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 LECCIÓN 14: DEVOCIONARIO A LOS 1

Leccion 14 Devocionario a Los Santos Angeles

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Seguimos con nuestra ya 14 lección sobre estos seres de luz aunque no los podamos verlos ¡ están allí a nuestro lado ! . Si deseas saber más toma en serio este curso durante 2012 , estaremos impartiendo estos conocimientos a la par de hacer ejercicios espirituales con ellos y mejorar nuestra vida cristiana. Todo ángel de la guarda orienta al objetivo final : Cristo.

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LECCIN 14:

DEVOCIONARIO A LOS1

SANTOS NGELES

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DEVOCIONARIO A LOS SANTOS NGELES

UNA RECOPILACION DE ORACIONES A LOS NGELESExtrada de la Tradicin de la Iglesia por el P. CORNELIO PFEIFER ORC

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Bogot, 2005Nihil obstat : P. Enrique Castillo M. Censor eclesistico Imprimi potest : P. Michael Silberer ORC Prior General 29/09/1997 Imprimatur del Emmo. Y Rvdmo. Sr. + Pedro Card. Rubiano Senz Arzobispo de Bogot y Primado de Colombia Registro No. 1798 del 11 de julio de 2001

ISBN 958-33-2446-9 Primera reimpresin, septiembre 2005

2001 Derechos reservados Orden de los Cannigos Regulares de la Santa Cruz Carrera 36 No. 53-67, Bogot, Colombia Telfono: 383-3690 E-mail: [email protected] Diseo de cartula: Norberto Polania Gonzalez Artes e Impresin: Editorial Kimpres Ltda. PBX: 413 6884 Bogot D. C. Noviembre 2005

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NOTAEl Arzobispo de Bogot al conceder el Imprimtur eclesistico, a tenor de los Cnones 826, pargrafo 3 y 829 del Cdigo de Derecho Cannico, a la reedicin en Santaf de Bogot D.C. del oracional titulado : DEVOCIONARIO A LOS SANTOS NGELES. Una recopilacin de oraciones a los ngeles extrada de la Tradicin de la iglesia, obra del R. Padre Cornelio Pfeifer O.R.C., ADVIERTE a todos los fieles que lo utilicen, que el Devocionario, por ser antolgico, contiene oraciones de diverso valor dogmtico y litrgico; y que por lo tanto, en la piedad personal y en la oracin comunitaria se deben preferir siempre aquellos textos que han sido tomados de las Sagradas Escrituras, de los libros litrgicos (Liturgia de las Horas y formularios eucarsticos), de los Santos Padres o de los escritos de algn santo o beato, a aquellos otros textos que, aunque no contienen expresiones contra el Depsito de la Fe, son slo el fruto de la piedad particular de sus respectivos autores, los cuales estn condicionados a las circunstancias de espacio y tiempo, y escriben en estilos literarios que reflejan unas formas de espiritualidad que hoy no se acostumbran.

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Bendecid al Seor, ngeles suyos, hroes potentes, ejecutores de sus rdenes, en cuanto os la voz de su palabra, Bendecid al Seor, todas sus huestes, servidores suyos, ejecutores de su voluntad. (Sal 103, 20-21)

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Tanto am Dios a los hombres que les envi a su propio Hijo al mundo: Cmo no va a enviar tambin a sus ngeles? Con mayor esmero y gran celo, los ngeles nos asisten a toda hora y en todo lugar. Acuden a nosotros generosos y se comunican con Dios. San Agustn

ADVERTENCIA:

La devocin catlica a los Santos ngeles debe fundamentarse en la Sagrada Escritura, la Tradicin y el Magisterio de la Iglesia.

Se rechazan los usos y ritos que los diversos grupos de la Nueva Era hacen del culto y de la devocin a los ngeles, sobre todo aquellas prcticas de carcter esotrico y supersticioso que ahora estn de moda y que son promovidas por campaas publicitarias y organizaciones que no tienen nada que ver con la fe de la Iglesia.

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INDICE

PREFACIO 19 INTRODUCCIN .. 27 La oracin cristiana.. Culto y devocin a los Santos ngeles Lo que nosotros debemos a los Santos ngeles. La Consagracin a los Santos. Acto de consagracin a los Santos ngeles.

1.

ORACIONES A LOS SANTOS NGELES

Meditacin: El nombre de ngel designa la funcin, no el ser Cmo son A)

los

ngeles?

ORACIONES LITRGICAS Prefacio de los ngeles. Misa votiva a los Santos ngeles. Pequeo Oficio de los Santos ngeles.8

Maitines . Laudes . Tercia Sexta . Nona . Vsperas . Completas B)

EJERCICIOS PIADOSOS Acto de consagracin a los Santos ngeles . Memorare a los Santos ngeles . A los Santos ngeles .

Oracin a los Santos ngeles .C)

ORACIONES SEGN DIVERSAS INTENCIONES Oracin Comunin.. de9

Oracin despus de la Sagrada Comunin. Oracin por los obispos y sacerdotes.. Oraciones para encomendar el alma. A los ngeles de mi entorno .. Por las almas del Purgatorio. Oracin de San Luis Gonzaga Oracin de San Pedro Canisio S.J. . Oracin de San . Po X, Papa

Oracin del Papa Benito XV Jaculatoria . Al Seor de sacerdotes. los

II. A LOS NUEVE COROS DE LOS NGELES Meditacin: Cristo, cabeza de toda la creacin.. La esencia de la Jerarqua y su ventaja Oracin a los nueve coros de los Santos ngeles Oracin a los coros singulares de los Santos ngeles

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Santos ngeles.. Oracin de San Bernardo de Claraval a los nueve Coros de ngeles. los

Rosario a los nueve Coros Trisagio a la Santsima Trinidad.. Oracin a los nueve Coros de los ngeles Novena a los nueve Coros de los ngeles Primer da: El ngel de la Guarda Segundo da: Los Arcngeles.. Tercer da: Las Virtudes Celestiales. Cuarto da: Los Principados Quinto da: Las Potestades. Sexto da: Las Dominaciones.. Sptimo da: Los Tronos. Octavo da: Los Querubines.. Noveno da: Los Serafines. Himno .

III. AL NGEL DE LA GUARDA

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Meditacin: La Liberacin de San Pedro Que te guarden en tus caminos.. Breve Meditacin sobre los ngeles de la Guarda para el da 2 de octubre A)

ORACIONES LITRGICAS Misa a los Santos ngeles Custodios. Misa en honor al ngel de la Guarda de Portugal Liturgia de las Horas de los ngeles Custodios..

Laudes . Vsperas ..B)

EJERCICIOS PIADOSOS Consagracin al ngel de la Guarda.. Jaculatorias al ngel de la Guarda. HIMNO ngel Guardin del cielo.. Oracin a todos los ngeles de la Guarda Oracin a nuestro ngel de la Guarda Al hermano de mi alma . Oracin al ngel de la Guarda ..12

Encomienda al ngel de la Guarda Invocacin a los ngeles de la Guarda Letana a los Santos ngeles de la Guarda.. Invocaciones al Santo ngel de la Guarda... Novena al ngel de la Guarda Otra Novena al Santo ngel de la Guarda Da primero.. Da . Da tercero. Da . Da .. Da sexto. Da sptimo.. Da . Da noveno13

segundo

cuarto quinto

octavo

C)

ORACIONES DE DIVERSOS SANTOS Oracin de Macario el Egipcio. Oracin de San Anselmo de Cantorbery.. Oracin de Santa Gertrudis. A Santa Francisca Romana Oracin de San Francisco de Sales Oracin de Santa Luisa de Marillac Oracin de San Juan Berchmans.

A mi

ngel

Custodio

D)

ORACIONES SEGN DIVERSAS INTENCIONES Oracin de maana Oracin de noche. la la

Oracin de una madre a los ngeles de la Guarda de sus hijos . Oracin para proteger la vida (moribunda y nia No nacidos) Oracin de San Carlos Borromeo para pedir una Santa muerte14

Oracin al ngel de la Guarda en la hora de la muerte .. IV. A SAN MIGUEL ARCNGEL Consideracin . Meditacin: Combate de Miguel con el dragn . Figura y funcin del Arcngel San Miguel .A)

ORACIONES LITRGICAS Misa de la Fiesta de los Santos Arcngeles Miguel, Gabriel y Rafael. .. De la Liturgia de las Horas (29 de septiembre) Laudes . Vsperas .

B)

EJERCICIOS PIADOSOS Oracin del Papa len XII a San Miguel Arcngel. Acto de Consagracin (Monte Gargano).. Consagracin a Sn Miguel (Mont-Saint Michel).15

Oracin para escoger a San Miguel como protector especial Oracin a la Santsima Virgen y a San Miguel. Oracin de San Buenaventura Oracin de San Sofronio al glorioso San Miguel Oracin a San Miguel Arcngel, de Guillermina de Araujo Letana a San Miguel Novena a Sn Miguel Arcngel y a los ngeles. Primer da Segundo da.. Tercer da. Cuarto da Quinto da Sexto da.. Sptimo da16

Octavo da Noveno da.. Coronilla en honor a San Miguel Arcngel. (o rosario a los nueve coros) Splicas a San Miguel.. Plegaria a San Miguel.. Gozos a Sn Miguel Arcngel. Otros gozos a San Miguel Arcngel Marcha de San Miguel

V. A SAN GABRIEL ARCNGEL

Meditacin: Visin del hombre vestido de lino ..A)

ORACIONES LITRGICAS Oraciones de Misa en honor a San Gabriel

B)

EJERCICIOS PIADOSOS a San Gabriel San

Oracin .

A Gabriel..

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Letana Gabriel. Triduo Gabriel Novena Gabriel.

a a a

San San San

Novena a San Gabriel Arcngel. Primer da.. Segundo da. .. Tercer da . Cuarto da.. Quinto da. Sexto da Sptimo da. Octavo da. Noveno da Consagracin al Arcngel San Gabriel 18

VI. A SAN RAFAEL ARCNGEL Meditacin: Rafael, compaero de Tobas. Otras meditaciones

A)

ORACIONES LITRGICAS Oraciones de Misa en honor a San Rafael..

B)

EJERCICIOS PIADOSOS Consagracin a San Rafael.. Oracin al Arcngel San Rafael.

A San Rafael Peticiones a San Rafael. Letana a San Rafael. Novena en honor a San Rafael Arcngel. Primer da. Segundo da

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Tercer da.. Cuarto da. Quinto da. Sexto da. .. Sptimo da. Octavo da. Noveno da Gran Novena a San Rafael Primer da: San Rafael, gua de los viajeros Segundo da: San Rafael, protector en los peligros Tercer da: San Rafael, refugio de los indigentes Cuarto da: San Rafael, consolador de los afligidos Quinto da: San Rafael, mdico de los enfermos Sexto da: San Rafael, mediador en el matrimonio cristiano .. Sptimo da: San Rafael, protector de las familias20

y sus jefes .. . Octavo da: San Rafael, protector en las tentaciones Noveno da: San Rafael, bienhechor de las personas Caritativas .. Himno en honor al Arcngel San Rafael

C)

ORACIONES SEGN DIVERSAS INTENCIONES Oracin para una eleccin prudente de un compaero de vida Para pedir la curacin de una enfermedad Oracin por la pureza Bendicin para el viaje .

VII. A LA REINA DE LOS NGELES Meditacin : Reina del mundo y de la paz .. Oracin a la Reina de los Santos ngeles ..21

Ave Regina . Oracin a la Reina de los ngeles de las familias . Peticiones diarias. Novena a la Reina de los ngeles . Primer da. Segundo da Tercer da.. Cuarto da. Quinto da. Sexto da Sptimo da.. Octavo da. Noveno da22

Te Deum .. Benedictus .. Magnificat

Bibliografa .

PREFACIODOCTRINA SOBRE LOS NGELES DEL CATECISMO DE LA IGLESIA CATLICA No aparecen todos los aos varios libros sobre los ngeles? En primer lugar, bien sabemos que hablar o escribir y leer sobre los ngeles no es lo mismo que tener una devocin a los Santos ngeles y un afecto particular para con ellos, de modo que les dediquemos tiempo, procurando establecer una amistad y un23

contacto vivo por amor. En segundo lugar, no todo lo que se escribe y su publica puede ser ledo como si fuese el propio Evangelio; hoy tal vez ms que nunca, debemos discernir los espritus y preguntar si aquello de lo que se escribe o habla corresponde a la verdad o no. La Iglesia es un punto de referencia seguro para confrontar tantas ideas extendidas sobre el mundo anglico. Como prefacio presentamos un resumen de la angelologa catlica, citando algunos nmeros del Catecismo de la Iglesia Catlica donde se menciona a los ngeles. Este orden a la vez csmico, social y religioso de la pluralidad de las naciones (cf Hch 17, 26-27), confiado por la providencia divina a la custodia de los ngeles (cf Dt. 4,19; Dt. (LXX) 32,8).

311: Los ngeles y los hombres, criaturas inteligentes y libres, deben caminar hacia su destino ltimo por eleccin libre y amor de preferencia. Por ello pueden desviarse. De hecho pecaron. Y fue as como el mal moral entr en el mundo, incomparablemente ms grave que el mal fsico. Dios no es de ninguna manera, ni directa ni indirectamente, la causa del mal moral, (cf S. Agustn, lib. 1, 1,1; S. Toms de A., s.th. 1-2, 79,1). Sin embargo, lo permite, respetando la libertad de su criatura, y misteriosamente, sabe sacar de l el bien : Porque el Dios Todopoderoso por ser soberanamente bueno, no permitira jams que en sus obras existiera algn mal, si l no fuera suficientemente poderoso y bueno para hacer surgir un bien del mismo mal (S. Agustn, enchir. 11,3).24

326: Finalmente, la palabra cielo indica el lugar de las criaturas espirituales los ngeles - que rodean a Dios. La existencia de los ngeles, una verdad de fe 328: La existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ngeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradicin. 329: San Agustn dice respecto a ellos: ngelus officii nomen est, non naturae. Quaeris nomen huius naturae, spiritus est; quaeris officium, ngelus est: ex eo quod est, spiritus est, ex eo quod agit, ngelus (El nombre de ngel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te dir que es un espritu; si preguntas por lo que hace, te dir que es un ngel) (Psal. 103, 1,15). Con todo su ser, los ngeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan constantemente el rostro de mi Padre que est en los cielos (Mt. 18,10), son agentes de sus rdenes, atentos a la voz de su palabra (Sal. 103, 20). 330: En tanto que criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales (cf Po XII: DS 3891) e inmortales (cf Lc. 20,36). Superan en perfeccin a todas las criaturas visibles. El resplandor de su gloria da testimonio de ellos (cf Dn. 10, 9-12). Cristo con todos sus ngeles 331: Cristo es el centro del mundo de los ngeles. Los ngeles le pertenecen: Cuando el Hijo del Hombre venga en25

su gloria acompaado de todos sus ngeles (Mt. 15,31). Le pertenecen porque fueron creados por y para l : Porque en l fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades : todo fue creado por l y para l (Col. 1,16). Le pertenecen ms an porque los ha hecho mensajeros de su designio de salvacin: Es que no son todos ellos espritus servidores con la misin de asistir a los que han de heredar la salvacin? (Hb. 1,14). 332: Desde la creacin (cf Jb. 38,7) donde los ngeles son llamados hijos de Dios y a lo largo de toda la historia de la salvacin, los encontramos, anunciando de lejos o de cerca, esa salvacin y sirviendo al designio divino de su realizacin : cierran el paraso terrenal (cf Gn. 3,24), protegen a Lot (cf Gn. 19), salvan a Agar y a su hijo (cf Gn. 21, 17), detienen la mano de Abraham (cf Gn. 22,11), la ley es comunicada por su ministerio (cf Hch. 7,53), conducen el pueblo de Dios (cf EX. 23,20-23, anuncian nacimientos (cf Jc. 13) y vocaciones (cf Jc. 6,11-24; Is 6,6), asisten a los profetas (cf 1 R 19,5), por no citar ms que algunos ejemplos. Finalmente el ngel Gabriel anuncia el nacimiento del Precursor y el de Jess (cf Lc. 1,11.26). 333: De la Encarnacin a la Ascensin, la vida del Verbo encarnado est rodeada de la adoracin y del servicio de los ngeles. Cuando Dios introduce a su Primognito en el mundo, dice: adrenle todos los ngeles de Dios (Hb. 1,6). Su cntico de alabanza en el nacimiento de Cristo no ha cesado de resonar en la alabanza de la Iglesia: Gloria a26

Dios (Lc. 2,14). Protegen la infancia de Jess (cf Mt. 1,20; 2,13.19), sirven a Jess en el desierto (cf Mc. 1,12); Mt. 4,11), lo reconfortan en la agona (cf Lc. 22, 43), cuando l habra podido ser salvado por ellos de la mano de sus enemigos (cf Mt. 26, 53) como en otro tiempo Israel (cf 2 M 10, 29-30; 11, 8). Son tambin los ngeles quienes evangelizan (Lc. 2, 10) anunciando la Buena Nueva de la Encarnacin (cf Lc. 2, 8-14) y de la Resurreccin (cf Mc. 16, 5-7) de Cristo. Con ocasin de la segunda venida de Cristo, anunciada por los ngeles (cf Hb. 1, 10-11), stos estarn presentes al servicio del juicio del Seor (cf Mt. 13, 41; 25, 31; Lc. 12, 8-9).

Los ngeles en la vida de la Iglesia 334: De aqu que toda la vida de la Iglesia se beneficie de la ayuda misteriosa y poderosa de los ngeles (cf Hch. 5, 18-20; 8, 26-29; 10, 3-8; 12,6-11; 27, 23-35). 335: En su liturgia, la Iglesia se une a los ngeles para adorar al Dios tres veces santo (cf MR, Sanctus); invoca su asistencia (as en el supplices te rogamus (Te pedimos humildemente) del Canon romano o el In Paradisum deducant te angeli (Al Paraso te lleven los ngeles) de la liturgia de difuntos, o tambin en el Himno querubnico de la liturgia bizantina) y celebra ms particularmente la memoria de ciertos ngeles (S. Miguel, S. Gabriel, S. Rafael, los ngeles custodios).27

336: Desde la infancia (cf Mt. 18, 10) a la muerte (cf Lc. 16, 22), la vida humana est rodeada de su custodia (cf Sal 34, 8; 91, 10-13) y de su intercesin (cf Jb 33, 23-24; Za 1, 12; Tb. 12, 12). Cada fiel tiene a su lado un ngel como protector y pastor para conducirlo a la vida (S. Basilio, Eun. 3, 1). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ngeles y de los hombres, unidos en Dios. La cada de los ngeles 391: Tras la eleccin desobediente de nuestros primeros padres se halla una voz seductora, opuesta a Dios (cf Gn. 3, 15) que, por envidia, los hace caer en la muerte (cf Sb. 2, 24). La Escritura y la Tradicin de la Iglesia ven en este ser un ngel cado, llamado Satn o diablo (cf Jn. 8, 44; Ap. 12,9). La Iglesia ensea que primero fue un ngel bueno, creado por Dios. Diabolis enim et alii daemones a Deo quidem natura creati sunt boni, sed ipsi per se facti sunt mali (El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hcieron a s mismos malos. (Cc. De Letrn IV, ao 1215: DS 800). 392: La Escritura habla de un pecado de estos ngeles (2Pe 2, 4). Esta cada consiste en la eleccin libre de estos espritus creados que rechazaron radical e irrevocablemente a Dios y su Reino. Encontramos un reflejo de esta rebelin en las palabras del tentador a nuestros primeros padres: Seris como dioses (Gn. 3,5). El diablo es pecador desde el principio (1 Jn. 3, 8), padre de la mentira (Jn. 8, 44).28

393: Es el carcter irrevocable de su eleccin, y no un defecto de la infinita misericordia divina lo que hace que el pecado de los ngeles no pueda ser perdonado. No hay arrepentimiento para ellos despus de la cada, como no hay arrepentimiento para los hombres despus de la muerte (S. Juan Damasceno, f.o. 2, 4: PG 94, 877C). 394: La Escritura atestigua la influencia nefasta de aquel a quien Jess llama homicida desde el principio (Jn. 8, 44) y que incluso intent apartado de la misin recibida del Padre (cf Mt. 4, 1-11). El Hijo de Dios se manifest para deshacer las obras del diablo (1 Jn. 3, 8). La ms grave en consecuencia de estas obras ha sido la seduccin mentirosa que ha inducido al hombre a desobedecer a Dios. 395: Sin embargo, el poder de Satn no es infinito. No es ms que una criatura, poderosa por el hecho de ser espritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la edificacin del Reino de Dios. Aunque Satn acte en el mundo por odio contra Dios y su Reino en Jesucristo, y aunque su accin cause graves daos de naturaleza espiritual e indirectamente incluso de naturaleza fsica en cada hombre y en la sociedad, esta accin es permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita la actividad diablica es un gran misterio, pero nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que el aman (Rom. 8, 28).

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El Catecismo menciona a los ngeles en otros nmeros, como por ejemplo: 430: Jess quiere decir en hebreo: Dios salva. En el momento de la anunciacin, el ngel Gabriel le dio como nombre propio el nombre de Jess que expresa a la vez su identidad y su misin (cf Lc. 1, 31). 490: Para ser la Madre del Salvador, Mara fue dotada por Dios con dones a la medida de una misin tan importante (LG 56). El ngel Gabriel en el momento de la anunciacin la saluda como llena de gracia (Lc. 1, 28). Y tambin en los siguientes: 148, 497, 538, 695, 719, 722, 760, 1034, 1161, 1846, 1994, 2566, 2676 y 2851.

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De la Encarnacin a la Ascensin, la vida del Verbo encarnado est rodeada de la adoracin y del servicio de los ngeles. Cuando Dios introduce a su Primognito en el mundo, dice: Adrenle todos los ngeles de Dios (Hb. 1, 6) CEC 333.

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INTRODUCCIN LA ORACIN CRISTIANA

Quiz a primera vista el ttulo Devocionario a los Santos ngeles podra ser mal interpretado, sobre todo al hacernos la pregunta: por qu devocin a los ngeles? No es Cristo el fundamento y centro de nuestra fe? S, pero Cristo tambin es Cabeza de los ngeles! De hecho, en todas las oraciones de este libro se menciona a los ngeles, pero no todas se dirigen a ellos. Un gran nmero va dirigido a Dios, a travs de Jesucristo. De esta manera nos ayudan a ver la relacin de los ngeles con Cristo, a cuyo servicio estn. Tambin podemos conocer mejor a Cristo, la grandeza de Dios, la gran dignidad de la Madre de Dios y de los Santos, a travs de los Santos ngeles. Este es un libro de oracin. Orar significa dialogar. La oracin cristiana es orar con Cristo. La Iglesia que ora en sus miembros se une a la oracin de Cristo y entra, as, en esa intimidad que tiene el Hijo de Dios con su Padre Celestial. Orar con y a los Santos ngeles, significa establecer y aumentar la comunidad litrgica de la Iglesia, cuyo papel como esposa es propiamente la oracin. El precepto de oracin (cfr. Lc. 18,1) se cumple principalmente en la liturgia, pero la liturgia no es toda la actividad de la iglesia . El texto del Concilio Vaticano II distingue entre liturgia y1

1 Cfr Constitucin Sacrosanctum Concilium (=SC) del Concilio Vaticano II, nm. 9. 33

ejercicios piadosos: Con todo, la participacin en la Sagrada Liturgia no abarca toda la vida espiritual. En efecto, el cristiano llamado a orar en comn, debe no obstante, entrar en su cuarto para orar al Padre en secreto (SC 12). La oracin litrgica es por s misma ms provechosa que los ejercicios piadosos, porque las acciones litrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesiapor eso pertenecen a todo el Cuerpo de la Iglesia (SC 26); mas tambin son necesarios los ejercicios piadosos para avivar el espritu, la atencin y la participacin en la oracin litrgica. Por esta razn nos exhorta la Iglesia: Se recomiendan encarecidamente los ejercicios piadosos del pueblo cristiano, con tal que sean conformes a las leyes y a las normas de la Iglesia (SC 13). El presente libro quiere estimularnos a la prctica de las diversas formas de culto a Dios, las cuales incluyen no solamente la oracin vocal, sino tambin la meditacin, la oracin contemplativa y el ofrecimiento de s mismo. Las meditaciones, que encontramos especialmente al inicio de cada captulo, nos invitan a practicar la lectio divina, recomendada por el Papa Juan Pablo II (cfr Tertio Millennio Adveniente n. 40) y por muchos Padres de la Iglesia y maestros de espiritualidad. Basta solamente mencionar el libro de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, que nos servira como mtodo para aprender esa forma de oracin contemplativa: Dios habla a su pueblo y el pueblo responde a Dios con el canto y la oracin. Centro y cumbre de toda la vida de la comunidad cristiana, es la celebracin de la Santa Misa. La celebracin eucarstica halla una preparacin en la Liturgia de las Horas (cfr SC 83-101), ya34

que sta promueve y acrecienta las disposiciones que son necesarias para dicha celebracin, como la fe, la esperanza y la caridad, la devocin y el espritu de sacrificio. La Liturgia de las Horas extiende a los distintos momentos del da la alabanza y la accin de gracias, as como el recuerdo de los misterios de la salvacin, contribuye al crecimiento del Pueblo de Dios, y es tambin recomendada a los laicos para unirse de esa manera a la asamblea de oracin. Ojal que los textos litrgicos de este libro contribuyan a que los fieles participen ms vivamente en las celebraciones litrgicas. La mayora de las oraciones aqu incluidas, que entran en la categora de ejercicios piadosos, ofrecen oraciones para pedir la ayuda de los ngeles en las diversas necesidades de los fieles. Las letanas invitan a la meditacin sobre las grandezas y excelencias que Dios ha confiado a sus ngeles. Las novenas contribuyen como ejercicio para disciplinar y practicar la constancia y continuidad en la oracin.

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CULTO Y DEVOCIN A LOS SANTOS NGELES

El Concilio Vaticano II nos explica el sentido del culto litrgico : En la Liturgia terrena pregustamos y participamos de aquella Liturgia celestialy cantamos al Seor el himno de gloria con todo el ejrcito celestialesperamos tener parte con ellos y gozar de su compaa; aguardamos al Salvador, Nuestro Seor Jesucristo (SC 8). Como se puede observar en la mayora de los prefacios de la Santa Misa, la Iglesia procura realizar esa unin con la Iglesia celestial cantando con todos los ngeles el Trisagio Santo, Santo, Santo La intencin de este devocionario es extender esta comunin con los Santos ngeles hacia todos los mbitos de nuestra vida. Lo que la Iglesia nos dice hoy sobre el culto a la Santsima Virgen, es vlido tambin en relacin con la veneracin a los Santos y a los ngeles: Este culto aunque del todo singular, es esencialmente diferente de culto de adoracin que se da al Verbo encarnado, lo mismo que al Padre y al Espritu Santo .2

El culto a los ngeles lo encontramos ya a partir del primer libro de la Sagrada Escritura, Abraham, por ejemplo, se postr en tierra ante los tres individuos que eran los representantes de Yahveh22 Catecismo de la Iglesia Catlica (CEC), nm. 971

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(Gn. 18, 2). Geden (Jc. 6, 18) y Manaj (Jc. 13, 15ss) traen ofrendas al ngel. El profeta Daniel, al ver al ngel cay desvanecido, rostro en tierra (Dn 10, 9). Con muchos otros ejemplos de la Escritura podramos demostrar cmo estaba enraizado el culto a los ngeles en el pueblo de Israel, evidentemente muy distinto al culto idoltrico que los paganos ofrecan a sus dioses. En los principios del cristianismo, como los paganos recin convertidos estaban inclinados a la idolatra por sus antiguas creencias, haba cierto recelo de que el culto a las creaturas espirituales superiores y ms poderosas que los hombres, pudiera hacer perder el sentido de la nica adoracin al Dios Creador y Salvador. Esto debido a que no haba un concepto muy claro entre muchos de los cristianos sobre la diferencia entre el culto de adoracin (latra) y el de veneracin (dula). El mismo San Pablo se dirige contra estos gnsticos y nos advierte que nadie os prive del premio a causa del gusto por ruines prcticas de culto a los ngeles, obsesionando por lo que vio, vanamente hinchado por su mente carnal, en lugar de mantenerse unido a Cristo (Col. 2,18). Evidentemente, San Pablo aqu no condena una veneracin sana a los Santos ngeles, sino que se refiere a aquellas exageraciones que ms tarde describe San Ireneo de Lyon cuando escribe contra las sectas gnsticas en el primero de sus libros Contra los herejes. En el libro de A. Macintyre encontramos un resumen sobre cmo la Iglesia asumi poco a poco el culto a los ngeles en la liturgia:3

33 Archibald J. Macintyre : Os Anjos, una realidade admiravel, pp. 377-378. 37

En el siglo III, habiendo transcurrido los perodos de la duda (Orgenes) y de la confusin respecto a los seres anglicos (San Justino), Eusebio de Cesarea afirma claramente: Entre los espritus celestiales, muchos son enviados a los hombres, por disposicin divina, para nuestra salvacin. Nosotros aprendemos a conocerlos y a venerarlos reservando entre tanto, solamente a Dios el homenaje de nuestra adoracin. En el siglo IV ya no haba duda entre los cristianos sobre el papel de los Arcngeles y ya haba varias iglesias en honor a San Miguel Arcngel. En el siglo V, San Agustn nos ensea: Es necesario honrar a los ngeles, testimonindoles amor y respeto, pero no adoracin, la cual es debida solamente a Dios. Los oratorios y los templos dedicados a los ngeles fueron cada vez ms numerosos. En el siglo VI ya se celebraba la fiesta de San Miguel Arcngel. En el siglo IX, la Iglesia instituy la Misa en honor a los Santos ngeles. A partir del siglo XIII, adems de los templos en honor a San Miguel, aparecen otros dedicados a los Arcngeles San Gabriel y San Rafael. En el siglo XVI, el culto a los ngeles ya se haba extendido por toda la cristiandad. En 1561, el Papa Po IV consagra a Santa Mara y a los siete Arcngeles, la Iglesia de Miguel ngel, construida en el local del Saln de las Termas del emperador Diocleciano. Es la Iglesia de Santa Mara de los ngeles. Francisco dEstain, obispo de Rodez, obtuvo del Papa Len X, el 3 de junio de 1526, la aprobacin de la fiesta de los ngeles de la Guarda.38

La fiesta a los ngeles Custodios, que los jesuitas celebraban el da 2 de octubre, en 1670 fue establecida por el Papa Clemente X fiesta universal de la Iglesia y est en vigor hasta el da de hoy. Muy conocida es la oracin de encomienda al ngel Custodio: ngel de Dios que eres mi custodio y a quien fui confiado por celestial piedad, ilumname, gurdame, rgeme y gobirname. San Luis Gonzaga, quien vivi en el siglo XVI, recitaba esta oracin con frecuencia. Despus del Concilio Vaticano II, el da 29 de setiembre est dedicado a la fiesta de los Arcngeles Miguel, Gabriel y Rafael y de todos los ngeles. Especialmente a partir de la Constitucin Sacrosanctum Concilium, del Concilio Vaticano II, que hizo ms reformas a la Sagrada Liturgia, se obtuvieron beneficios que se hicieron sentir en muchos aspectos, entre los cuales est una mayor participacin de los fieles en la celebracin de los misterios sacramentales. Esta nueva liturgia, cuyo centro es la celebracin del Santo Sacrificio de la Misa, tambin incluy a los Santos ngeles en muchos aspectos. En la Santa Misa, la Iglesia se refiere a los ngeles en el Acto Penitencial, en algunas Antfonas de Entrada, en el Gloria (que se supone es el canto de los ngeles, Cfr Lc. 2, 13), en el Credo (lo invisible) y en la primera oracin Eucarstica. Tambin en el culto oficial fuera de la Misa se pueden encontrar innumerables alusiones a los ngeles en los textos litrgicos de la Tradicin de la iglesia. Ya en varios rituales antiguos se encuentran oraciones que piden la intervencin de los ngeles en el bautismo y en los otros

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sacramentos, como tambin en las bendiciones y otros sacramentales . Los Santos ngeles son adoradores de Dios, y si nos unimos a ellos mediante la oracin, formamos con ellos esta comunidad litrgica construida por los que estn unidos a Cristo (Cfr. CEC 1090 y 1139). Si los veneramos y meditamos, encontramos en ellos el reflejo del mismo Dios, porque cada ngel en particular participa de algn modo en el Ser Infinito. En los unos admiramos el poder de Dios, en los otros el amor, en otros la constancia. Cada uno de ellos es reproduccin de una belleza del divino original; cada uno le adora y le alaba en la perfeccin de la que es imagen . Es, pues, al propio Dios a quien honramos en los ngeles, porque por l es digna de admiracin la criatura angelical (Prefacio de los ngeles).4 5

Los ministerios de los ngeles, que se manifiestan con tantos ejemplos en la Sagrada Escritura y en la vida de los Santos de la Iglesia, ciertamente llegarn a una eficacia mayor si en nosotros est viva una gran devocin.

44 Cfr Erik Peterson, El libro de los ngeles, pp. 84-85.

55 J.J. olier, Pense choisies, p. 158; citado en Ad. Tanquerey : Compendio deTeologa Asctica y Mstica, nm. 183. 40

LO QUE NOSOTROS DEBEMOS A LOS SANTOS NGELES Grande es la tarea que les es encomendada por el amor de Dios para nuestra salvacin. Grande es su dignidad y santa su misin. Esto exige de nuestra parte una actitud que comprenda: Reverencia viva, debida a la gran dignidad y a la santa misin de los ngeles. Oracin fervorosa, para alcanzar su proteccin y su auxilio. Confianza incondicional, que debe determinar nuestro comportamiento para con los Santos ngeles, es decir, confianza en su gua sabia y en su auxilio desinteresado y fiel. Seguimiento obediente, debido a su preocupacin por nuestra felicidad y a su perfeccin en la visin beatfica. Amor agradecido hacia nuestros hermanos celestiales. Especialmente hacia nuestros ngeles de la Guarda, deberamos mostrar siempre nuestra profunda gratitud. Tambin deberamos exclamar con Tobas: Qu salario puedo darle? An entregndole la mitad de la hacienda que traje conmigo (Tb 12, 2). Por eso, San Bernardo nos exhorta: Seamos, pues, devotos y agradecidos con unos guardianes tan eximios; correspondamos a su amor, honrmoslos cuanto podamos y segn41

debemosamemos con verdadero afecto a los ngeles, pensando que un da hemos de participar con ellos de la misma herencia (Sermn 12 de Qui hbitat 3, 7-8).

CONSAGRACIN A LOS SANTOS NGELES La devocin a los ngeles encuentra su culmen en nuestra unin con ellos, la cual se puede expresar y formalizar mediante una consagracin. Como actualmente est siendo discutida por algunos telogos la posibilidad de una consagracin a seres creados, queremos presentar aqu algunas explicaciones y razones en su favor, ya que tambin el Papa Juan Pablo II realiz la consagracin al Inmaculado Corazn de Mara. No se trata de justificar tal consagracin mediante un tratado teolgico completo: simplemente queremos esclarecer su42

significado. Las oraciones que en este libro llevan el ttulo de Consagracin son formas de culto que tienen su origen en la Tradicin de la Iglesia. stas son: la consagracin que sigue a esta explicacin (pg. 46), la consagracin a los Santos ngeles (pg. 71), la consagracin al ngel de la Guarda (pg. 157), las consagraciones a San Miguel Arcngel (pg. 211-212), consagracin a San Gabriel Arcngel (pg. 271) y consagracin a San Rafael Arcngel (pg. 279). Consagrar significa conferir a un objeto o persona una nueva caracterstica, unirlo con Dios. En los textos del Concilio Vaticano II, este trmino es usado con el significado global de donacin ntegra de s cuando se trata de personas. Por el contrario, cuando se trata de cosas como una iglesia, objetos para el uso litrgico, etc., la consagracin se efecta como un sacramental (Cfr CEDC 1672), que separa lo consagrado de lo profano, le confiere una nueva dignidad y lo reserva al uso exclusivo para Dios.6

Etimolgicamente, la palabra consagrar se puede interpretar como co-santificar, es decir, hacer participar al objeto de la santidad de Dios. Una consagracin al Santo ngel en este sentido, es participar en la santidad angelical, o sea, participar en la santidad divina presente en el ngel y consecuentemente tambin en su misin. Sin embargo, cualquier consagracin en la historia de la salvacin parte de Dios: es l quien elige y escoge al hombre para Su servicio y para entrar en comunin con l.66 Cfr. Tambin : Nuevo Diccionario de Espiritualidad, S. Fiores y T. Goffi, Paulinas, Madrid 1991, 4 ed., p. 1899. 43

Puesto que Dios busca establecer una alianza, un vnculo de amor, la consagracin exige libre respuesta de la criatura. El objeto es santificado o consagrado por la Palabra de Dios y por la oracin (1 Tim. 4, 5) establecindose as una relacin Dios. En el diccionario litrgico de Adam y Berger leemos: La estructura fundamental de consagracin y bendicin se manifiesta como alabanza (bene-dicere)manifiesta y realiza el dominio de Dios sobre el hombre y el mundo. Consagraciones y bendiciones requieren la instruccin y la obediencia en la fe de los que la llevan a cabo.7

Respecto a la diferencia entre bendicin y consagracin, hay que entender que en la bendicin el objeto bendecido recibe alguna gracia; en la consagracin se requiere tambin una presentacin u ofrecimiento del objeto, pero es adems como una alianza con obligaciones y derechos por ambas partes. El Catecismo de la Iglesia Catlica nos muestra esa caracterstica en el ejemplo del mismo Seor: La consagracin mesinica de Jess manifiesta su misin divina El que ha ungido es el Padre, l que ha sido ungido es el Hijo, y lo ha sido en el Espritu que es la Uncin. Su eterna consagracin mesinica fue revelada en el tiempo de su vida terrena cuando Dios le ungi con el Espritu Santo y con poder (Hch. 10, 38) (CEC 438).

77 Cfr. Adolf Adam/Rupert Berger: Pastoralliturgisches Hand-lexikon, Herder Freiburg 1990, 5.ed.,pp. 555-557. 44

La uncin, que significa penetracin por el Espritu Santo, es smbolo de consagracin, pero no es toda la consagracin. La uncin posee varios significados La uncin antes del Bautismo con el leo de los catecmenos significa purificacin y fortaleza; la Uncin de los enfermos expresa curacin y consuelo. La uncin del santo crisma despus del Bautismo, en la Confirmacin y en la Ordenacin es signo de una consagracin los que son ungidos, participan ms plenamente en la misin de Jesucristo (CEC 1293-1294). La consagracin ms sublime es la Consagracin Eucarstica, y en esto vemos que la palabra consagracin no se entiende en un solo sentido, sino que hay distincin de grados y modos de realizarla. Por eso sera necesario definir exactamente su significado en cada caso. Cuando se trata de personas, la Consagracin se realiza mediante los Sacramentos (Bautismo, Confirmacin, Orden) y tambin como sacramental. El Catecismo nos da la siguiente explicacin: Los que fueron ya consagrados por el Bautismo y la Confirmacin para el sacerdocio comn de todos los fieles, pueden recibir consagraciones particulares. Los que reciben el sacramento del Orden son consagrados para ser los pastores los cnyuges cristianos son fortificados y como consagrados para los deberes y dignidad de su estado (CEC 1535). Estas consagraciones particulares, que tienen su fundamento en el Bautismo, confieren una misin divina como sacramentos y como sacramentales: Entre los sacramentales figuran en primer lugar las bendiciones. Ciertas bendiciones tienen un alcance permanente: su efecto es consagrar personas a Dios y reservar45

para el uso litrgico objetos y lugares (CEC 1671-72). En seguida, el Catecismo menciona la bendicin del abad, de la virgen o votos religiosos. La profesin religiosa, por ejemplo, es una consagracin para vivir con ms entrega los votos de Bautismo (Cfr. tambin CEC 916 y 931). Una consagracin capacita tambin a la persona para la misin de consagrar a su vez : Los laicos consagrados a Cristo y ungidos por el Espritu Santo, estn maravillosamente llamados y preparados para producir siempre los frutos ms abundantes del Espritu tambin los laicos, como adoradores que en todas partes llevan una conducta santa, consagran el mundo mismo a Dios. (CEC 901). Si la Iglesia queda consagrada a travs de la mediacin de Jesucristo, y el mundo a travs del sacerdocio y la mediacin de los laicos, entonces otras creaturas como la Virgen Mara, por su mediacin, tienen la capacidad de consagrar. Tambin los ngeles pueden participar. As mismo existen consagraciones a creaturas santas que se hallan unidas a Dios, como puede ser una consagracin a Nuestra Seora, a San Jos, a otros Santos o s los Santos ngeles, que vinculan al hombre indirectamente con Dios. Tal consagracin no significa adoracin de la creatura en sentido estricto, sino ms bien, es una religacin con Dios, y eso es posible indirectamente, mediante creaturas que ya estn ligadas perfectamente a Dios. Para los ngeles, ya estando en la visin beatfica por haberse decidido enteramente y para siempre a favor de Dios, es imposible pecar, es decir, separarse de Dios. Estar unido a un Santo o a un Santo ngel, corresponde entonces a una unin con46

el mismo Dios mediante la creatura. Segn San Gregorio Magno (Cfr. Moralia in Job 31, 49) y otros Padres de la Iglesia, la contemplacin y el estar entre los ngeles debe siempre referirse a Aqul que est arriba de los ngeles : a Dios, y la amistad con ellos debe encontrar su reflejo en la vida moral del hombre, en la prctica de las virtudes .8

Jess nos dej dos mandamientos: amar a Dios y amar tambin al prjimo. Es la caridad la que lleva a la Iglesia a la perfeccin en su unin con Dios y tambin en la unin de sus miembros entre s. Estando ya en la visin beatfica, los Santos ngeles son, sin duda, perfectos en su relacin con Dios; pero en relacin con la consumacin de la Iglesia, en su unin horizontal con los hombres, tambin a ellos les falta todava esta consumacin . Como el amor a Dios condiciona tambin el amor al prjimo y viceversa, lo mismo podemos considerar en relacin con las consagraciones. Por consiguiente, se puede explicar una Consagracin a los Santos ngeles como un vnculo de unin que finalmente une ms al hombre con Dios. Tal consagracin fortalece la voluntad del hombre en el combate espiritual contra las tentaciones y en las pruebas de la vida, porque est unida a la voluntad del ngel de Dios y, por lo tanto, a la Voluntad Divina.9

La finalidad de la Consagracin a los ngeles es consolidar y cultivar la comunin de los santos. Ante todo en su liturgia, la Iglesia se une a los ngeles para adorar al Dios tres veces santo. En la consagracin nos dirigimos a los santos ngeles para88 Cfr. Tambin Santo Toms, Suma Teolgica II-II, 82, 2,3 m.

99 Cfr. Santo Toms de Aquino : Suma Teolgica I, 62, 9. 47

establecer un pacto con ellos, porque un pacto crea comunin. As, la consagracin pone de manifiesto la unidad de la Iglesia peregrina y de la iglesia triunfante. San Agustn escribe al respecto: Ambas partes se unirn tambin un da en el gozo comn de la eternidad de hecho, ya estn unidas por el vnculo del amor, una unidad que no tiene otra finalidad que la adoracin a Dios. Y en el Catecismo leemos: Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ngeles y de los hombres, unidos en Dios (CEC 336). La Iglesia nos confirma tambin la existencia de ngeles cados, su actuacin y presencia en el mundo . Los bautizados han prometido rechazar al ngel cado, llamado Satans o Diablo, y sus seducciones. An as hay personas que nocivamente se consagran al diablo, es decir, se entregan a su servicio, pero en realidad no se trata aqu de una consagracin verdadera, de un hacer sagrado, sino de lo contrario: es una separacin voluntaria de Dios, es considerar al diablo como ser supremo. El consagrar siempre debe referirse a Dios, para participar en su santidad y en su actuacin.10 11

Recordemos nuevamente la intencin de este libro: unirnos con los Santos ngeles mediante la oracin, para que nos ayuden en el combate espiritual y nos alejen de los ngeles cados. Recordemos tambin lo que dijo el Papa Juan Pablo II el 24 de abril de 1994, acerca de las fuerzas tenebrosas. A los peregrinos1010 Cfr. CEC 391-395; 414; 2849-2853.

1111 11.

Cfr. culto satnico en: Osservatore Romano, nn. 4-9, 1997, especialmente nm. 8, pg.

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en la plaza de San Pedro en Roma, los exhort no dejar de rezar la oracin a San Miguel Arcngel. Esta oracin (p. 210) fue introducida por el Papa Len XIII en el ao 1884, para rezarla al final de la Santa Misa. En definitiva: una verdadera consagracin a una creatura no excluye ni est opuesta a la consagracin a Dios, sino que la complementa y confiere al hombre una cierta caracterstica o carisma especial. As, una consagracin al ngel, quien es a su vez mediador, contribuye a que ste pueda actuar a travs del hombre y llevarlo ms rpidamente a una mayor perfeccin. Por eso, no se debe simplemente negar la posibilidad de una consagracin a los ngeles, sino que se hace necesario adems describir minuciosamente el sentido, modo, grado, carcter definitivo o temporal, etc. de tal acto. Entonces, ste ser una forma de manifestar a nuestro ngel y a los dems espritus celestiales nuestra fe en su existencia, nuestro amor y reconocimiento de su grandeza. El consagrarnos a ellos es pedir su auxilio, proteccin y mediacin y por eso constituye un vnculo y compromiso ms fuerte con Dios: El hombre quiere y pide que el ngel desempee esta misin que Dios le confi (Cfr. Hb. 1, 14), y de esa manera se pone de manifiesto la unidad de la Iglesia peregrina y de la Iglesia triunfante. La siguiente oracin de consagracin que presentamos como ejemplo, fue aplicada como admisin a una asociacin religiosa para jvenes, la Congregacin de los Santos ngeles, que se origin en Francia en el siglo XIX. Tambin otras oraciones a los ngeles en este libro se pueden considerar como un cierto compromiso o como una forma de consagracin. De esta manera49

se constituye nuestra devocin a los ngeles hasta llegar a una alianza ms profunda con ellos, como lo muestra el siguiente texto: ACTO DE CONSAGRACIN A LOS SANTOS NGELES (para la admisin a la Congregacin de los Santos ngeles, asociacin religiosa para jvenes)12

Espritus bienaventurados de la corte celestial, celosos defensores de la gloria de Dios, amigos cariosos de las almas, yo, me consagracin a vosotros en esta Congregacin. Para probaros la sinceridad de mi devocin, procurar esmerarme en adquirir las virtudes necesarias para cumplir bien mis deberes. Santos ngeles, defendedme, os ruego, contra las asechanzas del enemigo y contra las mximas del mundo; ayudadme a levantarme si tuviera la desgracia de caer en pecado; conducid mi alma al cielo, para agradecer all a Dios que tanto me am, y gozar con vosotros de la felicidad de los Santos por toda la eternidad. Amn. (Aprobacin eclesistica: P.E: Thomas, Vicario General, Pars, 19 de setiembre de 1900). Oremos: Dios Omnipotente y Eterno, concdenos el auxilio de tus ngeles y ejrcitos celestiales, a fin de que, por ellos, seamos preservados1212 A. Mancintyre, ibid. p. 386. 50

de los ataques de Satans, y por la preciossima Sangre de Nuestro Seor, de todo peligro, para que podamos servirte en paz. Por Nuestro Seor Jesucristo, tu Hijo, en la unidad del Espritu Santo. Amn.

Los ngeles se revelan solamente a aquellos que los aman e invocan.(CARDENAL CHARLES JOURNET)

Como se admiraran, si pudiesen ver la belleza de los ngeles!(SAN AGUSTN)

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Arcngel San Gabriel, de Andrei Rublev, Rusia, 1360? 1430. Porque ellos estn presentes junto a ti, y lo estn para tu bien. Estn presentes para protegerte, lo estn en beneficio tuyo San Bernardo, Abad.

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ORACIONES A LOS SANTOS ANGELES1.

MEDITACION Primera Lectura De San Gregorio Magno, Papa, Sobre los Evangelios (Homila 34, 8-9: PL 76, 1250-1251)

EL NOMBRE DE NGEL DESIGNA LA FUNCIN NO EL SER Hay que saber que el nombre de ngel designa la funcin, no el ser, del que lo lleva. En efecto, aquellos santos espritus de la patria celestial son siempre espritus, pero no siempre pueden ser llamados ngeles, ya que solamente lo son cuando ejercen su oficio de mensajeros. Los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ngeles, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman Arcngeles. Por esto la Virgen Mara no le fue enviado un ngel cualquiera, sino el Arcngel Gabriel, ya que un mensaje de tal trascendencia requera que fuese transmitido por un ngel de la mxima categora. Por la misma razn se les atribuyen tambin nombres personales, que designan cul es su actuacin propia. Porque en aquella ciudad santa, all donde la visin de Dios Omnipotente da un conocimiento perfecto de todo, no son necesarios estos nombres propios para conocer a las personas, pero s lo son para nosotros, ya que a travs de estos nombres conocemos cul es la misin especfica para la cual nos son enviados. Y, as, Miguel53

significa: Quin como Dios?, Gabriel significa: Fortaleza de Dios y Rafael significa: Medicina de Dios. Por esto, cuando se trata de alguna misin que requiera un poder especial, es enviado Miguel, dando a entender por su actuacin y por su nombre que nadie puede hacer lo que slo Dios puede hacer. De ah que aquel antiguo enemigo, que por su soberbia pretendi igualarse a Dios, diciendo: Escalar los cielos, por encima de los astros divinos levantar mi trono, me igualar al altsimo, nos es mostrado luchando contra el Arcngel Miguel, cuando al fin del mundo ser desposedo de su poder y destinado al extremo suplicio, como nos lo presenta Juan: Se entabl una batalla con el Arcngel Miguel. A Mara le fue enviado Gabriel, cuyo nombre significa: Fortaleza de Dios, porque vena a anunciar a Aquel que, a pesar de su apariencia humilde, habra de reducir a los principados y potestades. Era pues natural, que quien es la fortaleza de Dios, anunciar la venida del que es el Seor de los ejrcitos y hroe en las batallas. Rafael significa, como dijimos: Medicina de Dios; este nombre le viene del hecho de haber curado a Tobit cuando, tocndole los ojos con sus manos, lo libr de las tinieblas de su ceguera. Si entonces haba sido enviado a curar, con razn es llamado Medicina de Dios. Responsorio Ap. 8,3.4; Dn 7, 10 R. El ngel se puso en pie junto al altar, con un incensario de oro, Y se dio gran cantidad de incienso subi a la presencia de Dios, de mano del ngel. V. Miles de millares le servan miradas de miradas estaban en pie delante de l. R. Y el humo del incienso subi a la presencia de Dios, de mano del ngel.54

Segunda Lectura De las catequesis del Papa Juan Pablo II (Del 6 de Agosto de 1986) CMO SON LOS NGELES? Notamos que la Sagrada Escritura y la Tradicin llaman propiamente ngeles a aquellos espritus puros que en la prueba fundamental de libertad eligieron a Dios, su gloria y su reino. Ellos estn unidos a Dios mediante el amor consumado que brota de la visin beatificante, cara a cara, de la Santsima Trinidad. Lo dice Jess mismo: Sus ngeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre, que est en los cielos (Mt 18, 10). Ese ver de continuo la paz del Padre es la manifestacin ms alta de la adoracin de Dios. Se puede decir que constituye esa liturgia celeste, realizada en nombre de todo el universo, a la cual se asocia incesantemente la liturgia terrena de la Iglesia, especialmente en sus momentos culminantes. Baste recordar aqu el acto con el que la Iglesia, cada da y cada hora, en el mundo entero, antes de dar comienzo a la plegaria eucarstica en el corazn de la Santa Misa, apela a los ngeles y a los Arcngeles para cantar la gloria de Dios tres veces santo, unindose as a aquellos primeros adoradores de Dios, en el culto y en el amoroso conocimiento del misterio inefable de su santidad. Tambin, segn la Revelacin, los ngeles que participan en la vida de la Trinidad, en la luz de la gloria, estn llamados a tener su parte en la historia de la salvacin de los hombres, en los55

momentos establecidos por el designio de la Providencia Divina. No son todos ellos espritus administradores, enviados para servicio a favor de los que han de heredar la salud?, pregunta el autor de la Carta a los Hebreos. Y esto cree y ensea la Iglesia basndose en la Sagrada Escritura, por la cual sabemos que la tarea de los ngeles, buenos es la proteccin de los hombres y la solicitud por su salvacin. Hallamos estas expresiones en diversos pasajes de la Sagrada Escritura, como por ejemplo en el Salmo 90/91: Pues te encomendar a sus ngeles para que te guarden en todos tus caminos, y ellos te levantarn en sus palmas para que tus pies no tropiecen en las piedras. Jess mismo, hablando de los nios y amonestando a no escandalizarlos, apela a sus ngeles. Adems, les atribuye la funcin de testigos en el supremo juicio divino sobre la suerte de quien ha reconocido o renegado a Cristo: A quien me confesare delante de los hombres. El Hijo del hombre le confesar delante de los ngeles de Dios. El que negare delante de los hombres, ser negado ante los ngeles de Dios.(Lc. 12,8-9; cfr. Ap. 3, 5). Estas palabras son significativas porque si los ngeles toman parte de en el juicio de Dios, estn interesados en la vida del hombre. Inters y participacin que parecen recibir una acentuacin en el discurso escatolgico, en el que Jess hace intervenir a en la parusa, es decir, en la venida definitiva de Cristo al final de la historia. Entre los libros del Nuevo Testamento, los Hechos de los Apstoles nos hacen conocer especialmente algunos episodios que testimonian la solicitud de los ngeles por el hombre y su salvacin. As, como cuando el ngel de Dios libera a los Apstoles de la prisin, y ante todo a Pedro, que estaba amenazado de muerte por la mano de Herodes; o cuando gua la actividad de Pedro respecto al centurin Cornelio, el primer pagano convertido y, anlogamente, la actividad del dicono Felipe en el camino de Jerusaln a Gaza.56

De estos pocos hechos citados a ttulo de ejemplo, se comprende cmo en la conciencia de la Iglesia se ha podido formar la persuasin sobre el ministerio confiado a los ngeles a favor de los hombres. Por ello la Iglesia confiesa su fe en los ngeles custodios, venerndolos en la liturgia con una fiesta especial, y recomendando recurrir a su proteccin con una oracin frecuente, como en la invocacin del ngel de Dios. Esta oracin parece atesorar las bellas palabras de San Basilio: Todo fiel tiene junto a s un ngel como tutor y pastor, para llevarlo a la vida (eterna). Responsorio (Lc. 2,9-10) R. Se les present el ngel del Seor, *y la gloria del Seor los envolvi en su luz; y se llenaron de temor. V. El ngel les dijo: no temis, pues os anuncio una gran alegra. R. Y la gloria del Seor los envolvi en su luz.A)

ORACIONES LITRGICAS

PREFACIO DE LOS NGELES En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvacin darte gracias siempre y en todo lugar, Seor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno. Y alabarte, celebrando a tus ngeles y Arcngeles, ya que el honor que tributamos a los que te fueron fieles, redunda en tu gloria y proclama tu grandeza; pues, si es digna de admiracin la creatura anglica, lo es inmensamente ms Aquel que la cre. Por Cristo Nuestro Seor. Por l, adoran tu Majestad todos los ngeles, y nosotros, a una con ellos, te adoramos llenos de jbilo, diciendo: Santo, Santo, Santo es el Seor, Dios del universo57

MISA VOTIVA A LOS SANTOS NGELES Antfona de Entrada ngeles del Seor, bendecidlo; Vosotros, los poderosos ejecutores de sus rdenes, los que estis prontos a obedecer su palabra, bendecid al Seor. Oracin Colecta Dios todopoderoso, que con providencia admirable has confiado a los ngeles y a los hombres su misin particular, haz que quienes te sirven constantemente en el cielo nos protejan siempre en la tierra. Por Nuestro Seor Jesucristo. Oracin sobre las Ofrendas Haz, Seor, que tus ngeles lleven ante Ti los dones que te presentamos y que este sacrificio sea para todos los hombres fuente de vida y salvacin. Por Jesucristo, Nuestro Seor. Antfona de la Comunin En presencia de los ngeles cantaremos, Dios nuestro, tus alabanzas. Oracin despus de la Comunin Que nos fortalezca, Seor, el Pan celestial con que nos has alimentado, para que caminemos seguros por la senda de la salvacin bajo la fiel custodia de los ngeles. Por Jesucristo, Nuestro Seor. PEQUEO OFICIO58

DE LOS SANTOS NGELES(Extrado de la obra: The Little Manual of the Holy Angels)

MAITINES Ant.: Dios te encomend a sus ngeles para que te guarden en todos tus caminos. Amn. V. Seor, abre mis labios. R. Y mi boca anunciar tu alabanza. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espritu Santo. R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Himno Oh, Dios, permtenos elevar nuestras voces, para presentar ante tu trono nuestra humilde alabanza y agradecerte por tu ngeles quienes, con tu providencia, nos ayudan en nuestra debilidad a dirigir nuestros caminos, y nos libran de los enemigos malignos que esperan destruir la belleza de tu obra maestra. Ant.: Oh, Santos ngeles, Guardianes nuestros, defendednos en el combate para que no perezcamos en el juicio terrible. Salmo 104, 1-4 Alma ma, bendice al Seor! Yahveh, Dios mo, qu grande eres! vestido de esplendor y majestad,59

arropado de luz como de un manto, T despliegas los cielos lo mismo que una tienda, levantas sobre las aguas tus altas moradas; haciendo de las nubes carro tuyo, sobre las alas del viento te deslizas; tomas por mensajeros a los vientos, y las llamas del fuego por ministros. Gloria al Padre, al Hijo y al Espritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amn. Ant.: Oh, Santos ngeles, Guardianes nuestros, defendednos en el combate, para que no perezcamos en el juicio terrible. V. En la presencia de los ngeles cantar, Dios mo, tus alabanzas. R. Quiero adorarte en tu santo templo y bendecir tu Santo Nombre. Oracin Oh, Dios, que con providencia inefable te dignaste mandar a tus Santos ngeles para ser nuestros Guardianes; concdenos, humilmente te pedimos, que seamos siempre defendidos por su proteccin y gocemos de su eterna compaa; por Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Seor, que vive y reina por los siglos de los siglos, Amn. LAUDES Ant.: Dios te encomend a sus ngeles para que te guarden en todos tus caminos. Amn. V. Seor, abre mis labios. R. Y mi boca anunciar tu alabanza.60

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espritu Santo. R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Himno Satans, expulsado de un paraso de amor donde alguna vez brill en su esplendor, ya no puede ejercer el don honroso que recibi de la mano del Todopoderoso, quien por su justicia divina dio al hombre el trono que ste dej. Y desde el infierno adonde baj, busca arrojar a su propia desgracia a los pobres mortales designados para ocupar su plaza. Ant.: Oh, Santos ngeles, Guardianes nuestros, defendednos en el combate, para que no perezcamos en el juicio terrible. Dn 3, 57-60 Creaturas todas del Seor, bendecid al Seor, ensalzadlo con himnos por los siglos. ngeles del Seor, bendecid al Seor; cielos, bendecid al Seor. Aguas del espacio, bendecid al Seor; ejrcitos del Seor, bendecid al Seor. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amn Ant.: Oh, Santos ngeles, Guardianes nuestros, defendednos en el combate, para que no perezcamos en el juicio terrible.61

V. En la presencia de los ngeles cantar, Dios mo, tus alabanzas. R. Quiero adorarte en tu santo templo y bendecir tu Santo Nombre. Oracin Oh, Dios, que con providencia inefable te dignaste mandar a tus Santos ngeles para ser nuestros Guardianes; concdenos, humilmente te pedimos, que seamos siempre defendidos por su proteccin y gocemos de su eterna compaa; por Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Seor, que vive y reina por los siglos de los siglos, Amn. TERCIA Ant.: Dios te encomend a sus ngeles para que te guarden en todos tus caminos. Amn. V. Seor, abre mis labios. R. Y mi boca anunciar tu alabanza. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espritu Santo. R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Himno Oh, Jess, gloria de los coros anglicos, luz de su brillo, dulzura de su beatitud; T, que dejaste un mundo en el que todos experimentamos penas y dolores; que estas mismas penas aceptadas con virtud, sean la semilla de nuestra felicidad eterna contigo.

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Ant.: Oh, Santos ngeles, Guardianes nuestros, defendednos en el combate, para que no perezcamos en el juicio terrible. Salmo 34, 6-9 Los que miran hacia el Seor refulgirn: no habr sonrojo en su semblante. Cuando el pobre grita, Yahveh oye, y le salva de todas sus angustias. Acampa el ngel de Yahveh en torno a los que le temen y los libra. Gustad y ved qu bueno es el Seor, dichoso el hombre que se acobija en l. Temed al Seor vosotros, Santos suyos, que a quienes le temen no les falta nada. Los ricos quedan pobres y hambrientos, mas los que buscan a Yahveh de ningn bien carecen. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amn. Ant.: Oh, Santos ngeles, Guardianes nuestros, defendednos en el combate, para que no perezcamos en el juicio terrible. V. En la presencia de los ngeles cantar, Dios mo, tus alabanzas. R. Quiero adorarte en tu santo templo y bendecir tu Santo Nombre. Oracin Oh, Dios, que con providencia inefable te dignaste mandar a tus Santos ngeles para ser nuestros Guardianes; concdenos, humilmente te pedimos, que seamos siempre defendidos por su proteccin y gocemos de su eterna compaa; por Jesucristo, tu63

Hijo, Nuestro Seor, que vive y reina por los siglos de los siglos, Amn. NONA Ant.: Dios te encomend a sus ngeles para que te guarden en todos tus caminos. Amn. V. Seor, abre mis labios. R. Y mi boca anunciar tu alabanza. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espritu Santo. R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Himno ngel de la paz, ven Miguel en nuestro auxilio; t, que en aquel entonces arrojaste la discordia del cielo. Ven para calmar las pasiones impetuosas y duras que tantos estragos pasaron aqu, como los que causaron all en las alturas. Arroja la rivalidad y el odio hacia su misma oscuridad, al infierno, su lugar, su tumba por toda la eternidad. Ant.: Oh, Santos ngeles, Guardianes nuestros, defendednos en el combate, para que no perezcamos en el juicio terrible. Sal 148, 1-2, 5-6 Bendecid al Seor desde los cielos, alabadle en las alturas, alabadle, ngeles suyos todos, todas sus huestes, alabadle. Alaben ellos el nombre de Yahveh;64

pues l lo orden y fueron creados; l los fij por siempre, por los siglos, ley les dio que no pasar. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amn. Ant.: Oh, Santos ngeles, Guardianes nuestros, defendednos en el combate, para que no perezcamos en el juicio terrible. V. En la presencia de los ngeles cantar, Dios mo, tus alabanzas. R. Quiero adorarte en tu santo templo y bendecir tu Santo Nombre. Oracin Oh, Dios, que con providencia inefable te dignaste mandar a tus Santos ngeles para ser nuestros Guardianes; concdenos, humilmente te pedimos, que seamos siempre defendidos por su proteccin y gocemos de su eterna compaa; por Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Seor, que vive y reina por los siglos de los siglos, Amn. VSPERAS Ant.: Dios te encomend a sus ngeles para que te guarden en todos tus caminos. Amn. V. Seor, abre mis labios. R. Y mi boca anunciar tu alabanza. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espritu Santo. R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Himno65

Oh, Gabriel, espritu poderoso, muestra tu incomparable poder grandioso contra nuestros antiguos enemigos, Visita aquellos sagrados templos donde rezamos; a tu palabra potente estos templos elevamos. T fuiste el heraldo de su postrer nacimiento, pues para tu veneracin, estos santuarios en todo el mundo se levantaron, con gran contento. Ant.: Oh, Santos ngeles, Guardianes nuestros, defendednos en el combate, para que no perezcamos en el juicio terrible. Col. 1, 15-17 Jesucristo es la imagen de Dios invisible, primognito de toda creatura; pues por medio de l fueron creadas todas las cosas; celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por l y para l. l es anterior a todo, y todo se mantiene en l. l es tambin la cabeza del cuerpo de la Iglesia. l es el principio, el primognito de entre los muertos, y as es el primero en todo. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amn. Ant.: Oh, Santos ngeles, Guardianes nuestros, defendednos en el combate, para que no perezcamos en el juicio terrible. V. En la presencia de los ngeles cantar, Dios mo, tus alabanzas.

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R. Quiero adorarte en tu santo templo y bendecir tu Santo Nombre. Oracin Oh, Dios, que con providencia inefable te dignaste mandar a tus Santos ngeles para ser nuestros Guardianes; concdenos, humilmente te pedimos, que seamos siempre defendidos por su proteccin y gocemos de su eterna compaa; por Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Seor, que vive y reina por los siglos de los siglos, Amn. COMPLETAS Ant.: Dios te encomend a sus ngeles para que te guarden en todos tus caminos. Amn. V. Seor, abre mis labios. R. Y mi boca anunciar tu alabanza. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espritu Santo. R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Himno Oh, Rafael, de los siete Gloriosos que permanecieron ante el trono de Aqul que vive y reina, ngel de la salud, el Seor tu mano llena de blsamo del cielo para aliviar nuestra pena. Cura y consuela a los que son vctimas de la enfermedad, y gua nuestros pasos para no sucumbir ante la maldad. Ant.: Oh, Santos ngeles, Guardianes nuestros, defendednos en el combate, para que no perezcamos en el juicio terrible.67

Sal 91, 9-14 T qu dices: Mi refugio es Yahveh! y tomas al Altsimo por defensa. No ha de alcanzarte el mal, ni la plaga se acercar a tu tienda; que l dar orden sobre ti a sus ngeles de guardarte en todos tus caminos. Te llevarn ellos en sus manos, para que en piedra no tropiece tu pie; pisars sobre el len y la vbora, hollars al leoncillo y al dragn. Pues l se abraza a m, yo he de libarle; le exaltar, pues conoce mi nombre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amn. Ant.: Oh, Santos ngeles, Guardianes nuestros, defendednos en el combate, para que no perezcamos en el juicio terrible. V. En la presencia de los ngeles cantar, Dios mo, tus alabanzas. R. Quiero adorarte en tu santo templo y bendecir tu Santo Nombre. Oracin Oh, Dios, que con providencia inefable te dignaste mandar a tus Santos ngeles para ser nuestros Guardianes; concdenos, humilmente te pedimos, que seamos siempre defendidos por su proteccin y gocemos de su eterna compaa; por Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Seor, que vive y reina por los siglos de los siglos, Amn.68

B)

EJERCICIOS PIADOSOS ACTO DE CONSAGRACIN A LOS SANTOS NGELES(Extrado de la obra: The Little Manual of the Holy Angels)

Oh, Dios bondadoso, que por tu mandato encomendaste a tus ngeles para defendernos; yo (nombre), acepto a los Santos ngeles como mis patronos, y propongo firmemente, en presencia de la Inmaculada Virgen Mara, Reina de los Cielos y de los ngeles, honrar con una devocin especial al glorioso San Miguel y a mi Santo ngel de la Guarda. Y me propongo nunca olvidarlos en mis palabras ni en mis acciones, y tampoco hacer sufrir a aquellos a quienes ha sido encomendado mi cuidado, o decir algo en contra de su honor. Por eso te pido a Ti mi Seor, que los Santos ngeles que siempre son ministros ante Ti en el Cielo, defiendan mi vida aqu en la tierra para que, perseverando hasta el fon en tu santa gracia, en compaa de ellos y de la Reina de los ngeles merezca la vida eterna. Por Jesucristo, Nuestro Seor. Amn. MEMORARE A LOS SANTOS NGELES Recordad, oh Santos ngeles, que Jess, la Verdad eterna, nos asegura que vosotros os alegris ms por la conversin de un pecador que hace penitencia, que por noventa y nueve justos que no necesitan de misericordia. Animado por esto, yo, la ltima de las creaturas, humilmente os pido que me recibis como vuestro consiervo y hagis de m causa de una verdadera alegra. Oh, espritus beatos, no rechacis mi oracin. Si no misericordiosamente atended y escuchad mi peticin. Amn.69

A LOS SANTOS NGELES Vosotros, ngeles y Arcngeles, Tronos y Dominaciones; vosotros, Principados y Potestades, Virtudes de los cielos, Querubines y Serafines, alabad al Seor para siempre. Alabad al Seor vosotros todos los ngeles, vosotros que sois poderosos en fuerza y llevis su palabra. Alabad al Seor todos vosotros, sus ejrcitos y ministros suyos ejecutando su voluntad. Santos Miguel, Gabriel y Rafael y dems espritus que estis prontos ante el Seor: interceded por nosotros para que los dones del Espritu Santo sean derramados sobre nosotros y sobre toda la Iglesia. ngeles de Dios, asistidnos! Ayudad a la Iglesia a arrojar al infierno a los poderes de las tinieblas: pecado y atesmo, para que la gloria de Dios Santo e Inmortal se extienda sobre todo el mundo. Que todos los pases y todas las razas reconozcan y alaben su Santsimo Nombre. Amn. ORACIN A LOS SANTOS NGELES ngel de mi Guarda, Arcngeles San miguel, San Gabriel, San Rafael y los nueve coros de la Corte Celestial: Abrasad mi corazn en amor a Dios y a su Santsima Madre, llenadme de celo por su gloria y por la salvacin de mi alma. Comunicadme vuestra humildad y todas vuestras virtudes. Sed mis guardianes, consejeros y compaeros en el peregrinar por la vida hacia la eternidad. Alcanzadme del Seor la salud espiritual y, si me conviene, tambin la corporal. Rodeadme de buenas compaas. Defendedme de las asechanzas de mis enemigos y confundidlos. Solucionadme todos mis asuntos. Ayudadme a pagar todas mis deudas y a realizar mis trabajos. Remediad todas mis necesidades espirituales y materiales. Velad y guardad mi alma, mi cuerpo, mis propiedades y mi hogar. Asistidme propicios en la hora de mi muerte.70

Defendedme y salvadme en la hora del Juicio, libradme de las penas del Purgatorio y acompaad mi alma al Cielo. ngeles del Cielo, con vuestras espadas defendedme y con vuestras alas protegedme! PETICIONES A LOS SANTOS NGELES(Imprimatur Friburgo/Br. 8/11/1955, Hirt, Vic.-Gen.)

Seor, ten piedad de nosotros! Cristo, ten piedad de nosotros! Seor, ten piedad de nosotros! Santsima Trinidad, ten piedad de nosotros! Santa Mara, Reina de los ngeles, ruega por nosotros! Todos los coros de los Santos ngeles Unidnos a vuestra alabanza! Vosotros, ngeles y Arcngeles Sed para nosotros mensajeros del amor divino! T, mi Santo ngel de la Guarda Te quiero agradecer por tu amor! Vosotros, ngeles de mis parientes y amigos Cuidadlos! Vosotros, ngeles de los que nos son confiados Ayudadnos a ser para ellos visibles ngeles de la guarda! Vosotros, ngeles de los fieles Fortaleced su fidelidad en la fe! Vosotros, ngeles de los herejes Llamadlos hacia el camino recto! Vosotros, ngeles de los que buscan71

Ayudadlos a encontrar a Dios! Vosotros, ngeles de los pecadores Salvadlos! Vosotros, ngeles de los enfermos y afligidos Consoladlos! Vosotros, ngeles de los moribundos Acompaadlos hacia la casa del Padre! Vosotros, ngeles de los deprimidos y abatidos Animadlos! Vosotros, ngeles de los amargados y solitarios Llevadlos a la fuente de la alegra! Vosotros, ngeles de los pobres y necesitados Auxiliadlos y fortalecedlos! Vosotros, ngeles de los ricos Movedlos hacia la bondad y caridad para con el prjimo! Vosotros, ngeles de nuestros bienhechores Recompensad su generosidad! Todos vosotros, Santos ngeles de la Guarda Cuidadnos y conducidnos siempre ms cerca de Dios! SPLICA ARDIENTE A LOS SANTOS NGELES(Con aprobacin eclesistica del Vicariato de Roma, 6 de febrero de 1997 P. Luigi Moretti Secretario General)

Dios Uno y Trino, Omnipotente y Eterno! Antes de acudir a Tus siervos, los Santos ngeles, para implorar su auxilio, nos postramos ante Tu presencia y Te adoramos, Padre, Hijo y Espritu Santo!72

Alabado seas y glorificado por toda la eternidad! Todos los ngeles y los hombres que creaste Te adoren, Te amen, Te sirvan, Dios Santo, Fuerte, Inmortal! Y t, oh Mara, Reina de todos los ngeles, acepta benigna los ruegos que le les dirigimos a tus siervos y presntalos al Altsimo, t, que eres la omnipotencia suplicante, la medianera de las gracias, a fin de que obtengamos gracia, salvacin y auxilio! Amn. Os lo suplicamos: Conducidnos con seguridad a la Casa del Padre Celestial! Vosotros, Nueve Coros de los Espritus Bienaventurados. Apresuraos, socorrednos! Os suplicamos: apresuraos, socorrednos! La Sangre Preciossima de Nuestro Seor y Rey se ha derramado por nosotros. Os suplicamos: apresuraos, socorrednos! El Corazn de Nuestro Seor late amorosamente por nosotros. Os suplicamos: apresuraos, socorrednos! El Corazn Inmaculado de Mara, la Virgen Pursima, vuestra Reina, palpita amorosamente por nosotros. Os suplicamos: apresuraos, socorrednos! Arcngel San Miguel Prncipe de los Ejrcitos Celestiales, vencedor del dragn infernal, recibiste de Dios la fuerza y el poder para aniquilar, por la humildad, la soberbia del prncipe de las tinieblas. Te suplicamos insistentemente, nos alcances la verdadera humildad de corazn, la fidelidad inquebrantable para cumplir siempre la voluntad de Dios, y fortaleza en el sufrimiento y en la prueba. Socrrenos para que no desfallecer ante el trono de la justicia de Dios.73

Arcngel San Gabriel ngel de la Encarnacin, fiel mensajero de Dios, abre nuestros odos para que estn atentos a las ms leves advertencias y toques del Corazn de Nuestro Seor. Permanece siempre junto a nosotros, te suplicamos, para que comprendamos debidamente la Palabra de Dios, la sigamos y obedezcamos, y cumplamos dcilmente aquello que Dios quiere de nosotros. Haz que estemos siempre disponibles y vigilantes para que el Seor, cuando llegue, no nos encuentre dormidos. Arcngel San Rafael T que eres lanza y blsamo del Amor de Dios, hiere, te suplicamos, nuestro corazn con el Amor ardiente de Dios. Deja que nunca sane esta herida, para que perseveremos cada da en el camino de la caridad y que todo venzamos por el amor. Ayudadnos, santos y poderosos hermanos, siervos ante Dios! Defendednos de nosotros mismos, de nuestra cobarda y tibieza, de nuestro egosmo y ambicin, de nuestra envidia y desconfianza, de nuestras ansias de riqueza, bienestar y fama. Desatadnos de las cadenas del pecado y del apego a las cosas temporales. Quitadnos las vendas de los ojos que nosotros mismos nos pusimos para no tener que ver las necesidades de nuestro alrededor y poder as tranquilamente, ocuparnos y compadecernos de nosotros. Traspasad nuestro corazn con la santa ansiedad de Dios, para que no dejemos de buscarlo con ardor contricin y amor.74

Contemplad la Sangre del Seor derramada por nuestra causa. Contemplad las lgrimas de vuestra Reina derramadas por nuestra causa. Contemplad en nosotros la imagen de Dios, desfigurada por nuestros pecados, que l por amor imprimi en nuestra alma. Ayudadnos a conocer, adorar, amar y servir a Dios. Ayudadnos en el combate contra el poder de las tinieblas, que sutilmente nos rodea y acecha. Ayudadnos para que ninguno se pierda y un da estemos reunidos en la eterna bienaventuranza. Amn.

Durante la novena rezamos por la maana la Splica Ardiente, y a lo largo del da invocamos a menudo a los Santos ngeles:

San Miguel, asstenos con tus Santos ngeles, aydanos y ruega por nosotros! San Gabriel, asstenos con tus Santos ngeles, aydanos y ruega por nosotros! San Rafael, asstenos con tus Santos ngeles, aydanos y ruega por nosotros! LETANA A LOS SANTOS NGELES Seor, ten piedad de nosotros! Cristo, ten piedad de nosotros! Seor, ten piedad de nosotros! Cristo, yenos! Cristo, escchanos! Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros! 75

Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros! Dios Espritu Santo, ten piedad de nosotros! Santsima Trinidad, nico Dios, ten piedad de nosotros! Santa Mara, ruega por nosotros! Santa Madre de Dios, ruega por nosotros! Santa Virgen de las Vrgenes, ruega por nosotros! San Miguel, t que defendiste siempre al pueblo de Dios, ruega por nosotros! San Miguel, t que precipitaste a Lucifer y a sus secuaces rebeldes al infierno, ruega por nosotros! San Miguel, t que repeles a los acusadores infernales en la hora de la muerte de nuestros hermanos, ruega por nosotros! San Gabriel, t que anunciaste el mensaje Divino a Daniel, ruega por nosotros! San Gabriel, t que anunciaste el nacimiento y la misin de Juan Bautista, ruega por nosotros! San Gabriel, t que fuiste el Mensajero de la Encarnacin del Verbo Divino, ruega por nosotros! San Rafael, t que acompaaste a Tobas y le hiciste volver sano a casa, ruega por nosotros! San Rafael, t que expulsaste de Sara al demonio, ruega por nosotros! San Rafael, t que eres uno de los siete que estn delante del trono de Dios, ruega por nosotros! Santos ngeles rogad por nosotros! Santos ngeles que estis alrededor del trono de Dios, rogad por nosotros!76

Santos ngeles que alabis y glorificis sin cesar a Dios, rogad por nosotros! Santos ngeles que disipis nuestra oscuridad, rogad por nosotros! Santos ngeles que anunciis lo divino a los hombres, rogad por nosotros! Santos ngeles que tenis, por orden de Dios, la tarea de proteger a los hombres, rogad por nosotros! Santos ngeles que miris el rostro del Padre en el cielo todo el tiempo, rogad por nosotros! Santos ngeles que os alegris por cada pecador que hace penitencia, rogad por nosotros! Santos ngeles que librasteis a Lot de los malhechores, rogad por nosotros! Santos ngeles que ascendisteis y descendisteis en la escala de Jacob, rogad por nosotros! Santos ngeles que transmitisteis a Moiss la Ley Divina en el Monte Sina, rogad por nosotros! Santos ngeles que anunciasteis la alegra del nacimiento de Cristo a los hombres, rogad por nosotros! Santos ngeles que servisteis a Cristo en el desierto, rogad por nosotros! Santos ngeles que llevasteis a Lzaro al seno de Abraham, rogad por nosotros! Santos ngeles que estuvisteis sentados resplandecientes y blancos como la nieve en la sepultura de Cristo, rogad por nosotros! Santos ngeles que iris al frente con la seal de la Cruz de Cristo en el ltimo da, rogad por nosotros!77

Santos ngeles que anotaris todos los escndalos de este tiempo para la segunda venida de Cristo rogad por nosotros! Santos ngeles que recogeris a los elegidos en el final del mundo, rogad por nosotros! Santos ngeles que separaris a los condenados de los justos, rogad por nosotros! Santos ngeles que llevis las oraciones de los hombres a Dios, rogad por nosotros! Santos ngeles que ayudis a los moribundos, rogad por nosotros! Santos ngeles que acompais al cielo a las almas de los justos, purificadas de todas las manchas, rogad por nosotros! Santos ngeles que obris por la fuerza de Dios seales y milagros, rogad por nosotros! Santos ngeles que sois enviados al servicio de los hombres, herederos de la salvacin, rogad por nosotros! Santos ngeles que sois puestos sobre pases y provincias, rogad por nosotros! Santos ngeles que salvasteis a los fieles de Dios de los peligros de la vida, rogad por nosotros! Santos ngeles que consolasteis a los mrtires en sus tormentos, rogad por nosotros! Coros de los espritus bienaventurados, rogad por nosotros! Con los Santos ngeles, de todos los peligros, lbranos, Seor! De las asechanzas del demonio, lbranos, Seor! De las herejas y separaciones, lbranos, Seor!78

De la peste, el hambre y la guerra, lbranos, Seor! De las insidias del enemigo, lbranos, Seor! De una muerte imprevista y no preparada, lbranos, Seor! De la muerte eterna, lbranos, Seor! Nosotros, pobres pecadores, te rogamos yenos! Por tus Santos ngeles, te rogamos yenos! Que nos seas propicio, te rogamos yenos! Que nos perdones, te rogamos yenos! Que te dignes regir y gobernar a tu Santa Iglesia, te rogamos yenos! Que te dignes bendecir al Sumo Pontfice y a todos los estados cristianos, te rogamos yenos! Que tu Iglesia te sirva en paz y en libertad, te rogamos yenos! Que aplastes a todos los enemigos de tu Iglesia, te rogamos yenos! Que te dignes conceder a los pueblos la paz y la verdadera concordia, te rogamos yenos! Que te dignes conceder el descanso eterno a todos los fieles difuntos, te rogamos yenos! Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdnanos, Seor! Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escchanos, Seor! Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros, Seor! V. Alabad al Seor, vosotros sus ngeles!79

R. Poderosos en fuerza cumpls su voluntad cuando escuchis su palabra y su mando! Oremos: Oh, Dios, T que mandaste a los ngeles en orden maravilloso al servicio de los hombres, permite bondadosamente que tomen tambin bajo su proteccin nuestra vida terrena. Por Cristo Nuestro Seor. Amn.

Oremos: Dios de los cielos, Dios de la tierra, Dios de los ngeles, Dios de los Arcngeles. Dios de los Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de los Apstoles. Dios de los Mrtires, Dios de los Confesores, Dios de las Vrgenes. Dios que tienes el poder de dar vida despus de la muerte y descanso despus del trabajo, porque no hay Dios que no seas T y no puede haberlo, porque eres el Creador de todas las cosas, visibles e invisibles, cuyo Reino no tendr fin. Con humildad nos postramos ante tu gloria y majestad, y te suplicamos nos libres de toda la tirana de los espritus infernales, de sus insidias y de su furiosa maldad. Dgnate, Seor, protegernos bajo tu poder y conservarnos sanos y salvos. Te lo pedimos por Jesucristo, Nuestro Seor. Amn.

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ngel portando la Cruz de Cristo.

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NOVENA A LOS SANTOS NGELES PRIMER DA Seor Dios, T creaste a los Santos ngeles para tu gloria, para que nos ayuden, nos hagan conocer tu voluntad y nos guen hacia Ti. En tu nombre, queremos invocarlos en nuestras aflicciones y necesidades. Nos confiamos a ellos porque T nos socorreras si los escuchamos. Glorifica a tus ngeles atendiendo las peticiones que te dirigimos por su intercesin. Atindenos prontamente, te suplicamos. Hoy, en el primer da de la novena, nos dirigimos a vosotros, Santos ngeles Custodios, para implorar vuestro poderoso auxilio y proteccin. Dios os puso como auxiliares al lado de cada hombre y vosotros queris que vuestros protegidos tengan alegra y felicidad en el cumplimiento de sus deberes y en su trabajo. Por el amor que os une a la Virgen Santsima, vuestras Reina, sed nuestro perenne auxilio para que, una vez libres de esta pena, podamos agradeceros de todo corazn.82

Siempre hay penas, pero si el corazn est alegre stas son benficas. Ayudadnos a entender que donde hay caridad y alegra todo va bien. SEGUNDO DA Seor Dios, no hay lugar en el mundo que no haya sido creado por tu sabia Omnipotencia, ni nada material que no haya sido confiado a la custodia de los ngeles. Invocamos a los ngeles de nuestra tierra, de nuestra ciudad, del lugar donde trabajamos, de donde vivimos. Confiamos firmemente en ellos, pues siempre estn contentos porque T, como buen Pastor, ah los pusiste. A vosotros, Santos ngeles, nos dirigimos en este segundo da de la novena: ahuyentad de nosotros los malos espritus de la angustia, de la desconfianza, de la pereza, de la susceptibilidad. Vosotros nos sugers cosas buenas y nos enseis a ser amables en las cosas ms pequeas. Vosotros queris que seamos como nios guiados por vuestra mano y as realicemos nuestro deber cuando y como Dios los quiere. Deseis que aun en medio de las pruebas, nos mantengamos en la fidelidad y en la perseverancia. Santos ngeles que os mantenis fieles a nuestro lado, ayudadnos a dirigir nuestro pensamiento y nuestra voluntad hacia las cosas del cielo. Ayudadnos a amar los sacrificios como medio para la salvacin del mundo, Alcanzadnos la fidelidad y constancia alegres. Amn. TERCER DA Seor Jesucristo, T santificaste toda profesin, especialmente la de aquellos que sirven a los dems. No quieres que ambicionemos la fama y el poder. T mismo,83

siendo Nuestro Seor y Dios aprendiste el humilde oficio de carpintero, y el ttulo glorioso que tu Madre a s misma se dio, fue el de Sierva del Seor.Pero para que profesin sea an ms sacrificada, nos envas ngeles especiales: Los ngeles de las profesiones. A ellos los invocamos hoy pidiendo su auxilio para nosotros y para todos los profesionales. Santo ngeles de las profesiones, ayudadnos a perseverar en nuestro trabajo y a servir sanamente, con prontitud y alegra. Queremos demostrar nuestro amor a Dios amando el trabajo, pues al servir a los dems estamos tambin sirviendo a Dios. Santos ngeles, dadnos nimo y alegra para servir. Amn. CUARTO DA Seor Jesucristo, T dijiste: Pedid y recibiris, buscad y encontraris. Quieres entonces que pidamos, que invoquemos a nuestra Madre como Perpetuo Socorro y que acudamos al auxilio de los Santos ngeles. Salvador y Redentor nuestro: T que calmaste la tempestad; que diste pan a los hambrientos; que resucitaste a los muertos, atindenos. Ante Ti nos postramos tambin oh Madre nuestra! Pidiendo tu auxilio en nuestras necesidades, pues T eres la omnipotencia suplicante. Santos ngeles, auxiliadores nuestros, a vosotros tambin nos dirigimos; sois mensajeros y enviados para auxiliarnos en nuestras necesidades. As imitis al Seor que siempre socorri al indigente. Vosotros que estis ante Su trono y conocis y ejecutis con prontitud Su voluntad, venid y socorrednos; no cesaremos hasta que nos hayis atendido. Confiamos firmemente en vuestra ayuda, pues la confianza total es siempre84

recompensada. As le agradeceremos a Dios y le glorificaremos. Amn. QUINTO DA Seor Jesucristo, Salvador del gnero humano, por tu palabra confiamos en que seremos atendidos y salvados. La Sagrada Escritura nos narra que pasaste haciendo el bien, curando toda enfermedad y dolencia de tu pueblo. En la Santa Misa rezamos antes de la comunin con las palabras del centurin: Seor, yo no soy digno de que vengas a m, pero una palabra tuya bastar para sanarme. Y t dijiste al centurin: Ve. Hgase segn tu fe. No ser que hoy a nosotros nos dices lo mismo? Santos ngeles del Seor, concedednos una oracin insistente, llena de esperanza y de confianza, a fin de que junto con la fuerza de vuestra intercesin, podamos conmover el Corazn del Seor que es Dios de Misericordia, y ser as atendidos. Padre Celestial, confiamos en tu auxilio apoyados en la Palabra de tu Divino Hijo. Cada palabra suya la colocamos en el Corazn Inmaculado de Mara para que vuestros Santos ngeles lo tomen y lo eleven ante tu Trono. Santos ngeles, con alas poderosas cubrid nuestras miserias para que Dios vea, ante todo, el encanto de Mara y la intercesin vuestra. Ent5onces l nos atender. Amn. SEXTO DA Seor Dios, todos tus caminos son misericordia y hacia los ms pobres te inclinas compasivo. Por misericordia mandaste millones de ngeles a esta tierra para salvarnos, socorrernos, protegernos, guiarnos y auxiliarnos en nuestras grandes necesidades.85

Topdos los ngeles son siervos de Mara Santsima y la acompaan como Reina y Madre de misericordia. Donde Ella est, estn tambin sus ngeles. Donde quiere que se dirijan sus ojos misericordiosos, ah tambin los Santos ngeles socorren con piedad y compasin. Santos ngeles de la misericordia, a vosotros nos dirigimos. l mismo Seor dijo: Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarn misericordia. Ayudadnos tambin a ser misericordiosos: iluminad nuestros ojos para ver dnde podemos ayudar y hacerlo con prontitud, ya sea con las obras, con la oracin o con la reparacin, Muchas veces somos tan lentos en practicar la misericordia que, cuando nos decidimos a hacerlo, la ocasin ya ha pasado. Dadnos, pues, vuestra prontitud. Amn. SPTIMO DA Seor Dios, ya antes de crear al hombre habas creado a los ngeles. Los creaste como espritus puros, a tu imagen y semejanza. Los colocaste sobre la creacin material como Principados, Potestades, Tronos y Dominaciones. Pero cuando creaste al hombre, lo pusiste en el centro, como puente entre la creatura material y la espiritual que es el ngel. El hombre es la sntesis: tiene un cuerpo material y un alma espiritual. Con el pecado, el hombre es arrastrado a la misma materia, hacia lo bajo, mientras que el ngel nos quiere elevar a lo alto. Por eso el hombre est siempre en esta lucha entre la carne y el espritu; entre las seducciones del ngel malo y las exhortaciones del ngel bueno. Seor Jesucristo, Buen Pastor, enva al Espritu Santo con sus ministros, los Santos ngeles, para que siempre estn a nuestro lado y nos hagan descubrir oportunamente los peligros que nos rodean. Que todos aquellos que te encomendamos, con la ayuda de tus ngeles reconozcan el camino recto.86

Santos ngeles del Espritu Santo, hoy os suplicamos intensamente: Iluminadnos, aconsejadnos, exhortadnos. Fortalecednos, consoladnos, curadnos y libradnos de todo mal. As, en unin con vosotros, queremos adorar a alabar al Espritu Santo, Dios vivificante. Amn

OCTAVO DA Seor Dios, T nos creaste, nos rescataste por la muerte de tu Hijo en la Cruz y nos abriste las puertas del cielo. Enva en nuestro auxilio a los Santos ngeles de la Redencin para que, con su ayuda, reconozcamos mejor tu sabia Providencia y tu amor, an en la cruz del dolor. Que sepamos comprender y aceptar aquellas palabras del Seor: Quien no toma su cruz y me sigue, no es digno de m. Vosotros, Santos ngeles, que sois enviados como portadores de luz, fortaleza y gracia, ayudadnos a aceptar con paciencia y amor la cruz; as sta se convertir en yugo suave y carga ligera y vosotros nos llevaris con gozo al encuentro con Dios. Que tambin aquellos que os encomendamos aprendan a aceptar la cruz de cada da con un s generoso, siguiendo el ejemplo de Nuestro Seor. Amn NOVENO DA Seor Jesucristo, Salvador solcito. T enviars a los Santos ngeles de las trompetas para llamarnos al juicio definitivo; pero antes nos envas a tu propia Madre con sus ngeles, que nos87

instan a estar vigilantes, a orar y esperar con alegra el da de tu venida. En este ltimo da de la novena pedimos a los ngeles de Mara que nos den valor y confianza, que nos exhorten con fuerza, nos guen y nos mantengan a salvo. Santos ngeles de Mara Santsima, Reina del Cielo y de la Tierra; por vuestra bondad y magnificencia, venid a nuestro encuentro, Ayudadnos, por el amor que le tenis a vuestra Reina. Auxiliadnos en nuestra indigencia. Vosotros sois fieles siervos y mensajeros solcitos de Mara, Consuelo de los Afligidos, Madre del Buen Consejo, Mediadora de todas las Gracias; confiamos en vuestro socorro; confiamos en vuestro auxilio y agradecemos infinitamente vuestra intercesin. Amn. C) ORACIONES SEGN DIVERSAS INTENCIONES ORACIN DE COMUNINAccin de gracias en unin con todas las creaturas: Recurre en espritu al cielo y a travs de toda la tierra y pide a todas las creaturas, para agradecer a Jess y Mara, venerarlos y amarlos San Luis M. Grignion de Montfort

Oh Jess, mi Seor y mi Dios, T ests presente en mi alma! Slo Mara es capaz de alabarte dignamente, pero Ella quiere que todas las creaturas entren en este canto de accin de gracias al Altsimo. Por eso invoco a todos los ngeles y Santos, los que estn en el cielo y en la tierra para cantarte, oh Dios, un canto de agradecimiento y de amor. Cielo de los cielos, soberanos Querubines, ardientes Serafines, Tronos, Potestades, Principados, Dominaciones, Virtudes, Arcngeles y ngeles, bajad en mi corazn est vuestro Rey, en mi corazn est vuestra Reina! Acudid de prisa, que nos postraremos juntos para adorar a Jess, a la Sabidura del Padre, y para honrar a Mara!Venid, para que arrodillados ante Dios, Le adoremos!Beatos habitantes88

del cielo, escogidos de la tierra, todos los que sirven a Dios, venid de todas partes y adorad conmigo!(De: Das Goldene Buch, Friburgo/Ch 1958, 493s.)

ORACIN DESPUS DE LA SAGRADA COMUNIN Jess est en m! El Dios del cielo ha erigido su morada en mi indigno corazn. Bienvenid