38
LA BALLENA (GOSYE) Entre las leyendas que circulan entre los tehuelches , uno de los pueblos originarios de estas tierras sureñas, la ballena ocupa un lugar un tanto controversial. En la mentalidad occidental y estandarizada por las telecomunicaciones, mayoritaria actualmente, predomina una visión- tal vez muy ligada al estereotipo del cetáceo de la película estadounidense Liberen a Willy- de la ballena como una especie en peligro que hay que salvar. Sin embargo para la mitología tehuelche las ballenas no eran para nada animalitos indefensos y no siempre vivieron en el agua... A continuación Patagonia-argentina.com extrae una versión del relato sobre la llegada de la ballena al mar extraída del blog Leyendas tehuelches : “A todo esto, en la Isla Legendaria, Nóshtex -padre de Elal- enterado por el Cóndor de la nueva residencia de su hijo, envió a su hermano Gosye a que devorara cazadores y criaturas, por creer que así se liberaría de Elal. Para lograr su cometido, Gosye llegó a la Patagonia convertido en una gigantesca ballena llamada Góos. En vez de aletas tenía patas muy cortas, por lo que se le hacía difícil caminar con ligereza. Por esa razón prefirió quedarse en un cañadón, próximo al mar. Todo bicho que pasaba cerca era comido por ella, ya que no sabía distinguir a Elal de las demás criaturas. A su panza iban a parar: zorros, guanacos, zorrinos, paisanos, pájaros; todo lo tragaba. Se perdían muchos Chónek; salían al campo a cazar y no volvían nunca más al toldo. Se los tragaba con montura y todo. Así estaban las cosas cuando fueron a pedirle a Elal que los ayudara a encontrar a los paisanos que no regresaban. -¿Qué es lo que pasa? -se preguntaban-. Estamos perdiendo a la gente. Cada paisano que salía al campo no volvía más. -Yo sé lo que pasa -dijo Elal-, mañana iré a ocuparme. Mientras tanto, no se acerquen al cañadón. A la mañana siguiente, los paisanos salieron a cazar Choiques, pero se mantuvieron lejos del cañadón. Como se esperaba, ese día la Ballena Góos estaba ahí, deseosa de tragarse a todo bicho que pasase caminando o al vuelo.

LEYENDAS TEHUELCHES

  • Upload
    tajorge

  • View
    170

  • Download
    8

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Leyendas de la Patagonia Argentina

Citation preview

Page 1: LEYENDAS TEHUELCHES

LA BALLENA (GOSYE)

Entre las leyendas que circulan entre los tehuelches, uno de los pueblos originarios de estas tierras sureñas, la ballena ocupa un lugar un tanto controversial. En la mentalidad occidental y estandarizada por las telecomunicaciones, mayoritaria actualmente, predomina una visión- tal vez muy ligada al estereotipo del cetáceo de la película estadounidense Liberen a Willy- de la ballena como una especie en peligro que hay que salvar.

Sin embargo para la mitología tehuelche las ballenas no eran para nada animalitos indefensos y no siempre vivieron en el agua... A continuación Patagonia-argentina.com extrae una versión del relato sobre la llegada de la ballena al mar extraída del blog Leyendas tehuelches: “A todo esto, en la Isla Legendaria, Nóshtex -padre de Elal- enterado por el Cóndor de la nueva residencia de su hijo, envió a su hermano Gosye a que devorara cazadores y criaturas, por creer que así se liberaría de Elal. Para lograr su cometido, Gosye llegó a la Patagonia convertido en una gigantesca ballena llamada Góos. En vez de aletas tenía patas muy cortas, por lo que se le hacía difícil caminar con ligereza. Por esa razón prefirió quedarse en un cañadón, próximo al mar. Todo bicho que pasaba cerca era comido por ella, ya que no sabía distinguir a Elal de las demás criaturas. A su panza iban a parar: zorros, guanacos, zorrinos, paisanos, pájaros; todo lo tragaba. Se perdían muchos Chónek; salían al campo a cazar y no volvían nunca más al toldo. Se los tragaba con montura y todo. Así estaban las cosas cuando fueron a pedirle a Elal que los ayudara a encontrar a los paisanos que no regresaban. -¿Qué es lo que pasa? -se preguntaban-. Estamos perdiendo a la gente. Cada paisano que salía al campo no volvía más. -Yo sé lo que pasa -dijo Elal-, mañana iré a ocuparme. Mientras tanto, no se acerquen al cañadón. A la mañana siguiente, los paisanos salieron a cazar Choiques, pero se mantuvieron lejos del cañadón. Como se esperaba, ese día la Ballena Góos estaba ahí, deseosa de tragarse a todo bicho que pasase caminando o al vuelo.

Page 2: LEYENDAS TEHUELCHES

Elal se había convertido en Tábano y andaba dando vueltas alrededor de ella; la molestaba terriblemente. Con agilidad le picaba los ojos, la boca. Góos se quejaba diciendo: -¡Cómo me molesta esta Mosca! Cuando se aproxime me la voy a tragar. Y así fue, se tragó a Elal convertido en Tábano. Pero Elal no se murió dentro de la Ballena. Para incomodarla más todavía, le picaba la panza, los pulmones y las tripas. La Ballena, visiblemente molesta, se puso a caminar, porque al hacerlo se movía la gente que había tragado, los que todavía estaban vivos dentro de ella. -Ahora voy a caminar, a ver si se muere ese Tábano -decía Góos. Pero apenas dejó de hacerlo, el Tábano volvió a picarla, esta vez en el corazón. Entonces, sintió que Elal hablaba dentro de ella con los paisanos que todavía estaban vivos. -¡Qué lástima, yo entré sin cuchillo! ¿Nadie tiene uno? -escuchó que decía. Un paisano le entregó el suyo. Ya convertido en hombre, Elal tomó el cuchillo de piedra y con él abrió la panza de la Ballena. Salió primero y ayudó a los demás a escapar. Los pobres paisanos que salían estaban medio muertos; algunos se salvaron. Caían como borrachos cuando lograban huir de ahí dentro. Los que habían estado una noche nomás, esos se salvaron. Elal sacó fuera a los que estaban vivos, y a los muertos también. Después de todo lo sucedido, Elal tomó a la Ballena Góos y la metió en el mar. ¡Que se fuera a vivir allá, donde todavía está!”

LEYENDAS TEHUELCHESIntroducción

Gracias a la antropóloga Ana Albornoz, tuve la oportunidad de acceder a

las tradiciones, costumbres y creencias del pueblo patagónico más

estereotipado, el Tehuelche. Sus leyendas y tradiciones han permanecido

olvidadas por los blancos, quizá debido a su desaparición. Es costumbre

entre nosotros tildar a este pueblo –y en general a todos los indígenas-

como salvaje, debido seguramente a que los blancos nos consideramos

"superiores" a los demás grupos raciales. O también a la creencia de que

Page 3: LEYENDAS TEHUELCHES

cuando un pueblo se dedicaba a vivir exclusivamente de la caza

deambulando y evitando la vida sedentaria, sólo podía ofrecer un escaso

nivel cultural y espiritual.

Sin embargo, el desarrollo espiritual de los Chónek o Tehuelches del sur,

pese a ser casi desconocido, contiene una extraordinaria riqueza de

matices, que se ve reflejada en sus mitos y tradiciones, ubicándolos por

encima del nivel hasta hoy conocido en relación con otros grupos

indígenas, en particular debido a que estas tradiciones en nada se

emparentan con el resto de las culturas aborígenes argentinas, las que

llevan la impronta de lugares tan lejanos a nosotros como el Altiplano, el

Pacífico o la Amazonia.

Si bien fueron escritas para un público de 9 a 13 años de edad, su

contenido tan fresco es de muy fácil lectura y disfrute.

LA PATAGONIA

y sus PRIMEROS HABITANTES

Con el propósito de orientar e informar al lector sobre estas leyendas

tehuelches, se mencionan algunos rasgos distintivos del pueblo Tehuelche,

así como también, de los demás grupos raciales que ocuparon el sur

argentino.

Al extremo austral del continente americano llegaron en primer lugar los

Yananas o Yaganes y los Alakalufes, quienes permanecieron en la porción

insular de la Patagonia meridional.

El grupo racial más conocido y extendido que

ocupó la estepa patagónica, lo constituyeron los

Pámpidos, cuyos representantes etnográficos

fueron los Tehuelches o Patagones, de quienes se

hablará en detalle.

Page 4: LEYENDAS TEHUELCHES

Un tercer grupo, integrado por los Láguidos, se ubicó en la desembocadura

del Río Negro, en las cercanías de la actual Viedma.

Por último, y distribuyéndose en el área cordillerana patagónica, llegaron

los Andidos, siendo su representante etnográfico más difundido el

Mapuche.

Para nosotros, los nativos más representativos de la Pampa y

particularmente de la Patagonia fueron los Tehuelches o Patagones, que

asombraron a los primeros colonizadores y exploradores, por su porte y

estatura. Estos nativos del extremo sur se llamaban a sí mismos CHONEK,

que quiere decir "Nosotros los Hombres".

Los Tehuelches habitaban mayoritariamente desde el Río Colorado hasta el

Estrecho de Magallanes.

Llegaron en época muy temprana al extremo austral de América, y fueron

contemporáneos de los Fuéguidos. Se estima que su arribo a la Patagonia

fue hace 13.000 años. Tanto los Fuéguidos como los Tehuelches se

mezclaron hace unos 11.000 años y dieron origen a un nuevo grupo, los

Onas, que ocuparon la Isla Grande de Tierra del Fuego.

El grupo racial de los Patagones estaba integrado por dos grandes etnias, a

las que los antropólogos llaman Tehuelches Septentrionales y Tehuelches

Meridionales.

Para el siglo XVI -según Casamiquela-, los primeros se distribuían desde el

Río Colorado hasta el Río Chubut y los segundos lo hacían desde ahí hasta

el Estrecho de Magallanes.

Hay mucho para contar en relación a los Chónek o Tehuelches, sin

embargo, sólo se dará una breve reseña de sus características.

Como se indicó, ocupaban la porción continental de la Patagonia.

Originalmente conformaban bandas que, con el paso del tiempo, llegaron a

una mayor complejidad al existir jefes de escaso poder, elegidos entre los

Page 5: LEYENDAS TEHUELCHES

más valientes y mejores oradores. Con la llegada de los Mapuches,

desarrollaron plenamente el nivel de tribu.

Eran de estatura alta y corpulenta; contextura fuerte, esqueleto macizo y

de formas corporales armoniosas y bien desarrolladas.

Su economía estaba basada .principalmente en la caza del guanaco y el

choique o ñandú, además recolectaban raíces, semillas silvestres y bayas.

Cazaban disfrazados con plumas de choique, o se valían de señuelos, que

casi siempre eran pequeños guanacos

amaestrados. Los perros ayudaban.

Utilizaban como armas el arco y las flechas, cuyas

puntas portaban en el pelo; las boleadoras formaban parte de su

armamento, a la llegada del caballo. Hicieron uso del lazo y de la honda.

Como vestimenta aprovechaban el cuero de guanaco, el que cosían con

tendones del mismo animal. Los hombres se cubrían con un taparrabos y

las mujeres con un delantal. Usaban bincha y se pintaban la cara. Hay

indicios de que conocían el tatuaje.

Para guarecerse utilizaban el toldo portátil. Eran palos con horquetas y

travesaños que luego se cubrían con un toldo hecho con pieles de

guanaco.

Las mujeres eran las encargadas de transportarlo y erguirlo.

Fabricaban instrumentos en piedra y en cuero.

Con respecto al arte, los Chónek se expresaban a través de grabados en

placas de piedra y de pinturas rupestres. Poseían cancioneros de jactancia

y de linaje.

Se casaban. El matrimonio era de base monógama y existía el levirato, por

el cual, al morir el esposo, la viuda tenía derecho a reclamar un nuevo

marido que debía ser hermano del fallecido.

Page 6: LEYENDAS TEHUELCHES

El matrimonio se efectuaba por la compra de la novia; por ella se pagaba

con cuentas, mantos y caballos. Este "pago" no implicaba tener total

derecho sobre la mujer, pero servía como futuro patrimonio de los hijos de

ese matrimonio.

KARLEM-SHENIK

...0 ANTES DE QUE NACIERA ELAL

En el principio de los tiempos nada existía: ni la luz, ni el Sol, ni el agua,

ni la tierra. Únicamente reinaba una niebla oscura, fría y húmeda. Pero

allá, muy lejos, donde ahora se une el cielo con el mar, vivía un Ser muy

poderoso que existió siempre: Kóoch.

Kóoch pasó un largo período sin hacer nada, hasta que decidió terminar

con su inactividad y dio comienzo a la creación.

Al sentir la terrible soledad que lo rodeaba, Kóoch se entregó al llanto

inconsolable. Lloró durante muchísimo tiempo, tanto, que es imposible

calcularlo. De las lágrimas que brotaban de sus ojos nació el mar

primitivo, llamado Arrok. Ante el dolor de sus ojos y viendo que el agua

seguía en constante aumento, hizo un esfuerzo y detuvo el llanto, dando

un profundo suspiro. Nació entonces otro elemento de la naturaleza:

Xóshem, el Viento.

Ya más calmado, situado en medio del agua y rodeado de oscuridad,

Kóoch sintió un profundo deseo de contemplar lo que allí había. Se movió

en el espacio, intentando en vano ver con claridad aquello; sus esfuerzos

fueron inútiles, nada podía ver. Decidido a terminar con la Oscuridad,

Kóoch alzó una mano, rasgando las tinieblas con sus dedos. En ese

instante de eternidad, originó una chispa luminosa muy grande que siguió

el movimiento de la mano que la creó. Esa chispa es Xáleshen, el Sol, que

iluminó aquel fantástico escenario. Mientras el Sol despertaba a la vida, el

Viento se encargaba de empujar a la Oscuridad hacia los confines del

universo.

Page 7: LEYENDAS TEHUELCHES

El Sol creó a las Nubes, que flotaron

sobre el mar.

El Viento se divertía con ellas,

arrastrándolas a su antojo. Las Nubes

protestaban con truenos y amenazantes

relámpagos. Las protestas constantes de

las Nubes hicieron que Kóoch ordenara los elementos de la naturaleza que

actuaban en aquel mundo sin vida.

Entusiasmado por su creación, Kóoch hizo surgir del seno del mar

primitivo un trozo de tierra que creció hasta convertirse en una isla muy

grande, la que sirvió de lecho para cobijar a las aves, animales, insectos y

peces que a partir de ese instante tuvieron vida y forma; Kóoch estaba

satisfecho de su obra.

Para admirar aquella maravilla, el Sol irradiaba luz y calor; las Nubes

llevaban la lluvia bendita y el Viento se dedicaba a crear los pastos.

Mientras la vida se desenvolvía en la isla legendaria, Kóoch comprendió

que aún faltaba un elemento capaz de atenuar la oscuridad que la envolvía

cuando el Sol se ocultaba para descansar. Entonces puso en el cielo a la

Luna y la llamó Kéenyenkon. Luego dispuso que la Luna no supiera de la

existencia del Sol y que este desconociera la de la Luna. Cuando uno se

ocultaba aparecía el otro. Todo iba muy bien hasta que las Nubes

decidieron contarle al Sol de la existencia de Kéenyenkon. Gracias a las

Nubes que vagaban por el firmamento de noche y de día, el Sol y la Luna

hablaron tanto entre sí que ambos astros no pudieron resistir la tentación

de verse. A escondidas de Kóoch, el Sol apareció un día más temprano,

cuando la Luna aún no se había retirado, y otra vez la Luna se asomó

antes de que el Sol se hubiera hundido tras el horizonte. Tanto se

acercaron el uno al otro que pronto juntos se ocultaron detrás de las

montañas, desobedeciendo las órdenes de su Creador.

Kóoch sabía muy bien por qué no quería dejar su obra a merced de las

Tinieblas ni un solo momento. Tons, la Oscuridad, estaba muy resentida

con El por haber sido desplazada hacia los confines del universo. Ella,

Page 8: LEYENDAS TEHUELCHES

escondida en la Noche, acudía presurosa a envolver a la Isla con su manta

fría y húmeda, mientras envidiosa contemplaba a los amantes del espacio

infinito: la Luna y el Sol. Cuando aquellos se separaban, la Oscuridad se

alejaba de la Isla y esperaba ansiosa la ocasión para unirse con su amante

Shorr, el Tiempo. De sus amoríos fueron apareciendo los tres hijos de la

Oscuridad: Axshem, Máip y Kélenken.

Entretanto, la vida en la Isla transcurría en una armonía perfecta; el

Viento ya no corría a las Nubes, ni estas oscurecían al Sol para defenderse.

Los amantes del cielo vivían su eterno romance.

II

TEO

LA NUBE QUE SE

CONVIRTIÓ EN MUJER

Tons, la Oscuridad, fue madre de los tres Malos Espíritus de la leyenda, y

también de los HoZ-Gok: horrendos gigantes que atemorizaban a los

animales habitantes de la Isla. Tons, apenas nacían sus hijos los

abandonaba en las montañas; estas eran gigantes mujeres que nacían

enfermas: algunas, de noche, escupían fuego y se estremecían cuando

Kélenken se metía en ellas. De esta manera, llegaron a la Isla los primeros

gigantes de la Oscuridad: Nóshtex y Gosye.

Cuenta la leyenda que, por aquel entonces, las

Nubes que rozaban las montañas se convertían en

mujeres preciosas. Las Nubes desafiaban ese

hechizo eludiendo los picachos y brincando por

sobre las laderas.

Page 9: LEYENDAS TEHUELCHES

Teo, una de esas Nubes, rendida por tanto juego, cierto día se recostó

sobre una montaña y se durmió. Esta fue la oportunidad esperada por uno

de los gigantes, Nóshtex, para raptar a la Nube dormida y llevarla a su

caverna. Teo, ya convertida en mujer, permaneció cautiva durante tres

días y tres noches.

Las demás Nubes descubrieron enseguida su ausencia.

En vano, la buscaron por las montañas y el firmamento: nadie sabía dar

noticias sobre su destino. Seguras de que su hermana había desaparecido

en algún lugar de la Isla, comenzaron a descargar terribles tormentas,

causando gran temor y alarma entre los seres que allí vivían. Tres días

duró la furia de las Nubes. Al cabo de esos tres días intervino el Sol para

calmarlas y les preguntó el motivo de su tremendo enojo. Ellas

respondieron que faltaba su hermana Tea y que había desaparecido

estando en la Isla; sospechaban que alguno de los gigantes la había robado

y la mantenía prisionera en las cavernas.

Como el Sol nada pudo averiguar esa tarde, luego de ocultarse en el

horizonte, le informó a Kóoch lo sucedido, ya que las Nubes amenazaban

con seguir maltratando a los habitantes de la Isla si no aparecía su

hermana.

Kóoch regresó de su hogar, al oriente del

cielo, y al ver el penoso estado en que se

encontraba su obra: los animales

aterrados, los ríos desbordados, las aves

mojadas y hambrientas, las rocas despeñadas, le prometió al Sol que si la

Nube desaparecida tenía un hijo, este sería más poderoso que su padre.

Ese mismo amanecer, el Sol les dio la noticia a las Nubes y estas,

satisfechas por la promesa, llamaron al Viento y le contaron la novedad.

Galopó veloz sobre sus propias ráfagas, hacia la Isla y desparramó la

noticia entre los animales, las fieras y los pastizales.

Ciclo Divino

III

Page 10: LEYENDAS TEHUELCHES

...y LLEGA ELAL

A LA ISLA LEGENDARIA

Como el Viento sabía de la existencia de los perversos gigantes, en medio

de prolongados silbidos bramó la noticia en la entrada de las cavernas en

las que los monstruos se habían refugiado. Así fue como Nóshtex se enteró

de que su hijo sería más poderoso que él.

La Nube Teo también escuchó la buena

nueva y le anunció al gigante que su hijo,

el que habría de hacer justicia según la

promesa del poderoso Kóoch, ya latía en

su vientre. Esta revelación aterrorizó al

gigante, quien no sabía cómo alejar ese

peligro. Sentado en la entrada de su

cueva, meditaba en tanto que Teo dormía, ajena a los terribles proyectos

que bullían en la cabeza de Nóshtex.

Hacia el anochecer llegó Máip, uno de los tres Malos Espíritus,

arrastrándose entre los matorrales y sopló su aliento helado sobre un

pajarillo posado en una rama. El ave cayó muerta, y el gigante al ver eso,

resolvió que se desharía de Teo. Antes de morir, el ave puso un huevo, y el

gigante se dio cuenta de que aun cuando la Nube muriese, bien podría

quedar vivo su hijo. Ya a la luz de la Luna, pasó un zorro y al ver al

pajarillo muerto se lo comió de un bocado; husmeando entre los pastizales

encontró el huevo y se lo engulló también. El gigante ya sabía qué hacer:

mataría a la Nube Teo y devoraría a su propio hijo para terminar con la

promesa de Kóoch.

Cuando finalmente el gigante Nóshtex terminó con la vida de Teo, calculó

que ya estaba próxima la hora del amanecer, y temiendo que pudiera ser

encontrada la madre del niño, decidió arrojarla al cielo. Cumplida la faena,

apartó al chico para que se secara y corrió hacia la entrada de la gruta,

para arrojar a Teo a los confines del firmamento.

Page 11: LEYENDAS TEHUELCHES

Al revolear el cuerpo sin vida de la Nube Teo, la sangre que aún brotaba de

ella salpicó el firmamento y se escurrió hacia el Este. A medida que

aumentaba la claridad del día, más rojo se tomaba el amanecer.

Mientras esto sucedía allá afuera, en lo profundo de la cueva un roedor

llamado Terr-Werr tomó al niño y lo ocultó en el pequeño agujero donde

vivía.

Nóshtex regresó dispuesto a devorarse a su hijo pero por más que lo

buscó, la criatura había desaparecido misteriosamente.

Tratando de encontrarlo, el furioso gigante removió la tierra y apisonó con

una roca el suelo de la cueva. Escarbaba el piso con las manos, lo abría y

sacaba un tierral, por el poder que tenía. Ahuecaba y no encontraba nada;

cambiaba de lugar, pero lo único que hallaba eran galerías vacías. En vano

siguió el monstruo gritando y sacudiendo la tierra, sólo logró que se le

gastaran las manos y los brazos. Ya Elal estaba a salvo, bajo la protección

de Terr-Werr.

Según los relatos de los ancianos venerables de las

tolderías tehuelches, en la Isla Legendaria la magia

prosperaba sin límites. De ahí que un roedor

llamado Terr-Werr pudo salvarle la vida a Elal y

hoy ese ratón es más conocido por su apodo de

Tucotuco.

A partir de aquel entonces, Terr-Werr se convirtió

en algo así como la "abuela" del niño. En él volcaba

todo su cariño y atención, ya que desde hacia

tiempo nadie vivía con ella.

Terr-Werr no tardó en darse cuenta de que aquel no era un niño común. A

los dos meses de vida ya sabía comer solo y al año, conversaba

fluidamente con la "abuela".

Page 12: LEYENDAS TEHUELCHES

Elal crecía con rapidez y a Terr-Werr se le hacía más difícil mantener al

niño en la cueva. Tenía que sacarlo de ahí sin que el gigante supiera de su

existencia.

IV

LA OSCURIDAD

VIENE EN AYUDA DEL GIGANTE

Dos años habían pasado desde que Elal salvó su vida. Cada día la "abuela"

notaba cómo se convertía en un fuerte hombrecito que poseía cualidades

fuera de lo común: era un ser mágico.

A los tres años, Elal salió de la cueva y se

encontró con el gigante Nóshtex quien hizo el

intento de atraparlo, pero Elal era más rápido y

escurridizo que su padre. Temiendo por la vida de

su nieto, Terr-Werr actuó rápidamente, clavando

sus dientes en uno de los pies del monstruo. Al

estremecerse de dolor, este se detuvo para frotarse

el pie lastimado. Cuando reaccionó, ya Elal había

desaparecido 'de su vista. Nóshtex bramaba su

desgracia en lo más profundo de su caverna.

Tanto gritó el gigante que toda la isla tembló.

Tons, la Oscuridad, escuchó los gritos de su hijo y esa misma noche se

acercó a la cueva del monstruo. Ella estaba dispuesta a todo con tal de

impedir que se cumpliera la promesa del todopoderoso Kóoch. Tons jamás

permitiría la victoria de Elal sobre el gigante Nóshtex.

Page 13: LEYENDAS TEHUELCHES

Envueltos en un manto de frío se reunieron los seres malvados de la isla.

Estaban Tons, Kélenken y Máip, los Malos Espíritus gemelos y su hermano

Axshem; tampoco faltaban Nóshtex y Gosye, los gigantes terribles.

Tons, la madre de todos, distribuyó tareas específicas a cada uno de sus

hijos. Kélenken y Máip, como hijos preferidos de la Oscuridad, deberían

actuar siempre juntos, uno prepararía el camino para la acción dañina del

otro; en tanto que Axshem actuaría solitario, desligado por completo de la

acción de sus hermanos gemelos. Por su parte, Gosye, perseguiría sin

descanso a Elal, hasta que a Nóshtex le volvieran a crecer sus manos y

brazos gastados.

Como la reunión se efectuó en la guarida del gigante, Terr-Werr se enteró

de la conspiración, oyendo desde sus galerías las frías palabras de la

Oscuridad. Alarmada por lo que allí se decía, decidió llevarse al chico lejos

de ahí.

Al amanecer, Tons se alejó presurosa de la isla, dejando a sus hijos para

que se deshicieran del niño-dios.

V

AQUELLA

MEMORABLE

REUNIÓN

Mientras Elal dormía, su "abuela" no dejaba de imaginar de qué manera

lograría eludir los peligros que acechaban a su nieto. Calmando la

ansiedad, y a escondidas del gigante, se acercó a la entrada de la cueva y

desde ahí clamó al Viento por ayuda. Tuc-tuc... tuc-tuc... tuc, tuc...

Presuroso y de un soplido, Xóshem

acudió a la presencia del Tucotuco.

Enterado por este de los planes de la

Page 14: LEYENDAS TEHUELCHES

Oscuridad, el Viento le sugirió que reuniera a los habitantes de la isla a fin

de que entre todos hallaran una solución para salvar al niño. El Viento se

alejó prometiendo avisar al Chingolo, de modo que juntos pudieran

organizar la partida de Elal.

Kíken, el Chingolo, fue el primer colaborador que tuvo el Tucotuco cuando

inició las consultas con los demás animalitos y fieras de la isla.

Mientras se dirigía a la laguna del lugar, Terr-Werr le pidió al Chingolo que

volara hasta donde estaba nadando el Cisne, y que lo llamara

sigilosamente. El sencillo Kíken cumplió eficazmente su misión, con gran

alegría de la "abuela" del niño.

Ya en la laguna, Terr-Werr debatió con sus amigos los pasos a seguir para

salvar a Elal.

Mucho se habló sobre la mejor manera de esconder a Elal de los peligros

que lo acechaban, sin embargo, ninguno de los presentes ofreció una

solución que tranquilizara a la afligida "abuela".

El debate se interrumpió con la llegada de Kíus, el Chorlo, quien traía la

solución esperada. Sugirió a los asistentes a la asamblea que Elal debía

ser llevado a una lejana tierra "cubierta de nieve y hielo". El Chorlo era la

única ave que conocía la existencia de aquella tierra. Todos los presentes

se alteraron sobremanera ante la ocurrencia de dejar abandonado a su

suerte a ese pequeño niño milagroso, en una tierra desconocida y lejana.

Surgió entonces la idea de acompañarlo.

En aquella memorable reunión, GoIn, el Puma, fue una de las fieras que

rehusó colaborar en la preparación de la fuga de Elal, actitud que imitaron

los gatos, por esa razón estos animales fueron considerados como

enemigos de todos los seres. Aunque no colaboraron, tampoco

entorpecieron la huida.

Terr-Werr dispuso que los animales que quisieran ir con el niño debían

estar junto a la laguna a la mañana siguiente, ya que no había tiempo que

perder.

Page 15: LEYENDAS TEHUELCHES

El Tucotuco envió a cuatro mensajeros a buscar a las aves que realizarían

el vuelo con el pequeño Elal y su "abuela".

VI

MENSAJEROS

A LA BÚSQUEDA

WÉKESHKA, EL ZORRINO

El Zorrino fue uno de los elegidos por Terr-Werr, quien lo despachó en

procura del Cauquén, al cual debía informarle que el niño mágico ya

estaba listo para emprender el viaje y alejarse de

la isla.

Alegre partió el Zorrino, y un gigante, molesto de

verlo tan contento lo detuvo para preguntarle los

motivos de tanta alegría. Wékeshka, como se

llamaba entonces el Zorrino, asustado, tras

algunas vacilaciones, sintió miedo al cerrarse la

noche y confesó al monstruo los motivos de su

contento y la misión que la "abuela" de Elal le

había encomendado.

Mientras contaba los pormenores de la fuga proyectada, fue oído por la

Lechuza, que acababa de retirarse de la asamblea, disgustada con el

Tucotuco por no haberla elegido para llevar al niño divino a su nuevo

hogar.

Como Amen, la Lechuza, tenía el privilegio de ver en la oscuridad, al

acercarse, distinguió al Zorrino temblando de miedo mientras le contaba al

gigante todo lo que estaba por suceder. Amen voló de regreso a la

asamblea y comunicó a todos los reunidos los pormenores de la traición

Page 16: LEYENDAS TEHUELCHES

del Zorrino Wékeshka. La indignación fue unánime y la condenación

terminante.

Apenas Elal se enteró del episodio, el pequeño y hermoso Zorrino fue

rodeado de ese insoportable olor que delata su presencia a grandes

distancias.

Desde aquel triste episodio todos huyen de él, y por esa causa no tiene un

solo amigo.

Arrepentido de su falta, Wékeshka trata de saldar su deuda y por ello, a

pesar de su insignificante tamaño, es el único animal que enfrenta al

hombre y lo ataca tratando de hacerle llegar su nauseabunda rociada,

convencido de que vuelve a encontrarse con un gigante que le intercepta el

paso hacia el Cauquén.

VII

MEXEUSH y PÁTENK

O EL CHOIQUE y EL ZORRO

En aquellos momentos cruciales para la vida de Elal, otra ave fue

designada para remontar el vuelo junto al legendario héroe: Mexeush, el

Choique o Ñandú.

Para ubicarlo fue enviado Pátenk, el Zorro.

Por entonces, Mexeush podía volar al igual que el

Cóndor y las demás aves. Con alas grandes y

poderosas surcaba el cielo con gran belleza. Sin

embargo, perdió ese privilegio porque en vez de

remontar vuelo cuando el Zorro le avisó que Ella lo

aguardaba en la orilla de la laguna, el Choique

decidió ir en ayuda del niño utilizando sus piernas

en vez de sus alas. Sucedió así porque le tenía

miedo a uno de los gigantes que lo observaba.

Page 17: LEYENDAS TEHUELCHES

Elal, molesto, al enterarse de los motivos de su tardanza, le quitó para

siempre el privilegio de volar. Era este el castigo impuesto al Choique, por

haberse negado a volar cuando la seguridad del héroe lo exigía.

A su vez, el Zorro, que sorteó obstáculos para llevar el mensaje al ave,

enterado del fracaso de su misión, se convirtió en el más grande enemigo

de Mexeush, el Nandú. De esta manera, el Choique debió cambiar la

seguridad del vuelo por la velocidad en la carrera, la resistencia a la fatiga

y la habilidad para eludir al enemigo que lo persigue.

Desde aquel episodio, el Zorro y el Nandú son enemigos irreconciliables.

VIII

EL PICHE

y EL FLAMENCO

Annon, el Piche, fue el cuarto mensajero

enviado por la "abuela" del niño para

localizar al ave que faltaba: el Flamenco.

Pero el Piche no cumplió con su cometido

con la rapidez que se necesitaba. Anoon

se encontró en el camino con un gigante;

al verlo sintió miedo, creyendo que el

monstruo lo seguía. Para despistarlo,

Anoon fingió husmear la tierra, y

ocultándose entre los pastizales consiguió

alejarse de su peligroso observador.

Apenas el Piche pudo llegar hasta el Flamenco, este de inmediato remontó

el vuelo, pero cuando llegó a la laguna, ya el Cisne había ocupado su lugar

y Elal estaba ubicado sobre la espalda del ave.

Page 18: LEYENDAS TEHUELCHES

Tanta fue la tristeza que embargó al fiel Flamenco, que Elal, compadecido

de su pena, hizo que las blancas plumas que hasta entonces lucía el ave,

adquirieran el color del cielo a la hora del amanecer.

Este privilegio no le quitó al Flamenco su pena, pues desde entonces sigue

viviendo solitario y enigmático, oculto en las lagunas lejanas.

IX

KÁPENK-OCH

EL PECHO COLORADO

La mañana de la partida, Terr-Werr le

encomendó a Kápenkoch, el Pecho Colorado,

que distrajera con su canto a un gigante,

mientras el niño aguardaba el momento de la

partida. El monstruo ordenó callar a la tímida

avecilla, pero esta siguió cantando tal cual se lo

había ordenado, el Tucotuco, hasta que Elal se

alejó lo suficiente.

El gigante, molesto por el hermoso canto del

ave, le arrojó una espina que fue a hundirse en

medio del pecho del pájaro. Su grito de dolor fue oído por Elal y cuando

Kápenk-och llegó a la laguna con el pecho ensangrentado, la divina

criatura no sólo curó la terrible herida, sino que también hizo que las

plumas del pecho, manchadas de sangre, conservaran para siempre su

hermoso color que, desde entonces, lo destaca de las demás avecillas.

La partida de Elal, Terr-Werr y los colaboradores del héroe, comenzaba. Al

grito del Cisne, la laguna se estremeció despidiendo para siempre a sus

queridos moradores.

“¡¡El-Ha!! ¡¡El-Ha!!", gritaba el cisne Kóokne. Tras él, varias aves y animales

abandonaron la Isla Legendaria para poner a salvo al hijo de la Nube y el

gigante.

Page 19: LEYENDAS TEHUELCHES

Ciclo Heroico

X

GUEUT USHUA

...0 EL MUNDO DE NOSOTROS

Cuenta esta historia que el Cisne, la más hermosa de las aves de esta

tierra, trajo a Elal a la Patagonia siendo este muy pequeño. Kóokne, el

Cisne, detuvo su vuelo en la cumbre del majestuoso Chaltén, y Elal

descendió de las espaldas del ave, admirado del fantástico panorama que

se ofrecía ante su vista. Rodeado de las aves que lo acompañaron en la

fuga, estuvo tres días y tres noches contemplando la nueva tierra cubierta

de hielo y nieve. Durante esos días, los pajarillos alimentaron al niño y le

proporcionaron calor con sus plumas.

Entretanto, en la Isla Legendaria, los perversos de esta leyenda eran

enterados por el Cóndor y las aves carroñeras, del nuevo paradero de Elal.

Nóshtex, su padre, se dispuso a partir hacia aquella tierra lejana pero fue

detenido por su madre, Tons, ya que sabía que el niño divino era mágico,

razón más que suficiente para obrar con cautela y perfección.

Decidida a todo reunió nuevamente a sus hijos y a

cada uno le asignó poderes especiales para

enfrentar a Elal. Nóshtex y Gosye recibieron la

capacidad de transformarse. Cada uno de los tres

Malos Espíritus fue investido con temibles

hechizos: Axshem traería el dolor físico en

hombres y animales; Máip sería el portador de

inquietudes espirituales y de la mala suerte;

Kélenken representaría la peste y la desgracia.

Creyéndose invencibles, las creaciones de la

Oscuridad partieron en busca de Elal, deseosas de hacer uso de los

poderes que su madre les había otorgado.

Page 20: LEYENDAS TEHUELCHES

Máip, el espíritu dañino que mata pajarillos con su aliento helado, se

había adelantado a la bandada de aves y merodeaba en los faldeos del

Chaltén, aguardando a sus presas.

En un principio Shíe, la Nieve y Kókeske, el Frío, junto con el hielo, se

aliaron al perverso Máip, pretendiendo resistir y aniquilar a Elal y sus

amigos.

Al tercer día, la divina criatura descendió de la gran torre del Chalten y fue

interceptada por el Frío y la Nieve, a quienes ahuyentó, golpeando unas

piedras que dieron origen al fuego.

Entretanto, Máip le quitó la vida a muchos pajarillos que acompañaban a

Elal, pero cuando la Nieve y el Frío se retiraron, el héroe-niño hizo

resucitar a todos ellos.

Temerosos de que Elal le enseñara a las aves a encender el fuego, la Nieve,

el Frío y Máip formalizaron un pacto y se alejaron, dejando campo libre a

la vida que llegaba a la Patagonia.

Si bien los hielos comenzaban a derretirse, casi no había tierra libre de él.

Las aves deseaban instalarse en los valles y le pidieron a Elal que las

ayudara.

Decidido a terminar de una buena vez con ese problema, el niño mago

inventó el arco y la flecha, ante la mirada incrédula de sus amigos y

seguidores. Era preciso retirar el mar y dejar libre el suelo para que en él

pudieran vivir todas las criaturas.

El, con el arco, hizo el trabajo de llevar el agua para atrás: tiraba flechas y

donde estas tocaban, ahí se secaba; el agua se retiraba por los cañadones.

Elal formó el Cañadón de Kamusu Aike, para que bajara la marea. Cuando

se retiró el mar, con fuerza, bajó de las lomas altas hacia la playa donde

está ahora.

Contentos, los animales y las aves dejaron el Chaltén para poblar la nueva

tierra.

Page 21: LEYENDAS TEHUELCHES

Con la ayuda de Elal, Terr-Werr construyó una cueva en donde ambos

vivieron hasta que el niño se convirtió en un muchacho fuerte y decidido.

Viéndolo ya grande, la "abuela" estaba dispuesta a decirle la verdad sobre

la muerte de su madre, por lo que una tarde se sentó junto al joven y le

contó lo que había sucedido en la isla donde había nacido.

Elal estaba al tanto de la verdad y sabía ahora cuál había sido la causa de

su huida de la Isla Legendaria, y por qué él era motivo de tanta

persecución y de tanto peligro.

XI

KAÁSH

PARA EL INVIERNO

Ya grande, Elal se reunió con toda su gente, para ordenar el mundo que

habitaban. Esa vez se hizo el invierno que tenemos ahora.

Elal pensó que era mejor que los ocupantes de la Patagonia se pusieran de

acuerdo con este asunto. La gente de entonces se reunió en una gran

asamblea para ver qué tiempo iban a pedir. Se juntaron la Mara, el Zorro,

los Pájaros, el Cisne, el Flamenco, el Chingue, la Tortuga, el Piche, el

Chorlo, la Cucaracha, el Puma, el Gato Pajero, el Gato Montés, el Ñandú y

el Tucotuco. Los caciques de todos ellos estaban discutiendo, mientras los

paisanos escuchaban. Como la cosa iba para largo, Elal, que era el patrón

de todos, preguntó:

-¿Quién quiere invierno corto y quién quiere invierno largo?

Los murmullos corrieron entre los presentes y habló primero el Ñandú:

-Esto va a ser lo que tengo acá -comentó, y mostró a los reunidos las

marcas de sus patas; eran doce-. ¡Doce lunas tendrá el invierno!

Page 22: LEYENDAS TEHUELCHES

-¿No es mucho? -preguntó Elal-. La gente se va a escarchar; van a morir

de hambre.

El silencio fue la única respuesta, por lo que Elal les habló a todos,

diciendo:

-Escuchen con atención, y a conformarse con lo que piden. Los voy a dejar

por un rato para que lo discutan porque no habrá cambios después.

Él no iba a andar a cada rato ajustando la duración del invierno; tenía

otras cosas para hacer. Elal se fue y la discusión siguió.

Pujerr, la Mara, estaba ahí sentadita y callada.

Como la gente no decía nada, intervino gritando:

-¡Es mucho! ¿Qué vamos a comer? ¡Nos vamos a

morir de hambre!

-¡Doce lunas! -repitió el Ñandú.

-¡No, no, es muy largo -gritaba la Mara nerviosa-,

es muy largo y no vamos a encontrar nada para

comer!

Los demás estaban callados escuchando; sólo ellos dos decidían. Uno

pedía doce meses y el otro tres.

La tortuga se animó a hablarle al Ñandú y cuanto más le decía, más

porfiaba, poniendo los ojos de loco y pataleando.

De repente, el Ñandú se enojó y le preguntó a la Mara:

-¿Para qué quiere tres lunas usted?

-Yo quiero tres porque con doce lunas sé que no voy a comer nada.

Los otros aguardaban, pensando que no podrían vivir con tantas lunas

como estaba pidiendo el Ñandú. Por miedo a él, los animales ya se estaban

resignando a un

Page 23: LEYENDAS TEHUELCHES

invierno larguísimo.

La Mara, al ver que los demás no decían nada y que el pajarraco no quería

cambiar de idea, desesperada, salió corriendo hacia donde estaba Elal.

El Ñandú se largó a correr a la liebre, tratando de darle pisotones y

picotazos. Cuando Elalla vio pasar, le preguntó:

-¿Cuántos meses de invierno quieren finalmente?

-Kaásh (3), tres lunas -gritó la Mara.

-Así será -dijo Elal.

El Ñandú, enfurecido, persiguió a la liebre por el campo. Como los dos

corren rápido, se mantenían a buena distancia uno de otro. Cuando la

Mara estaba por entrar a su cueva, el Ñandú pegó un brinco y le pisó la

cola. La Mara tiró y tiró hasta que la cola se le cortó, quedándole chiquita.

Pero la Mara entró en su cueva con los tres meses ganados. Desde adentro

se reía asustada.

-No importa mi cola -dijo-, basta con mi vida.

Gracias al valor de la Mara, hoy tenemos tres lunas de invierno y tres de

verano.

XII

FUEGO DE LEÑA DE

CALAFATE

Atesora la leyenda que, la Zorrina, el Gato del

Pajonal y el Piche, cacique de ambos, mantenían

el fuego. Los tres lo cuidaban gracias a un yuyo

que llamaban oukha-ínash. Ellos ponían una

Page 24: LEYENDAS TEHUELCHES

piedra cerca del yuyo, la chocaban con otra y ahí saltaba la chispa que

prendía la hierba. El fuego más grande era para el Piche; cuando los otros

se acercaban para calentarse, este hacía chiquito el fuego y no les dejaba

quemar leña en su fogón.

Cierta vez, calentita por el fuego, la joven Zorrina se acercó a otros

animales, quienes le pidieron fuego para calentarse y cocinar. La Zorrina

no escuchó las súplicas y se pavoneó entre los ateridos.

La vieja Cisne se enfrentó a la recién llegada acusándola de egoísta. Por

más que la Zorrina negaba la posesión del fuego, el olor a humo en su piel

contradecía sus palabras.

Asustada, la Zorrina corrió a avisarle a su cacique que escondiera el fuego

para que los demás animales no pudieran tenerlo.

Presuroso, el Piche tapó la hoguera y se echó encima para que nadie la

encontrara. La gente de la toldería le pidió a Elal que interviniera, a fin de

que todos pudiesen disfrutar de las bondades del fuego. El héroe tehuelche

salió a caminar por el campo y encontró al Piche haciendo fuego tapadito.

La visita a la toldería del Piche parecía casual, aunque este suponía que

Elal venía por fuego y no por cortesía.

La Zorrina y el Gato del Pajonal no salieron de su toldo, por

temor a las reacciones de Elal.

Como el Piche poco pudo hacer para esconder el humo que

se escapaba del fuego tapado, Elal aprovechó la oportunidad y de buen

modo le pidió un poco de carbón quemado.

Este le respondió que nada tenía para darle, mientras nerviosamente

soplaba la columna gris, tratando de desvanecerla en el aire.

Page 25: LEYENDAS TEHUELCHES

El héroe de la Patagonia intentó por última vez razonar con el Piche

solicitándole un tizón para hacer fuego, para que la gente pudiera

calentarse y cocinar. El Piche se negó.

Elal, enojado por la actitud del bicho, lo empujó muy lejos. Y ahí estaba el

fuego; carbón quemado de leña de Calafate. Elal se lo llevó a los paisanos,

que así pudieron calentarse y comer carne asada.

Cuando Elalle sacó el fuego al Piche, le cruzó el lomo en tiras, por no

habérselo querido dar. Por eso tiene ahora esas rayas en el caparazón.

Desde entonces, el Piche se fue al campo y no volvió más junto a los

paisanos. El Gato del Pajonal y su amiga la Zorrina huyeron con él.

Hasta hoy, el Piche come hutas y la Zorrina cucarachas.

XIII

LA MUERTE

COMO PARTE DE

LA VIDA

Un viejo pasaje de la leyenda que cuenta las peripecias de Elal, relata que

cierto día él estaba muy atareado disponiendo y arreglando las cosas de

este mundo para que sus habitantes y futuras creaciones pudieran

disfrutar y desarrollar sus vidas en la abundancia y la belleza.

Cuando ya estaba casi todo ordenado y en su lugar, Elal regresó del Sol y

reunió a todos los animales en gran asamblea. Junto al fogón, el héroe se

dirigió a los presentes:

-Ya está todo terminado; esta noche

quédense tranquilos, acuéstense y no

hagan ningún bochinche, que mañana

Page 26: LEYENDAS TEHUELCHES

bien temprano voy a venir a darles las indicaciones finales.

-Bueno -dijeron todos-, está bien.

-El que haga algo va a salir mal-profetizó Elal, quien contaba con esa

noche para que la gente viviera de siglo en siglo, sin morir jamás.

Las voces de los animales pronunciaban su conformidad para con lo

dispuesto por su patrón divino.

-No, qué vamos a hacer esta noche –aseveraban algunos.

-Yo -habló el Lobo Marino- no pienso moverme en toda la noche.

Los demás lo miraron con desconfianza, ya que era muy conocido por las

bromas que solía hacerles.

Esa noche, mientras los demás animales dormían tranquilos, el Lobo, con

su acostumbrada picardía, despertó a la Loba y la sedujo, rompiendo la

promesa hecha a Elal.

A la mañana siguiente, cuando los animales despertaron, advirtieron que

la pareja de Lobos Marinos no se levantaba: había muerto. Los paisanos,

alterados, se preguntaron por qué.

Al llegar Elal, sentenció:

-Murió porque su deseo fue más fuerte que él, por eso murió; no debió

haber seducido a la Loba hasta que yo hubiera terminado de ordenar las

cosas para ustedes.

Mientras esto sucedía, la Cucaracha -que andaba contra los demás

animales-, le sacó al Lobo el huesito de la garganta para que no volviera a

vivir. Si no hubiera sacado ese hueso, Elal podría haberlo hecho vivir otra

vez, pero como lo perdió, no pudo salvarlo. La Cucaracha escondió el

huesito, ¡quién sabe dónde! No quería que hubiese mucha gente. Tenía

miedo de ser pisoteada por los paisanos.

Page 27: LEYENDAS TEHUELCHES

XIV

TRES GOLPES PARA

CREARA LOS

CHÓNEK

Elal no creó el universo ni las fieras, en cambio, fue el creador de los

Chónek o Tehuelches.

Apenas Elal había logrado organizar el nuevo mundo, creó a los

Tehuelches, a los que llamó Chónek. Para ello lanzó tres gritos y dio tres

golpes con el pie antes de crear a los hombres y a la selva. Consiguió un

poco de barro y le dio forma a dos muñecos: uno parecía un varón y el otro

una mujer. Tanto los maleó que consiguió darles sangre y corazón; al fin

estaban con vida. Crecieron, y tuvieron hijos y fueron más y más gente.

A los hombres les reveló el secreto del fuego, les

brindó las primeras armas, les enseñó el arte de la

caza y, como seres creados a su imagen y

semejanza, no sólo les proporcionó todo lo

necesario para sobrellevar la vida, sino que les

inculcó algunos principios de conducta y moral.

Inventados el arco y la flecha, creados el guanaco,

la selva y los hombres, Elal les enseñó a construir

y a utilizar las armas, incorporándose a los grupos

que partían en expediciones de caza.

Gracias a la presencia del guanaco, el pueblo nativo pudo cubrirse y basar

su economía y su industria en la caza de ese animal. Elal les enseñó a los

paisanos a hacer capas de guanaco, para taparse; les decía: "Saquen el

cuero del chulengo y hagan capitas para atárselas al cuerpo, mocasines

para los pies y toldos para dormir y guarecerse".

Page 28: LEYENDAS TEHUELCHES

Para coserlos, hacían agujas con cuchillos de piedra y pasaban tendones

en crudo. A las mujeres les enseñó a estaquear y coser el cuero del

guanaco. A los hombres, a guanaquear -matar a los guanacos chicos,

sacarles el cuero y sobarlos.

Nacía de esta manera uno de los mejores ejemplos del equilibrio entre la

Naturaleza y el uso que los hombres hacían de ella.

XV

DE CÓMO LA BALLENA

LLEGÓ AL MAR

A todo esto, en la Isla Legendaria, Nóshtex -padre de Elal- enterado por el

Cóndor de la nueva residencia de su hijo, envió a su hermano Gosye a que

devorara cazadores y criaturas, por creer que así se liberaría de Elal.

Para lograr su cometido, Gosye llegó a la Patagonia convertido en una

gigantesca ballena llamada Góos. En vez de aletas tenía patas muy cortas,

por lo que se le hacía difícil caminar con ligereza. Por esa razón prefirió

quedarse en un cañadón, próximo al mar.

Todo bicho que pasaba cerca era comido por ella, ya que no sabía

distinguir a Elal de las demás criaturas. A su panza iban a parar: zorros,

guanacos, zorrinos, paisanos, pájaros; todo lo tragaba. Se perdían muchos

Chónek; salían al campo a cazar y no volvían nunca más al toldo. Se los

tragaba con montura y todo.

Así estaban las cosas cuando fueron a pedirle a Elal que los ayudara a

encontrar a los paisanos que no regresaban.

-¿Qué es lo que pasa? -se preguntaban-o Estamos perdiendo a la gente.

Cada paisano que salía al campo no volvía más.

Page 29: LEYENDAS TEHUELCHES

-Yo sé lo que pasa -dijo Elal-, mañana iré a ocuparme. Mientras tanto, no

se acerquen al cañadón.

A la mañana siguiente, los paisanos salieron a cazar Choiques, pero se

mantuvieron lejos del cañadón. Como se esperaba, ese día la Ballena Góos

estaba ahí, deseosa de tragarse a todo bicho que pasase caminando o al

vuelo.

Elal se había convertido en Tábano y andaba dando vueltas alrededor de

ella; la molestaba terriblemente. Con agilidad le picaba los ojos, la boca.

Góos se quejaba diciendo:

-¡Cómo me molesta esta Mosca! Cuando se

aproxime me la voy a tragar.

Y así fue, se tragó a Elal convertido en Tábano.

Pero Elal no se murió dentro de la Ballena. Para

incomodarla más todavía, le picaba la panza, los

pulmones y las tripas.

La Ballena, visiblemente molesta, se puso a

caminar, porque al hacerlo se movía la gente que

había tragado, los que todavía estaban vivos dentro

de ella.

-Ahora voy a caminar, a ver si se muere ese Tábano -decía Góos.

Pero apenas dejó de hacerlo, el Tábano volvió a picarla, esta vez en el

corazón.

Entonces, sintió que Elal hablaba dentro de ella con los paisanos que

todavía estaban vivos.

-¡Qué lástima, yo entré sin cuchillo! ¿Nadie tiene uno? -escuchó que decía.

Un paisano le entregó el suyo.

Page 30: LEYENDAS TEHUELCHES

Ya convertido en hombre, Elal tomó el cuchillo de piedra y con él abrió la

panza de la Ballena. Salió primero y ayudó a los demás a escapar. Los

pobres paisanos que salían estaban medio muertos; algunos se salvaron.

Caían como borrachos cuando lograban huir de ahí dentro. Los que

habían estado una noche nomás, esos se salvaron. Elal sacó fuera a los

que estaban vivos, y a los muertos también.

Después de todo lo sucedido, Elal tomó a la Ballena Góos y la metió en el

mar. ¡Que se fuera a vivir allá, donde todavía está!

XVI

EL ANCIANO

TAKAURR

Así se iban dando las cosas por la Patagonia. Los animales estaban

distribuidos en ella; los bosques rebosaban de vida; los Chónek gozaban

del Guanaco, su inagotable fuente de alimento y vestimenta. Elal se veía

satisfecho por su creación y disposición de lo hecho. Constantemente

acompañaba a grupos de cazadores para enseñarles mayores detalles y

trucos de cómo hacerse de Chulengos y Choiques.

A todo esto, el padre de Elal-Nóshtex-, a raíz del fracaso de su hermano

Gosye ya convertido en Ballena, decidió ir personalmente a la Patagonia

para terminar de una buena vez con la amenaza que representaba su hijo.

Para eso, el gigante se transformó en un anciano curandero llamado

Takaurr. La mejor forma que tenía él de acercarse a su hijo sin ser

descubierto era ganándose la confianza del cazador fiel al héroe mítico.

Este se llamaba Wekne; era el símbolo de la lealtad

y el valor entre el pueblo Chónek.

Page 31: LEYENDAS TEHUELCHES

El legendario cazador, persiguiendo una vez a un Chulengo herido, se

internó en el bosque, tras la presa que ya creía segura. Allí se extravió y al

salir, en el deslinde del bosque fue atacado por un feroz Puma que de un

zarpazo le desgarró la garganta. Antes de caer, Wekne logró tender su arco

y atravesar el cuello del Puma con una flecha que le dio muerte.

Herido, llamó a sus camaradas; tan sólo se le apareció un anciano

desconocido que, después de alzarlo, se lo llevó a su cueva. Mientras

marchaba cargando con el nativo al hombro, el viejo le habló en voz alta

diciéndole que el Puma le temería, porque era fuerte y valiente como Elal.

Profetizó que los Chónek gritarían el nombre de Wekne.

Ese día y esa noche, el cazador permaneció inconsciente en la cueva. Al

amanecer, despertó, somnoliento, completamente curado. Asombrado,

apenas si cambió palabras con el anciano curandero.

Cuando regresó con los suyos, contó la extraordinaria aventura que había

vivido. Sin embargo, nadie le creyó -a pesar de su insistencia-, ni siquiera

habiendo traído el cuero del Puma con la flecha clavada en su cuello, y la

cicatriz que aquel le había causado con sus garras.

El brujo Takaurr apareció posteriormente en la toldería de los Chónek y

ratificó las palabras de Wekne. El anciano les enseñó a los viejos el arte de

curar las heridas y les entregó el talismán, atributo de los brujos.

Elal sospechaba del viejo curandero, pero nada podía hacer para

desenmascarado ya que este era muy cuidadoso de cada paso que daba.

Como Takaurr no lograba ganar la confianza de su hijo, convocó a uno de

los Malos Espíritus para que lo ayudase.

Vino Máip, quien aletargó y durmió con su aliento helado a Terr-Werr, la

"abuela" del héroe.

Esta permaneció dormida mucho tiempo.

Cuando trascendió la fama de los milagros que realizaba

el brujo Takaurr, Elal fue a su encuentro para pedirle que sanara al

Page 32: LEYENDAS TEHUELCHES

Tucotuco. El anciano cumplió de inmediato con el mandato de Elal. El

roedor, apenas abrió los ojos, descubrió la verdadera identidad del brujo,

pues advirtió que cuando este se asomó a la entrada de la caverna, todas

las Nubes rápidamente se dispersaron por el firmamento, asustadas al

darse cuenta de que en realidad Takaurr era el gigante Nóshtex, quien

había dado muerte a la nube Teo.

El gigante se vio acorralado; temeroso de Elal, regresó por ayuda a la Isla

Legendaria.

XVII

SHINTAUKEL

Shintaukel, el nativo impostor que bajo la protección de los gigantes trató

de ocupar el lugar de Elal entre los Chónek, fue seducido por el brujo

Takaurr y lo acompañó en su huida a la Isla Legendaria, cuando ambos se

enteraron de que Elal había descubierto la superchería del anciano.

De allí regresó Shintaukel acompañado de un gigante que lo protegía,

volando en alas del Chimango. Pronto se incorporó a las tribus diciendo

que venía a deshacerse de Elal y que este, por temor, rehuía enfrentarlo,

alejándose con

grupos de cazadores.

El primer encuentro entre ambos tuvo lugar

junto al lago Cardiel. Shintaukel hirió a traición a

Elal, aprovechando que este creyó hallar a su

camarada, a quien suponía extraviado.

Alegremente Elal quiso abrazar a su amigo, que

lo apuñaló seriamente. Mal herido, Elal parecía

caer, cuando apareció un grupo de Pumas

hambrientos.

Page 33: LEYENDAS TEHUELCHES

Los Chónek que presenciaban la lucha, convencidos de que su héroe sería

devorado, corearon entusiasmados el nombre de Shintaukel, aclamándolo

como el nuevo héroe de los hombres. Tras aniquilar a los Pumas, ambos

contrincantes se buscaron afanosamente sin poder encontrarse. En ese

lapso, Elal recuperó sus fuerzas, y cuando volvieron a trabarse en lucha,

logró imponerse fácilmente dominando al

impostor, en el mismo instante en que los nativos volvían a gritar su

nombre.

Durante el segundo encuentro, Elal vio que detrás de las montañas

asomaba un gigante. Creyendo que su adversario era uno de los

monstruos que lo perseguían, maniató a Shintaukel y lo llevó a una

caverna. Tras meditar en lo sucedido, pensando que su prisionero era

realmente un gigante -y no su camarada-,

Elal le sacó el corazón en presencia de su "abuela" Terr-Werr. Ella le

reprochó semejante proceder, haciéndole notar que los gigantes tenían el

corazón de piedra y que su vencido no. Mas el héroe, exasperado, desoyó

los consejos de su "abuela" y terminó por comerse el corazón de su

contrincante.

Cuenta la leyenda que, mientras luchaban frente al lago

Cardiel, gotas de sudor de ambos héroes salpicaron las aguas

del lago, y desde entonces estas son amargas y con un fuerte

sabor a sudor. Otras gotas que salpicaron los alrededores,

originaron los extensos guadales, tierras estériles, donde no crece ni una

brizna de pasto.

La zona donde tuvo lugar la lucha, era poco visitada por los Chónek,

quienes rehuían internarse en esa región.

Ciclo Humano

XVIII

LA PARTIDA DE

Page 34: LEYENDAS TEHUELCHES

ELAL

Con todo esto, Elal se sentía solo y sin compañía por parte de los Chónek.

Le pareció que estaba todo concluido.

Amargado por los desengaños sufridos, descendió de la cueva, reunió a

sus fieles camaradas y por tres días y tres noches permaneció con ellos en

tomo a las hogueras, adoctrinando a los Chónek antes de despedirse de

ellos.

Les prohibió que le rindieran homenajes. No debían

tener altares ni ofrendarle sacrificios de ninguna

especie; tampoco debían darse a la profecía ni a la

adivinación. De la misma manera les pidió que

mantuvieran las tradiciones y que las transmitieran a

las nuevas generaciones de Chónek.

Culminada su tarea en la Patagonia, Elal decidió alejarse para siempre.

Reunió a los Cisnes; se subió al lomo del más arrogante y en bandada

rumorosa fue a través de los mares, hacia el Este, allá donde se une el mar

con el cielo, descansando en islas que surgen de las olas alcanzadas por

sus flechas invisibles.

En esas misteriosas islas, el héroe aguarda a sus queridos Chónek. Ahí los

cazadores, frente a hogueras que arden sin necesidad de echarles leña,

han de narrarle a él los episodios de sus propias empresas y proezas.

XIX

WENDEUNK

Cuando Elal se alejó de la Patagonia, quedó entre los grupos de cazadores

un espíritu tutelar que los guiaba y vigilaba. De nombre Wendeunk, el

espíritu bueno de la raza, algo así como el ángel guardián de los Chónek.

Page 35: LEYENDAS TEHUELCHES

Los paisanos llamaban Wendeunk a una entidad espiritual totalmente

opuesta a los malvados Máip y Kélenken, pues Wendeunk, sin ser visto,

guiaba a los niños desde que nacían, hasta la muerte.

Wendeunk siempre estaba alerta para ayudar a

los hombres a sortear los malos trances de la vida,

pero los Chónek debían ayudarlo, ya que este

genio bondadoso, por sí solo nada podía hacer

contra los Malos Espíritus.

Wendeunk acompañaba a los muertos hasta el

sitio donde los aguardaba Elal, y le contaba a este

todo lo bueno y lo malo que el Chónek había

hecho en su vida: si había cazado muchos Pumas,

si había guerreado con valor, si había tenido hijos,

y especialmente si había enseñado a sus descendientes las tradiciones y

los hechos gloriosos que Elal realizó en la Patagonia.

Las aves, entregadas a sus tareas en las lagunas al atardecer, anunciaban

a los Chónek la presencia de Wendeunk rondando los toldos. Los ancianos

aprovechaban esta situación para cumplir con el mandato de Elal, y

narraban a los pequeños las tradiciones de la raza, en tanto que los

hombres se preparaban para una cacería nocturna de aves. Esto lo

llevaban a cabo en las lagunas donde no estuviesen ni el Flamenco ni el

Cisne. Los Patos y Cauquenes eran amigos de las aves sagradas, y

matarlas en presencia de ellas les traía mala suerte.

Los Chónek se retiraban a los toldos cuando las ráfagas de viento

apagaban las antorchas de cacería. Creían que el espíritu bondadoso les

negaba su protección; y que entonces, Máip aprovecharía para correrlos.

XX

KÉLENKEN

y AXSHEM

Page 36: LEYENDAS TEHUELCHES

Dos de los más siniestros espíritus de la Oscuridad eran Kélenken y

Axshem.

El pueblo Chónek era mortificado por Kélenken. Apenas nacía una

criatura, ya trataba de hechizarla. En los partos difíciles se le aparecía a

las madres para beberse sus lágrimas. La mayoría

de los dolores los generaba Kélenken,

especialmente las enfermedades que causaban

fiebre y delirios. Si eso ocurría, seguro que

momentos antes alguien de la toldería aseguraba

haberlo visto riendo, mientras agitaba sus alas.

Se trataba de un gigantesco Chimango negro. El

rostro era humano, pero provisto de pico en vez de

nariz y boca. Sólo los brujos tenían la capacidad de

ahuyentarlo mediante sus extraños exorcismos.

También estaba Axshem. A él se le atribuían desde los dolores agudos,

hasta el cansancio. Solía introducirse en el cuerpo de los animales.

Los efectos de una rodada, de un golpe, una quemadura infectada, una

espina fieramente clavada en la piel, siempre eran atribuidos al perverso

Axshem. Había sólo una señal que indicaba cuándo iba a enviarles alguna

calamidad, esta era: abandonar la fuente de Kooing, lugar donde vivía

rodeado de emanaciones sulfurosas pestilentes.

Los más valerosos, cuando creían que Axshem estaba por salir de la fuente

–en virtud del ruido que hacían las burbujas al estallar sobre el agua-, le

arrojaban piedras, flechas y elementos agudos, con el propósito de

atemorizarlo.

XXI

SETKRE

Page 37: LEYENDAS TEHUELCHES

Cuando Wendeunk acompañaba a los Chónek más allá del

océano, estos se quedaban a vivir con Elal. Las estrellas -

Setkre- son la representación de los muertos que obtenían

permiso de Elal para permanecer en el espacio con

templando a sus parientes. Estando allí arriba, no sufrían

dolores ni sentían fatiga.

Cuentan los ancianos, que las constelaciones australes en el cielo eran

montones de plumas de Choique o Ñandú que iba dejando un cazador

poco experto, al cual se le escapaba el Ñandú que huía saltando en una

sola pata, pues la otra estaba un poco más allá. Señalando el cielo,

indicaban la Cruz del Sur.

Bibliografía

CANALS FRAU, s.; 1953: "Las poblaciones indígenas de la Argentina", Editorial

Sudamericana, Buenos Aires.

CASAMIQUELA, R.; 1965: "Rectificaciones y ratificaciones. Hacia una

interpretación definitiva del panorama etnológico de la Patagonia y área

septentrional adyacente", Cuadernos del Sur, Instituto de Humanidades,

Universidad del Sur, Bahía Blanca.

FERNANDEZ, J.; 1876: Artículos varios publicados en el periódico madrileño

Ilustración española y americana, España.

GRUPO INV. ECOLOGICA PNN.H.; 1988: "Lista de la fauna de vertebrados del

Parque Nacional Nahuel Huapi", Bariloche.

HARRINGTON, T.; 1935: "Observaciones sobre vocablos indios", Publicaciones

del Museo de Antropología y Etnografía, Facultad de Filosofía y Letras, A. 3, pp.

59-69. .

LISTA, R.; 1894: "Una raza que desaparece, los Indios Tehuelches", Buenos

Aires.

LLARAS SAMITlER, M.: "Primer ramillete de fábulas y sagas de los antiguos

Patagones", RUNA, pp. 170-199, Buenos Aires.

MUSTERS, G.; 1911: "Vida entre los Patagones", Universidad Nacional de La

Plata, Biblioteca Centenaria, T. 1, Buenos Aires.

Page 38: LEYENDAS TEHUELCHES

SIFFREDI, A.; 1968: a) "El ciclo de Elal, héroe mítico de los Aónikenk", RUNA,

vol. XI, pp. 149-160, Buenos Aires; 1968: b) "Algunos personajes de la mitología

tehuelche meridional", RUNA: vol. XI, pp. 123-131, Buenos Aires.

- 1969: "Hierofanías y concepciones mítico-religiosas de los

Tehuelches meridionales", RUNA, vol. XII.

Autores

SERGIO HACHE – [email protected]

Es intérprete ambiental: concientiza a niños y jóvenes sobre la importancia

que tienen las actitudes cotidianas en la conservación del medio ambiente

natural y humano.

Interesado en la sabiduría de los pueblos nativos de la Patagonia, dedicó

varios años al estudio y compilación del conocimiento que los diversos

pueblos aborígenes de la Patagonia tenían -y tienen- de la relación

hombre-naturaleza y recursos.

Vive en San Carlos de Bariloche, donde dicta cursos, talleres y seminarios

a niños, adolescentes y docentes.

SILVIA MARTÍN – Los Paraísos 340; Villa Adelina; 1607 Bs. As.

Ilustra libros infantiles y didácticos, desde muy joven. Fue alumna de

pintores importantes, como Jean Josse" Julio Barragán, Víctor Chab y

Guillermo Roux; trabajó para varias agencias de publicidad. La firmeza de

su trazo da a sus dibujos un tipo de precisión que potencia las expresiones

y convierte lo explícito en mágico. Vive en Vicente López, provincia de

Buenos Aires.