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1 LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN REVELAN LA GLORIA DE DIOS Theodore Jaracz (Miembro del Cuerpo Gobernante) En este video comprobará lo interesante que es con- templar de cerca la creación de Jehová. Sin duda le asombrará la magnitud y complejidad del mundo que nos rodea; pero queremos animarlo a mirar más allá del imponente universo material y percibir las cualidades y la personalidad de nuestro Grandioso Creador. Así se acercará más a él. ¿Es difícil hacerlo? En realidad, no, pero es preciso que hagamos un es- fuerzo consciente por contemplar las maravillosas creaciones de Jehová. Ahora le invitamos cordialmente a acercarse a nuestro amoroso Padre celestial dirigiendo una mirada atenta a algunas de las maravillas de su creación. “Las cualidades invisibles de él se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas” (Romanos 1:20). Dialogo entre Padre e hijo: - ¡Eh, papá, mira! - ¡Ajá!... Corre rápido, ¿verdad? Vamos a explorar por ahí. ¡Qué cosas tan hermosas se pueden ver por aquí! Pero hay otras que no podemos ver. - ¿Y por qué no? - ¿Recuerdas el estudio de familia? Hablamos de cómo ser amigos de Dios, como conocerlo, ¿te acuerdas? - Si, papá. Es estudiando la Biblia. - Así es. Ese es el mejor modo. Pero hay otra manera. Piensa en el rey David. ¿Qué veía cuando miraba al cielo de noche? - ¿Las estrellas? - Sí, es verdad… Pero veía más que eso. Veía a Jehová. - ¿Cómo podía verlo en las estrellas? Nadie puede ver a Dios… - Podía ver quien es: su personalidad, observando sus creaciones. Eso lo acercó a Dios. Tú puedes acercarte a Jehová del mismo modo, mirando lo que ha hecho en la tierra y tam- bién arriba en las estrellas.

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LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN REVELAN LA GLORIA DE DIOS

Theodore Jaracz (Miembro del Cuerpo Gobernante)

En este video comprobará lo interesante que es con-templar de cerca la creación de Jehová. Sin duda le asombrará la magnitud y complejidad del mundo que nos rodea; pero queremos animarlo a mirar más allá del imponente universo material y percibir las cualidades y la personalidad de nuestro Grandioso Creador. Así se acercará más a él. ¿Es difícil hacerlo? En realidad, no, pero es preciso que hagamos un es-

fuerzo consciente por contemplar las maravillosas creaciones de Jehová. Ahora le invitamos cordialmente a acercarse a nuestro amoroso Padre celestial dirigiendo una mirada atenta a algunas de las maravillas de su creación.

“Las cualidades invisibles de él se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas” (Romanos 1:20).

Dialogo entre Padre e hijo:

- ¡Eh, papá, mira! - ¡Ajá!... Corre rápido, ¿verdad? Vamos a explorar por ahí. ¡Qué cosas tan hermosas se pueden ver por aquí! Pero hay otras que no podemos ver. - ¿Y por qué no? - ¿Recuerdas el estudio de familia? Hablamos de cómo ser amigos de Dios, como conocerlo,

¿te acuerdas? - Si, papá. Es estudiando la Biblia. - Así es. Ese es el mejor modo. Pero hay otra manera. Piensa en el rey David. ¿Qué veía cuando

miraba al cielo de noche? - ¿Las estrellas? - Sí, es verdad… Pero veía más que eso. Veía a Jehová. - ¿Cómo podía verlo en las estrellas? Nadie puede ver a Dios… - Podía ver quien es: su personalidad, observando sus creaciones. Eso lo acercó a Dios. Tú

puedes acercarte a Jehová del mismo modo, mirando lo que ha hecho en la tierra y tam-bién arriba en las estrellas.

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Narrador

A muchas personas les gusta contemplar la creación. Pero muy pocas comprenden que lo que ven es un reflejo de la mente y el corazón de nuestro Grandioso Creador. Hace mu-cho tiempo, David conoció a Jehová leyendo Su Palabra inspi-rada. Pero también lo “vio” y se acercó a él observando la creación.

“Cuando veo tus cielos, las obras de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has preparado, ¿qué es el hombre mortal para que lo tengas presente, y el hijo del hombre terrestre para que cuides de él?” (Salmo 8:3,4).

David amaba a Jehová y veía su poder, su sabiduría y su amor en todo lo que lo rodeaba.

1) AL APRENDER ACERCA DE LAS DIMENSIONES Y EL ORDEN DEL UNIVERSO, ¿COMO SE INTENSIFI-CA NUESTRO APRECIO POR JEHOVÁ? (ISA. 40:26.)

Este mundo está hecho para que la gente se olvide de su Creador. ¿Apartamos tiempo para mirar más allá de este mundo hecho por el hombre? Cuando lo hacemos, hasta las cosas más comunes se vuelven extraordinarias si abrimos los ojos para ver a Aquel que las hizo. La vida, este planeta, el cielo estrellado: en estas cosas podemos ver a Jehová, de modo que nos acercamos más a él.

En Génesis 15:5 leemos que Jehová invitó a Abrahán a ‘mirar ha-cia arriba y contar las estrellas’ ¿Cuántas estrellas pudo contar Abrahán? Nuestra galaxia, la Vía Láctea, tiene más de cien mil millones de estrellas. ¿Podemos siquiera imaginarnos un número tan grande? Intentémoslo comparando cada estrella de nuestra galaxia a una página de un libro. ¿Cuánto nos tomaría examinar

esas páginas? ¡A un ritmo de una página por segundo, nos tomaría más de tres mil años! Para contarlas todas en nuestra vida, tendríamos que pasar unas cincuenta páginas por se-gundo sin descansar ni un solo instante. Ni siquiera podemos contar las estrellas; sin em-bargo, Jehová las conoce a todas por nombre.

Al mirar más allá de nuestra galaxia, los astrónomos han descu-bierto que en los espacios de cielo, que desde la Tierra parecen casi vacíos, hay en realidad miles de galaxias. Pero ¿las repartió Jehová al azar? Incluso a esta escala tan colosal, se observa una elegante organización.

“Hay Uno que […] extiende los cielos justamente como una gasa fina, que los despliega co-mo una tienda en la cual morar”(Isaías 40:22).

Todos estos enormes cuerpos celestes se mueven continuamente, con movimientos tan preci-sos que se han comparado a la coreografía de un complejo ballet. No solo nos cuesta mu-chísimo concebir la cantidad de estrellas, sino también las distancias que las separan. Tra-temos de visualizar la distancia entre el Sol y su estrella más cercana, Próxima Centauri.

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Imaginemos que pudiéramos comprimir la Vía Láctea para que el Sol quedara del tamaño de una pelota de fútbol que estuviera en la ciudad de Nueva York. A esta escala Próxima Cen-tauri estaría a casi 6.000 kilómetros de distancia, en París, y sería un poco más pequeña que una pelota de golf. En realidad, el Sol está a casi 40 billones de kilómetros de su estre-lla más cercana.

Cuando contemplamos las estrellas nos llenamos de admiración y respeto por Jehová. Sin em-bargo, como señala el libro de Job, lo que vemos son apenas “los bordes de sus caminos” (Job 26:14). Cuando el profeta Isaías miraba el cielo estrellado, percibía las cualidades de Jehová.

“Levanten los ojos a lo alto y vean. ¿Quién ha creado estas cosas? Es Aquel que saca el ejér-cito de ellas aun por número, todas las cuales él llama aun por nombre. Debido a la abundancia de energía dinámica, porque él también es vigoroso en poder, ninguna de ellas falta” (Isaías 40:26).

¿Y cuánto poder se necesitó para crear el universo? Hay un increíble poder incluso en el nivel atómico de la materia, pero el hombre lo ha usado a menudo para destruir. Jehová, en cambio, como un alfarero con el barro, ha empleado magistralmente su energía dinámica para crear toda la materia del universo.

“Los cielos están declarando la gloria de Dios; Y de la obra de sus manos la expansión está informando” (Salmo 19:1).

En nuestros tiempos hemos escudriñado las profundidades del espa-cio y hemos visto creaciones a una escala que nos llena de asombro y reverencia.

“Tuya oh Jehová es la grandeza y la excelencia; todo lo que hay en los cielos es tuyo. En tu mano hay poder y potencia” (1Crónicas 29:11,12)

Cuando alzamos la vista a los cielos, vemos pruebas del incomparable poder de Jehová.

2) CUANDO NOS FIJAMOS CON ATENCIÓN EN EL AGUA, ¿QUE APRENDEMOS DE SU MAGISTRAL

DISEÑADOR? (REV. 14:7.)

Dialogo entre Padre e hijo:

- Jehová es poderoso, pero ¿crees que nosotros de verdad le importamos?

- Bueno, ha demostrado que si al prepararnos este cómo hogar, hecho para nosotros. Piensa en el espacio exterior y en lo desolado que está, pero la Tierra es como un oasis. Recuerda lo que dijo Isaías: Jehová es ‘el Formador de la tierra y el Hacedor de ella, él no la creó sencillamente para nada, la formo para ser habitada’ (Isaías 45:18).

Narrador:

Pero ¿cómo formó Jehová la Tierra para ser habitada? A menudo se da por sentado el elemen-to más abundante de este planeta: el agua. Sin embargo, el agua es esencial para la vida. Cuando la examinamos más detenidamente, ¿qué aprendemos de su magistral Diseñador?

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Un solo vaso de agua contiene inconta-bles billones de moléculas. Cada molécu-la tiene un diseño engañosamente senci-llo: dos átomos de hidrógeno unidos a un átomo de oxígeno. El lado del oxígeno tiene una carga ligeramente negativa, y el del hidrógeno, una carga ligeramente po-sitiva. Estas cargas opuestas se atraen como diminutos imanes y forman los lla-mados “puentes de hidrógeno”.

¿Qué resulta de este sencillo pero elegante diseño? Conforme el agua se enfría, se contrae y se vuelve más densa. Pero a diferencia de la mayoría de los líquidos, cuando se acerca al punto de congelación, ocurre algo insólito. El agua comienza a expandirse. Al volverse hie-lo los puentes de hidrógeno se traban de tal modo que las moléculas forman un entrama-do muy abierto. Gracias a este diseño tan singular, el hielo es menos denso que el agua y flota en la superficie. Esta propiedad impide que gran parte del agua de los lagos, los ríos y hasta los océanos acabe convirtiéndose en hielo sólido. De este modo, Jehová creó un ais-lante natural que preserva la vida en el agua líquida que hay debajo.

Realmente, la sabiduría de Jehová se revela en el magistral diseño del “mar y las fuentes de las aguas”. (Revelación 14:7)

3) ¿QUE NOS ENSEÑAN EL TAMAÑO DE LA TIERRA Y SU DISTANCIA DEL SOL ACERCA DE LA SABI-

DURÍA DE JEHOVÁ?

Esta abundancia de agua no existiría si la Tierra no estuviera precisamente situada en el sistema solar a unos 150 millones de kilómetros del Sol.

Si la Tierra estuviera tan solo un 5% más cerca del Sol, el calor abrasador impediría que existiera la vida. Pero si estuviera tan solo un 1% más lejos del Sol, gran parte de nuestro planeta quedaría cubierto por enormes capas de hielo.

Jehová también hizo la Tierra con el tamaño exacto. (40.000 Kilómetros de circunferencia) Si fuera un poco más grande su gravedad sería mayor. El hidrógeno, siendo un gas ligero, se acumularía, pues no podría escapar a la atracción de la Tierra. Con el tiempo, la atmósfera se haría irrespirable.

Por otro lado, si nuestro planeta fuera ligeramente más pequeño, tanto el oxígeno como el agua de la superficie se escaparían. En ambos casos, ya fuera la Tierra más grande o más pequeña, la vida no existiría. Tanto el tamaño de la Tierra como su distancia del Sol revelan que Jehová la creó “para ser habitada” (Isaías 45:18).

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4) ¿QUE PROPÓSITO CUMPLE LA LUNA? (SAL. 89:37.)

Orbitando en torno a la Tierra tene-mos un “testigo fiel” del cuidado con que Jehová diseñó nuestro hogar (Salmo 89:37). ¿Es la luna simple-mente un objeto bonito que adorna nuestro cielo? El salmista declara que Jehová ‘hizo la luna para tiempos señalados’ (Salmo 104:19).

¿Qué propósito cumple la Luna?

Con un diámetro equivalente a la cuarta parte del diámetro de la Tierra, ejerce una intensa fuerza gravitatoria que estabiliza la inclinación del eje de rotación terrestre.

Si no fuera por la Luna durante lar-gos períodos la Tierra oscilaría entre casi 0 y 85 grados. Y eso tendría ca-tastróficas consecuencias en el cli-ma. En una cara de la Tierra, las temperaturas se elevarían, mientras que en la otra, se desplomarían.

Al mantener constantes el clima y las estaciones, la Luna no solo es her-mosa, sino también esencial para la vida. La Biblia no se equivoca al decir

que la Luna es un “testigo fiel en los cielos” (Salmo 89:37). Al oír el suave rumor de las olas, al sentir el calor del Sol, al contemplar una hermosa luna llena, demos gracias a Jehová, que con tanto amor preparó nuestro hogar terrestre (Salmo 136).

5) ¿CON QUE NOS DOTO JEHOVÁ PARA QUE DISFRUTÁRAMOS DE LA VIDA? Narrador:

Pero lo que nos acerca todavía más a Jehová es la vida misma y cómo nos creó para que la dis-frutáramos.

Dialogo entre Padre e hijo:

- Miguel, mira como se divierten. No somos robots. Jehová nos hizo para que podamos amar y relacionar-nos con los demás, reírnos y jugar. Nos gusta la buena música, vemos en intensos colores, olemos y gusta-mos una infinidad de cosas. Todo eso no es impres-cindible pero hace que disfrutemos de la vida. ¿Y có-mo sería la vida sin estas cosas? ¿Y si no hubiera músi-

ca? ¿O si no sintiéramos ninguna emoción? ¿Y si toda la comida, aunque nos alimentara, tuviera el mismo color, la misma textura, el mismo sabor y el mismo olor?

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- Sería muy aburrido.

- Aun podríamos vivir pero ¿disfrutaríamos igual de la vida? Jehová ha hecho que vivir en la Tierra sea algo maravilloso. ¡Con razón queremos vivir para siempre! ¿Recuerdas lo que dijo Salomón? Dios ha puesto el tiempo indefinido en nuestro corazón. Así nos hizo Jehová (Eclesiastés 3:11).

Narrador:

Cuanto más observamos la creación, más nos damos cuenta de que Jehová nos ha dado la vida para que la disfrutemos.

Dialogo entre Padre e hijo:

- Jehová nos ha dado tantas cosas que nos hacen felices… ¿Recuerdas las vacaciones pasadas?

- !Si¡- ¿Qué te gustó más?

- Salir a pasear, la playa, las puestas de sol. Tam-bién la comida, y ver los animales.

- Si, disfrutamos de esas cosas sencillas. Jehová nos hizo para disfrutar de la vida, y vemos su creativi-dad en la increíble variedad de la vida en la Tierra.

6) ¿QUE ES EL ADN? (SAL. 139:16.)

Narrador:

La diversidad que vemos en el reino animal es realmente asombrosa. Tan solo en los océanos encontramos “cosas movientes sin número, criaturas vivientes, pequeñas así como gran-des” (Salmo 104:25). ¡Las aguas rebosan de vida! Las abundantes y variadas ‘obras de Jeho-vá son maravillosas’ (salmo 139:14).

Aparte de la diversidad, los comportamientos instintivos de los animales revelan la sabiduría de Jehová:

- ¿Cómo se orientan los pájaros en sus viajes migratorios de miles de Kilómetros? ¿Có-mo saben que volar en formación triangu-lar consume menos energía?

- ¿Cómo sabe el castor el modo de construir una presa y los materiales que debe usar?

- ¿Quién le enseña a la araña a medir los pa-trones geométricos de su telaraña?

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Toda esta diversidad y las conductas que vemos en la naturaleza se vuelven aún más fascinan-tes al saber de dónde provienen.

Jehová escondió cuidadosamente dentro de cada célula un tipo especial de molécula llamado ácido desoxirribonucleico, conocido comúnmente como ADN. Cada molécula de ADN se compone de molé-culas más pequeñas denominadas nucleótidos: ci-tosina, guanina, adenina y timina. Estos nucleótidos están enlazados en largas hebras que forman una doble hélice. Del mismo modo que las letras se or-

denan para formar distintas palabras, estos cuatro nucleótidos – C, G, A y T – están orde-nados en combinaciones específicas que se corresponden con los distintos aminoácidos. Y estos, a su vez, son los componentes fundamentales de todos los seres vivos.

Asombrosamente, ya se trate de la majestuosa secuoya, o de una exótica orquídea, o de una gigantesca ballena, o de un bebé recién nacido, el diseño de todo organismo vivo está re-gistrado en el mismo formato: una exclusiva “huella digital” de ADN. Con razón dio el sal-mista: “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra es-tá llena de tus producciones” (Salmo 104:24).

Pero donde más se reflejan la sabiduría y el amor de Jehová es en la creación de los seres hu-manos. Desde su mismo principio, la vida humana tiene un potencial muchísimo mayor que el de los demás seres vivos.

“Me tuviste cubierto en resguardo en el vientre de mi madre […]. Mis huesos no estuvieron escondidos de ti cuando fui hecho en secreto, cuando fui tejido en las par-tes más bajas de la tierra. Tus ojos vieron hasta mi em-brión, y en tu libro todas sus partes estaban escritas” (Salmo 139:13-16).

7) ¿QUE DISTINGUE A LOS SERES HUMANOS DE TODAS LAS DEMÁS CREACIONES DE JEHOVÁ?

(GEN. 1:26.)

¿Qué nos hace tan especiales? ¿Qué nos distingue de todas las demás creaciones de Jehová? Génesis 1:26 declara que Jehová “pasó a decir: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza’”. Estamos hechos para reflejar la personalidad de Jehová mis-mo. La facultad de pensar, una necesidad espiritual innata, la capacidad de amar, todas es-tas cosas nos separan de las creaciones animales.

Además, Jehová nos hizo con el potencial de seguir viviendo para siempre. Nuestras células, los diminutos bloques de construcción que forman nuestro cuerpo están diseñadas para regenerarse continuamente.

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Jehová también nos dio una obra maestra de dise-ño, hecha para durar para siempre. Nuestro cere-bro tiene unos cien mil millones de neuronas. Ca-da neurona es una célula nerviosa especial conec-tada con miles de neuronas más; algunas se co-nectan hasta con unas doscientas cincuenta mil. En conjunto, todas ellas almacenan la información que nos hace ser quienes somos.

En realidad, nuestra creatividad y capacidad de aprender no tienen límite.

8) ¿QUE COSAS ANHELAS HACER EN EL NUEVO MUNDO?

Observar las formas de vida nos acerca a Jehová. Él nos hizo para aprender para siempre, para disfrutar de la naturaleza para siempre, y por eso anhelamos vivir para siempre. En su gran amor, Jehová nos promete una vida que sobrepasa todos nuestros sueños. Limpiará la Tierra y la convertirá en un pa-raíso. En ese nuevo mundo disfrutaremos de la creación animal como nunca antes. Apenas nos

imaginamos lo fascinante que será esa vida, la vida de verdad. Al avanzar hacia la perfec-ción, seguiremos aprendiendo sobre la vida, sobre nuestro hermoso hogar y sobre Jehová.

El amor, la paz y la felicidad llenarán todos los rinco-nes de nuestro corazón. Mientras esperamos que llegue ese Paraíso, dediquemos tiempo a descubrir la creación de Jehová, y así nuestra vida tendrá propó-sito y sentido aun ahora. Muchos han tratado en vano de darle sentido a su vida yendo tras carreras prestigiosas, el dinero o las diversiones. Este mundo está concebido para apartarnos de Jehová. Que lo

consiga o no, depende de nosotros.

Si deseamos acercarnos a Jehová, abramos los ojos al mundo que nos rodea y veamos a Aquel que lo ha creado todo. Tras contemplar la creación, Job dijo: “De oídas he sabido de ti, pe-ro ahora mi propio ojo de veras te ve” (Job 42:5).

Podemos ver a Jehová en todas partes: en los impo-nentes cielos, en el bello hogar que él hizo para no-sotros, en cómo ha diseñado la vida misma.

Todo ser viviente de nuestra hermosa Tierra, sin im-portar lo pequeño que sea, es un reflejo de la extra-ordinaria creatividad, originalidad y sabiduría de nuestro amoroso Creador.

Aunque vivamos para siempre, jamás dejaremos de sentirnos asombrados por nuestro mara-villoso Padre, el gran artista de la creación, Jehová.

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Theodore Jaracz (Miembro del Cuerpo Gobernante)

Tras ver este video, entendemos por qué las gloriosas criaturas de los cielos invisibles se sin-tieron impulsadas a declarar: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la glo-ria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad exis-tieron y fueron creadas” (Revelación 4:11).

Las maravillas de la creación deben infundir en nosotros los sentimientos expresados en el Salmo 19:1: “Los cielos están declarando la gloria de Dios; y de la obra de sus manos la expansión está informando”; y en el Salmo 104:24, el salmista exclama: “¡Cuantas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus produc-ciones”.

¿En cuántas cosas de la creación se fija usted cada día? Si tiene hi-jos, ¿les señala las cosas que Jeho-vá ha creado, de modo que pue-dan ver su infinita sabiduría y su profundo amor por nosotros?

Cuando Jehová creó al primer hombre, Adán, lo puso en un bello paraíso. Una de las primeras cosas que le mandó, fue observar dete-nidamente los animales y estudiar

sus características. Luego Adán les puso nombre. ¿Le habría gustado a usted recibir ese en-cargo? Sin duda. En ese paraíso habría sido fácil concentrarse en las obras de Jehová y sen-tir el deseo de glorificar al Creador. Lamentablemente, hoy día la situación es muy distinta. Aquel paraíso ya no existe. No hay seres humanos sin pecado. El egoísmo del hombre está arruinando nuestro maravilloso hogar. Cada vez más personas viven en ciudades, donde los componentes físicos del cielo y la Tierra suelen pasar inadvertidos y no se aprecian a pleni-tud. Muchos están absortos en las historias y fantasías de la televisión, el cine y los video-juegos. Debemos resistir la tendencia de este mundo a pasar por alto las obras de Jehová.

Cuando Jesús consoló a los pobres, les dijo que ‘observaran atentamente las aves del cielo’ y

que ‘aprendieran una lección de los lirios del campo’. ¿Por qué les dio esos consejos? Por-

que al extraer lecciones de las maravillosas creaciones de Jehová, su fe se haría más pro-

funda. Aprenderían a confiar en Jehová y apreciarían su sabiduría, su poder salvador y su

amor.

A fin de cultivar esas cualidades divinas hacemos bien en leer la Biblia a diario y asistir regu-larmente a las reuniones cristianas. Y en el caso de ustedes, padres, tener un estudio bíbli-co semanal con sus hijos les permitirá infundirles un aprecio profundo por las maravillosas obras de nuestro Creador. No es prudente que nos dejemos distraer por las obras de este mundo. Tampoco deberíamos dedicarnos por completo a intereses personales o egoístas. Dedique tiempo y energías a ‘observar atentamente’ todas las maravillas de la creación de Dios. Eso le acercará más y más a Jehová, Aquel que lo hizo todo bello a su tiempo.

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E X T R A S

9) ¿COMO SE PRODUCEN LOS COLORES?

LA LUZ Y LOS COLORES

Todas las obras de arte son un reflejo del artista, expresiones de su imaginación y creatividad. Pero, ¿sólo vemos esas expresiones en las obras de arte hechas por el hombre? ¿O también las vemos en la naturaleza?

Vivimos rodeados de espectaculares colores. Donde quiera que miremos, quedamos fascina-dos por la inmensa variedad de tonos y matices. Las variaciones pueden ser sutiles, o muy marcadas. Pero juntas resaltan la impresionante belleza que existe en la creación.

¿De donde sales todos estos colores? La respuesta tiene que ver con la naturaleza de la luz y su comportamiento al entras en contacto con distintas superficies. Por lo general la luz nos parece blanca, pero en realidad la luz blanca puede separarse en to-dos los colores del espectro visible,

y cada color corresponde a una longitud de onda distinta. Casi todos los objetos tienen sustancias químicas llamadas pigmen-tos, que absorben ciertas longitudes de onda y reflejan otras.

Lo que cada objeto refleja hacia nuestros ojos produce la maravillosa variedad de colores que vemos.

Entre los colores más hermosos de la naturaleza figuras los causados por un fenómeno lla-mado iridiscencia. Estos brillantes colores pueden varias según el ángulo de visión. ¿Cómo se producen estos colores? En casi todos los casos, la iridiscencia no se debe a pigmentos químicos, sino a precisos patrones estructurales en la superficie del objeto.

Por ejemplo, las alas de las mariposas Morfo están recu-biertas de diminutas escamas semitransparentes. Cada es-cama tiene surcos microscópicos de idéntico tamaño, cuyos bordes a su vez, presentan surcos más pequeños. La anchu-ra de estos diminutos surcos es más pequeña incluso que una longitud de onda de luz. Así rompen la luz, y crean un

patrón de interferencia. Como resultado algunos colores se cancelan, mientras que otros se intensifican. Estas ondas de luz intensificadas se reflejan hacia nosotros como un azul des-lumbrante. Así es: estas brillantes “obras de arte” son producto de un diseño muy ingenio-so y complejo.

No solo encontramos colores espectaculares en los obje-tos que nos rodean, sino también cuando alzamos la vista. Al ponerse el sol, el firmamento se pinta de asombrosos colores. ¿Por qué se forma este hermoso cuadro? En su viaje hacia la tierra, la luz choca con moléculas de aire y partículas de polvo, y se difumina o dispersa. El grado en que una onda de luz se dispersa depende de su longitud de

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onda. La luz azul tiene una longitud de onda más corta y se dispersa por toda la atmosfera. Por eso vemos azul el cielo cuando el Sol está alto en un día claro. Pero cuando el Sol está cerca del horizonte, la luz debe cruzar más distancia en la atmosfera para llegar a nuestros ojos. La luz azul, con una longitud de onda más corta se dispersa antes de alcanzarnos.

En cambio la luz roja y anaranjada puede viajar mayores distancias a través de la atmosfera y adornar el cielo con los tonos dorados y rojizos del atardecer. ¡Que enorme variedad de colores se han usado para “pintar” nuestro hogar terrestre¡

Cuando nos detenemos a contemplar su belleza, nos sentimos atraídos a Jehová Dios, el ma-yor artista de todos. Igual que una obra de arte es un reflejo del artista, así los hermosos colores que Jehová ha elegido para cada una de sus creaciones son una muestra del pro-fundo amor que nos tiene.

En efecto:… “Todo lo ha hecho bello a su tiempo” (Eclesiastés 3:11).

10) ¿COMO VENCE EL AGUA LA FUERZA DE LA GRAVEDAD PARA LLEGAR A LAS COPAS DE LOS AR-

BOLES? EL AGUA

El agua, el elemento más llamativo de nuestro planeta visto desde el espacio. Donde quiera que haya vida hay agua. Y no se trata de una coincidencia, pues cada gota de agua tiene ex-traordinarias propiedades que la hacen esencial para todos los seres vivos.

Por ejemplo, los secuoyas de Norteamérica pue-den superar los 100 metros de altura. Y el agua, que transporta los nutrientes debe viajar desde las raíces hasta la última hoja del árbol. ¿Cómo vence el agua la fuerza de gravedad y alcanza esa altura? Para hallar la respuesta, observe lo que ocurre cuando colocamos un tubo estrecho de vidrio en un plato con agua. !El agua comien-za a subir dentro del tubo¡ ¿Por qué sucede esto?

Como ya hemos visto, las moléculas de agua están polarizadas, es decir, un lado tiene una carga negativa, y el otro, una positiva. Por este motivo, forman los llamados “puentes de hidrógeno”, con otras moléculas polarizadas, entre ellas las del vidrio que se encuentran justo por encima en las paredes del tubo. Al mismo tiempo, los enlaces entre las moléculas de agua tensan la superficie y alzan las moléculas que están más abajo, como los eslabones de una cadena.

Esas mismas fuerzas, llamadas adhesión y cohesión están presentes en los árboles. El agua se eleva dentro del tronco por medio de diminutos “tubos”, llamados capilares. Al mismo tiempo, conforme el agua se eva-pora en las hojas, se produce una “succión” hacia arriba que se transmite a lo largo de la cadena de moléculas de agua. Estas dos fuerzas juntas elevan el agua que

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lleva los nutrientes esenciales a todas las ramas y hojas del árbol. Este fascinante y silencioso proceso ocurre en todas las plantas, desde una pequeña flor hasta el árbol más gigantes-co. Y las plantas, a su vez, dan alimento y oxígeno al hombre y los animales.

11) ¿QUE FUNCIONES CUMPLE EL AGUA EN EL CUERPO HUMANO?

Pero la relación más directa entre nosotros y el agua, es su papel en nuestro propio cuerpo. Desde la sangre que circula en nuestras venas, hasta los fluidos alrededor y dentro de las células, el agua es el medio perfecto para la vida. Es un eficaz solvente que disuelve las sales, los minerales y otros nutrien-tes, y los transporta a las células.

También es un reactante químico que resulta imprescindible para la digestión. Hasta las proteínas, los bloques de cons-trucción fundamentales de las células, tienen una relación muy especial con el agua. Para cumplir su papel, las proteínas deben doblarse en una forma tridimensional específica. Y es-te proceso tan esencial está dirigido por delicadas interaccio-nes entre las proteínas y el agua.

Así es: todas las propiedades del agua están equilibradas a la perfección para sostener la vida. Sin agua, las células estarían tan secas y sin vida como un puerto en medio de un desierto árido. En cambio, el agua da energía a las células y nos mantiene con vida, activos y saluda-bles.

!Qué extraordinaria creación es el agua¡ y que papel tan sin-gular se le ha otorgado en sostener a todos los seres vivos en nuestro bello planeta Tierra. En todos los niveles, desde las moléculas mas pequeñas hasta los océanos que abarcan el planeta, el agua esta magistralmente entretejida con la vida.

Es una prueba irrefutable y constante de que nuestro sabio Creador, Jehová Dios es…

Aquel “que hizo el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas” (Revelación 14:7).

12) MENCIONAR ALGUNOS EJEMPLOS QUE DEMUESTREN LA RELACIÓN QUE EXISTE ENTRE LOS

SERES VIVOS.

Al elaborar los planos de una casa, el arquitecto no solo debe prestar atención a todos los detalles. También debe asegurarse de que todo armonice con el diseño del conjunto. ¿Qué puede decirse sobre el diseño de la vida? ¿Hay pruebas de una planifi-cación meticulosa y de que exista armonía de conjunto entre los seres vivos?

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Nuestro planeta rebosa de creaciones asombrosas, cada una maravillosamente singular. Sin embargo, como ya hemos visto, todos los organismos vivos tenemos algo en común: nues-tros planos de ADN. Toda la complejidad y diversidad de la vida se deben a estas diminutas e increíbles moléculas.

Pero aparte de la apariencia, los comportamientos, las capacidades y los instintos de cada or-ganismo, el ADN contiene instrucciones para asombrosas relaciones entre creaciones dis-tintas. Cuando observamos la naturaleza, emerge ante nuestros ojos una armonía subya-cente en el diseño de los seres vivos.

Por ejemplo, muchas plantas con flores producen néctar que alimenta a insectos y otras criaturas. Pero los beneficios son mutuos. Cuando las abejas toman el néctar, quedan cubiertas de minúsculos granos de polen que luego transportan a otras flores de la misma especie. Muchas plantas y árboles dependen de esta polinización para reproducirse. Gracias a este asombro-

so diseño, las abejas, las plantas, los animales y el hombre se benefician de esta relación.

Escondida bajo la superficie, hallamos otra relación muy bene-ficiosa entre plantas y hongos. Incapaces de producir su propio alimento, ciertos hongos “infectan” las raíces de las plantas y absorben carbohidratos de sus huéspedes. Pero en vez de ha-cer daño a la planta, el hongo en realidad la beneficia, pues sus filamentos proporcionan una superficie mucho mayor para ab-

sorber minerales y agua, los cuales comparte con la planta. Además, el hongo llega a donde las raíces de la planta no pueden alcanzar. Gracias a los hongos, la planta absorbe más nu-trientes del suelo, crece más rápido y tolera mejor las condiciones extremas. Prácticamente todas las plantas se benefician de este tipo de relación con los hongos.

En las profundidades del mar encontramos más alianzas entre seres de distinto tipo: algunas, muy inesperadas. Grupos de pe-ces grandes se reúnen en zonas donde peces limpiadores más pequeños les quitan la piel muerta y los parásitos. En otras cir-cunstancias, el pez grande se comería a los chicos. Pero en es-tas estaciones de limpieza se dejan atender por ellos.

Casi todos los peces evitan los tentáculos venenosos de la anémona marina. Pero el pez paya-so vive entre ellos. Una capa mucosa de la piel lo protege de la picadura de la anémona. Así puede estar a salvo de los depredadores. A cambio, el pez payaso comparte comida con la anémona y la protege de los peces que se alimentan de anémonas.

Unos peces llamados góbidos viven en los refugios de ciertos cama-rones, que son casi ciegos. Para proteger a su anfitrión, este pez sale a vigilar, y le advierte del peligro dándole golpecitos con la cola.

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13) ¿COMO SABE CADA CRIATURA FORMAR DICHAS RELACIONES?

Estos no son más que unos pocos ejemplos de las interconexiones que vemos a nuestro alre-dedor cuando miramos más de cerca la naturaleza. ¿Cómo es que estas criaturas “instinti-vamente sabias” saben formar asociaciones con otras criaturas tan distintas? De algún mo-do, las instrucciones para formarlas se hallan en su ADN.

En efecto, los seres vivos no son una simple colección aleatoria de creaciones individuales, sino una obra maestra de diseño ma-ravillosamente orquestada. Todo ser vivo cumple con su papel en perfecta armonía con los demás de su entorno y contribuye a la sublime sinfonía de la vida.

Al conocer mejor la creación, vemos con asombro maravillas de diseño e ingeniería muy supe-riores a cualquier cosa que el hombre hay a ideado. En realidad, en ellas alcanzamos a en-trever la mente del Diseñador por excelencia, Jehová Dios.

“Digno eres tú, Jehová, […] de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas” (Revelación 4:11).

14) ¿QUE ES EL ÁNGULO ÁUREO, Y COMO SE MANIFIESTA EN LA CREACIÓN?

LOS PATRONES DE LA NATURALEZA

A diario vemos a nuestro alrededor diseños que siguen patrones. Todos ellos dan prueba del cuidadoso diseño y el trabajo que se requirió para producirlos. Pero, ¿Y los patrones que no ha hecho el hombre, sino que se encuentran en la naturaleza? ¿Qué nos revelan? Pense-mos en un copo de nieve. Estos cristales diminutos se forman cuando el vapor de agua de una nube se condensa directamente en forma de hielo. A medida que los cristales crecen en tamaño, surgen hermosos y elegantes patrones.

Miremos de cerca el patrón que sigue un copo de nueve en particular. Los brazos cristalinos se ramifican una vez, y otra, y otra, en tamaños cada vez más pequeños. Los matemáticos que estudian este concepto de autosemejanza utilizan el tér-mino fractal para referirse a un patrón constante que se repite en múltiples escalas. ¿Qué otros ejemplos de geometría fractal vemos en la naturaleza?

Los árboles pueden reflejar cierto grado de autosemejanza. El tronco se divide en ramas ma-yores, estas en ramas más pequeñas, y así sucesivamente. Las hojas de los helechos siguen un patrón fractal semejante.

El caparazón del nautilo presenta un patrón distinto, pero también fractal. Según va creciendo, el nautilo construye cá-maras nuevas y más grandes, y sella las viejas y más pequeñas que ya no necesita. El resultado es una espiral de carácter frac-tal, pues mantiene una forma parecida a medida que aumenta de tamaño.

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Los patrones espirales de este tipo se ven a menudo en la naturaleza: desde las formaciones nubosas de un huracán hasta las minúsculas conchas de la playa; desde la colocación de las estrellas de una galaxia hasta las semillas de un girasol. ¿A qué se deben estos patrones en espiral?

En el caso del girasol, tiene que ver con el ángulo exacto en que se forman los nuevos tejidos de la planta. A esté ángulo, de aproximadamente 137 grados y medio, se lo llama a veces “el ángulo áureo”. Gracias a él, se produce una organización total-mente compacta, sin espacios perdidos, y se generan varios pa-trones en espiral. Si el girasol no creciera en el ángulo áureo,

sino en otro - por ejemplo, de 140 grados-, en su lugar crecerían “brazos radiales” y el es-pacio no se aprovecharía de manera tan perfecta.

En un examen más profundo, se distingue una fascinante rela-ción matemática entre el ángulo áureo y una serie de números llamados “la sucesión de Fibonacci”. En esta progresión, cada número es el resultado de sumar los dos anteriores. Lo más asombroso es que los números de Fibonacci suelen aparecer en las plantas.

Este girasol tiene 34 espirales una dirección y 50 en la otra. Y ambos números figuran en la sucesión de Fibonacci. Las piñas suelen tener 8 o 13 espirales. La cantidad de pétalos de las flo-res que crecen en espiral suelen corresponder a un número de Fibonacci. ¿Por qué son tan importantes estos números? A medida que se avanza en la sucesión de Fibonacci, la relación

entre los sucesivos números se acerca más y más a la definición del valor exacto del ángulo áureo.

La enigmática relación matemática entre el ángulo áureo en que crece la planta y el número de espirales resultantes nos recuerda que los patrones que vemos en la naturaleza no se deben a una mera coincidencia. Todos reflejan un orden y un diseño cuidadosos. Y al exa-minarlos más recerca, nos llena de asombro y reverencia la capacidad creativa de su dise-ñador, Jehová Dios.

“Las cualidades invisibles de él se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas” (Romanos 1:20).