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Artículo mediante el cual se expone la vida de Leví y como esta fue afectada por diversas circunstancias, además que la misericordia de Dios se expresa en la vida de este hombre.
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Universidad de Navojoa
Escuela de Teología
ARTICULO
Trabajo presentado en cumplimiento parcial
de los requisitos de la materia
de Pentateuco
Por
Josué Ismael Jiménez Cauich
Abril 2014
Leví, unidos a Dios.
Recuerdo la primera vez que accedí a ir con mi padre a su trabajo, para mí era algo nuevo, ir
a aquel lugar y estar con él; ese día llegamos y mientras mi padre trabajaba ese domingo, yo
me pase el rato jugando en aquel lugar.
A partir de ese día surgió una relación que me iba a marcar toda la vida y que a pesar de los
años y de la distancia aun seguiría conmigo, descubrí lo bonito que es estar apegado a tu
padre, pasar tiempo con él, y estar unidos siempre en diversos aspectos de la vida.
Gracias a esta unión que he tenido con mi padre, pude tener una juventud sana y plena
apegado a él y a Dios, todo por aquella relación tan estrecha con mi padre cultivada desde
pequeño; esta relación me unió también a Dios, dado que él me enseñó a amar a Dios y a
depender de él.
Con esta pequeña historia de mi vida, quiero introducirme a la historia de un hombre que
paso por diversas circunstancias para llegar a unirse a Dios y a depender de él, este hombre
se llamó: Leví.
I. Uniones que matan. (Gen. 34.1-30)
Leví salta a la historia en medio de una lucha entre la propia familia, una familia demasiado
disfuncional, cargada de problemas y diferencias entre ellos mismos. Su padre tenía dos
esposas y dos concubinas, de estas Jacob, su padre, tuvo varios hijos, doce para ser exactos,
y como en todo círculo familiar disfuncional, empezó a surgir problemas entre los propios
hijos. Algo parecido a lo que sucede hoy, ¿no crees? Bueno, ahora tal vez no exista una
situación igual a la de Leví, pero en sí, los problemas por los que la familia de este hombre
paso, son muy parecidas a las que hoy se viven.
Y es que cuando en la misma familia hay problemas, se busca por lo regular un refugio que
la familia no da, y esta se busca en lugares no tan correctos, ya sea en el trabajo, la escuela,
los amigos, la novia (o), entre otras cosas, y quedamos apegados a ellos, sin embargo, en la
mayoría de las ocasiones, estos “refugios” no nos ofrecen nada bueno, mucho menos la paz
y felicidad que tanto anhelamos.
Este fue el caso de Leví, surge un problema en la familia, Dina, su hermana, es violada, y
este hombre, junto con sus hermanos, aprovechándose de la situación, dado que el violador
se enamora de Dina, y además es hijo del rey de la ciudad, logra tenderles una trampa y
engañarlos. Afirman que le darán a Dina por esposa si este hombre y su pueblo establecen
un pacto con ellos por medio de la circuncisión. Estos hombres aceptan y al tercer día Leví
se une con su hermano Simeón y cobran venganza matando a todas las personas de la ciudad,
gente inocente incluida. Muy cruel, ¿no crees?
Porque cuando nos unimos o buscamos ayuda en lugares o personas incorrectas, siempre
terminamos mal; en lugar de buscar a Dios, para que nos ayude y Él resuelva nuestros
problemas. Y siempre las consecuencias de nuestros actos nos alcanzan y Leví no fue la
excepción.
II. Dispersados de por vida. (Génesis 49.5)
Así somos, cuando un problema nos acontece siempre buscamos ayuda en “refugios”
incorrectos, en vez de buscar a Dios, y es que por lo general, ni pensamos en las
consecuencias que vendrán sobre nosotros, solo hacemos lo que la mayoría hace o haría, y
no visualizamos nuestro futuro. Leví experimento en carne propia las consecuencias de sus
hechos.
La mayoría espera que los padres estén contentos de lo que hacemos, y los padres les gustan
que sus hijos hagan lo correcto, en este sentido que busquen a Dios. Como hijos nos gusta
que nuestros padres se enorgullezcan de nosotros y que triste se torna una persona cuando su
padre lo niega, o cuando su propia familia lo desconoce.
Todos esperamos, de igual forma, que cuando nuestros padres, estén a punto de ir al descanso,
estén bien con nosotros y nosotros con ellos. Imaginen como se siente una persona que piensa
que su padre murió estando enojado o avergonzado de él. El sufrimiento que llega a la
conciencia es algo difícil de sobrellevar.
A Leví por el acto cometido, su padre en lugar de bendecirlo como se hacían en aquellos
días, le dio una maldición, y la maldición era que la familia de Leví, quedaría dispersa de por
vida, no se podrían unir, en todo el territorio de Israel (Gen 49.5-7). Todo por un simple acto
de ira y venganza, por hacer lo que la mayoría hubiera hecho, todo porque en lugar de unirse
a Dios y someterse a Él, se unió a “refugios” incorrectos. A partir de este momento, las vidas
de este hombre y su familia quedaron marcadas, y parecería que por siempre estaría así,
dispersado y con una maldición de parte de su padre, la cual parecía era imposible revertir.
III. Unidos a Dios. (Éxodo 31.18-32:1-35)
La vida de Leví, con tantos problemas, parecía no tener solución, todo por aquel acto cruel
que había realizado en su juventud; ahora, no solo el sufriría las consecuencias de sus actos,
sino también sus propios hijos. ¿Qué difícil ha de haber sido sobrellevar todo esto?
Había estado junto a sus hermanos siendo esclavo en Egipto, Dios los había liberado con
mano poderosa del faraón. Solo pedía algo, que obedecieran sus mandatos y que lo amaran
a Él. Que confiaran plenamente en su poder.
En cierta ocasión, Moisés sube a hablar con Dios, el pueblo se desespera, hacen un ídolo y
lo adoran en lugar de Dios. La mayoría del pueblo adora a ese becerro, Moisés baja del monte,
y ve lo que el pueblo hace. Moisés, enojado, destroza el ídolo y dice: “Todo el que este de
parte del Señor, que se pase a mi lado” (Éxo 32.26). Y, aquella familia, que su padre había
hecho lo que la mayoría hace, aquel hombre que se había unido con sus hermanos para hacer
un acto cruel, se une a Dios. Si, la familia de Leví, acepta a Dios y se decide unirse
completamente a Él.
Porque Dios puede convertir la maldición del pecado en una bendición, porque por ti mismo
no puedes lograr dejar atrás el pecado, por ti mismo no puedes cambiar. Necesitas de Dios.
La familia de Leví, había quedado marcada de por vida, dispersada de Israel. Pero esa
dispersión se convirtió en una bendición, pues estos hombres a pesar de estar lejos unos de
otros, estarían realizando un trabajo que ningún otro hombre podría realizar, estarían al
servicio de Dios en su santuario por siempre, todo por escoger unirse a Dios y depender
completamente de Él.
Tú puedes ser una bendición para las demás personas, a pesar de tu pasado, a pesar de los
actos cometidos, tú puedes cambiar, a Dios no le importa tu vida antigua, por más cruel y
lleno de pecado que este. Dios promete cambiar tu vida, a limpiar tu corazón (Isaías 1.18),
porque solo Él puede hacerlo; lo único que tú necesitas hacer, es aceptar tu condición, venir
a Él, y estar unido dependiendo completamente de Dios. Jesús dijo: “separados de mí, nada
podéis hacer”.
¿Qué esperas? Dios te invita a unirte hoy a Él, ¿Por qué esperar que pase más tiempo?
Empieza a confiar y depender completamente de Dios hoy.