LAS REFLEXIONES DEL PREDICADOR (ECLESIASTÉS)

Título (1:1-2)

Estas son las reflexiones del Predicador, hijo de David, que reinó en Jerusalén. Dice el Predicador: ¡Hueca ilusión! ¡Todo es un absurdo! Nada hay nuevo debajo del sol (1:3-11)

¿Qué provecho obtiene el ser humano de toda la dura labor con que se afana debajo del sol (en este mundo)?

Una generación va y Otra generación viene, Pero la tierra sigue siempre igual. El sol sale, El sol se oculta, Jadea por llegar a su puesto y De allí vuelve a salir. Sopla el viento hacia el sur y Gira luego hacia el norte ¡Gira y gira el viento! ¡Gira y vuelve a girar! Los ríos van todos al mar, Pero el mar nunca se llena y A su punto de origen vuelven los ríos, Para de allí volver a fluir.

No hay nadie capaz de expresar cuánto aburren todas las cosas. Nadie ve ni oye lo suficiente como para quedar satisfecho.

Lo que pasó eso pasará, Lo que sucedió eso sucederá: ¡Nada hay nuevo debajo del sol (en este mundo)!

1

Si de algo se dice: “Mira, esto es nuevo” Pero aun eso ya ha existido siglos antes de nosotros. Nadie se acuerda de las primeras cosas que sucedieron y lo mismo pasará con las cosas futuras; nadie se acordará de ellas entre aquellos que vendrán después. Lo absurdo de la sabiduría del mundo (1:12-18)

Yo, el Predicador que enseña, fui rey de Israel en Jerusalén. Me dediqué apasionadamente a investigar y a explorar con método todo lo que se hace debajo del sol (en este mundo). ¡Vaya carga pesada es la que Yahvéh ha asignado a los seres humanos para abrumarlos con ella! Pude darme cuenta de que todo lo que se hace debajo del sol (en este mundo) es hueca ilusión, es querer correr tras el viento y terminar en aflicción.

El ser humano es un fracaso y ni siquiera puede medir su fracaso.

Entonces reflexioné para mí mismo: Aquí me tienen, he acumulado tanto conocimiento, más que mis predecesores en Jerusalén; Entregado por completo a la investigación y el estudio; Dedicado apasionadamente a conocer los secretos de la vida en plenitud y sus peligros; Entonces comprendí que eso también es como querer correr tras el viento y sólo produce ansiedad. En realidad, a mayor sabiduría más pesadumbre; cuanto más se sabe, más se sufre. Lo absurdo del placer (2:1-11)

También me dije a mí mismo: Vamos a ensayar divirtiéndome con los placeres sin freno y también resultó ser una hueca ilusión.

2

A la risa la considero locura; en cuanto a los placeres sin freno ¿para qué aprovechan? Exploré atentamente, guiado por mi mente, con destreza, probar el estímulo de las bebidas alcohólicas y entregarme a la frivolidad, para averiguar qué de bueno le encuentra el ser humano a lo que hace debajo del sol (en este mundo) durante los contados días de su vida.

Hice obras magníficas: Me construí un palacio, planté para mí viñedos, me hice huertos y parques y planté en ellos toda clase de árboles frutales; construí para mí estanques de agua para regar los árboles plantados. Compré esclavos y esclavas y aun tuve muchos criados nacidos en mi casa; también tuve más vacas y ovejas que cualquiera otro antes de mí en Jerusalén. Amontoné oro y plata, tesoros que antes fueron de otros reyes y de otras naciones. Me hice de cantores y bailarinas, con toda clase de instrumentos musicales y tuve un harén de concubinas para divertirme como suelen hacerlo los hombres. Llegué a ser un gran personaje y acumulé mucho más que todos los que me precedieron en Jerusalén; mientras la sabiduría era mi asistente. Nunca me negué ningún deseo; jamás me privé de ninguna diversión. Sabía disfrutar de todas mis actividades pero: ¡Sólo eso obtuve de tanto afanarme! Contemplé luego todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas y vi que todo era una absurda y hueca ilusión, como la ansiedad de querer correr tras el viento y de que ningún provecho se saca en esta vida debajo del sol (en este mundo).

3

Lo absurdo del afán humano (2:12-26)

Después examiné detenidamente a fin de reflexionar sobre la sabiduría, la necedad y la locura, porque: ¿Qué es el ser humano para que entre en pleito contra el rey? Mucho menos contra el que lo hizo. Entonces observé que la sabiduría tiene mayor provecho que la necedad, como tiene mayor provecho la luz que la oscuridad. El sabio usa bien los ojos, pero el necio camina a oscuras. Sin embargo, me di cuenta de que a todos les espera lo mismo. Entonces reflexioné: Si como sucede al necio a mí también me sucederá, de nada me sirve tanta sabiduría. Y concluí que también esto es absurdo, una hueca ilusión. Porque el necio habla de manera superficial, por lo cual nunca nadie se acordará del necio, pero tampoco del sabio; con el correr del tiempo todo se olvida ¿Cómo, pues, morirá el sabio junto con el necio?

Llegué a odiar la vida, pues todo lo que se hace debajo del sol (en este mundo) resultaba en contra mía. Realmente, todo es una hueca ilusión ¡Es querer correr tras el viento! Termina uno en aflicción.

Así mismo, aborrecí toda mi dura labor con que me había afanado debajo del sol (en este mundo), porque el fruto de tanto afán tendría que dejárselo a mi sucesor y ¿Quién sabe si él será sabio o necio? No obstante, él tendrá dominio sobre todo lo que con tanto trabajo y sabiduría logré alcanzar debajo del sol (en este mundo) ¡Y esto también es un absurdo!

Al ver lo que yo había hecho debajo del sol (en este mundo), lamenté haber trabajado con tanto afán.

4

Porque sucede que hay personas que se fatigan trabajando con sabiduría, aplicando conocimiento y experiencia en su labor, tan sólo para dejárselo todo a quien no se afanó en nada para obtenerlo. ¡Y también esto es una hueca ilusión y una grave desgracia!

En fin ¿qué ganancia obtiene el ser humano de tanto trabajar afanosamente y de tanto preocuparse debajo del sol (en este mundo)? Todos sus días están plagados de sufrimientos y tareas frustrantes y ni siquiera de noche descansa su mente ¡Y esto también resulta ser una absurda y hueca ilusión!

Lo mejor que puede hacer el ser humano es demostrarse a sí mismo lo bueno que hay de todos sus afanes, disfrutando con sencillez de su comida y bebida, pues he encontrado que también esto procede de la mano de Yahvéh. Pues ¿quién disfrutará verdaderamente de comer y beber separado de Él? De hecho, a la persona que es de su agrado, Yahvéh le brinda sabiduría, conocimientos y gozo. Pero a los que rechazan su voluntad les ha asignado la carga de acumular más y más tesoros para luego dárselos a quien es de su agrado. ¡También esto es una hueca ilusión y querer correr tras el viento angustiosamente! Todo es temporal y transitorio (3:1-8)

Hay un tiempo para todo; un momento para todo cuanto ocurre debajo del sol (en este mundo).

Un momento para nacer y Un momento para morir. Un momento para plantar y Un momento para cosechar.

5

Un momento para matar y Un momento para curar. Un momento para destruir y Un momento para construir. Un momento para llorar y Un momento para reír. Un momento para lamentarse y Un momento para estar de fiesta. Un momento para arrojar piedras y Un momento para recoger piedras. Un momento para abrazarse y Un momento para despedirse. Un momento para intentar y Un momento para desistir. Un momento para guardar y Un momento para tirar. Un momento para rasgar y Un momento para coser. Un momento para callar y Un momento para hablar. Un momento para el amor y Un momento para el odio. Un momento para la guerra y Un momento para la paz. De nada sirve afanarse (3:9-15)

¿Qué provecho saca quien trabaja, de tanto afanarse? He observado la tarea que Yahvéh ha asignado a los seres humanos para que se ocupen en ella; Él, en el momento preciso, todo lo hizo hermoso; Puso además en la mente humana la idea de lo infinito, aun cuando el ser humano no alcanza a comprender en toda su amplitud lo que Yahvéh ha hecho y lo que hará. Entonces comprendí que para el ser humano lo mejor que puede hacer es vivir con alegría haciendo el bien.

6

Pues si disfrutamos de nuestra comida y bebida y podemos contemplar los beneficios de nuestro trabajo, es porque Yahvéh nos lo ha concedido. Comprendí que todo lo que Yahvéh ha hecho permanecerá para siempre; no se puede añadir ni restar. Yahvéh lo ha hecho así para que lo respetemos. Lo que ahora existe, ya existía y lo que va a existir, ya existe. Yahvéh hace que el pasado se repita. Contradicciones aparentes de la vida (3:16-22)

He podido observar también que debajo del sol (en este mundo) hay corrupción y maldad donde debiera haber justicia y rectitud. Por lo cual reflexioné: Dios juzgará tanto a la persona honrada como a la persona malvada, porque hay un momento para todo lo que ocurre y para todo lo que se hace. También digo, en cuanto a la conducta humana, que Dios está demostrándonos que somos como animales. En realidad, personas y animales tienen el mismo destino: Unos y otros mueren por igual y el aliento de vida es el mismo para todos. El ser humano no supera a los animales: Todo es una hueca ilusión y a un mismo lugar van todos. Todo surgió del polvo y al polvo todo volverá. ¿Quién sabe si en verdad el aliento de vida de los seres humanos remonta a las alturas para llegar al cielo y el aliento de vida de los animales desciende a las profundidades de la tierra? Me he dado cuenta que el único bien del ser humano es disfrutar de lo que hace, ya que eso es lo que le ha tocado; pues nadie lo ha de traer a disfrutar de lo que habrá de ocurrir después de su muerte.

7

Opresores y oprimidos (4:1-6)

Dirigí luego mi atención a los actos de opresión que se cometen debajo del sol (en este mundo): He allí las lágrimas de los oprimidos que no tienen quien los consuele; sus opresores les hacen violencia, pero no hay quien los consuele. Entonces consideré que los que ya han muerto son dignos de ser celebrados pues tienen mejor descanso que los que aún están vivos; aún en mejor situación están los que aún no han nacido, pues todavía no han visto las maldades que se cometen debajo del sol (en este mundo). Vi además que el trabajo afanoso y el éxito en una empresa provocan la envidia y la rivalidad de unos contra otros. También esto es absurdo y sólo provoca aflicciones. La gente dice: El necio se cruza de brazos y acaba muriéndose de hambre. Pero yo digo: Mas vale un puñado con tranquilidad, que dos con fatiga y aflicción. La unión hace la fuerza (4:7-12)

Me fijé entonces en otro absurdo debajo del sol (en este mundo): Hay quien vive solo, sin compañero, sin hijos ni hermanos; se fatiga sin descanso ¡jamás parecen demasiadas sus riquezas! No se detiene a preguntarse: ¿Y para quién trabajo tanto? ¿Para qué me privo de satisfacciones? También esto es una hueca ilusión y cosa mala.

Más valen dos que uno, porque obtienen mayor fruto de su esfuerzo; Porque si uno cae, su compañero lo levanta; Pero ¡ay del que anda solo! Porque si cae no habrá quien lo levante.

8

También, si dos duermen juntos se brindarán calor mutuamente; pero uno solo ¿cómo podrá darse calor? Uno solo puede ser vencido, pero dos podrán resistir. Y, además, la cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente. Juventud y sabiduría (4:13-16)

Por otra parte, es mejor un muchacho pobre pero sabio, que un rey anciano y necio, que ya no es capaz de aceptar consejos. Aunque el joven que luego reinará en lugar de ese rey viejo haya llegado de la cárcel al trono, o haya subido de la pobreza al reinado, he visto a la gente darle su apoyo. Y aunque es incontable el pueblo sobre el cual reinará, ni a ellos ni a sus descendientes los dejará contentos. Y también esto es una hueca ilusión, como querer correr tras el viento y terminar afligido. Conducta correcta frente a Dios (5:1-7)

Cuando vayas al templo de Dios, cuida tu conducta: En vez de ofrecer sacrificios como la gente necia y tonta que no sabe hacer lo que es bueno; Acércate dispuesto a escuchar para obedecer. No te apresures, ni con los labios ni con el pensamiento, a hacer promesas a Dios; Pues Dios está en el cielo y tú en la tierra. Por eso, habla lo menos que puedas. Quien mucho se preocupa tiene pesadillas, Quien mucho habla dice tonterías. Cuando hagas una promesa a Dios, no tardes en cumplirla, porque a Él no le agradan los necios. Cumple lo que prometes, pues es mejor no prometer, que prometer y no cumplir. No permitas que tus labios te hagan pecar, ni digas después a Dios que lo dijiste sin querer.

9

¿Por qué ha de enojarse Dios a causa de lo que dices y destruir el fruto de tu trabajo? Más bien, entre tantos absurdos, pesadillas y palabrerías, tú muestra respeto reverencial ha Dios. Contradicciones en las riquezas (5:8-20)

No te sorprendas si en algún país ves que se oprime al pobre y que se hace violencia a la injusticia y al derecho, porque a un alto oficial lo encubre otro más alto y otros más altos oficiales encubren a estos dos. ¡Y a eso se le llama progreso del país y estar el rey al servicio del campo!

Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama a las riquezas nunca tiene suficiente. ¡También esto es una hueca ilusión! Aumentan los bienes y aumentan los que se los comen y lo único que obtiene el dueño es contemplarlos con sus ojos. Dulce es el sueño para el trabajador, coma mucho o coma poco; pero al rico, la abundancia de riquezas no le dejan conciliar el sueño.

Lamentablemente he visto un terrible mal debajo del sol (en este mundo): Riquezas amontonadas que perjudican a su dueño. En un mal negocio pierde sus riquezas y su hijo se queda con las manos vacías. Como salió del vientre de su madre, desnudo, así volverá; se irá tal como vino. Nada recibirá de su duro trabajo que pueda llevarse en su mano. Esto también es un grave mal, porque tal como vino, así se irá. Por tanto ¿de qué le sirve afanarse tanto para nada? Para colmo, toda su vida se la pasó comiendo en tinieblas, entre muchos disgustos, enfermedades y rencores.

10

Ésta es mi conclusión: Que en esta vida, lo mejor y lo más agradable es comer, beber y disfrutar del fruto de tanto trabajar debajo del sol (en este mundo) durante la corta vida que Yahvéh nos brinda, pues ese disfrute es lo que nos toca.

Del mismo modo, a cualquier persona a quien Yahvéh le a dado riquezas y bienes y le ha concedido que coma de ellos para tomar su porción y regocijarse en su trabajo, esto es un regalo de Dios; pues no recordará con melancolía los días pasados de su vida, porque Dios lo mantiene ocupado en el regocijo de su ser. ¿Qué sentido tiene la vida? (6:1-12)

Hay un mal muy común que he visto debajo del sol (en este mundo) entre las personas: A algunos Dios les da abundancia, riquezas y honores y no les falta nada que pudieran desear, pero es a otros a quienes les concede disfrutar de todo ello. ¡Esto es absurdo y un mal terrible!

Un hombre puede tener cien hijos y vivir muchos años; pero por mucho que viva, si no disfruta completamente de lo que es bueno y ni siquiera recibe sepultura, yo sostengo que un niño abortado vale más que ese hombre. Pues aunque ese niño abortado se pierda en la nada, en la oscuridad, donde su nombre quedará ignorado y aunque no llegue a ver el sol ni a saber nada, al menos habrá tenido más descanso que aquel hombre, el cual podría haber vivido dos mil años y sin embargo, no disfrutar de sus bienes. Y al final ¡todos van al mismo lugar!

Mucho trabaja el ser humano para comer, pero nunca queda satisfecho.

¿Qué tiene el sabio que no tenga el necio, a no ser sus conocimientos para hacerle frente a la vida?

11

Es mejor lo que se ve que lo que se imagina; aunque también esto es una hueca ilusión, como afligirse al querer correr tras el viento. Lo que ahora existe ya ha recibido su nombre y se sabe lo que es: Humanidad. El ser humano no puede enfrentarse con aquel que es más fuerte que él. Una cosa es cierta: donde abundan las palabras, abundan los absurdos y nada bueno se gana con eso. De hecho, nadie sabe lo que es mejor para el ser humano durante los contados días de esta hueca ilusión que es su vida. Sus días pasarán como una sombra ¿y quién podrá decirle lo que ha de ocurrir debajo del sol (en este mundo) después de su muerte? Lo que es mejor para nosotros (7:1-12)

Es mejor la buena fama que el buen perfume. Es mejor el día en que se muere que el día en que se nace. Es mejor ir a un funeral que ir a un festival. Pues la muerte es el destino de todo ser humano y los que viven deberían tenerlo presente. Es mejor llorar que reír; pues entristece el rostro pero hace bien para nuestro ser interior. El sabio reflexiona durante el funeral, mientras el necio solo piensa en divertirse. Es mejor escuchar la reprensión del sabio, que el elogio del necio. Las carcajadas del necio se parecen al crujir de los espinos en el fuego, debajo de una olla y también son hueca ilusión. Porque la calumnia acaba con el sabio y el soborno corrompe su carácter. Es mejor terminar un asunto que comenzarlo. Es mejor ser paciente que arrogante.

12

No te dejes llevar por la cólera, porque la cólera es propia de gente necia. No preguntes: ¿Por qué los tiempos pasados eran mejores que los de ahora? Esa no es una pregunta inteligente. Es mejor la sabiduría que las armas. La sabiduría es una ventaja para quienes ven el sol, pues la protección de la sabiduría es como la protección del dinero; sin embargo, la ventaja de conocer la sabiduría preserva la vida de aquel que la posee. Conveniencia de vivir prudentemente (7:13-22)

Considera la obra de Dios, porque ¿quién podrá ordenar lo que Él ha desordenado? El día de prosperidad permanece en lo bueno y en el día de la adversidad ten cuidado de ti mismo. Tanto esto como lo otro hace Dios y el ser humano nunca sabe lo que ha de traerle el futuro. Conviene asirse bien de esto, sin soltar de la mano aquello, pues el que honra a Dios saldrá bien de todas estas cosas.

Todo esto he visto durante mi absurda vida: Personas honradas que fracasan por su honradez y personas malvadas que prosperan por su maldad. No seas demasiado bueno, ni presumas ser muy sabio, para que no te lleves una sorpresa. No seas demasiado malo, para que no resultes muy odiado. No seas necio, para que no mueras antes de tiempo. Al sabio lo fortalece la sabiduría, más que diez poderosos líderes militares que haya en una ciudad. No hay nadie en la tierra tan perfecto que haga siempre el bien y nunca cometa errores. No hagas caso de todo lo que se habla No escuches a tu siervo cuando te ofende, pues sabes muy bien que tú mismo has ofendido a otros muchas veces.

13

En busca de la sabiduría (7:23-8:1)

Todo esto lo he examinado detenidamente y con método pensando alcanzar la sabiduría; pero la sabiduría estaba fuera de mi alcance. ¡Fuera de mi alcance está todo lo que existe! ¡Es demasiado profundo y nadie puede comprenderlo! Me dediqué entonces a adquirir conocimientos para investigar e indagar acerca de la sabiduría y la razón de las cosas para lograr llegar a algunas sabias conclusiones. Y pude darme cuenta de que es malo ser necio Y es una locura el no considerar a Dios en la vida diaria.

He encontrado algo que es más amargo que la muerte: La mujer necia que tiende trampas con el corazón y aprisiona con los brazos. El que quiere agradar a Dios escapará de ella, pero el que no busca agradar a Dios caerá en sus redes.

En mi intento de encontrar la razón de las cosas, yo, el Predicador, he hallado lo siguiente: ¡Que todavía no he dado con lo que realmente busco!

He encontrado un amigo entre mil personas, pero no he podido encontrar una esposa entre tantas mujeres.

Mira, solamente he concluido lo siguiente: Que Dios creó al ser humano con un sencillo objetivo en la vida, pero ellos buscaron preocupaciones complicándose la vida.

¿Quién puede compararse al sabio? ¿Quién conoce el sentido de las cosas?

La sabiduría serena e ilumina el rostro de la persona, cambiándole la dureza del semblante.

14

Consejo real (8:2-9)

Cumple las órdenes del rey y no te apresures en emitir juramentos a nombre de Dios. No salgas de su presencia con demasiada rapidez. No te turbes ante él, pero cede. No resistas a su amenaza, porque puede cumplirla. La palabra del rey es soberana ¿quién le pedirá cuentas de lo que hace? El que cumple sus órdenes no sufrirá cosa mala. El que es sabio entiende cuando y cómo debe cumplirla.

En realidad, para todo lo que se hace hay un cuándo y un cómo, aunque el ser humano tiene en su contra un gran problema: que no sabe lo que está por suceder, ni hay quien se lo pueda decir.

No hay quien tenga poder sobre la vida, como para retenerla. No hay tampoco quien tenga poder sobre la muerte. No hay quien escape de esta batalla. Al malvado no lo salvará su maldad.

Todo esto lo he observado fijándome en todo lo que sucede debajo del sol (en este mundo), mientras un hombre domina a otro para causarle daño. Hay cosas que no tienen sentido (8:10-17)

También he observado esto: Sepultan a los malvados y la gente marcha alabándolos; pero al que solía ir y venir del lugar santo, a ellos se les echó al olvido en la ciudad donde así se condujeron. ¡Esto es absurdo!

Que la sentencia dictada contra un crimen no se ejecuta enseguida; por eso las personas se dedican a hacer lo malo.

Que la persona mala comete cien maldades y aún así le tienen paciencia.

15

Pero yo sé que les irá bien a los que honran a Yahvéh, que lo respetan obedeciéndolo. Pero al que no obedece a Dios no le irá bien ni tendrá larga vida; será como sombra, puesto que no honra a Dios haciendo el bien.

Que hay personas buenas que sufren como si fueran malas y personas malas que gozan de la vida como si fueran buenas. ¡Yo digo que tampoco esto tiene sentido!

Por tanto, celebro la alegría, me declaro a favor de ella. Lo mejor que puede hacer el ser humano en esta vida es comer, beber y divertirse, porque eso es lo único que le queda de tanto afanarse en su trabajo durante los días de vida que Dios le da debajo del sol (en este mundo).

Me dediqué a aprender, a saber, a observar, todas las tareas que se realizan en la tierra: Los ojos del ser humano no conocen el verdadero sueño de descanso, ni de día ni de noche.

Después observé las tareas de Dios: El ser humano no puede averiguar lo que se hace debajo del sol (en este mundo); por más que se fatigue buscando la respuesta, no la encontrará y aunque el sabio pretenda saberlo, en realidad no ha podido encontrarla. El destino humano (9:1-12)

A todo esto me he entregado de lleno, tan sólo para descubrir que las actividades de buenos y sabios están en las manos de Dios.

Nada sabe el ser humano del amor ni del odio, aun cuando los tenga ante sus ojos.

Al final, a todos les espera lo mismo: Al que obedece a Dios y al que no obedece a Dios Al bueno y al malo

16

Al sabio y al necio Al que ofrece sacrificios y al que nos los ofrece Al que honra a Dios y al que no lo honra Al que hace juramentos y al que no los hace. Esto es lo malo de todo lo que pasa debajo del sol (en este mundo): Que a todos les espera lo mismo.

Por otra parte, el pensamiento del ser humano está lleno de maldad; la estupidez y el maligno error dominan su mente durante toda su vida y después ¡al cementerio!

¿Quién es preferible? La esperanza está con los vivos pues es mejor perro vivo que león muerto.

Además, los vivos saben que han de morir, pero los muertos ni saben nada ni reciben un salario, porque se les echa al olvido. Allí terminan sus amores, sus odios y sus enojos y nunca más vuelven a tomar parte en nada de lo que se hace debajo del sol (en este mundo).

¡Vamos, pues! Come tu pan con alegría y bebe tu vino placenteramente, porque a Dios ya le han agradado tus actos de bondad. Vístete siempre con ropas blancas y no falte el perfume en tu cabeza. Disfruta la vida con la mujer que amas, cada instante de esta vida fugaz que Dios te ha dado; Eso es lo único verdaderamente bueno que obtendrás de tanto afanarte en tu trabajo debajo del sol (en este mundo)

Todo lo que esté a tu alcance hazlo con empeño, porque en el sepulcro, a donde te diriges, no se hace nada ni se piensa nada ni hay conocimiento ni sabiduría.

17

Entonces me volví y miré debajo del sol (en este mundo): Que no ganan la carrera los más veloces, ni los más valientes la batalla. Que no siempre los sabios tienen pan, ni los inteligentes son ricos. Que los instruidos y expertos no siempre gozan de simpatía. Que a todos les llegan buenos y malos tiempos. Que el ser humano nunca sabe cuando le llegará su hora: Así como los peces quedan atrapados en la red y las aves en la trampa, así también el ser humano, cuando menos lo espera, se ve atrapado por la adversidad que de pronto le sobreviene. Más vale maña que fuerza (9:13-18a)

También he visto debajo del sol (en este mundo) algo que me parece encerrar una gran enseñanza: Había una ciudad pequeña en la cual habitaban pocas personas y vino entonces contra ella un rey poderoso, la sitió y edificó alrededor de ella una gran maquinaria de ataque. Y se encontraba en la ciudad un hombre pobre que era sabio. Y el hombre pobre, con su sabiduría libró a la ciudad. Sin embargo, después del hombre sabio ya nadie se acordó. Entonces dije: Mejor que la fuerza es la sabiduría. Pero la sabiduría del pobre es menospreciada y a sus palabras no se brinda atención. Las palabras de los sabios son escuchadas en quietud, mejor que los gritos de un capitán de necios. Vale más la sabiduría que las armas de guerra. La conveniencia de vivir sabiamente (9:18b-10:20)

Un solo error causa grandes destrozos. Así como una mosca muerta apesta y echa a perder el buen perfume, así pasa con la tontería más ligera que arruina a la sabiduría más respetable.

18

La mente del sabio busca hacer el bien. La mente del necio busca hacer el mal. El necio, en todo lo que hace, muestra la pobreza de sus ideas, aun cuando vaya diciendo que los necios son los demás.

Si el que manda se enfurece contra ti, tú no pierdas la compostura; el remedio para los grandes errores es tomar las cosas con calma.

Me he dado cuenta de un error que se comete debajo del sol (en este mundo) y que tiene su origen en los propios gobernantes: Al necio se le dan puestos elevados pero a las personas capaces se les deja en los puestos más bajos. He visto esclavos a caballo mientras príncipes iban a pie como esclavos.

El que hace el hoyo, en él se cae. Al que rompe el muro, la serpiente lo muerde. El que mueve piedras de un lugar a otro, se lastimará con ellas. El que parte leña, corre el riesgo de fracturarse. Si el hacha pierde su filo y no se vuelve a afilar hay que golpear con más fuerza. Vale más hacer las cosas bien y con sabiduría.

Si la serpiente mordiera antes de ser encantada, no habría ganancia para el encantador. Las palabras del sabio son placenteras Pero los labios del necio son su ruina, comienza diciendo puras tonterías y acaba diciendo las peores necedades. ¡Al necio no le faltan palabras!

¿Quién puede decir lo que ha de suceder, si nadie sabe nada del futuro?

19

Tanto se fatiga el necio trabajando, que no sabe ya cómo llegar a su zona de descanso y alegría.

¡Ay del país que tiene por rey a un chiquillo y en el que sus príncipes amanecen en banquetes! ¡Dichoso el país cuyo rey es una buena persona, cuyos gobernantes comen cuando es debido, para reponer sus fuerzas y no para emborracharse!

Al holgazán se le cae el techo; al que no hace nada, la casa completa. Con el fin de disfrutarlos se preparan el pan, el vino y la miel, que alegran la vida. Pero el dinero echa abajo la alegría y causa desvío en todo.

Ni siquiera con tu pensamiento insultes al rey, ni en tu recámara insultes a un rico, porque un pajarito les llevará tu voz. Consejos para la prosperidad (11:1-6)

Lanza tu pan sobre el río; después de algún tiempo volverás a encontrarlo. Comparte lo que tienes entre siete y aun entre ocho, pues no sabes qué calamidad puede venir sobre la tierra. Cuando las nubes están cargadas, derraman su lluvia sobre la tierra. Si el árbol cae hacia el sur, o cae hacia el norte, donde cae allí se queda. Quien se obsesiona mirando los vientos termina por no sembrar. Quien se obsesiona mirando las nubes termina por no cosechar. Igual que no entiendes cómo el aliento de vida entra en el niño dentro del vientre de la madre, tampoco puedes entender lo que hace Yahvéh, creador de todo.

20

Siembra tu semilla cada mañana y por la tarde no te cruces de brazos, pues ignoras qué prosperará, si lo que hiciste en la mañana o lo que hiciste en la tarde, o si ambas cosas son igualmente buenas. Consejos a los jóvenes (11:7-12:8)

Agradable es la luz y buena para los ojos y mucho mejor para aquellos que pueden ver el sol. Por muchos años que viva el ser humano, que los disfrute todos, recordando que los días oscuros serán muchos y que todo lo que viene es una hueca ilusión. Diviértete, joven, ahora que estás lleno de vida Disfruta de lo bueno ahora que puedes Busca lo que te apasiona y disfrútalo Deléitate en las bellezas que tus ojos te permiten observar Pero ten siempre en cuenta que Yahvéh evaluará tu proceder Por tanto: Rechaza de tu mente preocupaciones, enojos y amarguras Echa fuera de tu ser la maldad Porque aún los mejores días de la juventud llegan a ser una hueca ilusión. Acuérdate de tu Creador ahora que eres joven y que aún no han llegado los tiempos difíciles Ya vendrán años en que digas: No encuentro en ellos placer alguno. Hazlo ahora, cuando aún no se apaga la luz del sol, de la luna y de las estrellas y cuando aún hay nubes después de la lluvia. Llegará un día en que tiemblen los guardianes del palacio y se doblen los valientes; Quedarán tan pocas molineras que dejarán de moler; Los que miran por las ventanas comenzarán a perder la vista; Cuando legue ese día se cerrarán las puertas que dan a la calle; El ruido del molino se irá apagando; Las aves dejarán oír su canto, pero las canciones dejarán de oírse; La altura causará miedo y en el camino habrá peligros; El almendro comenzará a florecer; La langosta resultará una carga; La alcaparra no servirá para nada.

21

Pues el ser humano va a su hogar eterno Y en la calle se escuchan ya a los que lloran su muerte. Acuérdate de tu Creador ahora que aún no se ha roto el cordón de plata ni se ha hecho pedazos la olla de oro; Ahora que aún no se ha roto el cántaro a la orilla de la fuente ni se ha hecho pedazos la polea del pozo. Después de eso el polvo volverá a la tierra, como antes fue Y el aliento de vida volverá a Yahvéh que es quien lo dio.

Yo, el Predicador, repito: ¡Hueca ilusión! ¡Todo es un absurdo! Palabras del editor (12:9-12)

Y mientras más sabio llegó a ser el Predicador, más conocimientos impartió a las personas. También se dio a la tarea de investigar, analizar y crear gran número de proverbios y de clasificarlos ordenadamente. El Predicador trató arduamente de hallar palabras agradables y ciertamente escribió convenientemente dichos verdaderos. Los dichos de los sabios son como aguijones y una vez reunidos son como clavos bien clavados por expertos carpinteros, de los que se pueden colgar muchos objetos; impartidos por un solo pastor. Lo que uno saca de ellos son valiosas advertencias. Nunca se acaba de escribir más y más libros y mucho leer causa fatiga. La solución a una vida sin sentido (12:13-14)

La conclusión, de todo lo escuchado es: Honra a Yahvéh, entendiendo, atesorando y obedeciendo sus mandatos; porque en eso está la plenitud de cada persona. Yahvéh habrá de evaluar nuestra obra de vida, haya sido buena o mala; aún lo que hicimos en secreto. Lectura basada en: Biblia Textual, Dios Habla Hoy, Nueva Versión Internacional, Nueva Biblia Española y Biblia Peshitta.

Javier Fernando Valdés Soto; Iglesia Paz Divina; Febrero 2016 22

ECLESIASTES

EL SENTIDO Y VALOR DE LA VIDA COMENTARIO EXPOSITIVO

IGLESIA PAZ DIVINA Javier Fernando Valdés Soto

1.- Eclesiastés El título hebreo para este libro de la Biblia es “Qohelet”: El que convoca a una asamblea para proclamar un discurso acerca de Dios. Esta palabra designa al propio predicador. Esta palabra hebrea deriva de la raíz “qahal” que significa: convocar. El título en griego de este libro es: “Eclesiastés” y deriva de la palabra griega “ekklesía” que significa: congregación.

Qohelet quiere comprender el sentido de la vida, da vueltas en torno a ella-como el viento de 1:6- y se estrella siempre en el muro de la muerte. Pero la muerte exige, impone, el aprovechamiento del tiempo no para realizar obras inmortales, que, si sobreviven al autor, de nada le aprovechan muerto.

Qohelet observa la vida en torno, después se levanta a reflexionar sobre ella y luego se levanta a reflexionar sobre su reflexión. Y en cada piso llega al desengaño. Así resulta que la obsesiva presencia del autor en primera persona no es vanidad ni soberbia, es honradez. Escribe un breve libro y aun del valor de sus palabras no está seguro: “Cuanto más palabras, más vanidad” ¿Hay autor menos dogmático en el Antiguo Testamento que este enigmático Predicador? En él, la sabiduría se apea, llega al borde del fracaso, así encuentra su límite y se salva.

El libro de Eclesiastés es para ser leído lentamente, despacio y con pausas, hasta que sus repeticiones estilísticas y temáticas se conviertan en resonancias internas del lector. En ese momento, de la resonancia interior, comienza de verdad la comprensión y madura el disfrute.

2.- Salomón El autor de este libro de la Biblia es el rey Salomón, hijo de David, hacia el final de su vida; cerca del año 931 a.C. y fue escrito en la ciudad capital de Jerusalén.

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El rey Salomón fue el tercer monarca de Israel, reinando entre los años 971 a 931 a.C. fue el segundo hijo de David con Betsabé: “Y consoló David a Betsabé su mujer, y llegándose a ella durmió con ella; y ella le dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón, al cual amó Yahvéh” 2°Samuel 12:24

Antes de su nacimiento Dios lo había designado sucesor del rey David: “He aquí te nacerá un hijo, el cual será varón de paz, porque yo le daré paz de todos sus enemigos en derredor; por tanto, su nombre será Salomón, y yo daré paz y reposo sobre Israel en sus días. El edificará casa a mi nombre, y él me será a mí por hijo, y yo le seré por padre; y afirmaré el trono de su reino sobre Israel para siempre” 1°Crónicas 22:9-10

Salomón fue proclamado y ungido rey poco antes de la muerte de David; Salomón contaba entonces con apenas 20 años de edad. David le dejó instrucciones precisas sobre la manera de gobernar, así como los planes para levantar el Templo. Dios dotó a Salomón de una sabiduría especial a Salomón. Esta especial sabiduría hizo, entre otras muchas cosas, que Salomón fuese el líder que impulso el movimiento literario en Israel.

En ningún otro tiempo hubo para Israel tantas oportunidades de contactos internacionales amistosos, ni tanta abundancia de paz y estabilidad política. Salomón mismo coleccionó y redactó miles de proverbios, cánticos y estudios de botánica y zoología: “Y Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar. Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales, y que toda la sabiduría de los egipcios. Aun fue más sabio que todos los hombres…y fue conocido entre todas las naciones de alrededor. Y compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco. También disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces. Y para oír la sabiduría de Salomón venían de todos los pueblos y de todos los reyes de la tierra, adonde había llegado la fama de su sabiduría.” 1°Re 4:29-34

Salomón comenzó la construcción del Templo en el cuarto año de su reinado y terminó la obra en el onceavo año. Después construyó palacios, bases militares, caminos y comenzó a derrochar dinero.

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Tomó para sí caballos, mujeres y oro en abundancia, acciones que Dios había prohibido (Deuteronomio 17:16-17) y que los profetas censuraron. Cedió a las tentaciones que resultan de la excesiva prosperidad. “Pero él no aumentará para sí caballos…ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia. Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Yahvéh su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra; para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel” Deuteronomio 17:16-20

Salomón se volvió orgulloso, se entregó a los pecados y se olvidó de Dios a quien tanto amó al principio de su carrera: “Mas Salomón amó a Yahvéh, andando en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos” 1°Reyes 3:3 Por sus abominables idolatrías al querer complacer a sus numerosas mujeres extranjeras (Nehemías 13:26), Dios le anunció que lo castigaría dividiendo el reino. “¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que es muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras” Nehemías 13:26

“Y se enojó Yahvéh contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Yahvéh Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, y le había mandado acerca de esto, que no siguiese a dioses ajenos; mas él no guardó lo que le mandó Yahvéh. Y dijo Yahvéh a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo” 1°Reyes 11:9-11

En Eclesiastés 1:1 y 1:12 se deja constancia de que Salomón escribe hacia el final de su vida, después del funesto anuncio de juicio. Salomón arrepentido reflexiona sobre la vida y con gran erudición e inspirado por Dios, escribe sobre la vanidad de la vida sin Dios.

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Antes de morir, Salomón alcanza a tener la oportunidad de dejarnos constancia de una genuina reflexión sobre lo que es la vida “debajo del sol”, sin Dios.

3.- Propósito Al libro de Eclesiastés le importa explorar el curso de los acontecimientos y se plantea la pregunta de qué es bueno para el ser humano en el conjunto de la vida. Refleja al caminante solitario que intenta desligarse de la tradición que busca dominar la vida.

Eclesiastés y Job son dos cumbres aisladas de la literatura bíblica; su cuidadosa lectura fascina por las joyas de sabiduría de incalculable valor que allí se descubren para el lector paciente. Estos dos, son libros incomparables de la Biblia.

“El Predicador” como se denomina el autor, es un maestro en el arte de quebrantar las seguridades más firmes y los valores más cotizados. En 7:27-29 se llama a sí mismo “hombre que busca” (tal es la descripción de muchos de nosotros) y plantea incluso la crítica de su propia búsqueda, a riesgo de comprobar que esto complica extraordinariamente la existencia. El Predicador es el sabio que busca “la razón de las cosas”, con la intuición de que no podrá llevar a buen término su búsqueda. Estas “cosas” son todo lo que se relaciona con la actitud humana y deberían procurar la felicidad, servir de alguna ventaja.

Los múltiples problemas que plantea el Predicador y para los cuales no tiene solución, le son un medio de subrayar el fracaso de la sabiduría tradicional. Y sin embargo no le opone un sistema nuevo. No indica ningún terreno de sólida inteligencia entre tradición e investigación. Exige sumisión a los hechos, prudencia en las afirmaciones. Como buen hebreo, no entra en discusiones metafísicas de la existencia, se ubica en la sola experiencia terrestre y no va “más allá del sol”, este es su límite de reflexión; quiere reflexionar en el valor de la vida sin Dios, en la existencia de las personas que ignoran a Dios en su diario vivir. Con esto, quiere mostrar lo vano que resulta vivir la vida sin Dios. Para el Predicador, la vida discurre de fracaso en fracaso, es un absurdo; pero nunca se desespera porque a pesar del fracaso de una filosofía a la que él pide cuentas, guarda su fe en Dios, que hará comparecer al hombre ante Su juicio. El Predicador no pone en duda la existencia de Dios, es creyente sin más.

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No espera grandes cambios de la humanidad, se conforma con comprobar que hasta entonces los diversos problemas de la justicia, del logro, de la retribución, han estado mal propuestos. No hay llanto en su libro; no hay desesperanza. Hay solamente una comprobación que le parece un peso de plomo para la humanidad; y es que ningún sabio puede decir que sabe las vueltas que da este mundo de las personas que ignoran a Dios en sus vidas.

La única explicación del mundo hay que buscarla en el plan de Dios para la humanidad y esto supera la investigación humana, está “más allá del sol”. Por otra parte, sabe que Dios ha ordenado todo bien; la contradicción entre el orden de Dios y el caos humano, está en la actitud humana de no buscar a Dios.

El Predicador es claro al rechazar el optimismo mal fundado de un Dios remunerador en base al esfuerzo humano. Queda claro para el Predicador que Dios no depende en absoluto de la acción humana. De aquí al concepto de “Gracia” hay solamente un paso; se develará mejor en los profetas y será visible en plenitud en el Nuevo Testamento. Esto es “revelación progresiva”. El Predicador rechaza el admitir una correspondencia infalible entre acción y buen resultado, entre mérito y retribución. Pero una vez más, no pone en duda la acción de Dios, pero sí la motivación humana; no es ateo, pero sí un crítico del fanatismo religioso.

El consejo del Predicador es el de gozarnos con lo que tenemos para trabajar y disfrutar la vida; pero siempre bajo ese manto protector del “temor a Yahvéh”. Esto traducido a lenguaje evangélico es: gozar de una profunda y edificante comunión con Dios que nos lleve a vivir en la esfera de su voluntad, que siempre es buena, agradable y perfecta, viviendo con gratitud y esperanza, en amor y en paz.

Este libro invita a ser la experiencia de tu propia debilidad para que actúe el poder de Jesucristo en ti. Porque este poder divino se despliega en la debilidad humana. El Predicador no sabía nada de la resurrección de Jesucristo, pero tú has sido llamado a vivir en ella. Por eso podemos participar de la angustia del Predicador, de sus indagaciones, y de su reflexión desde la tumba. A pesar de todas las dificultades siempre hay algo que hacer, ya que a pesar de todos los determinismos y todo lo que es muerte, el poder de Jesús está ya en acción.

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Se impone, pues, el espíritu absolutamente crítico de Qohelet: Todo, absolutamente todo lo que el hombre tiene a su alcance, todo lo que está y sucede bajo el sol es vacío, humo, viento, vanidad, e ir detrás de ello es ir a la caza del viento.

Pero el escepticismo hace dudar a Qohelet solamente de las posibilidades humanas, no de la realidad de Dios. Qohelet jamás pone en duda la existencia de Dios; de lo que sí duda (y hasta lo niega) es de poder llegar a conocer cómo Dios está presente y actúa en el mundo y en la historia. Duda también de cualquier sistema que asegure al hombre poder llegar a conocerle con toda seguridad o a los enigmas de la naturaleza y de la vida humana, “de todo aquello que sucede bajo el sol”.

Las lamentaciones de Qohelet no tienen como centro la libertad o falta de libertad del hombre, sino el no poder conocer hasta el fondo las cosas y los acontecimientos, sobre todo los inminentes, y el no poder introducir cambios a placer.

Qohelet abre los ojos a la realidad en la que se da el mal y el bien que no podemos cambiar y ante los que nos vemos desvalidos. Él nos protege del frívolo optimismo y de la superseguridad cristiana. El hombre no es dueño de su vida ni del día de su muerte (8:8) Pero Qohelet está a favor de la vida a pesar de sus contradicciones y misterios, pues, a fin de cuentas, “vale más perro vivo que león muerto” (9:4)

Pero Qohelet no se desespera por no haber encontrado un sentido pleno a la corta, efímera y siempre amenazada vida humana, ni ceja en su empeño, casi abocado a lo imposible, de seguir buscando no ya la felicidad perfecta, sino, al menos, partículas y fracciones de satisfacción, momentos de felicidad, espacios reducidos, limitados de vida que dan sentido a los duros y en apariencia baldíos esfuerzos del hombre en su diaria tarea “bajo el sol”

Ciertamente la vida está demasiado salpicada de sinsabores, pero también tiene sus encantos. Qohelet los va descubriendo a lo largo de sus reflexiones, los aprecia y estima en su justo pero limitado valor e invita a sus lectores a que sepan aprovecharlos, disfrutando de ellos.

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4.- Comentario Expositivo A.- Capítulo 1 Al considerar la condición humana y advertir que su experiencia y reflexión se ciñen a lo que pasa “bajo el sol”, el Predicador quiere precisar los límites de su obra. No se trata de ahondar en los problemas metafísicos de la existencia, ni de su valor en función de un valor absoluto de eternidad. Como buen hebreo se acomoda en la esfera de la experiencia terrenal. En suma: la vida discurre de fracaso en fracaso ¡Que absurdo! Y si embargo nunca adopta la figura del desesperado. Lo es menos que Job. Su sabiduría le ha enseñado muchas cosas, entre otras la moderación en la búsqueda de la felicidad. Si el sabio hebreo no se sume en la desesperación (como lo haría un sabio de cultura griega) es porque, a pesar del fracaso de una filosofía a la que él pide cuentas, guarda su fe en Dios, quien llevará a todo ser humano a comparecer ante Él. Vuelve el hombre a la tierra, es verdad; pero sabe que es Dios quien lo sacó de ella. Más allá de la muerte se perfila pues la imagen del Creador. Lo que no llega a expresar claramente el Predicador, lo sospecha.

1:1 Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén. “Palabras”, reflexiones que el Predicador no ha querido dejar perder y que a entregado en montón a la consideración de sus alumnos. Son las estacas plantadas acá y allá que sirven de señal, de hito y hasta de estímulo que anime a la reflexión (12:11) El plural indica que se trata de una colección de varias “reflexiones”; estas reflexiones se fueron generando una a una, lentamente, fruto de una detenida reflexión; es pues una obra lograda por sedimentación en la que cada reflexión va enlazándose con la anterior hasta integrar el libro que los alumnos publicarán a la muerte de su maestro.

“Predicador”, en hebreo: Qohelet; porque hacia el final de su vida, el rey Salomón parece abandonar sus funciones reales y quizá hasta su palacio, para retirarse a la escuela de sabiduría, fundada por él años atrás y desde donde proclama sus reflexiones a quienes de buena gana vienen a escucharlo.

“Hijo de David, rey en Jerusalén”, establece la identificación del Predicador con el rey Salomón, pero ya sin ejercer el reinado (1:12)

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Tema General; 1:2-3 1:2 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. 1:3 ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? VANIDAD DE VANIDADES.- Soplo, hálito, vapor tenue que desaparece rápidamente; aplicado a aquellas cosas que prometen al hombre felicidad. Esta verdad a de ser recordada cada vez que ponemos nuestra felicidad en cualquier cosa que no sea Dios. “Vanidad de vanidades” = la mayor de las vanidades. El vocablo “hebel” significa soplo y de allí, lo que no tiene sustancia ni consistencia, lo vacío, hueco, nada. Los profetas polémicamente lo aplican a los ídolos, que “no son”, en oposición al Señor, “que es”. Siguiendo la línea de ciertas filosofías modernas que, a la manera del Predicador, pero con una visión mucho más estrecha del universo, se hace eco del desencanto del hombre ante los problemas de su existencia y de su mal, se puede traducir la frase por “absurdo”. Al Predicador le parece la vida, sin Dios, absurda. Tratar de vivir esta vida terrenal sin tener una correcta relación de amor con Dios, es vivir absurdamente, es solo una temporal existencia que se desvanece sin sentido. No es vano el trabajo que se hace para la gloria de Dios: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” 1ªCorintios 15:58 El trabajo que hacemos tiene propósito, valor y sentido cuando está dentro de los límites de la voluntad de Dios, cuando es parte del propósito de Dios. Esta verdad cambia la oscura pena por el gozo y la miseria por el deleite. DEBAJO DEL SOL.- Lo que existe en este mundo; el espacio vital del ser humano. El enfoque del Predicador es evaluar la vida en su contexto terrenal para demostrar que esta no tiene valor alguno sin la esperanza “más allá del sol”. Sin la comunión con Dios la vida del ser humano es vanidad y no tiene provecho alguno.

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El Eterno Retorno; 1:4-11 En una mirada que abarca audazmente todo el horizonte “bajo el sol”, y todas las generaciones humanas para establecer el principio de la desilusión. Repitiendo palabras y construcciones gramaticales, reproduce la monotonía de lo que existe. Los paralelos le sirven para establecer algunas relaciones simbólicas. En toda la pieza no aparece Dios, ni como creador ni como director de la historia; la mirada del Predicador está encerrada “bajo el sol”. 1:4 Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. Biblia Textual: “Generación va y generación viene, pero la tierra sigue siempre igual.” Mientras que Job se centra en la problemática del individuo en general, Salomón observa la problemática de la humanidad como conjunto generacional. 600 años después, otro hebreo dirá: “somos como las hojas de un árbol frondoso, unas se marchitan y otras brotan. Así pasa con los hombres, unos mueren y otros nacen. Todo lo que hace el hombre, se destruye al fin; todo su trabajo desaparece con él”. Compare: “cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.” Santiago 4:14 Compare: “Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; acabamos nuestros años como un pensamiento. Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos.” Salmo 90:9-10 ¿Hay algo que redima la brevedad de la vida? Sí: “Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente ¿Crees esto?” Juan 11:26 Versos 5 al 8 La naturaleza se mueve en un círculo, y cuando uno solamente puede ver el círculo se vuelve loco. La vida parece sin sentido, sin valor alguno; esto es cuando persistimos en tener la vista solo en lo que está “debajo del sol”.

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1:5 Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. En v4 veíamos cómo el Predicador observa un poco sombríamente la sucesión incesante, el cambio de las generaciones humanas ante la majestad siempre presente de la tierra. Pero también la naturaleza está dominada por la ley implacable de la sucesión; está siempre en camino sin llegar jamás a alcanzar un término que suponga un descanso perfecto, la plenitud. El sol es el ser más llamativo de la naturaleza, el más luminoso. Pero cada día vemos cómo el sol recorre infatigable su camino celeste. El sol tiene una cita a la que jamás ha faltado. “Se apresura”, literal: “jadea”; la imagen que se nos presenta del sol es la de una persona o animal que ha tenido que hacer un esfuerzo continuado y agotador por lo que jadea por llegar a su puesto. Con esta imagen, el Predicador pretende quitarle al sol su categoría de ser divino, como lo entendían los egipcios. El sol no descansa en su perpetuo caminar ni siquiera de noche; al final de una carrera nocturna agotadora llega a su puesto y de allí vuelve a salir, comienza de nuevo su tarea diurna y sin fin: sale el sol, se pone el sol… 1:6 El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. En una visión cósmica el Predicador ha reflexionado en primer lugar sobre la tierra, después sobre el sol y ahora sobre el viento. Si vemos que el sol camina de este a oeste, el viento completa los cuatro puntos cardinales con el sur y el norte. “Va girando” Del sol podía decir el Predicador según lo que observa, en qué dirección caminaba: de este a oeste; del viento no puede predecir cuál va a ser la dirección de sus giros. Esto nos recuerda las palabras de Jesús a Nicodemo: “El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a donde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” Juan 3:8 La idea dominante es el movimiento sin rumbo fijo, la sucesión, el movimiento incesante sin saber para qué.

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1:7 Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. El Predicador cierra su catálogo con los ríos y el mar. Ha mostrado realidades sensibles, visibles y tangibles. “Ríos”, hebreo najal, “corriente de agua”. La sentencia “los ríos todos” no hay que tomarla al pie de la letra, sino en sentido general. En realidad está describiendo lo que nosotros llamaríamos el ciclo del agua. “El mar no se llena” El Predicador observa, asombrado, que el nivel del mar es siempre el mismo. Las corrientes de agua caminan al mar, de una u otra forma y siguen caminando al mar una y otra vez sin cesar. A pesar de eso ¡el mar no se llena! Esto no parece tener sentido. Este es el sinsentido del fluir y fluir de las aguas al mar: que nunca consiguen su finalidad, llenar el mar. La misma naturaleza nos susurra que tenemos que ir más arriba si queremos romper el hechizo del aburrimiento. Necesitamos el hálito de Dios sobre nosotros. Necesitamos la presencia de Dios para poder vivir en una nueva dimensión de libertad y victoria. 1:8 Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. Fatigosas.- Aburridas. La realidad de un mundo sin Dios es que termina siendo aburrido, sin sentido. Esta es la realidad en que muchísimas personas viven. Esta es la expresión del anhelo de la ciencia por saber más, pero sin Dios se vuelve vanidad. Transformar en palabra hechos y experiencias es toda la tarea del Antiguo Testamento y la maestría de sus escritores. También el Predicador lo intenta y desde el principio comenta su propio fracaso. Lo repetirá a lo largo del libro, hasta el final, y con todo, no puede evitar la compulsión a pensar y hablar. Si el mar jamás se llena, aunque no cesan de afluir a él corrientes de agua, tampoco se llena el ser humano, por medio de la percepción de sus sentidos, de lo que le rodea; siempre quiere ver más, oír más, sin saciarse, sin encontrar plenitud. Por la contemplación reflexiva de su entorno el ser humano no alcanza plenitud de vida, necesita levantar su mirada “más allá del sol”.

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1:9 ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. NBE: “Lo que pasó eso pasará, lo que sucedió eso sucederá: Nada hay nuevo bajo el sol.” El Predicador niega toda novedad objetiva y explica su apariencia por la falta de memoria. Generaliza su experiencia limitada a su “generación”, abarcando pasado y futuro en un ciclo como el del sol o el de las corrientes de aire y agua. Salomón piensa que aquí late un problema universal; la ecuación: sabiduría + justicia + trabajo = buen resultado; planteada por los sabios, no vale. El individuo se encuentra arrastrado por el ciclo infernal del tiempo; del cual no es amo y cuyo misterioso desarrollo no puede romper. Lo único novedoso para el individuo es su experiencia con aquel que estando más allá del sol viene al encuentro del ser humano para hacer nuevas todas las cosas. El pasaje 1:4-11 explora estas consideraciones de orden general y en el curso del libro el autor irá ilustrando su tesis con su experiencia personal ¡Bien lejos está de extasiarse ante las perfecciones del Cosmos! 1:10 ¿Hay algo de que se pueda decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. Uno de los factores que pierde la gente adulta, es su capacidad de asombro. Cuando somos niños todo nos asombra y el mundo es un bello lugar para explorar, pero las vanidades de la vida nos hacen perder nuestra capacidad de asombro y la vida se vuelve desesperadamente monótona. 1:11 No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después. NBE: “Nadie se acuerda de los antiguos y lo mismo pasará con los que vengan: No se acordarán de ellos sus sucesores.” Para el Predicador, parte de la vanidad de la vida humana “bajo el sol”, consiste en el olvido, apenas sobrevive nuestro recuerdo en los nietos, más allá seremos olvidados y así en cada generación.

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Pero cuando miramos “sobre el sol”, leemos que Dios escribe nuestros nombres en su libro de memoria: “Entonces los que temían a Yahvéh hablaron cada uno a su compañero; y Yahvéh escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Yahvéh, y para los que piensan en su nombre.” Malaquías 3:16 Vanidad es esforzarnos por tratar de ser recordados en la tierra; sabiduría es quedar registrados en el libro de Dios y ser recordados por Él eternamente; esta verdad hace latir afirmativamente a nuestra filosofía normalmente pesimista. Si uno no tiene su nombre escrito en el libro de la vida del Cordero, ese nombre puede ser inscrito allí. Podemos ser conocidos para siempre y nunca quedar en el olvido: “No entrarán en ella…sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.” Apocalipsis 21:27 La Experiencia del Predicador; 1:12-2:26 La Sabiduría del Mundo; 1:12-18 Antes de considerar esta sección, ha llegado el momento para definir la sabiduría que se critica en este libro y cómo difiere de la sabiduría alabada en el libro bíblico de Proverbios. Lejos de estar frente a una contradicción, nos encontramos con que el libro bíblico de Eclesiastés cuestiona la sabiduría “bajo el sol”, mientras que el libro bíblico de Proverbios exalta la sabiduría que proviene de Dios “más allá del sol”. La sabiduría que viene de Dios es otorgada por Dios mismo: “Porque Yahvéh da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.” Proverbios 2:6 Esta sabiduría de Dios para los hombres consiste en obedecer a Dios: “Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos…guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría…” Deuteronomio 4:5-6 La sabiduría del mundo es incapaz de entender el mensaje redentor: “Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos. Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos.” 1ªCorintios 3:19-20 Esta sabiduría es fomentada por Satanás: “porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica.” Santiago 3:15

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Es esta sabiduría mundana, diabólica, la que Salomón critica y en ella no ve valor alguno pues encierra al ser humano en el “gran absurdo bajo el sol”. 1:12 Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén. Con este título, el Predicador se identifica como rey y por la descripción de su esplendor en capítulo 2, sabemos que se trata de Salomón. El verbo “fui” expresa acción pasada, pues ya al final de su jornada, se declara relegado a sí mismo de sus responsabilidades; tanta búsqueda lo ha alejado de su función de gobernante que ya al final de su vida no se siente rey ahora, sino rey en el pasado glorioso, pasado extinto ya hace muchos años cuando caminaba conforme a la voluntad de Dios, en su temprana juventud, lo demás a sido un desperdicio de vida. 1:13 Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en él. DI MI CORAZON.- Entregarse sistemáticamente, totalmente. INQUIRIR.- Investigar. BUSCAR.- Explorar. DEBAJO DEL CIELO.- Delimita el alcance de su investigación; lo que Dios hace queda fuera de su crítica. La adquisición de sabiduría mundana le parece ahora, un trabajo fatigoso. Cuando el ser humano se empeña en buscar la fuente de la sabiduría fuera de Dios, esta búsqueda se vuelve fatigosa y Dios en su sabiduría y en su voluntad, permite esta fatiga como medio para persuadir al hombre de regresar a la comunión de amor con su Creador, dador de la verdadera sabiduría. 1:14 Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. Biblia Textual: “…todo es vanidad y correr tras el viento.” MIRAR.- Observar detenidamente; habla de una investigación diligente y no de un juicio a la ligera; somos responsables de lo que decimos, por ello necesitamos saber bien las cosas o asuntos antes de emitir juicios.

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AFLICCION DE ESPIRITU.- Querer atrapar el viento. La diferencia de traducción tiene que ver con el énfasis, RVR60 hace énfasis en la acción del ser humano en algo abstracto; VP corrige “espíritu” por “viento” (misma palabra en hebreo) haciendo énfasis en la obra sin valor por lo que se afana el hombre. Aquí hay una frustrante conclusión del progreso de la humanidad; el énfasis de RVR60 está en la frustración insoluble y VP habla de la ambición sin sentido. Ambas traducciones son correctas y posibles por el texto hebreo, para conservar la idea completa consideremos ambas traducciones.

1:15 Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse. Los esfuerzos del hombre no pueden corregir los defectos inherentes a las cosas creadas y menos todavía crear lo que les falta. Se trata de esas innumerables deficiencias que, como consecuencia del pecado, advertimos en el orden físico y en el orden moral, respecto de las cuales nada podemos nosotros hacer. No hay aquí pretexto para el fatalismo, sino la humilde necesidad de reconocer que necesitamos a aquél que todo lo puede y está “más allá del sol”, de nuestras humanas posibilidades: la plenitud está en la comunión con Dios.

1:16 Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia. A fin de llegar a su conclusión (v18), el Predicador declara que por su minuciosa investigación ha quedado satisfecho de lo que ha logrado conocer; su sabiduría humana ha sido aumentada en gran manera, esto como resultado de una disciplina estricta de estudio. Este conocimiento ha superado a todos los sabios que habían vivido en Jerusalén. Durante el reinado del rey Salomón, gracias a la paz y a la prosperidad, se creó en Jerusalén la “Escuela de Sabios”. Se trata de una institución, parecida a nuestras universidades, cuyo propósito era brindar un espacio de reflexión, diálogo y eventualmente desarrollo de literatura. En el contexto de esta Escuela surgen los libros de Job (la historia de Job es del 2000 a.C. pero es en esta época que adquiere su forma literaria actual), Proverbios (en su versión original), algunos Salmos de tipo sapiencial y por supuesto, Eclesiastés. Esta Escuela sobreviviría más allá de la muerte de Salomón.

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1:17 Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu. La primera parte de v17 hay que unirla a v16, en cuanto que en ella se manifiesta la misma actividad inquisitiva de la mente del Predicador sobre un objetivo, que ahora va más allá de la sabiduría y del conocimiento. Pero Salomón, no sólo va a examinar a fondo la sabiduría y el conocimiento, sino que los va a comparar con sus contrarios; en su afán de profundizar en sus investigaciones, se ha dado a la locura y a la necedad, pues las cosas se ilustran mejor con la consideración de sus contrarias, así lo razonaría Salomón, equivocadamente, y así el conocimiento de estas le dará un mejor discernimiento entre la sabiduría y la necedad, con la consiguiente mejor apreciación de ella; al final solamente ha obtenido aflicción, pues es como querer perseguir el viento. El proceso meditativo culmina con el juicio negativo que expresa su inmensa desilusión y frustración. No se trata de un juicio emitido a la ligera; el que lo emite tiene pleno conocimiento de causa. Cuando dejamos a Dios fuera de todo esquema que tengamos, pronto todo se vuelve polvo y ceniza, quedando sin propósito y el sol se pone sobre esto para dar paso a la noche eterna. AFLICCION DE ESPIRITU: “Querer atrapar el viento”. La diferencia de traducción tiene que ver con el énfasis, RVR60 hace énfasis en la acción del ser humano en algo abstracto; VP corrige “espíritu” por “viento” (misma palabra en hebreo) haciendo énfasis en la obra sin valor por lo que se afana el hombre. Aquí hay una frustrante conclusión del progreso de la humanidad; el énfasis de RVR60 está en la frustración insoluble y VP habla de la ambición sin sentido. Ambas traducciones son correctas y posibles por el texto hebreo, para conservar la idea completa consideremos ambas traducciones. 1:18 Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor. No hay en la afirmación queja alguna contra Dios. Por lo demás, si esa ocupación resulta penosa, no lo es por voluntad antecedente de Dios, sino consiguiente al pecado en que el hombre, por su culpa, perdió el don de la ciencia de la vida y la verdad.

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La sabiduría y la ciencia capacitan al poseedor de ellos para percibir más motivos de aflicción y de dolor en una medida proporcional a ellos mismos: a más sabiduría y ciencia más capacidad de pesar. “Cuanto más se sabe más se sufre”, no es de ninguna manera un llamado a la ignorancia y al desprecio del saber; es más bien, el resultado fatídico de saber más; si bien, el conocimiento abre la puerta a la libertad y a la superación del ser humano, es también criterio que obliga a reflexionar en el actuar y esto nos lleva por laberintos de alternativas que nos hacen sufrir tanto o más como el que irresponsablemente actúa; aún así, saber más es mejor que no saber; aunque el que sabe por qué sufre, no por ello logra dejar de sufrir. Por ello, es el Señor de la Eternidad la respuesta firme y sólida a la búsqueda de sentido que efectúa el ser humano.

B.- Capítulo 2. Vanidad del Placer; 2:1-11 El precio de vivir en los placeres sensuales es el profundo vacío interior. La vida está envuelta en demasiadas preocupaciones como para poder dar al ser humano una alegría continua y duradera que pueda constituir su felicidad. Salomón aclara que no se entregó a los placeres con la impetuosa avidez del que no ve ni anhela más que el placer material, sino con la conciencia de que realizaba una experiencia con el fin de comprobar si realmente los placeres materiales podrían proporcionar a su espíritu la felicidad que ansía su corazón. Salomón comprobó que todo placer de esta vida encierra un dejo de amargura, por cuanto no podrá acompañar al ser humano más allá de la muerte. La alegría se marchita mientras que el corazón humano desea ser eternamente feliz. “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” 1ªJuan 2:15-17 Este pasaje de la Carta de Juan interpreta teológicamente el problema del placer fuera de la voluntad de Dios. “Amar al mundo”, no se refiere a la Creación, sino al sistema que prevalece como cultura y civilización, la cual se opone a la voluntad de Dios, pues corre en dirección contraria al Reino de Dios.

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“Amar” expresa la disposición voluntaria de afirmar como satisfactorio y bueno lo “del mundo”; aquí nos enfrentamos al problema de nuestro sistema de valores y a los criterios que utilizamos en nuestra ética de la vida diaria. “Las cosas de mundo” es una frase que nos sitúa de manera más específica en “lo que está” en el sistema, básicamente, todo aquello tras lo cual corríamos cuando vivíamos en nuestras concupiscencias. Jesús dijo que nadie puede servir a dos señores; si amamos al mundo no podemos decir que nuestra relación con Dios es tan buena que su amor está manifestado en nosotros. 1ªJuan 2:16 clasifica los deseos en tres grupos, que tienen que ver con las inclinaciones naturales de nuestros sentidos: La “carne” tiene que ver con aquello que nos proporciona placer cuando satisfacemos nuestros instintos naturales mal orientados, esta satisfacción lleva al vicio, a la adicción. Los “ojos” se refieren a la explotación de la belleza, de lo estético, esto nos trae satisfacción y es precisamente la distorsión del propósito lo que hace de lo bello un gancho predilecto de Satanás para atraernos al pecado, no que la belleza sea mala, pero mal empleada nos mueve a la discriminación, a la superficialidad y a la negligencia. La “vanagloria de la vida” es la exaltación del “ego”, la exaltación de lo vano, el orgullo desmedido, el elevar la vida a rango de fin en sí misma, en vez de cumplir con su propósito de ser para glorificar a Dios. Es a través del uso de esta gloria sin valor de la vida que muchos convierten al ser humano en un “dios” y lo veneran, es por esta vanagloria que el ser humano se centra en sí mismo y se vuelve déspota y deshumanizado. Todo esto proviene de un sistema de maldad que ferozmente se opone al Padre y lo triste de todo esto, es que esta civilización, cimentada sobre cadáveres de incontables guerras y soportada por injusticias y crueldades, decorada con sangre derramada, con violencia y abuso, pero encubierta con destellos de progreso; es pasajera, es “como tamo que arrebata el viento”; se ve tan sólida y sin embargo quien construye su vida en él, de seguro se perderá. Pero aquella persona que se somete a la voluntad de Dios, trasciende este vano mundo y se proyecta “más allá del sol”. Es de esta búsqueda de placeres “bajo el sol” la que presenta Salomón en estos 11 versos como experiencia personal que lo lleva a afirmar lo verdadero de tanta vanidad en el placer sin freno.

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2:1 Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad. La alegría que va a experimentar es el placer sensual tras el cual corre la humanidad sin detenerse a examinar sus fatales consecuencias; pero aún esto queda como una ilusión sin sentido, es un espejismo que desgasta la vida y diluye toda luz espiritual. 2:2 A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto? La risa, en el contexto del placer sensual, es locura, se convierte en impulso incontrolable que llega a la simpleza y desespera al que observa pasivamente; no es la expresión de alegría sino el desbordamiento de quien se sabe sumergido en el placer y ajeno a toda responsabilidad, es la risa que estalla sin motivo y contagia sin razón; es pues, enloquecedora. No se trata de la risa sana, que es expresión de quien sabe divertirse con las cosas graciosas que le rodean y es sonido de compañerismo fraternal y alegría de vivir. El placer de los sentidos es el tobogán vertiginoso que nos arrastra al vicio esclavizante. Quien vive para satisfacer los placeres, descubre que no hay saciedad, no hay fin, nunca se llega a decir “estoy satisfecho”, siempre demanda más, sin evaluar consecuencias, consume recursos y energía y produce un cada vez más profundo vacío; es caer en un abismo sin fin en cuya caída el ser humano pierde su identidad y su alma queda distorsionada. 2:3 Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida. Salomón se propuso sumergirse en la necedad del impulso del vino, pero razonó sobre esa experiencia para evaluar si en esto hay verdadero placer. En este verso se aclara que la vida del ser humano son “contados días”, desde esta perspectiva, la existencia del hombre es fugaz ¿vale la pena dejarla escapar por entregarse al vino? Los “grandes impulsos” por los que nos esforzamos, suelen centrarse en torno de “la diversión y los juegos”, llegando a intoxicarnos con el principio del placer que, muy a menudo se convierte en nuestra prioridad. Los placeres pecaminosos no perduran. Llegan a una brusca parada ¿Cuál es la respuesta al dilema del ser en el mundo de los placeres? No te dejes arrastrar

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2:4 Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas; Salomón poseía un vasto imperio que se extendía desde el Eúfrates hasta Egipto. Además doce reinos sometidos le enviaban riquezas desde sus territorios. Construir el Templo de Jerusalén consumió siete años a Salomón, pero necesitó trece años para edificar su “casa de verano”. Lo que hoy es una tierra árida, descuido de los actuales palestinos; en tiempos bíblicos era una generosa tierra que fluía leche y miel; una tierra fértil, lugar ideal para plantar uvas por su posición geográfica.

2:5 me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto. Quizá por su gusto por la botánica (1°Reyes 4:33), o tal vez por el gusto de poseer tierras boscosas, probablemente una combinación de ambas, lo cierto es que estos jardines, como el futuro lo serían los de Babilonia, representan la opulencia de un imperio que goza de paz y prosperidad.

2:6 Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles. Si bien la tierra de Canaán resultaba generosa, Salomón no escatimó gastos en construir sistemas fluviales que garantizaran el vital líquido para su amado bosque particular ¿Habrá puesto el mismo esmero en garantizar el agua a todos los habitantes de Jerusalén? La Biblia no dice nada al respecto. El énfasis en este pasaje es mostrar la avaricia de un hombre que gasta para deleite de sus ojos, pero poco se preocupa por el bienestar de su prójimo.

2:7 Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. Salomón ha llegado a la cumbre del poderío real, sus posesiones incluyen a seres humanos. El comercio de esclavos era la cruel profesión de las ciudades de Tiro y Sidón, durante muchos siglos; eran crueles en su trato y movían personas como si de mercancía se tratara. La esclavitud es la cumbre de la depravación del hombre, el colmo de la crueldad, la ceguera de la avaricia y la más lamentable marca del pecado en la humanidad. Para quien se ha envanecido con la riqueza, a todo le cambia su valor; lo material e impersonal adquiere valor, lo humano y lo espiritual pierde para él todo valor satisfactorio.

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2:8 Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música. La acumulación de riqueza material es contraria a la voluntad de Dios, Jesús habla de dar, Pablo de compartir; la Biblia no contempla la riqueza de uno ya no a expensas del pobre; las riquezas materiales de una persona son para compartir no para acumular egoístamente. Jesús llama al rico insensato: “necio”, por no considerar la brevedad de la vida. Además, Salomón disfrutó de una vida sensual, rodeado de músicos y concubinas que lo ahogaron en el vicio del placer pecaminoso, secando su corazón de todo vestigio de amor sincero. Salomón violó el principio bíblico de la relación “un hombre – una mujer”. La palabra “cantora” equivale a prostituta. La corte del rey incluía no sólo músicos, sino además concubinas que estimulaban al rey, logrando que olvidara su posición como dirigente del pueblo; delante de tales orgías, es explicable porque Salomón llega a considerar que ya ni reinaba (1:12) Lo que aquí se describe es el monumental harem, símbolo de la degeneración moral hasta lo más vil; negando la eficacia del matrimonio establecido por Dios. Hoy muchos niegan la posibilidad de ser fieles a la premisa dada por Dios y se entregan al placer pecaminoso sin freno alguno, diluyendo su corazón en múltiples relaciones con diversas mujeres: “tuve un harén de concubinas para gozar como suelen los hombres” (Nueva Biblia Española) 2:9 Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi sabiduría. Salomón fue “engrandecido” en riquezas materiales; esto le trajo muchos males, pues el amor al dinero es el principio de una gran ceguera espiritual. Cuando Dios da bienes materiales, lo hace con el propósito de compartir con quien tiene necesidad. En este mundo egoísta necesitamos entender que nuestra posición no es la de dueños sino la de mayordomos. Dios solamente se agrada de la prosperidad compartida. Llevamos más de 6,000 años de civilización y todavía hay personas que les sorprende la noche sin haber comido; esto es reflejo de la avaricia del ser humano.

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En la Ley de Moisés se establecen reglas a fin de evitar el excesivo enriquecimiento y la opresión al pobre, ejemplos: “Si compras un esclavo hebreo, trabajará durante seis años, pero al séptimo año quedará libre, sin que tenga que pagar nada por su libertad” Éxodo 21:2 (VP) limita la esclavitud a 6 años, este principio bíblico quiere desalentar esta práctica. “No maltrates ni oprimas al extranjero, porque ustedes también fueron extranjeros en Egipto. No maltrates a las viudas ni a los huérfanos” Éxodo 22:21-22 (VP) recuerda nuestra responsabilidad por los desprotegidos de la sociedad. “Si le prestas dinero a alguna persona pobre de mi pueblo que viva contigo, no te portes con ella como un prestamista, ni le cobres intereses. Si esa persona te da su ropa como garantía del préstamo, devuélvesela al ponerse el sol, porque esa ropa es lo único que tiene para protegerse del frío. Si no, ¿sobre qué va a acostarse? Y si él me pide ayuda, en su ayuda iré, porque yo sé tener compasión” Éxodo 22:25-27 (VP) exalta el amor al prójimo por encima de lo material. Levítico 25, el año del jubileo: el año en el que cada persona devuelve a su prójimo lo tomado por causa de préstamos o ruina económica, limitando tanto el excesivo enriquecimiento como el excesivo empobrecimiento y permitiendo a una nueva generación contar con recursos para subsistir y progresar. Nadie en Israel debía estar permanentemente desamparado. Evaluemos nuestra actitud hacia los bienes materiales; lo que tenemos es dado por Dios para promover la obra misionera. Ha llegado el momento de replantear nuestro sistema de valores y no dejarnos “engrandecer” por este tirano mundo materialista. Salomón fue “aumentado” en sabiduría humana, se trata de la sagacidad que se opone a Dios. A Salomón Dios lo dotó de sabiduría divina, que fue el medio para escribir los libros de Cantares y Proverbios; al correr de los años Salomón utilizó este don para acumular sabiduría humana, al grado de llegar a menospreciar esta sabiduría divina. Al final de sus días, Salomón vuelve a usar esta sabiduría divina para redactar este libro de Eclesiastés. El bello don de Dios quedó relegado, escondido, pero gracias a ese don, Salomón puede arrepentirse y hacia el final de su desperdiciada vida, puede ser nuevamente usado por Dios para transmitirnos esta maravillosa perspectiva de lo que es la existencia “debajo del sol”.

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Desarrollemos lo que Dios nos ha dado en el compañerismo de la iglesia y caminemos con la mirada firme “mas allá del sol”; no sigamos desperdiciando nuestra vida en las vanidades “debajo del sol”.

2:10 No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena. RVR60, en forma de jactancia, habla de su “parte de toda su faena”, habla de su trabajo, esto para referirse a la recompensa de una vida entregada a todo tipo de placer pecaminoso sin freno alguno. Este verso es la clave para la conclusión: en su vejez, ya arrepentido, Salomón aclara que su vida no tuvo freno y por ello está en posición de declarar lo infame de tal proceder, se considera autorizado para declarar en forma absoluta que este estilo de vida habla de una pobre ética hedonista que lejos de traer significado a la existencia, la deja vacía y sin sentido.

2:11 Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol. AFLICCION DE ESPIRITU: “Querer atrapar el viento” (ver nota en 1:14) No se alcanza satisfacción por la acumulación de bienes materiales. El materialismo nunca puede satisfacer la búsqueda de aquello que es eterno. El placer pecaminoso no es la respuesta a la vida del hombre ni tampoco el tener bienes materiales en exceso. El materialismo y el hedonismo son los dos pilares de nuestra actual cultura. Todo a nuestro alrededor nos invita al placer pecaminoso y la acumulación de bienes materiales. El materialismo convierte los medios en fines. La búsqueda de lo más placentero es el gancho que aleja a las personas de la Cruz del Calvario. Todos buscamos lo divertido, lo placentero, lo cómodo; pero quien no se “niega a sí mismo, tome su cruz cada día y siga a Jesucristo”, todo es su vida será como “querer atrapar el viento”, será sólo aflicción de su ser interior. La verdadera paz no está en los bienes materiales, la verdadera felicidad no está en el disfrute irresponsable de placeres sensuales. Ya no podemos avanzar en este libro sin antes mirar a la Cruz del Calvario y decididamente renunciar a nuestra existencia mundana ya que esta no tiene ningún provecho para el ser humano, en cambio lo verdaderamente valioso y significativo es vivir para Jesucristo y estar ocupado en sus propósitos.

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Vanidad del Afán Humano; 2:12-26 En esta sección nos internaremos en el problema de la injusticia de la vida; y es que en un mundo injusto, se hace tarea imposible el querer pedir justicia en nuestro actuar y en el de los otros. Si bien la sabiduría se exalta por encima de la necedad, a ambas y al afán que conlleva la acumulación de bienes materiales se le llama a cuenta por el Predicador para demostrar que en todo esto hay injusticia por parte de la sociedad y no logran llenar el vacío interior del ser humano, por ello son sólo vana ilusión. Ilusión, porque aparentan satisfacer al ser humano y vana porque sólo es satisfacción momentánea, sin valor alguno al querer evaluarlas “bajo el sol”. La necedad ha quedado excluida de toda consideración, el afán por adquirir bienes materiales se ha convertido en pesado lastre que nos quita la tranquilidad, es entonces que se plantea la realidad del ser humano: ¿Qué valor tiene aquello que para alcanzarlo y conservarlo se pierde la esencia de la felicidad que es la tranquilidad y al final solo se convierte en injusta vanidad de la que otros toman beneficio? Esto es como “querer atrapar el viento”. La sabiduría, aunque restringida, queda como una opción en medio de un mundo oscuro, es la luz que puede traer esperanza en medio de este mundo “bajo el sol” y será elemento que nos impulsa a seguir la lectura de esta importante reflexión.

2:12 Después volví yo a mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; porque ¿qué podrá hacer el hombre que venga después del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho. Probada está la ineficacia de lo terrenal como fin para la felicidad. Este “mirar” es la consideración detenida, la reflexión teórica y experimental de la sabiduría humana, la locura de la vida irresponsable y la necedad de los que se aferran a un limitado criterio que frena el sano desarrollo del ser humano. La referencia al rey indica que lo único que otros harán es repetir y confirmar lo que el rey ha dicho con respecto a estos temas; las conclusiones de Salomón vertidas en su libro son de tal amplitud que él se sabe autorizado para dar por finalizado su reporte, otros que se aventuren, solamente confirmarán lo dicho por él.

2:13 Y he visto que la sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas. Si bien es cierto que todo “bajo el sol” es vanidad, la sabiduría, aunque humana, aparece revestida de mayor significado.

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Esta tesis de Salomón resalta la importancia de la sabiduría sobre la necedad. Lo único que aparece hasta aquí como valioso es la sabiduría, esta es la luz tenue en medio de las penetrantes tinieblas; y es que la sabiduría humana provee de mayores opciones al ser humano que cualquier otro estilo de vida que solamente es desperdicio de energía. La sabiduría es siempre el mejor camino a la liberación del ser; por ello, aunque vana, es de mayor utilidad que cualquier otra cosa a los seres humanos.

2:14 El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro. En un principio se descubre que la sabiduría tiene sus ventajas sobre la necedad. Pero reflexionando sobre la suerte final que a uno y a otro espera, Salomón se ha sentido profundamente desilusionado al ver que no media diferencia alguna entre ambos. La vida del que se sacia de sabiduría goza de la razón; anda con los ojos en la cabeza, se deja guiar por la razón y no por la insensatez; en cambio, el necio tropieza y no sabe por donde ir pues es en tinieblas que transcurre su existencia. Pero ambos están bajo condenación en este mundo: morirán.

2:15 Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad. “Los sabios…aborrecieron la palabra de Yahvéh; ¿y qué sabiduría tienen?” Jeremías 8:9, la sabiduría mundana, la cual no nos lleva a Dios, se vuelve vanidad. Todo esfuerzo humano es vano pues al final la condenación por el pecado destruye todo esfuerzo. Lo único sensato que puede hacer el ser humano es buscar a Dios y dejarse dirigir por El a través del sendero que lleva a la vida eterna. Vivimos una era en la que el conocimiento se exalta como la gran virtud y hazaña del hombre, y esta realmente ha contribuido al bienestar de la humanidad y nos ha dado a conocer las maravillas del Cosmos; pero igualmente nos ha mostrado los horrores de nuestra naturaleza pecaminosa pues por la sabiduría mundana hemos construido esta civilización, que es cruel, injusta y homicida. Igual que el conocimiento, esta era ha exaltado al placer sensual al grado de poner en peligro nuestros más preciados valores como la familia, el matrimonio, la maternidad responsable, el amor sincero. Definitivamente vivimos una era de incremento de las vanidades.

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2:16 Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio. MEMORIA PARA SIEMPRE.- Se refiere a la reputación de las personas. En este pasaje se aprecia la vulnerabilidad de los individuos, su increíble fragilidad y su desesperada búsqueda de permanecer, pero tanto al necio como al sabio la muerte les trunca sus ideales y les muestra su realidad. En un mundo en que todo cambia, la muerte es la constante inevitable; frente a ella todo adquiere otro valor, otro significado; por ello es necesario que enfrentemos nuestra fragilidad y nos ocupemos en aquello que realmente trasciende hasta la eternidad. 2:17 Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu. “Aflicción de espíritu”: “correr tras el viento”. Este “aborrecer la vida” se debe entender en el contexto de la oscura existencia sin Dios. Sin una correcta comunión de amor con Dios la vida llega a ser aborrecible. La vida sin Dios es fatiga horrible cuyo destino es la muerte eterna. La vida así, es simple existencia vacía, sin valor eterno y con ese sabor de amargura que tanto caracteriza a las personas. La gente necesita a Dios con urgencia; en un mundo hundido en el pecado, solamente la Cruz de Jesús puede darle su verdadero valor al individuo y levantarlo del lodo a una vida abundante y con propósito. 2:18 Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, el cual tendré que dejar a otro que vendrá después de mí. Lo increíble, lo aborrecible y el juicio terrenal sobre el afán y la ansiedad, es la incertidumbre que provoca en el individuo sobre el futuro uso de lo acumulado. Jesús advierte que el afanarse nos limita en cuanto a nuestra relación con Dios. Qohelet no encuentra sentido a su propio esfuerzo y trabajo penoso si no redunda de alguna manera en el disfrute personal de los frutos de tantas fatigas. Por esto su aborrecimiento se puede extender justamente tanto a su esfuerzo como a los resultados de tal esfuerzo. Desde luego está fuera de la consideración del autor una concepción altruista de la vida. La clave de interpretación está en que Salomón tiene presente a un sucesor en concreto, no al ser humano en general.

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2:19 Y ¿quién sabe si será sabio o necio el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me afané y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es vanidad. La preocupación de Salomón se verificó en el sentido de que su sucesor inició el triste descenso de un esplendoroso imperio; Roboam, hijo de Salomón, inició el camino de perdición pues no pudo sostener la fastuosa y compleja organización imperial; con avaricia y despotismo respondió a un pueblo que clamaba un mejor trato y un respiro financiero; la inflexible actitud de Roboam aceleró la división del reino de Israel. Israel jamás se volvió a unificar, jamás recuperaron su imperio, se enfrascaron en guerras internas y externas y el peso de la idolatría hizo sucumbir al pueblo pues se olvidaron de Dios. El esfuerzo humano de Salomón fue vanidad y como querer atrapar el viento.

2:20 Volvió, por tanto, a desesperanzarse mi corazón acerca de todo el trabajo en que me afané, y en que había ocupado debajo del sol mi sabiduría. Biblia Textual: “Y a causa de todo mi trabajo con que me había afanado debajo del sol entregué mi corazón a la desesperación”. “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” 1ªCorintios 15:58, este pasaje presenta la contraparte de este verso de Eclesiastés y nos recuerda lo diametralmente opuesto que resulta esforzarse “debajo del sol” contra el esfuerzo “más allá del sol”, esta sensación de desesperanza nos debe mover hacia Dios ya que El es nuestra única esperanza.

2:21 ¡Que el hombre trabaje con sabiduría, y con ciencia y con rectitud, y que haya de dar su hacienda a hombre que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y mal grande. Este pasaje expone magistralmente el problema de la injusticia de una sociedad cimentada sobre la avaricia. Un dicho nuestro lo expresa como: “nadie sabe para quien trabaja”; es por esto que no podemos exigir justicia permanente en un mundo injusto. Antes de aventurarnos a construir lo que será nuestra vida, debemos evaluar nuestra cimentación y los materiales que utilizaremos para construir nuestra vida: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.” Mateo 7:24

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2:22 Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol? Afanarse en lo terrenal es un duro trabajo que no nos lleva a nada, aún alcanzando logros loables, en el interior quedamos vacíos y sin sentido; sí, debemos trabajar y ser responsables con lo que tenemos asignado “bajo el sol”, pero no debemos descuidar nuestro desarrollo espiritual por tratar de alcanzar prestigio en esta civilización. 2:23 Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad. Trabajar solamente para acumular poder y riquezas causa dolor y lleva a la perdición. No tiene sentido esforzarse por lo material al grado de no poder dormir y descansar; esto no tiene sentido, es mejor el descanso del ser humano, su tranquilidad interior, que todo lo acumulado que llega a afligirnos. Evaluemos nuestra vida y no permitamos que esta civilización nos ahogue y robe nuestra paz. Versos 24 al 26. La felicidad relativa de una vida de trabajo sin avaricia y de un disfrute natural de lo que se tiene. Dios es el proveedor de este regalo. La existencia de Dios queda explícita, no se discute. Dios provee lo necesario para una vida de alegría relativa, no es conformismo ni pesimismo, es vivir con sencillez y alegría de corazón. 2:24 No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios. Aunque la decepción corone la búsqueda ansiosa de la felicidad, Dios da la alegría de vivir. Dos ideas se expresan aquí: a) puesto que toda búsqueda humana de felicidad es decepcionante ¿no valdría más gozar del momento actual, de la fortuna (grande o chica) de que se disponga? Porque bienestar y cuidados vienen en definitiva de Dios: “la bendición de Yahvéh es la que enriquece, y no añade tristeza con ella” Proverbios 10:22; lo cual deja a entender que la búsqueda inquieta de la sabiduría, del renombre, del placer, de la riqueza, no es más que tentativa puramente humana y por humana, engañosa; la sola felicidad digna de ser saboreada es la que se presenta y surge de uno mismo; b) una reflexión en la línea de la sabiduría tradicional: todo lo da Dios según una sabia retribución.

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Salomón probó todo placer y no encontró felicidad; no vale la pena buscar en el placer pecaminoso la felicidad personal. Propone ahora el regreso a los bienes sencillos, al ritmo equilibrado del trabajo y el disfrute, que dará sentido a la vida. Para alcanzarlo hay que vencer una doble ambición: la ambición de poseer sin límites y la de descubrir el último sentido de todo.

2:25 Porque ¿quién comerá, y quién se cuidará, mejor que yo? Biblia Textual: “Porque, ¿Quién podrá comer y regocijarse sin Él?” NBE: “Pues ¿Quién come y goza sin su permiso?” Este verso es la afirmación de que todo bien procede de Dios, El es sustentador de la vida, Dios es quien otorga su verdadero significado a la existencia humana. Es Dios quien brinda la verdadera alegría de vivir.

2:26 Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu. El ser humano que a causa de su pecado deja a Dios fuera de su vida, es quien de verdad amontona pesar y vanidad. Pero el Señor no quiere que permanezcamos “debajo del sol”. El nos llama a movernos hacia las alturas de la gloria divina, diciendo: “Sube mas alto, sube mas alto, aléjate de la “feria de las vanidades”, la gloria de la presencia de Dios puede ser tu hogar”. Lo que determina nuestro porvenir es si somos o no redimidos por Jesús, si somos receptores de las bendiciones de Dios o simples pecadores atados a la vanidad de este mundo.

C.- Capítulo 3. Hay en la sociedad injusticias que el hombre no puede evitar y no le es posible ordenar sus esfuerzos con la seguridad de que serán coronados por el éxito. Nadie puede llegar a comprender la vida apartado de Dios, para que podamos encontrar lo sano en un mundo insano debemos cultivar una correcta comunión de amor con Dios nuestro Salvador.

La unidad de las cosas humanas; 3:1-8 Todo es temporal y transitorio; los acontecimientos de la vida no son del dominio del hombre. El pasaje se presenta como una consideración filosófica sobre el tiempo. La palabra es reiterada con un ritmo penetrante, destinado a balancear el pensamiento por el retorno constante de dos términos opuestos.

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El Predicador reflexiona sobre el hecho de que para toda acción humana hay un tiempo determinado porque es propicio, oportuno. Fuera de ese momento no hay buen éxito posible. Este sentido del texto nos permite establecer la unión entre la sección precedente y esta. El Predicador se pregunta por cual camino alcanzará la felicidad y concluye: por ningún otro que no sea el goce de la “parcela de placer” que está ligada al momento presente. Sugiere además, que no es el esfuerzo del ser humano el que le procurará la ventaja deseada (v9) sino la observación del “momento propicio” para cada una de sus acciones. El juego de palabras sugiere que en la vida humana los días se sigue y no se juntan, que los “momentos” y las ocasiones que proponen se entrechocan de manera imprevisible y desconcertante. De ahí la necesidad de no dejar pasar el “momento propicio”. Como no pocos libros de sabiduría oriental, este es de propósito bastante enigmático, sugestivo más que descriptivo. Si no obstante hay pesimismo inmediato en la idea del autor, sabe muy bien y lo sugiere acá y allá, que todo depende de Dios que “lo da” cuando Él quiere y ha quien Él quiere (9:1s) sin que el hombre conozca la hora de llegada de esta “dádiva” (9:11s) De momento no insiste en el aspecto fatídico del correr de los acontecimientos, ni sobre la imposibilidad de conocer lo que Dios reserva. Y afirmará por otro lado, en 8:5 que para todo asunto hay un momento propicio y que el hombre sabio lo reconocerá. El Predicador parece haberse cuidado en mostrar que en la realidad cotidiana pueden ser encarados muchos aspectos y que bien considerado todo, no se puede sacar de ahí una filosofía optimista o pesimista de la situación humana en el mundo. Cada evento de la vida tiene que moverse para dar lugar a otro, que también tiene su propósito “debajo del sol”. El tiempo no es una entidad vacía, siempre hay algo en él; siempre hay tiempo para algo, nunca está vacía nuestra existencia inmersa en el tiempo. Nuestra vida siempre está llena de algo, sea bueno o sea malo y nuestro tiempo disponible siempre se ocupa en algo. No existe un tiempo vacío, siempre estaremos haciendo algo con nuestro tiempo. La ley de la entropía (en termodinámica) nos habla de la tendencia natural hacia el desorden y las leyes que gobiernan la realidad existencial humana nos hacen ver que en forma espontánea el ser humano va a llenar su tiempo de cosas malas.

Para hacer cosas buenas en nuestro tiempo, para llenar nuestro tiempo con lo bueno, necesitamos aplicar energía, esfuerzo conciente por aprovechar bien el tiempo, por rescatarlo, redimirlo para ser lleno de lo bueno. Por ello se nos llama la atención a ocupar nuestro tiempo en buscar el Reino de Dios (Mateo 6:33) a aprovechar bien el tiempo (Efesios 5:16) “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” Mateo 6:33 “Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” Ef 5:16 3:1 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Este verso nos introduce al inquietante tema de los acontecimientos futuros y su orden dentro del devenir del tiempo. Cuando se expresa que “todo tiene su tiempo” no queremos decir que vivimos en un mundo predeterminado en el que cada acontecimiento se cumple en un horario específico; tampoco queremos decir que “Dios juega a los dados con este mundo y ni siquiera sabe donde caen los dados”. Lo que aquí se establece es la realidad de que cada acontecimiento llega a una hora exacta; existe un orden lógico en los acontecimientos. Para cada evento en la vida del ser humano hay una época propicia, no es bueno tratar de adelantarse o dejar pasar la oportunidad, lo más conveniente es aprovechar las oportunidades cuando éstas se presentan.

3:2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; “Arrancar lo plantado”, se refiere a la cosecha. Morir aparece aquí como parte de un proceso lógico. Se hace necesario equilibrar el nacimiento con la muerte; la muerte es así trágicamente necesaria a fin de dar continuidad al ciclo de la vida; no es un acontecimiento inesperado, es por muchas cosas, predecible, constante; siempre vendrá y será a su tiempo. Sin embargo, el hombre teme a lo desconocido y no se prepara para la muerte, a pesar de saber que es humanamente inevitable. Nacer es el evento de gozo que celebra el triunfo de la vida; su opuesto, la muerte, completa este ciclo. Ambos tienen su tiempo y constituyen los parámetros de referencia para la existencia “debajo del sol”.

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Diametralmente opuesto, la siembra es el tiempo del duro trabajo, el tiempo de la esperanza, el tiempo de la expectativa; la cosecha es, en esencia, el gozo del fruto del duro trabajo; celebramos la fecunda vida de la tierra y es tiempo para gozarse, para hacer fiesta, es también tiempo de trabajo duro pero estimulante. Para el trigo, la cosecha es su muerte, celebramos así, de alguna forma, la muerte.

3:3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; Todos los eventos de la experiencia humana se encuentran referidos en la reflexión del Predicador. Aún la furia terrible del ser humano que lo lleva a matar ocurre dentro del tiempo; y su opuesto, curar, que es la expresión de la benevolencia del hombre que ayuda a su prójimo herido. Lo peor y lo mejor de la acción humana quedan encuadrados como eventos mutuamente excluyentes y aunque increíble, pero proceden del mismo ser. Es el mundo del absurdo. Destruir y edificar ha sido la historia de la civilización por más de 8,000 años; no nos extraña que se inscriba aquí. En cada época los diferentes pueblos han edificado sus ciudades y han encaminado sus pasos a la destrucción de los pueblos vecinos. Como humanos somos creativos, edificamos de mil maneras diferentes y tratamos de embellecer nuestro entorno; pero igualmente hemos destruido pueblos enteros y hemos derribado sus edificaciones. Es la manifestación del egoísmo y la avaricia del ser humano. Froeber, en su libro “La Educación del Hombre” propone que enseñemos a los niños a edificar sobre lo que ya está hecho antes de destruir sin más lo anterior. En los juegos con plastilina u otros materiales, enseñamos al niño a destruir lo creado a fin de “hacerlo bien”, el verdadero reto sería enseñarles a edificar sobre lo ya hecho, eso es verdadera creatividad e ingenio constructivo. Hoy nuestra civilización necesita aprender que es tiempo de edificar no de destruir.

3:4 tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; Se describen una boda y un funeral. El baile y la risa corresponden a la alegre boda en la que nos gozamos por la pareja que se une para dar continuidad a la vida, realización al individuo y solidez a la sociedad. Llorar y endechar (cantos fúnebres y lamentos) corresponden al servicio luctuoso que se organiza para el querido ser que ha muerto.

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En una boda no es propio endechar, en un servicio fúnebre no es propio danzar de gusto. Todo tiene su tiempo y en cada circunstancia debemos actuar como el momento lo determine.

3:5 tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; Contexto del campo de cultivo que a veces queda estéril por las piedras que son arrojadas por el enemigo y a veces es fértil después de haber limpiado el campo (“arrojar piedras”; en 2°Reyes 3:19 y 3:25 se reúnen piedras y se arrojan al campo del enemigo como táctica de guerra) Pero su significado trasciende al de la familia que se separa y se vuelve a reunir. Cuando los hijos “salen de casa” existe un deseo paternal y maternal de proteger; la salida de los hijos muchas veces no es deseable, a veces no es oportuna, pero lo cierto es que llega “a su tiempo”; de la misma manera llegará el tiempo del reencuentro. Dejar en libertad a los hijos es brindarles la oportunidad de que desarrollen su proyecto de vida. En este contexto aparece la ilustración de abrazar como símbolo de bienvenida y el abstenerse de abrazar como símbolo de dejar partir a quien necesita dejarnos. Que fascinante es la vida familiar llena de momentos especiales, cada uno a su tiempo.

3:6 tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; “Buscar” es el anhelo del ser humano por alcanzar algo querido, deseado. Expresa un gusto ansioso, motivación que impulsa hacia donde no se había explorado, es deseo de obtener o recuperar. “Perder” es, entonces, el descuido del ser, la falta de atención, puede expresar la insensatez, la necedad o aún la ignorancia. Buscar y perder es la experiencia de todo ser humano y en ellas encuentra sus mayores gozos y sus peores tristezas. “Guardar y desechar” son eventos paralelos a los anteriores. “Guardar” puede expresar insensatez o avaricia; “desechar” puede indicar un corazón sincero o necio. Podemos, en ambos actos, expresar lo mejor de nosotros mismos o lo peor de nosotros. El criterio, sin embargo sigue siendo el mismo: todo tiene su tiempo, su lugar, su momento y en cada ocasión hay que aprovechar el momento para hacer siempre “lo mejor”.

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3:7 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; Rasgar las vestiduras es símbolo de profundo dolor y en la Biblia es bastante común esta acción con la que se expresa un gran sufrimiento; pero así como las circunstancias pueden desgarrar la vida, de la misma manera hay épocas en las que podemos “coser nuestra vida”, recomenzar con una nueva actitud. El ser humano posee, gracias a Dios, la facultad para reconstruir su existencia y si se deja guiar por Dios puede incluso ver su existencia convertida en una vida abundante y con propósito. Callar y hablar expresa la prudencia que nos debe caracterizar en todo tiempo. Es por esta frase que encontramos la prudencia para enfrentar los eventos de la vida; pues quien sabe cuando callar y cuando hablar goza del beneficio de tomar con sabiduría cada acontecimiento de la vida.

3:8 tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz; Amar es la mayor virtud que el ser humano puede cultivar. T. B. Maston en su libro “Ética de la Vida Cristiana” expresa que el amor es la virtud culminante en la vida cristiana; que maravilloso sería que nuestra vida se orientase por el criterio del amor. Pero el amor tiene una dirección, un objetivo, por ello amar es dinamismo del ser, es virtud de quienes desean gozar de la vida sembrando lo mejor. Es precisamente con este “amar” que el “aborrecer” se constituye en elemento benéfico, cuando el objeto que se aborrece es el pecado. Por desgracia la humanidad, en lo individual y en lo colectivo, ama y aborrece, y en ambas acciones se entrega por completo, generando un sin numero de consecuencias perjudiciales para la vida en paz. Toda la humanidad se encuentra atada por lazos poderosos de amor y de odio, esa es nuestra realidad existencial, ese es nuestro tema de novelas, poemas y multitud de expresiones artísticas. La guerra y la paz son las consecuencias de este amar y aborrecer. Vivimos en un mundo en guerra, tachonado por momentos casi irreales de paz. Es cierto, entonces, afirmar que el ser humano “bajo el sol” (sin la intervención divina) solamente puede odiar y vivir en guerras; la expresión de amor es egocéntrica y muchas veces simple espejismo, la paz es, en la experiencia humana, el más alto ideal para la sociedad y siempre es realizable aunque sea en apariencia, ya que si bien a logrado momentos de paz, lo cierto es que esta paz es frágil, poco duradera y hasta ilusoria.

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La falta de organización lógica de los actos o de las situaciones sugeridas, da la impresión de impenetrabilidad del misterio que pesa sobre la sucesión de los tiempos (v11) y de la monotonía que marca la alternancia de las diversas y opuestas frases de la acción humana.

Versos 9 al 15. El ser humano no puede entender en su conjunto toda la obra de Dios en el mundo, solo lo aprecia en aspectos aislados. Así, Dios no es un “dueño ausente”, sino activamente presente y esta presencia actualizada de Dios es lo que marca la gran diferencia en todas las cosas de la vida.

3:9 ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana? No olvidemos la “omnipresencia” de Dios. No podemos huir de su presencia, la cual abarca todos los asuntos del hombre; Dios sabe todo lo que ocurre con la humanidad y la está llevando hacia su fin: el encuentro con Él. Aun cuando algunos suponen que pueden esculpir su propio destino, Dios quiere que enfoquemos todo acontecer desde la perspectiva eterna que da esperanza y sentido al drama de la vida en continuo despliegue. Lo terrenal se vuelve ilícito cuando se convierte en un fin. El afán es visto aquí y en Mateo 6:25-34 como el colmo del trabajo; es el esfuerzo más allá del lógico trabajo, es el reflejo práctico de la avaricia que busca tener mas y al afanarse hace de los medios, fines.

3:10 Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. Este pasaje nos conecta con 1:13 (ver comentario) Dios no ha dejado al ser humano como un ser pasivo en estado contemplativo; el Creador ha dado tareas a sus criaturas para que se ocupe en ellas “en su tiempo”, no tiene el propósito de fastidiar sino de dar al individuo la oportunidad de buscar su desarrollo personal. Los seres humanos fuimos creados para estar activos y solamente activos encontraremos nuestra más plena realización como individuos.

3:11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. “Todo lo hizo hermoso en su tiempo”. El ser humano ha sido invitado a aprovechar el “momento propicio”; si lo hace encontrará que la obra de Dios es buena. Aquí tenemos una referencia directa al primer capítulo del Génesis, donde a la obra de Dios se le califica de “buena”; Él la declara “bella”, conveniente, apropiada para el momento.

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Usted y yo somos hermosos en “nuestro tiempo” ¿Conoce el lema: “tenga paciencia, Dios todavía no termina conmigo”? Un día seremos a la gloriosa semejanza de Cristo ¡Nuestra hora se acerca! Mientras tanto, Dios actúa en nuestra vida diaria, cambiándonos de gloria en gloria. Lo que Dios ha creado es hermoso en el tiempo en que fue creado. Esta maravillosa conclusión lleva al Predicador y a nosotros a una altura “más allá del sol”, por encima del devenir fatídico de una humanidad extremista. Dios nos brinda un rayo de esperanza que, como luz en medio de las tinieblas alumbra nuestra existencia y da significado a “nuestro tiempo”, es por ello que caminamos por este valle de tristeza con optimismo, con esperanza viva y aún con gozo en nuestro corazón. “Hizo” en hebreo habla de una obra completa; lo que Dios hizo, no sólo es hermoso, sino por ello, completo. El actual desorden, falta de belleza y escasez, se deben a la degradación que el ser humano le ha provocado a la Creación, aun así lo que Dios ha hecho, completo y hermoso, aún luce hoy como una muestra de su gracia. “Ha puesto eternidad en el corazón de ellos”. Dios ha puesto en el corazón del ser humano la idea de lo eterno que lo terrenal no lo puede sustituir. El “soplo divino” de Génesis 2:7 es la búsqueda de Dios como necesidad, la eternidad que se expresa ahora en v11 El Predicador piensa que Dios ha dado al hombre el sentido de la fluidez del mundo, y por consecuencia el deseo de descubrir las leyes que rigen su marcha, de escrutar su sentido. Ello sería una alusión a Génesis 1:26 donde Dios crea al hombre a su imagen y semejanza y le confiere el dominio responsable del mundo. El “Rey de las edades” nos ha marcado con el sello de la eternidad. El corazón del ser humano no está satisfecho con el presente orden del mundo porque tiene ese sentido de la eternidad sin muerte, que se estira ante él. Dios ha puesto en el ser humano la capacidad de trascender su situación actual, elevarse “más allá del sol”; es por esta semilla de eternidad que usted y yo, podemos comenzar de nuevo, reconocer, emprender actos de superación individual y colectiva; pero por sobre todo esto, tenemos en nosotros ese deseo de proyectarnos hacia nuestro amado Padre, hacia nuestro Salvador. Hoy podemos gozarnos en la alabanza, inspirarnos en la oración, deleitarnos en el estudio de la Biblia y todo esto lo hacemos con verdadero gusto porque hay eternidad en nuestra esencia.

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“Sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin”. Dios sigue siendo conocible pero no en su totalidad. Por medio de la fe somos invitados a una relación dinámica con Dios; confiamos en su gracia y aceptamos su vida en Jesucristo. Vemos las maravillas de sus obras y aun así no podemos explorar las profundidades de la actividad de Dios desde el principio hasta el fin. El hombre siempre ha estado intrigado por Dios y siempre enfrentará esta dificultad debido a que Dios es el Creador y el ser humano es la criatura. Conocemos a Dios en Jesucristo y seremos como Él a semejanza de Jesucristo y viviremos para siempre delante de su presencia, pero nunca cruzaremos el abismo infinito que nos separa de nuestro Dios. De todos modos Dios está activo en nuestra búsqueda de Él y del significado de su presencia en nosotros para que nuestros corazones se satisfagan ahora con su divina revelación. Los más grandes esfuerzos del ser humano se han centrado en la búsqueda del conocimiento, en acumular sabiduría, en entender los mecanismos del cosmos; pero aunque resulta admirable el esfuerzo, no llega a ser definitivo; no podemos explicar a profundidad y exactitud el plan de Dios en su complejidad ni su obra maravillosamente realizada, todavía nos faltan muchos elementos intelectuales y espirituales. Aún así la ciencia es una buena herramienta para entender aunque sea en parte el cosmos de Dios.

3:12 Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; Las cosas materiales de la Creación fueron hechas por Dios para nuestro disfrute y provecho; Dios está activo en nuestra vida para que podamos hacer el bien y disfrutar el fruto de nuestra labor. Este texto nos recuerda que el gozo es un regalo de Dios. Las cosas, cualesquiera que estas sean, sin Dios, no pueden satisfacernos, pero al recibirlas de la mano de Dios adquieren sentido como regalos que se nos otorgan para nuestro gozo. El supremo acto del hombre “bajo el sol” es hacer el bien; aquí es donde apreciamos en plenitud la cúspide del pensamiento del Predicador; es hacer el bien lo que le corresponde al ser humano, es “su tiempo” y a de utilizarlo con optimismo y conciencia de la belleza de la creación de Dios y por ello podrá exclamar que la mayor virtud del ser humano es alegrarse haciendo el bien.

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3:13 y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor. Dios es el supremo dador de aquellos bienes que al ser humano pueden traerle gozo. Dios no es un ser egoísta y ajeno a la realidad del hombre, por el contrario, Él se introduce en nuestra realidad a fin de suplir nuestra necesidad mas interna.

3:14 He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres. Contrario a la obra del hombre la de Dios permanece, por ello se nos invita a gozarnos en los dones de Dios. Toca a nosotros gozarnos con los dones de Dios, a su tiempo y respetar profundamente a Dios. No podemos entender la vida sino captamos este movimiento de Dios dentro de la misma estructura de la vida espiritual. Puesto que Dios efectúa un profundo cambio en la vida, tenemos que reverenciarlo. Se hace resaltar la impotencia del hombre frente al orden de cosas establecido por Dios. La obra de Dios que permanece para siempre no se refiere a la materia perecedera, sino a su obra espiritual la cual, por completa, no se le añade nada y por perfecta no se le quita nada. Por esta maravillosa obra, el ser humano tiene la facultad de alcanzar la salvación y entrar en hermosa comunión con Dios, comunión de reverencia y respeto absoluto hacia el Supremo Creador. El temor a Dios puede calificarse como reverencia y reconocimiento de la majestad, poder y santidad de Dios; o respeto reverencial. Se entiende este “temor” como la suprema veneración que expresamos a Dios pues su obra es perfecta y completa y nos trae salvación. Es por esto que “en todo tiempo” Dios puede y debe ser venerado, entonces este es el supremo acto del ser humano (v12) “Pasarla bien” solo es posible en el contexto del tiempo de adoración; utilicemos sabiamente nuestro tiempo, no para pecar sino para adorar al Supremo Creador; es aquí, en este verso, que alcanza su clímax el tema del tiempo para el Predicador. Todo tiene su tiempo y el nuestro debe consagrarse para adorar a Dios; y esta es nuestra más excelente realización como seres humanos.

3:15 Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó. Nuestro Dios, activo y misericordioso es soberano del tiempo, el espacio y la eternidad; pasado, presente y futuro están todos delante de Él.

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Sigue existiendo el orden creado que Dios hizo “en el principio”. La materia no puede ser creada ni destruida, excepto por la acción directa de Dios (Génesis 1:1) El orden del mundo ha sido fijado por Dios y El promueve un constante retorno de las cosas; Dios no hace nada nuevo: reedita el pasado. El más importante trabajo de restauración que Dios está realizando es el de la comunión del ser humano con Dios; el pecado en el ser humano a degradado toda expectativa de verdadero ascenso en el hombre. Necesitamos urgentemente ser restaurados pues “bajo el sol” todo se presenta como fatídico, aburrido, injusto, cruel, egoísta; pero desde “más allá del sol” nos viene una promesa: Dios restaura. Con estas palabras se cierra la reflexión del Predicador en torno al “tiempo”. Todo tiene su tiempo “debajo del sol”, pero Dios entra en nuestro tiempo para llevarnos al estado de comunión con Él, estado que trasciende espacio y tiempo. Es por este mensaje, sumergido en el libro de Eclesiastés, que nosotros podemos avanzar en la vida cada día hasta llegar a la maravillosa presencia de Dios; así entonces, llenos de optimismo, continuemos nuestra exploración de tan enigmático libro.

Versos 16 al 22. La paciencia de Dios es oportunidad para nuestro arrepentimiento; es el tiempo oportuno en el que cada ser humano tiene la posibilidad real de experimentar a Dios en relación personal, en experiencia de restauración.

3:16 Vi más debajo del sol: en lugar del juicio, allí impiedad; y en lugar de la justicia, allí iniquidad. Dios permite que el hombre vaya por su propio camino, que sea injusto, que tome sus propias decisiones. Cuando se nos da semejante libertad, “nos descarriamos como ovejas sin pastor”. La iniquidad se instala en el centro de nuestra voluntad. El sistema legal establecido para manifestar la verdad se convierte entonces en el vehículo para hacer el mal. Aún así, Dios está presente en semejantes tiempos cuando la justicia aborta de tal manera. En suma: ya se considere al hombre como individuo o como sociedad, no se haya en parte alguna su plena satisfacción.

3:17 Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace.

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Dios tiene su tiempo para juzgar, entre tanto interviene para traer luz a esta oscuridad. Frente a un sistema injusto, Salomón declara que Dios juzgará al justo y al injusto. Para esto ya existe un tiempo determinado. La expresión “hay un tiempo para todo asunto” recuerda las afirmaciones de 3:1-8 El contexto del pasaje invita a entender más precisamente: “hay un tiempo para hacer el mal y el bien, para practicar la justicia y el derecho”; pero Dios, que todo lo ve, pronunciará un día su juicio justo. Hay un tiempo en que “lo torcido se enderezará”, en que lo injusto y lo cruel de este mundo llegará a su justo juicio, entonces lo perfecto resplandecerá.

Versos 18 al 22. El hálito es el aire que, aspirado por la nariz, llena los pulmones y vivifica nuestra sangre desde el primer instante de nuestra vida hasta que exhalemos el último suspiro. Salomón, aquí, no compara la vida animal con la del ser humano, sino la experiencia de muerte, que les es común: ambos cuerpos (el del animal y el del hombre), llegan a convertirse en polvo.

3:18 Dije en mi corazón: Es así, por causa de los hijos de los hombres, para que Dios los pruebe, y para que vean que ellos mismos son semejantes a las bestias. Literalmente: “Dije yo en mi corazón: En cuanto a los hijos de los hombres, para que los pruebe Dios, para que vean que ellos, ellos, son semejantes a las bestias.” Esta referencia se debe entender como continuación de lo dicho en vv16-17 Ya que es por este sistema injusto y cruel que el ser humano a probado ser incapaz de dirigirse a sí mismo por el sendero del gozo y de la paz, de la convivencia y la adoración; necesitamos de Dios, ya que sin Él venimos a ser semejantes a las bestias.

3:19 Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad. “Hijos de los hombres” los descendientes de Adán, específicamente el ser humano sin comunión con Dios. Este pasaje hace referencia al estado moral del incrédulo y a su triste fin, lejos de la vida eterna. Atendiendo al contexto literario y a la gramática hebrea, este verso puede traducirse de la siguiente manera: “Si cual el destino de los hombres, tal el destino de las bestias es: ¡un sólo destino para todos ellos! ¡Como mueren éstas, mueren aquellos! Todos no tienen más que un solo y mismo hálito y la ventaja del hombre sobre la bestia es nula. ¡Sí, todo es absurdo!” En estas circunstancias los hombres son descritos simplemente como bestias. Si el individuo es víctima de injusticias, provenientes de la estructura viciada de la sociedad, es ciertamente porque ella está corrompida por sus miembros, los cuales actúan como “bestias” (4:1)

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3:20 Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo. Este lugar que se menciona aquí es el Seol; el lugar de los muertos. No se refiere al infierno, tampoco al cielo; es el es lugar de la existencia humana más allá de esta vida, temporal, hasta la llegada del juicio final. No importa si se trata de una bestia o de un ser humano, a ambos les espera la muerte como cese del hálito de vida, el paro respiratorio, el fin de las funciones corporales vitales, la degradación del cuerpo en polvo, pues polvo somos y en polvo nos convertiremos. No existe otro fin para en cuerpo, sea el de los animales o el de los seres humanos; por tanto, vana tarea resulta el ocuparse en idolatrar el cuerpo, en gastar en Él nuestros mejores esfuerzos, en “perder la vida” con tal de complacerlo en sus placeres sin medida; demos al cuerpo su verdadero valor.

3:21 ¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra? El texto hebreo dice literalmente: “¿Quién conoce el espíritu de los hijos del hombre? ¿Sube él hacia arriba? ¿Y el espíritu de la bestia? ¿Desciende él hacia abajo a la tierra?” La respuesta implícita es: Nadie en la tierra lo sabe. Los antiguos hacían distinción entre el hálito vital (ruaj) y el alma (nefesh) El ruaj es el soplo vital que entra y sale por la nariz, la fuerza vital por la que el ser humano vive; el nefesh es lo que constituye al ser humano como ser racional, lo que lo distingue de todos los demás seres vivos, su esencia individual. Comparando con 12:7, lo que pone en duda Salomón es si finalmente en la tumba el destino de la bestia se evapora o si junto con el ser humano sube a Dios, con lo que bestia y ser humano tendrían la misma dignidad delante de Dios; no trata Salomón de enaltecer a la bestia, sino de denigrar al ser humano que trata de vivir la vida sin comunión con Dios. Salomón ha visto al ser humano apenas como un poco mayor que las bestias por su actuar voluble y violento; se pregunta si es posible que el alma del ser humano llegue a Dios y la de la bestia descienda a la nada; no afirma que la bestia tenga alma, más bien, con sarcasmo alude que si la bestia tuviera alma, también debería llegar esta a Dios como la de los seres humanos. Con enigmático sarcasmo, Salomón expresa que el alma del ser humano, en su condición de apartado de la comunión con Dios, tiene por destino de su alma, la nada. La existencia sin Dios es como la de los animales.

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3:22 Así, pues, he visto que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en su trabajo, porque esta es su parte; porque ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de ser después de él? El ser humano no conoce el porvenir, debe agradecer a Dios los dones recibidos. Concluye que el ser humano no puede ordenar los planes de Dios a su provecho para buscar la felicidad, ni tampoco hay felicidad en el gobierno humano lleno de injusticias. Queda al hombre dejar las especulaciones y evitar los afanes y trabajos excesivos; gozar de los bienes de su trabajo moderado, tal gozo viene de Dios. Estamos buscando el sentido de la vida… Dios está activo en todas las circunstancias de la vida. Encontramos el significado de vivir cuando permitimos que Dios tenga el lugar que le corresponde en el despliegue de nuestras vidas ¿lo haremos?

D.- Capítulo 4. Dios hizo al hombre recto, pero él ha buscado muchos inventos. La raza humana está muy lejos de la perfección; estamos encorvados y deformados. Salomón ofrece en cap4 toda la evidencia necesaria para convencernos que vivimos en un mundo decadente. Este capítulo suena negativo y pesimista hasta que logremos levantar nuestra mirada “más allá del sol”. El Predicador apunta sabiamente hacia Dios quien es nuestra única verdadera esperanza.

4:1 Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador. La vida sin la esperanza de un juicio justo es amarga. La falta de una palabra de consuelo es la nota más trágica de la vida de los pobres y de los infelices y la gota más amarga de su copa. Este pasaje ha de entenderse a la luz de 9:4 y 11:7 La opresión es un indicio de nuestra sociedad jorobada. En este primer verso el Predicador dice haber examinado “todas las opresiones” que se llevan a cabo en el mundo. Lo que vio lo asombró. Las lágrimas rodaban por las mejillas de las personas maltratadas, personas desamparadas eran “arriadas” como animales por poderosos jefes armados de garrotes. Salomón declara que los pobres no tenían a nadie para consolarles. Tiranos gobernaban inclementes y sin compasión. Los lugares de trabajo se habían convertido en salas de tortura para muchos. El Predicador comprueba y concluye que el ser humano busca siempre como oprimir a su prójimo. Salomón rescata magistralmente el clamor de la humanidad bajo el dominio del pecado; es este clamor el que corre a lo largo de la historia de las civilizaciones, desde el acto violento de Caín hasta los horrores de las últimas guerras (cuando se escribió originalmente este comentario decía: hasta la brutal violencia en los Balcanes, en Yugoslavia) Necesitamos, frente a tanto horror, la acción consoladora de nuestro Dios Salvador.

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4:2 Y alabé yo a los finados, los que ya murieron, más que a los vivientes, los que viven todavía. El v1 tiene el matiz de los libros proféticos y los salmos; el v2 la forma proverbial. La idea “feliz” no se expresa con la palabra hebrea ashere; utiliza la palabra hebrea shavah, utilizada en la alabanza para indicar celebración y exaltación. La vida no tiene ningún valor si se intenta vivir sin comunión con Dios; sin comunión de amor con Dios es mejor no nacer y es un triunfo no venir a padecer en este valle de lágrimas; así, debemos alzar la mirada a la Cruz del Calvario, donde Jesús entregó su vida por nosotros, y recibir de Él la vida, entonces vivir será motivo de celebración y exaltación. Recordemos que Jesús vino para darnos vida abundante cuando estábamos muertos en delitos y pecados, siguiendo la corriente de este mundo y éramos por naturaleza hijos de ira y desobediencia.

4:3 Y tuve por más feliz que unos y otros al que no ha sido aún, que no ha visto las malas obras que debajo del sol se hacen. El Predicador proclama la felicidad de los muertos y mejor la de los que no existen todavía. Esta proclama fluyen de la comprobación del desorden social; no mezcla a Dios en sus reflexiones, pues está evaluando la vida “bajo el sol”, esto es: el sentido de la vida sin comunión con Dios. El Predicar proclama que la muerte es un alivio, al menos para los que no han tenido la oportunidad de nacer. El Predicador gusta de la paradoja, en 9:4-10 habla de diferente manera: ¡la vida vale mucho más que la muerte! En el fondo, el Predicador quiere, con multitud de argumentos para encaminarnos hacia la verdad absoluta: la vida sin Dios no tiene valor alguno.

Versos 4 al 6. Una de las pasiones que más fácilmente siente el ser humano ante una mayor prosperidad de quienes le rodean, es la envidia; que los mueve a trabajos y afanes excesivos que van más allá del justo medio necesario para “vivir bien”. Salomón reprueba tanto la ociosidad, como el trabajo desmedido. Se trabaja para disfrutar de la vida, pero muchos viven para trabajar sin disfrutar.

4:4 He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu. Aquí, la “aflicción de espíritu”, o “correr tras el viento”, es producida por la avaricia que no le permite ver con alegría a su amigo que progresa; es la avaricia lo que mueve a codiciar lo que el otro, con su trabajo, ha logrado. En este pasaje no se critica el trabajo, ni el éxito personal; lo que se critica es la envidia que destruye la convivencia fraternal. Tristemente muchas buenas amistades se han desmoronado por la avaricia; pero es trágico como la koinonía de una iglesia sufre ante la envidia de algunos.

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4:5 El necio cruza sus manos y come su misma carne. La ociosidad contribuye a la delincuencia. Recordamos una de las parábolas de Jesús (Talentos; Mateo 25:14-30) en la que se nos habla de un hombre que trabajando obtuvo 10 talentos, otro obtuvo 4, pero el tercero no trabajó; los primeros dos recibieron elogios de su señor, pero el que no trabajó recibió condenación pues éste no hizo nada con lo asignado. En otra parábola (Buen Samaritano; Lucas 10:25-37) un extranjero ayuda a un hombre tirado en el camino, mal herido; un sacerdote y un levita no hicieron nada por este hombre asaltado y herido. ¿Puede un verdadero creyente en Cristo permanecer ocioso en medio de este mundo cruel y egoísta? La mejor ayuda que podemos brindar a quienes nos rodean es, abandonando toda envidia, guiarlos a un encuentro con Cristo Jesús. Este verso nos advierte de no quedarnos con “los brazos cruzados”, tenemos una tarea y se nos han dado dones espirituales, además somos parte de una congregación, la cual debemos cuidar ¿Qué cuentas de nuestra vida habremos de entregar a Dios? Tan necio es cruzarse de brazos como buscar en un trabajo penoso un provecho cierto.

4:6 Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu. “Aflicción de espíritu”= “correr tras el viento”. Algunos son adictos a su trabajo y no tienen tiempo para disfrutar de su familia; deja que su alma padezca hambre, por no disfrutar de la fraternidad, a causa de su trabajo. Mejor es disfrutar la vida, trabajando con moderación, que amargarse y afligirse en medio de mucho trabajo. El que se empuja a sí mismo para tener más y más por razones egocéntricas conoce tan sólo el afán y la vanidad. Así es la codicia; no queremos liberar nuestras manos de lo que tenemos aún y cuando esté alejando de nuestro lado a las personas que amamos; no hemos logrado darnos cuenta que es solamente cuando entregamos que recibimos. Así, la sociedad sufre a causa de la opresión, la envidia, la ociosidad y la codicia. La iglesia debe ser un refugio, en el cual descansemos de la dura jornada diaria, vale más el descanso en fraternidad del que trabaja para vivir normalmente que el fatigoso estrés del que trabaja por envidia; vale más el tiempo invertido en la convivencia familiar y en el cultivo de una correcta relación de amor con Dios que en la acumulación sin descanso de bienes materiales para satisfacer sin saciar nuestra envidia.

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4:7 Yo me volví otra vez, y vi vanidad debajo del sol. Este verso es un conector, enlaza lo dicho hasta aquí con la idea siguiente; al unirlos en este verso, se establece la premisa de valoración: lo que a continuación se va a expresar en v8 es vanidad, algo que tiende a perder su valor pues está “bajo el sol”.

4:8 Está un hombre solo y sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano; pero nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se sacian de sus riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo. Si este verso se escribiese en un lenguaje más popular y se publicara en alguna revista, nadie sospecharía que se escribió hace casi 3,000 años, suena muy contemporáneo, incluso demasiado directo para mucha gente sumergida en el espejismo de una sociedad consumista y egoísta en extremo. Hoy como antes, lo material adquiere valor supremo y las personas se esfuerzan por tener esas cosas materiales; es por eso que muchos valoran a su prójimo en función de las cosas materiales que posee, igualan éxito en la vida con adquisición de bienes materiales. Muy ilustrativo para nosotros es comparar este verso con lo expuesto por Jesús: “Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿Quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” Lucas 12:13-15

Versos 9 al 12. Ahora el Predicador, en medio de este cuadro terrible de la humanidad, quiere hacernos notar que las relaciones sociales pueden ser más eficientes que la soledad de la avaricia.

4:9 Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. “Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí” Romanos 14:7; No podemos ser genuinamente felices viviendo como ermitaños; Dios nos creó para la comunión con Él y la amistad con el prójimo. Los amigos marcan la gran diferencia en nuestra vida.

4:10 Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! Que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. En los difíciles caminos de aquella época, llenos de peligros y accidentes, viajar acompañado hacía más seguro y placentero el viaje. Hoy en nuestro peregrinar por el mundo, es mejor viajar acompañados, el camino es angosto y difícil, hay riesgo de ser atacados por bestias feroces.

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Pero en este peregrinar de la vida cristiana no caminamos solos, Jesucristo va con nosotros y promete estar con nosotros hasta el fin del mundo. Sin embargo es vital que los verdaderos cristianos caminemos juntos y unidos, con valentía, determinación y fraternidad; busquemos amigos cristianos que al tropezar o caer no nos pisoteen sino que nos ayuden a seguir avanzando.

4:11 También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? En los días de Salomón no era raro que los miembros de una familia durmieran en las mismas camas; si el tiempo se ponía frío, la presencia de la otra persona generaba más calor. Bien se puede partir de aquí para afirmar la bendición que es tener una familia, en oposición al libertinaje de la vida solitaria. Dios ha instituido la familia y desea que todo ser humano viva en el contexto del “calor de hogar”; hoy cuando muchos jóvenes anhelan vivir en independencia de los padres y en la soledad de sus proyectos, esta verdad del “calor de hogar” suena como llamada de alerta, los cristianos tenemos la gran responsabilidad de mantener encendido el “calor de hogar” y promover que los jóvenes continúen con esta sana actitud de vida, querida por Dios.

4:12 Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto. Frente a los peligros juntos podremos sostenernos mejor que si se enfrentan en la soledad; por ello, en nuestro contexto, se hace tan urgente la intercesión en oración por cada uno de nuestros hermanos. Debemos tener un “compañero de oración” con el cual compartir cargas y buscar en unidad fraternal la fortaleza de Dios. Una cuerda trenzada es más resistente al corte; una iglesia con verdadera fraternidad resiste mejor el zarandeo del enemigo. Frente a los graves problemas que enfrentan muchas iglesias evangélicas hoy, se hace necesario recordar que solamente en sincera unidad podremos avanzar; cada iglesia debe animar a sus miembros a establecer y cultivar una correcta comunión de amor con Dios, lograda esta comunión, surgirá entre los hermanos una verdadera fraternidad, una koinonía y así trenzados unos con otros y con Dios, la iglesia permanecerá firme y avanzando en paz.

Versos 13 al 16. En esta sección hay un caso especial que ha merecido la atención de Salomón. La Escuela de Sabios siempre se había interesado por la política.

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4:13 Mejor es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y necio que no admite consejos; Esto que se describe aquí bien se puede aplicar a la experiencia de Salomón con Jeroboam, cuando éste último, siendo joven, se reveló contra el rey, ya viejo, exigiendo mejores condiciones de vida para el pueblo; Jeroboam huyó a Egipto y se quedó allá hasta la muerte de Salomón, entonces Jeroboam regresa a Egipto y pide al nuevo rey, el hijo de Salomón, un gobierno mas justo; en reacción a la respuesta del nuevo rey, el reino de divide para siempre en dos: Israel en el norte, gobernado por Jeroboam y Judá en el sur, gobernada por Roboam, hijo de Salomón. El ornato más precioso de la vejez es la sabiduría.

4:14 porque de la cárcel salió para reinar, aunque en su reino nació pobre. Este verso hace referencia a dos grandes que ascendieron desde los niveles más bajos de la sociedad para llegar a reinar, como muestra del poder transformador de Dios y del uso prudente de la sabiduría; uno de ellos es José en Egipto y el otro es David, que sucede en el trono a Saúl.

4:15 Vi a todos los que viven debajo del sol caminando con el muchacho sucesor, que estará en lugar de aquél. 4:16 No tenía fin la muchedumbre del pueblo que le seguía; sin embargo, los que vengan después tampoco estarán contentos de él. Y esto es también vanidad y aflicción de espíritu. Finalmente Salomón presenta la paradoja del cambio político: la muchedumbre busca el cambio, apoya al muchacho, lo llevan al poder, pero pasado el tiempo, el muchacho cambia, el pueblo está descontento y se repite el ciclo fatídico; esto es ejemplo de la vanidad de la vida “bajo el sol”.

E.- Capítulo 5 En este capítulo se nos llama a pensar seriamente en tres áreas: nuestra adoración, nuestra fraternidad y nuestros bienes materiales acumulados. Una lectura minuciosa, sin prisa abrirá la puerta a una más profunda comprensión de esta importante sección del libro. Compare este capítulo con Proverbios 15:8-29; se invita al creyente a armonizar su conducta moral con su proceder espiritual. Este pasaje nos recuerda la soberanía de Dios y es una aplicación de la reverencia con la que nos debemos presentar ante El. Es importante resaltar que la verdadera adoración a Dios no se realiza conforme al dictado de nuestra voluntad, sino según los preceptos de Dios. Aquí cambia el estilo de redacción a segunda persona.

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5:1 Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal. La oración debe ser un acto responsable pues nos estamos dirigiendo hacia el Gobernante Supremo. Su Majestad infinita exige que nos acerquemos a Él con temor reverencial y no con la charlatanería de mucha gente religiosa. Cuando vamos entrando al lugar de adoración, debemos observar eso de “guarda tu pie”, esto es, mantener la disciplina, pensando en la experiencia total de adoración. Entramos en la presencia del “Señor del Universo” conforme adoramos. Cada creyente necesita guardar reverencia, sentido de expectación y veneración por la personalidad de Dios; debemos escuchar a Dios cuando adoramos. El verbo “oír” indica que debemos escuchar con atención y obedecer diligentemente. No te apresures a salir antes de haber entendido bien lo que Dios está diciendo. Quien no sabe escuchar no puede agradar a Dios: “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.” Mateo 6:7-8 Esta es invitación urgente en las iglesias evangélicas: “acercarse para oír”; es invitación de venir al servicio de adoración con la actitud correcta de escuchar el mensaje de Dios por medio de la predicación y enseñanza de la Biblia, esto es lo más importante en cada reunión de la iglesia, más importante que cantar, más importante que orar; es mejor escuchar a Dios en la Biblia.

5:2 No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. Hay que ser sabios en el uso del lenguaje. Las repeticiones en nuestras oraciones simbolizan falta de crecimiento espiritual; la oración en público debe ser breve, clara, directa. “Pero lo que hubiere salido de tus labios, lo guardarás y lo cumplirás, conforme lo prometiste a Yahvéh tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca” Deuteronomio 23:23 “En las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es prudente” Proverbios 10:19 El tema que une los vv1-2 es el uso de la “palabra”. El Predicador recomienda la tranquilidad y mesura en el hablar ante Dios, frente a la precipitación y el apresuramiento en el mucho hablar, que sería actitud propia del necio. Pues Dios se merece el máximo respeto y no tiene necesidad de largos discursos para estar adecuadamente informado.

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5:3 Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio. Estos sueños, son los vanos pensamientos del necio. La dignidad de Dios exige el cumplimiento pronto de lo que hemos dicho; La negligencia lleva al individuo a olvidar sus promesas hechas a Dios, esto es falta de reverencia. Las personas sabias hablan poco, son prudentes y reflexivas; las muchas palabras pertenecen al necio, a quien por el desorden de su vida, ha perdido la verdad y solamente habla tonterías y verdades torcidas. Ante Dios se hace necesario cuidar nuestro hablar, reflexionar en lo que cantamos, orar con sencillez y preferir siempre escuchar antes que hablar.

5:4 Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. “Lazo es al hombre hacer apresuradamente voto de consagración, y después de hacerlo, reflexionar.” Proverbios 20:25 “Cuando alguno hiciere voto a Yahvéh o hiciere juramento ligando su alma con obligación, no quebrantará su palabra; hará conforme a todo lo que salió de su boca” Números 30:2 Se infiere que regularmente el creyente está haciendo votos a Dios puesto que no podemos ser pasivos ante la Palabra de Dios siempre somos llamados a comprometernos con Dios, pero los compromisos adquiridos deben ser cumplidos fielmente. Nuestros votos hechos al bautizarnos deben permanecer inquebrantables pues fueron hechos en la misma presencia de Dios; nuestros votos de fidelidad hechos cada vez que tomamos la Cena del Señor no pueden olvidarse quince días después; ¿qué de los compromisos hechos en Año Nuevo? ¿Cuándo piensas realizar la tarea prometida?

5:5 Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. Las promesas son legítimas; no nos abstengamos de un nuevo compromiso con el Señor solamente porque otros hayan sido descuidados. Quizás podamos reflexionar y nombrar cuatro o cinco puntos en que podemos honrar a Dios con promesas que nos cambien la vida. ¿Qué hay de la oración? ¿Del uso de nuestro dinero? ¿De nuestro amor a Jesucristo, la Biblia y nuestra iglesia? Para el necio, para el falto de amor a Dios, sólo le queda mejor no prometer nada a Dios; pero ¿acaso puede el creyente sincero estar bien sin comprometerse por amor con Dios? Claro que no, el verdadero creyente necesita continuamente comprometerse con Dios, su amor y gratitud hacia quien lo ha salvado le debe impulsar con entusiasmo a involucrarse cada vez más con el proyecto de Dios de ganar a más personas para Cristo. No podemos quedarnos pasivos, necesitamos comprometernos con Dios cada vez a un mayor nivel; por ello, la fuerte declaración de Dios contenida en este verso es una manera de decirnos: “si no quieres comprometerte con el proyecto del Reino de Dios, mejor no seas cristiano”. Con esta fuerza, el mensaje de Eclesiastés se actualiza a la necesidad de nuestras iglesias: si vas a confesar a Jesús como Señor y Salvador cumple responsablemente tus compromisos.

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5:6 No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos? El que teme a Dios será cauto y reverente en sus palabras y en sus promesas además de diligente en el cumplimiento de las mismas, sin andar buscando vanas excusas. Llama la atención que este análisis (v7) no termina con la frase “vanidad y persecución del viento (aflicción de espíritu)” Estos actos de devoción son buenos y hacen al ser humano grato a Dios. “Ángel” es la traducción de: “enviado de Dios” y considerando el contexto se puede entender que se refiere al sacerdote en el Templo; aplicado a nuestro entorno hace referencia al pastor, al predicador, al enviado de Dios delante del cual expresamos nuestra aparente ignorancia para así justificarnos de nuestra negligencia. Muchos ministerios y actividades se han frustrado por la negligencia de no cumplir lo que prometemos; nuestros compromisos en la iglesia no deben evadirse y menos aun tratar de negarnos delante del “enviado de Dios” alegando ignorancia o cualquier otro pretexto, ya que el “enviado de Dios” debe dar cuenta del rebaño que Dios le ha encomendado.

5:7 Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios. Entre los necios (los que se burlan de Dios), los sueños de grandeza abundan. Estos sueños les impiden comprometerse con Dios ¿Qué sueño es aquel que no te permite comprometerte con Dios? Las “vanidades” son todas aquellas cosas que atesora el necio por considerarlas valiosas, llámese dinero, propiedades, placeres, los cuales le impiden gozarse en el Señor; son sin valor alguno delante de Dios y son un lastre que no nos deja “correr la carrera de la vida”. Deja ya tu lastre, tráelo a la cruz y cumple responsablemente con tus promesas. Las “mucha palabras” son las tonterías que profesa el necio y las considera como “palabras sabias” son los argumentos que utiliza para justificar su estilo de vida o su negligencia en el servicio a Dios; son la multitud de sus pretextos que enumera delante del “enviado de Dios” para librarse de sus responsabilidades ¿cuáles son tus vanas palabras? Renuncia a ellas y apresúrate a cumplir con las promesas que a Dios debemos hacer.

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Temor a Dios.- Es la postura básica del que adora verdaderamente; es una actitud del corazón, es lo que coloca al individuo en correcta relación de amor con Dios; es la palabra que el Antiguo Testamento utiliza para describir el concepto de “religión”. Es respetar la voluntad de Dios aunque no la entendamos, es la actitud en la cual todos los sentidos de la vida están abiertos al Dios vivo y verdadero. Incluye: obediencia, amor, lealtad y adoración. Es la esencia misma del conocimiento y sabiduría que de Dios tenemos.

Resumimos: La obediencia a Dios en asuntos morales es tan importante como el servicio de adoración; hay quienes pretenden adorar a Dios pero no quieren vivir con rectitud moral; hay quienes pretenden servir a Dios pero no quieren adorar en compañerismo; hay quienes piensan que son buenos y que con eso basta. Necesitamos integrar todos estos aspectos en un estilo de vida equilibrado, adoración sincera, servicio eficiente y conducta recta. Debido a la naturaleza de Dios debemos dirigirnos a El cuidadosamente, con reverencia y respeto, no a la ligera. Los dos votos más importantes del creyente son el bautismo y la cena del Señor, los cuales se observan delante de la presencia de Dios y delante de un enviado de Dios (“ángel”)

5:8 Si opresión de pobres y perversión de derecho y de justicia vieres en la provincia, no te maravilles de ello; porque sobre el alto vigila otro más alto, y uno más alto está sobre ellos. Cuando pensamos en los demás y somos considerados con ellos, no los oprimíos. Una de las graves enfermedades de la sociedad es la opresión. Este verso nos recuerda este mal. La opresión de los pobres y la perversión violenta del juicio eran costumbres comunes en la era de Salomón y lo sigue siendo aún hoy en día. El texto se refiere a funcionarios de gobierno que exigían soborno y oprimían así a los desamparados. Esta clase de injusticias ocurren en cada generación ya que la maldad humana persiste.

5:9 Además, el provecho de la tierra es para todos; el rey mismo está sujeto a los campos. Biblia Textual: “Pero en todo sentido, el provecho de un país es que el rey mismo se preocupe por su territorio” El rey avaro no debería olvidar que su riqueza depende también del fruto del campo, de donde salen los impuestos; sensatez del rey sería preocuparse de su territorio incluyendo las personas más humildes, los campesinos. Si nunca pueda saciarse el avaro y siempre está deseando más, es claro que sus afanes son vanos y no alcanza verdadera felicidad. Toda persona tiene el derecho, dado por Dios, de vivir de la riqueza de la tierra. Los productos del mundo deben, por tanto, estar al alcance de todos. Los millones de personas que mueren de hambre en el mundo también tienen derecho de “venir a la mesa”. La comida, la ropa y la vivienda son regalos de Dios para todos nosotros.

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5:10 El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad. Un castigo temporal de los avaros es el vacío que experimentan en sus corazones; no tienen paz interior.

5:11 Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño, sino verlos con sus ojos? Cuando las riquezas sobrepasan un cierto límite, vienen a convertirse en un peso y un fastidio tal que ya no se goza de ellas; el rico tiene que rodearse de personas las cuales se aprovechan de sus bienes; mas que “señor” se ha convertido en “esclavo” de su fortuna pues el cuidado de los bienes materiales adquiridos supone arduo trabajo e inquietudes que hacen perder el sueño.

5:12 Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia. Ni la riqueza ni la pobreza garantizan el descanso y el sueño. El único remedio contra dar vueltas en la cama es confiar en Jesucristo. La paz perdurable y el descanso son el resultado de quien vive en comunión de amor con Dios; solamente entonces es que el rico y el pobre hallan descanso. El trabajo honesto del obrero le trae el descanso y su sueño no se ve turbado por el afán de conservar sus ganancias materiales. La palabra hebrea usada para trabajador (oved) hace referencia al hombre que está al servicio de otro, en referencia, la mayoría de las veces, al trabajo del campo.

5:13 Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal; Los bienes materiales son para compartir; cuando son almacenados para provecho personal sin consideración amorosa del prójimo, se convierten en horrible lastre que impide la sana convivencia; se pierde el verdadero objetivo de la vida. Vivimos en una era de avaricia; todos quieren acumular bienes materiales y para muchos de ellos este es el único objetivo de la vida; los bienes materiales entonces pierden su verdadero significado y se convierten en fines en vez de ser medios. Lo importante en la vida no es lo que tenemos sino cómo lo ocupamos ¿Qué utilidad tiene una alacena llena de alimentos sino queremos compartirlos con familiares y amigos? ¿Qué utilidad tiene la sala nueva si no tenemos visitantes que alegren la casa? ¿Qué valor tiene nuestro automóvil si por un lado codiciamos uno más caro y por otro lado no queremos llevar al hermano que regresa del templo a su casa a pie? Urge un cambio de valores que nos ubique en nuestra realidad espiritual.

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5:14 las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les queda en la mano. Una de las grandes calamidades para quien dedicó su vida en acumular bienes materiales es que sus hijos despilfarran estas ganancias sin valorar el esfuerzo por obtenerlas. En cuantas familias se repite la fatídica historia del padre que lucha con muchos sacrificios para dar lo mejor a sus hijos mientras que ingratamente ellos se quejan de no tener más y dan poco valor al esfuerzo y sacrificio paterno; ¡cada vez es más común este cuadro!

5:15 Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano. Solamente lo espiritual perdura eternamente. La plata y el oro pierden su brillo cuando los consideramos desde la perspectiva de Dios. Salomón quiere decir: “Despierta, piensa, no permitas que tus posesiones terrenales se conviertan en tu dios; necesitas mucho más que solo cosas, deja que Yahvéh sea tu Dios”.

5:16 Este también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar en vano? Antes de vaciar tu vida en trabajar, primero evalúa lo que pretendes conseguir; el trabajo vano es aquel que te aleja de la comunión de amor con Dios y pone en conflicto tu participación en el Reino de Dios contra tus bienes adquiridos; Jesús dice que debemos hacernos tesoros en el cielo. Si evaluamos nuestra vida desde la perspectiva de lo Eterno reconocemos que lo material es pasajero; pero nuestro trabajo en el Reino de Dios tiene resultados eternos, pues consiste en ayudar a ganar a más personas para Cristo; todo lo que hagamos, todo lo que invirtamos, en ayudar a otros a establecer una correcta comunión de amor con Dios, tiene valor eterno, pues las personas ganadas para Cristo permanecerán eternamente, estos son los tesoros celestiales.

Versos 17 al 19. Salomón reconoce que existe en la tierra una felicidad relativa que las cosas “debajo del sol” pueden proporcionar, e insiste en afirmar que tanto los bienes que la constituyen como la misma facultad de gozar de ellas son un don de Dios. Las pequeñas satisfacciones en la vida deben ser disfrutadas como un don de Dios para darle al diario vivir un enfoque más positivo y dulce.

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5:17 Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho afán y dolor y miseria. Las riquezas materiales solamente producen una alegría superficial, pero hay tinieblas en el rostro y falta de gozo. Que triste resulta la felicidad de las riquezas materiales, se pierde la luz que ilumina el rostro de gozo, hasta la mirada se vuelve dura y nada parece aliviar el vacío interno del que “todo lo posee”. Aun muchos cristianos sufren por esta abundancia material que va ahogando su espiritualidad. Para el creyente, los bienes materiales solamente son herramientas para cumplir con la voluntad de Dios, los bienes materiales son para compartir esa felicidad relativa con el prójimo y son medios útiles para alcanzar a más personas para Cristo. La verdadera fuente de gozo para el creyente es la comunión de amor con Dios y su reflejo en la koinonía de la iglesia; es entonces que el creyente ya no “comerá en tinieblas” sino que su rostro estará iluminado con la maravillosa presencia de Dios.

5:18 He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte. La persona prudente disfruta del fruto de su trabajo honesto que Dios le brinda, sin convertirlo en obsesión. El trabajo honesto, bendecido por Dios, da fruto para nuestro deleite y correspondemos con una actitud de agradecimiento constante a Dios; así el creyente da gracias a Dios por los alimentos, agradece por el día de trabajo recibido, agradece por todos los recursos espirituales a su alcance (Biblia, iglesia, pastor, estudios bíblicos, etc.); agradece por su salvación y por la nueva vida que en Cristo Jesús ahora disfruta. El creyente sabe gozarse con lo que tiene y trabaja cada día con esperanza, con alegría.

5:19 Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios. Gozar de esa dicha, usar sabiamente los bienes terrenales y disfrutar de ellos, olvidar por ese mismo placer la brevedad y las ansiedades de la existencia, esto es propiamente “pensar en los días de la vida” (v20) y ese es un don de Dios. Puede haber ricos sensatos que no hicieron sus ganancias ilícitamente y dan al Reino de Dios lo que corresponde y viven bien. “Tome su parte” y “Dios da” son frases clave con las que queremos decir que las ganancias honestas vienen de Dios; lo que tenemos cada uno de nosotros es porque Dios nos lo da; queda en nosotros tomar nuestra legítima parte y darle a Dios lo que corresponde. Seamos responsables con nuestros diezmos y ofrendas de gratitud, no nos dejemos envanecer por la avaricia, disfrutemos de nuestra parte para vivir en paz.

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5:20 Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le llenará de alegría el corazón. Cuando comencemos a pensar rectamente podremos entonces vivir la vida abundante que Jesús dice le pertenece a todo creyente. La verdadera alegría no procede de ser rico o de ser pobre, la alegría es un don de Dios.

F.- Capítulo 6. En este capítulo debemos evaluar con detenimiento el engaño de nuestra civilización; ya que ésta nos presenta un espejismo, que como vapor se nos va apenas tratamos de poseerlo. El porvenir de nuestra vida es un misterio para quien vive sin Dios, por ello no nos dejemos engañar con espejismos, Dios tiene la razón. Nuestra civilización trata de engañarnos con las sutilezas de las riquezas materiales, el egocentrismo y la sensualidad; pero todo esto termina siendo solamente vanidad, un vapor tenue que desaparece rápidamente. Frente a la frustrante realidad de la vida sin Dios, regresemos a la comunión de amor con Dios, que es el verdadero sentido de la vida.

6:1 Hay un mal que he visto debajo del cielo, y muy común entre los hombres: “Bajo el cielo”, indica que lo que va a considerar como engañoso y sin valor es aquello que se realiza sin Dios.

6:2 El del hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los extraños. Esto es vanidad, y mal doloroso. La adquisición de bienes materiales es vista por los hebreos como símbolo del favor de Dios, en el sentido de que todas las cosas buenas proceden de Él y de que siendo Dios soberano de la creación, nada escapa a su control. Sin embargo, los bienes materiales por sí mismos no garantizan la felicidad del individuo, pues la verdadera felicidad es siempre un don de Dios, si Dios no brinda esta felicidad, en vano acumula el hombre riquezas. Esta vanidad es el vapor tenue que desaparece rápidamente. Sin Dios nada “debajo del sol” puede brindarnos verdadera y perdurable felicidad; teniendo una correcta relación de amor con Dios, cualquier bien “bajo del sol” puede ser usado para proporcionarnos felicidad y brindar al prójimo felicidad. ¿Cuál es el problema de un rico infeliz? Que tiene a la persona equivocada en el centro de su vida.

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El texto habla por si mismo. Cuando Dios no está en el centro de la vida, la persona pierde el gusto por la vida y hasta el apetito. El Predicador ve a un hombre “a quien nada le falta de cuanto desea” y sin embargo no es él quien se aprovecha de ese bien, sino un extraño. Este verso está en contraste con 5:19 A uno Dios le permite usar de su opulencia, al otro no. Semejante situación es absurda, declara. Y sin embargo, no duda en atribuir todo esto a Dios. Como en 3:10 no tiene dificultad en atribuirle los afanes de los hombres a Dios para mostrar que no existe casualidad ni destino; la existencia humana está bajo el control de Dios pues Él está llevando a la humanidad a su destino: el encuentro con Dios.

6:3 Aunque el hombre engendrare cien hijos, y viviere muchos años, y los días de su edad fueren numerosos; si su alma no se sació del bien, y también careció de sepultura, yo digo que un abortivo es mejor que él. La familia numerosa era entre los hebreos símbolo de bendición y motivo de gozo; pero la compañía familiar no asegura que el vacío interior del individuo quede lleno. Quien a la tumba desciende en el anonimato representa una maldición y era presagio de angustia que motiva hasta ahora a muchas personas a buscar formas de perpetuar su recuerdo entre sus seres queridos. Fuera de la comunión con Dios, ni siquiera la bendición de una familia numerosa asegura el gozo del bien vivir y su fin aunque en medio de una numerosa familia puede quedar en el olvido. El recuerdo familiar no asegura el destino eterno del individuo.

6:4 Porque éste en vano viene, y a las tinieblas va, y con tinieblas su nombre es cubierto. El no-nacido es visto como dichoso pues no ha experimentado ninguna de las tragedias de nuestra civilización; pero aquél que vive una existencia vacía y muere en la soledad, es considerado como si su existencia fuera más insignificante que la del no-nacido.

6:5 Además, no ha visto el sol, ni lo ha conocido; más reposo tiene éste que aquél. El no-nacido descansa en paz, espera gozar de la eterna comunión con Dios en la Nueva Jerusalén. Pero el que en soledad peregrinó por este mundo, no alcanza a experimentar la paz de la compañía de amor; esto si que es vanidad de vida.

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6:6 Porque si aquél viviere mil años dos veces, sin gustar del bien, ¿no van todos al mismo lugar? Una vida sin relaciones sanas de amor es una existencia hundida en el pesimismo y su destino es vanidad en vida antes de llegar a la muerte. La carencia de sepultura es aquí considerada como la desgracia suprema. Pero el Predicador no cree que bien alguno, sea lo que fuere, pueda hacer al hombre verdaderamente dichoso. En medio de sus posesiones le puede hacer falta el descanso, es decir, la apacible satisfacción que debería acompañar el poseer. La muerte a todos los hace iguales, al poseedor frustrado y al parásito festivo; todos van al mismo destino. Al lector superficial le suena como que todos los seres humanos van al mismo lugar después de su muerte y que no hay diferencia entre ellos en cuanto al premio o castigo que reciben. Pero es claro que la Biblia enseña precisamente lo contrario; de otra manera no tendría ningún mensaje con respecto a la vida más allá de la muerte. Se comprende que Eclesiastés no habla del destino del alma, sino del cuerpo. Todos mueren y tienen la fosa como su común destino. El escritor sólo afirma que la vida terrenal termina en la muerte, que no hay logro humano que pueda evitar tal destino. Solamente estableciendo una correcta relación de amor con Dios se logra evitar a muerte como destino definitivo.

6:7 Todo el trabajo del hombre es para su boca, y con todo eso su deseo no se sacia. La riqueza material adquirida a costa de incontables afanes (5:16), no aprovecha, no le satisface nunca. El hombre trabaja para comer, pero vuelve a tener hambre; este verso recuerda a Proverbios 16:26 “El alma del que trabaja, trabaja para sí, porque su boca le estimula” donde la palabra hebrea nephesh está empleada para referirse al hambre, pero en Proverbios se trata del móvil del trabajo y aquí de su falta de eficacia; no da lo que se esperaba de él: saciar el hambre del espíritu. Todo el trabajo que el hombre pone se ordena, de una u otra manera, fundamentalmente a procurarse el alimento y satisfacer sus necesidades materiales. Pero el avaro no se ve satisfecho con lo necesario y siente constantemente un deseo de acumular más y más aunque nunca se sienta saciado, por lo que, a pesar de tanto trabajo y tanto afán, jamás logra la felicidad duradera.

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6:8 Porque ¿qué más tiene el sabio que el necio? ¿Qué más tiene el pobre que supo caminar entre los vivos? “Bajo el sol” todo pierde su valor y su supuesta superioridad, pues para nada eterno aprovecha, la remuneración siempre está fuera de proporción; por ello el ser humano debe levantar su mirada más allá del sol, hacia la comunión de amor con Dios. La primera parte de este verso contrapone dos tipos de personas con frecuencia enfrentados en los escritos de sabiduría: el sabio y el necio. Además la segunda parte de este verso enfoca la confrontación hacia otras dos categorías de personas: el pobre y el rico. El Predicador parece dejar en suspenso sus preguntas y no nos quiere decir cual es la ventaja que tiene el necio, el sabio, el rico o el pobre; de hecho, parece llevarnos a la única respuesta “bajo el sol”: todo es vanidad.

6:9 Más vale vista de ojos que deseo que pasa. Y también esto es vanidad y aflicción de espíritu. Biblia Textual: “Más vale lo que ven los ojos que el divagar del alma (es decir, de los deseos) También esto es vanidad y correr tras el viento”. Se nos indica lo absurdo de vivir para satisfacer los deseos pues nada se logra y todo se pierde. Es mejor gozar moderadamente y honestamente de los bienes de la presente vida que andar constantemente a la caza de mayores riquezas sin gozar jamás de ellas. A “lo que se ve con los propios ojos” –y la frase podría hacer pensar en las riquezas que ve su poseedor en 5:10- el sabio opone “lo que revuelven los deseos”. El estribillo habitual: “también esto es absurdo y perseguir el viento” pone la palabra final a toda la sección 5:9-6:9 Con esto no renuncia Qohelet a tener ilusiones en la vida, pues sin ellas no se puede vivir. Pero afirma su sentido de la realidad: de puros sueños no se puede vivir, es necesario vivir con los pies en el suelo y saber renunciar a tiempo a sueños imposibles. Pero también todo esto es efímero, es viento que pasa y que no se puede atrapar. También pasa la pequeña felicidad que entra por los ojos y está al alcance de la mano. Antes de que te des cuenta ha huido de tus manos lo que creías tener atrapado, como el viento. Qohelet ha querido con esta su sentencia poner la firma al final de todas sus reflexiones sobre la poca consistencia que tienen las riquezas y aquellos valores que el hombre fundamenta en ellas. Hacemos notar al final del comentario a 6:9 que con este verso se llega a la mitad del libro de Eclesiastés.

6:10 Respecto de lo que es, ya ha mucho que tiene nombre, y se sabe que es hombre y que no puede contender con Aquel que es más poderoso que él.

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Entrar en pleito con Dios es lo más ilógico del ser humano; la vida en desobediencia es una constante lucha contra El; por esto debemos aprender la verdad acerca de la soberanía de Dios y su anhelo de venir a nuestro encuentro. David pide al Señor que se levante y haga que los pueblos le teman a El para que “conozcan todas las naciones que no son sino hombres” (Salmo 9:20) Eso es lo que somos, “personas de barro”. Tratamos de batallar contra Dios, nos rebelamos, hacemos lo malo; pero El sigue con infinita paciencia con nosotros hasta que logremos aprender que El es el Alfarero y nosotros, el barro. Las preguntas nos atormentan hasta que rendimos nuestra terca voluntad y dejamos que Dios nos de la forma de vasijas e instrumentos aptos para su propósito. El “más fuerte que el hombre” se refiere sin duda a Dios. El sentido de la frase es que el hombre lo que fue ayer, es y será siempre, un hombre y nada más que un hombre, el cual nada puede contra el gobierno de Dios, cuyos planes no puede cambiar en orden a conseguir sus deseos.

6:11 Ciertamente las muchas palabras multiplican la vanidad. ¿Qué más tiene el hombre? Aquella persona que mucho habla muestra su imprudencia y su necedad pues “debajo del sol” poco sabemos y no hay valor en el mucho hablar; la discreción frente al engaño de esta civilización nos permitirá trascenderla. Las muchas palabras son las discusiones en torno a los juicios de Dios y las disposiciones de su providencia.

6:12 Porque ¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de su vanidad, los cuales él pasa como sombra? Porque ¿quién enseñará al hombre qué será después de él debajo del sol? La vida sin Dios “debajo del sol” transcurre como el gran enigma, que no sólo es desconocido, sino que la vida misma se convierte en tenue vapor que se va; la vida es incierta porque no está unida a su Creador y sin Él nada es seguro. Si la vida “bajo el sol” es incierta, la muerte, el más allá, se convierte en misterio que nadie puede enseñar y alrededor del cual, multitud de mitos se construyen para colgar en ellos nuestras pobres esperanzas y nuestros terribles miedos. “Debajo del sol” es frase que indica que el Predicador está evaluando el sentido de la vida sin comunión con Dios. Debemos considerar lo incierto de la vida, lo enigmático que resulta vivir sin Dios y entonces postrarnos delante del que despliega su poder para llenarnos de su amor y darnos así una verdadera vida abundante y con propósito. Como dijo H. Küng: “El hombre debe confiarse a Dios en todo y recibir lo que Dios tenga a bien darle”.

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G.- Capítulo 7. Salomón no escribió sobre teorías en este libro, trató la problemática de un mundo enredado, áspero, donde las personas batallan para sobrevivir. La vida no era fácil mil años antes de Cristo, tampoco lo es ahora.

Versos 1 al 14. Vale más pensar en Dios que pensar en mí. Esta sección presenta una serie de reflexiones bajo la forma de adagios impersonales cuya estructura es: “más vale… que….” La mayor parte de la sección está constituida por reflexiones sobre la duración de la condición humana: la muerte, el duelo, la pena. El Predicador juzga de todo esto con referencia a sus contrarios: el nacimiento, los banquetes, la risa, el placer. Las realidades menos afanosas son “preferibles” a las otras, piensa él: “vale más”. Encontramos aquí un trastorno de los valores culturales tradicionalmente reconocidos, pues el Predicador evalúa el sentido de la vida desde la perspectiva de la muerte y considerando a la humanidad en su condición de separación de Dios. En el marco de la indiscutible soberanía de Yahvéh, el Predicador considera los eventos de la existencia humana bajo la perspectiva de lo “sin valor” de quienes se engañan de su realidad tratando de vivir entre risas y fiestas; lo mejor que podemos hacer es meditar en los eventos del ser humano a fin de ubicarnos con un correcto juicio de valor “debajo del sol”.

7:1 Mejor es la buena fama que el buen ungüento; y mejor el día de la muerte que el día del nacimiento. Literalmente: “Bueno es el nombre más que el ungüento bueno”. Fama = Carácter. La buena fama o carácter se refiere a una vida en comunión de amor con Dios. Pablo rescata la idea de esta sentencia con “el morir es ganancia”. El óleo perfumado debería ser cosa de gran precio (Mateo 26:7) y su uso subraya la suntuosidad de los banquetes. Puede pensarse que a partir de esta sentencia, el Predicador presenta su conclusión acerca de lo absurdo de la vida. Lo que importa y lo que no importa de verdad se torna evidente ante la presencia de la muerte.

7:2 Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón.

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En un festejo no se piensa en Dios, en un funeral sí; ante la tumba, ante el féretro, reflexionamos en lo frágiles que somos. La muerte hace al hombre reflexivo sobre la vanidad de la vida, puede esta reflexión conducirlo a un actuar prudente: gozar cada día de las alegrías que Dios concede, sin entregarse a los placeres con ese exceso que embota los sentidos y abre la puerta a los vicios esclavizantes; cuya consecuencia no sólo es la muerte física, sino peor aún la muerte espiritual.

7:3 Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón. El “corazón” es la inteligencia, la reflexión, la meditación. El sabio cree que en aquella casa que abunda la diversión no se puede reflexionar. Por en contrario, la pena, la soledad, induce a la reflexión detenida. Como en Proverbios 14:13 piensa que toda risa trae su pena y toda alegría acaba por afligir: “Aun en la risa tendrá dolor el corazón; y el término de la alegría es congoja.” Poca es la gente que en tiempos de alegría y bonanza reflexiona sobre el significado y valor de la existencia; sin esta reflexión el hombre pasa por el mundo “como vapor tenue”; pero aquella persona que en medio del sufrimiento reflexionó con humildad y se ubicó en su realidad, podrá elevar su mirada “más allá del sol” y descubrir la luz de la presencia de Dios; entonces “el pesar” se convierte en una maravillosa oportunidad que puede ser vital para la existencia del individuo. Esta posibilidad transforma por completo nuestra visión del sufrimiento y dolor humano.

7:4 El corazón de los sabios está en la casa del luto; mas el corazón de los insensatos, en la casa en que hay alegría. La Biblia no condena el gozo, el “corazón alegre”. Anteriormente Salomón había escrito que: “el corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos” Proverbios 17:22 Lo que aquí se analiza son aquellas actividades superfluas carentes de sustancia. El texto bíblico infiere que el necio gasta el tiempo en procurarse sensaciones superficiales. Consecuentemente el reto es darnos cuenta del valor que tiene el pensamiento sobrio.

7:5 Mejor es oír la reprensión del sabio que la canción de los necios. 7:6 Porque la risa del necio es como el estrépito de los espinos debajo de la olla. Y también esto es vanidad. El discípulo es “el que escucha”; hay que escuchar las palabras del sabio y nos palabras de los necios. La comparación del reír de los necios con el crepitar de los espinos que arden e el caldero, es pintoresca y original; el Predicador piensa en el alegre ruido de los necios y su comparación con el ruido de los espinos quemándose.

7:7 Ciertamente la opresión hace entontecer al sabio, y las dádivas corrompen el corazón. “Opresión” se refiere a la presión del dinero en las decisiones.

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Este pasaje hace referencia al soborno. Si alguien cae bajo la vara de la opresión, tenemos que ayudar al que sufre. Si el que oprime trata de sobornar al espectador para fomentar más su mala obra, aquel tiene que rechazar el soborno. Aún así, Salomón aconseja que el que ve este mal tiene que mantener su equilibrio y no “volverse loco de rabia” A medida que nos enfrentamos a las circunstancias fastidiosas que nos desconciertan, debemos “mantenernos sobre nuestros pies” y conservar nuestra sabiduría. La palabra hebrea osheq= opresión, trata de la presión que el juez tiene por ejercer justamente. Si se dejan arrastrar por el abuso del poder se hacen insensatos. Este pasaje clama por la no-violencia en un mundo hundido en ella; el sabio se opone a la violencia contra su prójimo pues no quiere perder el buen juicio.

7:8 Mejor es el fin del negocio que su principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu. “Sufrido”, mejor traducción: “paciente”. No tiene valor alguno empezar un trabajo, proyecto, negocio, si no se lleva a su conclusión satisfactoria. Mucha gente así vive, dejando todo a la mitad, fácilmente desiste por falta de paciencia y esto es fatal. La paciencia debe ser una virtud ampliamente cultivada y para ello se requiere disciplina; debemos tener la tenacidad de terminar lo que comenzamos, de otra forma simplemente seremos vanidad. Es mejor ser “paciente” aunque sea uno humillado, que altivo al grado de sentirse superior, pues al altivo Dios lo desprecia, su bendición es para el humilde. Gran virtud es esta de un corazón paciente, de un ser que a Dios encomienda su vida sabiendo que posee lo más valioso: la comunión de amor con Dios. El altivo se siente autosuficiente, cree que no le falta nada, ve a las personas “desde arriba”, se siente digno de vivir en este mundo y creen que aún tienen por derecho el favor de Dios. Estos altivos dañas las buenas relaciones entre las personas que les rodean y las lastiman; pero aquellos que han sido adoptados en la familia de Dios, encaminan sus pasos hacia la humildad, pero tal camino demanda ser “paciente”.

7:9 No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios. Salomón se empeña en subrayar el valor de la paciencia repitiendo esta verdad con fervor en los vv8-9 regresa a la idea cuando declara que “el enojo reposa en el seno de los necios”. El enojo “se siente como en casa” en el corazón del necio. Este verso condena la emotividad incontrolable, la agitación del necio; Proverbios 14:33 dice que la sabiduría anida en el corazón del prudente: “En el corazón del prudente reposa la sabiduría; pero no es conocida en medio de los necios.”

7:10 Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría.

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No pongas en duda los caminos de Dios. Los descontentos del momento, que viven desesperanzados respecto del porvenir les hace a muchos añorar el tiempo pasado, juzgándolos mejores que los actuales. Siempre ha habido cosas malas y cosas buenas, tiempos de paz y de guerra, reyes buenos y reyes malos. El Predicador piensa que tal añoranza no es actitud sabia, pues por añorar el pasado se desperdicia el presente y no se ve el futuro.

7:11 Buena es la ciencia con herencia, y provechosa para los que ven el sol. 7:12 Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; mas la sabiduría excede, en que da vida a sus poseedores. “Bueno es el saber como (hebreo im = así como) la hacienda, y aprovecha a los que ven el sol (es decir, a los que viven) Porque estar en el cobijo (hebreo tsel = sombra) del saber es mejor que estar en el cobijo del dinero; pero el conocimiento (hebreo da’at = sabiduría verdadera; conocimiento experimental de Dios) aventaja al saber en que da vida a sus poseedores (literalmente: a sus amos)”. Una relación de amor con Dios que nos permita conocerlo por experiencia personal es mejor que cualquier destreza o habilidad. El Predicador reflexiona sobre el precio de la sabiduría “para los que ven el sol”, esto es, para los que están vivos. La sabiduría hace vivir bien a quien la cultiva. Hasta ahora es evidente la supremacía de la sabiduría subordinada a la soberanía divina para el hombre; es el uso reverente de la sabiduría lo que le trae ganancias al hombre y hace que éste no trate de correr por “atrapar el viento”. “Da la vida al que la tiene” se refiere a la vida larga y feliz que la sabiduría proporciona a quien siga sus postulados. La sabiduría en la Biblia consiste en aprender a vivir en paz y con gozo; esto es vivir abundantemente y por tanto, la sabiduría consiste en aprender a cultivar una correcta relación de amor con Dios. Escudo= sombra protectora. La gran diferencia con respecto a la sabiduría como sombra protectora para el ser humano, es que ésta es la verdadera fuente de vida; la sabiduría, que reconoce la soberanía de Dios y que enseña al individuo a disfrutar de la vida, posee la virtud de transmitir verdadera vida al que la tenga como escudo, al que bajo su sombra busque resguardo del “calor” de esta corrompida civilización. Con el dinero se puede existir, con la sabiduría se puede vivir.

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7:13 Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció? Nuestras flaquezas y faltas pueden servir a un buen propósito cuando dejamos que Dios nos use para sus planes. Dios ha hecho todo bueno al principio, Él sabe cómo componer nuestra vida para que llegue a ser buena. La pregunta de este verso tiene el propósito de detener nuestra vana intromisión en los designios de Dios. Se habla aquí de las obras de Dios. No se trata aquí de la creación original, sino de la cualidad buena o mala de los días del individuo. Lo que Dios ha decidido puede parecer “torcido” pero nadie lo puede cambiar.

7:14 En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él. Dios ha hecho días de felicidad y días de desgracia. Al sabio le toca saber conformar su actitud a las situaciones. Para el Predicador es una forma de respetar la trascendencia de Dios. Que el ser humano aproveche lo mejor de cada día, buscando en cada uno de ellos, motivos de felicidad. La atención que aquí se pide es la de un espíritu que no se afana contra la naturaleza de cada día, no trata de adivinar “lo que le va a sobrevenir”; el sabio confía en la sabiduría de Dios para llevar los días conforme a sus propósitos. En la desgracia no hay que entregarse al dolor, sino aprovecharlo para observar y reflexionar. Así el sabio combina disfrute y reflexión.

7:15 Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días. El Predicador describe la cruda realidad de la injusticia humana; no se pierde en especulaciones idealistas. Ve al mundo tal como es y lo juzga. Para el Predicador resulta vano tratar de explicar los designios divinos que establecen la naturaleza de los eventos cotidianos, evidentemente este mundo necesita de un Redentor; el sabio confía en Dios, no en la civilización humana.

7:16 No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿Por qué habrás de destruirte? Biblia Textual: “No seas demasiado justo, ni presumas ser muy sabio; ¿para qué matarse?”

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Esta es la actitud farisea de justificación. Es imposible disfrutar siempre de la justicia en un mundo injusto. Cuando decimos: “Esto es injusto” debemos reconocer la realidad de la existencia humana y no exigir lo que no será. Este pasaje no invita a promover la injusticia, sino a ser consientes de la imperfección de esta civilización humana. Los salmistas imploran y esperan de Yahvéh un restablecimiento del derecho. Solamente cuando Dios venga a poner fin a esta civilización humana, entonces resplandecerá la justicia en una nueva era, la del Reino de Dios.

7:17 No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo? La recomendación es a no inclinarse a ninguno de los dos extremos, ya sea el del legalismo extremo (v16) o el de la vida irresponsable (v17); la recomendación de cautela está puntualizada con una pregunta: ¿Por qué te habías de destruir, si no es tu hora?

7:18 Bueno es que tomes esto, y también de aquello no apartes tu mano; porque aquel que a Dios teme, saldrá bien en todo. Lo justo para el ser humano es el temor a Dios: la obediencia a su voluntad. El “temor de Dios” permitirá al sabio escapar de la angustia que representa el dilema: ser justo y perecer o ser malo y perdurar; lo mismo que del exceso de celo o de la tentación del mal. Este refugio en Dios aparece cuando la razón no encuentra ninguna solución. Así, la segunda parte de este verso: “se libra de estos dos” (RVR60 “saldrá bien en todo”) muestra una elección entre dos conductas (v16 y v17) El temor de Dios= la comunión reverente con Dios, fundamento de la sabiduría, se ofrece como senda segura en medio de una civilización injusta.

Versos 19 al 22. No hay en esta civilización justicia perfecta. Aquí el Predicador quiere ubicarnos en la realidad del creyente sincero. También se muestra que no hay valor en criticar a otros pues unos mismo puede ser criticable.

7:19 La sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya en una ciudad. La sabiduría es una “fuerza”. Resulta oportuno recordar esto al discípulo que podría estar mal impresionado por la evocación de la suerte de la persona justa descrita en v15 y por una mala interpretación del consejo de moderación en la búsqueda de la sabiduría en v16. Frente a un mundo hostil e injusto sólo la verdadera sabiduría (el temor de Dios) puede proveer al ser humano la fortaleza para trascender esta civilización.

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7:20 Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque. La realidad es que aún el justo, el temeroso de Dios, no puede llegar a vivir sin pecado “debajo del sol”. “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.” Romanos 3:10-11

7:21 Tampoco apliques tu corazón a todas las cosas que se hablan, para que no oigas a tu siervo cuando dice mal de ti; Si los chismes de por sí son malos, prestarles atención y dirigir la vida por ellos es fatal; el sabio no debe prestar atención a los chismes, su atención debe orientarse hacia Dios.

7:22 porque tu corazón sabe que tú también dijiste mal de otros muchas veces. La tendencia a hablar mal de una persona es común a todo individuo, es un mal extendido que corrompe y dañas relaciones; no se puede pagar mal por mal, la base para frenar los chismes y no dejarse influir por ellos es reconocer que nosotros mismos hemos caído en similar situación.

7:23 Todas estas cosas probé con sabiduría, diciendo: Seré sabio; pero la sabiduría se alejó de mí. Por tratar de querer ser sabio sin Dios, la verdad se escapó. No pensemos que lo sabemos todo; no podemos indagar todos los misterios de la vida, aunque siempre es un estimulante desafío avanzar más en la comprensión de la vida. Sin embargo debemos admitir que no lo sabemos todo; solamente Dios lo sabe todo.

7:24 Lejos está lo que fue; y lo muy profundo, ¿quién lo hallará? El Predicador formula parte de sus reflexiones y de sus observaciones en primera persona. La confesión de su fracaso manifestada en este verso es muy emotiva. El Predicador no pretender ser sabio porque “lo que es” se le escapa de las manos. El mundo en el que vive le parece absurdo, decepcionante (1:4-7) El Predicador piensa que la sabiduría es capaz de dar cuenta de la realidad, pero no acierta a ver quién podría hacer progresar tanto su investigación o cavar tan hondo como para alcanzarla.

7:25 Me volví y fijé mi corazón para saber y examinar e inquirir la sabiduría y la razón, y para conocer la maldad de la insensatez y el desvarío del error. La insensatez= locura pecaminosa. En este verso Salomón expresa su arrepentimiento por haber vivido en vanidad toda su vida. Reconoce la maldad por una insensatez y la insensatez por una sin razón. En 2:12-13 asegura la superioridad de la sabiduría sobre la necedad y la locura, aquí asimila la insensatez a la maldad.

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7:26 Y he hallado más amarga que la muerte a la mujer cuyo corazón es lazos y redes, y sus manos ligaduras. El que agrada a Dios escapará de ella; mas el pecador quedará en ella preso. Esta reflexión surge de la mente de quien, seducido por su harén, se dejó arrastrar a la idolatría y la perdición. Se describe a la mujer de mala vida, a la adúltera; ante la cual el sabio debe poner en alerta al joven, si cultiva la sabiduría, cuya fuente está en la comunión de amor con Dios, escapará de ella.

7:27 He aquí que esto he hallado, dice el Predicador, pesando las cosas una por una para hallar la razón; “La razón de las cosas” La palabra hebrea heshuon tiene el sentido de calcular, considerar, meditar. Qohelet busca la “explicación” del mundo que lo rodea.

7:28 lo que aún busca mi alma, y no lo encuentra: un hombre entre mil he hallado, pero mujer entre todas estas nunca hallé. Al Predicador le decepciona no haber encontrado una mujer que busque la sabiduría; tristemente solamente conoció esposas y concubinas, pero con ninguna de ellas pudo conversar sabiamente, esto es, de la comunión con Dios.

7:29 He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones. El Predicador confiesa que Dios ha hecho recto al ser humano y que “algo” debió corromper lo que inicialmente era bueno. Dios ha hecho a los seres humanos “rectos y sencillos” y ellos se han buscado un sin fin de complicaciones. La palabra hebrea para describir la obra de Dios en el hombre es yashar; la palabra hebrea para “complicaciones” (perversiones) es hishvonoth. Así se cierra esta sección dominada por consideraciones a propósito de la justicia, la maldad, la sabiduría, la necedad. La condición humana, sin relación con Dios, es vana, es “complicada”; solamente estableciendo una correcta relación de amor con Dios, logra el individuo ser “yashar”, ser recto y sencillo, entonces podrá disfrutar de las alegrías del diario vivir.

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H.- Capítulo 8 8:1 ¿Quién como el sabio? ¿y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre ilumina su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará. Un rostro iluminado es el reflejo de una conciencia tranquila, de estar en paz con Dios. La sabiduría es la virtud que instruye al ser humano a vivir bien. La tarea de la sabiduría es interpretar las realidades, los sucesos cotidianos. La palabra utilizada por el Predicador “interpretar” (“el que sabe la declaración” RVR60) se utiliza para designar la tarea de interpretar la Biblia. La sabiduría permite al ser humano afrontar con serenidad las situaciones más sombrías de su vida.

8:2 Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios. La sabiduría dicta que debemos obedecer a las autoridades de nuestra sociedad: “La ira del rey es mensajero de muerte; mas el hombre sabio la evitará” Proverbios 16:14 “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas” Romanos 13:1

8:3 No te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quiere. El texto indica que uno no debe apresurarse en irse de la presencia de un rey o de su superior. Es decir, debemos poner mucha atención a todas las instrucciones que se nos dan; pacientemente debemos esperar a que terminen de hablar nuestros superiores.

8:4 Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: Qué haces? La actitud frente al rey se basa particularmente en la realidad de la autoridad absoluta de los reyes orientales de aquella época.

8:5 El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio. 8:6 Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él; “Tiempo y juicio” es decir, el tiempo oportuno y el procedimiento correcto. “Juicio” El término hebreo es mishpat; expresa la manera de conducirse, hace referencia a una conducta determinada. Debemos cooperar con nuestros superiores, no rebelarnos contra ellos. No debemos decirle al rey “¿Qué haces?” La sabiduría nos enseña prudencia.

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El Predicador reconoce que Dios pedirá cuentas de las acciones buenas o malas que hayamos realizado; la maldad y el crimen no quedarán impunes; aunque el Predicador desconoce la naturaleza del juicio e ignora sus circunstancias de tiempo y lugar. Al pecador le espera un riguroso castigo por su pecado.

8:7 pues no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará? El Predicador hace considerar el mal que pesa sobre todo hombre por la ignorancia de lo que “será”, de lo que va a suceder, de lo que ocurrirá. No es oportuno poner en tela de juicio la inquietud por el más allá, su realidad, o en qué consistirá concretamente. La angustia del hombre le viene de su ignorancia al no saber su porvenir, pero por el cual empeña su existencia.

8:8 No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee. Llegado el momento de la muerte, nadie puede escapar de ella, ni retrasar por un instante la hora señalada por Dios. Aquí se precisa el objeto de la angustia: nadie tiene poder sobre el día de la muerte. Pero ¿Qué es este “soplo” sobre el que nadie tiene poder y que nadie lo puede retener? El soplo vital, el aliento de vida.

8:9 Todo esto he visto, y he puesto mi corazón en todo lo que debajo del sol se hace; hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo. Referencia a los reyes tiránicos que oprimían a los pobres. Qohelet ha visto la triste realidad del ser humano, que ocupa su fuerza e inteligencia egoístamente y así termina por actuar con violencia contra su prójimo; la civilización necesita ser redimida.

8:10 Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad. La vida del ser humano “debajo del sol” es vana por ser injusta; por no dar equilibrio a la conducta humana, por no tener los elementos que generen armonía.

8:11 Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal. Puesto que la civilización está orientada hacia el materialismo, se vuelve injusta y promueve la violencia, la injusticia, el pecado.

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8:12 Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; La vida terrena es un tiempo corto comparado a la eternidad y la aparente demora de Dios en intervenir en nuestra civilización es para dar oportunidad de arrepentimiento al ser humano. En medio de tantas injusticias que el Predicador ha visto, ahora declara, por fe, su convicción de la intervención de Dios en los asuntos humanos; tal vez no se vea este “bien” de Dios aquí en la tierra, pero sabe muy bien que Dios hará que les vaya bien a los que anhelan reverentes estar en comunión de amor con Dios.

8:13 y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios. Ciertamente la civilización humana es un caos, pero el Predicador declara por fe su convicción que esta aparente injusticia está solamente “debajo del sol”; más allá, Dios sabrá actuar contra el impío, contra el que se negó a vivir conforme a la voluntad de Dios y no buscó esta comunión con Él. “No le irá bien” más allá del sol.

8:14 Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad. Qohelet, que confía en Dios, es realista, sin pesimismo declara que esta sociedad humana es un caos, que esta civilización ha puesto de cabeza la retribución que cada persona debería recibir. El mal está en el enfoque de la sociedad: materialismo ególatra.

8:15 Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol. Este verso expresa la conclusión del Predicador, tras analizar los problemas de la existencia humana; bendice el placer y la felicidad de comer, beber y disfrutar las cosas buenas de la vida. El Predicador sabe que el ser humano, a pesar de la vanidad de su existencia, bien puede disfrutar de momentos de felicidad y en este disfrute ve un don de Dios. No se pide, por tanto, una vida de abstenciones, se recomienda un disfrute agradecido de los dones que Dios da, a sabiendas que será Dios quien dé el verdadero bien a quienes lo buscan en comunión reverente de amor.

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8:16 Yo, pues, dediqué mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos); 8:17 y he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla. La sabiduría humana no puede entender los tratos de Dios con los justos y no puede encontrar la felicidad perpetua. También ve el Predicador que hay quienes no logran descansar, para él esto es también vanidad de vida. Hay un límite en todas las cosas “debajo del sol” que el sabio debe saber distinguir y no afanarse inútilmente.

I.- Capítulo 9 9:1 Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que sea amor o que sea odio, no lo saben los hombres; todo está delante de ellos. Este verso manifiesta la gracia de Dios en su relación con el hombre. Salomón declara en simples palabras la “soberanía de Dios”. El escribe: todos “están en la mano de Dios”, eso es soberanía. Dios puede usar el amor o el odio, la benignidad o la crueldad, para moldear nuestro destino. Oportunamente Él lo hace. La expresión de amor/odio del v1 nos hace recordar que Dios mantiene abiertas sus opciones. El Soberano Señor tiene autoridad para llevar a buen fin todos sus propósitos. La majestuosa declaración del Predicador es resultado de una seria investigación, no son palabras al aire. En medio de toda esta crisis de valores, en la que el Predicador ha declarado el sin-valor de las cosas y la igualdad trágica del ser humano, el Predicador arroja una brillante luz de esperanza: los justos y sabios no están a la deriva, ellos y su labor están en la mano de Dios; su destino está guiado divinamente. Esta es esperanza firme en medio de un mundo hundido en la vanidad. Cada persona debe decidir si quiere vivir en esta relación de amor con Dios.

9:2 Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento.

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Este suceso es la muerte, entonces nuestro destino no depende de nuestras obras sino de nuestra relación con Dios; “debajo del sol” todos tienen el mismo fin; solamente aquella persona que por su relación de amor con Dios logra trascender este fin fatal puede considerarse como viviendo “sobre el sol”.

9:3 Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos. Confirma este verso el anterior y añade que todo individuo tiene un corazón lleno de mal e insensatez: “no hay justo ni aún uno”; tienen el mismo final pues en todos existe esta naturaleza pecaminosa y por ello todos quedan condenados. Solamente quienes se colocan en “la mano de Dios”, esto es, establecen una correcta relación de amor con Dios, logran liberarse de tan oscuro destino, quien no, sigue bajo “la mano de Dios” pero para condenación. La vida sin comunión con Dios no tiene valor alguno, pues siempre termina en condenación.

9:4 Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto. El Predicador nos presenta una nueva esperanza, una visión alentadora, fruto de la reflexión inspirada: no todo está perdido en este mundo; para quienes aún están vivos hay esperanza y esta tiene que ver con el hecho de que pueden cambiar las personas su destino, no tiene porque ser todo siempre tinieblas, cada día sigue abierta la oportunidad. El perro, ser menospreciado, tiene más valor que el león cuando éste último está muerto; lo que nos hace valiosos es que estamos vivos y por tanto con la posibilidad de cambiar nuestro destino; por trágica y miserable que parezca nuestra realidad, estando vivos aún hay esperanza. Esta esperanza está unida a Dios, ser personal, fundamento de la vida. La esperanza se convierte así en “confianza”: bittajon, que es la palabra hebrea que en este verso ocupa Qohelet, concepto muy afín con el de la fe en Dios.

9:5 Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.

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Mientras hay vida existe esperanza de arrepentimiento. Estar vivos es sinónimo de poder reflexionar y por ello ser conscientes de la muerte. Aquella persona que reflexiona, teniendo como parámetro la realidad de la muerte, replantea su sistema de valores a fin de no ser absorbido por las vanidades de este mundo.

9:6 También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol. Quien muere pierde toda conciencia con el mundo terrenal y no participa más en su devenir, por ello toda idea acerca de espíritus de muertos que se comunican con los vivos es falsa. Quien ha muerto está ya en otra realidad existencial y le es imposible entrar en contacto con este mundo. Este pasaje señala la imposibilidad de la reencarnación.

Versos 7 al 10. Una actitud positiva, vive la vida con alegría y saca del alma toda tristeza, disfruta hoy de lo que tienes. Aquí hay símbolos de fiesta.

9:7 Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios. Quienes están en las manos de Dios no tienen que preocuparse por el juicio. Esta declaración es posible porque quien ha llegado hasta aquí en la lectura ya ha hecho una buena acción, la de considerar su existencia en el marco de la muerte, entonces el arrepentimiento es posible. La vida es el bien más preciado que poseemos. Todo lo que ayude a mantenernos en la vida, simbolizado aquí por el pan y el vino, debe ser motivo de alegría.

9:8 En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza. Esta es una invitación a la alegría: cada día viste lo mejor que puedas y ponte perfume como si fueras a una fiesta; no esperes una ocasión especial, celebra la vida diariamente con lo que a tu alcance tengas; sin endeudarte, sin ostentación, con sencillez busca hacer de cada día un buen momento para sentirte bien y arreglarte. La vestidura blanca simboliza en la Biblia la pureza. Este mismo retrato de pureza festiva aparece en Apocalipsis 7:9. El creyente debe celebrar su nueva vida purificada con la sangre de Cristo. Disfrutemos sanamente de la vida mientras mantenemos nuestra pureza. La “cabeza ungida” es símbolo de la recepción del Espíritu Santo, como un suave perfume.

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9:9 Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol. Aquí se describe un amor verdadero en el matrimonio, que Salomón no pudo encontrar entre tantas esposas y concubinas. La porción de todo hombre en este mundo de vanidad consiste en disfrutar de la compañía de una mujer a lo largo de la vida. El ser humano fue creado para vivir en relación, comunicación y compañerismo con otros seres humanos, el clímax de tales relaciones es el amor sincero de la pareja, entonces el paso por este mundo resulta placentero aunque sea relativo.

9:10 Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría. Hoy es tiempo de trabajar. Cuando el sol se pone sobre la vida, la oportunidad del trabajo llega a su fin. Si es que en algún momento vamos a usar nuestras fuerzas para ayudar a otros, ahora es el momento de hacerlo. Gozar de la vida no es la única recomendación que el Predicador da al ser humano; también lo invita a trabajar mientras pueda. La vida debe ser usada para trabajar, para hacer algo.

Versos 11 al 12. Incertidumbre del éxito. Con esto el Predicador no quiere despreciar la actividad humana, que es necesaria, ni negar la benéfica influencia de la sabiduría en el éxito de las empresas, sino advertir los límites que las circunstancias imponen a una y otra persona.

9:11 Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos. Fruto de sus meditaciones sobre lo que ocurre “bajo el sol”, dos observaciones: el mérito no está siempre coronado por el buen éxito, el destino= la muerte, llega a todos los seres humanos de improviso, sin que se pueda prever su momento. Los seres humanos, una vez mas, no son tenido por más dichosos que los peces o las aves capturados en redes (v12)

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9:12 Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se enredan en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos. Puesto que no se sabe el día de la muerte, es necesario ocuparse en obedecer a Dios. La muerte sorprende al individuo, lazándolo sin remedio alguno, contra la muerte nadie tiene escape.

Versos 13 al 17. La necedad e incompetencia de un hombre hacen fracasar brillantes planes trazados por una mano sabia y prudente. Se critica la actitud de desprecio hacia el humilde aún y con su sabiduría que libera del mal a su prójimo. El mundo es injusto.

9:13 También vi esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grande: El Predicador retoma su método de reflexión, partiendo de una observación personal. Ha comprobado un “gran mal” bajo el sol, una aflicción que a su parecer es grave. Este mal lo describe utilizando una parábola.

Versos 14 al 15 Por ser una parábola se trata de algo cotidiano. 9:14 una pequeña ciudad, y pocos hombres en ella; y viene contra ella un gran rey, y la asedia y levanta contra ella grandes baluartes; 9:15 y se halla en ella un hombre pobre, sabio, el cual libra a la ciudad con su sabiduría; y nadie se acordaba de aquel hombre pobre. El mundo sólo admira a los ricos y grandes. La enseñanza que Qohelet desea dar reside en que: puestas frente a frente la fuerza bruta de los soldados y de las armas de un lado y la sabiduría de un débil del otro lado ésta sale victoriosa. Pero el gran error de aquellos ciudadanos estuvo en que no supieron valorar al sabio por ser “pobre”. Ésta es la acerba crítica de Qohelet: haber identificado sin más la riqueza y el poder con los únicos valores que salvan y benefician al ser humano, y no haber reconocido que los verdaderos valores humanos pueden estar desprovistos de los falsos brillos del poder, de la fama, del nombre, como lo estaba en aquel “hombre pobre pero sabio” del que nadie se acordó.

9:16 Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras.

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El “mal” que se señala consiste en que la sabiduría del pobre es menospreciada, nadie guardará de él el menor recuerdo. Este “pobre” no pertenece al grupo social en el poder.

9:17 Las palabras del sabio escuchadas en quietud, son mejores que el clamor del señor entre los necios. 9:18 Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; pero un pecador destruye mucho bien. Los gritos de un rico entre necios asustados, no hubiera podido salvar la ciudad; contrario a las acciones y palabras del sabio. La categoría de los oyentes silenciosos, capaces de escuchar con atención las palabras del sabio, ha sido evocada en 4:17 El Predicador concluye con la breve declaración: “un pecador destruye mucho bien”; una advertencia a cualquiera que sea descuidado.

J.- Capítulo 10 El capítulo 10 del libro de Eclesiastés se parece al cuaderno de apuntes del Predicador. Es una colección de apuntes, fruto de diferentes observaciones que aquí se integran como parte del libro.

10:1 Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable. “Las moscas muertas hacen heder al perfume del perfumista; así una pequeña necedad hace heder al que es estimado como sabio y honorable.” Cuanto más elevado es el carácter espiritual, mayor daño hace una locura. El plural “moscas muertas” se refiere a las influencias contaminantes que entran en la vida ¿Qué contamina a una persona? Terquedad, inmoralidad, orgullo, palabras necias y el rechazo del consejo sabio, son algunas de ellas. Todo aquello que corrompe la rectitud moral del individuo se gana el título de “moscas muertas”. Jerónimo comenta: las moscas muertas son los malos pensamientos puestos en la mente por el diablo, el señor de las moscas. El verbo hebreo que se usa con las “moscas muertas” va en forma singular, todas las ideas contaminadoras que entran en la vida de uno se tratan como una sola idea. Todo lo que arruina la vida se pone en una sola categoría.

10:2 El corazón del sabio está a su mano derecha, más el corazón del necio a su mano izquierda. 10:3 Y aun mientras va el necio por el camino, le falta cordura, y va diciendo a todos que es necio. Estos versos forman una sola idea. En el pensamiento hebreo (como en muchas otras culturas) la “derecha” representa el bien y la “izquierda” el mal (de aquí se deriva “la diestra y la siniestra”) En las ilustraciones de los Evangelios, los buenos son colocados a la derecha de Dios y los malos a su izquierda; de allí el sentido: el sabio se dirige bien por el sendero de la vida, el insensato mal; el necio al conducirse sin inteligencia “proclama” que no es más que un necio.

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Versos 4 al 7. Estos versículos nos recuerdan el valor de una vida que permanece calmada e imperturbable.

10:4 Si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la mansedumbre hará cesar grandes ofensas. Este verso enuncia una máxima que toda persona que labora en el palacio debiera saber. Ante la irritación del soberano hay que conservar la calma y permanecer en su puesto.

10:5 Hay un mal que he visto debajo del sol, a manera de error emanado del príncipe: 10:6 la necedad está colocada en grandes alturas, y los ricos están sentados en lugar bajo. 10:7 Vi siervos a caballo, y príncipes que andaban como siervos sobre la tierra. El Predicador presenta un ejemplo de la vanidad de este mundo y cómo las estructuras sociales son trastornadas en un momento determinado: a veces un necio o un esclavo puede escalar altas posiciones sociales.

10:8 El que hiciere hoyo caerá en él; y al que aportillare vallado, le morderá la serpiente. 10:9 Quien corta piedras, se hiere con ellas; el que parte leña, en ello peligra. Se advierte ahora cómo hasta las acciones más ordinarias exponen a veces a percances que pueden ser graves. Pero la sabiduría y la prudencia pueden, en parte, evitar tales inconvenientes. ¡Cuidado con tenderle una trampa a tu prójimo, bien podrías caer en ella! Costumbre común en aquella época era cavar hoyos y zanjas cubriéndolos después con materiales frágiles. El hombre o el animal que pasaban apresuradamente por encima de ellos caían. El Predicador advierte que cuando se hace esto deliberadamente, tal persona terminará cayendo en ella. Aquí se quiere simplemente señalar que toda empresa humana trae peligros.

10:10 Si se embotare el hierro, y su filo no fuere amolado, hay que añadir entonces más fuerza; pero la sabiduría es provechosa para dirigir. El uso de un instrumento cortante desgasta su filo y dejará de cumplir su cometido eficientemente; si se vuelve a afilar volverá a brindar su servicio con facilidad; en tal caso, vale más la sabiduría del que afilar, que la fuerza del que persiste en usarlo sin afilar.

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10:11 Si muerde la serpiente antes de ser encantada, de nada sirve el encantador. Si un encantador de serpientes no realiza bien su trabajo y es mordido por la serpiente, de nada le vale su esfuerzo anterior; al emprender una tarea se debe tener la sabiduría de saber cómo realizarla eficientemente. Si el ser humano emprende una tarea, que tenga cuidado de proveerse de todos los medios apropiados para cumplirla eficientemente y con seguridad. Muchos peligros pueden ser evitados por la prudencia.

10:12 Las palabras de la boca del sabio son llenas de gracia, mas los labios del necio causan su propia ruina. 10:13 El principio de las palabras de su boca es necedad; y el fin de su charla, nocivo desvarío. Nuestras palabras reflejan la clase de personas que somos; las palabras del necio son autodestructivas, el necio se devora a sí mismo: “…Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Más yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.” Mateo 12:34-37

10:14 El necio multiplica palabras, aunque no sabe nadie lo que ha de ser; ¿y quién le hará saber lo que después de él será? Si la ignorancia del porvenir, de lo que puede acontecer “después” del hombre es un tormento en su vida, un misterio del que solamente Dios tiene conocimiento y que lo guarda en secreto; tal ignorancia es admitida con reverencia por el sabio, el necio en cambio, niega su ignorancia y habla del futuro como si supiese.

10:15 El trabajo de los necios los fatiga; porque no saben por dónde ir a la ciudad. Esto es, a pesar de que la calzada principal la puede discernir cualquiera. El Predicador ridiculiza al necio que, agotado por un trabajo que no domina, es incapaz de dar con su camino, ni aún rumbo a la ciudad. Los necios ignoran los asuntos espirituales y por tanto no saben como llegar a “la ciudad de Dios”.

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10:16 ¡Ay de ti, tierra, cuando tu rey es muchacho, y tus príncipes banquetean de mañana! Si el “rey” es un jovencito y si, aprovechando esto, los “príncipes” se dedican “desde la mañana” y por tanto, durante todo el día, a los placeres de la mesa (Proverbios 31:4-5), ¡Que desdicha de país! Si por el contrario, el rey es un notable y los príncipes son sabios, entonces ¡Que dichoso país!

10:17 ¡Bienaventurada tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus príncipes comen a su hora, para reponer sus fuerzas y no para beber! No es cosa nuestra criticar al gobierno, aunque muchas de las acciones y actitudes que cada día observamos, bien pueden hacer que nos preguntemos cuánta necedad se derrocha.

10:18 Por la pereza se cae la techumbre, y por la flojedad de las manos se llueve la casa. Es una llamada a la diligencia en la ejecución del trabajo: entregarse a la pereza acaba por arruinar la propia seguridad.

10:19 Por el placer se hace el banquete, y el vino alegra a los vivos; y el dinero sirve para todo. Trata de príncipes que se entregan a los placeres de la mesa a costa del tesoro público.

10:20 Ni aun en tu pensamiento digas mal del rey, ni en lo secreto de tu cámara digas mal del rico; porque las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra. Es aconsejable el dominio de los propios pensamientos y su expresión; pues, “las paredes oyen”, diría el Midrash judío.

K.- Capítulo 11. Versos 1 al 2. Hay que arriesgarse con prudencia. Un remedio para los problemas es la ayuda que les damos a otros.

11:1 Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. Comparte tus bienes con las multitudes que lo necesitan. Pan = lo necesario para el diario vivir; Aguas = multitud de personas.

11:2 Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra.

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No pongas todo tu dinero en una sola empresa comercial, ponlo en varias, así estarás mejor cubierto antes grandes eventualidades.

11:3 Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán; y si el árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí quedará. Cuando el mal se avecina, es entonces que el verdadero carácter del ser humano se inclina hacia el bien o hacia el mal.

11:4 El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará. Es preciso arriesgarse con la debida prudencia y no esperar a ver disipadas todas las dificultades para decidirnos a la acción. Rara vez hay circunstancias ideales. No es preciso esperar hasta que todo esté propicio, hay que afrontar algún riesgo, de otra forma jamás se hará nada.

11:5 Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas. Este verso está relacionado con el anterior por medio de la palabra hebrea ruaj (“viento, soplo vital”) Es imposible observar el misterioso camino del soplo vital que anima el cuerpo humano (literalmente: los huesos) del embrión en el seno de una mujer embarazada; pues así es también de imposible conocer la obra de Dios que si embargo lo rige todo. Es pues, empresa inútil, proponerse cuestiones inútiles.

11:6 Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno. Que el ser humano ignore cuál conducta puede serle útil y que de estas opciones ninguna sea eficaz, es reflexión propia del sabio. Pero esta reflexión no debe llevar al individuo a la pasividad, sino a la observación y a aventurarse por el mejor camino posible, siempre aprendiendo de los errores para mejorar.

Versos 7 al 10. Disfruta de la vida en los días de tu juventud. Para el Predicador la vida, en esencia, no es mala, por tanto debe ser vivida al máximo. Si bien no existe en esta vida la felicidad perdurable, si se puede tener acceso a una felicidad momentánea que debe ser disfrutada.

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Debido a la brevedad de la vida y a la vanidad que ella plantea, debemos establecer una correcta comunión de amor con Dios que nos permita vivir abundantemente y con propósito. Jean-Paul Sartre reflexionó, como el Predicador, acerca del sentido de la vida y concluyó que el ser humano iba a la deriva en un universo sin propósito ni sentido, dejando al ser humano en las garras de la desesperación. El Predicador avanzó más allá de la realidad humana para encontrar en Dios la única verdadera razón de vivir: La vida es gozar de una relación de amor con Dios por toda la eternidad. El Predicador dice que debemos disfrutar de la vida; el v7 subraya la alegría y el gozo, con la palabra “ciertamente”; en este verso él califica de “dulce” a cada nuevo día; estima “agradable” que los ojos contemplen la luz del sol.

11:7 Suave ciertamente es la luz, y agradable a los ojos ver el sol; El Predicador escribe siempre para “los que viven bajo el sol”. Lo repite sin cesar, sin que por ello pierda fuerza alguna significativa esta expresión. En este verso se abre otro camino; el sol es la dulce luz, agradable a los ojos; evocando placer y alegría. Las tinieblas, por el contrario marcan la ausencia de alegría, la ausencia de paz; la muerte espiritual.

11:8 pero aunque un hombre viva muchos años, y en todos ellos tenga gozo, acuérdese sin embargo que los días de las tinieblas serán muchos. Todo cuanto viene es vanidad. “Aunque el hombre viva muchos años, podrá encontrar en todos ellos su placer, pero que se acuerde de que son muchos los días tenebrosos”. Parte de la vanidad de la vida consiste en que abundan los días malos sobre los buenos.

11:9 Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Una advertencia a la juventud, que se extiende hasta 12:1 En la juventud hay una progresión en las tentaciones. El pensamiento de que hay un juicio, en el que Dios pedirá cuentas del uso que dimos a la vida que se nos otorgó, debe de hacernos responsables de haberla disfrutado sanamente. El Predicador se dirige a un joven discípulo y a través de él a todo joven. Es en la juventud cuando se despierta el interés por “salir” y explorar la vida con todas sus posibilidades, ¡Adelante! Diría el Predicador, pero se prudente, se sabio, establece sanos límites.

11:10 Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad. Descarta la tristeza y todo aquello que es desagradable. Gran lección para todo joven es aprender a mantener fuera de él la tristeza y el mal. En las expresiones del Predicador podemos escuchar el jubiloso canto del salmista:

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“Este es el día que hizo el Señor, nos regocijaremos y estaremos gozosos en él” (Salmo 118:24) La victoria sobre el mal y sobre la tristeza es nuestra porque el Señor triunfante actúa poderosamente en nuestras vidas. La vida es tan breve que no tenemos tiempo para que las sombras de la amargura oscurezcan nuestro camino; debemos mirar “más allá del sol” y triunfar sobre la vanidad de esta vida. Juventud = El amanecer de tus días. El enojo o tristeza es el resultado del vacío de una vida sin Dios. La juventud que no se consagra a Dios es desperdicio y vanidad.

L.- Capítulo 12. 12:1 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; En los días de su juventud, muchos son los que se olvidan de Dios, su Creador y se entregan a placeres pecaminosos sin freno. “Acuérdate” es mandato de ubicarnos en correcta relación de amor con Dios. “Los días malos” son aquellos en que se recoge la cruel cosecha de lo sembrado en la juventud. “Contentamiento” es lo que da sentido a la vida al recordar lo vivido.

12:2 antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; Oscurecimiento de los astros = eclipse de la vida, que camina hacia el ocaso.

12:3 cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas; 12:4 y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas; Los guardianes de la casa = los brazos y las manos, que ya están temblorosos. Los hombres fuertes = los huesos. Las que muelen = los dientes. Los que miran por las ventanas = los ojos; visión oscurecida. Las dos hojas de la puerta que se cierra = las ojeras. El ruido del molino que se debilita = la voz. La voz del ave = los cantos de alegría. Las hijas del canto = Las cuerdas vocales.

12:5 cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los endechadotes andarán alrededor por las calles; El temor de las cuestas y el pavor del camino, reflejan las dificultades del anciano para caminar con seguridad, sobre todo en terrenos montañosos.

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Se dibuja la figura del anciano de cabello blanco (“florecerá el almendro”), reducido de sus funciones nutritivas por un sistema digestivo para el que los remedios ya no son eficaces. Los temores en lo alto se refieren al temor de caerse de cualquier altura mayor al nivel del suelo. El ser humano se encamina “hacia su casa de eternidad” y ya las plañideras ya rondan la casa en espera del funeral. La expresión “casa de eternidad” describe la irreversibilidad de la muerte.

12:6 antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; Esta lúgubre descripción está reservada para quienes no consideraron a Dios en su juventud. El cordón de plata y el vaso de oro son descripciones de una lujosa lámpara de oro suspendida del techo por una elegante cadena de plata; ilustra la vida que está pronta a extinguirse por el hecho de que el “sistema de vida” va a romperse. También se describe el cántaro de que se sirve el ama de casa para llevar agua a su casa; esta mujer va al pozo a sacar agua, pero un día, por tanto uso, la polea del pozo se rompe el cántaro se precipita al fondo del pozo rompiéndose; así se ilustra la muerte, por el desgaste.

12:7 y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. El soplo de vida, otorgado inicialmente por Dios, regresa a su Creador; aunque el portador de éste, jamás quiso establecer la comunión de amor con Dios: “para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla…y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2:10-11

12:8 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad. Gran vanidad la de una juventud desperdiciada en el mundo de vanidad, sin considerar jamás a Dios.

12:9 Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios. 12:10 Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad. Algún discípulo del Predicador, al editar la magna obra de su maestro, nos brinda su testimonio sobre la actividad didáctica del Predicador. Salomón, al final de sus días, ya alejado de las responsabilidades administrativas, refugiado en su Escuela de Sabios, se dedicó a enseñar a cuantos quisiesen escucharlo, sin restricción alguna, enseñó con entusiasmo y buscó mejorar la calidad y claridad de su enseñanza; por fin, escribió sus memorias y sus alumnos, a su muerte, recopilan la obra del maestro de sabiduría, para ofrecerla a todos quienes queramos leerla.

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12:11 Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor. ¿Qué pastor es este que utiliza los “dichos de los sabios como aguijón que activa, o estaca que detiene, para mayor bien del rebaño? En primera instancia es referencia al rey quien debe cumplir esa tarea pastoral; en segunda instancia es referencia a los rabinos, que como maestros, deben usar el texto sagrado para conducir a los alumnos por el sendero de la comunión con Dios y es en tercera instancia, referencia a cada pastor de iglesia que debe usar bien la Biblia para guiar a las personas a una correcta relación de amor con Dios. El Predicador ha escrito para el bien del rebaño encomendado.

12:12 Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne. Esta referencia es a la investigación meramente humana que no busca a Dios y por ello no trae provecho auténtico al alma. Muchos son los libros que se escriben, pero más vale considerar los más importantes. Tampoco hay que exagerar en el estudio, hay que sacar fruto del trabajo y disfrutarlo.

12:13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. El temor a Dios es el principio de la sabiduría; este temor es lo único que no es vanidad. La base de la plenitud del ser humano no se encuentra en la avaricia, la sensualidad, el materialismo, la necedad o el intelectualismo; sólo está en Dios que es el TODO DEL SER HUMANO. Es en una relación de compañerismo con Dios que el ser humano verdaderamente va a lograr disfrutar de esta plenitud de vida. Esta es la conclusión del libro. El que no seamos capaces de resolver las contradicciones en la vida prueba varias cosas: que la vida es más complicada de lo que podamos imaginar, que los hombres somos muy limitados en nuestras posibilidades y que no sabemos nada acerca del gobierno de Dios sobre su creación y, en especial, sobre el ser humano; pero jamás será un argumento para negar la existencia de Dios.

12:14 Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. El Predicador afirmó la existencia de un juicio divino para las acciones humanas y muchas veces tal juicio se evidencia en el transcurso de la vida humana; sin embargo, habrá un juicio final que revelará la vanidad de todas las cosas en oposición a la única verdad: TEME A DIOS. El libro concluye que el juicio final revelará la vanidad de intentar vivir sin comunión con Dios.

IGLESIA PAZ DIVINA La Comunidad Discípulos de Jesús

Javier Fernando Valdés Soto 2012

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