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    Investigacin

    La violencia social delincuencial asociada a la salud mental

    en los salvadoreos

    Investigador:

    Jos Ricardo Gutirrez Quintanilla

    Cooperacin:

    Arely Villalta de ParadaFrancisco Armando ZepedaEdgardo Chacn Andrade

    Julio Csar Martnez

    San Salvador, 2012Derechos Reservados

    Copyright

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    Derechos Reservados. Universidad Tecnolgica de El Salvador

    La violencia social delincuencial asociada a la salud mental de los salvadoreos

    Editor:

    Licda. Noris Lpez de Castaneda

    Vicerrectora de Investigacin

    Correccin de Estilo:

    Don Noel Castro

    Diseo y diagramacin:

    Guillermo Antonio Contreras

    300 ejemplares

    Abril, 2012

    Impreso en El Salvador

    Por Tecnoimpresos, S.A. de C.V.

    19 Av. Norte, No. 125, San Salvador, El Salvador

    Tel.:(503) 2275-8861

    303.6G983v Gutirrez Quintanilla, Jos Ricardo

    La violencia social delincuencial asociada a la salud mental ensv los salvadoreos / Jos Ricardo Gutirrez Quintanilla. - - 1a. ed. -- San Salvador, El Salv. : Tecnoimpresos, 2012 105 p. ; 22 cm.

    ISBN 978-99923-21-72-0

    1. Violencia. 2. Psicologa social. 3. Investigacin cientfca.

    I. Ttulo.

    BINA/jmh

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    Notas del autor

    Agradecimientos y reconocimientos

    Noris Isabel Lpez de Castaneda, Vicerrectora de Investigacin, y Blanca RuthOrantes, directora de Investigacin de la Utec, por la confianza depositada en

    este servidor; por su comprensin y el apoyo decidido durante el desarrollo delproyecto. Sin este soporte fundamental, el proyecto no hubiere sido posible. Por

    todo ello, muchas gracias.

    Camila Calles Minero, profesora e investigadora de la Utec,por su atenta y valiosa colaboracin en la revisin de la redaccin de los

    resultados del informe final.Muchas gracias.

    Un reconocimiento especial a los 77 estudiantes de psicologa que con muchoempeo y dedicacin participaron en la administracin de la batera de pruebas

    en las diferentes ciudades y departamentos del pas. ambin, mi gratitud a losestudiantes de otras carreras que eficientemente trabajaron en el procesamiento

    de la informacin recolectada a escala nacional.

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    ndice

    Contenidos Pgina No. Resumen ............................................................................................................ 71 Introduccin ....................................................................................................... 92 La violencia general ......................................................................................... 103 La familia ......................................................................................................... 144 Epidemiologa de la violencia en la regin en El Salvador ............................. 175 La violencia y la salud mental ......................................................................... 246 Estrs general ................................................................................................... 267 La ansiedad ...................................................................................................... 31

    8 El mtodo ......................................................................................................... 37 Participantes ..................................................................................................... 37 La encuesta ...................................................................................................... 38 Los instrumentos .............................................................................................. 39 Escala de estrs social delincuencial (Esad) .................................................... 39 Cuestionario de salud general GHQ-12 ........................................................... 40 Escala de ambiente familiar (Esaf) .................................................................. 419 Entrevista en profundidad ................................................................................ 4210 Procedimiento .................................................................................................. 42

    11 Anlisis de resultados ...................................................................................... 43 Anlisis descriptivos cuantitativos .................................................................. 44 Factores socioculturales de la violencia social delincuencial .......................... 52 Consumo de alcohol y drogas como indicador de salud mental ...................... 55 El funcionamiento familiar como indicador de salud mental .......................... 57 Anlisis descriptivo cualitativo ........................................................................ 59 Efectos de la violencia delincuencial ............................................................... 62 Impacto emocional ........................................................................................... 63 Incitadores de la violencia delincuencial ......................................................... 64 Inuencia de la falta de oportunidades............................................................ 64 Violencia delincuencial y violencia familiar ................................................... 65 Los medios de comunicacin y la violencia .................................................... 6712 Anlisis inferencial de resultados .................................................................... 7113 Modelo explicativo de la ansiedad delincuencial ............................................ 8114 Discusin de resultados (cuantitativos) ........................................................... 83 Discusin cualitativa ........................................................................................ 88 Discusin inferencial ....................................................................................... 9015 Estrategias de solucin o recomendaciones .................................................... 9416 Referencias ...................................................................................................... 97

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    Resumen

    El presente estudio tiene como objetivo general determinar si existe una relacin

    de la violencia social delincuencial con la salud mental en la poblacin salvadore-a. Para ello, se operacionaliz y construy un instrumento que midiese el estrs yla ansiedad delincuencial, como indicadores de afectacin de la salud mental en la

    poblacin vctima de la violencia delincuencial. En el estudio, se utiliz un muestreoprobabilstico por conglomerados a escala nacional en una muestra de 1.143 perso-nas, de estas 605 (52,8%) son mujeres y 538 (47,1%) son hombres. El grupo de edadmayoritario est entre 26 a 35 aos (26,8%). Es un estudio que puede ser tipicado

    como multimodal (Hernndez, Fernndez y Baptista, 2006). Tambin podra nomi-narse expos facto(Montero y Len, 2007), con un diseo retrospectivo y transeccio-

    nal. Las tcnicas utilizadas para la recoleccin de informacin fueronla encuesta y laentrevista en profundidad.Se construyeron y validaron para medir las variables delestudio laEscala de estrs y ansiedad delincuencia (Esad) y laEscala de ambiente

    familiar(Esaf); se adapt el Cuestionario de salud general, GHQ-12 (Golbert, 1970).Todos estos instrumentos gozan de abilidad y validez en El Salvador. El estudio

    revela que existe mayor incidencia de estrs y ansiedad delincuencial, y pobre saludmental, en las mujeres y en los residentes urbanos. El modelo de regresin logsticademuestra que la ansiedad delincuencialen la poblacin salvadorea es explicada enun porcentaje importante por las variables: estresor delincuencial, violencia socio-

    cultural, deterioro de la salud mental y el sexo de la muestra.

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    1. Introduccin

    La violencia social delincuencial esdenida como el contexto comunitario don-de vive una sociedad, caracterizado por la frecuente presencia de diferentes tipos dedelitos como: homicidios, lesiones, extorsiones, robos, asaltos y secuestros, cometi-dos por grupos delincuenciales, por ejemplo: las pandillas, los narcotracantes, gru-

    pos de sicarios, etc. En general, estos tipos de delito son cometidos en las colonias,los barrios, en los autobuses, en las calles, en las plazas y parques; eventos que conel paso del tiempo van afectando la estabilidad emocional y mental de las personasque los experimentan. Sus efectos pueden manifestarse en temor, fobias, insomnio,estrs, ansiedad, depresin, y en algunos casos puede llegar a un estrs postraumti-

    co, y a otras alteraciones mentales.

    En el ao 2009 ocurrieron 4.382 homicidios, mientras que en el 2010 hubo3.985 (Polica Nacional Civil, PNC, 2010), siendo la poblacin general salvado-rea vctima constante del acecho de estos grupos delincuenciales. Es por ello queel equipo de investigadores se ha trazado como objetivo general determinar si elcontexto social delincuencial en que viven los salvadoreos est relacionado con lasalud mental y otras variables como el ambiente familiar, el consumo de drogas yalcohol. Es este contexto de violencia social delincuencial en que vive permanente-

    mente la poblacin salvadorea el que ha motivado al equipo a formularse algunashiptesis generales sobre el problema. Entre estas se tienen: La violencia socialdelincuencial es un factor que est asociado a la sensacin de inseguridad y a la

    prdida de conanza en el sistema, El contexto de violencia social delincuencial

    est relacionado con los niveles de estrs social de la poblacin, El estrs social

    delincuencial est asociado con la ansiedad, la salud mental, la estabilidad emocio-

    nal familiar y comunitaria de la poblacin salvadorea.

    En estudios realizados en la poblacin salvadorea se ha encontrado alta in-

    cidencia (arriba del 50%) de alteraciones mentales, como ansiedad, disfuncionessociales y trastornos psicosomticos (Gutirrez, 2010). Estos problemas mentalesfueron asociados con variables sociodemogrcas como la edad, el sexo, lugar de

    residencia (urbano o rural), nivel educativo, entre otras.

    En este mismo sentido, en los ltimos cinco aos El Salvador ha vivido en uncontexto de violencia social delincuencial que, de alguna forma, podra estar relacio-nado con los problemas y la falta de salud mental que presenta la poblacin.

    El estrs socialque experimenta la poblacin resultante de factores psicosocia-

    les como el desempleo, la falta de oportunidades, la violencia delincuencial y la in-

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    satisfaccin de sus necesidades bsicas, son variables que estn vinculadas a la saludmental. En consecuencia, los resultados de la violencia delincuencial se observanen la poblacin mediante alteraciones como ansiedad generalizada, temor, fobias,

    signos de depresin e insomnio; sntomas que son el resultado de la exposicin cons-tante a un estrs social delincuencial. En este estudio se pretende establecer si existeel estrs social delincuencial, y si este est asociado con indicadores de problemas desalud mental en la poblacin salvadorea.

    Existen diversos estudios que explican la relacin de las conductas violentasdel victimario con su salud mental. Sin embargo, no existen estudios que expliquenlos efectos de un contexto de violencia delincuencial como los antes mencionadosen la salud mental de la comunidad y de las personas que son vctimas directas o

    indirectas del contexto de violencia social delincuencial. Espinoza (2009) expresaque la violencia se presenta en diferentes formas y tipos: autoinigida, interpersonaly colectivo-estructural; cada una con distintos subtipos cuya naturaleza es diferente,y que puede serfsica,psicolgica,sexual, o por negligencia, abandonou omisin(OMS, 2003), lo que signica que no se pueden generalizar los actos violentos como

    si fueran iguales.

    2. La violencia general

    Segn Ostrosky (2009), existen dos tipos de violencia: primaria y secundaria.Laprimariaes producto de una causa biolgica aunada a un medio adverso que creaunapersonalidad antisocial;personas que cometen crmenes, sin remordimiento. Enesta categora entraran los secuestradores, los narcotracantes, asesinos seriales, los

    sicarios, los extorsionistas, los delincuentes comunes y los miembros de pandillas.

    La profesora Ramrez (2008), psicoanalista, explica que la violencia es uno de

    los instintos ms primitivos del hombre, que le ha permitido sobrevivir cuando elambiente es hostil y adverso; en estos casos es adaptativa. El problema es cuando laviolencia es resultado de una falta de control de impulsos, una respuesta desesperada

    por cumplir nuestros objetivos y necesidades, entonces se dispara ante la frustracin.Esto ocurre, principalmente, cuando se vive en sociedades y familias agresivas.

    La violencia secundariaes consecuencia de una enfermedad neurolgica comola depresin, esquizofrenia, epilepsia del lbulo temporal o bien alguna secuela pro-vocada por un golpe, tumor o por consumo de drogas. Si a esto le sumamos un

    ambiente adverso con elementos que disparan la agresividad de las personas como:

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    crisis, estrs, falta de oportunidades, desigualdad, inseguridad, estas personas esta-llan en conductas violentas contra quien sea o contra aquello que les genere frustra-cin.Desde esta perspectiva, tanto la violencia primaria como la secundaria seran

    factores desencadenantes de conductas (violentas) antisociales, como las cometidaspor la delincuencia comn y el crimen organizado: las pandillas delincuenciales yel narcotrco, respectivamente. Lo esencial de este contexto de violencia son las

    consecuencias que genera la criminalidad (ejemplos: Mxico, Guatemala y El Sal-vador); son los efectos emocionales y mentales que producen en la comunidad y enlas personas que los viven, observan y experimentan frecuentemente, y que, en lamayora de veces, son vctimas de la violencia delincuencial.

    En el estudio MacArthur (1998), se observaron dos predictores de la conducta

    violenta: uno, lapsicopata,y dos, el haber sido vctima de malos tratos durante lainfancia. Este mismo estudio encontr que la tasa de violencia fue signicativamentesuperior en los esquizofrnicos y en aquellos que eran consumidores de sustancias

    psicoactivas y/o alcohol. Muoz-Zafra (2009) plantea que la personalidad psico-ptica posee dos grandes factores disfuncionales: el afectivoy el conductual. En loafectivo destaca su insensibilidad, fuerte narcisismo y frialdad emocional. Las ca-ractersticas de sus disfunciones conductuales coinciden con los sntomas recogidosen el trastorno antisocial de la personalidad. Por tanto, la mayora de los psicpatassern considerados como poseedores de un trastorno antisocial; pero no todos los

    diagnosticados con este ltimo debern ser considerados como psicpatas. Uno delos autores ms relevantes en el tema es Hare (1999). l establece la siguiente clasi-cacin de individuos psicpatas:primarios, secundarios ysocipatas.

    El secundario se ve afectado por ansiedad, remordimientos e introversin; elso-cipatase caracteriza por una socializacin adecuada, carece de una gura parental

    correcta; este ha crecido en un ambiente pobre y hostil. Pero los que llaman la aten-cin son lospsicpatas primarios. A diferencia del anterior, han recibido una edu-cacin correcta, no tiene una afectividad sincera o autntica, y no temen al castigo.

    Se descartan en estos individuos los trastornos del pensamiento; son extrover-tidos y no padecen ansiedad; son narcisistas y egocntricos; no les importa utilizara los dems para su propio benecio. Estos ltimos no tienen capacidad para la

    autocrtica, son impulsivos y al no temer al castigo; no aprenden de las experienciasprevias. Segn Hare (1999), los psicpatas no sienten ninguna angustia personal nitienen problema alguno; el problema lo tienen quienes tienen que tratar con ellos.

    Taveras (2010), en su enfoque de la etiologa de la violencia, menciona la basebiolgica, donde expresa que hay una serie de pacientes, personas con problemasmentales, que son proclives a manifestar conductas violentas (ej.: ansiedad, depre-

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    sin, paranoidismo, esquizofrenia). El componente psicolgico, de amplio manejo yestudio, es en el desarrollo psicolgico del individuo en contacto con su entorno; elque mejor explica, entiende y responde etiolgicamente al problema de delincuen-

    cial. El componente sociales cmo la sociedad va impactando y congurando alindividuo. Es en este vnculo, entre lo biolgico, lo psicolgico y el contexto social,que se desarrolla y conforma el individuo con una personalidad con rasgos o caracte-rsticas individuales con capacidad de expresar violencia social. Por otra parte, estemismo autor plantea que la pobreza no es un gestor de la violencia, y explica que la

    pobreza por s misma no es la gestora de la delincuencia.

    Pero arma que en la conducta delincuencial el incentivo econmico es el factor

    ms importante: el robo, los asaltos y secuestros con violencia o sin ella. Es bastante

    reconocido que la pobreza en s misma no genera la violencia; sin embargo, el es-tado de pobreza puede empujar como un factor catalizador para cometer accionesviolentas. Desde el punto de vista social, tambin existen factores de riesgo desde elcontexto familiar, social y comunitario.

    Espinoza (2009), expresa que la violencia se presenta en diferentes formas ytipos: autoinigida, interpersonal y colectivo-estructural, cada una con distintos

    subtipos, cuya naturaleza es diferente; puede ser fsica, psicolgica y sexual, o pornegligencia, abandono u omisin (OMS, 2003), lo que signica que no se pueden

    generalizar los actos violentos como si fueran iguales. Por ejemplo, un solo actopuede estar dentro de la violencia colectivo-estructural y en el subtipo de la violenciapoltica, la cual puede ser ejercida tanto desde el Estado (mediante la polica o lasfuerzas armadas).

    Una de las consecuencias de la violencia social e individual es su impacto enla salud mental de las vctimas, la que se puede manifestar de mltiples formas,entre ellas la ansiedad fbica, la depresin, trastornos del sueo y alteraciones psi-cosomticas, entre otras. Como evidencia se pueden sealar los efectos psicolgicosdel abuso domstico en la mujer. Gonzlez-Arenas (2006) indica que las mujeresmaltratadas experimentan enorme sufrimiento psicolgico debido a la violencia; mu-chas estn gravemente deprimidas o ansiosas, mientras otras muestran sntomas deltrastorno de estrs postraumtico. Es posible que estn fatigadas de forma crnica, yque no puedan conciliar el sueo. Estas vctimas pueden tener pesadillas o trastornosde los hbitos alimentarios, recurrir al alcohol y las drogas para disfrazar su dolor,o aislarse y retraerse, sin percatarse que se estn metidas en otros problemas menosgraves, pero dainos igualmente.

    El comportamiento violento cruza constantemente las fronteras entre el indivi-duo, la familia, la comunidad y sociedad (Malvaceda-Espinoza, 2009). A su vez, sus

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    consecuencias abarcan estos mbitos (Unicef, 2006). Por tanto, teniendo en cuentaque la violencia no puede ser explicada por factores aislados, debido a que es el re-sultado de un sistema, se considera importante el aporte de Bronfrenbrenner (1987)

    quien arma que la violencia es el resultado de la accin recproca de factores in-dividuales, relacionales, comunitarios, sociales y temporales (enfoque ecolgico),enfoque asumido por la OMS (2003).

    Bronfrenbrenner (1987), plantea el enfoque ecolgico para comprender los di-ferentes niveles de relacin de la violencia, los cuales se mencionan a continuacin.Elnivel individual, son los factores del neurodesarrollo y la historia personal queinuye en el comportamiento; el nivel relacional,que incluye las relaciones sociales,las existentes en la escuela, la familia y el trabajo; el nivel comunitario, son los deter-

    minados mbitos que favorecen la violencia ms que otros; por ejemplo, el cambiocontinuo de domicilio, la heterogeneidad de los ingresos, la densidad poblacional ylas comunidades consideradas en alto riesgo estn asociados a un tipo de violencia;el nivel social, aqu se mencionan los factores macroestructurales: se debe tratarnecesariamente de la profunda disparidad socioeconmica que genera la violencia,diferencias que se consideran naturales; la pobreza y la riqueza como categorasestticas en la sociedad, llegando a la institucionalizacin de la violencia, lo cualimplica hacerla formal dentro de la estructura social, es decir, establecer la violenciacomo algo cotidiano, normal, hasta su justicacin por quienes tienen el poder en un

    pas; y el nivel histrico (cronosistema): el tiempo especco en el cual se ejecuta unacto de violencia resulta importante para su anlisis, ya que toma en cuenta tambinlas motivaciones histricas de las personas, los grupos o los colectivos para efectuaractos de violencia. Como puede apreciarse, el modelo ecolgico tiene un gran poderexplicativo, ya que permite entender las mltiples causas de la violencia y la interac-cin de los factores de riesgo que operan desde dentro de las personas, sus relacio-nes, en la comunidad y en los mbitos social, cultural e histrico.

    De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Espaola (RAE 2001), la violen-

    cia es la cualidad de violento, accin y efecto de violentar o violentarse; as mismo,es algo que est fuera de su natural estado y que obra con mpetu o fuerza. Por otraparte, la agresin es denida como el acto de acometer contra alguien para matarlo,

    herirlo o hacerle dao. Se deber entender que la agresin es una expresin extremade la violencia, en la cual se atenta contra la persona y que es intencional, ya queconstituye un acto para hacer dao. Mientras que la violencia presenta un carcter

    generalque implica sacar algo de su natural estado. Frecuentemente encontramosconfusin en relacin con estos dos trminos, sobre todo con el segundo.

    Algunos autores se reeren a la violencia como forma extrema de la agresin(Alarcn, 1986), confusin que conduce al uso inadecuado y muchas veces malin-

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    tencionado de los trminos, los cuales pueden ser manipulados por el emisor. Lesio-nar a otra persona no constituye un acto de agresin por s mismo; lo ser siempre ycuando tenga el carcter de intencionalidad, aunque es difcil establecer que existe o

    no intencin. Moreno (2001), seala que hay cientos de actos en los que se aplica unexceso de fuerza, y que son considerados lcitos, correctos y necesarios (empujar aun nio que va a ser atropellado, sacar una muela, abandonar la casa materna, etc.).Pero la mayor parte de actos violentos son considerados como no necesarios porquienes los sufren, y se interpretan como algo negativo atribuible a la voluntad dequien aplica la fuerza. En estos casos hablamos de agresin: empujar violentamentea un nio cuando nos pregunta insistentemente algo, sacar una muela en una sesinde tortura o abandonar a su suerte a unos padres enfermos y desvalidos (Moreno,2001).

    3. La familia

    En el tema de la familia est el reconocimiento de que esta es la unidad o clu-la bsica de la sociedad. Gubbins et al.(1999) argumentan que los aportes de la an-tropologa han permitido demostrar que la familia, como institucin social, aparece

    en todas las sociedades conocidas. Con el paso del tiempo, va perdiendo el carcterpermanente por necesidades propias del desarrollo vital, que conlleva la asociativi-dad con otros individuos y sistemas sociales externos al grupo familiar, pero siemprese pertenece a una familia a lo largo de la vida. La familia pasa por un conjunto desituaciones desequilibrantes, tales como violencia, separacin (DAntoni&Koller,2000; Mora, 2005 y Campo-Redondo et al., 2003), ausencia paterna (Miguel & Var-gas, 2001), intento de suicidio (Valadez et al.,2005), entre otras alteraciones quese alejan del estado de bienestar. De ah, que la salud familiar es vista como unadimensin biopsicosocial (Graa y Edward, 2006). Desde la perspectiva de Silva et

    al. (2000), se comprende la salud familiar como la estabilidad de la dinmica internadel cumplimiento de las funciones como familia.

    En tal sentido, Barcelata y lvarez (2005) sealan que los patrones de interac-cin familiar generan distorsiones y violencia hacia algunos de sus miembros. Ejem-

    plos: los nios y las esposas.

    As, el ncleo familiar busca el desarrollo de sus integrantes y tiene la capacidadde enfrentar los cambios del medio social y de su propio grupo, propiciando el desa-rrollo y crecimiento individual segn las exigencias de cada etapa de la vida. Dentro

    de este marco, se comprende que la relacin en el ncleo familiar es fundamental

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    para su salud. Se observa en la escala de satisfaccin de Barraca y Lpez (1997) lapresencia preponderante de la mediacin de la interaccin en el proceso. Quiroga ySnchez (1997) plantean que un ambiente considerado importante para explicar su

    satisfaccin global es la familia, o espacio intersubjetivo de mayor grado de relacinen la vida de un ser vivo. En efecto, en lo que enfatiza Silva et al.(2000), es en elfundamento de la relacin. En este orden de ideas, Carrasquilla (1994) explicita quela persona es, en esencia, un ser de relacin. Se realiza en la medida en que se rela-ciona con el otro, y se frustra en la medida en que no lo logre.

    La importancia de la alteridad familiar radica en que gran parte de los recursosdispuestos por el individuo para denir sus relaciones humanas y sociales derivan, en

    primera instancia, de las vinculaciones establecidas con los miembros y los distintos

    subsistemas de su hbitat de origen. Gubbins et al. (1999) sealan que dentro deestos recursos se encuentran las personas, parientes o aquellos percibidos como talespor el individuo, y aquellos de carcter simblico expresados por derechos, obliga-ciones, historias y vivencias compartidas; patrones morales y cognitivos.

    Estos recursos contribuiran en gran medida a la satisfaccin de necesidades bio-lgicas, psicolgicas y sociales; requisitos relevantes para el desarrollo integral delser humano. A su vez, inuiran en la formacin de creencias, hbitos e indicadores

    de riesgo para denir actitudes y conductas frente a la alimentacin, las relaciones

    interpersonales, el entorno social y ambiental, la enfermedad y la muerte.Es por ello que Vielma (2003) presenta la familia desde su papel socializador,

    y termina inuyendo en la promocin de las patologas y de los desequilibrios. Es

    desde esta ltima perspectiva que estudiar la dinmica familiar de la poblacin sal-vadorea recobra mayor relevancia debido a que en El Salvador existen muchos ho-gares desintegrados por mltiples razones; entre ellas, la migracin, madres solteras,embarazos prematuros (14 a 18 aos); tambin, se arma que en cerca del 40% de

    los hogares salvadoreos la cabeza de hogar es una mujer. En este contexto, surgenmuchas preguntas; por ejemplo: Cmo este fenmeno afecta a los hijos de estasfamilias?, qu problemas emocionales y psicolgicos han desarrollado?, existe laadecuada supervisin y control de estos nios?, qu tipo de relaciones sociales yafectivas existen entre los miembros de la familia?

    En este sentido, se comprende que a travs de la socializacin todos los indivi-duos quedan sumergidos en un mundo que deja huellas. En efecto, Gubbins et al.(1999) advierten que la familia est implicada en las situaciones de salud y enferme-dad de sus integrantes, no solo debido a la transmisin de pautas culturales al respec-to, sino por el proceso de inuencia recproca que acontece en la dinmica interna

    familiar. Plantea bases para decir que si, por ejemplo, un integrante de la familia se

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    enferma, su estado afecta en mayor o menor medida al resto de los integrantes delgrupo. El grado en que se vea afectada por la enfermedad de uno de sus miembrosdepender de mltiples factores.

    Entre ellos podemos destacar el grado de cohesin interna del sistema y en elmbito de cada uno de sus subsistemas; autoconocimiento y signicados sociocultu-rales atribuidos al malestar experimentado, informacin de la relacin entre malestary enfermedad. En este sentido, la socializacin constituye la base para la salud fa-miliar.

    La familia es la unidad social, y se la considera como una organizacin socialprimaria que se caracteriza por sus vnculos y por las relaciones afectivas que en suinterior se dan, constituyendo un subsistema de la organizacin social. Los miem-

    bros del grupo familiar cumplen papeles y funciones al interior de esta; funcionesy papeles que son los que permiten relacionarse con otros sistemas externos, talescomo el barrio, el trabajo, la escuela, etc. Es dentro del grupo familiar en donde seaprenden los valores y se transmite la cultura, la cual ser ltrada y orientada por

    cada sistema.

    La ubicacin geogrca de este sistema familiar (rural o urbano) determina tam-bin ciertas caractersticas de la organizacin y los papeles que en ella se dan. Elconcepto de ecosistema(Bronfenbrenner, 1979) postula que la conducta individualse puede explicar mejor al comprender el contexto ambiental en el que se presenta.En este sentido, el ambiente humano es en extremo complejo, pues se incluyen di-mensiones fsicas, estructuras sociales, econmicas y polticas. No es fcil ni seraconsistente postular un modelo de familia normal y patolgica, por lo que nuestraatencin deber estar centrada en la funcionalidad o disfuncionalidad familiar, jn-donos en cules son las estructuras, procesos y paradigmas que permiten a la familiacumplir sus funciones esenciales, que las podemos resumir en: lograr un desarrollointegral de las personas en el contexto familiar, en sus diferentes etapas del cicloevolutivo, y favorecer el proceso de socializacin.

    El modelo estructural se dene como el conjunto invisible de demandas fun-cionales que organizan los modos en que interactan los miembros de una familia(Minuchin, 1977). Estas pautas establecen cmo, cundo, y con quin cada miembrode la familia se relaciona, regulando la conducta de sus miembros.

    En este estudio nos interesa analizar la dinmica familiar como unos de los fac-tores esenciales en la promocin y proteccin de la salud general; pero tambin in-teresa evaluar la posible existencia de disfunciones familiares (mala comunicacin,

    diferentes tipos de maltrato, el apoyo social, emocional y psicolgico) que pueden

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    terminar conformando factores desencadenantes de diversas psicopatologas como elestrs, la ansiedad, la depresin, entre otros problemas de naturaleza fsica y mental.Referente al contexto familiar, estudios previos sealan (Estvez-Lpez, Musitu y

    Herrero, 2005), por ejemplo, que el ambiente familiar negativo, caracterizado por losproblemas de comunicacin entre padres e hijos adolescentes, constituye uno de losfactores familiares de riesgo ms estrechamente vinculado con el desarrollo de pro-

    blemas de salud mental en los hijos, tales como la presencia de sntomas depresivos,ansiedad y estrs (Field y Diego, 2001;Garber, 1996; Musitu, Garca y Gutirrez,1991; Liu, 2003).

    Como contrapartida, la comunicacin familiar abierta y uida, es decir, el in-tercambio de puntos de vista de manera clara, respetuosa, afectiva y emptica entre

    padres e hijos (Maganto y Bartau, 2004) ejerce un fuerte efecto protector ante losproblemas de salud mental, e inuye positivamente en el bienestar psicolgico del

    adolescente (Cava, 2003; Musitu, Buelga, Lila y Cava, 2001).

    El modelo propuesto sugiere que los problemas de comunicacin familiar seconvierten en malestar psicolgico en el hijo; tambin sera posible que el malestar

    psicolgico del hijo inuya negativamente en el clima familiar y provoque proble-mas de comunicacin entre padres e hijos. De hecho, en estudios longitudinales re-cientes se ha mostrado esta bidireccionalidad en la asociacin entre el clima familiarnegativo y los problemas de ajuste psicolgico en los hijos adolescentes, como en

    la sintomatologa depresiva (Begotti, Borca, Calandri, Cattelino e Ingoglia, 2004;Murphy y Reiser, 1999).

    4. Epidemiologa de la violencia en la regin y El Salvador

    El fenmeno de la violencia, concretamente la violencia delincuencial en la re-gin de Centroamrica, est relacionado con diferentes factores polticos, econmi-

    cos y psicosociales. Dentro de estos factores se podra mencionar la falta de opor-tunidades, el desempleo, el pobre nivel educativo, la inexistencia de incentivos a la

    pequea y mediana empresa, la falta de apoyo a los agricultores, una pobre polticasocial; pensiones, salud, educacin, etc.

    La situacin generalizada antes sealada presiona a muchos salvadoreos a bus-car mecanismos de sobrevivencia, entre ellos la migracin y la delincuencia. Estosfactores estructurales estn asociados con la existencia de organizaciones criminales:narcotrco, crimen organizado y las pandillas, encontrando en este tipo de actividad

    la oportunidad de conseguir dinero mediante el trco de drogas, las extorsiones, elsicariato, el robo y el hurto en general.

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    El factor psicosocial se reere a que las personas que conforman estas estructu-ras criminales las impactan y determinan sus propios estilos de vida, su personalidady, en muchos casos, presentan alteraciones en su estabilidad mental normal. Ejem-

    plo: el trastorno disocial de personalidad, la depresin, la ansiedad, el paranoidismo,las fobias y el consumo de drogas y alcohol. As mismo, estas afectan la estabilidademocional, psicolgica y mental de las personas que son vctimas directas o indirec-tas de la delincuencia. Estos efectos se ven expresados en la persona como inquietud,miedo, temor, fobias, estrs, ansiedad, depresin, nerviosismos, falta de sueo, entreotros problemas mentales.

    De los pases de Centroamrica, Guatemala, El Salvador y Honduras, son losque representan los mayores ndices de violencia delincuencial de Latinoamrica. Elcrimen y la violencia conllevan costos econmicos abrumadores a escala nacional.Dichos costos son estimados en cerca 8% del producto interno bruto (PIB), regio-nal, incluyndose la seguridad de los ciudadanos (Banco Mundial, BM, 2011), los

    procesos judiciales y el gasto del sistema de salud. El crimen y la violencia tambindebilitan el crecimiento econmico no solamente por los salarios perdidos, sino por-que contaminan el clima de las inversiones y desvan los escasos recursos guberna-mentales para fortalecer la aplicacin de justicia; recursos que bien podran utilizarseen promover la actividad econmica, generando ms empleo y oportunidades a la

    poblacin, mejorando su estilo de vida. Previniendo, de esta forma, el incremento dela violencia social y delincuencial en el pas.

    Segn el BM (2011), las tres causas principales de la violencia en la regin son:el trco de drogas, la violencia juvenil y las maras, y la disponibilidad de armas de

    fuego. La violencia juvenil y las maras son una preocupacin fundamental en Cen-troamrica. Los hombres de entre 15 y 34 aos de edad constituyen la abrumadoramayora de las vctimas de homicidio, y tambin forman parte de las maras juveniles.Existen ms de 900 maras que operan en Centroamrica hoy en da, con un estimadode 70 mil miembros. Mientras que las maras, sin duda, contribuyen a la violenciaen El Salvador, Guatemala y Honduras, estudios independientes indican que aproxi-

    madamente 4.5 millones de armas pequeas se encontraban en la regin en 2007, lagran mayora de las cuales eran ilegales. Debido a lo anterior, las armas a menudo seutilizan en los crmenes violentos.

    Un estudio de 2008 del Small Arms Survey, con sede en Ginebra, revel que lasarmas de fuego estaban presentes de manera abrumadora en incidentes reportadoscomo crmenes violentos en Guatemala y El Salvador.

    Por otra parte, los costos econmicos que la violencia impone sobre El Salva-dor (Acevedo, 2008) abarcan una amplia variedad de categoras, que van desde loscostos preventivos en que la sociedad incurre para minimizar el riesgo de la violen-

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    cia y amortiguar su eventual impacto (por ejemplo, el gasto en seguridad privada ylos seguros de vida o contra robos) hasta los costos incurridos como resultado delo ocurrido por hechos de violencia; como los costos mdico hospitalarios de las

    vctimas; costo de oportunidad de las vidas perdidas y de la prdida de produccin;costos intangibles derivados del dao psicolgico, entre otros, pasando por los costosinstitucionales (legales, judiciales y policiales) incurridos para prevenir y/o combatirla violencia.

    La violencia, la delincuencia y la inseguridad constituyen uno de los temas demayor preocupacin de la sociedad salvadorea. Con tasas de homicidios superio-res a 60 muertes por cada 100 mil habitantes y altos ndices de otras expresionesde violencia, tales como lesiones, robos, hurtos, extorsiones, violencia de gnero eintrafamiliar.

    El Salvador se coloca en los primeros lugares de los pases ms violentos deLatinoamrica y del mundo (ver tabla 1). El auge de la violencia, y la elevada per-cepcin de inseguridad que acompaa en la mayora de la poblacin, afecta la vidacotidiana y la calidad de vida de las personas e incide negativamente en el desarrollohumano.

    Tabla 1. asa de homicidios en Latinoamrica(Homicidios por cada 100 mil habitantes)

    No. Pas/regin Tasa

    1 Mundo 9,0

    2 Europa 8,0

    3 Amrica Latina (2003-2006) 24,8

    4 Centroamrica (2006) 36,6

    5 Mxico (2003) 28,7

    6 Belice (2006) 33,07 Guatemala (2006) 45,2

    8 El Salvador (2006) 67,8

    9 Honduras (2006) 42,9

    10 Nicaragua (2006) 12,5

    11 Costa Rica (2006) 7,7

    12 Panam (2006) 11,313 Repblica Dominicana (2006) 23,6

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    14 Sudamrica (2003-2006) 22,6

    15 Pases Andinos (2003-2006) 29,4

    16 Colombia (2005) 42,0

    17 Ecuador (2005) 16,8

    18 Bolivia (2003) 18,1

    19 Per (2003) 5,1

    20 Venezuela (2005) 41,2

    21 Cono Sur (2005) 4,7

    22 Argentina (2005) 5,723 Chile (2005) 2,0

    24 Uruguay (2005) 5,6

    25 Brasil (2005) 24,0

    26 Paraguay (2005) 16,1

    Fuente: Los costos econmicos de la violencia en El Salvador (Acevedo, 2008).

    Amrica Latina Hoy.El Instituto Universitario de Opinin Pblica (Iudop, 2007), de la Universidad

    Centroamericana (UCA), sealaba que la situacin de crimen e inseguridad siguesiendo motivo de enorme preocupacin ciudadana. Consultados sobre la situacindelincuencial en el pas, a nales de 2007, ms de la mitad de las personas encuesta-das (52,4%) expresaron que la violencia aument respecto al ao anterior.

    Por otra parte, el 19,4% de la ciudadana declar haber sido vctima de un hechodelincuencial en forma directa. Segn informacin de la base de datos conjunta del

    Instituto de Medicina Legal (IML), la Fiscala General de la Repblica (FGR) y laPolica Nacional Civil (PNC), en 2006 se registraron 3.928 homicidios a escala na-cional, lo cual implicara una tasa de casi 68 homicidios por cada 100 mil habitantes,esto es 6.8 veces la tasa considerada epidmicapor la Organizacin Panamericanade la Salud (OPS).

    De acuerdo con la OPS, un ndice normal de criminalidad es el que se hallaentre 0 y 5 homicidios por cada 100 mil habitantes por ao. Cuando el ndice dehomicidios excede de 10, una sociedad se enfrenta a un cuadro de criminalidad epi-

    dmica. Esta es la situacin de El Salvador y de la mayora de pases de AmricaLatina.

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    En 2007, el nmero de homicidios haba disminuido a 3.497, con lo cual la tasacorrespondiente tambin se habra reducido a poco ms de 61 homicidios por cada100 mil habitantes. En el 2010 el nmero de homicidios fue de 3.987, con una tasa

    de 69.9 homicidios por cada 100 mil habitantes.

    Observndose un incremento con relacin al 2007, hay que destacar que, en elao 2009, estas cifras se dispararon con una incidencia de 4.382 homicidios y unatasa de 76.9 homicidios por cada 100 mil habitantes. En estos datos se puede apreciarque hay una leve disminucin en el ao 2010 en comparacin con el ao 2009 (vertabla 3).

    Tabla 2. asa de homicidios por cada 100 mil habitantes por pasy ao en la regin de Centroamrica

    Pas 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

    Belice 19 25 30 24 27 28 31 30 32

    Costa Rica 6 6 6 7 7 8 8 8 11

    El Salvador 45 40 39 40 49 62 65 57 52

    Guatemala 28 30 32 37 38 44 47 45 48

    Honduras 69 65 35 37 46 50 58

    Nicaragua 9 10 10 12 12 13 13 13 13

    Panam 10 10 12 11 10 11 11 13 19

    Fuente: PNUD. Informe de Desarrollo Humano para Amrica Central, 2009-2010.

    La etiologa de la violencia en El Salvador (Acevedo, 2008) es un fenmenomulticausal arraigado en una diversidad de factores, y en el cual conuyen diversas

    dinmicas. No obstante las dicultades metodolgicas para lograr una categoriza-cin adecuada de las variables generadoras de violencia, estas pueden agruparse encuatro categoras:

    1) Variables relacionadas con las condiciones generales de pobreza e inequidad.

    2) Dicultades de acceso a educacin y falta de oportunidades laborales particu-larmente para la insercin de la poblacin joven en el mercado de trabajo (tasas dedesocupacin y subempleo juvenil)

    3) Factores asociados con la expansin del crimen organizado y el fenmeno delas pandillas o maras.

    4) Debilidades del marco institucional para enfrentar el problema de la violenciacon un enfoque preventivo efectivo.

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    Tabla3.

    Frecuen

    ciasyporcentajesdedelitoscometidosenElSalvado

    rdelao2007a2010

    TIPOSDEDELITO

    2007

    2008

    2009

    2010

    F

    x

    %

    Fx

    %

    Fx

    %

    Fx

    %

    Hurto

    9.6

    43

    19,8

    5

    9.8

    30

    21,4

    5

    9.8

    69

    19,5

    4

    9.6

    29

    19,8

    3

    Robo

    6.6

    74

    13,7

    4

    6.2

    78

    13,7

    0

    6.3

    01

    12,4

    8

    5.3

    66

    11,0

    5

    Lesiones

    3.8

    79

    7,9

    8

    3.8

    07

    8,3

    1

    3.8

    11

    7,5

    5

    3.9

    64

    8,1

    7

    Homicidio

    3.4

    97

    7,2

    0(61.5

    a)

    3.1

    79

    6,9

    4(55.7

    a)

    4.3

    82

    8,6

    8(76.9

    a)

    3.9

    87a

    8,2

    1(69.9

    a)

    Extorsin

    2.4

    97

    5,1

    4

    2.7

    29

    5,9

    5

    4.5

    28

    8,9

    7

    3.9

    92

    8,2

    2

    Hurtodevehculo

    1.9

    98

    4,1

    1

    2.0

    31

    4,4

    3

    2.1

    59

    4,2

    8

    2.3

    12

    4,7

    6

    Robodevehculo

    1.4

    21

    2,9

    3

    1.1

    79

    2,5

    7

    1.2

    15

    2,4

    1

    999

    2,0

    6

    Violacin

    72

    5

    1,4

    9

    599

    1,3

    1

    660

    1,3

    1

    681

    1,4

    0

    Homicidioculp.acc.

    tto.

    1.2

    06

    2,4

    8

    1.2

    06

    2,6

    3

    1.1

    18

    2,2

    1

    1.0

    44

    2,1

    5

    R

    oboyhurtodeveh.

    (merc.)

    46

    8

    0,9

    6

    334

    0,7

    3

    331

    0,6

    6

    239

    0,4

    9

    Secuestros

    15

    0,0

    3

    10

    0,0

    2

    6

    0,0

    1

    29

    0,0

    6

    Otrosdelitos(*)

    16.557

    34,0

    8

    14.6

    50

    31,9

    6

    16.1

    21

    31,9

    2

    16.3

    05

    33,5

    9

    TOTAL

    48.580

    100,0

    0

    45.8

    32

    100,0

    0

    50.5

    01

    100,0

    0

    48.5

    47

    1

    00,0

    0

    Fuente:PolicaNacionalCivil,PNC,2011;(a)=Tasadehomicidiosporcada100

    milhabitantes;(*)Enotros

    delitosse

    inclu

    yen:violenciaintrafamiliar,

    daos,privacindeliberta

    d,amenazas,disparosconarmadefuego,otrosabusossexua-

    les,induccinalabandono,maltratoinfantil,resistencia,etc.

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    En un informe la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional(United States Agency for International Development, USAID), en el que se evalala magnitud del fenmeno de la violencia en cinco pases de la regin (Mxico,

    Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua), se ha estimado que el nmero demiembros de maras en dichos pases podra alcanzar ms de 300 mil y que est as-cendiendo (USAID, 2006). En dicho informe, El Salvador registra una tasa de 180

    pandilleros por cada 100 mil personas.

    Entre los costos de la violencia ms difciles de cuanticar estn los intangi-bles, que derivan del dolor y sufrimiento de las vctimas y sus familiares; de losefectos de largo plazo del abuso infantil y de la violencia contra las mujeres; de ladisrupcin de la vida familiar, el mayor temor e inseguridad por el clima de violen-

    cia, los estilos de vida cambiados, la prdida de conanza en la comunidad o la ciu-dad, el alejamiento de las familias y de los negocios de las zonas de alta criminalidad,y otros similares. El sufrimiento emocional de una persona que debe permaneceren su casa, en la noche, por el clima de violencia imperante en su vecindario, o elhecho de que los nios y nias en una comunidad vean limitadas sus capacidadesde desarrollo social, cultural y deportivo y la posibilidad de construir capital socialdebido a las condiciones de violencia prevalecientes en su entorno, son situaciones alas que no puede asignarse fcilmente un valor monetario, pero que tienen un costode oportunidad implcito, que en principio podra ser tambin expresado en trminos

    econmicos.

    Los costos en atencin mdico hospitalaria, debido a diferentes tipos de vio-lencias cometidos contra las personas en El Salvador, ascendieron a 34.5 millonesde dlares, estos solo en el 2007. Al igual que en otros estudios empricos sobre loscostos de la violencia, en este trabajo se utiliza el indicador de Aos de vida salu-dables ajustados por discapacidad (Avisa), para estimar los costos indirectos de laviolencia en trminos de la produccin perdida debido a la discapacidad temporal o

    permanente y la mortalidad prematura. El costo correspondiente se obtiene multipli-

    cando el nmero de Avisa por el PIBper cpita, lo cual equivale aproximadamente alvalor presente de los ujos de ingreso monetario que hubiese generado cada vctima,de haber vivido saludablemente los aos perdidos por un hecho de violencia. (El PIB

    per cpitade El Salvador en 2007 fue, aproximadamente, 3.513 dlares corrientes).

    El total de costos de la violencia en sus diferentes dimensiones ascienden a 416.4millones de dlares (2% del PIB) en trminos de produccin perdida.

    Uno de los componentes ms difciles de cuanticar en la contabilidad de los

    costos de la violencia lo constituyen los llamados costos intangibles (Acevedo,

    2008), los cuales intentan capturar el dao psicolgico o emocional causado a las

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    vctimas de la violencia (Hornick, Paetsch y Bertrand, 2002). El clculo de los costospsicolgicos ha sido una prctica comn en los casos legales que buscan establecerel valor monetario de la indemnizacin debida a las vctimas de la violencia. Por lo

    general, tales costos son signicativamente mayores que los costos econmicos di-rectos en que incurren las vctimas (Miller, Cohen y Rossman, 1993). Los costos deldao emocional, causado por la violencia contra las personas (2007), es de 516.2 mi-llones de dlares. (2,5% del PIB). Al calcular las prdidas materiales de los hogaresy empresas debido a la delincuencia, se utilizaron los costos unitarios estimados en elestudio del PNUD (2005) para los diferentes tipos de delito contra la propiedad, ajus-tados por la inacin y por la variacin registrada por el nmero de esos delitos entre

    2003 y 2007. De acuerdo con tales clculos, las prdidas materiales debidas a delitoscontra la propiedad sufridos por los hogares y las empresas, en El Salvador en 2007,

    habran alcanzado unos 416 millones de dlares (2% del PIB). De acuerdo con lasestimaciones efectuadas en este trabajo, los costos econmicos de la violencia en ElSalvador alcanzaron un total de aproximadamente 2.225 millones de dlares (10,9%del PIB) en 2007 (Acevedo, 2008). Esta es una cifra menor que el costo de 11,5% delPIB reportado en el estudio previo del PNUD (2005). Mientras que los costos totalesen salud debido a la violencia en El Salvador fueron de 4,7% del PIB en el ao 2007.

    5. La violencia y la salud mental

    Segn la Organizacin Mundial de la Salud (OMS, 2003), la prevencin de laviolencia ha sido un tema prioritario en los ltimos aos, de tal manera que debe serabordada desde el enfoque de la salud pblica, lo que implica un tratamiento desdediversos mbitos para reducir sus niveles de incidencia. Cada ao, en el mundo, msde 1.6 millones de personas pierden la vida en forma violenta y muchas otras sufrenlesiones no mortales como resultado de la violencia, sea esta autoinigida, interper-sonal o colectiva.

    Las modernas concepciones de salud, fueron reunidas en la dcada de los setentaa travs de la OMS y formuladas a raz de la Conferencia de Alma-At. A partir deeste momento, se dene la salud, como una yuxtaposicin de grados de bienestar en

    los campos psquico, fsico y social, y no solo como ausencia de enfermedad. Los di-ferentes grados de salud permanecen vinculados a variables biolgicas, psicolgicasy del entorno. Se podra pensar que la atencin a la salud y a la enfermedad mentalsigue centrada en la patologa del cerebro y del sistema nervioso. Sin embargo, exis-ten grades aportes de la psicologa en sus diferentes especialidades y de la sociolo-ga. Reyes, (2007), en su estudio, considera que tener una enfermedad mental es un

    hecho que inuye en las reacciones violentas.

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    Resulta interesante que los pacientes, familiares y los vecinos allegados, ex-presan que s inuye la condicin de estar enfermos en la aparicin de la violencia.

    Esto surge por la dicultad que presenta la persona en la represin de sus impulsos;

    pero sealan que paradjicamente son ms agredidos los enfermos que lo que ellosson capaces de agredir. Estos se reconocen como vctimas porque, a pesar de estarenfermos, tienen que seguir interactuando en la sociedad con sus limitaciones. En elestudio MacArthur (1998), se observaron dos predictores de la conducta violenta:uno, lapsicopata,y dos, el haber sido vctima de malos tratos durante la infancia.Este mismo estudio encontr que la tasa de violencia fue signicativamente superior

    en los esquizofrnicosy en aquellos que eran consumidores de sustancias psicoacti-vas y/o alcohol.

    La enfermedad mental ha sido un factor asociado tradicionalmente a la delin-cuencia (Nez y Lpez, 2009), pues existen determinados comportamientos crimi-nales que pueden relacionarse o atribuirse a anomalas mentales. Es preciso tener encuenta que no todo criminal o delincuente es un enfermo mental, ni todo enfermomental comete actos delictivos. Aunque exista un diagnstico clnico, debe existiruna relacin de causalidad con el acto (Snchez Gutirrez, 2000). O, como arman

    Garrido y Lpez (2006), el que alguien desafe los principios esenciales que regulannuestra vida social, forjados a lo largo de siglos, no es una prueba o una razn su-ciente para pensar que sean locos, enfermos o degenerados.

    A pesar de los numerosos estudios llevados a cabo para relacionar la delincuen-cia y los trastornos psicopatolgicos, no pueden extraerse conclusiones denitivas

    debido a que muchas de estas investigaciones se han realizado con delincuentes pri-vados de libertad, circunstancia que puede favorecer la aparicin de ciertos trastor-nos mentales, como alteraciones emocionales, trastorno lmite de la personalidad ytrastornos disociativos (Luberto, Zavatti y Gualandri, 1997).

    La mayor parte de personas con alguna alteracin psicopatolgica no cometedelitos o su comportamiento no es violento pero la probabilidad de que esta circuns-

    tancia se produzca es mayor entre las personas con problemas de salud mental queentre aquellos que no los tienen (Silver, Felson y Vaneseltine, 2008).

    El porcentaje de psicticos no es ms alto en la poblacin encarcelada que entrela poblacin no encarcelada, si bien es cierto que suelen ser ms violentos los quese hallan en la primera situacin (Laajasalo y Hkknen, 2006; Walsh, Buchanan yFahy, 2002). Existen algunas alteraciones psicopatolgicas frecuentemente diagnos-ticadas en los delincuentes presos. Entre estas alteraciones se tienen: trastornos deconducta y trastorno por dcit de atencin con hiperactividad (Sheerin, 2004; Van

    Wijk, Blokland, Duits, Vermeiren y Harkink 2007), los trastornos de personalidad(trastorno de la personalidad antisocial y/o psicopata) y estrs postraumtico.

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    Estos ltimos son ms frecuentes entre la poblacin reclusa que entre la pobla-cin general (Goff, Rose, Rose y Purves, 2007). Los trastornos del estado de nimotambin son ms frecuentes entre la poblacin reclusa (estrs, ansiedad, depresin),

    con una morbilidad mayor en las mujeres; aunque el porcentaje ms alto de trastor-nos mentales en la poblacin ingresada en prisin son aquellos relacionados con elconsumo de drogas (Brink, 2005; Esbec y Gmez-Jarabo, 1999). Por otra parte, ysegn Snchez Bursn (2001), un gran nmero de enfermos mentales crnicos ter-minan en prisin porque no acuden a centros asistenciales para que les proporcionenla asistencia adecuada.

    6. Estrs general

    El estrs supone un hecho habitual de la vida del ser humano, ya que cualquierindividuo, con mayor o menor frecuencia, lo ha experimentado en algn momentode su existencia. El ms mnimo cambio al que se expone una persona es susceptiblede provocrselo. Tener estrs es estar sometido a una gran presin, sentirse frustrado,aburrido, encontrarse en situaciones en las que no es fcil su control, tener problemasconyugales, etc. El origen del trmino estrsse encuentra en el vocablo distres, que

    signica en ingls antiguo pena o aiccin; con el uso frecuente se ha perdidola primera slaba. El vocablo ya era usado en fsica por Selye (1936), aludiendoa la fuerza que acta sobre un objeto, produciendo su destruccin al superar unadeterminada magnitud. En 1936, Hans Seyle introdujo el trmino estrs como unsndrome especco constituido por cambios inespeccos del organismo, inducidos

    por las demandas del entorno. Para este autor, el estrs es una respuesta inespecca

    del organismo ante una diversidad de exigencias. Se trata de un proceso adaptativoy de emergencia, siendo imprescindible para la supervivencia de la persona; este nose considera una emocin en s mismo, sino que es el agente generador de las emo-

    ciones.En todo caso, el estrs es una relacin entre la persona y el ambiente, en la que

    el sujeto percibe en qu medida las demandas ambientales constituyen un peligropara su bienestar, si exceden o igualan sus recursos para enfrentarse a ellas (Lazarusy Folkman, 1984). Bajo esta perspectiva, los autores manejan diversos datos; unosse relacionan ms con la rama de la siologa, y otros, con la Psicologa, siendo esta

    ltima la que engloba un mayor nmero de manifestaciones en el sujeto, dado que losindividuos responden a cualquier demanda del entorno, incluyendo las de naturaleza

    psicosocial. Si el sentimiento de carcter negativo aparece de forma constante en elsujeto, y no es tratado adecuadamente, puede conducir a un bajo rendimiento en la

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    vida cotidiana, debilitando la salud (Olga y Terry, 1997). Casi todas las personas hanodo hablar del estrs, pues es este un trmino que utilizan por igual profesionalesde la salud y profanos en la materia; para unos es sinnimo de sobresalto, para otros

    hace referencia a malestar, y, para la mayora, un generador de tensin para el sujeto.No obstante, en todos estos casos, el estrs es entendido como algo negativo,

    perjudicial o nocivo para el ser humano, ya que produce dolores de cabeza, indiges-tin, resfriados frecuentes, dolor de cuello y espalda e infelicidad en las relaciones

    personales ms cercanas (Olga y Terry, 1997); adems, el estrs puede incapacitaral individuo en el mbito laboral, provocar crisis nerviosas recurrentes, depresin,ansiedad o incluso dar lugar a la muerte por un ataque al corazn. La vivencia del es-trs como positivo o negativo va a depender de la valoracin que realiza el individuode las demandas de la situacin y de sus propias capacidades para hacerles frente.Segn esto, el ser humano se enfrenta continuamente a las modicaciones que va

    sufriendo el ambiente, percibiendo y reinterpretndolas con el objeto de poner enmarcha conductas en funcin de dicha interpretacin. Hay ocasiones en las que lademanda del ambiente es excesiva para el individuo, por lo que su repertorio conduc-tual para hacer frente a la situacin generadora de estrs es insuciente, al igual que

    cuando se enfrenta a una situacin nueva para l (Olga y Terry, 1997).

    Las amenazas procedentes del ambiente producen en el cuerpo cambios concre-tos, las que se reeren a la adaptacin, ya que con ellas el ser humano se ve obligado

    a mantener horarios rgidos en su vida diaria; a aguantar las exigencias de las rela-ciones sociales; a soportar el ruido, la contaminacin y las aglomeraciones de la granciudad, inuyendo negativamente en su seguridad y su autoestima. Folkman (1984)

    dice que el estrs no pertenece a la persona o al entorno, ni tampoco es un estmulo ouna respuesta, ms bien se trata de una relacin dinmica, particular y bidireccionalentre el sujeto y el entorno, actuando uno sobre el otro. Por su parte, Lazarus (1981)arma que los seres humanos no son vctimas del estrs, sino que es una forma de

    apreciar los acontecimientos estresantes (interpretacin primaria) y sus propios re-cursos y posibilidades de afrontamiento (interpretacin secundaria) para determinar

    su naturaleza.El concepto de estrsnace en 1936 con los estudios de Selye. No obstante, desde

    su aparicin han sido tres los enfoques predominantes en torno a este fenmeno. Elprimero habla del estrs como estmulo, donde el propsito principal gira en tornoa la elaboracin de listados de situaciones o eventos estresantes (Holmes y Rahe,1967).

    El segundo enfoque lo considera una respuesta, con Selye como principal pro-pulsor al hablar del sndrome general de adaptacin como respuesta a las situacionesque generan algn tipo de demanda. Y por ltimo, el enfoque interactivo, basado

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    en el modelo transaccional de Lazarus y Folkman (1986), donde el estrs es unarelacin entre el individuo y su entorno, que es evaluado por ste como amenazan-te y que pone en peligro su bienestar. De todas ellas, esta ltima puede ser la ms

    adecuada, ya que, adems de integrar las dos anteriores e implicar necesariamente laevaluacin de la situacin por parte del sujeto, se ha encontrado en algunos estudiosque el desarrollo del estrs depende de disposiciones individuales y de la evaluacincognitiva (Scheier y Carver, 1985, citados en Chan, 2002). Tal y como propone Mc-Grath (1970), el estrs puede generarse cuando no hay un equilibrio entre la deman-da y las posibilidades de respuestas del individuo, que percibe, desde mucho antes,las consecuencias de un fracaso en su adaptacin.

    Los habitantes de la ciudad, a diferencia de otras personas, tienen ms probabi-

    lidades de sufrir ms estrs y enfermedades mentales (Lederbogen, Kirsch, Haddad,Streit, Schuch, Tost Meyer-Lindenberg, 2011). Estos resultados se basan en lainvestigacin alemana que compara patrones de actividad cerebral en respuesta alestrs social de los habitantes urbanos y rurales. Los autores plantean que estudiosanteriores han demostrado que los problemas de salud mental, tales como esquizo-frenia, ansiedad y trastornos del humor, son generalmente ms comn en personasque viven o crecen en las ciudades.

    El estudio encontr que los habitantes de las ciudades tenan una mayor acti-

    vidad en ciertas reas del cerebro cuando los participantes en el estudio se exponan asituaciones de estrs y estados de nimo negativos, esto afectaba la corteza anteriory la corteza cingulada, que es una regin clave para la regulacin de la actividad

    de la amgdala, responsable del procesamiento y almacenamiento de las reaccionesemocionales, funciones cognitivas, el aprendizaje, la memoria, la atencin y el crite-rio de opinin o reexin. Sin embargo, el estudio no evalu la felicidad de los par-ticipantes o los niveles de estrs general; la actividad cerebral observada no equivalenecesariamente a un mayor riesgo de enfermedad mental, y los mensajes negativosque se usaron no necesariamente representan situaciones reales.

    Es necesario hacer ms investigaciones para descubrir los mecanismos cerebra-les precisos que demuestren claramente que la vida urbana podra desencadenar tras-tornos mentales. En las conclusiones, el diseo de este estudio no es capaz de demos-trar las relaciones causales, solo puede describir asociaciones entre diversos factoresestresantes y la actividad cerebral de algunas regiones. Se encontraron diferenciasen la actividad cerebral entre los habitantes de zonas rurales y urbanas. Indicandoun mayor riesgo de problemas mentales en los residentes urbanos. En el estudio nose midieron niveles de estrs social en las personas que residan en lugares urbanos

    y rurales, y ninguno de los participantes del estudio tena una enfermedad mental.Tampoco el estudio evalu los niveles de felicidades en la poblacin urbana y rural,

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    para expresar que los habitantes de zona rurales fueran ms felices que los urbanos,como lo expresaron algunos medios, debido a que el estudio no puede demostrarcausalidad entre estas variables.

    El equipo investigador inform que anteriores estudios epidemiolgicos han de-mostrado que los residentes urbanos tienen un riesgo mucho mayor de trastornos

    psicolgicos, incluyendo los trastornos de ansiedad, depresin y esquizofrenia. Estaserie de pequeos estudios transversales explor esta teora comparando el impactoque tiene el estrs social sobre la actividad cerebral de los residentes urbanos y rura-les. Mientras, varias caractersticas de la relacin entre la vida urbana y la prevalen-cia de la enfermedad mental apoyan la teora de que la vida en la ciudad puede inuir

    directamente en salud mental. Por ejemplo, no se entiende an cmo la vida urbana

    podra tener un efecto en la actividad cerebral y mental de las personas.Un equipo de investigadores (Pawlak McEwen, Chattarji, y Strickland, 2011)

    descubri el mecanismo molecular que causa los estados de ansiedad. Los hallazgosexplican los procesos qumicos del cerebro que disparan la respuesta de nuestro or-ganismo en las situaciones estresantes. Partiendo de que todas las personas reaccio-nan de forma diferente a los acontecimientos traumticos, el trabajo fue motivado

    por la voluntad de buscar los factores que inuyen en el comportamiento humano del

    estrs. Se saba que ciertos individuos son ms susceptibles de padecer los efectos

    negativos del estrs.Aunque la mayora de nosotros experimentamos acontecimientos traumticos,

    solo algunas personas llegan a padecer trastornos psiquitricos relacionados conellos, como depresin, ansiedad o sndromes postraumticos, por razones que noestn claras. Para resolver el problema, los cientcos tuvieron que combinar tc-nicas genticas, moleculares, electrosiolgicas y de comportamiento, partiendo del

    centro emocional del cerebro: la amgdala cerebral. La investigacin mostr que laamgdala reacciona al estrs incrementando la produccin de una protena denomi-nada neuropsina,que, por su parte, pone en funcionamiento un gen que determina larespuesta a nivel celular y del comportamiento. Los estudios en ratones revelaron

    que, al sentirse estresados, evitaban zonas del laberinto donde se sentan especial-mente inseguros, espacios abiertos e iluminados a los que no entran cuando sientenansiedad, explica Pawlak.

    Pero cuando los investigadores bloqueaban la produccin de la protena clave enla amgdala con frmacos, o con manipulaciones genticas, los ratones abandonabanese comportamiento motivado por el estrs. El equipo concluye que la actividad delos mecanismos neurosiolgicos de la neuropsina y otros factores asociados pueden

    determinar la vulnerabilidad a la ansiedad y el estrs. Ahora que se ha descubierto

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    el mecanismo del estrs, se puede encontrar los medios para controlarlo. Los cient-cos esperan que su hallazgo ayude a los mdicos a desarrollar terapias preventivas

    y curativas de los desrdenes psiquitricos asociados al estrs.

    La inuencia del contexto social sobre la salud no se limita al inujo de variables

    como el sexo, la educacin, la edad, el nivel de ingresos, etc., sino que incluye otrasvariables menos estraticadas, tales como los estilos y hbitos de vida; por ejemplo:

    fumar, consumir alcohol y drogas, hacer poco ejercicio fsico, seguir una dieta pocosaludable. As mismo, estas variables pueden estar afectadas por el estrs social,como el nivel elevado de estrs laboral que puede incrementar la prctica de hbitosinsanos como fumar y abusar del alcohol, o reducir la prctica de hbitos saludablescomo la frecuencia del ejercicio fsico, lo cual sugiere que el estrs social no solo

    puede inducir efectos directos sobre la salud, sino tambin efectos indirectos a travsde la modicacin de los estilos de vida.

    El estrs se desarrolla como concepto novedoso y relevante en el mbito de lamedicina a partir de los trabajos pioneros de Selye (1936, 1960, 1974). Peterson(2007) reporta que las situaciones de estrs social acentuado favorecen a la depresinal matar las clulas nerviosas del hipocampo, la zona cerebral encargada de procesarel aprendizaje, la memoria y las emociones. Un estudio de Slavich (2010) determinrecientemente que la exposicin a grandes cantidades de estrs social podra cam-

    biar la forma en que responde el sistema inmune a las amenazas exteriores. Estos

    cambios pueden abrir el camino a muchas enfermedades o infecciones; y es por esoque eliminar el estrs social debera convertirse en una prioridad para mucha gente.El estrs social aparece en situaciones como: antes de dar un discurso, asistir a unaentrevista de trabajo, previo a un examen, incapacidad para interrelacionarse en unaesta, vivir o transitar en ciudades con alta incidencia delictiva. Estos estresores

    sociales (factores de estrs) tienen una gran inuencia sobre el cerebro humano, que

    se reeja en el sistema inmune, y, en consecuencia, desencadenan una variedad de

    enfermedades fsicas y mentales. Algunos de los efectos psicolgicos de la exposi-cin constante a situaciones de estrs social, como resultado del ambiente general de

    inseguridad: las vivencias personales, experiencias y conocimientos cercanos de laviolencia delincuencial como los asesinatos mltiples e individuales, los lesionados,los robos, hurtos, asaltos, secuestros, la extorciones y las amenazas de muerte, sonfactores que podran estar desencadenando una variedad de alteraciones mentales,como ansiedad generalizada (fobias), nerviosismos, insomnio, depresin, alteracio-nes psicosomticas y, en algunos casos, trastornos de personalidad paranoide y estrs

    pos traumtico, entre otros.

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    7. La ansiedad

    Los estudios sobre la ansiedad se han desarrollado a lo largo de la historia condos problemas fundamentales: la ambigedad conceptual del constructo de ansie-dad y las dicultades metodolgicas para abordarlo. Estos problemas dieron lugar

    a que las distintas corrientes psicolgicas (psicodinmica, humanista, existencial,conductista, psicomtrica y la cognitiva-conductual) se ocuparan del abordaje de laansiedad y de las similitudes y diferencias con otros conceptos, dada la gran confu-sin terminolgica con la angustia, el estrs, el temor, el miedo, la tensin arousal,entre otros.

    Esta confusin conceptual ha sido objeto de diversos estudios (Ansorena, Coboy Romero, 1983; Bermdez y Luna, 1980; Borkovek, Weerts y Berstein, 1977; Ca-sado, 1994; Cattell, 1973; Lazarus, 1966; Miguel-Tobal, 1985). Sin embargo, en la

    prctica actual, dichos trminos se siguen utilizando indistintamente.

    El intento de diferenciar entre los conceptos de ansiedady angustiaes un ejem-plo claro de dicha problemtica. La utilizacin de ambos trminos dio lugar a confu-sin en el siglo pasado, dado que en algunas ocasiones eran usados como sinnimos

    y, en otras, como vocablos de distinto signicado. En esta lnea, Lpez-Ibor (1969)realiza una distincin entre ansiedad y angustia; en la angustia existe un predominiode los sntomas fsicos, la reaccin del organismo es de paralizacin, de sobrecogi-miento y la nitidez con la que el individuo capta el fenmeno se atena; mientrasque en la ansiedad cobran mayor presencia los sntomas psquicos, la sensacin deahogo y de peligro inminente, se presenta una reaccin de sobresalto, mayor intentode buscar soluciones ecaces para afrontar la amenaza que en el caso de la angustia;

    el fenmeno es percibido con mayor nitidez.

    En la actualidad, es difcil mantener dichas diferencias, ya que dentro del con-cepto de ansiedad agrupamos tanto los sntomas psquicos, o cognitivos, como losconductuales y fsicos. Adems, en el DSM-IV (Manual de clasicacin de trastor-nos psicopatolgicos) el trastorno de ansiedad se denomina trastorno de angustia,resaltando, entre otras caractersticas, la presencia de crisis de angustia recidivantese inesperadas (American Psychiatric Association, 1994). Durante la dcada de losaos cincuenta, y posteriormente en los sesenta, la investigacin psicolgica estabacentrada en el trastorno mental de la esquizofrenia; mientras que en los aos setentael inters se dirigi a la evaluacin de los estados de nimo, especialmente la depre-

    sin. Sin embargo, en 1985 dos psiclogos norteamericanos, Husain y Maser, ar-maron que la dcada de los aos ochenta pasara a la historia como la dcada de la

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    ansiedad; y es a partir de entonces cuando esta pasa a ocupar un lugar preferente queperdura hasta nuestros das. En esta poca, las neurosis de ansiedad se caracterizanpor una preocupacin ansiosa exagerada que llega hasta el pnico y va acompaada

    a menudo por sntomas somticos.

    La neurosis de ansiedad (al contrario que la neurosis fbica) puede producirse encualquier circunstancia, y no est limitada a situaciones u objetos especcos (DSM

    II, 1986). Actualmente, los trastornos de ansiedad ocupan el primer lugar a escalamundial entre los trastornos del comportamiento ms prevalentes.

    Las relaciones entre ansiedad y salud mental parecen estar bastante bien esta-blecidas, sobre todo en la adolescencia (por ejemplo, Axelsson y Ejlertsson, 2002;

    Bagley y Mallick, 2001; Chamberlain y Haaga, 2001). Los autores coinciden ensealar que la ansiedad afecta de modo directo a la salud mental de las personas quela sufren. Se han encontrado relaciones entre la ansiedad y los estilos de vida que

    promocionan la salud (Johnson, 2002). Adems, la ansiedad se ha revelado asociadaal riesgo de desarrollar ciertas patologas, como, por ejemplo, la hipertensin en lasmujeres (Adler y Matthews, 1994), o como factor de riesgo de la sobremortalidadcardiovascular (Hansen, 2003). Las puntuaciones altas en ansiedad predicen igual-mente los problemas emocionales que siguen y/o acompaan a ciertas patologas(traumatismo medular, lumbalgia, infeccin por VIH). Se asocia a menudo conotros rasgos patgenos (alexitimia, conductas adictivas, tendencia a la depresin,locus de control externo). Esta comorbilidad sugiere un patrn conocido como afec-tividad negativa. La ansiedad rasgo y la depresin, clsicamente son consideradascomo un claro indicador de la falta de ajuste emocional a una enfermedad crnica. Seha constatado que la intensidad del dolor est ligada a la ansiedad como rasgo en lossujetos aquejados de lumbalgia crnica (Murphy, Thompson y Morris, 1997), y quelas personas diabticas tienen niveles mayores de ansiedad (Friedman, Vila, Timsit,Boitard y Mouren-Simeoni, 1998). Los autores Hudd, Dumlao, Erdmann-Sager, Mu-

    rray, Phan, Soukas y Yokozuka (2000), tambin encontraron que los estudiantes conniveles ms altos de estrs mostraban peores hbitos de salud, autoestima ms baja ymala percepcin de su estado de salud.

    En el presente estudio nos interesa estudiar elestrs y laansiedad delincuencial,como indicadores de falta de salud mental (bienestar psicolgico y emocional), re-lacionados con el contexto de violencia social delincuencial que vive la poblacinsalvadorea. Este esfuerzo surge debido a que se ha encontrado en otros estudios, yen los registros que lleva la PNC, altos ndices (ronda el 30%) de personas que han

    sido vctimas de algn tipo de delito.

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    As mismo, existen algunas evidencias que demuestran que las personas queson vctimas de la violencia delincuencial, como por robos, hurtos, asaltos, lesiones,homicidio de parientes, podran presentar una variedad de sntomas relacionados con

    el estrs, la ansiedad, la depresin, estrs postraumtico, etc. En este mismo sentido,una proporcin importante de la poblacin salvadorea est siendo vctima de una

    buena cantidad de otros delitos, como amenazas, extorsiones y control territorial delas pandillas. Eventos que en su conjunto estn incidiendo en la estabilidad fsica,

    psquica, emocional y social de los salvadoreos. En este estudio no se evaluarnlos efectos fsicos (taquicardia, hipertensin) de vivir en un contexto de violenciadelincuencial, debido a que el trabajo est centrado en la relacin o asociacin de laviolencia social delincuencial con el bienestar mental y emocional de la poblacin.

    Estrs postraumtico. Los acadmicos estn de acuerdo con la descripcin apor-tada por el Manual estadstico y diagnstico de los desrdenes mentales (por sussiglas en ingls: DSM IV-TR. Asociacin Americana de Psiquiatra, APA, 1994),cuya caracterizacin de los sntomas es aceptada (Keane, Wolfe y Taylor, 1987; Ye-huda y McFarlane, 1995). De acuerdo con el estrs postraumtico(TEPT), este esuna reaccin patolgica caracterizada por ansiedad, que ocurre posteriormente a laexposicin de un evento anormal, sorpresivo, y cuyo ingrediente principal es el deimplicar peligro de muerte o dao fsico o psicolgico serio, capaz de inducir intensotemor o pnico, disociacin y sentimientos evitativos.

    Los sntomas que caracterizan este estado son: el recuerdo insistente del hechotraumatizante: pesadillas repetidas o pensar continuamente en el hecho, ilusionescomo si el evento estuviera vivindose de nuevo, evitacin de pensamientos, perso-nas o lugares que recuerden el hecho (Cervantes, Salgadode-Zinder y Padilla, 1989);aplanamiento emocional, incapacidad para expresar emociones, aislamiento social;sntomas de hiperactividad neurovegetativa: palidez, sudor, taquicardia, hiperacti-vacin; estar siempre alerta o temeroso de algo; incapacidad para recordar hechos(memoria expresiva), sntomas disociativos (escaparse de la situacin, despersona-

    lizacin).Los estudios y las extrapolaciones al estudio del trastorno de estrs postraumti-

    co (Tept) en poblaciones traumatizadas (Kulka, 1990), como los veteranos de guerra,los sobrevivientes de desastres; las vctimas de abuso sexual, asaltos, homicidios,robos y secuestros, as como aquellas vctimas con serios daos fsicos y psicolgi-cos, sugieren un estudio por sus efectos de estrs postraumtico. Friedman y Jarason(Punamaki, 1989) proponen el modelo de Tept, y argumentan que este parece ser unaaproximacin til en la conceptualizacin del impacto psicolgico de las vivencias

    traumticas apropiado para la comprensin de la fenomenologa ligada al trauma(fsico, psicolgico y sexual), y debe ser analizado en el contexto de las dems pro-

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    blemticas asociadas. Las mltiples experiencias que impliquen dao fsico, psico-lgico y sexual, pueden determinar politraumas y, en consecuencia, sintomatologade Tept en relacin con varios tipos de experiencias dainas para la salud general

    (Alejo, 2005).

    La Polica Nacional Civil (PNC) de El Salvador, para el ao 2010, report untotal de 3.985 homicidios, con una tasa de 69.9 homicidios por cada 100 mil habi-tantes, mientras que para el ao 2009 hubo 4.382 homicidios, con una tasa de 76.9homicidios por cada 100 mil habitantes (PNC, 2011). Al comparar los dos ltimosaos, se observa una leve disminucin de homicidios en el ao 2010. Segn la lti-ma encuesta del Centro de investigacin de la opinin pblica salvadorea (Ciops,2011), inform que la organizacin criminal y los tipos de delitos que se cometen en

    el lugar de residencia por la delincuencia juvenil (pandillas) es de 30,9%; los tipos dedelitos que expresan son 23,5% hurtos y robos; y el 18,8% dijo que era la extorsin.As mismo, 36,1% manifest haber sido vctima de robo en la calle. Mientras 47,6%de la poblacin salvadorea tiene la percepcin de que la delincuencia ha aumenta-do en el pas. En el mismo estudio, se encontr que 82,3% de la poblacin tiene la

    percepcin de que la sociedad salvadorea est dominada por la delincuencia. Anteeste problema, surge la pregunta: De qu manera el contexto de violencia socialdelincuencial est relacionado con la salud mental de los salvadoreos?Al observarcambios de comportamientos en los estilos de vida cotidiana, se escuchan frecuente-

    mente comentarios y experiencias personales sobre la violencia social delincuencial,expresiones de estrs, temor y ansiedad, como resultado de vivir en un contextocomunitario de violencia delincuencial.

    Eventos que han motivado el diseo e implantacin de un estudio que pretendedeterminar si existe alguna relacin emprica entre el estrs (ansiedad) social de-

    lincuencial con la salud mental de la poblacin salvadorea. Es, desde esta pers-pectiva, que surge la necesidad e importancia de estudiar y analizar esta problemti-ca de naturaleza psicosocial en El Salvador, debido a que no existen estudios sobre

    la posible relacin de estos factores fundamentales con la vida saludable y armoniosade la poblacin salvadorea.

    El estrs social, la ansiedad, el temor, las fobias sociales y la violencia delin-cuencial son factores que podran tener una asociacin con la salud y, en especial,con la salud mental de las vctimas de la violencia delincuencial en El Salvador. Lasalud mental es el bienestar psicolgico o mental, fsico-siolgico y social de la

    persona (OMS, 1946). Sin embargo, es necesario mencionar que el informe de saludmental (OMS, 2001) plantea que entre 25 a 50% de la poblacin mundial ha presen-

    tado alguna vez en su vida un trastorno de tipo mental. Periago (OPS, 2005) informque las estadsticas indican que los trastornos mentales representan una proporcin

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    cada vez mayor de la carga de morbilidad en Amrica Latina y el Caribe. Se calculaque para el ao 2010 habra ms de 176 millones. As mismo, seal que en muchoslugares del continente americano sucede a menudo que el tratamiento no est al al-

    cance de quienes lo necesitan.El Ministerio de Salud (Misal, 2010) inform de 1.287 suicidios y de 31.200

    intentos de suicidio registrados en El Salvador en el ao 2009. Estos datos son indi-cadores reveladores de los problemas de salud mental que prevalecen en la pobla-cin salvadorea. En estudio realizado recientemente a escala nacional (Gutirrez,2010), se encontr prevalencia de ansiedad de 53,6% y alteraciones psicosomticasde 60,0%. Tambin, el mismo estudio revela la existencia de casos de psicopatologaen 35,1% de la poblacin general. Son estos hallazgos, y dems factores psicosocia-

    les, los que han motivado al estudio de las variables predictoras de la falta de saludmental; entre estas se pueden mencionar: el estrs social, la ansiedad, la violenciadelincuencial, el ambiente familiar, el contexto sociocultural, el consumo de drogasy alcohol y la salud mental de la poblacin.

    Ante los potenciales efectos psicolgicos y emocionales de la violencia delin-cuencial en la salud mental de los salvadoreos, surgen los interrogantes: Existiruna relacin del contexto de violencia social delincuencial con la salud mental de la

    poblacin salvadorea? Qu tipos de violencia delincuencial afectan ms la saludmental de los salvadoreos? Habr algn tipo de relacin de las variables sociocul-turales con la salud mental de los salvadoreos? Existir alguna asociacin de lasvariables sociodemogrcas con la estabilidad mental y emocional de los salvado-reos? Con la nalidad de sistematizar el desarrollo del presente estudio y respon-der algunas de las preguntas antes sealadas, se platean los siguientes objetivos deinvestigacin:

    1. Elaborar un anlisis descriptivo cuantitativo de los indicadores de estrs-ansiedad delincuencial, la salud mental, indicadores socioculturales, con-sumo de drogas/alcohol y de la variables vinculadas con la violencia social

    delincuencial.

    2. Elaborar un anlisis descriptivo cualitativo de los factores o nodos proble-mticos expresados por los expertos sobre la violencia social delincuencialy la salud mental de los salvadoreos.

    3. Determinar si existe una asociacin del estrs y la ansiedad delincuencialcon la salud mental de los salvadoreos.

    4. Determinar si existen diferencias signicativas al comparar el estrs-ansie-

    dad delincuencial, la salud mental en funcin del sexo de la poblacin.

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    5. Establecer si hay diferencias estadsticas en estrs-ansiedad delincuencialy salud mental en funcin de las variables sociodemogrcas, como edad,

    sexo, nivel educativo, lugar de residencia, estado familiar, si trabaja o no, en

    la poblacin salvadorea.

    6. Establecer un modelo de regresin logstica (modelo predictivo) donde lasvariables predictoras (VI) sern: nivel educativo, sexo, edad, consumo dedrogas y alcohol; ambiente familiar, violencia estructural, estrs delincuen-cial, y como variable criterio (VD) ser la ansiedad delincuencial y la saludmental.

    En relacin con los objetivos antes mencionados, se plantean las siguientes hi-ptesis:

    1. El estrs y la ansiedad delincuencial, y la violencia sociocultural estn rela-cionados con la salud mental de la poblacin salvadorea.

    2. Existen diferencias estadsticamente signicativas en salud mental/bienestarpsicolgico, estresor delincuencial, ansiedad delincuencial, violencia estruc-tural, maltrato familiar en funcin de si fue vctima de violencia delincuen-cial.

    3. Existen diferencias estadsticamente signicativas del estrs-ansiedad delin-cuencial y la salud mental en funcin del sexo de la poblacin.

    4. Existen diferencias estadsticamente signicativas en estrs-ansiedad delin-cuencial, la salud mental, violencia sociocultural, maltrato familiar, en fun-cin de las variables sociodemogrcas como edad, nivel educativo, estado

    familiar y lugar de residencia.

    5. Un porcentaje importante del estrs-ansiedad delincuencial (salud mental)de la poblacin salvadorea se explica mediante el modelo de regresin lo-

    gstica (modelo predictivo), donde las variables predictoras (VI) son: sexo,nivel educativo, edad, estado familiar, violencia estructural, estrs delin-cuencial ambiente familiar, y como variable criterio (VD) ser la ansiedaddelincuencial/salud mental/bienestar psicolgico.

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    Investigacin Universidad Tecnolgica de El Salvador

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    8. El mtodo

    Participantes

    En el presente estudio se seleccion una muestra probabilstica representativade las ciudades ms importantes del pas. Para ello, se adopt una estimacin de errordel 3% y un nivel de conanza del 95%, obtenindose una muestra de 1.143 personas

    a escala nacional. La muestra fue distribuida de forma proporcional al nmero dehabitantes en cada departamento. El presente estudio es de tipo multimodal(Hernn-dez, Fernndez y Baptista, 2006); tambin podra nominarse expos facto(Montero yLen, 2007), con un diseo retrospectivo y transeccional.

    Tabla 4. Frecuencias y porcentajes de las caractersticas sociodemogrficas de lamuestra

    Caractersticas sociodemogrfcasPoblacin general

    (n = 1.143)

    Porcentajes

    GneroFemeninos (n= 605)Masculinos (n= 538)

    52,847,1

    Estado civilSoltero (n= 410)Casado (n= 438)

    Acompaado (n= 216)Divorciado/a (n= 31)

    Viudo/a (n= 44)No responde (n= 8)

    35,938,018,92,73,80,7

    EscolaridadDe 1.-3er. grado (n= 123)De 4.-6. grado (n = 192)De 7.-9. grado (n = 241)

    Bachiller (n = 348)Tcnico (n = 27)

    Universitario (n = 101)Analfabeta (n = 91)

    No responde (n = 20)

    10,816,821,130,42,48,88,01,7

    EdadDe 17 a 25 aos (n = 262)De 26 a 35 aos (n = 306)De 36 a 45 aos (n = 224)De 46 a 55 aos (n = 166)Ms de 56 aos (n = 177)

    No responde (n = 8)

    22,926,819,614,515,5

    0,7

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    Lugar de residenciaUrbana (n = 807)

    Rural (n = 336)70,629,4

    TrabajaS (n = 732)No (n = 399)

    No responde (n = 12)

    64,034,91,0

    Sector en que trabajaPblico (n = 306)Privado (n = 426)No aplica (n = 411)

    26,837,336,0

    Es cotizanteS (n = 246)No (n = 689)

    No responde (n = 205)

    21,860,317,9

    Entre las tcnicas para la recoleccin de informacin fueron utilizadas: la en-cuesta y la entrevista en profundidad.En el estudio fueron encuestados 538 (47,1%)hombres y 605 (52,9%) mujeres, siendo esta una muestra que est en sintona conel universo de la po