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Las jornadas del caos: La noción de tiempo en Los detectives salvajes de Roberto Bolaño Felipe Adrián Ríos Baeza Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México Ríos Baeza, Felipe Adrián (2012), Las jornadas del caos: La noción de tiempo en Los detectives salvajes de Roberto Bolaño. Abstract El presente trabajo, que se desprende de un proyecto de mayor envergadura, pretende dar algunos lineamientos para la configuración de un horizonte de estudios en torno al fenómeno de la temporalidad en la obra del escritor chileno Roberto Bolaño (1953-2003). En dicha literatura, el concepto de tiempo debería pensarse como una noción flexible, cercana a ciertos planteamientos de la filosofía y la física contemporánea. Ello implica entender que son los mismos personajes que el autor convoca en sus páginas los que refractan la percepción que se tiene del paso o traspaso, detención o fragmentación, simultaneidad o circularidad del tiempo. Puntualmente, en este ensayo se propone analizar de un modo más detenido un pasaje de Los detectives salvajes (1998), en el que a la dislocación temporal Juan García Madero le llamará, el 1 de enero de 1976, “un día invisible”. Key words Física cuántica, Los detectives salvajes, Roberto Bolaño, Tiempo Revista Iberoamericana 23.3 (2012): 57-79. 특집논문

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Las jornadas del caos: La noción de tiempo en Los detectivessalvajes de Roberto Bolaño

Felipe Adrián Ríos BaezaBenemérita Universidad Autónoma de Puebla, México

Ríos Baeza, Felipe Adrián (2012), Las jornadas del caos: La noción detiempo en Los detectives salvajes de Roberto Bolaño.

Abstract El presente trabajo, que se desprende de un proyecto de mayorenvergadura, pretende dar algunos lineamientos para la configuración de unhorizonte de estudios en torno al fenómeno de la temporalidad en la obra delescritor chileno Roberto Bolaño (1953-2003). En dicha literatura, el conceptode tiempo debería pensarse como una noción flexible, cercana a ciertosplanteamientos de la filosofía y la física contemporánea. Ello implica entenderque son los mismos personajes que el autor convoca en sus páginas los querefractan la percepción que se tiene del paso o traspaso, detención ofragmentación, simultaneidad o circularidad del tiempo. Puntualmente, en esteensayo se propone analizar de un modo más detenido un pasaje de Losdetectives salvajes (1998), en el que a la dislocación temporal Juan GarcíaMadero le llamará, el 1 de enero de 1976, “un día invisible”.

Key words Física cuántica, Los detectives salvajes, Roberto Bolaño, Tiempo

Revista Iberoamericana 23.3 (2012): 57-79.

특집논문

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En la novela Los detectives salvajes (1998) del escritor chileno Roberto

Bolaño (1953-2003), el poeta Juan García Madero cuenta en su diario la

siguiente escena, durante la noche de año nuevo de 1975: la casa de las

hermanas Font está sitiada por Alberto, un proxeneta que desea a toda costa

recuperar a Lupe, una prostituta a la que Ulises Lima, Arturo Belano y el

propio García Madero, el núcleo del llamado realvisceralismo, han decidido

proteger y sacar de la calle. Quim Font, padre de las hermanas, los insta a

escapar en su Impala. En una situación a mitad de camino entre una

trepidante acción cinematográfica y una escena de vodevil, Lupe y los poetas

suben al coche, arrancan los motores y parten hacia Sonora. Alberto empieza

a seguirlos en un amenazante automóvil oscuro. Y entonces, el plano se va

a negro, abriéndose en una segunda parte en la que a lo largo de veinte años

(1976-1996) se suceden los incontenibles testimonios de quienes aseguran

haber visto la estela de los realvisceralistas. Tras el último monólogo,

comienza la tercera parte, en la que Juan García Madero vuelve a tomar la

voz narrativa y comenta, el 1 de enero de 1976 ?es decir, retrotrayéndose en

el tiempo?:

Hoy me di cuenta de que todo lo que escribí ayer en realidad lo escribí

hoy: todo lo del treintaiuno de diciembre lo escribí el uno de enero, es

decir hoy, y lo que escribí el treinta de diciembre lo escribí el treintaiuno,

es decir ayer. Lo que escribo hoy en realidad lo escribo mañana, que

para mí será hoy y ayer, y también de alguna manera mañana: un día

invisible. Pero sin exagerar. (Bolaño 1998, 557. La cursiva es mía)

La referencia a un tiempo simultáneo mientras se escribe (pasado,

presente, futuro), y, como consecuencia, a una abertura en la estructura

cronológica entre el 31 de diciembre de 1975 y el 1 de enero de 1976 (en el

que cabrían veinte años) no es gratuito en la narrativa de Roberto Bolaño, y

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aparece como resultado de un trabajo cuidado y hasta tendencioso que su

obra tiene en torno al elemento temporal.

Este trabajo se propone analizar de un modo más detenido ese “día

invisible” que, “sin exagerar”, abre García Madero. Con esta clara referencia,

el tiempo debería pensarse en su literatura como una noción flexible, cercana

a ciertos planteamientos de la filosofía y de la física contemporánea, e implica

entender que los mismos personajes que el escritor chileno convoca en sus

páginas refractan la percepción que se tiene del paso o traspaso, detención

o fragmentación, simultaneidad o circularidad de eso que se ha dado a llamar

como tiempo, pero que en palabras de Stephen Hawking en Historia del

tiempo (1988), sería una mera flecha psicológica.

Son varios los momentos en los que Bolaño parece tener un interés

especial y enigmático por la categoría del “tiempo” en la obra de algunos de

sus autores predilectos. En “Ocho segundos con Nicanor Parra”, por ejemplo,

a pesar de la brevísima franja cronológica dada (ocho compases de reloj),

Bolaño augura, explícitamente, que la poesía de Parra pervivirá en el nuevo

milenio, e, implícitamente, que esa poesía propone la ruptura de una

temporalidad percibida como una estructura estática e inamovible:

Sólo estoy seguro de una cosa con respecto a la poesía de Nicanor Parra

en este nuevo siglo: pervivirá […]. [La poesía de Parra] posee la

oscuridad del movimiento […]. Sobre el dolor y la soledad sí que escribe;

sobre los desafíos inútiles y necesarios; sobre las palabras condenadas

a disgregarse así como también la tribu está condenada a disgregarse.

Parra escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocutado […]. Un

apunte político: Parra ha conseguido sobrevivir. (Bolaño 2004, 91-92)

¿A qué hace referencia Bolaño cuando habla de tiempo?, ¿en qué tiempo

se inserta esa pervivencia?, ¿cuál es el tiempo que la literatura absorbe,

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refracta, construye? Son dudas que Bolaño parece plantearse también a la

hora de hablar de Alan Pauls, uno de los escritores contemporáneos que más

elogios recibió por parte del autor chileno. En el artículo “Ese extraño señor

Alan Pauls”, Bolaño es preciso en argumentar que lo que vuelve original a “El

caso Berciani”, un cuento de Pauls incluido por Juan Forn en la antología de

relatos Buenos Aires (1992), es precisamente el manejo temporal: “[…] había

algo en “El caso Berciani” que sugería un rizo espacio-temporal, no sólo en

el argumento, que por otra parte no iba de eso, es decir no era de ciencia

ficciónn ni nada parecido, sino en el encadenamiento de los hechos narrados,

en la feroz entropía apenas entrevista, en la disposición de los párrafos y las

oraciones” (207).

Sin ser un relato de ciencia ficción, en “El caso Berciani” el tiempo parece

ser todo, menos lo que marcan los relojes. Además, llama poderosamente la

atención que para hablar de “tiempo” en el relato de Pauls, Bolaño utilice

términos propios de la física cuántica y de la termodinámica, como “espacio-

tiempo” y “entropía”. La mención natural a este tipo de conceptos obliga a

pensar que Bolaño no sólo está familiarizado con ese paradigma científico

y humanista, sino que probablemente ese paradigma, y todas sus

consecuencias artísticas, hayan sido aplicados funcionalmente en su

literatura.

Para poder analizar la categoría de “tiempo” en la narrativa de Bolaño, es

necesario realizar un acercamiento a la ruptura consabida que este

paradigma genera en la percepción de los sujetos en el siglo XX. Por tanto,

se retorna a la pregunta: ¿qué es el tiempo? ¿Se trata de un concepto

fenomenológico comprendido a priori o bien se articula en contacto con la

materialidad del mundo? ¿Qué hace la literatura con el tiempo, imita una

estructura impuesta o bien genera una propia? Es importante detenerse, con

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el cuidado debido, en esta cuestión y sistematizarlo de modo teórico.

I. Marcos de aproximación: ese tiempo que no es el de losrelojes

Fue Martin Heidegger, primero en la conferencia El concepto de tiempo, de

1925, y luego en Ser y tiempo, de 1927, uno de los primeros en traer a

colación este asunto desde el terreno de la ciencia al campo de las

humanidades: “Cuando el filósofo plantea la cuestión del tiempo, entonces

está dispuesto a comprender el tiempo a partir del tiempo, concretamente a

partir del αει[siempre], concepto que se presenta como eternidad, pero que

en el fondo constituye un mero derivado de la esfera temporal” (Heidegger

2006, 25). El tiempo absoluto, al modo en el que Aristóteles y Newton lo

piensan, es sólo una arista del fenómeno, no un condicionamiento para la

existencia mundana de los seres. Es más: el concepto de tiempo no es nada

en sí mismo, sólo encuentra su sentido cuando se vincula con (cuando se

vuelve relativo a) la existencia humana. El gran tiempo que buena parte de

la literatura contemporánea, incluyendo la de Bolaño, intenta deconstruir es

el tiempo que mide los “ahoras” (puntos fijos que guardan relación con un

antes y un después) y que permite, por ende, particionar ese continuum

ininterrumpido mediante la estructura aristotélica del principio, medio y

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1) Dice Heidegger, tal vez parafraseando la explicación de Aristóteles del mythos, que:“Un reloj es un sistema físico en el que se repite constantemente la misma secuenciatemporal, con la condición de que este sistema físico no esté sujeto a cambio porningún influjo externo. La repetición es cíclica. Cada período tiene la mismaduración temporal. El reloj ofrece una duración idéntica que se repiteconstantemente, una duración a la que uno siempre puede recurrir. La distribuciónde esta duración es arbitraria. El reloj mide el tiempo en la medida en que laextensión de la duración de un acontecimiento se compara con las secuenciasidénticas del reloj y, a partir de ahí, es determinada en su cantidad numérica […].

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final.1) Se ha entendido el tiempo de la naturaleza como el tiempo de la

mimesis. ése (la homogénea conexión de acontecimientos en que puede

pensarse un “antes” y un “después” a partir de un “ahora”) es el que la

literatura ha estado obligada a imitar. Siguiendo con el planteamiento

heideggeriano, tanto para el tiempo real (mimético) como para el tiempo

literario (diegético), “el pasado es irreversible, el futuro indeterminado” (53).

En otras palabras: el ser-en-el-mundo (in-der-Welt-sein) también es el tiempo,

y no sólo se mueve a través de él: lo “desplaza”.

Así, Heidegger trae al programa de la disciplina filosófica un motivo que

ayudará a comprender la nueva concepción del tiempo y que dará pie,

posteriormente, a que la teoría literaria relativice la absorción temporal

mimética:

El estado actual de esta investigación está recogido en la teoría de la

relatividad de [Albert] Einstein […]: el espacio no es nada en sí mismo;

no existe ningún espacio absoluto. Sólo existe a través de los cuerpos

y de las energías contenidos en él. Coincidiendo con una antigua

afirmación aristotélica, tampoco el tiempo es nada en sí. Sólo existe

como consecuencia de los acontecimientos que tienen lugar en el

mismo. No hay un tiempo absoluto, ni una simultaneidad absoluta. Más

allá de lo destructivo de esta teoría, fácilmente pasa desapercibido el

aspecto positivo que demuestra la equivalencia de aquellas ecuaciones

que describen los procesos naturales en cualesquiera transformaciones.Felipe A

drián Ríos B

aezaLas jornadas del caos: La noción de tiem

po en Los detectives salvajesde Roberto Bolaño

Cada punto, como un ahora, es el posible antes de un después; y como después, es eldespués de un antes. Este tiempo es constantemente uniforme y homogéneo. Sólo entanto el tiempo está constituido homogéneamente puede ser medido. El tiempo esasí un desenrrollar, cuyos estadios guardan entre sí la relación de un antes y undespués […]. El tiempo mimético se preocupa por medir los ahoras: Ladeterminación fundamental que en cada caso realiza el reloj, más que en indicar el“cuanto-tiempo”, la cantidad de tiempo en su fluir presente, consiste en determinarla fijación respectiva del ahora […]. El tiempo de la naturaleza, el conocido yestudiado desde tiempos, ha ofrecido hasta nuestros días la base para la explicacióndel tiempo” (Heidegger 2006, 31-35).

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El tiempo es aquello en lo que se producen acontecimientos […]. Puesto

que el tiempo no es un movimiento, tendrá que ser algo relacionado

con el movimiento. (28-29)

La mención a Albert Einstein resulta primordial para que, y empleando

terminología de Heidegger, lo óntico se vuelva ontológico y el ser emerja

desde ese concepto anquilosado llamado tiempo. El tiempo no se mueve por

el compás atrabiliario del reloj, sino porque es el ser el que se desplaza en el

mundo.

éste es uno de los principales criterios a tener en cuenta: el estado natural

de los cuerpos no es el reposo, sino el movimiento. Por tanto, el antiguo

sistema de coordenadas (una espacialidad de tres dimensiones y una

temporalidad constante y uniforme) es inviable si se pretende medir los

cambios que provoca la velocidad en la que distintos cuerpos viajan.2) Por

tanto el espacio no es fijo, se “mueve” con el objeto, lo que hace suponer que

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2) El movimiento uniforme sólo puede ser reconocido como algo relativo a algún otrosistema material” (Davies 1982, 64), señala el físico P.C.W. Davies, en El espacio y eltiempo en el universo contemporáneo. Si dos observadores se movilizan relativamenteuno al lado de otro a una gran velocidad (la de la luz) obtendrán medidas diferentespara aquello que se llama “tiempo” (intervalos) y aquello que se llama “espacio”(distancias), incluso describiendo la misma serie de eventos. Lo único constante es lavelocidad de la luz, que sólo puede intuirse a partir de velocidades infinitamentemenores. Las paradojas espacio-temporales de la relatividad resultan ciertamenteinquietantes al estar fuera de la experiencia cotidiana y del alcance de las actualestecnologías (la sonda más veloz que se ha construido alcanza los 20 kilómetros porsegundo, en circunstancias de que la luz llega a los 300,000 kilómetros por segundo).Sin embargo, los planteamientos sugieren que cuanto más cerca de la velocidad de laluz viaje un objeto, más lentamente transcurrirá el tiempo civil (reloj, calendario).Asimismo, si se moviese a esa altísima velocidad, se contraería aumentando su masa.Los efectos del cambio espacio-temporal son imperceptibles, debido a que se viaja auna velocidad muchísimo menor, pero de todas formas acaecen.

3) En esta concepción, tiempo y espacio no pertenecen a una esfera separada y ajena,sino que representan un mismo fenómeno. En La evolución de la física (1938), textoescrito en colaboración con Leopold Infeld, Einstein demuestra que la percepción

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el “tiempo” tampoco lo es. Es lo que se conoce como teoría de la relatividad.3)

La temporalidad, como cuarta dimensión de la realidad física en cuanto

propiedad de las partículas, es lo que obliga a romper con la idea de un

tiempo absoluto, fijo, lineal, y a entrar en una nueva concepción de la

“acción” que acaecería en un lugar determinado: el espacio-tiempo.4)

El interés de la teoría literaria por la teoría de la relatividad se hará

manifiesto a finales de la década de 1930. En su libro Ensayos sobre poética

histórica (cuya primera parte data de 1938 y su versión ampliada, de 1973),

Mijaíl Bajtín empleará la noción de espacio-tiempo para su estudio,

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tridimensional de la realidad (según las coordenadas latitud, longitud y altitud: x, y,z) es un asunto más geométrico que físico. En una realidad estática, cabe laposibilidad de una medición precisa con la ayuda de esta escala. Sin embargo, si laconstante es la velocidad de la luz (y algunas partículas cuánticas como el electrón, elfotón y el spín subatómico son capaces de alcanzar aquellas magnitudes demovimiento), no es posible llevar a cabo una observación con este sistema decoordenadas (SC) si no se introduce una cuarta dimensión en el espacio: el tiempo(t). Así, Einstein e Infeld dirán que “para volver a ésta [la física, y no la geometría]tenemos que considerar el movimiento de las partículas materiales. En laobservación y predicción de los fenómenos naturales debemos tener en cuenta,además del lugar, el tiempo en que suceden” (Einstein, Infeld 1986, 151). “Antes dela teoría de la relatividad, todo mundo suponía que tanto el pasajero que va en unferrocarril como el espectador que está a un lado de la vía y un hombre que seencuentre en Marte, utilizaban un mismo tiempo”, dirá el físico P.C.W. Davies. “Eltiempo newtoniano es absoluto y universal; no es modificado por el estado demovimiento del observador y es fijo en todo el universo. Ahora se sabe que eserrónea esta concepción del tiempo como telón de fondo o marco de referencia fijocon respecto al cual se pueden medir los acontecimientos. No existe un “mismo”momento universal” (Davies 1982, 71).

4) El físico Stephen W. Hawking, en su conocida obra Historia del tiempo. Del big banga los agujeros negros (1988) apuntala este criterio: “Tanto Aristóteles como Newtoncreían en el tiempo absoluto. Es decir, ambos pensaban que se podía afirmarinequívocamente la posibilidad de medir el intervalo de tiempo entre dos sucesos sinambig?edad, y que dicho intervalo sería el mismo para todos los que lo midieran, contal que usaran un buen reloj. El tiempo estaba totalmente separado y eraindependiente del espacio. Esto es, de hecho, lo que la mayoría de la genteconsideraría como de sentido común. Sin embargo, hemos tenido que cambiarnuestras ideas acerca del espacio y del tiempo” (Hawking, 37).

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decididamente anticanónico, del género novela. Al igual que Heidegger,

manifestará sus deudas con Einstein para progresar en los análisis de su

disciplina. De esta manera, explorará cómo se articula la organización

ideológica de una cultura y la forma en que el artista es capaz de “asimilarla”

para luego “proyectarla” en el mundo posible de la novela. Con ello, se

desmarca de la afirmación de que la cultura y el arte de una época se

absorben miméticamente: “Nosotros trataremos de revelar el papel de estas

formas en el proceso del conocimiento artístico concreto (la visión

artística) en las condiciones del género novelístico” (Bajtín 1937-1973, 270).

La noción de cronotopo en Bajtín resultaba fundamental como actitud de

análisis a la hora de romper con el rígido sistema de coordenadas de la

mimesis. Ya no se leería el texto como un ajuste al prejuicio de la

inmutabilidad del tiempo y del espacio, sino como un “acontecimiento”. Así,

parecía ser el cronotopo, y no la mimesis, quien actuaba al centro de la

organización argumental.5) De un concepto eminentemente “marginal” para

romper con las coordenadas establecidas, el cronotopo se convierte así en

un suplemento de sentido de la realidad histórica: “Estas formas genéricas,

productivas en su inicio, eran reforzadas por la tradición y en el desarrollo

posterior continuaban existiendo obstinadamente incluso cuando ya

habían perdido su valor realistamente productivo y adecuado. De aquí

dimana también la coexistencia en la literatura de fenómenos profundamente

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5) Siguiendo con Hawking, antes “se pensaba en el espacio y en el tiempo como si setratara de un marco fijo en el que los acontecimientos tenían lugar, pero no estabaafectado por lo que en él sucediera […]. [En la teoría de la relatividad general] elespacio y el tiempo son cantidades dinámicas: cuando un cuerpo se mueve, o unafuerza actúa, afecta a la curvatura del espacio y del tiempo, y, en contrapartida, laestructura del espacio-tiempo afecta al modo en que los cuerpos se mueven y lasfuerzas actúan. El espacio y el tiempo no sólo afectan, sino que también sonafectados por todo aquello que sucede en el universo” (Hawking, 56).

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heterotemporales, lo que complica en grado sumo el proceso histórico

literario” (270).

El reclamo por querer acomodar, desde la poética aristotélica o desde el

materialismo dialéctico, la temporalidad del “mundo posible” de la

literatura a la temporalidad del “mundo de la realidad histórica” será

formulado por el teórico checo Lubomír Dole?el en su artículo “Mimesis y

mundos posibles” (1988). Apuntalando el hecho que desde los orígenes de

la teoría literaria la mimesis ha dominado la estética (estableciendo una “doble

semántica”: realidad/ficción, mimesis/diégesis), Dole?el promueve que el

análisis literario debe dejar de referirse a lo “realmente existente” y abrirse a

establecer marcos más amplios de referencia espacio-temporal. El mundo

histórico-real sería, pues, también un mundo ficcional:

Si los mundos ficcionales se interpretan como mundos posibles, laliteratura no queda restringida a las imitaciones del mundo real […]. Sinduda, la semántica de los mundos posibles no excluye de su ámbito alos mundos ficcionales similares o análogos al mundo real; al mismotiempo, no tiene problema en incluir los mundos más fantásticos, muyapartados de o contradictorios con ?la realidad?. Todo el abanico deficciones posibles está cubierto por una única semántica. No existejustificación algunas para una doble semántica de la ficcionalidad, unapara las ficciones de tipo ?realista? y otra para las ficciones ?fantásticas?.Los mundos de la literatura realista no son menos ficcionales que losmundos de los cuentos de hadas o la ciencia ficción. (80)

Realidad y ficción, entonces, son únicamente dos modos de representación

discursiva. La particular presentación de un tiempo en el cual los

acontecimientos se atropellan, proliferan, se desvanecen; un tiempo donde

los personajes ocupan céntricamente las narraciones sólo para marcharse a

otras y aparecer allí de forma marginal; un tiempo donde gira un espiral de

difícil asimilación si sólo se confía en el tiempo civil de doce compases, es lo

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que se intentará sistematizar en el siguiente apartado; asunto que Auxilio

Lacouture ya parecía intuir en Amuleto: “como si el tiempo se fracturara y

corriera en varias direcciones a la vez” (Bolaño 1999, 193).

II. El día invisible de García Madero

El trabajo de Bolaño con el tiempo, entendido como un viaje hacia el caos

y la percepción de “desfases” en la estructura cronológica, estará

desarrollado con gran audacia en Los detectives salvajes. Allí, el vínculo entre

las categorías temporales será dado, como se comentaba, por algo que el

propio poeta Juan García Madero refiere como el “día invisible”, un punto en

el espacio-tiempo de gran profusión caótica donde lo que se anota en el

presente es en realidad un futuro que no acabará de concretarse si no se

modifican las fechas del diario en el que escribe (es decir, si no se ajusta al

tiempo mimético, asunto que, como se vio, a García Madero lo tendrá sin

cuidado).

Se recordará que la historia del realvisceralismo y de sus líderes tendrá un

recorrido desde lo monológico (el diario del joven) hacia lo dialógico o

polifónico (los testimonios de la segunda parte). Este tránsito no será

indiferente a la hora de regresar, en la última parte, al escrito autofabulado

de García Madero. Algo ha sucedido en ese movimiento expansivo, en esa

dirección que toma el registro del muchacho luego de dispersarse en una

multiplicidad de voces. Antes del “desfase”, es decir antes del viaje desde el

centro (México DF) hacia los márgenes (Sonora), García Madero parece

entusiasmado por haber sido admitido en el singular grupo de vanguardia

poética. En su afán por aprender las claves de acceso de la banda liderada

por Lima y Belano, escribe lo siguiente: “[…] una de las premisas para escribir

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poesía preconizadas por el realismo visceral, si mal no recuerdo (aunque la

verdad es que no pondría la mano al fuego), era la desconexión transitoria

con cierto tipo de realidad” (Bolaño 1998, 19-20). Si en “Mexicanos perdidos

en México (1975)”, la primera parte, la desconexión para la creación artística

se promoverá como “transitoria” para una de las posibles realidades (la

cotidiana, se asume),6) luego de la diseminación lingüística y temática _del

desorden que adicione “Los detectives salvajes (1976-1996)”, la segunda parte,

a la totalidad de la novela_ la desconexión se convertirá en parte esencial del

argumento.

Ese día fantasmagórico (entre el 31 de diciembre y el 1 de enero), ese

tabique que se retira de un sistema ordenado como el calendario para

permitir la simultaneidad dimensional de “ayer”, “hoy” y “mañana”, tendrá

inmediatas consecuencias, todas vinculadas con ese personaje que planea

durante toda la novela: Cesárea Tinajero. Como se ha dicho, el propósito del

viaje desde México DF hasta los desiertos de Sonora es doble: huir de Alberto

y encontrar a la madre del realvisceralismo. La intención principal de la huida,

la mayormente vinculada con la vanguardia artística, acaba por desvanecerse,

como una “tinaja” que se vacía, como un parto por “cesárea” donde el hijo

no nace, sino que es “desprendido” de la madre. En un incierto 13 de enero,

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6) Esta suerte de “desconexión” transitoria en pos de la creación artística puederelacionarse con el proceso hermenéutico que explica Hans-Georg Gadamer enVerdad y método (1959), al vincular la experiencia estética con la experiencia deljuego: “El jugar está en una referencia esencial muy peculiar a la seriedad. No es sóloque tenga en esta relación su “objetivo”. Como dice Aristóteles, el juego es para“distraerse”. Mucho más importante es el hecho de que en el jugar se da una especiede seriedad propia, de una seriedad incluso sagrada. Y sin embargo en elcomportamiento lúdico no se produce una simple desaparición de todas lasreferencias finales que determinan a la existencia activa y preocupada, sino que ellasquedan de algún modo muy particular en suspenso” (Gadamer 2005, 144. El énfasis esmío).

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García Madero telefoneará a casa de las Font. El diálogo con Quim refuerza

lo comentado: “¿Eres tú, García Madero?, sollozó Quim. Pensé que estarías

en tu casa. Estoy aquí, dije […]. Durante un rato los dos guardamos silencio.

¿Cómo está mi coche?, dijo de repente su voz que llegaba desde otro mundo.

Bien, dije, todo está bien. Estamos acercándonos a Cesárea Tinajero, mentí.

¿Quién es Cesárea Tinajero?, dijo Quim” (583. El énfasis es mío).

Asimismo, el 29 de enero de 1976, ya hacia el final de la búsqueda, la

prostituta y los poetas conocen a una maestra de escuela que les refiere su

amistad, hacia 1936, con Cesárea Tinajero. Solían visitarse en el cuarto de esta

última. Allí, además de conocer el hecho de que Cesárea había diseñado el

plano de una fábrica extrañísima (quizá una prefiguración de las

maquiladoras y la violencia en Santa Teresa),7) la maestra y luego los

realvisceralistas creen percibir una “alteración” de la realidad, situación que

García Madero había anunciado 28 días antes:

No era que el cuarto estuviera desordenado o que oliera mal (como

068

7) Junto con lo pregonado por Auxilio Lacouture, en Amuleto, ésta es otra de lasreferencias más claras al año apocalíptico de la novela póstuma: “[…] sus ojosrecorrieron el plano de la fábrica de conservas, un plano que había dibujado Cesárea,en algunas zonas con gran cuidados en el detalle y en otras de forma borrosa o vaga,con anotaciones en los márgenes aunque la letra en ocasiones era ilegible y en otrasestaba escrita con mayúsculas e incluso entre signos de exclamación, como si Cesáreacon su mapa hecho a mano estuviera reconociéndose en su propio trabajo oestuviera reconociendo facetas que hasta entonces ignoraba. Y entonces la maestratuvo que sentarse, aunque no quería hacerlo, en el borde de la cama y tuvo que cerrarlos ojos y escuchar las palabras de Cesárea. E incluso, aunque cada vez se sentía peor,tuvo la entereza de preguntarle por qué razón había dibujado el plano de la fábrica. YCesárea dijo algo sobre los tiempos que se avecinaban, aunque la maestra suponíaque si Cesárea se había entretenido en la confección de aquel plano sin sentido no erapor otra razón que por la soledad en la que vivía. Pero Cesárea habló de los tiemposque iban a venir y la maestra, por cambiar el tema, le preguntó qué tiempos eranaquéllos y cuándo. Y Cesárea apunto una fecha: allá por el año 2.600. Dos milseiscientos y pico” (Bolaño 1998, 597).

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preguntó Belano) o que su pobreza hubiera traspasado los límites de la

pobreza decente o que la suciedad de la calle Rubén Darío tuviera su

correlato en cada uno de los rincones de la habitación de Cesárea, sino

algo más sutil, como si la realidad, en el interior de aquel cuarto perdido,

estuviera torcida, o peor aún, como si alguien, Cesárea, ¿quién si no?,

hubiera ladeado la realidad imperceptiblemente, con el lento paso de los

días. E incluso había una opción peor: que Cesárea hubiera torcido la

realidad conscientemente. (595)

La realidad de la que anteriormente había que “desconectarse” de forma

transitoria en pos de la creación literaria, ahora se desplazará definitivamente

de su eje. Cesárea (la primera poeta realvisceralista) “moverá” el espacio-

tiempo en la lentitud de los días transcurridos en su modesta habitación,

mientras diseña un plano con anotaciones. García Madero (el último

realvisceralista) efectuará el mismo procedimiento en su cuaderno de

anotaciones, pues es el único de todo el grupo que realiza una poesía

transling?ística como lo pedía ilustrativamente el realismo visceral originario.

Mientras Cesárea lo ha efectuado con “Sión”, en la revista Caborca, García

Madero elabora una serie de 17 dibujos que acaban con una tercera y

polisémica versión de “¿qué hay detrás de la ventana?”.8)

Además, el “día invisible” de García Madero supone un “desfase”, causal

Felipe Adrián R

íos Baeza

Las jornadas del caos: La noción de tiempo en Los detectives salvajes

de Roberto Bolaño8) En ese sentido, no sería arriesgado proponer que “Sión” signifique algo más que

“Navega-sión”, como lo piensan Lima y Belano: la idea del movimiento de una barcapor líneas (aguas) asimétricas puede asociarse a una odisea (y por eso el seudónimode “Ulises” Lima) hacia a un territorio de reminiscencias sagradas (Jerusalén, para losjudíos, Etiopía para los rastafaris). Es decir, el acceso o el tránsito hacia otra “Dimen-sión”. En términos formales, “Sión”, el poema de Cesárea Tinajero, vuelve a apareceren (o viaja, hacia o desde) Amberes, en los fragmentos 21 (“Cuando niño”) y 22 (“Elmar”), donde pueden verse dibujadas una línea recta, una ondulada y una aguda:“La línea recta es el mar en calma, la curva es el mar con oleaje y la aguda es latempestad […]. La línea recta me producía calma. La ondulada me inquietaba,presentía el peligro pero me gustaba la suavidad: subir y bajar. La última línea era lacrispación” (Bolaño 2002, 51-53).

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y no casual, entre él y su escritura. El joven parece adelantarse, refiriendo

hechos que están por ocurrir como si ya hubiesen ocurrido. No están en

duda los acontecimientos, sino el espacio y el tiempo en el que acaecen. Se

afirma, de esta manera, que los elementos presentes en la novela no “viajan”

a una misma velocidad, por lo que el tiempo será una medida relativa para

los llamados detectives salvajes. La concentración de un “hoy”, un “ayer” y

un “mañana” en un mismo punto del espacio-tiempo obligan a repensar ese

punto como un cruce, donde tendría lugar la simultaneidad. Es más: García

Madero explica que lo que en realidad sucedió el 31 de diciembre debería

estar pasando el 1 de enero, y con ello parece indicar que todo su diario (y

cualquier coordenada espacio-temporal en la novela) está desfasado de la

rígida estructura cronológica.

A pesar de que se registren rigurosamente en esa libreta los días del

calendario (desde el 2 de noviembre de 1975 a un incierto 15 de febrero de

1976) y los años en los que se recogen los testimonios de personas más o

menos cercanas a Belano y Lima (de 1976 a 1996), el “día invisible” de García

Madero estará abriendo la posibilidad de leer la totalidad de la novela Los

detectives salvajes como una proliferación de hechos atropellados sucediendo

al mismo tiempo. Los seguidores de Descartes hablaban de ocasionalismo. En

física contemporánea es la evidencia más próxima a una realidad de cuatro

dimensiones. El hecho de que el sujeto esté limitado a visualizar una realidad

de tres coordenadas es lo que provoca que se perciba, como decía

Heidegger, un “ahora”, restrictivo con lo “irreversible” y lo “indeterminado”.

Así, la historia que cuenta García Madero y los testimonios de la parte media

están inicialmente sujetos en cuanto narración a la estructura aristotélica del

tiempo (causas, efectos y consecuencias), pero el “día invisible” provoca que

pasado, presente y futuro sean tres caras simultáneas de un solo evento

070

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cuadrimensional, donde los acontecimientos no tienen principio, medio o

final hasta que esas categorías se fijen arbitrariamente con algún sistema de

coordenadas. No es gratuito pensar que la llamada “relación de indeterminación”,

como lo entendió Heinseberg,9) sea uno de los juegos especulares más

complejos y mejor trabajados de la novela.

Esto es propio de un sistema caótico como Los detectives salvajes. En “La

solución Bolaño” Alan Pauls analizaba la novela y decía que allí donde

debería encontrarse el esplendor de la obra realvisceralista, sólo podían

hallarse “ráfagas de aire, torbellinos hiperquinéticos, una especie de

movimiento grupuscular continuo, una compulsión a respirar, a tragar aire,

un gregarismo hiperventilado” (Pauls, 328). El argentino parece tener razón,

sobre todo si se tiene la intuición, con el apoyo de otro criterio de la física

contemporánea, que el “día invisible” abre un abismo en el universo de Los

detectives salvajes: ese día se constituirá como un “agujero negro”.

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de Roberto Bolaño

9) Paul Dirac, Erwin Schrödinger y Werner Heisenberg formularon en la década de1920 el “principio de incertidumbre”. Ningún elemento (acontecimiento) “existe”en un lugar y en un tiempo determinados si no se fija arbitrariamente como partículao como onda. Podría fijarse y estudiarse en un instante, pero aquello no garantizasaber qué sucederá en el instante siguiente, y tampoco si aquel elemento actuará entérminos de partícula o como función de onda. “En esta teoría”, aclara Hawking, “laspartículas ya no poseen posiciones y velocidades definidas por separado, pues éstasno podrían ser observadas. En vez de ello, las partículas tienen un estado cuántico,que es una combinación de posición de velocidad” (Hawking, 84). De esta manera,la mecánica cuántica no puede “predecir” un único resultado, rompiendo así con elempirismo dominante del método científico: “[…] si se realizara la misma medidasobre un gran número de sistemas similares, con las mismas condiciones de partidaen cada uno de ellos, se encontraría que el resultado de la medida sería A un ciertonúmero de veces, B otro número diferente de veces, y así sucesivamente. Se podríapredecir el número aproximado de veces que se obtendría el resultado A o el B, perono se podría predecir el resultado específico de una medida concreta” (Ibíd.). Es porello que Cesárea Tinajero y luego García Madero no parecen inmutarse tras haber“desplazado” el tiempo conscientemente, ya que si bien se entregan versiones de losperiplos del realismo visceral, se posibilitan a la vez muchas otras.

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Un “agujero negro” es un término coloquial para designar a un “objeto

contraído por gravitación”, es decir, un objeto astrofísico que contiene una

gran cantidad de masa en un volumen muy pequeño, donde la fuerza

gravitacional es tan fuerte que nada, ni siquiera la luz, tiene suficiente energía

para escapar. Los “agujeros negros” se forman luego de que, al final de su

vida, una gran estrella explosiona, colapsando su núcleo en un espacio

contraído con una fuerza centrífuga altísima. Asimismo, pueden existir

agujeros negros ubicados justo al centro de las galaxias, que sean mucho

mayores a éstas. Los “agujeros negros” literalmente se “tragan” la materia, es

decir las estrellas, los planetas, el polvo cósmico y todo cuanto orbite cerca.

A la “frontera” de los agujeros negros Stephen Hawking la reconoce como

“horizonte de sucesos y coincide con los caminos de los rayos luminosos que

están justo a punto de escapar del agujero negro, pero no lo consiguen […].

Cualquier cosa o persona que cae a través del horizonte de sucesos pronto

alcanzará la región infinita y el final del tiempo” (Hawking, 121-125).

El “día invisible” en Los detectives salvajes provoca, entonces, que la fuerza

centrífuga sólo permita que se visualice la “frontera” (las circunstancias

alrededor de la poesía realvisceralista), mas no la “materia negra” (la obra

realvisceralista). Con esta idea, se plantea, como se ha mencionado en otras

ocasiones, el carácter eminentemente marginal de la narrativa de Bolaño.10)

En este caso, el margen toma el nombre de “horizonte de sucesos” que

Hawking vincula prontamente con la simultaneidad del tiempo. ¿Qué sucede,

072

10) Vid. Ríos Baeza, Felipe A. (2009), ““Los poetas bajaron del Olimpo”: El motivo de ladesacralización literaria en el volumen Llamadas telefónicas, de Roberto Bolaño”, enAlejandro Palma Castro y Felipe Ríos Baeza (eds.), Con/versiones en la literaturahispanoamericana, Puebla: BUAP; y Ríos Baeza, Felipe A., “Los lados B. de B. Unaaproximación a lo anticanónico en la narrativa de Roberto Bolaño”, en Felipe A. RíosBaeza, (ed.) (2010) Roberto Bolaño: Ruptura y violencia en la literatura finisecular,México: Eón.

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entonces, con el tiempo luego de entrar en un “agujero negro”?:

Supongamos que un intrépido astronauta, que estuviera situado en la

superficie de una estrella que se colapsa, y se colapsara hacia dentro con

ella, enviase una señal cada segundo, de acuerdo con su reloj, a su nave

espacial que gira en órbita alrededor de la estrella. A cierta hora según

su reloj, digamos que a las 11:00, la estrella se reduciría por debajo de

su radio crítico, entonces el campo gravitatorio se haría tan intenso que

nada podría escapar y las señales del astronauta ya no alcanzarían a la

nave. Conforme se acercan las 11:00, sus compañeros, que observaran

desde la nave, encontrarían los intervalos entre señales sucesivas cada

vez más largos, aunque dicho efecto sería muy pequeño antes de las

10:59:59. Sólo tendrían que esperar poco más de un segundo entre la

señal del astronauta de las 10:59:58 y la que envió cuando en su reloj

eran las 10:59:59; pero tendrían que esperar eternamente la señal de las

11:00. (123)

El sistema estable del diario de García Madero, quien pulcramente anota

desde el 2 de noviembre hasta el 31 de diciembre de 1975 todas sus

peripecias como poeta realvisceralista, colapsa de manera centrífuga (la

imagen de la espiral es recurrente en la novela) en su segunda parte, de 1976

a 1996, para acabar, en “Los desiertos de Sonora (1976)”, en un espacio muy

abierto (el norte mexicano) y con un tiempo cuánticamente detenido tras el

acertijo de la ventana (desde un 1 de enero muy incierto hasta un 15 de

febrero que no es más que una proyección de este desfase).

Cabe señalar que gran parte de los discursos son “tragados” por el agujero

negro, excepto uno, tal vez el único que permanece en órbita en el

“horizonte de sucesos”: el de Amadeo Salvatierra, quien habla arbitrariamente

desde un punto fijo sin propiciar “fugas hacia adelante” o, lo mismo, una

caída hacia las fauces del agujero.

Amadeo Salvatierra inaugura y concluye los discursos que se irán

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de Roberto Bolaño

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archivando en “Los detectives salvajes (1976-1996)”, interviniendo en la novela

en un total de 13 ocasiones. A pesar de que algunos personajes, como Quim

Font y Jacinto Requena, volverán a aparecer en el tiempo ocupando otros

lugares, el testimonio de Amadeo discurrirá desde una sola coordenada

espacial, la calle República de Venezuela, cerca del Palacio de la Inquisición,

en México DF, y desde una sola coordenada temporal: enero de 1976. Será

el único espacio-tiempo que se repita, la única posible constante que permite

que el libro continúe suspendido como “horizonte de sucesos” y no acabe

absorbido en la negritud.

¿Pero qué tiene Salvatierra que resulta tan importante? Grínor Rojo, en su

artículo “Sobre Los detectives salvajes” (2003), es enfático al argumentar que

verdaderamente “el acontecimiento del que surge la novela de Bolaño y del

que se deja constancia en la novela misma […] es el que tiene lugar durante

la larga noche de los primeros días de enero de 1976 (en rigor, tiene que

haber sido el 1 de enero, no puede haber sido después), cuando Belano y

Lima entrevistan a Amadeo Salvatierra” (Rojo, 70). Salvatierra es un poeta que

ha sabido sobrevivir y eximirse a tiempo de la fatua vanguardia literaria

mexicana. Teniendo un contacto muy cercano con Arqueles Vela, con

Manuel Maples Arce, con Germán List Arzubide y con Cesárea Tinajero,

desde su posición espacio-temporal brinda con mezcal “Los Suicidas” por

todos aquellos que decidieron hacer la vanguardia y que cayeron en el

intento (casi una analogía a “hacer la revolución”) y mira con ternura a unos

muchachos dispuestos utópicamente a llegar hasta las raíces del movimiento

en el que creen ciegamente. Continuando con el análisis de Rojo:

[Amadeo Salvatierra] se convierte en puente, casi me atrevo a escribir en

el túnel del tiempo, que conduce a Belano y a Lima hasta su encuentro

con ese pasado cuya re-visita ellos se han propuesto de antemano o,

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mejor dicho, es quien desempeña ahí las funciones de dios de la puertaque los juveniles tendrán que cruzar si es que desean cumplir con sucometido eficazmente. En una casa laberíntica y entre las brumas de unaborrachera magnífica […], Salvatierra les entrega a los futuros viajeros lainformación que ellos aguardan para ponerse en camino. (70-71. El

énfasis es mío)

Será en la intervención número 9 donde todo colapse. Luego de beber

ingentes cantidades de mezcal junto a Arturo Belano y Ulises Lima, Salvatierra

pide un café y se decide a mostrarles a sus jóvenes invitados un ajado

ejemplar de la revista Caborca, donde aparece el único poema de Cesárea

Tinajero del que se tiene noticia. Amadeo posee el único archivo tangible

donde aún puede vislumbrarse algún aporte del realvisceralismo. Esto,

finalmente, será lo único que señalará el camino, que punteará la ruta en

mitad de la gran explosión caótica de la segunda parte, antes que García

Madero cambie, del 31 de diciembre al 1 de enero, no sólo de año sino de

espacio-tiempo.

Rojo es optimista y piensa que la muerte absurda de Cesárea Tinajero por

un balazo actúa como “el dispositivo eficaz de un ritual exorcístico.

Lima/Belano/Bolaño quedan desde ahora en adelante libres para realizar su

propia obra […]” (72). Lo cierto es que Lima aparecerá mencionado en unos

pocos cuentos póstumos de El secreto del mal, donde se le describe como

poeta pero donde no se exhibe ninguno de sus poemas, y Bolaño, como es

sabido, se volverá una referencia, mas no el dueño del estatuto de la palabra

?habrá que reseñarlo nuevamente: “[…] el escritor moderno nace a la vez que

su texto; no está provisto en absoluto de un ser que preceda o exceda su

escritura, no es en absoluto el sujeto cuyo predicado sería el libro; no existe

otro tiempo que el de la enunciación” (Barthes 1968, 68. El énfasis es mío)_.

Finalmente, y como se ha planteado con detención en un ensayo

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anterior,11) sólo Arturo Belano quedará “libre”; sólo Belano resistirá en un

último esfuerzo para no ser engullido por el “agujero negro” abierto por

García Madero.

La última labor de Belano será narrar, en más de 1.000 páginas, los

acontecimientos que articularán las cinco novelas de 2666.12)

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11) Vid. Ríos Baeza, Felipe A. (2010), “Arturo Belano: El viajero en el tiempo”, en RíosBaeza F., Roberto Bolaño: Ruptura y violencia en la literatura finisecular, México: Eón.

12) En su “Nota a la primera edición”, de 2666, Ignacio Echevarría asegura que “Entrelas anotaciones de Bolaño relativas a 2666 se lee, en un apunte aislado: “El narradorde 2666 es Arturo Belano”. Y en otro lugar añade, con la indicación “para el final de2666”: “Y eso es todo, amigos. Todo lo he hecho, todo lo he vivido. Si tuviera fuerzas,me pondría a llorar. Se despide de ustedes, Arturo Belano” (Echevarría 2004, 1125).

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Felipe Adrián Ríos Baeza.

Benemérita Universidad Autónoma de [email protected]

Fecha de llegada: 31 de octubre de 2012Fecha de revisión: 5 de diciembre de 2012Fecha de aprobación: 15 de diciembre de 2012

Felipe Adrián R

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The Journeys of Chaos: The Notion of Time in The savagedetectives, from Roberto Bolaño

Felipe Adrián Ríos BaezaBenemérita Universidad Autónoma de Puebla, México

Felipe Adrián Ríos Baeza (2012), The journeys of chaos: The notion of timein The savage detectives, from Roberto Bolaño.

Abstract This work, which is a fragment of a larger project, tries to providesome guidelines for the configuration of a broad spectrum of studies aroundthe phenomenon of time within the work of the Chilean writer Roberto Bolaño(1953-2003). In his literature, the concept of time should be considered as aflexible notion, as seen in some approaches from philosophy andcontemporary physics. This implies understanding that it is the charactersthemselves who reflect the perception of the elapsing or transferring, stoppingor fragmenting, and simultaneity or circularity of time.This essay tries to analyze, in a more specific way, a passage of the book Thesavage detectives (1998) in which the time “dislocation” that involves JuanGarcía Madero, will call January 1st, 1976 an “invisible day”.

Key words Time, The savage detectives, Roberto Bolaño, quantic physics

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