Libro Abordaje Constructivo

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Libro Abordaje Constructivo

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  • HACIA UN ABORDAJE HACIA UN ABORDAJE CONSTRUCTIVO CONSTRUCTIVO

    DEL CONFLICTO SOCIALDEL CONFLICTO SOCIAL

  • HACIA UN ABORDAJE HACIA UN ABORDAJE CONSTRUCTIVO CONSTRUCTIVO

    DEL CONFLICTO SOCIALDEL CONFLICTO SOCIAL

    Isabel Aguilar Umaa Mara Victoria Azurdia

    Hctor Toussaint Cabrera Gaillard

    UNIN EUROPEA

  • Hac ia

    u n a b or d a j e c o n s t r u c t i v o d e l c o n f l i c t o s o c i a l

    6

    HACIA UN ABORDAJE CONSTRUCTIVO DEL CONFLICTO SOCIAL

    1. El confl icto. Defi nicin del mismo.2. Violencia y no-violencia3. Manifestaciones de la violencia4. Qu es la no violencia5. La transformacin positiva del confl icto6. Herramienta para el anlisis del confl icto7. Comunicacin constructiva8. Tcnicas de comunicacin constructiva

    Esta publicacin fue realizada por Fundacin PROPAZ para el proyecto Fortalecimiento de la capacidad de incidencia de la sociedad civil guatemalteca en los procesos de representa-cin democrtica y de proteccin de los derechos civiles.

    Autores: Isabel Aguilar Umaa, Mara Victoria Azurdia, Hctor Toussaint Cabrera Gaillard

    Publicacin fi nanciada por la Unin Europea en el marco del proyecto Fortalecimiento de la capacidad de incidencia de la sociedad civil guatemalteca en los procesos de representa-cin democrtica y de proteccin de los derechos civiles DDH/2004/088-879, ejecutado por: Cooperazione Internazionale, El Instituto Holands para la Democracia Multipartidaria, Accin Ciudadana, en coordinacin con el Tribunal Supremo Electoral.

    El contenido de la presente publicacin es responsabilidad de los autores y no compromete a la Comisin Europea ni al Tribunal Supremo Electoral.

    Primera edicin 20072,500 ejemplares

    Revisin de textos: Isabel Aguilar Umaa y Juan Antonio Canel

    Diagramacin: Elizabeth Gonzlez F.

    La Fundacin Propaz recibe apoyo fi nanciero de: Ministerio de Relaciones Exteriores, Embajada de Noruega en Guatemala. Agencia Sueca de Cooperacin para el Desarrollo Internacional (ASDI). Departamento Federal de Asuntos Exteriores de Suiza.

    Fundacin Propaz12 calle, 6-55 zona 10, ciudad de Guatemala.PBX: (502) 23600806www.propaz.org.gtGuatemala, 2007

  • 7

    ndice

    INTRODUCCIN 9

    I. QU ES EL CONFLICTO SOCIAL? 11 Sesin 1 13

    Sesin 2 15Sesin 3 19

    II. VIOLENCIA Y NO-VIOLENCIA? 27Sesin 4 29Sesin 5 35Sesin 6 38

    III: LA TRANSFORMACIN POSITIVA DEL CONFLICTO 45Sesin 7 45Sesin 8 50

    IV. COMUNICACIN CONSTRUCTIVA 55Sesin 9 56Sesin 10 58Sesin 11 59Sesin 12 61Sesin 13 65Sesin 14 67Sesin 15 69

    V. CMO PRESTAR AYUDA COMO TERCERO? 71Sesin 16 73Sesin 17 80

    GUA METODOLGICA PARA MULTIPLICADORES 85

    INTRODUCCIN 87

    COMENTARIOS FINALES 127

  • Hac ia

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    Debido a las mltiples consecuencias de dolor y devastacin que ocasiona la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, la paz se considera, en la actualidad, una de las ms no-tables y respetadas aspiraciones sociales. Pero el hecho que sea una aspiracin no quiere de-cir que la paz constituya solamente una meta o un objetivo por alcanzar al fi nal del camino; por el contrario, la paz es tanto un deseo como una conducta que hacemos concreta en nuestro diario vivir, en la manera como nos relaciona-mos con el mundo, el entorno natural, otras cul-turas, grupos e instituciones, as como con otras personas.

    En otras palabras, la paz no es so lo un sueo, es tambin una prctica que debemos asumir como ciudadanas y ciudadanos interesados en nuestro propio futuro y en el de nuestros hijos e hijas.

    Y es que la capacidad que tiene una sociedad para vivir en paz debe valorarse a partir de la posibilidad para abordar confl ictos de manera constructiva. Esto quiere decir que las socieda-des son pacfi cas no cuando carecen de con-fl ictos, sino ms bien cuando estos se resuelven y transforman satisfactoria y adecuadamente; sin hacer uso de la violencia, o bien, privilegian-do mecanismos que permitan una negociacin democrtica o el arribo a consensos acerca de los diversos intereses que son inherentes a las

    Introduccin

    diferencias (entre grupos, sectores, ideologas, valores, culturas, etnias).

    Si lo analizamos de esta manera, puede decirse que la cultura de paz puede ser analizada a partir de la manera como los grupos sociales acumulan prcticas y experiencias de resolu-cin pacfi ca y transformadora del confl icto social.

    Bajo esta visin, este documento busca ofre-cer algunas pautas generales que ayuden a las personas, grupos y, o sectores de la socie-dad guatemalteca a fortalecer todas aquellas prcticas mediante las cuales se favorece la transformacin positiva del confl icto. En otras palabras, lo que buscamos es que las y los lec-tores de este libro puedan contar con algunas ideas concretas y herramientas que les permi-tan practicar la paz, hacerla suya, vivirla de manera cotidiana, en el trabajo, la familia, la comunidad...

    Esto nos ayudar a construir una sociedad menos violenta, ms proclive al dilogo y la negociacin; ms abierta a aceptar y valorar las diferencias y, por supuesto, ms dispuesta a generar consensos sociales sobre temas que tienen que ver con el bienestar y el desarrollo de las grandes mayoras.

    Las pautas que ofrecemos tienen un carcter inicial o introductorio. Estn destinadas a for-

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    talecer conocimientos que contribuyan a un abordaje ms constructivo del confl icto social. Constituyen, por consiguiente, una especie de caja de herramientas cuya utilizacin depen-de del deseo y la voluntad de quien la posee.

    El propsito fundamental de todo lo que se in-cluye en Hacia un abordaje constructivo del confl icto social es compartir un material que, adems de ilustrar sobre el tema, tambin ayu-de a aquellas personas que deseen convertirse en multiplicadoras de los mismos. Segn cree-mos, la posibilidad de reproducir estos conoci-mientos hace que sean las mismas personas, desde sus propias realidades y entorno, las que asuman la tarea de apoyarse mutuamen-te para salir adelante y saber manejar mejor aquellos confl ictos que se les presenten.

    Por este motivo es que el documento contiene dos partes fundamentales:

    a) Un manual que ilustra con cierta profundi-dad cmo deben manejarse temas como Qu es el confl icto social?; Violencia y no violencia; La transformacin posi-tiva del confl icto, Comu nicacin cons-tructiva y Cmo prestar ayuda como tercero?.

    b) Una gua pedaggica que describe, paso a paso, c mo se realiza un taller de capa-citacin de 2 das o 11/2 da de duracin.

    La parte b, entonces, constituye una especie de resumen didctico sobre los mismos conte-nidos que se ofrecen en la seccin a.

    Es importante, pues, indicar que no consi-deramos oportuno tomar nicamente como referencia todo cuanto se incluye en la gua pedaggica, ya que sta no debe trabajarse si no se conocen detalles y contenidos ms a fondo.

    Estas refl exiones nos llevan a la necesidad de puntualizar que el contenido general de este documento no pretende ser una receta ni algo parecido; lo que buscamos es apoyar nuevos procesos creativos en donde las y los capacitadores se sientan en libertad de con-vertirse en verdaderos facilitadores de co-nocimientos e intercambios dialgicos entre participantes.

    Recordemos que el aprendizaje de adultos debe ser un verdadero dilogo, una refl exin colectiva en donde todas y todos tenemos algo que ensear y aprender.

    Desde esta perspectiva, nos ha movido el in-ters por facilitar el acceso a un material que sea verdaderamente til para que otras per-sonas puedan reproducir estos conocimien-tos, sobre todo en contextos comunitarios. La idea es que este documento constituya una ayuda; que las y los adultos se conviertan, con responsabilidad y entusiasmo, en artfi ces de su propio proceso de formacin, en aras de mejorar da a da, incidiendo, consecuen-temente, en la confi guracin de un mejor entorno social para ellos y sus familias. Si este propsito se alcanza, el esfuerzo y tesn inver-tidos en la elaboracin de este documento habrn valido la pena.

  • 11

    Las situaciones o condiciones de confl icto (y, o los confl ictos) se encuentran presentes en to-das las sociedades; as tambin, entre unas y otras. El confl icto existe, es reconocido y ma-nejado de distintas y muy variadas maneras en todas las culturas humanas; forma parte de las relaciones interpersonales, intergrupales e inter-estatales. Siempre han existido y, seguramente, lo ms probable es que sigan existiendo.

    Por la razn anterior, ms que pensar en elimi-nar los confl ictos o alejarnos de ellos, es impor-tante refl exionar sobre las maneras creativas y constructivas de resolverlos. De esa cuenta, de la manera como los abordamos, o a partir del modo de cmo le entramos al confl icto, de-pende en gran medida que el mismo pueda traernos algo positivo.

    Existen razones histricas que se encuentran en la base de la percepcin negativa del confl ic-to. Ello, porque histricamente las sociedades

    occidentales han frecuentado ms un abor-daje negativo o competitivo frente a situacio-nes confl ictivas. El confl icto no es negativo en s mismo, aunque la mayora de sociedades humanas tiende a concebirlo como algo des-tructivo. Sin embargo, el confl icto es tambin motor del cambio social porque conlleva una energa que, de ser canalizada adecuada-mente, puede posibilitar el fortalecimiento de las relaciones, la apertura hacia nuevos apren-dizajes, el crecimiento individual y, o grupal, y el arribo a mejores soluciones, en algunos casos, consensuadas.

    El ideograma chino que se utiliza para la pala-bra crisis est conformado por dos smbolos di-ferentes sobrepuestos; uno indica peligro mien-tras que el otro signifi ca oportunidad.1 Siendo la crisis una situacin difi cultosa o complicada, semejante a un confl icto, puede decirse que ste tiene similares caractersticas de peligro y oportunidad.

    I. QU ES EL CONFLICTO SOCIAL?

    1 En su libro Interpersonal Confl ict, Hocker y Wilmont indican lo siguiente: El ideograma chino para la palabra confl icto est confor-mado de dos diferentes smbolos sobrepuestos, uno indica peligro mientras que el otro signifi ca oportunidad. Hacen referencia a la palabra confl icto y no trmino crisis, que es el que corresponde. Hocker, Joyce L. y William W. Wilmont. Interpersonal Confl ict. Thierd Edition. Wm. C. Brown Publishers. 1991. p. 3. Traduccin libre por Vctor Len Gemmell.

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    Peligro en el caso de abordarlo de forma ne-gativa o violenta; sin embargo, tambin pue-de ser una oportunidad para compatibilizar intereses y necesidades de los diferentes sec-tores y, o grupos sociales y encontrar formas alternativas y positivas para solucionarlo. Por lo tanto, propiciar un abordaje constructivo del confl icto es una de las tareas fundamen-tales de la construccin y mantenimiento de la paz.

    Es importante hacer nfasis que al hablar de los confl ictos se est haciendo referencia a los confl ictos sociales. No estamos hablando de los confl ictos internos que pueden experimentar las personas. Este tipo de confl icto pertenece al campo de estudio de la psicologa y sus di-versas ramas.

    Esto no signifi ca de ninguna manera que en la realidad los confl ictos sociales estn desvincu-lados completamente de los confl ictos inter-nos. Por el contrario, muy a menudo los confl ic-tos sociales se originan en algunas situaciones internas de las personas (por ejemplo, en el caso de grandes lderes de la humanidad que han tenido personalidades y conductas pato-lgicas, guiando a sus simpatizantes, incluso, a terribles y dolorosos holocaustos); o bien, las

    personas pueden llegar a problemas de tipo psicolgico como consecuencia de confl ictos sociales agudos o prolongados (por ejemplo, en el caso de los traumas que aquejan a las vctimas de una guerra).

    Debido a que la realidad es compleja, las dis-ciplinas de estudio han debido interrelacio-nar sus temas. De esa cuenta, el anlisis del confl icto social tambin echa mano de algu-nas herramientas conceptuales propias de la psicologa.

    Pero no slo la psicologa provee herramien-tas conceptuales importantes al campo de estudio del confl icto social. Tambin lo hacen la sociologa, la fi losofa y la tica, el derecho, la poltica, la lingstica, la historia, la teora de la comunicacin social, la teora de los juegos, entre otras importantes disciplinas de estudio.

    Sobre la confl ictividad y los confl ictos se ha es-crito bastante; no obstante, la idea principal vertida en este manual es partir de las distintas experiencias y vivencias de las y los participan-tes y que, a partir de stas, se inicie el abordaje del tema, utilizando para ello una gran varie-dad de recursos que nos permitan una cons-truccin creativa en cada uno de los temas.

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    Q u e s e l c o n f l i c t o s o c i a l ?

    Tema: Qu entendemos por confl icto?

    Objetivo general:

    Refl exionar sobre la naturaleza del confl icto social, aportando insumos para que quienes participan consideren que ste no es nega-tivo en s mismo.

    Objetivos especfi cos:

    Que se manifi esten las distintas formas que tenemos de llamar a los confl ictos

    Explicitar la forma en que uno tiende a ver el confl icto y analizar cmo esto infl uye en la forma de responder al mismo.

    Promover una visin de confl icto que lo re-conoce como una oportunidad y no slo como algo destructivo (la doble dimensin del confl icto).

    Ejercicio:

    Lluvia de ideas (30 minutos aproximadamente)

    Se inicia la sesin facilitando una lluvia de ideas sobre las palabras que suelen asociar-se con el trmino confl icto o se utilizan como sinnimos.

    Se anotan los aportes de quienes participan en un pizarrn o en pliegos de papel.

    Una pregunta que se puede hacer es la siguiente:

    Qu palabras se nos vienen a la mente cuando omos la palabra confl icto?

    Es importante que las palabras surjan de ma-nera espontnea. Tambin resulta convenien-te animar a las y los participantes para que den ejemplos de palabras de uso cotidiano y local.

    Luego de haber realizado la lluvia de ideas an-terior, se estimula el debate para que quienes participan analicen algunos aspectos sobre el confl icto.

    Estas preguntas pueden resultar tiles:

    Creen que hay personas que nunca han tenido confl ictos?

    Qu les llama la atencin al leer este lista-do de palabras?

    Creen que los confl ictos son buenos o son malos? Por qu?

    Sesin 1

    En la lluvia de ideas se van anotando todas las palabras que las y los par-ticipantes van diciendo, sin descartar ninguna. Si se mencionan algunas pa-labras que no tienen ninguna relacin con lo que se est diciendo, se pue-de pedir una explicacin mayor para aclarar las razones que impulsaron a quien o a quienes refirieron dichas pa-labras; tambin se puede consultar a las y los participantes si existe alguna palabra que no tiene nada que ver con lo solicitado.

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    A partir del listado de palabras elaborado, y to-mando en cuenta el debate que pueda gene-rarse gracias a las preguntas anteriores, se re-fl exiona sobre la tendencia general que tene-mos de considerar el confl icto como algo ne-gativo o destructivo. Es decir, lo normal es que las personas y, o los grupos consideremos que el confl icto es malo en s mismo porque, en ge-neral, nos ha trado consecuencias negativas.

    Para continuar la refl exin conjunta, es importan-te tomar en cuenta los siguientes elementos:

    Para hacer referencia a los confl ictos usa-mos gran cantidad de palabras; por ejem-plo, lo, pleito, problema, difi cultad, enredo, controversia, lucha, disputa, aprieto, cla-vo, bochinche, y otras. Es probable que usemos todas estas palabras porque los confl ictos suceden constantemente en la vida cotidiana. Es decir, es natural o normal que en la vida de las personas en sociedad existan los problemas.

    Como se ha visto, nuestra tendencia es con-siderar que los confl ictos son malos. Gene-ralmente tenemos una percepcin negativa del confl icto porque cuando hemos tenido algn problema en nuestra vida, tambin han devenido algunas consecuencias des-tructivas y dolorosas. Sin embargo, los confl ic-tos no son positivos ni negativos en s mismos. Simplemente son parte natural de la vida.

    Lo ms importante en, esta parte de la activi-dad, es introducir la idea de que el confl icto no es negativo ni positivo en s mismo. El con-fl icto es motor del cambio social, siendo este ltimo el que puede ser negativo o positivo.

    Si deseamos cambios positivos, lo ideal es aprovechar la energa propia que com-porta un confl icto para que el cambio sea entendido y vivido como avance, mejora, fortalecimiento, crecimiento, etc.

    El propsito de esta primera actividad es es-tablecer un debate o discusin acerca del carcter positivo o negativo de los confl ic-tos. La idea es que quienes participan re-fl exionen desde sus propias experiencias y lleguen, por sus propios medios, a elaborar conocimientos nuevos sobre el tema.

    Para algunas personas, la mencin de con-fl icto es aso ciada inmediatamente con el confl icto armado; por eso se hace necesa-rio aclarar que estamos hablando de toda clase de confl ictos y no nicamente de ste. En la experiencia de Fundacin Pro-paz, sobre todo en contextos comunitarios, se ha empleado como sinnimo la palabra problema.

    Por otra parte, las palabras que utilizamos para hacer referencia a los problemas nos pueden dar pistas acerca de cmo los de-ms conciben el confl icto. Las personas no suelen hablar de sus confl ictos en una forma analtica, ordenada, sino ms bien hablan con rodeos o de maneras confusas. Todas estas maneras de hablar nos pueden dar una idea ms clara de lo que est sucedien-do Este es otro motivo importante para to-mar en cuenta cmo hablan los dems.

    Al concluir esta actividad, es importante re-saltar que, si bien los confl ictos o problemas representan un riesgo, tambin pueden traer una oportunidad para cambiar positivamente; para mejorar, para salir fortalecidos como per-sonas. Esta es la doble dimensin del confl icto; como las dos caras de una moneda: riesgo / oportunidad.

    Tambin puede volver a destacarse que los confl ictos no son ni positivos ni negativos, sino son parte normal de la vida. Las que s pueden califi carse de este manera (es decir, como po-sitivas o negativas) son las formas de abordar un confl icto.

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    Q u e s e l c o n f l i c t o s o c i a l ?

    Tema: Defi nicin de confl icto

    Objetivos especfi cos:

    Elaborar una defi nicin conjunta con las diferentes ideas y conceptos que las y los participantes han aportado acerca del confl icto.

    Compartir la defi nicin ope ra tiva de con-fl icto que Fundacin Propaz maneja, combinndola con las ideas de las y los participantes.

    Enfatizar la doble dimensin del confl icto.

    Una vez presentada la primera fase, realizada la lluvia de ideas y la discusin sobre todas las palabras presentadas por las y los participan-tes, entonces se puede continuar tratando de armar entre todos una defi nicin operativa de los confl ictos sociales.

    Es muy posible que durante la primera parte (lluvia de ideas), las y los participantes hayan mencionado algunas frases o palabras que pueden relacionarse con los confl ictos: ste sera el momento adecuado para retomarlas. Para poderlo hacer, es aconsejable que duran-te la primera sesin se hayan anotado algunas referencias y, o palabras clave.

    Algunas preguntas que pueden resultar tiles para elaborar conjuntamente una defi nicin operativa pueden ser:

    Por qu las personas tienen confl ictos? o cul es la razn por la cual la gente tiene confl ictos?

    Quines participan en los confl ictos?

    Cmo se manifi estan dichos confl ictos?

    Qu elementos indispensables aparecen en dichos confl ictos?

    Estas preguntas se pueden tener ya es-critas en el pliego de papel o en el piza-rrn, pero tambin pueden escribirse en cartulinas separadas y pegarlas en algn espacio libre dentro del saln. Otra op-cin es irlas leyendo y anotando los as-pectos relevantes que mencionen las y los participantes.

    Un ejemplo de lo que podra suceder a partir de la dinmica de preguntas y respuestas es el siguiente:

    Pueden ayudarme indicando por qu las per-sonas tienen confl ictos? o, cul es la razn por la que la gente tiene confl ictos?

    Yo creo que tienen confl icto por falta de algo, que puede ser tierra o dinero

    Para m porque existen dos personas que quieren lo mismo.

    Sesin 2

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    Porque estn demandando algo; por ejem-plo, los maestros que quieren aumento de salario; el representante del Estado les dice que no hay dinero para tal aumento. Ah se puede iniciar un confl icto.

    Ahora, dganme, quines participan en los confl ictos?

    Pues, lgicamente las personas que estn participando en el mismo.

    Bueno, a veces son dos personas o a veces son ms de dos personas.

    Si, a veces son grupos grandes de personas las que se enfrentan.

    Bueno, ahora cuntenme c mo se manifi es-tan dichos confl ictos?

    En algunos casos existe violencia entre los grupos.

    Pero tambin uno puede darse cuenta por la forma como se hablan las personas; a ve-ces estn alteradas y se gritan.

    Ah, pero a veces estn tran quilas y tambin tienen confl ictos.

    Tambin pueden plantearse algunas otras cuestiones que las y los capacitadores con-sideren necesarias para ir completando una descripcin.

    Despus de ello, puede presentarse la defi ni-cin operativa que utiliza Fundacin Propaz acerca de lo que es confl icto, para irla relacio-nando con todo lo anotado en el pizarrn o en los pliegos de papel.

    Si considera innecesario presentar la defi nicin, porque ya casi todo est dicho, o porque ya el tiempo se le agot, no lo haga. De no ser as, contine con la siguiente defi nicin:

    Se considera que El confl icto es una lucha ex-presada entre, por lo menos, dos partes interde-pendientes que perciben metas incompatibles, escasez de recursos e interferencia de la otra parte para la consecucin de sus metas u objeti-vos.2 Si se analiza detenidamente este concep-to de confl icto, puede advertirse lo siguiente:

    2 Basado en las adaptaciones de Juan Pablo Lederach y Philip Thomas (1994) del concepto aportado por Joyce L. Hocker y William W. Wilmot, en Interpersonal Confl ict. Third Edition. Wm. C. Brown Publishers, USA, 1991.

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    Q u e s e l c o n f l i c t o s o c i a l ?

    El confl icto es... o sea, tiene...

    Una lucha expresada ...dimensiones comunicativas; es decir la manera como nos expresamos o comunicamos puede crear, refl ejar, aumentar o mantener un confl icto. Con enojo los confl ictos se resuel-ven de manera violenta; con serenidad, pacfi camente.

    Esto tambin signifi ca que, a menudo, el lenguaje (verbal y no verbal) es el medio o vehcu-lo por el cual se transforma el confl icto, ya sea constructiva o destructivamente.

    No es lo mismo decir: pase adelante, que: entr!

    Prestar atencin al lenguaje que utilizan quienes se encuentran involucrados en un confl icto tambin permite describir o mostrar su desarrollo histrico; ver de manera panormica to-dos sus elementos y no slo algunos. Por ejemplo, si una persona se encuentra alterada, des-velada y enferma, gritar: bjenle volumen a ese radio!; en cambio, alguien sereno, dir: sera tan amable de bajar un poco de volumen a su radio? Es decir, atender el lenguaje nos puede servir para conocer y analizar las diferentes etapas recorridas por un confl icto.

    ...entre dos o ms partes interdependientes

    ...dimensiones sociolgicas; es decir, se suscita entre dos o ms partes que estn interrela-cionadas y que son, por lo tanto, interdependientes (aunque dicha interdependencia no se perciba como tal). La interdependencia quiere decir que existe necesidad o algn vnculo entre las partes. La relacin entre las partes puede ser de la ms variada ndole: familiar, comercial, vecinal, amistosa, etc., y an de enemistad.

    La relacin entre las partes puede comportar elementos de cooperacin o de competen-cia, aunque es, generalmente, en este ltimo caso cuando se genera confl icto.

    Esta dimensin subraya, sobre todo, la idea de que el confl icto siempre tiene que ver con el ejercicio del poder o la lucha por l y con el tipo de relaciones que dicho ejercicio va estableciendo.

    ...que perciben metas incompatibles

    ...dimensiones psicolgicas; es decir, se encuentra vinculado a la forma como las personas y, o los grupos asumen diversas ideas y sensaciones en torno al confl icto. Recordemos el viejo el refrn, cada quien habla de la feria segn como le fue.

    La percepcin es una mezcla de lo subjetivo (sensacin interior) que resulta a partir de una impresin material (objetiva) hecha a nuestros sentidos. Por ejemplo, cuando alguien ve el asfalto al medioda, iluminado totalmente por la brillantez, a uno no le parece negro sino blanco brillante; sin embargo, el asfalto permanece negro, aunque en ese momento se perciba como blanco.

    En otras palabras, las percepciones se basan en hechos concretos (objetivos) a los cuales se adjudica determinado sentimiento o valoracin (subjetivo). Estos sentimientos pueden ir desde la inseguridad y la apata, hasta el rencor, la ira y el miedo. O, tambin, puede bus-carse en el agrado y el afecto.

    Las percepciones posibilitan o conforman una perspectiva sobre s mismo y sobre el otro. Cuando se percibe algn tipo de incompatibilidad se generan conductas competitivas que se encuentran en la base de un confl icto.

    ...escasez de recursos ...dimensiones sociales, econmicas y polticas; es decir, los confl ictos se encuentran vincu-lados con la manera de satisfacer necesidades humanas fundamentales.

    La historia de las sociedades humanas se ha encargado de demostrar que cuando no se satisfacen estas necesidades (de sobrevivencia, libertad, y otras), se generan confl ictos.

    Estas dimensiones se encuentran vinculadas a la manera como los grupos humanos se han organizado en colectividades, con el propsito de procurar condiciones para la satisfac-cin de sus necesidades. Entre dichas condiciones, destacan los sistemas de produccin, la educacin, el ordenamiento jurdico que provee justicia, igualdad y equidad, y otros.

  • Hac ia

    u n a b or d a j e c o n s t r u c t i v o d e l c o n f l i c t o s o c i a l

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    ...e interferencia de la otra par-te para la consecucin de sus metas u objetivos.

    ...dimensiones ideolgicas y de competencia; esto es, las personas y, o los grupos tienden a buscar la preeminencia de su ideologa y, o sus valores para satisfacer intereses y necesidades propios, sin tomar en cuenta los de los dems de una manera adecuada; es decir, que las cosas se hagan a su manera; utilizan el viejo dicho mexicano: Jalisco nunca pierde; y cuando pierde, arrebata.

    Los individuos que se relacionan unos con otros y perciben metas incompatibles y escasez de re-cursos podran no estar an en problemas. El confl icto ocurre cuando las anteriores condiciones estn presentes y cuando las partes interfi eren en la consecucin de los objetivos del otro.

    Generalmente, los mecanismos de interferencia se ideologizan o se parcializan de manera im-puesta, por un grupo o por otro y, o se cargan de todo un sistema de valores que se ve como contrapuesto al de los dems.

    Esto signifi ca que, al tratar de resolver una diferencia, existe la tendencia a partir de un esque-ma ganador/perdedor, sin que se considere la idea de que en una controversia ambas partes tambin pueden resultar ganadoras.

    Para fi nalizar, es importante volver a enfatizar que el confl icto puede ser un peligro, pero tambin una oportunidad segn se responda al mismo. Es decir, debe volver a hablarse de la doble dimensin del confl icto, lo positivo y lo

    negativo, cuyo referente se encuentra en mu-chas de las culturas tanto de oriente como de occidente, las cuales valoran esto como una unidad. La siguiente fi gura del yin y el yan as lo evidencia:

  • 19

    Q u e s e l c o n f l i c t o s o c i a l ?

    Sesin 3

    Objetivos especfi cos:

    Identifi car la secuencia de la escalada o lado destructivo del confl icto, a travs de una simulacin.

    Analizar la manera como los confl ictos pue-den desbordarse o aumentarse en sus con-secuencias ms negativas.

    Tema: La escalada del confl icto

    Ejercicio:

    Sociodrama (30 minutos aproximadamente)

    El trmino escalada sugiere avance, progresin o aumento de algo. Es una palabra que tiene la misma raz de trminos como escalar (su-bir) o escalera. As pues, usamos el concepto escalada del confl icto cuando queremos dar la idea de que un confl icto va aumentando progresivamente sus dimensiones; va crecien-do, desbordndose... Cuando decimos que un confl icto escala, hacemos referencia a que se est haciendo ms grande de lo que era inicialmente.

    Cuando se suscita la escalada de un confl icto, se dan ciertos cambios que transforman las rela-ciones y dinmicas de las personas o grupos que estn involucrados en l. Estos cambios pueden ilustrarse mediante pasos, ms o menos diferen-ciados, que se dan como parte del proceso de transformacin negativa del confl icto.

    Los pasos que han podido identifi carse como parte del proceso de escalada del confl icto son:

    1. Identifi cacin del confl icto. (Desacuerdo-Problema). Al inicio, las personas y, o gru-pos tienen un problema o desacuerdo.

    En este momento, las y los involucrados comprenden que se les ha presentado un obstculo que tienen que solventar para benefi cio de todas y todos. Por eso, hacen lo posible por encontrarle salidas conjuntas al problema. Hasta aqu, en-tonces, todo va bien...

    2. Personalizacin del confl icto. (El proble-ma se personaliza). [Primer cambio].

    En esta etapa es cuando se da el primer paso en la escalada del confl icto propia-mente dicha; es aqu cuando quienes se encuentran involucrados dejan de ver el problema en s y comienzan a considerar que el problema lo constituyen, precisa-mente, las personas con quienes tienen el desacuerdo. Se inician entonces los roces y las mutuas acusaciones; asimismo, las exageraciones y generalizaciones se ha-cen ms frecuentes.

    Las y los involucrados se echan mutua-mente la culpa del problema, cuya solu-cin ya no se mira en trminos de respon-sabilidad compartida.

    En esta etapa de la escalada es fcil ver que algo anda mal, pero puede resul-tar difcil establecer cul es el problema exactamente: si el problema es un hecho concreto, una conducta especfi ca, o bien, la relacin entre las personas...

    3. Multiplicacin de los confl ictos. (El enre-do). [Segundo cambio].

    En esta etapa de la escalada se incorpo-ran ms problemas a lo que, estrictamen-te, era el problema original. Es entonces

  • Hac ia

    u n a b or d a j e c o n s t r u c t i v o d e l c o n f l i c t o s o c i a l

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    cuando las personas y, o grupos se ven inmersos en un verdadero lo con muchas ms aristas a considerar; por tanto, con ms aristas por resolver.

    Continan las acusaciones y se problema-tizan, inclusive, aquellos aspectos en los que quiz inicialmente haba acuerdos. Las partes en confl icto se sienten enreda-das, confundidas, angustiadas y perdidas en medio de tanta complicacin.

    4. Involucramiento de ms personas. (El chisme). [Tercer cambio].

    En esta etapa comienzan a meter-se en el confl icto ms personas de las que inicialmente estaban vinculadas con l. Surgen los chismes, las informa-ciones infundadas, la circulacin de

    prejuicios...

    Como en el paso anterior, se han agre-gado ms problemas al problema origi-nal; resulta muy fcil que en este nivel de la escalada se involucren ms perso-nas en el confl icto. Estas personas pue-den inmiscuirse por voluntad propia, o bien, pueden verse arrastradas a tomar partido en el problema debido a la mis-ma dinmica y energa que ste va co-brando.

    5. Ensaamiento del confl icto. (Ojo por ojo). [Cuarto cambio propiamente dicho].

    En este nivel de la escalada pareciera como si los problemas cobraran vida pro-pia. Se da lo que se conoce como el prin-cipio de reciprocidad que sostiene al con-fl icto. Frente a las acciones de una de las partes involucradas, la otra parte responde con otras acciones similares o peores an. En otras palabras, se da la dinmica de ojo por ojo y diente por diente.

    Se suscita, entonces, una espiral de hosti-lidades y hasta de violencia que, aparen-temente, pareciera que no va a tener fi n. Disminuyen enormemente la confi anza y la comunicacin y las partes radicalizan sus posiciones; no estn dispuestas a ce-der, sino ms bien a continuar en el ca-mino de la lucha y la agresin. A veces ni siquiera se piensa en las soluciones al confl icto original porque las posibilidades para el acercamiento y el dilogo se ven muy remotas. Tambin hay un cambio de metas de parte de los que participan en el mismo.

    6. Antagonismo. (Antagonismo- hos tilidad). [Quin to cambio].

    En este nivel se da un aumento en las ac-ciones violentas. Adems existe una ma-yor cantidad de personas involucradas en el mismo. En algunos casos se pide que las personas se defi nan del lado de quin estn, generndose una dinmica del tipo Si no ests conmigo ests contra m (o sea, pasas a ser mi enemigo).

    7. Polarizacin. (Polarizacin). [Sexto Cambio].

    En este ni vel de la escalada se suscita la fractura o rompimiento completo de las relaciones de las personas y, o los grupos involucrados en el confl icto. Las personas dejan de hablarse y, en el caso de las or-ganizaciones, cortan sus canales mutuos de comunicacin y ayuda colaborativa. En ocasiones, esto implica, incluso, la idea y el deseo de obstaculizar, a propsito, las acciones de la otra parte, a la que se mira como enemiga. Las personas se alejan o buscan cambiar de organizacin social para no tener nada que ver con su, o sus rivales. A nivel comunitario, este paso de la escalada se traduce en divisin de la comunidad.

  • 21

    Q u e s e l c o n f l i c t o s o c i a l ?

    LA ESCALADA DEL CONFLICTO

    CAMBIO 6

    7. POLARIZACIN Cambio de la organizacin socialLos extremistas ahora son los lderesSlo hablan con los de su bando

    CAMBIO 5

    6. ANTAGONISMO-HOSTILIDADAumento de las acciones violentasMayor cantidad de personas involucradas

    CAMBIO 4

    5. OJO POR OJOReaccin e incrementoSe responde a la ltima accinCambio de metas

    CAMBIO 3

    4. CHISME Hablar acerca de, pero no conCambia nuestro lenguaje

    CAMBIO 2

    3. EL ENREDOProliferan problemasDe lo especfi co a lo general

    CAMBIO 1

    2. EL PROBLEMA SE PERSONALIZASe percibe a la persona como el problema

    1. DESACUERDO - PROBLEMA

    DESTRUCTIVO

    CONSTRUCTIVO

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    A continuacin presentamos un diagrama que ilustra la escalada del confl icto:3

    3 Adaptacin de la propuesta que Juan Pablo Lederach presenta en su libro Enredos pleitos y problemas. (1992) Guatemala: Edi-ciones Semilla. p. 29

    Procedimiento para trabajar el tema:

    Esta sesin se puede empezar de dos formas. La primera sera explicando lo que es una esca-lada del confl icto y luego realizar una actividad que permita ejemplifi car lo que se ha desarro-llado. La otra forma es realizar un sociodrama y luego, a partir de l, tratar de explicar o explici-tar cada uno de los pasos que se fueron dando dentro de la dramatizacin.

    Es aconsejable que la dramatizacin tenga al-guna relacin con los temas a los que se van a enfrentar las y los capacitandos, aunque no es indispensable.

    El presente es un caso fi cticio con el cual se pretende explicar los pasos en la escalada de un confl icto. Tmese en cuenta que puede uti-lizarse este ejemplo o buscar un caso real que hayan vivido quienes participan.

  • Hac ia

    u n a b or d a j e c o n s t r u c t i v o d e l c o n f l i c t o s o c i a l

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    CASO

    En una de las mesas electorales que se habilitan para las elecciones se encuentran los miembros principa-les de la mesa: el Presidente, el Secretario y los dos vocales. Adems, se encuentran presentes algunos de los fi scales que representan a los distintos partidos polticos que contienden.

    Al fi nalizar la votacin e iniciar el recuento de los votos, el Presidente de la mesa indica la forma como se va a proceder para contar los votos de las personas que participaron en el proceso.

    Al realizar el recuento existen dos partidos que tienen casi la misma cantidad de votos vlidos. El TTT y el MMM; el primero tiene 250 votos y el segundo 249. En ese momento el fi scal del partido MMM solicita que se revisen los votos anulados ya que, segn su criterio, existe duda sobre la invalidez de algunos de ellos, viendo as la posibilidad de que algunos de dichos votos sean habilitados. El miembro del partido ganador indica que ya no se puede revisar, debido a que los anulados ya estn invalidados y que dicho trabajo conllevara una prdida de tiempo.

    [La revisin de los votos anulados se convierte en el desacuerdo-problema]

    Los fi scales de los dos grupos entran en una pugna. Inician una conversacin en la cual se van caldeando los nimos. El fi scal del partido TTT, indica lo siguiente:

    Ya los votos los contamos todos y yo no me quiero quedar ms tiempo ac. Tengo que ir a informar a mi partido que ganamos; considero que la revisin nos llevar mucho tiempo.

    El fi scal del otro partido dice:

    A m no me importa si usted se va a ir tarde, yo lo que quiero es que se vuelva a revisar la votacin; as que usted tiene que quedarse.

    No sea prepotente; a m me va hablar como la gente.

    El prepotente es usted. Lo que le estoy pidiendo es que haga su trabajo y punto.

    [Primer Cambio] (El problema se personaliza)

    Usted a mi no me da rdenes; si quiere, puede quedarse pero yo ya me voy.

    Es su harta obligacin el tener que quedarse hasta que terminemos las votaciones.

    Yo soy libre de hacer lo que a m se me de la gana, y aqu hay libertad de locomocin.

    Si usted se va es porque tiene miedo de que les demostremos que nosotros hemos ganando.

    [Segundo Cambio] (El enredo)

    Lo que pasa es que usted no entiende, ya nosotros ganamos y, adems de que tiene fama de corrup-to, ahora me quiere mandar.

    El que no entiende es usted, racista, cree que porque cuando est borracho dicen que le pega a su mujer y cree que lo puede hacer con todos. Pues no.

    El que me tome una cerveza no le da derecho a decirme que soy bolo y menos le incumbe lo que haga en mi casa. Mamarracho catlico.

    Pues prefi ero ser un mamarracho catlico y no un hipcrita evanglico.

    [Tercer Cambio] (Chisme)

    Ahora se dirige a los otros miembros de la mesa y a algunas de las personas que ya se aglomeraron:

    No es la primera vez que los de ese partido tratan de amedrentar a las otras personas; tienen aos de estar tratando de hacer fraude, gritndole a las personas y diciendo mentiras.

  • 23

    Q u e s e l c o n f l i c t o s o c i a l ?

    De igual manera el fi scal del otro partido le habla a las personas que considera que estn a su favor y dice:

    Estos creen que pueden seguir haciendo lo que a ellos se les da la gana; ya es hora de ponerles un hasta aqu; si cachimbazos quiere, los va a tener.

    [Cuarto Cambio] (Ojo por ojo)

    El fi scal de la planilla que ha obtenido mayor nmero de votos y considera que ha ganado se trata de le-vantar y, en ese momento, el de la planilla del MMM no lo deja levantarse.

    Esto provoca que se d un manoteo y un movimiento particular en las sillas.

    Las personas comienzan a aglomerarse alrededor de la mesa, difi cultando el libre accionar de otras personas.

    A mi usted no me va a levantar la mano, pendejo.

    Yo hago lo que se me da la gana, idiota.

    En su casa puede hacer lo que se le d la gana, pero conmigo se top. Todos los de su partido son unos abusivos que creen que todo lo van a arreglar por la fuerza.

    Ustedes son los que creen que todo lo pueden arreglar por la fuerza; ya me haban contado que en las elecciones pasadas lo mismo sucedi con sus fi scales.

    [Quinto Cambio] (Antagonismo- Hostilidad)

    En este momento es necesario que los que han estado en pugna provoquen en algunos participantes el deseo de colaborar o tomar partido de uno de los bandos. Habr personas que no querrn participar y es un buen momento para que los dos lderes les indiquen que si no estn del lado de ellos, entonces que se pasen al otro bando.

    Ustedes, con quin estn much?; si no estn conmigo, son mis enemigos, as que mejor si se van defi niendo!

    Qu les pasa a ustedes, tienen miedo de meterse?, entonces mejor se largan.

    La idea es lograr la mayor cantidad de adeptos para continuar con la escalada del confl icto.

    [Sexto Cambio] (Polarizacin)

    En este ltimo cambio hay que tratar de involucrar a ms participantes en el taller, procurando que existan otros lderes que tomen el mando de las acciones, de distintas maneras (vociferando, incitando, caldeando los nimos, manoteando, empujando, etc.)

    Estos, qu se creen!, que ya ganaron las elecciones?, pues no, aqu se toparon y ahora va a correr sangre.

    Estamos decididos a cualquier cosa.

    Llamen a la polica.

    De aqu slo salimos con los pies por delante, y al que le venga el guante que se lo plante.

    Hay que poner un hasta aqu.

    Si siguen con mates, le prendemos fuego a las urnas.

    Al terminar hay que agradecer a las personas que participaron espontneamente en la escalada.

  • Hac ia

    u n a b or d a j e c o n s t r u c t i v o d e l c o n f l i c t o s o c i a l

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    Indicar que esta es la parte destructiva del confl icto, la escalada, en donde pueden llegar a predominar los actos violentos, el uso de lenguaje soez, disturbios, destruc-cin, agresiones, involucramiento de masas y otros.

    Es muy importante puntualizar que los pasos o niveles en la escalada del confl icto no se dan siempre de la misma manera, ni van siempre en la misma direccin y forma. Por ejemplo, un confl icto puede pasar directamente del nivel 1 al 5; o sea, podemos pasar del proble-ma directamente a los golpes y a la violencia. Esto porque no hay una relacin directa que indique que despus del paso 1 sigue el 2, y as sucesivamente.

    Otro aspecto a tomar en cuenta es que cuan-do se habla de confl ictividad y confl ictos no hay recetas; cada problema tiene particula-ridades exclusivas a l mismo; por lo tanto, el tratamiento tambin debe ser distinto.

    La escalada del confl icto, tal como se ha pre-sentado hasta aqu, es una herramienta que describe de manera generalizadora lo que pue-de suceder en el proceso de transformacin social negativa del confl icto. Contar con esta herramienta puede ayudar a entender y anali-zar lo que pasa con el confl icto social cuando ste se vuelve destructivo; tambin nos ayuda a plantear estrategias para lograr desescalar el confl icto; o bien, evitar que siga agrandn-dose si an no se encuentra en el nivel de la polarizacin social.

    A continuacin se presentan algunas pregun-tas que pueden facilitar una refl exin sobre la escalada del confl icto y su anlisis; adems, se plantea la posibilidad de ir realizando otras pre-guntas a partir de los distintos contextos en los cuales se trabaja el tema. Esto puede depen-der de la necesidad de explicar algn cambio en particular y del tiempo disponible.

    Identifi cacin del confl icto

    Cul era el problema entre las dos personas?

    Qu era lo que le preocupaba a cada uno?

    Cul fue la actitud de las dos personas in-volucradas en el problema?

    Personalizacin del confl icto

    Cmo cambi la relacin de las personas que tenan el problema?

    Qu pas con el problema original? Dn-de qued?

    Qu pas cuando las dos personas involu-cradas comen zaron a enojarse entre s?

    Por qu se les olvid la actitud inicial con la que haban empezado a tratar el problema que tenan?

    Multiplicacin de los confl ictos

    Se agregaron otros problemas que no te-nan nada que ver con el problema origi-nal? Por qu?

    Cules fueron esos problemas que se agregaron?

    Cmo quedaron las personas involucra-das? Cmo creen ustedes que se sentan?

    Involucramiento de ms personas

    Se metieron ms personas en el problema? Por qu lo hicieron?

    Las dos personas que originalmente tenan el problema intentaron que otras personas tomaran partido por ellas?

    Qu hicieron las personas nuevas que se involucraron?

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    Q u e s e l c o n f l i c t o s o c i a l ?

    Entre esas personas que comenzaron a invo-lucrarse, hubo alguien que busc calmar la situacin? Por qu? Le hicieron caso?

    Ensaamiento del confl icto

    Qu fue lo que pas despus que se me-tieron ms personas en el problema?

    Cmo se estaban tratando todas las per-sonas que ahora estn involucradas? Se escuchaban? Se agredan?

    Cmo creen que se sentan estas personas?

    Qu pas con el problema original?

    Antagonismo Hostilidad

    Hubo personas que no tomaron partido? Por qu?

    Por qu hay mayor cantidad de personas involucradas?

    Polarizacin

    Se pueden ver dos partes claramente dife-renciadas entre todos los involucrados?

    Hubo personas que no entendieron cul era el confl icto?

    Creen que ahora es ms fcil o ms difcil entrarle al problema? Por qu?

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    u n a b or d a j e c o n s t r u c t i v o d e l c o n f l i c t o s o c i a l

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  • 27

    Como ya vimos, los confl ictos no son ni negati-vos, ni positivos en s mismos. Estas cualidades dependen, en gran medida, de la manera como las personas, grupos e instituciones abor-den el confl icto.

    Si este abordaje se realiza de manera intransi-gente, viendo en la otra parte a un enemigo a quien hay que vencer a toda costa incluso utilizando la violencia, el confl icto se convier-te en algo destructivo y sus consecuencias se vuelven dolorosas y an ms difciles de mane-jar; adems, se generan nuevos confl ictos que pueden ocasionarnos daos y prdidas de di-versa naturaleza.

    Por eso es que decimos que la violencia hace que se multipliquen los efectos nocivos o da-inos del confl icto; la situacin se sale de las manos y se producen nuevos confl ictos, a ve-ces muy diferentes a las causas que desde el principio originaron la situacin. Por ejemplo, cuando dos personas enfrentan un problema y comienzan a insultarse y agredirse fsicamente, agravan la diferencia original. Los insultos y gol-pes que se dieron, adems, les causan resen-timientos que afectan la relacin, de manera que, si esas mismas personas en el futuro vuel-

    ven a tener un problema, ste podr tener la tendencia a agrandarse y, consecuentemente, las soluciones sern ms difciles de encontrar.

    En nuestro pas hemos vivido y seguimos vivien-do muchas circunstancias violentas. Basta abrir un peridico todos los das, o escuchar las no-ticias a travs de la radio o la televisin, para darnos cuenta de ello.

    Pero, lamentablemente, el contacto con los medios de comunicacin tambin nos permi-te darnos cuenta de cmo la violencia se ha convertido en una especie de espectculo que atrae o atrapa a las personas. Esta situa-cin tiende a volvernos menos sensibles ante el dolor que pueden estar sufriendo las vctimas de la violencia; tambin podemos volvernos menos sensibles ante problemticas agudas, de carcter estructural, que todos los das ge-neran consecuencias muy negativas.

    Hay violencia en las calles, en las instituciones, en las organizaciones y hasta en las mismas fa-milias. Hay violencia en la manera como est conformada nuestra sociedad, sus relaciones econmicas, polticas y sociales. Nuestro len-guaje tambin est cargado de violencia. Por

    II. VIOLENCIA Y NO-VIOLENCIA

  • Hac ia

    u n a b or d a j e c o n s t r u c t i v o d e l c o n f l i c t o s o c i a l

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    eso es que en diversas ocasiones se dice que Guatemala es un pas que tiene una cultura de violencia, lo cual signifi ca que sta se ha inter-nalizado o arraigado en nuestra manera de ser, de ver y entender el mundo, a veces sin que nos demos cuenta. Decir que vivimos inmersos en una cultura de violencia signifi ca tambin que la violencia suele ser la respuesta o la forma como comnmente buscamos salidas cuando enfrentamos un confl icto.

    La violencia es fuente de mucho dolor (pense-mos, por ejemplo, en el dolor que ocasiona a nios y nias), nos causa daos materiales, fsi-cos, morales y emocionales. Tambin nos impi-de lograr nuestras aspiraciones y anhelos; limita nuestras potencialidades como seres humanos, como organizaciones, como colectivo, como etnia, como pas. Por ello, conviene analizar un poco qu es la violencia, cules son sus for-mas o manifestaciones y cmo podemos hacer para evitarla, adoptando y propiciando actitu-des y conductas no violentas que nos ayuden a resolver nuestros confl ictos de maneras ms constructivas.

    Al rechazar la violencia y afi anzar poco a poco diferentes formas positivas de resolver y trans-formar nuestros confl ictos estaremos contribu-yendo a que se consolide una cultura de paz en nuestro pas. Esto es muy importante, ya que la paz tambin debe vivirse en la vida cotidia-na, en nuestro quehacer diario como personas, como grupos y como organizaciones. Con se-guridad, todas y todos queremos vivir en paz.

    Bajo este tipo de enfoque, e inspirados por es-tos anhelos, se proponen en esta seccin al-gunas actividades que nos ayudan a analizar qu es la violencia, cules son sus diferentes formas o manifestaciones y cules son sus con-secuencias. Tambin se propone analizar qu es la no-violencia, anotando algunas formas de conducta no-violenta para motivar la iden-tifi cacin de algunas ms, que sean acordes

    con las particularidades de los grupos sociales y las comunidades a las que se pertenezca. En su conjunto, esta seccin busca que seamos ms conscientes acerca de la necesidad de recha-zar la violencia y, a la vez, propiciar mecanis-mos no-violentos que nos ayuden a abordar de maneras ms constructivas los diferentes con-fl ictos que nos toca vivir.

    Objetivo general:

    Refl exionar sobre las implicaciones de la cul-tura de violencia y sobre cmo contribuir a afi anzar la paz en el mbito de accin de las y los participantes.

    Objetivos especfi cos:

    Refl exionar sobre las consecuencias de las diferentes formas de ejercer violencia.

    Sensibilizar a las y los participantes acerca de la importancia de emplear mecanismos no-violentos para abordar confl ictos.

    Cmo iniciar el abordaje del tema?

    El tema de la violencia suele percibirse como un asunto que comprendemos casi en su tota-lidad, sobre todo porque vivimos en un contex-to social en el cual los abusos, la injusticia y las agresiones se expresan de manera cotidiana, a travs de formas muy variadas. En otras pala-bras, como la violencia est presente en nues-tro entorno comn, se convierte en algo (un fenmeno, una circunstancia) que no siempre analizamos o cuestionamos. Incluso, a menudo la violencia nos llega a parecer normal, como si fuera una parte natural de la vida a la que es imposible renunciar, algo que ha estado, es y estar siempre presente y, por lo tanto, ms vale aceptar y vivir con resignacin, como op-cin o recurso en nuestro propio actuar y en el actuar de los dems.

    Por otro lado, cada quien tiene su propia ma-

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    V i o l e n c i a y n o - v i o l e n c i a

    nera de percibir este tema; para algunas per-sonas, las manifestaciones de violencia son normales o naturales, para otras, la violencia es preocupante y genera inseguridad, temor, mie-do o nerviosismo. Tambin hay quienes perma-necen indiferentes frente a los hechos violentos que se presentan en la vida.

    De la misma manera, existen distintas maneras de percibir o entender el tema de la paz. Para algunas personas, la paz es un hecho formal (fi rma de un tratado, convenio o de los Acuer-

    dos de Paz, por ejemplo); para otras, la paz es ausencia de guerra, o bien, constituye algo inalcanzable, que nunca va a lograrse verda-deramente. Tambin hay quienes consideran a la paz como algo tan ideal que no tiene nada que ver con el mundo cotidiano, con el da a da y, sobre todo, con el quehacer individual.

    Por ello, proponemos que esta sesin inicie con un ejercicio cuyo propsito es explicitar su-puestos, creencias o ideas al respecto de estos temas.

    Sesin 4

    Tema: Explicitando supuestos sobre la paz y la violencia

    Ejercicio:

    Las lneas imaginarias (60 minutos aproximadamente)

    Este ejercicio est diseado para:

    Ayudarnos a explicitar supuestos, creencias o ideas.

    Comenzar a refl exionar sobre el tema, ge-nerando argumentaciones o ideas que despus pueden validarse, corroborarse o confrontarse con los conceptos que se pre-senten durante el desarrollo del taller.

    Recordemos que los aportes de todas y todos son bienvenidos!

    Procedimiento:

    1. Quien facilita solicita a las y los partici-pantes que se pongan de pie y se ubi-quen en un espacio libre (mejor si el es-

    pacio es sufi cientemente amplio para que todas y todos puedan estar con comodidad).

    2. Luego, se dan las siguientes instruccio-nes:

    a Todas y todos debern imaginar que el saln est dividido por una lnea (de ah que el ejercicio se llame l-neas imaginarias).

    b. Luego, la persona que facilita leer un enunciado u oracin sobre la cual cada uno de los participantes deber refl exionar brevemente.

    c. A partir de la refl exin, cada quien deber decidir si est de acuerdo, en desacuerdo o parcialmente de acuerdo con lo que est diciendo la persona que capacita. Un extremo de la lnea signifi ca estoy de acuer-do; el otro estoy en desacuerdo. El centro de la lnea quiere decir par-cialmente de acuerdo.

  • Hac ia

    u n a b or d a j e c o n s t r u c t i v o d e l c o n f l i c t o s o c i a l

    30

    d. Despus de tomar una decisin, cada persona deber ubicarse en el lugar de la lnea imaginaria que represente su decisin. Para que no haya con-fusiones, quien facilita deber recor-dar a las y los presentes en qu lugar de la lnea se ubica cada una de las opciones posibles. Tambin podr re-petir, cuantas veces sea necesario, el enunciado o aseveracin que ley.

    e. Despus que las personas se colo-quen en el lugar que seleccionaron, ser evidente la manera de pensar de cada uno (es decir, estaremos explicitando supuestos, creencias o valoraciones). Luego, se pide a las personas que expliquen qu las lle-v a ubicarse donde estn. Si el gru-po es muy numeroso, se solicita que dialoguen entre s y se cuenten por qu estn all, para luego nombrar un vocero(a) que comparta con el resto de participantes las opiniones o sentir del grupo.

    Las aseveraciones sugeridas son las siguientes:

    La violencia es algo que se nota mucho, que es visible.

    La paz es un sueo que nunca se va a alcanzar.

    Los hombres son ms violentos que las mujeres.

    Los seres humanos somos violentos por naturaleza.

    A veces, la violencia es lo nico que po-demos hacer para lograr solucionar situa-ciones muy injustas, que vienen de tiempo atrs y que son cometidas por personas con demasiado poder.

    El poder siempre se ejecuta por medio de la violencia.

    No hay cultura de violencia porque la vio-lencia no es cultura.

    NOTA: Quien capacita deber tener a mano los enunciados a leer, puesto que los mismos han sido cuidadosamente elaborados para expresar puntos de vista categricos (es decir, como si fueran una

    verdad absoluta o afi rmaciones sin restriccin o condicin). Esto se ha hecho as con el propsito de

    incentivar la refl exin y visualizar que la realidad suele ser ms compleja y no siempre puede verse des-

    de perspectivas excluyentes (o sea, las cosas no son siempre blanco o negro, puede haber una infi nita

    tonalidad de grises).

    Las ideas que se manejan en las lneas imaginarias tambin nos ayudan a entender que a veces las perso-

    nas adoptan posiciones diferentes basndose en refl exiones o argumentaciones muy parecidas.

    Se prev que este ejercicio dure unos sesenta minutos aproximadamente. No obstante, las refl exiones pue-

    den alargarse. De ah que el facilitador deba considerar si es conveniente o no leer todos los enunciados,

    seleccionando aquellos que le parezcan ms adecuados.

    Es normal que durante el ejercicio algunas personas tomen la opcin de cambiar de opinin Esto es vli-

    do y, adems, puede ser saludable porque as se nota o se hace evidente que muchos de estos temas son

    sumamente complejos y no admiten un solo punto de vista.

  • 31

    V i o l e n c i a y n o - v i o l e n c i a

    Por qu hemos seleccionado estas aseveraciones?

    Para que el capacitador tenga una idea ms abarcadora o completa acerca del porqu de cada una de las argumentaciones que propo-nemos para este ejercicio, ofrecemos a conti-nuacin algunas refl exiones:

    La violencia es algo que se nota mucho, que es visible. Lo que sucede es que mu-chas personas manejan el supuesto de que la violencia es siempre algo evidente, con lo cual dejan de lado otro tipo de violencia ms sutil (como la violencia psicolgica, por ejemplo), o violencias que estn natu-ralizadas o aceptadas culturalmente (como la violencia de gnero o el racismo como manifestacin de violencia en contra de los pueblos indgenas).

    Entonces, se usa esta aseveracin para evi-denciar esta clase de supuesto, ya que el hecho de que no veamos o palpemos di-rectamente una expresin o manifestacin de la violencia no quiere decir que deter-minadas conductas o circunstancias dejen de ser violentas. Por ejemplo, hay violencia cuando las autoridades (padres, madres, guas religiosos, maestros) infunden miedo en nias y nios, amenazndolos con cas-tigos muy severos o privaciones de diversa naturaleza. En este caso, estaramos hablan-do de violencia psicolgica, la cual suele dejar huellas profundas y, a veces, difciles de superar.

    Resulta muy fcil ver la violencia fsica co-metida en contra de alguien; incluso, este tipo de violencia se difunde rpidamente gracias al poder de infl uencia que hoy en da tienen los medios masivos de comunica-cin. Tanto es as que en muchas socieda-des el mostrar diferentes formas de violen-cia (brutales asesinatos, robos, secuestros,

    heridos, atentados, guerras) se ha vuelto una especie de espectculo que se ofrece al mejor postor.

    Pero adems de la violencia fsica, tambin es fcil advertir o notar la violencia verbal, ya que los insultos, gritos y amenazas que a veces proferimos suelen alterar el ambiente en donde nos movemos.

    No sucede lo mismo con la violencia psico-lgica o la violencia de gnero, las cuales muchas veces no advertimos o no conside-ramos como expresiones de violencia que tambin hacen dao.

    La paz es un sueo que nunca se va a al-canzar. A veces creemos que la paz es un estado ideal que solo existe en nuestros an-helos y sueos ms inalcanzables. Esta for-ma de pensar nos lleva a considerar que la paz es algo muy ajeno o alejado de nuestra vida cotidiana; por consiguiente, nos senti-mos extraos o simplemente no nos damos cuenta de todo lo que tiene que ver con la construccin de la paz en cualquiera que sea el contexto en donde nos movemos.

    Esto puede llevarnos, tambin, a pensar, creer o sentir que, si es posible hablar de paz, son otras personas las que deben hacerse cargo de construirla, no necesariamente somos nosotros los responsables de hacerlo. Como es obvio, bajo este tipo de enfoque somos menos participativos, estamos ms prestos a criticar lo que el otro hace (la paja en el ojo ajeno) y, fi nalmente, perde-mos la esperanza que se necesita para con-solidar una cultura de paz en la que todas y todos tenemos algo que aportar.

    Los hombres son ms violentos que las mu-jeres. Segn se sabe, la testosterona es una hormona masculina que produce, entre otros, un comportamiento ms agresivo y

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    mayor vigor fsico y muscular en los hombres que en las mujeres. Tambin es importante reconocer que, desde la cultura patriarcal, se educa a los hombres para ser agresivos, para no dejarse de nadie, ser fuertes y saber pelear.

    Pero, a partir de estos hechos sociales, cul-turales y biolgicos, resulta difcil establecer generalizaciones y concluir, categricamen-te, que todos los hombres son ms violentos que las mujeres. Basta echar un vistazo a nuestro alrededor para analizar que exis-ten muchsimas diferencias individuales; hay hombres violentos y hombres que no lo son; tambin hay mujeres que pueden ejercer mucha ms violencia que otros hombres. Como dice el conocido refrn, de todo hay en la via del Seor.

    De cualquier manera, el com portamiento violento, tanto en hombres como en muje-res, est sobredeterminado por la cultura, resulta ser algo aprendido gracias a toda una serie de instituciones, prcticas, smbo-los y manifestaciones culturales que inciden y condicionan los roles, tanto de hombres como de mujeres.

    Suele ser comn que a los hombres se les en-see que su virilidad pasa por el despliegue de fuerza fsica y, o el ejercicio de violencia (por ejemplo, hemos escuchado en ms de una ocasin que a los jovencitos se les incita a pelear porque el que pega ms duro es ms hombre; tambin sabemos que en mu-chas ocasiones son los hombres los que em-puan las armas y hacen las guerras, o bien, podemos reconocer que decirle cobarde a un hombre es un insulto muy fuerte, que ataca su hombra).

    Esto est relacionado con el hecho de que uno de los roles que se asigna a los hombres es el de brindar seguridad a sus

    familias, bienes y comunidades, defendin-dolos de cualquier tipo de agresin. Para hacerlo, a menudo se emplea la fuerza; adems, quien no es fuerte o hbil para ejercer dominio y control sobre posibles ad-versarios o enemigos, suele ser considerado como poco masculino. Por el contrario, a muchas nias y jvenes se les ensea que lo femenino es suave, dulce y carioso; tambin se les dice que la agresin (sea sta verbal o fsica) es impropia de una mujercita.

    Una mujer violenta, agresiva o que muestre mucha fuerza fsica es rpidamente tilda-da de lesbiana o marimacha. Un hombre que no se impone por la fuerza cuando tie-ne un confl icto puede ser acusado de ho-mosexual.

    Desde todas estas perspectivas, entonces, podemos con cluir que histricamente s ha existido mayor predisposicin de los hom-bres hacia la ejecucin de la violencia. No obstante, las mujeres tambin pueden ser violentas. Existen, por consiguiente, condi-cionamientos culturales, pero tambin hay que reconocer y entender la existencia de diferencias individuales.

    Los seres humanos somos violentos por na-turaleza. Exis ten muchas personas que con-sideran que los seres humanos somos esen-cialmente violentos y que la violencia es algo que forma parte inherente a nuestra naturaleza como seres vivos. Mediante este tipo de postura se ha justifi cado histrica-mente el uso de la violencia como meca-nismo de dominacin. Todo esto nos impide considerar que existen opciones ms cons-tructivas, pues nos hace creer que estamos condenados a ser violentos, ya que la vio-lencia est en nuestros mismos genes, los cuales son portadores de nuestra herencia biolgica.

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    Sin embargo, un grupo de cientfi cos, reuni-dos en Sevilla, Espaa, con ocasin del Ao Internacional de la Paz que se celebrara mundialmente en 1989, estableci cinco proposiciones en las que se aclara que no existe base cientfi ca para considerar que la naturaleza humana es violenta o procli-ve a la guerra.4 Sus propuestas nos explican que la violencia y sus diferentes manifesta-ciones (entre ellas, la guerra como forma extrema) constituyen comportamientos so-cialmente aprendidos.

    Esto nos permite considerar que tambin podemos desaprender el camino de la vio-lencia; es decir, como seres humanos per-tenecientes a un colectivo social podemos construir alternativas de dilogo, no-violen-cia y paz.

    A veces, la violencia es lo nico que pode-mos hacer para lograr solucionar situaciones muy injustas, que vienen de tiempo atrs y que son cometidas por personas con de-masiado poder. Las relaciones sociales han estado histricamente marcadas por situa-ciones de dominacin que se caracterizan por grandes desigualdades e inequidades de diferente tipo.

    Existen brechas muy grandes entre quienes tienen el poder poltico y econmico y quie-nes no lo tienen. Esto lo vemos todos los das, por ejemplo, si analizamos la situacin entre los ricos muy ricos, por un lado, y los pobres extremadamente pobres, por el otro. Tam-bin, la realidad se ha encargado de de-mostrarnos que, a menudo, quienes tienen el poder lo ejercen de manera violenta, o se escudan en la fuerza para mantener dicho poder.

    Por eso es que tradicionalmente se ha consi-derado que solamente existen dos alternati-vas para resolver confl ictos fuertemente ca-racterizados o infl uenciados por el poder: la sumisin pasiva o la accin violenta. Es decir, a veces pensamos que hay problemas tan grandes que de plano no vamos a poder cambiarlos y es mejor aguantar con pacien-cia y resignacin.

    Tambin podemos llegar a creer que la nica manera de resolver ciertas situacio-nes inequitativas, desiguales e injustas es mediante el ejercicio de la violencia, y que sta es la nica manera o salida que tene-mos para equilibrar el poder entre partes en confl icto. No obstante, existen otros meca-nismos, como la no-violencia, que pueden ayudarnos a lograr momentneamente un equilibrio de poder que nos lleve a negocia-ciones y dilogos mediante los cuales po-demos buscar soluciones frente a aquellas situaciones que nos afectan.

    De cualquier manera, es importante con-siderar que todas estas opciones (sumisin pasiva violencia accin no-violenta) pue-den ser complementarias y que, en todo caso, es importante analizar la realidad his-trica en la cual se dan.

    En otras palabras, lo que queremos decir es que no conviene simplificar nuestros anlisis, ya que a veces la nica salida efectiva para evitar daos mayores es la violencia (por ejemplo, el uso de la fuerza en legtima defensa); o bien, hay momen-tos en los cuales la accin no-violenta tambin podra traernos consecuencias desastrosas. En sntesis, lo que quere-mos decir es que vale la pena analizar

    4 Al fi nal de esta seccin, hemos incluido el texto completo del Manifi esto de Sevilla, el cual resulta una lectura complementaria de mucha utilidad.

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    siempre las circunstancias y, sobre todo, tomar en cuenta las consecuencias de nuestra conducta.

    El poder siempre se ejecuta por medio de la violencia. Esta aseveracin va muy uni-da a la anterior, ya que suele ser frecuente que consideremos que el poder solo se tie-ne cuando se utiliza la fuerza o se amenaza con usarla. No obstante, el poder est pre-sente en todas las relaciones humanas y en cada uno de nosotros se manifi estan dife-rentes grados y tipos de poder.

    Una defi nicin muy sencilla de poder nos lle-va a considerar que ste consiste en la posi-bilidad efectiva de hacer o alcanzar algo, o bien, lograr que otro haga. Visto as, hay po-der en quien construye o edifi ca su propio futuro para hacer cosas buenas; hay poder en una maestra o padre de familia cuando gua u orienta a las nias y nios; hay poder en quien participa libremente en diferentes eventos electorales.

    En todas las relaciones humanas se manifi es-tan grados y formas de poder, y no todas las relaciones humanas son destructivas, como s lo es la violencia.

    No hay cultura de violencia porque la vio-lencia no es cultura. Hay quienes consi-deran que la cultura es algo positivo en s mismo, que no admite elementos, rasgos o factores negativos. Por ello, piensan que no existe cultura de violencia, sino solo puede

    hablarse de hechos violentos que, precisa-mente, atentan contra la cultura. No obs-tante, podemos hablar de cultura de vio-lencia cuando la violencia se ha asumido como el patrn de conducta normal frente a los confl ictos de diversa naturaleza; cuan-do la violencia est arraigada en una serie de maneras de ser y smbolos que caracte-rizan o forman parte de la identidad de una sociedad o grupo determinado.

    Para el estudioso espaol Vicen Fisas, la cultura de violencia (...) es cultura en la medida en que a lo largo del tiempo ha sido interiorizada e incluso sacralizada por amplios sectores de muchas sociedades, a travs de mitos, simbolismos, polticas, com-portamientos e instituciones, y a pesar de haber causado dolor, sufrimiento y muerte a millones de seres.5

    La cultura de violencia se da cuando la mis-ma sociedad, los pueblos y grupos sociales, han legitimado de manera acumulativa una serie de prcticas, smbolos e institucio-nes que perpetan la violencia en diferen-tes formas. La cultura de violencia se cons-truye colectivamente y, por consiguiente, se afi anza o transmite de generacin en gene-racin. Pero tambin, por este mismo moti-vo, es que podemos modifi carla, desapren-diendo prcticas violentas y sustituyndolas por otras nuevas, ms abiertas al dilogo y a la resolucin y transformacin pacfi ca de nuestros confl ictos.

    5 Fisas, Vicen. (1998) Cultura de paz y gestin de confl ictos. Barcelona: Icaria y UNESCO. P. 351.

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    V i o l e n c i a y n o - v i o l e n c i a

    Tema: Qu es la violencia?; cules son sus manifestaciones?

    Ejercicio:

    Construccin colectiva (60 minutos aproximadamente)

    Objetivos especfi cos:

    Refl exionar sobre qu es la violencia y cu-les son sus principales manifestaciones.

    Refl exionar sobre los tipos de violencia ms comunes en el entorno de las y los participantes.

    1. Se pide a las y los participantes que ano-ten diferentes hechos que consideren violentos. Para el efecto, se les proporcio-nan marcadores y tarjetas de cartulina de tamao media carta; o bien, hojas de papel bond cortadas a la mitad. La idea es que escriban una sola manifestacin de violencia por cada pedazo de papel; pueden utilizar cuantas tarjetas conside-ren necesarias, siempre que escriban una sola cosa en cada una de ellas. Cada quien deber guardar su trabajo por un momento.

    2. Luego, quien facilita, presenta el si-guiente concepto: Violencia es usar o amenazar con usar la fuerza, ya sea de manera abierta u oculta, con el objeti-

    vo de lograr que una persona o varias personas nos den o hagan algo que de otra manera no nos daran o no haran. La violencia tambin tiene el objetivo de hacer dao o causar algn tipo de mal (fsico, psicolgico, moral, econmico o patrimonial). La violencia no es slo una conducta evidente o que Se mira con facilidad; tambin es violencia cuando se niega o impide que alguien haga algo, cuando se niegan oportunidades o potencialidades.6

    La violencia es siempre un ejercicio de poder, tiene efectos visibles e invisibles y se puede dar en cualquier mbito o lu-gar: en lo social, en lo econmico, en lo poltico o en lo domstico.

    El concepto anterior puede exponerse con la ayuda de un cartel o mediante una presentacin de power point. Es muy oportuno hacerlo as para que las ideas queden visibles durante el transcurso del taller y, por consiguiente, pueda volverse a ellas cuando sea necesario.

    Antes de dar el siguiente paso, tambin es importante que quien facilita pregunte a las y los presentes si estn de acuerdo con el concepto, o si creen que le hace falta algo.

    3. Despus del concepto, se presenta la si-guiente clasifi cacin de violencia:

    Sesin 5

    6 Concepto adaptado del de Johan Galtung, en Fisas, Vicen. (1998) Cultura de paz y gestin de confl ictos. Barcelona: Icaria y UNESCO. P. 24.

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    Tipo de violencia En qu consiste?

    Violencia directa Es aquella que se ejerce sin ningn tipo de intermediacin. Puede ser fsica (golpear, herir o incluso torturar a alguien); verbal (insultar, amenazar, gritarle a alguien o hablarle muy golpea-do); patrimonial (robar, extorsionar o quitarle a una persona algo que legal y legtimamente le pertenece) o psicolgica (manipulacin, descrdito, considerar a alguien inferior, mermar su autoestima, y otras).

    Violencia indirecta o estructural

    Violencia cultural

    Se da cuando desde las mismas estructuras sociales se niegan potencialidades u oportunida-des a los individuos, grupos o sectores que forman parte de una sociedad determinada. Es normal que las personas, grupos o colectivos sociales tengan deseos y aspiraciones, los cuales constituyen potencialidades mientras no se puedan realizar o llevar a la prctica. Negar a las personas la oportunidad de ser aquello que desean ser, o negarles la posibilidad de tener aquello que quieren o necesitan tener, es tambin una forma de violencia que se denomina violencia estructural. Por supuesto, las aspiraciones de las personas a las que se hace referencia son aquellas que se consideran como legtimas y culturalmente aceptadas dentro de deter-minada sociedad, no se trata de pensar en aspiraciones descabelladas o fuera de contexto. Pero s se trata de aspiraciones por una vida digna, lo cual pasa por la oportunidad de tener estudios, empleo, salud, seguridad ciudadana, ejercer el voto, y otras. Cuando una estructu-ra o un sistema social niegan todas estas potencialidades, entonces hablamos de violencia estructural.

    La frmula general de este tipo de violencia es la desigualdad.

    Esta clase de violencia se da cuando desde la misma cultura se legitima la violencia directa y la violencia estructural. Se suscita cuando se utilizan las diferencias (tnicas, ideolgicas, religiosas, de gnero, de clase social, de edad) para inferiorizar al otro o la otra, o bien, para asimilarlo, descono-ciendo de esta manera su propia identidad.

    Un ejemplo muy claro de esto es la violencia de gnero, que se ha naturalizado a travs de una serie de prcticas, smbolos, instituciones e incluso leyes y normas culturalmente aceptadas. Esta clase de violencia ocasiona daos directos a ms de la mitad de la poblacin de todo el plane-ta, pero tambin afecta a la humanidad en su conjunto. Algunas de sus manifestaciones son las creencias que sostienen que las mujeres no pueden, no saben o no deben ejercer roles tradicio-nalmente destinados a los hombres; los abusos sexuales de diferente tipo; la inferiorizacin de las mujeres; el hecho de negarles acceso a la toma de decisiones o al ejercicio de cargos pblicos o de poder, y otros.

    Como manifestaciones de la violencia cultural tambin podemos mencionar el racismo y otras formas de discriminacin que se ejercen en contra de los pueblos indgenas. En nuestro pas las prcticas racistas son muy comunes y estn culturalmente arraigadas. Para reconocerlo, basta recordar que, a veces, usamos la palabra indio como un insulto o como sinnimo de necio o torpe. Tambin hacemos una serie de chistes sobre el tema, en los cuales las personas indge-nas siempre salen ridiculizadas e inferiorizadas (a propsito, quin no recuerda los chistes sobre el Pegre y la Mare?).

    La violencia cultural se manifi esta tanto en violencia estructural como en violencia directa. Por ejem-plo, en algunas comunidades es normal que los estudios de las nias se limiten, bajo la idea de que una mujer no necesita saber ms que lo que se requiere para ser, en el futuro, esposa y madre de familia. Esto puede llevar a la violencia directa (por ejemplo, psicolgica, puesto que podra estarse afectando la autoestima de una nia), sumada a la violencia estructural (porque las oportunidades para las nias son limitadas). Ambas formas de violencia se legitiman culturalmente cuando una misma sociedad, de acuerdo con sus patrones y valores culturales, considera que lo que le pasa a esta nia y a otras semejantes es normal y es expresin de lo que debe ser.

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    V i o l e n c i a y n o - v i o l e n c i a

    Violencia institucional o estatal.

    Es el tipo de violencia que ejercen las instituciones legal y legtimamente facultadas para el uso de la fuerza. En nuestro pas, instituciones como la Polica Nacional Civil (PNC) o el Ejrcito tienen esta facultad, es decir, pueden, en determinadas circunstancias, ejercer la violencia. En ocasiones lo hacen con el propsito de evitar daos a terceros, para preservar el orden pblico o para garantizar la seguridad de las y los ciudadanos o del pas en su conjunto, impidiendo, de esta manera, consecuencias an mayores.

    Dado que en ms de una ocasin estas y otras instituciones facultadas para el ejercicio de la violencia estatal han cometido diversos abusos y son responsables de muchos excesos en el uso de la fuerza, existen controles y mecanismos que limitan estas prcticas. Los planteamien-tos contenidos en el catlogo de Derechos Humanos suelen representar dichos lmites. Es claro, entonces, que tanto las leyes nacionales como las internacionales regulan estas prcticas, indicando hasta dnde pueden llegar las autoridades en el uso de la fuerza.

    Tambin puede hablarse de violencia plani-fi cada (por ejemplo, la guerra, un secuestro o un robo sofi sticado) o espontnea, cuan-do reaccionamos violentamente porque estamos acostumbrados a hacerlo as (por ejemplo, cuando insultamos a alguien en la calle).

    Por cuestiones de tiempo, en el taller se presenta nicamente los conceptos de violencia directa y vio-lencia indirecta. La violencia cultural y la institucional o estatal se incluyen en este apartado nicamente como ilustracin, para que quien capaci-ta cuente con ms conocimientos

    sobre el tema.

    ron como manifestaciones de violencia. Luego, cada persona deber pasar al frente o a alguna parte del saln para clasificar sus aportes, analizando si lo que escribi es una forma de Violen-cia directa o de Violencia indirecta. Para que esta dinmica sea gil, es im-portante que el facilitador prepare car-teles en los que se haya anotado cada uno de los tipos de violencia presenta-dos con anterioridad.

    Mientras las personas realizan este ejercicio, quien facilita apoya al grupo para pegar sus hojas y, adems, pue-de preguntarles el porqu de su clasifi-cacin.

    Para fi nalizar, quien facilita puede ha-cer una refl exin acerca de otras for-mas de violencia que pudieron no estar presentes en el anlisis del grupo. Esto es importante porque, en muchas oca-siones, lo que las personas anotan son formas extremas de violencia directa, y no necesariamente se toman en cuenta ejemplos de violencias sutiles, indirectas u ocultas.

    4. Para concluir esta parte de la activi-dad, se pide a las y los participantes que saquen las tarjetas o las hojas de papel en las que escribieron los diferen-tes hechos que al principio considera-

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    Tema: Qu es la no violencia?

    Ejercicio: Refl exin colectiva (30 minutos aproximadamente)

    Objetivos especfi cos:

    Conocer el concepto de no-violencia.

    Refl exionar sobre las diferentes manifesta-ciones de no-violencia que las y los partici-pantes han empleado (aunque no necesa-riamente reconozcan que dichas prcticas fueron no-violentas).

    Reconocer que la no-violencia es un me-canismo activo que ofrece alternativas vli-das y necesarias para resolver o transformar confl ictos.

    El concepto no-violencia suele ser novedoso para muchas personas. Para otras, no-violencia es sinnimo de algo pasivo o poco productivo. Por eso es importante hacer algunas explica-ciones previas:

    La no-violencia es una forma alternativa de actuar frente a los confl ictos. No tiene nada que ver con la inaccin, la cobarda o la pasi-vidad cuando se tiene un problema, sino ms bien se refi ere a maneras activas (y, muchas veces, ingeniosas y muy bien planifi cadas) de reaccionar frente a circunstancias ad-versas o problemticas, con el propsito de cambiarlas y encontrar soluciones viables o satisfactorias.

    A veces enfrentamos situaciones confl ictivas que nos afectan mucho y no tenemos el po-der sufi ciente para modifi carlas. Bajo estas circunstancias podemos sentirnos impoten-

    tes, o bien, podemos caer en la tentacin de utilizar la violencia para lograr aquello que queremos. Sin embargo, ya hemos visto que la violencia tiene efectos dainos, agrava las cosas y provoca nuevos problemas. Ade-ms, a la larga, no hace sino generar ms violencia.

    Entonces, si estamos situaciones en donde exis-te un considerable desequilibrio de poder, qu podemos hacer? En estos casos, seguramente podemos echar mano de una serie de prcti-cas y acciones no-violentas que nos ayuden a resolver los confl ictos que tenemos, sin recurrir a la violencia.

    La no-violencia se da cuando, por un lado, tenemos un confl icto que queremos y necesi-tamos resolver (pero hacerlo nos resulta muy difcil porque estamos en una situacin de des-ventaja con relacin a la otra parte) y, por el otro, nos negamos a incurrir en actos violentos para lograr nuestro propsito.

    Para dar un ejemplo, podemos hablar del tema salarial: si tenemos un sueldo muy bajo que ape-nas nos alcanza para poder sobrevivir, estamos ante un confl icto, aunque esta misma situacin pueda no ser confl ictiva para el patrono, quien tiene ms poder que nosotros. Entonces, como rechazamos la violencia porque sabemos que su aplicacin solo nos traera consecuencias ms difciles de sobrellevar (tristeza, tensiones, miedo, inseguridad, etc.), buscamos mtodos alternativos y no-violentos para poder provocar un dilogo o una negociacin con el patrono, con miras a resolver las cosas y lograr, fi nalmen-te, un incremento salarial y, o mejores condicio-nes laborales.

    Sesin 6

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    V i o l e n c i a y n o - v i o l e n c i a

    Estos mtodos no-violentos incluyen desde un dilogo o una peticin con miras al convenci-miento, la persuasin y la negociacin, hasta acciones que pueden ser de protesta (como una marcha, una solicitud respaldada por nu-merosas fi rmas o un manifi esto pblico), de no cooperacin (como una huelga o un boicot) o de intervencin no violenta (invasin no violenta, huelga de hambre o desobedien-cia civil de leyes). Si se aplica alguno de estos mtodos puede provocarse un momentneo equilibrio de poder que coloque al patrono en situacin de negociar o dialogar para re-solver las cosas.

    Es claro que histricamente los mtodos de ac-cin no-violenta han sido difciles de aplicar y, sobre todo, de mantener. Basta tomar en cuen-ta las consecuencias de una posible accin no-violenta como las mencionadas en el prrafo anterior para que a la hora de querer aplicarlas refl exionemos mucho previamente. Como m-nimo, estas refl exiones deben llevarnos a hacer un anlisis que sopese o valore tanto los costos como los posibles benefi cios de emprender de-terminada accin, contraponindolos con lo que pasara si no hacemos nada.

    Pero tambin hay que considerar que existen acciones no-violentas que pueden darse en el da a da, de manera muy normal y hasta frecuente, como soluciones prcticas y exito-sas frente a confl ictos de todo tipo. Entre ellas, cabe mencionar los siguientes ejemplos:

    Cuando alguien se da cuenta de que hay un problema que amenaza con desbordar-se hacia la violencia y hace un llamado a la cordura, intercediendo para que las cosas se calmen.

    El dilogo, las plticas entre personas (veci-nos, amigos, parientes) que tienen algn problema.

    Las peticiones por la paz o para evitar los pleitos que hacemos en la iglesia (cual-quiera que sea el credo religioso que profesamos).

    Los llamados de conciencia para que las personas que tienen ms poder refl exio-nen sobre los daos que estn ocasionan-do al tomar determinadas decisiones o acciones, para que den marcha atrs al respecto.

    Con esto queremos decir que las acciones no-violentas no necesariamente estn vinculadas a grandes movimientos sociales de resistencia y equilibrio de poder. La no-violencia, en su expresin ms sencilla, es una forma alterna-tiva, madura y sensata de actuar frente a los confl ictos. No implica quedarse sin hacer nada cuando tenemos un problema, sino que busca responder de una manera constructiva que lle-ve a la transformacin del confl icto, y que lleve al fortalecimiento de las relaciones de las per-sonas que estn involucradas en l, siempre y cuando esto sea posible.

    Las personas no-violentas respetan a los dems y buscan activamente maneras diferentes de hacerle frente a un problema. O sea, las per-sonas no-violentas no se sienten derrotadas de antemano, ni se quedan de brazos cruzados, sino que tratan de arreglar las cosas de forma positiva. La no-violencia es una actitud activa frente al confl icto...

    Al igual que la violencia, la no-violencia tam-bin requiere de capacidad, fuerza psicolgi-ca, conocimientos, habilidades e, incluso, va-lenta. Sobre todo, requiere voluntad, as como la fi rme conviccin de que es la mejor alterna-tiva para que un confl icto se transforme en una oportunidad para el cambio. La no-violencia es una respuesta para la cual tambin necesita-mos estar preparados.

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    No-violencia no es lo mismo que pasividad. La no-violencia es una opcin, es una respuesta activa frente a un confl icto o frente a una si-tuacin violenta o potencialmente violenta. A menudo requiere ms coraje o valenta que la alternativa de recurrir a la violencia como for-ma de dirimir confl ictos.

    1. Quien facilita explica, con sus palabras, qu es la no-violencia. Es oportuno dar al-gunos ejemplos al respecto.

    2. Se forman grupos pequeos (de no ms de 4 personas) y se pide a quienes partici-pan que compartan alguna experiencia de su vida en la que utilizaron la no-vio-lencia como respuesta frente a una situa-cin problemtica.

    3. De manera voluntaria, algunas personas cuentan su experiencia en plenaria.

    4. Quien capacita facilita una refl exin con base en las siguientes preguntas:

    Fue fcil o difcil encontrar experiencias en donde ocuparon la no-violencia como respuesta a un problema? Por qu?

    Cmo se sintieron con el resultado de esas experiencias?

    Cmo qued la relacin de las partes despus de haber abordado un proble-ma mediante alguna forma no-violenta?

    5. Para concluir, es importante enfatizar las siguientes ideas:

    Las personas no-violentas no se quedan de brazos cruzados, sino que tratan de arreglar las cosas de forma positiva. La no-violencia es una actitud activa frente al confl icto... No-violencia no es sinnimo de pasividad.

    Al igual que la violencia, la no-violencia tambin requiere de capacidad, fuerza psicolgica, conocimientos y habilida-des. Sobre todo requiere voluntad, as como la fi rme conviccin de que es la mejor alternativa para que un confl icto se transforme en una oportunidad para el cambio. La no-violencia es una respuesta para la cual tambin necesitamos estar preparados.

    A menudo la no-violencia requiere ms coraje o valenta que la alternativa de re-currir a la violencia como forma de dirimir confl ictos.

    La violencia hace que los confl ictos pro-gresen o se agranden, lo cual tiene como consecuencia el deterioro de las relacio-nes entre las personas y los grupos, afec-tando los procesos de cambio social.

    6. Se concluye presentando en un cartel o por medio de power point la siguiente re-fl exin:

    No hay violencia sin confl icto, aunque puede haber confl icto sin violencia

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    V i o l e n c i a y n o - v i o l e n c i a

    El Manifi esto de Sevilla

    Difundido por decisin de la Conferencia general

    de la UNESCO en su vigsimoquinta sesin

    Pars, Francia, el 16 de noviembre de 1989

    INTRODUCCIN

    Convencidos de que es responsabilida