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Libro personalizado para Susana, una amante de la cocina.
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LAS MEJORES
RECETAS DE SUSANA
1
Me gusta la gente que vive cada hora con buen ánimo
dando lo mejor de sí, que ayuda generosamente, sin
esperar nada a cambio.
Me gusta la gente persistente, que no desfallece cuando
de alcanzar objetivos se trata. La gente que lucha contra
las adversidades. La gente que busca soluciones.
Gracias, Susana, por ser de esa gente.
Un beso,
Patricia
2
Era un caluroso día de finales de junio, cuando Susana se
dirigía como siempre, con mucha prisa, hacia su exitoso
negocio “A comer”.
Lo había abierto en noviembre de 2008 con mucha ilusión
y también con mucho trabajo y es que, sin duda, ella es
toda una “curranta”.
“A comer”, como su propio nombre indica, es un local de
comidas, bueno, no es un local de comidas preparadas sin
más, es un local de comidas preparadas por la mismísima
Susana. Adora la cocina, le encanta cocinar, comer bien,
incluso impartir cursos de cocina, porque no sólo le
3
encanta, es que además se le da de maravilla, y toda su
familia y también los numerosos clientes que visitan “A
comer” a diario, dan fe de ello.
En su local, Susana es la que se encarga de todo, aunque
tiene la ayuda de Mari Carmen. No obstante, a ella le
gusta dar su toque personal. Así que, lo planifica todo,
hace la compra y, además, cocina divinamente.
Está claro que es una luchadora nata que consigue lo que
se propone a base de trabajo y esfuerzo.
Es curioso, porque tanta fuerza y constancia parece que
debería corresponder a una persona de aspecto
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corpulento… Y no es el caso. Susana es una mujer de 50
años recién cumplidos, de estatura media, delgada y con
unos expresivos ojos marrones.
Otra de las características de nuestra protagonista, es su
alegría. Es una persona a la que le gusta disfrutar de la
vida y sobre todo, compartir su alegría con las personas
que la rodean.
Sin duda, la familia de Susana tiene suerte al tener una
“matriarca” como ella.
5
Perto, su marido, comparte muchas cosas con ella. Pero lo
que más les unen son sus tres hijos: Jaime, el mayor de 18
años, y Pablo e Ignacio, los gemelos de 14.
Otra persona a la que está muy unida es a su hermana
Patricia, 8 años menor que ella, a su marido Federico y el
hijo de ambos, Gonzalo, al que la une un vínculo especial,
ya que es su ahijado.
Otro miembro destacado de la familia es Herminia.
Siempre está ahí cuando se la necesita. Hermi, como la
llama Susana, es una señora que les ha ayudado en casa
6
desde pequeñas. Tiene un humor estupendo y una
capacidad de trabajo realmente encomiable.
Podríamos poner muchos ejemplos de la cantidad de
veces de Hermi, ha ayudado a la familia, pero,
seguramente la que más recuerda Susana es cuando tuvo
a los gemelos. Muchas veces se lo ha dicho: “¡Ay Hermi,
que hubiera sido de mí si no llegas a estar a aquí!”
Y Hermi, siempre sonríe, satisfecha de haber podido
ayudarla.
Pero la familia no estaría completa sin Lucas. Un precioso
perro yorksire que hace las delicias de todos.
7
Para terminar de definir a nuestra protagonista, no
podemos dejar de hablar de su mayor cualidad… Bueno,
tiene tantas que es difícil decir cuál es la mayor. Pero, sin
duda, si hubiera que decir una, sería la de que es una
persona tremendamente generosa, en el más amplio
sentido de la palabra.
Con calor y como siempre, con muchas prisas, Susana se
dirigía a “A comer”, después de haber hecho la compra.
Sus jornadas eran prácticamente interminables, pero ella
siempre estaba feliz, porque realmente la encantaba lo
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que hacía: cocinar y atender su local y cuidar de su
familia.
‐He visto esta receta en Internet de un nuevo guiso de
patatas guisadas que seguro que está buenísimo –
pensaba Susana‐ Aunque claro, tengo que reconocer que
mis patatas a la importancia, están estupendas.
Mientras se afanaba en prepararlo todo, iba pensando en
su nuevo guiso, en cómo hacerlo para darle su toque
personal.
Es realmente muy trabajadora, y además, tiene una
capacidad increíble, para hacer varias cosas a la vez,
9
incluyendo sabrosísimas recetas con las que sorprende
cada día a sus múltiples comensales.
De repente, sonó el móvil, y aunque parezca increíble,
también pudo cogerlo y atender la llamada:
‐Hola Susana, ¿qué tal estás? Soy Patricia.
‐¡Hola Patricia! Por aquí todo bien, bueno ya sabes, sin
parar pero bien.
‐¡Me alegro! Yo te llamaba, porque como dentro de poco
va a ser tu cumple…
‐¿No creerás que se me ha olvidado? Estoy preparando
una súper comida que os vais a chupar los dedos.
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‐¡Es que no te cansas nunca de cocinar! ¡No se te agotan
las ideas para tus increíbles menús!
‐¡Pues claro que no! ¡Ya sabes que me encanta
“experimentar”!
‐¿Y qué? ¿Ya sabes qué vas a querer de regalo?
‐ Mira Patricia, mi regalo preferido es que vengáis a León y
celebremos todos juntos mi cumple, ¡que ya caen 50!
Quiero celebrarlo en La Urz, ya sabes tipo “Nochevieja”.
¡Me encanta organizar ese tipo de veladas!
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‐¡Buena idea! Aunque, ya sabía yo que no me ibas a decir
nada de regalo… Pero no importa, porque tengo uno
pensado que sé que te va a sorprender.
Y así, siguieron hablando un buen rato sobre sus familias,
sus planes… Realmente eran dos hermanas que se
llevaban fenomenal. Se querían muchísimo y eso se
notaba.
A estas alturas Susana ya tenía todo listo y preparado. Los
clientes empezaban a entrar y ella a despachar y organizar
para que todo estuviera perfecto, o sea, como siempre.
12
‐¡Cómo pasa el tiempo! Ya son las tres. Me tengo que ir
corriendo para casa‐ pensó.
Después de su maratoniana jornada matinal, a Susana la
esperaba más “tajo” en su casa. La encantaba ir a dar de
comer a Perto y a sus hijos y después, a descansar.
‐¡Este es uno de los mejores momentos del día!, ¿verdad
Perto? Un ratito de siesta en el sofá…
‐¡Riiiiiiing, Riinnnnng!
‐¡Ups! ¿Quién será? – dijo Perto corriendo hacia el
teléfono.
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‐¡No lo cojas Perto!, es que estas no son horas de llamar,
justo en la siesta, es que, de verdad, no se darán cuenta
de que es el único momento en el que podemos descansar
es que…
Así, siguió un buen rato, porque a Susana la molesta sobre
manera que suene el teléfono cuando está durmiendo la
siesta.
Perto sabía que era mejor no contestar en esos
momentos, así que, decidió hacer caso a su mujer y no
coger el teléfono.
14
Al cabo de un rato, en el que por fin, sí pudo dormir, se
levantó rápidamente, como si más que descansar, hubiera
estado “maquinando” qué hacer por la tarde.
Era como si tuviera un motor incorporado o, como a
veces le decía su hermana Patricia, como si fuera la
“mujer orquesta”.
Así que, se levantó y cogió a los gemelos por banda, para
hacer los deberes con ellos. Y es que, Susana es, como
dirían los italianos, una auténtica “mamma”.
Ignacio y Pablo ya no protestaban mucho, porque sabían
que era la hora estipulada para los deberes.
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Eso sí, antes de ponerse con ellos, la “mamma” había ido
a la cocina a dejar un par de platos “en marcha”.
‐Perto‐ dijo mientras preparaba la cena‐ he estado
hablando con Patricia, que por cierto, vienen mañana.
‐¡Qué bien!‐ exclamó su marido‐ ¡tengo ganas de verlos!
‐ Sí, yo también. El caso es que me gustaría hacer algo
especial para mi cumple.
‐¿Algo especial?, pero Susana, si todas las celebraciones
que haces son súper especiales… ¡De verdad que no sé
qué más quieres hacer!
‐ No sé, pero es que no se cumplen 50 todos los días…
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‐No, eso es cierto‐ respondió Perto sonriente‐ sólo se
cumplen una vez en la vida.
‐¡No seas tonto!, ¡ya sabes a qué me refiero!…
‐¿No te habrás puesto melancólica por algo?
‐No, sólo pensaba en cómo me gustaría que también
pudieran estar aquí mis padres.
‐Lo sé, cariño – dijo Perto abrazándola.
Durante la cena, tanto los gemelos como Jaime no
pararon de hablar sobre todo lo que iban a hacer ese
verano y, sobre todo, sobre las ganas que tenían de ver a
sus tíos Patricia y Federico y a su primo Gonzalo.
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Aunque vivían en distintas ciudades, las hermanas habían
sabido mantener una relación muy estrecha y, así,
transmitir a sus respectivas familias el inmenso cariño que
sentían.
A eso de las 11 Susana se iba a acostar. Bueno, para ser
más exactos, se quedaba un ratito en el sofá del salón,
pero un ratito muy corto. Ella siempre dice que le gusta
dormirse con la tele de fondo, pero lo cierto es que
apenas la da tiempo ni a oírla porque se queda dormida a
los 5 segundos… ¡Y es normal porque las jornadas de
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Susana son lo que se dice de lo más completas y
comienzan a las 7 de la mañana!
Al día siguiente toda la familia estaba especialmente
contenta, ante la inminente visita de los tíos y Gonzalo.
Pero, ella, como todos los días, tuvo que atender sus
obligaciones.
Además, le estaba dando vueltas a una receta que había
visto en una de las innumerables revistas de cocina que se
compraba habitualmente.
Se trataba de un pollo. Claro que, para ella el pollo tenía
pocos secretos, y hacía uno guisado que era ya famoso en
19
tierras leonesas. Pero había visto unos ingredientes
bastantes novedosos en una receta, concretamente, pollo
con cigalas. ¡Extraña combinación! Sin embargo, pensó
que de ahí, podría sacar una receta interesante. ¿Y si en
lugar de cigalas se añaden unas gambitas y un poquito de
arroz?… Habría que probarlo. A Susana la encantaba
experimentar y la verdad es que tenía grandes ideas y se
le daba de maravilla llevarlas a la práctica.
Esa mañana llegó a “A comer”, como siempre apurada y
con mil cosas que hacer.
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‐¡Hola Mari Carmen! – saludó nuestra protagonista
afectuosamente.
Mari Carmen es una persona a la que Susana y su familia
conocían desde hace mucho y suponía una gran ayuda
para ella en el local.
‐¡Buenos días Susana! – dijo Mari Carmen sin parar de
hacer cosas.
‐¿Alguna novedad?
‐Pues sí, que dentro de poco va a ser mi cumple y me
gustaría una de esas tartas tan buenas que haces. ¿A qué
ya no te acordabas que te la había encargado?
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‐¡Cómo me voy a olvidar de tu cumpleaños! – respondió
sonriente‐ ¡Si es el mismo día que el de una cocinera
excelente que conocemos bastante bien!
Y las dos se empezaron a reír porque, daba la casualidad,
que ambas cumplían años el mismo día.
‐¡Vale, así que cuento con mi súper tarta de cumpleaños!
– dijo Mari Carmen satisfecha.
‐¡Pues claro que sí! Además, va a llevar un ingrediente
sorpresa para que tu tarta sea única y exclusiva.
Las dos estuvieron un buen rato hablando sobre la tarta y
la repostería en general, que era un tema que a Susana la
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encantaba. Lo cierto es que era bastante golosa y además,
se le daba de maravilla cocinar repostería. De hecho, sus
tartas también eran ya famosas por tierras leonesas.
‐¡Ay Susana! Se me ha olvidado decirte que ha llegado una
carta certificada. Bueno, para ser más exactos, llegó ayer,
pero se me olvidó decírtelo.
‐Bueno, no te preocupes, que no será nada importante‐
respondió, no muy segura de sus palabras.
Cuando abrió el sobre, se quedó perpleja, no podía creer
lo que estaba leyendo.
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‐Pero, ¿qué pasa?‐ preguntó Mari Carmen con
preocupación, al ver la cara de Susana.
‐¡Es que no me lo puedo creer!… “A comer” ha sido
seleccionado como uno de los 10 mejores locales de
España de comidas preparadas, ¡es increíble!
‐¡Jo, me alegro un montón! Estar entre los 10 primeros de
España es todo un honor.
‐Sí, desde luego, pero es que hay más. En la carta me
comunican que el domingo se va a celebrar una cena en la
que se notificará el ganador y los dos finalistas. ¡Tengo
que contárselo a Perto y a Patricia!
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No se lo podía creer. Sabía que su local tenía éxito en
León, realmente, en el poco tiempo que llevaba abierto,
había podido constatar la gran aceptación que tenía. Pero
de ahí, a figurar como uno de los 10 mejores locales de
España, ¡eso era algo increíble! Y más teniendo en cuenta,
el poco tiempo que llevaba abierto.
Susana seguía hasta arriba de trabajo, y gracias a que es
una persona trabajadora y muy responsable, pudo acabar
su jornada laboral tan brillantemente como siempre. No
obstante, tenía unos nervios increíbles y lo único que
quería era llegar a casa y poder contar a su familia todo lo
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que había pasado y… ¡lo que pasaría el domingo! Sólo
quedaban dos días y había mucho que preparar y sobre
todo, muchísima ilusión.
‐¡Perto, Perto!… ¡Ya estoy en casa!
‐ ¡Hola cariño!, ¿qué tal el día?
‐Bien. Lucas, yo también estoy contenta de verte, pero
¡deja de ladrar ya! Perto por favor, llama a los niños y haz
“reunión general” que tengo algo muy importante que
contaros. Pero antes…
‐ Antes debes calmarte, ¡que te va a dar algo!
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‐¡Ay Perto, es que no te vas a creer lo que me ha pasado!
¡Pero no te quedes ahí parado, llama a los chicos!,
¡Vamos, vamos!
Perto fue rápidamente a buscar a sus hijos, mientras su
mujer llamaba a Patricia. La actividad era frenética y
todavía nadie sabía por qué, excepto, nuestra intrépida
protagonista.
‐Patricia, soy yo Susana. Por fa, coge a Gonzalo y Federico,
porque, estarán en casa, ¿verdad? Esta es hora de estar
en casa.
‐ Pero, ¿qué te pasa?, ¡te va a dar algo!
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‐ Sí, me va a dar algo si tú no me haces caso. Así que, por
favor, coge a tu hijo y a tu marido ya. Voy a conectar el
manos libres que tengo algo importante que deciros a
todos.
Ya estaban todos sentados en la mesa, bueno en las
mesas, en la de Patricia y en la de Susana.
‐Quiero deciros que “A comer” ha sido seleccionado como
uno de los 10 mejores locales de comida preparada de
España.
Antes de que pudiera acabar la frase, todos empezaron a
gritar y, algunos incluso a saltar como locos.
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‐¡Biiiiiiiiieeeeeeeen! ¡Braaaavoooo!
‐¡Pero es que, eso no es todo!‐ añadió emocionada‐
Dentro de dos días, el domingo, se va a celebrar una cena
en la que se entregarán los premios a los tres mejores
locales. Y por supuesto, quiero que estemos todos allí.
‐¡Claro que iremos!, ¡por supuesto!, ¡qué bieeeen!
‐Susi, de verdad, me alegro mucho por ti, sabes que te lo
mereces‐ dijo Patricia con mucha emoción.
‐Banki‐ dijo Perto‐ ¡nos alegramos muchísimo!
‐¡Claro que sí mamá!‐ dijeron sus hijos.
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‐Muchas gracias a todos, pero no creo que “A comer” vaya
a ser uno de los locales ganadores, eso sería ya
demasiado. No obstante, estar en la lista de los 10
primeros, creo que ya es un gran premio.
‐¡Pues claro que sí!‐ exclamó Federico‐ Y no sé cómo lo
vamos a hacer, pero que vamos a estar allí contigo, ¡eso
es seguro!
‐Sí tía, haznos sitio que vamos a ir‐ dijo Gonzalo orgulloso
de su madrina.
‐Mamá, mamá, nosotros también‐ dijeron los gemelos al
unísono.
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‐Bueno familia, de verdad, muchas gracias a todos por
vuestro ánimo.
‐Susi, es lo que te mereces. Y ahora, voy a ver cómo
organizo todo, porque íbamos a salir ya para León, pero
Federico tendrá que hablar con su oficina para organizar
el día extra y yo buscar un vestido de gala, ¿por qué será
una velada de lujo?, ¿verdad?
‐Pues ni siquiera lo he pensado, pero bueno tú siempre
vas muy elegante Patricia.
‐¡Ay Susi, cómo eres!‐ dijo Patricia halagada.
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Y así siguieron un buen rato, cada uno dando su opinión
sobre la velada, sobre “A Comer”, sobre el plato preferido
de todos los que hacía “la matriarca”…
Al final, fue la propia Susana la que tuvo que “poner
orden”, ya que aquella conversación se estaba alargando
demasiado, aunque había que reconocer que era de lo
más divertida…
La tarde pasó rápidamente sobre todo para ella, que entre
hacer los deberes con los gemelos y preparar la cena,
apenas tuvo tiempo de nada más.
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Pero necesitaba descansar, pensar en todo lo que la
estaba pasando, en cómo sería la velada en…
Cuando de repente, oyó el timbre. Sí seguro que era
Patricia y su familia.
Efectivamente, allí estaba su querida hermana con su
marido y su hijo. Todos se saludaron efusivamente,
especialmente Patricia y Susana, que se adoraban.
‐¿Qué tal estáis?, ¿qué tal el viaje?‐ preguntó Perto.
‐Muy bien, todo genial‐ respondió Federico.
‐Bueno, luego hablamos. Ahora, instalaros cómodamente
– dijo Susana ejerciendo de perfecta anfitriona.
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Al cabo de un rato, Patricia fue a la habitación de Susi,
como la llamaba ella. Por cierto, Susana no permitía que
nadie más en el mundo le llamara así, sólo su hermana.
‐Susi, ¿puedo entrar? – dijo Patricia abriendo un poco la
puerta.
‐¡Pues claro! Estaba viendo a ver qué me podría poner el
domingo para la gran fiesta. ¿Me ayudas?
‐¡Encantada! Oye Susi‐ dijo Patricia mientras ojeaba los
vestidos que estaban en el armario‐ Quiero decirte que
estoy muy orgullosa de ti. Y sé que mamá y papá también
lo estarían.
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‐Bueno, tampoco es para tanto…
‐Sí lo es, y no me refiero sólo a tu éxito laboral, que te
aseguro que no es “poca cosa”. Si no también, a todo lo
que has hecho por mí, y por toda la familia, desde que
ellos no están.
‐Patricia, por favor, no he hecho nada del otro mundo, es
lo que hubiera hecho cualquier persona en mi lugar.
‐Susi‐ le dijo cogiéndola de los hombros‐ Ya sabes que
para mí has sido como una madre. Cuando mamá murió
en aquel trágico accidente, yo sólo tenía 20 años, y tú
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sólo 28 y sin embargo, sacaste fuerzas de flaqueza, para
ayudarme a mí y a papá.
‐Sólo hice lo que tenía que hacer…‐ dijo Susana
emocionada.
‐¡Déjame acabar Susi! Y después, al cabo de un año y unos
meses cuando murió papá y yo pensé que ya no podría
superarlo, tú me ayudaste y conseguiste que esa desgracia
nos uniera todavía más.
‐Patricia‐ respondió su hermana, sin poder evitar echarse
a llorar‐ es cierto que la vida nos lo ha puesto un poco
difícil, pero también, que hemos tenido suerte en
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tenernos siempre la una a la otra. A mí me ha tocado el
papel de la mayor, y lo he hecho lo mejor que he podido.
‐Susi, has hecho mucho más que eso. ¡Me has ayudado
siempre tanto!… ¿O ya no te acuerdas cuando estaba
embarazada de 8 meses?
‐¡Claro que me acuerdo! Te caíste y te rompiste el brazo
derecho. Estabas muy agobiada y te viniste a León para
poder tener “mimos” de tu hermana.
‐Sí, lo cuentas muy bonito, ¡pero no sé que hubiera sido
de mí de no ser por ti! Tú ya tenías a tus tres hijos y sin
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embargo, me recibiste con todo tu cariño y me ayudaste
en todo.
‐¡Patricia! ¡Y lo haría las veces que hiciera falta! Así que,
deja ya el tema…
‐ No, es que quiero seguir, porque creo que no te he dicho
lo suficiente lo importante que eres para mí y lo mucho
que te agradezco todo lo que has hecho. Que con sólo 28
años, me cuidaras como una madre. Sé que “Chiri”,
estaría orgullosa de ti.
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‐Y de ti Patricia‐ respondió Susana con lágrimas en los ojos
abrazándose a su hermana, que tampoco pudo reprimir
por más tiempo su llanto.
De repente, Perto llamó a la puerta y entró. Cuando vio la
escena preguntó sonriente:
‐ Seguro que todo va bien, ¿verdad?
‐¡Pues claro que sí!‐ respondió su mujer volviendo a su
“estado original”. Estábamos eligiendo vestido para el
domingo. Ahora salimos.
‐No, si ya lo decía yo, todo va bien. ¡Esta es mi Susana!
Los tres acabaron riéndose.
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Aunque ese día, Susana no había tenido mucho tiempo, se
las había ingeniado para hacer una cena sencilla pero
riquísima. Ella era de las personas que creía que había que
comer de todo, desde platos muy sofiticados como ancas
de rana, hasta los más sencillos como callos o huevos
fritos. Y precisamente, eso es lo que improvisó, bueno,
relativamente, porque antes, puso unas ensaladas de lo
más exóticas y, de plato fuerte, los huevos que la salían de
maravilla.
‐¿Quién quiere un postrecito? – preguntó satisfecha al ver
que todos habían vaciado sus platos.
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‐Yo estoy llena‐ dijo Patricia.
‐Yo también‐ dijeron los gemelos a la vez.
‐¡Ah vale! Pues entonces vosotros no comeréis estos
exquisitos pastelitos que he comprado en la mejor
confitería del mundo: “Confitería Asturias”.
‐¡Bueno, creo que puedo hacer un hueco!‐ dijo Patricia.
Al final todos se animaron, porque los dulces de esa
confitería eran excepcionales y los pastelitos, uno de los
postres favoritos de nuestra protagonista y de toda la
familia.
41
La tertulia posterior a la cena fue estupenda. Todos
estaban felices y contentos, charlando de sus cosas, pero
sobre todo, del gran acontecimiento del domingo. Estaban
felices por Susana y emocionados ante la idea de que
pudiera ganar.
Todos coincidían en que, sin duda alguna, se lo merecía.
Al día siguiente, era el gran día. No, no, no era la gran
gala, si no el otro gran día de ese apasionante fin de
semana, era el cumpleaños de Susana.
Así que, decidieron pasar el día en la preciosa casa que
tenía la familia en La Urz.
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Todos madrugaron sin protestar, bueno, casi todos…
porque les esperaba un gran día por delante. Adoraban ir
a La Urz, y normalmente lo hacían para pasar varios días,
como Nochevieja y las vacaciones en agosto, pero bueno,
ese año era distinto porque el domingo tenían que estar
de vuelta para asistir a la gran gala.
Por fin llegaron. La Urz es un pueblo de montaña de León,
lleno de encanto y de lo más acogedor. La casa era muy
grande y realmente preciosa y, ¡hasta el tiempo
acompañaba! De modo que hacía sol, pero no calor. El
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aire soplaba suave y fresco. Todo parecía ideal aquella
mañana.
‐Banki, ya estamos aquí‐ dijo Perto cogiendo a su mujer
de la cintura.
Todos se instalaron rápidamente y se fueron a dar una
vuelta por los alrededores con Lucas, que estaba
deseando “estirar las patas”.
Susana, de nuevo, lo había organizado todo para que la
comida fuera “sencillamente perfecta”.
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Estaba feliz. Tenía a su familia con ella celebrando su 50
cumpleaños, estaba en su preciosa casa de montaña…
¿Qué más se podía pedir?
‐¡Vamos todos a comer!
Había preparado una mesa espectacular. Muy parecida a
las grandes celebraciones de Nochevieja. Unos
langostinos y fiambres para empezar y de “plato fuerte”
su jugoso Roast beef.
‐¡Está todo riquísimo!‐ dijo Gonzalo, que disfrutaba como
nadie de las “escapadas” familiares a León.
‐Me alegro mucho‐ respondió su madrina sonriente.
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‐Bueno, ¿y estás nerviosa por lo de mañana? – preguntó
Federico.
‐No, la verdad es que no. Estoy tan contenta celebrando
mi cumpleaños, que no me acuerdo de mañana. Supongo
que cuando llegue el momento, pues sí lo estaré.
‐¡Ya verás cómo no! Con ese “modelazo” que vas a llevar
tan ideal‐ dijo Patricia que no paraba de apoyar a su
hermana.
‐Bueno Perto y ¿tú? – dijo Federico de lo más sonriente‐
¿Te imaginas que tu mujer gana el primer premio y te
hacen subir al escenario?
46
‐Federico, no empieces que sé por dónde vas…‐ respondió
Perto riéndose.
‐No, si yo sólo digo que claro, sonará por todo el salón:
“Sr. Ruperto no sea terco y suba ya”.
‐¡Jo es verdad papá!, seguro que te dicen algo porque
claro, con este nombrecito‐ dijo Jaime.
‐ ¡Ala!, ya se ha abierto la veda de las bromas con mi
nombre… ¡No si lo que yo digo, si no tuviera una
personalidad fuerte, hubiera sido un auténtico
desgraciado con semejante nombre!
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Todos se empezaron a reír. La verdad es que Perto llevaba
con mucha deportividad el tema de las “bromitas” con su
nombre.
‐¡Jo, mamá, parece Nochevieja!‐ dijo Ignacio.
‐Sí, sólo queda que tu tía y yo nos pongamos “atacadas”
los cinco minutos antes de la hora de las uvas, que tu
padre sólo se coma 4 y que a mí me ponga “negra”…
De nuevo, todos se empezaron a reír recordando lo bien
que se lo pasaban en sus celebraciones Navideñas, con las
dos hermanas, que eran un pelín supersticiosas, y las
“dichosas” uvas.
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Bueno y ahora, ¡el súper postre!
‐Susi, seguro que está buenísimo, pero es que, de verdad,
no me cabe ni una miga más.
‐Vale, no te preocupes‐ respondió con una sonrisa de lo
más pícara, mientras se dirigía a la cocina.
Y a los pocos minutos apareció con uno de sus postres
estrella: la tarta a los tres chocolates. Le quedaba
exquisita y además, perfecta, nada que envidiar a la
“Confitería Asturias”
‐Susi, he pensado que puedo hacer un hueco, ¡por favor
ponme un trozo!
49
Susana sonreía al ver a todos tan felices degustando su
tarta. Eso era una de las mejores cosas de cocinar, el
poder compartir con los tuyos momentos “tan dulces”
como ese.
‐ Bueno Susi‐ dijo Patricia‐ ahora llega el momento de los
regalos, para ser más exactos del regalo.
‐Toma cariño‐ dijo Perto entregándola un sobre‐Antes de
abrirlo, quiero que sepas que es de parte de todos, que
nos ha costado mucho conseguirlo y “llevarlo a cabo”,
pero que estamos felices porque tú te lo mereces.
50
‐Bueno, no sé qué decir, sea lo que sea, os lo agradezco
mucho y ¡creo que ya me estoy emocionando!…
‐ Pues ya verás cuando lo abra‐ susurró Gonzalo a Pablo.
Abrió el sobre con dificultad, porque ya se estaba
poniendo algo nerviosa. Cuando por fin pudo coger la
tarjeta que había dentro, pudo leer: “Cordon Bleu”
‐¡No puede ser!, ¡no puede ser!‐ exclamó completamente
emocionada.
Patricia se acercó a ella y le dijo:
‐Sigue leyendo Susi.
51
‐Este documento es una solicitud de admisión para Susana
Beneitez para el curso de cocina “Cordon Bleu”. Se
impartirá en París durante el mes de agosto.
En él se enseñarán todo tipo de cocina y además, habrá
una sección especial dedicada a la repostería.
Dejó de leer, la emoción la embargaba. Perto se acercó a
ella y la abrazó, Patricia hizo lo mismo y después todos se
unieron.
Fueron unos momentos de lo más emotivos, Susana no
podía hablar, sólo besar a todos y seguir llorando. Era uno
52
de sus deseos más anhelados, el curso “Cordon Bleu”, uno
de los más prestigiosos del mundo.
‐¡Pero, cómo me voy a poder ir un mes!‐ exclamó cuando
“recuperó” el aliento.
‐Está todo pensado‐ afirmó Patricia con emoción‐. Perto y
yo nos hemos puesto de acuerdo y no hay ningún
problema. Tú no te preocupes de nada, sólo disfruta, que
te lo mereces.
‐No sé qué decir…GRACIAS de verdad, esto significa
mucho para mí.
53
Y así estuvieron un buen rato hablando del increíble curso
de cocina, de cómo se iban a organizar, de la gran fiesta
del día siguiente…
Susana se apartó un momento del grupo y, desde la
puerta, observó a su familia: charlando, riéndose, felices…
Miró al cielo y dijo:
‐¡Lo hemos hecho bien!, ¿verdad que sí?
Ya era domingo. El gran día había llegado. Todos estaban
algo cansados del viaje del día anterior, pero sobre todo
nerviosos por el evento de esa noche.
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No obstante, intentaban disimular para que la
“protagonista” no lo notara y pasara el día lo mejor
posible. Todos menos Lucas, que no paraba de ladrar y
saltar.
La hora de acercaba y ya después de comer, todo eran
nervios y ya muy difíciles de disimular. La propia Susana
estaba histérica, aunque ella se empeñara en negarlo. Ni
siquiera pudo dormir su siesta habitual, ¡no había forma
de que conciliara el sueño! Lucas seguía ladrando como si
le fuera la vida en ello. Era como si notara el nerviosismo
en el ambiente.
55
Susana decidió ir a su cuarto a empezar el ritual de
arreglarse.
‐¿Quieres que te ayude?‐ dijo Patricia.
‐Sí, ven conmigo, que estoy tan nerviosa que no sé si voy a
ser capaz ni de maquillarme.
‐¡Seguro que sí! Con la práctica que tienes tú para eso,
después de los años que estuviste trabajando como
azafata. ¡Ibas siempre ideal!
‐Ya, pero no estaba tan nerviosa como ahora. Y además,
no paro de pensar en “Cordon Bleu”. ¡Todavía no me
puedo creer el regalazo que me habéis hecho!
56
‐¡Me alegro tanto de que te haya gustado! Es nuestra
manera de demostrarte lo que te queremos.
‐¡Como me hagas llorar otra vez, te vas a enterar!
‐ ¡Que no, que no! A ver, que te ayudo con el pelo, aunque
lo tienes precioso, así natural.
‐¡Jo! ¿Sabes qué? Me has recordado a mamá. La verdad es
que me acuerdo mucho de ella y de papá también, ¡con
todo lo que me está pasando!
‐Sí, te entiendo. A mí también me pasa. Este fin de
semana está siendo muy especial y es como que se les
echa “más de menos”.
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‐Sí, porque si estuviera aquí mamá, con lo divertida que
era, tendría la broma justa para que me diera la risa y se
me quitaran los nervios.
‐ ¡Eso seguro! Y si estuviera papá, así con su gesto serio, y
su saber estar, nos estaría dando los mejores consejos
para comportarnos mañana como auténticas “damas”.
‐Pero luego papá se reiría, porque mamá pondría una de
sus caras graciosas que a él tanto le gustaban.
‐La verdad es que hacían buena pareja, porque no se
parecían en nada y, sin embargo, se compenetraban a la
perfección. ¡Eran unos padres maravillosos!
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‐Sí, y ¡aprendimos tanto con ellos! Gracias a mamá
aprendimos a ser humildes, a tratar a toda la gente por
igual, a ser detallistas…
‐Es cierto… Nos dieron una vida muy fácil.
‐Sí, y aunque ya no estén con nosotras, somos como
somos gracias a ellos.
‐Sí, y a los fantásticos viajes que hicimos, ¡nos lo
pasábamos genial y aprendíamos mucho sin darnos
cuenta!
Las dos hermanas estuvieron un buen rato hablando de
sus padres a los que adoraban. Resultó muy emotivo,
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reviviendo preciosos recuerdos de su feliz infancia.
Recuerdos, que las permitieron sentir a su padre y a su
madre, casi, como si estuvieran allí con ellas.
Al final, toda la familia consiguió arreglarse a tiempo, y
salir hacia el hotel donde se celebraba el gran
acontecimiento.
Cuando entraron, pudieron ver la elegancia del local y de
los invitados. Aquella sería una velada inolvidable,
¡seguro!
Había un buffet, que la experta cocinera, calificó como de
“excelente”. Susana, se bebió una cerveza, algo que hacía
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de vez en cuando, con el fin de paliar el calor, porque con
los nervios sabía que no podía hacer nada.
Después de un buen rato de buffet, agradable música y
presentaciones, llegó la hora de la verdad.
‐Señoras y Señores, ha llegado el momento de decir
quiénes han sido los elegidos, por un jurado de expertos
gastrónomos, como los tres mejores locales de comida
preparada de España.
‐Susi, pase lo que pase, sabes que para nosotros eres la
mejor – dijo Patricia en bajito a su hermana.
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‐Bunky, no te pongas nerviosa que para nosotros ya has
ganado.
‐¡Sé que me queréis ayudar, pero como sigáis así, me voy
a poner a llorar sin parar! ¡Y eso no me va a ayudar a
tranquilizarme!
‐¡Esta es mi Susana!‐ exclamó Perto.
Y todos, incluyendo la protagonista, se empezaron a reír
con ganas.
‐El tercer puesto va para “Delicias leonesas” ¡Un fuerte
aplauso!
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‐Patricia, creo que me va a dar algo. Es que, van muy
lentos ¿no?
‐¡Es lo que te parece a ti! Anda, respira hondo.
‐El segundo clasificado ha sido “A c…
Todos se quedaron sin respiración, parecía que iba a decir
“A comer”….pero… no. El nombre del segundo fue “A
casa”
‐Te digo que de esta no salgo. Perto por favor, dame algo
de beber que me he quedado seca, pero seca.
Ahora era el momento de la verdad, “A comer” podía ser
el ganador, pero también, podía no figurar entre los tres
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primeros puestos, es decir, quedarse entre los 10 mejores.
¡No estaría nada mal!, pero todavía se podía soñar con la
victoria.
‐Y el primer puesto y ganador de un premio valorado en
18.000 euros es… “A comer”.
Toda la familia empezó a aplaudir, saltar, reírse… incluso
llorar.
‐ Por favor, que salga a recoger el premio su dueña y
creadora: Susana Beneitez.
Cuando Susana pudo subir, estaba muy emocionada, pero
también, ¡feliz!
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‐Buenas noches a todos y muchas gracias por este premio.
Estoy muy feliz y emocionada. Y como mi padre, José Luis,
me diría, lo primero que quiero es dar las gracias al jurado
por haberme otorgado el premio y después a toda mi
familia. Perto, mi marido, mis hijos, Jaime, Ignacio y
Pablo, Federico, mi cuñado, Gonzalo mi sobrino y ahijado
y mi querida hermana Patricia. Sabéis que os quiero
mucho y que os agradezco vuestro continuo apoyo.
También quiero dar las gracias a mi madre, “Chiri” que
tanto cariño y alegría nos proporcionó a mi hermana y a
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mí, y a mi padre José Luis, que nos inculcó tantos e
importantes valores.
Sé que me están viendo. Nos están viendo Patricia, y
están orgullosos de nosotras.
Os quiero mucho a todos. GRACIAS
Todo el público se levantó a aplaudir a una emocionada
Susana, que reía y lloraba a la vez, mientras abrazaba a
toda su familia.
FIN
NOTA DE AUTOR:
"Queda prohibido cualquier reproducción total o parcial de este documento, sin la autorización expresa de su autora”
Ana Isidoro Zapardiel
Mail: [email protected]
Tel.: 629 07 58 71