación o la disolución del ejército iraquí, harían que el gran proyecto neoconservador defendido por Wolfowitz fuese objeto de todo tipo de críticas que censurarían los elevados costes económicos y en vidas humanas -1 billón de dólares y más de 4000 vidas estadounidenses-, convirtiéndose en una suerte de "Vietnam de la posguerra fría" que hundiría el prestigio de la Administración, por no hablar de un empeoramiento de las relaciones con los aliados estadounidenses y de la imagen de la potencia norteamericana en el mundo. Como consecuencia esto provocaría, no solo la salida de parte de los neoconservadores que impregnaban la Administración en el segundo mandato de Bush hijo, sino un giro producido en su política exterior e iraquí de la mano de Condoleezza Rice, el realista Robert Gates y la estrategia contrainsurgente de Petraeus, que luego sería parcialmente continuada por la administración Obama en Afganistán, aunque con el importante añadido del deseo de acabarla cuanto antes.29

A pesar de los desastres producidos y las críticas recibidas a raíz de la gestión iraquí, este grupo ideológico sigue teniendo una notable influencia tanto en los círculos políticos de Washington como en el ámbito del Partido Republicano. En este último, destacados dirigentes como John McCain o Lindsey Graham han adoptado muchas de las posturas defendidas por este grupo ideológico en supuestos recientes como los de Libia o Siria. El propio McCain, de hecho, contó en su campaña presidencial con Robert Kagan, uno de los intelectuales neoconservadores más destacados durante su campaña presidencial como asesor y realizó propuestas tan destacadas como la hacer una "liga de democracias". Asimismo, diversos medios como el Weekly Standard manifiestan posiciones semejantes a las defendidas por estos, así como think tanks como The American Enterprise Institute. Destacados intelectuales o periodistas como William Kristol o Charles Krauthammer hasta su fallecimiento, siguieron ejerciendo influencia en medios tan relevantes como el Washington Post.30

Queda pendiente plantear cual ha sido la influencia real de este grupo ideológico en el marco del proceso decisorio de la administración Trump. En este caso, la respuesta es compleja. No existe ninguna identificación clara de neoconservadores reconocidos con la misma. Tanto durante la campaña presidencial como en el posterior ejercicio de la presidencia, a menudo 28 National Security Strategy 2002, en http://www.state.gov/documents/organization/63562.pdf El contenido de la citada entrevista puede verse en http://archive.defense.gov/Transcripts/Transcript.aspx?TranscriptID=2594 29 Brzezinski, Zbigniew, op.cit., pp. 146-148. Ricks, Thomas E. (2007): Fiasco. The American Military

Adventure in Iraq, Nueva York, Penguin Books, pp. 158-166, 390-412 y 431-433. Sobre los costes del conflicto véase también http://costsofwar.org/ Woodward, Bob (2010): Obama´s Wars, Nueva York, Simon & Schuster. Bush, George W. (2010): Decision Points, Nueva York, Crown Publishers, pp. 355-394. Gates, Robert, op.cit., pp. 567-573. 30 MCCain, John: “An Enduring Peace Built on Freedom”, Foreign Affairs, vol. 86, nº 6 (noviembre/diciembre 2007), pp. 19-34. Vaisse, Justin, op.cit., ps. 266-270.

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tanto los neoconservadores como los líderes políticos que siguen sus postulados se han mostrado claramente críticos con el discurso y las acciones de la Administración e incluso destacados neoconservadores optaron por apoyar a Hillary Clinton frente a Trump, pese a la existencia de puntos de encuentro con el candidato republicano como el rechazo al acuerdo nuclear iraní y su retirada o los ataques militares puntuales contra el régimen sirio por el uso de armas químicas. Sin embargo, existen importantes discrepancias en aspectos como las relaciones con Rusia o la promoción de valores e ideales. Entre sus presuntos integrantes, a pesar de que se ha querido ver una cierta identificación del movimiento neoconservador con líderes como la embajadora en Naciones Unidas, Nikki Haley, quizá el miembro de la Administración más cercano a sus postulados, el consejero de Seguridad Nacional Bolton o el secretario de Estado Mike Pompeo. Sin embargo, la falta en estos dos últimos casos del elemento wilsoniano hace que su adscripción a este grupo sea, en el mejor de los casos, dudosa.31

Si bien parece claro que la influencia neoconservadora continuará siendo importante en el desarrollo de la política exterior estadounidense y, en particular, en el marco de los debates del Partido Republicano en la materia; la progresiva desaparición de miembros tan relevantes como el senador McCain, la posición de críticos frente a los postulados de la administración Trump dentro del Partido Republicano y, sobre todo, el potencial diseño de un nuevo Partido Republicano más escorado hacia los posicionamientos del presidente estadounidense, serán la piedra de toque que determinará la importancia de un grupo ideológico que consiguió marcar el debate de la política exterior estadounidense durante la posguerra fría.

2.3 Los liberales intervencionistas.

A diferencia de los realistas o de los neoconservadores, los liberales intervencionistas constituyen un grupo ideológico menos conocido, sus planteamientos ideológicos han sido considerablemente menos estudiados y sistematizados, apareciendo de manera tardía, básicamente durante la posguerra fría. Como herederos del pensamiento wilsoniano son defensores del uso de la fuerza a la hora de prevenir vulneraciones masivas de derechos humanos y defienden la exportación de la democracia liberal como forma de gobierno. De igual modo, apoyan la idea de Estados Unidos como una "potencia del bien". Asimismo, creen en conceptos como la paz democrática o la responsabilidad de proteger. Sin embargo y a diferencia de lo que sucede con el caso de los neoconservadores, tienen una fe mayor que los neoconservadores en el rol que pueden jugar las instituciones internacionales a la hora de condicionar el comportamiento de los Estados.32

Entre los dirigentes y autores asociados a esta corriente ideológica destacarían Samantha Power, Susan Rice, Madeleine Albright, Anthony Lake y Strobe Talbott entre otros. Esta corriente ha estado muy vinculada a las Administraciones demócratas de la postguerra fría y, particularmente a la administración Clinton y a la doctrina que lleva su nombre. De hecho, tras el fiasco de Somalia en 1993 y a raíz de la necesidad de anunciar la ruptura con las antiguas intervenciones multilaterales de la postguerra fría, el consejero de Seguridad Nacional, Anthony

31 Cline, Andrew: “Bill Kristol in New Hamphsire: Let Trump Face a GOP Challenger in 2020”, National

Review, 23 de mayo de 2018, en https://www.nationalreview.com/2018/05/bill-kristol-republicans-should-challenge-trump-in-2020-primaries/ Tracey, Michael: “Hillary´s Neoconservatives”, The American

Conservative, 19 de Agosto de 2016, en https://www.theamericanconservative.com/articles/hillarys-neoconservatives/ Hasan, Mehdi: “Trump´s Ambassador to the UN Nikky Haley is the new darling of the neocons”, The New Statesman, 21 de septiembre de 2017, en https://www.newstatesman.com/culture/observations/2017/09/trump-s-ambassador-un-nikki-haley-new-darling-neocons Sobre Bolton y Pompeo véase la nota 40. 32 Walt, Stephen M.: “What intervention in Libya”, op.cit. Tovar Ruiz, Juan: El idealismo wilsoniano, op.cit., p. 149.

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Lake, defiende en un discurso la concepción de un nuevo "unilateralismo estadounidense" que permitiría cumplir algunos de los objetivos principales que se anunciarían más tarde como parte de la doctrina Clinton, la expansión de la democracia liberal como forma de gobierno y de la economía de mercado.33

Esta ideología se pondría en marcha primero en Haití, donde en aras de "reestablecer la democracia en nuestro hemisferio", interviene para restaurar al democráticamente electo presidente Aristide, poniendo en marcha todo un proceso de nation-building que trataría de convertir Haití en una democracia liberal consolidada. El éxito inicial animaría a la Administración a seguir con esta política a través de las intervenciones humanitarias producidas en Bosnia y Kosovo. En ambas los objetivos de mejorar la convivencia entre los diferentes grupos étnicos, lograr la democratización de estas regiones, la estabilidad regional y el desarrollo económico justificaron la realización de una serie de procesos de construcción estatal que llevarían en el primer caso a una entidad excesivamente burocratizada y disfuncional que saldría de los acuerdos de Dayton y, en el segundo, a una polémica independencia que ha dividido al mundo. Este último caso de inspiración para lo que sucedería en Irak al no disponer la intervención de resolución de apoyo por parte del Consejo de Seguridad de la ONU.34

Si bien algunos liberales intervencionistas destacaron por sus críticas a la intervención en Irak, como fue el caso de Susan Rice, en otros aspectos las políticas de liberales intervencionistas y neoconservadores coincidirían como fue en el caso de la administración Obama. En esta Administración destacarían dentro de este grupo ideológico la primero asesora y luego embajadora de Estados Unidos en Naciones Unidas, Samantha Power, muy conocida por el libro ganador de un Pulitzer que escribió a raíz de su experiencia como periodista en la Guerra de Bosnia, A Problem from Hell, en el que narra aquellos momentos históricos en los cuales Estados Unidos no actuó para frenar genocidios. También destaca Susan Rice, primero embajadora en Naciones Unidas y luego consejera de Seguridad Nacional, que fue discípula de Madeleine Albright, con la que trabajó en el Departmento de Estado durante la etapa de su mentora como secretaria de este Departamento.Fue, además, uno de los integrantes de la Administración Clinton más críticos con la política seguida en Ruanda, cuando se produjo el genocidio. En ambos casos la experiencia histórica y vital de ambas dirigentes ha jugado un papel clave a la hora de determinar sus visiones del mundo y del rol que Estados Unidos debe jugar en el ámbito internacional.35

Aunque durante la administración Obama los realistas han llevado mayoritariamente la voz cantante, especialmente en los primeros dos años de mandato. La situación se modificaría con posterioridad a raíz del movimiento de cambio conocido como "Primavera Árabe", donde el convencimiento del presidente de la existencia de un "lado correcto de la historia" superó sus iniciales intenciones conciliadoras hacia muchos de los regímenes autocráticos que se habían visto afectados por la Freedom Agenda de su predecesor. De igual modo, lograron su apoyo para pedir la renuncia de Mubarak y alterar el equilibrio interno del proceso de toma de decisiones a la hora de lograr una intervención en Libia, que conduciría a un nuevo cambio de régimen y un incremento en la inestabilidad regional produciéndose, además, la muerte del embajador Stevens como consecuencia del ataque al consulado de Bengasi en septiembre de 33 Lake, Anthony: “From Containment to Enlargement”, US Department of State, Bureau of Public Affairs, vol. 4, nº 39 (septiembre 1993). Tovar Ruiz, Juan (2014),op.cit., pp. 67-88. 34 Talbott, Strobe: “Democracy and National Interest”, Foreign Affairs, vol. 75, no. 6 (noviembre/diciembre 1996), pp. 47-63. Niblack, Preston (1995): The United Nations Mission in Haiti: Trip Report, Santa Mónica Ca., RAND. McMahon, Patrice y Western, Jon: “The Death of Dayton. How to Stop Bosnia From Falling Apart”, Foreign Affairs, vol. 88, nº 5 (septiembre/octubre 2009), pp. 69-83. King, Ian y Mason, Whit (2006): Peace

At Any Price. How The World Failed Kosovo, Londres, Cornell University Press, pp 1-25. 35 Mann, James: The Obamians, op.cit., pp. 76-85 y 89-90. Power, Samantha (2013): A Problem from Hell.

America and the Age of Genocide, Nueva York, Basic Books.

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2012. Acto que suprimiría las posibilidades de Susan Rice de ser secretaria de Estado y provocaría una agria polémica. La intervención en Libia, en cualquier caso, ha estado marcada por las reticencias "realistas" del presidente, que solo autorizaría una intervención militar limitada y se negaría a llevar a cabo un proceso de nation-building.36

Con todo, esta influencia ostentada se diluiría con el tiempo pese a éxitos en países poco relevantes para los intereses estadounidenses como fue la misión remitida a la República Centroafricana, apoyada por Power. Ya en el momento de considerar la intervención en un supuesto similar al de Libia como es Siria, las reticencias del presidente, la división de la Administración y del Congreso Estadounidense y la oposición de la opinión pública han constituido un revulsivo para una nueva intervención que se antojaba mucho más compleja que la de Libia contra un ejército más preparado, que contaba con aliados regionales e internacionales, un Estado dividido y fragmentado por líneas étnicas y religiosas y una oposición compuesta por diferentes facciones, no todas ellas digeribles para los gobiernos occidentales. El gobierno estadounidense finalmente decidiría aceptar la oferta rusa de destrucción del arsenal de armas químicas del régimen e ignorar su propia línea roja, pese a los numerosos cuestionamientos que dicha omisión llevaría a cargo del liderazgo estadounidense. La Administración estadounidense únicamente quedaría envuelta en Siria -e Irak- cuando los intereses de seguridad y estabilidad regional amenazados por el surgimiento del Estado Islámico hiciesen su aparición, y de manera limitada.37

Pese a los malos resultados producidos en Libia tras el cambio de régimen y al igual que sucede con los neoconservadores, la influencia de los liberales intervencionistas podría continuar con el paso del tiempo a pesar de la oportunidad perdida con la derrota en las elecciones presidenciales de 2016 de un líder político tan cercano a sus planteamientos como es el caso de Hillary Clinton. Autores y decisores como Susan Rice o Samantha Power seguirán ejerciendo cierta influencia dentro del Partido Demócrata y en los círculos políticos de Washington, si bien a corto plazo como críticos de los posicionamientos y acciones de la política exterior de la administración Trump. De igual modo, estos postulados idealistas, si bien igualmente afectados tanto por Irak como por Libia, seguirán teniendo una cierta popularidad entre las elites de la política exterior estadounidense, pese a sus resultados y como consecuencia de una imagen y un discurso identitario que los acerca más a la idea del "excepcionalismo estadounidense" de lo que sucede con sus rivales realistas.38

Con todo, esta influencia quedará determinada por la capacidad y el éxito del presidente Trump a la hora de permear con sus valores y principios la naturaleza de la política exterior de la potencia norteamericana y el éxito o fracaso de las próximas contiendas electorales para el partido en el que se han insertado.

36 Ibid, ps. 255-301. Tovar Ruiz, Juan: “¿Una estrategia coherente para una región en cambio? La política exterior de la administración Obama y la Primavera Árabe”, Unisci Discussion Papers, nº 36 (octubre 2014), pp. 38-43. 37 Hamilton, Rebecca: “Samantha Power in Practice”, Foreign Affairs, 3 de febrero de 2014, en http://www.foreignaffairs.com/articles/140709/rebecca-hamilton/samantha-power-in-practice Sanger, David E. (2013): Confront and Conceal. Obama´s Secret Wars and Surprising Use of American

Power, Nueva York, Broadway Paperbacks, pp. 358-366. Tovar Ruiz, Juan: “Una estratégica coherente”, op.cit., pp. 43-45. 38 Clinton, Hillary (2014): Hard Choices, Nueva York, Simon & Schuster, pp. 460-464. Un ejemplo de crítica desde una perspectiva liberal-intervencionista a la política exterior de Trump y su relación con los Estados autocráticos sería Rice, Susan, “Susan Rice: President Trump, The Autocrat´s Best Friend, The New York Times, 9 de agosto de 2018, en https://www.nytimes.com/2018/08/09/opinion/susan-rice-saudi-canada-trump.html

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2.4 Los jacksonianos.

Si existe una corriente de la política exterior estadounidense cuya identificación pueda ser compleja, esta es la jacksoniana. Siguiendo a Walter Mead, el jacksonianismo, que recibe su nombre del presidente Andrew Jackson y tiende a ser identificado con un cierto “populismo” no es únicamente una corriente de la política exterior estadounidense, aunque tenga importantes implicaciones para ella. Estaríamos ante una visión del mundo que implicaría también un código de honor, una forma de vida y unas implicaciones identitarias para sus partidarios, que se incardinan en el marco de las comunidades rurales estadounidenses. En política exterior, la corriente jacksoniana defiende la actuación enérgica y unilateral y adopta una visión pesimista, que la acercaría según Mead al realismo continental europeo, y que supone una traslación de los valores y del código de honor que la población jacksoniana defiende. Según este autor, sin comprenden el jacksonianismo, es muy difícil entender el funcionamiento de la política exterior estadounidense. A diferencia de las tres corrientes anteriores, que tuvieron un cierto protagonismo en los debates producidos durante la posguerra fría, la corriente jacksoniana no tuvo un carácter protagónico en los grandes debates académicos y políticos hasta la llegada del presidente Trump al poder. 39

No obstante, según Nye, la corriente jacksoniana tendría una cierta relevancia en los debates existentes en el marco del proceso decisorio de la administración Bush hijo e incluso contaría con representantes tan destacados como el vicepresidente Dick Cheney o el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. Ambos defendieron acciones unilaterales para acabar con el régimen de Saddam Hussein sin que ello implicase, como sí era el caso de los neoconservadores, la expansión de la democracia liberal como forma de gobierno. Con todo, Cheney consideraba que una vez realizado el cambio de régimen la actitud “moral” se identificaba con el establecimiento de un nuevo régimen que reflejase los valores estadounidenses, lo que le contrapone con la posición más escéptica de Rumsfeld, tal y como exponen en sus respectivas memorias. Asumir el jacksonianismo de estos decisores en debates de tanta importancia, situaría a esta corriente en pie de igualdad con otros posicionamientos ideológicos de la política exterior estadounidense.40

Con todo, la relevancia de esta corriente alcanzaría su culminación con la llegada del presidente Trump al poder. Identificado de manera expresa y clara con los posicionamientos y la figura del presidente Andrew Jackson, la política exterior de la administración Trump parece haber sido marcada de manera relevante por esta corriente de la política exterior, si bien no de manera absoluta y sin que puedan descartarse elementos de otras corrientes ideológicas de la política exterior estadounidense como es el caso de los realistas o los neoconservadores. En este sentido, no solo el presidente Trump se identificaría con posiciones jacksonianas, sino que gran parte de su base electoral también lo haría. Su discurso, tanto electoral como tras haber asumido la presidencia estadounidense, ha mantenido una cierta coherencia en este aspecto, si bien suavizada por el ejercicio del poder y pese a la “disfuncionalidad” que algunos han encontrado en el funcionamiento del proceso decisorio de la Administración.41

39 Mead, Walter R.: Special Providence, op.cit., pp. 218-263. 40 Nye, Joseph, op.cit., pp. 132-124. Cabe destacar que algunos autores consideran que la influencia neoconservadora se ha sobreestimado y resaltan el papel jugado por los “nacionalistas conservadores” en la política exterior de la administración de George W. Bush, véase Hurst, Steven. “Myths of Neoconservatism: George W. Bush´s ‘Neo-conservative’ Foreign Policy Revisited”, International Politics, vol. 42, nº 1 (marzo 2005), pp. 75-96. Cheney, Dick (2011): In My Time. A personal and Political Memoir, Nueva York, Threshold Edition, pp. 387-388. Rumsfeld, Donald (2011): Known and Unknown. A Memoir, Nueva York, Sentinel, pp. 497-500. 41 Tovar Ruiz, Juan: La doctrina, op.cit., pp. 192-193. Mead, Walter R. “The Jacksonian Revolt”, Foreign

Affairs, vol. 96, nº 2 (marzo/abril 2017), pp. 2-7. Véase también el discurso de Trump en la nota 1. Mann,

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La importancia de la dimensión jacksoniana de la Administración ha sido puesta de manifiesto en el importante debate académico y político, no exento de ciertas exageraciones, sobre la supervivencia del “orden liberal” que Estados Unidos se ocuparía de diseñar y contribuiría a implementar después de la II Guerra Mundial. De igual modo, acciones de diferente tipo como el castigo al régimen de Asad por el uso de armas químicas en Siria, la política comercial seguida tanto frente a aliados como adversarios en defensa de los intereses estadounidenses, la retirada del Acuerdo de París sobre cambio climático, el lugar periférico otorgado a política antaño tan importantes como las de expansión de la democracia y defensa de los derechos humanos, el incremento del gasto estadounidense en defensa, la crítica hacia los efectos de la globalización y de los acuerdos multilaterales de libre comercio, la inicial actitud enérgica frente a Corea del Norte, la actitud contundente frente a adversarios como Rusia o China, la focalización en aspectos como la lucha contra la inmigración ilegal a nivel interno y externo o la exigencia vocal y contundente frente a sus aliados para que incrementen el gasto en defensa podrían ser algunos de ellos. Otros aspectos que permitirían identificarlo, aunque son compartidos parcialmente por otras corrientes ideológicas de la política exterior, son el rechazo a intervenciones a gran escala que no estén en el interés nacional estadounidense y que han marcado la importante continuidad del nation-building at home de Obama al America First de Trump, compartida con los autores realistas o el rechazo al acuerdo nuclear con Irán, adversario tradicional estadounidense hacia el que sostiene una posición ideológica compartida con los neoconservadores.42

¿Quiénes habrían sido los decisores más cercanos a este posicionamiento dentro de la administración Trump? Además del propio presidente, cabe destacar a antiguos miembros de la Administración como el exconsejero presidencial, Steve Bannon, que ha llegado a identificarse con esta corriente de la política exterior estadounidense. De igual forma y, siempre y cuando no puedan ser adscritos a la corriente neoconservadora de la política exterior estadounidense, cabe destacar al consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, y al secretario de Estado, Mike Pompeo. Ambos dirigentes sostienen posicionamientos contundentes frente a los Estados percibidos como adversarios de Estados Unidos y mantienen una posición enérgica en aspectos como el rechazo al acuerdo nuclear con Irán y no parecen ser particularmente favorables al desarrollo de una política exterior fundamentada en la expansión de los valores estadounidenses como la democracia liberal o los derechos humanos como es el caso de los neoconservadores.43 Este sector jacksoniano, además, parece haber protagonizado parte de los importantes debates que se han producido en el marco de la Administración frente al sector “liberal” que integraban Gary Cohn, Jared Kushner o Ivanka Trump y al realista de Rex

James:“The Adults in the Room”, The New York Review of Books, 26 de octubre de 2017, en https://www.nybooks.com/articles/2017/10/26/trump-adult-supervision/ 42 El debate sobre la supervivencia del orden liberal durante la etapa de Trump ha tenido un cierto desarrollo, a modo de ejemplo véase Ikenberry, John: “The Plot Against American Foreign Policy. Can the Liberal Order Survive?”. Foreign Affairs, vol. 96, nº3 (mayo/junio 2017), pp. 2-9, Allison, Graham: “The Myth of the Liberal Order”, Foreign Affairs, vol. 97, nº 4 (julio/agosto 2018), pp. 124-133, o Kagan, Robert: “The Twilight of the Liberal World Order”, Brookings Institution, 24 de enero de 2017, en https://www.brookings.edu/research/the-twilight-of-the-liberal-world-order/. Véanse algunos de estas acciones de la Administración en Tovar Ruiz, Juan (2017), op.cit., pp. 193-196. 43 Boot, Max: “Why I Changed my Mind About John Bolton”, The Washington Post, 26 de marzo de 2018, en https://www.washingtonpost.com/news/global-opinions/wp/2018/03/26/the-world-has-changed-in-the-past-13-years-so-have-my-views-on-john-bolton/?utm_term=.8ac5e444469a Heilbrunn, Jacob: “Who´s Afraid of John Bolton?”, The National Interest, 23 de marzo de 2018, en https://nationalinterest.org/feature/whos-afraid-john-bolton-25048

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Tillerson, Herbert McMaster o James Mattis y luego John Kelly y Mattis a la hora de conformar las políticas de la Administración.44

A pesar de todo, dado que la presidencia de Trump es una presidencia en curso, está por ver el desarrollo que esta corriente de la política exterior puede tener en la configuración de la política internacional de la Administración. Además, ante la gran divergencia de posicionamientos de los decisores vinculados a esta corriente como sucede con los más cercanos a posiciones “populistas” frente a figuras más “ortodoxas” como Bolton, queda pendiente una definición más clara o coherente de los principios de política exterior defendidos por una ideología tan influyente que forma una parte clara de la identidad de una porción sustancial de la población estadounidense y de sus líderes políticos.

3. Conclusiones.

En el ámbito de la política exterior estadounidense, las cuestiones materiales y de seguridad han tendido a ser tratados de forma particularmente relevante por aquellos analistas dedicados a esta materia. Sin embargo, las cuestiones ideológicas han sido analizadas de una manera relativamente reciente, como los trabajos de Walter Mead y Smith ponen de manifiesto. A lo largo de estas páginas se ha pretendido ofrecer una representación de los principales grupos ideológicos de la política exterior estadounidense. Tal y como se comentó en la introducción, otorgar relevancia a estas corrientes e ideologías de la política exterior no implica negar la enorme influencia que las cuestiones materiales o de seguridad detentan en el marco de la política exterior sino que lo complementan. De hecho, la presencia clara de estas ideologías o visiones del mundo permiten reforzar la comprensión de los procesos de toma de decisiones de acuerdo con las preferencias de los dirigentes políticos que están en una posición de poder pudiendo optar, si se quiere, por una explicación de naturaleza identitaria sobre su rol en los citados procesos.

Las visiones del mundo y las ideologías de los principales decisores de la política exterior de Estados Unidos han tenido un papel clave en determinados momentos donde se ha decidido involucrar a Estados Unidos en algunos de los conflictos o intervenciones más conocidos de los últimos tiempos como ha sido el caso de Irak o Libia. En el caso de Irak neoconservadores y realistas, y en el de Libia realistas y liberales intervencionistas debatieron sobre la mejor opción a seguir. En ambos casos la opción final fue la de la intervención, en tanto que en otros supuestos como Siria, la opción a seguir fue la prudencia. Dos de estos grupos ideológicos, como es el caso de los realistas y liberales intervencionistas han tenido una enorme relevancia dentro de la administración Obama, que han mantenido un cierto equilibrio con predominio general de los primeros salvo en determinados momentos puntuales relacionados con el proceso de cambio conocido como la "Primavera Árabe".

También ha sido el caso de la administración Trump, donde a pesar de las denuncias de cierta disfuncionalidad y falta de planificación de la política exterior, ha existido una evolución en los debates internos que ha llevado a pasar de la presencia de dos bloques iniciales, el “ortodoxo” integrado por liberales y realistas y el “populista” de procedencia principalmente jacksoniana a cuatro grupos diferenciados de los cuales el realista y el jacksoniano han tenido una cierta preeminencia, pero donde existiría una presencia residual de elementos liberales y neoconservadores. Estos grupos han marcado los grandes debates en política exterior de la Administración.

La influencia de estos grupos ideológicos no se produce de manera exclusiva en momentos clave donde se plantea el uso de la fuerza. Un ejemplo es el supuesto de la

44 Véase a modo de ejemplo Lizza, Ryan: “How Climate Change Saved Steve Bannon Job”, The New Yorker, 2 de junio de 2017, en https://www.newyorker.com/news/ryan-lizza/how-climate-change-saved-steve-bannons-job

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administración Trump y de la toma de decisiones clave como la retirada del Acuerdo Nuclear con Irán, del Acuerdo de París sobre cambio climático o en relación a las cuestiones comerciales, todas ellas debatidas a nivel interno y decantadas por el propio presidente como decisor último. Asimismo, han tenido presencia a lo largo de los diferentes debates de política internacional que se producen tanto dentro de la Administración estadounidense como en el de los think tanks, los círculos de pensamiento político de Washington y los análisis ofrecidos por los medios de comunicación. Estos grupos ideológicos han tenido un papel relevante, de hecho, en diversos ámbitos de influencia. En estos ejemplos cabe destacar a intelectuales como Richard Haass, Robert Kagan, Samantha Power y, si se le incluye dentro de esta categoría, Steve Bannon. Muchos de estos representantes intelectuales de los diferentes grupos han tenido cierta experiencia política en el ámbito de la política estadounidense.

Si bien muchas de estas teorías, como es el caso de los realistas, puede tener su reflejo en el ámbito de las teorías de las relaciones internacionales que ofrecen una determinada visión del mundo y que, de manera simplificada, son trasladadas al ámbito de la decisión política; también ofrecen soluciones aplicadas de manera exclusiva al ámbito de la acción política como sucede, por poner un ejemplo, en el caso de los liberales intervencionistas a la hora de evitar vulneraciones masivas de los derechos humanos. Finalmente, a pesar de los cuestionables resultados en diferentes supuestos donde estas ideas han sido aplicadas en la práctica totalidad de todos los grupos ideológicas, su influencia se ha mantenido prácticamente intacta a lo largo del tiempo, con sus propios partidarios y publicaciones de influencia como es el caso de The

National Interest en el caso de los realistas, The Weekly Standard en el de los neoconservadores y, según algunos, Breitbart News entre los jacksonianos más cercanos a posiciones “populistas”.

Estos debates se han producido, además, en un contexto de creciente polarización y divisiones ideológicas, donde este tipo de debates se han caracterizado, no solo en el ámbito de la política internacional, sino en el de la política interna. Los debates internos protagonizados en el Partido Republicano por los partidarios del Tea Party, primero, y los del presidente Trump, después, con el Establishment del GOP han sido un ejemplo bastante característico de estos últimos tiempos. Si bien estos debates ideológicos pueden ofrecer una visión de división y disfuncionalidad, tienen el claro valor añadido de diferenciar y enriquecer la política exterior estadounidense respecto del caso de la política exterior de otras potencias, con los suficientes medios materiales como para hacerlas relevantes en el sistema internacional, cuanto menos en regiones concretas como es el caso de China, pero adoleciendo de la falta de visiones del mundo que la complejizan y enriquecen. Es posible que en una o dos décadas sus capacidades materiales de actuación en el sistema internacional sean mayores que las de Estados Unidos, pero le llevará más tiempo madurar un proceso tan complejo que culmine las visiones del mundo propias a desarrollar en el ámbito de la política internacional, más allá de importar teorías estadounidenses como la del realismo estructural, para algunos la ideología oficial de las elites de la política exterior china.

Tanto las ideologías de la política exterior estadounidense como las doctrinas y estrategias que la misma inspira, marcan una clara diferencia en cuanto a visiones del mundo que no puede simplemente ser cuantificada en términos materiales pero que hacen su estudio más complejo e interesante, debiendo incorporar elementos de carácter ideológico e identitario que guardan sus raíces en conceptos como el del "excepcionalismo estadounidense". De hecho, decisores tan relevantes a nuestros efectos como es el caso de Madeleine Albright o Robert Gates han identificado en sus memorias los posicionamientos que les son atribuidos como idealista en el primer caso y realista en el segundo, sin que ninguno de ellos haya refutado dicha identificación. Algo parecido, si bien con un sentido más peyorativo se produjo cuando la publicación dominada por los realistas, The National Interest, calificó a Samantha Power de

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Interventionista en su portada, entrando de lleno en el debate ideológico, tal y como lo hemos visto a lo largo de estas páginas.45

Más que la muy relevante disposición de medios materiales y de un modelo inspirador de toma de decisiones que la política exterior estadounidense tiene, estas visiones del mundo que permiten de alguna manera predecir los comportamientos de determinados decisores en momentos concretos, enriquecerá el futuro estudio de la política exterior estadounidense, ofreciendo de justicia la compleja visión de conjunto y posición que por su sofisticación y relevancia en el sistema internacional merece.

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