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102 Le Corbusier en Bogotá, 1947-1951: Precisiones en torno al Plan Director Le Corbusier y la revista Proa o la historia de un malentendido Hugo Mondragón L. 1 En agosto de 1946, se publicó en Bogotá el primer número de la revista Proa. El primer viaje de Le Corbusier a Bogotá se produjo entre el 16 y el 24 de junio de 1947, es decir, entre uno y otro acontecimiento transcurrieron diez meses. Estos datos resultan relevantes si se toma en cuenta que la histo- riografía de la arquitectura del siglo XX en Colombia usual- mente le ha asignado a Proa el papel de principal difusora de las ideas de la arquitectura moderna en el país y a Le Corbusier, el de figura más influyente del movimiento interna- cional en el medio local. En mayo de 1947, en el editorial del número 7 de Proa, se anunció la visita de Le Corbusier a Bogotá como un aconte- cimiento sin parangón para la cultura arquitectónica del país: «Para Bogotá y particularmente para el gremio de arquitec- tos, esta visita es motivo de justo orgullo, de imponderable valía y prenda de prestigio ante el mundo internacional de arquitectos, urbanistas y planificadores» 1 . Este editorial con- cluía sosteniendo que, a partir de ese momento, el desafío consistía en lograr que las relaciones entre Le Corbusier y Bogotá se mantuvieran por el tiempo más largo posible. En el número 8 de Proa, publicado en agosto de 1947, una vez que la primera visita de Le Corbusier a Bogotá era ya un hecho concluido, se publicó una serie de artículos que intentaba definir su compleja personalidad de hombre rena- centista, quien además de arquitecto era al mismo tiempo urbanista, pintor y matemático, entre otros. Los artículos te- nían un inconfundible tono de admiración por la figura del arquitecto franco-suizo y una sensación de excitación por la que había sido su reciente visita. En el editorial de ese mismo número se comparó a Le Cor- busier con figuras como Marx, Freud, Einstein y Picasso y se contaron los entretelones de su primera visita a Bogotá, en especial un pasaje que la historiografía local ha convertido en parte de la mitología de la historia de la arquitectura colom- biana del siglo XX. Me refiero a la supuesta recepción de «es- trella» que le habrían brindado los estudiantes de arquitectu- ra entre gritos de «Abajo la Academia, viva Le Corbusier». En el artículo «Le Corbusier, arquitecto», Jorge Arango Sanín intentó desmontar el mito según el cual Le Corbusier era el creador de la arquitectura contemporánea. Su impor- tancia, en cambio, debía buscarse en las relaciones que ha- bía intentado construir entre la arquitectura y la máquina, en la incorporación de nuevos materiales de construcción como el acero y el hormigón que se sumaban a nuevas aplicacio- nes de los materiales tradicionales y en las ventajas «funcio- nales» que se obtenía de la separación entre estructura de soporte y muros divisorios. De esta forma, afirmaba el autor, Le Corbusier «maquini- za» la arquitectura como Ford mecaniza el auto. La produc- ción y el abaratamiento de los costos de construcción eran el camino que Le Corbusier había abierto a la arquitectura. Esta mecanización, sin embargo, no significaba que el hombre estuviera obligado a ser parte del mecanismo, pues, según Arango, de lo que se trataba era de dar más funcionalidad y libertad a la arquitectura. El texto de Arango finalizaba destacando la condición de propagandista de Le Corbusier, presentándolo como un gran difusor de las ideas de la nueva arquitectura, que se enfren- taba a las visiones más reaccionarias de la sociedad hasta lograr instalar una discusión a nivel internacional. Este texto se acompañó de imágenes del prototipo Dom- Ino, la casa taller de Ozenfant, una foto interior del pabellón de L´Esprit Noveau y un croquis del edificio, una imagen del proyecto para el Centrosoyuss, la casa en Mathes (que ex- plica el nuevo uso de la piedra) y el edificio del Ministerio de Salud y Educación en Río de Janeiro. Carlos Arbeláez, por su parte, eligió presentar en su artículo al «Le Corbusier polemista». Más que en obras o proyectos, el artículo estaba centrado en los libros, artículos y conferen- cias que habían hecho de Le Corbusier un personaje cono- cido internacionalmente. Arbeláez trazó un recorrido que comenzaba en la fun- dación de la revista L’Esprit Nouveau y que, según su pun- to de vista, había tenido momentos sobresalientes en la publicación del Plan para una ciudad de tres millones de habitantes; del texto Une maison-un palais, en la presiden- cia de los CIAM; de las revistas Plans y Prelude, y sobre todo, del libro Precisions, al que Arbeláez le asignó el pa- pel de «puerta de ingreso» de las ideas de Le Corbusier a América. El artículo continuaba con una referencia a las conferen- cias que había impartido Le Corbusier en el Teatro Colón en Bogotá, las cuales, según Arbeláez, habían girado en torno a tres aspectos básicos: la revolución de los nuevos mate- riales y la altura de los nuevos edificios; la revolución en la circulación y los cuatro caminos: carreteras, vías férreas, vías fluviales y transporte aéreo; y finalmente, la propuesta de tres tipos de asentamientos humanos para la ciudad maquinista: el asentamiento agrícola productivo, la ciudad lineal indus- trial y la ciudad radiocéntrica.

Le Corbusier y La Revista Proa o La Historia de Un Malentendido

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  • 102 Le Corbusier en Bogot, 1947-1951: Precisiones en torno al Plan Director

    Le Corbusier y la revista Proa o la historia de un malentendidoHugo Mondragn L.

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    En agosto de 1946, se public en Bogot el primer nmero de la revista Proa. El primer viaje de Le Corbusier a Bogot se produjo entre el 16 y el 24 de junio de 1947, es decir, entre uno y otro acontecimiento transcurrieron diez meses. Estos datos resultan relevantes si se toma en cuenta que la histo-riografa de la arquitectura del siglo XX en Colombia usual-mente le ha asignado a Proa el papel de principal difusora de las ideas de la arquitectura moderna en el pas y a Le Corbusier, el de figura ms influyente del movimiento interna-cional en el medio local. En mayo de 1947, en el editorial del nmero 7 de Proa, se anunci la visita de Le Corbusier a Bogot como un aconte-cimiento sin parangn para la cultura arquitectnica del pas: Para Bogot y particularmente para el gremio de arquitec-tos, esta visita es motivo de justo orgullo, de imponderable vala y prenda de prestigio ante el mundo internacional de arquitectos, urbanistas y planificadores1. Este editorial con-clua sosteniendo que, a partir de ese momento, el desafo consista en lograr que las relaciones entre Le Corbusier y Bogot se mantuvieran por el tiempo ms largo posible. En el nmero 8 de Proa, publicado en agosto de 1947, una vez que la primera visita de Le Corbusier a Bogot era ya un hecho concluido, se public una serie de artculos que intentaba definir su compleja personalidad de hombre rena-centista, quien adems de arquitecto era al mismo tiempo urbanista, pintor y matemtico, entre otros. Los artculos te-nan un inconfundible tono de admiracin por la figura del arquitecto franco-suizo y una sensacin de excitacin por la que haba sido su reciente visita.

    En el editorial de ese mismo nmero se compar a Le Cor-busier con figuras como Marx, Freud, Einstein y Picasso y se contaron los entretelones de su primera visita a Bogot, en especial un pasaje que la historiografa local ha convertido en parte de la mitologa de la historia de la arquitectura colom-biana del siglo XX. Me refiero a la supuesta recepcin de es-trella que le habran brindado los estudiantes de arquitectu-ra entre gritos de Abajo la Academia, viva Le Corbusier. En el artculo Le Corbusier, arquitecto, Jorge Arango Sann intent desmontar el mito segn el cual Le Corbusier era el creador de la arquitectura contempornea. Su impor-tancia, en cambio, deba buscarse en las relaciones que ha-ba intentado construir entre la arquitectura y la mquina, en la incorporacin de nuevos materiales de construccin como el acero y el hormign que se sumaban a nuevas aplicacio-nes de los materiales tradicionales y en las ventajas funcio-nales que se obtena de la separacin entre estructura de soporte y muros divisorios. De esta forma, afirmaba el autor, Le Corbusier maquini-za la arquitectura como Ford mecaniza el auto. La produc-cin y el abaratamiento de los costos de construccin eran el camino que Le Corbusier haba abierto a la arquitectura. Esta mecanizacin, sin embargo, no significaba que el hombre estuviera obligado a ser parte del mecanismo, pues, segn Arango, de lo que se trataba era de dar ms funcionalidad y libertad a la arquitectura. El texto de Arango finalizaba destacando la condicin de propagandista de Le Corbusier, presentndolo como un gran difusor de las ideas de la nueva arquitectura, que se enfren-taba a las visiones ms reaccionarias de la sociedad hasta lograr instalar una discusin a nivel internacional.

    Este texto se acompa de imgenes del prototipo Dom-Ino, la casa taller de Ozenfant, una foto interior del pabelln de LEsprit Noveau y un croquis del edificio, una imagen del proyecto para el Centrosoyuss, la casa en Mathes (que ex-plica el nuevo uso de la piedra) y el edificio del Ministerio de Salud y Educacin en Ro de Janeiro.

    Carlos Arbelez, por su parte, eligi presentar en su artculo al Le Corbusier polemista. Ms que en obras o proyectos, el artculo estaba centrado en los libros, artculos y conferen-cias que haban hecho de Le Corbusier un personaje cono-cido internacionalmente. Arbelez traz un recorrido que comenzaba en la fun-dacin de la revista LEsprit Nouveau y que, segn su pun-to de vista, haba tenido momentos sobresalientes en la publicacin del Plan para una ciudad de tres millones de habitantes; del texto Une maison-un palais, en la presiden-cia de los CIAM; de las revistas Plans y Prelude, y sobre todo, del libro Precisions, al que Arbelez le asign el pa-pel de puerta de ingreso de las ideas de Le Corbusier a Amrica. El artculo continuaba con una referencia a las conferen-cias que haba impartido Le Corbusier en el Teatro Coln en Bogot, las cuales, segn Arbelez, haban girado en torno a tres aspectos bsicos: la revolucin de los nuevos mate-riales y la altura de los nuevos edificios; la revolucin en la circulacin y los cuatro caminos: carreteras, vas frreas, vas fluviales y transporte areo; y finalmente, la propuesta de tres tipos de asentamientos humanos para la ciudad maquinista: el asentamiento agrcola productivo, la ciudad lineal indus-trial y la ciudad radiocntrica.

  • 103Le Corbusier y la revista Proa o la historia de un malentendido | Hugo Mondragn

    Fotografa de Le Corbusier con su firma, publicada por Jorge Arango Sann en su artculo Le Corbusier arquitecto, en: Revista Proa (este texto se acompa de imgenes del prototipo Dom-Ino, la casa tallar de Ozenfant, una foto interior del Pabelln de LEsprit Noveau y un croquis del edificio, una imagen del proyecto para el Centrosoyuss, la casa en Mathes y el edificio del Ministerio de Salud y Educacion en Ro de Janeiro). Proa.

    Le Corbusier, Precisiones sobre el estado presen-te de la arquitectura y el urbanismo: cartula de la primera edicin (1930), donde hace un recuento de sus conferencias en Buenos Aires y Ro de Ja-neiro. FLC.

    Autorretrato de Le Corbusier publicado en el nmero 7 de la revista Proa en el articulo Psicognesis de la Pintura de Le Corbusier. Proa.

    Le Corbusier, diorama de conjunto de la ciudad horizontal, publicado en el numero 7 de la revista Proa en el articulo Le Corbusier urbanista. Proa.

  • 104 Le Corbusier en Bogot, 1947-1951: Precisiones en torno al Plan Director

    El artculo terminaba con la invitacin de Le Corbusier a los arquitectos colombianos a constituir la sede local de ASCORAL (Asamblea de Constructores por una Renovacin Arquitectnica), que l presida en Francia.

    Psicognesis de la pintura de Le Corbusier fue el ttulo del artculo escrito por Jos de Recansens. Se trataba de un ar-tculo muy singular, lleno de conceptos propios de la psicolo-ga, que dificultaban su lectura para aquellos no familiarizados con esa disciplina. Sin embargo, lo que quedaba ms o me-nos claro de la lectura del artculo era que Recansens propo-na como hiptesis que, a travs de su accin como pintor, Le Corbusier haba encontrado una salida para sus frustaciones obras no realizadas como arquitecto. En este sentido, la obra pictrica de Le Corbusier estara compuesta de sus frus-taciones arquitectnicas y por lo tanto, esta sera complemen-taria de la obra arquitectnica. Una sugerente interpretacin. Augusto Tobito, por su parte, present al Le Corbusier ur-banista, haciendo un recorrido por las hoy bastante bien co-nocidas propuestas de La Ville Contemporaine, el Plan Voisin, La Ville Radieuse, el Plan de Argel, etc. Ms que en tratar de exponer las ideas y argumentos que guiaban sus propuestas urbansticas, el artculo se concentr en tratar de presentar un listado sinttico de las propuestas urbanas desarrolladas por Le Corbusier entre 1918 y 1938. Finalmente, y para cerrar este nmero 8 de la revista Proa, dedicado a construir un perfil entusista de la figura de Le Corbusier, se public un extracto de El modulor, del pro-pio Le Corbusier. Luego de esta entusiasta recepcin que Proa le brind Le Corbusier inmediatamente despus de su primer viaje a Bogot, en 1947, dos cosas llaman la atencin del lector atento de la revista: en primer lugar, el silencio que se guard entre 1947 y 1952 en relacin con la contratacin del Plan Regulador de Bogot a Le Corbusier (1947), la creacin de la Oficina del Plan Regulador de Bogot OPRB (1947) y la entrega oficial del Plan Director (1950). En segundo lugar, el cido editorial publicado en la revista en noviembre de 1952 contra el Plan Regulador de Bogot y el urbanismo por co-rrespondencia.

    Qu pudo haber pasado en estos cinco aos para que la revista cambiara tan radicalmente su posicin en relacin con Le Corbusier y el trabajo que este haba desarrollado para Bogot? La respuesta tal vez se encuentra en una seguidilla de artculos y proyectos que tenan por objetivo transformar a Bogot en una ciudad moderna, y que se ha-ban publicado en la revista con anterioridad a la contrata-cin del Plan Regulador de Bogot a Le Corbusier.

    2

    Entre agosto de 1946 y junio de 1948, se publicaron en la revista Proa cinco propuestas para transformar a Bogot en una ciudad moderna. Fueron ellas: 1. la ampliacin de la ca-rrera 10., 2. el plan vial a 20 aos, 3. la reurbanizacin de la plaza central de mercado y de las 16 manzanas vecinas, 4. la ciudad del empleado y 5. la reconstruccin de Bogot.2

    Estas propuesta haban sido desarrolladas por persona-jes como dgar Burbano, Luz Amorocho, Enrique Garca, Jos J. Angulo, Jorge Gaitn, lvaro Ortega, Gabriel Solano, Augusto Tobito, Alberto Iriarte y Jorge Arango; todos ellos, cercanos a Carlos Martnez, editor de la revista Proa y aun-que hasta cierto punto estos planes no eran ms que dibujos esquemticos acompaados de frases provocadoras, a la distancia resulta claro que sus autores tenan serias preten-siones de dirigir el destino urbanstico de Bogot. Del examen de estos planes y de varios de los artculos sobre urbanismo publicados en la revista entre 1946 y 1951, se han podido inferir algunas pistas. Por ejemplo, para Proa, la administracin pblica no era otra cosa que la institucin que se encargaba de proteger que el beneficio comn estu-viera por encima de los intereses particulares y, en ese sen-tido, una de sus labores era garantizar que el crecimiento de la ciudad se llevara a cabo de manera ordenada. Pero esto no haba sido as. Pareciera ser que esta institucin o la ausencia de ella fuera la responsable de que al menos a partir de 1936 se presentara en Bogot un fenmeno muy significativo que en la revista se conoci con el nombre del comienzo de la era del urbanismo feudal.3

    Lo que caracterizaba esta era del urbanismo feudal era la inversin de la escala de valores entre intereses colec-tivos e intereses privados, que los editores de la revista se aprestaron a denunciar. El urbanismo feudal era la viva re-presentacin de lo que suceda con el crecimiento de una ciudad cuando se privilegiaban los intereses individuales por encima de los intereses colectivos.4 Esto se consideraba una inversin de valores inaceptable puesto que, en el marco conceptual construido por la revista, la ciudad deba ser ante todo comprendida como un bien comn. En este sentido no es de extraar la definicin de plani-ficacin que aparece consignada en la revista. La planifica-cin se entenda como: la ciencia que estudia, prev, ordena y distribuye el patrimonio o riquezas de una regin en vista de un bien comn; y por bien comn debe entenderse el de la colectividad. La planificacin es la justa relacin en-tre las obras oficiales de servicio pblico y la satisfaccin de las necesidades de la colectividad. Es posible inferir que la planificacin slo deba ser adelantada por la administracin pblica, es decir, por una institucin del Estado, para que de esta manera se pudiera garantizar el privilegio de los intereses colectivos en los pro-cesos de construccin de la ciudad. Sin embargo, hacia 1946, Bogot no pareca ser una ciu-dad que se destacara precisamente por el inters demostra-do por la administracin pblica en resolver oportunamente los problemas de crecimiento y acelerada urbanizacin a los cuales se enfrentaba la ciudad.

    Ya desde el primer nmero de Proa se lanzaban los primeros ataques contra la mxima figura de la administracin pblica en esos momentos, es decir, contra el alcalde de la ciudad. Bogot escribi Carlos Martnez ha tenido copioso n-mero de alcaldes, pero bien pocos son los que merecen un lugar en los anales urbansticos de esta ciudad. El nico alcalde que escapaba de la crtica de Martnez era Jorge Soto del Corral, puesto que fue el primero en con-cebir el vasto proyecto de ensanche y apertura de vas, que con el nombre de Plan Soto-Bateman se lanz a la conside-racin del pblico en 1934.5

  • 105Le Corbusier y la revista Proa o la historia de un malentendido | Hugo Mondragn

    Entre agosto de 1946 y junio de 1948 se publicaron en la revista Proa cinco propuestas para transformar a Bogot en una ciudad moderna. Fueron ellas: 1. La ampliacin de la carrera dcima, 2. El plan vial a 20 aos, 3. Reurbanizacin de la Plaza Central de Mercado y de las 16 manzanas vecinas, 4. La ciudad del empleado y 5. Reconstruccin de Bogot. Plano de la propuesta para la Reconstruccin de Bogot. Proa.

    Maqueta del proyecto para la Ciudad del Empleado. Proa. Dibujo del proyecto para la ampliacin de la carrera 10.. Proa.

    En el nmero 1 de Revista Proa fueron publicados una serie de trabajos de es-tudiantes con el ttulo: Para que Bogot sea una ciudad moderna: maqueta de uno de ellos. Proa.

  • 106 Le Corbusier en Bogot, 1947-1951: Precisiones en torno al Plan Director

    Segn se expuso, el plan fue ampliamente debatido den-tro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos (SCA)6 y algu-nos de sus miembros presentaron un nuevo plan, basado en el anterior, que contemplaba el ensanche de algunas vas existentes en la ciudad. Este proyecto apareci publicado en Proa con el nombre de Ampliacin de la carrera 10. y segn se afirmaba: El alcalde Llins, sucesor de Soto del Corral, hizo aprobar en el Concejo, en 1945, conforme a los princi-pios expuestos por la SCA el proyecto definitivo de ensanche de esta importante va.7

    No obstante el triunfo gremial que pudo haber significado la aprobacin de este proyecto por parte de la administra-cin de la ciudad, es probable que la revista considerara que los proyectos de transformacin de la ciudad no podan de-pender de la sensatez o buena voluntad del gobernante de turno o, tal vez ms importante, de la buena relacin que el gremio de los arquitectos tuviera con l. Por esta misma razn, en el mismo nmero en el cual se celebraba la aprobacin de la ampliacin de la carrera 10., se lanz una verdadera campaa para que la Adminis-tracin de la ciudad creara un Departamento Municipal de Planificacin Autnomo, organismo que ya existe en la capital de cualquier Estado donde el orden, la higiene y el crecimiento de la ciudad sean preocupaciones.8

    La pregunta que surga en ese momento era: quines seran las personas ms idneas para conformar dicho de-partamento? Es obvio que no se trataba de los actuales fun-cionarios del municipio, contra los cuales los editores de la revista no ahorraban crticas.9 Los candidatos eran otros. Si por una parte se haca un llamado para que este departa-mento, que sera el encargado de la administracin de la ciu-dad, estuviera integrado por personas capacitadas y quin ms capacitada que una persona que hubiera cursado es-tudios urbanos10, por la otra, sugera hacer un llamado a colaborar a los jvenes arquitectos que en diciembre, con motivo de la exposicin de su tesis de grado, mostraron apartes de lo que podra hacer en Bogot.11

    La estrategia iba resultando evidente. Por una parte, se estaba impulsando la candidatura de alguno de los miem-bros de la SCA para que fuera nombrado como director del

    mencionado Departamento de Planificacin podra tratarse del propio Carlos Martnez12. Por la otra, se buscaba la in-clusin de los llamados jvenes arquitectos, algunos de los cuales ya haban sido alumnos del propio Martnez en la Uni-versidad Nacional y con quienes, sin duda, comparta posi-ciones ideolgicas parecidas.13

    Pero por qu la revista decidi entrar en contienda para incidir en dicho organismo? La respuesta puede resultar ob-via si se tiene en cuenta el papel fundamental que el Depar-tamento de Planificacin desempeaba en la puesta a punto de las propuestas publicadas en Proa para el centro histrico de Bogot. En tanto, la viabilidad de los planes dependa de la apli-cacin de la Ley de Expropiacin y, si bien dicha ley exista, no exista el organismo encargado de aplicarla. As, la revista no dud en idear una modificacin a la administracin de la ciudad que permitiera la creacin de dicho organismo y tampoco dud en entrar en contienda directa por su con-trol. Para Carlos Martnez era claro que, en ese momento del pas, Urbanizar es gobernar.14

    Las reformas exigidas a la administracin pblica tenan por objetivo final allanar el camino para que la administracin de la ciudad se decidiera por adoptar algn tipo de estrate-gia de planeamiento para Bogot. En 1947, el ao siguiente a la fundacin de Proa, el gre-mio de los arquitectos, representados por la SCA, obtendra un significativo xito en esta direccin, al lograr la aproba-cin de la Ley 88 por parte del Congreso de la Repblica.15

    En ese mismo ao, se iniciaron las gestiones para con-tratar el plan de Bogot a un profesional de primer orden y comprometido con las propuestas ms avanzadas y moder-nas.16 Se establecieron algunos contactos con personajes como Marcel Breuer, pero es muy probable que Eduardo Zuleta ngel para la fecha, ministro de Colombia ante las Naciones Unidas haya postulado e impulsado la candidatu-ra de Le Corbusier y es con ese rtulo que el maestro franco-suizo visit Bogot por primera vez, el 6 de junio de 1947.17

    Este mitolgico suceso ha sido ampliamente comentado por la historiografa colombiana, que ha sealado el apoyo irrestricto que los arquitectos colombianos y sobre todo, Car-

    los Martnez Jimnez y un grupo de fieles seguidores de sus ideas, le habran prestado al maestro, lo cual lo habra hecho exclamar: Est bien que estn de acuerdo conmigo en un cien por cien, pero no es posible que estn de acuerdo con-migo en un trescientos por ciento18

    En el editorial aparecido en el ejemplar nmero 7 de Proa, la revista anunciaba la visita de Le Corbusier a Bogot y en el editorial del ejemplar nmero 8, dedicado enteramente a la figura del maestro, se transcribieron algunas de las frases que pronunci durante su visita a la ciudad.19

    Sin embargo, el apoyo que la revista le daba a la can-didatura de Le Corbusier parecera tener unos lmites difu-sos. Reconociendo la importancia del personaje y su filiacin ideolgica, a partir de ese momento, los editores a revista se encargaron de promover la contratacin de un estudio urba-no de Bogot a Le Corbusier. Sin embargo, por alguna razn, no solicitaban nada con precisin, sino que lo hacan de forma bastante vaga, tal como indican las palabras contribucin o aporte, las cuales parecen sugerir ms la figura de un asesor que la de un contratista, con lo cual los editores de la revista parecan no renunciar a la posibilidad de llevar a cabo los planes que haban publicado en Proa para modernizar a Bogot.

    En el artculo que sirvi de introduccin al intempestivo y coyuntural proyecto de Reconstruccin de Bogot del ao 1948, los editores de la revista sostenan que una vez que dicho proyecto fue mostrado al conocido urbanista Maurice Rotival, este en repetidas ocasiones sostuvo que ustedes los arquitectos de Bogot, han llegado a una insospechada madurez profesional. Ustedes no necesitan de tcnicos ex-tranjeros sino a manera de crticos por 10 15 das cada 6 meses [sic].20

    Con esta operacin, se estaba tratando de sealar un es-quema de trabajo en el cual unos arquitectos colombianos probablemente del crculo de Proa llevaban a cabo el plan para Bogot con la asesora de un tcnico extranjero lase Le Corbusier. Pero adems, la aparicin de esta figura no es una casualidad. Rotival era un urbanista francs defensor

  • 107Le Corbusier y la revista Proa o la historia de un malentendido | Hugo Mondragn

    de la aproximacin culturalista, uno de los ms duros crticos de Le Corbusier y su competidor en el mercado de las ciuda-des latinoamericanas.

    Ocho meses ms tarde, en febrero de 1949, durante la admi-nistracin del alcalde Fernando Mazuera, Le Corbusier hizo un segundo viaje a Bogot con el fin segn apareci en la revista de acordar el plan de trabajo y las minucias del res-pectivo contrato.21 De esta manera, se le haba contratado a Le Corbusier el estudio urbanstico que reclama la capital de Colombia22 y el director de Proa le brind un lnguido apoyo a esta decisin sosteniendo que la valiosa colabo-racin de Le Corbusier, en este estudio, ser de inmensa importancia para Bogot.23

    A partir de entonces, y con la excepcin de un solitario artculo de Rafael Serrano Camargo titulado Resea sobre el Plan Regulador de Bogot, publicado en abril de 1950, el tema del plan desaparecer silenciosamente de las pginas de la revista, hasta el punto que en el libro compilatorio que public la revista en 1951 no se public ninguno de los pla-nes, ni tampoco se hizo referencia alguna al Plan Director o Plan Piloto elaborado y entregado por Le Corbusier a las au-toridades de Bogot entre los meses de agosto y septiembre de 1950. El citado artculo de Serrano Camargo inform que hasta esa fecha, la Oficina del Plan Regulador para Bogot, la cual tena bajo su control el Plan Director elaborado por Le Cor-busier, haba tenido a dos directores: Herbert Ritter y Carlos Arbelez Camacho, ambos personajes cercanos a los edito-res de la revista. Con ellos se haban conseguido, en parte, lo que se haban propuesto los editores de Proa desde su fundacin en 1946: tener algn tipo de injerencia en las deci-siones sobre la planeacin de Bogot.

    3

    Jorge Arango Sann, quien para el momento de la primera visita de Le Corbusier a Bogot se desempeaba como jefe de la Oficina de Administracin de Edificios Pblicos y quien

    era coautor de uno de los planes para Bogot publicados en Proa, afirma en sus memorias que fue consultado por el al-calde de Bogot de la poca sobre la conveniencia de invitar a Le Corbusier. Arango dice que estuvo de acuerdo, pues en aquel momento estaba convencido de que sera muy benefi-cioso que el plan de reconstruccin de Bogot que l y otros arquitectos ms haban desarrollado luego de los disturbios del 9 de abril de 1948 y que estaba siendo usado por la ciu-dad como plan bsico para su reconstruccin, recibiera los comentarios y observaciones de Le Corbusier.24

    Sin embargo, su testimonio da cuenta de que nunca ima-gin que el Plan Regulador para la ciudad fuese contratado al mismo Le Corbusier, a quien vea ms como un asesor para un plan de su coautora con algunos otros integrantes del crculo de la revista Proa. Esto explicara el silencio y posterior ataque del director de la revista al Plan Regulador de Bogot que la autoridad municipal le haba contratado a Le Corbusier, Sert y Wienner. En el editorial del nmero 65 de Proa, publicado en noviem-bre de 1952, Carlos Martnez acus de engao a los arqui-tectos extranjeros autores del plan. En Puro tamo el Plan Regulador de Bogot?,25 Carlos Martnez denunci irregularidades e hizo cidas crticas al Plan Regulador. Los centros de la crtica de Martnez eran el incumplimiento en los plazos de entrega y una rebaja de veinte mil dlares en el contrato a favor del municipio de Bogot, para que se contrataran a terceros estudios demo-grficos, sociales, estadsticos, econmicos, de movilidad, topogrficos y geolgicos. Las preguntas que se hizo Mart-nez fueron: en qu se han gastado entonces los doscientos mil dlares que se han pagado a los contratistas hasta este momento? y cmo han podido llevar adelante un plan serio y riguroso sin haber tenido antes el levantamiento de tan fun-damental informacin? Segn Martnez, los pocos dibujos que haban entregado los contratistas hasta ese momento no representaban nada que profesionales colombianos no hubieran podido realizar en Bogot. Para completar, los planes reguladores que la fir-ma de Wienner y Sert haba realizado para Tumaco, Medelln y Cali haban mostrado ser un fracaso.

    Como se sabe, el Plan Piloto fue convertido en ley me-diante el Decreto 185 de 1951, pero prontamente quedara obsoleto debido a la llegada incesante de masas de inmigran-tes expulsados de los campos por la violencia poltica que haba desatado el asesinato de Gaitn, en 1948. Estas masas destrozaron las estadsticas previstas de crecimiento y rpi-damente desbordaron, en la realidad, los lmites que, sobre el papel, el plan haba fijado para la urbanizacin de la ciudad. En el caldeado ambiente social y poltico de comienzos de los aos 50, el Plan Piloto no solo se fue quedando sin res-paldo poltico y jurdico sino que, adems, durante el gobier-no militar de Rojas Pinilla (19531957) se tomaron algunas medidas que terminaron por asestarle un golpe de gracia: los municipios de Engativ, Usaqun, Suba, Fontibn, Bosa y Usme fueron anexados a Bogot y a esta suerte de conur-bacin jurdica se la denomin el Distrito Especial de Bogo-t. En esos mismos aos, el Centro Administrativo Nacional (CAN), el aeropuerto internacional El Dorado y la calle del mismo nombre se construyeron por fuera del permetro que el plan de Le Corbusier haba previsto para la ciudad.

    Luego del malentendido Le Corbusier y con el restableci-miento de los regmenes democrticos en 1959, Carlos Mart-nez Jimnez, director de la revista Proa, fue nombrado direc-tor del Departamento Administrativo de Planeacin Distrital. Durante la gestin de quien ha sido sealado por la crti-ca de incitar desde las pginas de Proa a la demolicin irra-cional e indiscriminada del centro histrico, se explidi la Ley 163 de 1959, sobre defensa y conservacin del patrimonio histrico, artstico y de monumentos pblicos de la Nacin en el centro de Bogot, y se llev a cabo la remodelacin de la plaza de Bolvar. Los hechos muestran que la crtica se ha equivocado no solo con la figura del director de Proa, quien como se ha mos-trado, se interes por la arquitectura del pasado mucho antes que los que esa misma crtica ha sostenido, sino que tambin se equivoca al asignar a la revista, en sus primeros aos, el papel de difusora muda de las ideas de Le Corbusier. Valdra la pena preguntarse en cambio por las relaciones que se pudieran construir entre los arquitectos colombianos,

  • 108 Le Corbusier en Bogot, 1947-1951: Precisiones en torno al Plan Director

    1 Revista Proa n.o 7, Bogot, mayo de 1947.2 Una descripcin de estos planes puede leerse en un extracto de: Hugo

    Mondragn, Arquitectura moderna en Colombia, 1946-1951. Lectura cr-tica de la revista Proa en: Textos 12, publicacin del programa de Maes-tra en Historia y Teora del Arte y de la Arquitectura, Universidad Nacional de Colombia, Bogot, 2005.

    3 Junto a un plano de la ciudad es posible leer lo siguiente: Bogot en 1936. Por esta poca ya haban aparecido los urbanizadores y los urba-nistas picoteros ensayaban sus trazados. Bogot muestra aqu un con-junto de aglomeraciones de espantoso desorden. La ciudad, que haba tenido su primer crecimiento en obediencia a elementales mandatos de orden y en acatamiento a los principios que regulan la morfologa urba-na, troc a partir de este momento su trazado econmico por confuso y malbaratado aspecto. Se sacrific la economa, la orientacin de sus vas y la lgica composicin urbanstica, por las monedas que llenaron la escarcela de los especuladores. Apartados terrenos otrora destinados a labranzas, por obra de perniciosos intereses, canjearon sus funciones por las de nuevos barrios. Los beneficios de la colectividad fueron derro-tados por el provecho de unos pocos. Sin embargo la ciudad es un bien comn, pero esta consideracin fue vacua. Tambin en otra poca, casi brbara, entre duques y prncipes, entre ducados y obispados, florecie-ron los funestos preceptos del inters individual y esta poltica determin una era lastimosa de la historia: para alivio de los que han intervenido en el desarrollo de Bogot, esta ciudad seala tambin una penosa era que se llama URBANISMO FEUDAL en planos criminales [sic]. Proa n.o 9, Bogot, noviembre de 1947.

    4 Estudios ms recientes han demostrado que aquello que tanto espantaba a los miembros de la revista no era ms que una manifestacin del creci-miento natural de la ciudad del capital. Para ms informacin sobre este tema vase: Marino Folin, La ciudad del capital y otros escritos, Gustavo Gilli, S. A., Barcelona, 1976.

    5 La carrera dcima en: Proa n.o 1, Bogot, agosto de 1946.6 Es importante sealar que el gremio de los arquitectos se encontraba

    para esa fecha trabado en una lucha tendiente a profesionalizar el ejerci-cio de la Arquitectura, tratando de acceder a las esferas del poder, en las cuales se tomaban decisiones fundamentales para el futuro urbanstico de la ciudad.

    7 La carrera dcima, dem.8 Para que Bogot sea una ciudad moderna, en: Proa n.o 1, Bogot agos-

    to de 1946.9 Las personas que se interesan por estos temas los temas urbanos nos

    han comunicado que el Departamento de Urbanismo Municipal est en las oficinas de Proa. Tales declaraciones son estimulantes. Los Urbanistas Municipales, cuando se han ocupado de la nocin de CALLE la han con-fundido con CORREDOR, y cuando se han enterado de la necesidad de VIVIENDA han llevado su pericia al servicio de la demagogia, ejecutando casitas cuyo conjunto son barrios desolados y tristes. [sic] Tomado de

    Bogot puede ser una ciudad moderna. Reurbanizacin de la plaza cen-tral de mercado y de las 16 manzanas vecinas, en: Proa n.o 3, Bogot, 1946.

    10 Debemos dejar la constancia de que Bogot no ha tenido urbanistas. Pars tuvo a Colbert, gran ministro superintendente de construcciones de Haussmann, el ministro de Napolen III. Washington tuvo a Jefferson a LEnfanta. Caracas tuvo a Guzmn Blanco y ltimamente a Medina An-garita. Ro de Janeiro tuvo al Rey Juan y a Getulio Vargas y Buenos Aires a Rivadavia. En Bogot las gentes de progreso urbano no figuran en sus hechos. Es cierto que el virrey Espeleta orden grandes trabajos pero desgraciadamente sus rdenes no se cumplieron. Para que Bogot sea una ciudad moderna, en: Proa no. 1, p. cit.

    11 Las fotos de los trabajos de estos estudiantes sirven para ilustrar el artcu-lo Para que Bogot sea una ciudad moderna, dem.

    12 Se recuerda que Carlos Martnez Jimnez haba obtenido en 1933 el ttulo de urbanista, otorgado por el Instituto de Altos Estudios de la Universidad de Pars.

    13 De hecho, el artculo Para que Bogot sea una ciudad moderna se ilus-tra con fotografas de los trabajos de tesis de los alumnos a los que hace mencin la revista.

    14 Editorial, Proa n.o 27, Bogot, septiembre de 1949.15 Por medio de la Ley 88 de 1947, que fue el resultado de las gestiones

    realizadas por la Sociedad Colombiana de Arquitectos (SCA) y por uno de sus miembros ms destacados, Jorge Gaitn Corts (alcalde de Bo-got en la dcada siguiente), se logr que el Congreso adoptase una legislacin especfica sobre el planeamiento urbano, como instrumento bsico para regular el crecimiento de las ciudades. En: Rodrigo Corts, Le Corbusier en Bogot: por un urbanismo de los tiempos modernos, Textos (4) Publicacin del Programa de Maestra en Teora e Historia del Arte y la Arquitectura. Bogot, 2000.

    16 Rodrigo Corts. dem, p. 80.17 Le Corbusier haba trabado buena amistad con Zuleta gracias al apoyo

    irrestricto que ste le haba dado, en su calidad de presidente de la co-misin decisoria para asignar el encargo al proyecto presentado por el arquitecto suizo al concurso convocado para escoger el diseador de la sede de Nueva York de la recin creada ONU, ib.

    18 Frase supuestamente pronunciada por Le Corbusier en su visita a Bogot, segn Germn Tllez, en Crtica & Imagen, Ministerio de Cultura, Repbli-ca de Colombia, Escala, Bogot, 1998, p. 93.

    19 A continuacin, se transcriben algunas de estas frases: Los habitantes de Bogot en su afn de disfrutar del paisaje de la sabana le estn dando la espalda al hermoso paisaje de las montaas. La sabana es dominable desde un avin, las montaas bogotanas desde una habitacin. El tra-zado urbanstico del viejo Bogot es un buen trazado. La cuadra espaola con sus ngulos rectos, una hermosa creacin. El desorden de Bogot est en sus nuevos barrios. El caso urbanstico de Bogot se me pa-rece a una de esas seoritas que a los 17 aos decidieron abandonar el hogar para entrar en la aventura de una vida sin control. La gran mayo-

    Proa y Le Corbusier, si se cambiara el desgastado prejuicio del padrinazgo ideolgico y la repeticin irreflexiva.

    Una posible influencia de los proyectos publicados en la re-vista, en la esfera de preocupaciones del maestro, parece ser algo no tan descabellado, sobre todo cuando se lee el as llamado sustento filosfico del proyecto que Le Corbusier desarroll para Bogot, en el cual el arquitecto franco-suizo pareciera hablar desde el mismo suelo conceptual y casi con las mismas palabras que los editores de la revista haban utilizado aos atrs en la publicacin de los planes.

    La obra revolucionaria escriba Le Corbusier consiste en volver a poner en orden aquello en que la incuria, la imperi-cia, el egosmo, la demagogia, han perturbado, desnaturali-zado, convertido en grotesco e ineficaz, hostil al bien pbli-co. Es por todo lo anterior que, a menudo, la obra revolucio-naria se manifiesta por medio de una de carcter altamente tradicionalista Aqu en Bogot, la historia y la geografa, la topografa, el rgimen del sol, aquel de las aguas, de los vientos, etc. () han conducido al plan director a respetar las mismas leyes que haban descubierto, respetado y utili-zado los fundadores de la ciudad.26

    Hugo Mondragn L.: arquitecto, Universidad Nacional de Colombia. Magster en Arquitectura, Pontificia Universidad Catlica de Chile. Magster en Ar-quitectura, Universidad Nacional de Colombia. Doctor (c), Pontificia Uni-versidad Catlica de Chile. Jefe del programa magster en Arquitectura.

  • 109Le Corbusier y la revista Proa o la historia de un malentendido | Hugo Mondragn

    ra de los arquitectos bogotanos son jvenes plenos de optimismo y sus trabajos son giles; creo que con ellos podra yo hacer una buena obra en Bogot. Si en ustedes los colombianos persisten por algunos aos ms la caracterstica gentileza, una civilizacin colombiana florecer. Me agrada vuestro Capitolio. Es sobrio y tiene distincin. La utilizacin de materiales autctonos, como estas piedras, seala en ustedes el sentido de lo funcional, en: Proa no. 8, Bogot, agosto de 1947.

    20 La reconstruccin de Bogot, en Proa n.o 13, Bogot, junio de 1948.21 Le Corbusier y el Plano Regulador de Bogot, en Proa n.o 21, Bogot,

    marzo de 1949.22 Ib.23 Ib.24 Arango dice lo siguiente: I was consulted by the major and was more

    than happy to agree upon the benefit of having Le Corbusier look over what Carlos [Martnez] and I had done and the city had been using as a basic plan for reconstruction. En: Jorge Arango, Villa Sofa. Athenea Press, Londres, 2003.

    25 Editorial, revista Proa n.o 65, Bogot, noviembre de 1952.26 Rodrigo Corts, p. cit., p. 100.

  • 110 Le Corbusier en Bogot, 1947-1951: Precisiones en torno al Plan Director

    El visitante ilustre y un profesor de ArquitecturaMauricio Pinilla

    Architecte Rother de Bogota, auteur de ledifice postal gouvernamental de Barranquilla. (Centre Civique). Trs bien. (Beau bton et inspiration).

    Le Corbusier. Carnet D-14.

    Leopoldo Rother lleg a nuestro pas a mediados de 1936, atendiendo la convocatoria formulada por la administracin liberal del presidente Lpez Pumarejo para traer tcnicos al-tamente calificados que contribuyeran a su recin emprendi-do proyecto de modernizacin del Estado colombiano. En Alemania, las circunstancias polticas haban venido tornndose cada da ms difciles y complejas, afianzndose rpidamente la primaca del nacionalsocialismo, que exhiba en ese proceso las primeras muestras de la organizada vio-lencia que luego alcanzara dimensiones devastadoras para toda Europa. Al acceder al aparato administrativo del Esta-do, los nazis emprendieron de inmediato su labor de conso-lidacin en el poder, apartando de sus cargos a quienes no pertenecieran al partido para sustituirlos por simpatizantes o directamente por cuadros del partido.

    Rother fue una de las muchsimas vctimas de aquellos acon-tecimientos. Formado con los principios formales clsicos que eran tradicin en todas las academias de su poca, em-pezaba a interesarse y a compenetrarse hondamente con los ideales de la arquitectura moderna, que en la Repbli-ca de Weimar tan decisivas conquistas espaciales haban entregado a la cultura. Mesuradamente en los edificios que realizaba para el Estado y de manera franca y elocuente en sus proyectos de concurso, despliega su familiaridad con el nuevo lenguaje y con las ideas que en Berln ya empezaban

    a materializarse en las nuevas colonias habitacionales y eran objeto de discusin en toda Europa. Rother era de carcter fundamentalmente bondadoso, como lo recuerdan sin excepcin quienes luego seran sus discpulos en Colombia, y un intelectual de profundas con-vicciones humanistas.1 No encajaba de manera alguna en el constreido marco ideolgico que a la fuerza se le impona a su pas. En la Navidad de 1935, fue informado que haba sido re-levado de su cargo como subdirector de Edificios Naciona-les de Alemania.2 Haba llegado a esta responsabilidad tra-bajando disciplinada y meritoriamente, desde su graduacin de la Escuela Tcnica Superior de Berln, en agosto de 1920. Con 41 aos, se haba casado con Susane Treuenfels y tena con ella dos nios de muy corta edad. Con cunta angustia y preocupacin experimentara aquel golpe a su carrera y vera las amenazas que se cernan sobre los que amaba, discerniendo razonada y claramente la perspectiva de la dis-criminacin y la brutalidad, todas las puertas cerradas ante ellos. La convocatoria del lejano Gobierno colombiano llega-ba providencialmente.3

    Colombia no ser meramente para l un refugio temporal para salvar a su familia. Nuestro pas se convertir en una nueva patria hospitalaria, entraablemente sentida y valo-rada. Su nueva residencia, con las responsabilidades que le asigna el Estado y con su variedad de climas y paisajes, influir decisivamente en su arquitectura. Trae consigo una reconocida experiencia como proyec-tista, que incluye la concepcin de algunos de los edificios ms importantes de la Universidad de Clausthal.4 Segura-mente ello haya sido preponderante al contratarle, pues la

    Leopoldo Rother: retrato. Marta Devia de Jimnez, Leopoldo Rother en la Ciudad Universitaria, Universidad Nacional de Colombia, p. 51.

  • 111El visitante ilustre y un profesor de arquitectura | Mauricio Pinilla

    construccin de una ciudad universitaria es una de las inten-ciones centrales de la administracin de Lpez Pumarejo. Su contacto con Colombia tuvo que haberle impresionado hondamente. As lo deja entrever Hans Rother al referirse al arribo de su padre a nuestro pas. No s aun si, llegado a Ba-rranquilla, emprendi el duro viaje a Bogot en vapor a lo lar-go del Magdalena, como era usual, o si lo hizo volando como pasajero de la ya razonablemente bien establecida Sociedad Colombo Alemana de Transporte Areo, que cubra con sus hidroaviones en diez horas la ruta hasta el puerto fluvial de Girardot, siguiendo el cauce del ro y abreviando sustancial-mente las varias semanas que poda tomar la ruta en vapor. O si arrib por el puerto de Buenaventura, como lo hara en 1939 su compatriota, el pintor Guillermo Wiedemann.5

    Pero al igual que ocurri con Wiedemann, lo nuevo y di-verso de las gentes, su msica y su carcter despreocupado, la vastedad del paisaje y sus contrastes, la luz y los colores del trpico y la fuerza del clima debieron ejercer una enorme influencia en su sensibilidad. Un pintor puede hacer estas sntesis mucho ms rpida e intuitivamente. En el caso de un arquitecto, el proceso tiene forzosamente que ser ms lento y sedimentado, comprendiendo los fundamentos culturales y construyendo argumentos tcnicos armoniosos con las l-gicas del proyecto. La madurez de Rother como arquitecto debi acercarlo con curiosidad de cientfico a la experiencia de habitar en medio de altas humedades relativas y con tem-peraturas que a la hora de mayor calor del da rondan los 35C, identificando las razones por las cuales estas duras condiciones solamente puede paliarlas la arquitectura si pro-vee refugio con sombra abundante y amplia exposicin a las brisas. Al adentrarse en el pas, era forzoso el contacto con las viviendas campesinas de clima clido, construidas con materiales vegetales de escasa capacidad de almacena-miento trmico, con anchos techos elevados y con habitacio-nes transparentes, soportadas con postes entre los cuales se guindan las hamacas y el viento pasa sin obstculos. Lo que hasta entonces habra sido para l apenas una referen-cia antropolgica erudita, la cabaa Caribe primitiva vista en el contexto de una publicacin especializada o un museo de Europa, adquirira inesperada y apropiada realidad. El esp-

    Hidroavin Junkers de la compaa Scadta en Girardot, tras acuatizar sobre el ro Magdalena, proveniente de Barranquilla. Pgina electrnica del mu-nicipio de Girardot.

    Eugne Burnand: dibujo de la cabaa Caribe; Apuntes de la clase de Gottfried Semper sobre el estilo (1869). Archivo de la ETHZ. Zrich.

    ritu objetivo y racional de Rother debi identificar claramente en ella su concordancia con los datos esenciales del clima, confrontndola con su ideario y sus conocimientos para pre-pararle poco a poco, ciertamente con la influencia del debate intelectual de su tiempo, a una evolucin de su lenguaje y de la concepcin espacial misma de su arquitectura. Es una transformacin profunda que no se limita a lo ex-clusivamente formal. Solo pudo adquirir la madurez que ex-hibe al vincularse en el arquitecto la comprensin racional y precisa de las peculiaridades meteorolgicas de la latitud a la que se ha trasladado con un entendimiento integral y afectivo de las formas de habitar y con la cultura de su nueva residencia en la tierra. Constancia de su conocimiento preci-so de la posicin solar en relacin con la latitud, la estacin del ao y la hora dan las notas de clase que compuso pa-cientemente a lo largo de su vida como profesor universita-rio. Lleg a armar 2103 carpetas en las que cuidadosamente archivaba, con ttulos que las necesidades de sus clases le sugeran, distintos materiales para mostrarlos a sus estudian-tes: recortes de revistas, bien fuera con proyectos o con la informacin de las caractersticas de determinados materia-les o sistemas constructivos, recortes de catlogos tcnicos,

    Cabaa vegetal en inmediaciones de la Cinaga de San Mar-cos, en la regin de La Mojana, Colombia (2008). M. Pinilla.

    Leopoldo Rother: dibujo de la cabaa de la tribu tukano, basado en un levantamiento de Luis Ral Rodrguez. Elabora este dibujo para explicar las relaciones de los edificios con la brisa. Tratado de Diseo Arquitectnico. Tomo I, Figura 78, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Artes. Departamento de Arquitectura 1970.

  • 112 Le Corbusier en Bogot, 1947-1951: Precisiones en torno al Plan Director

    Leopoldo Rother: portada del Tratado de Diseo Arquitectnico, editado por la Fa-cultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia en 1970. Imagen tomada del volumen que repo-sa en la Biblioteca de Arquitectura de la Universidad de los Andes, parte de la coleccin donada por el arquitecto Ga-briel Serrano.

    Leopoldo Rother: diagrama de la eclptica de La Tierra y de las relaciones de inclinacin del eje del pla-neta con respecto a esta. Tratado de Diseo Arquitectnico. Tomo I. Figura 56. Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Artes. Departamento de Arquitectura, 1970.

    El proyecto de concurso de Rother para un albergue policial en la ciudad de Essen est constituido por bloques aislados, estrictamente orientados respecto al sol y conectados con puentes entre s, como en el edificio de la Bauhaus de Dessau. No es de extraar que estos dibujos influyeran decisivamente en la percepcin ideolgica que el aparato burocr-tico del nacionalsocialismo se forjara sobre su trabajo. Hans Rother, Arquitecto Leopoldo Rother, Escala, 1980.

    Hannes Meyer, albergue infantil en Solothurn, Suiza (1938). Hannes Meyer, Bauten, Projekte und Schriften, Architectural Book Publishing Co., Nueva York, 1965.

    Leopoldo Rother, Escuela Normal de Pamplona, Colombia (1936). Hans Rother, Arquitec-to Leopoldo Rother, Escala, 1980.

  • 113El visitante ilustre y un profesor de arquitectura | Mauricio Pinilla

    ejercicios de sus alumnos sobre diversos programas o expli-caciones de determinados problemas, entremezclados con dibujos y textos elaborados por l mismo.6 Testimonio de su conocimiento de la geometra solar lo dar la publicacin en la Universidad Nacional de Colombia, muchos aos ms tar-de, de la primera parte del tratado de Arquitectura que so concluir, en el cual trata extensamente el problema del som-breado de las fachadas.7

    El propio Le Corbusier, a cuyo encuentro con Rother se refiere el ttulo de este escrito, haba documentado haca muy poco las transformaciones que en l haba suscitado el paisaje americano, describiendo cun poderosamente esti-mularon su sensibilidad la geografa y la luz brasileas y la enormidad de la pampa.8 El arquitecto alemn que arriba a Colombia en 1936 viene convencido de las ideas de la nueva objetividad.9 La Bau-haus haba sido clausurada en Berln en 1933 por los na-cionalsocialistas, recin ascendidos al poder. Habrn visto con suspicacia inicial el trnsito moderadsimo de Rother, en su alto cargo estatal, hacia un lenguaje menos ornamentado en sus edificios y se declararan francamente escandaliza-

    dos al indagar en sus antecedentes y encontrar el proyecto con el que resultara finalista en un concurso pblico para un alojamiento policial en Essen, en 1929. Es esta una composi-cin asimtrica de prismas regulares, articulados entre s con puentes, como en Dessau, y dispuestos siguiendo el trazo oval de un sendero perimetral. Es un conjunto que en mucho es anlogo al proyecto recin edificado en las afueras de Berln para la escuela de la Federacin Alemana de Sindica-tos, realizado por Hannes Meyer y datado entre 1928 y 1930. La Escuela Normal de Pamplona, el primer proyecto que Rother traza en la Direccin de Edificios Nacionales y que se desarrollar entre 1936 y 1940, sorprende por sus relaciones con otro edificio de Hannes Meyer, compuesto entre 1938 y 1939, cuando ya Rother se encuentra instalado con su familia en Bogot. La planta del edificio central de la escuela normal esboza un claustro abierto en un costado, con dos alas cor-tas de longitudes asimtricas. El hogar infantil elaborado por Meyer en las montaas de la regin de Solothurn en Suiza es ms una escuadra, pero la escalera dispuesta al final del lado ms largo se proyecta perpendicularmente a l y crea la ilusin de una tercera ala muy corta que, no obstante, ayuda

    a conformar el espacio comunal. En ambas composiciones aparece un espacio circular como articulador de los vol-menes hacia el paisaje y los valles que dominan. En el caso de Meyer, el cilindro alberga el comedor y utiliza su cubierta plana como lugar para la gimnasia matinal de los nios, reci-biendo los primeros rayos del sol desde el oriente. En el caso de Rother, el cilindro albergar un aula para la enseanza de las artes y para ser usada como capilla ocasionalmente. Aunque el jardn simtrico y la concepcin constructiva casi artesanal del pabelln circular de la escuela de Pamplona contradicen el espritu moderno de su planta, hay afinidades esenciales en las dos composiciones. La confrontacin entre las ideas radicales del movimiento moderno y la formacin clsica recibida durante sus aos universitarios estar presente y en tensin constante en la obra que desarrolle Rother durante sus primeros diez aos en Colombia, principalmente en la concepcin del plan maestro de la Universidad Nacional de Colombia y en los edificios que en ese marco proyect. Son edificios en los que la admiracin por las ideas modernas se trenza con los principios clsicos de composicin monumental aprendidos en la academia. En los edificios de programas vastos, como el del Instituto de Investigaciones Veterinarias y los del con-junto del Instituto Qumico Nacional y el Instituto Geolgico Nacional, frecuentemente articula los pabellones aislados con asimetras dinmicas, pasando de un cuerpo a otro bajo prgolas muy leves y transparentes. Sin embargo, la tensin y la descomposicin de la frontalidad que son visibles en las relaciones entre los volmenes desaparecen en cada cuer-po individual, el cual tiende a basar su fuerza en un gran vestbulo central con dos alas a sus costados. La sencillez geomtrica de las formas y su desnudez vuelven a acercar-las al vocabulario moderno, pero la simetra las domina y es-tatiza. A los vestbulos acristalados llegan escaleras que son graciosas en su forma, pero no se liberan de la impresin im-ponente que sola adquirir su presencia en las edificaciones pblicas neoclsicas. Las fachadas las dibuja con estrictos cdigos de repeticiones de los vanos, siguiendo las sime-tras de la planta y coronndolas con una austera cornisa superior.

    Le Corbusier, Casa le Lac (1923): fotografa de la cubierta Dorothe Imbert. Artists Rights Society (ARS), New York / DA AGP, Pars / FLC. 2006.

    Leopoldo Rother, Instituto de Investigaciones Veterinarias, Universidad Nacio-nal de Colombia. Bogot (1938-1941). Marta Devia de Jimnez, Leopoldo Rother en la Ciudad Universitaria, Universidad Nacional de Colombia, p. 102.

  • 114 Le Corbusier en Bogot, 1947-1951: Precisiones en torno al Plan Director

    Los bigrafos de Rother sealan la llegada de Bruno Violi como una influencia importante en aquellos aos, quien le transmite con vehemente entusiasmo las ideas de Perret.10 Desaparecen por un tiempo las bsquedas asimtricas de su lenguaje, memoria de su inters por los planteamientos de la Bauhaus y de su proyecto de concurso para el alber-gue de polica de Essen, de 1929. Con Violi, desarrollan un edificio casi arquetpico, el que se dedicara a la Facultad de Ingeniera. En l las proporciones son rigurosas, la localiza-cin de las escaleras es impecablemente lgica y las facha-das expresan con franqueza las funciones tras ellas. Podra decirse que ms que ante una composicin clsica, estamos en este caso ante una composicin estrictamente tipolgica, casi atemporal.Pero Leopoldo Rother, bondadoso, amable, un poco tmido, disciplinado y austero en su vida personal, posee un espritu inquisitivo que fundamenta una gran fuerza creadora. A sus manos han llegado los ltimos tomos de las obras de Le Cor-busier, con su profunda fuerza crtica. Tambin han llegado los libros con la arquitectura que ha estado haciendo recien-temente una nueva generacin de arquitectos del Brasil, cu-yos edificios son frescos y llenos de alegre vigor. Con ellos,

    las ideas del movimiento moderno adquirieron una potencia extraordinaria, enriquecida por el clima tropical, por la nece-sidad de sombra y por la exhuberancia de la vegetacin que Roberto Burle Marx ha ido a buscar en la selva.11

    Es importante recordar que las propuestas de lenguaje del movimiento moderno han surgido principalmente en Europa central, en latitudes con crudsimos inviernos que en la tra-dicin siempre aconsejaron edificar de manera compacta y masiva. La ligereza y la transparencia de los proyectos revo-lucionarios de Le Corbusier y Mies van der Rohe parecieran ms apropiadas para los climas clidos y sin estaciones del trpico que para los largos periodos de fro del hemisferio norte. Parecieran hechos a propsito para la brisa que aqu es tan benfica, para la sombra fresca que pueden proveer los edificios levantados sobre pilotes, para que en las terra-zas-jardn sereproduzca con prontitud la ampliamente mayor diversidad de relaciones biolgicas del trpico. En efecto, ese milagro natural que Le Corbusier identifica entusiasma-do al hablar de la cubierta de la casa de su madre, a orillas del lago Lemn, se da en nuestras latitudes con multiplicidad y potencia inimaginables en Europa.12

    Ese contacto con la obra de Reidy, Niemeyer, Costa, Burle Marx y los dems arquitectos del Brasil impresiona honda-mente a Rother. El fenmeno que all se ha dado es el de un sincretismo excepcional de las ideas modernas europeas y el clima y el paisaje locales. Han influido mucho en el pro-ceso las conferencias dictadas por Le Corbusier, en 1929, en Ro de Janeiro y la controvertida colaboracin suya pos-teriormente, en 1936, con los jvenes que van a proyectar el edificio del Ministerio de Educacin en Ro de Janeiro. La experiencia es extraordinariamente dinmica y sugerente y ms all de los celos de autor que expresar Le Corbusier, alimenta e inspira a unos y otro, americanos y europeo. Lo que han hecho los arquitectos brasileos y en particular los autores del edificio para el Ministerio de Educacin deslum-bra en el primer mundo, al exponerse en Nueva York, en ene-ro de 1943. Ciertamente, no pudo haber sido concebido sin el trabajo antecedente, persistente, curioso, reflexivo y crea-tivo de Le Corbusier, quien desde los aos de su visita a la cartuja de Ema ha ido elaborando tanto una teora sobre las

    Cubierta del libro Brazil Builds. Rother tuvo en su biblioteca un ejemplar. The Museum of Mo-dern Art, Nueva York 1943.

    Costa, Niemeyer, Reidy, Leao, Moreira, Vasconcellos, Ministerio de Educacin y Salud Pblica del Brasil. LArchitecture dAujourdhui. Nmero especial. Agosto de 1947.

    Le Corbusier, proyecto para el Ministerio de Educacin y Salud Pblica del Brasil. Se trata de un proyecto alternativo que hace Le Corbusier en un te-rreno frente a la baha que se convierte en una maravillosa revelacin para el talentoso equipo de jvenes que realizar el proyecto definitivo. Le Corbusier, como un moderno barn von Humboldt transformado en arquitecto, ensea a la lite culta americana la perspectiva europea ilustrada para ver y apreciar la magnfica geografa del lugar (y apropiarse de ella). Tomado de la uvre Complte, T.3, p. 80: le cabinet du ministre capanema. FLC.

    Leopoldo Rother, dibujo basado en los famosos croquis de Le Corbusier frente al mar de Ro y el Pan de Azcar, realizado por Rother para demostrar a sus estudiantes la importancia de la relacin de la arquitectura con el sol y la naturaleza. Rother trabaja en una latitud en la que la cercana al ecuador confiere al clima tropical una exuberante fuerza, ciertamente mayor que en Ro de Janeiro, situada casi sobre la lnea del Trpico de Capricornio. No introduce en el dibujo ningn hito de la geografa, pero a cambio incluye el disco solar y hace nfasis en la vegetacin, con las grandes hojas tpicas de ciertas plan-tas de orillas del ro Magdalena. Tratado de Diseo Arquitectnico. Tomo I, fig.53, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Artes. Departamento de Arquitectura, 1970.

  • 115El visitante ilustre y un profesor de arquitectura | Mauricio Pinilla

    formas de habitar en altura como una crtica urbana llena de convincentes argumentos. Las dos se enlazan en un mensa-je poderoso y ampliamente difundido. Pero los edificios que dibujan los jvenes brasileos tienen al mismo tiempo vida propia y una fuerza nueva, hondamente anclada en su histo-ria social y su idiosincrasia cultural. No puedo precisar en qu momento llega el libro de Phi-lip Goodwin a la biblioteca de Leopoldo Rother. Dado que es editado en 1943, que las circunstancias de la poca no per-miten suponer su difusin de forma amplia y menos su lle-gada inmediata a Colombia, es razonable pensar que hasta un poco despus de la finalizacin de la guerra, en 1945, el libro fuera desconocido para Rother. De acuerdo con su hijo Hans, sus pginas fueron estudiadas por su padre con detenimiento. Es de imaginar la emocin intelectual con la que mira las obras. Ya ha cumplido cincuenta aos. Ha pro-yectado y construido en abundancia, con gran madurez tc-nica y compositiva. Han llegado recientemente a su mesa de dibujo los planos de los lotes de varios encargos impor-tantes en su vida, dos de ellos en climas muy calurosos y exigentes: Girardot y Barranquilla. Tambin est empezando a hacer los primeros trazos para el edificio de la imprenta, en la Universidad Nacional. Los climas clidos de orillas del ro Magdalena seguramente le han propuesto numerosas preguntas que no puede responder con los argumentos de composicin con los que hasta ahora ha trabajado. Como buen alemn, su visin del mundo trasiega entre los polos del racionalismo ms preciso y disciplinado y el romanticis-mo ms exaltado. Tras, quizs, una primera impresin de desconfianza por la novedad de las formas, habr encontra-do en las sugestivas interpretaciones brasileas numerosas razones lgicas para esa arquitectura y poco a poco habr ido identificando las razones de su composicin sugestiva, en la que se rompen los prismas y permiten el libre paso de la brisa, las fachadas adquieren profundidad con textu-ras de luz y sombra y se habitan los techos con bvedas y jardines desde los que es posible dominar la vastedad del paisaje. Habr descubierto, probablemente con exaltacin, las afinidades de esa arquitectura con las tareas que ha em-prendido, como el minero que descubre una veta riqusima y

    preciosa. Habr entendido, con toda seguridad, los vnculos esenciales que hay entre los edificios brasileos y el cora-zn de las ideas de Le Corbusier, cuyo trabajo intelectual admira y conoce bien. La influencia de ese sincretismo llega a Rother tambin a travs de las revistas. En las notas de clase para sus estu-diantes, incluye el recorte de la portada de la revista Pencil Points de septiembre de 1946, con el proyecto de la Ciudad de los Motores que Wiener y Sert realizan en ese momento para el gobierno brasileo.13 Hay otras varias publicaciones

    que probablemente llegaron a sus manos en aquella poca en la que los brasileos han deslumbrado a los norteameri-canos, aunque en las colecciones de la hemeroteca de la Universidad Nacional no figuran los ejemplares.14

    Y ante lo que ve y comprende, tiene el valor de dejar atrs lo que hasta ahora es el terreno seguro de toda una vida de trabajo en la profesin, con todas las convicciones consegui-das y afianzadas en esa experiencia. Y lleno del vigor que le da su dominio tcnico y su formacin artstica, se embarca en la transformacin de su visin del proyecto.

    Revista Progressive Architecture. Pencil Points, de septiembre (1946 porta-da) Trae una perspectiva del proyecto de la Ciudad de los Motores, elaborado por la firma de Wiener y Sert para ser construido cerca de Ro de Janeiro, en el camino a Petrpolis. Rother incluye el recorte en una carpeta de sus notas de clase para sus estudiantes. Carpeta1197, Centro Cvico. Seleccin II. Archi-vo de memoria institucional. Universidad Nacional de Colombia. Copia del ejemplar existente en la hemeroteca de la Universidad Nacional de Colombia.

    Leopoldo Rother, perspectiva del primer anteproyecto para el Centro Cvico de Barranquilla. Memorias del ministro de Obras Pblicas (1946). Se haba publi-cado inicialmente en El Heraldo de Barranquilla, el 7 de julio de 1945. El plano de levantamiento de las manzanas para edificar data del 18 de septiembre de 1945 y reposa en el Archivo General de la Nacin. Carlos Nio Murcia, Arquitectura y Estado, 2. edicin, Universidad Nacional de Colombia, 2003.

  • 116 Le Corbusier en Bogot, 1947-1951: Precisiones en torno al Plan Director

    Haba realizado un primer anteproyecto para el Centro Cvico de Barranquilla, en el que la influencia de su amigo Violi es evidente. De esta primera aproximacin, el peridico El Heraldo publica una perspectiva el 7 de julio de 1945. Se advierte la preocupacin inicial del arquitecto por atender las circunstancias del clima. Ha proyectado un conjunto de edificios estrictamente orientados segn los ngulos de so-leamiento ms favorables. Aunque no hay evidencia de ello en los testeros, estrictamente cerrados, la delgadez de los prismas hace suponer que las plantas estn organizadas en una cruja, con el corredor abierto en la parte posterior. El volumen tampoco indica dnde puedan estar localizados los ncleos de escaleras y ascensores. Sabiendo del cono-cimiento de Rother sobre la trayectoria del sol por la bveda celeste en relacin con la latitud, la fachada del dibujo debe-ra ser la del norte, aunque carece an de aleros o parasoles y de consideraciones especiales sobre la ventilacin. La del sur, ms expuesta, quedara as protegida por los corredo-res. Las columnas salen al plano externo, expresndose en

    forma de gruesas pilastras que enmarcan rtmicamente las ventanas. El edificio deja libres los dos primeros pisos y se levanta sobre columnas cilndricas muy esbeltas, cuyo con-traste con la robustez de las pilastras superiores configura un basamento. Esta elevacin sobre columnas recuerda ms la galera porticada del gora griega que la idea de transparen-cia de los pilotes de Le Corbusier. La composicin general asume un carcter fuertemente clsico, rematada en lo alto por un tico articulado a las pilastras por una escueta corni-sa, como puede verse en algunas obras de Violi. El techo, completamente plano, no alberga ninguna actividad. Pronto, este esquema estallar, literalmente. Conser-vando la orientacin, el edificio engrosar su seccin para funcionar con una cruja central. Los testeros lo evidencian, dejando asomar en el lado este una escalera semicircular a travs de la cual la brisa proveniente del noreste es ca-nalizada para recorrer los pasillos. En el testero occidental, una celosa que impide la entrada del sol ofrece salida al aire capturado en el extremo opuesto, y permite ventilar los

    Leopoldo Rother, perspectiva del Centro Cvico. Trazada por P. J. Esta es probablemente la perspectiva que Rother muestra a Corbusier durante su entrevista en la Direccin de Edificios Nacionales. Las proporciones del edificio estn deformadas y no corresponden a la verdadera relacin entre la profundidad y la altura, error en el que Rother nunca incurri en los dibujos trazados por l. Es sorprendente ver hoy el contraste con el entorno de aquellos aos, de casas de patio de un solo piso. Prcticamente desde todos los pisos sera posible la vista al mar hacia el norte y a la desembocadura del ro Magdalena, hacia el noreste. Archivo del Museo de Arquitectura Leopoldo Rother. Universidad Nacional. Carpeta C. Plancha n.o 12 B del conjunto de planos general. No est fechado, pero debe corresponder al ao de 1946, si se tiene en cuenta la nomenclatura y las fechas de los dems planos del proyecto.

    Diagrama de vientos de la regin. Ideam.

    Fotografa area del lugar de construccin del Centro Cvico en 1937, casi una dcada antes de iniciar las obras. Instituto Geogrfico Agustn Codazzi.

    Fotografa area del lugar de construccin del Centro Cvico en 1953, recin terminadas las obras del Edificio Nacional. El resto del proyecto no se eje-cutara. Luego seran construidos otros volmenes, de diversos autores y de formas agresivas y cuestionable calidad arquitectnica. Instituto Geogrfico Agustn Codazzi.

  • 117El visitante ilustre y un profesor de arquitectura | Mauricio Pinilla

    Leopoldo Rother, fachada norte del Edificio Nacional. Aunque falta en el documento la esquina donde aparece la fecha, es presumible que haya sido dibujada a fines de 1946, segn la nomenclatura general de planos del edificio. La escalera de funcionarios rompe el volumen del prisma y se proyecta hacia el exterior, mirando hacia la desembocadura del ro Magdalena. La ciudad de entonces estaba constituida en su mayora por viviendas de un piso, con patios llenos de r-boles y palmeras, con lo que la perspectiva hacia el mar no tena obstculos. Plancha n.o 11 del proyecto general (481B). Archivo MALR. Universidad Nacional de Colombia.

    Leopoldo Rother, fachada sur del Edificio Nacional. Hay anotaciones a lpiz con la indicacin de restar dos pisos al edificio, de reducir la altura de la caja superior de ascensores del pblico y de suprimir los ascensores de empleados. Rother, muy probablemente a partir del esquema de organizacin del Ministerio de Educacin y Salud Pblica del Brasil, incluy dos mdulos de ascensores y escaleras, uno en cada extremo de la planta, para uso diferenciado de pblico y funcionarios. Plancha n.o 8 del proyecto general (481B). Archivo MALR. Universidad Nacional de Colombia.

  • 118 Le Corbusier en Bogot, 1947-1951: Precisiones en torno al Plan Director

    Leopoldo Rother, planta del segundo nivel del Edificio Nacional, con las dos rampas, el estacionamiento y los accesos para los empleados y para el pblico. Plancha n.o 32 del proyecto general (481B). Archivo MALR. Universidad Nacional de Colombia.

  • 119El visitante ilustre y un profesor de arquitectura | Mauricio Pinilla

    servicios sanitarios. En algunos dibujos encontrados en el Archivo General de la Nacin, Rother sesga levemente los planos de las fachadas internas de las oficinas, eludiendo sutilmente las columnas cilndricas y produciendo una suerte de embudo que acelera el aire captado. El sistema de circulaciones verticales rompe la envolven-te y sale al exterior en busca de la frescura de la brisa y de la vista sobre el paisaje. Desde los pisos altos, las presencias del ro Magdalena, hacia el oriente, y del mar Caribe, hacia el norte, son involucradas en la concepcin del edificio. Un cuidadoso estudio de la geometra solar produce unas fa-chadas sombreadas y profundas, con aleros, persianas de concreto y ventanas basculantes, apropiadas para mantener la ventilacin aun durante los fuertes aguaceros sesgados que a veces caen sobre la ciudad. En la caja superior, las columnas quedan tras la fachada, cilndricas y libres. Abajo se asoman, ahora slidas y cor-pulentas, llegan al suelo y dejan tres niveles vacos, interco-nectados entre s con plataformas hasta las cuales suben los automviles y con un entrepiso colgado que al retraerse hacia el interior de la planta queda protegido de la radia-cin solar directa. El espacio conquistado en estos niveles se llena de pblico y es ahora poderosamente dinmico. En l bailan con gracia individual las escaleras, con sus curvas sinuosas. La escrupulosa composicin casi neoclsica del primer anteproyecto se ha transformado en una composicin moderna por excelencia, asimtrica y vivaz, rotos los cdi-gos tradicionales de relacin entre las partes. El techo pasa a ser un espacio habitable; Rother proyecta en l el casino y otros servicios comunales cubiertos por bvedas rebajadas de concreto cuyas formas, prominentes en la clave y cortas

    en los arranques, semejan prpados que controlan la radia-cin directa de manera muy eficaz. Estos son los planos que tanto interesarn a Le Corbusier du-rante su visita a la Oficina de Edificios Nacionales, en 1948. La ocasin retrata el carcter del maestro Rother, que cono-ca y admiraba su obra y estaba perfectamente al tanto de la magnitud de la ocasin. Le Corbusier haba sido recibido en el aeropuerto de Te-cho por un grupo de jvenes entusiastas con pancartas y vtores, como si se tratara de un hroe deportivo. De manera un poco anacrnica, los estudiantes gritaban Abajo la Aca-demia en francs, como si la polmica por el concurso para el Palacio de las Naciones fuera cosa de la ltima semana. Todos estaran pendientes de sus palabras y se arrebataran los dibujos que el maestro realizara en grandes hojas que colgaba con ganchos de una cuerda tendida de lado a lado del escenario de sus conferencias. Pero Leopoldo Rother era alemn y a esa hora tena que dictar clase en la universidad. Priman la disciplina y el sen-tido del deber hacia sus estudiantes sobre el inters de co-nocer al visitante ilustre y se priva discretamente de estar presente. Cuando Le Corbusier ve sobre una de las mesas de la Di-reccin de Edificios Nacionales los dibujos para la plaza de mercado de Girardot, decide quedarse a esperarlo y cono-cerlo. Al regresar Rother, conversan largamente. Le muestra sus planos para el Edificio Nacional y Le Corbusier le pide que le regale una copia.15

    Para Le Corbusier tuvo que ser impresionante ver aque-llos dibujos cuando apenas se estaban construyendo los ci-mientos de la Unidad de Habitacin de Marsella. La estrecha

    Leopoldo Rother, perspectiva del proyecto para la plaza de mercado de Girar-dot, publicada en la revista Proa n.o 4. Dibujo de P. J. Proa.

    Leopoldo Rother, fachada general de la plaza de mercado de Girardot. Hans Rother, Arquitecto Leopoldo Rother, Escala, 1980.

    Leopoldo Rother, detalle del sistema estructural de las bovedillas de la cubier-ta de la plaza de mercado de Girardot. Hans Rother, Arquitecto Leopoldo Rother, Escala, 1980.

  • 120 Le Corbusier en Bogot, 1947-1951: Precisiones en torno al Plan Director

    relacin del proyecto con el clima, que Rother seguramente le describira brevemente, debi llenarlo de inters. Iba a en-trar prximamente en contacto con la rica burguesa indus-trial de Ahmedabad y a tener encargos en los que aspir con toda su fuerza a construir una arquitectura capaz de inter-pretar tanto la tradicin de las formas de construir y habitar de la India como el clima propio de una ciudad que posee una latitud similar a la de La Habana.16 Aunque ciertamente haba usado la bveda ya una dcada antes en Les Mathes, lo haba hecho sobre muros de carga. En la idea de armarlas sobre un bosquecillo de columnas, como las denomina Hans Rother, tienen tanto que ver Leopoldo Rother como Guillermo Gonzlez Zuleta. Estn proponiendo un espacio que podra considerarse nuevo por su libertad y es posible que Le Cor-busier lo tenga en mente al hacer los dibujos, unos aos ms tarde, para la casa no construida del seor Chimanbhai, cu-briendo el programa con una sombrilla de bvedas elevada sobre columnas. El encuentro fue enormemente significativo para Rother y lo recordara por el resto de su vida. Para Le Corbusier quiz significara, tras los turbios sucesos relacionados con el Mi-nisterio de Educacin del Brasil, adquirir conciencia sobre la manera en la que sus reflexiones de tantos aos empezaban a adquirir una dimensin universal y a construir un lenguaje especialmente rico y expresivo que se ofreca a la humani-dad como un paso de avance en la construccin armnica de las difciles relaciones entre la cultura y la civilizacin.

    Mauricio Pinilla: estudiante del doctorado en Arte y Arquitectura de la Uni-versidad Nacional de Colombia. Profesor de la Facultad de Arquitectura y Diseo de la Universidad de los Andes.

    1 Este humanista con gusto por el dibujo y la msica, marcado por todo lo que la cultura europea tiene de ms espiritual, no se aproximaba a la arquitectura, entendida simplemente como un oficio, ni siquiera como una vocacin, con todo lo que esto conlleva de mstica, sino como uno de los grandes temas del conocimiento humano, como uno de los medios para producir la civilizacin. Rogelio Salmona, Testimonio y recuerdo. En: Arquitecto Leopoldo Rother, Escala, Bogot, 1984.

    2 Marta Devia de Jimnez. Leopoldo Rother en la Ciudad Universitaria, Uni-versidad Nacional de Colombia. Facultad de Artes, Bogot, 2006.

    3 Un hermano de Susana de Rother, importador de caf, ley en la repre-sentacin consular colombiana de Hamburgo un aviso que sealaba que se requera el servicio de arquitectos para la Direccin de Edificios Na-cionales en Bogot. Informado por l, Rother solicit una entrevista con el Ministro de Colombia, Dr. Rafael Obregn, para enterarse de los detalles de la oferta. Debido a que no hablaba espaol ni el seor Ministro domi-naba el elusivo alemn, las conversaciones tuvieron lugar en francs. En mayo de 1936, Rother viajaba a Colombia por mar, delante de su familia, que lo seguira tres meses ms tarde. Hans Rother, Arquitecto Leopoldo Rother, Escala, Bogot, 1984.

    4 En 2005, al celebrar los 225 aos de su fundacin, la Universidad Tcnica de Clausthal acu unas medallas conmemorativas de oro y de plata. Una de sus caras exhibe con orgullo la imagen interior del aula magna, proyectada por Rother en 1927.

    5 Hans Rother, Arquitecto Leopoldo Rother, Escala, Bogot, 1984. El im-pacto que el trpico hace, por primera vez, sobre un europeo, ha sido descrito por muchos viajeros y escritores, entre ellos con maestra por nuestro Pedro Gmez Valderrama en La otra raya del tigre. Pasamos por alto las maravillosas sensaciones que los colores, perfumes y sonidos de-bieron despertar en el espritu sensible del arquitecto y los pensamientos a que lo conduciran.

    6 Leopoldo Rother, Notas de clase. Asoleacin exterior. II/III. Carpeta n.o 507. Universidad Nacional de Colombia, Bogot. Material original en proceso de clasificacin para su traslado al archivo de memoria institu-cional de la universidad. Consulta realizada en la biblioteca SINDU, en agosto de 2009. Esta carpeta contiene una carta solar para la latitud de la ciudad de Sogamoso (Colombia), acompaado de los dibujos de cons-truccin de la misma. Hay tambin una sucesin de dibujos de anlisis de las sombras proyectadas por diversos slidos simples, dados unos ngulos de azimut y de altura solar. Estn elaborados con tinta y lpices de colores para hacer evidentes las relaciones de las proyecciones de los alzados hacia las plantas. Finalmente se encuentran los recortes de los anlisis de soleamiento de unas calles de la ciudad de Turn (Italia), con referencia al nombre Rigotti y los nmeros 4-59/4-60.

    7 Leopoldo Rother, Tratado de Diseo Arquitectnico. Asoleacin, Universi-dad Nacional de Colombia, Bogot, 1978.

    8 El curso de estos ros, en estas tierras que no tienen lmites y son com-pletamente llanas, desarrolla apaciblemente la implacable consecuencia

    Le Corbusier, proyecto para la casa del seor Chimanbhai, Ahmedabad (1952): fachada suroeste. No hay antecedentes en la obra anterior del maestro suizo de bvedas areas como estas, apoyadas en columnas y no en muros de carga. Hara otro proyecto con el mismo recurso constructivo y ambiental, la casa para el seor Hutheesing, el cual tampoco se construira. uvre Com-plte 1946-1952. FLC.

    Perspectiva del Centro Cvico al trmino de su construccin. Memorias del ministro de Obras Pblicas. Ilustrada en el libro El movimiento moderno en Barranquilla. 1946-1964. Carlos Bell Lemus. Universidad del Atlntico. Barran-quilla, 2002.

  • 121El visitante ilustre y un profesor de arquitectura | Mauricio Pinilla

    de la fsica; es la ley de la lnea de mayor pendiente y despus, si todo se hace llano, es el teorema conmovedor del meandro. Y digo teorema por cuanto el meandro que resulta de la erosin es un fenmeno de desarrollo cclico, totalmente semejante al del pensamiento creador, de la invencin humana. Dibujando desde lo alto de los aires los alineamientos del mean-dro, me he explicado las dificultades que encuentran las cosas humanas, los atolladeros con los cuales se encuentran y las soluciones de apariencia milagrosa que solucionan de repente las situaciones ms embrolladas. Para mi uso he bautizado este fenmeno la ley del meandro y en el trans-curso de mis conferencias, en So Paulo y en Ro, he aprovechado este prodigioso smbolo para introducir mis proposiciones de reformas urbanas o arquitectnicas, para tomar soporte en la naturaleza, en una coyuntura en la cual yo presenta un pblico capaz de acusarme de charlatanera. Le Corbusier. Precisiones. Respecto a un estado actual de la arquitectura y el urbanismo, Apstrofe. Coleccin Poseidn, Barcelona, 1999.

    9 Es imposible recrear la trayectoria espiritual de cambio del arquitecto, desde la educacin clasicista de Berln hasta la conviccin del artista que llegaba en 1936 a Colombia, con los libros del Bauhaus en su ligero equipaje, llenos con anotaciones y comentarios en las mrgenes. Hans Rother, Arquitecto Leopoldo Rother, p. cit.

    10 Frente a la pobreza franciscana y ligera como paloma de los muros blan-cos y sencillas vidrieras, se plante, dialcticamente, la proposicin de la escuela neoclsica. Poderoso abogado era el joven arquitecto Bruno Violi recin venido de Pars, donde haba colaborado con Denis Honne-ger, antiguo jefe del taller de Auguste Perret. Este ltimo acababa de erigir su obra maestra, el museo de trabajos pblicos de Pars. Violi ingres a la Direccin de Edificios Nacionales y luego colabor con Rother en ms de una obra. Espritu mvil, entusiasta, se senta su presencia en todo el mbito de la Direccin dem.

    11 Los libros recin aparecidos del Museo de Arte Moderno de Nueva York, Brazil Builds y Built in USA y los nuevos tomos de la obra de Le Corbusier tienen enseguida una influencia notable. Existen all ejemplos de un cierto clasicismo moderno, por ejemplo en las obras de Lucio Costa, Oscar Nie-meyer, Sergio Bernardes y otros arquitectos brasileos, pero ciertamente, no del clasicismo de Perret. Debido a la fuerza de expresin y novedad de estas obras, Rother, con inclinacin hacia la vanguardia, segn se vio en su biografa, deja permear su creacin por las nuevas corrientes de la arquitectura contempornea. Desde 1945, emerge en su obra un nuevo lenguaje tal vez superior a los anteriores (!), que posee el carcter de una sntesis propia, ya depurada y a la vez original dem.

    12 Atencin! Es el final de septiembre. Las plantas de otoo han florecido, el techo ha reverdecido nuevamente. Una densa pelusa de geranios sil-vestres lo ha cubierto todo. Es tan bello. En la primavera hay hierba joven y flores de la pradera, en el verano pastos muy altos. El jardn de la cubierta vive con fuerza propia, alimentado por el sol, la lluvia, los vientos y los p-jaros que traen las semillas. Ahora, en abril de 1954, el techo se ha puesto azul de nomeolvides. Nadie sabe cmo llegaron aqu. Le Corbusier. Das kleine Haus, versin alemana de Elsa Girsberger. Trad. al espaol de M. P.

    13 La portada est dedicada a una perspectiva a vuelo de pjaro de un proyecto urbano. Otro recorte de una pgina interior de la revista muestra la planta general sin nombrar a los autores. Algunas referencias geogr-ficas en el plano permiten colegir que se trata de un proyecto en Brasil. Los edificios siguen una estricta orientacin con respecto al sol y poseen fachadas con elementos de sombra que enriquecen su textura. Al indagar ms profundamente, se encontr que la hemeroteca universitaria posee un ejemplar de la revista. El proyecto est firmado por Wiener y Sert. Se trata de la propuesta para la Cidade dos Motores en las inmediaciones de Ro de Janeiro. Leopoldo Rother, Notas de clase, Centro Cvico. Se-leccin II. Carpeta n.o 1197. Universidad Nacional de Colombia. Bogot. Material original, en proceso de clasificacin para su traslado al archivo de memoria institucional de la universidad. Consulta realizada en la biblio-teca SINDU, en agosto de 2009.

    14 Una primera revisin en la hemeroteca de la Universidad Nacional per-miti constatar que en la institucin las colecciones de Architectural Re-view y Architectural Forum se inician apenas unos meses despus de los nmeros enunciados por el profesor Mondragn. El nmero 4 del volumen 27 de Pencil Points, por otra parte, no se refiere a la obra que en aquella poca se hubiera realizado recientemente en Brasil, como se seala en el artculo (la edicin de abril de 1946 contiene temas locales de los EUA. Resea dos concursos: College Dormitory Competition y Small House Competition, y adicionalmente incluye un artculo en el que invita a la rea-lizacin del concurso para el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York). Es una tarea pendiente constatar cules fueron los nmeros que la revista dedic al Brasil. En todo caso, ya haba reseado la exposicin en enero de 1943 y el enorme inters que su contenido despert en la crtica y los profesionales norteamericanos. Hugo Mondragn, Chile en el debate sobre la forma de la Arquitectura Moderna, en: revista ARQ n.o 64, Santiago de Chile, 2006.

    15 En 1948 el arquitecto Le Corbusier visit la Direccin de Edificios Na-cionales. Despus de presentarle algunas buenas obras, se exhibi un conjunto, quizs un poco convencional, de edificios de apartamentos para Bogot, la Ciudad del Empleado. El visitante estaba impaciente. Un dibujante, el artista Carlos A. Pinilla J. haba colocado sobre su mesa de dibujo una perspectiva de la plaza de mercado, que impresion a Le Corbusier. Rother no estaba presente. Se hallaba dictando clase en la universidad. Le Corbusier lo esper hasta su llegada y dialog con l en francs: el mercado le pareci sobresaliente. Hizo algunas observacio-nes: los locales, que descendan hacia el ro en orden escalonado, no se podran vencer. Rother se daba perfecta cuenta de la dificultad. Ha-bra que buscar alguna horizontal, pero era imposible Las escaleras circulares de las esquinas eran medievales. Rother las construy as, afortunadamente. Ms tarde quiso borrarlas, con su propia mano, de una buena fotografa que an conserva el autor.

    La segunda obra que despert el inters del gran arquitecto suizo fue el conjunto del Centro Cvico y el Edificio Nacional de Barranquilla. La propuesta de Rother era, en efecto, atrevida y hermosa

    Rother propuso emplazar all cuatro edificios paralelos, tres mayores y uno, intermedio, con menor longitud. Todos estaran orientados al norte y al sur, formando una ligera diagonal con las vas. En el futuro habra un contraste con la forma tradicional de manzanas. Se creara una escala y un ritmo nuevos! En esta poca, Le Corbusier empleara la misma dispo-sicin de bloques en diagonales en varios proyectos de urbanismo.

    Se haba dicho que la propuesta para el Edificio Nacional de Barranqui-lla era atrevida. Rother ide un esbelto edificio que tena una plataforma de estacionamiento en el segundo piso, al cual ascendan los vehculos por una rampa con una proyeccin ligeramente oblicua. El bloque estaba muy abierto abajo, es decir, tena mucha excavacin, consistente en transparencia y la percepcin, en lo alto, de casetonados de vigas y vi-guetas a la vista, en varios pisos; haba nuevamente, como en Girardot, un bosquecillo de columnas, esta vez con diversas alturas, uno, dos y ms pisos. Una entrada al edificio se halla en el extremo del bloque, debajo de una escalera circular que se divisa en lo alto, en imagen sorprendente; efectos de claro-oscuro; mucha ventilacin en el clima trrido; quiebra-soles; bovedillas en algunas cubiertas. Le Corbusier pidi que le rega-lasen los planos y al autor, joven graduante, le correspondi el honor de entregrselos en persona. Hans Rother, p. cit.

    16 Ahmedabad offered him relatively modest commissions in which he could pioneer his architecture for modern times adjusted to the climate of India, then transform the lessons to the larger and more arduous pro-jects of Chandigarh. But he did not relegate Ahmedabad to the status of a side-show. His patrons were a unique and demanding group. The city possessed a rich cultural and architectural legacy of its own: there was an identifiable ethos to which an artist might respond. William Curtis, Le Corbusier. Ideas and Forms, Phaidon Press Limited, Londres, 1995.

  • 122 Le Corbusier en Bogot, 1947-1951: Precisiones en torno al Plan Director

    Con el nombre de Bogot, Le Corbusier titul una tapice-ra que realiz en 1950. En el tapiz se aprecia un grupo de personajes departiendo en una reunin musical. Las prime-ras inquietudes que surgen del tejido pueden ser evidentes: qu relacin tiene esta escena musical con la ciudad de Bogot? Tiene algo que ver con el Plan Piloto para la capi-tal de Colombia, que le fue encargado al maestro suizo en 1947 y que entreg, precisamente, en 1950? La tapicera y el proyecto urbano coinciden en el tiempo, pero los motivos ex-presados en ella no necesariamente tienen alguna relacin directa con el plan ni con la ciudad. De hecho, el mismo arre-glo de la obra plstica, con muy leves variaciones, lo volvi a realizar Le Corbusier en sucesivas ocasiones, atribuyendo en todas ellas nombres diferentes. Tal es el caso de la tapice-ra titulada LEnnui rgnait au dehors, de 1953, donde man-tiene idntico el dibujo original de Bogot, pero vira el fondo claro a oscuro; o en la litografa Musicians (1951-1959), don-de modifica levemente el dibujo, mas reemplaza las texturas grises por manchas de color.

    El ttulo

    En qu se basaba Le Corbusier para titular sus obras plsticas, particularmente aquellas con nombres de ciu-dades? Vzelay, Ozon, Cap Martin, Barcelona, Argel, Ro, Nueva York, Londres y Bogot son nombres de pueblos o ciudades con los que design algunas de sus pinturas y esculturas, pero los motivos expresados en estas obras no tienen una relacin directa con esos lugares. En ocasiones, los ttulos obedecan ms a circunstancias personales del

    Bogot: el mural nmada que pint Le Corbusier Jaime Sarmiento

    Le Corbusier, Bogota, 1950 (Tapicera). En Le Corbusier, uvre Tiss, Philippe Sers, Pars, 1987, p. 30. FLC.

  • 123Bogot: el mural nmada que pinto Le Corbusier | Jaime Sarmiento

    artista, como por ejemplo el hecho de que la serie de pinturas Vzelay las realizara en ese pueblo de los pirineos franceses, donde estuvo refugiado durante la Segunda Guerra Mundial. En el caso de las pinturas y esculturas tituladas Ozon el nombre de otro pueblo francs en el que tambin se hall re-fugiado, Le Corbusier estuvo trabajando sobre un concepto que denomin fenmeno de acstica visual, consistente en la relacin que se establece entre algunas formas org-nicas y el espacio que las envuelve. Partiendo del dibujo de una cabeza humana, separ y exager la boca y la oreja, es decir, los rganos de emisin y recepcin del sonido. Con estos elementos ira generando formas sinuosas, concavi-dades y convexidades que propiciaran metafricamente la emanacin y recepcin de ondas sonoras, estableciendo as una comunicacin entre la obra y el espacio envolvente. De aqu la denominacin del fenmeno de acstica visual, de la posibilidad de ver el sonido, en un claro juego de trans-ferencias entre los sentidos. Estas exploraciones plsticas tendran repercusin en su arquitectura y urbanismo, como en las formas onduladas del Plan Piloto para Argel, la capilla de Ronchamp, o el Pabelln Suizo, en la ciudad universitaria de Pars.

    La serie de pinturas Barcelone, de 1939, coincide en tiempo con la Guerra Civil Espaola, con la cada de la en-tonces ciudad republicana a manos del ejrcito franquista. En esta serie, Le Corbusier explora la unidad y divisin de la figura humana. En una franja de las pinturas el cuerpo per-manece entero, mientras que en la otra zona el organismo se descompone, las partes se separan hasta que cobran autonoma unas de otras. Sera el comienzo de la identifica-cin por separado de algunas partes del cuerpo que iran ganando en importancia, como las manos, que alcanzarn su mxima expresin en Chandigarh, en el monumento de la mano abierta. La serie Arbalte Londres, 1953, tambin se puede re-ferir como otro ejemplo en el que el ttulo de la pintura poco o nada tiene que ver con la ciudad nombrada. En estos lienzos se aprecia un guitarrista con su cabeza recosta-da sobre el instrumento musical. Le Corbusier comenz a dibujar esta serie en uno de sus Carnets de viajes, en el avin que lo llevara de Pars a Roma, despus de haber permanecido unos das en Londres, a donde concurri para recibir el premio de la Royal Gold Medal for Architec-ture que le otorg la RIBA. Esta serie puede ser entendida

    Le Corbusier, LEnnui rgnait au dehors, 1953 (Tapicera). En Le Corbusier, uvre Tiss, Philippe Sers, Pars, 1987, p. 31. FLC.

    Le Corbusier, Musicians, 1951-1959 (litografa). Imagen extrada de Le Cor-busier, The Grafic Work, Heidi Webwe, Zrich / Montreal, 1988, p. 65. FLC.

    Le Corbusier, Ozon opus I, 1947 (escultura). FLC.

    Le Corbusier, Arbalte Londres I, 1953 (leo sobre lienzo). FLC 434.

  • 124 Le Corbusier en Bogot, 1947-1951: Precisiones en torno al Plan Director

    como la continuacin de otra serie de pinturas con igual tema musical de mediados de los aos treinta, titulada Les Musiciens. Esta otra serie fue comenzada en 1936, en Ro de Janeiro, donde Le Corbusier dibuj una reunin de msicos en torno a una mesa.1

    Volviendo a la pregunta inicial sobre la relacin que guarda la tapicera Bogot con la ciudad o el Plan Piloto, nos atreveramos a decir que no hay ninguna conexin di-recta, o muy poca, salvo que el plan y el tapiz coinciden en el ao, 1950. Probablemente Le Corbusier se vali de la cir-cunstancia de que en ese preciso tiempo estaba ultimando el proyecto urbano para la capital y por ello mismo decidi bautizar la tapicera con el nombre de la ciudad. Llegados a este punto, es conveniente resaltar la gran importancia que atribua Le Corbusier a su obra plstica en-tendida esta como escultura y pintura en sus diferentes ver-siones: dibujos, cuadros, litografas, tapiceras o murales-. Esta obra, menos divulgada que su arquitectura y urban-ismo, era el laboratorio de experimentacin en el que ger-minaran muchos de sus proyectos. A partir de su encuentro con Ozenfant, y hasta su muerte, Le Corbusier mantuvo una actividad reservada de artista plstico en paralelo con su faceta ms conocida de arquitecto y urbanista. Sola dedicar las maanas a la pintura en el taller de su propio apartamen-to, mientras que en las tardes se trasladaba a su despacho en la rue de Svres para atender los proyectos de arquitectu-ra y urbanismo. En verdad, la clave de mi creacin artsti