Establecido sobre una geografía caprichosa, en las que extensas mesetas y

bosques tropicales s conjugan mansamente, el pueblo maya inaugurará una

época de esplendor regional que supo tener, como centro motor, la península de

Yucatán.

Aunque ciertamente no constituyeron un Estado ni un poder político

centralizado, los mayas se las ingeniaron para controlar un extenso territorio

de casi 280.000 km², que incluía partes del actual territorio de México,

Guatemala, Honduras y Belice.

La historia de los mayas puede dividirse en cuatro grandes etapas, la primera

de las cuales marca el establecimiento de los primeros grupos en la región de

Yucatán, en la que abandonaron sus costumbres nómadas.

Posteriormente, durante el Período Preclásico, recibieron la influencia de

olmecas y teotihuacanos, de quienes tomaron la magnificencia de su desarrollo

arquitectónico, con sus templos y pirámides. También durante este período se

acentúa la interacción con las culturas vecinas, de las que incorporaron

conocimientos sobre ciencia y religión.

Le continúa el Período Clásico, al que le corresponde el mayor crecimiento de la

organización y la cultura mayas, con una indisimulable preeminencia de las

intervenciones militares y de sus grandes ciudades, principalmente en el Petén,

Guatemala.

Finalmente el Período Posclásico señala el tiempo de la declinación, sobre todo

a partir de numerosos conflictos internos y con las ciudades-estado vecinas,

que desangraron a la nación maya con sus guerras constantes.

En este marco, la llegada de los conquistadores españoles redundará en una

gradual derrota maya, que será definitiva en 1697, a pesar de la obstinada y

heroica resistencia que, en definitiva, permitió la supervivencia de una

identidad original de una riqueza incuestionable.

Hábiles en desarrollar una cultura propia y de rasgos diferenciados, capaces de

absorber elementos tomados de sus vecinos, los mayas fueron tributarios de la

influencia de Teotihuacán, cuyo apogeo se prolongó entre el 300 y 800 d.C.

También hicieron suyo el desarrollo de los toltecas, fuerzas invasoras del norte

que habían sido desalojadas de Tula hacia el fin del décimo siglo, llegando a

convertirse en la élite dirigente de los mayas durante el Período Posclásico.

Aristas de inocultable calidad en el manejo de la piedra, el metal y la madera, a

ellos se les debe también la creación de un calendario, como así también un

sistema de escritura de glifos.

Organizados en ciudades-estado, estructuraron una sociedad en la que el poder

de los sacerdotes provenía de sus extendidos conocimientos en astronomía,

matemáticas y numerología.

Grandes estrategas tanto en la producción económica como en la guerra, y

dueños de una creatividad artística que descolló en sus producciones

ceramistas y sus piedras talladas, los mayas sortearon los sinsabores de la

conquista y la colonización para mantener siempre vigentes sus más genuinas

manifestaciones culturales.

TOMADO DE GRANDES CIVILACIONES DE LA HISTORIA. MAYAS

EDITORIAL SOL90, 2008 BARCELONA, ESPAÑA.