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Libro Explorando Niños y Jovenves

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Queda mucho por hacer en materia de participación, pero, incluso en los lugares más hostiles y resistentes, empiezan a surgir iniciativas invaluables que tienen un impacto positivo tanto en la vida de los niños y jóvenes como en la de sus comunidades, demostrando que es posible otro tipo de relación mucho más justa e incluyente con los adultos y las instituciones.

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  • Explorando caminos de participacininfantil y juvenil

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  • Primera edicin, noviembre de 2013D.R. 2013 Universidad Autnoma MetropolitanaUniversidad Autnoma Metropolitana Unidad XochimilcoCalzada del Hueso 1100Colonia Villa Quietud, Coyoacn04960 Mxico, D.F.

    ISBN: 978-607-7962-10-6

    Impreso en Mxico / Printed in Mexico

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  • Explorando caminos de participacininfantil y juvenil

    Yolanda Corona CaraveoMinerva Gmez Plata

    Martha Zanabria SalcedoEditoras

    Universidad Autmona MetropolitanaRed por los Derechos de la Infancia en Mxico

    Universitat de Valencia

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  • 8QLYHUVLGDG$XWQRPD0HWURSROLWDQD Salvador Vega y Len, Rector General

    Norberto Manjarrez lvarez, Secretario General

    8QLYHUVLGDG$XWQRPD0HWURSROLWDQD8QLGDG;RFKLPLOFRPatricia E. Alfaro Moctezuma, Rectora

    Guillermo Joaqun Jimnez Mercado, Secretario de Unidad

    3URJUDPD,QIDQFLDNorma del Ro Lugo

    3URJUDPDGH)RUPDFLQHQ'HUHFKRV\3RVLELOLGDGHVGHOD,QIDQFLDYolanda Corona Caraveo

    Minerva Gmez PlataMartha Zanabria Salcedo

    5HGSRUORV'HUHFKRVGHOD,QIDQFLDHQ0[LFR(Derechos Infancia Mxico AC)

    Juan Martn Prez Garca, Direccin EjecutivaValeria Geremia, Coordinacin Ejecutiva

    8QLYHUVLWDWGH9DOHQFLDFrancisco Tmas Vert, Rector

    Rosa Mara Moliner, Vicerrectora de Relaciones Internacionales

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  • Agradecimientos

    La publicacin de este libro en espaol ha sido el fruto del trabajo y colaboracin de muchas personas. Agradecemos en primera ins-tancia a Roger Hart y a Caitlin Cahill por la excelente propuesta de recopilar diferentes experiencias de participacin en tantas regio-nes del mundo. A la revista Children, Youth and Environments y espe-cialmente a su editor Willem Van Vliet por la gran disposicin para que los artculos que originalmente fueron publicados en ingls se pudieran traducir al espaol, y tambin por su gentileza para escri-bir el prlogo. A Gisela Vsquez Cruz por el trabajo de traduccin que realiz durante su ayudanta en la Universidad Autnoma Me-tropolitana Xochimilco, a Mara Esther Nieto y a Julin Hernndez por la ayuda para revisar y analizar los aspectos metodolgicos de los artculos, a la Universidad Autnoma Metropolitana por ser la plataforma desde la cual realizamos nuestro trabajo y en especial al Programa Infancia que ha permitido una frtil colaboracin en-tre los distintos investigadores. Agradecemos finalmente a la Ge-neralitat Valenciana por el apoyo financiero para la publicacin.

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  • Prlogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XIII

    Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XVII

    Nias, nios y jvenes como actores sociales.Una reflexin sobre las metodologas utilizadaspara promover su participacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 Yolanda Corona Caraveo Minerva Gmez Plata Martha Zanabria Salcedo Profesoras investigadoras del Departamento de Educacin

    y Comunicacin, Programa Infancia, UAM-Xochimilco

    Pavimentando un camino de ida y vuelta: impulsandola participacin infantil en un estudio sobre castigosfsicos y emocionales de nios en Vietnam . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 Dulamdary Enkhtor Departamento de Psicologa, Universidad del Estado de Georgia

    Despus del tsunami en Cooks Nagar:los desafos de una reconstruccin participativa . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 Sheridan Barlett

    Equipo de Investigacin de Childrens Enviroments

    Centro de Posgrado, Ciudad Universitaria de Nueva York

    Cmo puedes saber... si t no eres un nio adoptado?:dilemas y posibilidades de darles voza nios en cuidado adoptivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 Hanne Warming Universidad Roskilde, Dinamarca

    ndice

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  • Nuestra Voz: un proyecto de nios y jvenescon necesidades especiales. Estudio de caso sobreparticipacin infantil en Lbano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 Yara Shamji Asesora de Medios Independientes

    Luchando contra los estereotipos acerca de la juventude infancia de los pueblos originarios: fotografa colaborativacon los y las innu de Uashat mak Mani-Utenam . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 Karoline Truchon Universidad Laval, Quebec, Canad

    La co-construccin del conocimiento en lugares seguros.Reflexionando sobre polticas y poder enla investigacin de accin participativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131 Brett G. Stoudt Centro de Graduacin, Universidad de Nueva York

    Escuelas, s!, Crceles, no! Conectando la investigacinde accin juvenil y la organizacin juvenil en California . . . . . . . . . 145 Dana Wright La Juventud en Grupos Focales, Sacramento, California

    Un mapa para el cambio social: estudiantes latinosse involucran en una prctica etnogrfica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159 Julio Cammarota Universidad de Arizona

    En cierto modo, es divertido hacer lo imposible:la historia del Centro Ecolgico Urbano de Milwaukee . . . . . . . . . . 171 Ken Leinbach El Centro Ecolgico Urbano, Milwaukee, Wisconsin

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  • Placework: un modelo para alentar el compromisoy el empoderamiento en los jvenes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181 Laxmi Ramasubramanian Departamento de Asuntos Urbanos y Planificacin Escolar

    Ciudad Universitaria de Nueva York

    Atanasio Gonzlez Iniciativa Vecinal, Instituto Citadino, Universidad de Illinois-Chicago

    Hroes en accin: nios defensores en Sudfrica . . . . . . . . . . . . . . . . 191 Namhla Mniki Solange Rosa Instituto de Infancia, Universidad del Cabo, Sudfrica

    Apoyando a las redes y el desarrollode grupos infantiles en Afganistn:reflexiones sobre la prctica y las posibilidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203 Claire OKane Asesora en los derechos autnomos de la infancia, Kampala, Uganda

    De la retrica a la prctica: buscando la coherenciaentre lo que creemos y lo que hacemos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213 Dipak Naker Alzando las Voces, Uganda

    Relaciones de poder y resistencia de los adultosa la participacin infantil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 223 Andy West Save the Children, Beijing, China

    Metodologas de intervencin y agencia social de nias,nios y jvenes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 241 Yolanda Corona Caraveo Minerva Gmez Plata Martha Zanabria Salcedo Profesoras investigadoras del Departamento de Educacin

    y Comunicacin, Programa Infancia, UAM-Xochimilco

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  • XIII

    Prlogo

    El poder y el potencial de la participacin

    Para poder sobrevivir Mohammed Bouazizi de 26 aos, ven-da frutas y verduras sin permiso oficial en la localidad de Sidi Bouzid, en Tnez. El 17 de diciembre de 2010 se incendi a s mismo enfrente del edificio de gobierno, inmolndose como una protesta por la humillacin y las vejaciones sufridas a manos de los oficiales municipales que le confiscaron sus mercancas. Su suicidio fue una chispa que desat una tempestad de protestas a lo largo de todo el pas; el malestar se extendi a Egipto y a otros Es-tados rabes en los que la juventud despert y empez a desafiar a los regmenes autocrticos.

    Estas situaciones comparten por lo menos dos elementos: el pri-mero es que los jvenes dominan el perfil demogrfico nacional, con una proporcin especialmente alta en las ciudades. El segundo elemento es que estos jvenes frecuentemente no tienen la oportu-nidad de participar plenamente en la vida de sus comunidades o de la sociedad, por lo que la capacidad para satisfacer sus necesida-des bsicas se ve restringida.

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  • XIV

    Explorando caminos de participacin infantil y juvenil

    En lugar de tratar a los jvenes como un problema y un peso para el pas, los gobiernos tendran que verlos como un recurso y una riqueza. La participacin de los jvenes en programas de desarro-llo urbano sostenible es una inversin que redita con creces en el desarrollo nacional.

    La Convencin de los Derechos del Nio adoptada por la Asam-blea General de las Naciones Unidas en 1989 y ratificada por casi todos los pases, menos Estados Unidos y Somalia, afirma que los nios (todos aquellos menores de 18 aos) deben poder expresar sus voces en todos los asuntos que les afectan y que sus opiniones deben ser tomadas seriamente. Estos asuntos incluyen el acceso a la educacin, vivienda, trabajo y oportunidades de vida. As pues, hay una relacin directa entre los disturbios civiles y las revueltas populares hoy en da con la falta de oportunidades que los jvenes tienen para participar en los asuntos que conforman su vida.

    Este breve recuento es relevante para el contexto de los artculos de este libro. La seleccin que aqu se presenta es parte de un volu-men especial de la revista Children, Youth and Environment, publica-do en 2007. A medida que se aproximaba el vigsimo aniversario de la Convencin, esta coleccin de artculos provenientes de 37 pases (editada por Roger Hart y Caitlin Cahill) nos dio la oportu-nidad para reflexionar crticamente sobre lo que se haba logrado hasta entonces. Los editores invitados de diferentes regiones del mundo reunieron casi 100 artculos que permitieron una sntesis del conocimiento acerca de lo que haba funcionado y lo que no en los enfoques participativos para nios y jvenes.

    Los captulos de este libro ofrecen ideas valiosas sobre las prcti-cas realizadas en diversos pases alrededor del mundo. En ellos se puede ver claro que no hay una frmula mgica que pueda asegu-rar resultados positivos ni que podemos aplicar un molde o plan predeterminado para tener xito. Ms bien cada situacin exige un enfoque particular que se adapte a los nios y jvenes que partici-

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  • XV

    Prlogo

    pan en ese contexto. Sin embargo, estos enfoques pueden benefi-ciarse de la informacin que se presenta en este libro relacionada con las conceptualizaciones y prcticas de participacin. Me da mucho gusto saber que es posible extender el alcance de este tra-bajo a una audiencia ms amplia y espero que los lectores puedan encontrar ideas tiles en sus esfuerzos por promover la participa-cin de nios y jvenes.

    Willem van vlietProfesor y director de la revista: Children, Youth

    and Environments, Universidad de Colorado

    [http://www.colorado.edu/journals/cye]

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  • XVII

    Introduccin

    A 24 aos de haberse firmado la Convencin de los Dere-chos del Nio (CDN) contamos ya con un sinnmero de proyectos y prcticas participativas que han incluido al sector infantil y juvenil de nuestra sociedad. La CDN fue el umbral que, por un lado, mostr el rostro de una dolorosa realidad res-pecto de las formas que tenemos los adultos de relacionarnos con las nias, nios y adolescentes y, por otro, nos abri un enorme desafo para imaginar y construir un modo distinto de colocarnos frente a ellos.

    La inercia de comportamientos arraigados por siglos a una visin de la infancia que se basaba en el no reconocimiento de sus capaci-dades, se enfrent a una gran cantidad de voluntades que iniciaron una serie de acciones muy creativas para incluir a nias, nios y adolescentes como sujetos sociales plenos. Actualmente podemos observar que a nivel mundial existe un movimiento promovido principalmente por las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) en el que, a travs de propuestas innovadoras, se ha preparado el camino para que los adultos podamos entender a los nios como actores sociales con una gran capacidad de agencia.

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  • XVIII

    Explorando caminos de participacin infantil y juvenil

    Estas propuestas se han multiplicado en todas las regiones del mundo, mostrando una evolucin constante desde las primeras consultas que se hicieron para escuchar las opiniones y los puntos de vista de los nios.

    Los artculos que presentamos en este libro forman parte de un proyecto muy amplio propuesto por Roger Hart y Caitlin Cahill a la revista Children, Youth and Environments,1 de la Universidad de Co-lorado, para dar a conocer diferentes propuestas de participacin infantil y juvenil arraigadas en contextos culturales muy diversos. Se hizo una recoleccin de iniciativas en diversas regiones del mundo, tales como: frica, Amrica Latina y Amrica del Norte, Asia, Australia, Europa, Japn, India y Medio Oriente que fueron publicadas originalmente en ingls.2

    Como parte de las actividades del Programa Infancia de la Univer-sidad Autnoma Metropolitana nos pareci importante traducir y publicar los artculos que aparecieron en la regin de Amrica Latina que aparecieron en la revista, para dar a conocer a los estu-diantes y acadmicos las diversas metodologas que se han utiliza-do para promover la participacin de nias, nios, adolescentes y jvenes.3 La experiencia en la Universidad con este libro nos moti-v a traducir y resear tambin algunos de los proyectos de otras regiones. Elegir el tipo de proyectos no fue un proceso sencillo ya que la revista public experiencias muy diversas y de una gran ri-queza tanto terica como metodolgica. Procuramos seleccionar los que fuesen ms explcitos en la metodologa utilizada y que a su vez pudieran dar cuenta de la diversidad de problemas concretos

    1 Nmeros 1, 2 y 3 del volumen 17 [www.colorado.edu/journals/cye/index_is-sues.htm].

    2 La presentacin de los artculos en este libro respeta los criterios editoriales de la revista en trminos de su formato, incluyendo los diversos estilos que cada autor utiliza para las referencias bibliogrficas.

    3 Los artculos de Amrica Latina fueron traducidos al espaol y publicados en el libro Participacin infantil y juvenil en Amrica Latina [www.uam.mx/cdi/pdf/publicaciones/participacion].

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  • XIX

    Introduccin

    en los que las nias, nios y adolescentes han podido incidir. En vir-tud de que ha sido una prctica cada vez ms comn la realizacin de consultas infantiles y la invitacin a nias y nios para partici-par en foros, se incluyeron tambin dos artculos que problemati-zan estos aspectos.

    Ciertamente, muchas de las experiencias se han enfrentado a ba-rreras difciles de superar, en especial en el mbito de las polticas pblicas, en el reconocimiento del nuevo estatus de los nios por parte de las instancias legislativas y judiciales, y en el de la apli-cacin concreta de esta visin en los ambientes cotidianos de los mismos, como son la familia y la escuela. Sin embargo, es impor-tante reconocer la inagotable inspiracin que muchos individuos, organizacin de la sociedad civil e incluso instituciones guberna-mentales han tenido para asumir el reto de proponer, no slo expe-riencias inditas, sino procesos de mediano alcance que integran al sector infantil y juvenil desde sus inicios, y que mantienen una constante observacin crtica para no caer en los patrones de re-lacin habituales con ellos. Los enfoques utilizados por los autores han trascendido los lmites y han construido nuevos sentidos en el trabajo con los nios, permitindonos as tener una visin ms cla-ra de los nuevos horizontes que nos esperan.

    Hemos trabajado con nuestros alumnos acerca de la importancia de construir una perspectiva que d cuenta del movimiento que existe tanto en los sujetos como en las instituciones y la sociedad misma. Ver a los nios como sujetos que estn desarrollndose es algo a lo que estamos acostumbrados pero, en general, esto se con-trasta con una visin de los adultos como personas ya formadas que poseen perspectivas claras sobre la realidad. Si asumimos que tanto los adultos como los nios y jvenes estamos en movimiento, podemos darnos cuenta de la relevancia que tiene en el desarrollo de los adultos la capacidad de relacionarnos de otra manera con los nios y jvenes, abrindonos a su particular visin y al entendi-miento que tienen sobre la realidad.

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  • XX

    Explorando caminos de participacin infantil y juvenil

    En ese sentido, la escucha profunda y el dilogo verdadero que se pueda establecer con ellos no son slo acciones benvolas de los adultos, sino un imperativo tico y legal que puede tener una in-fluencia e impacto en los escenarios sociales.

    Yolanda Corona Caraveominerva Gmez Platamartha araCeli zanabria SalCedo

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  • 1Nias, nios y jvenes como actores sociales. Una reflexin sobre las metodologas utilizadas

    para promover su participacin

    Yolanda Corona CaraveoMinerva Gmez Plata

    Martha Zanabria SalcedoProfesoras investigadoras del Departamento de Educacin

    y Comunicacin, Programa Infancia, UAM-Xochimilco

    Estas lneas surgieron de la lectura y revisin de diversos ma-teriales que muestran la labor de organizaciones sociales, in-vestigadores y promotores de derechos humanos con nias, nios, adolescentes y jvenes1 y tienen la intencin de difundir algunas experiencias de participacin infantil y juvenil que se realizan en diversos lugares del mundo.

    Cuando hablamos del trabajo con la infancia quizs vengan a la mente formas tradicionales de atencin a la niez y acciones que tienden, sobre todo, a cubrir necesidades bsicas. En esta ocasin te-nemos la oportunidad de aproximarnos a una seleccin de escritos

    1 De acuerdo a la Convencin sobre los Derechos del Nio se entiende por nio a todas las personas menores de 18 aos, aunque por lo general se habla de las nias, nios y adolescentes (NNA) para dar visibilidad al periodo de la adoles-cencia (considerado de los 12 a los 18 aos). Quisimos incluir tambin el trmino de juventud para referirnos a esta edad, porque socialmente tiene una conno-tacin ms vinculada a la nocin de sujetos sociales. A lo largo del libro hemos elegido mencionar uno o ambos trminos de manera indistinta. Para respetar el enfoque de gnero incluimos por lo general los trminos correspondientes tanto en femenino como en masculino, aunque en ocasiones se utilizarn sustantivos genricos, para evitar repeticiones excesivas.

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  • 2Yolanda Corona Caraveo Minerva Gmez Plata Martha Zanabria Salcedo

    que muestran el trabajo con ellos desde una concepcin de partici-pacin infantil, a partir de los cuales se intenta dar respuesta a in-terrogantes como: qu implicaciones tiene hablar de participacin infantil?, qu nociones y circunstancias rodean las diferentes pro-puestas de participacin infantil?, quines son los actores involu-crados?, cules son los contextos y problemticas desde las que se generan estas concepciones y acciones?, cules son sus vicisitudes? Cada una de estas interrogantes forma parte de las inquietudes que nos mueven en la materializacin de esta edicin, y que nos permi-ten seguir reflexionando sobre las circunstancias y condiciones de vida de la niez, adolescencia y juventud a nivel mundial.

    La posibilidad de trabajar con nios, nias y adolescentes desde un enfoque participativo que responda a las demandas y condicio-nes de sus diferentes contextos sociales, econmicos y culturales, plantea grandes retos disciplinarios. Asomarnos a las ventanas que abren los artculos que aqu se presentan permite dar cuenta de la agencia en los nios, nias y adolescentes y posibilita que nos percatemos de la profundidad de sus palabras, de la sensibilidad que manejan ante sus circunstancias y de la fuerza para generar acciones en sus comunidades y para transformar su situacin.

    En las ltimas dcadas y gracias a la firma y ratificacin de la Con-vencin de los Derechos del Nio (CDN) se han generado numero-sas iniciativas alrededor del mundo que buscan generar cambios y favorecer las condiciones de vida de los(as) nios(as). Abrir los horizontes del marco internacional puede ser de gran utilidad para la retroalimentacin de las problemticas que afrontamos y que intentamos comprender como sociedad civil, como acadmicos, como investigadores, como promotores sociales, como funciona-rios o empleados de alguna entidad pblica o privada que incide en la infancia y/o en la juventud. La generacin de aprendizajes y conocimiento est en marcha en los proyectos de participacin infantil y juvenil, y son elementos que queremos subrayar en cada experiencia que conforma este volumen.

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  • 3Nias, nios y jvenes como actores sociales

    Construccin de la nocin de infanciaen el marco de la Cdn

    El estudio sobre la infancia debe abordarse en relacin con el con-texto socioeconmico, poltico, histrico y cultural en el que se encuentra, es decir, desde la gran diversidad de circunstancias de vida, de instituciones y personajes que les impactan y que tienen una gran influencia en la forma en que dan sentido y significado a su experiencia. Desde esta perspectiva es ms preciso hablar, no de la infancia, sino de una diversidad de infancias,2 puesto que la definicin de este trmino se ha construido en un escenario de disputa y nego-ciacin entre la estructura social, sus discursos y representaciones institucionalizados, y la forma en que nios, nias y adolescentes configuran sus propias experiencias de vida, sus autopercepcio-nes, su propia definicin de lo que significa ser nio(a) en un te-rritorio determinado, perfilando su pertenencia a, o exclusin de, otros segmentos poblacionales o culturales diferenciados.

    Reconocer el papel de los(as) nios(as) como agentes sociales heterogneos, constructores de sentidos e interpretaciones, y mo-vilizadores de la estructura social, son aspectos relevantes de la perspectiva desde la cual se analizan las diferentes experiencias de participacin infantil que se presentan en este libro, recono-ciendo que los contextos de vida imprimen significados y smbolos particulares de la sociedad y la cultura de referencia en dichas ex-periencias.

    2 Bonfil Batalla (2003) visibiliza los distintos rostros de la niez de Mxico, con-Bonfil Batalla (2003) visibiliza los distintos rostros de la niez de Mxico, con-siderando un conjunto diverso de factores relacionados entre s bajo una estruc-tura compleja. Incluye no slo la diversidad regional, sino tambin la pluralidad de culturas, la estratificacin social y el contraste entre la vida rural y urbana. Otros autores que dan cuenta de la multiplicidad de infancias son Andrea Szulc (2006) y Mara Adelaida Colngelo (2003).

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  • 4Yolanda Corona Caraveo Minerva Gmez Plata Martha Zanabria Salcedo

    Los contextos a los que hacen alusin los artculos se ubican en pa-ses que comparten circunstancias similares de desproteccin in-fantil, de inseguridad social, de violencia institucional, de guerra o conflictos religiosos, circunstancias posteriores a un desastre natu-ral, y otras ms. Aun en estas condiciones tan difciles, sobresalen los grandes esfuerzos que se estn llevando a cabo para modificar la conceptualizacin de la niez, adolescencia y juventud. Si bien las condiciones de vida son muy diversas, encontramos puntos de concordancia en los avatares que enfrenta la sociedad para transformarse gradualmente en el reconocimiento de la in-fancia como agente social en dilogo con el mundo adulto y en la importancia que tiene la participacin en el desarrollo y formacin tempranos de ciudadanos responsables y comprometidos con el cambio social.

    A pesar de que, como afirma Gerison Lansdown (2005), existe una inmensa diversidad en la forma de concebir a la infancia en diferentes partes del mundo y que no hay un acuerdo sobre lo que es necesario para asegurar su ptimo desarrollo, resulta evidente que el esfuerzo que se hace por el reconocimiento y el respeto de sus derechos implica un cuestionamiento y transformacin de las ideas aejas que consideran a la infancia como un periodo en el que el sujeto se encuentra en una situacin de inferioridad.

    La premisa casi generalizada que se tiene sobre la infancia que considera a nias, nios y adolescentes como menores en desa-rrollo enfatizando el que todava no se encuentran suficientemen-te maduros para ser autnomos constituye uno de los retos ms importantes a vencer. A la luz de este supuesto de inmadurez o incapacidad se establece una relacin vertical basada en la super-visin, la disciplina y el sometimiento de nias y nios, en la que ceder parte de este poder adulto resulta inconcebible e incluso es observado como un riesgo para la infancia en tanto su condicin de supuesta inmadurez.

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  • 5Nias, nios y jvenes como actores sociales

    Se hace evidente la paradoja que surge al contraponer esta pre-sunta incapacidad e inmadurez que se atribuye a la infancia, con la realidad de numerosas nias y nios en el mundo que se en-cuentran obligados a asumir responsabilidades que exceden sus capacidades, incluso poniendo en peligro su integridad, seguridad y desarrollo. Esta contradiccin es mayor cuando debido a su con-dicin de nios, se les niega el reconocimiento de una autonoma que les permitira negociar medidas de proteccin y lograr cierto control ante tales experiencias, es decir, se les niega la agencia so-cial y por lo tanto, se les vuelve doblemente vulnerables (Lans-down: 2005:15).

    Existen, adems, suposiciones basadas en las diferencias de gne-ro que tienen un impacto significativo en las formas de concepcin y trato hacia la infancia (especialmente con respecto a las nias) que imprimen un desafo muy importante en trminos de inclusin y reconocimiento social. A esto se suma la situacin que viven las nias y nios con discapacidad, quienes desarrollan sus facultades a un ritmo diferente y que requieren un cuidado y atencin espe-ciales, ms an, si provienen de ambientes carenciados o con situa-ciones sociales desfavorables.

    Por otro lado, y de acuerdo con las experiencias reportadas por Dipak Naker, Claire OKane y Dulamdary Enkhtor, para los adul-tos que trabajan con la infancia en algunos pases de frica, Medio Oriente y del Sudeste Asitico es un gran reto abrir espacios para la participacin infantil y juvenil, en los que se permita la libre expre-sin de ideas y se d una cierta democratizacin del poder, ya que, en algunos casos, esto implica una contradiccin e incluso un cues-tionamiento a sus tradiciones y a sus formas de organizacin social.

    Se menciona que esta relacin jerrquica se encuentra ms arrai-gada en algunos pases donde el reconocimiento a la experiencia de los mayores y el respeto a las personas ancianas son muy valo-rados como parte de la estructura social y cultural de los pueblos.

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  • 6Yolanda Corona Caraveo Minerva Gmez Plata Martha Zanabria Salcedo

    Por ejemplo, en la experiencia llevada a cabo en Uganda, denomi-nada De la retrica a la prctica: buscando la coherencia entre lo que creemos y lo que hacemos, se menciona que, adems de la resistencia de los adultos para abrir espacios de expresin libre de opiniones para nios(as), las relaciones de poder de los adultos sobre ellos y el bajo estatus que stos ocupan en la estructura social son la causa no slo de su exclusin en la toma de decisiones, sino del maltrato y la violencia que se ejerce sobre los mismos.

    En este sentido, experiencias como las reportadas por Andy West realizadas en China y por Dulamdary Enkhtor en Vietnam, coinci-den en sealar la fuerte jerarqua social basada en la edad existen-te en algunas regiones de los pases asiticos, en las que los adultos detentan un poder casi absoluto sobre los nios, y aspectos como el respeto, la obediencia e incluso la sumisin de stos son considera-dos como valores propios de la infancia. En este tipo de sociedades, abrir espacios para la libre expresin de opiniones y para el fomen-to de la autonoma en nios y adolescentes puede ser considerado como un desafo a la autoridad adulta.

    Sin embargo, diversos autores (Smith, 2007; Corona, 2008; Rogoff, 1993; Fortes, 1970) han planteado que en las culturas tradicionales los nios(as) participan desde muy temprana edad en las activi-dades cotidianas, culturales y polticas de los pueblos. Tanto Good (1998) como Liebel (2003) reportan que en las sociedades no occi-dentales es comn considerar que el trabajo y la participacin de los nios en las actividades econmicas son de gran importancia para su desarrollo, por lo que las relaciones intergeneracionales estn planteadas de manera que se puedan ir transfiriendo respon-sabilidades, de acuerdo con la capacidad mostrada por ellos. Cree-mos que esta disparidad de posiciones puede estar relacionada con lo que Rogoff (1993), Ward (1971) y Heath (1983) plantean en el sentido de que en diversas culturas los nios no son considerados como interlocutores, a pesar de que estn integrados en las acti-vidades de los adultos. Pueden participar activamente y moverse

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  • 7Nias, nios y jvenes como actores sociales

    de manera libre en las tareas comunitarias, pero no se consideran como compaeros de los adultos en la conversacin. Esto indica-ra una dicotoma entre el nfasis y la importancia que se da a la expresin verbal en la cultura occidental, y otro tipo de variables como la observacin y el sentido del silencio en otras culturas.

    Por otro lado, Manfred Liebel (2007:116) considera que existe una visin paternalista hacia la infancia que se puede manifestar de dos maneras: como un paternalismo tradicional que subordina a la niez a la voluntad absoluta de los adultos, en el que no es posible discutir con la autoridad ni hay un espacio propio para la infancia, puesto que existe un cdigo de reglas que es rgido e inapelable; o bien, como un paternalismo moderno en el que se ofrece a la niez un m-bito propio con posibilidades de desarrollo autnomo, garantiza-do mediante la proteccin y la asistencia, y en el que se ubican a los nios y a las nias en mbitos reservados para ellos, con condicio-nes de vida segura, donde hay responsabilidad propia pero sin una participacin real en la toma de decisiones.

    Este tipo de prcticas se han cuestionado a partir de la CDN y han surgido muchas incgnitas y propuestas sobre la manera de equili-brar el derecho a la participacin y el derecho a recibir proteccin bajo el principio del inters superior del nio. Sin embargo, como lo afirma Liebel (2007), el paternalismo moderno sigue vigente y lo que estamos viviendo es un cisma de valores con las conductas arrai-gadas que predominan en las culturas.

    Por su parte, Garca Mndez (1998) seala que para muchos adul-tos es ms fcil afirmar que las prcticas educativas y de crianza que se llevan a cabo con esta jerarqua rgida se encuentran plena-mente justificadas y que eso es parte de lo que se espera en la vida de un sujeto normal, porque se conciben como prcticas ofrecidas para el bienestar de la infancia, sin reconocer que muchas de ellas son violentas e inadecuadas.

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    Los adultos encargados de la promocin de los derechos de la infan-cia y particularmente la participacin infantil y juvenil, se enfrentan con la necesidad inmediata de transformar su posicin adultocntrica para transferir el poder de expresin y decisin a los nios, nias y adolescentes, lo que no resulta nada sencillo, aun en pases donde estos sectores tienen un lugar importante dentro de la estructu-ra social. Ejemplo de ello es la experiencia realizada en California, Estados Unidos, denominada Escuelas s, crceles no!, en la que, para desmontar los imaginarios sociales estereotipados con respecto a las y los jvenes, se necesit no slo de la capacitacin de los adul-tos involucrados en el proyecto, sino desarrollar metodologas que permitieran una investigacin realmente participativa. Lo anterior, aunado con un trabajo intensivo con las instituciones de gobierno locales, permiti que se reconociera la importancia de escuchar sus opiniones en los procesos de decisin que les afectan.

    En esta encrucijada entre autoridad adulta y democratizacin del poder, se torna relevante abordar el concepto de la evolucin de las facultades del nio, que se encuentra enunciado en el artculo 5 de la CDN3 y que hace evidente que el periodo de la infancia no es ho-mogneo. De acuerdo con este principio, cuyo nfasis no tiene que ver nicamente con la edad o con una cuestin biolgica, se reco-noce que los ambientes y culturas en las que viven los nios(as) son diferentes e imprimen en ellos experiencias diversas que les permitirn estructurar competencias en una gama interminable de posibilidades a edades diferentes, lo que a su vez exige por par-te de los padres y adultos un continuo ajuste en las relaciones que establecen con ellos.

    3 Artculo 5. Los Estados Parte respetarn las responsabilidades, los derechos y los deberes de los padres o, en su caso, de los miembros de la familia ampliada o de la comunidad, segn establezca la costumbre local, de los tutores u otras personas encargadas legalmente del nio de impartirle, en consonancia con la evolucin de sus facultades, direccin y orientacin apropiadas para que el nio ejerza los derechos reconocidos en la presente Convencin. Convencin de los Derechos del Nio, 1989.

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    Desde este concepto, las competencias de los nios, nias y ado-lescentes se vislumbran como procesos intergeneracionales, es de-cir, as como hay un cambio evolutivo en su desarrollo, tambin se requieren cambios en la necesidad de direccin y orientacin por parte de los padres o tutores. Disminuye la heteronoma4 para ir construyendo una mayor autonoma que les permitir asumir res-ponsabilidades y tomar decisiones en un nmero cada vez mayor de situaciones.

    Una implicacin importante y relativamente poco abordada del concepto de evolucin de facultades del nio, es la consideracin de que los padres no tienen el poder absoluto sobre las nias y nios, y que se debe impedir que ellos o cualquier otro adulto responsa-ble del cuidado de aqullos, realicen acciones que les lastimen, les daen o les pongan en riesgo. Por otro lado, el artculo 18 de la CDN5 impone a los padres ciertos lmites en lo que respecta a la crianza y el desarrollo del nio, haciendo hincapi en que su preocupacin fundamental ser el inters superior del nio.

    As como se obtiene mayor responsabilidad con el reconocimiento de la evolucin de las facultades, tambin se exige que los nios no sean obligados a involucrarse en actividades que los expongan a responsabilidades, peligros o experiencias inadecuadas o per-judiciales. A la luz del artculo 18, se espera que los Estados Parte ejerzan acciones protectoras, defensoras y de prevencin, en las

    4 Heteronoma: es un trmino introducido a la filosofa por Kant que hace referen-cia a la voluntad del sujeto que no est regida por la razn, sino por la voluntad de otras personas o por situaciones externas, es decir, el sujeto toma decisiones condicionado por algo ajeno a l. Es un trmino retomado en la psicologa por Piaget y por su alumno Kohlberg, quienes proponen un modelo evolutivo de la heteronoma hacia la autonoma.

    5 Artculo 18, prrafo 1. Los Estados Parte pondrn el mximo empeo en garan-tizar el reconocimiento del principio de que ambos padres tienen obligaciones comunes en los que respecta a la crianza y el desarrollo del nio. Incumbir a los padres o, en su caso, a los representantes legales la responsabilidad primordial de la crianza y el desarrollo del nio. Su preocupacin fundamental ser el inte-rs superior del nio. Convencin de los Derechos del Nio, 1989.

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    cuales se haga presente la nocin de la evolucin gradual de las facultades.

    La participacin infantil y el concepto de evolucin de las facultades se encuentran ligados. Ambos parten del reconocimiento de nias, nios y adolescentes como actores sociales, propician el dilogo y transformacin tanto del mundo adulto como infantil y reconocen que se deben proteger sus derechos para garantizar una autonoma gradual y una vida plena. Este concepto tiene implicaciones sobre todos los derechos concebidos en la CDN, se vincula con la nocin de infancia y exige cambios significativos en todos los niveles de la sociedad, porque representa un desafo fundamental para las acti-tudes paternalistas, tradicionales y jerrquicas de los adultos hacia los nios. Esto ltimo debido a que cuestiona algunas de las suposi-ciones ms arraigadas acerca de las condiciones de bienestar, de proteccin, de responsabilidad y de autonoma de los mismos.

    Los temas abordados en los artculos de este libro nos muestran que son cada vez ms los pases en los que se estn promoviendo espacios de participacin que permiten a nias, nios y adolescen-tes desarrollar sus habilidades y competencias como ciudadanos activos, en las que se fortalece el reconocimiento y el respeto por parte de los adultos hacia ellos para participar en la toma de deci-siones. En el siguiente apartado discutiremos las distintas maneras en que los adultos organizan los espacios y proponen estrategias para que se reconozca y respete el derecho a la participacin, as como la capacidad que tienen para transformar escenarios socia-les a nivel familiar, institucional y comunitario.

    Reflexiones metodolgicas

    Aun cuando las estrategias de intervencin de los proyectos que aqu se presentan son muy diferentes, se pueden identificar ciertos ejes metodolgicos que son relevantes para la prctica profesional de quienes estn interesados en promover la participacin infantil.

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    Los ocho aspectos que mencionamos a continuacin pretenden ser una gua para que el lector pueda identificar los proyectos y los ele-mentos sobre los cuales podra profundizar.

    1. La importancia de la inclusin de nios, nias y adolescentes, me-diante una estrategia de investigacin-accin participativa. 2. El lugar de los adultos frente a la participacin de nias, nios y ado-lescentes. 3. Resistencias de los adultos. 4. La capacidad de nias, nios y adolescentes de transformar la realidad mediante el abor-daje de problemas concretos. 5. Los beneficios del trabajo grupal y los procesos colectivos. 6. La incidencia en la comunidad. 7. La importancia de tomar en cuenta los aspectos emocionales. 8. El uso de medios audiovisuales y nuevas tecnologas.

    1. Investigacin-accin participativaLa investigacin participativa es aquella que involucra a las nias, nios y adolescentes como investigadores desde las primeras eta-pas del proyecto. En este sentido, el equipo busca asegurar no slo que las opiniones de stos estn presentes durante todo el proceso de investigacin, sino que tengan un papel activo tanto en la pla-neacin como en la toma de decisiones.

    En las experiencias que se muestran a lo largo de este documento se observan diferentes niveles de participacin de estos actores so-ciales. Algunos proyectos los incluyeron como simples informan-tes y/o recolectores de informacin, mientras que en otros se dio una participacin mucho ms significativa, involucrndolos desde un inicio en el diseo de estrategias de intervencin, as como en todo el proceso de construccin, implementacin y anlisis de in-formacin de los proyectos.

    Incluso cuando dichas experiencias respondieron a su vez a con-cepciones diferenciadas de lo que significa la participacin infantil y juvenil, es decir, ya sea vista como un medio para llegar a un fin, o como un fin en s misma, es importante resaltar el inters de todos

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    los proyectos por incrementar el nivel de participacin de nias, nios y adolescentes, incluso en los contextos ms adversos.

    Observamos, por ejemplo, que en el proyecto sobre el castigo f-sico que se llev a cabo en Vietnam, la participacin de los nios y las nias tom dos caminos: uno consisti en incluirlos como fa-cilitadores de informacin, pidindoles sus sugerencias sobre las preguntas de investigacin y los lineamentos ticos; en el otro se enfatiz que ellos fueran y se consideraran a s mismos como inves-tigadores. Este trabajo present una forma de intervencin basada en el manual de Ennew y Plateau sobre los Doce pasos del proceso cientfico tico, centrado en nios y en la investigacin participativa. Di-cha experiencia es una de las ms relevantes y completas en cuan-to al trabajo que se requiere hacer a nivel personal, institucional y de polticas pblicas para que nias y nios puedan convertirse en investigadores de las situaciones que viven.

    La experiencia propuesta por Brett Stoudt llevada a cabo en una escuela particular para jvenes en Nueva York denominada La co-construccin del conocimiento en lugares seguros. Reflexionando sobre polticas y poder en la investigacin accin participativa, aborda el tema de la violencia entre los estudiantes y la forma de producir un conocimiento sobre la misma mediante la participacin de alum-nos, profesores y administrativos. Los estudiantes y profesores investigadores realizaron las actividades de campo dentro de la comunidad escolar y de anlisis de la informacin en espacios que nombraron como lugares seguros de investigacin accin parti-cipativa. Se generaron espacios de formacin terico-conceptual sobre el tema de la violencia, donde se discutieron los textos y li-teratura recomendados. Propusieron actividades como diarios electrnicos sobre la violencia escolar, cartas y ensayos desde los que se conoci informacin personal, experiencias, reflexiones y propuestas de los jvenes acerca de las diferentes formas y expre-siones de la violencia entre pares. Como se puede ver, los sujetos de la investigacin se transformaron en sujetos investigadores.

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    Otra experiencia significativa de investigacin participativa, de-nominada Un mapa para el cambio social: estudiantes latinos se invo-lucran en una prctica etnogrfica, fue la realizada en un distrito de Tucson, Arizona, en la cual se form a estudiantes latinos en dife-rentes tcnicas del trabajo etnogrfico, para la investigacin sobre las desigualdades que enfrentan en su vida cotidiana, tanto en su escuela como en sus comunidades, y para el diseo e implemen-tacin de soluciones. En este proyecto se resalta el hecho de que la investigacin participativa posibilit un proceso de formacin y resistencia crtica de los jvenes, lo que les permiti no slo darse cuenta y cuestionar las constricciones e inequidades de la estruc-tura social a la que pertenecan, sino desarrollar habilidades para actuar como agentes de cambio social y cultural.

    Finalmente, es de destacar la forma en que una organizacin juvenil de California logr convocar a ms de 500 jvenes activistas para formar coaliciones y empezar a prepararse en actividades de lide-razgo y de planeacin (vase captulo Escuelas s!, crceles no! Co-nectando la investigacin de accin juvenil y la organizacin juvenil en California). Un aspecto importante de su estrategia fue asegurar que los jvenes pudieran ocupar un lugar importante en los proce-sos de toma de decisiones y en los diferentes niveles de gobierno de la coalicin. Los facilitadores buscaban un alto nivel de inclusin de los mismos mediante su participacin en las fases de planeacin, accin y evaluacin del proyecto, as como en el anlisis continuo de todo lo que ocurriera. Su planteamiento es que se logra el ms alto nivel de involucramiento cuando este ciclo se institucionaliza como parte del proceso de planeacin regular.

    En estas experiencias encontramos, entonces, sujetos generadores de conocimiento en doble va: para s mismos y para sus comunida-des; observamos su intervencin como investigadores o promotores sociales actuando sobre problemticas concretas y promoviendo transformaciones importantes en su medio; todo ello como parte de

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    una concepcin y praxis de una participacin infantil y juvenil real-mente significativa.

    2. El lugar de los adultos frente a la participacin de nias, nios y jvenesCrear espacios para la participacin infantil y juvenil requiere man-tener un equilibrio del rol que desempean los adultos ante stos, ya que al tratarse de procesos, los requerimientos van cambiando de acuerdo con las etapas del proyecto y los adultos tienen que realizar un ejercicio continuo de reflexin crtica sobre su lugar ante ellos. En las experiencias reportadas en este libro se puede observar que hay una multiplicidad de papeles que los adultos adoptan.

    En virtud de que todos los proyectos presentan desafos respecto a las habilidades que los nios(as) tienen que desarrollar, un rol frecuente de los adultos es el de ser los facilitadores para que se preparen y adquieran las habilidades necesarias para una partici-pacin mucho ms efectiva.

    Otro aspecto importante en el caso de los proyectos con jvenes en contextos de educacin media fue la utilizacin de recursos teri-cos y metodolgicos que permitieron ampliar el horizonte de anli-sis sobre la situacin que estaban viviendo, especialmente cuando se trataba de proyectos que abordaban los temas de la injusticia social y la exclusin de los jvenes. El manejo de literatura espe-cializada hizo posible que ellos argumentaran de mejor manera las demandas que presentaban ante las autoridades. Por otro lado, fue clave para el xito del proyecto que los adultos responsables pro-movieran la capacitacin en tcnicas de entrevista, en la prctica etnogrfica y en el manejo de medios audiovisuales.

    Otro factor se refiere a la importancia que tiene que los nios que participan identifiquen a las personas que tienen poder de decisin y ante las cuales se deben presentar los hallazgos o propuestas y rea-lizar gestiones para poder llevar a cabo los proyectos que plantean.

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    En diversas experiencias podemos observar la manera en que los j-venes se prepararon para realizar presentaciones, videos o reportes que mostraran claramente sus demandas o visiones del mundo. Por ejemplo, el empoderamiento generado gracias al uso de la fotogra-fa en el caso del proyecto canadiense Luchando contra los estereotipos acerca de la juventud e infancia, se dio como un proceso continuo y de acciones fluidas sin que un facilitador estuviera continuamente al frente del proyecto.

    En otras experiencias, el papel de los coordinadores tambin tuvo que ver con la responsabilidad de asegurar la integridad fsica, men-tal y emocional de nias y nios cuando los ambientes en los que se desarrollaba el proyecto presentaban algn tipo de riesgo. Obser-vamos, por ejemplo, en el caso del proyecto que se hizo en Vietnam para indagar los castigos fsicos, que los adultos tuvieron que tener una presencia continua para acompaar a los nios en situacin de calle que participaron como investigadores y que realizaron entre-vistas a adultos y a otros nios y nias. Tambin, en este caso, una aportacin importante fue el establecimiento de lineamientos ticos muy claros que desde el inicio del proyecto fueron elaborados con-juntamente con ellos en virtud de lo delicado del tema y que hicieron evidente la diferencia que hay entre la perspectiva de los investiga-dores y la de los nios.

    En sntesis, se puede afirmar que el adulto investigador o coordi-nador es un acompaante en el proceso que orienta y brinda in-formacin; promueve y facilita el aprendizaje de temas; ensea el manejo de herramientas y estrategias de aproximacin a diversos actores de la comunidad, y genera espacios de dilogo y reflexin. En ese sentido, la labor del investigador es central para la consoli-dacin de sinergias que facilitan la colaboracin entre los actores, para ubicar espacios de trabajo, conseguir financiamiento, nego-ciacin y dilogo con autoridades, representantes, organizaciones o con otros miembros de la comunidad.

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    Sin embargo, como se seala en varios de los proyectos, para hacer realidad una participacin infantil y juvenil realmente significativa, es necesario que los adultos que trabajan con ellos se capaciten. La formacin continua es lo que les permitir no slo definir las estra-tegias metodolgicas ms apropiadas para responder a las nece-sidades y condiciones particulares de las poblaciones con las que trabajan, sino tambin cuestionar y transformar las dificultades que enfrentan en la relacin con la niez, adolescencia y juventud. Las relaciones desiguales de poder, as como los prejuicios y estereoti-pos hacia ellos, que se normalizan por fuerza de la costumbre y la tradicin, son algunos de los factores que provocan resistencias im-portantes para promover formas significativas de participacin.

    3. Resistencias de los adultos Las diferentes experiencias que aqu se presentan hacen evidente que, para propiciar una participacin significativa, se requiere de un compromiso basado en principios tales como la no discrimina-cin, la inclusin, el respeto a la diferencia, la escucha activa, y la comprensin de que la infancia, la adolescencia y juventud tienen otras formas de ver el mundo que enriquecen el proceso de la toma de decisiones.

    Sin embargo, como se seal al comienzo de este captulo, en el marco de ciertas culturas tradicionales, la participacin infantil y juvenil se considera una prctica inadecuada o muy difcil de reali-zarse debido a razones culturales. De acuerdo con los testimonios de los diferentes promotores que trabajan en el Medio Oriente, China, el Sudeste Asitico y frica parece que en algunas de estas regiones el sector de la infancia ocupa el escaln ms bajo dentro de la jerarqua social y, por tanto, los adultos esperan que nias, nios y adolescentes los escuchen y respeten sin cuestionar ni ex-presar sus propias opiniones. Las relaciones asimtricas de poder que existen en diferentes culturas, pueden estar relacionadas con diversos aspectos como la edad, las jerarquas, la nocin de autori-dad, el estatus, la clase social, el gnero e incluso la tradicin.

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    Las resistencias y oposiciones que tuvieron que enfrentar los pro-yectos fueron muy fuertes y requirieron por parte de los coordina-dores un esfuerzo importante en dos sentidos: por un lado, trabajar con los nios para que pudieran expresar sus ideas y opiniones y, por el otro, trabajar intensamente con los adultos para que existiera una apertura y aceptacin de la importancia de consultar a nias y nios e incluirlos en la toma de decisiones. Estos procesos fueron largos y tuvieron que atravesar muchos obstculos, ya que requi-rieron de la creacin y la negociacin de nuevos espacios sociales intergeneracionales que implicaron un cambio profundo en las re-laciones de poder entre la infancia, los adultos y las instituciones.

    En muchos de los proyectos se puede observar que existe una ba-rrera importante por parte de los adultos y las instituciones para que nios y jvenes puedan tener una representacin real de sus intereses y necesidades. El adultocentrismo que se reporta en mu-chos de los casos, demuestra que existen relaciones de poder asi-mtricas muy marcadas entre los adultos y los sectores infantiles y juveniles. Por ejemplo, en el caso de los jvenes latinos en Cali-fornia, la unin de varias organizaciones para protestar contra la criminalizacin, junto con la presentacin al Congreso de una pro-puesta legislativa ms justa, permiti que se escuchara su punto de vista en los hermticos mbitos judiciales y legislativos del Estado, de los cuales son tradicionalmente excluidos. Por otro lado, todo el personal de la escuela Rockport de Nueva York pudo reflexionar mediante la creacin de espacios seguros de discusin acerca de las jerarquas existentes en su institucin, y sobre las diversas for-mas de violencia, el uso y abuso del poder entre los estudiantes y entre los profesores y los alumnos.

    De igual manera, observamos las vicisitudes y logros de la parti-cipacin infantil en un grupo de nias y nios que incidieron en el mbito legislativo de una comunidad africana para defender sus derechos. Ellos generaron un proceso en el que pudieron expresar algunas de las problemticas de los ambientes familiares y comu-

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    nitarios en que vivan, como el sida, la violencia, el abandono, la po-breza, las drogas y el embarazo en edades tempranas. Ocho nias y nios presentaron en el Parlamento los resultados del proceso de trabajo, as como los problemas a los que se enfrentaban y las su-gerencias que tenan. La presentacin de los nios gener un clima de tensin en la discusin del Parlamento, lo que puso en evidencia que uno de los principales obstculos para la participacin infantil en mbitos legislativos tiene que ver con la dificultad de los adultos para abrirse a escuchar a los nios y adolescentes.

    Por su parte, Hanne Warming de Dinamarca, en su proyecto deno-minado Cmo puedes saber si t no eres un nio adoptado?: dilemas y posibilidades de darles voz a nios en cuidado adoptivo, seala que su pas ha avanzado mucho en establecer polticas que consultan, escuchan e involucran a la infancia, pero que rara vez se conside-ran las perspectivas de la niez en situacin vulnerable, como es el caso de los nios en adopcin. La autora se propuso dar voz a estos nios que, al estar en instituciones que han sufrido un recorte pre-supuestal, reciben una atencin cada vez ms burocrtica y menos cercana.

    Finalmente, no podemos dejar de mencionar las resistencias que presentan numerosos profesionales que trabajan con infancia para ceder el poder, lo que en muchas ocasiones les impide desarrollar procesos de participacin significativos. As lo seala Karoline Truchon, quien trabaj con jvenes innu en Canad y que, al ce-derles parte del control e involucrar a los mismos en el proceso de investigacin mediante el establecimiento de relaciones ms igua-litarias y de colaboracin mutua, descubri que no slo los jvenes, sino los adultos de la comunidad, empezaron a apropiarse del pro-yecto. Este mtodo ayud a que los y las participantes expresaran sus sentimientos y percepciones sobre sus condiciones de vida de una forma ms autntica, en lugar de centrar la discusin en las prioridades conceptuales de investigacin construidas a priori.

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    4. Nias, nios, adolescentes y jvenes transformandosu realidad: el abordaje de problemas concretosExiste una articulacin importante entre la investigacin-accin y la participacin infantil y juvenil. Las propuestas que surgen de este binomio encuentran muchas posibilidades de aprendizaje y re-flexin sobre sus acciones, pues parten del reconocimiento de una problemtica concreta a resolver y que, por tanto, puede tener un impacto en el mbito personal, familiar o social, dependiendo del caso. La bsqueda de cambios en sus comunidades va de la mano con el reconocimiento de la ciudadana y son prcticas de formacin que estn centradas en la enseanza-aprendizaje de tipo colectivo. Aprendizajes interculturales e intergeneracionales que sensibilizan sobre la diversidad y las circunstancias de otros grupos sociales.

    En la experiencia de Vietnam, el hecho de que los nios partici-paran en una metodologa de investigacin-accin, hizo evidente las grandes diferencias que existen entre la visin de los adultos y la de los nios. Cuando se compararon las preguntas de investi-gacin que cada uno de ellos se hizo, se observ que los intereses de los nios se centraban en lo que pasaba realmente, mientras que los adultos buscaban un saber conceptual acerca de los cas-tigos fsicos y emocionales. Los adultos estaban interesados en las comparaciones entre regin, gnero y etnia, mientras que los nios no las tomaban en cuenta. Los adultos buscaban la intervencin y el apoyo de organizaciones, mientras que los nios reflejaban un concepto ms personal y menos organizacional del tema. El equipo investigador incorpor ambas visiones y decidieron disear las he-rramientas de investigacin de manera que las preguntas giraran en torno a quin pega/castiga a los nios, y as abarcar un mayor rango de personas, incluyendo a los otros nios, tal como lo desea-ban los nios investigadores.

    Otra experiencia de jvenes actuando sobre problemas concre-tos se observa en el proyecto Escuelas, s! crceles no! Conectando la investigacin de accin juvenil y la organizacin juvenil en California.

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    Una coalicin de organizaciones juveniles present en el senado del Estado una enmienda para promover programas sobre justicia juvenil centrados en el acceso y rehabilitacin de servicios para la juventud, evitando con ello la criminalizacin de la que eran objeto y demandando su acceso a la escuela.

    Finalmente, se encuentra tambin el deseo de los jvenes por trans-formar situaciones concretas e inmediatas a travs de su participa-cin en proyectos ecolgicos urbanos como el que tuvo lugar en la ciudad de Milwaukee, denominado En cierto modo, es divertido hacer los imposible: la historia del Centro Ecolgico Urbano de Mil waukee, el cual, utilizando diferentes estrategias ldicas, y gracias al apoyo comunitario y a la entusiasta intervencin de nios y jvenes, logr recuperar un parque que se haba convertido en un foco de delin-cuencia, hogar de infractores e indigentes, y vertedero de basura. Con la reactivacin del parque, la comunidad en especial, nios y jvenes recuper un espacio para la realizacin de diferentes acti-vidades deportivas, pedaggicas, sociales y culturales.

    Los proyectos que aqu se presentan resaltan la importancia del trabajo grupal, as como la vinculacin de distintas instancias de la comunidad, instituciones y sus representantes en los proyectos, no slo para asegurar el xito de stos, sino su continuidad y posibili-dad de reproduccin, mediante el establecimiento de compromisos y responsabilidades de todos los actores involucrados.

    5. Los beneficios del trabajo grupal y los procesos colectivosEl trabajo grupal es utilizado continuamente en los proyectos parti-cipativos ya que la relacin entre pares facilita la expresin abierta de su propia visin, as como la identificacin de los temas concretos que les interesan. La interaccin de los coordinadores adultos en los procesos libres de discusin permite apreciar los diversos cdigos de comunicacin y formas de expresin que nias, nios y adoles-centes crean y recrean. Cuando ellos trabajan en grupo desarro-llan la comprensin de que existen otras perspectivas y, por tanto,

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    aprenden formas de escucha activa, de dilogo con los dems, y se dan cuenta de la importancia de argumentar para poder llegar a consensos o acuerdos de manera que el proyecto pueda avanzar.

    Los proyectos verdaderamente participativos requieren de varios momentos de trabajo grupal con los nios, a quienes se les prepara para estar en un proceso que tiene un componente de incertidum-bre, ya que el proyecto en s se va construyendo mediante la consul-ta a los participantes sobre los pasos a seguir. De esta manera, existe un aprendizaje sobre la importancia de la flexibilidad y del discer-nimiento continuo acerca de cules pueden ser las respuestas ms efectivas ante cada una de las circunstancias que se presentan y del trabajo prctico que se requiere para sacar adelante al proyecto.

    Establecer discusiones grupales entre pares permite tambin disi-par las estructuras rgidas de poder y ayuda a entender que el co-nocimiento no est en una sola persona, sino que cada uno de los participantes tiene diferentes saberes, que se pueden aplicar de ma-nera diferenciada en cada uno de los temas especficos que se abor-dan, y distintas habilidades que se pueden ejercer en las acciones que se deben tomar. Esto posibilita un continuo cambio de roles que se ajustan a las demandas particulares de cada momento del pro-yecto, situacin que no sera posible si el adulto es quien realiza una planeacin rigurosa poniendo nfasis en los resultados especficos, y manteniendo al margen la opinin de los nios.

    Por ejemplo, observamos que en los proyectos con jvenes latinos realizados tanto en California como en Chicago, se gener un proce-so de colaboracin natural en diferentes momentos del desarrollo de la investigacin que respet e incluy las propuestas y reco-mendaciones de los participantes desde el inicio hasta la escritura del reporte final, favoreciendo el empoderamiento y el liderazgo de los jvenes en sus comunidades. El diseo de la investigacin y el formato de las reuniones reflejaron sus estilos particulares de comu-

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    nicacin, lo que propici un intercambio de informacin mucho ms eficaz y una mayor adhesin de stos al proyecto.

    En la experiencia con nios adoptados en Dinamarca, encontramos que el trabajo grupal fue una estrategia metodolgica de alcance importante para lograr la reflexin y el intercambio de experien-cias entre los mismos nios. Para la autora, trabajar colectivamen-te permiti comprender la dimensin poltica de las experiencias privadas y el aspecto social de lo que pareca ser slo personal; tambin permiti que los nios hablaran sobre temas que nunca haban tocado en otros lugares. Al escuchar las historias de sus pares, se dieron cuenta de que no eran los nicos que enfrentaban esos problemas y empezaron a contar sus propias experiencias, in-cluso abordaron temas sensibles como la violencia y el abuso. El hecho de estar entre iguales y no ser sealados o criticados por su condicin permiti que se sintieran ms cmodos y con mayor li-bertad. Podemos afirmar que fue la horizontalidad la que permiti que nias y nios se apropiaran del espacio grupal.

    Resulta indispensable volver a mencionar aqu la importancia que tiene para los adultos que guan los procesos grupales, recibir una capacitacin previa y continua, pues necesitan desarrollar ciertas habilidades para usar esta herramienta. Otro aspecto relevante que es conveniente considerar es que, como parte del trabajo for-mativo para los adultos, se incluya por lo menos una sensibilizacin a los patrocinadores, directivos y ejecutivos acerca de la importan-cia de los procesos grupales.

    6. La relacin con la comunidad Algunos de los trabajos que se presentan, parten de experiencias comunitarias en las que nias, nios y jvenes son los sujetos cen-trales de la intervencin, posibilitando que se involucren en los procesos formativos que les permitirn adquirir las herramientas para incidir en la comunidad, detectar problemticas y manejar estrategias de aproximacin y promocin de la participacin con

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    diversos actores comunitarios. Las posibilidades de incidencia y de generacin de cambios propuestos por nios y jvenes son eviden-tes. Las experiencias cuentan con el respaldo de promotores socia-les, colectivos, organizaciones sociales, universidades y diferentes instancias de promocin cultural.

    En el caso de los proyectos desarrollados en Estados Unidos, ob-servamos una incidencia en poblacin mayoritariamente latina y mexicana. Por ejemplo, las experiencias con los jvenes latinos en ese pas generaron procesos de aprendizaje significativos para quienes se capacitaron como promotores sociales, creando espa-cios de interaccin con otros miembros de su localidad y acercn-dose a los temas que afectaban directamente a su comunidad. Se conformaron grupos de discusin entre los jvenes interesados, se realizaron plantillas de preguntas para dialogar con los adul-tos, se hicieron sondeos y diagnsticos de problemticas, as como propuestas y estrategias de intervencin. Su participacin en los proyectos hizo evidente su capacidad como buenos observadores, sensibles para el trabajo comunitario y con cualidades excelentes para formarse como investigadores.

    En el caso de los jvenes innu de Canad, cuestionar los estereoti-pos que sobre ellos se haban construido y mostrar con imgenes lo que pensaban de su propia identidad, involucr a toda la comunidad y produjo una transformacin en las relaciones intergeneraciona-les. Destaca el hecho de que este proyecto consigui convocar a 75 adultos que se incorporaron en diferentes momentos del proceso, incluyendo a personas que no eran de la comunidad. Este tipo de ac-cin juvenil represent una iniciativa muy interesante que combin dos aspectos: por una parte, se trat de un acto de resistencia ante la subordinacin que se pretende ejercer no slo sobre ellos, sino sobre toda la comunidad mediante un orden social y simblico que los presenta nicamente como jvenes en riesgo y con cierta peli-grosidad; por otra parte, se trat de un movimiento creativo y ldico que, utilizando imgenes fotogrficas, logr congregar a toda la co-

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    munidad, rescatar la riqueza de su cultura y generar una visin ms fresca de su identidad indgena.

    En la experiencia del proyecto Placework, llevado a cabo en Chicago, se trabaj con jvenes para que reflexionaran sobre su comunidad a travs de un grupo de discusin en el cual se propusieron temticas y preguntas que posteriormente fueron ubicadas en lugares estratgi-cos de la localidad, con el fin de propiciar un dilogo con los adultos. Los coordinadores plantearon la importancia de tomarse el tiempo necesario para poder construir una relacin sincera con la comuni-dad, de manera que los jvenes pudieran establecer un programa de colaboracin con los miembros de la misma y se pudieran comunicar desde el inicio con las personas que ocupaban altos cargos con el fin de asegurar su apoyo y, poder llevar a cabo las conversaciones con toda la poblacin. Se realizaron reuniones con todos los partici-pantes del programa y se dio especial importancia a difundir las pre-sentaciones del trabajo realizado en la comunidad. Las y los jvenes tambin hicieron un esfuerzo por involucrar en el trabajo a personas de su misma edad, lo que les permiti entender la complejidad que implica un cambio comunitario, as como desarrollar habilidades para representar y articular sus propios intereses y propuestas.

    Finalmente, quisiramos mencionar el proyecto realizado en In-dia, denominado Despus del tsunami en Cooks Nagar: los desafos de una reconstruccin participativa. ste se llev a cabo en una pobla-cin que se encontraba en proceso de reconstruccin, luego de ser devastada por el tsunami ocurrido en diciembre de 2004. Con la ayuda de diversas instituciones gubernamentales y OSC se involu-cr a nios, nias y adultos mediante grupos focales, entrevistas y consultas comunitarias, para determinar las condiciones de las viviendas que seran reconstruidas y as satisfacer las necesidades particulares de las familias. La participacin de toda la poblacin en estas consultas que se dieron en un ambiente de confianza y respeto mutuos no slo consigui el objetivo de construir casas

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    mucho ms adecuadas, sino que tuvo un efecto positivo en el esta-do de nimo y en la autopercepcin de los pobladores quienes, de un estatus de vctima y de dependencia, pasaron a asumir un papel de agentes competentes y activos en la toma de decisiones y en la planificacin de su vida.

    7. La inclusin de las emociones en los proyectosparticipativos con nias, nios, adolescentes y jvenesLos artculos que se incluyen en este libro nos muestran que mu-chos de los proyectos participativos tienen que ver con realidades difciles que estn enfrentando los nios y adolescentes y que, por tanto, implican experiencias emocionales muy profundas.

    Trabajar conjuntamente con la infancia y juventud presenta un de-safo al tipo de relaciones que sostenemos con ellos, ya que como profesionales somos herederos de un imperativo tico que tiene una larga tradicin y que plantea la importancia de no involucrar-se emocionalmente con las personas con quienes se trabaja, ya sea para mantener una cierta objetividad o bien para no caer en actitu-des paternalistas o de proteccin hacia ellos. No obstante, el reto de entender la realidad que enfrentan, la forma en que ven el mundo, sus conflictos, aspiraciones y propuestas no puede estar desvincula-do del reconocimiento de sus emociones.

    Alison Jaggar (1989) plantea que los sectores marginados u oprimi-dos en la sociedad tienen un acceso doloroso, pero a la vez privile-giado, a los problemas que la sociedad debe revertir, destacando la fuerza poltica que los aspectos emocionales tienen para luchar por situaciones ms justas. Asimismo, Nussbaum (1994) destaca que las emociones son las que permiten a los sujetos percibir los va-lores y, por tanto, actuar en concordancia con ellos, en cada situa-cin particular. Esta autora argumenta que tambin las emociones se refieren a estados de cosas que estn fuera de nuestro control

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    y que, por consiguiente, tienen que ver con la vulnerabilidad o los lmites de la autosuficiencia frente a condiciones particulares.6

    Varios de los proyectos presentados en este libro muestran un en-foque ms abierto a la subjetividad de nias, nios y adolescentes, y proponen diversos lineamientos ticos para trabajar situaciones delicadas que involucran aspectos emocionales. Destaca, entre ellos, el realizado en Vietnam con nios trabajadores, migrantes y/o en situacin de calle, sobre los castigos fsicos que haban re-cibido. Una aportacin importante de esta experiencia es que los investigadores incluyeron a los nios desde las primeras etapas de la investigacin y los consultaron sobre cules seran las re-glas ticas que ellos sugeran. Las preocupaciones de los nios se referan principalmente a que haba que tener un trato afectuoso y bondadoso con ellos, proteger su identidad, as como garantizar entornos seguros durante las entrevistas. El nfasis en los aspectos emocionales por parte de los nios, en contraste con los aspectos ms organizativos del proyecto priorizados por los adultos, pone de relieve la necesidad de consultarles desde las primeras etapas del proceso, sobre la forma en que quisieran ser tratados, y de eva-luar continuamente el proceso para detectar si existen algunos as-pectos que vulneren su bienestar.

    Por otro lado, la investigacin realizada por Warming con nias y nios adoptados en Dinamarca, permite observar otra forma de trabajo con poblaciones emocionalmente vulnerables. Su in-tervencin se bas en la teora del reconocimiento de Honneth, que incluye, entre otros, el reconocimiento emocional, es decir, con-siderar al nio como alguien especial con quien se establece una relacin de interdependencia y a quien se le provee de un cuidado y apoyo afectivo. Este tipo de relacin es la base para que nias y

    6 Mara Celina Lacunza, Un enfoque neoaristotlico en la reflexin tica sobre las emociones. La posicin de Martha Nussbaum, Revista de Filosofa y Teora Pol-tica, anexo 2005, p. 6.

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    nios desarrollen la confianza en s mismos y puedan establecer relaciones ms adecuadas con los dems. En este mismo tema es importante tambin el reconocimiento social que se da a travs de las relaciones grupales cuando se aprecian las habilidades de cada nio y el tipo especial de contribucin que puede hacer al grupo. Cuando las nias y nios toman conciencia de la aportacin que cada uno puede hacer se crean relaciones de solidaridad y de reco-nocimiento mutuo.

    Esta dimensin de reconocimiento emocional dentro de un proce-so de participacin puede valerse de ciertas herramientas, como la poesa, la fotografa, la msica o el intercambio epistolar por medio del correo electrnico y/o mensajes de chat, entre otros, que per-miten una expresin de emociones que no sera posible por medios puramente conceptuales o ms formales y que, de una u otra forma, rebasan las restricciones de gnero impuestas por la cultura, espe-cialmente, en el caso de los hombres jvenes. La experiencia del estudio de la violencia en la escuela Rockport de Nueva York mues-tra la manera en que el intercambio epistolar permiti a algunos jvenes expresar su molestia, rechazo e incluso compasin ante las vctimas de dicha coaccin en un ambiente tan restrictivo y signado por la prctica de la violencia masculina. Era claro que este tipo de relaciones se haban normalizado y justificado como una dinmica relacional cotidiana y que, incluso, eran promovidas por las mismas dinmicas institucionales, lo que impeda a los estudiantes oponerse a las mismas en presencia de sus dems compaeros.

    Por otro lado, el hecho de que nias, nios o jvenes puedan ha-cer pblicas sus historias y experiencias tiene tambin un impacto emocional en los adultos. Cuando los jvenes innu difundieron en el peridico local de la escuela la percepcin que ellos tenan de su situacin de discriminacin, una de las participantes fue abordada por una maestra que no conoca, quien le dijo con lgrimas en los ojos lo mucho que le haba conmovido su historia. De igual manera, los periodistas que cubrieron las exposiciones fotogrficas repor-

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    taron lo conmovedor de esos testimonios. Este tipo de respuestas nos hace pensar que existe un impacto ms profundo en los adultos cuando no slo se presentan los resultados de manera conceptual, sino tambin vivencial, lo que podra favorecer la sensibilizacin de la poblacin en general ante determinadas problemticas en las que se busca incidir.

    En este sentido, podemos ver que es esencial que en las prcticas participativas se reconozca que toda relacin entre nios y adultos est necesariamente signada por un componente socio-emocional que puede desplegarse en un amplio abanico de posibilidades y que, en consecuencia, requiere de una reflexin y evaluacin con-tinuas para asegurar el bienestar y la satisfaccin de los nios que participan.

    8. El uso de la fotografa, los medios audiovisuales y las nuevas tecnologas Dentro de los proyectos presentados en este libro, algunos de ellos hicieron uso de la fotografa, los medios de comunicacin y las nue-vas tecnologas como herramientas que posibilitan la participa-cin de nias, nios y adolescentes, y que son casi de uso cotidiano para las nuevas generaciones.

    El uso del video como una herramienta que posibilit amplios ni-veles de inclusin, se puede apreciar en el proyecto denominado Nuestra Voz: un proyecto de nios y jvenes con necesidades especiales. Estudio de caso sobre participacin infantil en Lbano. Los participantes muchos de ellos con discapacidades visuales, auditivas, de motrici-dad e incluso autismo elaboraron videos junto con personas sin ne-cesidades especiales, en donde la dinmica les llev a identificar los recursos y limitaciones de cada uno de ellos para distribuir las tareas de acuerdo con sus capacidades. Este proyecto tuvo un impacto de transformacin importante, tanto en las familias como en la comuni-dad, ya que gracias a la amplia difusin que se hizo de los videos, se

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    logr sensibilizar a diferentes sectores de la comunidad sobre la ha-bilidad que tienen las nias, nios y jvenes con discapacidad para participar plenamente en proyectos socialmente relevantes.

    El empleo de espacios electrnicos como pginas web demostr tambin su utilidad dentro de los proyectos participativos. Permiti, por ejemplo, en el caso del proyecto Cmo puedes saber si t no eres un nio adoptado?, la expresin libre de pensamientos y sentimientos. Esto fue posible gracias a la creacin de una pgina web que ofreca un foro virtual de discusin abierto al intercambio de experiencias de cualquier nia o nio que estuviera o que hubiera estado alguna vez en adopcin. El foro tuvo una duracin de 10 semanas, periodo en el cual los participantes pudieron escribir sus impresiones alrede-dor de ciertas temticas propuestas para su debate.

    Asimismo, en el proyecto Placework: un modelo para alentar el com-promiso y el empoderamiento en los jvenes, se combin el uso de un espacio fsico con uno electrnico para que las y los jvenes pudie-ran interactuar, describir y revisar crticamente los cambios que sucedan en su comunidad. La pgina web permiti archivar su trabajo, y as tener una memoria virtual de la informacin que ge-neraron y de los resultados de sus reflexiones.

    En cuanto a la fotografa, el caso de los jvenes innu de Canad es particularmente interesante, porque su trabajo fotogrfico cuestio-n las representaciones estereotipadas y prejuiciosas sobre ellos, que los colocaban como vctimas y como personas sin futuro. La exposicin fotogrfica que se organiz mostraba fotos que repre-sentaban imgenes positivas en ambientes cotidianos, demostran-do la forma particular que tenan de entender y dar sentido a su identidad indgena. Podramos decir, entonces, que las fotografas se constituyeron en imgenes culturales de una generacin que se atrevi a presentar los valores que consideraban importantes y que hizo visible lo que el discurso dominante ocultaba.

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    En este caso, el ejercicio fotogrfico se puede considerar como un acto de resistencia, en el sentido de cuestionar su situacin de subordinacin en un orden social y simblico, que impone ciertos marcos de referencia y que les colocaba como jvenes en riesgo y con cierta peligrosidad. La aparicin pblica de sus propias con-cepciones, los coloc como agentes con una intencionalidad clara que situ su trabajo en una contienda poltica para reivindicar su identidad indgena, mostrada desde su propia visin.

    Como promotores de la participacin infantil y juvenil tenemos que tomar en cuenta que las generaciones actuales han incorpo-rado completamente las nuevas tecnologas, el uso de la fotografa y del video en su cotidianidad. El uso de estas herramientas para hacer pblicas sus opiniones y propuestas supone en s mismo un elemento poltico y de creacin de identidad.

    Los trabajos que conforman este libro abordan, desde diferentes perspectivas y metodologas, el problema de la participacin in-fantil y juvenil en contextos sociales y culturales muy diversos en los que alcanzar un nivel de participacin realmente autnoma y efectiva sigue siendo una meta a cumplir. Si bien es cierto que los grandes cambios polticos y econmicos ocurridos durante las lti-mas dcadas han tenido un impacto negativo considerable en todo el mundo, especialmente en los pases pobres y en desarrollo, es posible encontrar iniciativas exitosas que buscan ampliar los nive-les y escenarios de incidencia de la participacin de nias, nios, adolescentes y jvenes, favoreciendo la construccin de una ciu-dadana activa desde edades tempranas.

    Las experiencias que se han expuesto nos muestran las reflexiones que ellos tuvieron acerca de la violencia en casa y en el ambiente escolar, los contextos de guerra, la intervencin en los problemas legales, la exclusin social y poltica, los estereotipos negativos que se les adjudican, la victimizacin en circunstancias de desastres na-

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    turales, etctera, y sobre todo nos invitan a descubrir nuevas for-mas de intervenir a favor de la niez, la adolescencia y la juventud.

    La descripcin que hemos hecho de los proyectos es una invitacin a conocer sus experiencias, sus logros, dificultades y desafos, lo que nos puede ayudar a mantener una perspectiva crtica de nuestra propia prctica profesional, as como de nuestras concepciones y expectativas en relacin con la niez, la adolescencia y la juventud.

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    Introduccin

    Siglos de prcticas tradicionales influenciadas por la filosofa de Confucio han hecho nfasis en el bajo estatus que tienen los ni-os y las nias en la escala social, lo que ha producido una serie de creencias profundamente arraigadas de que la comunicacin con stos en Vietnam slo tiene una direccin. Este artculo se centra en las experiencias exitosas y en los desafos a los que nos enfren-tamos al incluir a nios y nias como investigadores y facilitadores de informacin en el estudio Investigacin sobre castigos fsicos y emocionales de nios realizado en Vietnam en 2005.1

    Una investigacin con base en los Derechos de los Nios inicia con el respeto y el esfuerzo de tomar en cuenta la Convencin sobre los

    1 El estudio es un proyecto de investigacin en colaboracin con Save the Chil-dren Sweden (SCS), UNICEF y el Plan en Vietnam, adems es parte de un estudio regional coordinado por la Alianza Save the Children (SCA) en Bangkok. El re-porte de este trabajo contribuy al Estudio Global de las Naciones Unidas sobre Violencia contra los Nios y las Nias. Ttulo original: Paving a Two-Way Street: Encouraging Childrens Participation in a Study on the Physical and Emotional Punishment of Children in Vietnam, Children, Young and Environment, 17(1), 2007 [http://www.colorado.edu/journals/cye].

    Pavimentando un camino de ida y vuelta:impulsando la participacin infantil en

    un estudio sobre castigos fsicosy emocionales de nios en Vietnam

    Dulamdary EnkhtorDepartamento de Psicologa, Universidad del Estado de Georgia

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    Derechos del Nio (1989), documento que Vietnam fue uno de los primeros pases en ratificar. La Convencin perfila los derechos de los nios y las nias en cuanto a ser sujetos de investigacin:

    t Artculo 12. Los nios y las nias tienen el derecho de expre-Artculo 12. Los nios y las nias tienen el derecho de expre-sar su opinin en asuntos que les conciernen.

    t Los nios y las nias tienen el derecho de expresarse de la manera que lo deseen no limitndose a la expresin oral usada por los adultos.

    t Artculo 3.3. Los nios y las nias tienen el derecho a pedir la ms alta calidad de servicios, lo cual incluye la mejor forma de investigacin posible.

    t Artculo 35. Los nios y las nias deben ser protegidos de cualquier tipo de explotacin, incluyendo la explotacin a travs de los procesos de investigacin y a travs de la difu-sin de informacin.

    Para respetar y hacer que se pongan en marcha estos derechos, es necesario llevar a cabo la investigacin de manera tica y usar mtodos cientficos, as como permitir que los nios y las nias ex-presen sus puntos de vista.

    La SCA organiz dos talleres en el Sudeste de Asia del Pacfico en 2003 y 2004 con el propsito de desarrollar una estrategia para vislum-brar los castigos corporales que se les propinan a los nios y a las ni-as, y para identificar los retos nacionales que implica implementar esta estrategia. Dichos talleres revelaron la necesidad de reforzar las capacidades locales, en conjunto con las regionales, para condu-cir una investigacin participativa tica en la que se les involucrara. Para cumplir con esta necesidad, la SCA decidi lanzar un proyecto de investigacin regional. Los objetivos del proyecto fueron:

    t Construir capacidades para trabajar con los n