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Las principales causas de la disfunción metabólica y la diabetes SUPLEMENTO DE Antidiabetes: El Protocolo de reparación metabólica del Dr. Pescatore

Las principales causas de la disfunción metabólica y la ... · palabras, nunca nos vemos satisfechos. Pero que no cunda el pánico si el gusto por lo dulce hace que parezca imposible

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Las principales causasde la disfunción metabólica

y la diabetes

SUPLEMENTO DE

Antidiabetes: El Protocolo de reparación metabólica del Dr. Pescatore

Angel Deblas
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Las principales causas de la disfunción metabólica y la diabetes2

Para poder controlar correctamente la diabe-tes, es importante entender primero sus causas y saber si se está en situación de riesgo. Ser cons-ciente del nivel de riesgo es el primer paso para evitar la diabetes. La mala noticia es que todos estamos en situación de riesgo, con independen-cia de nuestro peso.

Básicamente, si toma demasiado azúcar ya está en situación de riesgo, En una revisión publicada recientemente en la revista Mayo Clinic Proceedings, los investigadores señalan que el azúcar añadido y, en particular, el jarabe de maíz de alto contenido en fructosa, es la causa principal de la epidemia masiva de prediabetes y diabetes que asola Estados Uni-dos1. En Europa es más común que este azúcar se añada en forma de jarabe de glucosa y fructosa.

Pero no es ni mucho menos la única causa. A continuación, se analizan detenidamente los otros ocho factores de riesgo principales, y poste-riormente hablaremos sobre cómo frenarlos.

1. La adicción a la comida

La epidemia de obesidad es muy real: dos de cada tres estadounidenses (y uno de cada dos es-pañoles) tienen sobrepeso o están gordas. Si es su caso, es muy probable que sea de los que relacio-na los retos de la pérdida de peso con la voluntad o la falta de ella.

Pero le alegrará saber que eso no es del todo así. Parte de la culpa la tienen nuestros estilos de vida “preenvasados” y “precocinados”, pero el problema real es aún más profundo, y es que la alimentación actual está repleta de alimentos adictivos.

Empecemos por el azúcar, el culpable más obvio. El azúcar activa en el cerebro respuestas

que imitan a las estimuladas por las drogas. Un estudio realizado en 2012 sobre los efectos del helado confirma que las golosinas activan los centros de placer del cerebro2. Y lo que es más alarmante aún es el descubrimiento de que el consumo frecuente de helado reduce la cantidad de disfrute. En otras palabras, que se necesita cada vez más cantidad para obtener la misma satisfacción. Igual que ocurre con las drogas.

Otro estudio demostró que las Oreo, esas galletas que son más bien “bombas de azúcar”, tienen un efecto sobre los centros de placer de las ratas más fuerte que la cocaína o la morfina3.

Si se combina este subidón de placer y el temido síndrome de abstinencia de azúcar que se sufre después… poco podrá extrañar que consumamos alimentos azucarados en exceso, son adictivos.

Otro ingrediente “secreto” que actúa de una forma similar es el jarabe de glucosa o de fructosa. Si bien la fructosa es un componente natural de las frutas y las verduras, las concentraciones excesivas de esta sustancia perjudican gravemente al organismo. Los estudios demuestran que un exceso de fructosa contribuye a reducir la producción de trifosfato de adenosina (o ATP) del hígado, una sustancia indispensable para diversos procesos metabólicos. La supresión del ATP contribuye en gran medida a la resistencia a la insulina. El jarabe de maíz de alto contenido en fructosa incrementa la producción hepática de triglicéridos e interfiere con la capacidad natural del hígado para descomponer los ácidos grasos. Esta combinación mortal provoca hígado graso, inflamación y aumento de la resistencia a la insulina. ¿El resultado final? Diabetes de tipo 2.

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Pero el azúcar no es el único alimento de nuestro plato que tiene cualidades adictivas. El trigo y el gluten también tienen efectos bastante nocivos para el organismo. El trigo que consumimos actualmente está tan hibridado que es difícil reconocerlo y, lo que es más peligroso, contiene más almidón de digestión rápida llamado amilopectina A. Estas mayores cantidades de amilopectina A hacen que el trigo moderno afecte a la glucemia de una forma más violenta que las variedades tradicionales que deberíamos consumir.

Contiene también gliadina, un componente del gluten. Si no se digiere correctamente, la gliadina genera polipéptidos que, según las investigaciones, actúan como un opioide sobre el cerebro, induciendo de forma efectiva una euforia similar a la que producen las drogas (otros opioides dignos de mención son la heroína, la morfina y la oxicodona). Estudios que se remontan a la década de los ochenta demuestran que los fármacos antiopioides como la naloxona reducen el consumo de alimentos hasta un 28%4.

Tampoco son buenos otros granos con alto contenido en hidratos de carbono como el arroz o el maíz. Todos los carbohidratos procesados, refinados y simples de la dieta son, en definitiva, fuentes de azúcar disfrazados y deben tratarse con la misma cautela que la “comida basura” más obvia. De hecho, un estudio realizado en 2012 reveló que cada porción diaria de arroz blanco se asociaba a un incremento del riesgo de diabetes del 11%5. Y teniendo en la gran mayoría del maíz cultivado está genéticamente modificado, hay que pensárselo mucho para añadirlo al carrito de la compra.

Está claro que la adicción que provocan los alimentos va mucho más allá de la falta

de fuerza de voluntad o de un estilo de vida ultraindulgente del siglo XXI. La prueba la encontramos en los propios alimentos: no existe nadie adicto al brócoli. Adivine por qué.

2. Los edulcorantes artificiales

Si el azúcar es malo, entonces los edulcoran-tes artificiales tienen que ser buenos, ¿no?

Respuesta errónea. Por sorprendente que pueda parecer, es imprescindible dejar de endul-zar el café o el té con las alternativas al azúcar que nos ofrecen (sacarina, sucralosa, aspartamo o glucósidos de esteviol). Y lo mismo se aplica a los refrescos light, a los aperitivos bajos en calo-rías y, en definitiva, a todo lo que es bajo en gra-sas. Sé que esto es exactamente lo opuesto a los consejos dietéticos que hemos oído toda la vida.

Los edulcorantes artificiales son veneno. No solo causan estragos en las bacterias intestinales buenas, sino que además provocan las mismas enfermedades que se supone que ayudan a preve-nir. Los resultados de un estudio reciente demos-traron que tras consumir edulcorantes artificiales durante solo una semana, un grupo de humanos ya había empezado a desarrollar intolerancia a la glucosa y una mayor predisposición a la dia-betes6. De hecho, los edulcorantes artificiales se han vinculado a la duplicación del aumento de la diabetes7.

Asimismo, las toxinas de los productos “sin calorías” se asocian reiteradamente a la propia obesidad, por no mencionar el papel fundamen-tal que desempeñan en el desarrollo de la predia-betes y de la diabetes. Los edulcorantes artificiales generan en el organismo reacciones del azúcar en sangre que provocan antojos de dulces, como si se estuviera comiendo azúcar. La única diferencia

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es que no ofrecen las mismas recompensas que el azúcar real, de modo que aun después de haber comido una golosina sin azúcar, el organismo sigue ansiando alimentos azucarados. En pocas palabras, nunca nos vemos satisfechos.

Pero que no cunda el pánico si el gusto por lo dulce hace que parezca imposible llevar una dieta sin azúcar. Existen alternativas dulces salu-dables y sustitutos del azúcar sin apenas colorías que no provocan antojos ni picos de azúcar. Ha-blaremos de ellos más adelante.

3. Las toxinas y los obesógenos

Ahora que ya conocemos lo tóxicos que son para el organismo los azúcares simples y procesa-dos y los edulcorantes artificiales, es el momento de hablar de algunas de las toxinas menos obvias que engordan e incrementan el riesgo de diabetes.

Los obesógenos son agentes químicos que pueden programar el organismo para engordar con independencia del ejercicio que uno haga o de lo bien que coma. En determinadas con-diciones y cantidades pueden contribuir a des-controlar las hormonas que regulan la sensación del hambre y de la saciedad, mientras ordenan simultáneamente al organismo que cree más adi-pocitos (células que almacenan grasa).

Entre las fuentes más peligrosas de obesóge-nos cabe destacar8:

• El olor a coche nuevo: este característico olor se compone de más de 275 agentes químicos obesógneos. El calor ayuda a liberar los agentes químicos más rápida-mente, por lo que se recomienda dejar las ventanillas bajadas cuando se aparca al sol. También se puede colocar una cajita

de bicarbonato en el vehículo durante los seis primeros meses para absorber parte de estos agentes.

• Los jabones y desinfectantes antibacte-rianos: estas monstruosidades cargadas de agentes químicos contienen triclosa-no, que no solo contribuye a incrementar el problema de la resistencia a los anti-bióticos, sino que además altera el siste-ma endocrino del organismo. Lo mejor es tirarlos y lavarse las manos con jabón natural y agua.

• La cortina de la ducha: muchas cortinas de ducha están hechas de PVC, que libera al menos 108 agentes químicos cono-cidos, docenas de los cuales son obesó-genos. El calor de la ducha los libera en cantidades aún mayores. Se recomienda utilizar una mampara de vidrio u optar por cortinas de EVA o PEVA.

• Los utensilios de cocina de teflón: contienen agentes químicos perfluorados nocivos. Se recomienda utilizar utensilios de cocina de hierro fundido o de acero inoxidable, así como aceite de oliva y aceite de nueces de macadamia para que los alimentos no se peguen.

• Los productos de cuidado personal: cada vez que usamos un champú o una loción perfumados, nos cubrimos de ftalatos. Estos agentes químicos no solo son obesógenos, sino que también se ha demostrado que contribuyen a la dia-betes. Se recomienda usar productos sin fragancia.

• Las botellas de plástico: es mejor pasar sed que beber de un recipiente de plásti-co. Beber durante una semana de deter-minadas botellas de plástico puede gene-rar un aumento del 70% en los niveles de bisfenol A o BPA, un producto químico

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muy ligado a numerosos problemas de salud, incluido el cáncer. Se recomienda usar solo botellas de vidrio.

• Los tíckets de compra: esta es otra po-tente fuente de BPA, y solo tarda diez se-gundos en transferirse a la piel. Arrugar el tícket no hace sino acelerar el proceso. Se recomienda usar guantes si se trabaja con tíckets. De lo contrario, es mejor pedir al cajero que no nos dé el tícket.

4. La falta de sueño

Es importantísimo descansar bien por las noches. No solo nos sirve para recargar y reparar el organismo, y para no sentirnos cansados.

Una nueva investigación realizada en la Universidad de Chicago y publicada en la revis-ta Diabetologia demuestra que la falta de sueño puede contribuir a una reducción de la sensibili-dad a la insulina de alrededor del 23%, lo que se convierte en un gran factor de riesgo para sufrir diabetes tipo 29.

Cabe señalar que los sujetos del estudio eran hombres sanos de entre 18 y 30 años, pero el autor del estudio comentó: “la acción de la insuli-na en estos hombres jóvenes sanos se asemeja a la que observamos normalmente en las primeras etapas de la diabetes”. Esto ocurrió tras solo cuatro noches de privación del sueño. Es fácil imaginar lo que la falta de sueño crónica puede provocar a lo largo de los meses y los años.

Y la calidad del sueño es tan importante como la cantidad. Un estudio realizado en 2012, presentado en la reunión anual SLEEP organiza-da por la American Academy of Sleep Medicine and Sleep Research Society, reveló que las perso-nas que no descansan bien por las noches tiene

más problemas para rechazar alimentos tentado-res y poco saludables10. Esto, asociado a la persis-tente disminución de la sensibilidad a la insuli-na, y a los picos de glucemia, debería modificar por completo la concepción que tenemos del sueño. No es un lujo, sino una prioridad.

5. El hígado graso o el azúcar furtivo

El hígado graso, la cardiopatía y la diabetes van de la mano. La relación tiene mucho sentido: las tres afecciones son complicaciones habituales de la obesidad.

Pero algo de lo que mucha gente no se da cuenta es de que el hígado desempeña un papel esencial en el metabolismo de la glucosa, lo que lo convierte en una pieza fundamental para el equilibrio metabólico.

Si consumimos demasiado azúcar, el hígado almacena un exceso de glucosa (la glucosa se al-macena en el hígado en forma de glucógeno, que en caso de bajos niveles de glucosa en sangre es reconvertido en glucosa) para utilizarla “en caso de emergencia”. Esta idea de “azúcar furtivo” es el vestigio de un mecanismo evolutivo de super-vivencia que data de los días de “festines y ham-brunas” de la era de las cavernas. En las épocas de hambruna, el hígado podía reintroducir ese azúcar “de emergencia” acumulado para nutrir y dar energía al organismo. En los tiempos de abundancia actuales es improbable sufrir épocas de hambre, por lo que el azúcar almacenado y no usado se convierte en última instancia en trigli-céridos letales. Estos triglicéridos sobrecargan el hígado de glucosa, lo que hace que este órgano sea cada vez más graso11.

Los efectos secundarios de esta afección, que se denomina “esteatosis hepática no alcohólica”,

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se extienden a todo el organismo. La salud del hígado es tan importante como la del páncreas cuando se trata de combatir la diabetes tipo 2; si el hígado no puede limpiar bien el azúcar del organismo, se producen graves problemas.

La esteatosis hepática no alcohólica también pone en riesgo el corazón. Un equipo de inves-tigadores franceses descubrió que la enfermedad es un predictor de la arteriosclerosis carotídea, es decir, el endurecimiento de la arteria carótida12. Esto ocurre aun en el caso de que los pacientes no muestren ningún otro factor de riesgo relacio-nado con el corazón. Se observó que los pacien-tes con esteatosis hepática no alcohólica sufrían un 34 % más de riesgo de obstrucción. La obs-trucción de la arteria carótida provoca accidentes cerebrovasculares.

Por lo que se refiere al hígado graso, la amenaza es real y está generalizada, con inde-pendencia de lo que los “expertos” nos hayan hecho creer. La American Liver Foundation estima que cerca del 10% de los niños estadounidenses padece esteatosis hepática no alcohólica13. Esto significa que hay niños de dos años con hígado graso. Debido al imparable aumento de las tasas de obesidad infantil y diabetes tipo 2, resulta devastador pensar lo poco sorprendente que es esta estadística.

6. Las carencias de nutrientes

Siempre digo que una dieta equilibrada rica en nutrientes es la base de una vida sin diabetes. Pero algunos nutrientes concretos nos ayudan especialmente a mantener a raya y a reducir el riesgo de diabetes, como la vitamina D, el selenio y la vitamina K1. En el documento relativo a los complementos se incluyen los datos científicos que avalan la capacidad de estos tres nutrientes

para combatir la diabetes, junto con mis reco-mendaciones diarias.

7. El desequilibrio de las bacterias intestinales

No se debe subestimar la importancia del equilibrio de las bacterias intestinales, espe-cialmente si tenemos en cuenta la guerra actual que se libra contra las bacterias. Las bacterias intestinales nutren el tubo digestivo y permiten la absorción de los nutrientes. Producen el 80% de las células del sistema inmunitario. También producen más serotonina (la “hormona de la felicidad”) que el cerebro. Algunos estudios de-muestran que alrededor del 25% de la población tiene poca diversidad bacteriana. Esta carencia de diversidad genera más almacenes de grasa, mayor aumento de peso con el tiempo, más resistencia a la insulina y mayores niveles de inflamación, por nombrar solo algunos efectos.

Lo que hace que la tendencia a deshacer-se de absolutamente todas las bacterias resulte aún más desconcertante es que los probióticos podrían ser una solución perfecta para la letal combinación de grasa y niveles elevados de azú-car en la sangre. Un reciente estudio publicado en la British Journal of Nutrition demostró que las mujeres que toman probióticos perdieron un 70% más de peso que las del grupo de control14. Los investigadores también observaron que los probióticos reducían los niveles de leptina en las mujeres. La leptina es una hormona reguladora del peso esencial que las personas obesas tienen en exceso, porque sus organismos han dejado de responder a ella de una forma apropiada (la leptina es la hormona inhibidora del apetito. La producen las células del tejido adiposo y los enterocitos. Actúan a nivel de los receptores me-diobasales del hipotálamo para inhibir las ganas de comer. Por su acción se pierde peso al ingerir

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menos cantidad de alimento). También descu-brieron que los probióticos ayudan a combatir la obesidad mediante el fortalecimiento de la pared intestinal.

Este gran avance médico se acompaña de una advertencia: no sirve cualquier suplemento probiótico. De hecho, es probable que la mayo-ría no sirva. La calidad siempre prima sobre la cantidad. Lo más importante es obtener las bac-terias adecuadas y no muchas del mismo tipo. La diversidad es la clave. Más adelante de detallarán las recomendaciones específicas.

8. Inflamación

La inflamación crónica es una de las afec-ciones más peligrosas de nuestra época. Con-

tribuye al desarrollo del cáncer, el alzhéimer, la cardiopatía, la artritis y, por supuesto, la diabetes tipo 2. Un estudio publicado por la American Diabetes Association demostró que dos productos químicos proinflamatorios, IL-6 (Interleucina 6) y TNF-alfa (factor de necro-sis tumoral alfa), contribuyen directamente al aumento del riesgo de diabetes15. Otro estudio reveló que las personas obesas tenían entre 3 y 4 veces más probabilidades de gozar de una buena salud metabólica al descender estos bio-marcadores inflamatorios16. La conclusión más valiosa de estos dos estudios es que el secreto real de la salud metabólica es el control de la inflamación, con independencia del peso. Por tanto, el abordaje de la inflamación es una de las piedras angulares de mi “Protocolo de repa-ración metabólica”.

Fuentes:1. http://www.mayoclinicproceedings.org/article/S0025-61961500040-3/abstract

2. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22338036

3. https://www.research4life.it/wp-content/uploads/2016/09/Abstract-Schroeder-Oreo-Cocaine.pdf

4. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/4048359

5. http://www.bmj.com/content/344/bmj.e1454

6. http://www.nature.com/nature/journal/v514/n7521/full/nature13793.html?WT.ec_id=NATURE-20141009

7. http://www.medscape.com/viewarticle/704432

8. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3279464/

9. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25702040

10. http://www.aasmnet.org/articles.aspx?id=3135

11. http://diabetes.diabetesjournals.org/content/51/1/7.full

12. http://www.medscape.com/viewarticle/823515

13. http://www.liverfoundation.org/chapters/rockymountain/doctorsnotes/pediatricnafld/

14. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24299712

15. http://diabetes.diabetesjournals.org/content/52/3/812.long

16. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23979951

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Las principales causas de la disfunción metabólica y la diabetes8

FED PESCATORE, MD, es un médico fuera de lo común que lle-va más de treinta años inmerso en el objetivo de lograr la reversión de la diabetes. Ha escrito libros superventas y asesora a algunas de las instituciones médicas más innovadoras.Muchas personas recorren miles de kilómetros para acceder a su conocimiento y experiencia, y su protocolo antidiabetes ya ha ayudado a muchas personas a curarse de esta enfermedad.Desde que se licenció en la Facultad de Medicina de Columbia (EEUU), el Dr. Pescatore centró sus preocupaciones en la salud metabólica y amplió sus conocimientos estudiando en el sudeste asiático, India, Japón, África y Europa. Ha practicado la medicina junto a algunos de los médicos más respetados en la actualidad y las técnicas que ha reunido se han convertido en parte de su amplio conocimiento y experiencia.Gracias a su arduo trabajo y a su pasión por conseguir progresos reales frente a la pandemia de la diabetes en Estados Unidos, el Dr. Pescatore llegó a ser director médico asociado en The Atkins Center for Complimentary Medicine.Allí trabajó durante cinco años, creando sus técnicas, refinando sus métodos y descubriendo los factores ocultos asociados a la enfermedad. Pronto comprendió que en la diabetes, tanto para prevenirla como para revertirla, es necesario ir mucho más allá del azúcar que circula libremente por la sangre.Identificando estos factores, descubriendo sus causas y encon-trando soluciones, el Dr. Pescatore empezaba a vislumbrar la

posibilidad de revertir la diabetes. Finalmente se sintió preparado para abrir su propia consulta en uno de los círculos médicos más elitistas del mundo, en Nueva York. Quería lograr los máximos avances sobre la diabetes.

Era el “recién llegado”, pero en poco tiempo el Dr. Pescatore tenía la agenda repleta y llenaba las salas en las que impartía sus confe-rencias. Pronto se convirtió en el médico nutricionista de referen-cia y sus casos de éxito se difundieron por todo el mundo.

Debido al respeto que el Dr. Pescatore se ha ganado en la industria de suplementos nutricionales, también es consultor para muchas empresas y ha sido fundamental para el desarrollo y la prueba clínica de muchos productos nutricionales líderes. Es presidente de distintas asociaciones internacionales y americanas de nu-tricionistas, así como miembro del Colegio Americano para el Avance de la Medicina y pertenece a muchas otras organizaciones profesionales.

El Dr. Pescatore hace que la buena salud sea fácil de entender y alcanzable para cualquier edad y sea cual sea su condición física. Su enfoque natural para la curación se enfrenta a la obsesión mo-derna de curar todo con medicamentos y la cirugía, métodos que además causan innumerables efectos secundarios. Y no son solo sus pacientes los que están cosechando los beneficios. Además, interviene en tertulias televisivas, programas de radio e imparte se-minarios presenciales para pacientes y colegas explicando algunas claves de sus métodos metabólicos.

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