Laura Fernández Cordero - la pedagogía libertaria de Julio Molina y Vedia

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    Propuesta temtica seleccionada : Representaciones, discursos y significaciones.Ttulo: Anarquismo y educacin: la pedagoga libertaria de Julio Molina y Vedia.Lic. Laura Fernndez Cordero.Docente de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Becaria CONICET, doctorado en CienciasSociales,[email protected]

    I .La figura del anarquista que tanto preocupaba a la dirigencia poltica argentina en la pri-

    mera dcada del siglo XX era la de un rebelde incorregible. Dispuesto al atentado individual eintransigente en la huelga general, el anarquista imaginado por la oligarqua mereca la de-portacin inmediata y la indiferencia de los inmigrantes laboriosos.1

    Pese a que en el debate parlamentario previo a la expeditiva sancin de la ley de Resi-dencia de 1902 se declaraba la prevencin contra toda agitacin obrera, los anarquistas fuerondistinguidos comoprofesionales de la huelga , exaltados y facinerosos. El clebre autor deJuvenilia y creador del proyecto en cuestin, Miguel Can, ilustraba su discurso con unaescena de interpelacin ejemplar. Dice el Poder Ejecutivo:

    - Quin es usted?- Soy un estibador quien estn explotando cuatro contratistas que se comen la mitad de

    mi trabajo.

    - Examinar su caso y el de los otros, y con el poder que la sociedad me ha dado aconseja-r y tratar de que su patrn entre en arreglos.

    ()- Usted quin es?- No soy obrero, soy redactor de un peridico de doctrinas avanzadas.

    - Usted se va fuera del pas, porque yo no necesito intiles de profesin: no tengo necesi-dad de que al obrero se le indique lo que tiene que hacer (). 2

    Como se ha sealado reiteradamente, esta ley se convirti en la respuesta directa de laoligarqua a la intensificacin de las huelgas de ese ao, sin embargo, el debate parlamentario

    1 Para la historia del anarquismo local: Diego Abad de Santilln,El movimiento anarquista en la Argentina desde suscomienzos hasta 1910, Argonauta, Bs.As. 1930; Max Nettlau,Contribucin a la bibliografa anarquista de la AmricaLatina hasta 1914 , Certamen Internacional de La Protesta, 1927; Iaacov Oved,El anarquismo y el movimiento obreroen Argentina , Siglo XXI, Mxico, 1978.2 Diario de Sesiones de la Cmara de Senadores, 1ra. sesin extraordinaria, noviembre 22 de 1902. pg. 665

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    evidencia una preocupacin anterior y ms profunda. No slo porque el proyecto haba sidopresentado en 1899, tal como repite Can para defenderse de quienes sospechan del apresu-ramiento, sino porque en el dilogo citado se ejemplifica el peligro a conjurar con un redactor de ideas antes que con un lder huelguista o con un fabricante de bombas caseras. Es decir, laseguridad nacional se senta amenazada ya desde la propaganda. De hecho, ms que el aten-tado individual, el heterogneo anarquismo local privilegiaba la difusin de sus ideas incen-diarias a travs de peridicos, folletos y libros as como la organizacin de encuentros cultu-rales para disertar contra el sistema y, tambin, el fomento de picnics y mitines dominicalesenemigos del domingo clerical.3

    Si bien los legisladores disidentes lograron variar la redaccin desde un anticipadoTodo extranjero cuya conducta pueda perturbar a un ms moderadoTodo extranjerocuya conducta perturbe , la valoracin de esa perturbacin iba a estar en manos exclusivasdel Poder Ejecutivo y, peor an, del aparataje policial. En este sentido, la ley fue una herra-mienta inmediata para deportar anarquistas reconocidos que en menos de diez das fueronembarcados a sus pases de origen. Sin embargo, es importante verificar que ese Poder Ejecu-tivo hablando directamente con los dudosos obreros ya anticipaba la batalla desde el frenteideolgico.

    Como tambin se sabe, las estrategias de la oligarqua no fueron puramente represivas

    respecto a la inmigracin y al incipiente movimiento trabajador. Con sus vaivenes, el proyectotendi a la integracin, aunque esa intencin no se plasmara en el reparto de tierras ni en laparticipacin en la vida poltico-institucional. Quizs el dispositivo ms evidente en este sen-tido haya sido el sistema educativo que, desde la famosa ley 1420 de 1884, comenzaba por dar forma a una red de escuelas nacionales a las que todos los nios deberan concurrir obli-gatoria y gratuitamente.

    Contra esa pretensin, el posicionamiento del anarquismo fue infrecuentemente un-

    nime: denunciar las escuelas del Estado en tanto aliadas de la opresin. Menos unnimes eranlas acciones elegidas para enfrentar la avanzada estatal en ese frente. Una minora se embarcen la creacin de escuelas denominadas libres, racionales o laicas que pugnaron por sustraer de la instruccin pblica a los hijos de las familias anarquistas.4 La escuela La Nueva Huma-nidad del grupo libertario de Corrales en 1899 y el intento de los Amigos de la enseanzalibre de La Boca durante el fatdico 1902, son las primeras experiencias de las que se tienen

    3 Para una descripcin del mundo cultural anarquista: Suriano, Juan:Anarquistas. Cultura y poltica libertaria en Bue-

    nos Aires. 1890-1910 , Manantial., Bs As, 2001.4 Para un estudio detallado de las experiencias educativas anarquistas: Barrancos, Dora,Anarquismo, educacin y costumbresen la Argentina de principios de siglo , Contrapunto, Bs. As., 1990.

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    noticias, si nos remitimos a la investigacin de Dora Barrancos. Particularmente difcil es se-guir el rastro de esas iniciativas porque slo han perdurado anuncios o comentarios que apare-can en la prensa anarquista. El mismo Abad de Santilln, en su memoria histrica de fines delos aos veinte, encuentra muchos obstculos para reconstruir la existencia de las escuelaslibertarias. Bajo el ttulo Otras formas de accin y de propaganda despacha en una enume-racin desordenada varios casos, uno que otro protagonista y algunas de las declaraciones dela F.O.R.A (Federacin Obrera Regional Argentina).

    A partir de esos retazos es posible apreciar que los anarquistas multiplicaban los espa-cios de lucha en consonancia con su amplia definicin de la opresin que inclua la dimensinestrictamente econmica tanto como la vida familiar, las creencias religiosas, el ejercicio de lasexualidad. En fin, todas las versiones insistentes de la autoridad. En el mbito de la subjeti-vidad dominada por la pedagoga estatal se batan contra el ms profundo proceso de organi-zacin y burocratizacin del aparato educativo nacional en toda su historia. Lo cual se expli-ca en parte con otro argumento recurrente en la historizacin del anarquismo: el origen euro-peo de sus fuentes de inspiracin y sus instrumentos de anlisis eran inadecuados y escasa-mente forzados a pensar la realidad local. La mayora de los pensadores o tericos editadoseran espaoles, franceses e italianos y fue casi inexistente la produccin de obras sociolgi-cas, a las que eran tan afectos, dedicadas a la especificidad regional. Influye aqu tambin su

    tendencia a repetir esquemas ms o menos tericos que conformaban una doctrina bsica. Por ejemplo, se multiplican en la prensa las denuncias de la prostitucin como resultante del sis-tema imperante que lleva a una mujer de la pobreza al burdel, sin embargo, es difcil encon-trar apreciaciones respecto a casos particulares o a la red que operaba escandalosamente enBuenos Aires. Las escasas referencias a situaciones de su presente que no tuvieran que ver con la coyuntura de la huelga o la represin policial se deben recopilar con extremada pacien-cia de la enorme cantidad de peridicos y folletos publicados.5 En este sentido, las prcticas

    educativas pueden constituirse pese a su fragmentariedad, en esos pocos momentos en losque el movimiento libertario se vio obligado a intervenir con cierta organicidad ms que li-mitarse a diagnosticar el entorno a partir de su irreductible internacionalismo.

    Es acertada la advertencia de Juan Suriano al subrayar que, paradjicamente, las pri-meras escuelas fueron responsabilidad de los grupos ms individualistas y contrarios a la or-ganizacin colectiva. A esa corriente perteneca casi con exageracin Julio Molina y Vediaautor poco recordado que me interesa, no obstante, por su manera decididamente original de

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    apropiarse el pensamiento europeo y entrelazarlo en sus textos con impresiones de la realidadlocal. Una rara combinacin de reflexin universal y meditacin rioplatense.6

    II

    Julio Molina y Vedia haba nacido en 1874 en una familia que contaba entre sus ante-pasados ilustres a Mitre y al General Julio de Vedia.7 Estudi arquitectura y ejerci hasta losaos treinta cuando abandon cansado de construir para un mundo en decadencia. Entoncescontinu con su incansable prdica que haba comenzado muy joven como colaborador en laprensa anarquista y otras publicaciones afines. A lo largo de sus casi cien aos de vida mantu-vo la crtica radical al Estado, el diagnstico negativo de su presente y la confianza en uncambio rotundo, prximo e inevitable, pero su estricta independencia individual -que tea suvida cotidiana y sus elecciones intelectuales- lo llev a establecer relaciones con mltiplesgrupos, corrientes polticas dispares e intelectuales diversos. Fue amigo de Xul Solar, de lospadres de Jorge Luis Borges y de Macedonio Fernndez. Se carte con Miguel de Unamuno,tradujo a Edward Carpenter, a Kropotkin y a Thoreau. Admiraba la filosofa oriental y susaplicaciones prcticas. Su nieto, Juan Molina y Vedia, cuenta que en algn momento DonJulio sigui de cerca una iniciativa periodstica de lvaro Alsogaray atrado por sus invectivascontra el Estado. Como este habra numerosos ejemplos para justificar que su pertenencia al

    anarquismo exige algunas salvedades.En principio pocas son las oportunidades en que se autodenomina de esa manera. Re-

    visando sus intervenciones es posible observar que habla del anarquismo como de una expre-sin poltica que elige entre otras pero que no agota sus esperanzas de cambio.8 Aunque, dehecho, sea la amplitud y la profundidad de la denuncia anarquista lo que ms lo seduce.

    El anarquismo es en este sentido una especie de socialismo, pero ms amplio que el socia-lismo de estado y al mismo tiempo ms indefinido y distante de alcanzar su desideratum.La moral anarquista es mucho ms radical y extensa: no slo tiende voltear las actualesinstituciones econmicas sino que, en primer trmino pretende disolver e impedir toda for-ma de dominacin poltica; siendo la vez una nueva moral de la vida personal ()9

    El otro gran punto de encuentro es el rechazo de toda autoridad estatal; posiciona-miento que lo distancia, al mismo tiempo, del socialismo al cual termina calificando como

    5 El CeDInCI (Centro de Documentacin e Investigacin de la Cultura de Izquierdas en la Argentina) ha incorporado recien-temente a su archivo una coleccin fundamental de publicaciones del movimiento obrero que hasta ahora slo podan ser consultadas en instituciones del exterior.6 Este trabajo recorta algunas cuestiones de una investigacin que est en sus inicios.7 Para ms datos biogrficos del autor: Molina y Vedia, Juan, La arquitectura en medio de un incendio, El Ojo Mo-cho, nro. 6, invierno de 1995.8 Agradezco estos artculos periodsticos a Horacio Tarcus quien los rastre y recopil en la prensa y en el archivo familiar de Juan Molina y Vedia. Adems de sintetizar los datos biogrficos y bibliogrficos del autor que se encontraban dispersos.9 JMyV,Hacia la vida intensa, (sociologa subjetiva), Buenos Aires, Tonini, 1904, pg. 67.

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    autoritario. La democracia y el sufragio universal no lo convencen ms que en tanto situacio-nes intermedias pero siempre falseadas de las verdaderas posibilidades de la poltica. Descon-fa tambin de la violencia indiscriminada y tampoco considera que la propaganda a mansalvasea un medio efectivo. Con esas firmes convicciones, aun en su juventud, sus artculos sobreel anarquismo en su mismsima prensa parecen escritos por un observador muy crtico perosentimentalmente involucrado. Les advierte sobre la queja innecesaria que los convierte enanarquistas mendicantes; los llama a la accin por sobre la propaganda constante; los invita aedificar nuevas formas de sociedad. Y cuando dice, nosotros los anarquistas, es una definicincasi amistosa que rene a quienes comparten el fervor de la liberacin.

    Es habitual en los militantes que se ocupan de la historia del movimiento, dar cuentade las flaquezas de algunos compaeros que pasan a filas del socialismo, del radicalismo o delsindicalismo burocrtico. En el caso de Molina y Vedia, Abad de Santilln afirma sencilla-mente:

    No sabemos si este escritor ha continuado produciendo literariamente; desde esa poca,1904, desaparece su nombre de nuestra prensa.10

    Para ese ao, Molina y Vedia editaba su primer libro, Hacia la vida intensa, dondecomienza a delinear el programa que con increble insistencia va a intentar concretar sinabandonar cierta tensin irresoluble entre la iniciativa individualista y el acercamiento a los

    otros:He aqu una de mis escapadas que no ser la ltima, de mi programa de vida sistemtica-mente individualista y ageno (sic) al movimiento de las masas sociales, como si me fueraforzado ceder al arraigado sentimiento de socialidad al que me cuesta substraerme11

    Pero no es una socialidad de iguales sino de respeto a las jerarquas espirituales y mo-rales. El dejo aristocrtico del llamado a la reforma de nosotros mismos ser, por un lado,lo que ms lo aparte del anarquismo y, al mismo tiempo, lo que ms lo incline a la reflexinpedaggica.

    III.

    Su participacin en los debates por la educacin es muy temprana y parte de los si-guientes supuestos:

    Decamos en un articulito aparecido en el nro. 5 de esta revista que todo plan de enseanzainspirado en la naturaleza de las instituciones polticas era necesariamente malo12

    () el derecho ilimitado [de los padres] de adoptar un sistema de educacin par sus hi-jos13

    10 Abad de Santilln, op.cit. pg. 131.11 Hacia el anarquismo organizado, La Protesta, s/f.12 La tica autoritaria en el reciente proyecto de programas primarios, La escuela argentina, 1896.13 Bajo el seudnimo Heriberto, sin datos.

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    () las escuelas pblicas son uno de los tentculos con que tiene necesidad de envolver sus sbditos para arrastrarlos al sacrificio en aras del orden social que el Estado represen-ta14

    Pero al no conformarse con las teorizaciones, publica en febrero de 1898 una de lasprimeras convocatorias para la creacin de una escuela libertaria en Buenos Aires. Tal comodicta la costumbre anarquista, solicita adhesiones y suscripciones voluntarias para lanzar elproyecto. En los primeros prrafos adelanta que el mtodo estara basado en la bsqueda de lapreservacin y regeneracin de la especie humana pero, sobre todo, en la felicidad del edu-cando. Su detenimiento en las necesidades del nio lo convierte en un precursor de diversaspedagogas futuras y transforma su programa de estudios en un medio para lograr la aparicinde los individuos capaces de crear y habitar un orden mejor.

    El texto de presentacin adquiere importancia puesto que es muy difcil encontrar al-gn curriculum propuesto o realizado en las aulas anarquistas. Segn la convocatoria de Mo-lina y Vedia en la nueva escuela se practicara laautosustentacin , es decir, el acercamientoprogresivo de los conocimientos a las necesidades del individuo. Slo esa comunin podraproducir el verdadero aprendizaje que, obviamente, conjugara la teora y la prctica. Es ms,los estudiantes de ambos sexos seran pequeos productores de alimentos, vestidos o mueblesas como poetas y finos crticos de las grandes obras literarias y filosficas. Aprenderan Bio-loga y Psicologa con el fin de potenciar la salud individual as como aplicaran la Qumica,la Fsica, la Matemtica y la Sociologa en la resolucin de problemas cotidianos. La Historiano formara parte del programa porque el autor considera pernicioso el culto a la tradicin ylos hechos pasados se encuentran demasiado distantes de los alumnos quienes deberan poder sentir la utilidad de todo conocimiento.

    Apenas unos meses despus, Molina y Vedia agrega al pie de otro artculo:El prospecto programa de mi Escuela Libertaria, publicado en un nmero anterior de

    esta revista, corresponde una iniciativa diferida y modificada; diferida porque no hall losrecursos pecuniarios que necesitaba y modificada porque ahora pienso instalar la escuela degolpe en un estado de desenvolvimiento avanzado, en lugar de ir ascendiendo lentamentesegn mi primitiva idea15

    Justamente, a partir de all su plan de accin ser mucho ms ambicioso. Buscar desdetodos sus escritos, corregidos con preciosismo, la transformacin generalizada. Al mismotiempo, profundizar su tono aristocrtico y su inclaudicable individualismo. Hacia los aos

    14 JMyV,Hacia la vida intensa, pg. 3.15 Educacin Moderna, La enseanza argentina, s/f

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    treinta sintetiza todo su plan en los dos tomos de su utopa La Nueva Argentina16 dondefantasea pequeas granjas de vida frugal y en contacto con la naturaleza. All las aulas al airelibre renen alumnos saludables cuya gua fundamental es el maestro. Esta figura afectuosasabe respetar las individualidades y provocar lo mejor de sus estudiantes en el taller de ofi-cios, en la expresin artstica y en el ejercicio fsico.

    Mientras la nueva sociedad pudiera ser realizada, Molina y Vedia prosigui sus inter-venciones pedaggicas discutiendo con miembros encumbrados del sistema educativo comoPablo Pizzurno e, incluso, rescatando las ideas de algunos educadores como Alfredo Ferreiray Jos Zubiaur quienes, aunque algo heterodoxos, eran funcionarios del Ministerio de Instruc-cin Pblica.

    Es decir, no abandona la posibilidad de influir en el destino de las escuelas comuneslas cuales, tal como explica la mayora de los historiadores de la educacin de ese perodo,eran permeables a corrientes de opinin dispares y a la accin de maestros e inspectores ms omenos radicales en sus propuestas. Los elementos innovadores con los cuales se identificaba oque haban sido previstos ya en su intento de 1898 eran, sobre todo, la libertad creativa de losdocentes en sus programas, la profundizacin del laicismo -aunque en un clave muy original-,la educacin sexual y la educacin esttica. Las diversas reformas oficiales posteriores sobreel sistema educativo fueron incorporando gran parte de las novedades que el anarquismo anti-

    cipara a fines del siglo XIX.Pese a esos cambios, treinta aos despus Molina y Vedia se quejaba por el efecto

    envilecedor de la instruccin pblica sobre los nios e invitaba a vaciar las escuelas hastatanto

    Aprovechando la importante experiencia acumulada por los ensayos dispersos desde hacems de un siglo, tendremos escuelas con su jardn, su huerta, granjas bosques y ro, para sub-venir a todas las necesidades de la vida.17

    A los ochenta aos de edad, Don Julio reparta entre los jvenes folletos cuyo ttulocopiado a mano rezaba: Invitacin a los amigos. Con nuevas frmulas de convocatoria yviejas tcticas de reunin por triadas, el llamado era el mismo: la invitacin permanente aaumentar la intensidad de la vida.

    16 Fernndez Cordero, Laura, La intensa utopa de Julio Molina y Vedia, El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX , Hugo Biagini, compilador, Ed. Biblos (en prensa)17 La Nueva Argentina. Libro Segundo, Buenos Aires, edicin de autor, 1931, pg. 41.

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    Referencias bibliogrficas

    -Abad de Santilln, Diego:El movimiento anarquista en la Argentina desde sus comienzoshasta 1910 , Argonauta, Bs.As.,1930.-Barrancos, Dora,Anarquismo, educacin y costumbres en la Argentina de principios de si-glo , Contrapunto, Buenos Aires, 1990.Educacin, cultura y trabajadores (1890-1930), CEAL, Buenos Aires, 1991.-Carli, Sandra,Niez, pedagoga y poltica: transformaciones de los discursos acerca de lainfancia en la historia de la educacin argentina entre 1880 y 1955 , Mio y Dvila, BuenosAires, 2002.-Fernndez Cordero, Laura: La intensa utopa de Julio Molina y Vedia, El pensamientoalternativo en la argentina del siglo XX , Biagini, Hugo compilador, Ed. Biblos (en pren-sa)-Molina y Vedia, Juan, La arquitectura en medio de un incendio. Entrevista, Ojo Mocho, nro. 6invierno de 1995.- Nettlau, Max:Contribucin a la bibliografa anarquista de la Amrica Latina hasta1914, Certamen Internacional de La Protesta, 1927.- Oved, Iaacov,El anarquismo y el movimiento obrero en Argentina, Siglo XXI, Mxi-co,1978.-Puiggrs, Adriana,Sujetos, disciplina y curriculum : en los orgenes del sistema educativoargentino , Galerna, Buenos Aires, 1990

    Sociedad civil y estado : en los orgenes del sistema educativo argentino, Galerna,Buenos Aires, 1991.-Salessi, Jorge:Mdicos maleantes y maricas , Beatriz Viterbo Editora, Rosario, 1995.-Suriano, Juan, Anarquistas. Cultura y poltica libertaria en Buenos Aires 1890-1910, Manan-tial, Buenos Aires, 2001.-Tedesco, Juan Carlos, Educacin y sociedad en la Argentina: 1880-1945, Solar, Buenos Ai-res 1993.-Tomassi, Tina,Brevario del pensamiento educativo libertario, Ediciones Madre Tierra,Madrid, 1978.-Woodcock, George, El anarquismo. Historia de las ideas y movimientos libertarios, Ariel,Barcelona, 1979.

    Obras de Julio Molina y Vedia consultadas:Hacia la vida intensa, (sociologa subjetiva) , Buenos Aires, Tonini, 1904.Seales , Buenos Aires, edicin del autor, 1929.La Nueva Argentina, Buenos Aires, edicin de autor, 1929.

    La Nueva Argentina. Libro Segundo, Buenos Aires, edicin de autor, 1931.Invitacin a los amigos, Buenos Aires, edicin del autor, 1960.Recopilacin de escritos sobre anarquismo y educacin (1895-1921)