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TEMA 1 LENGUAJE DEL CUERPO. LENGUAJE DE LOS GESTOS

Lenguaje del cuerpo

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Page 1: Lenguaje del cuerpo

TEMA 1

LENGUAJE DEL

CUERPO.

LENGUAJE DE

LOS GESTOS

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LENGUAJE DEL CUERPO.

LENGUAJE DE LOS GESTOS.

La figura muestra un conjunto de gestos que expresan evaluación crítica. El principal es el de la mano en la cara, con el índice levantando la mejilla y otro dedo tapando la boca mientras el pulgar sostiene el mentón.

Otras evidencias de que el que escucha analiza críticamente al que habla, las proporcionan las piernas muy cruzadas y el brazo cruzado sobre el pecho

(defensa), mientras la cabeza y el mentón están un poco inclinados hacia abajo (hostilidad). La «frase no verbal» dice algo así como «no me gusta lo que está diciendo y no estoy de acuerdo».

La velocidad de algunos gestos y el modo en que resultan obvios para los demás está relacionada con la edad de los individuos. Si una niña de cinco años dice una

mentira a sus padres, se tapará inmediatamente la boca con una o las dos manos. El gesto indica a los padres que la niña mintió y ese gesto continúa usándose toda

la vida, variando solamente su velocidad. Cuando la adolescente dice una mentira, también lleva la mano a la boca como la niña de cinco años, pero, en lugar de taparla bruscamente, sus dedos apenas rozan su boca.

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El gesto de taparse la boca se vuelve más refinado en la edad adulta. Cuando el

adulto dice una mentira, el cerebro ordena a la mano que tape la boca para bloquear la salida de las palabras falsas, como ocurría con la niña y la

adolescente, pero en el último momento aparta la mano de la boca y el resultado es un gesto tocándose la nariz. Ese gesto no es más que la versión refinada, adulta, del gesto de taparse la boca que se usó en la niñez. Esto sirve de

ejemplo para mostrar que cuando un individuo se hace mayor, muchos de sus gestos se vuelven más elaborados y menos obvios. Es más difícil interpretar los

gestos de una persona de cincuenta años que los de un individuo mucho más joven

RITMOS CORPORALES Cada vez que una persona habla, los movimientos de sus manos y dedos, los cabeceos, los parpadeos, todos los movimientos del cuerpo coinciden con el

compás de su discurso. Este ritmo se altera cuando hay enfermedades o trastornos cerebrales.

LOS TERRITORIOS Y LAS ZONAS EL ESPACIO PERSONAL

Distancias zonales (de 15 a 45 cm) Es la más importante y es la que una persona cuida como su propiedad. Solo se permite la entrada a los que están muy cerca de la persona en forma

emocional, como el amante, padres, hijos, amigos íntimos y parientes.

Zona personal

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(entre 46cm y 1,22 metros): es la distancia que separa a las personas en una

reunión social, o de oficina, y en las fiestas. Zona social

(entre 1,22 y 3,6 metros): esa es la distancia que nos separa de los extraños, del plomero, del que hace reparaciones en la casa, de los proveedores, de la gente que no conocemos

bien. Zona pública

(a mas de 3,6 metros): es la distancia cómoda para dirigirnos a grupo de personas. Si bien toleramos intrusos en la zona personal y social, la intromisión de un

extraño en la zona íntima ocasiona cambios fisiológicos en nuestros cuerpos. Por eso rodear con el brazo los hombros de alguien que uno acaba de conocer,

aunque sea de manera muy amistosa puede hacer que la persona tome una actitud negativa hacia usted. Hay una serie de reglas no escritas que los occidentales respetan fielmente

cuando se encuentran en estas situaciones, como por ej. No es correcto hablar con nadie, ni siquiera con alguien conocido.

Debe evitarse mirar a la gente. Debe mantenerse “cara de póker”, totalmente inexpresiva. Si lleva un libro o un diario simulará estar abocado a su lectura.

Cuantas más personas haya en el lugar, menos movimientos debe efectuar. En los ascensores se debe estar mirando el tablero que indica los números de los

pisos.

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Zonas espaciales urbanas y rurales Los que crecieron en zonas rurales poco pobladas necesitan mas espacio que los que crecieron en lugares densamente poblados. La observación de cuanto extiende el brazo alguien para estrechar la mano da la clave para saber si se crió

en una ciudad o en el campo. El habitante de una ciudad tiene su burbuja privada de 46 cm, y hasta esa distancia extiende el brazo para saludar.

La persona criada en el campo puede tener su burbuja personal de 1 metro o más y hasta esa distancia extenderá la mano.

La palma de la mano El gesto de exhibir las palmas de las manos se ha asociado siempre con la verdad, la honestidad, la lealtad y la deferencia. En la vida cotidiana, la gente usa dos posiciones fundamentales de las palmas:

una es la de las palmas hacia arriba en la posición del mendigo que pide dinero o comida, y la otra es la de las palmas hacia abajo como si se tratara de contener,

de mantener algo. Cuando alguien desea ser franco y honesto, levanta una o ambas palmas hacia la otra persona y dice algo así como: “Voy a serle franco”. Cuando alguien empieza a confiar en otro, le expondrá las palmas o partes de

ellas. .

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El apretón de manos Estrecharse las manos es un vestigio que queda del hombre de las cavernas.

Cuando dos cavernícolas se encontraban, levantaban los brazos con las palmas a la vista para demostrar que no escondían ningún arma. Con el transcurso de los siglos, ese gesto de exhibición de las palmas fue

transformándose en otros como el de la palma levantada para el saludo, la palma sobre el corazón y muchos otros.

La forma moderna de ese ancestral gesto de saludo es estrecharse las palmas y sacudirías. En Occidente se practica ese saludo al encontrarse y al despedirse.

Los estilos para estrechar la mano Extender el brazo con la mano estirada y la palma hacia abajo es el estilo más agresivo de iniciación del saludo, pues no da oportunidad a la otra persona de establecer una relación en igualdad de condiciones. Esa forma de dar la mano es

típica del macho dominante y agresivo que siempre inicia el saludo. Su brazo rígido y la palma hacia abajo obligan al otro individuo a ponerse en la situación

sumisa, pues tiene que responder con su palma hacia arriba.

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El apretón de manos “estilo guante” se lo llama a veces “apretón de manos del

político”. El iniciador trata de dar la impresión de ser una persona digna de confianza y

honesta, pero cuando usa esa técnica con alguien que se acaba de conocer, el efecto es opuesto

La intención que se manifiesta al extender las dos manos hacia el receptor

demuestra sinceridad, confianza o un sentimiento profundo hacia el receptor. Tomarlo de la parte superior del brazo transmite mas sentimiento que tomarlo de la muñeca. Y más aún transmite el

tomar del hombro. La toma de la muñeca y del codo es aceptada solamente entre amigos íntimos o parientes. Si esto lo realiza un político o un vendedor con un

cliente eventual, esto descoloca al receptor y no es bueno

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Manos con los dedos entrelazados Al principio puede parecer que éste es un gesto de bienestar porque la gente que

lo usa a menudo está sonriendo al mismo tiempo y parece feliz. Pero realmente es un gesto de frustración o actitud hostil y la persona que lo hace está disimulando una actitud negativa. Se necesitara provocar alguna acción para desenlazar los

dedos y exponer las palmas y la parte delantera del cuerpo sino permanecerá la actitud hostil. Parece que existe una relación entre la altura a la que se sostienen

las manos y la intensidad de la actitud negativa. Cuanto más altas están las manos, más difícil será el trato con la persona.

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Manos en ojiva La persona que se tiene confianza, que es superior, o la que usa mínima gesticulación, con frecuencia hace este gesto, y con él expresa su actitud de seguridad. También es un gesto común entre los contadores, abogados, gerentes

y otros profesionales. La ojiva hacia arriba se usa cuando la persona esta opinando, cuando es la que

habla. La ojiva hacia abajo se usa más cuando se está escuchando

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Tomarse las manos, los brazos y las muñecas El caminar con la cabeza levantada, el mentón hacia delante y las manos tomadas

detrás de la espalda son gestos comunes en los policías que recorren las calles, el director de la escuela, de los militares y de todas las personas que tengan

autoridad. Es un gesto de superioridad y seguridad. Pero no debe confundirse este gesto con tomarse de la muñeca o del brazo, ya que estos últimos muestran frustración y el intento de autocontrolarse.

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Los gestos con el pulgar Con frecuencia los pulgares salen de los bolsillos, a veces de los bolsillos posteriores, como para disimular la actitud dominante de la persona. Las mujeres agresivas o dominantes usan también este gesto.

Otra posición conocida es la de los brazos cruzados con los pulgares hacia arriba. Es una señal doble pues los brazos indican una actitud defensiva o negativa,

mientras que los pulgares representan una actitud de superioridad.

El guardián de la boca Taparse la boca es uno de los gestos que resulta tan obvio en los adultos como en

los niños. La mano cubre la boca y el pulgar se oprime contra la mejilla cuando el cerebro ordena, en forma subconsciente, que se supriman las palabras engañosas que acaban de decirse. A veces, el gesto se hace tapando la boca con

algunos dedos o con el puño, pero el significado es el mismo. Si la persona que está hablando usa este gesto, denota que está diciendo una mentir

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LENGUAJE DEL CUERPO: INTUICIONES QUE NOS

PROTEGEN…

El lenguaje no verbal ayuda a aprender más sobre uno mismo, a mejorar las relaciones con los demás y a saber qué tipo de persona se tiene por delante, pero

debemos tener cuidado, las personas que dominan el lenguaje silencioso del cuerpo y controlan los movimientos inconscientes que puedan hacer mientras

hablan, generalmente olvidan que hay partes de su cuerpo que siempre les revelan sus intenciones y contradicen sus verdaderas propósitos. Siempre tengan presente que una persona con movimientos limitados y estudiados, es posible que

esté ocultando la verdad detrás de su exposición y que quiera deliberadamente tergiversar una situación para favorecerse a sí misma.

El cuerpo tiene su propio lenguaje, es un idioma callado, instintivo y de naturaleza

adaptadora, pero tan expresivo que comunica mucho más que las palabras porque existía antes de que el lenguaje hablado existiera. Los expertos estiman que en una conversación el 65 por ciento de la comunicación se produce de forma no

verbal, las palabras son el 35 por ciento restante, aún así, influyen más el tono y los matices que las palabras mismas, éstas pueden llegar a engañar pero los

gestos corporales son inequívocos. Lo son, porque poder interpretar las intenciones del desconocido, aunque no diga nada en nuestro pasado prehistórico, significaba la diferencia entre la vida y la muerte.

Las mujeres puede que, como madres potenciales, nazcan con una habilidad

innata para percibir y descifrar señales no verbales, si creen que se les están mintiendo, mientras las palabras dicen otra cosa, el lenguaje del cuerpo les cuenta

otra historia y eso ellas lo captan.

La percepción femenina no es accidente sino el resultado de una mayor actividad de áreas del cerebro donde se establecen las intuiciones y las respuestas

instintivas, el cual es el encargado de las funciones instintivas.

La opinión sobre una persona se forma en el primer minuto de conocerla, sin que intervenga ni la lógica, ni la razón.

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No puedes quitarme los ojos de encima…

¿Qué nos dicen algunos gestos?

Cruzar los brazos: Denota una actitud defensiva Llevarse la mano a la boca: Es disimular una mentira Acariciar la barbilla: Es evaluar, ponderar y decidir

Comerse las uñas: Inseguridad o nerviosismo Ponerse los dedos en la boca: Denota necesidad de seguridad, nerviosismo

Una sonrisa falsa: Engaño, traición, falsedad Si te miran a tus ojos fijamente: Denotan que no hay nada que esconder, es

limpia la conversación, también indica control de la situación

Si los ojos no sonríen y se muestran esquivos y la mirada es falsa: Significa engaño

Cuando los pulgares asoman por el bolsillo: Expresan dominio y seguridad Acariciarse la quijada: Toma de decisiones Entrelazar los dedos: Autoridad

Dar un tirón al oído: Inseguridad Mirar hacia abajo: No apreciar lo que se escucha

Frotarse las manos: Impaciencia Apretarse la nariz: Evaluación negativa Golpear ligeramente los dedos: Impaciencia

Sentarse con las manos agarrando la cabeza por detrás: Seguridad en sí mismo e ínfulas de superioridad

Inclinar la cabeza hacia delante: Interés Palma de la mano abierta: Sinceridad, franqueza y candor Caminar erguido: Confianza y seguridad en uno mismo

Jugar con el cabello: Falta de confianza en sí mismo e incertidumbre La cabeza descansando sobre las manos o mirar hacia el piso: Tedio

Unir los tobillos: Temor Manos agarradas hacia la espalda: Furia, ira, frustración y temor Cruzar las piernas, balanceando ligeramente el pie: Aburrimiento

Brazos cruzados a la altura del pecho: Actitud a la defensiva

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Caminar con las manos en los bolsillos o con los hombros encorvados:

Abatimiento, agotamiento, cansancio Manos en las mejillas: Evaluación, interés

Frotarse un ojo: Dudas Tocarse ligeramente la nariz: Mentir, desconfiar o rechazar algo Mirar el reloj mientras se habla: Es un gesto rudo que revela impaciencia,

es algo así como: "Acaba de decir lo que tengas pendiente, porque tengo otras cosas por hacer".

Un tono de voz demasiado alto: Sugiere una personalidad agresiva o impetuosa, capaz de actuar con violencia en cualquier momento determinado.

Pisadas repetidas en el suelo, mientras se está estático: Sugiere nerviosismo, impaciencia, intranquilidad. Se está acumulando tensión, y es

posible que estos sentimientos reprimidos estallen en algún momento. Si una mujer estrecha un objeto contra su pecho (los libros, un regalo, o

cosas parecidas.): Manifiesta un instinto maternal desarrollado que espera

satisfacción. También es un gesto que puede sugerir determinado complejo físico, se avergüenza del tamaño de sus senos (por grandes o pequeños);

teme una provocación física (porque se considera vulnerable), ésta siendo su manera de protegerse.

¿QUÉ DICEN NUESTROS BRAZOS?

Si los cruzamos sobre el pecho: Es una postura defensiva y protectiva, ya

hemos dicho Subir los brazos por encima de la cabeza es una señal sin temor a

equivocarnos, de bienestar y de relajación Brazos por encima de la cabeza y manos entrecruzadas en la nuca: Es una

posición de superioridad, de dominio y de seguridad

Si se estiran las piernas y se apoyan en el escritorio, se demuestra una actitud muy prepotente e insegura

Brazos apoyados en las caderas: transmite una actitud de arrogancia y de superioridad, a veces, fingida.

¿QUÉ DICEN NUESTROS CABELLOS?

La configuración de las entradas o la calvicie, producto de un exceso de

testosterona, genera un carácter especial, conductas más agresivas, con más impulsividad, y falta de reflexión en las respuestas

¿Cabello largo y corto?

Pelo largo: serenidad, tranquilidad, equilibrio Saque usted sus propias conclusiones sobre el cabello corto. ¿Se ha

puesto a analizar los perros de ataque? Ellos llevan el pelo corto, para que no se les enreden, ni se queden amarrados en ninguna parte, esto muchas veces se evidencia de igual forma en las personas.

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¿CÓMO NOS DELATAN NUESTRAS PIERNAS?

Si la persona se sienta con las dos piernas unidas paralela una a la otra: denota una personalidad cuidadosa, ordenada, equilibrada, compulsiva

Si el individuo cruza la pierna en ángulo de 90 grados, al nivel de la rodilla: es ambicioso, competitivo y, en ocasión, grosero (ésta posición es poco común o

deseable, entre las mujeres).

La mujer que se sienta en la posición anterior, o con las piernas abiertas: revela independencia, un concepto muy definido de su imagen; aunque

masculina y agresiva para lograr sus propósitos

Cuando se cruza una pierna sobre la otra al nivel de la rodilla, pero se tuercen una de las dos: se trata de una persona perfeccionista, aunque insegura y ansiosa

El hombre que se sienta con una pierna sobre la otra (apuntando hacia al

suelo): manifiesta una personalidad balanceada, una actitud pasiva ante situaciones que se le puedan presentar en la vida, las cuales resuelve sólo después de un análisis meticuloso

Si la persona se sienta sobre una pierna (esconde la otra): sugiere una personalidad conformista, a quien no le es siempre fácil tomar decisiones.

Si nos encontramos de pie:

Piernas muy juntas y postura erguida: Es una posición que denota rigidez y

tensión. La persona que se encuentra así está incomodísima en esa situación

Piernas ligeramente separadas: persona relajada y tranquila, segura y confiada. Es una postura que revela comodidad y naturalidad

Piernas muy abiertas: a medida que las piernas se van separando, empieza

a haber una cierta carga de agresividad, además de ser una mala postura para las mujeres.

¿MANOS?

En párrafos anteriores comentamos que el tapar la boca con la mano, es un

indicio que descubre al mentiroso; ya que es un gesto inconsciente que hace acallar la falsedad que sale por la boca

Frotarse o juguetear con la oreja: denota una falta de atención o de interés en lo que se está diciendo

Apoyar la cabeza sobre la mano: Aburrimiento y falta de interés.

Apoyar la barbilla sobre el puño: Inseguridad Mordisquear el dedo anular o índice mientras se apoya la cabeza en la

palma de la mano: Inseguridad

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Frotarse las manos: Es una manera de reflejar que intuimos el éxito, algo

que, a veces, no es bueno revelarlo al adversario Cruzar las manos por delante con los dedos entrecruzados: es una actitud

que refleja frustración o desengaño Manos agarradas hacia la espalda: Furia, ira, frustración y aprensión. Comer en público con las manos, burdamente, reduce la atracción

femenina. Consejo: en todo momento, mantenga sus manos visibles. Ocultarlas

debajo de las piernas, o detrás de un bolso o chaqueta, sugiere timidez, falsedad, temor e inseguridad.

Al sentarse, mantenga los brazos sobre sus piernas o sobre los lados de la

butaca o sillón. Esta es una posición neutra que expresa muy poco de lo que usted está realmente pensando. De nuevo, ofrezca el mínimo de

información a quienes compiten con usted de cualquier manera. Tenga, siempre, cuidado con las manos, ellas lo revelan todo.

¿CÓMO NOS COMPORTAMOS CON LOS GESTOS CON NUESTRA PAREJA?

Si los miembros de una pareja apenas se miran o se tocan: la relación es fría: es posible que existan serias diferencias emocionales entre ambos.

Una pareja, cuyos miembros constantemente están estableciendo contacto

físico entre sí revela el poco interés que uno siente por el otro. Lo hacen para impartir que se aman, cuando no… En parejas con relaciones sólidas, sus miembros se sientan de modo natural, se comportan con espontaneidad, ya

que nada les importa, porque están seguros de sus sentimientos mutuos.

Los cónyuges que se tocan constantemente en público, expresando "amor": es una manera de comunicar precisamente la inseguridad que amenaza esa

relación débil en muchos puntos.

La mujer que no usa sostenes y revela su busto debajo de la ropa: es posible que adopte esta costumbre sin preocuparse mayormente del lenguaje silente que su cuerpo está proyectando a otros. Pero sí debe estar consciente de que

su mensaje silente es interpretado por los hombres a su alrededor como una provocación sexual ("estoy disponible", "este es el premio que puedo darte si

me conquistas", "ven y toca"), sobre todo en nuestra cultura latina. La misma interpretación se aplica a los hombres que usan sus pantalones demasiado ceñidos sugiriendo el área de los genitales.

Si el hombre toca el área de los genitales: es un gesto común en muchas culturas. Equivale a una reafirmación de una masculinidad de la que no siempre se está seguro: "(creo que) soy hombre y lo puedo demostrar en

cualquier momento". Generalmente, cuando es tiempo de demostrarlo, escapan.

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¿AL CAMINAR QUÉ DECIMOS?

La persona que camina muy aprisa: sugiere una personalidad dinámica, inquieta, ansiosa por cumplir las metas que se traza en un tiempo determinado. No le gusta hacer esfuerzos en vano.

Si el individuo camina con pasos vacilantes, y no mantiene una dirección recta

al caminar: denota una personalidad igualmente vacilante, errática, insegura, tímida, cansada por los embates recibidos en la vida. Es característica de las

personas enfermas.

MÁS LENGUAJE NO VERBAL

Cuando se provoca la atención por la ropa y la forma en que uno se viste, no sólo se proyecta una personalidad exhibicionista, sino que se demuestra un

carácter rebelde, independiente, muchas veces desconsiderado ("no me importa lo que puedas pensar de mí, porque en el fondo no me interesas").

"Jugar" con un lápiz o un objeto cualquiera (los espejuelos, una moneda, el

encendedor, un pañuelo, las llaves, cortarse o limar las uñas), mientras se escucha a una persona: Es evidente que lo que la persona está diciendo provoca nerviosismo, inquietud, ansiedad o indiferencia. Como no sabemos

qué reacción pueden provocar nuestros sentimientos reprimidos, preferimos "controlarlos" al jugar con un objeto determinado. Esta misma interpretación se

aplica a los garabatos que hacemos mientras hablamos por teléfono, o mientras esperamos que nos llegue el turno de expresar nuestra opinión en una confrontación personal y directa.

Si un empleado, del mismo sexo, se aproxima bastante a su jefe (aunque sin

violar su espacio vital): Está mostrando su solidaridad con los conceptos de su superior y respeto por la autoridad que ejerce --- hay que tener cuidado cuando

se estima la amplitud del espacio vital.

Por el contrario, si cruza las piernas o los brazos mientras habla con él, o si se mantiene en tensión, está revelando el nerviosismo que lo embarga ante la posibilidad de que el jefe pueda detectar sus verdaderos pensamientos ("estás

equivocado, no comparto tu opinión ", "tengo que complacerte porque eres el jefe, pero... ya verás los resultados"); el terror que provoca en él (una expresión

de temor).

Si un jefe convoca una reunión y comienza a hablar inmediatamente sobre el tema que motiva la reunión: sugiere que existe un grado de tensión alto. La "comunicación" en estas situaciones es casi imposible de lograr, porque este

tipo de actitud didáctica, paternalista o de reproche casi siempre provoca rechazo en los demás. Mientras más demore la exposición que haga el

individuo con autoridad a sus subalternos, menor es la posibilidad de que estos

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expresen su opinión y se establezca un verdadero diálogo. En el fondo, aunque

no lo reconozcan, todos están intimidados en mayor o menor grado por la autoridad que deben aceptar.

Mientras una persona con autoridad habla, lo más probable es que evitemos

establecer un contacto visual directo con ese individuo. Esta manifestación del lenguaje del cuerpo no significa respeto, sino "dame tiempo para considerar si

voy a estar de acuerdo contigo, o no".

Los estudiantes que se sientan en los primeros asientos de un aula: Revelan receptividad a lo que les explica el maestro. Sus intenciones genuinas son las de aprender, participar activamente en los trabajos sugeridos por el profesor.

No tienen nada que ocultar, y por eso se "muestran" de cuerpo entero.

Aquellos estudiantes que se esconden al final del aula, no tienen el mismo grado de interés por aprender lo que el profesor pueda enseñarles.

Los que hacen preguntas necias, para exhibir los conocimientos propios,

aunque modestos, lo hacen para engrandecerse demostrando problemas con figuras en autoridad.

La persona que se mantiene siempre en una posición vertical: Muestra

seguridad en sí misma, no tiene nada que esconder y por ello esta lista para responder ante algún "ataque" que le puedan hacer.

La persona que se encoge: Ha sufrido demasiado (emocionalmente, sobre todo), y en general está vencida por la vida. Es un gesto similar al "hombros

caídos".

En un lugar público, mantenernos lejos de otras personas: Sugiere falta de independencia, un carácter básicamente introvertido, una personalidad

posiblemente tímida y reprimida.

Silbar mientras se camina por un lugar solitario: No, no estamos llamando la atención, estamos simplemente haciendo un ajuste psicológico por el temor

que sentimos de recibir cualquier tipo de agresión inesperada.

Hacer una ligera reverencia al estrechar la mano de una persona, o al despedirnos: No es señal de sumisión, como algunos interpretan, sino de consideración y cortesía. Generalmente esta reverencia se hace ante damas,

personas mayores o de autoridad reconocida.

El entrecejo fruncido nos revela mucho sobre aquél con quien dialogamos. Es típico de los pensadores preocupados o de los malhumorados apretados.

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Hay gente que puede hacer gestos no sólo con el seño sino con la frente, la

nariz y hasta con las orejas. Lo más común es que los gestos queden marcados en esas líneas de expresión que delatan su repetición constante:

líneas en la frente, en los pómulos, alrededor de los labios y en la zona de los párpados, donde encontramos las tan denominadas "patas de gallo". La comisura de los labios también nos delata. Los labios caídos son típicos de la

gente deprimida o depresiva que no ríe casi nunca.

En cambio las patas de gallo se asocian a las personas que siempre sonríen. La sonrisa es el componente de mayor poder en la gramática del rostro. Se ha

comprobado que facilita las negociaciones, predispone al otro a escuchar con más facilidad, nos aproxima afectivamente a los demás, rompe el hielo entre

los desconocidos, en fin, abre puertas y ventanas para quienes la usan con naturalidad y frecuencia.

Para quienes son vendedores, halagar la esposa del comprador en su ropa, pelo, apariencias, color de su vestido en armonía con sus ojos, etc. Es de buen

gusto. No lo es comentar que lo que usa esa persona proviene de Lord & Taylor. Pero más efectivo es sonreír, mirarla con apreciación y expresar,

después de un silencio breve: "no puedo ocultarlo, usted luce muy atractiva con ese peinado".

¿CÓMO DARLE EL VALOR QUE SE MERECE AL LENGUAJE

NO VERBAL?

Una buena parte tiene que ver con el tono de voz, el modo en que hablamos, la forma en que empleamos el timbre, volumen, ritmo y cadencia. No hay que ser un buen locutor para hacer adecuado uso de nuestra voz.

Lo primero que debemos lograr es concentrarnos en el tono, que debe ser

agradable y grato a los oídos de los demás. La amabilidad, la cortesía, las buenas maneras se expresan en el tono que empleamos al dirigirnos a los

otros. Los tonos irónico y sarcástico, frío y distante, despectivo y denigrante, no hacen más que decirles a nuestro receptor que no lo aceptamos como interlocutor válido. Por eso, de nada sirve pretender utilizar palabras como

"gracias" o "por favor" si el tono que las acompaña es altivo o desagradable.

Es importante emplear el tono más adecuado en el entorno social, aquel que va a tono con el estilo de la organización en la que trabajamos. Hay empresas

en las cuales el estilo de relaciones humanas predominante impone un tono informal, alegre y amistoso. Otras en la que el tono debe ser más serio, formal

y protocolar. Pero nuestra adaptación no puede sentirse forzada o fingida. Lo fundamental es ser nosotros mismos y demostrar la mayor sinceridad a través de nuestro tono de voz.

EN RESUMEN

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Para finalizar con nuestro tema de lenguaje de los gestos, vale la pena tener

presente que todos estos expresiones son manipulables por terceros, que hay personas que se dedican a estudiarlos y las usan a su favor. Si somos

conscientes de que todas estas prácticas de la manipulación de la voluntad por medio del lenguaje del cuerpo se utilizan con tanta frecuencia, podemos evitar que las mismas nos sean aplicadas con el propósito de controlar nuestras

decisiones y dictar nuestras actividades. Así que empléenlas con discreción y traten de no ruborizarse.

Continuamos en esta lección con otra que a ésta se relaciona

LAS APARIENCIAS ENGAÑAN

Dr. Félix E. F. LaroccaLos humanos somos seres complejos, polimorfos, con actitudes, emociones y comportamientos poco coherentes entre sí, si no abiertamente contradictorios.

Llegamos a estar enamorados de dos personas a la vez, a odiar y apreciar al

mismo tiempo a un mismo individuo, a prodigar auténticas ceremonias de hipocresía con nuestra pareja, amigos, compañeros de trabajo o familiares.

Cada día pensamos una cosa y hacemos otro bien distinta; unas veces actuamos así por no hacer daño a los demás, otras por pura conveniencia, por comodidad... Vamos modelando nuestra manera de ser en función de lo que

los demás esperan de nosotros. Pero las cosas no suceden así por casualidad. Al cabo de los años, vivimos circunstancias en que es más sensato y

conveniente "maquillar" nuestro comportamiento, adecuarlo al contexto, ocultar nuestros verdaderos sentimientos, moderarnos en nuestras respuestas o amordazar nuestra espontaneidad en aras de una supuesta convivencia

armoniosa --- en otras, palabras nos volvemos manipuladores e hipócritas.

Lo peligroso de este juego, el de las apariencias, el de los secretos y mentiras, es que muchos naufragan en él. Entonces, sobreviene el vacío: "¿quién soy en

realidad?". Este fracaso, este desencuentro con uno mismo, puede deberse tanto a la pérdida (u olvido) de la propia identidad personal (de puro jugar, se olvida uno de lo real, lo que queda tras la representación), como al

desconcierto y el temor que nos asolan ante las situaciones difíciles. Lo que no debe de parecernos extraño, porque las reglas, muy sutiles, no están escritas,

y las experiencias ajenas difícilmente sirven. Estas representaciones actuadas, asumidas con naturalidad por casi todos, no serán perjudiciales si mantenemos la cabeza fría y sabemos distinguir lo que pensamos, lo que hacemos y lo que,

en definitiva, somos de verdad. Conocer a fondo el juego de las apariencias puede resultar entretenido y muy instructivo, además de que aprenderemos

mucho sobre el género humano, y sobre nosotros mismos.

Pero, no olvidemos que es juego sin reglas y que es también, juego peligroso.

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Cumplir con lo previsto

Crear nuestra imagen y consolidarla ante el exterior y ante nosotros forma parte del aprendizaje para la vida. A medida que crece la competitividad, lo hacen las comparaciones; de ahí la trascendencia de que cumplamos con el

prototipo que entendemos se nos ha asignado. La duda surge cuando nos preguntamos si mi imagen exterior y mi comportamiento, son, exactamente, los

que los se esperan en mí. O, aún peor, cuando nos interrogamos si cumplimos nuestras propias expectativas, si nos gustamos realmente. A fuerza de creer que si no soy ese alguien que los demás "exigen" no seré nada, no me querrán

o no me aceptarán, puedo interiorizar esa imagen–modelo, y acabar comportándome sin discernir si quien así actúa soy yo o mi proyección ficticia.

Es como si mi yo y mi réplica se entremezclasen de continuo consiguiendo una

fusión. La trampa radica en que, al final, esa mezcolanza me resulte ajena, no sepa quién soy y, aún peor, qué quiero ser yo. O que la imagen que los demás se han hecho de mí (con mi colaboración y consentimiento) sea tan distinta de lo que

soy en realidad que surjan esos contrastes que pueden sumirnos en las dudas, o propiciar alguna crisis de identidad. La imagen que he fabricado me protege de mi

yo auténtico y me impide el encuentro con él, obligándome a vivir constantemente desde el sentir ajeno.

Mi comportamiento, en suma, llega a no depender de lo que quiero, siento o pienso, sino de lo que creo que en cada situación se espera de mí. Una manera

de actuar que en lugar de regirse por el "yo así lo entiendo y así obro", se guía por el "quedar a la altura de las circunstancias", de las expectativas que hemos

alimentado en los demás. El qué hacer queda supeditado a lo que intuyo que es "lo que ellos creen que debo hacer".

De ese modo, caemos en el engaño psicológico de adoptar a fondo el sentido de la Personalidad Mimética con todas sus complicaciones.

Limitamos la percepción de nosotros

Conceder demasiada importancia a la imagen, a cómo nos verán los demás, socava la autoestima y propicia miedos e inseguridad, además de incidir (muy negativamente) en la pérdida de referencias sobre uno mismo. A todos nos aísla

del mundo, puesto que tan sólo permitimos que se nos conozca desde una perspectiva, la única que proyectamos hacia los demás cuando nos relacionamos.

Muchas parejas, tras convivir durante décadas, descubren que no se conocen en lo mínimo, o en lo íntimo, aunque sepan al dedillo las manías y costumbres malas del otro. Para proyectar nuestro verdadero yo, tenemos que conocernos (no es

fácil, porque requiere la introspección y formular preguntas, a veces complicadas, a las que hay que responder sinceramente), atendernos, evaluarnos y

apreciarnos. Entonces, desde ese punto de partida, relacionarnos con los demás.

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Ahora bien, ser yo no significa ignorar las reglas sociales que cada espacio y

grupo de personas requiere. Sin dejar de ser yo, no me mostraré de la misma forma cuando solicito un trabajo, hago el amor con mi pareja, la compra, o ceno

con amigos. Sin arrinconar la conciencia de quién soy, adoptaré las maneras que entiendo convenientes; pero siendo y sintiéndome artífice de mi vida. La mejor fórmula para que me quieran es queriéndome yo como lo que soy: una persona

auténtica, íntegra y real.

Ser y aparentar lo que somos…

Cómo encontrarnos mejor, desde nosotros mismos:

Atendiendo preferentemente a nuestros sentimientos, gustos y raciocinios

(es necesario conocernos bien). Prestando sólo atención limitada a las expectativas de los demás.

Recordando que el derecho de vivir según pensamos y sentimos, también

ampara a quienes nos rodean. No juzgándonos a cada momento, sino reflexionando con cariño y espíritu

crítico sobre nuestras decisiones. Practicando la autoafirmación. Somos únicos, e irrepetibles. No hemos de

copiar planteamientos ni criterios ajenos. Los nuestros son válidos, mientras

no se nos demuestre lo contrario. Teniendo claro que cada decisión corresponde a un "aquí y ahora" y que

podemos cambiar de opinión, y de manera de actuar. Aceptándonos, queriéndonos y gustándonos tal cual somos. Asumiendo

nuestras contradicciones e intentando mejorar cada día.

Siendo cada uno nuestro mejor amigo, para poder llegar a ser un auténtico amigo de los demás. De quienes nos aprecien por cómo somos en realidad.