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ÉPICA.ILÍADA Y ODISEA. ILÍADA, CANTO VI DESPEDIDA DE HÉCTOR Y ANDRÓMACA (Homero, Ilíada 6,392 ss.) Homero sitúa esta escena en el canto VI, esto es, en el final del primer cuarto de la Ilíada. Falta aún mucho para que Héctor muera a manos de Aquiles (canto XXII). Sin embargo Andrómaca parece presentir su muerte y sus sirvientas tienen la plena consciencia de que no va a volver del combate. Así que cuando Héctor se aleja, el lector siente como si hubiera visto a su mujer por última vez, tiene la seguridad de que va a morir y eso añade a todo lo que hace en los cantos siguientes un especial dramatismo. Cuando tras cruzar la ancha ciudad [Héctor] llegó a las puertas Esceas ... le salió al encuentro corriendo su esposa, de dote muy alta,  Andrómaca, . .. la seguía la nodriza en el regazo llevando a su hijo, todavía un niño sin habla, al queridísimo hijo de Héctor, igual a una estrella preciada, a quien Héctor solía llamar Escamandrio, pero los demás Astianacte; porque sólo Héctor a Ilio salvaba. Sonrió él mirando al niño en silencio, mientras que con llanto muy grande a su lado se detuvo Andrómaca, lo tomó de la mano y llamándolo por su nombre le dijo: «desdichado, tu valor va a matarte; ni te apiadas del niño tan tierno, ni de mí, desgraciada, que tu viuda muy pronto seré; pues muy  pronto los aqueos te van a dar muerte, contra ti todos a una lanzándose; y para mí sería mejor, sin tu protección, descender bajo tierra, pues otro consuelo no habrá una vez que tu destino se cumpla, sino sólo dolores, pues no tengo padre ni augusta madre. El divino Aquiles dio muerte a mi padre... Y los siete hermanos que tenía en palacio todos el mismo día bajaron a la casa de Hades; a todos dio muerte el ligero de pies, Aquiles a los dioses semejante... Héctor, ahora tú eres mi padre y mi madre augusta, y mi hermano, mas tú para mí mi joven esposo. Conque, ¡anda!, apiádate de nosotros y quédate aquí en la torre. No dejes a tu hijo huérfano y viuda a tu esposa». . .. y a ella le respondió Héctor, el de casco brillante. «Mujer, también a mí todo esto me inquieta, pero espantosa vergüenza me dan los troyanos y troyanas de largos vestidos, si me vieran, como cobarde, huir del combate. Ojalá estando ya muerto me cubra la tierra antes que oiga tus gritos y contemple que a rastras te llevan».  Así dijo y al niño tendió los brazos el noble Héctor, más se dio el chiquillo la vuelta contra el seno del aya de cintura tan bella, gritando asustado ante el aspecto del padre, pues lo aterraban el bronce y el penacho de crin de caballo, que terrible en la cimera del casco veía agitarse. Rieron el padre y la augusta madre. Se quitó el noble Héctor de la cabeza el casco al instante y en el suelo lo puso echando destellos por todas partes. Una vez que a su hijo querido besó, lo mecía en sus brazos. . .. Luego dejó en las manos de la esposa querida a su hijo, y ella lo acogió en su pecho aromado entre risas llorando. Al verla su esposo le tuvo lástima y con la mano la acariciaba y le dirigió la palabra, llamándola por su nombre. «Querida, no te me aflijas demasiado en tu ánimo. Ve, pues, a casa, y encárgate de tus tareas, el telar y la rueca, y manda a las sirvientas que se apliquen al trabajo. De la guerra se ocuparán los hombres todos los que en Ilión han nacido, y especialmente yo». Dicho esto, el ilustre Héctor cogió el yelmo de crin de caballo y la esposa querida a su casa tomaba, su rostro volviendo de vez en cuando, mientras vertía muy tierno llanto. COMENTARIO: En el terrible ambiente de combate que es propio de la lliada, la escena de Héctor y Andrómaca sirve para introducir otro punto de vista distinto del de los héroes: el de las mujeres, víctimas indirectas del conflicto, que quedan viudas o pierden a sus hijos en el combate. Frente a la moral heroica propia de los nobles que se ven obligados por una especie de compromiso de honor a destacar en el combate, Andrómaca muestra una moral más pacífica, más práctica. El combatiente muerto no sólo lo pierde todo, sino que somete a su familia al dolor y al abandono. Por ello Andrómaca le pide a Héctor que se sitúe en un punto menos arriesgado, desde donde puede defender la ciudad sin exponerse tanto a morir. Héctor es consciente de que no puede hacerlo, porque su código de honor lo obliga a mostrarse siempre en las primeras filas. Y manifiesta su esperanza de que su hijo se comporte como él, esto es, como una sociedad guerrera espera que haga un aristócrata. Pese a todo, Héctor muestra rasgos más modernos que otros héroes de la lliada. Mientras los demás tienen un ideal guerrero estrictamente personal, según el cual deben mostrarse más valerosos tan sólo por su propio prestigio, Héctor tiene un concepto civil, colectivo, de su valor. Su propio nombre, Héctor, significa en griego algo así como el protector y el de su hijo, Astianacte, defensor de la ciudad corresponde, como suele ocurrir entre los griegos, a rasgos propios de su padre. Cuando Héctor se justifica ante su esposa, señala que le daría vergüenza faltar a su deber ante la ciudad.

Lecturas y Comentarios Lit. Gr

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  • PICA.ILADA Y ODISEA. ILADA, CANTO VI DESPEDIDA DE HCTOR Y ANDRMACA (Homero, Ilada 6,392 ss.) Homero sita esta escena en el canto VI, esto es, en el final del primer cuarto de la Ilada. Falta an mucho para que Hctor muera a manos de Aquiles (canto XXII). Sin embargo Andrmaca parece presentir su muerte y sus sirvientas tienen la plena consciencia de que no va a volver del combate. As que cuando Hctor se aleja, el lector siente como si hubiera visto a su mujer por ltima vez, tiene la seguridad de que va a morir y eso aade a todo lo que hace en los cantos siguientes un especial dramatismo.

    Cuando tras cruzar la ancha ciudad [Hctor] lleg a las puertas Esceas ... le sali al encuentro corriendo su esposa, de dote muy alta, Andrmaca, . .. la segua la nodriza en el regazo llevando a su hijo, todava un nio sin habla, al queridsimo hijo de Hctor, igual a una estrella preciada, a quien Hctor sola llamar Escamandrio, pero los dems Astianacte; porque slo Hctor a Ilio salvaba. Sonri l mirando al nio en silencio, mientras que con llanto muy grande a su lado se detuvo Andrmaca, lo tom de la mano y llamndolo por su nombre le dijo: desdichado, tu valor va a matarte; ni te apiadas del nio tan tierno, ni de m, desgraciada, que tu viuda muy pronto ser; pues muy pronto los aqueos te van a dar muerte, contra ti todos a una lanzndose; y para m sera mejor, sin tu proteccin, descender bajo tierra, pues otro consuelo no habr una vez que tu destino se cumpla, sino slo dolores, pues no tengo padre ni augusta madre.

    El divino Aquiles dio muerte a mi padre... Y los siete hermanos que tena en palacio todos el mismo da bajaron a la casa de Hades; a todos dio muerte el ligero de pies, Aquiles a los dioses semejante... Hctor, ahora t eres mi padre y mi madre augusta, y mi hermano, mas t para m mi joven esposo. Conque, anda!, apidate de nosotros y qudate aqu en la torre. No dejes a tu hijo hurfano y viuda a tu esposa. . .. y a ella le respondi Hctor, el de casco brillante. Mujer, tambin a m todo esto me inquieta, pero espantosa vergenza me dan los troyanos y troyanas de largos vestidos, si me vieran, como cobarde, huir del combate. Ojal estando ya muerto me cubra la tierra antes que oiga tus gritos y contemple que a rastras te llevan. As dijo y al nio tendi los brazos el noble Hctor, ms se dio el chiquillo la vuelta contra el seno del aya de cintura tan bella, gritando asustado ante el aspecto del padre, pues lo aterraban el bronce y el penacho de crin de caballo, que terrible en la cimera del casco vea agitarse. Rieron el padre y la augusta madre. Se quit el noble Hctor de la cabeza el casco al instante y en el suelo lo puso echando destellos por todas partes. Una vez que a su hijo querido bes, lo meca en sus brazos. . .. Luego dej en las manos de la esposa querida a su hijo, y ella lo acogi en su pecho aromado entre risas llorando. Al verla su esposo le tuvo lstima y con la mano la acariciaba y le dirigi la palabra, llamndola por su nombre. Querida, no te me aflijas demasiado en tu nimo. Ve, pues, a casa, y encrgate de tus tareas, el telar y la rueca, y manda a las sirvientas que se apliquen al trabajo. De la guerra se ocuparn los hombres todos los que en Ilin han nacido, y especialmente yo. Dicho esto, el ilustre Hctor cogi el yelmo de crin de caballo y la esposa querida a su casa tomaba, su rostro volviendo de vez en cuando, mientras verta muy tierno llanto.

    COMENTARIO:

    En el terrible ambiente de combate que es propio de la lliada, la escena de Hctor y Andrmaca sirve para introducir otro punto de vista distinto del de los hroes: el de las mujeres, vctimas indirectas del conflicto, que quedan viudas o pierden a sus hijos en el combate. Frente a la moral heroica propia de los nobles que se ven obligados por una especie de compromiso de honor a destacar en el combate, Andrmaca muestra una moral ms pacfica, ms prctica. El combatiente muerto no slo lo pierde todo, sino que somete a su familia al dolor y al abandono. Por ello Andrmaca le pide a Hctor que se site en un punto menos arriesgado, desde donde puede defender la ciudad sin exponerse tanto a morir. Hctor es consciente de que no puede hacerlo, porque su cdigo de honor lo obliga a mostrarse siempre en las primeras filas. Y manifiesta su esperanza de que su hijo se comporte como l, esto es, como una sociedad guerrera espera que haga un aristcrata.

    Pese a todo, Hctor muestra rasgos ms modernos que otros hroes de la lliada. Mientras los dems tienen un ideal guerrero estrictamente personal, segn el cual deben mostrarse ms valerosos tan slo por su propio prestigio, Hctor tiene un concepto civil, colectivo, de su valor. Su propio nombre, Hctor, significa en griego algo as como el protector y el de su hijo, Astianacte, defensor de la ciudad corresponde, como suele ocurrir entre los griegos, a rasgos propios de su padre. Cuando Hctor se justifica ante su esposa, seala que le dara vergenza faltar a su deber ante la ciudad.

  • Adems, Hctor manifiesta otros registros en su comportamiento. Y as en la escena domstica que acabamos de leer se muestra como un esposo sensible y como un padre carioso, lejos del salvajismo caracterstico de otros hroes como yax.

    Con ello Homero trasciende lo que sera un puro relato de batallas para mostramos el trasfondo de uno de sus hroes, un hombre como otros, amante de su esposa y de su hijo, que teme la situacin en que pueden quedar despus de su muerte, pero que tiene contrado un compromiso con su ciudad que lo obliga a asumir esos riesgos y a poner en juego su vida en la vanguardia del combate.

    En esta cratera calcdica de figuras negras (hacia 540-530 a. C.) aparecen Helena y Pars (armado con arco), Andrmaca y Hctor (con un escudo en que se representa un guila). El pintor sutilmente seala las diferencias entre ambos hroes, que se marcan en la Ilada en una escena en que Hctor reprocha a Pars su dejadez en el combate. Mientras Helena da la espalda a Pars, Andrmaca departe cariosamente con Hctor.

    ODISEA, CANTO IX (los cclopes)

    INTRODUCCIN

    En la mitologa griega, los Cclopes1 (en griego ; plural que viene de rueda, crculo y ojo) eran los miembros de una raza de gigantes con un solo ojo en mitad de la frente.

    Haba dos generaciones de Cclopes:

    - Primera generacin: Los Cclopes de la primera generacin eran hijos de Urano y Gea, y conocidos artesanos y constructores. Eran gigantes con un solo ojo en mitad de la frente y un temperamento horrible. Segn Hesodo eran fuertes, testarudos, y de bruscas emociones. Eventualmente sus nombres llegaron a ser sinnimo de fuerza y poder, y se usaban para referirse a armas especialmente bien manufacturadas. Fueron tres: Brontes, Estropes y Arges. Urano tema su fuerza y les encerr en el Trtaro. Ms tarde Crono, otro hijo de Urano y Gea, liber a los Cclopes, junto con los Hecatnquiros y los Gigantes. Le ayudaron a derrocar y castrar a Urano, pero Crono les volvi a encarcelar en Trtaro, donde permanecieron, guardados por Campe, hasta que Zeus los liber. Forjaron rayos para que Zeus los usase como arma y le ayudaron en la guerra para derrocar a Crono y a los otros Titanes (Titanomaquia). Los rayos que se convirtieron en el arma predilecta de Zeus fueron forjados por los tres Cclopes: Arges pona el brillo, Brontes el trueno, y Estropes el relmpago.

    Esta primera generacin de Cclopes tambin cre un tridente que produca terremotos para Poseidn, el arco y las flechas de Artemisa, y el casco de invisibilidad que Hades le dio a Perseo en su bsqueda para matar a Medusa. Ayudaron a Hefesto y se dice que construyeron el primer altar, as como las murallas y fortificaciones de Tirinto y Micenas en el Peloponeso, entre otras. Los ruidos que surgan del corazn de los volcanes se atribuan a sus operaciones.

    Se cuenta posteriormente que fue Apolo quien mat a los Cclopes, despus de que Zeus matase a su hijo, Asclepio, con un rayo forjado por ellos. Aunque puede suponerse que estos cclopes eran inmortales, por lo que quiz los cclopes que Apolo mat fuesen sus hijos.

    - Segunda generacin: La segunda generacin de Cclopes fue una primitiva tribu de enormes monstruos de un solo ojo descubierta por Odiseo en una remota isla (en ocasiones identificada con Hesperia). Se deca que estaban estrechamente relacionados con los Gigantes y con una tribu fenicia (los Phaiakai) surgidos de las gotas de sangre que cayeron sobre Gea (la tierra) cuando Urano fue castrado. Sin embargo, el cclope ms conocido de esta generacin era un hijo de Poseidn y la ninfa Toosa llamado Polifemo.

  • ORGENES

    Dada su inclinacin por la herrera, muchos estudiosos creen que la leyenda de los Cclopes surgi de la prctica habitual de los herreros de llevar un parche sobre un ojo para evitar quedarse ciego de ambos por las chispas. Los herreros tambin se tatuaban crculos concntricos en honor al sol, lo que puede ser otra posible fuente de la leyenda. La segunda generacin de Cclopes son definitivamente de un tipo diferente a los de la primera: probablemente sean adiciones muy posteriores a la mitologa sin conexin alguna con la herrera. Muchos creen que las leyendas asociadas a Polifemo no contaban que fuera un cclope hasta que Homero las incluy en La Odisea, pudiendo ser originalmente Polifemo algn tipo de monstruo o demonio local. Se ha sugerido que quizs fuera uno de los Triamantes de la leyenda cretense, raza rural de ogros devoradores de hombres que tena un tercer ojo detrs de la cabeza. Aparte del detalle de los ojos, son muy parecidos a los Cclopes de Homero.

    RESUMEN

    Llegaron despus a la isla de Sicilia donde vivan los cclopes, unos gigantes muy feroces, con un solo ojo en el centro de la frente que vivan en cuevas. El protagonista era Polifemo, hijo del dios Poseidn, que tena numerosos rebaos de ovejas y cabras. Ulises sin saber nada de los cclopes fue a explorar la isla con doce de sus hombres llevando un odre de vino y un saco de comida. Llegaron a la cueva de Polifemo, que estaba en el monte con sus rebaos, y los compaeros de Ulises cogieron quesos, leche, corderos y chivos y quisieron marcharse rpidamente de aquel lugar. Pero Ulises quiso quedarse para conocer al dueo de aquel sitio. Cuando se hizo de noche lleg Polifemo con su rebao y al descubrir a Ulises y a sus doce compaeros dentro de la cueva se enfad mucho, empez a gritar, cerr la entrada con una enorme piedra, agarr a dos de los hombres y se los comi. Entonces Ulises le ofreci el vino y la comida que llevaba. Cuando el cclope le pregunt cmo se llamaba, el astuto Ulises, le dijo:

    -Me llamo "Nadie". Polifemo le contest:- A ti, "Nadie", te comer el ltimo como prueba de mi hospitalidad.

    Polifemo se bebi todo el vino, se emborrach y se qued dormido. Entonces aprovech y le clav el tronco afilado de un olivo en el nico ojo del cclope que se despert del dolor dando muchos gritos y quejndose. Al or sus voces llegaron muchos cclopes a la puerta de la caverna y le preguntaron si alguien le haba hecho dao, Polifemo les dijo que: -"Nadie" me ha hecho dao.

    Al or esto los otros cclopes se fueron pensando que no le pasaba nada. Despus Polifemo quit la piedra que tapaba la salida de la cueva y se sent fuera, extendiendo los brazos, de vez en cuando, para que no se le escapara ningn hombre. Llegaron a los barcos y cuando estaban bien lejos de la isla Ulises le grit al cclope: - Polifemo, si alguien alguna vez te pregunta quin te dej ciego dile que fue Ulises rey de taca.

    Entonces Polifemo suplic a su padre Poseidn, dios del mar, que castigara a Ulises, con estas palabras: - Escchame Poseidn y concdeme el deseo que Odiseo no pueda nunca volver a su palacio. Pero si est destinado a regresar a su pas, que sea tarde y mal, despus de perder a todos sus compaeros.

    COMENTARIO

    El canto noveno de la Odisea nos ha transmitido la descripcin ms antigua y completa a propsito de los cclopes pastores. Su pas est situado en algn lugar de Occidente al cual han llegado Ulises y sus compaeros desde el territorio de los lotfagos. No se hacen precisiones ni sobre la situacin geogrfica ni a propsito de los das que tardaron en llegar hasta l: Desde all proseguimos navegando con el corazn acongojado y llegamos a la tierra de los Cclopes, los soberbios, los sin ley...

    De una lectura atenta del texto se desprende que Homero retrasa la accin deliberadamente, pues, tras decir que han llegado al pas de los Cclopes, se nos ofrece un largo excurso sobre una isla prxima a tal territorio, lo que le sirve al poeta para establecer gran nmero de paralelismos y contrastes entre ambos lugares. As, podemos suponer que los Cclopes viven en el continente, por oposicin a la citada isla. No obstante el texto homrico no afirma nada en tal sentido. Tras un excurso, leemos que Ulises y los suyos, desde tal isla, despus de comer, contemplan la tierra de los Cclopes situada a lo lejos. Es importante sealar que lo primero que distinguen es el humo: oyen tambin sus voces y, asimismo, los balidos de ovejas y cabras.

    Un punto destacado del relato homrico es que la expedicin que, desde la mencionada isla, emprende Ulises hacia la tierra de los Cclopes, acompaado de doce de los suyos, en una sola nave, es un acto voluntario, de inspeccin y reconocimiento, pues los hroes tenan provisiones suficientes para continuar el viaje. Ulises dijo: Quedaos ahora los dems, mis fieles compaeros, que yo con mi nave y los que me acompaan voy a llegarme a esos hombres para saber quines son, si soberbios, salvajes y no justos, o amigos de los forasteros y con sentimientos de piedad con los dioses.

    Es preciso volver unos versos atrs para recordar que los Cclopes son soberbios y carecen de normas establecidas: Confiados en los dioses inmortales, no plantan con sus manos frutos ni labran la tierra, sino que todo les nace sin sembrar y sin arar: trigo y cebada y vias que producen vino de gordos racimos; la lluvia de Zeus se los hace crecer. No tienen goras donde se emite consejo ni leyes;

  • habitan las cumbres de elevadas montaas en profundas cuevas, y cada uno gobierna a sus hijos y mujeres y no se preocupa de otros. En este pasaje comienza en la literatura europea el inters por los Cclopes pastores, pueblo mtico que vive en un pas lejano y de modo primitivo. Efectivamente, habitar en las cimas de las montaas dentro de cuevas, no tener relaciones de amistad con los congneres, no atenerse a leyes divinas, no sembrar ni arar, no tener naves son rasgos suficientes que nos indican el retraso cultural de tales seres. Sabemos, empero, que habitan un pas idlico donde la tierra les ofrece todo lo que necesitan sin el menor esfuerzo por su parte. Es curioso que, sin fatiga alguna, conocieran los cereales y el vino.

    El contraste entre dos planos contrapuestos es visible en varios detalles dentro del largo pasaje dedicado a los Cclopes. Polifemo es descrito de este modo: Era un monstruo enorme, y no se pareca a un hombre que come pan, sino a una cima boscosa de las elevadas montaas, que se presenta sola, apartada de las dems. El contraste resulta evidente, asimismo, en lo referente a la isla, no muy distante de la regin de los Cclopes, adonde arribaron Ulises y sus compaeros: en esa isla no haba sembrados ni ganados, sino cabras montaraces. En cambio, los Cclopes, sin proponrselo y sin trabajarlos, conocen el trigo, la cebada y el vino. Pinsese que cereales y vino, junto con el aceite, forman la trada mediterrnea, seguro indicio de civilizacin frente a los pueblos brbaros. Adems, los ganados del Cclope, como puede entenderse de la lectura del texto, estn ya domesticados: la domesticidad es un paso importante en la historia de la humanidad. Otro detalle relevante es que el poeta afirme que en tal isla no hay cazadores. Pinsese, en efecto, que los Cclopes no practican la caza, al menos en la Odisea; por el contrario, Ulises y los suyos s obtienen abundante caza usando arcos y venablos. La isla est descuidada, sin arar ni sembrar, a pesar de que sera excelente para la vid, la mies y toda clase de frutos; su puerto es tan excelente y est tan protegido, que ni siquiera es preciso echar el ancla ni atar las amarras de las naves. Los Cclopes, en cambio, carecen de naves y no pueden aprovecharse de las magnficas condiciones de la isla cercana. Como hemos visto, los Cclopes, sin esfuerzo alguno por su parte, disfrutan de una situacin privilegiada, propia de quienes en la primera generacin eran hijos de Gea y Urano, y, por tanto, tos de Zeus. Polifemo, por su lado, hijo de Posidn, es sobrino de Zeus.

    Ulises deja en la isla el resto de la expedicin, y con una sola nave se dirige al pas de los Cclopes. Nada ms llegar a tierra, ven, junto al mar, una gruta elevada donde pernoctaban numerosas ovejas y cabras: All habitaba un hombre monstruoso que apacentaba sus rebaos, solo, apartado, y no frecuentaba a los dems, sino que viva alejado y tena pensamientos impos. Varias caractersticas definen a Polifemo por oposicin a los dems Cclopes. Destacan entre ellas la soledad, sealada tres veces en el mismo verso, y, asimismo, el hecho de practicar el pastoreo, grado cultural mas avanzado que vivir simplemente de lo que la naturaleza ofreca espontneamente a sus congneres. Pero insistamos en la soledad de Polifemo. Tal Cclope vive solo, o sea, soltero, sin familia, y, adems, alejado de los dems, es decir, sin pertenecer a comunidad alguna por rudimentaria que fuera. Por ltimo, no frecuentar a los dems conlleva no tener trato con ellos, no querer saber nada de vecindad ni amistad con nadie. Encontramos aqu un detalle paradjico, pues un ser que parece desenvolverse en una etapa cultural ms avanzada que la de los dems, en cambio, vive en unas condiciones ms salvajes que el resto de los Cclopes.

    Leemos en el pasaje que venimos mencionando indicaciones acerca de las actividades de Polifemo: la separacin de corderos y cabritillos en grupos diferentes (aales, medianos, lechales); las colodras y jarros bien construidos para el ordeo; la disposicin de los quesos en zarzos son elementos que hacen pensar en alguien ordenado y meticuloso. Todo ello constituye una anticipacin deliberada que pondr de manifiesto, por contraste, toda la ferocidad del personaje. Antes de que Polifemo llegue a la caverna, los compaeros de Ulises le piden al hroe volverse a la nave tras haber cogido buena provisin de quesos, cabritillos y corderos. Una vez ms, de modo deliberado, Ulises, llevado por el enorme atractivo que sienten los griegos clsicos ante lo desconocido, decide esperar, ver al amo de todo aquello, confiando en recibir los dones debidos al forastero que llega de lejos. Es cierto, con todo, que el oyente avisado poda conocer de antemano algunos indicios sobre el sanguinario monstruo, pues los cantos anteriores nos informan de que Posidn est irritado contra Ulises porque ste ha privado del ojo a Polifemo, parecido a un dios, cuyo poder es el ms grande entre todos los Cclopes.

    El uso del vino para embriagar al Cclope es un elemento importante y relativamente moderno, pues ciertos rasgos formularios vienen a subrayar la gran importancia de tal bebida en el desarrollo de la accin. Ulises estaba al mando de doce naves, eligi doce compaeros para ir a la tierra de los Ccloples, y dispona de doce nforas de vino, regalo de Marn. La calidad de ese vino es subrayada por la cantidad de agua necesaria para hacer una buena mezcla: una medida de vino por veinte de agua. Por otra parte se pone el nfasis en su extraordinario olor: era, en suma, una bebida divina , pues cuando se perciba su aroma ya no era agradable irse de su lado. Los Cclopes conocan el vino, pero de calidad muy inferior al que Ulises traa. En realidad, las excelencias de este vino se contraponen al salvajismo y fiereza de Polifemo, que no conoce reglas justas ni divinas. Los contrastes surgen por todas partes. La misma sensacin de orden que Ulises y los suyos hallan en la cueva del monstruo se repite cuando ste llega al frente de sus rebaos. Primero, separ los machos, que dej fuera en el recinto pertinente; luego orde las ovejas y cabras; y, a continuacin, les puso debajo sus lechales. Despus, cuaj la mitad de la leche, y la otra mitad la coloc en vasijas para bebrsela. Aparte de eso, el monstruo haba trado un enorme haz de lea para calentarse, pues no usaba el fuego para cocinar los alimentos. Es bien sabido por los antroplogos que la distincin crudo/cocido es una nota definidora de la barbarie frente a la civilizacin.

  • Un rasgo importante es que el Cclope pasa la vida entre sus animales: pastoreando, ordeando y ocupndose de ellos de diversas formas. Todo eso influye en que est especialmente asimilado al mundo animal, bestial. De hecho, la nica frase amable se la dirige a un carnero al final de la larga secuencia que nos ocupa. Por el contrario, son ultrajantes las primeras frases del monstruo dirigidas a los extranjeros, a quienes toma por piratas. Ulises le cuenta que son aqueos que vienen errantes desde Troya; que pertenecan al ejrcito de Agamenn; que han llegado hasta all y se acogen a sus rodillas, pidindole los dones de la hospitalidad y mencionndole a Zeus, protector de los suplicantes. Dura es la respuesta de Polifemo: los Cclopes no se preocupan de Zeus ni de los dioses, porque ellos son mucho ms fuertes.

    La contraposicin de planos resulta clara. Por una parte, la actitud de Ulises y los suyos hacia los dioses, la confianza de los Cclopes en los dioses, y la mencin de stos; por otra, las palabras de Polifemo afirmando que los Cclopes no se preocupan de los dioses y que a l, personalmente, le trae sin cuidado el odio de Zeus. Con todo, en cierto momento, no duda en pedir ayuda de un dios: Posidn, su padre. As, pues, el Cclope parece debatirse entre sus congneres y una rebelin especial contra el poder de Zeus.

    Polifemo no muestra ningn inters por Troya, ni por Agamenn; est muy lejos del mundo heroico. En el momento en que se entera de que Ulises y los suyos estn solos, sin posibilidad de ayuda ni escapatoria alguna (en realidad, el hroe lo haba engaado, pues la nave estaba en lugar seguro, no destrozada) se manifiesta tal como es en realidad, sin rebozo de ninguna clase. Sin decir una palabra, agarr dos hombres, los golpe contra el suelo, reventndoles los sesos, cort en trozos sus miembros y se los comi como un len montaraz, sin dejar ni sus entraas ni sus carnes ni sus huesos llenos de meollo. A continuacin tom leche pura, sin mezcla.

    Dos motivos que contribuyen a perfilar la naturaleza salvaje del Cclope son su actitud ante la peticin de los dones de la hospitalidad y el hecho de beber vino puro. Que Polifemo, con el mayor descaro, diga que el don que va a otorgar a Ulises ser comrselo el ltimo rompe totalmente los esquemas del comportamiento debido hacia los huspedes, con lo que se manifiesta un menosprecio absoluto hacia toda norma de coexistencia civilizada. Por otro lado, a ojos de un griego, beber vino puro, sin mezcla alguna, hasta emborracharse, es indicio claro de brutalidad, de carencia absoluta de todo refinamiento y de ignorancia total de las normas ms elementales de los simposios.

    Inters indudable tiene el instrumento utilizado para dejar ciego al monstruo. En otras versiones populares, el hroe se vale del propio espetn con que el salvaje canbal ha asado a los extranjeros. En la Odisea es un trozo de olivo, que haba de servir al monstruo como bastn, el medio usado para quitar la vista al Cclope. Por cierto, el poema pico nos habla de un ojo, aunque en ningn momento se dice que Polifemo tuviera slo uno. En el instante en que el hroe se dispone a quemar el ojo se nos dan varios detalles anatmicos: se habla de prpados y cejas, en plural potico.

    Cuando Ulises, a las preguntas de Polifemo, contesta que se llama Nadie, est introduciendo un elemento importante para que los Cclopes tomen por loco a su congnere y se marchen sin prestarle ayuda. As, el hroe y los suyos logran salvar la vida por el momento y preparar su huida. En el episodio de los Cclopes, en suma, podemos ver la existencia de un pas que est a medias, entre la civilizacin y la barbarie, lo que le permite al poeta detenerse en las diferencias entre naturaleza salvaje y cultura griega, claro preludio del debate establecido en el siglo V a.C. a propsito de la oposicin entre naturaleza y ley. Hay excesos por ambas partes: si Polifemo afirma que los Cclopes no se preocupan de Zeus ni de los dioses, Ulises, cuando ya est a salvo, le dirige frases muy ofensivas al monstruo: ni el que bate la tierra, o sea, Posidn, le curar el ojo.

    En este canto Ulises empieza a narrar sus aventuras desde la cada de Troya hasta el momento en que lleg a la isla de Calipso, nueve aos ms tarde. Muchas de las aventuras por las que pas tenan su origen en relatos folklricos, y haban sido adaptadas por Homero para adecuarlas a las conveniencias de su poema y a los gustos de su auditorio. Aunque ninguna de las aventuras es histrica en sentido estricto, a veces es posible descubrir en dichas narraciones un reflejo de realidades histricas de los tiempos de Homero. Este episodio se ha explicado en sentido simblico, como si cristalizara en l el tema principal subyacente en el poema. Al cegar a Polifemo, cuyo padre es el dios del mar, Poseidn, el errabundo navegante Ulises reta a las fuerzas de la naturaleza. Esto es un smbolo de la forma en que todos los griegos lucharon contra la naturaleza cuando por primera vez llegaron al mar, la fuente de la vida. El que Ulises ciegue a Polifemo simboliza tambin el reto que aceptan todos los hombres cuando intentan aprovechar las fuerzas de la naturaleza para civilizar el indomado mundo que han heredado. La huida de Ulises de la isla, su transformacin y renacimiento personal, y su eventual regreso sano y salvo a taca muestran que la naturaleza puede interferir y estorbar el progreso humano, pero que no puede vencer a la humanidad mientras los hombres estn dispuestos a enfrentarse a las dificultades y a aceptar las consecuencias de sus esfuerzos. En la literatura europea, tal Cclope figurar ya para siempre como el primer ser gigantesco vencido por la astucia humana.

  • La descripcin que hace Homero del ciego Polifemo con su carnero favorito a la puerta de la gruta manifiesta la enorme compasin del poeta y es uno de los ms famosos pasajes de la Odisea.

    ODISEA, CANTO XII (Aventura de las Sirenas)

    Las sirenas2 (en griego antiguo Seirn, encadenado, seguramente inspirado en el snscrito Kimera, quimera) son seres fabulosos, originarios de la mitologa griega y ampliamente extendidos en las narraciones fantsticas de la literatura occidental, cuya funcin y representacin han variado con el tiempo.

    En la mitologa griega, las sirenas viven en una isla del Mediterrneo. Su canto es tan bello que los marinos que las escuchan no pueden resistrseles y arrojan sus naves contra los arrecifes. Los sobrevivientes son asesinados sin piedad. Cuando Ulises abandona la morada de la hechicera Circe, sabe que debe pasar cerca de la isla de las sirenas. Siguiendo los consejos de la hechicera, el astuto hroe recurre a una estratagema que le permitir or y no obstante salvar la nave y a sus compaeros. Tapa los odos de sus hombres con cera despus de haberles pedido ser slidamente atado al mstil. As podr saciar su curiosidad escuchando el canto de las sirenas, sin ceder a su encantamiento. Este canto se revela melodioso y desgarrador, y est colmado de bellas promesas. Ulises les grita a sus compaeros que lo desaten, pero por supuesto stos permanecen sordos a sus gritos. Finalmente, el barco pasa y los hroes escapan al funesto destino de tantos otros marinos. Sin embargo, Ulises no es el nico en enfrentarse a las sirenas.

    El poeta mtico Orfeo, que acompaa a Jasn en su bsqueda del vellocino de oro, logra tambin resistir a su fatal encanto. En el instante en que Jasn y sus hombres, los argonautas, atrados por las melodiosas voces, cambian de rumbo y se dirigen peligrosamente hacia los arrecifes de la isla, Orfeo toma su lira y entona un canto tan sublime que cubre las melopeas de las sirenas y salva a los marinos de su mortal contemplacin.

    Quines son las sirenas? Las sirenas de la poca homrica son tres hermanas, hijas del dios ro Aqueloo y de la musa de la poesa Calope. Lidia toca la flauta, Partenopea la lira y Leucosea lee los textos y los cantos. Antiguas compaeras de Persfone, hija de Zeus y de Demter, raptada por Hades, el dios de los Infiernos, pidieron a los dioses que les otorgaran alas para poder salvar a la joven y traerla de vuelta sobre la Tierra. Segn otra versin, le deben su apariencia a Demter, que quiso castigarlas por haber sido negligentes en el cuidado de su hija.

    Su nombre proviene del trmino latino siren, que a su vez proviene del griego lazo, cuerda, recordando sin duda el poder "cautivador" de las sirenas.

    Mujeres-pjaro, luego mujeres-pez:

    La apariencia fsica de las sirenas evolucion. En la poca griega, eran representadas como seres alados, hbridos con cabeza y busto de mujer y cuerpo, alas y patas de pjaro (en esto coinciden con las Harpas) tal como lo prueban las diferentes vasijas griegas antiguas. Su transformacin en criaturas mitad mujer, mitad pez, con la parte inferior recubierta de escamas, se remonta aparentemente a la Edad Media y a las leyendas celtas y germnicas.

    Pero, ya bajo el Imperio Romano, se les confunde con las Nereidas, las cincuenta hijas de Nereo, dios marino, y de Boris, descendiente del Titn Ocano. Las bellas Nereidas son las ninfas del mar y por lo tanto no es sorprendente que se las haya asemejado a las sirenas, tambin figuras marinas. Como sea, esta leyenda, nacida de la mitologa griega y transmitida a travs de los siglos, permanece por largo tiempo vivaz y continua asediando la imaginacin de los navegantes del mundo entero.

    RESUMEN

    Llegars primero a las sirenas, que encantan a cuantos hombres van a su encuentro. Aquel que imprudentemente se acerca a ellas y oye su voz, ya no vuelve a ver a su esposa ni a sus hijos, pues ellas le hechizan con su sonoro canto, sentadas en una pradera y teniendo a su alrededor un enorme montn de huesos de hombres putrefactos cuya piel se va consumiendo. T pasa de largo y tapa la oreja de tus

  • compaeros con cera blanda; pero si t deseas orlas, haz que te aten de pies y manos a la embarcacin, derecho y arrimado a la parte inferior del mstil. As podrs deleitarte escuchando a las sirenas, aunque sin correr peligro.

    Orden a mis compaeros que subieran a la nave y desataran las amarras. Tom cera al instante y la part en pedacitos. La calent luego a los rayos del sol, tap los odos de mis compaeros. Luego me ataron al mstil.

    As hablaban las sirenas con su hermosa voz. Mi corazn senta grandes deseos de orlas, y mov las cejas, ordenando a mis compaeros que me desataran, pero todos se inclinaron, remando con vigor. Periamedes y Eurloco me ataron con mayor fuerza. Cuando dejamos atrs a las sirenas y no se oan sus voces ni sus cantos, mis fieles amigos me quitaron las ligaduras y ellos se despojaron de la cera colocada en sus odos.

    COMENTARIO

    Las Sirenas, una de las ms peligrosas tentaciones a las que tiene que enfrentarse Ulises, tratan de atraerle precisamente por aquel aspecto de su personalidad que le ha diferenciado siempre de sus colegas y amigos: su curiosidad intelectual y su celo por ampliar sus conocimientos. Pero Ulises, en su experiencia con Polifemo, ha aprendido el valor de la prudencia y, cautelosamente, protege a sus hombres y toma precauciones l mismo, pasando as a salvo del obstculo.

    Es posible considerar este encuentro con las Sirenas como la primera de la serie de pruebas por las que ha de pasar ahora para demostrar que es digno del renacimiento que ha experimentado y de la exaltada visin que le ha sido concedida al llegar a la tierra de los feacios. El poder pasar a salvo entre las rocas donde viven las Sirenas demuestra que Ulises ha sido transformado por sus experiencias. Sabe ahora que el alcance de los logros humanos es limitado y lo ha aceptado en una forma que, por ejemplo, nunca le fue posible a Aquiles.

    Por otra parte, su tripulacin no ha aprendido la leccin, como queda demostrado cuando inadvertidamente liberan los vientos contenidos en el odre regalado a Ulises por Eolo, vindose as arrastrados a un gran peligro. Su falta de capacidad para percibir la esfera adecuada y la dimensin de la actividad humana es la causa de su muerte en la isla del Sol.

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    1 Murallas ciclpeas: Tras la Edad Oscura los helenos vieron con asombro los enormes bloques pulidos, llamados estructuras ciclpeas, que se haban usado en las edificaciones micnicas, en lugares como Micenas y Tirinto, o en Chipre, y llegaron a la conclusin de que slo los Cclopes reunan la habilidad y fuerza necesarias para construir de forma tan monumental.

    2 Canto de sirena: A todo lo falso e ilusorio se le llama "canto de sirena".

  • TEATRO. EDIPO REY (SFOCLES).

    Resumen:

    Edipo era hijo de un rey de Tebas a quien un orculo vaticin un destino espantoso. La Pitonisa predijo

    que el hijo que esperaban matara a su padre y se casara con su madre, y para evitar tal abominacin,

    los padres abandonaron a Edipo al nacer. Pero el destino lo dispuso de otro modo. El siervo encargado

    de la horrible tarea tuvo piedad del nio y lo entreg a aun pastor que serva al rey de Corinto, quien lo

    llev a su esposa; como el rey no tena hijos, adopt a Edipo y lo educ como si fuera propio. Edipo

    creci fuerte y valiente. Todos en Corinto lo crean hijo del rey. En una visita a Delfos escuch del

    orculo estas palabras: No vuelvas a tu patria porque asesinars a tu padre y te casars con tu madre y

    tu posteridad ser odiada por los hombres.

    Edipo, ante esto, decide no volver a Corinto. Recorri el mundo a la aventura y se dirigi a Tebas. En el

    camino encontr a un noble anciano que viajaba en su carro acompaado de su guardia personal. El

    camino era estrecho, el cochero quiso empujar al caminante a un lado y se pelearon. Edipo mat al

    anciano y a su escolta, y solo un siervo pudo escapar. El anciano era el rey de Tebas, el verdadero padre

    de Edipo.

    Edipo continuo su ruta hacia Tebas, cuya poblacin tena que soportar a una esfinge, monstruo con cuerpo de len, cabeza de mujer y alas de ave, que daba muerte a quien no acertara la solucin de este enigma: Cul es el animal, de todos los seres vivientes, que camina con dos, con tres y con cuatro patas, y que es ms dbil cuantos ms pies tiene?. Edipo no tuvo ninguna dificultad en responder: El hombre, pues cuando es nio anda a gatas, despus camina con los dos pies y la vejez lo obliga a utilizar un bastn como si fuera un tercer pie. Esta respuesta destruy el poder de la esfinge. El monstruo cay desde su roca y Tebas qued libre.

    Los tebanos, agradecidos, proclamaron rey a Edipo y lo casaron con la viuda del rey anterior: Yocasta, su

    madre. Se cumpla, as, la prediccin del orculo. Por un tiempo, Edipo vivi feliz en Tebas y tuvo con

    Yocasta dos hijos y dos hijas. Tebas es asolada por la peste, los ciudadanos mueren de a miles y una

    comisin popular acude a pedir ayuda al rey. Edipo escucha benvolamente y responde que ya tom sus

    disposiciones enviando a su cuado Creonte a Delfos para consultar a los dioses.

    Creonte regresa poco despus portador de un mensaje de Apolo: la maldicin recaer sobre el pas

    hasta que no se encuentre al asesino del rey anterior y sea muerto y castigado. Edipo promete que se

    castigar al asesino.

    Consulta a Tiresias, un adivino griego, pero este prefiere no responder. Edipo se enoja, se cruzan

    reproches y por fin el adivino exclama: T eres el asesino, t eres el hombre que buscas!

    Edipo cree que el adivino ha dicho estas palabras a causa de la clera que senta, de ninguna manera

    sospecha la terrible verdad.

  • Poco despus, llega un mensajero de Corinto: el supuesto padre de Edipo ha muerto y el pueblo quiere

    que le suceda su hijo. Edipo respira aliviado porque ya no ser el asesino de su padre, pero el temor de

    que se cumpla la segunda parte del orculo le impide volver a Corinto mientras viva la mujer a quien

    considera su madre.

    El mensajero le comunica otra noticia: Edipo no era hijo del rey de Corinto, sino adoptivo; l mismo lo

    recogi de un pastor siervo del rey de Tebas y lo llevo a Corinto. Edipo manda a buscar al pastor que lo

    informar de su origen. Poco a poco conoce la horrible verdad de boca del antiguo siervo. Aturdido por

    la noticia fatal, entra tambalendose en el palacio. Yocasta tambin conoce la verdad: se ha casado con

    su propio hijo y ha tenido descendencia con l. Yocasta se suicida y Edipo, en su desesperacin, se

    arranca los ojos para no ver ms la profunda miseria en la que ha cado.

    Edipo, ciego, es un simbolismo: durante su vida se comport siempre como un ciego, obedeciendo a un

    destino fatal.

    Finalmente, dos siervos expulsan al ciego Edipo, que implora como gracia el destierro, el peor castigo

    para un griego.

    Los personajes:

    Edipo: Es el hroe trgico que protagoniza la obra. Debido a su afn por llegar a la verdad y develar

    enigmas, hay quienes lo consideran el primer detective de la literatura universal. El hecho de que no se

    d cuenta inmediatamente de que el asesino de Layo es l mismo y de que Layo es su verdadero padre

    no contradice su actividad detectivesca; por el contrario, la estimula cada vez ms.La historia de Edipo

    demuestra que -para la concepcin trgico-heroica de la vida humana- el hombre siempre est

    sometido a la voluntad de los dioses. Por eso, la revelacin final confirma que el orculo de Apolo, por el

    cual se anunciaba que Edipo matara a padre y se casara con su madre, estaba en lo cierto. Cuando

    Edipo descubre la verdad, se quita los ojos para no ver el horror en que se encuentra.

    Tiresias: Es el adivino que desde el comienzo sabe cul es la verdadera identidad de Edipo. A lo largo de

    la escena, pone en evidencia que no siempre quien tiene la verdad delante de los ojos puede verla. Por

    eso, tras su ceguera parece esconderse su poder de adivinacin. Adems, en la escena est presente el

    coro de ancianos tebanos que es testigo de toda la accin y el nio que acompaa, a modo de lazarillo,

    al ciego Tiresias.

    En la tragedia Edipo rey intervienen tambin otros personajes:

    Sacerdote: es el personaje que, al comienzo de la tragedia, le cuenta a Edipo los males que la ciudad

    sufre a causa de la peste y le implora que averige la identidad del asesino de Layo, el rey anterior, para

    salvar a Tebas. Creonte: es el cuado (y to) de Edipo, el hermano de Yocasta. Edipo lo enva consultar

    con el orculo de Delfos y, a su regreso, trae consigo a Tiresias para que ayude a develar el enigma sobre

    los asesinos de Layo. Edipo lo acusa injustamente de organizar un complot contra l para quedarse con

    el trono.

    Yocasta: Es a la vez la esposa y la madre de Edipo, si bien ninguno de los dos conoce este lazo familiar.

    Cuando ella se entera de la verdad, no puede soportarla y acaba con su vida.

    Mensajeros: son personajes frecuentes en las tragedias. Su funcin es brindar informacin a los

    personajes principales, relatando aquello que transcurre fuera de la escena. Pastor: la figura del pastor

    es central en la historia de Edipo porque es quien reconoce, hacia el final de la obra, que Edipo era el

    hijo de Layo que haba sido adoptado por los reyes de Corinto.

  • Comentario:

    En esta obra se nos muestra la fuerza del destino. Es imposible escapar de l y todas las profecas

    de los orculos acaban hacindose realidad. En el caso de Layo, aun habiendo tomado fuertes

    medidas para que su hijo no lo matara, al final lo mata prcticamente por casualidad y, en el caso

    de Edipo, ocurre que, intentando huir de su destino (huyendo de Corinto para no matar al que

    cree su padre), se topa con su verdadero progenitor de frente y le da muerte en un cruce de

    caminos, ya que ste, junto a las personas con las que viajaba, atacaron a Edipo provocando que

    se defendiera con ms ira de lo pensado.

    En la vida de Edipo haba sido de fundamental importancia el desvelamiento de enigmas. Es

    gracias a la resolucin del enigma propuesto por la Esfinge, que Edipo accede al trono de la

    ciudad de Tebas.

    Edipo se siente orgulloso de su poder de razonamiento por haber resuelto el acertijo con su

    propia inteligencia y sin pedir la ayuda de los dioses. Sin embargo, el dilogo que mantiene con

    Tiresias revela que, pese a su superioridad, el protagonista no puede escapar de las leyes del

    destino.

    En la tragedia de Sfocles, hay dos enigmas ms que se relacionan entre s: - quin es el asesino

    de Layo, responsable de la peste que acosa a la ciudad? -cul es la verdadera identidad de

    Edipo?

    Para llegar a la solucin de estas preguntas, tiene lugar una serie de peripecias ( hechos que se

    suceden en escena y que entablan entre s una relacin sorprendente a pesar de su verosimilitud)

    que provocan el reconocimiento final. Edipo convoca a Tiresias para que lo ayude a descubrir al

    culpable pero, contrariamente a lo esperado, Tiresias le sugiere que l mismo es el culpable.

    El dilogo entre Edipo y Tiresias pone al descubierto no solo la identidad del asesino de Layo,

    sino la del mismo Edipo. Sin embargo, el protagonista no est en condiciones de aceptar que l

    ha asesinado a Layo y, por lo tanto, a su propio padre. Edipo ha querido evitar su destino, pero es

    imposible.