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Libro competencia ministerial

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Un llamado a la unidad en el cuerpo de Cristo

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Índice

Introducción: La buena carrera o la mala competencia?

Capítulo 1: .………………… Competencia y consecuencia.

Capítulo 2: …………………………… De quién has aprendido?

Capítulo 3: … Mejor son dos que uno.(Eclesiastés 4.9:10.)

Capítulo4: …………… Pueblo competente o competitivo?

Capítulo 5: ………………………………..…. Un cuerpo en Jesús.

Capítulo 6: …………………………….. La carrera a la eternidad.

Capítulo 7: ………………..…………. Puestos para llevar fruto.

Capítulo 8: ……..… Aires de grandeza Señal de debilidad.

Capítulo 9: ………………….…….. Carrera hacia la eternidad.

Capítulo 10: ……………………………….. Juntos y en armonía.

Capítulo 11: …………….……… No hay competencia buena.

Capítulo 12: ……………..………….. Consecuencia espiritual.

Capítulo 13: ……………………….………….. La buena relación.

Capítulo 14: ………………………..………….. Cruzando la meta.

Capítulo 15: …… Nacimos para servir y no para competir.

Escrito por: Jeffrey Fernando Arguedas Sánchez.

[email protected]

San José Costa Rica.(506)84184240

Versión Bíblica utilizada:

Reina Valera Revisión de 1960

Diseño de Portada: Alexander Vásquez.

Agradecimiento

Es un hecho principal el agradecimiento a mi Dios y

Padre celestial, por inquietar en todo momento mi

corazón. Gracias por esa libertad en Jesucristo, para

disfrutar de sus misericordias nuevas y sus bendiciones

espirituales antes de cualquier otra cosa. De él

provienen las fuerzas para terminar la carrera, no

conforme a nuestra voluntad, sino más bien conforme a

su perfecta voluntad, sabiendo que es un honor servirle

y vivir para él.

(Efesios 5.10.)Comprobando lo que es agradable al

Señor.

Le agradezco a mi madre María de Jesús Sánchez

Navarro, por enseñarme ejemplos con su propia vida de

que debemos ser esforzados y valientes. Gracias por

amarme tanto Mamá, Dios te bendiga.

Mujeres hay muchas, pero mujer virtuosa no todos

la tienen. Gracias a mi esposa Roxana Arroyo

Vargas por no permitir pasar por alto lo incorrecto y

ser para mi vida esa luz de alerta.

Puedo decir que definitivamente es mi ayuda

idónea. Te amo.

Introduccio n “La buena carrera o la mala

competencia.”

o que quiero primeramente, es que cada uno tenga muy claro el concepto de competencia, no como algo competente; si no como la

disputa entre personas, animales o cosas que aspiran a un mismo objetivo o a la superioridad en algo. Si bien es cierto cada persona es muy capaz para desarrollarse en algo, no así la competencia dentro del cristianismo, púes solamente debe existir la capacidad y no la competencia. Hay quienes solamente desean ser superiores a quienes tienen a su alrededor, perdiendo así el ser aptos o adecuados para el llamado de Dios para sus vidas, y es cuando dejan de ser suficientes para alguna cosa; convirtiendo sus vidas en una mala competencia.

L

“Nuestro propósito como

embajadores de Cristo no es

competir, sino correr la buena

carrera. No pasando por encima

de quien viene atrás. Sino

alcanzando a quien va adelante,

ayudando a quien viene atrás

para así juntos cruzar la meta.

Hoy en día lastimosamente es muy común ver la competencia dentro de las congregaciones, y a lo largo de los años he podido ver como muchos compiten por ver quién es el mejor pastor de la ciudad, el mejor maestro, o quien es inclusive el mayor profeta. Muchos alardean de a cuantos enfermos han sanado y olvidan que es el nombre de Jesús quien tiene poder y que es para la gloria de Dios todo lo que podamos lograr. Así que al ver tanta competencia en medio del pueblo de Dios, me ha llevado a escribir este libro a razón de la gran problemática dentro de los ministerios, púes muchos ignoran lo perjudicial que esto es para sus vidas. Mi deber es denunciar este mal comportamiento en la vida del creyente a fin de que vivamos una vida en unidad, y así con esta crítica, muchos puedan encontrar el consejo y se aparten del mal proceder de competencia y cumpla cada uno el propósito para el cual cada hijo de Dios, ha sido llamado. Por eso dice el Señor: Jeremías 6.16.Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por los senderos antiguos cuál es el buen camino, y andad por él; y hallaréis descanso para vuestras almas. Pero dijeron: No andaremos en él. Por eso te digo: Atiende a lo correcto y sea Cristo glorificado en tu vida, púes no nos ha llamado el Señor a esclavitud, sino más bien a libertad. (1Corintios8.9.)Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. Principio básico en la vida del nuevo creyente, no

ser tropezadero para nadie.

Nuestro Señor mismo sirve como el mejor ejemplo

de unidad. Él vino a unir y llevar al Padre lo que se

había apartado desde un principio por la

desobediencia del hombre.

Había el hombre quedado destituido de la Gloria de Dios, pero Cristo vino a ser el camino para que el ser humano volviera al Dios que lo formó. Qué tal que Jesús hubiera caído en la competencia? Obviamente él es Santo, Santo, Santo, y no hubiera caído, pero si hubiera sido así, tú y yo no tendríamos razón de ser. Debemos recordar algo muy importante en la vida de cada redimido, y nos lo dice claramente Pablo en su primera carta a los Corintios. Tal vez un tema muy utilizado para las fechas de aniversario o para el día del amor y la amistad, (1Corintios 13.10:13).Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. Por eso podemos estar completamente seguros de que Cristo nos ama, y tomar su vida como ejemplo de que el no vino a competir, púes el amor; como dice la escritura “No hace nada indebido y no busca lo suyo”. Y si él nos amó, debemos hacer así nosotros también, siempre buscando el bien para los demás. Recuerdo en una ocasión me llamaron para orar por una mujer que tenía cuájalos de sangre en su cerebro, yo le pregunté si creía ella en que Dios la podía sanar y contestó que sí; entonces comencé a orar pero no por su cabeza, sino por su vientre. A l mes me dijo que estaba embarazada y que los cuájalos en su cabeza eran causados por un problema que tenía en su vientre. Los doctores no se explicaban como había quedado embarazada, pues ellos sabían que su útero estaba al revés. Debo decir que quedé maravillado de lo que Dios hace cuando uno se dispone a servir a los demás.

Debemos en todo momento recordar que no nacimos para competir, sino para servir, y que el amor no hace nada indebido, ni busca lo suyo, y así como Cristo nos amó y nos ama, debemos también hacerlo con los demás. Una mala carrera es aquella en la que tu no cumples el propósito por y para el cual tu corres. Una triste realidad que hoy en día vemos dentro del ministerio en la mayoría de las Iglesias, pero una buena carrera siempre va de la mano de la verdad, cumple el propósito y se apega a las reglas, no convirtiendo la buena carrera en una mala competencia.

Capí tulo 1” “Competencia y consecuencia”

ra una noche de verano y conducía rumbo a mi casa; manejaba mi Volkswagen Jetta 2.0 MK4(Cuanto me gusta la velocidad),un auto

veloz definitivamente. El semáforo en rojo, pronto esa luz cambiaria a verde, indicándome que podría avanzar. Que larga e impaciente esa espera bajo la luz de un semáforo, pero pronto avanzaría a mi rumbo planeado. En ese momento se puso otro auto a mi lado, (Yo sé que él sabía que mi auto era veloz).Comenzó a acelerar, haciendo un ruido infernal. Pronto esa luz verde nos daría la salida para que tanto el como yo, pudiéramos avanzar.

Cada quien establece el rumbo que quiere tomar.

3, 2,1 En ese momento el semáforo cambió

el color, de rojo a verde, y el auto que estaba a mi lado; salió chillando llantas.

E

Así cada persona tiene un rumbo al

que quiere llegar. Nosotros los hijos

de Dios, tenemos un rumbo; y es

llegar a estar para siempre en el

cielo al lado de Jesús.

Por un momento pensé: Por qué no acelero y compito? Yo sé la calidad de auto que tengo, le podría ganar, podría demostrar que yo no soy un contrincante fácil de traspasar. Puedo demostrar que soy mejor, pero eso me llevaría a olvidar mi rumbo, y me convertiría igual a quien estaba a mi lado, “Un Competidor”.

Valdría la pena ser igual, o sería mejor marcar la

diferencia?

Cada decisión es importante Una de las mayores causas de muerte en Costa Rica, se debe a los accidentes de tránsito. El gran culpable de muerte en carretera, el peligro al volante a manos de una pequeña decisión, un descuido y podría ser fatal. Pablo nos recuerda y advierte de estas cosas, (1 Corintios 6.12) Todas las cosas me son licitas, más no todas convienen; todas las cosas me son licitas, más yo no me dejare dominar de ninguna. Tenía cincuenta metros para tomar una decisión, competir o seguir, doblar en la siguiente calle que me llevaría rumbo a casa, donde me esperaba alguien que me amaba, mi esposa. Creo que de haber tomado una mala decisión; probablemente hubiera obtenido una consecuencia fatal.

No había en mi ningún deseo de competir, pero quien no tenía claro lo que debía de hacer y como lo debía de hacer, era quien aceleraba su auto a mi lado. Si bien es cierto que todo cuanto queramos hacer está a nuestro alcance, no todo lo que podamos hacer será para nuestro beneficio. No existen decisiones menos importantes, todas las decisiones son importantes. Las reglas no se hicieron para romperlas, se hicieron para ser respetadas. Que importante es quien está a tu lado; podemos aprender tantas cosa como para bien, así como podemos aprender cosas para mal. Lo podemos ver en la vida de los discípulos de Jesús. A su lado tenían a Jesús, de quien aprendían; tanto así que aunque al pasar el tiempo, después de la muerte y resurrección de Jesús, Pedro en una ocasión lleno del Espíritu Santo; hablaba con denuedo y entendimiento sobre todo. Y quienes escuchaban hablar a Pedro y le conocían, decían: Este definitivamente andaba con Jesús, y es cierto; aprendió de Jesús pues andaba con él.

“Quienes conocen al Señor saben

que hay cosas que no se deben de

hacer, pues no son agradables al

Señor. Las reglas no se hicieron para

romperlas, se hicieron para

respetarlas."

Así mismo se puede notar en nuestras vidas al lado de quien andamos y de quien hemos aprendido. (Hechos 4.8:13). Pablo a su vez le recomendaba a Timoteo, que persistiera en lo que había aprendido y de quien había aprendido. (2 Timoteo 3.14).Hombres y mujeres que son ejemplo de vidas renovadas por el amor de Dios, que tienen la humildad y sencillez de corazón para tener una buena conducta, y amor sin fingimiento, que no buscan su propio beneficio, sino que buscan primeramente el beneficio de los demás. Se cuidan de sí mismos (1Timoteo 4.16), sabiendo que haciendo lo que es agradable al Señor, no solo se salvaran a ellos mismos, sino que también a los demás. Al lado de quién puede usted y debe andar? De quienes compiten por la vida, sin pensar en las consecuencias? Quien más que Salomón sabría qué tan importante es con quien tú te relacionas; alguien dijo una vez: Dime con quién andas y te diré quién eres. Que dicho popular más acertado, diría yo; por eso. (Proverbios 17.17). En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia.

Capí tulo 2” De quién has aprendido?

omo hay cosas que nos recuerdan algunas

situaciones o circunstancias vividas en nuestras

vidas, algunas nos hacen reír, y otras; nos

hacen recordar porqué actuamos como actuamos

en muchas ocasiones.

Salía una tarde de mi trabajo, y eso me hizo

recordar por qué tengo pies como de gacela, (jajaja)

¡Como aprendemos de Papá y Mamá!

Saben, yo aprendí a caminar muy rápidamente, y

no digo que a temprana edad, sino más bien que

muy

rápid

o, de

una

mane

ra

veloz

Ade-

más nos suele pasar a quienes somos de muy baja

estatura.

De quién lo aprendí?, de mi Madre.

C

Quienes compiten, en algún

momento podrían llegar a

quedar avergonzados sin

querer, por quienes son

competentes.

A ella la acompañaba en ocasiones por la mañana,

cuando teníamos que ir al hospital; como no

teníamos mucho dinero, entonces no teníamos

auto, y tampoco podíamos pagar un taxi, por lo

tanto no había más opción

que caminar, y caminar, y

caminar y caminar.

Como siempre íbamos con

el tiempo contado, (Osea

que íbamos siempre tarde),

entonces ella debía caminar

muy rápido o perdería su

cita o en algunos casos

perderíamos nuestra cita.

Imagínate a un niño de tan solo diez años de edad

teniendo que apurar el paso para alcanzar a alguien

que ya estaba acostumbrada a caminar muy rápido

y a pasos como de gigante.

Si en ese momento hubiera conocido la palabra de

Dios, le hubiese dicho a mi madre; ¡Mamá,

recuerda que el ejercicio corporal para nada es

provechoso, mejor tomemos un taxi, ¡Ten piedad de

mí, Mamá!

Definitivamente no fuimos creados para competir.

(Timoteo4.8)

Porque el ejercicio

corporal para

poco es

provechoso, pero

la piedad para

todo aprovecha,

pues tiene

promesa de esta

Pero de algo podemos estar seguros; que si

queremos competir probablemente vamos a topar

con alguien que es mejor, y podría alguno llegar a

ser “avergonzado”.

¡Por poco lo olvido! Esa tarde después de mi

jornada laboral, caminaba hacia casa muy

rápidamente, como hoja que lleva el viento. Cuando

tras de mi venía un joven, (Sabes, me sentía como

un gato perseguido por un perro), era notable que él

estaba decidido a alcanzarme y a sobrepasarme.

No puedo negar que por poco lo logró; con su frente

sudada y su pecho agitado, volvió su mirada hacia

mí, y pude ver en él, una cara de pocos amigos; me

pareció que estaba molesto porque no podía

pasarme.

La verdad es que no sé por qué él creyó que yo

estaba compitiendo si yo lo único que estaba

haciendo era querer llegar pronto a casa.

Para beneficio mío en ese momento, comenzamos

a subir una gran cuesta que para mí no era

complicado subir, para mí era muy normal caminar

a paso veloz, yo estaba acostumbrado a caminar

así desde niño. Pero para quien estaba decidido a

competir y no era normal caminar tan rápidamente,

le iba a ser muy difícil seguirme el paso.

Yo no tenía ningún problema con esa calle

inclinada, pero para quien tenía la intención de

alcanzarme y sobrepasarme, no era tan sencillo.

Esa tarde escuché a muchos susurrar; Miren a ese

hombre como camina de rápido.

La verdad ese día yo no quería, ni pensaba en

competir, lo único en lo que pensaba era en llegar a

mi destino.

Existen muchas cosas en la vida cotidiana que

podrán ser competencia, por ejemplo. Quién podría

ganar un mundial de futbol si no compite o quién

podrá ganar una medalla olímpica si no es mejor

que otro, y quién podría ser el Presidente de la

republica si no compite? Sin duda alguna, solo

quienes compiten por ese premio podrán obtener la

ganancia por la que se han preparado y esforzado.

En este mundo, gana el que se esfuerza, y en la

competencia, solo puede haber un ganador, el que

se preparó y logró pasar por encima de todos hasta

llegar al primer lugar.

El atleta para llegar al premio soñado, se debe dar

el máximo esfuerzo para alcanzar a quien está por

encima de él o ella para arrebasarle, si es que

quiere obtener ese premio. La competencia es muy

común naturalmente. Pero dentro de la nueva vida

en Cristo, qué tan natural podría ser la

competencia, será agradable para el Señor que el

cuerpo de Cristo, compita contra los demás, con tal

de obtener un primer lugar?

Capí tulo3”

(Eclesiaste s 4.9 “Mejor son dos que uno”

uan bella es la infancia y que bueno es tener a

tu lado a un buen amigo.

Cuando yo era un joven de tan solo 16 años de

edad, me gustaba ir por las tardes a jugar fútbol con mis

amigos .Tenía un

amigo; mi gran

amigo Jasón,

quien era tan

buen jugador

como yo (Modestia aparte), por lo tanto que no

podíamos jugar los dos en el mismo equipo. Era obvio

que dos jugadores buenos no podían jugar juntos, es la

regla de toda mejenga, por lo consiguiente teníamos que

competir el uno contra el otro.

Tengo que reconocer que soy de las personas a las

cuales no les gusta competir, aunque en cada

competencia en las que lo he tenido que hacer, siempre

he dado lo mejor de mí para ganar y nunca me doy por

vencido.

C

Mejor son dos que uno porque

tienen mejor paga de su trabajo.

Eclesiastés 4.9

Pero me entristece ganarle a alguien y saber que para

muchos el hecho frustrante de perder, les dejaría un sin

sabor a la derrota. Soy de los que saben aceptar la

derrota, pero no de los que les gusta hacer sentir mal a

nadie, aunque así es la competencia, uno gana y otro

pierde.

Pero esa tarde fue diferente, mi amigo Jasón y yo;

pudimos jugar en el mismo equipo, eso sí que con una

pequeña condición. Solamente debíamos de aceptar la

condición de jugar con los niños más pequeños.

Como yo sé que nunca hay que subestimar a nadie, y

que siempre voy a dar lo mejor de mí, para así poder

ganar, entonces aceptamos. Si David mató a Goliat,

cómo no íbamos a poder ganar? Como dijo alguien una

vez.

A lo que venimos, comienza el partido.

Comenzó el partido y pasaron pocos minutos y ya

íbamos perdiendo cinco a cero (5 a 0), pasaba el tiempo

y logramos anotar un gol. Los niños a los que habíamos

escogido no lo podían creer, les estábamos anotando a

los más grandes; aunque en pocos minutos ya

estaríamos perdiendo trece a uno (13 a 1) Jasón y yo

reunimos a los muchachos y les preguntamos, Quién

quiere perder? Claro que todos respondieron que

ninguno quería perder.

Entonces les dije que debíamos de dar lo mejor de

cada uno; no importaba que perdiéramos, pero que

si perdíamos que no fuera por no dar lo mejor,

debía ser por haberlo dado todo.

“Vamos equipo a ganar” ¡Nunca olvidaré esa

tarde! Comenzamos a anotar goles, 13 a 5,13 a

9,13 a 12, no lo podían creer, pero mi amigo Jasón

y yo sabíamos que podíamos ganar.Gooooooool en

contra, 14 a 12, se complicó un poco; el partido

terminaría cuando alguno de los dos equipos

anotara el gol número 15, parece que se nos estaba

escapando la victoria.

Ahora veo porqué el Señor le dijo a Josué; “Mira

que te mando que te esfuerces y seas muy valiente;

no temas ni desmayes porque Jehová estará

contigo donde quiera que vayas. (Josué 1.9)

El esfuerzo traerá la recompensa.

Que si el esfuerzo trae recompensa? Esa tarde mi

amigo y yo pudimos haber hecho muchos goles

pero no fue así. Cada vez que estábamos en el

marco contrario le pasábamos el balón a algún niño

para que fueran ellos quienes anotaran; así ellos

podrían ver que el esfuerzo habría valido la pena.

El equipo contrario tenía la ventaja, les faltaba un

gol, pero en ese momento logramos anotar, 14 a

13, un gol más a nuestro favor. ¡Vamos muchachos,

un poco más!

GOOOOOOOOOOOL...Anotamos otro tanto,

acabábamos de empatar, 14 a 14, que emoción

cada vez que recuerdo ese momento se me vienen

las lágrimas, que hermosa tarde.

Sin duda alguna; en la competencia es definitivo

que solamente uno se lleva el premio. Si alguien

quiere ganar deberá esforzarse y dar lo mejor de sí,

y pasarle por encima al contrincante para poder

lograr el triunfo.

Esa fue una gran tarde de victoria. Que quién

ganó?

Jasón, lo hace usted o lo hago yo?

Hágalo usted Jeff, me dijo mi amigo!

Bueno, vamos por esa victoria.

En pocos momentos solo

uno de los dos equipos vería

la victoria; corrí con el balón,

dando lo mejor de mí, sabía

que estaba apoyado por mi

amigo y por muchos niños

que estaban dando lo mejor

de cada uno. Jasón venía

respaldando mi espalda por

aquello que yo perdiera el

balón. Corrí con la bola como

pegada a mis zapatos; no

permitiría dejar pasar la

oportunidad de ganar.

En ese momento sabía sin tan siquiera volver a ver,

que mi amigo venía a mi lado.

Si yo hubiera

querido competir

contra los

jugadores de mí

mismo equipo con

tal de demostrar

que tan bueno era

yo,

probablemente no

hubiésemos

ganado.

Llegamos al marco contrario y cuando estaba a

punto de anotar; le hice el pase a un niño que no

había anotado en todo el partido. Pude haber hecho

el gol de la victoria y llevarme los méritos, pero

nunca olvidé que éramos un equipo; Jasón pudo

haber anotado, pero él confiaba en mí, y tenía claro

que la victoria sería disfrutada por todos.

Ese niño pudo haber fallado el gol, pero no lo hizo,

sabía que tenía una oportunidad y que confiábamos

en él, dio lo mejor de sí mismo y anotó el gol.

Ese era el gol final, 14 a 15, ganamos el partido

después de ir perdiendo 13 1.

Pero qué tiene que ver esto con la vida espiritual, y la

Competencia en la Iglesia?

Habrá división en el cuerpo de Cristo? Acaso no

somos un cuerpo que no debe de estar dividido entre

sí? Se habrá fortalecido el deseo de la carne en los

corazones de los hijos de Dios? Hemos cambiado el

ser competentes por ser competitivos dentro del

ministerio?

Si yo hubiera competido contra los mismos

jugadores de mi equipo con tal de demostrar que

tan bueno era para jugar fútbol, muy probablemente

no hubiésemos ganado. Eso sí, lo que hubiese

quedado al descubierto habría sido el egoísmo de

alguien que no piensa en los demás.

Hoy en día hay muchos dentro del ministerio

(Servicio), que han alcanzado grandes puestos,

creyendo que hacen lo correcto por haber

alcanzado lo que han querido, pero no se han

puesto a pensar si de la manera como lograron

obtener sus Ministerios, es de la manera correcta,

que agrade a Dios, y que no ponga en riesgo la vida

espiritual y emocional de los demás.

Capí tulo 4” Pueblo competente o

competitivo?

ristemente hoy en día es muy común ver

aun dentro de la Iglesia de Dios, a hombres

y mujeres compitiendo entre sí para

demostrar quién es mejor que el otro y con

tal de conseguir un mejor puesto ministerial que el

otro, sin importarles la unidad en el espíritu;

olvidando así que en Cristo Jesús Señor nuestro se

es un cuerpo, eso sí, con diferentes funciones pero

jamás dividido,ni arrancando partes del cuerpo para

quedar un solo miembro. Qué tal que en un cuerpo

la cabeza quiera arrancar los brazos y las piernas

para solo verse bonita la cabeza y así llamar la

atención para que todos los que vean el cuerpo

vean solo la cabeza? Esto se podría esperar del

mundo que está separado de Dios, pero del pueblo

de Dios esto no puede ni debe esperarse y mucho

menos verse. Algo que lastimosamente es muy

común en estos tiempos dentro del Cristianismo;

creyendo que buscan su propio bien, están

acumulando maldición tras maldición.

El Apóstol Pablo nos recomienda, recuerda y

aconseja las mismas palabras que Dios mismo le

dijo a Jeremías.

T

Dios sabiendo lo que es mejor para sus hijos lo

comunica, y acaso no es sabio no solo escuchar el

consejo de quien verdaderamente nos ama, sino

que también ponerlo por obra para así recibir el

beneficio?

Hay un dicho muy popular que dice: Es de sabios

equivocarse…La palabra de Dios nos enseña que

el sabio ve el mal y se aparta, también nos enseña

que, el necio es quien cava el pozo para caer en él.

Dios no quiere que a nadie le vaya mal, más cada

quien toma la decisión que le parece correcta.

Jeremía 15.19 Nos dice: Si te convirtieres, yo te

restauraré, y delante de mí estarás, y si

entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi

boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a

ellos.

Pero bien, qué ha pasado en el corazón de los hijos

de Dios que un día se convirtieron a Cristo y ahora

viven, aún dentro de un ministerio, pero

compitiendo entre ellos? Acaso no son nuevas

criaturas? No han pasado las cosas viejas y todas

han sido hechas nuevas en las vidas de quienes

entregan sus vidas a Jesús?

Hombres y mujeres que han sido restaurados por el

poder de Dios, se han conformado a este siglo y

han dejado de lado a Dios, adoptando así la vil

manera de conseguir las bendiciones (creen ellos)

de la manera tan deshonrosa a como lo hace el

mundo; y esta manera es compitiendo entre sí;

volviéndose nuevamente como el mundo y no

permitiéndole al mundo que se vuelvan a Jesús,

dejando así de ser parte de un cuerpo, del cuerpo

de Cristo, sirviendo más bien de tropiezo para

quienes también han sido llamados a servirle al

Señor para gloria de su nombre y no permitiéndole

al Señor ser glorificado. No solo siendo tropiezo y

obstáculo a quienes tiene a su alrededor, sino que

también siendo de tropiezo al mismo Señor de la

obra. Y aunque esto está pasando con los hombres

y mujeres dentro del ministerio, aún no se detienen

a pensar en su manera tan inadecuada de vivir,

pues están decididos a conseguir sea de la manera

que sea, su propia gloria y el mayor reconocimiento

en este mundo. Porque si estuvieran buscando ser

agradables a Dios, buscarían la unidad y no la

competencia.

No os conforméis a este siglo

Pero qué es conformarse? Veamos su significado y

asociémoslo a la nueva vida en Cristo para llegar a

la conclusión de si debemos o no conformarnos a

este siglo.

Conformarse es aceptar voluntariamente algo que

se considera insuficiente o no satisface

completamente un deseo, ilusión o necesidad.

El creyente no puede ahora en su nueva naturaleza

en Cristo; aceptar voluntariamente la vana manera

de vivir a como la vive el mundo. Debe y tiene que

poner su mirada solamente en las cosas de arriba

para que pueda recibir las bendiciones acá abajo en

la tierra, sin tener que causar un daño a quien esté

a su lado, ni fuera del ministerio, ni mucho menos a

quienes están dentro del ministerio.

Un fin desastroso en la vida de un hijo de Dios

comienza cuando su comienzo en la carrera hacia

la eternidad es incorrecto y empieza a competir,

pues ese comienzo lo llevará o la llevará a vivir una

vida creyendo que está sirviendo a Dios, pero que

en realidad esa vida no se sujeta a la voluntad de

como Dios anhela que la vivamos; perjudicándose a

sí mismo y a los demás.

Algo que Pablo entendió desde sus principios en el

Cristianismo, ya que, si no lo hubiese entendido

entonces habría seguido en el Cristianismo, pero

haciendo las cosas que practicaba en el Judaísmo,

aceptando voluntariamente su deseo con tal de

satisfacer su necesidad, cosa que la voluntad del

hombre siempre es insuficiente.

No tomar en cuenta la gran consecuencia que

acarrea la competencia dentro del servicio a Dios,

no logrará nada más que florezca cada día más y

más ese deseo de superioridad, sin lograr más que

una segura condenación eterna. Lo lamentable es

que creen por lo que han alcanzado, que es Dios el

que les está honrando, y se aferran tanto a lo que

hacen, que no le permitirán a nadie, aún puesto por

el Señor para poder hacer lo que el Señor les has

llamado a hacer o decir, perdiendo ellos mismos la

bendición y no permitiéndole a Dios, bendecir al

pueblo.

¿Competencia dentro del Cristianismo?

Pablo no solo lo sabía, sino que también lo

denunciaba, púes él entendía que esto no traería

beneficio a la amada Iglesia del Señor, sino que

esto podía hacer que quienes servían al Señor, no

podrían crecer sanamente. Recordemos que la

competencia es una disputa entre personas que

aspiran a un mismo objetivo, o a la superioridad.

Por eso poner tropiezo a alguien, sea quien sea y

en el lugar y por el motivo que sea, aún más

preocupante dentro del cristianismo; no es correcto

ni sabio.

No es un mandato del Señor para nuestras vidas el

pretender ser superiores a los demás. Sabemos

que nuestra lucha no es contra carne ni sangre; y

todos tenemos un objetivo del cual no deberíamos

desviarnos, y es estar por la eternidad con el Señor.

No debemos olvidar que aún estamos acá, en la

tierra, y no precisamente para pasar por encima de

los demás, sino que es más bien para ayudar a los

demás.

Dios nos ha escogido para ser siervos fieles, de

todos y para todos, así como lo hizo el mismo

Jesús; Señor nuestro.

Tal vez hay quienes compiten dentro del ministerio

(De que los hay, los hay); y aun así alcanzan gran

renombre, y si no lo alcanzan, obligan a los que

tienen a su lado a que los llamen con distinción

para así alimentar su ego y hacer ver a otros que él

o ella son superiores, y lo hacen porque han

segado su entendimiento al dejar de poner su

mirada en el autor y consumador de la fe. Han

deseado más las añadiduras y no han deseado a

quien es el que añade, se han deleitado en ellos

mismos y en los ministerios, más que deleitarse en

el que; y el que es digno de servir con algún

ministerio, creyendo que por todo lo que alcancen,

eso será lo que los lleve al agrado del Señor.

Es un hecho que cualquiera puede alcanzar y lograr

cualquier cosa que se proponga; pero que se esté

haciendo de la manera correcta, esa es la

diferencia y la más importante. Siempre que

debamos y podamos llegar a hacer algo para el

Señor, debemos pensar como decía Pablo. (Efesios

5.10) “Comprobando lo que es agradable al Señor.

Pues de que me beneficiaría ganar el mundo si

pierdo mi alma.

Podría alcanzar muchos ministerios, muchos

puestos, muchos títulos, podría predicar en muchos

programas de radio o de televisión, o podría ir a

muchos lugares, pero si no compruebo que lo que

haga y como lo haga, sea agradable a Dios, podría

estar simplemente cavando mi propia tumba.

Ejemplo que podemos tomar del matrimonio

Si por no dar honor a la

mujer dentro del matrimonio,

las oraciones son estorbadas

como dice 1Pedro

3.7.Cuanto no mas será en la

relación íntima con el Señor,

el no darle honor a él,

perjudicial para nuestras

vidas. Esto es competencia

dentro del ministerio, estar

por encima de otros,

perjudicando y estorbando lo

que verdaderamente Dios

quiere hacer con cada hijo

suyo. (1Corintios 10.32.No

seas tropiezo ni a Judíos, ni a gentiles, ni a la

Iglesia de Dios.

Y una de las principales maneras de ser agradables

al Señor, es siendo un cuerpo unido con Jesús;

amándonos los unos a los otros, como Dios nos ha

amado, con un amor sin fingimiento.

Jeremías 15.19 dice: Conviértanse ellos a ti, y tú no

te conviertas a ellos.

Vosotros, maridos,

igualmente, vivid

con ellas

sabiamente,

dando honor a la

mujer como vaso

más frágil, y como

a coherederas de

la gracias de la

vida, para que

vuestras oraciones

no tengan

estorbo.

Mas los hombres lastimosamente se han

conformado a este siglo, y han traído la

competencia del mundo a la Iglesia.

(Lamentablemente).Podemos ver como hay

quienes demuestran con su manera de actuar en

contara de otros,que han anidado el sentido de

superioridad en sus corazones.

Capí tulo 5” Un cuerpo en Jesús

a Biblia nos enseña y nos recuerda que

somos un cuerpo en

Jesús, pero tal

parece que cada

quien, hoy en día quiere o

busca como independizarse

del cuerpo y parece que han

tapado sus oídos y torcido su

cerviz (Cuello) del consejo

del Señor.

Quienes no conocen a Cristo

son quienes se deben de

volver a Cristo, y quienes

conocen al Señor deben

cada día rendir sus vidas a

Jesús, para ser ejemplo del

amor de Dios fluyendo como

ríos de agua viva desde su

interior hacia su exterior, impactando nuestro

entorno.

L (Romanos 12.4:5)

Porque de la

manera que en un

cuerpo tenemos

muchos

miembros, pero no

todos los

miembros tienen

la misma función,

así nosotros,

siendo muchos,

somos un cuerpo

en Cristo, y todos

miembros los unos

de los otros.

Uno de los deberes, y no por obligación, sino que

por amor, de cada nueva criatura en Cristo; es

presentarse al Señor cada día, como un sacrificio

vivo, santo y agradable a él; pero hay quienes han

preferido volver su mirada a lo cotidiano, y aunque

están dentro del ministerio, están utilizando las

artimañas del mundo para aparentemente atraer al

mundo y así convertirlo en una Iglesia. Pero sin

embargo lo que en realidad han estado haciendo es

llevar la Iglesia al mundo adoptando características

propias de la carne, y de esta manera entorpecen

de una manera muy ignorantemente en algunas

ocasiones, la obra del Señor. Vemos como Pablo

nos enseña que somos un cuerpo, miembros los

uno de los otros, especifica y aclara, por aquello del

egoísmo; un cuerpo en Cristo y miembros los unos

de los otros.

“Así que hermanos os ruego por las misericordias

de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en

sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es

vuestro culto racional.

A diferencia del mundo, la competencia ministerial o

competencia dentro del servicio al Señor, no nos va

a dejar ningún beneficio; probablemente se puedan

lograr muchos atributos naturales, más no

beneficios espirituales. Al contrario, la competencia

ministerial, haría que ese culto racional al Señor

sea más bien desagradable a Dios.

Es sin duda alguna, que quienes viven buscando la

superioridad sobre los demás, dentro del ministerio;

no están haciendo nada más que acumulando ser

cada día, más y más desagradables al Señor.

(Romanos 2.5) Pero por tu dureza y por tu corazón

no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el

día de la ira y de la revelación del justo juicio de

Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus

obras.

Cuando Cristo vive en mí (Gálatas 2.20)

Con Cristo estoy juntamente crucificado ,y ya no

vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo

en la carne, lo vivo en la fe del hijo de Dios, el cual

me amó y se entregó así mismo por mí.

Cuando realmente Cristo vive en el corazón de un

creyente y ese creyente, verdaderamente ha

muerto a sí mismo, entonces las características de

Cristo a como Cristo vivió en la tierra, se verán

reflejadas en la vida de ese hombre o esa mujer de

Dios. Recordemos que es de adentro hacia afuera y

no dando lugar a un comportamiento impropio del

amor de Dios.

Características de que en realidad somos apartados

de Dios, para toda buena obra, y no apartados de

Dios para no hacer bien la obra, que es muy

acertado ese comportamiento en la vida de quienes

compiten dentro del cuerpo de Cristo, que es la

Iglesia.

Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue

crucificado juntamente con él, para que el cuerpo

del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos

más al pecado. (Romanos 6.6)

Es lamentable como a nivel mundial, muchos de los

ministros dentro de todas las religiones quieren

solamente ser vistos y tratados con honores,

olvidando así que es aún mucho mejor ser visto por

Dios para honrarle a él.

Estos son quienes hacen sus propios cultos

racionales, conforme a sus desviados

pensamientos y conforme a sus erradas doctrinas.

A estos eran a quien el mismo Jesús les llamaba

hijos del diablo, pues no se comportaban como

verdaderos hijos de Dios, pues no daban testimonio

vivo del amor y la unidad en Cristo Jesús.

El creyente de hoy en día ha puesto su mirada en

las cosas de este mundo, y lo podemos ver

reflejado en quienes dentro del ministerio, sea cual

sea el ministerio que ejerza, compiten por un

objetivo.

Por más bueno que parezca ser ese objetivo, lo

único que están haciendo es satisfacer su ego, más

que satisfacer al mismo Señor, olvidando el motivo

de su llamamiento santo, que es estar unidos en un

cuerpo para toda buena obra, sirviéndonos los unos

a los otros con amor sincero y puro, así como Dios

nos ha amado, para alabanza de su nombre.

Así también el creyente está compitiendo dentro del

ministerio, contra su propio cuerpo y contra el

cuerpo de Cristo, arraigando en su corazón, el

mismo deseo homicida de satanás. Muchos con

artimañas y astucia dentro de las congragaciones

han alcanzado subir como la espuma, sin que Dios

sea el que los lleve, y han hecho con esto un

sentido de propiedad que los ha vuelto egoístas;

dejándose así cegar por el sentimiento de poderío

absoluto. Pasando por encima de cualquiera que se

les cruce en su camino, sin importarles ni pensar en

el daño que puedan estar ocasionando.

(1Juan 3.15)Todo aquel que aborrece a su hermano

es homicida.

Se han vuelto homicidas al

igual que el padre al que sin

pensarlo, están imitando con

sus malas acciones de

competencia. Profesando ser

hijos de Dios, están negando

con sus hechos el ser

verdaderamente reflejo del

Dios que creen servir.

Tendrán apariencia de

piedad, parecerá y dirán que

aman, pero es un hecho que competir dentro del

Cristianismo, es una señal de no ser un hijo de

Dios, justo; y sabemos que la medida de Dios para

la justicia es un balance exacto, una actitud

humilde,justa,integra y perfecta.

En esto se

manifiestan los

hijos de Dios y los

hijos del diablo,

todo aquel que no

hace justicia y que

no ama a su

hermano, no es de

Dios. 1Juan 3.10

El Señor nos ha dado dos instrucciones de la cual

depende toda la ley, Marcos 12.29.31 nos recuerda

cuáles son esas instrucciones.

1 -“Amarás al Señor tu Dios y

2 -“Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Podría entonces quien pisotea a su prójimo dentro

del cuerpo de Cristo, estar verdaderamente amando

a Dios? O se ha dejado engañar así mismo? Podría

estar siendo agradable al Señor, quien sienta aires

de grandeza contra los miembros del cuerpo de

Cristo, dentro y fuera de su congregación?

Déjame decirte que quien tal haga, ha dejado su

rumbo y ha tomado otro camino. Está en el camino

correcto, aunque no caminando correctamente.

Juan nos aclara como debe caminar un hijo de

Dios, Juan 14.6 Jesús dijo: Yo soy el camino, y la

verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Y cuando el Señor dice que nadie, entonces ese es

nadie. Y en 1Juan 2.6 El Señor nos aclara que

quien le conoce debe andar como él anduvo. “El

que dice que permanece en él, debe andar como él

anduvo.”

Por ese motivo es que debemos de en todo momento

permanecer fieles al Señor,para así ser fieles en su

obra,y ser files con quienes también han sido llamados a

cruzar la meta en esta carrera a la eternidad.

Capí tulo 6” El camino a la eternidad

diferencia de lo comúnmente visto en una

competencia, el único competidor con el

que debemos estar en contra es con

nosotros mismos;contra nuestra propia

humanidad;no hay alguien más. Pablo en una

ocasión le escribió una carta a Timoteo, y podemos

estar seguros que cuando lo tenía en persona se lo

recordaba aún más, y le decía: o Timoteo, ten

cuidado de ti mismo y de la doctrina, persiste en

ello, (En tener cuidado) pues haciendo esto, te

salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. (1Timoteo

4.16).

Debemos tomar en cuenta las últimas palabras que

le dice Pablo a Timoteo; te salvarás a ti mismo.

Sabiendo que estaría haciendo conforme a la

voluntad de Dios y no conforme a sus

pensamientos, y esto no solo le sería beneficioso a

él, sino que también a los que le oyeren, para que

así mismo los que le oyeren fuesen instrumento

para otros, y así cada uno hiciere lo correcto y

agradable al Señor.

A

Quiere decir esto, que hay quienes también

necesitan conocer al Señor y crecer en él.

Juan 3.16 dice: Porque de tal manera amó Dios al

mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que

todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga

vida eterna. No por algunos, vino el Señor, sino que

vino por todos y para todo aquel que en él crea, le

da la potestad de ser hecho su hijo. (Juan 1.12)

Por lo tanto, quienes ya tenemos el más grande

privilegio de ser hijos de Dios, debemos de mostrar

al mundo ese mismo amor; y cuanto no más se

lograría si hiciéremos la obra del Señor, unidos en

un cuerpo, juntos y en armonía.

Sin duda alguna hay quienes vienen atrás de

nosotros y que necesitan alcanzarnos para estar a

nuestro lado y así juntos correr la carrera a la

eternidad, o hay quienes necesitamos alcanzar a

los que van delante de nosotros, para juntos cruzar

la meta.

¿Recuerdan a mi amigo Jasón y el partido de

fútbol? ¿Cómo olvidarlo verdad?

Cuánto no más deberíamos estar unidos quienes

somos parte del cuerpo de Cristo; sin olvidar que

Cristo es la cabeza y nosotros miembros con

diferentes funciones, pero unidos, nutridos y

enlazados por las coyunturas y los ligamentos,

creciendo con el crecimiento de Dios. Todos con un

mismo propósito.

La carrera a la eternidad es muy diferente a

cualquier otro tipo de carrera.

¿Recuerda el semáforo?

En la vida habrán muchos que se acercan a ti con

el propósito de competir;solo que la diferencia la

haces tú, pues quien ya ha adoptado y se ha

acostumbrado a ese estilo de vida de competencia,

es muy probable que no lo cambie, pues de esa

manera ha obtenido sus logros personales. Pero tú

y yo aún estamos a tiempo de no caer en esa

trampa y así poder hacer verdaderamente la

voluntad de nuestro Padre celestial.

Durante muchos años he tenido el privilegio de

servirle al Señor donde quiera que Dios me ha

permitido estar, y siempre lo he hecho en lo que él

ha querido y como él lo ha querido, sabiendo y

teniendo muy claro que lo que hacemos lo debemos

hacer como para él, para su gloria, y conforme a su

voluntad y no a la nuestra.

Una de las más arraigadas palabras que guardo en

mi corazón cada día para servirle al Señor; son

entender que yo no nací para competir, sino que

nací para servir, sabiendo que cuando sirvo a otros,

al Señor sirvo y de esa ministración a los demás, mi

vida se verá beneficiada, claro está que no lo hago

por saber que voy a recibir un beneficio, sino más

bien lo hago porque sé que de eso se agrada el

Señor y que hemos sido creados para alabanza de

su nombre. Que privilegio saber que podemos

servirle al Dios que nos dio la vida, al único y sabio

Dios, creador de los cielos y la tierra, y de todo lo

que hay en ella.

Así he servido en la música, en consejería,con los

matrimonios, con los jóvenes, en escuela bíblica, en

el Pastorado, y aun en lo que no he pertenecido

también he servido. Muchos esperan a ser

nombrados en un puesto para comenzar a servir,

pero déjame decirte que es mucho mejor servir sin

que tengas un nombramiento que todos puedan

ver, así sabrás que estas sirviendo de una manera

natural en la nueva naturaleza espiritual, y no por

obligación tan solo porque el puesto te lo demande.

Debemos recordar que ya hemos obtenido un

puesto ministerial, y es ser administradores en el

reino de Dios, no debe pasar de nuestro lado la

oportunidad de hacerlo bien.Ahora y en ese

momento es cuando los verdaderos adoradores

adorarán en espíritu y en verdad, con su estilo de

vida,de la manera mas natural y humilde.

Nunca he tenido que pasarle por encima a nadie de

una manera deshonesta con tal de estar sirviendo

en lugares o puestos de autosuficiencia para

muchos. Por qué digo puestos de autosuficiencia?

Porque muchos creen que por su gran

“superioridad “es que están donde están, y olvidan

que si están donde están es por misericordia de

Dios y para gloria del Señor, y no para gloria de

ellos mismos.

Nunca veo los puestos como un trofeo,sino más

bien los veo como un privilegio y que sin importar el

nombre del ministerio siempre es un honor servir al

Señor, y entre más personas estén a nuestro lado

sirviendo en lo mismo ,mejor es el trabajo que se

hace y mejor es el resultado que se obtiene. Mas

aun así, siempre han habido personas que se

levantan creyendo que yo estoy allí para competir,

creen que se les está quitando algo que no es ni de

ellos, ni para ellos, olvidando que todo es del Señor

y para el Señor que los ha escogido para servir.

Esas personas son quienes han permitido entrar a

sus corazones el deseo de competencia; son

quienes no han puesto sus ojos en el autor y

consumador de la fe, y han puesto su mirada en las

riquezas de este mundo que tienen más que ver

con la soberbia y la vana gloria,y cosa que no tiene

que ver en nada con el dinero.

Movidos por la tendencia espiritual de hoy en

día,llamado”Nivel Espiritual”, son arrastrados a

sentirse más que otros y así llegan a menospreciar

a quienes el Señor ha puesto a su lado, para

edificación de la obra del Señor que los llamó.

Personalmente me ha ocurrido en muchas

ocasiones que he tenido que ceder los puestos de

privilegio para otros,y no porque desprecie el

llamado de Dios para mi vida, sino que con el fin de

que las personas puedan entender que lo que

importa no es el puesto que tengas, sino el corazón

que tengas para servir en cualquier puesto.

En una ocasión se acercaron dos hombres a orar

delante del Señor; creo que conoces la historia!

Lucas 18.9:14 A unos que confiaban en sí mismos

como justos, y menospreciaban a los otros, dijo

también esta parábola:

Dos hombres subieron al templo a orar: uno era

fariseo, y el otro publicado.

El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de

esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy

como los otros hombres, ladrones, injustos,

adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos

veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.

Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun

alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho,

diciendo:

Dios, sé propicio a mí, pecador.

Os digo que éste descendió a su casa justificado

antes que el otro; porque cualquiera que se

enaltece, será humillado; y el que se humilla será

enaltecido.

¡En cuantas de infinidades de veces he escuchado

ese tipo de oraciones!

Ocurre muy comúnmente en los momentos de

adoración, y comúnmente son quienes no

reconocen sus errores, pues sienten que caminan

en otro nivel más que los demás quienes hacen

este tipo de oraciones: Señor, cámbialos, Señor,

transfórmalos, gracias Señor porque no soy como

ellos…

Estos son quienes no tienen el más mínimo deseo

de ser ellos quienes sean transformados por el

Señor para así ser ellos el ejemplo que muchos

necesitan ver.

Pierden el tiempo de adoración al Señor,ni son

transformados,ni permiten que otros sean

transformados. ¡Una triste competencia dentro de

las Iglesias!

Nuestra nueva naturaleza no es para competir

Suele suceder que en un equipo existan quienes no

quieran a un Aarón y a un Josúe : “Sabes, esto es un

equipo:Dicen algunos, pero hay muchas

cabezas.Parece ser que más que un cuerpo, somos

un fenómeno”.

Quienes piensan y actúan de esta manera,terminan

quedando solos,él o ella como cabeza,pues ven a

quienes están a su alrededor como una

competencia y no como una ayuda.Aunque la mejor

opción es sugerir que no apartemos la mirada de la

cabeza principal y única que es Cristo,hacen al

contrario los que compiten,pues declaran que

quienes son parte del servicio,les son estorbo para

donde Dios les quiere poner. Creo que olvidan que

solo somos parte del cuerpo, y que la única cabeza

es Jesús (Pobres).Cuan triste y dañados suelen

salir de ese lugar quienes solamente tienen el

deseo de servir,hay quienes nunca buscan ser el

primero en la fila.

En mi caso,yo había aprendido que dentro del

cuerpo de Cristo, todos somos números uno.

Escuchar de alguien decir que le eres estorbo, muy

probablemente no será muy alentador, pero en

fin,no habría de ser ningún problema,para quienes

saben servir al Señor sin necesidad de tener un

nombre que les identifique delante de los hombres.

Nuestra vida misma es la que dice delante de Dios,

quiénes somos en el Señor y para que nos ha

escogido el Señor.

Sentido de propiedad

En muchos lugares, como de manera modernista, he escuchado la frase, “Sentido de propiedad”. Lastimosamente quienes se aferran a este pensamiento de una manera inapropiada, caen en el pensamiento de que todo les pertenece a ellos, y se vuelven tan egoístas, que olvidan que solamente

somos; administradores de la obra y no dueños de la obra. Hay quienes sienten el poderío de una manera absoluta de las vidas de las personas que están a su cuidado, y no para sus caprichos(cabe rescatar), que es en ese momento cuando caen en el error de aprovecharse de los demás, cayendo en los casos más deshonrosos, delante de los hombres, pero aún más perjudicial, delante del Señor.

“En todo momento debemos de

recordar quiénes somos en el Señor, y lo

que debemos hacer en el Señor”.

Hay quienes aprovechan esta muy tergiversada frase, “Sentido de propiedad”, para declarar delante del pueblo, que solamente ellos son los dueños del lugar, los dueños del ministerio, y que nadie podrá hacer lo que él o ella están llamados a hacer para el servicio de Dios, (En algo tienen razón, y es que; Sí que no hay que hacer eso, jajaja).

Quizá tú hayas escuchado en algún lugar, decir:

Aquí nadie más podrá ser lo que yo soy, o quizá

hayas escuchado decir: Yo pongo al que quiero y

tendrá que hacer lo que yo digo!

Podrías estar pasando por esto en este preciso

momento.

Pero que dice la Biblia al respecto?

Mateo 25.15 dice la palabra que Dios dio a unos

cinco talentos, y a otro dio dos más que a uno dio

solamente uno, pero podemos ver que a cada uno,

el Señor les dio, conforme a su capacidad; y luego

se fue lejos.

Estos hombres pudieron entender que el Señor es,

definitivamente el dueño de todas las cosas. Ellos

habían recibido un monto especifico cada uno, para

administrar, y que el que había recibido cinco,

negoció y ganó otros cinco para su Señor, el que

recibió dos, también negoció y ganó otros dos, para

su Señor, y cuando regresó el Señor de aquellos

hombres, dice que arregló cuentas con ellos.

Sin duda alguna podemos ver que quienes

administraron bien, recibieron de su Señor, una

buena recompensa; mas el que recibió un talento,

lo escondió, y no solamente tuvo miedo, sino que

fue egoísta y no hizo la voluntad de su Señor.

Quizá llegó al punto de pensar; bueno, es mío y

haré con él lo que quiera! Sabes lo que puede

ocasionar el sentido de propiedad mal administrado,

en la vida ministerial? Esto es lo que ocasiona

cuando egoístamente, guardamos lo que juntos

podemos hacer para el Señor. Dios no nos ha

puesto en ministerios para sobresalir, al contrario, él

nos ha puesto en ministerios para negociar, (En el

buen sentido de la palabra), y ganar aún más, para

él.

Aunque muchas veces se utiliza este pasaje de

Mateo 25.15 para ilustrar el esfuerzo como algo que

agrada a Dios. En esta ocasión quiero tomarlo

como ejemplo de que Dios nos ha encomendado, el

guardar como si fuese nuestro, pero el administrar

sabiendo que es para él, la ganancia. Esto es lo

que ocasiona el sentido de propiedad en los

corazones de los hombres que creen ser los

dueños de la obra, y caen en el decir dentro de las

congregaciones: Me demuestran que…yo quiero

que…Yo soy…entre otras cosas que dicen, como si

fuera para ellos que se hacen las cosas; y se

olvidan así de hacer la voluntad de su Señor, y así

terminan enterrando, quizá, el único talento que

recibieron de su Señor, según su capacidad.

El sentido de propiedad mal administrado, te podría

volver un egoísta empedernido, y llegar a olvidar

que el Señor de la obra es Dios y que nosotros

somos sus siervos. Pablo nos lo recuerda diciendo

que hay un Dios y Padre de todos; ni tú, ni yo,

somos los dueños. Dios es quien está sobre todos y

sobre todo; él es quien está en el trono y reina con

poder.

Podemos ver como dentro de los ministerios existen

quienes dicen que solamente ellos o ellas son

quienes son guiados por Dios. En ocasiones topé

con quienes me decían que yo no podía tener la

razón en asuntos espirituales, pues yo no era ni

igual al Pastor, y mucho menos mejor que el Pastor.

Por más que sea verdad que Dios te haya puesto

algo en el corazón para hacer o decir, cuando hay

un sentido de propiedad en los líderes religiosos, es

muy probable que te vayan a querer estorbar y

opacar la luz que hay en ti. Un mal consejo sería

decirte que te callaras o que no actuaras, pero más

bien te digo que hagas y digas lo correcto, sabiendo

que estas obedeciendo a las voz del Señor.

Ay de quienes te quieran estorbar, cada quien le

dará cuentas al señor, y si en realidad estás

haciendo lo correcto, entonces Dios te va a

respaldar, eso sí; debes hacerlo con sabiduría y

amor.

Quienes han arraigado el sentido de propiedad en

sus corazones, dicen de sí mismos; Dios no me ha

revelado nada, así que nadie puede hablar, pues yo

soy quien apruebo lo que sí es de Dios y lo que no

es de parte de él.

En el mejor de los casos, un ministro guiado por

Dios, tendrá cuidado desde un buen principio, de a

quien permite que se levante en un pulpito en

nombre de Jesús, para hacer o decir lo que en

apariencia Dios le ha puesto a decir o hacer.

Recomendación tenemos en la palabra para saber

probar los espíritus, para saber si son o no son de

Dios. Para esto tenemos las escrituras, para no

hacer conforme a nuestro parecer, sino que lo

podamos pesar a la luz de la palabra, (1Juan 4:1),

nos dice: Amados, no creáis a todo espíritu, sino

probad los espíritus para ver si son de Dios; porque

muchos falsos profetas han salido al mundo. Y a la

verdad que no estamos para que el mundo sea

confundido y se pierda, sino para que el mundo

conozca al Señor y Salvador del Mundo.

Habrán quienes se sienten inspirados por Dios,

pero Juan nos recomienda ponerlos a prueba, y

tampoco debemos olvidar las instrucciones de

Pablo a Timoteo, donde le menciona no solo el

cuidado de sí mismo, sino también le recuerda que

haciendo y diciendo correctamente lo que desde

niño había aprendido de las sagradas escrituras,

haría no solo salvar su alma, sino que haría salvar a

quienes lo oyeren.

Debemos entender que hay cosas que parecen

buenas, pero no todo es tan bueno como parece; y

el hacer las cosas bien, no quiere decir que se

están haciendo correctamente; y esto es algo que

se debe comprobar, (Efesios 5.10), para saber qué

tan agradable al Señor es lo que se dice y lo que se

hace. Pablo en este aspecto nos recuerda que

todas las cosa nos son permitidas, mas no todas

nos convienen, aunque parezcan inofensivas, se

deben de analizar y pesar en balanza justa y

exacta.

Hay quienes están tan inseguros de que Dios

verdaderamente los escogió, que toman la posición

de Jueces absolutos. Dios a mí me escogió y nadie

puede tener más autoridad que mí en este lugar, yo

soy, yo voy, yo tengo, yo sí que hago, por lo tanto

aquí quien dice lo que se debe y no se debe hacer,

soy yo, dicen algunos inseguros. Y por qué digo

que inseguros? Porque si estuviesen

verdaderamente seguros de que Dios los llamó,

entonces no se preocuparían más que por hacer lo

que es correcto, conforme a la voluntad del Señor

que los llamó.

Esos son quienes sienten y confiesan que están

caminando en otro nivel espiritual, mayor que

cualquier otra persona, Y no olvidemos que ese

sentir de superioridad, proviene de alguien que

tiene un corazón competitivo y que la competencia

dentro del ministerio, trae consecuencias graves.

Cuando alguien en lo natural, nota que tiene una

posible competencia a su lado, muy probablemente

actuará de la peor, deshonrosa y comúnmente

forma en como el mundo actúa. Pasar por encima

de quien se le ponga en frente, desacreditando en

lo más que pueda ser posible a su oponente, con tal

de que su aparente oponente no obtenga lo que a

él o ella le ha costado obtener. Es muy común

pensar en que como es posible que alguien, ya sea

nuevo en un trabajo, o joven en una disciplina,

pueda llegar a tener tan rápidamente lo que a él o

ella tanto les ha costado, y esto les lleva a hacer lo

indebido (crece la envidia). Aunque es en muy

pocas ocasiones en que se pude ver que alguien

opte por la manera decente y correcta, tal y como

es esforzarse para que en todo momento dé lo

mejor, sabiendo que quienes siempre dan lo mejor

no van a recibir lo peor; esto es en lo natural, lo

hagan de corazón y sin dañar a nadie más.

También ocurre en los ministerios.

Aunque no debería de ser así, lamentablemente

también ocurre dentro del cuerpo que profesa

conocer y amar a Dios; trayendo consecuencias

naturales y espirituales, tanto para quienes se

comportan de esa manera, como para quienes son

víctimas, y perjudicando también a las futuras

generaciones que creerán que esa es la manera en

cómo se debe ganar un puesto dentro del servicio

al Señor, en el ministerio que sea que hayan sido

llamados.

Quizá alguna vez has escuchado un dicho que dice;

una manzana podrida, pudre a las demás. Pues

esto es tan cierto como que un mal maestro enseñe

a otros para que algún día estos que fueron

enseñados, enseñen lo que una vez aprendieron. Si

aprendieron mal, enseñaran mal, aunque creyendo

que han aprendido bien, y que por lo tanto, están

enseñando bien.

Debemos de ser luz y no tinieblas; mas hay quienes

se han conformado a este siglo, y han

experimentado que ese estilo de vida les ha sido

tan beneficioso, que han preferido vivir así, el

camino hacia la eternidad.

Capí tulo 7” Puestos para llevar fruto

uienes se han conformado y han aceptado

en sus vidas los rudimentos de este

mundo, son quienes están buscando su

propia gloria, y no han entendido que

solamente han sido puestos para dar gloria a Dios

con su manera de

vivir, siendo

testimonio vivo del

amor de Jesús en sus

vidas. Nuestro Señor

nos ha escogido, para

que llevemos fruto, y

que ese fruto

permanezca.

Por lo tanto, no es

acaso mejor hacer la

voluntad de Dios,

llevar fruto y así

recibir de él los beneficios que sabemos que son

aún mejores que las cosas que por nuestro pensar

creemos que son de bendición para nuestras vidas.

En lugar de estar compitiendo en contra de quien

está a tu lado en el ministerio?

Q

Juan 15.16 dice: “No me

elegisteis vosotros a mí

,sino que yo os

elegí a vosotros, y os he

puesto para que vayáis y

llevéis fruto, y vuestro

fruto permanezca; para

que todo lo que pidiereis

al Padre en mi nombre, él

os lo de”.

Debemos de tener muy en claro, que la

competencia ministerial, no es lo que Cristo quiere

para su Iglesia, pues él nos dejó un claro ejemplo

de servicio.

Jesús, siendo el Señor, no vino a ser servido, sino que

vino a servir.

Juan 13.14

Pues si yo, el Señor y maestro, he lavado vuestros

pies, vosotros debéis lavaros los pies los unos a los

otros.

En el mundo, esto de no llevar fruto, podría verse

desde cierto punto de vista, muy normal, pues cada

quien busca lo suyo propio. Pero en el ministerio,

dentro y fuera de cuatro paredes, no debería ni

puede faltar un buen fruto. Santiago 4.17 no nos

engaña cuando nos recuerda que al que sabe hacer

lo bueno, y no lo hace, le es pecado; esto por la

misma razón de que ahora nuestra naturaleza es

otra, no la pecaminosa, sino la que es en Cristo

Jesús.

Ese fruto que debe de permanecer en nosotros, es

el fruto del amor, pues debemos de recordar que el

Señor nos ha dado un gran ministerio como lo es el

ministerio de la reconciliación. Para que el hombre

sea reconciliado con Dios, por medio de Cristo,

como si Dios rogase por medio de nosotros.

El gran problema de que la Iglesia de Dios, no está

dando fruto que permanezca, es por permitir que la

competencia ocupe un gran campo en el corazón

del creyente, y en lugar de estar reconciliando al

hombre con Dios, más bien se le está siendo causa

de tropiezo.

Quienes le servimos al Señor, debemos de saber

que no podemos hacer lo que a nosotros nos

parece

que es

bueno,

sino

que se

debe

hacer

lo que ya el Señor ha establecido, pues sabe Dios

lo que verdaderamente es bueno y agradable,

delante de él.

Por lo tanto en nuestro fruto, no debería de haber

variación, en nuestro trato con el cuerpo de Cristo,

con cada miembro, no debería de haber variación,

pero tristemente la hay.

Lamentablemente es, hoy en día, muy común,

dentro de las congregaciones que han sido

llamados a proclamar las virtudes de aquel que nos

llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Hay quienes se han olvidado que somos un pueblo,

que debe de estar unánime, juntos y en armonía,

pero cada quien ha corrido por otro camino que nos

es Cristo, pues Cristo no vino a competir, ese no

era el fruto que caracterizaba a Jesús.

Toda buena dadiva y todo don

perfecto desciende de lo alto,

del Padre de las luces, en el cual

no hay mudanza, ni sombra de

variación. Santiago 1.17

Jesús no vino a vivir sus propias leyes, él vino a

cumplir la voluntad de su Padre, él no era egoísta,

no buscaba la fama ni el renombre, él vino a buscar

lo que se había perdido. Mas hoy en día hay

quienes dicen tener a Cristo en sus corazones, pero

no permiten que se vea Cristo reflejado en su

carácter. A muchos no les importa cuántas ovejas

se estén perdiendo y siendo robadas por el ladrón

que solo vino a robar, matar y destruir, claro;

mientras estén los ministros de Dios compitiendo

por buscar la grandeza, eso les es satisfactorio,

pues han puesto sus ojos en las riquezas de este

mundo, y su corazón está en el tesoro de la

vanidad.

Se está más ocupado en lo que se puede lograr

personalmente, para engordar el ego, que en lo que

se pueda lograr para el Señor, y así están siendo

arrastradas las miles de almas, nuestras familias,

los miembros de nuestras congregaciones, nuestros

vecinos,amigos,compañeros de trabajo, y hasta

nosotros mismos, a la condenación eterna.

Hay quienes están tan cegados con sus puestos, que

olvidan por completo, que han sido puestos para

servir.

Injertados para ser árboles que dan fruto.

Nunca me ha gustado hablar bien de mí mismo;

pues quién va a decir algo malo de sí mismo, casi

siempre contamos lo buenos que somos o algo

bueno que hemos hecho, pero en esta ocasión,

quiero ser uno más que cuenta lo bueno que ha

hecho, jajaja.

Recuerdo en un tiempo como por un lapso de un

año y medio fui pastor de una pequeña iglesia.

Siempre me sentía un poco incómodo de que me

llamaran pastor,

prefería que me llamaran por mi nombre, así podría

hacerle ver a quienes estaban a mi lado, que en el

Señor no hay nadie más que otros. Hoy en día no

soy el pastor de ese lugar, aunque sigo sirviendo en

ese lugar, y no solo en ese lugar, sino que también

sirvo donde todos somos probados a ser hijos de

Dios, fuera de las cuatro paredes y del

nombramiento ministerial.

Recuerdo en una de tantas ocasiones en mi lugar

de trabajo, sin que las personas me conocieran con

que yo era o no pastor, me pedían oración por

diferentes situaciones, se me acercó una

compañera de trabajo para pedirme oración por otra

compañera de trabajo que tenía un pequeño

problema de cuájalos de sangre en su cabeza,

quizás estés pensando que era obvio que yo orara

por ella pues aunque ya yo no era pastor, tenía ese

llamado y mi corazón estaba acostumbrado a servir,

pero aunque sí oré por ella, no deberíamos de

pensar en servir como una obligación al llamado, o

porque el puesto nos obliga a hacerlo.

Sucede así con otros, pero con los que aman a

Dios no deberían de servir por obligación, sino más

bien por amor. Hay muchos que si no son parte de

un ministerio en su congregación, entonces no

sirven al Señor fuera de su congregación, a como

hay otros que sirven solo por obligación a su puesto

y cuando dejan ese puesto, entonces dejan de

servir donde es aún más impactante servir, y eso es

fuera de su congregación.

Recuerdo que esa vez que oré por esa mujer, en

lugar de orar por su cabeza, oré por su vientre, al

tiempo supe que los problemas de su cabeza eran

por problemas que tenía en su vientre.

Dos meses después, quedó ella embarazada, y los

doctores no se explicaban como el útero de esa

mujer, volvió a tomar la posición normal, pues ese

útero estaba al revés.

Basta que alguien se olvide que es necesario un

puesto para servir y comience a servir, para que

Dios haga lo que él quiere hacer. A partir de ese

día, cada vez que alguien tiene una necesidad, me

llaman para que ore por ellos o por alguien más que

necesite oración, como me sucedió con la madre de

una mujer extranjera, que había sufrido un

accidente de tránsito, el problema es que ella

estaba en Costa rica y su madre en Estados

Unidos.

Me llamaron y oramos, y al siguiente día ella había

recibido una llamada que alegraría su corazón,

pues su madre estaba rápidamente recuperada,

más de lo que los médicos habían declarado de lo

que iba a ser su recuperación, y así tantas cosas

como por ejemplo orar por el tobillo de un jugador

de futbol, al que su doctor le dijo: Esteban, tardarás

una semana en recuperación. Pero aunque era un

jugador de un equipo al cual no soy aficionado,

recordando que fuimos puestos para servir, ese día

oré por él, y al instante su tobillo se desinflamó, y

como era de suponer, su médico se sorprendió.

Es cuando entiendes que has sido puesto para

llevar fruto, y no esperas ser parte de un ministerio

reconocido para comenzar a servir, que

verdaderamente sin saberlo, estás haciendo la

labor en el ministerio en que Dios te ha puesto, y

recibiendo aun sin notarlo al instante, y aun así sin

tenerlo en esta tierra, los tesoros que el Señor

acumula para tu beneficio.

¿Cómo aprender a llevar un buen fruto?

Para aprender a llevar fruto, es importante tener un

ejemplo a seguir, y que mejor ejemplo que Jesús.

Nunca está de más, aprender de alguien más, y es

muy importante poder reconocer que siempre hay

alguien más capaz que nosotros. Es necesario

reconocer quien es mejor que uno, y así poder

aprender de esa persona.

Pero qué pasaría si creemos que nadie puede ser

mejor que nosotros, o que no quisiéramos aprender

de los demás, porque nos creemos autosuficientes?

1Corintios 3.18,Pablo nos recomienda una muy

buena opción para lograr mejorar nuestra vida,

siempre es bueno ser mejor que ayer y buscar

hacer las cosas de mejor manera, no todo lo

sabemos, ni todo lo podemos, si primero no se

aprende de quien sabe.

Acaso cuando nacemos, nacemos hablando o

caminando, o acaso sabemos resolver los

problemas de matemáticas en el primer grado de

escuela, no verdad, primero debemos de aprender.

No vamos primero a la Universidad, sino pasamos

primero por el colegio; como decía mi abuelo, nadie

nace aprendido.

Y Pablo nos dice:

“Nadie se engañe así mismo; si alguno entre

vosotros se cree sabio en este siglo; hágase

ignorante para que llegue a ser sabio”.

Definitivamente estamos para aprender cada día,

los unos de los otros.

Muy probablemente, dependiendo de qué clase de

corazón tengamos, así vamos a tener la posibilidad

de aprender. En Mateo 11.29, Jesús nos dice:

Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí,

que soy manso y humilde de corazón y hallareis

descanso para vuestras almas.

Nos está diciendo el mismo Señor Jesús, que es

necesario aprender, si no hubiese sido necesario,

entonces él nos lo hubiese dicho, es una realidad.

Es bueno aprender de alguien más; así pasó con

los discípulos, ellos ni siquiera se parecían a Jesús,

antes de conocerle a él. Y cuando aprendieron,

aprendieron, y quienes los veían y oían hablar,

reconocían que ellos andaban con Jesús, pues lo

que Jesús hacía, ellos también lo hicieron.

Si no fuese necesario aprender de alguien más,

entonces hoy en día solamente se necesite creer

que Jesús es el Salvador, aunque el creer no es

solamente tener consiente algún pensamiento, sino

que creer me lleva a actuar. Si yo creyese que

puedo volar, entonces no tomaría el auto todos los

días, sino que alzaría vuelo desde mi casa al

trabajo, y así ahorraría gasolina, (Tan cara que

está).

Aprended de mí, dijo Jesús!

Vivir una vida ministerial, sin humildad, sin amor y

sin santidad, es acaso una señal de que hemos

aprendido de Jesús? No era ese el carácter del hijo

de Dios, verdad. Más en estos postreros tiempos

hay hombres y mujeres que por creer que son

mejores que los demás, no han querido aprender a

llevar el yugo y la carga de Cristo, para ser como

Cristo.

Podemos reconocer aun así, si nosotros somos

esos hombres que se sienten superiores, pues la

principal característica es la falta de humildad para

aprender de quien este a su lado, no necesitan

aprender pues creen saberlo todo, aun cuando

hablan palabra de Dios, si se les corrige en algún

punto en el que hayan estado equivocados, hacen

creer que no estaban equivocados, solo que nadie,

dicen ellos; entiende el mensaje de Dios en su

boca. Son quienes no necesitan un equipo de

trabajo, pues nadie es mejor que ellos, no aceptan

la corrección ni la exhortación, y ven a su hermano,

en un nivel inferior al nivel que ellos declaran estar,

porque solo lo declaran, pero no lo demuestran.

Acaso no son mejor, dos que uno?

Acaso no podríamos aprender muchas cosas, el

uno del otro?

Tendríamos, sin duda alguna, mejores herramientas

para la obra del Señor, si todo el cuerpo estuviese

unido, para llevar buen fruto.

“Romanos 12.3”

“Ninguno tenga mayor concepto de sí mismo, sino

que piense de sí con cordura”.

Capí tulo 8” Vivimos para servir

ecuerdo hace muchos años servía en una

Iglesia cerca de mi residencia en ese

entonces. Era una tarde de sábado y los

jóvenes del lugar y yo, ministrábamos al Señor; yo

estaba en el grupo de música, y cuando

acabábamos de entregar el pulpito para la

predicación; mi gran amigo el Pastor Rusvelt Arce,

me llama aparte y me dice: Podrías ir al pasillo y ver

que le sucede a nuestro amigo Juan? Con mucho

gusto, le contesté, y fui a ver qué era lo que estaba

ocurriendo con nuestro amigo.

Mi amigo Juan hacía poco tiempo que había llegado

a la Iglesia y se estaba integrando como nuevo

miembro.

Pensará usted, por qué no fue el Pastor para ver

qué era lo que le ocurría a un miembro de su

Iglesia, al fin y al cavo era trabajo del Pastor?

Yo había bajado del pulpito esa tarde, y a él le

tocaría llevar la palabra; como entre él y yo, no

existía ninguna competencia, entonces él podía

encontrar en mí, a alguien en quien confiar y

sentirse apoyado.

R

Yo estaba a su lado para apoyarlo en lo que él

necesitara, y podía estar seguro de que yo no

competiría contra él, ya que nuestro servicio era

para el Señor, lo teníamos muy claro.

Fui al pasillo donde se encontraba Juan, y él estaba

sentado en el suelo.

¿Te sucede algo, Juan? Le pregunté, y me miró con

una mirada retorcida y sus ojos en blanco, con una

respiración como de un toro embravecido.

¡Jehová te reprenda Satanás, en el nombre de

Jesús! Exclamé a gran voz, y en ese momento su

cuerpo comenzó a retorcerse y estremecerse como

una serpiente al haber escuchado el nombre de

Jesús.

Probablemente en ese momento mi voz se escuchó

por todo el lugar, porque de inmediato llegaron mis

hermanos al apoyo.; la hermana Marielos y mi

hermano Rusvelt; y Juan esa tarde fue liberado de

un espíritu que hace muchos años le atormentaba.

Vivimos para Servir

Nunca debemos de olvidar que la obra en la que

servimos, es del Señor, así será más fácil hacer lo

que Dios quiere y no lo que a nosotros nos parece.

La obra es del Señor y nosotros somos sus obreros,

somos árboles que deben de dar fruto, y buen fruto.

Mas aún hay quienes han olvidado esto, y en lugar

de edificar, destruyen con sus manos lo que más

bien hay que edificar, olvidando que un reino

dividido contra sí, no prevalece, y esta pronto a su

destrucción y desolación.

Muchos no toman como ejemplo la vida de la mujer

virtuosa porque quizá en primer lugar, no son

mujeres, y otros porque probablemente no están

casados o casadas y piensan, bueno; yo no tengo

familia, no tengo hijos, entonces no tengo como

edificar mi casa, y no tengo como derribarla porque

no hay, ni hijos, ni esposo o esposa.

Quienes creen que el pasaje de la mujer virtuosa es

solamente para la mujer virtuosa, aunque es muy

obvio que está hablando de una mujer, están un

poco equivocados, pues este pasaje se puede

aplicar para cada uno de nosotros como una

característica que cada creyente debe de tener en

su nueva naturaleza en Cristo Jesús.

Acaso no debemos de edificar nuestra propia vida,

indiferentemente de que seamos hombres o

mujeres? Quizá no tengas hijos, pero tienes Padres

y hermanos, y si no los tienes, acaso no tienes una

familia en Cristo, que debe de ser edificada, no es

quien tienes a tu lado, tú hermano en Jesús? Acaso

no es tu cuerpo esa casa donde mora el Espíritu

Santo de Dios, y no debe acaso ser cada día

edificado para gloria del Señor?

Cada uno de nosotros como hijos de Dios,

debemos de edificar, y no de derribar, por eso no

podemos permitir que los aires de grandeza

interfieran en el servicio al Señor, para que no

vengan a ser debilidad contra nosotros mismos.

Que habría sucedido ese día, si el Pastor no piensa

de el mismo con cordura?

Pues muy probablemente nuestro amigo Juan, hoy

en día seguiría siendo atormentado por ese espíritu.

Y aun así

podemos ver

en muchas

congregacio

nes, división,

enemistades

, pleitos, ira,

contienda; y podría prevalecer un reino dividido de

esa manera? Lucas 11.17:18 Nos da un claro

ejemplo de que aun si Satanás estuviese dividido

contra sí mismo, entonces ese reino dejaría de

existir. Claro está que un día ese reino dejara de

existir, no precisamente porque este dividido entre

sí, sino porque está dividido del reino de Dios y su

justicia.

Entonces mi querido lector, cómo permaneceremos

y prevaleceremos si en el ministerio estamos

divididos? Difícilmente podremos permanecer en

pie.

Nuestra ciudadanía es celestial, y tenemos que

tomar el rumbo correcto, por el único verdadero y

camino para llegar a la patria celestial.

Los aires de grandeza

hacen que el hombre esté

cada día más lejos de

reconciliar al mundo con

Dios.

Debemos caminar por el camino, conociendo el

camino, y de la manera correcta a como se debe

caminar por ese camino que es Jesús, conforme a

la medida, a la estatura del varón perfecto.

Entonces porqué la competencia dentro de las

congregaciones?

El Señor nos ha llamado a ser como él, que es

manso y humilde, y a que vivamos una vida en

santidad e integridad, poniendo nuestra mirada en

todo momento, en las cosa de arriba, y no en las de

la tierra. En estos tiempos el creyente promedio,

ocupa su tiempo en buscar las añadiduras, más que

deleitarse en el Señor. Llenan sus corazones con la

tanta grandeza ministerial que han alcanzado, que

dejan de lado la humildad de corazón, y olvidan así

que sin santidad nadie verá al Señor.

Sea quien sea la persona, o crease quien se crea,

así haya alcanzado y logrado en cualquier área de

la vida, ya sea personal o ministerial, y esté en

lugares y puestos de privilegio; debe de saber que,

sin santidad, nadie vera al Señor.

Pero qué tan importante es que un hijo de Dios, sea

verdaderamente humilde?

El Salmo 147.6, nos dice que, Jehová exalta al

humilde y humilla a los impíos hasta la tierra, o en

términos más comunes, al impío lo humilla por el

suelo, hasta los más bajo, y no porque Dios sea un

Dios que se complace en humillar

Sino que cada quien siembra lo que quiera, y

definitivamente cosechará lo que haya sembrado.

Acá podemos ver en este Salmo, como el ser

humilde te llevará a tener un grado de exaltación, y

no precisamente por haber competido, y lo mejor

aún, que el premio no será el que tu buscas, sino

que aún mejor, el que Dios te vaya a dar y de la

manera en la que Dios te vaya a exaltar, que no

será muy parecida quizá, en la que tú y yo muchas

veces nos imaginamos.

Debemos de tomar en cuenta la definición de la

palabra, impío, ya que muchos la relacionan

solamente con el pecador que no conoce a Cristo,

entonces se desentienden que este término pueda

estar siendo un estilo de vida en sus vidas.

Veamos cómo esta definición nos muestra que el

impío es alguien que carece de la virtud de la

piedad o de fe en Dios. Por lo tanto que, si los

creyentes carecen de piedad, aunque tengan el

mayor de los puestos nombrados o inventados,

entonces son impíos .Los creyentes que carecen de

piedad, se comportan como impíos, a los cuales el

Señor los humillará; pero quienes se humillan son

realmente imitadores de Cristo, pues no carecen de

piedad, así como Jesús nunca careció de piedad y

amor.

Hebreos 6.10 nos recuerda que Dios,

definitivamente dará un pago por tu buena obra, así

que entonces no hay porque buscar de la manera

inadecuada, la bendición espiritual.

Porque Dios no es injusto, tampoco debemos de

ser injustos, y así mostrar la misma solicitud, hasta

el final, sabiendo que Dios no olvida nuestra obra, y

trabajo en amor, que hayamos mostrado en su

nombre.

Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta

que venga el Señor, el cual aclarará también lo

oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones

de los corazones; y entonces cada uno recibirá su

alabanza de Dios. Así que nunca olvides que no

hemos sido creados para competir con tal de

buscar la alabanza y el reconocimiento, sino que

hemos sido puestos por Dios, para servir a los

santos, sabiendo que Dios mismo se encargará, no

solo en este mundo, sino que también en la

eternidad, dará la alabanza a cada

uno.(1Corintios4.5).

No puede un hijo de Dios, ser falto de virtud alguna

que se manifieste en el fruto del Espíritu. Si de tal

manera Dios amó, y nosotros debemos de amar

como Dios nos amó, entonces nunca debe de faltar

el servicio, los unos a los otros, mayormente a los

de la casa.

Deberíamos entonces, hacernos esta pregunta.

¿Por quién murió Cristo, y para que resucitó?

Definitivamente Jesús murió, por todos, y resucitó

para darnos vida eterna juntamente con él, y nos

hizo coherederos de su naturaleza santa y eterna.

Entonces bien, si Cristo lo hizo por y para todo

aquel que en él crea, entonces por qué deberíamos

nosotros pretender el querer tener algo tan

maravilloso, solamente para nosotros? No

estaríamos siendo un poco egoístas?

Juan 3.16 Nos enseña que, De tal manera amó

Dios al mundo, que ha dado a su unigénito hijo,

para que todo aquel que en él crea no se pierda, si

no que tenga vida eterna.

Una opción que todo ser humano tiene; no para

unos solamente, sino para todo aquel que crea. Y

cómo privar de esa bendición, a otros. Todos

tenemos la posibilidad de vivir para él, y de ser

salvos por él.

“Dios no hace acepciones”

Ahora bien, si Dios, siendo Dios, no hace acepción

de personas, porqué nosotros sí las hacemos?

Santiago 2.1”Hermanos míos, que vuestra fe en

nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción

de personas”.

Hay quienes lastimosamente, sin importar quienes

se salven o no, prefieren pasar por encima de los

demás, compitiendo por un puesto, dentro del

ministerio, dejando de lado la restauración de

quienes están necesitados.

Pero porqué dejar pasar la oportunidad de ser

competente, por ser competitivo, cuando más bien

Jesús nos dice que debe de haber en nosotros, ese

mismo sentir que hubo en él, por la humanidad?

Entonces queda claro, mi querido hermano, que en

nuestros corazones el único deseo que debe de

arraigarse cada día más, es el mismo deseo que

hubo en el corazón de Jesús. Ese deseo de que los

hombres procedan al arrepentimiento, y cada quien

pueda volver al Dios que los creó.

No debería de haber entonces, ningún motivo

alguno por el cual estemos aferrados más a un

ministerio, que al mismo

Señor del ministerio. No

porque el ministerio no sea

importante, sino para que

sea el Señor, quien nos

ponga en lugares de

honra, y no sea en

nuestras fuerzas ni en

nuestro parecer, y así

cuando estemos en ese

puesto de privilegio,

sirvamos al señor con toda

libertad y amor, y ni tu ni

yo lleguemos a competir con nadie, sabiendo que

somos uno, en Cristo.

Haya pues en

vosotros ese mismo

sentir que hubo

también en Cristo

Jesús, Señor nuestro,

el cual siendo en

forma de Dios, no

estimó el ser igual a

Dios como cosa a

que aferrarse.

Filipenses2.5

Deuteronomio 10.17: Porque Jehová vuestro Dios es

Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande,

poderoso y temible, que no hace acepción de personas,

ni toma cohecho;

Quizá muchos dirán; bueno, yo me aferro al

ministerio, por amor a las almas, y si no me aferro

al puesto en el que sirvo, cómo demuestro a las

personas, que el Señor es el que salva?

¡Ya lo dijiste!

El Señor es el que salva, por lo tanto, si nos

aferramos a él, hará él en nosotros, será él quien

fluya y nosotros solamente seremos ese vaso de

honra, que el Señor quiere usar, y no esos vasos de

deshonra.

La altivez y la autosuficiencia podrían jugar un

papel muy importante en nuestras vidas, si no

estamos humildemente y confiadamente tomados

de la mano del Señor. Lo podemos leer en la

palabra, cuando aquellos hombres en aquel día le

dirán al Señor; Señor, Señor.

En tu nombre hicimos esto, hicimos lo otro,

logramos tanto que ni tiempo me daba de buscarte,

te servía mucho, así que debería de recibir un mejor

premio que todo lo que obtuve?

Y qué les dirá el Señor?

Apartaos de mí, hacedores de maldad, no os

conozco.

Dependiendo de cuál sea tu meta, así será tu

carrera

Depende de dónde tengas, y en quien tengas

puesta tu mirada, lo que te hará tomar el rumbo

correcto o incorrecto en la vida. Será dependiendo

de esto, lo que nos llevará a convertir nuestra

carrera en una competencia. No olvidando, que

nacimos para servir y no para competir.

Capí tulo 9” Carrera hacia la eternidad

n esta carrera hacia la eternidad, tenemos

nuestra meta es Cristo, y digo nuestra

porque no todos tienen la misma meta, o no

todos tienen puestos los ojos en Jesús, pues en ese

trayecto hacia la meta, es muy posiblemente que

nos vayamos a encontrar con alguien que busque

satisfacer su sentimiento de superioridad y no la

voluntad de Dios. Siempre vamos a encontrarnos

con alguien que, definitivamente es mejor que

nosotros en cuestión de cualidades y destreza,

aunque dependerá cien por ciento de ti y de mí, si

desperdiciamos la carrera, convirtiéndola en un

campo de batalla.

El que alguna persona sea muy buena en lo que se

desempeña; eso no lo hace mejor persona que

nadie, es bueno y mejor en lo que hace, pero no

mejor que nadie, delante del Señor.

Recuerda los talentos?

A esos tres hombres, su Señor le dio talentos a

cada uno, y el deber de cada uno era hacer de ese

talento, algo mejor para su Señor.

E

El que uno hubiera recibido más que otro, no quería

decir que al que tuviera menos, se le habría de

demandar menos, los tres debían de hacer lo

mismo, aunque no hubieran recibido la misma

cantidad.

El Señor de estos hombres, veía a los tres por

igual, no importó que uno tuviera cinco, otro dos, y

otro solamente uno.

Vemos cuando el Señor les pide cuentas; fue a los

tres y les pidió cuentas a los tres; ellos sabían que

lo que estaban administrando no era de ellos, ni

para ellos, sino que era de su Señor, y para su

Señor, y al final era el Señor, quien les iba a dar la

recompensa a cada uno.

No es de asombrarse que aun dentro de las

congregaciones, existen quienes se creen mejor

que otros. Obviamente no podemos negar que hay

quienes hacen mejor las cosas que otros, pero eso

no quiere decir que el Señor los prefiera más a

unos que otros; eso no va a sorprender al Señor,

recordemos que lo que Dios mira, es el corazón, y

un corazón contrito y humillado, no desprecia el

Señor.

Dentro de las congregaciones en donde he tenido la

oportunidad de servir, la mayoría de competencia

entre hermanos, se ve dentro de los grupos de

música, aunque siempre hay uno que otro grupo de

hermanos que compiten contra otros grupos que

precisamente no son de música.

Por ejemplo: Podemos prestar atención de como el

grupo de matrimonios es mejor que el grupo de

diáconos, entonces las personas dicen que quienes

deberían de servir, deberían de ser los matrimonios

y no los diáconos, entre otras cosas por ejemplo.

Quedémonos con los grupos de música

En los músicos por ejemplo, siempre hay quien

toque mejor que otro, y también hay quienes se

creen mejor que otros, aunque el problema nos es

que se crea mejor, sino que el problema es cómo

trate a quien nos es tan bueno como él o como ella

y que tanto le afecte el ego, recuerda (Aires de

grandeza), eso no debería de ser motivo para decir;

ho!, yo soy el mejor y nadie me quitará esta gloria.

Aunque esto ocurre en la mayoría de las

congregaciones, gracias a Dios en mi congregación

no pasamos por ese problema, lo digo porque soy

parte del grupo de música, y puedo decir que de mi

líder de música, no estoy hablando, jajaja; pero voy

a hablar, preste mucha atención.

Sabe; cuando yo no conocía a Cristo, la mayor

parte de mi juventud, la pasaba cantando en las

esquinas de mi barrio, y eran horas y horas,

cantando canciones que en nada glorificaban a

Dios. Aprendí un poco a cantar de quien hoy sigo

aprendiendo, y con quien hoy alabo el nombre del

Señor en la congregación donde asisto, con quien

antes solía pasar largas madrugadas cantando en

las frías calles de mi barrio, con mi gran amigo

Edgar.

Cuando uno aprende a hacer lo que sea, de alguien

que es mejor que tú muy probablemente lo que

hagas, lo vas a hacer bien, o puede que hasta lo

llegues a hacer mejor.

Dentro del cristianismo, todo lo que se hace, se

hace con el mismo fin, todo por una misma causa,

con un solo propósito, o por lo menos eso es lo que

debería de ser, y como debería de hacerse. Fuera

del cristianismo, o fuera del cuerpo de Cristo,

muchos lo harán de una manera competitiva,

buscando su propia gloria.

Puedo reconocer que, de quien aprendí, él sigue

siendo mejor cantante que yo, pero aun así, no

compito contra él para figurar,pero con quien sí

compito es conmigo mismo para llegar a hacerlo

mejor para la gloria del Señor, y así no olvido

nunca, que son mejor dos, que uno.

Recuerdo las palabras de un amigo que decía: “Si

alguien quiere ser mejor que mí, entonces que lo

haga bien y yo le ayudaré a que lo haga mejor”.

Alguien que conoce muy bien, cuál es su rumbo,

siempre será una columna de apoyo para quienes

estén a su lado.

Sirviendo con Amor:

Yo nací, no como muchos creyente nacen en un

hogar cristiano; al contrario, nací en un hogar

dividido, un matrimonio separado, y sin una figura

paterna a mi lado, pero con una madre ejemplar,

esforzada y valiente. Pero no les voy a hablar de

mí, sino más bien de quien les voy a hablar, es de

mi mamá.

No conocí a Cristo, sino hasta mis veintitrés años

de edad, pero mi madre conoció a Cristo, muchos

años antes que yo, y en mi juventud podía ver como

verdaderamente mi madre amaba al Señor, y le

servía con amor.

Lastimosamente, mi madre hoy en día no asiste a

ninguna congregación, y eso me llevó a preguntarle

en una ocasión, el por qué el motivo de que ella no

volviera a una Iglesia.

Ya les mencioné que no nacimos para competir?

Ha sí, verdad! Amaos los unos a los otros, sin

fingimiento alguno. Cuando tú y yo servimos a

otros, debemos entender algo muy importante; no

solo Dios es glorificado, pues no solo le estamos

sirviendo al Señor, sino que también nos estamos

sirviendo a nosotros mismos.

No nacimos para competir, nacimos para ser

parte de un cuerpo que se ayuda mutuamente,

y servir con amor sin fingimiento.

En una ocasión, Jesús estaba con sus discípulos y

comenzó a lavar los pies de quienes estaban junto

a él; sabías esto vedad?

Juan 13.5, nos muestra como Jesús siendo el

Señor, comenzó a servir a los demás, y más aún,

estaba haciendo algo que los demás deberían de

haber estado haciendo por él, al fin y al cavo él era

el Señor y como no debería de haber sido adorado.

Mas él hacía esto, con el propósito de enseñarles

una lección a sus discípulos, lección que debemos

poner en practica cada día de nuestras vidas y con

todo aquel que está a nuestro lado.

El Señor les dijo a sus discípulos, que él no venía a

ser servido, sino que más bien había venido a

servir.

Acaso no es digno de admirar y de ser tomado

como ejemplo, pues esto nos enseña que así

mismo nosotros debemos de hacer lo mismo, y

tener ese mismo amor, y la misma humildad, siendo

reflejo de Jesús. El Señor de señores, sirviendo a

los hombres, digno de ser alabado.

Entonces mi madre me contestó: Yo conocí al

Señor, y desde que le entregué mi vida a él, sabía

que así debía de ser ejemplo de que era Cristo

reflejado en mis acciones y estilo de vida misma.

Tenía claro de que debía de ser ejemplo de que él

verdaderamente moraba en mi corazón, por lo

tanto, debía andar como él anduvo, sirviendo por

amor, y sin esperar nada a cambio.

En la congregación donde yo asistía, me dijo mi

madre, nunca fui parte específica de algún

ministerio como hoy en día se hace. Muchas veces

las mismas personas se privan de servir con

libertad, por el solo hecho de creer que solo son

parte del ministerio tal, y no son parte del otro

ministerio tal.

Los miembros de las congregaciones hacen

distinciones de cada ministerio, y así no se permiten

ellos mismos, poder servir en otra cosa. Hay

quienes llegan a decir, bueno, como mi ministerio

no es el de ser pastor, o evangelista; entonces ni

predico ni evangelizo. Y que tal tu familia? No

debes de pastorear a tu esposa, a tus hijos, a tus

hermanos? Acaso el ser cristiano evangélico, no es

llevar las buenas nuevas de salvación a toda

persona, no es acaso el ministerio de todos los

creyentes, el ministerio de la reconciliación?

Probablemente no hemos aún entendido, que el

mismo Señor Jesús, se movió en el servicio de

todos los ministerios, y hemos dividido tanto los

ministerios por rango, que dejamos pasar la

oportunidad de que Dios se manifieste en medio de

su pueblo.

Pero un día; me dijo mi madre, se me acercó una

mujer que servía en el diaconado, y me dijo: Usted

cree que va a venir a esta Iglesia a quitarme el

campo, usted es una metiche, de todo anda

haciendo para llamar la atención.

Luego cada vez que yo servía y la veía a ella, me

sentía muy incómoda de saber que existía alguien a

quien yo le era molestia. No era fácil estar en ese

lugar después de saber que yo le era estorbo a ella,

o por lo menos eso era lo que ella sentía, y no lo

que yo hacía, pues cada vez que yo servía, lo hacía

de todo corazón, sabiendo que lo que hacía, lo

hacía como para el Señor.

Entonces dejé de asistir poco a poco, hasta que un

día el Pastor me preguntó que por qué no había

vuelto, si él sabía que yo amaba al Señor y que me

gustaba servir con todo el corazón, qué fue lo que

pasó? Pero nunca dije lo que en realidad había

sucedió en ese lugar, y nunca más volví, me dijo mi

mamá.

Que triste que esto está pasando en la mayoría de

congregaciones, y que por ese sentido de

superioridad en el corazón de muchos líderes en su

mayoría, otros están siendo lastimados

lamentablemente por quienes deberían de estar

siendo quienes levantan y edifican. Pero más bien

se vuelven parte del Proverbio que dice que el

impío hace obra falsa. (Proverbios 11.18)

Este es uno de tantos tristes ejemplos de alguien

más que pasa su vida ministerial compitiendo, con

tal de tener un mejor puesto, y así lograr sobresalir.

Gálatas 5.13.Dice: Porque vosotros hermanos, a

libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis

la libertad como ocasión para la carne; sino servíos

por amor los unos a los otros

Cosa que no entendía esta mujer, que lo que

estaba haciendo más bien, era competir contra

alguien con quien bebería más bien de estar

sirviendo. No podemos olvidar que un creyente que

compite, lastima no solamente a los demás, sino

que también se perjudica así mismo, atrayendo una

consecuencia espiritual para su propia vida, de una

manera eterna.

A esta libertad es a la que se refiere el Apóstol

Pablo, a la libertad que no permite que nada de lo

que el mundo utiliza como artimaña, para ganancias

deshonestas, vengan a perjudicar a quienes

conforman el cuerpo de Cristo.

Han pasado ya muchos años y mi madre no volvió

a una congregación; no sé si la mujer que la había

lastimado, aún tendrá su gran puesto de privilegio,

ese puesto que cegó su verdadero propósito en ese

lugar donde Dios le había permitido servir, pero si

aún lo estuviera ejerciendo, es lastimosamente

alguien más que prefiere un puesto en esta tierra,

más que una eternidad con el Señor. El más grande

problemas de quienes hacen tal mal dentro de las

congregaciones, es que creen que el Señor se está

agradando con ellos y ellas por lo que han logrado.

Muchos; y quizás tú seas uno de esos que dicen

para sí, ¡Que bien Señor, nadie me pudo quitar el

puesto, Satanás no me pudo mover! Déjame decirte

que no es Satanás quien quería quitarte tu puesto,

eras tú quien no querías hacer la voluntad de Dios,

sirviendo por amor a los demás, y preferiste más las

añadiduras del Señor, que al mismo Señor.

Pues a la libertad que Dios te ha llamado, le has

estado dando la espalda y te has vuelto esclavo de

tu pobre codicia, y estas tomando otro rumbo de la

verdadera carrera hacia la eternidad, convirtiendo la

carrera, en tu triste competencia.

Capí tulo 10” Juntos y en armonía

oy en día dentro de la religiosidad, y digo

religiosidad, porque un verdadero hijo de

Dios, habita junto a los demás, en armonía

y no dividido en la soledad de su egocentrismo; hay

quienes sirven por amor, y hay quienes compiten

por falta de amor.

Salmo 133.1 ¡Mirad cuan bueno y cuan delicioso es

habitar los hermanos juntos en armonía!

Jesús en tiempos antiguos, nunca le decía a

quienes querían verse en apariencia bien por fuera;

religiosos, el Señor les decía, hipócritas. Pues un

hipócrita y veamos la definición de tales personas,

como alguien que finge una cualidad, sentimiento,

virtud u opinión que no tiene.

Así hoy en día vivimos un cristianismo, y

discúlpeme si le ofende, pero como dice el dicho,

“Al que le cae el guante, que se lo plante “(jaja,hoy

estoy con dichos populares)así que no te vas a

sentir mal cuando se use una palabra que denuncia

el mal comportamiento de un individuo, si tú no

estás viviendo en esa condición, entonces no te vas

a ofender, y si estás viviendo en esa condición y te

sientes un poco ofendido, pues déjame decirte:

H

Aún estas a tiempo de cambiar esa mala actitud

que en nada está glorificando el nombre de Jesús.

Dice el Proverbio, (Proverbios 11.9), que el hipócrita

con su boca daña a su prójimo y este es

despreciable al Señor, cuánto no más despreciable

será el que no solo daña con su boca, sino que

también lo hace con sus actos?

Recuerda que del mundo se puede esperar

cualquier cosa, pero de un hijo de Dios no se puede

esperar lo mismo que cualquier persona que no

haya sido redimida haría. No olvides que vuestra

vana manera de vivir, ya pasó, y que ahora todas

las cosa viejas pasaron y fueron hechas nuevas.

Quienes verdaderamente viven sus vidas en

santidad; y siguiendo a Jesús, son quienes son

ejemplo del carácter de Cristo.

Una de las tantas cosas que me llaman mucho la

atención en la palabra, es cuando Pedro niega a

Jesús, y no tanto porque lo niegue, sino porque a

pesar del mal momento que Pedro pasó, siempre

se podía notar una característica de Jesús en su

vida, tanto así que mientras él lo negaba y se

escondía entre la multitud, las personas le decían:

Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres

Galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de

ellos, este es de ellos decían, pues definitivamente

había estado con Jesús,durante unos tres años

aproximadamente y algo de Jesús había aprendido.

(Marcos 14.66:70)

Probablemente en ese momento, Pedro no estaba

en armonía, pero se le notaba que había estado

caminando con Jesús; dice un dicho muy cierto,

dime con quién andas y te diré quién eres, y

además ,lo que bien se aprende, nunca se olvida.

Después de ese día, Pedro nunca más volvió a ser

quien antes fue,por eso que importante es la

armonía, y verdaderamente ser un cristiano, en el

verdadero significado de la definición de cristiano

como un seguidor de Jesucristo, y no solo como

seguidor, pues en tiempos de Jesús, muchos

solamente lo seguían pero por buscar alguna

sanidad o con un fin lucrativo, como lo hizo Judas

Iscariote. Pero seguir a Jesús, e imitarlo, eso es

otra cosa, por eso en esto se define la

palabra”Cristiano”El que cree en Jesús como

suficiente y único Señor y salvador, y no solo cree,

sino que le sigue, y le imita. Es ahí entonces que

podremos decir y pesar, si aún nosotros mismos,

dentro y fuera de una congregación, somos o no

verdaderamente cristianos, que no solo se llaman

ser cristianos, sino que también reflejan las

características de Cristo, más que sus propias

características

.Que bueno que es, juntos y en armonía.En una

ocasión, cuando buscaba una editorial para poder

sacar al mercado este libro, me asesoré con varios

hombres y mujeres que sé que han escrito, muchos

me ayudaron con sus recomendaciones,pero hay

uno en especial, que no precisamente me ayudó.

Recuerdo que en una tarde me acerqué a un ex

ministro de seguridad de la republica costarricense,

y le pregunté que si él sabría de alguna editorial,

pues yo estaba escribiendo un libro y sabía que era

más fácil si me apoyaba una editorial; pero me

respondió que no tenía ni idea de ninguna editorial.

A los pocos meses me enteré que su esposa

estaba escribiendo un libro; y además él ya había

escrito también, por lo tanto,

era claro que en realidad

ellos si conocían de alguna

editorial que quizá me

pudieran ayudar,mas él no

tenía el mas minimo deseo

de ayudarme.

Si bien es cierto que nadie

está en la obligación de

ayudar a otros, lo que quiero

rescatar de todo esto es el

hecho de que muchas veces

las personas solamente

están juntas pero no en

armonía, cada quien busca lo suyo, y no piensan en

los demás. Muchos creen que solo ellos pueden

tener el derecho a superarse, y no permiten ni

quieren que los demás puedan lograr impactar no

solo a una nación, sino también impactar a todo el

mundo.

Mateo 23.13, Mas

ay de vosotros,

escribas y fariseos,

hipócritas! Porque

cerráis el reino de

los cielos delante

de los hombres;

púes ni entráis

vosotros, ni

dejáis entrar a los

que están

entrando.

Esto me pasó en el ámbito secular, pero

lamentablemente esto también está ocurriendo

dentro del ministerio, con el mismo pueblo de Dios,

que debería de estar unido, juntos y en armonía.

Por eso; hablando de quien compite dentro del

ministerio, quienes tales hacen, están muy lejos de

ser verdaderos cristianos, y son en realidad como

decía Jesús, hipócritas, pues fingen una cualidad

que no tienen.

Son lobos rapases que han adoptado las

características del mundo, más que las

características de Cristo, que dañan con sus bocas

y destruyen con sus hechos.

Recuerdas la historia de mi madre? Ciertamente

ella es un ejemplo de muchos otros ejemplos de

personas que han sido y que están siendo

obstaculizados para crecer por quienes pasan sus

vidas compitiendo con el fin de alcanzar un mejor

puesto dentro del ministerio. Si esto estuviese

ocurriendo en el ámbito secular, probablemente

podría ser justificable, pues es el mundo y son sus

pasiones; y no sería de extrañarse que estén

sucediendo esas cosas en el ámbito secular, pues

no conocen al Señor.

Pero como nuestra ciudadanía no es de este

mundo, y nuestras pasiones no son conforme a las

obras de la carne, entonces no puede ni debe de

existir la competencia en nuestras vidas

naturales,perjudicando nuestra vida espiritual.

Así que quienes viven un cristianismo siendo

hipócritas, no están más que cerrando el reino de

los cielos a los que verdaderamente quieren entrar

al reino de los cielos, y vivir conforme al reino de los

cielos en esta tierra.Muchos de los líderes religiosos

que están viviendo sus vidas de esta manera tan

despreciable delante del Señor, creen que están

siendo competentes, pero por su necio corazón no

arrepentido, están siendo incompetentes, y lo que

es aún peor, están siendo enemigos de la fe, pues

ni el mismo Señor vino a condenar al mundo, sino

que vino para que el mundo sea salvo. Cuánto no

más con nuestro hermano en la fe, deberíamos de

estar unidos y cuidándonos los unos a los otros?

”Quien no es con nosotros, es contra nosotros” Es

tiempo de cosechar y no tiempo de desparramar,

sin embargo muchos hoy en día no atienden al

llamado, y desparraman las riquezas espirituales,

en reinos perecederos.

Jesús dijo a sus discípulos en una ocasión.

(Mateo12.30)Quien no es conmigo es contra mí; y

el que conmigo no recoge, desparrama.

Te has puesto a pensar si realmente estás con

Jesús, o contra Jesús?

Muchas veces, como lo he venido repitiendo,

estamos tan cegados a creer que ha como vivimos

nuestras vidas, es más que suficiente para agradar

a Dios.

Recuerdo en una ocasión se me acercó un amigo y

me dijo: Jeffrey, le puedo pedir un favor? Claro, le

contesté.

Le pido que por favor, cuando usted vea que yo

estoy actuando de una manera inadecuada, por

favor hágamelo saber.

Porqué le pregunté.

Es que muchas veces; me dijo, creemos que

actuamos de la manera correcta, y eso ciega

nuestros corazones, más aun cuando alguien se

nos acerca y nos da una palmada en la espalda,

diciéndonos;¡Te felicito, lo has hecho súper bien!,

por eso le pido que nunca deje de corregirme, si ve

que me estoy equivocando.

Sabe mi amado amigo y hermano en Cristo; nunca

nadie me había pedido algo tan digno de admirar,

más cuando lo escuchas de alguien que sirve en un

ministerio, solamente alguien con humildad podría,

y estaría dispuesto a aceptar la corrección.

Cuanto no más seguirán desparramando, quienes

han estado compitiendo dentro de un ministerio?

Por eso, si tú eres de los que has estado

compitiendo, y no te dejas ver a ti mismo los errores

que estas cometiendo, detente, y no sigas más.

“Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas

la senda de los malos perecerá”. (Salmo 1.6)

Y has como dice la escritura, cuando Dios le

recomendó a Jeremías diciendo.

Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y

preguntad por las sendas antiguas, cual sea el buen

camino, y andad por él, y hallaréis descanso para

vuestra alma.

Mas dijeron: No andaremos. Jeremías 6.16 No

seas tú uno de los que no quieran andar en el

camino, recuerda que quien muestra el camino, no

solo conoce al camino, sino que también camina

como se debe caminar por el camino, juntos y en

armonía.

Capí tulo 11” No hay competencia buena

xiste una gran diferencia entre la

competencia natural, a la carrera espiritual,

bueno ,no vayas a decir que es necesario

competir, creyendo que es como una carrera de

atletismo. Al contrario, debemos reconocer que la

carrera a la que tú y yo como hijos de Dios estamos

llamados a correr, no tiene nada que ver con lo que

comúnmente conocemos hoy en día como

competencia. Por eso hacia el llamado a tomar en

cuenta el concepto de competencia, no lo olvides.

Si bien es cierto en una carrera en este mundo, se

corre para competir, no así en la carrera espiritual.

En la competencia natural, de cualquier disciplina

que sea, usted tiene y debe dejar atrás a quien

pueda ver que es mejor que usted, alcanzar a quien

esté más cerca de la meta, y dejarlo atrás. Pues si

no alcanzas a quien va adelante, y se traspasa, es

muy probable que vayas a perder; y acá sí que solo

uno se podrá llevar el premio. Aunque en estas

carreras comunes, todos podrán cruzar la meta, no

todos van a obtener el primer lugar, y no hay nada

más gratificante que competir y obtener el premio.

E

Pues a quien le gustaría esforzarse, competir y

recibir el último lugar, aun aunque reciba el

segundo lugar, eso no es suficiente. El premio será

para el que arrase con todos, y aun así deberá de

sujetarse a respetar el reglamento de dicha

competencia, pues no se puede hacer trampa.

No podrás perjudicar a tu oponente, solamente

deberás de dar lo mejor de ti, y arrasan sin trampa,

si los jueces se dan cuenta que has hecho trampa

con tal de ganar, será sin duda, una descalificación

inmediata.

Pero en la carrera espiritual es muy diferente, si

bien es cierto, también debes respetar las reglas y

no debes de hacer trampa.

En esta carrera espiritual, usted no compite contra

nadie, o no debería competir contra nadie, y si lo

quiere hacer, deberá ser solamente contra usted

mismo.

De igual manera, deberás alcanzar a quien va

adelante, pero no para pasarle por encima, sino

para que juntos, ayudando al que viene atrás,

puedan cruzar juntos la meta.

“Quien quiera ser el mayor deberá ser menor”

Uno de los consejos que no es tan agradable para

quienes corren tras un puesto ministerial que llene

su ego, es este, que sea menor.

El competidor no busca la unidad, sino que por

querer ser mejor que otros, olvida el ser menor, y

prefiere ser mejor, no tomando en cuenta que para

el Señor, el ser menor es ser mejor.

No trato de decir que sea malo el ser mejor, claro

que cada día debemos de ser mejores personas,

mejores amigos, mejores Padres, o esposos,

mejores hijos y mejores Hijos de Dios, así el Señor

es glorificado, cuando tú, cada día demuestras que

Cristo vive en ti, siempre siendo mejores, conforme

a la medida del varón perfecto, que fue mejor hijo,

obediente hasta la muerte, y que se hizo menor,

para que tú y yo fuésemos mejores.

Recuerdo en una ocasión le decía el patrón para el

cual

trabajo,

a uno

de sus

amigos;

“Le

presento

a los dos

mejores

activos que tengo trabajando para mí”, saben, eso me

llenó de orgullo al escuchar decir eso de mi jefe.

Pero qué pasaría si por saber que para otro soy

mejor, dejo de hacer mis deberes dentro del trabajo,

y me conformo con solamente haber escuchado

que soy el mejor?

¡Juntos hasta la meta!

Filipenses 3.14 Prosigo a la meta,

al premio del supremo

llamamiento de Dios en Cristo

Jesús.

El saber que somos mejores en lo que hacemos, no

nos hace ser mejores que otros, y si dejásemos de

hacer las cosas de la mejor manera, entonces

dejaríamos en ese momento, de ser los mejores.

Así mismo ocurre en el ministerio, debemos

siempre hacer las cosas como para el Señor,

siempre de la mejor manera, y solo así quien se

hace menor, llegará a ser mayor, pues no piensa en

ser, sino que agradable a quien lo ha amado.

Llamados a reconciliar

Cada creyente ha sido llamado a ser reconciliador

del mundo para con Dios, por medio de Jesucristo,

como si Dios rogase a cada ser humano, sin

importar raza o color. Para que todos conozcan el

camino al Padre, el verdadero camino, porque hay

muchos caminos, pero solo hay un camino que

lleva al Padre; y este es Jesucristo.

Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;

nadie viene al Padre, sino por mí.

(Juan 14.6)

Este es el principal propósito de cada creyente, ser

reconciliador del mundo para Cristo, conocer el

camino, y mostrar el camino que es Jesús. Esto es

en lo que cada hijo de Dios debería de estar

ocupado, y no debería de estar perdiendo el tiempo

en pretender figurar, porque al final, de que le sirve

al hombre, ganar el mundo, si pierde su alma?

Acaso no dice la palabra que haciendo volver a

alguien del error, se cubrirán con esto multitud de

pecados? Que será más provechoso, acaso no es

mejor ser verdaderamente una nación santa, que

anuncia con su propia vida, las virtudes de aquel

que nos ha llamado de las tinieblas a su luz

admirable por el amor de Jesús?

2Corintios 5.20 Porque somos embajadores en

nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de

Nosotros; os rogamos en nombre de Cristo

reconciliaos con Dios.

Y así sea esto progresivo, hasta que todos los

hombres procedan al arrepentimiento, y salven sus

almas, y puedan gozar lo que tú y yo vamos a gozar

por los siglos de los siglos.

No debemos de olvidar, que debe de haber en todo

momento el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús

Señor nuestro, que no se aferró a un ministerio, a

una posición, o incluso a la gran fama que tuvo,

sino que lo que amaba era hacer la voluntad de su

Padre.

Pues para esto fuisteis llamados; porque también

Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo,

para que sigáis sus pisadas; no devolviendo mal

por mal, ni maldición por maldición, sino por el

contrario,bendiciendo,sabiendo que fuisteis

llamados para que heredaseis

bendición.1Pedro2.21:22.

Pero lastimosamente no todos han obedecido a su

llamado, sino que, en lugar de rogar a los hombres

para que sean reconciliados con el Señor, más bien

al contrario, pareciera que les ruegan a Dios para

que aparte de sus vidas a todo aquel que ellos o

ellas crean que les pueden quitar el ministerio en el

que creen servir, sin pensar en que el hombre lo

que necesita es ser reconciliado.

Los escuchamos en las predicaciones de hoy en

día, en lugar de enseñar la unidad en el espíritu, se

enseña sobre la abundancia material, haciendo que

los nuevos miembros se vuelvan egoístas, pues

aprenden así a correr tras las añadiduras, dejando

de lado el buscar primeramente el reino de Dios y

su justicia, y por ese motivo los nuevos creyentes

pareciera que no creen, pues ni viven en justicia, y

ni hacen justicia.

Haciendo que el cristianismo cada día dependa

menos de Cristo, pues si dependiera para ellos de

Cristo, entonces se enseñaría a Cristo, y a cómo

vivir como Cristo, para así agradar al Padre, tanto

como el Padre se agradó con Cristo. Muchos de los

mensajes de hoy en día, no son precisamente

animar al pueblo para que sirvan al Señor, sino que

son, casi sigilosamente acomodados para que los

hombres dependan de un líder, sabiendo nosotros

que cada uno de nosotros somos real sacerdocio, y

no se planea sino lo contrario a seguir juntos la

buena carrera y cruzar la meta.

A todos nos dio Dios el ministerio de la

reconciliación; así que no es necesario que

compitas mas para obtener algo que ya todos

tenemos.

Decía en una ocasión mi amigo,el Pastor Moisés

Salgado, “Si en donde el Señor te ha puesto, eres el

tercero, o el segundo al mando, entonces se el mejor

tercero, o el mejor segundo, pero se siempre el

mejor”.

No esperes tener un número uno en tu frente para

poder ser ese número uno para el Señor, recuerda

que todos delante del Señor, ya somos los numero

uno, y que todos esos número uno, deben de llegar

juntos a la meta, y no solo llegar a la meta, sino

que, también deben de cruzar la meta, porque no

debemos de olvidar de que hay una meta y que no

solo se trata de llegar, sino de cruzar, pues muchos

ese día llegarán, pero no podrán cruzar.

Hay una meta

Hay una meta, nos dice el Apóstol Pablo, y hay una

manera de llegar, y de cómo llegar, para no tan solo

llegar, sino para poder cruzar.

Filipenses3.13 Hermanos, yo mismo, no pretendo

haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago;

olvidando ciertamente lo que queda atrás; y

extendiéndome a lo que está adelante.

Note muy cuidadosamente mi querido hermano,

que Pablo no dice, olvidando a todos, no olvida al

que está atrás, sino que olvida lo que está atrás,

para así extenderse a lo que está adelante, que es

la vida eterna con Cristo Jesús.

Como llegaría a la meta que es Cristo, si no me

interesara por quienes necesitan también llegar,

esos por quienes también Cristo murió y resucitó.

Es cierto que la salvación es personal, pero eso no

quiere decir que no deba de dar mi vida por los

demás, al fin y al cavo debo recordar que mi vida ya

no es mía, pues un día se la entregué al Señor para

que el fuese el dueño de mi vida, y que fuese yo,

instrumento en sus manos, como vaso de honra.

Esto de que nuestras vidas ahora son para el

servicio del Señor, es como que te manden a hacer

un mandado al supermercado, y cuando vuelvas a

casa con el mandado, te pregunte quien te envió,

¿Me trajiste lo que te mandé a comprar? Y tras de

eso le respondas a quien te confió enviarte a ti a ir y

hacer lo que te pidió, o no! No traje nada, me

compré algo para mi nada más. ¿Alguna vez te has

preguntado, cómo vas a llegar a casa sin lo que te

habían pedido que llevaras? Acaso en lo natural, no

buscas otro supermercado, hasta encontrar que en

ese lugar sí haya lo que debes de llevar, y así llegar

con lo que debes de llegar, y decirle al que te envió,

uffff, me costó conseguirlo, pero acá tienes, lo que

me pediste.

“Buen siervo fiel, en lo poco has sido fiel, en lo

mucho te pondré, entra al gozo de tu Señor”.

Quién puede olvidar la copa de Oro 2015 en Estados

Unidos de Norteamérica?

Nadie, verdad! Mucho menos cuando la prensa a nivel

mundial criticó los partidos de México contra Costa

Rica, y el otro gran polémico partido de México contra

Panamá. Muchos medios, sino es que todos, llegaron a

la conclusión del gran favoritismo de la Concacaf a

favor de Mexico,tanto así que en los reportajes, los

mismos Mexicanos decían, que nunca había existido

penal por parte de Costa Rica, ni mucho menos los dos

penales inexistentes en contra de Panamá a favor de

México.

Cuan triste e indignante es cuando aún en lo natural

suceden estas cosas, que manchan la imagen del futbol,

pero aún más triste e indignante es cuando el

favoritismo corrompe el corazón de los creyentes. No

solo podría hacer esto que el amor de otros se enfríe,

sino que aquellos que se mueven solamente bajo

influencia y no bajo la mano poderosa del Señor,

también se verán perjudicados.

La carrera a la eternidad no trata de a cuántos

dejaste atrás con tal de alcanzar y lograr grandes

puestos dentro del ministerio, aunque si bien es

cierto debemos de buscar siempre lo mejor, no es

ese el rumbo correcto, eso es solo un beneficio

dado al esfuerzo de un creyente, pero no es ese el

punto exacto que debemos e seguir. La carrera a la

eternidad trata de que no bebes de dejar a nadie

atrás, sino que debes de ayudar a que todos

puedan llegar hasta el final, para que juntos

gocemos de la presencia del Señor, por la

eternidad.

Acá unas preguntas que no pueden faltar en nuestros

corazones.

A cuántos, desde que conoces al Señor, que has

visto que han quedado atrás, les has ayudado para

que estén adelante?

Siguen hacia adelante, o has dejado de tomar sus

manos para que juntos sean siervos fieles al

Señor?

Está en tu corazón, ese sentir que hubo también en

Cristo?

Sabes, el Señor entregó su vida por amor, a los

demás, así que pues; debemos de dar nuestras

vidas por amor a los demás, y con ese mismo amor.

Qué tan grande es tu amor, qué estás dispuesto a

hacer, y aun a dejar de hacer, por amor?

Estarás en realidad, amando a tu prójimo, o

solamente has estado compitiendo?

Para estas preguntas que deberíamos de hacernos,

y contestarlas con la más grande sinceridad, solo

hay una respuesta.

San Juan 15.13 Nadie tiene mayor amor que este,

que uno ponga su vida por sus amigos.

Que importante es correr la buena carrera, y el

tener a tu lado a un buen amigo con quien correrla,

y además; ser tú y yo, un buen amigo para quien

está a nuestro alrededor. Eso nos debería de hacer

pensar en escoger mejor nuestras amistades, y

caminar con los que con corazones limpios, invocan

al Señor, eso sí, sin dejar de ayudar a quienes aún

no tienen sus corazones tan limpios.

Por eso le decía Pablo a Timoteo; huye de las

pasiones juveniles, y sigue la justicia, osea, la

medida perfecta, ni más ni menos, sigue la fe, el

amor y la paz, con los que de corazón limpio

invocan al Señor. Pero parece que muchas veces

se nos olvida que somos un cuerpo que debe de

estar unido, unánime y en armonía.

No puede ser posible que muchas veces andemos

como si no conociéramos al Señor, y andemos

dentro de las congregaciones, defraudando y

compitiendo, manipulando, y deshonrando a los

hermanos, con tal de alcanzar un buen puesto, o el

primer lugar, solo para satisfacer el ego.

Efesios 4.17 Esto, pues digo y requiero en el Señor;

que ya no andéis como los otros gentiles, que andan

en la vanidad de su mente,

Mi querido hermano; no se trata de pasarle por

encima a otros; sino que se trata de ser columna de

apoyo para todos.

Como podré decir que estoy amando a Dios a quien

no veo, y no estoy amando a mi hermano a quien

veo, no es esto lo que nos enseña la palabra?

Amarás acaso solamente a Dios, y no amaras a tu

hermano, cuando dice el Señor que amarás a Dios

y también deberás amar a tu hermano como a ti

mismo?

Debemos recordar en todo momento, que Cristo es

la cabeza y nosotros el

cuerpo, que debe de

estar unido a la

cabeza.

Mira lo que le sucedió

a Satanás cuando

quiso ser él la cabeza;

aunque quizás tú no

estés pretendiendo ser

Dios, pero si estás

pretendiendo ser el que esté por encima de todos,

tomar solo tú las decisiones en el ministerio,

aunque esas decisiones no sean tan buenas como

te parecen que son,déjame decirte que estás en

graves problemas.

Analizar en todo momento en cómo nos estamos

conduciendo por los caminos, es de fundamental

importancia para nuestro servicio ministerial, no

vaya a ser y estemos siendo piedras de tropiezo

para la obra que el Señor quiere y está haciendo.

Colosenses 1.18 Y él es la

cabeza del cuerpo que es

la Iglesia, él que es el

principio, el primogénito

de entre los muertos,

para que en todo tenga

la preeminencia;

El Apóstol Pablo, nos lo recuerda una vez más, y es

que debemos de seguir la verdad, y ayudarnos

mutuamente

(Efesios4.15:16)Sino que siguiendo la verdad en

amor,(Muchos siguen la verdad por seguirla, pero

solo es correcto lo que se hace, cuando se hace en

amor),y continúan diciendo: crezcamos en todo,(y

notemos que Pablo no dice: Crezco en todo, sino

que dice,crezcamos,todos en todo)en aquel que es

la cabeza, esto es,Cristo,de quien todo el cuerpo

bien concertado y unido entre sí,(otra vez nos

aclara que el cuerpo debe estar unido)unido entre

sí por todas las coyunturas que se ayudan

mutuamente,(Entonces porqué estas tan

empeñado por competir, si más bien deberías de

estar ayudando a los demás)así es como cada uno,

recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

Entonces, ya que cada miembro recibe del Señor,

su crecimiento cuando

se ayuda mutuamente,

esto quiere decir que

no necesitamos estar

perdiendo más el

tiempo en

competencias que solo

traen consecuencias

espirituales para

nuestras vidas, y más

bien, deberíamos de apoyarnos mutuamente,

edificándonos en amor.

He visto como cada día

llegan personas a las

congregaciones, pero

también he visto como

hay quienes los echan

fuera, con sus malas

actitudes, por su estilo

de vida competitivo.

Tristemente al final de la vida de muchos,

solamente terminarán; no la carrera, sino

terminarán su competencia, llenos de tantos

ministerios y grandes puestos, llenos de fama y

gloria, con un nombre reconocido, pero con,

lastimosamente un cien por ciento de seguridad que

van a escuchar la voz del Señor, que les dirá,

“Apartaos de mí, hacedores de maldad”.

Podremos haber alcanzado grandes cosas dentro

del ministerio, mi querido amigo, quizás pudimos

haber abierto miles de grupos, o aún, haberle dado

alimento al hambriento, y dado abrigo al

desamparado, o dado miles de enseñanzas, o

escrito miles de canciones, he incluso podríamos

haber viajado a miles de lugares llevando en

apariencia el mensaje del evangelio, que si no hubo

verdadero amor por el prójimo, de nada me sirvió

todo lo que pude lograr.

Por eso ten cuidado de como consigues las cosas,

dentro y fuera del ministerio, pues sino, estarías

solamente acumulando ira para el día de la ira. Por

lo tanto si has estado pisoteando a quien deberías

de estar levantando, entonces nada eres, o nada

soy.

Capí tulo 12”

Consecuencia espiritual

uántos, a través de la vida, hombres y

mujeres han sido dañados por quienes no

han entendido cual es verdaderamente la

buena carrera hacia la eternidad. Hombres y

mujeres que no solamente han sido instrumentos

para que el mundo no conozca a Cristo, sino que

también han sido causantes de dolor, y cómplices

para apartar a quienes han querido y han

necesitado ser restaurados y levantados por el

poder de Jesús, haciendo que muchos de los que

aún no conocen una congregación, no vayan, y

haciendo que los que aún asisten, no vuelvan por el

daño que estos causan a quien sea que se les

cruce en su camino. Lo que es peor, hacen que las

personas no quieran venir a los pies de Cristo.

Así al pasar de los años,lastimosamente he visto

como muchos llegan cada día a las

congregaciones, buscando a alguien que les pueda

brindar una mano amiga, pero tristemente lo que

también he visto es como muchos de los que

llegan, se van lastimados por quienes están al

frente, compitiendo por un puesto y no sirviendo

como un cuerpo.

C

Muchos son quienes con sus malas actitudes y sus

corazones llenos de competencia y arrogancia,

opacan el reflejo del amor de Cristo en sus vidas,

no permitiendo ser guía para quienes necesitan ser

guiados., viviendo sus vidas como si Cristo no

existiera en su interior, obteniendo así una gran

consecuencia para su pobre corazón no

arrepentido.

Consecuencia

”Alguna vez te has preguntado, cómo sería tu vida,

si no hubieses tomado aquella mala decisión?

¿Qué hubiese pasado si yo, en aquel semáforo,

hubiese tomado la mala decisión de competir?

En el momento en que tomamos la mala decisión

de competir; es cuando hemos olvidado la ruta que

deberíamos haber estado siguiendo, y

comenzamos a caminar por nuestro propio camino,

según nuestras reglas, creyendo lo que creemos

que debe ser, y olvidando lo verdadero.

Cuando tomamos la decisión de competir, estamos

pasando a olvidar la ruta que debíamos haber

seguido, y comenzamos a tomar otra ruta; la

incorrecta.

Naturalmente, si yo hubiese competido y hubiese

tomado otra ruta, probablemente hubiese podido

ocurrir un accidente y no solo yo me habría visto

perjudicado, sino también se habrían visto

perjudicados quienes estaban a mi lado.

Así mismo ocurre cuando alguien compite

ministerialmente contra alguien de su mismo

cuerpo, no solo se ve perjudicado, sino que también

se verá perjudicado, no solo uno, sino que todos

sus miembros. Pues como dice la palabra; si se

duele uno, se duelen todos, y lo podemos ver de

una forma muy natural.

Si a ti te duele el estómago, acaso no se verá

perjudicado el resto del cuerpo? O con solo una

pequeña cortadura en un dedo, acaso no se

resiente todo el cuerpo? Claro que sí!

Por eso antes de tomar la mala decisión de

competir, piénsalo muy bien, qué beneficio podrás

obtener, ninguno.

No seas piedra de tropiezo para lo que el Señor

quiere hacer con otros, sino que siguiendo la

verdad en amor, crezcamos.

Muchas veces habrá personas dentro del liderazgo

en tu congregación, que te dirán que les estorbas, y

aunque no te lo digan, ellos sentirán que tú le eres

estorbo para su egocentrismo. Te digo esto porque

lamentablemente, esto ocurre dentro de las

congregaciones a nivel mundial, hay quienes pasan

sus vidas ministeriales, desechando a quienes

están a su lado en el servicio, con el fin de ser ellos

el único centro de atracción. Te diré como le dijo

Pablo a Timoteo; apártate de los tales, no sea y

caigas en el mismo juego de competencia, y te veas

a ti mismo siendo un competidor más.

No te desvíes ni a derecha ni a izquierda, y podrás

decir al final de tus días; He peleado la buena

batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.

2Timoteo 4.7 Dice: He peleado la buena batalla,

(No dice que ha peleado la buena competencia) por

lo demás, me esta guardada la corona de justicia, la

cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no

solo a mí, sino también a todos los que aman su

venida. Así que recuerda, que no hay competencia

buena dentro del ministerio, más que con la que es

contra nuestra propia humanidad.

En el transcurso de los tiempos ha habido y habrán

aún, quienes corran la buena carrera, estos son

quienes deberás tomar de la mano, pues son los

que con corazón limpio, desean ser agradables al

Señor.

2Timoteo2.20

Pero en una casa grande, no solamente hay

utensilios de oro y de plata, sino también de

madera y de barro; y unos son para usos honrosos,

y otros para usos viles.

Mas tú, sé un instrumento que honra y glorifica el

nombre del Señor, y no deshonres a quienes están,

no solo a tu lado, sino que también están a tu

cuidado, y corre conforme a la buena voluntad del

Señor, con piedad y contentamiento, ayudando a

quienes aún vienen atrás. No seas uno más que ha

envanecido su corazón, con las cosas de este

mundo, y recuerda la doctrina de la piedad que es

conforme al amor de nuestro Señor Jesuucristo.

1Timoteo

Si alguno enseña otra cosa y no se conforma a las

sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo. Y a la

doctrina que es conforme a la piedad, está

envanecido, o en el concepto de la palabra, se está

comportando con orgullo o superioridad frente a los

demás, siendo despectivo y desconsiderado.

Por lo tanto, esta clase de personas con este

carácter, te pueden perjudicar, o en el caso de que

seas tú quien te has envanecido, podrías perjudicar

a alguien más.

Cuando un creyente se ha envanecido en su

corazón, es claro que no va a necesitar de nadie

más que de él o ella. Es muy probable que todo lo

quiera hacer aun sin tener la suficiente experiencia,

aunque claro está que Dios es quien pone las

palabras en el corazón del hombre, y es Dios quien

va a guiar a sus hijos a hacer y decir lo correcto,

siempre y cuando ese él o ella, no se hayan

envanecido, ya que existe un problema cuando

Dios te llama a hacer algo y te abre las puertas y

las oportunidades para que tú le sirvas y él pueda

ser glorificado.

Pero si ese creyente que ya ha sido escogido para

toda buena obra, llegara a envanecerse,

lastimosamente no hará conforme a la voz de Dios,

pues recuerde que quien se envanece, no necesita

a nadie más que él, por lo tanto aunque Dios le

diga lo que tiene y como tiene que hacerlo, ese él o

ella, no lo harán.

Así pues actuarán conforme a su propio criterio, y

su propia sabiduría,pues han creído que son lo

mejor de lo mejor y están creyendo que todo cuanto

hagan o digan, es agradable y conforme a la

voluntad de Dios. Ellos no van a reconocer que

están equivocados, pues creen que el rumbo que

han venido llevando, es el camino correcto, pero

recuerden que, están envanecidos.

Antes de contarte la siguiente historia, quiero que te

hagas una pregunta.

¿Qué hubiese pasado con Jesús, si hubiese

convertido las piedras en pan? ¿Qué hubiese

pasado en su corazón si hubiera recibido todos los

reinos el mundo, a cambio de que se postrara y

adorara a satanás?

Quizás estés pensando que eso jamás hubiese

podido haber ocurrido por el hecho de la divinidad

de Jesús, Pero déjame decirte que aún el mismo

Jesús en su humanidad, despojado de sí mismo

como Dios para poder estar en la tierra como

hombre, tuvo que tomar cada día de su ejemplar

vida, la decisión de ser obediente hasta la muerte, y

de vivir una vida en santidad, cosa que tú y yo

debemos también de hacer, y de vivir.

Cada uno de nosotros debemos de tomar cada día,

decisiones que marcaran nuestras vidas de una

forma positiva, o de una forma negativa, para bien o

para mal.

Uno de los más grandes problemas dentro del

ministerio, no es en sí el ministerio, obviamente que

ningún ministerio es malo, pues Dios no hace nada

malo, pues todo don perfecto proviene de Dios,

pero quien sí es el principal problema dentro de un

ministerio, es el ministro, pues está expuesto a que

cada día pueda tomar una buena o mala decisión.

La mayoría de ministros dentro de las

congregaciones, son hombres y mujeres que están

abiertos para cualquier persona, y una de las cosas

en las cuales pasan más tiempo ocupados, es en la

consejería. Siempre hay alguien que necesita ser

escuchado, y siempre hay alguien que necesita ser

ministrado, pues es un deber, el orar los unos por

los otros.

El sabio ve el mal y se aparta

Uno de los problemas más vistos dentro del

ministerio, es el adulterio o la fornicación entre los

miembros de una congregación,muchos de los que

se han visto más afectados a caer en dicha

situación, son los consejeros o los líderes,ya que

siempre son quienes son los mas buscados a

ayudar por el tipo de posición que emprenden. Casi

siempre esos consejeros son los líderes de cada

grupo, pues son en apariencia quienes están más

capacitados para dicha tarea, aunque cabe resaltar

que todos hemos sido llamados para anunciar las

virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su

luz admirable.

Pero supongamos que un líder que se ha

envanecido, va a darle consejería a una mujer que

viene del mundo, y quiere conocer a Cristo y

cambiar su vana manera de vivir, se acerca a un

líder, ya sea hombre o mujer, pues cree que ese

líder le puede ayudar con el problema que tiene

con los deseos de este mundo y viene arrastrando

unas cadenas del mundo de la pornografía.Esta

mujer, aunque no conoce al señor, parece que tiene

la sabiduría para no contarle su problema a un

hombre, (sabia decisión), entonces busca a una

mujer, pues es sin duda alguna que las mujeres

entre sí, se entienden un poco mejor, o por lo

menos tienen mucha más confianza de contarse las

cosas, y le cuenta su gran problema, pero siempre

con ese deseo de que alguien que conoce al Señor,

le ayude.

Recuerdo escuchar la voz de mi abuelo, ya que él

siempre me decía: “Mi amor; recuerde siempre, si

usted no sabe algo, es mejor que pregunte, y busque

ayuda de el que sepa, nadie nace aprendido”

Y esto no solo me recuerda a mi abuelo, sino que

me recuerda algo mucho más importante; la palabra

del Señor.

1Corintios 3.18 Nadie se engañe a sí mismo. Si

alguno de vosotros se cree sabio según este

mundo, hágase necio a fin de llegar a ser sabio.

Dentro de las congregaciones donde no hay unidad,

ni humildad para buscar ayuda de otros miembros,

puede que lo más simple, se vuelva lo más difícil,

recuerdan que dije que mejor son dos que uno?

Esta mujer escuchó el problema, pero no supo

cómo ayudar a la mujer, por lo tanto llama a su líder

y le cuenta la situación, sabiamente acude a alguien

más, aunque tristemente deja a su amigo solo, por

lo tanto queda él a solas con una mujer que tiene

que contar su situación, para poder obtener una

respuesta que le ayude a salir de su problema.

Puedo estar casi seguro que en toda congregación,

siempre hay un equipo de muchas personas, (pues

un equipo no se comprende de solo un

individuo)que siempre están dispuestas a ayudar,

pero parece que esta historia es una mas de tantas

otras en donde la autosuficiencia juega una mala

partida,y en esta ocasión parece que ese líder se

sentía tan autosuficiente y además muy capacitado

como para no buscar a alguien más. Estos

consejeros optaron por hacer las cosas a su

manera, solos, y lo que ocurre tras esta situación no

es precisamente que el Señor se vea

glorificado.Hay quienes terminan siendo tentados y

se aprovechan de la situación,y es allí donde

muchos se dejan llevar por su debilidad, dañando

así no solo su vida, sino la de quienes confían en

ellos.

Definitivamente nunca es bueno estar solo, Dios lo

sabe, el Señor mismo dijo en una ocasión, “no es

bueno que el hombre esté solo”, por eso líderes,

ministros, siervos, sean sabios y prudentes, cuando

vean el mal, mejor apártate de él.

Pero dígale esto a un líder que se cree

autosuficiente, y que se ha envanecido, y lo único

que va a escuchar de él o ella será un “No me

estorben, yo soy quien ha sido llamado, nadie me va

a quitar mi puesto,yo sé lo que estoy haciendo”.

Sabes mi querido hermano, lastimosamente este

tipo de situaciones terminan mal, todo porque

alguien no puede entender que somos un cuerpo en

Jesús.Por eso nunca debemos de olvidar que Cristo

es la cabeza y nosotros sus miembros,que se

ayudan mutuamente.

Tristemente en la mayoría de los casos, todo

termina mal, pues como puede salir algo bien,

cuando no hay unidad?

Estos casos terminan no solo con una persona

herida y sin la ayuda que se necesita, todo por

alguien que se siente superior a los demás,y en

lugar de terminar bien, más bien comenzó;un líder

que en lugar de ser competente, se convierte en un

creyente competitivo, creyendo que va por el buen

camino, a pesar de su mal proceder.

Esto es lo que puede llegar a pasar en tu vida, si

llegaras a creer que no necesitas a nadie más a tu

lado, por desconsiderar ser parte de un cuerpo, que

tiene miembros en los que se puede apoyar y

confiar. Característica de un competidor, que

gracias a su sentido de superioridad, obtiene para

sí una gran consecuencia espiritual.

Aunque muchos dirán que a los que aman a Dios,

todas las cosas les ayudan a bien, y que estas

situaciones son para bien, una de las cosas que

deben de quedar claras, es que Dios no quiere que

tu hagas lo incorrecto para aprender una lección,

pues el amor no hace nada indebido, y quien ama

a Dios, no hace lo incorrecto.

Tristemente quienes se han envanecido, muy

probablemente no van a reconocer que han tomado

otro rumbo, pues están seguros de que lo que

hacen es verdaderamente la voluntad de Dios, pues

creen que por lo que han logrado alcanzar, están

siendo bendecidos por Dios; y no se dan cuenta

que en realidad lo que están es delirando en su

necio corazón.

1Timoteo 6.3:4 Si alguno enseña otra cosa, y no se

conforma a las sanas palabras de nuestro Señor

Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la

piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca

de cuestiones y contiendas de palabras, de las

cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas

sospechas, disputas necias de hombres corruptos

de entendimiento y privados de la verdad, que

toman la piedad como fuente de ganancia; apártate

de los tales.

Tan claro como el agua es lo que Pablo está

diciendo y denunciando, que quienes no se

conforman primeramente a la piedad, son quienes

están aún bajo el yugo de la esclavitud y deliran de

ser, a pesar de su mal comportamiento, agradables

al Señor.

Existen dos caminos que llevan al hombre a

competir, y son principalmente, lo que en principio

decía Pablo, “El conformismo”. Podríamos en

cualquiera de los casos, poder conformarnos a la

sana doctrina, o conformarnos a este siglo, que así

llegarémos a tener dos tipos de características

reflejadas en nuestras vidas.

Ser hijos de Dios competentes, o ser hijos de Dios,

competitivos.

Ahora bien, ser competentes dentro del ministerio,

nos llevará a ser agradables a Dios y a recibir de él

la recompensa, pero ser competitivos dentro del

cuerpo de Cristo, solamente nos hará obtener una

gran consecuencia espiritual, aunque también

podríamos alcanzar grandes beneficios, pero no

departe de Dios.

Quienes no han permitido la soberbia, no pleitean,

no deliran, no blasfeman, no son corruptos de

entendimiento, y no toman la piedad como fuente

de ganancia deshonesta, son quienes se verán

cada día de sus vidas, propensos a que otros

quieran competir contra ellos.

Pues así como la carne es contra el Espíritu y el

Espíritu es contra la carne, así los que viven en la

carne y no conforme al Espíritu, siempre estarán en

contra de quienes viven en el Espíritu y quieren

agradar al Señor.

Lo contrario de lo que ocurrió con Jesús, pues él no

confió en sí mismo, como cosa a que aferrarse, sino

que confió en el Padre, y decidió ser obediente al

Señor, aún por encima de haber podido obtener un

beneficio momentáneo, y así eso le llevó a obtener

no solo para él; un mejor resultado,sino que la

gloria eterna,la victoria por su obediencia y la

salvación para nuestras almas,y no una

consecuencia espiritual que en nada habría

agradado ni glorificado al Padre.

Capí tulo13” La buena relación

ue importante es todo aquello que

atesoramos en nuestro corazón, tan

importante es, que dependiendo lo que sea,

ya sea bueno o malo, que no solo estará allí, sino

que también fluirá de nuestro interior a nuestro

exterior, y esto impactará

El entorno en el que vivimos, ya sea para bien o

para mal, para bendición o para maldición, para

honra o para deshonra.

Alguna vez te has llegado a preguntar, porqué

convertir una buena relación en una mala

competencia? Jesús nunca nos dio un mal ejemplo

de haber sido egoísta, aun a pesar de saber que él

merece toda la gloria.

Juan nos muestra un momento de tantos en donde

podemos ver el amor del Señor y lo claro que tenía

él, el propósito que venía a cumplir, y a quien

quería agradar.

Q

San Juan 17.10 Y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío;

he sido glorificado en ellos.

Una buena relación siempre va a buscar el bien del

otro, esa es la preeminencia del amor, el amor no

busca lo suyo. Que gran ejemplo vemos en Jesús,

el mismo Señor, no siendo egoísta, y a la vez

pensando no solo en él, sino que rogando por los

que un día han de creer.

Mas no ruego solamente por estos, dice el Señor,

sino también por los que han de creer en mí por la

palabra de ellos. Por la palabra de estos hombres

que estaban aprendiendo de su maestro, a tener

una buena relación no solo entre ellos, sino que a

apartar todo egoísmo que les pudiese perjudicar en

lo que habían sido llamados a hacer.

Cómo podríamos nosotros estar haciendo lo

contrario? Solamente si no estamos teniendo una

buena relación con el Señor, es muy probable que

tampoco tengamos una buena relación con los

demás. El que cada uno de nosotros, nos estemos

santificando más todavía, eso nos permitirá correr

una buena carrera, y no solo buena, sino también

de una manera exitosa.

Analizando nuestro corazón

Dependiendo de cómo estés viviendo la vida, no

solo ministerialmente, sino también comúnmente en

todos los aspectos tanto como hijo de Dios, así

como esposo, compañero amigo, incluso hasta

como vecino. Es así que podrás notar fácilmente si

eres un buen corredor que tiene claro cuál es tu

rumbo, o si eres un mal competidor.

Quizás hayas escuchado el dicho popular que dice:

Dime con quién andas y te diré quién eres.

Pues te voy a decir uno que tiene que ver más con

tu corazón, al que yo le prestaría aún más cuidado.

“Dime lo que crees y te diré como andas.

Quieres que te diga, mi querido amigo, porqué has

estado compitiendo? Pues es por lo que has estado

creyendo, sin duda alguna, has estado creyendo

que esa manera de conseguir el éxito dentro del

ministerio, crees que es la correcta porque te ha

estado dando resultados. Pero recuerda que no

todas las maneras de conseguir lo que en teoría es

bueno, son tan buenas como parecen.

El conformismo y la falta de intimidad en una

relación estrecha con Dios; están pasando la

factura en estos tiempos finales.

Hoy en día los ministros tienen más reuniones que

minutos con sus familias, tienen más cultos que

intimidad con el Señor.

Muchos están más tiempo soñando con los lugares

que desean visitar, que preocupados por las almas

que aún no conocen al Señor. Hay más deseo por

un puesto por alcanzar, y menos deseo de ser

mansos y humildes de corazón.

Muchos de los músicos dentro de las

congregaciones desean solamente ser famosos y

dar grandes conciertos, en lugar de ser santos y dar

gran gloria al que merece toda la alabanza y

adoración. Los maestros enseñan mentira, y la

mentira le enseña al maestro.

La falta de santidad está haciendo correr a los

hombres tras el primer

lugar, y olvidan así a

quien viene atrás, con

quien más bien

deberían de cruzar la

meta a la eternidad.

Los hombres quieren

ser real sacerdocio,

pero sin ser sacerdotes

y solamente quieren la

realeza.

Sin santidad nadie verá

al Señor, pero los

hombres hoy han

inventado su propia

santidad, creyendo que

aun así podrán ver al

Señor, engañándose a

sí mismos y

engañando a otros.

Decía el Señor miguel Núñez, de la organización

soldados de Jesucristo, estas palabras que me

inquietan cada día más a comprobar si realmente

estamos viviendo como Dios quiere y no como

nosotros creemos que Dios quiere. Y él decía que,

“Una buena intención con una teología errada no

produce buenos resultados”.

1 Pedro 2.9 Mas vosotros

sois linaje escogido, real

sacerdocio, nación santa,

pueblo adquirido por

Dios, para que anunciéis

las virtudes de aquel que

os llamó de las tinieblas

a su luz admirable;

vosotros que en otro

tiempo no erais pueblo,

pero que ahora sois

pueblo de Dios; que en

otro tiempo no habíais

alcanzado misericordia,

pero ahora habéis

alcanzado misericordia.

Sin duda alguna así es la vida del competidor

ministerial, cree muchas veces tener una buena

intención, pero camina basándose en lo que él o

ella creen, y no en lo que es correcto y agradable al

Señor.

Sin santidad nadie verá al Señor, es lo que el Señor

nos dice en su palabra, por eso nada de lo que

logres, si no lo lograste viviendo en santidad, por

más bueno que parezca, no le dará la gloria a Dios;

pues sin santidad es muy difícil llegar a hacer lo

correcto, y por lo contrarios es más fácil hacer lo

incorrecto.

Así es como sin santidad, muchos están corriendo

la carrera hacia la eternidad con un gran engaño en

sus corazones, creyendo que no solamente

llegarán, sino que también,creyendo que podrán

cruzar.

Cómo podrías correr la buena carrera sin santidad?,

imposible verdad! Pues sin santidad llegarás a

romper las reglas, pues pensarás en que no es

incorrecto nada de lo que estés, pensando,

haciendo, y diciendo.

Debemos de recordar que las reglas no se hicieron

para romperlas, y que además debemos de

sujetarnos a las reglas, pues las reglas se hicieron

para ser respetadas. Por eso, cuánto no más

deberían de ser nuestras vidas sujetas a la voluntad

de Dios; no son acaso las leyes, un motivo para no

hacernos caer en el error?

El Señor no hizo las leyes solamente porque él no

quiere que tu disfrutes de lo que él hizo, al

contrario, él sabe más que nadie, todo lo que te

puede hacer daño, y te ama tanto que aun en

nuestra desobediencia, él nos dice en todo

momento;

“Cuidado hijo, te vas a lastimar, no hagas esto, no

vayas por ahí, entre muchas otras cosas. “Porque él

te ama y no quiere verte mal, es por eso que nos

pide correr la buena carrera de la mejor manera,

para no solamente poder llegar, sino para también

poder cruzar.

Lo podemos ver en lo natural; lo correcto dentro de

cualquier disciplina es que tú puedas ganar sin

tener que hacer trampa, (Alguna vez has ganado

haciendo trampa, no se disfruta el triunfo verdad,

jajaja), siempre, respetando las reglas. Entonces,

cuánto no más dentro de la nueva vida en Cristo,

deberíamos de correr, en santidad, en unidad, y en

amor. Acaso Dios hará una excepción solo porque

tu estas en un lugar de privilegio, a diferencia de los

demás que quizás están empezando a asistir a una

congregación, o que quizás no son hijos de un

miembro de tu Iglesia? No somos todos los que

hemos entregado nuestras vidas a Jesús, hijos de

un mismo Padre y Dios de todas las cosas?

El que quizás dentro de un ministerio hayas podido

alcanzar más, eso no te da libertad para hacer lo

incorrecto, al contrario, te capacita para ser ejemplo

y tomar de la mano a quien necesita ser alcanzado,

pues esa es nuestra responsabilidad.

Deuteronomio 10.17 “Porque Jehová vuestro Dios

es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande,

poderoso y temible, que no hace acepción de

personas, ni toma cohecho; que hace justicia al

huérfano y a la viuda; que ama también al

extranjero dándole pan y vestido”.

Ya sé que estás pensando, acepción no es lo

mismo que excepción; pues veamos el concepto de

acepción de personas como la preferencia, sin una

razón que lo justifique; por una persona o varias

entre otras.

Curioso no, Dios no tiene preferencias entre unas

personas y otras, pero nosotros sus hijos, quienes

deberían de ser ejemplo del amor de Dios, si las

tenemos.

Veamos como la palabra excepción nos muestra el

mismo favoritismo, tanto así que hacer excepción

es excluir a una persona o cosa de la generalidad o

de la regla común.

Así Dios, ni tiene por favorito a nadie, ni excluye a

nadie, por lo tanto quienes llegan a ser hijos de

Dios, son todos los que creen, y allí no hay

exclusión.

Quienes somos hijos de Dios, debemos de vivir

conforme a la voluntad de Dios, ves como acá no

hay preferencias para que unos hagan y otros no

hagan lo que es o no lo correcto.

Romanos 2.11:13, nos lo confirma una vez más.

“porque no hay acepción de personas para con

Dios.

Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley

también perecerán; y todos los que bajo la ley han

pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los

oidores de la ley los justos ante Dios, sino los

hacedores de la ley serán justificados.

Así que cada hombre y mujer, sea quien sea,

llámese como se llame, crease lo que se crea, así

haya logrado lo que haya logrado, sea Pastor,

Evangelista, Profeta, Maestro, o Apóstol, así haya

llorado mil horas, así haya abierto miles de Iglesias,

o haya echado fuera a miles de demonios, o

predicado en muchas naciones, déjame decirte que

sin santidad nadie verá al Señor.

Aunque seas el más grande de entre los hombres,

o tengas grandes cargos bajo tu autoridad, o hayas

obtenido grandes títulos y sirvas en todos los

ministerios, y hayas podido alcanzar la fama, y te

creas estar en un nivel espiritual, superior a los

demás; si no vives en santidad, no podrás ver al

Señor.

Podrás llegar a la meta, pero no podrás cruzarla, y

eso sí sería decepcionante no poder alcanzar, la

salvación. Llegar hasta el final, y no poder cruzar,

sería como trabajar y al final no recibir el pago.

Existe un dicho entre los hombres, que habla de “la

famosa argolla”, lo has escuchado?

Pues hay quienes dicen que lo más triste de la

argolla, es no estar en ella, aunque yo siempre he

criticado este término que se utiliza para el

favoritismo y la exclusión de unos entre otros, por el

simple motivo que dentro del cuerpo de Cristo no

puede existir ni debe de existir este tipo de

situaciones.

Quienes sirven por favoritismo, son muy

probablemente hombres y mujeres que no harán lo

correcto, pues lo que hacen o dicen lo hacen no por

la nueva naturaleza que tienen en Cristo, sino que

es más por obligación y sin verdadero amor; ya que

ese llamado puesto ministerial en el que se les ha

confiado estar, es muy probablemente el lugar

donde aún no deberían de estár.No porque no

hayan sido llamados, sino porque quizás hubiese

sido mejor que aprendiesen a tener primeramente

una estrecha amistad con el Señor, para que así no

llegasen a caer en una mala relación de

competencia y error, contra los miembros del

mismo cuerpo.

Ahora bien; cómo saber que estamos viviendo en la

santidad que Dios nos pide que vivamos, o

veámoslo de otra manera para no llegar a

justificarnos.

¿Cómo saber que no estamos viviendo en santidad?

Sencillo, pues todas las características de un

hombre y una mujer que viven en santidad, son las

mismas características de Cristo en la tierra.

Hay muchos que sostienen esto, eso sí, sin ningún

fundamento, y lo que dicen es que; aunque sea de

arrastras se puede entrar a la patria celestial, y que

Dios sabe que nosotros no podemos lograr vivir

jamás acá en la tierra como Jesús vivió, pues

sostienen que Cristo sí pudo por ser Dios, pero eso

no es lo que la palabra de Dios nos enseña, y

podemos ver en Gálatas 5.19:21, las características

de una vida que no se está viviendo en santidad.

Gálatas 5.19:21

“Y manifiestas son las obras de la carne que

son:adulterio,fornicación,inmundicia,lascivia,idola

tría,hechicerías,enemistades,pleitos,celos,iras,conti

endas,disensiones,herejías,envidias,homicidios,bor

racheras,orgías,y cosas semejantes a estas; acerca

os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los

que practican tales cosas no heredarán el reino de

Dios”.

Así que si estas características han estado más por

encima de lo que Dios ha establecido que es

agradable a él, han estado en ti y en mí, pues

déjame decirte que en una vida así, no hay

santidad.

Bueno dirás, hay algunas cosas que sí tengo, pero

hay otras que ya las he dejado por completo, y sé

que no me dominan.

Que tal, siempre buscamos las justificaciones a

conveniencia, pero veamos lo que dice el Señor en

Apocalipsis 3.15.Yo conozco tus obras, que ni eres

frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero

por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te

vomitaré de mi boca.

Acaso hay alguna razón para hacer algunas cosas

y otras no? Cada árbol da un fruto según su

especie, pues jamás he visto un árbol de

manzanas, dar naranjas como fruto. Pero

curiosamente vemos en los hijos de Dios como

árboles que somos, muchas veces dar frutos

diferentes al fruto del Espíritu que mora en

nosotros.

Pero por lo menos yo no estoy compitiendo, me

dirás. Acaso quien se ha conformado a este siglo,

no es amigo del mundo, y no dice la palabra que

quien se considera amigo del mundo, está siendo

enemigo de Dios. Y qué es la enemistad, sino una

obra de la carne.

Qué clase de relación estas teniendo con el Señor?

Si has estado teniendo celos y contiendas, pleitos y

envidias, déjame decirte que es porque has estado

compitiendo dentro del ministerio, y ciegamente no

te has dado cuenta de lo que has estado haciendo.

Quiero que sepas que si has estado compitiendo, lo

mejor será que te detengas.

De qué te servirá ganar el mundo, la fama, y el

renombre de entre los hombres, si al final vas a

perder tu alma?

Es tiempo de imitar a Cristo, o acaso no es posible?

No dice Pablo que seamos imitadores de él, así

como él era imitador de Cristo. (1Corintios 11.1)

Es tiempo de cruzar la meta, y solo hay una manera

de poderla cruzar, y esa manera es viviendo en

santidad. Solamente quienes han estado teniendo

una buena relación con el Señor, son quienes no

ven el ministerio como ocasión para competir, púes

han aprendido a tener una buena relación con

otros, no viéndolos como inferiores, sino que

viéndolos como un cuerpo.

Efesios 5.2 Y andad en amor, como también Cristo

nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros,

ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.

Así andemos nosotros, como obreros que no tienen

nada de que avergonzarse, siendo a Dios, ese olor

fragante, por nuestra buena relación.

Capí tulo 14”

Cruzando la meta

a competencia ministerial, es sin duda

alguna, uno de los más grandes obstáculos

en el crecimiento de cada creyente. Por este

motivo es que debemos de analizar muy

cuidadosamente nuestro corazón a la luz de la

palabra, para dejar de lado todo aquello que nos

esté llevando por este camino de competitividad.

Mira de dónde has caído, y presta atención en

donde estás, pues no vaya a ser que llegues hasta

el final, y delante del trono de Dios solamente

escuches la voz de tu Señor que te diga:

Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno

preparado para el diablo y sus ángeles.

(Mateo25.41)

No vaya a ser que llegues a querer cruzar la meta

pero no puedas hacerlo por no haber vivido

haciendo la verdadera voluntad de tu Señor.

Podemos ver como en los postreros tiempos, al

multiplicarse la maldad, el corazón de otros pocos

se enfría.

L

Lamentablemente los hombres cada día están

amando más la hipocresía y cambiando la gloria de

Dios, haciéndose necios, envaneciéndose en sus

razonamientos, y agradándose más en las cosas

que perecen, caminando en sus propios

fundamentos y apartando de sus vidas la fe, sin la

cual es imposible agradar a Dios.

Muchos se creen sabios en sus propios caminos,

creyendo que podrán recibir de Dios, lo que la

palabra declara, pero olvidan que la fe sin obras es

muerta.

Hoy en día es muy sencillo engañarse a uno

mismo, dentro de cualquier ministerio, solo tienes

que aparentar haber hecho cualquier cosa, guiado

aparentemente de la mano del Señor, aun si tu

corazón no se deleita en él, y muchos te aplaudirán

y así te sentirás que estás caminando bajo la

voluntad de Dios, y creerás que de esa manera es

como debes de seguir actuando, pero es camino

que conduce a muerte.

No santificarte más todavía, te convierte en un

contrincante del Señor.

Dice un dicho popular; que hay quienes, “ni pican

leña, ni prestan el hacha”. Esto lo podemos

comparar con quienes pasan sus vidas,

interrumpiendo el servicio de quienes aman hacer

lo correcto delante del Señor.

Son quienes estuvieron en el ministerio, pero no

corriendo la buena carrera, sino que estuvieron

buscando cada día de sus vidas, sobresalir de entre

los demás, aun sin importarles ser un cuerpo en

unidad. Estos son quienes llegaran a la meta, pues

todo ojo lo verá, y toda rodilla se doblará, y toda

lengua confesará que Jesucristo es el Señor, para

gloria del Padre, pero no todos entrarán al gozo

eterno, y no podrán cruzar, por haber hecho de su

carrera, una competencia.

Podemos ver como en la competencia no

solamente se podrían ver perjudicadas nuestras

propias vidas, sino que podrían verse perjudicadas

las vidas de quienes verdaderamente anhelan

avanzar.

Existe en el corazón de quienes compiten, un gran

conformismo a vivir en esa envoltura de

superioridad, que ni siquiera aceptan la exhortación

de quienes no desean verlos caer más.

(2 Samuel 11.3)Envío David a preguntar por

aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija

de Eliam, mujer de Urías heteo.

El rey David en una ocasión fue exhortado por un

profeta, tras haber engañado y matado a un hombre

con tal de encubrir un mal que había cometido,

habiéndose acostado y embarazado a la mujer de

ese hombre al que mandó a matar, olvidando que

no hay nada oculto que no venga a la luz, como si

pudiésemos escondernos del Señor.

Pero con la gran diferencia, de que David reconoció

su error, y tuvo la humildad de humillarse delante

del Señor. (2 Samuel 12.13)Entonces dijo David a

Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David:

También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.

Si David hubiese sido un rey

competitivo, es muy

probablemente que cuando

el profeta lo estuviese

exhortando, quizás el rey le

hubiera dicho; cállate, no me

digas nada, acaso no ves

que yo soy el rey? Otro

carácter que me podría estar

dando la señal de que

estamos permitiendo el

sentido de superioridad en

nuestros corazones.

Este es el problema que

puede ocasionar el creer que

estamos en un nivel

espiritual más elevado que

los demás, no permitiendo a

nadie, que nos pueda

encarar, aún por más que

nos digan la verdad,

llegaríamos a estar siempre

en contra de quienes tal

hagan con nosotros.

Lucas 20.46:47

Guardaos de los

escribas, que

gustan de andar

con ropas largas, y

aman las

salutaciones en las

plazas, y las

primeras sillas en

las sinagogas, y

los primeros

asientos en las

cenas; que

devoran las casas

de las viudas, y

por pretexto

hacen largas

oraciones; éstos

recibirán mayor

condenación.

Llegando al punto aun así de decir que quienes

están exhortándonos, están siendo utilizados por

satanás para estorbar en nuestro ministerio.

Tristemente a quienes se les han segado los ojos

con el brillo de la popularidad, y para quienes han

escrito sus propias doctrinas en las tablas de su

corazón, será cada vez menos sencillo, hacerles

caer en la razón, aunque alguno se levantase de

entre los muertos.

Lucas 16.31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a

Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán

aunque alguno se levantare de los muertos.

Santidad quiero; dice el Señor, y no sacrificio y

holocausto, que cualquiera lo haría.

A decir verdad, esto es algo muchas veces difícil de

discernir dentro de las congregaciones de hoy en

día, pues los hombres hoy corren tras los hombres,

dejando así el poner su mirada en Jesús.

Hoy en día se levantan en apariencia, hombres y

mujeres llenos del Espíritu Santo, según dicen ellos,

y los hombres les creen no por el reflejo de Cristo

en ellos, sino por los puestos y logros que han

llegado a alcanzar, cosa que cualquiera puede

lograr con un poco de engaño, ingenio, mentira y

apariencia, sin dejar de lado el complemento

perfecto, la competencia.

Estos son; dice Lucas, los que se llevan todo, y

dañan a otros.

Hoy en día, hay muchos que piensan que pueden

ser agradables al Señor, sin tan siquiera vivir para

el Señor, creen que con el hecho de hacer una

buena obra, eso les es suficiente para heredar la

vida eterna, olvidando así que nadie se salva por

obras, para que nadie se gloríe, sino que debemos

de; eso sí, hacer obras dignas de arrepentimiento.

No porque las obras nos justifican, para nada, pues

quien nos justifica es aquel que derramó toda su

sangre en la cruz del calvario, pero lo que si hacen

nuestras obras, es demostrarle al Señor, cuan

arrepentidos estamos, y cuan agradecidos estamos

con él, por su grande amor. Porque él nos amó

primero, queremos nosotros amarle de verdad, con

nuestras vidas en servicio y amor a él.

Un ejemplo de un hombre que a pesar de escuchar

muy claramente lo que Dios quería hacer, pero que

creyó que era mejor como él mismo lo interpretaba,

fue nuestro gran amigo Saúl.

Saúl creyó haber agradado al Señor, haciendo lo

que él creía que era lo correcto, esto me recuerda

las palabras que me decía mi amigo Rusvelt;

Jeffrey, me decía, por favor, cuando me veas hacer

lo incorrecto, no dude en decírmelo, pues si no me

lo dices, entonces yo voy a creer que estoy siendo

agradable al Señor, aun si estoy haciendo lo malo.

Mas Saúl hizo lo contrario a lo que Jehová le había

mandado a hacer, y esto vino a ser, la ruina para su

propia vida.

1 Samuel 15.19 /15.22 ¿Porqué, pues, no has oído

la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho

lo malo ante los ojos de Jehová?

Samuel había dado la palabra de Jehová a Saúl,

para que hiciera todo conforme el Señor había

dicho, pues sabia Dios que eso era lo mejor para

sus hijos, mas Saúl no lo hizo así, sino que creyó

tener una mejor idea de la que Dios había dado.

Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los

holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a

las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es

mejor que los sacrificios, y el prestar atención que

la grosura de los carneros.

Lo que Dios ha establecido para cada uno de

nosotros, es mejor que lo que tú y yo podamos

planear para nuestras propias vidas, aún por

encima de cualquier plan para glorificar al Señor,

pues es Dios quien sabe lo que verdaderamente le

trae gloria a él, o acaso vas a decirle tú al Señor:

Mira Dios, yo sé que a ti te gusta esto, pero yo te

voy a dar esto, créeme que te va a gustar más”. No

verdad, jamás podremos pensar en que nuestros

pensamientos son mejor que los pensamientos de

Dios, ni mejores nuestros caminos que sus

caminos.

Por eso debemos de tener siempre delante del

Señor, un corazón contrito y humillado, pues así

podemos estar seguros de que esto es lo que no

despreciará jamás, el Señor, y así podremos no

solamente llegar a la meta,sino también que

podremos cruzarla, y estar por la eternidad al lado

de nuestro amado Señor.

Lastimosamente muchos solamente tienen escrita

la palabra santidad, en sus biblias y no en sus

vidas, algo de lo que tú y yo, debemos de

cuidarnos, y buscar la santidad.

Mira que no dice la palabra, espera la santidad, que

ella te encontrará, dice: Buscad la santidad, sin la

cual nadie verá al Señor.

En estos tiempos, aunque la palabra santidad está

escrita en la Biblia de todos, en la mente de

muchos, pero en el corazón de pocos, debemos

quienes amamos al Señor, mostrar la misma

solicitud hasta el final, pues en todo tiempo debe de

alumbrar Cristo en nuestros corazones, y los

hombres deberán de ser alumbrados por esa luz

que fluye de nuestro interior.

En muchos lugares podrán haber hombres y

mujeres que solamente busquen el ser superiores a

otros, más tu mi querido hermano, no seas uno más

de ellos, y se ejemplo en todo.

Sabiendo de quien has aprendido, entendiendo que

no vale lo que tanto hagas para el Señor, sino que

entendiendo que lo que vale es como lo hagas, con

un corazón limpio delante del Dios de los espíritus,

en espíritu y verdad.

Siempre habrán quienes movidos por sus pasiones

egoístas, quieran derribarte, a estos evita, más no

los dejes atrás, pues aunque tengan apariencia de

piedad y no la vivan, el Señor nos ha puesto para

edificar, y no para derribar.

Juntos podremos cruzar la meta, eso sí; sin pasar

por encima de los demás, sino que alcanzando a

quienes van adelante, ayudando a quienes vienen

atrás, para así juntos poder ver esa bandera a

cuadros, que anuncia la victoria de un Pueblo que

fue rescatado de las tinieblas a la luz admirable,

para gloria de nuestro Señor Jesucristo.

El camino del Señor es perfecto

Porque mis pensamientos no son vuestros

pensamientos, ni vuestros caminos mis

caminos, dijo Jehová.

Isaías 55.8

Recuerda que la luz verde no te da la opción de

competir, sino que la luz verde lo que te indica es

que puedes avanzar, por el camino en el que

tenemos que caminar, este es Jesús, y así seguir el

rumbo, al lugar donde tú y yo necesitamos llegar, a

nuestra patria celestial.

Buen siervo fiel

Sea usted siempre fiel al Señor, ame a su prójimo

como a usted mismo, y apártese de vosotros, toda

altives, todo egoísmo, toda envidia, toda gritería,

toda mentira y todo conformismo, sabiendo que el

Señor es galardonador de los que le buscan.

Hebreos 11.6 “Pero sin fe es imposible agradar a

Dios; porque es necesario que el que se acerca a

Dios crea que le hay, y que es galardonador de los

que le buscan.

No permitas que las corrientes de este mundo,

vengan a ser causa de tropiezo para tu vida

espiritual, recuerda que una consecuencia natural,

puede ser una eterna consecuencia espiritual para

ti.

Procura con diligencia presentarte a Dios, como

obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa

bien la palabra de verdad. No te canses de hacer el

bien, aviva el fuego del don que hay en ti, y da

testimonio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Apártate de toda contienda, sabiendo que para

nada es provechosa y no olvides que el más grande

es el amor.

No hagas de la buena carrera, un camino con

obstáculos, que luego no te permitan caminar

correctamente siendo luz en medio de las tinieblas

2Timoteo 2.15Procura con diligencia

presentarte a Dios aprobado, como obrero que

no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la

palabra de verdad.

Capí tulo 15” Nacimos para servir y no para

competir

l pasar de los años, he podido así como

muchos, ser testigo de cómo en muchos

lugares hay aún quienes se sienten

superiores a los demás, y ahora que tengo la

oportunidad de escribir este libro, mi gran deseo es

que cada creyente pueda estar en comunión y

unidad con los que con corazón limpio, invocan el

nombre del Señor.

Esperando a que cada uno de ustedes, medite en

esto, y siga la fe, no con obras muertas ni

apariencias de hipócritas que usan la palabra para

ganancias deshonestas, sino que con un amor sin

fingimiento, crezcamos en todo, sabiendo que la

venida del Señor está pronta a suceder, y que no

vendrá él por quienes han pasado sus vidas

compitiendo entre sí, sino que vendrá por un pueblo

que no solo espera, sino que unidos en armonía,

también aman su venida, demostrándolo con un

estilo de vida santo, sin mancha y sin arruga.

A

Porque los que son de la carne piensan en las cosa

de la carne; pero los que son del Espíritu, en las

cosas del Espíritu.

Romanos 8.5

Definitivamente y sin duda alguna, una de las

ventajas de pensar correctamente con respecto a

todo, pero aún más importante con las cosas del

Espíritu, es que no solo vamos a ser agradables a

Dios, sino que definitivamente, vamos a estar

completamente seguros de que lo que estemos

haciendo, será siempre lo correcto, siempre bajo la

misión y la visión, no nuestra; sino la del Señor,

sabiendo que mejor es dar que recibir.

Aun el mismo Jesús, no pensaba en él, sino que

pensaba en los demás, ejemplo que podemos ver

en el siguiente comentario.

El momento en donde el mismo Señor con su gran

poder, escucha de la voz de satanás, decir: Si eres

el hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en

pan, cosa que sin duda alguna, Jesús podría haber

hecho. (Lucas4.3:4)Mas Jesús entendiendo y

aceptando su propósito aún por encima de su

divinidad, dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el

hombre, sino de toda palabra de Dios. Pero algo de,

y en lo que Jesús pensaba, era en los demás,

veamos lo que un poco de tiempo más adelante

ocurriría en las bodas de Caná. (Juan 2.1:11)Faltó

en ese momento el vino, y la petición a que él con

su poder pudiera ayudar a los demás, se hizo

evidente. Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de

agua,y las llenaron hasta arriba.

Solo, en el desierto llegó el susurro, “No hay pan. Di

que estas piedras se conviertan en pan “Ahora bien,

en las fiestas de las bodas llega el susurro, “No hay

vino”, y Jesús convirtió el agua en vino.

Que maravilloso ver esta imagen de servicio en

ambos actos, la determinación que Jesús tiene al

saber y entender que el poder que él tiene, no es

más que para la gloria de su Padre, más él en el

desierto no lo utiliza para su propio beneficio. Él

convirtió el agua en vino para los demás, pero para

sí mismo no convirtió las piedras en pan, vemos la

misma petición, una palabra que susurra a su oído,

para su favor y la otra para el favor de los demás,

mas él tenía claro lo que era mejor para él, servir a

los demás, pues él no vino para ser servido, sino

para servir, un ejemplo de un servicio

desinteresado, que ganó su corona en el calvario,

por el hecho de despojarse de sí mismo, por amor a

los otros. Así mismo se demuestra en nuestras

vidas que tenemos poder, con la única diferencia

de que muchas veces lo queremos aprovechar para

nuestro beneficio, sin darnos cuenta que al utilizarlo

para el beneficio de los demás, estaríamos

ganando aún más de lo que pudiésemos obtener

por nuestras propias fuerzas.

Por lo tanto debemos de conducirnos en amor,

gozo, paz, mansedumbre, y templanza, sin buscar

nada más que el bien para los miembros del cuerpo

de Cristo, pues quien ve tener necesidad a su

hermano y mayormente para los de su propia casa,

y cierra contra él su corazón, adonde está el amor

de Cristo en nuestros corazones.

Pero si piensas en las cosas del Espíritu, siempre

harás entonces, morir las cosas de la carne, que

son contra la voluntad de Dios.

Somos un pueblo adquirido por Dios, no para tener

el control de los demás y usarlos a nuestro antojo y

deseo, sino para anunciar con nuestras actitudes a

los demás, las mismas virtudes de aquel, que mora

en nuestros corazones, el mismo que nos llamó de

las tinieblas a su luz admirable. Y nótese que al

anunciar, lo debemos de hacer no solamente con

palabras, deberá de ser con nuestras propias vidas,

delante de los hombres que conocen y que no

conocen al Señor.

No olvidemos que el siervo no es más que su

Señor, y nosotros definitivamente no somos los

Señores, sino más bien los siervos del Señor; pues

él es quien está por encima de todos, y no nosotros

por encima de nadie.

Quizás alguna vez llegaste a escuchar decir a

alguien en tu congregación, vámonos que allá viene

aquel hermano, o algunas veces deseaste más

estar en tu casa porque hay más paz en tu hogar

que en tu congregación.

Debemos de ser ejemplo en todo lugar, así que si

eres amable en tu casa, también deberías de ser

amable en tu congregación, y si eres un pan de

Dios en tu

congregación, que no

se te quite cuando

llegues a tu casa,

sabiendo y

entendiendo que

somos hijos de Dios

con todos y en todo.

No seas de los o las que cuando ponen un pie en la

Iglesia, todos empiezan a correr como si fueras un

tipo de leproso, aunque algo de lepra espiritual muy

probablemente hay en ti, si eres con los que no es

agradable compartir.

Serás quizás de los que dice el Señor, que deben

de ser soportados, jajaja, quizás algún día cambie,

dirán de ti.

Muchas veces escuché decir en momentos cuando

las congregaciones anunciaban un paseo, ho, que

bonito, pero que pereza si va aquel hermano yo no

voy.

Recuerda que lo más vil y despreciable escogió

Dios, para avergonzar a lo sabio de este mundo.

Sin amor es imposible

cruzar la meta, y si no

cruzas tampoco

recibirás el premio que

el Señor ha preparado

para quienes le aman.

La clave para poder correr esta carrera espiritual en

un mundo natural, es sin duda alguna, amándonos

los unos a los otros, solo así nos podremos soportar

los unos a los otros, y no nos haríamos daño los

unos a los otros. Pues sin amor, será muy posible

que hagas tropezar a otros, y no recibirás el premio

si no cruzas la meta.

No habrá ningún premio para quienes hagan

tropezar a los que Cristo salvó, y por los que

también murió y resucitó.

Si por la competencia consiguieras alcanzar la fama

y la popularidad dentro del ministerio, y aun sigues

pisoteando a quienes deberías de estar levantando,

entonces de nada te estaría sirviendo correr, en

vano has estado logrando lo que ni has traído ni

aun te llevarás.

Debemos de tener muy claro, que no hemos vuelto

a nacer, para seguir siendo los mismos que cuando

no conocíamos al Señor, pues si antes

competíamos sin Cristo, no así lo deberíamos de

estar haciendo ahora que el Señor nos ha hecho

libres. Somos nuevas criaturas que han dejado las

cosas viejas en el pasado, no pretendamos traerlas

a nuestra nueva naturaleza con el pretexto de

usarlo para la gloria de Dios, porque la competencia

no glorifica en nada al Señor, pues somos uno en

Jesús y no unos más superiores que otros, pues la

medida que debemos seguir es a la estatura del

varón perfecto.

2Corintios 5.17

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva

criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas

son hechas nuevas”.

Es sin duda alguna que el conformismo y la falta de

intimidad con Dios, es la que está pasando la

factura en estos tiempos finales.

Las palabras de un gran amigo, Geovanny Mora,

me hacen cada día recordar que precisamente eso

mismo hacía el Señor. Recuerdo que cada vez que

debíamos servir, este gran hombre nos decía:

“Hagan que servirle al Señor a su lado, sea cada vez

más agradable, que los hombres y mujeres que

están a tu lado, anhelen y se sientan felices, de que

tu estés con ellos”.

Recuerda que si no hay amor, nada soy.

Pensando en los demás.

1Juan 4.20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y

aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que

no ama a su hermano que ha visto, ¿Cómo puede

amar a Dios a quien no ha visto?

Tú y yo hemos sido creados con amor, por el Dios

que nos ama, para que todo aquello que hagamos,

lo hagamos con amor, y ese deseo de competencia

de hoy en día dentro de cada ministerio, no es más

que un egoísmo copiado del mundo, cosa que no

es agradable al Señor, pues la palabra nos exhorta

a no imitar las cosas del mundo.

1Juan 2.1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para

que no pequéis. Y si alguno peca, abogado tenemos

delante del Padre, a Jesucristo el justo. Él es la

expiación por nuestros pecados, y no solamente

por los nuestros, sino también por los de todo el

mundo. En esto sabemos que nosotros le hemos

conocido: en que guardamos sus mandamientos.

Podría hablar del mundo, en cuanto a competencia

se refiere, pero parecería ilógico, o extraño que aún

el mundo está más unido, claro que de una forma

errónea o equivocada, que aún el mismo creyente.

Hoy en día vemos como el mundo se une por una

causa, y el creyente se divide por cualquier causa,

podemos ver como el mundo se ha vuelto más

humanista, y el creyente más egoísta. Sabemos

que quien compite, no es más que un egoísta que

busca su propio logro, pues no piensa nada más

que en él mismo, y nadie más, cosa que

lamentablemente el cristianismo ha estado

adoptando del mundo, cuando pensar en uno

mismo, debería de ser lo último en lo que se piense.

Claro está que no podemos descuidar una

salvación tan grande, pero ha esto no es a lo que

me refiero, sino a estar siempre deseosos de ser

bendición a los demás, pues quien sabe hacer lo

bueno y no lo hace, se le cuenta como pecado. Por

lo tanto deberíamos de estar buscando hacer cada

día, lo bueno, recordando que hemos sido creados

con amor, para dar con amor. Pues el que ve a su

hermano tener necesidad, y cierra contra él su

corazón, ¿Cómo mora el amor de Dios en él?

Un sueño bajo las gradas

Recuerdo el momento en cuando tuve el sueño de

escribir un libro, pensaba que era imposible y tardé

seis años creyendo que nunca lo iba a poder lograr,

hasta que comencé a escribirlo. Hasta el día de hoy

he podido ver como lastimosamente las personas

solamente, y aun dentro del ministerio, se dejan

llevar por las influencias personales.

Si no eres famoso, no te ayudan, pues creen que

no habrá un beneficio personal, ya que no eres tan

famoso que digamos como para que su nombre sea

también reconocido. Es en este momento que

quiero hacer notoria mi tristeza delante de ustedes,

al ver como se me cerraron tantas puertas de

editoriales, y de personas que están dedicadas al

“crecimiento de la obra del Señor”, solo por el

hecho de no estar, como dicen muchos ,en la

popularidad(argolla).

Hoy le doy gracias al Señor, por no estar dentro de

esa tan humana y común popularidad,pues quienes

dependen de los hombres y no de Dios, tristemente

están desperdiciando el poder desarrollar la

capacidad que Dios nos ha dado, pues no nos ha

dado Dios, Espíritu de cobardía, sino de poder,

amor y dominio propio. Cuando aprendes a

depender de Dios y no de los hombres,(aunque

obviamente Dios usa a los hombres para

beneficiarte a ti), entonces allí es cuando sabe

mejor la victoria, pues es cuando el Señor se

glorifica en, y con tu vida.

Quizás muchos nunca se enteraron de mis viajes al

extranjero, solo quienes estuvieron escuchándome

cuando estuve allá, o muchos acá nunca vieron mi

cara cuando se escribía de mí en otro país, o no

veían mi rostro en la televisión cuando era

entrevistado en otra nación, o aún muchos no me

han visto ayudar a quienes han necesitado ropa o

alimento, o no han visto mi nombre en grandes

revistas. Quizás por no ser de la farándula, sea por

eso que no me han querido ayudar, pero

ciertamente el Señor lo ha visto todo y no se deja

impresionar de nada, pues todo lo que hagamos, ya

sea de palabra o de acción, debemos hacerlo como

para el Señor.

No quiero la fama, no busco el poder, solo quiero

ser alguien más que el Señor utiliza para que su

nombre sea glorificado.

Hoy puedo decir que he dado lo mejor de mí, pues

un sueño aún no es realidad con solo el hecho de

llegarlo a comenzar, sino que un sueño es real,

cuando lo logras terminar.

Mi sueño bajo las gradas es este libro, que aunque

poco a poco mientras bajo las gradas del lugar

donde trabajo, en los momentos en donde me

sobraban pocos minutos para escribir, lo pude

terminar, no esperando obtener ninguna ganancia

económica, más que la ganancia de poder impactar

las vidas de quienes han sido llamados para servir,

pues no es solamente lo que se ve lo que más vale,

sino lo que se hace, y como se hace, y para quien

se hace;así hoy puedo decir una vez más; que el

Señor es mi ayudador.

Muchos de quienes me conocen, han quedado

impresionados al ver como un simple misceláneo,

sin títulos universitarios,sin millones en sus cuentas

bancarias, ha podido lograr algo que todos pueden

hacer, pero que no todos se esfuerzan por cumplir,

sus sueños.

Por eso, déjame animarte a seguir adelante,

puestos los ojos en el autor y consumador de la fe,

en Jesucristo, corriendo la buena carrera, sabiendo

que el Señor traerá la recompensa a cada uno. No

debemos de olvidar que Dios lo que mira es tu

corazón, así que solamente cumple lo que se te ha

encomendado, se fiel, integro y obediente.

Ten cuidado de ti mismo, y entonces un día estarás

delante del Rey de reyes y Señor de señores, y

escucharás de su boca decir: Buen siervo fiel, en lo

poco has sido fiel, en lo mucho te pondré, entra en

el gozo de tu Señor.

Recuerda que para Dios no hay nada imposible, y

que a lo más vil y despreciable escogió el Señor,

para avergonzar lo sabio de este mundo. En el

Señor nunca hay límites para alcanzar lo que el

Señor ha establecido para ti, los limites los pones

tú, por eso no temas ni desmayes, porque Jehová

tu Dios, está contigo por donde vas, él es tu buen

pastor, solo se obediente a su voz.

En esto hemos conocido el amor, en que él puso su

vida por nosotros; también nosotros debemos

poner nuestras vidas por los hermanos.

1Juan 3.16

Así tú y yo hemos sido llamados a ser cabeza y no

cola, y recuerda que la cabeza es quien guía a la

cola, o acaso la cola guía a la cabeza? Somos luz

en medio de la oscuridad, y sal que sazona la tierra.

Sé que no es bueno que hable de los demás, pero

esta vez lo voy a hacer contra mi propia carne, jaja,

sí, les voy a hablar de mi esposa.

Una de las cosas por las que más discutimos en

casa, y como todos los que están casados deben

de saber que dentro del matrimonio muchas veces

se discute por cualquier cosa.

Pero esto que les voy a decir no es cualquier cosa,

saben; soy uno de los que aman deleitar el paladar

con buen sazón en las carnes y todo cuanto se

cocine,pero a mi esposa no le gusta usar mucha sal

en las comidas, y en una de tantas a las que no le

pone mucha sal, es al arroz.

Nunca he tenido que comer comida de un hospital,

pero he escuchado a quienes han estado

internados, que una de las más grandes tristezas,

no es precisamente la enfermedad, sino, la falta de

sal en las comidas, jaja. Así que si alguna vez tú

has tenido que comer arroz sin sal, creo que

podrías entender de lo que hablo.

Así mismo ocurre con el creyente que no da sabor a

los demás, no dan ganas de probarlo, aunque lo

que este trayendo sea un gran alimento, no lo

olvides, pues si habéis resucitado con Cristo, como

nos recuerda la palabra, entonces busquemos las

cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la

diestra de Dios.

Colosenses 3.6 Sea vuestra palabra siempre con

gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo

debéis responder a cada uno.

Que importante es pensar en los demás, pues no

debemos de hacer a los otros lo que no queremos

que hagan con nosotros.

Tarde de café

Cada tarde, al ser las tres en punto, me reúno con

mis compañeros de trabajo, para disfrutar de una

deliciosa taza de café, mmm, bueno! Delicioso,

dependiendo de quién haga el café.

Tengo un compañero al cual le gusta hacer el café

muy, pero muy fuerte, tan fuerte que a la hora de

servirlo en un vaso, parece

tinta negra, y además es tan

fuerte que en lugar de saber

a café, sabe como a cacao

puro; bueno, pero la verdad

es que solo a él le gusta ese

café, el que él hace para él.

Es por eso que antes que él

haga el café a su gusto, yo

suelo apresurarme para

hacerlo antes que él lo haga, y así el café sea

agradable y deleitoso para todos, tanto así que

cuando yo hago el café, él dice: Que buen café!

Pero qué tendrá que ver esto con la vida cristiana,

si es solamente un café?

En realidad la comparación del café a la vida del

creyente no tiene nada de parecido, pero la actitud

sí que tiene que ver en mucho, pues esto es lo que

ocurre dentro de la competencia ministerial.

1 Juan 2.15 No

améis al mundo,

ni las cosas que

están en el

mundo. Si alguno

ama al mundo, el

amor del Padre no

está en él.

Siempre hay alguien que cree que lo que está

haciendo es agradable a los demás, sus malas

actitudes contra los demás, o hasta sus enojos,

aunque probablemente por respeto, es que nadie te

va a decir que es de mal gusto tu cafecito

espiritual,jaja,nadie lo va a querer tomar.

Debemos; antes de hacer cualquier cosa,

detenernos y pensar no solamente en nosotros,

sino que también debemos de pensar en los

demás, ya que no todos anhelan pasar el resto de

sus vidas perdiendo el tiempo compitiendo entre sí.

O acaso a ti te gustaría pasar el resto de tu vida

ministerial al lado de quienes te son tropiezo?

A ningún creyente le será deleitoso un obstáculo de

crecimiento espiritual que le deje un sin sabor de

boca, no hay nada mejor que poder saborear una

buena relación, para juntos darle la gloria a Dios.

Esto es lo que pasa con nuestro compañero, nadie

se deleita con su café, aunque él sabe que a nadie

le gusta ese café, él lo sigue haciendo tan fuerte

como lo hace, pues no piensa nada más que en él.

Por eso te decía: Antes de ti, piensa en los demás,

y así estarás pensando verdaderamente en ti,

sabiendo que definitivamente, lo que el hombre

siembre, eso será lo que va a cosechar.

Proverbios 5.21 Porque los caminos del hombre

están ante los ojos de Jehová, y él considera todas

sus veredas.

Acaso podremos escondernos de la presencia del

Señor, para que él no vea nuestro caminar?

No debemos de olvidar que esta nueva vida que

tenemos en Cristo Jesús, Señor nuestro, es para

servir y no para competir.

Porque todo lo que podemos ver del mundo, mi

querido hermano, esos deseos de superioridad,ese

estilo de vida de competencia ministerial, y toda esa

vanagloria,no es lo que el Señor ha establecido

para que tú y yo vivamos.

No olvides que son mejor dos que uno; ningún

sentido tiene la buena carrera, si la corres solo, ya

que te podrías tropezar contigo mismo, y nadie

habría a tu lado para poderte levantar.

Esto me recuerda en una ocasión en cuando

estábamos esperando a nuestro primer hijo

Ian.Como yo estaba acostumbrado a caminar

rápido; recuerdan? Entonces en muchas ocasiones

dejaba a mi esposa atrás, o tenía que tomarla de la

mano y hacer que caminara más rápido, eso sí, se

me olvidaba que ella estaba embarazada.

Poco a poco logré que mi esposa caminara más

rápido, hasta que un día se dio cuenta que la

estaba haciendo seguir mis pasos a la velocidad

que yo estaba tan acostumbrado a caminar, y me

dijo: Hey, ve más lento, yo no estoy tan

acostumbrada a caminar así.

Espiritualmente como hijos de Dios, no estamos

llamados para dejar a nadie atrás, tampoco

estamos llamados a no ayudar a que todos

crezcamos en todo, sino que hemos sido puestos

para que los hombres conozcan la salvación que

proviene de lo alto.

Por eso, analiza, piensa, medita, y mira cómo has

estado caminando, y te ha dejado de importar a

quien está a tu lado, y si es así, es porque has

hecho de esta carrera, una competencia.

Confía en Jehová y has el bien, cuida tu corazón de

no ser tú, quien estés dañando a alguien más, solo

por preferir obtener un puesto en tu congregación.

Recuerda que lo que haces a otros, te lo haces a ti

mismo, y que cuando haces algo, ese algo es para

el Señor.

Qué clase de ofrenda le estás dando a tu Dios,

ofrenda agradable como Abel que escogió de los

primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de

ellas. O estás haciendo que con tu manera de vivir,

el Señor no mire con agrado tu ofrenda, como

tampoco miró el Señor con agrado la ofrenda de

Caín, por ensañarse contra su propio hermano?

(Génesis 4.3:6).

Es hora de tomar de la mano a quien camina más

lento que tú, y no soltarlo, para juntos cruzar la

meta.

Recuerda que Jehová es quien disputa con los que

contra ti contienden, él es quien pelea contra

quienes te combaten. Salmo 35.1

Es necesario que aprendamos a pedirle al Señor,

no que nos dé un puesto, sino primeramente a que

podamos aprender a como hemos de andar

(Salmo352.8) Para así no llegar a ser como el

caballo, o como el mulo, sin entendimiento…

(Salmo32.9).

No seas como los que se han conformado a este

siglo, y han apartado su oído del consejo del Señor,

sino más bien sigue la paz con todos, y la santidad,

sin la cual nadie verá al Señor.

Santifícate más todavía, y nótese que dice: “Más”,

no que un poco, o que hoy sí y mañana no, sino

que debe de ser más, todavía. Porque muchos

dolores habrán para el impío; mas al que espera en

Jehová, le rodea la misericordia.

El semáforo está en verde

La luz verde está frente a ti, será tu decisión, te

aconsejo que no vale la pena competir; Dios te ha

llamado a ser un obrero entre tanta mies, porque la

mies es mucha, más los obreros son pocos, y entre

tanto caos, es necesario que hombres y mujeres

que aman al Señor, marquen siempre la diferencia.

Recuerda que el verdadero éxito espiritual, no es

lograr muchas cosas, ni tampoco alcanzar la fama

en este mundo, pues es mejor hacer tesoros donde

ni la polilla ni el ladrón, te puedan quitar lo que Dios

te ha permitido tener, haced pues tesoros en el

cielo, porque el verdadero éxito es poder ser un

siervo fiel, que llega hasta el final para poder ver un

día, cara a cara a su Señor, tal y como él es, en su

grandeza y su poder, y poder escuchar del Señor

decir: Buen siervo fiel, en lo poco has sido fiel, en lo

mucho te pondré, entra al gozo de tu Señor.

Cuan glorioso será ese día, eso sí es poder llegar a

decir un día, obtuve lo más grandioso que alguien

puede llegar a tener, estar de frente al Señor, por

toda la eternidad.

Satanás solamente quiere que aceptes lo

incorrecto, no solo para tu vida natural, sino

también en tu vida espiritual, para hacerte creer que

estas caminando en rectitud de corazón, y que no

puedas ver que necesitas cada día, rendirte en

obediencia y amor al Señor, él quiere hacer de ti,

una piedra de tropiezo dentro de cualquier

ministerio, necesita que alguien que esté adentro,

dañe lo que está adentro. No olvides que él es

padre de mentira, no es natural hacer tropezar a tu

hermano, por eso mira muy bien lo que has estado

haciendo, y si en dado caso tienes que arrepentirte,

es mejor que lo hagas ahora, no vaya a ser que

luego sea demasiado tarde.

Obstáculos de crecimiento

En el mundo, hoy en día hay quienes de una u otra

manera natural, han impactado tanto a quienes han

estado a su lado, como también a las naciones.

Algunos han impactado para bien, y otros para mal;

esto de una forma natural, aún sin ser guiados por

el Señor, pues han sido hombres y mujeres que no

han conocido a Dios.

Cuánto no más deberíamos de impactar, quienes

hemos sido conocidos por Dios, y que ahora

conocemos al Señor, y que podemos ser guiados

de una manera espiritual, no conforme a nuestros

pensamientos, sino conforme a la voluntad de Dios.

Acaso no es nuestro deber, impactar al mundo de

una forma espiritual, para que ese impacto sea

reflejado de una manera natural, tanto así que esa

forma espiritual, sea más natural que aún lo

comúnmente natural, y así con seguridad palpable,

podamos decir, ciertamente el reino de Dios ha

venido a nuestras vidas, y nos movamos conforme

a ese reino espiritual, pero en la tierra? Que las

huellas que dejas en este mundo; sean un gran

ejemplo para, no solo a quienes te rodean, sino que

sea de beneficio para las futuras generaciones.

No seas uno más en tu congregación, que adhiere

a su vida, un obstáculo de crecimiento, y se de

quienes adoptan un estilo de vida que agrada en

todo momento al Señor.

Recuerda que la obra es del Señor; y que tú

solamente eres un administrador, que no solo

administra, sino que cuida y embellece lo que el

Señor ha puesto en tus manos, que debe de

cumplir la voluntad de Dios, y ser una columna de

apoyo, con quienes con un corazón limpio invocan

el nombre del Señor, y no ser de los que lastiman y

estorban a los miembros del cuerpo de Cristo, que

es la Iglesia.

Si la competencia ha venido a ser en tu vida, lo que

dentro del ministerio al Señor te ha permitido

alcanzar grandes cosas; basta ya de seguir

viviendo de esta manera, pues no estás mas que

guardando como en saco roto, no seas una víctima

más que se engaña y engaña otros.

Recuerda que en Jesús hay libertad, y somos uno

en Jesús.

Acaso no es más favorable descansar, bajo la

sombra de un buen árbol? Pero si arrancas ese

árbol, cómo quedará sombra en qué descansar,

acaso no será esa sombra para tu propio provecho?

Así Dios nos ha puesto para sembrar, y no para

derribar, nos ha puesto para regar y no para

lastimar.

Él es quien dará el crecimiento y pondrá a quien él

desee, en el lugar donde él desee, así que no te

sientas celoso por quien el Señor está levantando,

al final todo lo que hagamos, lo debemos de hacer

como para el Señor, y nuestro gozo es saber que

todos vamos creciendo, para gloria de su nombre.

Muchos hombres y mujeres a nivel secular, han

tenido en muchas ocasiones, la necesidad de que

otros les ayuden para lograr sus sueños. Muchos

son los que ven necesario tener socios para llegar a

conseguir aún más de lo que solos han podido

obtener.

Por lo tanto, si así es en lo que perece, cuánto no

más importante es en lo que no perece, en lo

espiritual?

“Cuando llegues a entender que quienes están a tu

lado, pueden ser de gran ayuda para tu vida;

entonces allí será cuando harás prosperar tu

camino, pues estando unidos, es como y cuando el

Señor se agradará de ti, sabiendo que esa es su

voluntad, y así verdaderamente estarás creciendo

en tu ministerio, y en todas las áreas de tu vida”.

Quizás eres muy reconocido, quizás la fama es tu

amiga; pues déjame decirte que no hay ningún

problema en eso, al contrario, aprovecha esa

oportunidad para poder llevar la palabra a miles de

personas. Aún Jesús era muy famoso, su fama era

tal que dice la palabra que su fama crecía; se

extendía más y más;(Lucas 5.15), aun los

gobernadores como Herodes, (Mateo 14.1), oyeron

la fama de Jesús, mas Jesús nunca permitió que

esa fama se le subiera a la cabeza, y dañara así su

corazón, siempre hizo y fue ese hijo obediente al

Padre que amó por sobretodo, hacer la voluntad del

Dios al que servía con todo su ser.

Apocalipsis 2.5 Recuerda por tanto de dónde has

caído y arrepiéntete y has las primeras obras; pues

si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de

su lugar, sino te hubieres arrepentido.

“La bandera a cuadros, ya está agitándose; juntos

vamos a cruzar la meta”.

En sus marcas, listos…

“Recuerda que esto no es una competencia, es la

carrera hacia la eternidad”.

¿Quieres llegar?

Entonces no olvides que la competencia no busca la

unidad, sino que busca el logro personal, y tú y yo

somos un cuerpo en Jesús, que no busca lo suyo,

sino que se goza de la verdad.

1Crorintios 8.9 “Pero mirad que esta libertad

vuestra no venga a ser tropezadero para los

débiles”.