Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

Embed Size (px)

Citation preview

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    1/61

     

    c .

    EL LENGUAJE MARINERO

    Discurso le ído ante la

    REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

    e l d ía 23 de junio de 1963 ,

    en su recepc ión públ ica , por e l Excmo. Sr .

    D. JULIO F. GUILLEN

    y contes tac ión de l Excmo. Sr .

    D. FRANCISCO JAVIER SANCHEZ-CANTON

    M A D R I D

    1 9 6 3

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    2/61

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    3/61

    EL LENGUAJE MARINERO

    Discurso le ído ante la

    R EA L A C A D EMIA ES P A Ñ OLA

    e l d ía 23 de junio de 1963 ,

    en su recepc ión públ ica , por e l Excmo. Sr .

    D. JULIO F. GUILLEN

    y contestac ión de l Excmo. Sr .

    D. FRANCISCO JAVIER SANCHEZ-CANTON

    M A D R I D

    19 6 3

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    4/61

    D E P Ó S IT O L EG AL : M . 8 . 0 9 1 - 1 9 6 3 .

    T A L L E R E S G R A F I C O S D E L M I N I S T E R I O D E M A R I N A

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    5/61

    D I S C U R S O

    D E L E X C M O . S R .

    D. JULIO F . GUILLEN Y TATO

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    6/61

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    7/61

    E L L E N G U A J E M A R I N E R O

    ...los cultivadores del patrio lenguaje

    y los guardadores de las glorias históri-

    cas son hermanos.

    E l

      M A R Q U É S P E M O L Í N S .

    S eñores Académicos :

    l 1 U S T O de segu ir , en todo lo com patible con la vida acadé-

    — mica, las prá ct ic as sencillas de la convivencia y, muy

    par t icularmente , las cor teses de la v ida mar inera en que me for -

     ;

      así , en la cal le del León, como Secretar io de aquella Acade-

    mia, como el Segxxndo —no en jerarquía, s ino en el rut inario

    quehacer— de el la , recibo y despido en el ascensor a mi Direc-

    tor , como har ía con e l Comandante de mi buque junto a l por ta-

    lón; mínimo precepto del ceremonia l mar í t imo, a lqui tarado en

    más de siete s iglos, que revela a los porteros que "aún hay cla-

    ses" , y por mi par te const i tuye muest ra de reverente acatamien-

    to y respeto a quien por tantas consideraciones es mi superior .

    Traigo esto a colación en este acto, porque la misma corte-

    s ía me obl igaba con nues t ro Decano, e l señor Duque de Maura ,

    que era siempre el pr imero en l legar a la junta de los viernes,

    y el lo me daba ocasión de dep art i r uno s min uto s con él, con aquel

    exquis i to t ra to que s iempre me most ró quien compuso su ar -

    mería ducal blasonando tres anclas en uno de sus cuarteles, s ím-

    bolo de la intervención de su i lustre padre en la Ley de Escua-

    dra ; gra t í s imas conversaciones en las que con f recuencia a lu-

    día a su f i rme y amable convicción de que estos momentos que

    ahora v ivo no tardar ían en l legar , y has ta recuerdo conmovido

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    8/61

    que sus ú l t imas palabras a l despedi r le e l 30 de noviembre pasa-

    do en su postrera asistencia a la Academia, cuando ya su lu-

    c idez e ra r a ra , fu e ro n pa ra con f i rm arm e su vo to a la ca nd ida tu ra

    mía , que por entonces se bar runtaba .

    Comprenderéis que al agradeceros la elección que aquí me

    trae, mi recuerdo y elogio a quien ostentó la medalla que desde

    hoy const i t i i i rá prenda patente de vues t ra benevolencia , tenga

    acentos de sincera emoción, sólo comparables, aiuique sin su

    elocuencia y saber , a las que pronunció nues t ro venerado Obis-

    po P a t r i a rca hace más de t r e in ta años en aná loga c i r cuns tan-

    cia de ingresar en esta Casa, en la vacante del i lustre D. An-

    ton io Maura , que fué p rec i samente e l i nsp i rador de su fu tu ra

    inves t idura académica; como s i padre e h i jo ext remasen su pro-

    verbial cortesía hasta el punto de ceder materialmente el s i-

    l lón , ext remo inus i tado y tan de sorprender , cuando en los mo-

    dos de hoy día ya no se pract ican f inezas de éstas ni con las

    señoras .

    E i entonces Conde de la Mortera , D . Gabr ie l Maura y Ga-

    mazo, que en 1930, años después del fal lecimiento de su padre,

    e preclaro hombre de Estado de egregia resonancia en es ta

    Casa, que presidió, recibió la augusta gracia del ducado con

    la denominación de su apel l ido, cuando pertenecía ya desde

    1912 a la Real Academia de la Historia, fué elegido por esta

    Española el 23 de abri l de 1919, y tomó posesión el 18 de ene-

    ro de siguiente del s i l lón que había ocupado Mesoneros Ro-

    manos , leyendo un discurso sobre "Algunos tes t imonios Hte-

    rar ios e históricos contra la falsa tesis de la decadencia españo-

    la" , a l que precedieron los e logios de D. José de Echegaray

    y de D. Jul io Burel l , sus predecesores, pues este úl t imo no

    llegó a ocupar el s i l lón, ya que le sobrevino la muerte muy po-

    cas semanas después de su elección; le contestó, en representa-

    c ión del Cuerpo, e l Marqués de F igueroa , quien a l encomiar

    sus escr i tos los reputó a t inadamente como

      suma de perfeccio-

    nes que se cifran en el buen decir, y por él se recom iendan a

    la gratitud y al encom io.

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    9/61

    E dom inio de la pala bra , que hered ó de su pad re, por él

    venerado, y es ta suma de per fecciones en e l escr ib i r fueron mé-

    r i tos más que suf ic ientes para poder honrar con e l t iempo la

    medal la corpora t iva de es ta decana de las Reales Academias ,

    has ta e l punto que de su pluma di jo Sánchez Cantón, cuyo raro

    t ino en las necrologías es ya proverbial , que fué

      admirable pro-

    sista, de la estirpe de los Hurtado de Mendoza, Melo, Saave-

    dra Fajardo y Quevedo; como ellos

      — p r o s i g u i ó — ,

      con puntos

    de conceptismo, que de propósito manejaba, sobre todo cuando

    refería sucesos viejos a acaecimientos contemporáneos, juego

    al que era muy dado.

    Jesús Pabón, a quien contes tó en su ingreso en la Academia

    hermana, en sus tancioso comentar io de despedida a quien de-

    nominó " l i l t imo maur is ta" , con la agudeza contundente y á t ica

    que le caracter iza, pt ibl icó la pasión polí t ica del Duque —den-

    t ro o apar tada de e l la , ident i f icado s iempre con su padre—, tes-

    t igo desde su a l to mirador de la h is tor ia contemporánea , y cómo

    su alejamiento de el la y del bufete le permit ió ampliamente el

    dedicarse de l leno a su otra pasión de historiador.

    Quien fué su colaborador y amigo, nues t ro compañero Fer-

    nández Almagro, os per f i ló , a ra íz de su muer te , la f igura que

    en lo l i te rar io fué es te gran desaparecido, de v ida académica

    verdaderamente e jemplar , fa l lec ido pocos días antes de poder

    celebrar sus bodas de oro en la de la Historia, s iendo su Deca-

    no y ocupando e l segundo pues to en vues t ro escalafón.

    Todos exal taron su bondad, t ra to exquis i to y cordia l , au-

    tént ico señorío

     ;

     m onárq ii ico sin rese rvas , s incero creyente, cuya

    bondad le hizo pract icar , pródigo, la caridad, que es la vir tud

    que por amor de Dios más acerca al cielo: gloria imperecedera

    deseada para él por cuantos le conocimos.

    Como Numerar io contes tó aquí a los d iscursos de ingreso

    del P . R iber , su paisano; del Duque de Alba , de Azor ín —a

    quien ya en tonces r e t r a tó demos t rando as í su agudeza :

      Leía

    tanto que había perdido el hábito de hablar, y hasta los mono-

    sílabos se le antojaban derroche

    — y, ú l t imamente , de Cotare lo .

    Las palabras dedicadas a és te pueden apl icarse , con toda jus-

    t ic ia , a nues t ro desaparecido e inolvidable Duque de Maura:

    Los linajes del talento

      —^proclamó—

      no cedcn en calidad a

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    10/61

    ningún otro de cuantos transmiten herencias de fama: y la no-

    bleza literaria obliga tanto com o la de sangre, aun cuando tam-

    poco sea frecuente hallar bien cumplida esta excelsa obliga-

    ción social.

    Acudo ante vosot ros con humildad y con {a a lborozada sa-

    t i s facción pues ta de manif ies to en mi rapidez por incorporarme

    a vues t ras tareas , d i l igencia que mi antecesor , e l Duque, ext re-

    mó por cortesía, que imito; y al pretender pulsar la tecla del

    agradecimiento me acuden en t ropel a la memoria caudales de

    párrafos de aquel las oraciones gra tula tor ias que , has ta la reor-

    ganización de 1847, eran precept ivas para tomar poses ión de

    un si l lón en la ant igua sede de la cal le de Valverde, ocasión

    propic ia para que nues t ros engolados predecesores agotasen

    bien a fondo el pañol de siis latines, aiin a costa de olvidar que

    Cicerón notó defectos has ta en e l mucho agradecer , porque e l

    i-aro escollo de la grat i tud era precisamente el tema obligado

    del d iscurso , aunque a l d i r ig i rse a tan venerable senado to-

    dos s in t ieran e l mismo embarazo de P l in io para hablar de Tra-

    iano Augusto , y , s iguiendo a Séneca , pensasen que quien pu-

    blica la f ineza t iene andado lo más para ser agradecido.

    Sin posibles retóricas ni lat ines qxie estrujarme, vengo obli-

    gado y rendido a ocupar mi pues to s in la ar rogancia del ca-

    pi tán que pisa fuerte la cubierta, y un tanto con el temor del

    j iol i íón, pero ajeno a lo que el P . Batl lor i denominó no ha mu-

    cho el

      tópico académico de las falsas modestias.

    Bien quisiera, señores, puesto que es forzoso el leer , que

    cuanto tengo que decir careciese del énfasis del discurso para

    adoptar la l lana f ranqueza de una car ta , género l i te rar io sobre

    el cual ya t rató en este mismo si t io y ocasión el inolvidable Lla-

    nos Torr ig l ia ; forma de e locución que cuadra b ien a los mar i -

    nos que , por fuerza de la movida profes ión, manejamos ín t i -

    mamente la p luma ta l vez más que en ninguna ot ra , y con la

    ven ta ja de que a l

      chorrear

      e l l a —como dec ía Vargas P once—

    surjan las ideas y asuntos l ibres, s inceros y sin posible correc-

    ción que engole el curso epistolar que f luye incontenible, ven-

    c ida la incer t idumbre de la pr imera es t repada, para re la tar im-

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    11/61

    pres iones de una vida f recuentemente d is t in ta cada dia y en

    cada lugar .

    Aceptad es ta breve lec tura mía seguro de que cuat ro lus t ros

    de vida académica en e l cuerpo l i te rar io hermano no consegui-

    rán ni el aplomo que dan los años ni la seguridad y desenvoltura

    que alcanza la experiencia y, así , l lego a vuestra asamblea con la

    vaci lación del bisoño, aunque alentado en este t rámite con la

    af i rmación de un i lus t re h is tor iador académico, que me di jo :

    nadie pasó a la inmortalidad por su discurso de ingreso.

    Por el lo os t raigo el tema sencil lo, con más afán que cien-

    c ia , s in r ingorrangos ni vanidades de erudic ión, gra t í s imo para

    mi, y aun obligado por mi condición de Oficial de Marina, del

    pecul iar lenguaje mar inero , poco conocido en su autént ica en-

    t raña t ier ra adent ro y que posee e l más r ico vocabular io ent re

    las jergas de cualquier oficio o profesión por haber sido la

    Mar ina todo un mundo, y aún a is lado.

    Trataré , pues , de l lenguaje que sobre e l agua se cr ió y

    oreó, s iguiendo a Lope en su "Arenal de Sevi l la" , cuando hizo

    dec i r :

    Mas, siendo del mar soldados,

    puesto en razón ha de estar

    que Jos soldados del mar

    tengan los gustos aguados.

    Un vie jo ref rán , que ref le ja la poca inquie tud mar í t ima de

    la política castellana, dice:

    Hablar de la mar,

    y en ella no entrar

    repugnancia que más tarde dar ía ocas ión a l que con espí r i tu

    s u i c i d a a f i r m a r í a :

    La mar para los peces

    y ... para los ingleses.

    Hablemos, s in embargo, de la mar , y has ta ent remos en e l la ,

    sin temor a perder el pie.

    Lo pr imero que se me ocurre es d iscurr i r sobre su género ,

    que en lat ín es neutro

     ;

      y en f ran cés , ca ta lán y valenciano, fe-

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    12/61

    menino; as í , e l i ta l iano t iene que dar un enorme sa l to has ta

    Gal ic ia y Por tugal para hal lar su congénere exclus ivamente

    mascul ino.

    En cas te l lano, e l d icc ionar io af i rma que es ambiguo, como

    ya se apre cia en el "p oe m a d e Mío C id " :

    I-as gentes afrycanas — fueron luego juntadas,

    al puerto de la m ar — fue ron todas l legadas,

    e del otra parte a ojo han el mar.

    y cuando se es tá en Valencia expresa

      mar salada.

    L o mismo mezc la e l "L ibr o de A lex an dre " :

    Teniel mar en medio a la t ierra cercada,

    Contra la mar la t ierra non semeiaba nada,

    Así como Juan de Mena en e l "L aber in to de F or tuna" , t a l

    vez inf luenciado por e l neut ro de los versos de Virgi l io :

    . . . furia del mar

    dice en uno

     ;

     y en o t ro con notor ia fa l ta de concordan cia :

    . . . los mares sobervias e fondas

    Entre los textos en que aparece e l mascul ino, c i temos a l

    Arc ip res t e d e H i t a :

    Estrel la del Mar, puerto de folgura

    — e x c l a m a e n " L o o r e s d e S a n t a M a r í a " — :

    de dolor complido e de tristura,

    ¡ Ve nm e l ibrar e conotar,

    Señora del a l tura

    P a ra Ju an de T imon eda lo es también :

    Veo las ovejas

    oril las del mar,

    no veo pastor

    que me hace pensar.

    10

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    13/61

    Y no fa l t an esc r i to res "de secano" , como "e l T os tado" ,

    que adoptan e i mismo género .

    Pero jus to es señalar que abundan más los par t idar ios del

    fem enino :

    que pasar la mar salada.. .

    pasar quiero yo la mar.. .

    ... e las aguas de la mar

    aparece en va r ios ve r sos de l "P oema de A l fonso XI" , con ese

    la

      que parece hacer la mayor , muy especia lmente a l invocar Ro-

    d r i g o Y a ñ e s :

    ¡ Señ or so des d e los pu ertos

    e rey de toda la mar

    Por la mar ando, Señora,

      dice el rem oto rom anc e así enca-

    bezado ; y

      la

      mar aparece en Berceo, en la "Crónica de los Re-

    yes de Navar ra" , de l P r ínc ipe de V iana ; en Gómez Manr ique :

    pues no pueden reposar

    noche ninguna

    recelando la fortuna

    de la mar.

    »

    C omo en la "D an za de la M ue r te " :

    A quien dejaré todas mis r iquezas

    e mercaderías que haygo en la mar?

    Mosen Va le ra , y Gámez —el au to r de "E l V ic to r i a l "—,

    como marinos, s iguen esta incl inación, y es curioso que "Las

    P ar t idas" se inc luyan en es t a t endenc ia a l f emenino :

    . . .maravil losa cosa son los fechos de la mar,. .

    . . . la guerra en la mar es cosa desamparada.. .

    y tan sólo fa l la al ha cer la conocida co mp aració n :

    . . .cabalgaduras son los navios a los que van sobre el mar.. .

    Y habla del

      fecho de la mar,

      esa po l í t i ca u l t r amar ina —en-

    tonces a f r i cana— que in tuyó su padre , S an F ernando , y que

    11

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    14/61

    le inspi ró para su fomento la creación de la Orden de Santa

    M a r i a d e E s p a ñ a .

    Casi todas las crónicas adoptan es te género femenino, ta -

    l e s : l a " P r i m e r a G e n e r a l " , d e A l f o n s o X ; l a " A b r e v i a d a " , d e

    Valera ; la de Alfonso XI ; las dos de López de Ayala , de Pe-

    d ro

      I

      y D. Enrique IT; la del Halconero de este úl t imo rey, así

    como l a de R idr íguez de A lmela : "Va le r io de l a s H is to r i a s" .

    Y debo subrayar e l mismo camino seguido por muchís imos

    roma nces :

    Marinero que la manda

    diciendo viene un cantar

    q;:e la mar facia calma,

    los vientos hace amainar.

    dice e l de l "C onde Arna ldos" :

    . . . Por la mar ando. Señora, hecho un terrible cosario.. .

    se lee en e l "de la Reina E lena" , quien:

    . . .con trescientas de sus damas a la mar se había l legado.. ,

    y en el an ón im o :

    El moro que me prendiera

    allende la m ar m 'énvía ;

    Al describir la batal la de Ponça, el marqttés de Santi l lana

    señaló as í su mor tandad :

    Ca unos caíaii en la mar l lagados,

    e otros en pronto las vidas perdían.

    En e l de Montes inos :

    Cata las aguas del Duero

    do van a dar en la mar;

    A Gil Vicente, a pesar de ser portugués, no se le oculta este

    gén ero , que res ul ta m ás am puloso que e l mascu l ino, y a l canta r :

    que se iban mis amores

    a las islas de la mar,

    12

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    15/61

    muestra bien a las claras su perfecta posesión del castel lano.

    Podr íamos c i tar más composic iones , como las "Lamentacio-

    nes de amor" , de Garc i S ánchez de B ada joz :

    ¡ O h fo rtuna de la m ar

    que trastornas mil navios

    , a do ven go,

    y no pocos romances, aunque lo marí t imo no igualó ni a lo amo-

    roso ni a lo épico y bitcóHco en nuestra hteratura, cual los del

    Rey Don Rodr igo, y la "Bata l la de los Alporchones" .

    Baste todo e l lo para desvi r tuar la creencia bas tante d ivulga-

    da de que en lo ant iguo t tsaron siempre el masculino.

    P odemos a f i rmar as imismo que t an to en los r e f r anes como

    en las locuciones adverbiales más remotas se prefir ió el tan

    asend ereado feme nino, ta les que :

    Pelillos a la mar; a la mar, mad era; plantar pinos en la

    mar; quien no sepa rezar métase en la mar...

    Y tantísimos más, que t iene recogidos mi compañero Gella

    Tturr iaga, bien conocido en esta casa.

    Los cantares muest ran la predi lección popular por la for -

    ma fem enin a , como en :

    Ojos verdes son la mar;

    ojos azules, el c ielo;

    ojos castaños, la muerte,

    y ojos negros, el infierno.

    y cientos más, aunque los poetas de todos los t iempos jugaron

    con la ambigüedad para evi tar la s inéresis .

    Así , es te mismo verdor lo t ra ta Bécquer —que por c ier to

    quiso ser Pi loto— de este modo:

    Porque son, niña, tus ojos

    verdes como el mar te quejas

    En real idad, los mar inos damos e l femenino cuando la men-

    c ionamos en abs t r ac to :

      salir

      o

      hacerse a ¡a mar; en la mar a

    13

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    16/61

    tantos de tantos,

      que es como fechamos en el la los escri tos;

      diez-

    mos de la mar; sabidores de la mar, y

      a ú n . . . l a s

      andanzas de la

    mar,

      como reza l a "Genera l E s to r i a" .

    Cuando nos refer imos a la to ta l idad de los océanos:

      alta

    mar, Príncipe de la Mar.

      como lo fué D. F i l iber to de Saboya,

    e l sobr ino de Fel ipe I I ;

      Almirante de la Mar

      era e l Conde Gua-

    rinos del romance.

    Capitán Mayor de la Mar

      f u é P e r o N i ñ o ;

      Almirante Ma-

    yor de la Mar

      lo fu er on los de Cast il la ha s ta Alonso H en r íqu ez

    (1405) , y en l a "C rón ica r imada" de R odr igo Yáñez se l ee :

    En mi palacio entrava

    E yva descaualgar

    Al fon jufre se lamaba

    Almirante de la Mar .

    E n e í "Amadís de Gaula" , s in embargo , hay una con t ra -

    dicción :

    ¿Por qué, dijo ella, lo llamáis el Doncel del Ma r?

    Pero en la respues ta rec t i f ica :

    Porque en la mar nació, dijo Gandales, cuando yo de la

    Bretaña venía.

    Y

      e l fem enin o m an dab a tanto que ha s ta se d i jo C api tán

    General de

      la Mar Océana,

      y

      Mar Océana

      escr ib ió Juan de

    Mena .

    C uando nos r e fe r imos a su es t ado y movimien to en

      mar

    bella, mar llana, mar cavada,

      que ya c i t a "E l V ic to r i a l " ,

      mar

    gruesa, mar picada, arbolada, risada,

      etc.

    Empleamos, por e l cont rar io , e l mascul ino cuando nos re-

    fer imos a cada una de las par tes en que se d ivide: mar Medi-

    t e r r áneo , Adr iá t i co , T i r r eno . . .

    S in embargo , an t iguamente p r ivaba aún en es to e l f eme-

    n ino . C omo en "De C osar io a cosa r io" , de L ope :

    Pasó el sol la mar de España

    Para venir a la nuestra. . .

    14

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    17/61

    La M ar del Sur

      denominó a l Pací f ico su descub r idor , N ú -

    ñez de Balboa, y aún subsis ten

      Mar Chica, Santa Cruz de Mar

    Pequeña;

      con la excepción un ta nto inexplicable del m ar M e-

    nor , por los murcianos .

    Considerado en su profundidad, con c ier to sent ido ver t ica l

    o in ter ior de e l la , lo hacemos también en mascul ino; agua

      del

    mar,

      b a ñ a r n o s

      en el mar,

      s u m e r g i r n o s

      en el mar,

      tal vez por-

    que pensemos en el part icular que tenemos a la vista o estamos

    navegando .

    En la mar,

      pues, es sobre el la;

      en el mar

      es dentro o casi

    dentro de el la .

    También dist inguimos en el género algo de la acción que

    se e j ecu ta :

      ir a la mar

      es adent rarse , que también decimos sa-

    l i r , navegando hacia a l ta mar , o mar en fuera , como decía

    a n t e s ;

      ir al mar,

      en cambio, lo efectúa el que en t ierra camina

    hacía su confín, que es la ori l la .

    La mar en abs t rac to carece lógicamente de plura l ; s in em-

    bargo ,

    Ay, que ya presurosos

    Suben las largas naves.  ¡ A y , que t ienden

    Los brazos v igorosos

    A los remos, y encienden

    Las mares espumosas por do hienden

    escr ib ió por Hcencia poét ica , en la "Profecía del Tajo" , f ray

    Luis de León, y e l c i tado romance del Conde Guar inos as i -

    mismo la plural iza, aun sin perder el género femenino, en la

    más conocida de sus es t rofas .

    i Ma la la uistes, franceses, la caza de Ro nce sva l les

    Don Carlos perdió la honra, murieron los doce Pares,

    Cau tivaron a Gixarinos, Alm iran te de las M ares .

    Y en nues t ros d ías , e l admirado Pemán, en su himno, que re-

    sul tó profé t íco , a l c rucero "Baleares" escr ib ió ent re espumas

    de su vena poét ica :

    Novios de los altamares,

    15

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    18/61

    Todo lo expixesto carece, naturalmente, de una r ígida pre-

    ceptiva general ; pero en el acertado al iño de todo el lo radica

    el que desde eí punto de vista marinero consideremos cast iza o

    no ima locución; porque el querer hablar o escribir a lo mari-

    nesco no consiste en l lamar remos a las piernas, pañol al estó-

    mago y ot ras Hndezas que car ica tur izan como " lobo de mar"

    —barbar ismo inaceptable y , para mí , peyorat ivo— a ese sector

    que en nues t ra legis lac ión se le ha denominado por antonoma-

    s ia " la honrada c lase de hombres de mar" .

    Pero bueno será ins is t i r , para cer rar es ta eut rapel ia gené-

    r ica , que los mar inos decimos s iempre que podemos

      la

      m a r ,

    apoyando es te ar t ículo en ima

      a

      grande y grave , como en un

    deseo de l lenarse la boca con su inmensidad salada, que en mi

    valenciano vernáculo t iene su máxima expres ión, cas i con pla-

    cer fonético, y esa legí t ima arquitectura si lábica que concedía

    Gabr ie l Miró a la ò grande y ro tunda de mi t ie r ra .

    Y es raro que mi venerado y l lorado paisano que de la de

    beber escr ib ió:

    ... tan femenina es el agua, que luego nos arrebata el pla-

    cer de poseerla.

    y has ta e l cántaro rubio y t ie rno que la cont iene en los vasa-

    res del campo al icantino lo pintó de caderas f inas y húmedas,

    empapado de ese carácter femíneo, é l que , además, gus taba

    tanto de las voces expresivas de la huerta y dei monte, que

    has ta escr ib ió

      la valí,

      por el valle; él, en fin^ que adoptó por

    ex-l ibris el puerto que nos vió nacer , no le diese el género que

    yo def iendo. . .

    ... con el mar hondo, cavado bajo las ruedas

      — d i c e t a m -

    bién en "Años y Leguas" , v ia jero en e l t ren de la cos ta—

      un

    mar ya solitario, como si se viese desde la proa de un ber-

    gantín...

    P áginas an tes hab ía d i scur r ido a l v i s lumbra r lo :

    El mar remoto es de piedra azul, y en med io, inmóvil, con

    las alas rectas, arde toda blanca la anunciación de un falucha.

    16

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    19/61

    Mas, s in embargo, cuando quiere impres ionar por la vas ta

    inmensidad, de la que denominò

      superf icie de todas las exalta-

    ciones de Sigiicnsa;

      su pers ona je , exclama como en un s incero

    ar repen t imien to :

    ¡Ni una carta suya desde que se marchó por la carretera

    y pasó la mar

    Del

      m a r y

      la

      mar, puedo resumir con lo que resolvemos los

    mar inos en punto a la ambigüedad de canal ; para nosot ros , e l

    paso cuyos l ímites navegables no se ven, aunque se señalen con

    boyas o bal izas, es femenino; s i está material izado visiblemen-

    te por costas fronteras, es masculino; por el lo se entra en T.a

    C a r r a c a n a v e g a n d o

      por la canal

      de ia bahía, y, en cambio, cruza-

    mos o pasamos

      el canal

      de la Mancha y e l de Suez o Panamá.

    Sut i l idad muy caracter í s t ica del mar ino en ese afán de preci -

    s ión del lenguaje que los t iempos modernos , como una exal ta-

    ción de lo equívoco, nos están haciendo olvidar .

    Es ta agudeza en e l modo de expresarnos se complementa

    con el poder disponer de un vocabulario que casi podría cal if i -

    car —sin encarecer la verdad— de exuberante , pues e l mar ino,

    dentro de genio y regi is to del idioma, t iene esa amplísima fa-

    ci l idad, casi i l imitada, para aumentar su arsenal l ingüíst ico, que

    según nues t ro i lus t re Director , e l maes t ro Menéndez P idal , te -

    nían los germanos para crear nombres .

    Juguemos a modo de diver t imiento —y discurr id mient ras

    como cualquiera otra no tolera la comparación— con la voz

    mar , y la gama enorme de der ivados a l in terveni r como pref i jo

    o sirviendo de sufi jo.

    Surge , por lo pronto ,

      marino,

      que es quien se ejercita en la

    náut ica y e l que s i rve en la mar ina

     ;

      pero en es to ú l t imo habr ía

    que precisar un tanto , porque nosot ros no comprendemos en

    esa voz a l hombre de mar : a l mar inero . Además, es lo per te-

    neciente a la mar ; confundiéndose aparentemente con

      maríti-

    mo,

      s igu iendo a l DR AE ^ que expresa :

    17

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    20/61

    Perteneciente al mar; o por sii naturaleza, como pez, con -

    cha

     •

     o por su cercanía, como costa, puerto, pohlacton; o por su

    relación política, como poder, comercio,

      etc y se pre sta a que

    discurramos un tanto para evi tar esa anf ibología de la que

    huye s iempre , por afán de precis ión, lo mar inero .

    Apl icamos, en efecto ,

      marino,

      como adje t ivo, cuando ent ra-

    ña algo dentro de la mar, y en el doble sentido de ex ension

    (adent rado en la mar : mar adent ro , e tc . ) y la vulgar de pro-

    fund idad As í dec imos

      sal marina, fondos marinos, algas ma-

    rinas,

      V, en camb io, dam os a m arí t im o un sen tido que en cierr a

    la idea de confín, costanero, o sea proximidad, que especif ica

    nues t ro d icc ionar io , como

      zona marítimo-terrestre, pino manti-

    mo policía marítima, sanidad marítima ... _

    De su propia natura leza o de sus efec tos se der ivan:

    Marca- ' , que además de las seis acepciones del diccionario,

    entre los pescadores es la pesca que se captura en una sahda

    a la m ar . .

    Marejada,

      que sirve tam bién , f iguradamente, p ar a sig m h-

    car la exal tac ión sorda de ánimos que con f recuencia precede

    al a lboroto;

      marejadilia*.

      olvidada por el diccionario, pues no

    es tan sólo un diminutivo, s ino un estado de la mar, ima mag-

    ni tud de la escala in ternacional del o lea je per fec tamente deter -

    m i n a d a ;

      marola, marnilo, mareta,

      que es el úm co dim inutivo

    que admite mar como efecto y que t iene también dos acepcio-

    nes f ami l i a res más , t r a s l a t i c i a s ;

      maretazo, maremagno; ma-

    reamiento

      y

      mareo; mareógrafo; marero,

      lo cont rar io que te-

    rr al o sea el vien to que viene de la m ar , que com un me nte se

    c o n f u n d e c o n

      brisa,

      que para nosot ros es sólo e l NE;

      marisco,

    que sólo existe en castel lano, pues por ahí fuera t ienen que de-

    c i r " f r u t o d e m a r " , y s u v a r i a n t e

      marisma*

      que vemos em-

    p leada por D . F ranc i sco T r i l lo en su "F ábu la de L eandro" :

    No hay concha, marismo, o piedra

    Que, por las ondas lamiendo

    La novedad esparcida

    No produzca amores nuevos.

    E l a s t e r i s c o s i g n i f i c a q u e l a v o z o l a a c e p c i ó n n o e s t á i n c l u i d a e n e l D i c c i o -

    n a r i o d e l a R e a l A c a d e m i a E s p a ñ o l a .

    18

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    21/61

    Como en el "Romance Heroico a la ambición de los que

    n a v e g a n " ,

    Y a veces tantos m arismos

    Entre la resaca arroja,

    Que red el mar de sí mismo

    Parece en nadante copia.

    En real idad, el del icioso marisco no tuvo la amplia geogra-

    f ía coquinar ia que hoy dis f ruta , s ino desde que la indust r ia

    f r igor í f ica permi t ió e l t ras lado a gran dis tancia de carne tan

    propensa a abombarse

     ;

      la igno rancia de su natura lez a pudo

    permi t i r a Pedro de Espinosa es te gracioso des l iz en su "Na-

    vegación de Sa n Raimixndo desde Mal lorca a Ba rcelo na " :

    Arrojan los delfines

    Por las narices blanca espuma en arco,

    Y destilando de las verdes crines

    Al jófar , las nere idas asomaron,

    Y las dulces sirenas

    Sobre pintadas conchas de bal lenas.

    Mariscar; mariscador,

      que es e l que ma r isque a , mient ras

      ma-

    risquero*,

      es el que vende tan si tculentos inv ert eb rad os ;

      maris-

    cada*, marisquería*, marisma, marismeño

      y

      marisma.

    Si nos contraemos a cuanto pueda acontecer en la mar y su

    oficio, tenemos:

    Mareaje*,

      que ad em ás de las dos acepciones insertas en el

    d icc ionar io es e l conjunto de per t rechos y mata lota je para po-

    d e r n a v e g a r ;

      marear*,

      en el sent ido de na ve ga r y av eriar se los

    géneros en e l mar , pero es , además, avezar a la mar a una t r i -

    pulación, voz muy empleada por Mazarredo;

      marengo*,

      que

    además de jabegote es, en Málaga, ese t ípico pescadero cal le-

    jero que va en jar ras con sus banas tas pendientes de los bra-

    zos

     ;  marina; marinaje; marinante; marinar,

      cuya pr imera

    acepción, la cul inaria, no especif ica el DRAE y que est imo equi-

    vale a escabechar ;

      marinear*,

      que ade m ás de eje rci t ar el of icio

    de mar inero es t repar , ga tear por un cabo o palo

     ; m arinera,

      que

    no sólo es una prenda de vest ir , s ino que en locución adverbial

    sirve para signif icar cier ta sazón, modo, gusto y guiso, porque

    se dice arroz o comida

      a la marinera

      y no

      a lo marinero; ma-

    19

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    22/61

    rinerado- niarineraso

      y

      marinerote,

      su smó nm io, pues en tre

    nosotros no es despectivo como soldadote o generalote;

      mari-

    nería; marinero, marinesco ; marinista, subm arinista; amarar,

    ama raje, cnmarar... marem oto...

    S in o lv ida r :

      tajamar, guardama r, ultramar, pleamar, baja-

    mar ultramarino

      y

      bra:^omar

      — usad o por Am os de E sca lan te .

    Y. f inalmente, algo que hal lé en El Escorial , en un manus-

    cri to del s iglo XIV, que trata de la navegación de Flandes:

      ma-

    ritornar*,

      el t o rn av ia je por m ar . ve rbo que cono cena C erv an-

    tes V que debió de inspi rar le pa ra ba ut iz ar su M an to rn es .

    Esta gran capacidad de der ivar voces puede observarse con

    pesca,

      a cuyas acepciones hay que agregar o t ra , pues

      la^

     terce-

    ra ( lo que se pesca o se ha pescado) habría de vanarla al igual

    que en caza, en el sentido de conjunto de peces, se pesquen o

    lio como al decir

      abunda la pesca; pescado, pescada, pescadero .

    Percador; pescadora

      ( p r e n d a ) ,

      pescadería, pescadilla; pe-scan-

    te; pescar,

      que se emplea también en el sent ido de coger en

    pencar agua*,

      locución que equivale a sondar, al decir que en

    ta l lugar se pescan cuat ro brazas de agua;

      pesqtierta; pesquera;

    dcspesca*,

      que es capturar la pesca que existe desde el ano an-

    terior en el estero de una salina, así como la típica fiesta gadi-

    tan a l lamada igualm ente que con es te mot ivo se org aniz a co-

    miendo el pescado que se dice

      de teja; despescar,

      que tiene la

    au tor id ad de Sarm iento , Com isar io de M ar i na , como e l i us-

    t r e S añez R e gu ar t , que r edac tó l a s "O rde na nz as de P esca de

    P o n t e v e d r a ;

      repescar*,

      y

      sobrepe.sca*,

      palabra que la economía

    moderna alude a pescar más de lo que conviene para la con-

    servación de la r iqueza pesquera.

    La formación l ibre y la evolución del   h a b l a  mar ine ra , que

    careció de preceptiva escri ta , como carece aun de ensenanza y

    de

      d icc ionar io ofc ia l , tuvo determinantes y mat ices pecuhares ,

    f á c i l e s d e c o n s i d e r a r . i

      K

    OÍO

    F u n d a m e n t a l m e n t e r e c o r d e m o s q u e a l c o m e n z a r l a b a j a

    Edad Medía , cuando va las lenguas romances es taban cuaja-

    das exis t ían dos mar inas d is t in tas , independientes de los re i -

    20

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    23/61

    nos , y con nn antagonismo que no desapareció has ta que una

    de el las quedó abolida casi a mitad del s iglo xvii i : la marina

    de remo y la marina de vela.

    Aquél la , eminentemente mi l i tar y medi ter ránea , compuesta

    por la gran famil ia de las galeras, con sus

      galeazas, galeotas,

    fustas, saetías, fragatas*

      y

      bergantines*;

      és ta m ás aprop iada

    al marchanteo, pesca de al tura y corso, con

      naos, carabelas, co-

    cas

      y

      carracas,

      aunque no exclus ivas del At lánt ico , para nos-

    otros, hasta el s iglo xiv, act ividad casi reducida al Cantábri-

    co, con trato comercial frecuentísimo y regular con los puertos

    del mar del Nor te , a donde t ranspor taban las c lás icas merca-

    der ías cas te l lanas

     :

      lana , h ier ro , v ino y cera , mient ras que nues-

    t ra mar ina medi ter ránea , la de la confederación aragonesa ,

    t raf icaba has ta lo que hoy dicen "Oriente Medio" y que s iem-

    pre se denominó Levante .

    Ambas mar inas , independientemente del id ioma o dia lec to

    vernáculo, tenían su propio y exclusivo vocabulario, ambos con

    enorme influencia extraña que los iba enriqueciendo, porque no

    sólo exist ía el contacto con lo extranjero al tocar en puerto en

    sus escalas, s ino que lo heterogéneo de sus t r ipulaciones hacía

    que este contacto fuese continuo y persistente.

    Par t icularmente , en las galeras , la chusma e jerc ió notable

    influencia, como todos aquellos desgraciados que, aun siendo

    gente de pro —como D. García de Toledo—, habían servido

    al remo muchos años en naves turcas o berber iscas ; e jemplo

    de esto es la voz

      gurapa,

      que empleó Cervantes, como muchos

    autores de la l i te ra tura p icaresca , y que es e l nombre que da-

    ban los turcos a la galera

     ;

      tamb ién es buena pru eba la sa loma

    que t ranscr ib ió e l l icenciado Salazar y publ icó Fernández Duro,

    que es tá en la " lengixa f ranca" que se chapurreaba por todo

    el Mediterráneo, de la que sólo transcribo, como muestra, los

    pr im eros versos :

    Buizá

    o d i ó — a yut a n o y

    o que som o —b en servir

    o la fede —mantenir

    o la fede — d e cristiano

    o malmeta —lo pagano

    sconfondi —ysarrahin

    21

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    24/61

    torchi y mor i —gran mast ín

    o fi l l ioh —dabrahin

    0 non credono —que ben sia

    que prueba que se mantenía es ta inf luencia aun fuera de las

    galeras , ya que Salazar descr ib ía su navegación a la i s la Es-

    pañola a bordo de una nao por 1573.

    En cada re ino —Cast ; l la y Aragón—, además de es tos dos

    grandes grupos l ingüíst icos, la pesca —salvo la de la bal lena

    y después del bacalao—, reducida a la de

      bajura

      (1), piies los

    a r t e s de a r ras t r e comenzaron muy en t rado e l s ig lo xv i i i , p ro -

    dujo núcleos l ingüíst icos regionales paralelamente a los dialec-

    tos peninsulares, que f i jaron un sinfín de términos autóctonos

    o arcaicos sin gran influencia mutua, incluso en los vecinos.

    En a lgunas de es tas áreas regionales aparecen como rancho

    apar te o t ros subgrupos tecnológicos como consecuencia de la

    práct ica preponderante de a lgún ar te par t icular de pesca; ent re

    éstos puede ci tarse el del coral , en Cataluña; pero muy espe-

    cialmente la almadraba, en cuyo mundil lo abundan voces y lo-

    cuciones remot ís imas y exclus ivas , ta l que

     :  arráez*, sota-

    arráez*, acuriillador*, almocero*, parolero*, ahnocaen*, alcanc-

    ía*, manión*, antitola*, mascarana* , bordona *, mo jarra*...,

    que n ingún mar ino a j eno a e s t a pesquera puede desen t rañar ,

    s in contar con los términos de su complicada maniobra, cuyas

    faenas de fuerza aún emplean sa lomas medioevales para aunar

    e l esfuerzo.

    Esta verdadera tor re de Babel que const i tuye e l conjunto

    tecnológico de nues t ras d i la tadas cos tas en dos mares d is t in tos ,

    la comprueban fác i lmente los natura l i s tas , que en muchas es-

    pecies se encuentran con tantos nombres de peces casi como

    riberas y ensenadas. Citemos, más que por su cantidad de si-

    nónimos por el encanto de éstos, al

      pez espada,

      que dicen

      em-

    perador

      por nues t ro L evan te , y aun

      marroc,

      tal vez ]ior con-

    f u s i ó n d e " m a r r a i x " . q u e e s m a r r a j o ;

      espadarte

      y

      xiharte,

      por

    Galicia, y

      agujapalá,

      po r el saco de Cá diz, espe cialm ente p or

    Huelva , que es donde, además, se guisa mejor . En es ta abun-

    (1 )  Bajura*,  p o r c o n t r a d e  altura,  e s l a p e s c a q u e s e p r a c t i c a s i n p e r d e r l a

    c o s t a d e v i s t a ; l a s O r d e n a n z a s d e l a C o f r a d í a d e P e s c a d o r e s d e S a n P e d r o , d e

    B e r m e o ( 1 3 5 3 ) , y a l a d i c e n a s i : . . .  cuando las pinosas son a la bajura...

    22

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    25/61

    dante s inonimia no fa l tan , para mayor confus ión, los verda-

    deros homónimos, como sucede con

      besugo,

      que da nombre a

    especies del Cantábrico y de Cataluña que poco t ienen de común.

    I .a unión de las coronas de Cast i l la y de Aragón, y la apa-

    r ic ión del pe l igro turco, polar izaron aún más en e l Medi ter rá-

    neo la act ividad de las galeras, mientras que el descubrimiento

    de América general izó la act ividad at lánt ica de la marina de

    vela, que pudiéramos denominar oficial , además de la de gue-

    rra, pues ésta, en real idad, no exist ía tal como hoy la compren-

    demos. s ino que era por asiento, es decir , contratada o alqui-

    lada . Bazán, por e jemplo, no fué s ino un gran armador de

    naves de guerra que f le taba a l Es tado con su propia persona

    como General de ellas.

    Es ta in tegración pol í t ica tuvo la natura l inf luencia en la

    formación de lo que ya podemos denominar e l español mar i -

    nero, pero subsist ieron los dos grandes grupos de la vela y

    el remo.

    Aquél f i jó y terminó de castel lanizar la tecnología de orí

    gen sa jó n im po r tad a por las navegacione s de los v izcaínos — que

    así se denominaban todos los del Cantábrico— como las dia-

    lectales nuestras, mientras que las galeras, ya reducidas al ex-

    c lus ivo uso guerrero y de guardacostas , ante la crec iente y re-

    vesera ac t iv idad pi rá t ica , fueron como depósi to enquis tado de

    voces y maneras de ascendencia puramente clásica, con no po-

    cos arabismos, cuya mayor par te const i tuyen hoy pura arqueo-

    logía, porque los diccionarios son un tanto propensos a la cul-

    tedad y sus autores no bucearon por los modestos r incones de

    la costa, en donde muchas de estas voces y locuciones arcaicas

    que se consideran caducadas t ienen aún vigencia b ien patente .

    Vargas Ponce, a l t ra tar de l desaparecido glosar io que pre-

    paraba e l Marqués de la Vic tor ia , pr imer mar ino que per tene-

    ció a este Inst i tuto que hoy me recibe, escribió que lo redactaba

    en aquella época

      en que todavía no estaba olvidado ninguno de

    los términos españoles que fueron los primitivos del océano,

    y cuando todavía los del Mediterráneo no empezaban a estar

    fuera de uso...

    Nuest ros c lás icos del S iglo de Oro vivieron es ta f rontera

    Hngüíst ica que separaba dos hablas dentro del ámbito del es-

    23

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    26/61

    pañol mar ine ro ; C ervan tes y L ope de Vega son los egreg ios

    representantes de cada una de el las . Cervantes, soldado en las

    galeras de Lepanto y caut ivo en los temibles baños de Argel ,

    usa un vocabular io que a l mar ino de hoy le resul ta ext raño y

    er róneamente puede creer lo invadido de " ter res t r i smos" ' , como

    el decir banda diestra y siniestra, en lugar de babor y estr ibor ,

    que j amás se p ronunc ia ron en nues t r as gurapas , además de

    fierro, espalda, escandelar, estanterol

      y o t ra s voces que nada

    dicen ahora .

    Lope, en cambio, combat iente en la Tercera y en la jornada

    de la que nosot ros no baut izamos de " Invencible" , s ino tan

    sólo con e l opt imismo de " la grande y venturosa Armada con-

    t r a Ing la t e r ra" , i n fo r tun io que no se puede evocar s in r ecor -

    dar a l Duque de Maura , que ac laró dos de sus enigmas, como

    soldado de la del Mar Océano, emplea i :na terminología más in-

    tel igible por más af ín con la actual .

    En el respect ivo uso de el la , Cervantes se muestra como

    más profundo conocedor de la ent raña del habla de las galeras

    y se of rece a t inado en su manejo , aumentando la precis ión

    de sus formidables re la tos y descr ipciones

     ;

      de su émulo, al que

    los mar inos debemos agradecer "L a Dragon tea" , no pode-

    mos af i rmar lo mismo; en "e l Fénix" se advier te que , fasc i -

    nado por un vocabular io tan vas to como sonoro, verdadera can-

    tera de consonancias para su r ima por tentosa , se embr iaga de

    él, como en esto s ve rso s de este mis m o p oem a épico :

    Rompe los amantil los y destroza

    Brandales, chafaldetes, tr iza y troza

    Al mismo son de  ¡  larga  ¡ a mur a  ¡  a orza

    Como si fuera del icada alcorza.

    Gu stando con f recue ncia de abu sar del tecnic ismo, como en :

    Llevando a piezas la del viento vana.

    Bauprés, tr inquete, mástil y mesana.

    24

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    27/61

    y muy par t icularmente en la octava 271, que convier te en ver -

    dadero vocabu la r io :

    Arde el bauprés, mesana, árbol , tr inquetes

    Como si fueran débiles tomizas.

    Coronas, aparejos, chafaldetes,

    Velas, escotas, brazas, trozas, tr izas,

    i j Brand ales, racamentos, gal lardetes.

    Brioles y aflechates, son cenizas.

    Amantil los, bol inas, y cajetas.

    Estay, obencaduras y jaretas-,

    Citl teranismo marí t imo que le l leva a más de un r ipio, tal

    vez distraído en el sempiterno juego de amar y crear que le

    achacó el por tantos conceptos para mí inolvidable doctor Ma-

    rafión, como al descubrir el galeón de D. Diego de Avila:

    Tenía que entre muchos celebrados

    No le vió tal Florencia ni Lisboa,

    Quinientas toneladas, y formados

    Dos castillos en popa, y dos en proa.

    Mal podr ían los de F lorencia , tan t ie r ra adent ro , ver un

    galeón, ni esta suerte de nave ostentaba más de un cast i l lo a

    proa y el alcázar a popa, y aun la preposición

      en

      denota entre

    n o s o t r o s e s p u r i o " t e r r e s t r i s m o " .

    Y nada se d iga de aquel los versos del "Laurel de Apolo"

    que dicen:

    Huyendo con los músicos delfines

    Las escamosas focas

    A l centro de la m ar medio abrazad as.

    No escapan a este l inaje de desHces las más de nuestros

    clásicos:

    Y a el áncora moj ad a en proa estanca,

    se lee en la "Aust r iada" , de Rufo, y e l L icenciado de Oña en

    " E l A r a u c o D o m a d o " :

    A orza, c laman unos, vira, vira.

    Amura, que se ve la arena gorda.

    Otros arriba, amaina, ten. zaborda,

    que está el furioso mar envuelto en ira.

    27

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    28/61

    Carr izada de dispara tes que demuest ran que e l anzuelo de

    los tecnic ismos es más fác i l de t ragar que de diger i r .

    He aludido a ía enorme tendencia a evi tar los equívocos,

    mult ipl icando con tesón la precisión; esto hizo que al i rse fun-

    diendo en una las dist intas tecnologías por el constante inter-

    cambio de const ructores y t r ipulaciones , in tegradas ya , de ca-

    pi tán a paje, por gentes de todas las regiones, especialmente al

    crearse la A rm ad a Rea l del M ar O céano, las voces s inónimas

    se emplearon para d is t ingui r cosas d is t in tas af ín a su pr imi t ivo

    signif icado: así la pieza curva en que termina el casco por la

    proa, que se decía

      roda

      en gal lego,

      branque

      en vasco, y

      albi-

    tana

      por Levante, propo^xionó voces para precisar más el vo-

    cabular io , baut izando con e l las d is t in tas p iezas de ta jamar ; la

    cofa

      del Atlánt ico no aceptó como sinónimo la

      gavia

      de la ma-

    rina aragonesa, y la empleó para designar la vela, entonces pe-

    queña, que se largaba sol-.re ella.

    Con el lo, con la asimilación de tanto neologismo cosechado

    en la propia península , aumentó la mar ina española su bagaje

    l ingüís t ico; pero la Armada del Océano no era única , exis t ían

    ot ras autónomas y , en ocas iones , poco avenidas

     :

      las escuadras

    de Cantabr ia , de Gal ic ia , de Por tugal , de la Carrera de Indias ,

    de Bar lovento , amén de las f lo tas de T ier ra F i rme y de Nueva

    España; a esto hay que añadir que los ast i l leros, s in contar las

    a tarazanas , todos eran par t iculares y carecían de un tecnic ismo

    único, sa lvo en aquel las genera l idades impuestas por las Orde-

    nanzas que regulaban la fábr ica de naos y los arqueos desde

    que Fehpe I I ins t i tuyó e l cargo de Super in tendente para velar

    por la buena construcción.

    L a creación del Cuerpo Gen era l de la A rm ad a, por Pa t iñ o :

    la de la Matr ícula de Mar , por Ensenada, que también er ig ió

    los arsenales, la de las Academias de Pilotos y, al f inal del s i-

    g lo xvn i , l a ape r tu ra de E scue las de Náut i ca , se rv idas por

    Ofic ia les de la Mar ina de Guerra , const i tuyeron los e lementos

    que consiguieron la autént ica unidad l ingüís t ica de nues t ra Ma-

    r ina en su ampho complejo guerrero , mercant i l y pesquero, aun-

    26

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    29/61

    que con pequeños matices correspondientes a sus respect ivas

    caracter íst icas; pero que esto se consiguió a costa de mucho

    tiempo, lo demuestra el qi ie cuando en 1831 se edi tó un "Diccio-

    nar io Mar í t imo" verdaderamente ser io , aún inser ta voces que ,

    según apost i l la , son propias de tal arsenal y desconocidas total-

    mente en otro.

    Andalucía const i tuyó e l cr i sol fundamenta l de es ta in tegra-

    c ión lexicográf ica ; con San Fernando y Alfonso X, Sevi l la y

    los puer tos gadi tanos , pr imero; conf luencia después , con la

    guerra del moro, de galeras y naves , e inc luso de armadas y es-

    cuadras cas te l lanas y aragonesas ; más tarde , las r iberas del

    saco de Cádiz , con Moguer como foco mar inero in teresante ; y ,

    f inalmente, Sevil la , al con vert irse en la principal urb e m arí t im a

    de su tiempo.

    A esto hay que agregar la oleada de la expansión del ar te

    de la jábega rea l que avanzó desde nues t ro Levante has ta Ga-

    l icia, y la catalano-valenciana, por la mitad del s iglo xvii i , con

    sus parejas de bou, que alcanzaron incluso a la r ía de El Fe-

    rrol, en cuya villa de IN'lugardos no hace mucho, cuando no

    exist ían vest igios de los clásicos

      trincados*,

      larga ban a l v iento

    su vela lat ina los faluchos con patrones de apel l ido catalán, ver-

    daderos cr iol los en t ierra gal lega.

    ¿

     Y las Indias

     ? ¿

     Cu ál f u é el resul tado l ingüísticOj el impacto,

    como ahora se d ice , de nues t ra expansión ul t ramar ina

     ?

    La influencia la recibimos ya en eí pr imer contacto, t ras la

    jornada del Descubr imiento , y se ref le ja en e l resumen que del

    "Diar io" del Almirante h izo e l P . Las Casas , y pronto se ge-

    neral izaron las voces caribes

      hamaca, canoa, huracán

      y

      cayo,

    como más tarde con e l avance por e l Seno Mej icano

      petate, me-

    cate, cabuya

      y

      cabuyería

      —que muchos escr iben con

      II

     en lug ar

    de

      y

      creyéndola derivada de cabo-

    Eran neologismos necesar ios que además de sonar a nues-

    t ro gus to baut izaban cosas nuevas que íbamos hal lando y adop-

    tando, como el

      huracán,

      la borrasca violenta del Caribe, que

    por sus caracter íst icas part iculares en el mar de China y en el

    2 7

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    30/61

    de las F i l ip inas tend r ían respect ivamente , los nom bres pr iva-

    t ivos y precisos de

      tifón

      y

      baguio,

      como a los vientos periódicos

    del Indico los l lamaríamos

      monzon

      (qtte carec e de plu ral y es

    de género femenino, pues alude a la época de estos vientos, que

    por ignorancia se va convir t iendo en masculino) , y cual el

      tor-

    nado,

      el ventarrón temible de Guinea, qt :e no es un ciclón o de

    eje vert ical , s ino un raro y devastador torbel l ino que lo t iene

    hor izonta l .

    Por entonces el habla marinera estaba ya en sazón, y el

    mencionado "Diar io" de Colón, aún s iendo ext rac to , es buena

    muest ra de e l lo , con im avance enorme sobre "El Vic tor ia l" de

    Rui Gámez, anterior tan sólo en menos de un siglo.

    Ya nues t ro lenguaje pecul iar poseía la sonor idad, la preci -

    sión y el encanto que producen ambas de consuno, y, por el lo,

    lejos de influenciarnos con las nuevas lengtias y dialectos in-

    f lu yó en el cr iollo. H o y día el pa sa jer o carece de contacto con los

    mar ineros , y aun los v ia jes son cor tos ; pero en los t iempos de

    la vela, con largas t ravesías de algunas semanas y aun meses,

    los pasajeros , s iempre en poco número, infer ior desde luego

    al de la marinería, con la que materialmente convivía en con-

    t inuo t ra to , desembarcaba captado por lo expres ivo y ro tundo

    del habla de a bordo, con buen bagaje de voces que enrique-

    cería el vocabii lar io del pasajero, que iba así aumentando el

    del criollo.

    Pr imero le sorprender ía lo que debió de es t imar monst ruoso

    gal im at ías de a bo rdo ; D An ton io de Gu eva ra t ra t ó en su do-

    noso "Arte de marear y de los inventores del la"

      del bárbaro

    lenguaje que hablan en las galeras,

      mani fes t ando que los ma-

    r inos

      tan extremados son en el modo del hablar com o en la ma-

    nera del vivir,

      concluyend o asi el capítulo V I I I , en el que inse rta

    a lgunas voces

     : Esta, pues, es la jerigonza que hablan en las ga-

    leras, de la cual, si todos los vocablos extremados hubiésem os

    aquí de poner, seria para nunca acabar. Baste concluir con nues-

    tro tema

      — r e m a t a c o m o e n t o d o s — ,

      que la vida de la galera

    déla Dios a quien la quiera.

    Don Eugenio Salazar , en su car ta a l L icenciado Miranda de

    Ron, describiéndole el viaie que hizo a las Indias en 1573, que-

    dó maravi l lado de oí r la lengua mar ina ,

      la cual

      —escr ib ió—

    2 8

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    31/61

    yo no entendía más que e.i bambaló d e los bramones. V aunque

    la lengua es malina y vuestra merced malino, no sé si habrá en-

    tendido todos los términos y vocables que he referido; si algu-

    nos se le fueren de vuelo, bü squelos en el vocabu lario del An-

    tonio, y de los que allí no hallare p ida interpretación a los ma -

    rineros de la villa de Illescas, donde se ejercita mucho esta

    lengua; y no me la pida a mí, que en aprender las voces, acentos

    y vocablos de este confuso lenguaje, sin entender ¡as significa-

    ciones, pienso que he hecho más de diez tordos y veinte papa-

    gayos. H arto es que haya yo aprovechado tanto esta lengua en

    cuarenta días, como el estudiante de Lueches en cuatro años que

    estudió la lengua latina en la Un iversidad de Alcalá de He-

    nares. ..

    Ello es que, entre remilgos y chacotas, quedó prendido en

    ta l lengua "mal ina" , y lo propio suceder ía a cuantos pasaban

    a Indias , has ta e l punto qae e l pr imer vocabular io impreso cono-

    cido. muy anterior incluso a los extranjeros, no lo compiló un

    mar ino, s ino todo un señor Oidor de Audiencia , D . Diego Gar-

    cía de Palacio, quien siéndolo de la de Guatemala imprimió en

    Méx ico, por 1587, un a " Ins t r uc ció n N áu t ic a" , cuyo apéndice

    contiene el aludido glosario.

    Análoga cur ios idad desper tó a o t ro sesudo varón de garna-

    cha, D. Juan Avello Valdés, Oidor de la Rea) Audiencia de

    Val ladol id y F iscal que fué anter iormente de la Casa de Con-

    tratación de Sevil la , el cual formó asimismo un diccionario que

    quiso dar a la prensa por 1673; s in olvidar el "Norte de la

    Contratación" (1672)^ la obra meri t is ima del juez de el la , don

    José de Veit ia y Línage, que al f inal del l ibro insertó un glo-

    sar io muy es t imable . Todo e l lo const i tuye buena prueba de

    cómo ta l lengua "mahna" se hacía pegadiza a los pasajeros

    en f lotas y naos de registro que iban a las Indias, y cómo esta

    corr iente continua iba nutr iendo por los núcleos cr iol los y cha-

    pe tonas los fu tu ros amer ican i smos

    Por es to e l mar ino qi te v ia ja por Amér ica encuent ra v i -

    gentes en t ier ra numerosas voces mar ineras . Hace ya muchos

    años, estando en Bogotá, me sorprendió el que a los clavos de

    puer ta , tachones grandes , tan sevi l lanos , pero que en Anda-

    lucía carecen de nombre específ ico, los denominasen estope-

    2 9

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    32/61

    roles. Estoperol , en los buques ant iguos, era tachuela, el clavo

    de cabeza ancha; es te amer icanismo era f ru to indudable de ese

    contagio lexicográf ico que acabo de refer i r .

    Di entonces en coleccionar estas voces corr ientes por el

    Nuevo Mundo, inc luso a lgunas de e l las ya en desuso ent re nos-

    ot ros —con es ta misma de es toperol—, y e l lo d ió lugar a un

    pequeño t r aba jo mío : "A lgunos amer ican i smos mar ine ros de

    or igen mar ine ro" , que p resen té a l C ongreso C ervan t ino de S e-

    vi l la en 1948, y que e l profesor Kany, de la Univers idad de Ca-

    l i fornia , ha acogido con benevolencia en su "American-Spanish

    S e m a n t i c s " .

    Sorprende que sean de uso corr iente

      piola, apiolar, aba-

    rrote, ancón,

      por r incón,

      badaza, bodega,

      por t ienda de víveres,

    con test imonios cier tos, como cuando dice el jesuí ta P . Manuel

    R o d r í g u e z e n " E l M a r a ñ ó n y A m a z o n a s " ( 1 6 8 4 ) :

      Entrase

    por estas montañas a los Reales de Minas [...] en unos pesa-

    dos cavallos, que llaman matalotes..., y

      o t ros en número ex t ra -

    ordinar io .

    Pero es más sorprendente la cant idad de gi ros y locucio-

    nes autént icamente mar ineros , y muy especia lmente , e l que nu-

    merosos barbar ismos corr ientes en la península tengan a l l í a t i -

    nados s inónimos mar í t imos , debido a su mayor conocimiento

    y uso del vocabulario de que os hablo

     ;

      de ta l modo que muchos

    amer icanismos no son s ino arcaísmos mar ineros .

    Baste recordar que en punto a l fer rocarr i l , a l tándem dicen

    carbonera;

      al talón ,

      flete;

      a l fu rg ó n de equ ipa jes ,

      bodega;

      los

    andenes son

      muelles,

      y no toman el t ren, s ino que

      embarcan

      en

    él ; y cuando ins ta laron en los Andes un " te lesquí" , o un " te-

    lefér ico" , lo baut izaron recordando e l l indo nombre de

      andari-

    vel,

      con esa des inencia cas i cantar ína , tan prodigada a bordo.

    ^

    Claro es que en el lenguaje común, incluso sin alusión al-

    gun a a fae na s y m anio bras , el m ar in o emplea voces mu y pecul ia-

    res en lugar de los sinónimos bien determinados de uso co-

    r r iente en t ier ra ; a lgunos , en rea l idad, son arcaísmos conser -

    vados vivos por nosot ros , mient ras cayeron en desuso en la

    30

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    33/61

    lengua española, otros son de formación y cosecha exclusiva-

    mente mar ine ra .

    Asi decimos

      halar

      y n o t i r a r ;

      isar,

      por elevar o hacer subir

    a l g o ;

      arriar,

      a lo con t ra r io ;

      arrollar,

      en lugar de enrol lar ;

      te-

    sar,

      y n o t e n s a r ;

      amollar,

      p o r a f l o j a r ;

      de falondres,

      por de re-

    p e n t e ;

      gobernar,

      por d i r ig i r y t imonear ;

      pasajero,

      y no via je-

    r o ;

      encapillar,

      a lo que se coloca por la cabeza o exige algo pa-

    rec ido, y aún sus t i tuye a ves t i r se

     ;  irse guardabajo,

      a caer desde

    algo a l to ;

      coger

      es s inónimo de colocar y disponer, como

      coger

    los cabos,

      pues en su acepción corr iente decimos siempre aga-

    r ra r ; l a s a l fombras y sus congéneres son pa ra noso t ros

      palle-

    tes;

      como a las claraboyas decimos

      lumbreras,

      y a las velas par a

    a k t m b r a r

      achotes.

    Hay voces que no to lera e l buen hablar mar inero y con

    cuyo uso resul ta és te un tanto huero , como remar por

      bogar;

    másti l , para decir

      palo;

      áncora en vez de

      ancla;

      cuerda por

    cabo; sondar

      y no sondear , aunque existe la tendencia en ad-

    mit ir esa

      e,

      para mí ant imar inera , como sucede con

     garrar —

    ciue

    es r as t r a r por e l fondo e l anc la de fec tuosamente fondeada—.

    que ya f recuentemente d icen

      garrear.

      Sin que olvidemos inúti-

    l e s ba rba r i smos , como "o jo de buey" por

      portillo,

      " 'maque ta"

    en lugar de

      modelo,

      cabina y no

      camarote,

      que, incluso sin la

    bendición del diccionario, están entrando ya hasta en las revis-

    tas profes ionales , y muchas más de todo género que repele v io-

    lentamente nues t ro o ído como impropias del hombre de mar ,

    cuyo lengi ia je h izo deci r con exageración a Terreros

      que es

    como de una nación totalmente extranjera.

    ^

    Exis te también en e l hablar mar inero la repugnancia a usar

    la segunda persona del p lura l , muy par t icularmente en impe-

    rat ivo, cr iando se manda algo, con lo que la orden resul ta más

    ta j an te , t a l que

      ¡embarca ,

      en lug ar de em barcad , y lo mism o

    ¡alza , ¡arranca , ¡cía , ¡para

    En la tendencia a identif icarse con el propio buque es muy

    usado e l p lura l :

      salimos, fondeam os, capeam os un tiempo...,

    usándose e l s ingular sólo por e l pa t rón, capi tán o comandante ,

    31

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    34/61

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    35/61

    También a l emplear la voz

      son

      gi is tamos de la preposición

      a,

    diciendo, en lugar de

      en son de, a son de mar, a son de corrien-

    te, a son de puerto,

      etc.

    E l mar ino tuvo fac i l idad suma para const rui r verbos , con

    una f lexibi l idad insospechada en el habla terrestre. Ignoro si

    fué Colón quien lo ideó; pero en su diar io, apenas descubierto

    e l que l a agu ja —la b rú ju la— no apun taba a l Nor te , s ino un

    poco al Noroeste, ya proclamó que

      noruesteaba...

    A este propósi to resul ta cvir ioso ei considerar que, t ratando

    de vientos , todos se puedan conjugar :

      nortear, lestear---,

      inclu-

    so sus propios sinónimos

      maestralisar

      y

      maestrear

      (de maes-

    t ra l , que es e l NW),

      levechear

      (de leveche. o SW). . . ; pero no

    puede aplicarse al .Sur , aunque sí admite los sufi jos corr ientes

    a t o d o s p a r a f o r m a r

      surada,

      que es col lada de sure s, y au n

    viento fuer te o

      mano

      (1) de este rumbo, y

      surazo,

      que es ven-

    tar rón de es ta par te .

    Es ta fac i l idad de muchas voces mar ineras que l levan o

    pueden l levar en sí el sent ido de acción, para prestarse a cons-

    t ru i r verbos , dar ía lugar a una enumeración extensa; bas te de-

    cir que

      pilotear, maestrear, patronear, timonear,

      carecen de sus

    congéneres en t ier ra —salvo

      capitanear,

      que Dios sabe si no

    t iene c ier to tuf i l lo de or igen mar inero—, y aún habr ía que in-

    cluir

      almirantear*,

      que aun qu e no ins erta en el Diccio nario,

    t iene autoridad que le abone y que equivale a mandar una

    escuadra in ter inamente , pues es sabido que has ta e l s ig lo xvi

    el pr imer cabo de una armada o f lota se denominaba Capitán

    General de e l la , mient ras e l segundo era e l Almirante .

    Debo de aludir a otros que aún no han merecido el pláceme

    de esta casa, como:

      Marinear*,

      en la acepción de ga tea r y t re-

    p a r .

      Palotear*,

      que ya en la M ar in a M erca nte se va su s t i tu-

    yendo por e l absurdo angl ic ismo "chequear" , que es anotar los

    fardos que se van embarcando o desembarcando por medio de

    palotes en grupos de a cuat ro , con e l quinto a t ravesado diago-

    nalmente para e l fác i l y rápido recuento , y

      miai'*,

      que nada

    tiene que ver con el sentido corr iente de maullar , pues equivale

    (1 )  Mano*  e s s i n ó n i m o d e r a c h a o f u g a d a .

    33

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    36/61

    a decir ¡m io en las lon jas o, m ejo r dicho, Iotas de pescado,

    cuando a l subas tarse és te a la baja a lguien quiere adjudicarse

    el lote o rancho.

    Por cierto que en la voz

      Iota

      de l DR AE hab ía que a f ina r

    un tanto su definición, pues expresa éste que es el lugar en don-

    de se subasta a la baja, cuando puede ser a la puja, como antes

    se efec tuaba en a lg imas

      a candela matada,

      que e ra ad ju d ica r l a

    al úl t imo postor cuando se apagaba un cabito de vela que se

    encendía al iniciar la.

    Pero a l formar los verbos , en ocas iones , se adoptan dis t in-

    tas desinencias para matizar su signif icado, como

      ventar,

      que

    es soplar el viento, mientras

      ventear

      se aplica sólo cu an do sopla

    fue r t e .

    Contra esta tendencia al verbo, y en aras de la sobriedad,

    en buen hablar mar inero se supr ime mucho e l par t ic ip io pa-

    sado, convir t iéndole en adje t ivo verbal . Nadie d i rá una es ta-

    cha largada, s ino

      larga,

      ni un casco estancado, s ino

      estanco;

    como bandera

      larga,

      por largada.

    I.O.

    El empleo de la metáfora a lcanza , en muchas ocas iones ,

    sut i lezas inefables.

    Unas mues t r an im esca lo f r i an te pa te t i smo: . . .

      sondando

    con el Credo en la boca,

      escr ib ió Sarmiento de Gamboa cuando

    navegaba en cont inuo r iesgo de perderse por un baj ío del es-

    t r echo de Maga l l anes .

      Navegar en nombre de Dios

      lo repite

    rep i t e a lgunas veces "E l V ic to r i a l " . Y marchar a l o t ro mundo

    con el Práctico a bordo

      es rec ibi r a Su Divina Majes tad en

    viát ico para esta úl t ima navegación, s in posible tornaviaje, que

    todos tenemos que emprender .

    Las hay que al iñan lo patét ico con cier ta i ronía, tal que

    salvarse con arena en los bolsillos,

      que es como ar roja la mar

    los cadáveres a la playa.

    Irónico del todo resul ta l lamar a la plena al ta mar

      puerto

    de los cuatro vientos,

      ant í tes is de l re f r á n a t r ib i t ído a An dre a

    Dor ia , que dice :

      Julio, Agosto

      y

      Mahón, los mejores puertos del

    Mediterráneo son.

    34

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    37/61

    El l i r ismo, que tanto af lora en las descripciones de los des-

    cubr idores , cuando lo nuevamente avis tado les hacía recordar

    a Sevil la por mayo y al Guadalquivir en plena primavera, pro-

    dujo , s in duda, e l

      navegar al pajaril.

    Voz que debió encantar a Lope, que sin venir mucho a

    cuento escr ib ió en "De cosar io a cosar io" :

    Sale el sol. serena el cielo,

    Sa n T e lmo — D o n J n a n — s e s ie nt a

    En el pajaril , y causa

    Que la gavia resplandezca;

    Jardines

      se denom inan a bordo los escusad os;

      flor

      no la

    empleamos en su acepción segunda de lo más escogido de una

    cosa, s ino para lo primero que sale o se ve: como

      flor de viento

    o vaha je , y

      flor de agua,

      que en cier tos casos puede ser

      lengua-

    del agua,

      y por el lo ésta se dice que lame; también sirvió

      flor*

    para designar la altura de algo sobre la línea de flotación, es-

    pecialmente en punto a ar t i l ler ía , produciendo el verbo

      florear* :

    ya olvidado de miestros especial is tas de t i ro naval , que no re-

    cuerdan los empeños para que la bater ía baja de f ragatas y

    navios fuese lo suf ic ientemente

      floreada

      para poder abr i r sus

    por tas y jugar la ar t i l le r ía a tm con mar gruesa .

    Bucólica, y expresiva por demás, es

      navegar como una pava,

    como se decía cuando con mar bel la y boba y viento bonanci-

    ble singlaba un navio a todo trapo; locución que recuerda asi-

    mismo a la donosa af irmación de

      viento en popa y mar bonan-

    za, navega hasta Sancho Panza.

    Al dominio de t ie r ra adent ro pasaron las muy expres ivas

    d e :

      estar hoyante,

      s inónimo de for tuna y fe l ic idad creciente ;

    ir un negocio o asunto

      viento en popa;

      y andar

      a la deriva; me-

    ter el remo; a palo seco; capear un temporal, correr una trin-

    quetada, a barrotar, como sardinas en banasta; de capitán a

    paje, entre dos aguas; llegar a buen puerto, tirar por la borda,

    armar un zafarrancho , a pique de...; al socaire de algo..., es-

    tar hasta los topes, empuñar el timón..., haber mar de fondo;

    35

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    38/61

    contra viento y marea, jnudarse el viento, naufragar un asunto,

    a remolque, brujulear, sacar a flote, so ltar el trapo, soplar ma-

    los vientos, salvarse en una tabla, traer a imo bajo el agua,

    tener mucha envergadura, disparar una andanada, torpedear

    un asunto, varar un asunto, como una ostra, dar un barqui-

    nazo ...

    Seria interminable la relación, en la que no fal tan las de

    orige n .divino al elegir Dio s N ue str o S eñ or a pescado res como

    Apóstoles.

    Por el contrar io, existen expresiones de inspiración o alu-

    s ión ter res t re que son t íp ica y aun exclus ivamente mar ineras

     ;

    así, la

      sombra de un pino o

      de una tapia la tenemos como el

    remedio más ef icaz para e l mareo;

      cabo seguro

      —o mejor a lgo

    que en público no se puede decir— es la famil ia; como una

    vaca...

      es un a ola grande .

    Es natural que el marino, como el de cualquier otro oficio,

    use de ordinar io , metafór icamente , tecnic ismos de su profe-

    sión

     ;

      pero en la dos if icación de éstos reside su ma yo r cara cte-

    r í s t i ca , c i r cuns tanc ia que dominó bas tan te D . P ío P aro ja y

    que e l gran D. Beni to Galdós , tan a t inado en lo h is tór ico , exa-

    geró bas tante has ta conver t i r en a lgo car ica turesco, según mi

    e n t e n d e r , a l M a r c i a l d e s u " T r a f a l g a r " .

    Se me había olvidado decir

      —escr ib ió Galdós—

      que Mar-

    cial, como casi todos los marinos, usaba un vocabu lario for-

    mado por ¡os más peregrinos terminachos, pues es co.^tumbre,

    en la gente de mar de todos los países, desfigxirar la lengua

    patria hasta convertirla en caricatura.

    Ma rcial, como digo, convertía los nom bres en verbos y és-

    tos en nom bres, sin consultar con la Acadernia. Asimism o apli-

    caba el vocabu lario de la navegación a todos los actos de la

    vida, asimilando el navio con el hom bre, en virtud de una for-

    zada analog ía entre las partes de aquél y los miem bros de éste.

    Por ejemplo, hablando de la pérdida de su ojo, decía que h abía

    cerrado el portalón de estribor, y para expresar la rotura del

    brazo decía que se había quedado sin la serviola de babor. Para

    él, el corazón, residencia del valor y del heroísmo , era el paño l

    de la pólvora, así com o el estómago, el pañol del viscocho. Al

    menos estas frases las entendían los marineros; pero había

    36

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    39/61

    otras, h ijas de su propia inventiva filológica, de él sólo conoci-

    das y en todo su valor apreciadas.

    El ya ci tado Salazar , t res s iglos antes, al i ronizar sobre

    es ta jer igonza, exageró su contagio en es te pár rafo , de l que

    só lo un mar ino puede desc i f r a r su g race jo :

    ... y no es de maravillar que yo sepa algo de esta lengua,

    porque me he procurado ejercitar mucho en ella, tanto que en

    todo lo que hablo se me va allá la mía. Y así, para pedir la

    tasa muchas veces digo: Larga la escota. Cuando pido alguna

    caja de conserva, digo: Saca la cebadera . Si pido una servi-

    lleta, digo: Daca el pañol. Si llego al fogón: Bien hierven los

    olíaos. Si quiero comer o cenar en forma, digo: Pon la m esa-

    na. Cuando a lgún marinero trastorna mucho el jarro, digo:

    ¡Oh ¡Cóm o achicáis Cuando otro tira algún... (que pasa mti-

    chas veces), digo: ¡Ah de popa Así que ya no es en mi mano

    dejar de hablar esta lengua.

    El pruri to por evi tar el equívoco alcanzó asimismo a lo fo-

    nético, y por eso decimos

      leste,

      que no puede confundirse con

    oeste

     ;

      sudoeste,

      en lug ar de suroes te , pa ra no t rabu car lo con

    sueste,

      y todo un cuar teo de la aguja muy "sui gener is" , admi-

    t ido de ant iguo por la Academia , pero que no to lera ese "sud" ,

    el gal icismo que tanta aceptación t iene por América.

    A bordo exist ió siempre tendencia a la metonimia, y se di jo

    leño, fusta, pinaza, vela, vapor...

      por  embarcación o buque, y en

    ocasiones —especialmente—, en los dest inos, el hombre toma el

    nombre del suyo o servicio de guardia, como

      tope, serviola

      y

    guindola,

      y m ás aiin cuan do se les llam a, pues no se dice

      ¡

     t imo-

    nel , sino

      ¡puente ,

      como

      ¡pañol ,

      etc.

    Y como no se t rata de im simple vocabulario, s ino de una

    verdadera lengua que creció l ibre de reglas, su sintaxis t iene

    también par t icular idades jamás es tudiadas , n i s iquiera expues-

    37

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    40/61

    tas con cier to método

     ;

      por ello, en el diccionario que desde hace

    tantos años preparo, mult ipl ico los ejemplos, imprescindibles

    para el buen empleo de las voces, convencido de que no puede

    haber l ibertad en éste, y que para usar bien algo es preciso en-

    señarlo a usar .

    Aprovecho la autor idad que me pres ta es ta t r ibuna, y se

    me ocur re d ivagar un t an to pa ra ana temat i za r im barbar i smo

    que incluso se ha f i l t rado solapadamente en reglamentos y pe-

    r iódicos oficiales del ramo; me ref iero a

      peso muerto,

      que a

    cualquiera que no esté en el secreto creerá que es lo que en

    t ranspor tes d icen tara , cuando quieren que s igni f ique lo con-

    t rar io con rebuscada anf ibología , que en inglés ("death weigth")

    podrá sonar y aun parecer b ien , pero que en nues t ro lenguaje

    no es s ino un t remendo dispara te . Quieren los armadores , con-

    s ignatar ios y demás conspicuos del mundi l lo naviero que peso

    muerto signif ique capacidad de carga, olvidando que siempre

    se di jo

      porte,

      o s implemente carga , pues no puede haber con-

    fus ión en t re un

      buque de carga

      — o c a r g u e r o —

      de tantas tone-

    ladas

      y un buque de tantas toneladas de porte.

    Esto me l leva de la mano a abordar el tema de los neolo-

    gismos, cas i s iempre barbar ismos, por contera f recuentemente

    innecesar ios , que envi lecen nues t ro vocabular io res tándole una

    de sus más preciosas caracter íst icas, que es la precisión, y cuya

    adopción benévola t iene insospechado amparo en la l i te ra tura

    oficial , dispuesta a aceptar , con fr ivolidad inexplicable, voces

    cuyo origen sólo t iene por causa la ignorancia del t raductor .

    Cierto que el idioma no se cuece en el cr isol de vuestro em-

    blem a, ni evoluciona t an sólo en el lab ora torio de la Acad em ia ;

    pero no es menos cier to que las epidemias y los malos modos,

    aun cuando nazcan en la ca l le y en sus gentes , hay que a ta jar -

    los con t iento y ef icacia, que no excluye la mano fuerte s i es

    preciso.

    Bienvenido a l lenguaje e l neologismo y aun e l barbar ismo

    nacido con neces idad y cuna hones ta

     ;

      l leno está el nuestro ma-

    r ine ro de voces cuyo o r igen r es ide fue ra de nues t r as f ron te ras

    secas y de mar ; con e l las se fué enr iqueciendo nues t ra habla ,

    3 8

  • 8/19/2019 Legados Fundación Caja Mediterráneo. Discurso de Ingreso Julio F. Guillen Tato en la Real Academia. Junio 1963

    41/61

    aunque reconozcamos que la fuerza de nuestro genio las domó

    y retorció tan a gusto suyo que en muchos apenas encuentra

    rastro el fi lólogo para fijar con acierto su etimología, como su-

    cede con  espardel*,  en donde el originario inglés resultó de mol-

    deable condición frente a la fuerza de la versión españolísima.

    Pero ante la desgana por lo nuestro y el regusto actual por

    lo extraño, es preciso actuar con urgente profi laxis que reme-

    die el mal; porque si siempre el barbarismo es condenable, es

    mucho peor si sust i tuye, más que a una voz ya existente, a

    varias que no son sinónimas, porque, en reahdad, cahbran dis-

    t intos matices de aquél la.

    Así Mazarredo , buena au tor idad en e l d iscurr i r con pro-

    piedad por nuestro léxico, manejaba con t ino, que no daba lu-

    gar a dudas, los verbos

      adiestrar, aveza r, ingeniar, ma