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El periodo de filosofía presocrática El período de filosofía presocrática se caracterizó por una variedad de propuestas distintas sobre cómo entender el mundo y el lugar del hombre en ella. A causa de los avances culturales y el intenso contacto con las culturas vecinas, las ciudades del mundo griego comenzaron a criticar a la tradicional concepción mitológica del mundo, y buscaron una concepción alternativa, natural y unificada sobre la naturaleza y el hombre. Lo que llamamos mitología griega es un conjunto de narraciones, leyendas y creencias tradicionales expresadas por los poetas o rapsodas griegos (en especial Homero y Hesiodo) acerca del origen del mundo, los hombres y los dioses. Las narraciones míticas afirman que todo lo que sucede en el Universo está causado por la voluntad arbitraria y el capricho de los dioses; voluntad y capricho que sólo tienen un límite: el destino, al que todos los seres están sujetos, tanto los hombres como los dioses, y el que no podemos conocer más que oscuramente porque no está sujeto a ninguna ley. Los autores fundamentales de la literatura mitológica son: Homero y Hesíodo:

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El periodo de filosofía presocrática

El período de filosofía presocrática se caracterizó por una variedad de propuestas

distintas sobre cómo entender el mundo y el lugar del hombre en ella. A causa de

los avances culturales y el intenso contacto con las culturas vecinas, las ciudades

del mundo griego comenzaron a criticar a la tradicional concepción mitológica del

mundo, y buscaron una concepción alternativa, natural y unificada sobre la

naturaleza y el hombre.

Lo que llamamos mitología griega es un conjunto de narraciones, leyendas y

creencias tradicionales expresadas por los poetas o rapsodas griegos (en

especial Homero y Hesiodo) acerca del origen del mundo, los hombres y los

dioses.

Las narraciones míticas afirman que todo lo que sucede en el Universo está

causado por la voluntad arbitraria y el capricho de los dioses; voluntad y capricho

que sólo tienen un límite: el destino, al que todos los seres están sujetos, tanto los

hombres como los dioses, y el que no podemos conocer más que oscuramente

porque no está sujeto a ninguna ley.

Los autores fundamentales de la literatura mitológica son: Homero y Hesíodo:

Homero (s. VIII a. C), escribe la Ilíada y la Odisea, y en ellas refleja la sociedad

griega micénica de los siglos XII al VIII a. C. Estos escritos enseñaban a los

griegos:

Un conjunto de valores morales y vitales

Una religión

Un linaje, el éxito militar y la fama alcanzada a través de la virtud.

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Homero canta las hazañas militares de héroes y reyes, que se convierten en

ejemplos y modelos de acción, en ideal y norma para la vida. Los nobles y

personajes de rango social elevado son los únicos depositarios de la virtud (areté);

es decir, de la fuerza que da excelencia personal y permite realizar el bien.

Hesíodo (s. VII a. C) escribió la Teogonía (doctrina mitológica sobre el origen de

los dioses) y los trabajos y los días. En esta última obra narra la vida cotidiana y

las ocupaciones diarias de una sociedad agrícola y artesanal, ya no guerrera. Las

dos ideas básicas del poema son:

El hombre ha de trabajar durante su vida por voluntad de los dioses.

Y el hombre ha de actuar con justicia, no belicosamente.

Hesíodo no describe para una sociedad aristocrática de reyes y nobles, dedicada

a guerrear, sino para una sociedad laboriosa constituida por labradores,

artesanos, comerciantes y navegantes. Ahora la excelencia del hombre, su virtud

(areté) no depende de su linaje ni de su valor militar como afirmaba Homero, sino

que se adquiere mediante el trabajo y el esfuerzo laborioso y diario; así, por

ejemplo, escribe Hesíodo: “por los trabajos se hacen los hombres ricos en

ganados y opulentos; y si trabajas te apreciarán los dioses y los hombre” “el

trabajo no es ninguna deshonra, la inactividad lo es”. Esta estimación del trabajo

refleja ya una sociedad de artesanos, labradores y comerciantes en la que va a

surgir la filosofía.

Sólo a la luz de esta tensión entre lo mítico tradicional y lo nuevo racional cabe entender

correctamente a los llamados «filósofos presocráticos» (Bernabé, 2008, p. 21)

La explicación racional de la realidad

El pensamiento de estos primeros physiólogoi sólo nos ha llegado a través de

escritos fragmentarios y reporte de otros pensadores posteriores.

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Heráclito (535 – 484 a. C), quien propone una visión dialéctica de la realidad.

Parménides señaló la unidad y la inmutabilidad del Ser, dado que el cambio

resulta imposible al no existir el No-Ser (cuya imposibilidad es lógica).

Luego surgieron una serie de filósofos que intentaron unir las premisas eleáticas

con las observaciones sensibles de la realidad. Interpretando conceptos como

generación o corrupción, unión o separación de determinados componentes

originarios. Así Empédocles de Agrigento (490 – 430 a. C) funda la doctrina de los

cuatro elementos o raíces -agua, tierra, aire y fuego- de cuya mezcla y separación

se forma toda la realidad conocida, en un ciclo cósmico dominado por dos fuerzas,

el amor y el odio.

Finalmente el pensamiento presocrático llega a su máxima expresión con

el atomismo de Leucipo y Demócrito (460 -370 a. C). Los atomistas expresan que

todo está compuesto de unas partículas indivisibles e infinitamente pequeñas

llamadas átomos de cuya agrupación y separación, a partir de átomos de

diferentes formas y tamaños surge toda la realidad conocida, sin intervención de

ninguna fuerza exterior y de manera mecánica.

Conclusión

Su forma de escritura en prosa, se convertiría en el vehículo casi exclusivo de la

enseñanza –tras el paréntesis de la peculiar forma dialogada de las obras de

Platón-, como forma mayoritaria de transmisión de la especulación filosófica.

Consideraron que el origen de todo cuanto existía se encontraba en lo que

realmente existía como agua, aire, apeiron, los números, el logros, los cuatro

elementos y/o Nous.