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2010 Documento de Trabajo nº 8 GLOBALIZACIÓN Y METAMORFOSIS METROPOLITANA EN AMÉRICA LATINA. DE LA CIUDAD A LO URBANO GENERALIZADO De Mattos, Carlos GRUPO DE ESTUDIOS SOBRE DESARROLLO URBANO

Lectura 2b Globalización y Metamorfosis en AL 5 Tendencias 2010 Carlo a Mattos

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    2010

    Documento de Trabajo n 8

    GLOBALIZACIN Y METAMORFOSIS METROPOLITANA EN AMRICA LATINA.

    DE LA CIUDAD A LO URBANO GENERALIZADO

    De Mattos, Carlos

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    Carlos A. de Mattos

    Documentos de Trabajo GEDEUR, n 8 Madrid, primer trimestre de 2010.

    ISSN: 1989-5550

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    GLOBALIZACIN Y METAMORFOSIS METROPOLITANA EN AMRICA LATINA.

    DE LA CIUDAD A LO URBANO GENERALIZADO1

    Carlos A. de Mattos Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales

    Pontificia Universidad Catlica de Chile

    1. Introduccin.

    Durante las ltimas dcadas del siglo pasado, bajo los efectos entrelazados, por una parte, de un nuevo sistema tecnolgico articulado en torno a las tecnologas de la informacin y las comunicaciones (TIC) y, por otra, de la aplicacin de un enfoque de gobernanza basado en una amplia y generalizada liberalizacin econmica, cobr impulso una dinmica econmica substancialmente diferente a la que se haba impuesto luego de la gran crisis de 1929. Con ello, se puso en marcha un proceso que por la profundidad y el alcance de las transformaciones que produjo, puede considerarse, stricto sensu, como una nueva fase de modernizacin capitalista.

    Con el avance de la reestructuracin econmica y de la informacionalizacin, procesos medulares de esta fase modernizadora, se produjo una progresiva y generalizada ampliacin geogrfica de un espacio de acumulacin, que tiende a adquirir cobertura mundial como expresin bsica de la globalizacin. Los cambios en las condiciones para la competitividad que ocurrieron con esta expansin del espacio de acumulacin, indujo a un nmero creciente de empresas a adoptar nuevas modalidades organizativas, capaces de permitir mejorar su presencia competitiva en diversos lugares del mismo. Como parte central de las estrategias aplicadas para aumentar su competitividad, numerosas empresas comenzaron a dispersar una cantidad cada da mayor de componentes de sus procesos productivos por diversos puntos de ese espacio de acumulacin, los cuales tendieron a localizarse principalmente en grandes aglomeraciones urbanas de los pases escogidos; con ello, se produjeron cambios substanciales en la geografa econmica mundial, entre los que jug un papel central la recuperacin de la importancia de numerosas grandes aglomeraciones urbanas. A medida que estas aglomeraciones se fueron imbricando en la dinmica productiva globalizada, una verdadera metamorfosis comenz a afectar tanto a su organizacin y funcionamiento, como a su morfologa y apariencia.

    Con el propsito de identificar y caracterizar la direccin y significado de esta metamorfosis, este trabajo analiza la interaccin entre reestructuracin econmica y transformacin urbana, considerando algunas de las particularidades con las que este 1 Este trabajo fue elaborado como contribucin a una investigacin sobre competitividad urbana referida a Santiago de Chile, coordinada por el autor, en el marco del Proyecto FONDECYT 1085257, en ejecucin durante el perodo 2008-2010.

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    proceso se ha manifestado en las principales metrpolis latinoamericanas. Este anlisis busca aportar elementos de juicio para mostrar como los cambios que han tenido mayor incidencia en esta evolucin lo hicieron siguiendo algunas tendencias genricas globales, cuya irrupcin y/o fortalecimiento solamente puede explicarse como consecuencia de las transformaciones constitutivas de esta fase de modernizacin capitalista; y, que estas tendencias estn marcando su presencia en todas las ciudades que se han involucrado estructuralmente en la nueva dinmica econmica global, an cuando pueden asumir modalidades y alcances especficos en cada ciudad.

    2. Nuevas tecnologas de la informacin, liberalizacin econmica y dependencia del capital.

    Para explicar la direccin seguida por este nuevo proceso modernizador es necesario revisar las motivaciones, los fundamentos y los principales efectos de las respuestas, tanto pblicas como privadas, adoptadas al buscar una salida al agotamiento del modelo de acumulacin y crecimiento keynesiano-fordista que haba logrado imponerse a partir de la Gran Depresin, con diversas especificidades nacionales, en buena parte del mundo occidental, y en Amrica Latina en particular. En la estructuracin de esas respuestas incidieron de manera decisiva dos fenmenos especficos, que se constituyeron en los ejes articuladores de una nueva dinmica econmica que rpidamente se propag por el mundo entero: uno que se desarroll en el plano cientfico-tcnico y el otro en el del discurso terico-ideolgico.

    En el plano tecnolgico, el cambio fundamental se produjo con la generacin y la difusin de las TIC que, desde las ltimas dcadas del siglo pasado, aportaron un medio cualitativamente distinto para el establecimiento de nuevas formas de conectividad y de movilidad, y mucho ms potente y eficaz para el despliegue territorial por todo el planeta de una nueva arquitectura financiera y productiva. Desde el punto de vista terico-ideolgico, una nueva matriz de poder social, que se haba afirmado con la propia evolucin fordista, se mostr proclive a impulsar un esfuerzo sistemtico de liberalizacin econmica, cuya materializacin se tradujo en una progresiva des-fronterizacin de los territorios nacionales y en la constitucin de un espacio supranacional de acumulacin.

    Sin duda, el generalizado fracaso de los intentos por planificar centralizada y normativamente el desarrollo econmico y social, que haban tenido su apogeo en la segunda post-guerra, tanto en los pases capitalistas como en aquellos que haban escogido un destino alternativo, fue uno de los factores que tambin contribuy a este regreso al liberalismo econmico, ahora en su versin conocida como neo-liberalismo. As, despus del auge alcanzado por los alegatos sobre la necesidad y la posibilidad de una intervencin exgena al mercado a fin de regular el crecimiento capitalista, se produjo un retorno a la certeza de que solamente era posible encontrar una salida a la crisis con el pleno restablecimiento del juego de las fuerzas del mercado. En lo medular, esto signific que la dinmica que entonces comenz a desplegarse globalmente se vertebr en torno a dos creencias bsicas que, por la propia profundidad de la crisis que

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    entonces enfrentaba el modelo anterior, fueron aceptadas con escasa resistencia: en primer lugar, que en el marco de los fundamentos terico-ideolgicos del modelo que se haba estructurado e impuesto luego de la Gran Depresin, y que haba tenido un desempeo relativamente exitoso en los pases centrales durante la segunda post-guerra, ya no era posible encontrar respuestas viables y eficaces para una plena reactivacin de la economa mundial; y, en segundo lugar, que estas respuestas -as como la reestructuracin que ellas deberan promover- deban estar orientadas a restablecer las condiciones que asegurasen el funcionamiento natural de una economa capitalista, lo que significaba ante todo devolver al mercado su funcin de mecanismo bsico de regulacin econmica y al capital privado su papel de protagonista efectivo de la dinmica de acumulacin y crecimiento.

    Desde fines de la dcada de los aos setenta, con la articulacin y retroalimentacin de estos impulsos se hizo evidente la necesidad de introducir nuevos arreglos institucionales capaces de lograr un mejor despliegue global de la dinmica econmica que entonces comenz a perfilarse. En este sentido, el nuevo discurso supona que los arreglos institucionales establecidos en la fase anterior obstaculizaban la emergencia y la propagacin de una dinmica econmica que permitiese la plena utilizacin de las potencialidades que ofrecan las innovaciones aportadas por la revolucin cientfico-tcnica informacional en una economa de mercado y que, por tanto, era necesario adoptar las medidas que permitiesen corregir esa situacin. Por otra parte, en esta direccin, el mismo avance de la revolucin tecnolgica informacional puso en evidencia la necesidad de una institucionalidad funcional a su mejor despliegue y utilizacin. En esas circunstancias, se acept que, como afirma Carlota Prez (2004: 30), cada revolucin tecnolgica, se acompaa de lineamientos de ptima prctica, bajo la forma de un paradigma tecno-econmico, capaz de romper con los hbitos existentes en tecnologa, economa, gerencia e instituciones sociales.

    Si se analiza lo ocurrido en estos aos, se puede comprobar que a medida que los postulados del discurso neoliberal en pos de esa ptima prctica fueron ganando aceptacin, sus indicaciones empezaron a ser aplicadas en distintas partes del mundo, obviamente con diferencias de nfasis e intensidad entre un lugar y otro, produciendo importantes cambios, que modificaron radicalmente el escenario econmico global. En particular, gan consenso rpidamente la propuesta sobre la necesidad de [] instaurar en el mayor nmero posible de pases [] un terreno de maniobra que permitiese el libre despliegue de las estrategias de las firmas, sea para ensanchar el mercado, sea para minimizar los costos unitarios, sea para los dos a la vez (Michalet, 2007: 107-8); lo cual tuvo como consecuencia fundamental la conformacin de un espacio de acumulacin de cobertura mundial que, desde ese momento, condiciona la dinmica esencial de la globalizacin. De esta manera, por decisin poltica se establecieron las condiciones que hicieron posible la generalizacin de las principales tendencias constitutivas de un nuevo modelo que, en lo esencial, acompaaron la progresin de la globalizacin.

    Y, con ello, se profundizaron los procesos que han sido caracterizados como de desnacionalizacin institucional parcial en el interior del Estado y de cada economa nacional, que llevaron a la formacin de un orden institucional intermediario que se

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    ubica slo parcialmente dentro del sistema interestatal y que, en realidad, est transformndose en un mbito institucional paralelo donde se manejen las operaciones transfronterizas (Sassen, 2007: 57). Estos cambios hicieron posible el despliegue generalizado por encima de las debilitadas fronteras nacionales de una infinidad de circuitos globalizados, entre los cuales para este anlisis se destacan los de carcter financiero, productivo y, en particular, todos los relacionados con el consumo.

    En este escenario, desde que se generalizaron las polticas destinadas a favorecer el despliegue transnacional de un conjunto de circuitos o firmas globales, entre los que los financieros fueron especialmente beneficiados, se impuso un aumento progresivo y, hasta ahora irreversible, de la autonoma de los flujos con respecto a los lugares, as como tambin con respecto a las indicaciones gubernamentales. Este cambio, oblig a que los lugares (pases, regiones, ciudades), como condicin necesaria para poder mantener o aumentar sus niveles de acumulacin y crecimiento, se hayan tenido que inclinar por competir entre s por IED.

    As, bajo el impulso de mltiples circuitos globalizados fue que se propagaron e impusieron a escala global las innovaciones congnitas a esta fase de modernizacin capitalista, lo cual incidi en una progresiva profundizacin de la dependencia estructural de las respectivas sociedades nacionales con respecto al capital (Przeworski, 1990), lo cual tiene entre sus consecuencias fundamentales: i) que en estas sociedades la posibilidad de realizar una mayor acumulacin y de aumentar la tasa de crecimiento est cada vez ms rgidamente condicionada por la vigencia plena de reglas del juego capitalistas; ii) que con la formacin y expansin de un espacio capitalista de acumulacin de cobertura planetaria, las perspectivas de crecimiento en un determinado lugar estn cada da ms estrictamente regidas por las condiciones que ese lugar pueda ofrecer para la valorizacin privada del capital; y, iii) que, en consecuencia, en las sociedades en las que esto tiene vigencia, se redujo cada vez ms an la factibilidad de promover objetivos sociales de inters general (y, en especial, de inters para los ms desfavorecidos), si esos objetivos no son compatibles con los de los propietarios y/o administradores del capital.

    Con la culminacin de estos procesos, quedaron sentadas las bases para la afirmacin de los ejes estructurantes y las tendencias constitutivas de esta nueva fase de modernizacin capitalista, en la que se agudizaron las diferencias entre la globalizacin y las modalidades precedentes de internacionalizacin, estableciendo as las condiciones para la materializacin de una nueva forma histrica particular del capitalismo (Held & McGrew, 2002: 65).

    3. Nueva arquitectura productiva y reconfiguracin geogrfica global.

    Al generalizarse durante las ltimas dcadas del siglo pasado la prdida de productividad y de competitividad de la gran empresa verticalmente integrada, que se haba situado como ncleo bsico del fordismo, tanto gobiernos como empresas se vieron obligados a buscar alternativas apropiadas para enfrentar los cambios en las

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    condiciones para competir en un espacio supra-nacional. En ese contexto, numerosas empresas optaron por una estrategia que contempl su paulatina desintegracin vertical, para lo que recurrieron a la externalizacin, tercerizacin y sub-contratacin de un nmero creciente de sub-procesos productivos. Con ello se materializ una progresiva descomposicin internacional de los procesos productivos (Mouhoud, 2006: 25), que condujo al establecimiento de nuevas formas de articulacin multinacional, fundamentalmente por la va de la organizacin productiva en cadenas organizadas globalmente. Como seal Gereffi (1999: 1), con la continua multiplicacin del nmero de cadenas globales (global commodity chains) de diversa naturaleza, ha resultado que en el capitalismo global, la actividad econmica no es solamente internacional en su alcance, sino que tambin es global en organizacin (Gereffi, 1999: 1).

    En base a esta organizacin, a medida que las fronteras nacionales se fueron haciendo ms permeables, un nmero creciente de redes globales se despleg por distintas partes del mundo, involucrando tanto a las de carcter financiero y productivo, como a las relacionadas con el consumo. En esta evolucin, los componentes de cada cadena de valor (diseo, produccin, marketing, comercializacion) pudieron ser deslocalizados hacia mltiples lugares de la nueva geografa, donde se materializaron en diversos tipos de islotes productivos, an cuando con una dispersin y cobertura geogrfica desigual, donde los grandes beneficiados fueron los pases ms desarrollados; en ese proceso, los pases latinoamericanos se han ido articulando de manera desigual y, en general, insatisfactoria (Kosakoff y Lpez, 2008).

    En torno a estas cadenas y/o redes globales, se inici la configuracin de una nueva arquitectura financiera y productiva, cuya expansin y dispersin geogrfica desemboc en una configuracin en nodos y redes (hubs & networks), que se constituy en una estructura bsica con capacidad para sustentar el despliegue y re-escalamiento capitalista que se impuso en esta fase; en ella, los lugares en los que se produjo el mayor entrecruzamiento de esas redes, pasaron a constituirse en nodos bsicos de una geografa que tiende a abarcar a la totalidad del planeta. Desde el punto de vista econmico, la organizacin resultante corresponde a lo que Veltz (1996) caracteriz como una economa de archipilago.

    Fue as como la organizacin en red permiti la expansin a escala global de un nmero creciente de empresas, multiplicando e intensificando un amplio conjunto de flujos de diversa naturaleza (capital, comunicaciones, informacin, mercancas, personas, cultura, etc.) que, desde entonces, se despliegan prcticamente por todos los rincones del planeta, favorecidos por los nuevos medios y posibilidades en cuanto a movilidad y comunicaciones. Bajo esta dinmica, una cantidad cada da mayor de firmas globales deslocaliz y relocaliz partes diferenciadas de sus cadenas de valor en mltiples lugares estratgicamente escogidos en el espacio global.

    A medida que mltiples circuitos o redes fueron pisando tierra2 en los diversos mbitos nacionales escogidos, tambin fue tomando impulso la transicin desde una

    2 Expresin utilizada por Saskia Sassen (2007) para hacer referencia a la materializacin de los circuitos virtuales en las ciudades en las que localizan algunas de sus actividades.

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    organizacin territorial en reas, que se haba constituido en un rasgo caracterstico de la fase anterior, hacia otra configurada como un territorio de redes, a la vez discontinuo y estratificado, producto del entrecruzamiento en determinados lugares de un cmulo de redes de variada naturaleza (Veltz, 1996: 61). Esta transicin signific la sustitucin de una organizacin en la que predominaban las relaciones verticales entre los centros y sus reas de influencia, hacia otra en la que se impusieron las relaciones horizontales entre un conjunto interconectado de nodos con muy diversa ubicacin,

    La evolucin que se deriv de estos cambios marc el progresivo reemplazo de una organizacin territorial en la que las relaciones centro-periferia caracterizaban la dinmica dominante, por una trama mucho ms enmaraada, producto de relaciones complejas y asimtricas entre el espacio de los flujos y el espacio de los lugares. La anterior organizacin, de la que el modelo de los lugares centrales de Christaller haba constituido por mucho tiempo la representacin ms aceptada, -y de la que se haba derivado un conjunto de propiedades en cuanto a la difusin territorial vertical de corta y media distancia-, empez a ser suplantada por otra en que la economa est estructurada mucho ms fuertemente por la red primaria metropolitana que por las relaciones verticales con las zonas o las metrpolis secundarias (Veltz, 1996: 65).

    La organizacin que se ha venido consolidando desde entonces tiene la peculiaridad de que, en lo esencial, en su nivel superior, privilegia la conectividad entre filiales de redes localizadas en diversos mbitos nacionales, donde los flujos respectivos [] surcan los territorios y conectan a distancia a sus actores, debilitando los vnculos tradicionales de cohesin interna, basados en la proximidad fsica (Dematteis, 2002: 170). Esto, por cuanto, como destaca Sassen (2007: 287) cada red no busca la conexin con su entorno, sino el acceso a una geografa transfronteriza conformada por mltiples lugares especializados concretos; por lo tanto, la operacin estratgica de cada una de estas redes no se refiere a su entorno inmediato, sino a una geografa estratgica compuesta por mltiples nodos, lo que se transforma en su contexto principal. Lo que, a su vez, implica que al modificarse las modalidades imperantes de difusin socio-territorial del crecimiento, comenz a producirse un paulatino debilitamiento de la cohesin social por proximidad fsica, lo cual puede considerarse como uno de los rasgos ms relevantes entre los que diferencian a la organizacin territorial emergente con aquella que haba sido analizada por Christaller.

    Esta geografa transfronteriza comenz a afirmarse cuando un conjunto de empresas transnacionales (ETN) en proceso de reestructuracin, mostr una marcada preferencia por dispersar sus nodos o filiales hacia un conjunto de ciudades estratgicamente ubicadas en el espacio mundial de acumulacin, que consideraron que estaban en condiciones de ofrecerles la dotacin de factores (externalidades, infraestructuras y servicios, recursos humanos calificados y diversificados, potencial innovador, etc.) que ellas requeran para materializar su despliegue. Desde el momento en que empez a concretarse la localizacin de un nmero creciente de nodos o filiales de estas empresas en las urbes seleccionadas, stas pasaron a constituirse en los lugares en los que se desarrollaban las principales funciones de articulacin de la respectiva base econmica nacional con un nmero cada vez ms elevado de circuitos globales. De esta manera, estas ciudades empezaron a formar parte, con desigual presencia e

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    intensidad, de una red global de ciudades (world city network) (Taylor, 2004), que ha tendido a abarcar al planeta en su totalidad, como infraestructura bsica para la operacin de las cadenas globales. De esta tendencia ha resultado que, como afirman Moura y Firkowski (2007: 127), en su base geogrfica, un mosaico o archipilago constituyen una de las principales redes estructurales de la nueva economa global, funcionando como plataformas territoriales a partir de las cuales grupos concentrados o redes de empresas disputan los mercados globales.

    En este contexto, las urbes que han logrado formar parte de esa red global se han constituido en lugares de entrecruzamiento de flujos vertebrados por esas cadenas globales, lugares que presentan su mayor densidad en las grandes aglomeraciones del hemisferio norte; a esa red, tambin se han ido incorporando, en un rango jerrquico de menor relevancia, diversas urbes de gran dimensin poblacional y territorial del resto del mundo, muchas de las cuales son consideradas principalmente como oferentes de fuerza de trabajo a bajo costo y/o como potenciales mercados para el consumo de productos globales. La importancia del papel que cada uno de estos componentes urbanos de la red, aumenta o disminuye en funcin de la forma que los pases respectivos logran imbricarse en los circuitos globales dominantes. De ello resulta que como afirma Brenner (2003: 8) [] estas regiones urbanas estn ordenadas jerrquicamente a una escala global de acuerdo a sus modos de integracin especficos a escala mundial. como parte de una nueva geografa global, en la que uno de sus aspectos claves es que las unidades geogrficas fundamentales de la nueva configuracin emergente del capitalismo mundial son las ciudades, o ms precisamente, las regiones urbanizadas a gran escala []. (Idem, 2003: 8).

    En ese contexto, importa tener en cuenta que las distintas reas urbanas que han pasado a formar parte de esa red mundial de ciudades no tienen igual capacidad de atraccin con respecto a los flujos, en especial a los de inversin extranjera directa (IED); esto resulta de las desiguales condiciones que cada una de ellas puede ofrecer para la valorizacin de los capitales en movimiento, los cuales gozan de una creciente autonoma para escoger los lugares en los que se van a localizar. Si esto es as, hacia donde se ha dirigido y pisado tierra ese flujo de capitales? A este respecto, la evidencia emprica disponible muestra que desde que las fronteras nacionales continan existiendo, no obstante su creciente porosidad, los capitales mviles seleccionan ante todo un destino nacional para su localizacin, por cuanto, como indica Veltz, [] un gran nmero de condicionamientos y de datos que guan las decisiones de localizacin de las empresas y de los individuos (la fiscalidad, la legislacin del trabajo, etc.) siguen siendo nacionales. Las encuestas muestran [] que las grandes firmas mundiales eligen primero el pas, luego la regin de implantacin [] (Veltz, 2002: 126). Por lo tanto, contina siendo a escala nacional donde se establecen los factores bsicos que condicionan la atractividad y/o competitividad de un territorio. Y esto significa, que dada la desigual atractividad existente entre distintos pases, los flujos respectivos se han encauzado principalmente hacia los pases en los que los potenciales inversores han percibido mejores condiciones para valorizar sus capitales, lo cual es evaluado en funcin de un diversificado conjunto de factores, como los que habitualmente consideran los estudios sobre riesgo-soberano y sobre competitividad. Sobre esta base,

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    como lo indica la informacin disponible al respecto, los capitales mviles se han dirigido preferente y mayoritariamente hacia los pases de mayor desarrollo relativo, que han sido invariablemente los mejor calificados en las mltiples evaluaciones que miden aspectos relacionados directa o indirectamente con la atractividad territorial.

    La evidencia emprica tambin muestra que, una vez decidido un destino nacional, los capitales mviles se orientan mayoritariamente hacia alguna de las principales reas urbanas del pas escogido, en el entendido de que ese es el lugar que en ese mbito nacional ofrece las mejores condiciones para su valorizacin, en virtud de su mejor dotacin relativa en cuanto a los factores requeridos por los componentes de las cadenas de valor de las respectivas ETN. En esta situacin, las ciudades interesadas en atraer IED buscan mejorar, en la medida de sus posibilidades, las condiciones para una mejor valorizacin del capital. De hecho, en esto radica el fundamento bsico de las estrategias de competitividad, que se han ubicado como uno de los aspectos centrales de la gestin urbana actual.

    La desigual atractividad existente entre las distintas reas urbanas que forman parte de la red global de ciudades ha sido comprobada y medida por diversos estudios e investigaciones, cuyos resultados han suministrado importantes elementos de juicio para identificar y analizar la actual conformacin jerrquica de esta red y para, a partir de all, establecer las diferencias existentes entre todas esas reas urbanas y, en particular, entre las grandes urbes latino-americanas; lo cual, a su vez, permite observar la ubicacin y el papel que hoy da tienen los pases y las ciudades latinoamericanas en la dinmica globalizada.

    En este sentido, el Global and World Cities Group and Network (GaWC), en uno de los primeros estudios comprensivos realizados en esta direccin, evalu la importancia relativa de las principales ciudades del mundo en funcin de la capacidad de cada una de ellas para suministrar los principales servicios a la produccin requeridos por las ETN que se desplegaban por todo el mundo, considerando que este era un factor determinante para elegir la localizacin de sus filiales. Este estudio se bas en la consideracin de que las ciudades mundiales son [...] sitios de produccin post-industrial, donde las innovaciones en servicios corporativos y financieros han sido parte integral de la reciente reestructuracin de la economa mundial ahora ampliamente conocida como globalizacin (Beaverstock, Smith y Taylor, 1999).

    Con este fundamento, esta investigacin relev la capacidad de cada una de las ciudades consideradas en cuanto a su capacidad para prestar servicios de contabilidad (incluyendo auditora), de publicidad, financieros y bancarios y jurdicos y legales. Como resultado, fueron identificadas 55 ciudades que fueron consideradas como mundiales, las que fueron clasificadas jerrquicamente en tres grupos (alfa, beta y gama) y 67 que mostraban evidencia de que se encontraban en su proceso de formacin como ciudades mundiales. Cinco ciudades latinoamericanas (Ciudad de Mxico y Sao Paulo, en el grupo de las ciudades beta y Caracas, Santiago y Buenos Aires en el gama) fueron consideradas como parte del conjunto de las ciudades mundiales, en tanto que se concluy que otras 6 (Rio de Janeiro, Bogot, Lima, Montevideo, Brasilia y Tijuana) ya presentaban alguna evidencia de su evolucin en esa direccin. En lo fundamental, esta

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    investigacin permiti comprobar que un nmero importante de las principales reas urbanas latino-americanas se encontraban en proceso de articulacin a la dinmica de la globalizacin, pero con una muy desigual distribucin jerrquica, Por otra parte, la informacin considerada indic que la totalidad de las urbes que se situaron en el primer nivel de la misma, correspondan a pases desarrollados del hemisferio norte, como Estados Unidos (New York, Chicago y Los Angeles), Europa (Londres, Paris, Frankfurt y Milan) y Asia Pacfico (Tokio, Hong Kong y Singapur); y, que en la red en su conjunto, las ciudades latinoamericanas desempean un papel secundario.

    En la misma direccin, Master Card impuls un programa de investigacin con el objetivo de identificar y clasificar las ciudades ms influyentes que conducen la economa global, la cual se sustent en el criterio de que las ciudades globales desempean funciones crticas conectando mercados y comercio a travs del mundo y que la comprensin de la dinmica de crecimiento y la conectividad de esas ciudades es crtica para el xito en los negocios. Con este fundamento, en la versin correspondiente al ao 2008 la investigacin analiz la situacin de 75 ciudades, para lo cual consider los siguientes factores: sistema legal y poltico, estabilidad econmica, facilidad para hacer negocios, flujo financiero, centro de negocios, creacin de conocimiento y flujo de informacin, y por ltimo, habitabilidad. (Master Card, 2008). Los resultados de este estudio, mostraron que la ciudades que se ubicaban en las posiciones ms destacadas de la clasificacin eran las mismas que las que haban sido identificadas as en el estudio del GaWC, con la nica diferencia de que en lugar de Milan, entre las 10 primeras aparece Amsterdam. En cuanto a las ciudades latinoamericanas, y 7 de ellas lograron situarse entre las 75 ciudades consideradas como las ms influyentes de la economa mundial, an cuando solamente el tercio final de la tabla: Santiago de Chile (en el lugar 53), Ciudad de Mxico (54), Sao Paulo (56), Bogot (62), Buenos Aires (63), Rio de Janeiro (65) y Caracas (75).

    De hecho, ms all de que los fundamentos tericos y los criterios utilizados por estos estudios que, como es obvio, se derivan de una concreta teora del crecimiento, puedan ser objeto de discusin y, an, de rechazo, ellos brindan una imagen de la real configuracin de la red mundial de ciudades en un mundo globalizado. En esa direccin, estos estudios muestran que en esta red, donde las posiciones ms importantes son ocupadas exclusivamente por ciudades de los pases desarrollados del hemisferio norte, ubicados en Amrica del Norte, Europa y Asia Pacfico, persisten grandes desigualdades entre sus distintos componentes. En lo esencial, puede afirmarse que esta organizacin jerrquica contina manteniendo una distribucin que en sus aspectos fundamentales no presenta grandes cambios con respecto a la divisin internacional del trabajo que exista al final de la fase keynesiano-fordista. En este cuadro, desde el punto de vista de los factores priorizados por estas investigaciones, las principales reas urbanas latinoamericanas ocupan un lugar secundario en la red mundial de ciudades y muestran una adscripcin marginal a la dinmica de la globalizacin, an cuando algunas de ellas han realizado avances importantes en esa direccin durante las ltimas dcadas. Por otra parte, estos estudios tambin indican que el lugar que ocupan estas ciudades en el ranking final, est claramente correlacionado

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    con la posicin de los pases respectivos en evaluaciones como las de globalizacin, riesgo-pas y competitividad.

    4. Dinmica econmica global y metamorfosis urbana.

    4.1. Metamorfosis, identidad, distintividad.

    Cules son los cambios ms importantes que se han observado en las reas urbanas afectadas por la dinmica de la globalizacin?; se han comprobado cambios que sean comunes a todas ellas? A este respecto, este trabajo busca aportar elementos de juicio en favor de la tesis de que las grandes aglomeraciones urbanas que se adscribieron a la dinmica de la globalizacin, al hacerlo comenzaron a padecer una metamorfosis que, bajo el impacto de ciertas tendencias que pueden considerarse como congnitas a esta fase de modernizacin capitalista, modificaron cualitativamente su organizacin, funcionamiento, morfologa y apariencia. Con ello empez a producirse en ellas la desaparicin o el debilitamiento de algunos de los rasgos o atributos genricos de la forma urbana de la ciudad industrial, as como tambin el fortalecimiento de otros entonces ya perceptibles y la irrupcin de algunas tendencias y/o fenmenos nuevos. Con estas mutaciones, cada una de estas reas ha evolucionado hacia un nuevo patrn de urbanizacin o forma urbana, que se ha ido imponiendo, ms all de la especificidad y/o identidad de cada una de esas aglomeraciones.

    De hecho, estos procesos resultan equiparables a los que, si bien con menor rapidez y cobertura geogrfica, marcaron la evolucin que llev a la formacin del patrn de urbanizacin de lo que fue denominado como ciudad industrial, que se impuso en diversos pases bajo el avance del proceso de industrializacin. Es en este sentido, que Indovina (1990: 49) al analizar la transicin desde la ciudad industrial hacia la ciudad difusa, afirma que el punto de partida es la constatacin de que han sobrevenido importantes transformaciones del fenmeno del asentamiento humano y que es preciso interpretar tales transformaciones precisamente porque no se presentan como una especie de prolongacin de la fenomenologa precedente, sino porque lo hacen casi como una mutacin de estado. Desde esta perspectiva, se llega a la conclusin de que lo que ha provocado la actual metamorfosis urbana ha sido justamente una mutacin de estado, la cual est marcada por la convergencia hacia una nueva forma urbana, cualitativamente distinta a la que la haba precedido.

    Sin embargo, tambin cabe reconocer que en la actual metamorfosis cada una de las reas urbanas afectadas conserva -y, an, en ciertos casos, acenta- algunos de los rasgos o atributos inherentes a lo que podra calificarse como su identidad (y/o su idiosincrasia), ms all del hecho de que, bajo los efectos de la globalizacin, muchos de ellos tiendan a desdibujarse y a atenuar su importancia. En esa evolucin, si bien cada una de las reas urbanas afectadas puede preservar algunas de aquellas cualidades y/o rasgos que a lo largo de su historia fueron afirmando sus especficas seas de identidad, ahora ellas tambin son objeto de diversas mutaciones bajo el impacto de unas tendencias constitutivas de la actual modernizacin. Como ya se ha sealado, esta

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    mutacin de estado no es contradictoria con la persistencia de aquellas seas de identidad que hacen de cada ciudad una conformacin y, sobre todo, una experiencia nica e irrepetible.

    Por otra parte, algunos de los activos especficos (y, por lo tanto, intransferibles) de una ciudad, -por lo general relacionados con su entorno natural, su peculiar tipo de vida urbana, su cultura, su msica, su arquitectura, sus equipamientos para la vida social, etc.- suelen ser evaluados como parte substancial de sus ventajas competitivas; es por ello justamente que por lo general las estrategias orientadas a mejorar la competitividad de estas urbes tienden a ubicar como uno de sus objetivos prioritarios el fortalecimiento, la visibilizacin y/o la exaltacin de algunas de estas cualidades identitarias. Al respecto, importa tener presente que, como sostienen Markusen & Schrock (2006: 1303), las ciudades [] estn comprometidas en una lucha por distinguirse unas de otras vis--vis tanto el mundo externo como sus propios habitantes. En esa bsqueda de distintividad, muchas administraciones urbanas han otorgado especial importancia a las polticas y proyectos orientados a fortalecer o a generar algn elemento o atributo que permita individualizar a esa rea urbana entre las que estn en competencia.

    Por lo tanto, sostener que la actual revolucin urbana est conduciendo a una nueva forma urbana, en ningn caso implica asumir que ello pueda llevar a la formacin de ciudades en las que desapareceran las seas de identidad que las han distinguido y las seguirn distinguiendo entre si. Esto es, tal como ocurri en la transicin hacia la ciudad industrial en el pasado, la aparicin y presencia de los cambios que habrn de caracterizar a la forma de la configuracin urbana post-industrial, no resulta incompatible con la persistencia y/o reafirmacin de muchos de los activos especficos que han caracterizado hasta ahora por lo menos a partes de las mismas.

    4.2. Movilidad, descomposicin productiva, nueva economa urbana.

    Qu efectos tuvo el despliegue de esta nueva organizacin productiva en las respectivas economas urbanas? Como ya se mencion, con la reestructuracin iniciada en las ltimas dcadas de siglo pasado, mltiples empresas procedieron a descomponer internacionalmente sus procesos productivos, lo que se tradujo en que un nmero significativo de sus filiales o subprocesos externalizados, comenzase a ubicarse fuera de sus mbitos nacionales originarios3. Desde que esos nodos o filiales optaron por localizarse en grandes reas urbanas de otros pases, stas, al intensificar su interconexin, pasaron a formar parte, con desigual presencia, de la red global de ciudades. As, desde el momento en que un rea urbana logr articularse a la dinmica global y, por tanto, a esta red global, con ello comenz a aumentar el nmero de redes productivas (de bienes y de servicios) o de consumo que localizaron en ella sus nodos.

    3 Segn la UNCTAD, mientras en 1993 se contabilizaba un nmero total de 37.000 ETN con 175.000 filiales, en el ao 2007 el total de estas empresas haba ascendido a 78.400 y el nmero de filiales a 780.000.

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    Desde el momento en que empez a aumentar la presencia de diversos circuitos globales en una determinada entidad nacional y, por lo tanto, de los componentes de esos circuitos en alguna (o algunas) rea urbana de esta entidad, la respectiva base econmica comenz a ser objeto de cambios de diversa naturaleza; en lo fundamental, esto se debe a que para poder acoger a esos componentes, tambin se hizo necesario que all se estableciese y desarrollase un conjunto de actividades requerido para el adecuado funcionamiento y despliegue de las filiales o nodos de dichos circuitos globales. Desde el momento en que esto comenz a producirse, estas actividades y funciones pasaron a jugar un papel protagnico en la conformacin de una economa urbana que empieza a presentar diferencias substanciales con la que haba caracterizado a la ciudad industrial en sus diversas modalidades.

    Entre esas actividades que comienzan a destacarse, cabe mencionar en especial: i) servicios a la produccin, en especial financieros, jurdicos, de consultora, publicidad, informtica, ingeniera y arquitectura, etc.; ii) tareas de direccin, gestin, coordinacin y control de las filiales de las redes globales y de las redes nacionales en proceso de globalizacin; iii) actividades industriales relacionadas y/o al servicio de las redes globales; iv) actividades de distribucin y comercializacin de productos globales destinados al consumo de las familias y de las empresas y, v) un conjunto de actividades relacionadas con los negocios inmobiliarios y la industria de la construccin, que adquirieron especial relevancia en la mayor parte de estas reas urbanas. La aparicin y la expansin de actividades de esta naturaleza, buena parte de las cuales se desarrollaron articuladas a las cadenas globales, tiene su origen y justificacin en la propia conexin de componentes de la economa nacional a esas cadenas. Con el avance de la globalizacin, estas actividades tendieron a adquirir un papel relevante en la recuperacin del dinamismo de las economas urbanas involucradas.

    Por otra parte, el crecimiento de este complejo conjunto de actividades redund en muchos de estos pases en un aumento de los correspondientes niveles de empleo y de ingresos y en la generacin de una demanda adicional por nuevos tipos de servicios a las familias, cuyo desarrollo tambin tuvo una importante incidencia en la reestructuracin de la base econmica de las reas urbanas afectadas por estos procesos. Con ello se produjeron cambios cuantitativos y cualitativos en diversos servicios, que debieron atender a una demanda mucho ms exigente en rubros como educacin, salud, religin, esparcimiento, turismo, cultura, etc., muchos de los cuales tambin son parte de circuitos globales, o bien, pasan a formar parte de ellos. Al mismo tiempo, en la mayor parte de los casos, la insercin en la dinmica globalizada increment el flujo de visitantes globales, lo que gener una demanda por diversos servicios en rubros como hotelera, gastronoma y comercio, que tambin contribuyeron a la mutacin y diversificacin de la base econmica de cada una de estas ciudades. La consolidacin y expansin de este diversificado conjunto de actividades tambin contribuy a la progresiva terciarizacin de la base econmica urbana.

    Adems de sus nuevos componentes globalizados, donde los servicios avanzados cumplieron un papel clave en la articulacin entre diversos circuitos productivos y comerciales, la nueva base econmica continu incluyendo una multitud de actividades productivas tradicionales, especialmente relacionadas con servicios

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    cotidianos, muchos de ellos de baja productividad e informales, con lo cual se desarroll una compleja imbricacin entre procesos globales y locales, que en buena parte de los casos adoptaron modalidades especficas en cada rea urbana. En esta direccin, como han comprobado diversas investigaciones sobre algunas grandes metrpolis de la regin (Silveira, 2007; Duhau y Giglia, 2007), la introduccin, aceptacin y consumo de un conjunto de productos globales, se propag en un lapso relativamente corto hacia los mercados ms tradicionales y populares, tanto formales como informales, contribuyendo a generar y a expandir mltiples circuitos de distribucin y comercializacin de gran dinamismo, con una creciente utilizacin, legal o ilegal, de diversos productos globales.

    Estos procesos, que se han expandido en prcticamente todas las grandes reas metropolitanas latinoamericanas, utilizando las ms variadas ramificaciones de la economa local, tambin incluyen la aparicin y la propagacin de diversas redes conformadas en torno a actividades del crimen organizado, en campos tales como narcotrfico, prostitucin, trfico de armas, etc., las cuales tambin incrementaron su importancia desde cuando pasaron a operar organizadas como cadenas globales (Naim, 2006). Sobre esta base, utilizando diversos mecanismos de reciclaje de ingresos y salarios, han llegado a tener un impacto creciente en la dinamizacin de la base econmica de algunas islas urbanas que han cobrado importancia en muchas grandes reas metropolitanas del mundo y, en particular, en las de varios pases latinoamericanos. En algunas de ellas, dada la magnitud de los recursos que movilizan y de los mecanismos de cooptacin utilizados, estas redes han podido asumir un control prcticamente total de ciertas partes de dimensin significativa de esas reas urbanas, aumentando su fragmentacin y su ingobernabilidad.

    El conjunto de actividades y procesos que conforman esta base econmica urbana, en virtud de sus intrincados encadenamientos, tuvo un importante impacto en la reactivacin del crecimiento de esas grandes metrpolis y contribuy a que fuese en ellas donde se verificase la ms importante concentracin relativa de riqueza y de poder de cada mbito nacional lo cual, a su vez, incidi por diversos canales y mecanismos a la dinamizacin y retroalimentacin directa e indirecta de su crecimiento.

    4.3. Flujos, lugares y redes metropolitanas de reas urbanas.

    Cmo afect el desarrollo de esta nueva base econmica urbana a la organizacin y al funcionamiento de las ciudades respectivas? Al respecto, ante todo hay que tener en cuenta que bajo las condiciones generadas por los avances de la liberalizacin y de la informacionalizacin, un nmero significativo de estas reas urbanas, al imbricarse en la dinmica global, pasaron a funcionar bajo nuevas modalidades de conectividad y de movilidad. Y, luego, que en esa situacin, en la que se desplegaba un nmero ascendente de flujos de diversa naturaleza, stos al momento de escoger el destino territorial que consideraban como ms adecuado para su valorizacin, mostraron una marcada preferencia por la reas mejor posicionadas en la red global de ciudades. Si bien esto concierne principalmente a los flujos de capital, que son los que marcaron la direccin dominante, los flujos de otra naturaleza (personas,

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    informacin, bienes, etc.) por razones similares tambin se orientaron en gran parte hacia las mismas reas y ciudades.

    A medida que estos flujos comenzaron a materializarse en distintas reas urbanas, la consecuente llegada de diversos nodos de redes o circuitos globales incidi para que se iniciase en ellas esa metamorfosis urbana que, bajo la combinacin de desestructuracin y reestructuracin, culmina en la emergencia de dicha nueva forma urbana. Este proceso, que es especfico a esta fase de modernizacin capitalista, ha sido presentado por Castells (2001: 498) como uno en el que, "la lgica enfrentada del espacio de los flujos y del espacio de los lugares estructura y desestructura simultneamente las ciudades, que no desaparecen en las redes virtuales, sino que se transforman en la interfaz entre la comunicacin electrnica y la interaccin fsica mediante la combinacin de redes y lugares". Es justamente en esta interaccin, producto de las relaciones regulares y recprocas, entre la ciudad invisible (relacional) y la ciudad visible (material), donde estas relaciones son continuamente modificadas por la aparicin de nuevos modos de movilidad que, por una parte aumentan las potencialidades de la ciudad invisible y, por otra parte, reafirman la pertinencia de la ciudad visible (Remy, 2001: 149).

    En esta evolucin, al intensificarse las relaciones regulares y recprocas entre lo relacional y lo material, al mismo tiempo que lo relacional influye sobre lo material, lo material (bsicamente, el medio ambiente construido) lo hace sobre la forma en que se manifiesta lo relacional, en un proceso en el que tiende a complejizarse de ms en ms la organizacin y el funcionamiento de la estas grandes aglomeraciones urbanas. En estos procesos, la ciudad invisible se manifest en diferentes planos (o capas), en muchos casos inconexos, que corresponden a distintos circuitos en los que participan y se imbrican actividades y/o sectores de la respectiva economa urbana; sin embargo, eslabones de esas cadenas tendieron a materializarse con preferencia all donde las economas de aglomeracin existentes (que pueden presentarse en distintas partes de una misma macro-regin) podan ofrecerles mayores ventajas para su crecimiento y expansin. Como consecuencia de esta materializacin de lo relacional, se produjo la emergencia de un territorio organizado en torno a mltiples subcentralidades (areolas segn Remy), que se han constituido en la base de una estructura metropolitana policntrica, en la que tiende a atenuarse la importancia de la proximidad.

    Con ello, comenz a producirse la evolucin desde una estructura metropolitana ntidamente delimitada, tpica del patrn de urbanizacin de imperante en fases anteriores, hacia macro-regiones urbanas, difusas y reticuladas, en algunas de cuyas areolas, tendi a producirse una mayor concentracin de nodos de distintas actividades articuladas en circuitos o cadenas globales. Cules fueron las condiciones que permitieron y favorecieron esta mayor dispersin territorial? En lo fundamental, esto se sustent en que bajo los efectos de la generalizada y creciente difusin y adopcin de las TIC, aunado a la intensificacin de la movilidad, en la cual el incontrolable aumento de la utilizacin del automvil desempe un papel cada da ms importante, se produjo una sustantiva reconfiguracin y ampliacin del campo metropolitano de externalidades; lo que significa que "[] los nuevos campos de externalidad no tienen ya una forma de rea compacta, ni un radio tan limitado, sino que

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    se configuran como retculas articuladas en centros y sistemas urbanos pequeos o grandes, en extensiones territoriales macrorregionales" (Dematteis, 1998: 25).

    En otras palabras, las externalidades que aparecan asociadas a la concentracin de la actividad productiva (y de la poblacin) en la forma urbana relativamente bien delimitada, dominante en la fase anterior, dieron paso a las externalidades en red cuando aquella forma comienza a ser reemplazada por un patrn de urbanizacin que se expresa como un rea metropolitana expandida, en la que coexisten diversas sub-centralidades articuladas por nuevas modalidades de conectividad y movilidad en un territorio predominantemente urbano de dimensin regional. De esta manera, desde ese momento las externalidades ya no estn referidas a una mancha urbana compacta, sino a una red metropolitana de reas urbanas imbricadas por nuevas modalidades de conectividad (Trulln y Boix, 2003; Boix, 2004). Como resultado de esta ampliacin y reticulacin del campo de externalidades, se impusieron condiciones ms favorables para el establecimiento y la profundizacin de las relaciones productivas y residenciales en un mbito geogrfico cada da ms extenso, donde se intensific la interconexin entre actividades y personas localizadas en diversas partes de un territorio metropolitano en continua expansin. Bajo los efectos de estos cambios, un nmero creciente de habitantes y de actividades de diversos pueblos o ciudades medias y pequeas, aledaas a las aglomeraciones principales, profundizaron sus conexiones y articulaciones en el mbito de esa red metropolitana de reas urbanas.

    5. Nuevos comportamientos locacionales y auto-organizacin urbana.

    Cmo incidi este conjunto de cambios en el comportamiento locacional de los principales actores urbanos? Y, cul fue su impacto en la metamorfosis de cada ciudad? Para analizar esto, es necesario observar como los cambios que se produjeron con los avances de la informacionalizacin y de la liberalizacin econmica reafirmaron o modificaron el comportamiento de aquellos actores cuyas decisiones locacionales tienen mayor incidencia en el desarrollo urbano, como es el caso, en especial, de las familias y de las empresas.

    El inters en focalizar este anlisis en los efectos territoriales del comportamiento locacional de las familias y de las empresas se justifica en que aqu se considera que esa metamorfosis que afecta la evolucin de un rea urbana es producida por modificaciones en el proceso de auto-organizacin que resulta de una infinidad de decisiones y acciones adoptadas cotidianamente por estos actores. An reconociendo que estas decisiones y acciones estn constreidas o acotadas por las regulaciones urbanas vigentes en cada momento, se entiende que son fundamentalmente ellas las que determinan el carcter y la direccin de la respectiva metamorfosis urbana. Al respecto, se asume que, como sostiene Johnson (2003:37 y ss.), cada ciudad se desarrolla como un sistema emergente, esto es, como un orden global construido a partir de interacciones locales, caracterizado por una [] personalidad que se auto-organiza a partir de millones de decisiones individuales. Donde es importante sealar que la auto-organizacin es un proceso que ha ido cobrando importancia con el propio aumento de

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    la complejidad de los sistemas urbanos y que, en cada circunstancia, evolucionan condicionados por las tendencias constitutivas dominantes en el entorno sistmico del que forman parte.

    Los factores que encuadran este tipo de dinmica social fueron soslayados sistemticamente por los intentos de planificacin racionalista que pretendieron reorganizar y racionalizar el funcionamiento de las ciudades conforme a ideas y propuestas basadas en el supuesto de que una autoridad urbana tena la capacidad para manejar y encausar el comportamiento de una multitud de actores sociales conforme a un plan pre-establecido. Por ello, ahora, luego del fracaso de las experiencias basadas en ese enfoque de planificacin, se tiende a aceptar que, como afirma Remy (2001: 148), [] la coherencia del proceso no resulta de la imposicin de una doctrina urbanstica bajo el apremio de una autoridad. La intervencin poltica no es la nica base de una racionalidad espacial, fuera de la cual no se encontrara ms que el caos. La intervencin poltica y urbanstica tiene mucho ms peso cuando ella se inserta en un proceso que toma fuerza independientemente de ella. Entendida de esta manera la dinmica urbana, resulta lgico concluir que para analizar como se procesaron las mutaciones que caracterizan a estos sistemas emergentes, ante todo es necesario observar con especial atencin los cambios en el comportamiento locacional de las familias y de las empresas, considerando tambin como inciden en ellos, tanto las restricciones impuestas por el respectivo entorno institucional, como el marco regulatorio existente.

    Lo que aqu se sostiene, es que durante las ltimas dcadas efectivamente se produjeron cambios en el comportamiento locacional tanto de las familias y de las empresas, y que en ello tuvo una singular incidencia el hecho de que entonces, bajo las condiciones generadas por la liberalizacin econmica, se ampliaron significativamente las opciones para su localizacin en un territorio que, por ello mismo, se fue haciendo cada vez ms extenso. Y esto, a su vez, se debe a que bajo la dinmica del nuevo impulso modernizador, se desencadenaron tres procesos que pueden considerarse como constitutivos del mismo: en primer lugar, la ya mencionada ampliacin y reconfiguracin del campo metropolitano de externalidades que, bajo los efectos de la difusin de las TIC y de la intensificacin de la conectividad y de la movilidad, redujo progresiva y significativamente el peso del factor distancia en las decisiones de localizacin de ambos grupos de actores, permitiendo la eleccin de lugares ms alejados de la parte central del territorio metropolitano; en segundo lugar, los cambios observados en el enfoque de la gobernanza urbana, que evolucion hacia una modalidad de corte empresarialista (Harvey, 1989) que, al estar regida por una creciente influencia del principio de subsidiaridad estatal, ampli esa libertad de la que se beneficiaron familias y empresas para escoger su localizacin en un territorio urbano ms extenso; y, en tercer lugar, tambin influy en esta direccin el significativo y persistente aumento de una oferta inmobiliaria de nuevas localizaciones y nuevos productos, que impuls la incorporacin de reas, fundamentalmente periurbanas, a esa dinmica de expansin metropolitana (de Mattos, 2008). Estos cambios aunados a los continuos aumentos de la conectividad y la movilidad, junto al incontenible crecimiento de la utilizacin

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    individual y familiar del automvil, se encuentran en el origen de la intensificacin de los procesos de metropolizacin expandida y difusa.

    En lo que especficamente tiene relacin con las familias, varios factores incidieron para que su comportamiento locacional evolucionara en esta direccin. En primer lugar, el incremento del ingreso personal medio que se observ con distinta intensidad en la mayora de estos pases, que permiti a un nmero significativo de familias el acceso a una mayor superficie residencial, lo cual, a su vez, redund en un persistente aumento del consumo de suelo habitacional per cpita y, en consecuencia, en una continuada cada de la densidad urbana, fenmeno ste que se ha verificado en casi todo el mundo4. En segundo lugar, la fuerte preferencia de las familias por la vivienda unifamiliar con jardn, lo cual aparece como uno de los factores que ms influyeron en la acentuacin de la expansin territorial metropolitana. En tercer lugar, diversos cambios que se produjeron durante las ltimas dcadas en la composicin familiar urbana, donde se destaca la tendencia a la formacin de unidades familiares ms pequeas, lo cual incidi en un incremento de la demanda por nuevas viviendas. Y, finalmente, el hecho de que como consecuencia de la continuidad del proceso de urbanizacin de la economa y de la poblacin, continu creciendo an cuando en forma declinante- el nmero absoluto de habitantes en gran parte de las ciudades principales y, en particular, de las latinoamericanas.

    La confluencia de estos factores contribuy a aumentar la superficie urbanizada, lo cual signific un estmulo adicional a la expansin territorial de estas aglomeraciones. De manera diferenciada, esta tendencia a localizarse en la parte externa de las grandes aglomeraciones urbanas, involucr tanto a las familias de ingresos altos y medios, como a las de menores ingresos. En cuanto a las primeras, como ya se ha sealado, dada su preferencia por la vivienda unifamiliar, al aumentar su ingreso medio mejor su situacin para acceder a localizaciones ms distantes de las reas centrales, lo cual impuls un continuo incremento de la utilizacin de suelo adicional. En lo que concierne a los sectores de menores ingresos, se ha comprobado que en casi todo el mundo se produjo su desplazamiento hacia las partes ms pobres de la periferia urbana, donde el precio de la tierra es ms bajo, muchas veces hacia reas an no urbanizadas, tendencia a la que en el caso de las metrpolis latinoamericanas contribuyeron tanto los programas de vivienda social con apoyo estatal, all donde los ha habido, como los mercados inmobiliarios informales y la ocupacin ilegal de tierras perifricas (UN-HABITAT, 2003).

    En este sentido, puede afirmarse que el conjunto de estrategias y decisiones locacionales de las familias contribuyeron a retro-alimentar la tendencia a la metropolizacin expandida, desde que una parte significativa de ellas, ms all de sus respectivos niveles de ingreso, tendieron a establecer su residencia en lugares ms distantes de las partes centrales de cada una de estas aglomeraciones. Como han

    4 La ltima estimacin realizada por Demographia (2009) sobre la poblacin de las reas urbanas de 138 entidades geogrficas de todo el mundo, confirm la existencia de una fuerte asociacin entre baja densidad poblacional urbana y altos ingresos (producto interno bruto per cpita corregido por paridad de poder de compra.

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    confirmado para la mayor parte de los casos los resultados de los dos ltimos censos de poblacin en Amrica Latina, esta tendencia a la periurbanizacin, que afect prcticamente a todos los sectores sociales, ha sido acompaada por una importante prdida de poblacin de las reas centrales ms antiguas y consolidadas de las grandes metrpolis, en beneficio de mltiples lugares de los bordes metropolitanos. Si contina aumentando el ingreso medio de las familias y, por lo tanto, la demanda por espacio residencial y el consumo de tierra por habitante, es poco probable que se detenga la tendencia a la expansin territorial metropolitana, an si se produjese una atenuacin e, incluso, una reversin del crecimiento de la poblacin, como ya ha estado ocurriendo en algunas de estas grandes ciudades.

    En este crecimiento expandido tambin incidi el fuerte aumento de una oferta inmobiliaria de conjuntos de viviendas cerrados y amurallados, destinada principalmente a sectores de ingresos altos y medios. Esta oferta ha incluido desde pequeos grupos de viviendas, hasta las denominadas ciudades valladas (Hidalgo, 2004), entre las cuales, por su dimensin y/o por su concepcin, algunas ya llegaron a constituirse en verdaderas ciudades satlites privadas (Alphaville en Sao Paulo, "ciudadpueblo" Nordelta en Buenos Aires, Piedra Roja en Santiago, entre otras). Ante la generalizada percepcin, real o imaginada, sobre el aumento de la delincuencia y la violencia urbana, este tipo de configuracin se ha transformado en un destino de alta rentabilidad para los capitales mviles en busca de nuevos negocios inmobiliarios. Este producto inmobiliario, al mismo tiempo que ha contribuido a la generacin y proliferacin de nuevas modalidades de fragmentacin urbana, tambin ha hecho una importante contribucin al fortalecimiento de la tendencia a la metropolizacin expandida.

    En lo que concierne a la localizacin de las empresas, ms all de algunos comportamientos especficos, en la mayor parte de las grandes aglomeraciones urbanas se afirm su preferencia por una mayor dispersin territorial, lo que puede considerarse como otra tendencia genrica de la actual metamorfosis urbana. Esta tendencia aparece asociada al hecho de que muchas de las funciones y actividades que en la ciudad industrial tendan a ubicarse en la mayor proximidad posible de la ciudad central, ahora aprovechan condiciones favorables para optar por localizaciones ms distantes, dentro de rea expandida de esas aglomeraciones. En la consolidacin de estas condiciones incidieron varios de los cambios producidos con el avance de la nueva dinmica econmica: por una parte, la descomposicin de tareas impulsada por las empresas organizadas en red, que implica la separacin fsica entre las tareas de direccin y gestin y los procesos productivos; por otra parte, la ampliacin reticulada del campo metropolitano de externalidades, que permiti el aprovechamiento de las economas de aglomeracin ms all de la ciudad compacta del pasado; y, por ltimo, los cambios en los sistemas y en las condiciones en transportes y comunicaciones que operaron en beneficio de una localizacin en reas ms alejadas dentro del mbito de la red metropolitana en expansin.

    Esta paulatina traslacin hacia el periurbano involucr tanto a las plantas manufactureras, as como tambin a las sedes corporativas y oficinas centrales de las grandes empresas, que buscaron alejarse de las reas centrales ms congestionadas y contaminadas. En particular, un nmero creciente de establecimientos y talleres

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    manufactureros tendi a trasladarse hacia lugares periurbanos en busca de terrenos de mayor dimensin y de menor costo; por su parte, las actividades de direccin y gestin tambin optaron por desplazarse hacia centralidades alternativas, conformadas con la propia expansin territorial de cada aglomeracin y que, en muchos casos, se ubicaron en zonas del periurbano prximas a los sitios de residencia de sus ejecutivos y trabajadores de ingresos ms elevados.

    De tal forma, tambin el comportamiento dominante en las decisiones y en las acciones de localizacin adoptadas por empresas de diversa naturaleza y dimensin mostr una fuerte preferencia por sitios cada vez ms alejados de la parte central de las aglomeraciones metropolitanas. Frente a esta tendencia a la periurbanizacin, en muchos casos, diferentes instancias gubernamentales desplegaron esfuerzos orientados a frenar o controlar la metropolizacin expandida emergente; sin embargo, la fuerza incontenible de la dinmica auto-organizativa sustentada en el comportamiento locacional de un nmero cada da mayor de familias y de empresas, hizo que por lo general estos esfuerzos no pudieran lograr mucho ms que alterar parcialmente dicha tendencia pero, en ningn caso, revertirla.

    6. Metropolizacin expandida, fragmentacin y policentrismo en la forma urbana emergente.

    6.1. Metropolizacin expandida y policntrica.

    El hecho de que las familias y las empresas puedaen disponer ahora de una gama mucho ms amplia de opciones de localizacin en un territorio metropolitano en expansin tuvo una incidencia decisiva en la transicin hacia una forma urbana substancialmente diferente de aquella que haba caracterizado a la ciudad de la poca industrial-desarrollista, transicin que constituye uno de los aspectos medulares de la metamorfosis que entonces comenz a cobrar fuerza .En concreto, fue bajo las condiciones establecidas en este nuevo impulso modernizador, que comenz a producirse un progresivo desdibujamiento del tipo de ciudad que se haba caracterizado por "[...] la existencia de un gradiente densimtrico en sentido centroperiferia, tanto en trminos de poblacin, como de actividad y empleo, junto a la identificacin de unos lmites externos bastante netos frente al entorno rural []" (Mndez, 2001: 145). Con ello, se inici la evolucin de las formas, funciones y estructuras urbanas, transformadas por el estallido de la antigua ciudad y por la urbanizacin generalizada, tal como propuso Lefebvre (1970: 24), quien ya al inicio de la dcada de los setenta caracteriz este proceso como una revolucin urbana que es, justamente, la que ahora se est materializando a escala global.

    Y cuales son las formas, las funciones y las estructuras urbanas que aparecen como producto de esta revolucin? En remplazo de lo que ahora se desdibuja, aparece una trama continua de asentamientos, organizada alrededor de un gran nmero de focos nodales especializados en una vasta regin multicentrada, cuyo modelo ideal [] puede ser definido como una ciudad sin centro o como una regin urbana

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    organizada alrededor de los fragmentos desparramados de la explosin del centro (Dematteis y Governa, 2001: 38). Fue as que, en lo esencial, en este perodo, bajo los efectos de una verdadera explosin de la conectividad y de la movilidad, se establecieron condiciones que favorecieron la expansin descontrolada de aquella ciudad compacta, de lmites relativamente ntidos, para dar paso a una aglomeracin expandida, difusa, discontinua, policntrica, de dimensin regional. Lo cual, ms all de los aspectos morfolgicos, implica cambios fundamentales en la organizacin y en el sentido mismo de la vida urbana,

    Corresponde este tipo de evolucin a lo que se est observando actualmente en las principales reas metropolitanas latinoamericanas? Hoy en da es posible encontrar un buen nmero de testimonios que permiten responder afirmativamente a esta pregunta. As, por ejemplo, en una investigacin sobre la expansin metropolitana de la ciudad de Mxico se concluye que [] la megaciudad contempornea presenta una expansin ms policntrica, creando un patrn ms asociado a redes y con lmites y fronteras menos precisas difcilmente definibles, lo cual se expresa en [] un patrn de expansin con tendencias a la dispersin urbana que incorpora progresivamente pequeos pueblos y periferias rurales dentro de un sistema metropolitano cada vez ms amplio y complejo (Aguilar, 2002: 123). Cuando se analiza la dinmica que subyace en la conformacin de este patrn, se puede comprobar que el crecimiento econmico y la expansin territorial de estas aglomeraciones se sustenta en una intensificacin de la articulacin tcnica y funcional entre sus distintas partes, tal como plantea Araujo (2001: 27) para el caso de Sao Paulo: "la estructura industrial del conjunto de las regiones que configuran el entorno de la Regin Metropolitana de Sao Paulo presenta un elevado grado de integracin tcnica y funcional con esta. Puede afirmarse que en esa porcin del territorio paulista se encuentra en curso un extenso proceso de metropolizacin, integrando aglomeraciones urbanas metropolitanas (Sao Paulo, Campinas y Santos) y no metropolitanas (Sao Jos dos Campos y Sorocaba) en una gran rea socio-econmica".

    Lo importante es que al aumentar la conectividad y la movilidad, en aquellos casos en que el entorno morfolgico lo permiti, tambin se increment en forma progresiva el nmero de ciudades medias y pequeas ubicadas en el rea de influencia inmediata metropolitana, que intensific su articulacin con el sub-sistema central. Es as, por ejemplo, que para el caso de la metropolizacin expandida en Ciudad de Mxico, se comprob que "la mayor parte del crecimiento ya no se da dentro del permetro urbano, sino que se ha trasladado a un nmero importante de ciudades medias y pequeas dentro de una amplia regin metropolitana a una distancia considerable del ncleo central de la megaciudad" (Aguilar, 1999: 148). Esta dinmica que combina articulacin tcnica y funcional y metropolizacin expandida, en el contexto de una red metropolitana de reas urbanas, se ha podido observar no slo en las metrpolis de mayor dimensin (Sao Paulo, Ciudad de Mxico, Buenos Aires, Lima, Rio de Janeiro, Bogot, Santiago de Chile, etc.), sino tambin en algunas de menor dimensin como, entre muchas otras, en Belo Horizonte, Cali, Ciudad de Panam, Concepcin, Crdoba, Guadalajara, Medelln, Monterrey, Montevideo, San Jos de Costa Rica, Porto Alegre y Quito.

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    En este escenario, numerosas nuevas sub-centralidades comenzaron a cobrar relevancia en la organizacin y el funcionamiento de la forma urbana emergente. Estas sub-centralidades incluyen una amplia variedad de modalidades y de expresiones arquitectnicas y urbansticas, que van desde las que resultaron del fortalecimiento, diversificacin y ampliacin de actividades comerciales tradicionales para el consumo cotidiano local, muchas veces configuradas linealmente a lo largo de ciertas arterias o corredores de antigua tradicin comercial, hasta los nuevos centros de negocios.

    En la mayora de estas metrpolis, junto al incontenible crecimiento del consumo se ha producido la revitalizacin y la modernizacin de muchos de sus antiguos corredores comerciales, con fuerte impacto en la reorganizacin urbana: en buena parte de los casos estos corredores tambin se beneficiaron con la descentralizacin de una pluralidad de servicios personales, en especial en reas como salud, educacin, esparcimiento, religin, administracin pblica, etc., orientados a satisfacer la demanda de los habitantes de sus respectivos entornos locales, cuyo acceso a las reas centrales tradicionales se ha hecho ms difcil con su propia expansin territorial. La diferencia entre estas centralidades y las existentes en el pasado, se encuentra principalmente en su complejizacin, producto de una diversificacin que no slo abarca la exacerbacin del consumo, sino tambin un aumento de la oferta de servicios, lo cual les ha permitido situarse como alternativas efectivas al centro histrico de la ciudad. Es as, que an cuando muchos de estos centros todava conservan una importante concentracin de funciones terciarias, el paulatino fortalecimiento de la dotacin de servicios en las centralidades alternativas, ha redundado en que para diversas dimensiones de la vida cotidiana los mismos estn tendiendo a ser menos utilizados y frecuentados.

    A estas sub-centralidades lineales se han sumado otras formadas en torno a configuraciones inherentes a esta fase, entre las que se destacan especialmente los shopping centers o malls que, en la mayor parte de los casos, funcionan en base a una diversificada mezcla de actividades comerciales y de servicios, donde aparece como componente bsico un amplio conjunto de nodos de cadenas globales orientadas al consumo. Muchas de estas concentraciones territoriales han tenido un fuerte impacto en la transicin de las reas urbanas respectivas hacia una forma multicntrica dispersa, ms adecuada a la creciente difusin y utilizacin del automvil, lo que incidi en una sustantiva modificacin de su organizacin y funcionamiento.

    Asimismo, en varias de estas reas metropolitanas, tambin empez promoverse la realizacin de grandes proyectos urbanos, cuya concepcin y diseo se inspir por lo general en experiencias exitosas de algunos pases desarrollados. Ofrecidos como una opcin para satisfacer el inters de muchas empresas por desplazar sus cuarteles generales y sedes corporativas hacia lugares ms alejados de las zonas ms congestionadas, muchos de ellos son concebidos como verdaderos ornamentos urbanos (Esteban, 2007) que, por sus peculiaridades -y, en ciertos casos, por su extravagancia-, resultan de utilidad para la promocin externa de la metrpoli en que estn localizados. En buena parte de los casos, estos proyectos ofrecieron alternativas de inversin de elevada rentabilidad a la sobre-oferta de capitales existentes en momentos de elevado crecimiento econmico, por lo que su ejecucin ha estado frecuentemente asociada a la realizacin de grandes negocios inmobiliarios.

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    Cmo se materializ esta evolucin hacia la policentralizacin de las reas de negocios y servicios en estas metrpolis? En general, se puede verificar que ella form parte de una tendencia a la dispersin territorial de las actividades terciarias, en particular de las sedes y oficinas corporativas, sedes bancarias y financieras, centro comerciales diversificados y especializados, hoteles de cadenas internacionales, restaurantes, etc. Algunos ejemplos permiten documentar las tendencias dominantes en las principales ciudades latinoamericanas: en Ciudad de Mxico, el desplazamiento de oficinas de negocios, sedes bancarias y financieras, hoteles de cadenas internacionales, etc., que se inici todava en el perodo industrialdesarrollista, se orient primero desde el centro histrico en direccin al Paseo de la Reforma y Polanco y ms tarde hacia el sur de la ciudad, para culminar ms recientemente en una de las operaciones inmobiliarias de mayor magnitud de toda Amrica Latina, en el Centro Corporativo Santa F (Parnreiter, 2002; Lpez Levi, 2007). En Sao Paulo, numerosos estudios han documentado y analizado el desplazamiento del ncleo principal de negocios desde el centro histrico, primero hacia la Avenida Paulista y luego, desde la dcada de los 90, hacia el cuadrante sudoeste, originando all un complejo arquitectnico de gran dimensin e impacto urbano (Frgoli Jr., 2000; Iglecias, 2001; Fix, 2007). En Santiago de Chile, al desplazamiento inicial de algunos componentes del centro de negocios en direccin a la Av. Providencia, sigui una mayor dispersin hacia el oriente (El Golf, Av. Apoquindo), para culminar con la creacin de un centro terciario avanzado en la Ciudad Empresarial en un arrabal inaccesible pocas dcadas atrs y, a partir de all, hacia reas ya ms alejadas del centro fundacional. En Lima, el nico centro metropolitano que Lima mantuvo por muchas dcadas se ha desdoblado en mltiples centros especializados y redes de actividades informacionales, industriales, comerciales y culturales. Estos centros han generado una alta densidad de actividades y flujos de capital e informacin, creando una nueva jerarqua espacial metropolitana (Chion, 2002: 72), tendencia que ha tenido su principal expresin en el desplazamiento de numerosas actividades de negocios hacia San Isidro y Miraflores (Ludea, 2002). En Bogot se ha cumplido un proceso similar, con el movimiento desde la localizacin inicial en las proximidades de la plaza Bolvar, primero hacia el Centro Internacional Tequendama y luego hacia Chapinero, para continuar hacia la Avenida Chile y, desde all, hacia otros lugares del norte de la ciudad (Mertins y Muller, 2000). Esta tendencia tambin se puede comprobar para ciudades de menor dimensin como, entre otras, Quito, Panam, San Jos y Montevideo.

    Por otra parte, como un fenmeno tambin caracterstico de esta metamorfosis, se observ la formacin de diversas centralidades nocturnas, configuradas a partir de una concentracin territorial de actividades destinadas especficamente al esparcimiento y a la gastronoma, y que, en ocasiones, tambin incluyen hotelera y algunas amenidades para los visitantes globales. En muchos casos, estas reas han significado la reconversin y reactivacin de algunos barrios o reas que venan perdiendo importancia hasta el momento en que encontraron este nuevo destino. Ejemplos como los de Condesa en Ciudad de Mxico, Vila Madalena en Sao Paulo, Palermo Soho y Palermo Hollywood en Buenos Aires, Bellavista en Santiago, Plaza Fochs en Quito, entre muchos otros, muestran cmo est tendencia ha ganado importancia en la organizacin y funcionamiento de estas ciudades.

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    6.2. Metropolizacin expandida polarizada y fragmentada.

    Tomando en cuenta la generalizacin de este tipo de proceso, cmo pueden sintetizarse los aspectos bsicos de la imagen socio-territorial resultante al afirmarse este nuevo patrn de urbanizacin? Un estudio realizado para el caso de Caracas, esboza un cuadro cuyos rasgos medulares, tambin se pueden aplicar a la situacin emergente de estos procesos en otras aglomeraciones latinoamericanas, donde se destaca la coexistencia, a veces conflictiva, de mltiples ciudades en el territorio de una metrpolis cuya sociedad se ha ido diversificando y complejizando. La heterognea diferenciacin socio-residencial producto de viejos y nuevos procesos de segregacin, reflejada en la configuracin de ghettos exclusivos para los sectores de altos ingresos, de mbitos deteriorados o relegados a la periferia para los sectores medios y de verdaderos apartheid sociales para los grupos populares, se refuerza con la diferenciacin territorial propia de las transformaciones econmicas en la produccin y el consumo, expresada en la emergencia de distritos financieros y negocios y de grandes equipamientos comerciales, mientras importantes reas cntricas de la ciudad constituyen el espacio econmico por excelencia de la economa informal ligada a la sobrevivencia (Cariola y Lacabana, 2005: 174). Ms all de algunas peculiaridades que distinguen a estas metrpolis entre s, los aspectos que aqu se sintetizan, se pueden observar en la evolucin de la gran mayora de las mismas.

    Las mltiples ciudades a las que se hace referencia, aparecen como un componente primario de los cambios producidos por la actual metamorfosis urbana y pueden considerarse como un rasgo genrico de una forma urbana en la que se presentan fuertes contrastes, tanto entre sus reas residenciales, como entre las de la produccin y el consumo. En la evolucin hacia esta situacin, a la que sin duda contribuy el aumento de la segmentacin de los mercados de trabajo impulsada por la reforma laboral que acompa al proceso de liberalizacin econmica, incidi en que hasta ahora no haya sido posible lograr avances hacia una efectiva reduccin de la polarizacin social heredada, como lo indica el hecho de que el coeficiente de Gini ha mantenido valores muy elevados en la mayora de los pases latinoamericanos durante la dcada de los 90 lo que, por otra parte, corrobora que esta regin contina siendo una de las ms desiguales del mundo (Lpez y Perry, 2008). Como es evidente, la configuracin de sus principales reas metropolitanas no permaneci ajena a esta regresiva tendencia,

    Qu repercusiones ha tenido esta situacin de persistencia (e, incluso, de acentuacin de las desigualdades y de la polarizacin social en la configuracin socio-territorial metropolitana? En particular, en lo que se refiere a la evolucin socio-residencial de estas aglomeraciones, una de sus ms visibles y generalizadas consecuencias, ha sido la acentuacin del contraste entre las reas residenciales de los sectores sociales extremos. Como, adems, la situacin social dominante tambin ha contribuido a producir un continuo aumento de la violencia urbana, el temor que as se ha generado se ha situado como un factor de creciente influencia en el comportamiento de las familias con respecto a su medio residencial, contribuyendo a afirmar una tendencia hacia la reclusin residencial de las familias, sea cual sea su ubicacin en la escala social. En ese escenario, en todas estas aglomeraciones se observa la

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    coexistencia, con escasa relacin entre s, de las reas de la opulencia, en las que han comenzado a proliferar los guetos voluntarios de los sectores de altos ingresos, con extensas zonas tugurizadas, donde los ms pobres tambin tienden a recluirse compulsivamente (Bauman, 2005), para lo cual tambin recurren a distintos tipos de cerramientos, muros y rejas. Y esta tendencia a la reclusin, familiar o de grupos sociales, comporta otro cambio importante que afecta al funcionamiento y al paisaje urbanos: la acentuacin de los procesos de fragmentacin social, que implica un progresivo e irreversible debilitamiento de las relaciones entre un nmero creciente de partes del sistema, que pasan a funcionar como islas en el archipilago metropolitano (Janoschka, 2002; Borsdorf, 2003).

    Al mismo tiempo, y como un componente adicional de este paisaje urbano, se han desarrollado extensas reas perifricas intermedias, ocupadas principalmente por importantes contingentes de poblacin de ingresos medios, la cual, sobre todo cuando se ubica en la proximidad de lugares de residencia de sectores ms pobres, tambin tiende a recurrir a diversos tipos de recintos amurallados y protegidos, como respuesta al creciente temor a la cercana de lo que perciben como clases peligrosas. Adems, como parte relevante de ese paisaje, en el que las propuestas de los promotores inmobiliarios juegan un papel de decisiva importancia, aparecen extensas reas residenciales verticalizadas; en ellas, se repite infatigablemente un prototipo de edificio de departamentos en altura, para cuyo diseo se adopta en forma generalizada, sin mayores variaciones, una arquitectura estandarizada y rutinaria, cuya multiplicacin genera un medio ambiente construido que no presenta mayores diferencias entre una metrpoli y otra.

    Por otra parte, en lo que respecta a las partes en que se localizan las actividades orientadas a la produccin y al consumo, ellas aparecen claramente diferenciadas, segn sean los niveles de ingresos de los grupos sociales a los que estn destinadas. En clara correspondencia con la configuracin socio-territorial a la que ya se ha hecho referencia, tambin aqu se observa un ntido contraste entre el paisaje urbano de los lugares que estn orientados a los sectores de mayores ingresos y/o a los visitantes globales, por lo general ubicados en nuevas centralidades especialmente configuradas a estos efectos, y los que estn dirigidos a los grupos de menores ingresos, mayoritariamente desplazados hacia las zonas perifricas y marginales. De tal forma, al mismo tiempo que casi todas estas ciudades exhiben ostentosas escenografas concebidas especialmente para albergar a los nodos de diversas firmas globales, a los hoteles de cadenas internacionales y/o a la alta gastronoma, en contraposicin, en ciertas partes de esa misma metrpoli se produce el informe amontonamiento de una infinidad de pequeos establecimientos productivos y comerciales, que configuran un inhspito paisaje urbano, cuya mayor o menor degradacin y fealdad tiene clara correspondencia con los niveles de ingresos de quienes lo utilizan. Este contraste entre unas partes y otras de un mismo mbito metropolitano, situadas en lugares muy diferentes del mismo, generalmente muy distantes entre s, establece una ntida diferencia entre la imagen de lo urbano visitable y lo no visitable, lo competitivo y lo no competitivo.

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    En este contexto, tambin se manifiestan mltiples expresiones, en ascenso en la mayor parte de estas ciudades, de las ya mencionadas reas controladas por el crimen organizado, que han logrado generar numerosos y, en muchos casos, extensos fragmentos urbanos, en su mayora infranqueables para gran parte de la poblacin y, en muchos casos, tambin para las propias fuerzas policiales. En los ltimos aos, merced a la expansin y a la eficiencia que lograron al funcionar organizadas como cadenas globales, estas actividades han ocupado partes cada vez ms extensas de los respectivos territorios metropolitanos, en procesos que en muchos de ellos son hasta ahora inmanejables.

    Finalmente, frente a este cuadro, se puede afirmar que cuando se observa el resultado de esta evolucin de las grandes metrpolis latinoamericanas, lo que se encuentra son conglomerados en continua y descontrolada expansin, donde aparecen mltiples y diversos mbitos sociales, visiblemente contrastados entre s, que funcionan en forma fragmentada, como si fuesen islas procedentes de diferentes realidades geogrficas, pero que ahora forman parte de un mismo archipilago. Por ello, cuando se hace referencia a la supuesta belleza de una determinada metrpoli de esta parte del mundo, a lo que se est aludiendo es apenas a una parte de ella, que es la que promueven las agencias de viaje y las lneas areas, la ciudad visitable, esto es, la que se ofrece a los viajeros globales. Consideradas en su conjunto, cada una de estas entidades esquizoides, exhiben algunas partes, generalmente no demasiado extensas en relacin a su superficie total, que pueden considerarse como hermosas o atractivas, pero que conviven con otras partes de la misma entidad, generalmente de enorme extensin, a las que sera muy difcil aplicar calificativos del mismo tenor.

    7. Conclusiones.

    An reconociendo la importancia de algunas diferencias que han presentado distintas ciudades a lo largo de esta fase, las tendencias analizadas avalan la conclusin de que los cambios que han modificado su estructura, organizacin, funcionamiento y apariencia han evolucionado en las principales metrpolis latinoamericanas en una direccin similar a las identificadas en otras partes del mundo. De hecho, lo fundamental de esa evolucin corresponde plenamente con lo que ya a comienzos de la dcada de los aos setenta haba sido anticipado por Lefebvre como parte de una revolucin urbana que, en su opinin estaba conduciendo a lo que caracteriz como una sociedad urbana: de hecho, el estallido de las ciudades histricas se acompaa de la urbanizacin generalizada, que no representa sino la degradacin de la ciudad histrica y que podemos denominar como su ruralizacin. La urbanizacin generalizada no ha generalizado solamente la especulacin inmobiliaria; ella no ha acompaado solamente la comercializacin del espacio; ella ha acarreado, en lugar de la superacin de la relacin ciudad-campo, un magma, un caos, en los cuales la ciudad y el campo se entremezclan confusamente (Lefebvre, 1972: 153),

    Con las lgicas particularidades que corresponden a diferentes configuraciones urbanas, los tendencias generales que aqu han sido destacadas se pueden encontrar,

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    obviamente con desigual intensidad, en todas metrpolis expandidas a medida que ellas se han ido imbricando en esta nueva fase de modernizacin capitalista; de esta manera, se ha afirmado la evolucin hacia una forma urbana sustantivamente distinta a aquella que se haba impuesto con el primer avance de la industrializacin. Como se ha tratado de mostrar en este trabajo, los factores que tuvieron mayor incidencia en esta evolucin, solamente pueden explicarse en el contexto de los cambios constitutivos que explican la nueva dinmica de acumulacin y crecimiento globalizada.

    An cuando en perodos anteriores, incluso en los mismos orgenes del proceso de formacin de las sociedades capitalistas, ya eran perceptibles indicios de muchas de las tendencias que marcan el avance hacia esta forma urbana, su expresin actual es cualitativa y cuantitativamente diferente a la que se haba conformado en las grandes ciudades latinoamericanas en el perodo industrial-desarrollista. Desde que estas tendencias pueden considerarse como inseparables de la nueva dinmica global, es lgico concluir que esta metamorfosis urbana habr de afectar inevitablemente a todas las grandes ciudades en proceso de globalizacin, ms all de la persistencia y/o fortalecimiento de las especficas seas de identidad de cada una de ellas.

    De esta conclusin, se puede inferir otra, de crucial importancia para la discusin sobre la posible evolucin futura de las grandes aglomeraciones urbanas: si se acepta que la actual metamorfosis urbana est condicionada estructuralmente por tendencias constitutivas de la nueva dinmica de acumulacin y crecimiento, es lgico prever que toda propuesta de transformacin que busque impulsar un cambio radical en la configuracin actual de estas reas metropolitanas, deber considerar necesariamente la previa modificacin de dichas tendencias, -y, por lo tanto, de los factores que las determinan,- desde que son ellas las que modulan la transicin hacia esa nueva forma urbana. Reafirmar la importancia de los condicionamientos estructurales de la dinmica social, resulta especialmente importante si se considera que en la literatura reciente sobre esta cuestin, algunos estudios sustentados en fundados diagnsticos sobre las causas que permiten explicarla, han terminado con la presentacin de propuestas contradictorias con lo medular de esos diagnsticos; esto es, soslayando que para poder implementar lo que se propone, se requerira una dinmica socio-econmica radicalmente distinta a la previamente diagnosticada.

    Por ello, resulta importante insistir en que toda propuesta de transformacin urbana debe tener en cuenta necesariamente los lmites que imponen los condicionamientos histrico-estructurales inherentes a la fase de modernizacin capitalista en la qu