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Miguel Savage
Malvinas Viaje al pasado HISTORIA DE UNA HERIDA QUE NO PARA DE SANAR
Miguel Savage
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P R L O G O
Mi nombre es Miguel Savage, y soy un sobreviviente argentino de
la Guerra de Malvinas de 1982. Pertenec al Regimiento 7 de
Infantera Mecanizada de La Plata.
Han pasado casi 30 aos de aquel suceso que marc para siempre
mi vida y todava me pregunto quin hubiera sido yo, si esto no
me hubiese ocurrido.
Esta debe ser la quinta vez que intento sentarme a escribir esta
historia, siento el impulso visceral de documentarla, de registrar la
catarata de imgenes y emociones que me invaden. Pero cada vez
que, con muchsimo esfuerzo, me sumerjo en mis recuerdos,
siento que me dominan, que esos fantasmas todava estn, y que al
sentarme a escribir me oprimen y perturban. Es como que puedo
bucear durante un rato en ellos, pero rpidamente necesito salir
para refugiarme en el presente La decisin -o necesidad espiritual- de registrar en papel esto que
me ocurri, viene ahora a mi mente con ms intensidad. Lo
empec a hablar con la sociedad recin despus de muchos
aosy an leo en los rostros de la gente asombro, incredulidad, y muchsimo respeto.
Muchos me dicen: -Vos tens que escribir la sociedad no sabe nada de lo que pas all. Y tienen mucha razn. Adems lo quiero hacer con total crudeza, tal cual como lo viv.
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Captulo 1
A o 2 0 0 1
Nuestro querido pas, devastado por dcadas de polticas
neoliberales, transitaba la peor crisis econmica de su historia.
Como comerciante, lo sufra en carne propia.
Tengo un negocio de venta de artculos rurales y siderrgicos y en
el 2001 se cort la cadena de pagos. Mis clientes y amigos, de un
da para el otro, dejaron de pagar.
Me sum, como tantos compatriotas, en una vorgine de estrs
imparable.
Nunca antes haba tenido sueos relativos a la Guerra de
Malvinas, hasta ese momento, en que me ocurrieron
La pesadilla
Estoy en mi pozo, en las ondulaciones inferiores de Monte
Longdon. Es el 12 de junio de 1982. Los ingleses ya tomaron la
cima, y los prximos argentinos somos nosotros. Toneladas de
hierro caliente llueven del cielo. Est amaneciendo. Nos metemos
en un pozo construido para tres personas y terminamos siendo
siete soldados hacinados all adentro. Es dantesco. La temperatura
es bajsima. Tenemos dos muertos afuera. Y a mi compaero
Roberto paralizado de la cintura para abajo, por el dolor de las
esquirlas que le ingresaron a la altura de la cadera, producto de un
proyectil que cay a un metro de nosotros.
El sonido de los silbidos y la aceleracin final de los proyectiles
de mortero britnicos son estremecedores.
Las esquirlas se incrustan como cuchillos calientes en las paredes
de turba, y gran cantidad de vapor se desprende de ellas. Otras
esquirlas que pegan contra rocas cercanas, producen un campaneo
metlico.
Suena a terremoto. Todo tiembla violentamente a cada impacto.
5
Un suboficial, que se haba hecho el macho desafiando a los
ingleses a los alaridos durante los dos meses de espera, entra en
pnico y se va de cuerpo encima. Entre llantos dice estar viendo a
la virgen de Lujn.
Yo rezo el Rosario a los gritos entre el bombardeo, y siento que
no hay salida. Mi cuerpo tiembla descontroladamente, siento que
me voy de este mundo. Me aferro con todas mis fuerzas a Dios y a
los recuerdos ms dulces de mi niez. Me vienen imgenes en
cmara lenta de momentos hermosos de mi infancia junto a mi
madre y a mi abuela.
Intento con mi casco hacer ms hondo el pozo haciendo presin
contra la pared de turba, transformado en una especie de taladro
humano.
De repente y en medio de todo ese estruendo suena mi celular.
Atiendo. La voz del gerente del Banco me despabila: -Miguel! Tens demasiados cheques rechazados.te voy a tener que cerrar la cuenta Tambin le grito, entre bomba y bomba. -Esperame que estoy en Malvinas.no puedo ir ahoratermino de combatir y voy! Adems, viejo.estoy peleando por ustedes.por la Patria! -Ac no hay Patria que valga, Miguel.te aviso que te estoy cerrando la cuenta.ven a firmar. -Nooooo!, grit Cae un bombazo casi encima del pozo y En ese momento me despert, empapado en sudor.
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Captulo 2 L A CO L I M BA
En la Argentina el Servicio Militar Obligatorio fue instituido en el ao 1901 por el entonces Ministro de Guerra Pablo Richieri,
mediante el Estatuto Militar Orgnico de 1901 (Ley N 4.301),
durante la segunda y ltima presidencia de Julio Argentino Roca
La edad de los reclutas y el tiempo de su permanencia en el
servicio variaron con el tiempo. En sus comienzos, se reclutaba a
ciudadanos de entre 20 y 21 aos, y su duracin era de 18 a 24
meses. En las dcadas previas a su suspensin, se reclutaba a
hombres de 18 aos por un sistema de cupo variable por sorteo
que los distribua entre las tres fuerzas armadas. Era de hasta 14
meses de duracin y se lo conoca popularmente como "Colimba",
palabra que se supone estaba formada por un acrnimo en alusin
de tres actividades frecuentes en los conscriptos correr, limpiar y
barrer. En el ao 1994, el asesinato de un conscripto de 18 aos -
Omar Carrasco- a manos de dos soldados instigados por un
oficial, puso en tela de juicio al Servicio Militar. A partir de este
hecho, el maltrato a soldados en distintas guarniciones del pas
tom estado pblico, y el 31 de agosto de 1994, durante el
gobierno del presidente Carlos Menem, se suspendi la ley del
Servicio Militar Obligatorio. Debe sealarse que la conscripcin
militar no ha sido abolida. La Ley de servicio militar obligatorio
sigue vigente. Puede ser puesta en prctica en tiempos de guerra,
crisis o emergencia nacional. Estas condiciones son definidas por
las autoridades del estado.
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*Breve resea extrada de Wikipedia
Creo que contar la historia del Regimiento 7 en Malvinas es una
tarea delicada.
Es tratar de explicar lo inexplicable es contarle al mundo cunto desprecio por la condicin humana tuvo la Dictadura en nuestro
pas. Y decir tambin que Argentina tiene hroes visibles y hroes
annimos.
Malvinas ha sido el captulo final de esa cruel dictadura, y
nosotros, los soldados conscriptos, sus vctimas directas.
Deseo relatar fielmente mis impresiones como testigo ocular de
cmo funcionaba esa dictadura, y voy a comenzar por el principio:
por mi primer da en el Ejercito Argentino.
La Plata
Ao 1981
Fui llamado a cumplir el servicio militar en marzo de 1981, a
travs de esta carta.
Ejrcito Argentino
RI Mec 7
Coronel Conde
LA PLATA, 20 MAR 1981
Seores Padres:
Tengo el agrado de dirigirme a Uds.
en mi carcter de Jefe del Regimiento 7 de Infantera
Mecanizada Coronel Conde, lugar donde vuestro hijo,
en cumplimiento al sagrado deber que tiene todo
ciudadano argentino, ha sido incorporado para prestar
su servicio militar a la Patria.
Es mi deseo que os sintis
orgullosos de esas circunstancias, ya que este
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histrico Regimiento de Infantera, nacido casi en
los albores de la nacionalidad, cubierto de gloria en
todas las epopeyas que lograron nuestra independencia
y la de pases hermanos, hoy abre sus puertas para
recibir con alegra y esperanzas a vuestro hijo, ese
joven ciudadano que renovar con su trabajo y
entusiasmo el espritu particular que siempre ha
caracterizado al 7 de Lnea.
Quiero que sepis que lo educaremos
para servir a los ms altos intereses de la Patria,
que buscaremos consolidar sus naturales sentimientos
de amor a la familia, solidaridad al prjimo y a la
comunidad, como as tambin lograr su plena
realizacin en el orden espiritual y material.
En ese objetivo pondremos nuestros
mejores esfuerzos y capacidad. Os pido depositis
vuestra confianza en nosotros y ayudis a optimizar
los resultados que esperamos y confiamos obtener.
Para su tranquilidad quiero
hacerles saber que vuestro hijo ha sido sometido a
una minuciosa revisacin mdica y ha recibido las
dosis de vacunas necesarias para asegurar una sana y
provechosa permanencia en las filas, junto al resto
de sus camaradas.
Sin otro particular y con la
seguridad que habis comprendido la trascendente
importancia de este esfuerzo compartido para bien de
esta juventud que es esperanza y futuro promisorio de
la Patria os saludo con mi mayor consideracin
RAUL IGNACIO PENA
Teniente Coronel
Jefe RI Mec 7 Cnel. Conde
Hasta la ciudad de La Plata me llev mi padre. Mi viejo. l, como
tantsimos argentinos de clase media, vea a los militares casi con
admiracin. Pareca orgulloso de que yo entrase a la institucin
como soldado conscripto, y para revalidarlo me deca: -Quedate bien tranquilo, ests en buenas manos. Pero me lo deca con tanta seguridad que, en la inocencia de mis
18 aos, le crea ciegamente.
En buenas manos?
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As fue como llegu a La Plata. Un poco ansioso, pero seguro de
que estara contenido, ms all de las ancdotas de otros jvenes
de la poca acerca de lo duro del servicio militar obligatorio.
Al llegar al Regimiento tuve una extraa sensacin, como si
estuviera por entrar en calidad de preso a alguna crcel.
Estaba inquieto.
Cientos de muchachos de toda condicin social me acompaaban.
Algunos estaban chistosos. Otros, ms preocupados, como lo
estaba yo. Al cerrarse el portn se acentu mi extraa sensacin.
Nos mantuvieron al rayo del sol durante todo el da, sentados
sobre un playn de cemento, como si furamos reses de ganado.
Esa era la sensacin, que nos estaban tratando como a vacas.
Burocracia, listas, gritos, el peluquero rapando nuestras cabezas, y
nosotros, todo el da sin poder pararnos, sentados sobre el
hirviente cemento, como para limar cualquier inquietud que uno
pudiera haber trado de la vida civil. Vida civil que a partir de ese
da, comenc a valorar mucho.
Haba un calabozo dentro del Regimiento, que estaba repleto de
gente incomunicada. Le pregunt a un suboficial que haban
hecho esas personas que estaban castigadas, y me contest: -Son traidores a la Patria, son Testigos de Jehov. Hasta que no juren
la bandera, de ac no se van, algunos estn hace ms de 4 aos. Cosa de atormentarlos ms an, a estos muchachos les tiraban
baldazos de agua en el piso para que no se pudiesen dormir, ya
que los obligaban a acostarse directamente sobre el piso, sin
colchones. Una colosal prueba de fe la de estos fieles!
Nos entregaron el uniforme, nos inyectaron vacunas y cuando
estuvimos listos, nos llevaron a una Estancia en San Miguel del
Monte, provincia de Buenos Aires, adonde transcurri nuestra
pauprrima instruccin militar.
En Monte armamos las carpas. Cada soldado tena un pao, as
que haba que armarlas buscando un socio con el cual aparejar las dos aguas de la improvisada cubierta.
La instruccin fue grotesca. Nos levantaban a las 5 de la maana
con un silbato, y nos tenan a los saltos todo el da, marchando
durante horas al rayo del sol sobre calles de campo polvorientas,
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casi ahogados por el calor, la tierra y la fatiga.
Tambin nos obligaban a aplaudir plantas de cardo y de chamico,
hasta que nos sangraban las manos.
Nos ensearon a armar y desarmar el fusil FAL, e increblemente
slo tuvimos un da de prctica de tiro real.
Comamos guisos aguachentos y mate cocido con pan duro. Hasta
que un da me enferm. Contraje enterocolitis febril, seguramente
por el agua que sacbamos de un molino situado a pocos metros
de las letrinas.
Desde ese momento comenz el deterioro de mi cuerpo. A raz de
esa patologa, me deshidrat. Fui perdiendo kilos a la vista de
todos, pero nadie haca nada. Me dejaron tirado en la carpa,
absolutamente solo.
Estoy seguro que de seguir en ese estado, me podra haber muerto.
Creo que sin proponrselo, me salv mi viejo cuando lleg el da
de visita. Como me vio en tan delicado estado, llam
inmediatamente al capitn Prez Cometo. No s que le habr
dicho, la cuestin fue que este oficial me llev en su jeep -con
cara de cierta inquietud- y en diez minutos estaba en una cama
cmoda y limpia, dentro de la carpa-hospital, con suero e
inyecciones de urgencia y el teniente Coronel Pena -jefe del
Regimiento- dndome una amabilsima charla y compaa.
En dos das ya estaba hidratado y en pie.
Siguieron esos das de pueril trato por parte de nuestros
suboficiales a cargo, en mi caso, del cabo Manuel Medina, quien
pareca complacerse dando clases de soldado. l se senta infante,
y en realidad lo era, pero me daba la impresin de que no nos
estaba preparando para una situacin real de guerra. Analizndolo
desde el hoy, estoy convencido de que el cabo jugaba a hacer la guerra. Para dar un ejemplo, una noche hicimos instruccin nocturna y
debamos tomar prisioneros a los de la otra seccin que fusemos
encontrando. Fue tomado un compaero como prisionero. Un
suboficial lo at de pies y manos, y con las estacas de la carpa lo
crucific sobre el piso, le abri los pantalones y alentado por la
risa cmplice de los dems muchachos, le introdujo con crueldad,
un hormiguero completo adentro del calzoncillo Pobre colimba,
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l tambin termin en la carpa hospital. Jugaban con nosotros a la
guerra esos tipos. Una materia pendiente de su infancia, quizs?
Haba oficiales que parecan de mayor nivel intelectual que estos
suboficiales, el tema es que no hacan nada frente a los excesos
cometidos. La sensacin era que los dejaban jugar con total libertad. Extrao voyeurismo el de esta gente.
La ropa, el calzado y las carpas eran objetos que ya venan muy
desgastados por el uso, y la comida, era repugnante. Pero hubo
una jornada diferente. Fue el da en el que lleg de visita el
general Bussi, en ese entonces jefe de la Dcima Brigada. Esa fue
la nica jornada de prctica de tiro, en medio de un exagerado
despliegue de tanques y de helicpteros. Era un show
artsticamente montado para el general. Acompaando ese gesto,
nos mandaron ropa nueva -que nos obligaron a poner- y nos
sirvieron milanesas con pur y hasta postre!
Tal cual cenicientas, a la maana siguiente tuvimos que devolver
todo. Y acceder a que reaparecieran los repugnantes guisos para
no morir de inanicin. Por supuesto, la prensa argentina de aquel
entonces, prefera ignorar todo esto.
Al finalizar la instruccin de un mes, volvimos al Regimiento y
nos liberaron slo por un fin de semana. Fue muy gratificante
recuperar la libertad por unas horas. Verdaderamente me sent
como un pjaro liberado de su jaula.
Me haba hecho amigo de dos compaeros: Ral Ronco, de La
Plata, estudiante de Ciencias Econmicas, y Norberto Paz, un
muchacho muy amable y franco que haba ingresado en medicina.
Ellos me ayudaron a rerme (para no llorar) de lo que nos estaba
ocurriendo.
Resumiendo, lo nico que aprend fue a marchar a paso
redoblado, a hacer la venia, a contestar a los gritos cualquier
pregunta, y a cepillarme los dientes en cinco segundos. Eso s: por
tener varios kilos menos, me senta ms gil.
Cartas van, cartas vienen
Transcribo la primera carta que le envi a mi familia durante la
instruccin, ese inslito entrenamiento que dur un mes, en donde
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nos obligaban a mal aprender los fundamentos del uso y de las costumbres del Ejrcito
Familia:
Estoy haciendo la instruccin en la estancia Los Cerrillos en Monte (Km. 133, Ruta 3). Hoy es el 4to da aqu, y pasamos 4 en el regimiento antes de
venir. Dormimos en carpas de a dos. La vida aqu es bastante dura para la
mayora, pero yo no tengo problemas. Nos levantamos a las 5.30 hs. de la
maana y a las 7.00 hs. ya estamos en pleno baile, el cual soporto
perfectamente gracias a mi estado fsico de tenista.
La comida es incomible, el lugar est muy bueno porque es una estancia que
perteneca a Rosas. No nos dejan baarnos en los 35 das que vamos a estar
aqu, y lo peor de todo es que nos tienen sin agua por perodos considerables
de tiempo. Cuando salga del campo me voy a dar un buen bao y me voy a
comer todo. Va a haber un da de visita: que va a ser el domingo 12 (DOCE)
de abril a partir de las 11.30 hs., o sea dentro de 2 semanas y hasta las 18 hs.
(o sea de 12 a 18 hs.). Si me van a venir a visitar vengan a las 11.30 hs. as
almorzamos juntos, por favor traigan mucha comida rica para el almuerzo y
coca-cola jugos helados y masitas con t caliente en un termo para el t, y
tambin muchos caramelos, chicles, y tortas y budines y cosas que se puedan
conservar 2 semanas ms porque el sargento nos permiti que nos trajeran
comida de afuera. Probablemente ya hayan recibido un llamado del
Regimiento 7, de parte del sargento ayudante Romero avisando que estoy aqu. Por favor llamen a Gustavo dicindole que venga tambin con Ricky y
que me traigan si consiguen una radio porttil con audfono y alguna revista
noticias del exterior actuales, porque aqu no hay nada para hacer. Si no
saben cmo llegar: pasan el pueblo de Monte y siguen por la ruta 3 y va a
haber un camin de PM (Polica Militar) y muchas motos, etc. para recibir a
las visitas. Agradzcanle de mi parte a Morna por el acomodo porque si no
estara escribiendo desde Ro Gallegos. Feliz cumpleaos para Edu. Cuando
vengan traigan un equipo de sillas porque ac no hay nada para sentarse. El
otro da lo vi a Alan Craig en el regimiento pero no pudimos hablar mucho.
Si quieren escribir:
Soldado Clase 62 Savage Miguel (1063) C.Correo Nro. 92
7220 San Miguel del Monte Bs. As
Un abrazo Miguel
Segunda carta a mi familia durante la instruccin
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Martes 28 de abril de 1981
Familia:
A esta carta la escribo un poco apurado, es que recin nos avisaron que el
domingo 3 de mayo hay VISITA.
Traigan de todo! Y algunas cosas como golosinas, corchos de botella de
bidn, para tapa de cantimplora (igual que la que est en casa, porque no
tengo la tapa), tambin alicate, porque lo perd.
Avsenle a Gustavo por si tiene ganas de venirse en el Renault!
Traigan pilas medianas (4) y 4 chicas. El horario es el mismo de la otra vez
as que sugiero que estn ac a las 9.00 hs. de la maana para ser los
primeros, aunque hay gente que hace cola desde 8 7 de la maana. En
realidad cre que nos iban a largar antes, pero ahora una fecha clave es el 6
de mayo. Estoy muy bien y comiendo mejor, el otro da fuimos al polgono de
tiro con el FAL e hice 1 centro, es decir que anduve bastante bien, lstima
que no nos dan ms das de prctica de tiro. Traigan repuestos para la
prestobarba, pomada para lustre de zapatos; Traigan la Humor, traigan la
cmara para sacar fotos y todo el equipo de la vez pasada (silla, etc.), papel
higinico y muchas golosinas.
Bueno los veo el domingo, no escribo ms porque me voy a hacer unos
buenos salto rana por ah. Vengan temprano y acurdense que soy de la compaa comando seccin destino. Hasta el domingo,
Miguel
Tercera carta a mi familia durante la instruccin
Mircoles 6 de Mayo de 1981
Familia: Acabo de recibir la carta, son las 8 30 hs. de la tardecita; hace 3
horas que salgo de la enfermera, porque el capitn me llev directamente en
su jeep el domingo. Ah me internaron y estuve muy mal, es decir con mucha
fiebre y diarrea, la enfermedad era enterocolitis febril. Me curaron con inyecciones para bajar la fiebre y otras que no s que eran pero que dieron
un resultado muy bueno porque ya estoy TOTALMENTE curado y en pie y lo
ms importante con mucha hambre y sin diarrea ni fiebre, porque la tarde
misma del domingo llegu a la enfermera con 39 de temperatura. All me
trataron muy bien, y estuve muy tranquilo y reposando, durante 3 das. As
que bueno, lo nico que tengo que hacer ahora es esperar que termine esto,
que ya no es nada para m, porque encima de que estoy bien me dieron
reposo en la carpa, as que estoy como un rey, todo gracias a que pap habl
14
con el capi, que sino estara en Llavallol (nota cementerio) a 4 metros de
hondo.
PD: Mummy: And preparando unos buenos ravioles (de Mitre), empanadas,
postres, cosas para el t, asados y dems que en el franco me morfo de todo.
Miguel
Nota: A causa de esta enterocolitis febril perd 15 kgs.
Don Aldo
Al concluir la instruccin volvimos al Regimiento, donde se
conformaron las distintas compaas en forma definitiva. Gracias
a Dios mi ta conoca a la mujer de un oficial, de ese modo pude
conseguir un puesto acomodado para el resto del ao. Nunca
hubiera imaginado cun bueno sera ocupar ese puesto.
Me mandaron junto a cuatro compaeros como personal de
mantenimiento de un Polgono de tiro, institucin civil apadrinada
por las FF AA -pero civil- y con un encargado, nuestro jefe,
tambin civil.
Se llamaba Don Aldo y era jubilado ferroviario. Fue increble
pasar de la vertiginosa vida regimental, a barrer y cebarle mates a ese viejo obeso y chinchudo, pero inofensivo y solitario. Su
mayor preocupacin era que le alimentemos la gata y el perro, y
que uno de nosotros se quedase para darle charla y as mitigar un
poco su soledad.
Pas catorce meses de mi vida -que prometa ser universitaria, ya
que haba aprobado el ingreso a Agronoma- totalmente
desperdiciados. Pero tranquilo. Extraamente tranquilo. En
realidad lo senta como un trabajo ad honorem. Regresaba a
dormir a casa todas las noches, salvo una por semana, en la que
deba oficiar de sereno.
La experiencia no fue tan apacible para los dems compaeros
que haban quedado dentro de la unidad. Ellos la pasaron bastante
mal, a los saltos durante casi todo el ao.
Norberto Paz
15
Una maana me llam al Polgono la madre de Norberto Paz,
pidindome que fuese al sanatorio del Regimiento a ver a su hijo.
Me dijo que no saba bien qu le haba pasado, que aparentemente
haba recibido una golpiza. Lo ms preocupante era que desde
haca varios das estaba con suero, sin alimentarse y sin poder
comunicarse verbalmente con nadie. Termin de hablar con ella y
me fui a verlo con urgencia. Estaba en la cama mirando fijo a la
pared, como ido, aunque no tena golpes visibles. Trat de hacerlo hablar, lo abrac, pero lo nico que consegu fue que me
mirase por unos segundos, para volver a dirigir su mirada con
fijeza hacia la pared que tena enfrente de su cama.
La madre de Norberto estaba desesperada. Senta como que a su
hijo le haban despojado del alma. A pesar de mi propia
incertidumbre intent tranquilizarla. Tomamos unos mates y
despus me fui, aunque muy preocupado por la salud de mi
amigo, ese muchacho atltico, rubio, de ojos claros y sinceros. Un
tipazo lleno de vida y de proyectos. En verdad ya nada pareca
quedar de aquel Norberto que conoc, slo su espectro.
Poco tiempo despus me enter de que el ejrcito le haba dado la
baja, y que tambin depusieron de la institucin a un suboficial,
aparentemente culpable de ese estado psicolgico. No s qu pas
con mi amigo, nunca pude volver a ponerme en contacto con su
familia, pero imagino algo trgico. El ejrcito no tomaba esas
medidas por nimiedades, durante la dictadura.
Corriendo, limpiando y bailando
Los que quedaron en el regimiento pasaron un ao bravo,
recibiendo castigos dursimos por parte de suboficiales y oficiales,
haciendo guardias interminables e incluso, maniobras militares en
la provincia de La Pampa. Me contaron que all fue terrible el
calor, las inhumanas marchas de infantera y la deshidratacin. Y
cmo soldados reclutados por ese ao, recibieron una instruccin
bastante ms profunda que la ma. Pero no se podra afirmar que
estaban preparados para una situacin real de combate.
Se lo pasaron todo el ao corriendo, limpiando y bailando. De ah el nombre colimba, incluso haciendo de choferes y mucamos.
16
Tal fue el caso de mi amigo Ral Ronco, que era contador y se
pas el ao de chofer del teniente coronel Pea, adems de hacerle
las compras en el supermercado a la mujer.
17
Captulo 3
2 D E A B R I L
COMUNICADO DE LA JUNTA MILITAR N 1
Se lleva a conocimiento de la poblacin que
prximamente ser difundido un mensaje de la Junta
Militar referido a la marcha del conflicto que la
Nacin mantiene con Gran Bretaa por la recuperacin
de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.
ARGENTINA, Abril 2,N 2
COMUNICADO DE LA JUNTA MILITAR N 2
La Junta Militar, como rgano Supremo del Estado,
comunica al pueblo de la Nacin Argentina que sus
Fuerzas Armadas, en una accin conjunta, han
recuperado para el patrimonio nacional los
territorios de las islas Malvinas, Georgias y
Sandwich del Sur.
Posedos por el mismo espritu y valor que aquellos
que hicieron nuestra Patria grande, hemos de extremar
nuestros sacrificios por la consecucin del objetivo
que nos hemos impuesto.
Que Dios Nuestro Seor, quiera bendecir nuestra
empresa.
Mi idea al relatarles esta historia, es la de trasmitir de una manera
simple, sensaciones y emociones. Siento que la mejor manera de
hacerlo es contando fielmente las cosas que viv en aquel
momento.
18
Estaba inocentemente feliz por esos das, porque faltaban unos
diez das para mi tan ansiada baja. Al fin se terminaba mi larga y
aburrida colimba. Volvera a estudiar Agronoma, tal cual lo haba
planeado, para de ese modo, continuar con mi vida, que haba sido
interrumpida durante 14 meses, de una manera tan abrupta como
intil.
Ese da me levant bien temprano en mi casa de Adrogu, para
viajar a La Plata, al Polgono. Recuerdo la cara de preocupacin
de mi madre, mientras me preparaba el desayuno. Ella ya haba
escuchado en la radio lo de la recuperacin de las islas por parte
de las FF AA argentinas.
Trat de tranquilizarla un poco. Le expliqu que era imposible que
yo formase parte de nada, ya que haba estado todo el ao sin
contacto con la vida militar.
Pero ella segua preocupada. Era su instinto materno, ese que
nunca falla. Desayunamos juntos, le di un beso y me fui a la
estacin de Mrmol a tomar el tren a La Plata. No s por qu, pero
todava recuerdo el olor de las tostadas y el sabor de sus ricos
mates.
En tren a La Plata
Me sub al tren que tambin tomaban muchos estudiantes
universitarios que viajaban a la universidad de La Plata. Hasta me
haba hecho amigo de algunos de ellos que ese da, me cargaban
mientras jugbamos al truco en el viaje. Uno hasta lleg a
decirme:
Ustedes son los boludos que van a mandar a Malvinas, no? No me ofend, pero le contest en un tono bien tranquilo, qu
improbable era que a m me movilizasen, habiendo estado todo el
ao en el Polgono. Que la inocencia me valga.
Apenas llegu a mi lugar de destino, aparecieron varios camiones
Unimog con soldados de la Dcima Brigada, y se pusieron a
practicar tiro con sus armas de guerra. Los oficiales y suboficiales
a cargo, estaban eufricos.
Uno tena una radio porttil y acerc un megfono a ella para que
todos escuchsemos las noticias triunfalistas de cmo, despus de
19
150 aos, la Argentina recuperaba las islas tras un intenso
combate contra los 80 royal marines destacados all. Un suboficial grit Viva la patria, y todos los all presentes le corearon. Mientras observaba la escena surrealista como
hipnotizado, pens que segn mi humilde entender, no haba nada
que festejar. En aquel momento me qued en silencio, abstrado,
hasta que me despabil una violenta seguidilla de metralla de uno
de los soldados. Ms o menos igual se sentan mis compaeros del
polgonocomo espectadores en realidad, de algo que estbamos seguros no nos involucrara.
Pero estbamos equivocados. Apareci Don Aldo -seguido de sus
mascotas- y me dijo: -Llam Larraaga (uno de mis compaeros del polgono), est en el regimiento, quiere hablar con vos".
Al otro lado del telfono alcanc a or la voz de mi compaero, no
pudiendo creer lo que estaba escuchando. Larraaga me deca que
tenamos que presentarnos en forma inmediata en el cuartel y que
tenamos a lo sumo una hora para avisar a nuestras familias.
Como mi inocencia le haca honor a mi idealismo, desech en
todo momento la posibilidad de que a nosotros nos movilizaran
hacia el sur. De todos modos me tir el alma al piso el hecho de
que faltando slo veinte das para esta tan soada baja, objeto de
miles de conversaciones con mis compaeros del Tiro durante el
ao 1981 y 1982, tuviera que verme con la cabeza rasurada, y un
casco tan pesado y tan sucio sobre ella.
S, ya s que suena raro, pero fue as. No s por qu, pero lo
primero que se me ocurri fue el tema del pelo, as que enseguida
le pregunt si se lo haban cortado. Larraaga me contest que no:
Pero eso es lo de menos!!, me increp. Y de inmediato, colg.
Llam a casa y avis. Mi madre casi se muere, trat de
tranquilizarla, le dije que seguramente nos convocaban para hacer
guardias en La Plata.
Mi padre me preguntaba:
Tens suficiente abrigo?, tens dinero? Pero no atin a contestarle nada, hasta que su grito a travs del
telfono me sac del ensimismamiento:
-ME ESCUCHS NO?
20
Se nota que viene en serio la cosa
En un par de horas llegu al Regimiento, y mientras me acercaba
al portn, en la calle se me cruz un taxi del que baj un oficial
que me conoca del polgono.
Era un buen tipo. Me dijo con asombro: -"A ustedes tambin los
llamaron? Se nota que viene en serio la cosa, aadi. Del Regimiento no sal ms. Estuvimos preparando el equipo
durante una semana. Se convoc tambin a los soldados que ya
estaban en la vida civil, que ya haban salido en las dos primeras
bajas.
Luego fuimos a la seccin Destinos -a la cual pertenecamos- y all nos entregaron la ropa de fajina. Fue muy extrao ponerme
otra vez esa ropa, tras once meses sin usarla. Pareca que
ingresbamos nuevamente al servicio militar, cuando en realidad
ya lo debamos terminar. Pasaron dos das de fregado de inodoros,
de baldear y de barrer pisos, de comida de rancho y de gran
incertidumbre. Hasta que en definitiva nos cortaron el pelo,
noms! Mejor dicho: nos rasuraron la cabeza frente a todo el
regimiento, y para ridiculizarnos nos decan: los soldados
Beatles. Hoy me causa gracia ese tema, pero en aquel momento me haba
angustiado, al no sospechar siquiera la dimensin de las
tremendas cosas que me sucederan ms adelante.
Ese da empec a hacer las guardias. Era la primera vez que las
haca. En ese momento me di cuenta de algunas cosas de las que
me haba salvado al estar fuera del regimiento. El casco pesaba
demasiado y el olor a orina que sala de las garitas, cada vez era
ms inmundo.
Pronto nos agruparon a todos los que venamos desde afuera del
Regimiento, con el fin de ubicarnos en las distintas compaas de
infantera: A, B, C y Comando.
Mientras caminaba me encontr en los pasillos con Alan Craig, un
amigo de la infancia que me present a Adrin Gmez Csher y a
su cuado de ese entonces, Roberto Maldonado.
Por suerte Alan -que tena ms contactos que los mos ah adentro,
21
y trabajaba en las oficinas- me ubic con ellos en la compaa
C, logrando tambin ubicar a Roberto, que era el novio de su hermana. Habamos logrado formar un grupo y que ese grupo, no
se separase hasta casi el final de la guerra.
Its WAR
Con el transcurrir de las horas, lleg el momento de determinar el
rol de combate de cada soldado. Una compaa de infantera se
divide en cuatro secciones: tres secciones de fusileros, y una
seccin de apoyo equipada con morteros y caones 105 mm.
En esa compaa ramos cuatro los compaeros del Tiro Federal,
sin embargo, quedamos slo Larraaga y yo, porque el resto no
entenda muy bien el funcionamiento de los caones y morteros,
tal como nos lo explicaban los suboficiales a cargo. Por el
contrario, nosotros intentbamos esforzarnos por entender todo
bien, porque no queramos separarnos del grupo. Un sargento de
apellido Alcaide era nuestro jefe directo. Y l fue quien nos dio
las primeras clases en un pasillo de tres metros de ancho.
En conclusin, logramos convencerlos de que ramos capaces y
tiles, y permanecimos en la compaa C. Qued como abastecedor de mortero en la seccin Apoyo, con mis amigos, y
Larraaga qued en el otro mortero. Ah comprend que por haber
estado todo el ao afuera del Regimiento, no conoca a nadie.
Tambin comenzaron los preparativos del equipo para cada
soldado, dispositivo que se guardaba dentro del bolsn porta-
equipo. En la espalda se llevaba el equipo aligerado -desconocido para m hasta ese momento- que se utilizaba para
pasar la noche a la intemperie en caso de combate.
El equipo aligerado consista en una manta, un pao de carpa y
tres parantes. Mientras repetamos las revisaciones del equipo, nos
iban entregando camperas duvet abrigadas y borcegues
reforzados, adems de guantes.
Me dieron una ametralladora PAM 9 milmetros vieja, muy usada,
y un pao de carpa demasiado gastado. Un soldado me dijo: -Pediles que te lo cambien, ese pao debe tener como tres
campaas. Lo ped, pero no. No me lo cambiaron.
22
Mientras hacamos todos esos preparativos, en ningn momento
nos dijeron que nos iban a llevar a Malvinas, slo nos decan que
haba que estar mentalizado para una guerra. En algunos
momentos libres, aunque reconocindonos muy preocupados por
lo que nos estaba ocurriendo, bamos a la cantina a comer un
sndwich y una gaseosa. En uno de esos recreos vimos en la TV a Galtieri en su primer discurso en la plaza, rodeado por gente
enardecida de fervor patritico y apoyo popular.
Entre los que estbamos ah nos mirbamos estupefactos, hasta
que uno dijo: -Qu hija de puta es la gente!, por qu no vienen ellos ac a ponerse el casco, as yo me voy a la plaza a revolear
la bandera? Todava recuerdo un comercial que haca referencia a un vaso que
se iba llenando con gotas de agua, pronosticando de ese modo que
quizs una gota ms lo rebasara. Como tambin recuerdo otro que
comparaba las distancias que ambos pases deban recorrer para
llegar a las islas La ltima gota anticipara de modo subliminal, la guerra que se vena? O con la misma estrategia,
pretendan que creysemos que la distancia iba a desalentar a los
ingleses? Ya nunca lo sabr
Habamos estado una semana en el cuartel, cuando una maana
repar en un suboficial que estaba leyendo el diario Popular. En la portada se vea la imagen de un diario Ingls que deca: Its WAR. YA ES GUERRA, deca la portada. La gota haba rebasado al vaso.
La movilizacin
Algunos oficiales comenzaron a darnos charlas acerca de la
guerra. Decan que no pensaban en que entrsemos en combate,
pero que si eso ocurriese, haba que estar mentalizados. Entonces
pensaba para mis adentros: Cmo voy a mentalizarme si no tengo la instruccin adecuada y no tengo alma de milico? Lo que no poda entender era cmo, habiendo personal militar y
oficiales que estudiaron durante cinco aos para aprender a
23
combatir, nos movilizaban justo a nosotros, que recin habamos
terminado el secundario. Pasando el tiempo, lo entiendo cada vez
menos, salvo -por supuesto- considerar que ellos cuidaron su
propia integridad, y que nosotros reventemos!
Esos das fueron muy agotadores. Encima que dormamos muy
poco, nuestra cotidianeidad era una carrera contra reloj.
Cuando lleg el domingo, recib la visita de mi familia. El clima
era muy tenso. No se disimulaba en nuestras caras que ese da iba
a ser el ltimo en el que nos veramos, antes de la movilizacin.
No sabamos adonde nos llevaran. Mi familia y todos los que
asistieron a esa visita estaban muy intranquilos, ms an cuando
vieron todos los camiones cargados con municiones y armas, ya
listos para salir en cualquier momento. En vano trat de
tranquilizarlos, dicindoles que seguramente bamos a un
Regimiento en el sur, para cubrir las guardias. En el fondo, ni yo
crea en lo que les estaba diciendo.
Antes de irse, mi padre me haba ofrecido un pulver de escote en
V de tejido fino- y medias de invierno. Solamente acept las medias porque me pareca que el pulver no era muy del estilo militar, ni que fuera a serme til. Cunto hubiera necesitado ese y otros abrigos ms, con el paso de los das!
A Ro Gallegos por aire
Esa madrugada parti el Regimiento 7 completo. Los soldados
fuimos subidos a colectivos de lnea, y el armamento y equipo
pesado fue trasportado en camiones rumbo al aeropuerto militar
de El Palomar.
Nos dijeron que iramos a algn lugar del sur, pero nadie nos
confirm exactamente adnde ni a qu. Volamos a Ro Gallegos
en aviones Boeing de Aerolneas Argentinas, sin butacas, sentados
en el piso y con todo el armamento porttil arriba del avin. Los
morteros y cohetes ms pesados, esos iban en la bodega.
El avin pretendi despegar pero tuvo que abortar el intento,
porque estaba muy sobrecargado. No haban calculado el peso
24
que cada uno de los soldados acarreaba! Pero despus de
acondicionar la carga, finalmente pudimos despegar.
Esa era la primera vez que volaba en mi vida. En ese momento la
experiencia me pareci excitante. Al llegar a Ro Gallegos y bajar
por las escaleras, conoc -tambin por primera vez- el fro polar en
mis piernas desprotegidas por la ausencia de un humilde par de
calzoncillos largos. Tuve la impactante sensacin de que ese tipo
de fro, hasta ese momento me haba sido absolutamente
desconocido. Pero a ambos al fro y a m- nos esperaba una larga y siniestra convivencia.
Mientras estbamos sobre la pista, improvisaron una cocina de
campaa. All nos siguieron dando de comer un mal guiso.
Prodigiosamente, mi plato vol de mis manos. Pero no haba sido
el hambre. Haba sido el viento.
Esa noche nos hicieron dormir sobre el piso del aeropuerto, que
tena losa radiante. Dadas las circunstancias, sentimos
reconfortante la calidez del suelo. Pero eso fue lo ltimo
placentero que vivimos.
Al da siguiente nos confirmaron que bamos a Malvinas, y nos
hicieron abordar un Hrcules C-130 estacionado en la pista. La
imagen de las dos filas de soldados subiendo por la puerta
hidrulica trasera del avin, quedar en mis retinas para siempre,
al igual que muchas imgenes que relatar de aqu en adelante.
Haca fro adentro del Hrcules, las paredes del avin temblaban
como si estuvieran por partirse, y la sensacin era que volva a
estar sobrecargado.
A poco de despegar y de escuchar slo el rugido impresionante de
los motores, alguien grit que los que habamos quedado sentados
arriba de la puerta hidrulica, tenamos que bajar de inmediato!
Aparentemente exista el riesgo de que se abriera por el peso. As
fue como tuvimos que derrumbarnos hacia abajo, y que como
consecuencia, un compaero se haya quebrado la mueca.
Luego de un par de horas de vuelo y de ver el contorno de las islas
por las ventanillas, el comandante nos anunci por el altoparlante
que regresaramos a Ro Gallegos por las malas condiciones que
haba para intentar un aterrizaje. El viento pareca huracanado.
25
Al da siguiente repetimos el vuelo, que esta vez s, lleg a las tan
famosas Islas Malvinas.
Puerto Argentino
Cmo ser el terreno?, me preguntabaMe lo imaginaba como la superficie de Marte o de la Luna! Y no me equivoqu.
Al bajar del avin, enseguida comenzamos a marchar por una
calle de ripio en dos filas, cargados con mucho peso. En mi caso
me toc llevar un valijn que contena dos proyectiles de mortero. Era muy pesado. Y a cada paso, ms pesado!
Pasamos por una playa de arenas blancas y vimos el mar de un
azul intenso, cristalino. Nos dirigamos a Stanley, la capital de las
Islas, que desde ese momento llamamos Puerto Argentino.
Caminamos frente a las primeras casas, en las afueras. Una de
ellas mostraba un boquete inmenso, causado por artillera, y un
logo pintado de defensa civil.
El pueblo era pintoresco, tal cual lo haba imaginado: como un
pueblito en el campo, en Escocia por ejemplo.
Desde ese momento, comenc a sentir una extraa sensacin de
identificacin con el lugar. Lo sent familiar, como si hubiera
estado antes all, y hasta entr en un estado de ensueo durante
esos primeros minutos de reconocimiento.
Nuestro jefe de Compaa, el teniente primero Garca, dando
pasos hacia atrs y a los gritos, con su FAL rebatido en la espalda,
me trajo al presente enseguida: -Soldados, esta es una situacin real de guerra, esto no es una maniobra, para esto los hemos
preparado. No miren a los civiles, hagan silencio al marchar por
el pueblo y marchen erguidos, con la frente alta seoresustedes estn representando a la Nacin Argentina, no se olviden de lo
que eso significa!
Desde las ventanas de esas casas humildes pero prolijas, mujeres
jvenes, ancianas y nios, nos observaban con incredulidad y
desconfianza. Sent pena por ellos, y por momentos, hasta ganas
de detenerme a conversar. Pero nuestro aspecto los debi de haber
perturbado. Es que la situacin era completamente surrealista!
26
Pasamos caminando rpido a travs del pueblo, que no era muy
grande. Por esa poca, lo habitaban unas 2.000 almas, aunque un
gran porcentaje de isleos se haba ido al Reino Unido para
preservar su integridad. Comenz a llover. A pesar de eso,
nosotros seguimos caminando por la despoblada calle que
bordeaba la baha.
Armando las posiciones
Mientras iba cayendo la noche, la lluvia se haca ms fuerte. A esa
altura empez a preocuparme el lugar en donde bamos a poder
dormir. Despus de una marcha de alrededor de 18 kilmetros,
hambrientos, agotados, helados y empapados, llegamos a un
galpn para guardar ovejas, de muy modestas dimensiones. All
nos metimos los ciento cincuenta soldados de la compaa C, para
pasar la primera noche ms incmoda de la que tenga memoria,
hacinados y acalambrados como estbamos todos. No haba ni un
milmetro ms de espacio, ni siquiera, para cambiar de posicin.
En verdad, esa noche no dorm nada.
Al da siguiente amaneci despejado. Nos dieron un mate cocido
caliente, hasta que aparecieron nuestros bolsones porta equipo,
que tenan escritos -con birome- nuestros apellidos. Esos
bolsones, al fin y al cabo, eran nuestra pertenencia, nuestro
capital, nuestra riqueza.
Estbamos ubicados al lado de la planta potabilizadora local, hasta
que comenzamos a subir unas colinas. Todos arrastrbamos ese
bolsn pesadsimo por un terreno esponjoso y mojado, hasta que
llegamos a un grupo de rocas en donde pasaramos la segunda
peor noche, aunque esa vez, sin la modesta cobertura del galpn.
Aqul pramo pareca el planeta Marte. Estbamos en el medio de
la nada. Y desde entonces, la nada empez a ser nuestra ms fiel
compaera.
Como las rdenes eran el leit motiv de nuestras vidas, nos
ordenaron hacer una posicin para pernoctar. Como nunca haba
hecho una posicin, le pregunt a un compaero como se haca, y
as me explic la cosa: -Cav con la pala un rectngulo como si fueras a enterrar a un muerto, slo que tens que hacerlo de unos
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80 cm. de hondo. Estaques la lona de la carpa de un lado y del
otro, le pons los parantes (de unos 40 cm.) para poder entrar por
ahuna vez adentro colocs la colchoneta, bolsa de dormir y mantas, te mets adentro y sells el lado abierto con el bolsn. As lo hice, y me sali bien prolijo. Despus de comer algo que no
recuerdo que fue, nos dormimos bajo un cielo estrellado, mirando
las estrellas fugaces. Ca rendido y dorm como un beb. Al
despertar, not que la lona era como un cartn endurecido por la
helada que haba cado durante la noche. Por suerte, no haba
sentido mucho el fro.
Al da siguiente nos tuvimos que correr unos quinientos metros
ms adelante, a un sector que haba sido una laguna, y acampamos
sobre sus barrancos de turba. All hice mi segunda posicin, pero
ya siendo un poco ms experto!
El clima no pareca estar tan fro durante esos primeros das, hasta
que vino una primera tormenta de lluvia y viento huracanado.
Desde ese momento, la temperatura baj a niveles desconocidos
por m.
Sent terror. Pens que no sobreviva a semejante rigor climtico
dentro de ese pozo cubierto por una simple lona. Encima, llova
muy fuerte y por un par de das, el agua no ces. Me moj y me
sent muy mal, claustrofbico, sin poder salir, teniendo como
nico paisaje una lona a slo veinte centmetros de mi cara.
Una maana apareci el teniente primero con un cilindro de acero
inoxidable lleno de leche con chocolate caliente. Eso fue hermoso.
Mientras beba, senta el calor que me volva al cuerpo y me
recorra, hasta llegar a la punta de los dedos de mis manos.
Esos primeros das, hambrientos, les tiramos a unas ovejas con el
mortero. Una muri y varias salieron corriendo, heridas, as que
con el marco de una cama que alguien consigui, la asamos. El
problema fue que, al no estar alambrados los campos, se fueron
muy lejos. Y haba que caminar das enteros para encontrar otras y
alimentarnos un poco.
ARGENTINA, Abril 7,N 17
COMUNICADO DE LA JUNTA MILITAR N 17
La Junta Militar, ante las incontables presentaciones
espontneas de instituciones y ciudadanos para
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colaborar materialmente en las operaciones de las
Malvinas, agradece las mismas y al mismo tiempo desea
llevar tranquilidad a la ciudadana en el sentido de
que las fuerzas armadas disponen de los medios para
cumplir con su misin.
Respecto de las mencionadas presentaciones, y a fin
de ser tenidas en cuenta en forma coordinada y
oportuna, se pide canalizarlas a travs de la
jefatura logstica del Estado mayor Conjunto.
El teniente primero nos dijo que debamos agruparnos de a dos o
tres, como mejor nos pareciese, o con quien mejor nos llevsemos,
ya que era factible que permanecisemos all durante un tiempo.
Mis amigos Alan y Adrin se juntaron con el sargento primero
Alcaide, y nosotros armamos la posicin definitiva con Roberto
Maldonado, a unos quince metros de la de ellos.
Esta fue nuestra posicin definitiva, en lo que fue la Compaa C
de Regimiento 7 en Malvinas, a unos 12 Km. del pueblo, con vista
al ro Murrell Tenamos a la compaa B a unos quince minutos de caminata a
nuestra izquierda, en la cima de Monte Longdon. A la Compaa
A, a similar distancia, pero a nuestra derecha. Y finalmente a la
Compaa Comando, detrs de nosotros, cerrando de ese modo
una especie de rectngulo.
Al agua la sacbamos de unos piletones naturales que se formaban
en la turba. Muy despacio haba que ir llenando las cantimploras,
teniendo el cuidado de no remover el fondo. Por supuesto, a veces
el agua era potable y otras veces no lo era. Por eso habamos
dividido las lagunitas que eran usadas como baos de las otras, de las que sacbamos el agua.
Cavamos con Roberto un cuadrado de un metro de profundidad al
lado de la pared de turba, que usaramos como proteccin contra
el viento. Desde all, estaqueamos las lonas hacia abajo y
rodeamos todo con rocas. Habamos conseguido nylon, as que
pudimos aislar todo un poco mejor. Nos llev varios das ir
mejorando la posicin hasta que qued aceptable.
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Cubrimos el piso barroso con lajas de piedra que encontramos en
el lugar, y cubrimos las lajas con pasto seco, como aislacin.
Con el tiempo nos fuimos dando cuenta de que la mayora de las
veces, el viento soplaba desde el sector que tenamos menos
protegido: el opuesto a la barranca.
Dormir en una carpa de campaa con viento huracanado es muy
inquietante. Uno en realidad no puede relajarse mucho pues est
atento a las rfagas que azotan la dbil estructura, por lo que eran
ms los estados de vigilia que los de sueo. Era muy estresante la
sensacin de que se desarmaba todo, como tambin el hecho de
mojarnos tantas veces.
Una noche se nos vol todo en la oscuridad. Las rfagas eran
huracanadas y hasta llova una especie de garrotillo. Las lonas
volaron por sobre el terreno a unos cien metros, hasta quedar
atrapadas contra unas rocas. Nos gritbamos a poca distancia el
uno del otro, dndonos instrucciones para rearmar todo de nuevo,
pero apenas si nos escuchbamos por el rugido del viento que todo
lo disipaba. Sentamos una sensacin de mucha desproteccin.
Menos mal que el cuerpo es inteligente y la adrenalina me avisaba
que corra riesgo de congelamiento si segua quedando empapado.
Por eso es que temblaba sin control.
Una vez que terminamos de arreglar todo, nos metimos -mojados-
dentro de nuestras bolsas de dormir. No tenamos otra ropa para
cambiarnos. Pero con el paso de las horas, el calor corporal me
fue secando la que llevaba puesta, aunque la llegada del da me
encontr realmente enfermo, con bastante fiebre.
Despus de esa tormenta, decidimos modificar la primitiva
estructura de la carpa, agregando nuestros dos ponchos
impermeables al techo. De ese modo, nos quedamos sin ese
preciado elemento para andar por afuera, cuando lloviese. No era
una resignacin que nos pusiera en ventaja, pero la sola idea de
volver a pasar una noche mojados en la trinchera, nos pona muy
nerviosos, por eso optamos por sacrificar unas de nuestras ms
valiosas prendas.
Quedbamos a merced de la naturaleza implacable. Las tormentas
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eran violentsimas, y vivir en esos pozos cubiertos por fras lonas,
requera un mantenimiento permanente de nuestra parte. Uno
termina sintindose como esos navegantes solitarios que en los
momentos en que el ocano se calma, debe reparar las velas, slo
para enfrentar la prxima tormenta que deber resistir.
Los dos paos de carpa que nos haban tocado -uno a cada uno-
eran viejsimos y de entrada se nos rajaron, expuestos como
estaban a las extremas condiciones reinantes del lugar.
Pese a los esfuerzos realizados, la posicin nunca fue
impermeable. Siempre el agua lograba filtrarse por algn lado. Al
final, nos resignamos a que nos cayeran gotas sobre las mantas.
Negarnos a darle importancia era una simple estrategia como para
no amargarnos todava ms.
Mi primera carta desde Malvinas
Aclaro que en un principio, en mis cartas trataba de no contar la
verdad acerca de lo que estbamos pasando, para no preocupar a
mis padres. Lo que trataba de hacer era dibujar un prolijo paraso -
que por supuesto no vivamos- que de algn modo y durante un
pequeo rato, me alejaba de la turbacin, del fro y de la angustia
que estaba viviendo.
Puerto Stanley, 19 /04 / 82
Querida Familia:
Les escribo desde las Islas Malvinas. Llegamos aqu en avin el da 14 y
caminamos desde el aerdromo unos 18 km. hasta unas sierras donde nos
instalamos en carpa. Por suerte estamos realmente muy bien en todo aspecto,
la comida es abundante, la ropa y el equipo son de primera y el clima hasta
ahora es muy bueno, adems estoy en un grupo muy bueno (Alan y sus amigos
y uno del Tiro).
El otro da agarraron un cordero (malvinense) y lo comimos, adems me dan
chocolate, gaseosas y caramelos. Yo pens que el fro iba a ser terrible, pero
no es as (es como estar en Crdoba). Pas por Stanley y habl con los ingleses
(tienen mucho miedo). La nica desventaja es que ac en las montaas no nos
31
enteramos de nada de la situacin. Por favor, averigen en la facultad hasta
cuando me esperan
Saludos a todos mis amigos y escriban si pueden ( manden encomiendas).
Aqu parece que todo el mundo se preocupa menos por la situacin que en el
regimiento; aqu hay un trato muy bueno con todo el mundo y yo pienso igual
que en Monte (en la comida casera!). Personalmente pienso que para fines de
abril va a haber una solucin y que a ms tardar el 15 de mayo estar de
vuelta ( antes). Si llego a perder un ao ms en la Facultad no me importa,
para m lo ms importante ahora es volver y estar tranquilo en mi vida civil
(me conseguir un trabajo). Pregntenle a Piqui si no podra ir contactndome
con la empresa de autopistas para ver si tienen algo para m.
Dganle a Ricky que cuando vuelva nos hacemos una escapada a Miramar a
hacer surf, tambin que cuando vuelva hacemos una fiesta en casa con todo el
mundo (familia y amigos) y se tira la casa por la ventana.
Muchos saludos a Grannie y Che Dad y a toda la familia en general.
Con respecto a lo que hacemos todos los das: nos levantamos a las 9 ms
menos y estamos casi todo el da sin hacer nada, salvo ir a buscar la comida
(500 mts. abajo) o municin para los caones. Nuestra ubicacin es bien a
retaguardia y si llega a haber un choque militar somos los ltimos en actuar
(sera imposible que desembarquen los ingleses) Realmente la estamos
pasando muy bien, incluso encontramos madera terciada y nylon y cable para
alisar bien las carpas sea que de noche el fro ni lo sentimos. Perdn que no
pude llamar de Ro Gallegos pero me qued dormido. Por favor vaya alguien
personalmente a Agronoma a averiguar pedir por favor que consideren mi
situacin. Sera ideal si pueden mandar una encomienda con morfi (no s si se
puede) Chau a todos. Nos vemos (escriban y que escriba Ricky)
La realidad, como se ver, era bien otra. Durante la primera
semana hubo un poco de comida: mate cocido en la maana, un
guiso, y a la noche, una sopa con algn fideo. El chocolate, las
gaseosas y los caramelos, para nosotros slo fueron anhelos
extravagantes.
Enseguida comenzaron a faltar provisiones para la cocina de
rancho. Ah fue cuando empezamos a pasar verdadero hambre. Lo
nico que nos daban era mate cocido -sin pan ni galletas- y
cuando se poda, por las condiciones climticas, una sopa
aguachenta en todo el da.
As fue como la prdida de peso, vitaminas, minerales, protenas,
msculos y todo lo dems, comenzaron a hacer estragos en
32
nuestros cuerpos y en nuestras mentes. Encima, nos mandaban a
cinco kilmetros a traer las cajas de municin de los caones 105,
cajas que pesaban unos ochenta kilos cada una, con mangos de
soga para portarlas. Las traamos de a dos, era imposible de otra
manera. Un da nos obligaron a arrastrar a mano el mismsimo
can desde la Compaa Comando -a unos 4 Km.- entre cuatro
soldados, porque no haba ningn helicptero disponible. En
nuestras charlas nos reconocamos como las mulas de San Martn,
definitivamente nunca sus soldados.
A la mala dieta que venamos soportando, a esa edad en la que los
adolescentes solemos comer desmedidamente, la bautizamos la
dieta del ejrcito argentino, por la combinacin perfecta que nos
imponan para descender de peso rpido: ingerir solamente
lquidos sin nutrientes ni caloras, caminar soportando sobre
nuestros cuerpos un peso excesivo durante kilmetros, y estar
sometidos a temperaturas de varios grados bajo cero, y si era
posible, con la ropa empapada. Cualquier parecido con el infierno
del Dante, era pura casualidad.
Haba llegado un punto en el que estbamos tan dbiles que nos
vencan el sueo y la fatiga, as que terminbamos cayendo
dormidos en el pozo, durante un tiempo que nos sentamos
incapaces de calcular.
Roberto, que tena 21 aos y pareca bastante ms listo que yo,
porque tena ms calle y experiencia, fue el primero en
comprender que estbamos entrando en un estado casi de
desnutricin. Eso era visible por la prdida excesiva de peso y por
la fatiga y el sueo que nos afectaba, y previsible por el enorme
gasto metablico que venamos teniendo. La cosa ya no daba para
utopas, y si seguamos as, en poco tiempo bamos a sucumbir. Y
unos das ms tarde lo comprobaramos. Fue cuando nos
enteramos que un compaero no haba despertado esa maana,
que lo encontraron muerto en su pozo. Muerto de hambre y de
fro. Y no pas demasiado sin que nos entersemos que cuatro
hambreados compaeros ms, al ir a robar comida a la estancia
Murrell, haban sucumbido a orillas del ro cuando intentando
cruzarlo para regresar. Al apoyar el bote en la costa tocaron una
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mina antipersonal argentina, y volaron despedazados. Nosotros
tambin pasamos por esa playa minada, slo que tuvimos ms
suerte.
Antes de que nos suceda eso habamos decidido armar un plan. Mi
amigo haba tomado coraje y con mucha vehemencia me haba
alentado a cambiar el estado de cosas: Mike, vamos a tener que salir a robar comida de algn lado, porque estos hijos de puta nos
estn matando de hambre.
Lo mir, y creo que esa fue la primera vez que me tuve que hacer
cargo de lo que l pona en evidencia. Mi mente habra negado
eso que nos ocurra? Estara viviendo eso que se llama campo distorsionado de la realidad?
Recuerdo no haberle respondido enseguida, tan distrado como
estaba observando que en verdad su rostro se estaba poniendo
afilado, que sus ojos parecan ms hundidos, que se haba puesto
algo ojerosoy que si a l le estaba sucediendo eso, a m tambin me estara sucediendo lo mismo. Roberto era mi espejo. Mi
referente. Un lder.
Continan mis cartas piadosas
Puerto Argentino 28/04/82
Querida Familia: El da 25 recib la carta de Uds. y la de Doreen tambin.
Muy buena idea la de mandar fotos y sigan mandando de cualquier cosa,
porque ac parece increble pero el hecho de tener unas fotos es todo un
programa! Les cuento que nos movieron del lugar donde estbamos y tuvimos
que cargar con el bolsn y armamento 3 Km. ms o menos entre las sierras
siempre. El primer da me separaron de Alan y Adrin, pero luego nos
volvimos a juntar y ahora estamos a pocos metros. El factor humano es
fundamental. Hoy llueve y estoy ac en mi posicin bien calentito (me la
prepar ayer contra la lluvia). Ya nos dieron antiparras que son francesas, as
que somos bastante chetos con nuestra duvet verde, el casco, fusil y antiparras (parece combate).
El otro da hubo que ir a Port Stanley a llevar la correspondencia y
necesitaban un intrprete as que como Alan haba ido el da anterior fui yo.
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Fue muy lindo. Fui con el sargento. Entramos a St. Marys Chapel y habl con
el cura, luego trat de hablar por telfono pero no se puede. Tambin trat de
comprar algo para comer pero est prohibida la venta al personal militar,
despus como al sargento le dola el estmago lo llev al Falkland Islands Hospital y charlamos con el mdico en ingls y me dieron una taza de t y scons porque yo le haba dicho que mis padres son ingleses. De otra forma
hubiera sido imposible.
Sobre mi estado psico-fsico: estoy muy bien, realmente estoy sufriendo menos
que en Monte porque me mantengo tranquilo y s que al volver soy civil, adems aqu no pasa nada. El otro da tena tos, pero ped que me medicaran y
ya estoy bien. Les voy a pedir que me manden encomienda porque ac todo el
mundo recibe (pero la carta mndenla aparte por las dudas) Si pueden manden
una cmara berreta que hay en casa, en la encomienda. Aqu los chicos
recibieron una. Adentro de la encomienda: mucho chocolate, mantecol,
saquitos de t, caramelos buenos (ej. Mu-Mu), chicles, fotos de cualquier cosa,
sobres con azcar, leche en polvo, golosinas que alimenten bien, es decir ,
manden muchas cosas que alimenten y tengan vitaminas y caloras y que me
duren por lo menos hasta que me llegue la prxima encomienda (manden 2
3). Por ac estamos comiendo una vez al da (por el clima) Pdanle a Ricky que
me mande algo tambin y que escriba todo el mundo.
Los extraa, Miguel
Muchas veces me pregunt si escriba esas cartas para proteger a
los mos del desasosiego; para que no me las censuren y puedan
llegar a Malvinas mis pedidos, o para que mi mente cambie de
dial durante el rato en que me dedicaba a escribir. O tal vez, en
verdad, habr sido un poco de cada cosa?
En cambio a mi amigo Ricky, ese mismo da -que fue el 28 de
abril de 1982- le escrib contndole toda la verdad. Claro que
cndidamente, puse la carta dentro del mismo sobre que mand a
mis padres, porque no recordaba su direccin. Por supuesto que
las madres tienen ese tremendo sexto sentido que las obliga a
hacer cosas que jams haran en situaciones normales, lo que
significa que se las ingeni para abrirla, leerla y enterarse al
instante de cual era mi verdadera situacin. Desde ese momento,
su angustia no ces.
Esta carta que ahora expongo, demuestra que el problema de la
falta de comida era muy grave. Y ntese adems que recin
despus de dos semanas, nombro a Stanley como Puerto
35
Argentino. Antes, no nos habamos enterado de que se le haba
cambiado el nombre,
Puerto Argentino: 28/4/82
Querido Ricky: te escribo en un momento muy especial de mi vida (quiz el
ultimo) ja ja. Sabs lo que es esto? Un parto con cesrea y mucho ms. Me
estoy hipercagando de fro, el otro da nev y me empap. Quien hubiera
pensado que estara ac en la isla Soledad, comiendo una vez sola por da (ya
baj unos cuantos kilos? Te voy a contar como es en realidad pero ni se te
ocurra decirles a mis viejos, porque yo se las pint de otro color. Me estoy
cagando de hambre, fro y embole.
Todos los putos das hay que cargar cajas con municin cuyo peso bruto es 99
kilos (entre dos las llevamos) y te aseguro que esto pone a prueba a cualquiera,
encima tengo una tos tuberculosa de la san puta. Dormimos en pozos tapados
con una lona y las temperaturas son de 0 grados por lo menos. Por suerte estoy
con un grupo de flacos muy bueno: Alan y 2 amigos suyos.
Estoy hecho mierda en todo sentido y eso que del grupo morteros pesados que
es el nuestro soy el que mejor est, todo el mundo anda desesperado, pero yo
tengo fe de que no va a pasar nada y que pronto volver a la vida cheta. Te
juro que cuando vuelva no le voy a dar bola a nadie, voy a nadar como el flaco
de Regreso sin Gloria con todo tipo de inscripciones en la campera (war Hero
etc.). Anoche escuch por la radio de un flaco que esta misma noche los
ingleses iban a desembarcar ac en esta mismsima y reputa isla, justo donde
estoy yo (en 1ra lnea aparte) as que dormimos con los borcegues puestos,
casco, antiparras, fusil, y campera duvet.
El equipo que nos dieron es todo nuevo (antiparras francesas) campera yanqui
etc. El otro da corrimos una oveja y con un cuchillo comn afilado con las
piedras la cuereamos as noms (estaba 100 puntos). Ricky te pido que me
hagas un favor: averigua BIEN CONCRETO el destino de la correspondencia
y mandame encomiendas con morfi por ej.: Mucho chocolate (como 20 barras),
mantecol, golosinas buenas, saquitos de t, sobres con azcar, un poco de
yerba, leche en polvo, fotos de cualquier cosa (ac tener fotos es genial) es lo
que se curte. Galletitas dulces, es decir cosas que alimenten bien y que sean
ricas y que tengan muchas caloras y vitaminas, porque ac comemos 1 sola
vez por da ...es increble pero a la noche hace tanto fro que ni se puede
comer.
A mis viejos les ped que me mandaran pero vos tambin POR FAVOR!
mandame. Apenas pueda te escribo.
Ah! Espero que tu hermano NO est ac tambin!
La puta que lo pari... me acord que perd otro ao de facultad!
Chau y gracias! Miguel
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ARGENTINA, Abril 28,N 35
COMUNICADO DE LA JUNTA MILITAR N 35
La Junta Militar comunica a la Nacin que, de acuerdo
a las actitudes del gobierno ingls, prev la
ejecucin de operaciones militares en el rea
Malvinas en las prximas 24 a 48 horas.
No obstante su tradicional espritu de solucionar
pacficamente sus diferendos, el gobierno y pueblo
argentino, convencidos de la legitimidad de sus
derechos y la justicia de la causa que defienden,
mantienen inquebrantable su espritu de lucha y su fe
en la victoria final.
Se tiene clara conciencia de la accin psicolgica
desatada por el invasor britnico, que no hace otra
cosa que poner en evidencia sus propias falencias y
debilidades, al tiempo que fortalece nuestro espritu
y retempla nuestra voluntad de lucha.
1 de mayo de 1982
ARGENTINA, Mayo 1, N 38
COMUNICADO DE LA JUNTA MILITAR N 38
La Junta Militar comunica al pueblo de la nacin que
a la hora 04:40 del da de hoy, 1 de mayo de 1982,
el Reino Unido de Gran Bretaa atac Puerto Argentino
en las Islas Malvinas.
Dicho ataque fue llevado a cabo por aviones Harrier
basados en portaaviones, y fue rechazado por la
artillera antiarea de las fuerzas que defienden
nuestra soberana.
ARGENTINA, Mayo 1,N E1
COMUNICADOS PERIODICOS (TV y Radio)
Los pueblos abrazan con denuedo aquellas causas que
les son propias y las Islas Malvinas, Georgias y
Sandwich del Sur, han sido, son y sern un
sentimiento nacional y por consiguiente la gestin
reivindicatoria emprendida no es patrimonio de un
gobierno sino de todo el pueblo argentino, que
contempla con orgullo la accin de sus armas.
Ha llegado a su trmino una larga etapa de
infructuosas negociaciones para obtener lo que la
argentina consider siempre legtimamente su
patrimonio.
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El pueblo argentino, consciente de su destino, siente
la alegra de haber obtenido justa reparacin de sus
demandas en pos de sus legtimos derechos.
Es por haberse agotado todas las instancias
diplomticas y gestiones de prudente conciliacin que
se decidi emplear la fuerza de las armas; para
obtener lo que no pudo la fuerza de la razn y la
legitimidad de nuestro derecho.
Que Dios bendiga nuestros esfuerzos.
EL ESTADO MAYOR CONJUNTO agradece a la Ciudadana el
sinnmero de donaciones de toda ndole que ha
recibido para apoyar a las tropas que se encuentran
en operaciones.
Tales acciones han puesto de manifiesto una vez ms
el profundo espritu de solidaridad que el argentino
posee en los momentos de prueba, como as tambin su
profundo sentido de Patria y deber.
La elevada cantidad de medios, materiales, vveres y
equipos que se han recibido en los distintos puntos
del pas, hacen dificultosa su estiba y distribucin,
y en algunos casos supera la capacidad de carga de
los transportes disponibles. Por ello, se solicita a
la poblacin suspender por el momento el envo de
bienes materiales, derivando estas valiosas
donaciones al Fondo Patritico, cuenta que se
emplear oportunamente en adquirir los elementos que
nuestras tropas recaben, y aquellas obras que hagan
al bienestar y desarrollo de las Islas Malvinas y sus
habitantes.
Por ltimo, debe quedar perfectamente claro que este
masivo y espontneo apoyo de la ciudadana toda
contribuye fundamentalmente a elevar el espritu de
nuestros soldados, que se sienten acompaados por
toda la poblacin del pas en este esfuerzo
patritico que estn realizando.
COMUNICADO N 1 El Jefe del Estado Mayor Conjunto
comunica que durante los ataques realizados esta
maana por aviones ingleses a Puerto Argentino en
Islas Malvinas, fueron derribados DOS aparatos
HARRIER. Otras mquinas enemigas resultaron averiadas
por el fuego propio.
Cabe sealar que la informacin atinente a estos
hechos fue retenida hasta ahora con el objeto de
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verificar previamente, en forma acabada y fehaciente
su exactitud.
ARGENTINA, Mayo 1, N E2
COMUNICADO N 2 El Estado Mayor Conjunto comunica que
habindose confirmado la cada de DOS aviones HARRIER
atacantes, se han instrumentado las medidas
necesarias para obtener las matrculas de los aviones
derribados, as como el nombre y el estado fsico de
los pilotos que los tripulaban.
ARGENTINA, Mayo 1, N E3
COMUNICADO N3 El Estado Mayor Conjunto comunica que
al medioda de hoy continuaban producindose ataques
de la aviacin inglsa a Puerto Argentino en
Malvinas.
ARGENTINA, Mayo 1, N E4
COMUNICADO N 4 El Estado Mayor Conjunto comunica que
hasta el momento, en la zona de Puerto Argentino, se
han recibido cuatro ataques con aviones ingleses.
Estos, en nmero de 10 unidades, han sufrido dos
bajas confirmadas, las que fueron abatidas por el
fuego de la defensa antiarea.
ARGENTINA, Mayo 1, N E11
COMUNICADO N 11 El Estado Mayor Conjunto, al
finalizar este primer da de operaciones, considera
oportuno hacer una sntesis de las acciones que se
desarrollaron, con el objeto de brindar al pueblo de
la Nacin una ordenada resea de las mismas.
1) Aproximadamente a las 04:40 horas se inicia el
primer ataque de aviones ingleses contra Puerto
Argentino, el que slo produjo un pequeo incendio en
la pista del aeropuerto.
2) A las 08:15 horas nuevamente, aviones ingleses en
vuelo rasante intentan destruir la pista de aviacin,
no logrando su objetivo ante el decidido rechazo de
las armas de la defensa.
3) A las 09:36 horas intento de helidesembarco en
Zona de Puerto Darwin;
averiado un avin PUCARA que se encontraba en la
zona; ataque con aviones HARRIER sobre el Aeropuerto.
Derribados Dos de ellos y se estima probable que
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otros DOS, con daos, no hayan llegado al
portaaviones.
4) A las 14:25 horas se avistan 11 buques ingleses a
20 millas de Puerto Argentino.
5) A las 14:50 horas se lleva a cabo otro ataque
areo sobre la pista de aviacin de Puerto Argentino,
el que no produce daos.
6) A las 15:30 horas el enemigo intenta un
helidesembarco al N de la Isla Soledad protegido por
SEA HARRIER. Es desbaratado por la accin de los
aviones PUCARA. Aumenta el nmero de buques cercanos
a Puerto Argentino confirmndose la presencia de los
Dos portaaviones.
7) A las 17:00 horas aviones de la Fuerza Area
atacan a las unidades navales en una 1ra. ola
produciendo serios daos a una fragata y daos
menores en otras TRES que se alejan de la zona de
operaciones.
8) A las 17:15 horas se realiza un segundo ataque con
aviones sobre la Flota enemiga, infligiendo daos an
no confirmados a VARIOS destructores y a UN
portaaviones perdindose en la accin 2 aviones
DAGGER.
Durante estas acciones el enemigo perdi TRES aviones
SEA HARRIER y DOS helicpteros de combate. Existen
asimismo evidencias sobre la cada de CUATRO aviones
ms, mar adentro.
9) A las 21:00 comenz ataque e intento de desembarco
con helicpteros sobre la zona del Aeropuerto, en
Puerto Argentino. Se registra fuego naval por parte
de buques tipo Fragata.
10) Se repeli el ataque con fuego de artillera.
Ces el ataque y los buques ingleses comenzaron a
navegar en alejamiento.
11) Los daos personales y materiales no son, al
momento, significativos.
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Captulo 4
P R I M E R O D E M A Y O
Amaneca ese 1 de mayo, cuando nos despert el rugir de los
aviones Harrier que sin dudas, parecan estar atacando al
aeropuerto. En simultneo, el tableteo de los proyectiles de las
bateras antiareas argentinas respondiendo al fuego, confirmaban
cinematogrficamente el inicio de la guerra.
Desde mi lugar, poda ver claramente el vuelo rasante de los
aviones, aunque slo poda adivinar el blanco. Sensaciones
inconfesables me recorrieron el cuerpo. Toda nuestra seccin
Apoyo, sali de sus pozos a mirar el cielo, e intuyo, padeciendo
idntico estado emocional. Medio dormidos, sin poder creer en lo
que veamos, escuchbamos a algunos de los nuestros que
gritaban -como si estuvieran mirando un partido de ftbol-
Vamos carajo, Viva la Patria!. Pero lo que estaba ocurriendo no tena semejanza con un partido de ftbol.
En ese momento estbamos siendo testigos privilegiados de la
primera accin de guerra. ramos testigos y parte. Esa era la
confirmacin de que la cosa vena en serio. Algunos optimistas
tiraban tiros al aire para festejar. Los menos optimistas creamos
estar viendo una pelcula surrealista.
Sin embargo, ni las sensaciones inconfesables del cuerpo, ni la
optimista balacera ni el tableteo de las antiareas calmaron nuestra
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hambre. En medio de la flamante guerra argentina, con Roberto
tuvimos que seguir planeando nuestra estrategia.
Haba un galpn en el Moody Brook -Regimiento de los royal
marines tomado por nosotros el 2 de abril- lleno de comida que se
distribua a las distintas unidades, a unos 4 kilmetros de donde
estbamos.
Para desarrollar nuestra estrategia, necesitbamos socios. Fue as
que invitamos a dos amigos: el correntino Martegani y Nstor
Kruzich. El primero, estudiante de ingeniera, y Nstor de 25
aos, que haba pedido prrroga para estudiar Derecho, y se
lamentaba: Mir en donde termin Caminamos sin parar los cuatro juntos, hasta llegar a una colina
que se elevaba justo arriba del que haba sido el cuartel britnico,
y de su galpn. Ah dejamos escondidos -entre las piedras- nuestro
correaje y armamento, y bajamos haciendo como que
pertenecamos al camin que estaba de culata cargando. Por suerte
el suboficial a cargo -que estoy seguro se haba dado cuenta- no
dijo nada. Hacindonos los asumidos entramos al galpn, y hasta
nos dimos el lujo de pasar frente a las narices del oficial a cargo
acarreando cajas de comida y provisiones, como si furamos a
cargarlas en el camin. La estrategia consista en seguir
caminando hasta llegar a la esquina e inmediatamente doblar para
esconder todo lo que habamos conseguido.
La excitacin del momento fue como si nos hubiramos robado un
milln de dlares. Apenas pudimos contener el grito de alegra,
pero esa euforia dur poco, ya que un sargento que pasaba por ah
se dio cuenta y nos detuvo.
Pasamos de la euforia al terror, porque el castigo para ese tipo de
delitos eran el estaqueo o el calabozo de campaa, cosa que casi
ocurre, ya que este sargento nos llev al cuartel del Moody Brook,
donde pasaban bajo techo los das algunos oficiales de nuestro
regimiento y de toda la dcima brigada. Estuvimos afuera unos
segundos hasta que sali un soldado, asistente del capitn Prez
Cometo, y nos grit-Corran! Corrimos cuesta arriba como locos, se escucharon unos gritos de
alto y tiros al aire de algn oficial. Y cuando llegamos al tope de
la colina, se puso en marcha un helicptero Puma ah estacionado
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que nos sobrevol. Para esto ya estbamos escondidos en una
especie de gruta natural.
Volvimos con las manos vacas, ms hambrientos que antes a
nuestros pozos, pero contentos porque habamos logrado escapar a
un castigo dursimo.
En otras expediciones pudimos conseguir algunas cosas, no
muchasel problema era traerlas a la compaa sin que se d cuenta el teniente primero. Se nos ocurri abrir una caja de
municiones del caon 105 mm, para eso escondimos los dos
cohetes que contena entre unos arbustos y volvimos a llenar la
caja pero con lo robado! De ese modo, al llegar, nadie
sospechara nada raro. Cuando llegaba la oscuridad de la noche,
volvamos a la caja a sacar nuestro botn.
Pero an as, seguamos con mucha hambre, alimentados como
estbamos slo con el mate cocido de la maana y el guiso
aguachento de la tarde. Casi nunca algo slido. Mucho menos pan
o galletitas, de eso, jams.
Con el correr de los das comprendimos que el hambre encegueca
la razn. Y mientras dormamos, sobamos con comida y
hablbamos sobre distintas recetas que nos preparaban nuestras
madres o abuelas. Creo que esa hambruna y sus consecuencias -al
fin y al cabo- de alguna manera ayudaron a que no tomsemos la
dimensin real de lo que estbamos viviendo.
En tanto, seguan los ataques areos. Nosotros en el puesto en
donde estbamos era ms lo que ignorbamos que lo que
sabamos. Eso s, no nos privbamos de presenciar los vuelos
rasantes de los Harriers justo encima de nuestras cabezas,
perseguidos en algunos casos por nuestros Mirages.
Un da salimos con Roberto caminando porque nos habamos
enterado de que haba una cocina de rancho de otra compaa, que
ofreca comida ms slida a quienes pasaran por ah. El da era
extraamente agradable, haba sol y el fro se senta un poco
menos.
Venamos bajando la montaa casi contentos, hasta esperanzados.
De pronto le dije a mi compaero que me esperara un poco porque
senta una necesidad fisiolgica impostergable. Mientras
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estbamos all, de repente, detrs del Monte Tumbledown se
escucha una explosin terrible y tras ella, vemos aparecer un
Harrier enemigo directo hacia nosotros en un vuelo rasante, que pasa a 20 30 metros por encima de nuestros cuerpos.
Alcanzamos a ver la cabeza y el casco del piloto, hasta llegamos a
sentir el calor de las turbinas. Despavorido, me tir al suelo
aferrndome con los puos a dos matas de pasto. Milagrosamente,
el avin hizo un tirabuzn en el aire y se elev. Detrs, lo vena
persiguiendo un Mirage argentino, que al no tener tanta maniobrabilidad, sigui de largo, perdiendo a su objetivo areo.
La adrenalina nos dej temblando espantosamente durante varios
minutos. Para cortar el clima -o de los nervios- con Roberto
terminamos rindonos como locos por el modo en que nos haban
cortado la inspiracin fisiolgica. Telegrama oficial desde Malvinas 18/05/1982
LUF 1 INTERNACIONAL 636 50
ZCZC 185 ISLAS MALVINAS 50 21 9 17 1000
SAVAGE
CERRETTI 1096
ADROGU BAIRES
ESTOY BIEN CARIOS
MIGUEL
Telegrama que lleg a las Islas, de parte de mis padres
22 / 05 / 82
Soldado clase 1962
Miguel Savage Compaa C
Regimiento N* 7 Cnel. Conde
Islas Malvinas
Recibimos telegrama da 18 Esperamos otro
Ahora comunicate urgente.
Carios Mam y Pap
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Ya en ese tiempo, haban comenzado los bombardeos navales
nocturnos. En el engaoso silencio de la noche, de pronto, como
de la nada, escuchbamos el estruendo, luego el silbido del
proyectil volando por encima de nosotros y finalmente, el
impacto. Las sensaciones inconfesables nos perseguan.
Perturbados, sin misiones definidas que cumplir, empezbamos a
recorrer el incierto camino de la desolacin. El no saber si ramos
un blanco perfecto a eliminar por los ingleses, o un material
humano a descartar por nuestros propios jefes, demola nuestras
vulneradas pretensiones patriticas. Ms an cuando los
proyectiles abordaron nuestro pequeo territorio y empezaron a
caer cada vez ms cerca, rodendonos casi, a unos 200 metros a
veces, o un poco menos quizs. Sin embargo, eran de tal magnitud
el agotamiento y la debilidad causados por el hambre, que
seguamos durmiendo, enajenndonos como un modo de
protegernos.
Pese a todo, algunos compaeros no pudieron soportar lo que
estaba sucediendo. Uno de esos das exasperantes de bombardeos
y terror, escuchamos un disparo. Cuando salimos de nuestra
posicin para ver qu haba ocurrido, vimos que uno de los
nuestros se haba descerrajado un tiro sobre un pie, para poder ser
evacuado. Y lo comprendimos. Eso no era cobarda. Era un modo
de salir por arriba, tal como lo hara cualquiera para poder escapar
de un laberinto.
Reconozco que no todos eran momentos tan angustiantes. O
porque a la larga uno se acostumbra a todo, o porque en semejante
estado de confusin, se pierde nocin del peligro. Eso s, las horas
en esos pozos eran tan eternas y las guardias de 3 a 5 de la maana que hacamos con Roberto tan infecundas, esencialmente
con ese visor infrarrojo Toshiba que portbamos, al que se le
haban acabado las bateras
Boleros al son del bombardeo
Una noche nos juntamos en la posicin de Alan, Adrin y el
sargento primero Alcaide a cantar boleros! En medio de esa
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soledad, de ese fro, de ese hambre y de esos bombardeos, para
nosotros fue como participar de un recital!
Ellos haban conseguido un poco de yerba, as que improvisamos
un mate con la carcasa metlica de una granada espaola -que era
como una especie de cilindro- y de bombilla usamos una birome
con la punta envuelta en una gasa que sacamos del paquete de
curaciones.
Alcaide saba las letras y melodas de muchas canciones. Alan
haba fabricado unos timbales cuyas cajas de resonancia eran latas
vacas y los parches, trozos de bolsas de nylon. Adrin haba
construido una especie de guitarra con una madera e hilos bien
tensos. Sabe Dios cmo habr sonado nuestra pequea banda de
msica bajo el helado cielo malvinense, acompaados por el
fragor incesante de las bombas que seguan cayendo, a pesar de
nosotros.
Cunto que nos ayud esa pequea empresa de fabricar los
instrumentos y ponerlos a tocar, en esos momentos en los que
necesitbamos abstraernos de aquel estado miserable. Hoy puedo
recordar esos intervalos que vivimos, casi con ternura. ramos tan
chicos. ramos tan pobres. Y el bienestar haca rato que nos haba
abandonado.
Un bao malgastado
El hambre nos estaba consumiendo, ya nos marebamos con
cualquier desplazamiento. Al no comer nutrientes ni protenas,
fuimos perdiendo musculatura, y la piel se nos volvi spera y
seca.
Pasados los cuarenta das de estada en las islas, una maana
lluviosa el teniente Castaeda, segundo oficial de la compaa,
nos llev al pueblo a baarnos!, decisin que de seguro l no
haba tomado. Slo cumpla con alguna orden.
Fue absurdo lo que hicieron con nosotros ese da. Mareados por el
hambre, empapados como estbamos, nos hicieron caminar doce
kilmetros hasta el pueblo, con una temperatura de 20 bajo cero,
porque a ellos les preocupaba que no estuvisemos limpios!
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Estos tipos estn haciendo todo mal, pensaba mientras casi me arrastraba para llegar: Esto es irracional. Nos baamos en un galpn con agua de mar, salada -aunque
caliente- hacinados. Ah fue cuando me di cuenta cabalmente de
lo grave de nuestra desnutricin. Al sacarnos la ropa, nuestros
cuerpos desnudos se vean raquticos, huesudos, con la panza
hinchada, tal cual recordbamos a los prisioneros de los campos
de concentracin nazis. Cada vez que lo pienso siento que nos
trataron como a ellos, con el mismo mtodo. Slo faltaba que de
las duchas saliese el gas letal. Y no estoy hablando del enemigo!,
estoy hablando del trato que nos dieron nuestros propios
compatriotas devenidos jefes!
Nunca supimos por qu nos obligaron a baar de ese
incomprensible modo. O tal vez lo imaginbamos y no nos
atrevamos a decirlo en voz alta: oleramos como huelen las
bestias sucias, seguramente. De cualquier modo ese pattico bao
nada cambi. Volver a ponernos la misma ropa mojada despus de
esa breve ducha fue repugnante, una total falta de respeto por la
dignidad de nuestras personas, tal como esta gente vena haciendo
con nosotros a diario. Y ms afrentoso an fue hacernos regresar
esos doce kilmetros tan hambreados como cuando nos sacaron de
nuestra posicin, atravesando las montaas bajo la persistente
lluvia, para terminar el da en nuestros hmedos pozos. Sucios de
nuevo. Oliendo a bestias, como si nada.
Haca rato que habamos comenzado a excretar una sola vez por
semana -o ms espordicamente an- aunque orinbamos
muchsimo. Claro que ese era todo un problemn por la noche,
porque levantarse para orinar era perder todo el calor corporal que
habamos conseguido dentro de la bolsa de dormir, tapados como
estbamos con nuestras mantas, sin desvestirn