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Teoría Sociológica

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Carpeta de trabajo

TeoríaSociológica

Ernesto López

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Diseño original de maqueta: Hernán Morfese

Procesamiento didáctico: María Inés Silberberg / Hernán Pajoni

Primera edición: septiembre de 2000

ISBN: 978-987-1782-77-2

© Universidad Virtual de Quilmes, 2000

Roque Sáenz Peña 352, (B1876BXD) Bernal, Buenos Aires

Teléfono: (5411) 4365 7100 | http://www.virtual.unq.edu.ar

La Universidad Virtual de Quilmes de la Universidad Nacional de

Quilmes se reserva la facultad de disponer de esta obra, publicarla,

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guiente, nadie tiene facultad de ejercitar los derechos precitados sin

permiso escrito del editor.

Queda hecho el depósito que establece la ley 11.723

Impreso en Argentina

Esta edición de 500 ejemplares se terminó de imprimir en el mes de septiembre

de 2000 en el Centro de Impresiones de la Universidad Nacional de Quilmes,

Roque Sáenz Peña 352, Bernal, Argentina.

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Íconos

Bibliografía obligatoria

Actividades

Leer con atención

Para reflexionar

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Índice

Introducción..........................................................................................9Objetivos ........................................................................................10

1. Tradiciones del pensamiento occidental y antecedentes de la sociología .............................................................13

1.1. Dos tradiciones en el pensamiento social de Occidente ............131.1.1. La Ilustración....................................................................131.1.2. La Contra-Ilustración .........................................................171.1.3. Saint Simon, Comte, escuela histórica alemana ................21

2. Conocimiento y Sociedad ................................................................27

2.1. Dos dimensiones articuladas ....................................................272.2. Sociedad y conocimiento en Marx .............................................28

2.2.1. La noción de sociedad ......................................................282.2.2. El problema del conocimiento ............................................33

2.3. Sociedad y conocimiento en Durkheim.......................................372.3.1. La noción de sociedad ......................................................372.3.2. La teoría del conocimiento social.......................................40

2.4. Conocimiento y sociedad en Max Weber ....................................442.4.1. El problema del conocimiento...........................................442.4.2 La noción de sociedad .......................................................49

3. Marx .............................................................................................53

3.1. Los conceptos de modo de producción y de formación económico-social .............................................................................533.2. El modo de producción capitalista .............................................57

3.2.1. Las mercancías ................................................................573.2.2. La fuente del valor ............................................................603.2.3. El capital: valor que se valoriza..........................................61

3.3. Clases, Estado, ideología y cambio social ..................................64

4. Durkheim ........................................................................................71

4.1. Centralidad de la problemática de la cohesión ...........................714.2. Lo normal y lo patológico ..........................................................734.3. Los tipos sociales ....................................................................744.4. Medio social interno y cambio social .........................................76

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5. Weber .............................................................................................79

5.1. Realidad y teoría ......................................................................795.2. La acción social .......................................................................825.3. Poder, dominación y Estado.......................................................865.4. Racionalidad y racionalización ...................................................90

Referencias bibliográficas....................................................................95

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Introducción

La Teoría Sociológica es el capítulo de la Sociología que alberga los sis-temas teóricos que han sido formulados con el propósito de comprender lasociedad y dar cuenta de sus principales aspectos y dinámicas.

Estos sistemas encuentran en la llamada realidad social y, más específi-camente, en la sociedad, un referente empírico común: no hay teoría sobrelo social que no postule alguna concepción acerca de cómo es o cómo fun-ciona una sociedad. De manera tal que puede decirse que los distintos sis-temas teóricos que componen la Teoría Sociológica abordan un objeto de es-tudio común: la sociedad. El mero hecho de que el concepto de sociedad es-té presente en todas ellas ocupando un lugar central da la pauta de la comu-nidad de objeto que se mencionó más arriba. En términos generales, puededecirse que todas las concepciones sobre la sociedad coinciden en señalarla característica de la cohesión o de la integración como un rasgo distintivo(obviamente, cada cual con su sesgo y/o su énfasis específico). La existen-cia de un universo de valores compartidos y su articulación y despliegue ensistemas normativos como base constitutiva de lo que habitualmente llama-mos sociedad es algo en lo que coinciden sin excepción. Se diferencian enlas opciones epistemológicas que prefieren, en los marcos de referencia con-ceptuales que construyen y en los temas que les parecen más significativosy que, por lo tanto, privilegian: la solidaridad social (Durkheim), el conflicto in-terno (Marx) y la historicidad de los fenómenos sociales y la actuación de losestados nacionales (Weber). Pero, no obstante sus diferencias, que no sonpocas ni poco profundas, coinciden en lo que se ha señalado más arriba, quefunciona como denominador común a todos ellos (Estas cuestiones seránexaminadas con mayor detenimiento en la Unidad 2).

Por otra parte, quienquiera que sea que se proponga estudiar algún as-pecto de la realidad social o producir teoría sobre alguna faceta de la mismaes siempre tributario de alguna concepción acerca de cómo es posible cono-cer en ciencias sociales. Lo admita o no, lo explicite o no, incluso lo sepa ono, cualquiera que procure generar conocimiento o teoría sobre lo social po-see -y, por lo mismo, “consume”- alguna concepción acerca de cómo funcio-na el proceso de conocimiento en ese terreno. Es decir que hay un compo-nente epistemológico que participa de manera directa e indisoluble de laconstrucción de teoría o de la producción de saber. En el plano más generalde la teoría hay quienes han postulado la existencia de una única realidad y,por lo tanto, la existencia de un estatuto epistemológico único tanto para lasciencias físicas y naturales cuanto para las sociales y humanas. Lo que fre-cuentemente ha significado la “importación” de premisas epistemológicas yconsideraciones metodológicas desde las ciencias “duras” hacia las socia-les. Pero hay también quienes han postulado la conveniencia de diferenciarambos tipos de ciencia, como el filósofo prusiano Emanuel Kant(1724-1804), que propuso distinguir las Ciencias de la Naturaleza de lasCiencias del Espíritu.

En el campo de las Ciencias Sociales las distintas opiniones epistemoló-gicas tienen una incidencia directa sobre la selección de los aspectos teni-dos por principales o de las dinámicas consideradas más relevantes por los

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Epistemología: dis-ciplina que estudia

los fundamentos, desarro-llos y métodos de las cien-cias.

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distintos autores. Así, por ejemplo, el materialismo dialéctico postulado enel terreno epistemológico por la sociología marxista es completamente con-gruente con su visión de “lucha de clases” en el plano de la teoría sobre losocial.

Así las cosas, es posible sostener que no obstante su objeto básico co-mún la Teoría Sociológica alberga sistemas teóricos diferentes. Y que estasdiferencias resultan tanto de las distintas apreciaciones que los diversos au-tores tienen sobre lo social cuanto de sus también divergentes concepcionesepistemológicas.

El curso de Teoría Sociológica centrará especialmente su atención sobrelos sistemas teóricos formulados por Karl Marx (1818-1883), Emile Durkheim (1859-1917) y Max Weber (1864-1920), quienes constituyeron consus trabajos el meollo de la disciplina sociológica, por esto son considera-dos los “padres fundadores” de la Sociología. Sus aportes se tratarán a laluz de lo apuntado precedentemente, es decir, serán considerados desde eldoble ángulo de sus respectivas concepciones generales sobre la sociedady sobre cómo es posible conocer en ciencias sociales. Asimismo, se exami-narán los antecedentes de los cuales son tributarios y las influencias quehan recibido. Y se explicitará el contexto histórico en el interior del cual de-sarrollaron sus trabajos.

Es preciso alertar sobre la importancia de atender a esta última dimen-sión. No es infrecuente encontrar en los compendios o manuales de historiade las ideas (sociológicas u otras) un escaso interés por la contextuaciónhistórica de los distintos autores que se van presentando. Desasidos de sucontexto histórico-político y del debate de época del que seguramente parti-ciparon y que probablemente también contribuyó a modelarlos, los diferentesautores parecen contestarse unos a otros con independencia del tiempo y delas circunstancias en que vivieron. Es como si Marx hubiese escrito sólo pa-ra refutar a G. F. Hegel (1770-1831) o Weber sólo para contestar a los enci-clopedistas.

Finalmente, pueden señalarse tres metas centrales del curso:a) proveer información sobre los sistemas teóricos de los autores bajo

consideración;b) proveer asimismo criterios acerca de cómo ellos encararon la construc-

ción de teoría;c) examinar en qué tradiciones de pensamiento se inscriben y/o de cuá-

les resultan tributarios.De manera que hay una meta que conduce al qué, otra que conduce al có-

mo y una tercera que conduce al desde dónde.

Objetivos

1. Estudiar los sistemas teóricos que sobre la sociedad y sus principalesaspectos y dinámicas fueron elaborados por quienes son considerados los“padres fundadores” de la Sociología: Karl Marx, Emile Durkheim y Max Weber.

2. Presentar la producción de teoría sociológica en general -y en particu-lar en los autores mencionados arriba- como el resultado del entrecruzamien-to de: a) una concepción general sobre lo que es la sociedad y b) una con-cepción general acerca de cómo es posible conocer en ciencias sociales. La

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Dialéctica: doctrinaque sostiene que lalucha de contrarios -que sedespliega según el modelode tesis, antítesis y sínte-sis- es el fundamento deldesarrollo de todos los fe-nómenos.

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teoría sociológica, en consecuencia, se presenta como el resultado de unateorización sobre lo social y de una teoría del conocimiento en ciencias so-ciales.

3. Brindar información sobre los antecedentes y los respectivos contextoshistóricos, que influyeron sobre y enmarcaron la producción de los antedi-chos Marx, Durkheim y Weber.

En definitiva, se trata de poner a los alumnos en contacto con qué se pro-dujo en el campo teórico, cómo se lo produjo y en qué contexto.

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Tradiciones del pensamiento occidental y antecedentes de la Sociología

Objetivos

1. Examinar el pensamiento de la Ilustración, conforme a los criterios ex-puestos precedentemente.

2. Examinar el pensamiento de la Contra-Ilustración, conforme a lo seña-lado arriba.

3. Examinar algunos desarrollos derivados de los dos primeros.

1.1. Dos tradiciones en el pensamiento social de Occidente

1.1.1. La Ilustración

Durante el siglo XVIII se desarrolló en Europa, especialmente en Francia,un movimiento de ideas que tuvo una repercusión y un impacto extraordina-rios. Ese movimiento -al que se lo conoce con el nombre de la Ilustración oel Iluminismo, en tanto que al mencionado siglo se lo ha llamado el Siglo delas Luces- fijó las pautas de un nuevo modo de entender las cosas en el cam-po filosófico, al mismo tiempo que sometió a una crítica demoledora a lasviejas representaciones del mundo. Las principales figuras que lo animaronfueron Voltaire (1694-1778), Rousseau (1712-1778) Montesquieu (1689-1755) y Diderot (1713-1784), entre otros. Dieron forma a una corriente depensamiento y protagonizaron un debate de ideas que se inició en el terre-no propiamente filosófico, pero se desbordó rápidamente sobre campo polí-tico, el religioso, el estético, etc.

La Ilustración preparó, en el campo de las ideas políticas, la RevoluciónFrancesa: Robespierre, Dantón y Marat -entre otros- estuvieron fuertemente in-fluidos por aquella. Lo mismo que las principales figuras que animaron el mo-vimiento revolucionario independentista en hispanoamérica, como Bolívar, SanMartín y Belgrano.

En el campo religioso litigaron fuertemente contra las concepciones esco-lásticas, cuya preocupación central era conciliar el conocimiento del mundonatural con los dogmas de la fe. Y chocaron contra principios elementalescomo el del pecado original (por ejemplo, Rousseau en el Emilio).

En el terreno propiamente filosófico enfrentaron las ideas desarrolladas du-rante el siglo precedente por los llamados metafísicos, entre otros, Descartes(1596-1650), Spinoza (1623-1677) y Leibnitz (1646-1716), quienes suponíanposible identificar mediante el raciocinio algunas verdades o premisas funda-mentales para, desde ellas, deducir el movimiento de la naturaleza y la diná-mica de lo social. La filosofía metafísica establecía principios y luego, al modoen que se despliegan las matemáticas -Descartes, por ejemplo, hacía un reco-nocimiento y un uso expresos de este recurso-, procuraba establecer grandessistemas de pensamiento, en los que todo quedaba lógica y deductivamente

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Enciclopedia: (oDiccionario razo-

nado de las ciencias, lasartes y los oficios), obraque se publicó entre 1751 y1772, bajo la dirección deDiderot, y que tuvo la for-ma de una compilación deconocimientos elaboradosdesde el prisma de la ra-zón. Contó entre sus cola-boradores a las principalesfiguras de la Ilustración(entre otros: D Álambert,Voltaire, Montesquieu,Rousseau, Buffon, Quesnayy Turgot) razón por la cualla expresión enciclopedis-mo se usa como sinónimode iluminismo.

Escolástica: doctrinafilosófica que se en-

señaba en las escuelas yuniversidades medievales,cuya principal preocupa-ción consistía en desarrollarlas verdades de la fe cristia-na y conciliar con ellas losconocimientos del mundonatural.

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articulado. Así, en líneas generales, puede decirse que la corriente metafísicaconcebía al raciocinio como jugando un doble papel. Por un lado, como ejerci-cio especulativo del pensamiento, conducía a la posesión de algunas premi-sas o verdades fundamentales; por otro, como ejercitación de la capacidad de-ductiva, conducía a entender el despliegue de la realidad -obviamente, con ape-go a las mencionadas premisas o verdades fundamentales- y a construir gran-des sistemas de ideas. El pensamiento de la Ilustración rechazó esta manerade concebir el conocimiento. No obstante las diferencias que tuvieron entre sí,que fueron muchas -es preciso advertir que cuando se caracteriza a una co-rriente de pensamiento como tal, se construye tan sólo un esquema, queapunta a subrayar los denominadores comunes y a anular la diversidad; estees un límite inevitable de este tipo de abordajes- los filósofos incorporados aesta corriente, retomaron e impulsaron a la razón hasta el punto que práctica-mente la entronizaron. Le rindieron un culto casi reverencial y la convirtieronen la llave maestra de su sistema de ideas. Pero invirtieron el punto de parti-da de la filosofía metafísica: dónde ésta vio una posesión, los ilustrados per-siguieron una adquisición, y tuvieron una perspectiva mucho más amplia de loque la razón significaba.

Influenciados por el empirismo inglés, aceptaron la necesidad de zambu-llirse en la realidad en búsqueda de las regularidades y/o leyes que la ex-plicasen. Así, la razón, desposeída inicialmente de premisas sustanciales ycompelida en consecuencia a bucear en lo real, debía descubrir qué movíaal mundo de los hombres. Finalmente, éste era el procedimiento que habíanseguido los grandes científicos del mundo natural. Ni Nicolás Copérnico(1473-1543) ni Isaac Newton (1642-1727) habían partido de verdades re-veladas o premisas fundamentales. Mediante la observación, la experimen-tación y el análisis riguroso de la realidad, habían encontrado regularidadesque dieron lugar, luego, a la enunciación de leyes científicas. No habían de-ducido esas leyes de verdades a priori (es decir, independientes de la expe-riencia empírica); habían descubierto regularidades en la realidad desde lascuales, más bien por inducción, habían luego llegado a la formulación de di-chas leyes.

Los ilustrados entendían, entonces, siguiendo la senda abierta por la granrevolución copernicana, que en lugar de premisas o verdades metafísicasprevias, la razón -mediante un trabajo riguroso de observación y análisis delos hechos empíricos- debía descubrir regularidades y/o leyes que permitie-sen entender el comportamiento humano y la dinámica de las sociedades.Estas leyes y principios básicos debían ser susceptibles de demostración yverificación. Una vez establecidos fehacientemente, adquirían una validezuniversal, esto es, eran válidos para cualquier tiempo y lugar.

La razón quedó convertida de este modo en el gran instrumento del pro-ceso de conocimiento. Sus posibilidades de despliegue sobre diversos as-pectos de lo real eran ilimitadas, de manera tal que, conforme se fuese apli-cando a diversos dominios de la realidad, iría develando “partes” (y dandolugar al desenvolvimiento de distintas disciplinas científicas), que en algúnmomento podrían reunirse en un corpus único.

Pero iban todavía más lejos. Postulaban que la realidad -el universo- cons-tituía una totalidad articulada, que se desplegaba en diversos dominios, su-jeta a leyes. Y que las leyes del mundo inanimado eran las mismas que go-biernan a las plantas, a los animales y a los hombres. Como el mundo a co-nocer era, en definitiva, uno solo, regido por un conjunto articulado de

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leyes y principios de validez universal, creyeron firmemente que, más allá desus divisiones funcionales, la ciencia era básicamente una sola y que dichasdivisiones funcionales debían estar regidas por los mismos principios.

Formando parte de ese todo articulado se hallaba la razón, que era el ins-trumento que hacía inteligible al mundo. Es decir que haciendo sistema conla concepción de un mundo gobernado por leyes se hallaba la razón, que erala llave de la inteligibilidad. De allí, se suponía que el uso apropiado de la ra-zón reconciliaría al hombre con la naturaleza, ya que posibilitaría el conoci-miento de los principios y las leyes que rigen la dinámica de lo social. En úl-timo análisis, la aplicación adecuada de la razón permitiría conciliar las leyespositivamente establecidas en la sociedad -es decir, las leyes en el sentidojurídico de la palabra- con las leyes sociales “naturales”. Confiaban, así, enque el sometimiento de los diversos dominios de la realidad al examen y lacrítica racional, barrería con la superstición, el prejuicio, la ignorancia, la pe-reza mental e incluso el “error interesado”, que habían predominado hastaese momento y tornado deficiente el desenvolvimiento social.

Pese a las diferencias que entre sí tenían los distintos pensadores de laIlustración, coincidían también -cada cual con su matiz- en las siguientesapreciaciones. Existía una naturaleza humana común a todos los hombres,sin distinción de época ni de lugar, que constituía un núcleo básico en tornodel cual era factible definir a los seres humanos como formando parte deuna sola especie. En consonancia con lo cual postulaban la existencia de unconjunto de fines comunes a ellos, tales como la valoración de la vida, labúsqueda de la felicidad, de la libertad, de la igualdad, de la seguridad y dela justicia. Suponían que un análisis racional de estas cuestiones conduciríaa superar los problemas de no compatibilidad de fines -que frecuentementese presentaban en la sociedad dando origen a conflictos de diversa clase- ya un mejoramiento de las condiciones de la vida social, y, con base terrenao celestial, ubicada en el pasado o también en el futuro, no fueron pocos losque concibieron la existencia de una sociedad ideal o perfecta. Puede decir-se, por último, que fueron entusiastas cultores de la idea de progreso; la feen la razón, el avance del conocimiento, la reconciliación del hombre con suverdadera naturaleza: todo apuntaba en esa dirección.

La corriente de la Ilustración reconoce una variada gama de anteceden-tes y de influencias, algunas de los cuales se han mencionado ya. Especialsignificación tiene el desarrollo de las ciencias físicas y naturales sobre lasnuevas bases que colocó la revolución copernicana. Como se sabe, el as-trónomo polaco Nicolás Copérnico, mencionado precedentemente, expusoen su obra Sobre la revolución de las órbitas celestes, una revolucionariateoría sobre el sistema solar. En lugar de concebir a la Tierra como el cen-tro del sistema -teoría que había desarrollado Ptolomeo en el siglo II d.c.-sostuvo que el Sol ocupaba ese sitio. Estas ideas fueron retomadas y de-sarrolladas, un siglo después, por Galileo Galilei (1564-1642) y por Johan-nes Kepler (1571-1630), en confrontación con el modo de pensar prevale-ciente en esa época entre los astrónomos y, en el caso de Galileo, en opo-sición al pensamiento oscurantista y dogmático de la Inquisición (que final-mente, como se sabe, le impuso sus condiciones). Estas controversias que-daron definitivamente superadas con la aparición, en 1687, de la obra Prin-cipia Matematica, de Isaac Newton, que fundó la mecánica celeste sobre lateoría de la gravitación y dio, asimismo, origen a la física de base electro-mecánica. Una nueva concepción de la ciencia irrumpió con Newton, que se

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irradió hacia diversos ámbitos del conocimiento. La inexistencia de verda-des reveladas, la demostración fehaciente de la existencia de una parceladel universo gobernada por leyes, el compromiso con la realidad empírica, larazón como llave del saber operando a través de un ejercicio riguroso del mé-todo científico fueron algunos de sus estandartes principales.

El empirismo inglés, con su preocupación por el “descenso” a lo fáctico yaún la forma de racionalismo presente en la filosofía metafísica dejaron asi-mismo una huella en los orígenes del pensamiento ilustrado. Finalmente,merece señalarse, también, la influencia de la escuela del “derecho natura-l”o ius naturalismo, cuyos representantes más señalados fueron, entreotros, Hugo Grocio (1583-1645) y Saúl Pufendorf (1632-1694). Esta corrien-te postuló la existencia de derechos de los individuos anteriores y superio-res -precisamente, los derechos naturales- a los establecidos por el Estado.Típicamente se los ejemplifica con el drama de Antígona -representado en laobra homónima de Sófocles- que desafía la decisión de dejar insepulto a suhermano, tomada por el rey. A Antígona le asistía el derecho -dirán los ius na-turalistas- de actuar conforme a los usos religiosos y a la tradición, aún con-tra las disposiciones del soberano (que en este caso, representa al Estado).Los integrantes de esta corriente fueron, incluso, capaces de sostener, porejemplo, que el derecho natural se daba en conformidad con la razón y queera independiente de la voluntad de Dios. Como se puede ver, existe una se-mejanza argumentativa con los pensadores de la Ilustración, como así tam-bién en los adversarios: la Iglesia y el Estado Monárquico.

El resonante y exitoso desenvolvimiento de las ciencias naturales duran-te los siglos XVIII y XIX empinó a esta forma de concebir al mundo, convir-tiéndola en una mainstream (corriente principal) del pensamiento occidentalmoderno y contemporáneo, a pesar de que los desarrollos en el ámbito delas ciencias sociales y de las humanidades no marcharon a la par de los su-cesos de las primeras. En el campo filosófico surgieron críticas y contesta-ciones al pensamiento de la Ilustración que decantaron en un movimientoque suele denominarse la Contra-Ilustración (o a veces, también,Antirracionalismo), que sentó las bases de lo que con razón Isaiah Berlin lla-ma la “revuelta romántica”. Todo este movimiento constituye una segundamainstream del pensamiento occidental moderno y contemporáneo.

Antes de pasar a su consideración, es preciso señalar que si bien en elSiglo XX el ímpetu de las ciencias físicas y naturales no se detuvo, sí se pu-so en entredicho la pretendida validez universal de sus fundamentos y desa-rrollos. En efecto, las proposiciones y teorías de la física de la relatividad yde la cuántica pusieron en cuestión las certidumbres del universo científiconewtoniano. Aunque las prácticas corrientes de los científicos y profesiona-les de las ciencias “duras” probablemente no se ha visto demasiado afecta-da, en los niveles de punta de la actividad científica el estatuto epistemoló-gico cerradamente racionalista de las mismas se halla en discusión. Por otraparte, algunas consecuencias nefastas del uso de la ciencia, como la utiliza-ción de bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki o la catástrofe de Chernobyl, han constituido un severo llamado de atención. Ciertamente, nopuede achacarse a la ciencia la responsabilidad de estos sucesos. Pero tam-bién es cierto que no es tan claro que aquélla pueda reclamarse del todo ino-cente. En cualquier caso, debe reconocerse que esos episodios fueron terri-bles mazazos aplicados sobre la idea de progreso.

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Isaiah Berlin: filóso-fo nacido en Riga en1909 y fallecido enLondres en 1997, fueuno de los más importantesde los historiadores con-temporáneos de las ideas.

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“En el siglo XVIII, Francia fue, sin duda, un lugar queparecía, y a menudo lo era, doblemente privilegiado. An-te todo se trataba de un lugar donde se estaba llevandoa cabo a la vista de todos el perfeccionamiento de unacultura material, social y estética y, unido a ella de for-ma indispensable, de un modo de vida excepcional, imi-tado, envidiado o rechazado, pero que servía, en cual-quier caso, como piedra de toque para cualquier ensayode una vida civilizada”. (G. Benrekassa: “Francia”, en V.Ferrone y D. Roche [eds.]: Diccionario Histórico de la Ilus-tración, Alianza, Madrid, 1998, p. 305).

Isaiah, Berlin, “La Ilustración”, en: El Mago del Norte,Tecnos, Madrid, 1997.

Irving, Zeitlin, “El Iluminismo: sus fundamentos filosó-ficos”, en: Ideología y teoría sociológica, Amorrortu,Buenos Aires, 1993.

1. Lea el párrafo siguiente:“La reorganización racional de la sociedad pondría pun-to final a las confusiones espirituales e intelectuales, alreino del prejuicio y la superstición, a la ciega obedien-cia de dogmas no cuestionados y a las estupideces ycrueldades de los regímenes opresivos que semejanteoscuridad intelectual criaba y prohijaba. Lo que habríaque hacer era identificar las principales necesidades hu-manas y descubrir los medios para satisfacerlas. Estocrearía el mundo feliz, libre, justo, virtuoso, armoniosoque Condorcet predijo conmovedoramente desde su ca-labozo en 1794.”

(I. Berlin, “La búsqueda del ideal”, en: I. Berlin, Árbolque crece torcido, Vuelta, México, 1992, p. 18.)

¿Qué premisas y fundamentos del pensamiento de laIlustración alimentan la posibilidad de imaginar la exis-tencia de una sociedad perfecta?

1.1.2. La Contra-Ilustración

La oposición a las ideas centrales de la Ilustración es casi tan vieja comoeste movimiento. Tiene, en rigor, un padre expósito en el filósofo napolitanoGiambattista Vico (1668-1774), que nació incluso algunos años antes quelas principales figuras del Iluminismo francés. Vico produjo su singular obrasin dejar discípulos y fue prácticamente desconocido para los filósofos de laIlustración. Más curioso aún, fue desconocido en Alemania, que fue la patriade la Contra-Ilustración: Max Weber, quien prácticamente cierra el ciclo con-tra-ilustrado en el campo de la Sociología, fue su primer traductor al alemán.

Los manuales de historia de las ideas o de la filosofía suelen reconocer-lo por su concepción cíclica de la historia, que él graficaba con las palabraslatinas corsi e ricorsi de la historia, y suelen ubicarlo en un lugar cercano alpensamiento ilustrado. Sin embargo, como bien ha enseñado Isaiah Berlin,

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no debería ser así. Vico anticipó genialmente algunas ideas que serían lue-go centrales al movimiento contra-ilustrado (o antirracionalista), que por lomismo, controvierten algunas de las postulaciones básicas del Iluminismo.

Una primera gran diferenciación con el pensamiento ilustrado viene dadapor el hecho de que Vico no creía en la existencia de una sola ciencia. Creíaque los hombres sólo podían conocer cabalmente aquello que había sidocreado por ellos (el lenguaje, las sociedades, la historia, pero, también, lageometría y las matemáticas), mientras que lo que no había sido objeto desu creación, como la Naturaleza y sus procesos que eran obra de Dios, po-día sólo tener un conocimiento limitado. Llamaba al primer tipo de saber ve-rum y al segundo certum. El divorcio entre las ciencias y las humanidades ola diferenciación entre ciencias del espíritu y ciencias de la naturaleza fue,más tarde, uno de los estandartes de la Contra-Ilustración. Vico, a su mane-ra, fue un precursor de este modo de entender las cosas.

Creía, por otra parte, que los fenómenos culturales eran históricamenteproducidos bajo condiciones que eran propias de cada tiempo y de cada me-dio específicos. De manera que a cada orden cultural le correspondían suspropios y peculiares modos de conciencia y autopercepción. Cada cultura ex-presaba, así, su propia experiencia colectiva y poseía sus propios medios deexpresión, genuinos y valederos. En definitiva, Vico creía en la singularidad ounicidad de las culturas, cada una de las cuales se expresaba de una mane-ra igualmente auténtica. Se diferenciaba, por lo tanto, de la pretensión deuniversalidad en materia de fines humanos que vendrían a postular los ilus-trados y estaba asimismo muy lejos de admitir como posible la compatibili-zación de las metas y/o de los valores humanos y, por ende, de aceptar laposiblidad de la existencia de una sociedad perfecta.

Proponía que era posible conocer las culturas “ajenas”. Condición indis-pensable para ello resultaba la suspensión de las maneras más profundas,fundantes, de mirar las cosas, de la cultura de quien investiga. Algo así co-mo suspender los propios moldes, los propios esquemas, los prismas y án-gulos desde los cuales se mira y se comprende habitualmente, en favor deabrirse imaginativamente a lo distinto. Para Vico, los hombres se hacen, se-gún las épocas y los lugares donde les ha tocado vivir, diversas preguntassobre el mundo, la vida, el devenir. Y las responden diferentemente. A su mo-do de ver, para comprender esas respuestas es preciso entender las pregun-tas que preocuparon a una época o a una cultura. Allí es donde juega la pers-picacia imaginativa y la suspensión del punto de vista habitual. Por esta vía,Vico anticipará uno de los temas centrales de la teoría del conocimiento an-tirracionalista: el de la inevitable atribución de sentido (o, lo que es práctica-mente lo mismo, la atribución de significado) a los fenómenos sociales o cul-turales, por parte de quien investiga.

Hay, todavía, otra proposición de Vico que merece mencionarse. Su nega-tiva a admitir que la obra de Dios pudiese ser cabalmente conocida por loshombres contiene, aunque más no fuere implícitamente, la idea de que la ra-zón tiene límites. Que la finitud humana, vis a vis la omnipotencia divina o lainconmensurabilidad del mundo -precisa y paradojalmente, fue Newton quienentronizó los conceptos de tiempo y espacio infinitos- produce si no limitacio-nes insoslayables, por lo menos, dificultades a las posibilidades de conocer.

Todos esto temas -la distinción entre ciencias del espíritu y ciencias de lanaturaleza, contenida en ciernes en sus nociones de verum y certum; la ne-gativa a aceptar que los fenómenos sociales y los culturales se expliquen

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con arreglo a leyes universales y, por el contrario, la afirmación de su singu-laridad; la postulación de que el conocimiento, en el terreno cultural o en elsocial, asume la forma de la comprensión, esto es, de una atribución de sen-tido; y el reconocimiento de las limitaciones de la razón- fueron de un modou otro abordados y desarrollados por los filósofos de la Contra-Ilustración,que desarrollaron alrededor de ellos el núcleo de sus concepciones.

Johann Hamann (1730-1788) fue el iniciador, en Alemania, del movimien-to contra-ilustrado. Criticó ácidamente el pretendido imperio de la razón y lapostulación de que el mundo estuviese regido por leyes. Embistió frontal yempedernidamente contra la postulación que sostiene que el mundo tieneuna estructura objetiva. “Dios es un poeta, no un matemático”, argumentócolérico. Con lo cual quería descalificar las presuntas explicaciones basadasen ecuaciones y regularidades y, al contrario, reclamaba atención para lacuestión de la atribución de sentido. Y en materia de crítica al pretendido im-perio de la razón llegó hasta la burla: firmó algunos de sus trabajos y cola-boraciones con el seudónimo “El Mago del Norte”, obviamente a sabiendasde que la magia es refractaria al raciocinio.

Menos visceral y desordenado, su discípulo Johann Herder (1744-1803)intentó construir un sistema más coherente que el cúmulo de textos a vecestocados con la luz de la genialidad, pero irremediablemente irregulares e in-conexos de su maestro. Aceptó de buen grado el concepto de individualidad.Esto es, el caracter individual de una sociedad, de una cultura, de un perío-do histórico o de una tradición literaria, por casos. A la manera de Vico -cu-ya obra desconocía- postuló que entender algo requería de una capacidadque denominó Einfühlung (“sentir dentro”), es decir, de una destreza para“entrar en” las condiciones únicas y singulares de su individualidad y desa-rrollo. En el plano cultural sostuvo que cada cultura tenía su Schwerpunkt(centro de gravedad), cuya comprensión resultaba imprescindible para desci-frar cualquier aspecto parcial de la misma. Era celosamente respetuoso dela diversidad de las culturas y suponía que éstas podían convivir armoniosa-mente unas junto a otras. La simiente del nacionalismo -que él nunca prac-ticó ni recomendó- se hallaba, sin embargo, presente en los pliegues de sufilosa crítica al universalismo de cuño voltaireano y, en general, al hueco cos-mopolitismo de los filósofos de la Ilustración. Herder fue, también, uno delos más importantes mentores del movimiento cultural que se denominóSturm und drang (Tormenta y Tensión), que se desarrolló en la segunda mi-tad del siglo XVIII, en Alemania.

Sturm und Drang

Sturm und Drang es el título de una obra publicada en 1776, del dra-maturgo alemán F.M.Klinger. La denominación se utilizó para identificarun movimiento cultural surgido cuando se discutía en Alemania sobre lasreglas y el genio en el arte y despuntaba una respuesta entonces nueva: laúnica regla es escuchar el propio corazón, ser sincero y fuerte. La origina-lidad pasó a ser lo más importante y aquél que no sintiese emociones nue-vas, quien no formase pensamientos inéditos, no tenía nada que hacer enla poesía o en la dramaturgia. Para reencontrar la bondad natural de los se-res, rechazaban en bloque las instituciones y tradiciones, ya que suponíanque las leyes y las prescripciones de la sociedad habían alterado la natura-leza humana. De modo que el movimiento convocaba a la emancipacióny a la conquista de la libertad. Se aborrecía la moderación, los acuerdos:

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era necesario que cada uno osara ser lo que realmente era, que dejara ha-blar a su propio lenguaje, refinado y sutil en algunos autores (Goethe),violento y patético en otros (Goetz). La fuente de toda energía, y por tan-to de toda comunidad era, junto con el pueblo anónimo, la personalidadfuerte, la vitalidad indomable, la capacidad de afirmarse.

Herder, que fue un impulsor inicial del movimiento, recomendó un re-torno a las fuentes, a los inicios de la sociedad y de la poesía. Para él, elcanto precedió al discurso y por ello se interesó en los cantos populares es-lavos y alemanes. Esto se trasladó a sus discípulos, que dieron un tono máspatriótico a sus investigaciones sobre las antiguas canciones populares.Este entusiasmo por la antigüedad nacional y por los poemas del pueblo y,al mismo tiempo, por el arte gótico, declarado “arte propiamente alemán”,reforzó la hostilidad a las reglas de los franceses y a su pretensión de mo-nopolizar el buen gusto.

Goethe, por su parte, fue muy sensible a la idea de los grandes hom-bres creadores, de los “genios”. Shakespeare, por la fuerza creadora de sugenio, hizo surgir un mundo de la nada y, siempre según Goethe, creóhombres comparables a Prometeo. La palabra genio, aparecida en el idio-ma alemán hacia la mitad del siglo XVIII, tuvo éxito: en 1775, en Alema-nia todos buscaban su propio “genio”, y todos querían expresar algo queles perteneciera.

La corriente contra-ilustrada encarnó en otros pensadores, entre los quepuede nombrarse, en Alemania, a Jacobi (1743-1819), Möser (1729-1794) ySchelling (1775-1854). Se desdobló en diversas direcciones, algunas de lascuales dieron frutos respetables, en tanto que otras los dieron aborrecibles.Entre los primeros puede mencionarse, en el campo de la filosofía, que suinfluencia modeló, de alguna manera, los afanes de Schopenhauer(1788-1860), Kierkegaard (1813-1855) y aun de Nieztche (1844-1900).Mientras que en el campo de la sociología es inevitable mencionar la lumi-nosa obra de Max Weber. En tanto que, como contrafiguras de los anteriorespueden, por ejemplo, mencionarse los reaccionarios Bonald (1754-1840) yde Maistre (1753-1821).

El movimiento contra-ilustrado, con su combate a la razón y su negación dela existencia de un orden objetivo (al menos, en el terreno de la realidad so-cial y cultural), encendió la mecha de lo que Berlin llama “la gran revuelta ro-mántica”. Esta abrevó en esas fuentes del antirracionalismo. Aceptó en líneasgenerales la consigna de Herder: “¡No he venido aquí para pensar, sino paraser, sentir, vivir!”. Sin desmerecer el mundo de los sentimientos, las emocio-nes y las pasiones, y sin dejar de destacar el papel de la libertad para crear ypara elegir (en el plano estético y en el mundo de los valores, entre otros) co-locó, sin embargo, el acento sobre la reivindicación de la voluntad, a la queconsideró el gran motor que movía a los hombres. Negó la existencia de unmundo social regido por leyes y, por lo tanto, la utilidad de los paradigmas queprocuraban retratarlo. Algunos, incluso fueron más allá, como Fichte(1762-1814), que llegó a exclamar: “No acepto lo que me dé la naturaleza porobligación, creo en ella porque es mi voluntad”. Aunque, en general, aceptaronla división del mundo en material -reconociendo aquí la existencia de leyes yde relaciones de causa/efecto- y espiritual, dentro del cual concebían al hom-bre como creado por sí mismo, a partir de sus propias elecciones.

En este marco, dieron un paso decisivo al sostener que los valores no sedescubrían ni se deducían racionalmente, sino que se creaban por propia

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voluntad. Lo que dio lugar, también, a que afirmaran la existencia de una plu-ralidad de valores, no necesariamente compatibles entre sí. Pero así mismoabrió la puerta para que algunos sostuvieran -entre otros Schelling- que losfines de la vida social pueden ser creados por inspirados hombres geniales,lo que favoreció, en combinación con ideas como las de Volkgeist (espíritudel pueblo) o Nationalgeist (espíritu nacional) -inocuamente pensadas porHerder en un principio- a más de una trágica experiencia política.

Las extravagancias y los desaciertos del irracionalismo romántico fueronmuchos. Sin embargo, alrededor de su núcleo central de pensamiento se pu-so en marcha una revuelta contra las verdades que había establecido la Ilus-tración, que tuvieron un enorme impacto sobre los modos de pensar y de vi-vir en Occidente.

“Pienso, en primer lugar, que algunos de los románticoscortaron la más profunda de las raíces de la perspecti-va clásica -a saber, la creencia de que los valores, lasrespuestas a las cuestiones de acción y elección, enmodo alguno podían descubrirse- y mantuvieron queno había respuestas a algunas de estas preguntas,subjetivas u objetivas, empíricas o a priori. En segun-do lugar, no había para ellos ninguna garantía de quelos valores no entraran, en principio, en conflicto entresí, o, si lo hacían, de que hubiera una salida; y sostu-vieron como Maquiavelo, que negar esto era una formade autoengaño, ingenuo o superficial, patético y siem-pre desastroso. En tercer lugar, mi tesis es que con sudoctrina positiva los románticos introdujeron un nue-vo conjunto de valores, no reconciliables con los anti-guos, y que la mayoría de los europeos son hoy here-deros de ambas tradiciones. Aceptamos ambas pers-pectivas y cambiamos de una a otra de una maneraque no podemos evitar si somos honestos con nosotrosmismos, pero que no es intelectualmente coherente”.

(I. Berlin, “La revolución romántica: una crisis en lahistoria del pensamiento moderno”, en: El sentido de la

realidad, Taurus, Madrid, 1998, p. 256.)

Isaiah Berlin, “La Contailustración”, en: Contra la co-rriente, Fondo de Cultura Económica, México, 1992,cap. 1.

2. Explique por qué el pensamiento contra-ilustradosienta las bases para el desarrollo de una revuelta con-tra el mito iluminista de una sociedad perfecta.

1.1.3. Saint Simon, Comte, escuela histórica alemana

Tanto las ideas de la Ilustración como las de la Contra-Ilustración (y sucontinuación en el movimiento romántico) surtieron efectos en el terreno delpensamiento social. En lo que sigue se examinará su impacto en algunas fi-guras o movimientos precursores de la Sociología.

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Saint Simon

Claude Henry Saint Simon (1760-1825) era un conde francés que, no obs-tante su condición de noble y de aristócrata, adhirió a la Revolución France-sa. Quizá porque D’Alambert (1717-1783) había sido su preceptor privado,adhirió fuertemente a las ideas que la Ilustración había desarrollado en el te-rreno epistemológico. Creía que el mundo estaba regido por leyes, admirabalos desarrollos de las ciencias físicas y naturales, y esperaba que las cien-cias humanas pudieran alcanzar un estatuto semejante.

Sostenía que el conocimiento humano había pasado por tres etapas: lateológica, la metafísica y la científica; (esta idea -como otras de la obra deSaint Simon- sería retomada luego por Comte). En la primera, las cuestio-nes de la fe habían tenido una influencia contaminante sobre la producciónde saber. La segunda había alcanzado su máxima expresión con los philo-sophes ilustrados. Sus concepciones habían contribuido decisivamente a ladestrucción del viejo orden, pero habían aportado poco a la creación de unorden social nuevo. La tercera se fundaba en la ciencia, que estaba desti-nada convertirse en el pilar de una nueva forma de organización social. Eneste contexto, estaba llamada a desarrollarse la fisiología social, que seríala ciencia que se ocuparía del estudio de los comportamientos humanos (osea, lo que más tarde sería la Sociología; esta idea fue también retomadapor Comte).

Concebía a las sociedades como estructuradas a partir de un doble jue-go de oposiciones. Por un lado, estaba el corte entre productores (los in-dustriales, los banqueros, los científicos, los obreros manuales y los cientí-ficos, entre otros) y los ociosos (los terratenientes que no producían de ma-nera directa, los rentistas de distinta clase, etc.). La otra oposición enfren-taba a los que tienen con los que no tienen. Esta concepción anticipaba lanoción de clase social, que fue luego retomada y profundizada por Marx ysus seguidores.

A su modo de ver, las disputas interiores más severas de las sociedadesson las que se entablan entre los que tienen y los que no. La ambición y elegoísmo de los poseedores y la rebeldía creciente de los desposeídos con-duce a una intensificación de los conflictos y a un avance de la insurrección.Cuando ésta comienza a tener éxito, los intelectuales se suman al bandode los que no tienen y se convierten en sus dirigentes. No obstante estaforma quizá ingenua de presentar los problemas, Saint Simon poseía una vi-sión podría decirse que orgánica del cambio social. Suponía que en el inte-rior de las viejas sociedades se iban gestando los gérmenes de la nueva, yque en la medida en que iba desapareciendo el sistema social anterior seiba formando otro, en el interior del primero. El cambio suponía las convul-siones y los estertores de un proceso revolucionario. Cuando éste sucedía,las fuerzas y los actores más importantes del nuevo orden, sustituían a losdel viejo. Esta concepción general también fue retomada y profundizada porMarx y los marxistas.

Por todas estas ideas, sumadas a su interés por que la nueva sociedadfuese más justa y mejorara las condiciones de vida de todos los habitantes,Saint Simon es considerado un “socialista utópico”.

Pero si creía que la revolución era necesaria e inevitable, también soste-nía -y lo aplicaba a su propia interpretación de la Revolución Francesa- queera temerario demoler las viejas instituciones sin proponer alternativas a

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cambio. Desde esta apreciación se sentía concernido por los problemas dela estabilidad y la cohesión de las sociedades (que luego se trasladarían aComte e incluso a Durkheim) y manifestaba una viva preocupación por la con-ciliación de los intereses contrapuestos en la sociedad. Lo que obviamentelo alejaba de los fundamentos conceptuales del socialismo en cualquiera desus variedades.

Finalmente, debe mencionarse que suponía que la ciencia, inigualablefuente de revelación de verdades, ocuparía un lugar central en la producciónde cohesión social, en las sociedades del nuevo tiempo. Y que los científi-cos, junto a los industriales -quienes jugarían el papel más activo entre lasclases productivas- serían quienes reemplazarían, como figuras centrales, alas de la sociedad medieval: la nobleza y el clero.

Comte

Augusto Comte (1798-1857) fue discípulo de Saint Simon, de quien llegóincluso a ser secretario por un tiempo. A pesar de la dura crítica que dirigióa los pensadores de la Ilustración, su sistema de ideas, que fundó una co-rriente que se conoce con el nombre de positivismo, mantuvo siempre unmarcado parecido de familia con aquélla.

En su crítica a los philosophes, Comte retomó la línea argumentativa ini-cialmente expuesta por su maestro: la de aquéllos había sido una filosofíanegativa, capaz de socavar los fundamentos del viejo sistema social, pero in-capaz de sentar las bases de funcionamiento del nuevo. Esta limitación de-bía ser remediada, precisamente, por la filosofía positiva, cuyos fundamen-tos y orientaciones de desarrollo él se encargaría de colocar.

En su primer obra importante, el Curso de filosofía positiva, editado en1830, formuló por primera vez una proposición que sería fundante de su pun-to de vista: si querían superarse las turbulencias de las sociedades huma-nas -la referencia es así de general, pero es razonable suponer que tenía es-pecialmente en la mira a la Francia posterior a la Revolución de 1789- de-bían articularse coherentemente orden y progreso. Estos dos principios“...representan las dos nociones fundamentales, cuya deplorable oposicióntrae consigo el trastorno de las sociedades humanas”.

Esta es la fórmula básica de este pensar, que lo positiviza -a juicio deComte- frente a la negatividad de la escuela ilustrada.

Junto a dicha fórmula básica, Comte colocó también como pilar de su pen-samiento, lo que llama la ley de los tres estados. Ésta postula -de nuevo enconsonancia con lo que había anticipado ya Saint Simon- que el espíritu hu-mano considerado en su conjunto se despliega según una marcha que atra-viesa tres estados: el teológico, el metafísico y el positivo. En el primero, elhombre basa las explicaciones de los fenómenos del mundo sobre la inter-vención de agentes sobrenaturales. En el segundo, todo se explica a partirde entidades abstractas o de verdades a priori que tienen la virtud de hacerinteligible al mundo. En la tercera, la explicación se asienta sobre la obser-vación rigurosa, la experimentación y la aplicación del método científico, loque conduce al descubrimiento de leyes y al establecimiento de relacionesobjetivas entre los fenómenos.

Su confianza en el progreso humano era ilimitada. Entendía que aquél sehabía venido abriendo camino a lo largo de la historia, pero que no había

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Comte A. La Filoso-fía Positiva, Porrúa,

México, 1990, p. 54.

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sido debidamente registrado, por los distintos pensadores y escuelas, con an-terioridad. Sólo la filosofía positiva estaba en condiciones de desentrañar laverdadera naturaleza del progreso social, de señalar su norte y de caracteri-zar los pasos progresivos de su desenvolvimiento gradual. Esto, fundamental-mente, debido a la ley de los tres estados: se requería de la maduración decondiciones que aparecen con el estado positivo, para entender cabalmentela problemática del progreso. Y porque, además, era justamente en dicho es-tadio en el que se producía un desarrollo de la ciencia capaz de convertirseen la garantía del desenvolvimiento sostenido de aquél (el progreso).

La cuestión del orden está vinculada con la problemática de la estabili-dad, la cohesión, el equilibrio y la armonía de las sociedades. Comte creíaque el desarrollo del espíritu humano y el avance de la ciencia producirían unsignificativo efecto estabilizador y armonizante. Suponía también que el in-dustrialismo típico de las sociedades modernas beneficiaría el equilibrio y lacohesión sociales, en tanto que el belicismo -y, por ende, el militarismo- delas sociedades más atrasadas iría desapareciendo. Pero creía, también, queesto solo no alcanzaba; que debía desarrollarse una moral capaz de incidirfavorablemente sobre la regulación armoniosa de la vida social. En el ya men-cionado Curso de filosofía positiva, por ejemplo, sostiene: “Después de ha-ber explicado las leyes naturales que, en el sistema de la sociabilidad mo-derna, deben determinar la indispensable concentración de las riquezas enlos jefes industriales, la filosofía positiva hará comprender que poco importaa los intereses populares en qué manos se encuentran actualmente los ca-pitales, siempre que su empleo normal sea necesariamente útil para la ma-sa social. Ahora bien, esta condición esencial depende mucho más, por sunaturaleza, de los medios morales, que de las medidas políticas”. Esta preo-cupación por el componente moral como sostén del orden lo llevó, en sus úl-timos años, a interesarse especialmente, por los aspectos cohesionadoresde las religiones. Al punto que escribió un catecismo laico, al que denominóCatecismo positivista, con la intención de que se convirtiese en sustento mo-ral de las sociedades.

En materia epistemológica asumió plenamente el paradigma diseñado porla Ilustración. Creía que el mundo estaba sujeto a leyes naturales invaria-bles, que era preciso descubrir. Creía, asimismo, en un universo científicoúnico. Suponía que las diversas disciplinas se desarrollaban en forma autó-noma por una cuestión de división del trabajo intelectual y que llevarían unritmo desparejo de desenvolvimiento debido a que la ley de los tres estadosse había presentado en distinto tiempo, en cada una de las parcelas disci-plinarias. No obstante, afirmaba que no era necesario, por el momento, quela ciencia fuese una sola, sino que bastaba con que sus desarrollos parcia-les fueran homogéneos. Confiaba, sin embargo, en que todos esos desarro-llos se iban a integrar, con el tiempo, en un corpus único.

Estableció una clasificación articulada de las ciencias dentro de la cualconcibió un lugar para la Física Social o Sociología, siendo el primero enusar esta expresión. La definía como “el estudio positivo del conjunto delas leyes fundamentales propias de los fenómenos sociales...”. Y distinguíaentre una estática social, que debía ocuparse de los fenómenos relativosal orden y una dinámica social, que debía dirigirse al estudio del fenómenodel progreso.

Como ha sido mencionado ya, Comte retomó no pocas de las ideas de sumaestro Saint Simon a las que -debe señalarse- vació de cualquier contenido

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contestatario, para, por el contrario, desarrollarlas con el sesgo conservadorque se desprendía de su marcada preocupación por el orden. Y a pesar deque él mismo creía lo contrario, su opción epistemológica y su fe en las po-sibilidades de progreso ilimitado de los hombres, lo convirtieron en un conti-nuador de las ideas de la Ilustración.

La escuela histórica alemana

Uno de los contra-movimientos que desencadenó la difusión y el auge delpensamiento ilustrado fue un retorno a la historia. La creencia en una razónuniversalista, en leyes invariables rectoras del mundo y en la existencia deuna estructura objetiva de la realidad aún en el terreno social, la habían arrin-conado. Los iluministas no se preocupaban demasiado por ella. Por añadidu-ra, no pocas veces presentaba dificultades: la variedad de lo real históricodesafiaba, en ocasiones, la pretensión generalista de los philosophes. Conel avance de la corriente contra-ilustrada, se produjo, entonces, un crecien-te interés por la historia. Así aparecieron dentro de las disciplinas de lasciencias sociales, especialmente en Alemania, escuelas que se adjetivaroncomo históricas. Puede mencionarse, por ejemplo, la escuela propiamentehistórica -es decir, relativa a la práctica de los historiadores- en la que secontaron, entre otros, Leopold Ranke (1795-1886) y Johann Droysen (1801-1884); la Escuela Histórica del Derecho, animada, entre otros, por Friedrichvon Savigny (1779-1861); la escuela histórica en economía, a la que, entreotros, adscribían Wilhem Roscher (1817-1894) y Karl Knies (1821-1898).Dentro del campo de la Sociología, esta corriente tuvo influencia sobre Hein-rich Rickert (1863-1938) y sobre Max Weber, entre otros.

En este último campo, la escuela histórica dejó en particular una huellasignificativa en el terreno epistemológico y en el metodológico. El divorcio en-tre las ciencias de la naturaleza y las ciencias del espíritu; el dilema de la fi-nitud humana frente a la infinitud de lo real, en términos de proceso de co-nocimiento -cómo hace para conocer un sujeto finito, cuya razón, por tanto,es limitada, enfrentado a una realidad ilimitada-; la necesidad de recortar larealidad -en especial la social- para construir objetos de estudio; el papel dela interpretación en el proceso de conocimiento fueron algunos de los temasque contribuyeron a instalar la escuela histórica en el campo sociológico.Max Weber los desarrolló inteligentemente, produciendo uno de los aportesmás originales al desenvolvimiento de la teoría sociológica.

Comte, Augusto, La Filosofía Positiva, Porrúa, México,1990, pp. 33-45 y pp. 54-63.

3. a. Compare la ley de los 3 estadios en Saint Simon yen Comte. Establezca, si las hay, similitudes y diferen-cias entre uno y otros.

b. ¿Cómo plantean: 1)Saint Simon el problema de la co-hesión social y 2)Comte el del orden; ¿Qué recursos y/oinstrumentos creen respectivamente que son importan-tes para conseguirlos? Desarrolle.

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Weber escribió unartículo crítico sobre

las teorizaciones de Ros-cher y Knies, en el que pue-de razonablemente inferirsesi no su pertenencia a dichaescuela, por lo menos el in-terés con que leía sus pro-ducciones. El artículo sellama Roscher y Knies y losproblemas lógicos de laeconomía política histórica;hasta donde sé, no está tra-ducido al español.

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Conocimiento y sociedad

Objetivos

Examinar las concepciones generales sobre la sociedad y la manera enque han pensado la posibilidad de producir conocimientos en el ámbito de losocial, de:

a) K. Marxb) E. Durkheimc) M. Weber

2.1. Dos dimensiones articuladas

La producción de teoría sociológica ocurre siempre en el interior de un es-pacio doblemente delimitado. De un lado, por una concepción general sobrelo social, que entre otros asuntos importantes aborda temas tales como quées una sociedad, cómo funciona, cuáles son sus rasgos principales y cuálessus dinámicas más significativas. De otro, por una concepción acerca de có-mo es posible conocer en ciencias sociales. Es decir, toda producción de teo-ría sobre lo social pone en juego alguna concepción acerca de cómo funcio-na el proceso de conocimiento en ese terreno. Concibe la realidad social dealguna manera específica (algunas teorizaciones, por ejemplo, suponen queaquélla está regida por leyes, otras, en cambio, sostienen el carácter históri-co del quehacer social), postula alguna capacidad de entendimiento y/o com-prehensión mayor o menor de las facultades humanas comprometidas en elproceso de conocimiento, formula criterios de verdad y recomienda procedi-mientos metodológicos, entre otras cuestiones relevantes.

Estas dos dimensiones son congruentes entre sí y se hallan articuladas.Una teorización que postulara la existencia de leyes rectoras de lo social, porejemplo, no podría sostener simultáneamente la existencia del azar o de ladiversidad histórica en la determinación de lo social. Del mismo modo quequien asumiera la tradición platónica que sostiene que para todas las pre-guntas genuinas hay una y sólo una respuesta verdadera, no podría admitirsoluciones alternativas igualmente válidas frente a cualquier clase de dile-ma, en términos de saber. Obviamente, debe haber congruencia entre lo quese plantea en el terreno epistemológico (o de las concepciones sobre el co-nocimiento social) y lo que se formula en el campo sustancial (o de la teoríasobre lo social). Asimismo, ambas dimensiones se hallan articuladas. Porejemplo, tal como se planteó en la Introducción de este trabajo, en el casode la sociología marxista, el materialismo dialéctico postulado en el terrenoepistemológico está articulado con la conceptualización sobre la lucha declases formulada en el plano de la teoría sustantiva sobre lo social.

Resumiendo lo expuesto hasta aquí y apelando a una imagen gráfica, po-dría decirse que la teoría sociológica se construye (y/o se desarrolla) en el

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interior de un sistema de coordenadas en el que el eje de las “y” sería, porejemplo, la concepción general sobre lo social (cgs) y el eje de las “x” seríala concepción sobre el conocimiento social (ccs).

Teoría social

En lo que sigue, se revisarán los fundamentos epistemológicos de E. Durkheim,K. Marx y M. Weber y sus respectivas concepciones generales sobre la sociedad,entendiendo que estas últimas constituyen algo así como el soporte último de suscorrespondientes concepciones generales sobre lo social.

Por extraño que parezca, la noción de sociedad, entendida con referenciaa conglomerados humanos grandes, poseedores de algún grado de cohesióne identificables por su sistema económico o su referencia nacional o local (lasociedad capitalista, la sociedad esquimal o la sociedad argentina del sigloXIX, vgr.). no está explícitamente definida ni por Marx ni por Durkheim, aunquela utilizan profusamente. Es preciso leer en las entrelíneas de sus obras o de-velar sus implícitos para encontrarse con ella. Max Weber es, en cambio, bas-tante más explícito aunque debe señalarse que su operatoria conceptual re-clama un trabajo de análisis atento para descubrir la funcionalidad de su no-ción general de sociedad respecto de los conglomerados grandes. En efecto,él define el concepto de sociedad -junto al de comunidad (véase pastilla almargen en unidad 1)- dotándolo de un altísimo nivel de generalidad; por lomismo, resulta aplicable a un sinnúmero de casos que van desde los clubesdeportivos hasta las sociedades empresariales o comerciales.

Por la vía de sucesivas delimitaciones trazadas mediante los conceptosde relación social y de asociación (que incluye los de validez y orden) reciénse alcanza una noción de sociedad aplicable a conglomerados humanosgrandes, como los referidos más arriba.

No obstante la ausencia de lo que se podría denominar una explícita no-ción general de sociedad, es más que evidente que los tres autores tienena “la sociedad” (esto es, a esos conglomerados humanos grandes poseedo-res de algún grado de cohesión e identificables por su sistema económico osu referencia nacional o local, como los mencionados arriba: la sociedad ca-pitalista, la sociedad esquimal o la sociedad argentina del siglo XIX) como re-ferente empírico insoslayable. Se deberá buscar, pues, en el interior de susteorizaciones, en sus entrelíneas e implícitos -como se dijo más arriba- lahuella y el perfil de esta noción general de sociedad.

2.2. Sociedad y conocimiento en Marx

2.2.1. La noción de sociedad

Marx comenzó a estudiar derecho, en 1835, en la Universidad de Bonn,cumpliendo un deseo de su padre. En 1836 se trasladó a Berlín, en cuya

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y

cgs

ccs x

“Llamamos sociedada una relación socialcuando y en la medi-da en que la actitud en la ac-ción social se inspira en unacompensación de interesespor motivos racionales (defines o de valores) o tam-bién en una unión de intere-ses con igual motivación.La sociedad, de un modo tí-pico, puede especialmentedescansar (pero no única-mente) en un acuerdo o pac-to racional por declaraciónrecíproca.” (Weber, M.Economía y Sociedad, FCE,1964, vol I, pág. 33)

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universidad continuó sus estudios universitarios, pero volcándose hacia lafilosofía. Terminó su carrera con la tesis doctoral Diferencia de la filosofía dela naturaleza en Demócrito y Epicuro y su título de doctor le fue expedido el15 de abril de 1841. Intentó conseguir una plaza de profesor en Bonn perono tuvo éxito. En 1842 se mudó a Colonia, donde se incorporó como redac-tor a la Gaceta renana de política, comercio e industria, una publicación in-clinada hacia posiciones liberales y republicanas, que se manifestaba opues-ta y crítica al orden monárquico prusiano. Allí desarrolló una breve pero in-tensa actividad como periodista encargado de temas políticos y económicos.

En el transcurso del año 1843, la Gaceta fue clausurada y Marx salió aldestierro. Primero a París y poco después a Bruselas.

Marx mismo reconoció que debido a su oficio de periodista “se vio por pri-mera vez en el trance difícil de tener que opinar acerca de los intereses mate-riales”. Es decir, de opinar sobre cuestiones económicas. En función de ello co-menzó a estudiar economía. Simultáneamente, su cuestionamiento del ordenprusiano lo llevó a releer críticamente la filosofía del derecho de Hegel, lo quedio origen a su primer libro, que se llamó Crítica de la filosofía del Estado deHegel. Allí comenzaron a tomar forma algunas ideas que más tarde, mejor de-sarrolladas, servirían de base a su conceptualización; entre otras, que las dis-posiciones jurídicas y las formas del Estado están relacionadas con las condi-ciones materiales de vida, cuyo conjunto resumía en la noción de “sociedad ci-vil”. La anatomía de ésta podía encontrarse en la economía política.

En el exilio parisino y luego en Bruselas retomó sus estudios de econo-mía. El mismo se encargó de resumir sus avances:

“El resultado general que obtuve y que, una vez obtenido, sirvió de hi-lo conductor de mis estudios, puede formularse brevemente de la siguientemanera. En la producción social de su existencia, los hombres establecendeterminadas relaciones, necesarias e independientes de su voluntad, rela-ciones de producción que corresponden a un determinado estadio evoluti-vo de sus fuerzas productivas materiales. La totalidad de esas relaciones deproducción constituye la estructura económica de la sociedad, la base realsobre la cual se alza un edificio (Uberbau) jurídico y político, y a la cualcorresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de pro-ducción de la vida material determina (bedingen) el proceso social, políti-co e intelectual de la vida en general. No es la conciencia de los hombreslo que determina su ser sino, por el contrario, es su existencia social lo quedetermina su conciencia. En un estadio determinado de su desarrollo, lasfuerzas productivas materiales de la sociedad, entran en contradicción conlas relaciones de producción existentes o -lo cual sólo constituye una ex-presión jurídica de lo mismo- con las relaciones de propiedad dentro de lascuales se habían estado moviendo hasta ese momento. Esas relaciones setransforman de formas de desarrollo de las fuerzas productivas en atadurasde las mismas. Se inicia entonces una época de revolución social. Con lamodificación del fundamento económico, todo ese edificio descomunal setrastoca con mayor o menor rapidez. Al considerar esta clase de trastoca-mientos, siempre e menester distinguir entre el trastocamiento material delas condiciones económicas de producción fielmente comprobables desdeel punto de vista de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas,religiosas, artísticas o filosóficas, en suma, ideológicas, dentro de las cua-les los hombres cobran conciencia de este conflicto y lo dirimen.”

(K. Marx: “Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía po-lítica”, en: Introducción general a la crítica de la economía política,

Cuaderno de Pasado y Presente N° 1, México, 1986, pg. 66-67.)

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Prusia: Estado mo-nárquico alemán,

consolidado durante los si-glos XVII y XVIII. En elsiglo XIX se convirtió en eleje de la unificación alema-na, merced a su triunfo enla guerra contra Austria en1866, y contra Francia en1870. Organizado comoImper io ( e l SegundoReich) en 1871, incorporóentonces los últimos terri-torios que habían permane-cido hasta entonces al mar-gen: Baviera, Wurtembergy Baden.

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Colocaba así el punto de partida de su concepción materialista de la his-toria (con obvias repercusiones sobre su teoría de la sociedad). Estas ideasestarán presentes a lo largo de toda la obra de Marx, desde la Ideología Ale-mana -escrita en conjunto con Friedrich Engels (1820-1895) en 1845- enadelante. Allí, por ejemplo, puede leerse lo siguiente:

“Ahora bien, para vivir hace falta comer, beber, alojarse ba-jo un techo, vestirse y algunas cosas más. El primer hecho his-tórico es, por consiguiente, la producción de los medios indis-pensables para la satisfacción de estas necesidades, es decir,la producción de la vida material misma, y no cabe duda de quees éste un hecho histórico, una condición fundamental de todahistoria, que lo mismo hoy que hace miles de años, necesitacumplirse todos los días y a todas horas, simplemente paraasegurar la vida de los hombres.”

(Marx, K. y Engels, F., 1985)

Puntos de partida del llamado materialismo histórico marxiano, las citastextuales que se acaban de transcribir para dar someramente cuenta deellos, contienen también en las entrelíneas, una concepción de la sociedad:la primera de ellas dice “en la producción social de su existencia” los hom-bres contraen “relaciones necesarias e independientes de su voluntad”. ¿Aqué hacen referencia estas puntualizaciones? La segunda cita despeja cual-quier duda que pudiera caber: “la producción de la existencia consiste en sa-tisfacer necesidades básicas: comer, beber, etc”. Ahora bien, también diceque la acción tendiente a proveer la existencia de los hombres (o sea, la sa-tisfacción de las necesidades) es social. Vale decir que hay un componentede “socialidad” dado de entrada, colocado como premisa por definición. Nohay ni Robinsones proveyendo individualmente a su subsistencia, ni rous-seaunianos “hombres naturales” asociales, con todo a la mano para satis-facer sus necesidades. Las relaciones sociales y la “socialidad” son nece-sarias e inevitables: por fuera de ellas no hay posibilidad de producir la exis-tencia. La “socialidad” está soldada a la producción de la existencia. Diría-se que hay sociedad desde el momento mismo en que hay necesidad. O sea,desde el mero comienzo de la historia humana.

Por otra parte, la primer cita presenta dos conceptos clave de la teoriza-ción marxista: “fuerzas productivas” y “relaciones de producción”. Sostieneque están fuertemente vinculados al punto que existe una correspondenciaentre las segundas y el grado de desarrollo alcanzado por las primeras. ¿Quésignifica todo esto? Veamos. Por fuerzas productivas Marx entiende el con-junto de factores que participan activamente del proceso de producción. Es-to es, los componentes técnicos de la producción: las materias primas, losinsumos intermedios, las unidades donde se produce, los medios de traba-jo (a todo esto lo llama “medios de producción”), la fuerza de trabajo, los de-sarrollos de la ciencia y los aportes de la tecnología, entre otros. Todos es-tos componentes tienen un dinamismo positivo, es decir, una propensión adesarrollarse continuamente: el desenvolvimiento de las fuerzas productivasdesde los remotos tiempos de lascomunidades primitivas hasta la sociedadindustrial es algo que puede constatarse empíricamente.

Las relaciones de producción, por su parte, aluden a los vínculos que en-tablan los hombres entre sí y con las propias fuerzas productivas, en el

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Debido a una seriede azares, La ideolo-gía alemana permanecióextraviada durante ciertotiempo. Luego de recupera-da quedó en los archivos delpartido socialdemócrataalemán. Su texto íntegro sepublicó por primera vez re-cién en 1932.

En su búsqueda del“estado de naturale-za”, Rousseau imagi-na la existencia de un esta-dio histórico en el que elhombre todavía no vivía ensociedad. El “hombre natu-ral” no posee lenguaje niacumula conocimiento, yencuentra disponible en suentorno inmediato todoaquello que necesita parasatisfacer sus sencillas ne-cesidades: alimento, parejay abrigo.

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proceso de producción de su existencia. Especial importancia poseen las re-laciones con los medios de producción, establecidos en términos de propie-dad o no propiedad (o posesión o no) de los mismos.

El desarrollo de las fuerzas productivas marca el rumbo y las condicionesde desenvolvimiento de las relaciones de producción.

El mundo feudal, por ejemplo, basado predominantemente en la produc-ción agrícola y volcado hacia una autosuficiencia de las unidades productivas-los feudos- que no alentaba el intercambio comercial, fijaba los límites posi-bles de desenvolvimiento de las relaciones de producción. En este contexto,el vasallaje y la servidumbre eran las modalidades de relación predominan-tes. Como es fácilmente comprensible, la propiedad privada de los mediosde producción no tenía mayores posibilidades de instalarse o de desarrollar-se bajo esas condiciones.

La combinación de un cierto tipo de fuerzas productivas con una determi-nada modalidad de relaciones de producción plasma lo que Marx llama “mo-do de producción”. En el “Prólogo” a su libro Contribución a la crítica de laeconomía política, distingue cuatro modos de producción a lo largo de la his-toria humana: el antiguo, el asiático, el feudal y el capitalista (a los que ca-bría agregar, aunque no los mencione en dicho texto, el esclavista y el comu-nista). En cada uno de ellos, las fuerzas productivas han alcanzado cierto ni-vel de desarrollo y por lo mismo, ciertas características y, en corresponden-cia con ellas, las relaciones de producción asumen también ciertas modali-dades específicas.

En el interior de varios de los distintos modos de producción, fuerzas pro-ductivas y relaciones de producción conviven armoniosa y complementaria-mente por largos períodos, aunque en su seno anide un conflicto que es fun-dante de cada uno de ellos: jerarquía hierocrática vs. gente del común (asiá-tico), señores vs. siervos (feudal), amos vs. esclavos (esclavista) y burguesesy proletarios (capitalista). Pero también ocurre, en momento excepcionales,que fuerzas productivas y relaciones de producción se desacoplan, se desca-labran y trastocan, abriéndose entonces un período de cambio profundo, revo-lucionario, en que aquellos antagonismos se activan en grado superlativo.

En la unidad correspondiente a la sociología de Marx se desarrollaránmás ampliamente estas cuestiones. Ahora importa subrayar lo que Portan-tiero y de Ipola han señalado acertadamente: “La pareja ‘fuerzas producti-vas-relaciones de producción’ define el concepto restringido de ‘modo de pro-ducción’. El modo de producción es la base material de la sociedad y, a suvez, las fuerzas productivas son la base material del modo de producción”(Portantiero y de Ipola, 1987).

En efecto, en el “Prólogo” mencionado más arriba, Marx ofrece una no-ción de sociedad -sin explicitar del todo que se trata de esto- presentada apartir de una imagen o metáfora edilicia. La sociedad -cualquier sociedad- esun compuesto de base y superestructura. La base está constituida por el mo-do de producción, en tanto que la superestructura está conformada por dosámbitos o niveles diferenciables: el ideológico y el jurídico-político. El prime-ro de estos contiene las diversas formas que las sociedades tienen de re-presentarse el mundo: la religión, la filosofía, la moral, etc. El segundo alu-de a las formas del derecho y del Estado.

En consonancia con su punto de partida materialista, Marx va a sostenerque la base determina en última instancia a la superestructura. Sobre estaproposición hubo, entre los marxistas, mucha discusión. Y el propio Marx se

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“A grandes rasgospuede calificarse a

los modos de producciónasiático, antiguo, feudal yburgués moderno de épocasprogresivas de la formacióneconómica de la sociedad”,(Marx, K. 1857)

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vio obligado a volver sobre ella en más de una oportunidad para tratar deaclarar los alcances de su afirmación, debido a que contenía la posibilidadde alentar un reduccionismo o determinismo económicos.

Determinación en última instancia, a su modo de ver, significaba, determi-nación de los grandes trazos y en el largo plazo. Algo así como la fijación delos márgenes posibles de variabilidad de la superestructura. Por caso: el ca-pitalismo puede convivir con democracias republicanas, con monarquías par-lamentarias o aún con formas monárquicas o imperiales abiertas a algunamodalidad de representación de algún sector de la sociedad (como ocurrióen Francia durante prácticamente todo el siglo XIX, hasta la caída de Luis Na-poleón, en 1870). Pero sería incompatible con una estructura estatal/guber-namental de tipo feudal.

Retornando sobre la noción de sociedad de Marx, puede decirse que enlos largos períodos en que funciona regularmente la articulación fuerzas pro-ductivas/relaciones de producción, las sociedades funcionan integradamen-te. No obstante los conflictos que contienen, las sociedades se desenvuel-ven armoniosamente. La producción de la existencia va de la mano con una“socialidad” cohesionadora. Hay en ellas diferenciación social y ocurre unaapropiación desigual del excedente económico que son capaces de producir,hay por lo tanto clases dominantes y clases subalternas. Pero sin embargohay cohesión social. Las contradicciones que anidan en los distintos tipos desociedades pueden activarse de manera episódica, produciendo entonces si-tuaciones críticas que por lo común son superadas restaurando los equili-brios (y las dominaciones) preexistentes. O bien puede sobrevenir un perío-do excepcional, en el que tiene lugar un irremediable desfase entre las rela-ciones de producción y las fuerzas productivas, que culminará con transfor-maciones profundas.

Marx, K., “Prólogo a la Contribución a la crítica de la eco-nomía política”, en: Introducción general a la crítica dela economía política/1857, Cuadernos de Pasado y Pre-sente N° 1, México, 1986.

Marx, K., El manifiesto comunista, cap. 1, vvee.

1. En la Introducción/1857 Marx escribe: “... cuando sehabla de producción, se está hablando siempre de pro-ducción en un estadio determinado del desarrollo social,de la producción de individuos en sociedad” (pg. 35); ytambién: “Toda producción es apropiación de la natura-leza por parte del individuo en el seno y por intermediode una forma de sociedad determinada” (pg. 37).a. ¿Cómo relacionaría lo anterior con los conceptos decohesión y “socialidad” expuestos en el punto 2.1. de es-ta Unidad?b. ¿Cómo le parece que pueden amalgamarse las nocio-nes de cohesión y de conflicto, en la concepción generalde sociedad de Marx?

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2.2.2. El problema del conocimiento

Tal como ha sido mencionado ya, Marx asume un punto de partida mate-rialista. A su modo de ver, el mundo material es el que manda. “Tal y comolos individuos manifiestan su vida, así son. Lo que son coincide, por consi-guiente, con su producción, tanto con lo que producen como con el modo có-mo producen. Lo que los individuos son depende, por tanto, de las condicio-nes materiales de su producción”, escribe con Engels en La Ideología Alema-na. Un poco más adelante, agrega:

“Totalmente al contrario de lo que ocurre en la filosofía ale-mana, que desciende del cielo sobre la tierra, aquí se ascien-de de la tierra al cielo. Es decir, no se parte de lo que loshombres dicen, se representan o se imaginan, ni tampoco delnombre predicado, pensado, representado o imaginado, parallegar, arrancando de aquí, al hombre de carne y hueso; separte del hombre que realmente actúa y, arrancando de suproceso de vida real, se expone también el desarrollo de losreflejos ideológicos y de los ecos de este proceso de vida...No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida laque determina la conciencia.”

Pero Marx es, también, un dialéctico. En el “Postfacio” a la segunda edi-ción de El Capital, su opera magna, hace un explícito reconocimiento de ello.Se identifica allí como un discípulo crítico de Hegel y anota:

“El hecho de que la dialéctica sufra en manos de Hegel unamistificación, no obsta para que ese filósofo fuese el primeroque supo exponer de un modo amplio y consciente sus formasgenerales de movimiento. Lo que ocurre es que la dialéctica apa-rece en él invertida, puesta de cabeza. No hay más que darle lavuelta, mejor dicho, ponerla de pie, y enseguida se descubre ba-jo la corteza mística la semilla racional”.

Marx, en suma, desidealiza la dialéctica hegeliana para ponerla sobre ci-mientos materialistas. Esta toma de posición filosófica lo coloca en una posi-ción peculiar respecto de las dos corrientes de pensamiento que se han deli-neado en la Unidad 1. Claramente no es un antirracionalista: cree que la rea-lidad está regida por leyes, aún la realidad social, y cree también en la suficien-cia de la razón como instrumento del conocimiento. Pero tampoco es un ilus-trado cabal: acepta la diferenciación entre ciencias del espíritu y ciencias de lanaturaleza y le concede a la historia un importantísimo papel (al punto que asu sistema de ideas se lo identifica también como “materialismo histórico”).

Según reconoce en el “Prólogo” a la primera edición de El Capital, el objeti-vo central de la obra “es investigar el modo capitalista de producción y las re-laciones de producción y circulación que a él corresponden” (Marx, 1974). Másaún, una página más adelante dirá que el propósito del libro es “descubrir laley económica que preside el movimiento de la sociedad moderna”. Vale decirque cree, a la manera de los philosophes ilustrados, que hay leyes que rigenel mundo social. Su costado historicista, sin embargo, lo lleva a plantear queesas leyes serán válidas sólo para períodos históricos determinados.

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Supone que los países que han alcanzado mayor nivel de desarrollo eco-nómico muestran a los demás su propio porvenir. Y augura su célebre “¡dete fabula narratur!”, que levantará durante décadas densas polvaredas depolémica entre sus seguidores. Pero cree, también, que cada estadio de de-senvolvimiento económico, cada modo de producción, en rigor, tiene su pro-pia lógica y, por tanto, su propia legalidad. De modo que no hay un reclamode universalidad a la manera ilustrada. Están las leyes que rigen al capitalis-mo, las que rigen a la sociedad feudal y así de seguido. Él elige deliberada-mente estudiar la sociedad capitalista -la “sociedad moderna” que se men-ciona en una cita anterior- en el entendido de que el conocimiento de lo quees más complejo facilita la comprensión de lo menos complejo. “En la ana-tomía del hombre está la clave para la anatomía del mono. Por consiguien-te, los indicios de las formas superiores en las especies animales inferiorespueden ser comprendidos sólo cuando se conoce la forma superior. La eco-nomía burguesa suministra así la clave de la economía antigua, etc”, escri-be en el Introducción general a la crítica de la economía política: el conoci-miento de la sociedad capitalista facilitará el conocimiento de las formas so-ciales que le han precedido.

Marx fue un revolucionario. Fundó con otros la Asociación Internacional deTrabajadores (conocida más tarde como 1a. Internacional), estuvo ligado enAlemania primero a la Liga de los Comunistas y, más tarde, al partido social-demócrata (que fue explícitamente marxista hasta la 1a. Guerra Mundial) yacompañó y se preocupó por estudiar el movimiento revolucionario de la Eu-ropa de su tiempo, especialmente el de Rusia. Es posible decir, empero, quesu confianza en la razón, en los frutos del conocimiento cuando éste estábien elaborado, su idea de progreso, su concepción de la realidad y de laciencia, lo acercaron al universo de la Ilustración.

En el “Prólogo” a la primera edición de El Capital, Marx escribió lo siguien-te: “En el análisis de las formas económicas de nada sirven ni el microsco-pio ni los reactivos químicos. El único medio de que disponemos, en este te-rreno, es la capacidad de abstracción”. A su modo de ver, en el análisis delo real debía procederse privilegiando el mecanismo de la abstracción. Larealidad concreta se presenta como un conjunto desordenado y hasta caó-tico. Un análisis inteligente y riguroso podrá ir abriéndose camino por entrela maraña de los hechos, ayudándose con la capacidad de abstracción, has-ta dar con los conceptos más simples y con las determinaciones tambiénmás simples, es decir, aquéllas que tienen la mayor capacidad causal paradeterminar la naturaleza de los diversos fenómenos sociales. Una vez en po-sesión de estos conceptos y determinaciones, se hacía posible, a su juicio,iniciar el camino de regreso hacia la totalidad de la que se había partido, re-componer aquello que el procedimiento de abstracción había descompuesto,para obtener “una totalidad de determinaciones y de numerosas relaciones”.Vale decir, se reconstituye, por el camino del pensamiento, la totalidad con-creta de la que se había partido, pero ahora no ya como desorden o caos si-no como “síntesis de múltiples determinaciones”:

“Cuando consideramos un país dado desde el punto de vista económi-co-político comenzamos por su población, la división de ésta en clases, laciudad, el campo, el mar, las diferentes ramas de la producción, la expor-tación y la importación, la producción y el consumo anuales, los preciosde las mercancías, etcétera.

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Parece justo comenzar por lo real y lo concreto por el supuesto efecti-vo; así, por ejemplo, en la economía, por la población que es la base y elsujeto del acto social de la producción en su conjunto. Sin embargo, si seexamina con mayor atención, esto se revela (como) falso. La población esuna abstracción si dejo de lado, por ejemplo, las clases de que se compo-ne. Estas clases son, a su vez, una palabra vacía si desconozco los elemen-tos sobre los cuales reposan, por ejemplo, el trabajo asalariado, el capital,etc. Estos últimos suponen el cambio, la división del trabajo, los precios,etc. El capital, por ejemplo, no es nada sin trabajo asalariado, sin valor, di-nero, precios, etc. Sin comenzara, pues, por la población, tendría una re-presentación caótica del conjunto y, precisando cada vez más, llegaría ana-líticamente a conceptos cada vez más simples; de lo concreto representa-do llegaría a abstracciones cada vez más sutiles hasta alcanzar las deter-minaciones más simples. Llegado a este punto, habría que reemprender elviaje de retorno, hasta dar de nuevo con la población, pero esta vez no ten-dría una representación caótica de un conjunto sino una rica totalidad conmúltiples determinaciones y relaciones.”

(Marx, K. Introducción/1857)

A esta modalidad metodológica se la ha llamado “el círculo concreto-abs-tracto-concreto”: se parte de lo concreto real, desordenado y caótico; me-diante sucesivas abstracciones se buscan los conceptos y determinacionesa la vez más simples y con mayor capacidad causal; y se retorna a lo realpor el camino del pensamiento a través de una construcción intelectual enla que lo concreto representado se muestra como unidad de lo diverso y sín-tesis de determinaciones múltiples.

Ahora bien, debe prestarse atención a lo siguiente. El camino de la abs-tracción, el descenso -digamos así- hacia las categorías simples no se hacea ciegas. Hay una explícita consideración marxiana: las claves se encuentranen la base material, en la “sociedad civil” de la que habló por primera vez ensu trabajo sobre la filosofía del Estado de Hegel, cuya anatomía es la econo-mía política. Aplicado este método al análisis de la sociedad capitalista,aquéllas no tardan en aparecer: mercancía, valor y valor de uso, sustancia ymagnitud del valor, trabajo asalariado, plusvalía, explotación.

Por esta vía busca y construye regularidades en procura de alcanzar leyescientíficas que tendrán sólo validez para períodos históricos determinados,en su caso sólo para el capitalismo. Y con la postulación sobre la capacidaddeterminativa de la base económica indica el territorio en el que se debebuscar.

De esta manera, su teoría general sobre la sociedad y su concepción acer-ca de cómo es posible conocer en ciencias sociales quedan sólidamente ar-ticuladas. Ambas se refieren y se implican mutuamente.

Es preciso ahora introducir otra problemática. Marx va a establecer unadiferenciación entre ciencia y conciencia. En consonancia con su concepciónmaterialista y tal como ha establecido en el “Prólogo” de 1859 y ha antici-pado en La Ideología Alemana, entiende que la conciencia está socialmentedeterminada: “es el ser social lo que determina la conciencia”, dice. Estable-cido lo anterior, no es difícil comprender que, a su juicio, existen también di-versos tipos de conciencia, según sean los clivajes de clase que presente lasociedad. Por caso, existe una conciencia (o ideología) burguesa y puede lle-gar a existir, también, una conciencia o ideología proletaria. La clase obrera,en tanto clase subordinada, debe sacudirse el yugo ideológico burgués para

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alcanzar su verdadera conciencia. Las características y/o modalidades deeste proceso fueron ampliamente discutidas por los marxistas, pues Marx noabordó la cuestión. Dejó apenas algunas referencias, tales como la distin-ción entre “clase en sí” y “clase para sí”. Mas allá de este problema, impor-ta señalar ahora que Marx creía que para el caso de la sociedad capitalistasólo partiendo del punto de vista proletario era posible construir una cienciaque diera cuenta de ella, es decir, alcanzar las categorías y determinacionessimples y fundamentales que funcionan como soporte de la explicación decómo funciona ese tipo de sociedades. La conciencia burguesa produce, encambio, una ciencia falsa que es incapaz de penetrar hasta donde es nece-sario, para comprender la dinámica capitalista. En el capítulo IV de El Capi-tal dejó algunos señalamientos de por qué ello ocurría así. En lo sustancial,la ciencia económica burguesa -que debía desmenuzar la anatomía de la “so-ciedad civil” en procura de hallar las categorías básicas- era incapaz de tras-cender el análisis de lo que sucedía en el plano de la circulación de los bie-nes y servicios. Reinan allí “la libertad, la igualdad, la propiedad y Bentham”(en alusión a la búsqueda del mutuo beneficio).

Una cosa diferente sucede en el ámbito de la producción de bienes. Aquíel capitalista pisa fuerte, en tanto que el obrero entra a dicho ámbito “tími-do y receloso, de mala gana, como quien va a vender su propia pelleja y sa-be la suerte que le aguarda: que se la curtan”. La ciencia burguesa detienesu mirada en la puerta de entrada al mundo de la producción, piensa Marx.Sólo se atreven a pasar por ella quienes asumen el punto de vista proletarioy se lanzan allí a la búsqueda de las categorías y las determinaciones bási-ca. Es allí donde surge (y se devela) el misterio de la mercancía, del trabajoasalariado, del plusvalor y de la explotación.

Por este camino, la verdadera ciencia -el materialismo dialéctico/históri-co- se transforma en política, en praxis, en actividad revolucionaria. Y es des-de esta mirada que lanza su conocida convocatoria a la filosofía: no tan so-lo se trata de comprender el mundo sino de transformarlo.

Marx, K., “El método de la economía política”, en: Intro-ducción a la crítica de la economía política/1857, Cua-dernos de Pasado y Presente N°1, punto 3.

–––“Prólogo a la primera edicción”, en: El Capital,F.C.E., vvee.

2. En la Introducción/1857 Marx escribe lo siguiente: “Lasociedad burguesa es la más compleja y desarrollada or-ganización histórica de la producción. Las categoríasque expresan sus condiciones y la comprensión de suorganización permiten al mismo tiempo comprender laorganización y las relaciones de producción de todas lasformas de sociedad pasadas, sobre cuyas ruinas y ele-mentos ella fue edificada y cuyos vestigios, aún no su-perados, continúa arrastrando, a la vez que meros indi-cios previos han desarrollado en ella su significaciónplena, etc.”

¿A qué cuestión epistemológica significativa en la con-cepción de Marx remite lo anterior? Desarrolle y comente.

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Jeremy Bentham(1748-1832), filóso-fo y jurisconsulto inglésque dio origen a la doctrinautilitarista. Es consideradotambién uno de los precur-sores del liberalismo.

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2.3. Sociedad y conocimiento en Durkheim

2.3.1. La noción de sociedad

Emile Durkheim nació el 15 de abril de 1859 en Epinal, un pueblo ubica-do en la región de Lorena. Su padre, su abuelo y su bisabuelo habían sidorabinos. Durante la guerra franco-prusiana (1870) su pueblo natal fue ocu-pado por los alemanes. Tuvo a raíz de ello una doble y muy temprana expe-riencia: como judío fue testigo y probablemente víctima del antisemitismode los ocupantes; como francés debió vivir la amargura de la ocupación ex-tranjera. Teniendo en cuenta el alto grado de integración a la nación france-sa que poseía la comunidad judía de Alsacia y de Lorena, quizá no sea equi-vocado trazar un lazo entre dicha temprana experiencia y una de sus preo-cupaciones posteriores: colaborar en la superación de la decadencia nacio-nal de Francia y contribuir a su regeneración, superando los problemas (con-vulsiones, crisis, cambios de regímenes políticos, estallidos revolucionarios)habidos desde 1789.

Francia en el Siglo XIX. Cronología

1804: Instauración del imperio napoleónico.A la caída del imperio se reorganiza la monarquía bajo el domi-nio de la casa Borbón.

1814-1824: Luis XVIII.1824-1830: Carlos X.1830: Revolución de Julio. El movimiento fue rápidamente asimilia-

do pero provocó la caída de Carlos X y la sustitución de la ca-sa Borbón por la de Orleans.

1830-1848: Luis Felipe de Orleans.1848: Revolución de febrero. Cae Luis Felipe y se instala un gobier-

no provisorio.Diciembre, se proclama la IIa República.

1848-1851: Luis Napoleón, sobrino de Napoleón Bonaparte asume y se desempeña como presidente.

1852: Luis Napoleón provoca un golpe de Estado y proclama el Imperio.Con el nombre de Napoleón III asume como emperador.

1870: Cae Napoleón III, como resultado de la derrota de Francia en laguerra contra Prusia.

1871: Revolución en París protagonizada por los sectores obreros y populares. Gobierna París durante más de 60 días. Se conoce a este movimiento con el nombre de La Comuna.

1871: Mayo, cae La Comuna, se organiza un gobierno provisorio.Progresivamente se va abriendo camino nuevamente el repu-blicanismo.

1877: Se establece una democracia parlamentaria, que llevará el nom-bre de IIIa República.

Completó la escuela primaria y la secundaria en Epinal, y se trasladó lue-go a París, en 1879, para desarrollar sus estudios universitarios en la Escue-la Normal Superior. Ésta era una institución severa y exigente, que formabaen un humanismo general y enseñaba historia y filosofía. Tuvo allí por com-pañeros de estudios, entre otros, a Henry Bergson y Jean Jaurés. Termina-dos los cursos definió que el campo de su tesis de graduación sería el de

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las relaciones entre el individuo y la sociedad. Su inclinación hacia la socio-logía comenzaba ya a perfilarse. Para ese entonces, la teoría positivista deAugusto Comte -”inventor” del nombre sociología, como ya se ha menciona-do- estaba plenamente en boga.

Entre 1885 y 1886 viajó a Alemania y visitó diversas universidades. Tomócontacto allí con la obra de Wilhem Wundt (1832-1920), uno de los precurso-res de la psicología, en procura de averiguar qué herramientas podía allegar-le esa disciplina para el estudio de las relaciones entre individuo y sociedad.

En 1887 obtuvo el cargo de profesor de ciencias sociales y pedagogía enla Facultad de Letras de la Universidad de Burdeos. A partir de entonces, de-sarrolló una prolongada e intensa vida académica y de hombre de opinión.Creía que la actividad de los académicos (o de los intelectuales, si se prefie-re) fuera de la actividad universitaria debía desarrollarse a través del libro, laconferencia y la educación popular. La cotidianeidad de la política, con su pu-ja de personalidades y pequeñas mezquindades no le parecía valorable. En to-do caso, prefería el papel de consejero con respecto a la política, aunque suformación positivista le hacía abrigar la esperanza de que llegaría alguna vezel tiempo en que la ciencia le diría a aquélla qué era conveniente hacer.

En el “Prefacio” a la primera edición de su primer libro, La división del tra-bajo social -publicado en 1893- escribía: “...la cuestión que ha dado origena este trabajo es la de las relaciones de la personalidad individual y de la so-lidaridad social. ¿Cómo es posible que, al mismo tiempo que se hace másautónomo, depende el individuo más estrechamente de la sociedad? ¿Cómose puede ser a la vez más personal y más solidario?”. Como ha sido acerta-damente percibido por Steven Lukes en su trabajo sobre del sociólogo fran-cés, el estudio de los vínculos entre individuo y sociedad constituyó “la pie-dra angular de todo el sistema de pensamiento de Durkheim”.

Pensaba la sociedad a partir de dos núcleos dadores de sentido, uno ana-lógico y el otro sustantivo, que pueden respectivamente caracterizarse comoa) la metáfora organicista y b) la sociedad entendida como moral.

Son abundantes en la obra de Durkheim las referencias de corte organi-cista. Seguramente influido por los desarrollos alcanzados en el siglo XIXpor la biología, debido a las obras de -entre otros- Charles Darwin y ClaudeBernard, desfilan por sus páginas denominaciones tales como solidaridadorgánica, anatomía social o patología social. Esto de por sí revela su incli-nación organicista.

Hay, sin embargo, en lo que respecta a la sociedad referencias específi-cas en ese sentido. En las Reglas del método sociológico, por ejemplo, es-cribe: “La vida está en el todo y no en las partes. No son las partículas ina-nimadas de la célula las que se nutren, se reproducen, en una palabra: lasque viven; es la célula misma y solamente ella”. Con base en esta descrip-ción, elabora una analogía entre sociedad y organismos vivos y construye apartir de ella una proposición central que será fundante de su concepción: lasociedad es una entidad mayor y distinta de las partes que la componen ytiene, además, supremacía sobre los individuos.

A partir de esta base, es posible distinguir tres proposiciones complemen-tarias entre sí, que redondean una primer aproximación a su concepto de so-ciedad:

a) una sociedad es más que la suma de los individuos que la componen;b) en la relación entre individuos y sociedad hay una supremacía de es-

ta última;

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Claude Bernard (1813-1878): biólogo francés querealizó significati-vos hallazgos en elcampo de la fisiolo-gía. Demostró importantesfunciones del hígado y des-cubrió el sistema nerviososimpático.

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c) los hechos de la vida social tienen vida propia, independiente de susmanifestaciones individuales.

El otro núcleo dador de sentido a su concepción de sociedad está expues-to en su primer libro, La división del trabajo social, en cuyo primer “Prefacio”se encuentra ya abordada la relación entre lo social y lo moral. Es, sin em-bargo, en El Suicidio -cuya primera edición es de 1897- donde ofrece una ver-sión especialmente articulada y explícita de dicha vinculación. Allí Durkheimplantea la compleja problemática que surge del desfasaje entre las necesi-dades humanas y los medios disponibles para satisfacerlas. Los individuosestán naturalmente inclinados a buscar la satisfacción de sus necesidadesy a perseguir la felicidad, el bienestar y hasta el confort. Pero los recursossiempre son escasos frente a las necesidades. ¿Cómo se resuelve esta nocorrespondencia? ¿Cómo se impone un límite a la necesidad?

Con una sutileza digna de encomio, Durkheim despliega el problema so-bre los planos espiritual y material. “Un ser vivo cualquiera no puede ser fe-liz, y hasta no puede vivir más que si sus necesidades están suficientemen-te en relación con sus medios”, escribe en El suicidio. Y a renglón seguidoanota: “de otro modo, si exigen más de lo que se les puede conceder, esta-rán contrariados sin cesar y no podrían funcionar sin dolor”. Estas referen-cias a la felicidad, la contrariedad y el dolor evidencian que no están en jue-go sólo asuntos materiales en la adecuación entre medios y fines, sino tam-bién espirituales. “Pero ¿cómo fijar las cantidades de bienestar, de confort,de lujo que puede legítimamente perseguir un ser humano? Ni en la consti-tución orgánica, ni en la educación psicológica del hombre se encuentra na-da que marque un límite a semejante inclinación”.

A su modo de ver, el animal alcanza un equilibrio entre necesidad y satis-facción basado en “una espontaneidad automática, porque depende de con-diciones puramente materiales”. Con el hombre, en cambio, no ocurre lo mis-mo “porque la mayor parte de sus necesidades no están en el mismo gradobajo la dependencia del cuerpo”. De nuevo, aquí, la espiritualidad humana.Que se despliega, además, según una lógica regida por la esperanza, aún con-tra toda razón. “¿Qué puede dar el porvenir más que el pasado -se pregunta-puesto que nunca será posible alcanzar un estado donde se pueda permane-cer, y puesto que no es posible ni siquiera acercase al ideal vislumbrado?”. Yse responde: “Así, cuanto más se tenga, más se querrá tener, puesto que lassatisfacciones recibidas no hacen más que estimular las necesidades, en lu-gar de calmarlas”. Es decir, el inalcanzable ideal dibujado por la propensiónhumana a la esperanza produce, en realidad, más necesidades.

Ahora bien, dadas la complejidad de la configuración de las necesidadeshumanas y la discordancia entre éstas y los recursos disponibles para satis-facerlas ¿dónde y cómo encuentran un límite?. A su modo de ver ni la edu-cación psicológica ni la constitución orgánica de los hombres pueden conte-ner el imperio de la necesidad. De donde Durkheim propone: “Puesto que nohay nada en el individuo que pueda fijarle un límite, éste debe venirle nece-sariamente de una fuerza exterior a él (...) Es decir, que este poder no pue-de ser más que moral (...) Cuando los apetitos no son detenidos automáti-camente por mecanismos fisiológicos, no pueden detenerse más que delan-te del límite que reconozcan como justo (...) La sociedad sola, sea directa-mente y en su conjunto, sea por medio de uno de sus órganos, está en si-tuación de desempeñar este papel moderador; porque ella es el único podermoral superior al individuo, y cuya superioridad acepta”.

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Vale decir, que la sociedad, que detenta una superioridad moral frente alindividuo, es capaz de contener esos apetitos y aún de darles forma y facili-tar el acceso al bienestar -ya que “perseguir un fin inaccesible es condenar-se a un perpetuo estado de descontento”, -dirá Durkheim- desempeñando,por lo tanto, un significativo papel regulador.

Por otra parte, en La división del trabajo social ha escrito: “Los hombresno pueden vivir juntos sin entenderse y, por consiguiente, sin sacrificarse mu-tuamente, sin ligarse unos a otros de manera fuerte y duradera. Toda socie-dad es una sociedad moral”. Aquí se hace totalmente evidente la homologa-ción entre moral y sociedad. Sin perjuicio de este señalamiento central, im-porta destacar, también, la referencia al ligamen entre los individuos: entrelos hombres que comparten la vida social, es decir, que conforman una so-ciedad regulada por una moral, existe una ligazón fuerte y duradera. Es pre-cisamente esta clase de atadura la que Durkheim va a llamar solidaridad ocohesión social. De donde sociedad, moral, regulación, papel moderador ysolidaridad resultan temáticas articuladas y centrales en su concepción.

Resumiendo entonces lo desarrollado hasta aquí, puede decirse que laconcepción de sociedad en Durkheim se estructura a partir de las siguientesproposiciones:

I) la sociedad tiene supremacía sobre los individuos;II) una sociedad es más que la suma de los individuos que la componen;III) los hechos sociales tienen vida propia, independientemente de sus

manifestaciones individuales;IV) la sociedad es el sustrato o fundamento de la moral colectiva;V) la sociedad regula la vida social por intermedio de esa moral.

Los temas y los conceptos básicos de la sociología de Durkheim: cohe-sión social, alma colectiva, solidaridad orgánica, solidaridad mecánica, divi-sión del trabajo, cooperación, incluso anomia -es decir, ausencia generaliza-da de normas, por tanto, crisis moral- son completamente congruentes conesta concepción general.

Durkheim, E., El suicidio, UNAM, México, 1974, pp.337-348.

–––La división del trabajo social. Akal, Madrid, 1982,“Prefacio” de la 1a. edición.

3. Compare la articulación entre necesidad y sociedaden Durkheim y en Marx. Desarrolle y comente.

2.3.2. La teoría del conocimiento social

“Este libro es, ante todo, un esfuerzo para tratar a los hechos de la vidamoral con arreglo a los métodos de las ciencias positivas”, escribe Durkheimen el “Prefacio” de la primera edición de La división del trabajo social . Esdecir, se reconoce como integrante de la tradición positivista. Lo que, por lomenos, implica rechazar la distinción entre ciencias del espíritu y ciencias dela naturaleza.

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“La ciencia mostró que los hechos podían conectarse unos con otros deacuerdo con relaciones racionales, descubriendo la existencia de tales re-laciones. Por supuesto, hay muchas cosas, incluso un número infinito decosas, que todavía ignoramos. Nada nos indica que vamos a descubrirlastodas, que llegará un momento en el que la ciencia habrá terminado su ta-rea y habrá expresado adecuadamente la totalidad de las cosas. Todo noshace pensar que el progreso científico no terminará nunca. Pero el princi-pio racionalista no implica que la ciencia pueda, en realidad agotar lo real:sólo niega que uno tenga derecho a mirar parte alguna de la realidad o aninguna categoría de los hechos como completamente irreductible al pen-samiento científico, en otras palabras, como esencialmente irracionales”.

(Durkheim, E., fragmento de La educación moral, incluido en Escritos selectos, Nueva Visión, Buenos Aires, 1993, pp. 212-213.)

Por otra parte, en el “Prefacio” a la primera edición de Las reglas del mé-todo sociológico, se define como un racionalista al afirmar que “nuestro prin-cipal objetivo es extender el racionalismo científico a la conducta humana”.Ambas definiciones implican postular que:

a) como parte integrante de una realidad cuya estructura está regida porleyes, el comportamiento humano es perfectamente reductible a relacionesde causa y efecto;

b) que la razón es un instrumento suficiente para conocer, es decir, paradesentrañar esas leyes y para establecer relaciones de causalidad; y

c) que una vez establecidas esas leyes y efectuadas fehacientemente lasconexiones causales, las primeras debían tener validez y las segundas reco-nocimiento, en ambos casos, universal.

Entiende que el objeto de la Sociología es el estudio de los hechos so-ciales, a los que describe en el capítulo I de Las reglas como “tipos de con-ducta o de pensamiento [que] no sólo son exteriores al individuo sino queestán dotados de un poder imperativo y coercitivo en virtud del cual se leimponen, quiéranlo o no”. Es decir, atribuye a los hechos sociales típica-mente dos características: son exteriores a los individuos y presentan cier-to carácter imperativo.

En el desarrollo que efectúa del rasgo de imperatividad, se hace evidenteque dicha característica es, sobre todo, un elemento útil para facilitar la iden-tificación de los hechos sociales como tales. Lo verdaderamente relevante,en cambio, de esa primer presentación es el rasgo de exterioridad que leasigna a dichos hechos.

Exteriores a los individuos significa que esa clase de hechos no pertenecenni al orden orgánico ni al psíquico individuales. Están “afuera” de esos domi-nios. Por lo tanto, queda sentada una base fundamental para diferenciar el ob-jeto de la sociología respecto del de la Psicología -según Durkheim los “fenó-menos psíquicos sólo tienen existencia en la conciencia individual y por ella”.

Por este camino, el sociólogo francés va introduciendo a sus lectores enlos terrenos que más arriba se caracterizaron como sus primeras preocupa-ciones sociológicas: las relaciones entre individuo y sociedad. Si los hechossociales son exteriores a los individuos y no los tienen por sustrato ¿a quéregistro de la realidad pertenecen?. La respuesta es: al de esa totalidad quelleva vida propia y que es más -y diferente- que la suma de los individuos quela componen, la sociedad.

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Aparece aquí la noción de sociedad que ha construido Durkheim. Y se ha-ce también presente un principio raigal de su conceptualización: el principiode colectividad. El hecho social pertenece al todo y no a la parte y, por tan-to, aunque tiene repercusiones sobre las unidades que componen aquél (eltodo), es distinto de sus manifestaciones individuales. Es colectivo, y por esoalcanza repercusiones en el plano individual. “Un pensamiento que se en-cuentre en todas las conciencias particulares -dice Durkheim- un movimien-to que repitan los individuos no son por ello hechos sociales (...) Lo que losconstituye son las creencias, las tendencias, las prácticas del grupo tomadocolectivamente; en cuanto a las formas que revisten los estados colectivosrefractándose en los individuos, son cosas de otra especie”. Quitarse la vi-da es una decisión quizá de las más íntimas e individuales. Sin embargo, elsuicidio puede ser considerado como un hecho social. Hay estadísticas quereflejan la existencia de tasas anuales de suicidios, variables, pero más omenos parejas en las distintas sociedades. Considerado de este modo,aquél es un hecho social. Lo mismo que los nacimientos, los casamientos ylas defunciones. La tasa anual de nacimientos de un país, por ejemplo, esdesde esta perspectiva, un fenómeno colectivo, por tanto, un hecho social.Durkheim es terminante respecto de la diferenciación de los planos colecti-vo e individual: “Las circunstancias particulares que pueden haber tomadoparte en la producción del fenómeno se neutralizan mutuamente y, por con-siguiente, no contribuyen a determinarlo”.

En consonancia con el criterio de exterioridad y el principio de colectivi-dad, Durkheim enuncia: “La primera regla y más fundamental es considerara los hechos sociales como cosas”. A su modo de ver, cosa es todo lo quese presenta o se impone a la observación, es decir, “todo objeto de conoci-miento que no sea naturalmente aprehensible por la inteligencia, todo aque-llo de lo que no podemos tener una noción adecuada por un simple procedi-miento de análisis mental”.

Esta afirmación le valió, en su momento, un cúmulo de críticas. En el “Pre-facio” a la segunda edición de Las reglas, admite que tratar a los hechos so-ciales como cosas “no significa clasificarlos en cierta categoría de la reali-dad, sino enfrentarlos con cierta actitud mental”.Y que puestas así las co-sas, podría decirse que “todo objeto de la ciencia, salvo quizá los objetosmatemáticos, es una cosa”. Pero esta es una argumentación ex post, algoasí como una excusa. Claramente ha escrito en el mencionado texto (obvia-mente antes de redactar el segundo “Prefacio”): “Y sin embargo los fenóme-nos sociales son cosas y deben ser tratados como cosas”. Es decir, hay unapostulación terminante acerca de la naturaleza de esa clase de hechos. Porlo demás, la interesante argumentación excusatoria mencionada arriba -queprefigura un tema metodológico/epistemológico de la sociología contempo-ránea: los objetos de estudio de la disciplina sociológica son construidos porquien investiga- no fue desarrollada con posterioridad por Durkheim.

La postulación de la naturaleza de los hechos sociales en términos de“cosidad”, es explícita y fuerte. Y tiene, además, una evidente funcionalidaden el discurso epistemológico durkheimniano. Adicionada al rasgo de exterio-ridad ya mencionado, es una condición para positivizar la Sociología y parapoder adjudicarle un estatuto semejante al de las ciencias naturales. En ri-gor, la cuestión de la “cosidad” de los hechos sociales contribuye fuertemen-te a “naturalizar” la sociología y a satisfacer la premisa que los positivistasheredaron de los ilustrados: la ciencia es una sola.

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Durkheim creía que con el tiempo se iría acumulando una masa de cono-cimientos que no haría sino derramar beneficios y progreso sobre las socie-dades. Confiaba en que en algún momento la Sociología podría establecerqué era socialmente normal y qué era patológico. El conjunto de aportes queirían haciendo las diversas disciplinas científicas le irían imponiendo un rum-bo o una dirección a la política. Mientras esa época no llegara, los científi-cos, los sociólogos en particular, debían asumir un modesto rol de consulto-res o de educadores. Asumía, en consecuencia, una postura de diferencia-ción entre la ciencia y la política. Y concebía la posibilidad de desarrollar lasciencias sociales libres de supuestos previos. Desde esta neutralidad de laciencia social, que se beneficiaría de los dones de la universalidad cuandopudiera establecer conocimientos en forma fehaciente, confiaba precisamen-te en que alguna vez la ciencia orientaría a la política.

Su concepción general sobre la sociedad y su concepción acerca de có-mo es posible conocer en ciencias sociales se interceptan recíprocamentey se complementan. Por un lado, las ideas de preeminencia del todo sobrela parte, de supremacía de la sociedad sobre los individuos y de capacidadreguladora de la sociedad, se incorporan a su teoría del conocimiento a tra-vés de lo que más arriba se ha denominado principio de colectividad. Porotro, podría decirse que su caracterización de los hechos sociales como co-sas -que positiviza la Sociología, es decir, contribuye decisivamente a hacerposible la aplicación en ella de “los métodos de las ciencias positivas”- ycomo exteriores (a los individuos) filtra su teoría del conocimiento social ha-cia el ámbito de la teoría sobre la sociedad.

Hoy en día, que aún las propias ciencias “duras” han moderado sus cer-tidumbres merced a los rumbos abiertos, entre otros, por Albert Einstein, esdifícil valorar favorablemente los afanes positivista de Durkheim. Su empe-ño, en cambio, por tratar de ligar la noción de sociedad a las de cohesión y/osolidaridad merece ser rescatado como lo que es: un acervo inteligente y va-lioso, todavía capaz de ofrecer conceptos y orientaciones útiles para analizarlas sociedades convulsas y crispadas, con crecientes déficits de integración,que presenta el mundo de hoy.

Durkheim, E. Las reglas de método sociológico, vv.ee,“Prefacio” de la 1a. edición, “Prefacio” de la 2a. edición,Introducción y cap. 1.

4. a. ¿En qué consiste el principio de colectividad? Lo co-lectivo y lo general ¿son para Durkheim lo mismo? Ex-ponga y comente.

b. 1) ¿Le parece que Durkheim podría aceptar la ley delos 3 estadios de Comte?

2) ¿Existe alguna semejanza en sus respectivas con-cepciones sobre el progreso?

3) ¿Tienen alguna coincidencia alrededor del proble-ma de la cohesión social?Desarrolle las respuestas y comente.

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2.4. Conocimiento y sociedad en Max Weber

2.4.1. El problema del conocimiento

Max Weber nació en Erfurt, Alemania, el 21 de abril de 1864, en el senode una familia acomodada. Su padre era un abogado dedicado a la política,miembro del partido nacional-liberal, que ocupó durante largo tiempo unabanca en el Parlamento. En 1882 inició estudios de derecho en la Univesi-dad de Heildelberg. En 1889 obtuvo su doctorado, defendiendo una tesisque tituló Contribución a la historia de las sociedades mercantiles de la EdadMedia. La elección del tema de su trabajo anticipa lo que serían sus preocu-paciones posteriores: su respeto por la historia y su interés por la sociologíay por la economía.

Entre 1889 y 1892 pasó años difíciles. Vivió en la casa paterna ansian-do alcanzar la autonomía profesional y la independencia económica. En1893 se casó con Marianne Schnitzer y al año siguiente fue llamado por laUniversidad de Friburgo a ocupar la cátedra de economía política. Hasta1898 desarrolló una activa vida académica y se vinculó, también, aunque demanera distante, con la actividad política. A lo largo de toda su vida existióuna tensión entre su trabajo como académico y su vinculación con la políti-ca. Como se verá un poco más adelante, él creía -y lo teorizó de manera bri-llante- que ambos tipos de actividades debían estar claramente diferencia-das. Razón por la cual armonizar ambas esferas en su vida personal le cos-tó siempre mucho y, por lo general, optó por privilegiar el costado académi-co de su personalidad.

En 1898 sufre una enfermedad nerviosa que lo retira de toda actividadhasta 1902, que se reincorpora a las labores académica. En 1904 escribedos de sus obras actualmente más leídas: el ensayo sobre temas de episte-mología y metodología que tituló La objetividad del conocimiento en las cien-cias y las políticas sociales -las diversas traducciones del título suelen pre-sentar pequeñas diferencias- y el libro La ética protestante y el espíritu delcapitalismo.

En 1907 padece una recaída que lo lleva a dosificar su compromiso conel trabajo académico. Tres años más tarde funda la Sociedad Alemana de So-ciología. Con el comienzo de la guerra, en 1914, se siente concernido a in-tervenir activamente en cuanto esté a su alcance. Hacia 1915 considera quela prolongación de la guerra es inconveniente para Alemania y aboga por unapaz pronta, sin pérdidas ni anexiones. Al finalizar la contienda se propone co-laborar en la reconstrucción política de su país, cuyo régimen imperial se haderrumbado con la derrota. Participa en las actividades del partido democrá-tico alemán y es partidario de organizar una república de tipo presidencial.Por primera vez en su vida acepta una candidatura para diputado, pero final-mente su nombre es retirado de la lista, antes de las elecciones de 1919.Este mismo año aceptó un cargo académico en la Universidad de Munich.Murió el 14 de junio de 1920, en Munich precisamente, luego de una brevepero implacable neumonía.

Desde el punto de vista estrictamente político, Weber tuvo algunas -po-cas- preocupaciones constantes. Una de ellas era preservar la unidad na-cional/estatal alemana, trabajosamente conseguida hacia el último terciodel siglo XIX, luego de las guerras de Prusia con Austria, primero y con Fran-cia después.

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Eso lo llevaba a valorar positivamente la necesidad de un Estado fuerte-como el estructurado por Bismark- que fuera capaz de realizar los objetivosde potencia de la nación alemana. Pero era, a la vez, sin llegar a ser un li-beral, un celoso defensor de las libertades civiles y políticas (esto confor-maba otra de sus preocupaciones constantes). Lo que lo obligaba a pivotarsobre un equilibrio más que delicado y no siempre fácil de resolver.

No obstante su interés por la política, Weber va a sostener en una confe-rencia que lleva por título La ciencia como profesión: “Por mi parte me ad-hiero a la afirmación de que en las aulas no debe entrar la política”. Pocomás adelante sintetiza por qué. Dice: “Lo que sí es exigible es que el profe-sor tenga la probidad intelectual para determinar que una cosa es estable-cer hechos, definir relaciones matemáticas o lógicas o la estructura internade los fenómenos culturales, y otra es responder a cuestiones sobre el valorde la cultura y de sus contenidos concretos, y sobre cual debe ser el com-portamiento del hombre en la comunidad cultural y en las relaciones políti-cas. Y si se nos pregunta por qué no se deben tratar estos problemas en elaula hay que responder que por la razón de que la cátedra académica no eslugar para demagogos o profetas”.

Es que Weber va a colocar como premisa fundante de su concepción másgeneral sobre la ciencia y la política, que una cosa es reconocer y otra juz-gar. Y que, en consecuencia, debe distinguirse claramente entre ser y deberser. De donde surge el siguiente juego de pares de conceptos excluyentesentre sí:

reconocer —————- juzgarser —————- deber ser

ciencia —————- políticaA su modo de ver, la política es una instancia en la que prevalece el jui-

cio de valor. Los programas, las plataformas, las tradiciones partidarias tie-nen que ver con fines, con objetivos y con principios que se fundan en juiciosde valor. Las ciencias sociales pueden acercarle diagnósticos o análisis téc-nicos a los políticos, pero su capacidad llega sólo hasta ahí. La decisión po-lítica, esto es, la elección entre caminos alternativos o entre objetivos discor-dantes puede echar mano de los aportes técnicos, pero posee un alto con-tenido valorativo.

Ahora bien, ¿puede decidir la ciencia sobre asuntos valorativos? La res-puesta de Weber es no, claramente no. La valoración o la elección de ob-jetivos, de medios y/o de procedimientos políticos es asunto de cadaquién, responsabilidad de cada individuo. A partir de esto es que se diceque Weber proclama un “politeísmo de los valores”, que demanda que ca-da cual se haga cargo responsablemente, de sus propias elecciones.

No es un papel de la ciencia social, ni de la Sociología en particular, es-tablecer normas e ideales, con el fin de derivar de ellos criterios para la ac-ción. Sencillamente no está a su alcance hacerlo. “La ciencia empírica no escapaz de enseñar a nadie lo que ‘debe’, sino sólo lo que ‘puede’ y -en cier-tas circunstancias- lo que ‘quiere’”. (Weber, 1976)

Sin embargo, lo anterior no significa que la Sociología no pueda empren-der una crítica científica de los valores. Puede examinar con rigor y sistema-ticidad qué clase de articulación y de congruencia existe entre fines y mediosen cualquier propuesta de acción, puede considerar el horizonte de conse-cuencias que se derivan de la selección de uno de entre varios cursos de ac-ción alternativos, etc. Vale decir, puede trabajar sobre ellos con un criterio

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“Tolstoi ha dado larepuesta más simple:`La ciencia no tiene

sentido ya que no tiene res-puesta para los únicos pro-blemas que nos conciernen,los de qué debemos hacer ycómo debemos vivir’”.(Weber,1976)

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científico; lo que no puede, porque no pertenece al campo de la ciencia engeneral, es establecer escalas de valores o establecer qué fines o qué me-dios son mejores. Por eso sostiene que a la ciencia le corresponde recono-cer y no juzgar. Y por eso recomienda, también, que la política quede fuerade las aulas universitarias.

A diferencia de la confianza o la convicción que Marx y Durkheim deposi-taban en la capacidad presente o futura de la ciencia para establecer valo-res o decidir entre fines (que heredan de la tradición iluminista), Weber semuestra reticente. Es que, hijo al fin de la tradición antirracionalista, descreede la suficiencia de la razón.

“La vida nos ofrece -escribe- una casi infinita diversidad deacontecimientos sucesivos y simultáneos(...) Debido a ello, todoconocimiento de la realidad infinita mediante el espíritu humanofinito, está basado en la tácita premisa de que sólo un fragmen-to finito de dicha realidad puede constituir el objeto de la com-prensión científica y que sólo resulta `esencial´ en el sentido de`digno de ser conocido’.”

(Weber, 1976)

Hay aquí una completa inversión del punto de vista racional-iluminista. Enprimer lugar, la razón es insuficiente para conocer la totalidad, pues lo finitono puede abarcar lo infinito. Tenemos facultades (raciocinio, memoria, etc.)que son valiosas pero limitadas frente a la inconmensurabilidad de lo real.Ahora bien, el recorte de esta realidad inconmensurable se convierte en unaconditio sine qua non de la posibilidad de conocer. Hay que tornar finito loinfinito, para abrir alguna posibilidad al conocimiento. Esto conduce a unaparcelización de lo real que convierte en utópica cualquier pretensión de uni-versalidad del saber. Weber descree de que existan leyes que rijan el desen-volvimiento de la realidad social, a la manera en que lo creían los iluminis-tas o el propio Marx. No sólo porque, inmerso en el dilema finitud/infinitud,nunca nadie podría estar seguro de haber dado con alguna ley de validez uni-versal. Cree también que lo social es histórico, único e irrepetible. Y que portanto, jamás podría ser deducido de leyes generales. Es decir, no sólo por-que hay una dificultad insalvable para construir esa clase de leyes, sino por-que la realidad social posee una estructura singular, refractaria al tipo de le-galidad postulada para el ámbito de la naturaleza.

Pero ¿con qué criterio se recorta la realidad? ¿Cómo se decide qué es‘digno de ser conocido’? Sobre esto, sostiene Weber, decide el juicio dequién investiga, que por lo común está conectado a ideas de valor que sonculturalmente compartidas y permean una época.

El hecho de que todo recorte sea presidido por un juicio de valor, no sig-nifica que el campo delimitado deba convertirse en el reino de la arbitrarie-dad o la discrecionalidad. Al contrario, en su interior debe procederse conel mayor rigor científico, en procura de establecer las conexiones causalesque expliquen por qué un fenómeno ocurrió de una determinada manera yno de otra.

La producción de conocimiento estará siempre condicionada por el olos juicio/s que presidieron el recorte (“hablamos de una condicionalidaddel conocimiento cultural por unas ideas de valor”, dice Weber), pero esono inhibe que en su interior se establezcan conexiones causales. Esto es

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perfectamente posible, sólo que su validez quedará condicionada por las pre-misas que presidieron el recorte.

Weber no descarta la posibilidad de construir conceptos generales y, aun,leyes, en un sentido débil del concepto. No le caben dudas acerca de la uti-lidad de los conceptos generales, a los que llamará “tipos ideales”, como porejemplo, los de clase, Estado, partido o acción social. Tienen una función or-ganizadora y clarificadora. Una cosa similar ocurre con las leyes en sentidodébil, como por ejemplo, la “ley de la oferta y la demanda” en el plano eco-nómico. Los “tipos ideales” sirven para ordenar, para deslindar, para esta-blecer hipótesis y para funcionar como puertas de entrada a una realidad his-tórica en cuyo interior deberá bucearse con ayuda de aquellos “tipos”, enprocura de hallar conexiones causales específicas. Sirven para organizar eldesembarco y orientar la búsqueda en la realidad concreta, pero no para ex-plicarla. A lo que se niega, en definitiva, es a construir sistemas cerrados ya aceptar que la realidad social pueda deducirse de leyes o de conceptuali-zaciones generales. Por eso califica de “total insensatez la creencia, que enocasiones encontramos en historiadores de nuestra especialidad, según lacual la meta de las ciencias de la cultura podría ser la constitución de un sis-tema cerrado de conceptos, en el cual la realidad quedaría sintetizada de unmodo u otro mediante una articulación definitiva, y del cual podría ser dedu-cida de nuevo”.

Su definición de Sociología moviliza de un modo particular la problemáti-ca del recorte e introduce la cuestión del sentido, que resulta fundamental,a su juicio, para estudiar las practicas sociales. Weber entiende por Socio-logía “una ciencia que pretende entender, interpretándola, la acción socialpara de esa manera explicarla causalmente en sus desarrollos y efectos”(Weber, 1964). Por acción entiende una conducta humana a la que “el suje-to o los sujetos de la acción enlazan un sentido subjetivo”. Mientras acciónsocial “es una acción en donde el sentido mentado por su sujeto o sujetosestá referido a la conducta de otros, orientándose por ésta en su desarro-llo”. Pescar por diversión, por ejemplo, es simplemente acción. Pescar paravender lo obtenido es acción social.

Hechas estas aclaraciones es preciso volver sobre la Sociología, definidacomo ciencia que estudia la acción social. Hay dos rasgos salientes en la de-finición ofrecida por Weber: interpretación y explicación. La Sociología inter-preta la acción social, pero también la explica. ¿Cómo debe entenderse esto?

Interpretar, para Weber, es atribuir sentido a la conducta de alguien. A es-to lo llama también comprensión.

Comprender, a su juicio, consiste en la captación interpretativa del senti-do, o en la elaboración de una conexión de sentido, como también lo deno-mina. Todo examen de la acción social comienza con una atribución de sen-tido. En el sencillísimo ejemplo que se presentó más arriba cuando se esta-blece que alguien pesca para vender (en lugar de hacerlo por diversión) seestá haciendo una atribución de sentido. Ahora bien, cuando se estableceuna atribución de sentido se está produciendo un recorte de lo real. Es de-cir, en el campo de la Sociología, éste es el momento en que aparece la ine-vitable necesidad de recortar lo real.

En el interior de un espacio delimitado por la conexión de sentido puedenestablecerse, en un segundo momento, conexiones causales. Alguien quepesca para vender puede, por ejemplo, tratar de conseguir determinados ti-pos de ejemplares (variedades de género o de tamaño) en el entendido de

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“El destino de unaépoca cultural que ha

degustado el árbol del co-nocimiento, es el tener quesaber que no podemos de-ducir el sentido de los acon-tecimientos mundiales delresultado de su estudio, pormuy completo que éste sea.Por el contrario, debemosser capaces de crearlo pornosotros mismos”. (Weber,1976)

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que tendrán una mayor demanda. Eso explicará por qué hace determinado ti-po de cosas, por ejemplo, usar cierta clase de carnada o lanzar su línea endeterminados lugares.

En el análisis de hechos históricos, el proceso de recorte, atribución desentido y explicación es obviamente más complejo, pero en lo sustancial, noes distinto a lo que se planteó más arriba. Con respecto a nuestra Revolu-ción de Mayo, por ejemplo, hay distintas interpretaciones. Todas ellas delimi-tan un campo de análisis (una conexión de sentido), en el interior del cual,luego se esfuerzan por establecer conexiones causales.

Alemania en el Siglo XIX. Cronología

1806: Confederación del Rhin. Formada por Gran Ducado de Frankfurt;reinos de Baviera, Wurtemberg, Sajonia y Westfalia; GrandesDucados de: Baden, Berg, Hesse-Darmstadt y Wurszburg; losprincipados: de Nassau-Usinger; Nassau-Weilburg, Hohenzollen;etcétera.Eran en total 36 estados. No participaron Prusia, Austria yHannover.

1815: Congreso de Viena. Confederación Germánica. Formada por: rei-nos: Austria, Prusia, Baviera, Sajonia, Hannover y Wurtemberg;grandes ducados: Baden, Hesse-Cassel, Hesse-Darmstadt,Mecheburg, Oldemburg, Weimar, Eisenach, etc.; ciudades li-bres: Bolma, Lubeck, Frankfurt y Hamburgo. Austria tiene pre-dominio.

1866: Guerra entre Prusia y Austria. En Sadowa gana Prusia. Se di-suelve la Confederación Germánica y se constituye la Confede-ración de Alemania del Norte, bajo la preponderancia política ymilitar de Prusia.El rey de Prusia funcionada cada presidente de la Confedera-ción. Había un Parlamento compuesto por 297 diputados elegi-dos por sufragio universal. Y un Consejo Federal, presidido porun Canciller, a quien elegía directamente el rey de Prusia.

1870: A raíz de la guerra con Francia, los reinos de Baviera y Wurtemberg,y los grandes ducados de Hasse-Darmstadt y Baden se incorporarona la Confederación.

1871: La Confederación se constituye como Imperio y Guillermo I dePrusia es nombrado emperador. Hay: Emperador, Canciller.Consejo de Ministros; Consejo Federal y Parlamento elegido li-bremente, compuesto por 397 miembros (Prusia 236; Baviera48; Sajonia 23; Wurtemberg 17,etc.)

1918: Se disuelve el Imperio, por la derrota de Alemania en la IaGuerra Mundial.

Weber, M., “La objetividad del conocimiento en las cien-cias y las políticas sociales”, en: Sobre la teoría de lasciencias sociales, Futura, Buenos Aires, 1976.

5. En su ensayo Las versiones homéricas, Jorge L. Borgestranscribe una serie de traducciones de un mismo pasa-je de La Odisea, de Homero. Entre otras, las siguientes: “Al fin, luego que saqueamos la levantada villa dePríamo, cargado de abundantes despojos seguro seembarcó, ni de lanza o venablo en nada ofendido, ni

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en la refriega por el filo de los alfanjes, como en lasguerras suele acontecer, donde son repartidas las he-ridas promiscuamente, según la voluntad del fogosoMarte” (Cowper, 1781).“Cuando los dioses coronaron de conquista las armas,cuando los soberbios muros de Troya humearon por tie-rra, Grecia, para recompensar las gallardas fatigas desus soldados, colmó su armada de incontables despojos.Así, grande de gloria, volvió seguro del estruendo mar-cial, sin una cicatriz hostil, y aunque las lanzas arrecia-ron en torno en tormentas de hierro, su vano juego fueinocente de heridas” (Pope, 1725).“Una vez ocupada la ciudad, él pudo cobrar y embarcarsu parte de los beneficios habidos, que era una fuertesuma. Salió sin un rasguño de toda esa peligrosa cam-paña. Ya se sabe: todo está en tener suerte” (Butler,1900).

¿Qué le sugiere lo anterior? ¿Le parece que la diversi-dad de traducciones de un mismo fragmento de textopuede tener algo que ver con las cuestiones weberianasdel recorte de la realidad y la atribución de sentido?Desarrolle y comente.

2.4.2. La noción de sociedad

Tal como ha sido expuesto ya en una cita precedente, Weber descree dela posibilidad de estructurar teorías generales -”sistemas cerrados”, decía-que expliquen, desde ese plano de generalidad, el funcionamiento de las so-ciedades. Tal posibilidad le parecía una “total insensatez”. Su punto de par-tida epistemológico inhibe la posibilidad de construir sistemas teóricos ge-nerales desde los cuales pueda deducirse la explicación del funcionamientode las sociedades reales.

No obstante, hay una referencia explícita de Max Weber a la naturaleza delo real en el campo social, que constituye un punto de partida. Se trata deuno de los pocos pasajes en toda la obra de Weber en el que postula unacierta manera de ser de lo real, en lo referido a las sociedades en general.Dice:

“El hecho básico del que dependen todos los fenómenos `so-cio-económicos´, en el sentido más amplio, es que nuestra exis-tencia física, al igual que la satisfacción de nuestras necesida-des más ideales, choca en todas partes con la limitación cuan-titativa y la insuficiencia cualitativa de los medios externos paraello; que para su satisfacción se precisa una previsión planifica-da, trabajo, la lucha contra la naturaleza y la socialización conotras personas”.

(Weber, 1976)

Vale la pena, en primer lugar, reiterar que estamos en presencia de una delas pocas postulaciones sobre lo real fundantes del punto de vista de Weber.En segundo lugar, cabe advertir que estamos en un terreno semejante al deMarx y Durkheim: el hombre como sujeto de necesidades y, ante ello, la aso-ciación o la “socialidad” (la “socialización con otras personas” en Weber,

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según la traducción que aquí se está utilizando) como resultado de la búsque-da de la provisión de la existencia. En tercer lugar, debe señalarse que de es-ta estrecha vinculación entre satisfacción de necesidades y “socialidad” sedesprende cierta tendencia a la cohesión, que ya se ha señalado precedente-mente para Durkheim y para Marx (bien que señalando, para este último, tam-bién los rasgos de antagonismo que se hallan en su noción de sociedad). Sepuede suponer que, aunque de manera implícita, el componente de cohesiónse halla también en Weber: aparte de la “socialización” menciona el “traba-jo” (se supone que conjunto) y la “previsión planificada”.

Lo anterior demuestra que Weber sabe que existen sociedades (entendi-das en el sentido que se le ha dado anteriormente: conglomerados humanosgrandes dotados de cierta cohesión, identificables por su sistema económicoo su referencia nacional o local), las reconoce como referentes empíricos pe-ro, como se ha planteado ya, no produce sistemas teóricos generales sobreellas. En su lugar, se maneja con conceptos generales que le permiten delimi-tar significados precisos y abordar la realidad concreta partiendo desde cier-to ordenamiento previo, que es deliberado. Por ejemplo, él constata que hayEstados. Construye entonces un concepto general -o tipo ideal- de Estado(“...es aquella comunidad humana que en el interior de un determinado terri-torio -el concepto de territorio es esencial a la definición- reclama para sí conéxito el monopolio de la coacción física legítima”, pero no una teoría del mis-mo. Una cosa similar hace con otros objetos empíricos: la acción social, lasclases, los partidos, etc. Economía y Sociedad, su opera magna, puede servisto como un monumental diccionario de tipos ideales.

Podría decirse, entonces, que no hay en Weber una noción de sociedad ala manera en que sí la hay en Marx y en Durkheim, en quienes tal noción es-tá conectada a un sistema teórico cerrado. Construye, en cambio, un tipoideal de “sociedad” que hay que examinar con cierto detenimiento, pues re-sulta arduo referirlo a esos conglomerados humanos grandes que funcionancomo referentes empíricos de dicho concepto. Dice Weber:

“Llamamos sociedad a una relación social cuando y en la me-dida en que la actitud en la acción social se inspira en una com-pensación de intereses por motivos racionales (de fines o de va-lores) o también en una unión de intereses con igual motivación.La sociedad, de un modo típico, puede especialmente descan-sar (pero no únicamente) en un acuerdo o pacto racional por de-claración recíproca.”

(Weber, 1964)

Antes de analizar esta definición es inevitable examinar qué entiende We-ber por “relación social”, puesto que le otorga a ésta un papel fundante enla misma. Entiende por relación social: “Una conducta plural -de varios- quepor el sentido que encierra se presenta como recíprocamente referida,orientándose por esa reciprocidad” (Weber, 1964). O sea, que el rasgo de-terminante de las relaciones sociales es la reciprocidad. La que, a su vez,puede fundarse “en la existencia de un orden legítimo” o sea, de “un con-junto de máximas que pueden ser señaladas”.

Miradas desde el punto de vista de la acción social, las sociedades sonrelaciones sociales, por tanto, hay en ellas reciprocidad e, incluso, respetopor un orden legítimo. Atendiendo a lo sustancial, lo anterior tendría cierta

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familiaridad con la noción durkheimniana de sociedad, en lo referido a la so-lidaridad y a la capacidad regulatoria: las máximas weberianas presentancierta afinidad con la idea de autoridad moral y de límite del francés.

Sin embargo, las referencias a la compensación o a la unión de interesesdesconciertan un poco. Esto sería aplicable con toda propiedad a socieda-des “menores”, como las empresas comerciales o los clubes deportivos, enlos que son fácilmente distinguibles la compensación o la unión de intere-ses, además de que existen reciprocidad y máximas. Weber, empero, no esexplícito acerca de cómo aplicar el tipo ideal “sociedad” a conglomerados hu-manos grandes. En éstos tiende a haber reciprocidad y existen máximas ysistemas normativos. Pero ¿a qué debe referirse allí las cuestiones de lacompensación o unión de intereses fundadas en motivos racionales de fineso valores? La compensación de intereses fundada en motivos racionales defines remite, en último análisis, a la provisión de la existencia, a la búsque-da deliberada de fines racionalmente sopesados por cada actor, que com-pensan su propio interés tomando en consideración los de otros actoresigualmente orientados. Mientras que la unión de intereses fundada en moti-vos racionales de valores puede remitir a la decisión de los actores de suje-tarse a máximas, es decir, de vivir conforme a un orden que todos se com-prometen a respetar.

Weber, M., Economía y sociedad, F.C.E., México, 1964,cap. I, “Conceptos sociológicos fundamentales”.

6. ¿Existe alguna relación, a su juicio, entre el concep-to de legitimidad y la problemática de la cohesión social?¿Participa de alguna manera el concepto de legitimidaden la construcción del concepto de sociedad?Desarrolle las respuestas y comente.

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Marx

Objetivos

1. Presentar un bosquejo general del sistema teórico elaborado por K.Marx.

2. Examinar conceptos fundamentales de la concepción marxista: modode producción, formación económico-social, mercancía, clases e ideología,entre otros.

3. Efectuar una primera aproximación a la teoría del valor y a las dinámi-cas del capital y de la producción de plusvalor.

3.1. Los conceptos de modo de producción y de formación económico-social

Como ya se ha mencionado -véase Unidad 2-, el concepto de modo de pro-ducción (MP), en el que Marx articula el de fuerzas productivas y el de rela-ciones de producción, es central en su conceptualización. Lo utiliza paraconstruir su noción general de sociedad y, por lo mismo, como sostieneEtienne Balibar, su “validez no se encuentra, como tal, limitada a tal períodoo a tal tipo de sociedad, sino que, por el contrario, de ella depende su cono-cimiento concreto”. Es decir, es un concepto de un grado alto de generalidad,aplicable a cualquier período histórico y, además, de enorme significación entérminos heurísticos, dado que de él depende el conocimiento de períodos osociedades concretas. (Vale la pena aclarar que tratándose de Marx, no escomún encontrar conceptos de aplicación generalizada. Su perspectiva epis-temológica prioriza historizar los conceptos, por ejemplo, trabajar específica-mente sobre el MP capitalista.) Su utilización por parte de Marx es ya discer-nible en La ideología alemana, que escribió en coautoría con Engels en1845, en la que aparece desde las primeras páginas, aunque construido deuna manera incompleta: no hay allí, todavía, una mención explícita de las re-laciones de producción (sí la hay, en cambio, de las fuerzas productivas). Co-mo puede apreciarse en la cita que sigue, el concepto de relaciones de pro-ducción está en ciernes pero todavía no ha adquirido su identidad definitiva.Escribe Marx:

“La producción de la vida, tanto de la propia en el trabajo,como de la ajena en la procreación, se manifiesta inmediata-mente como una doble relación -de una parte, como una rela-ción natural y de otra como una relación social-; social, en elsentido de que por ella se entiende la cooperación de diversosindividuos, cualesquiera sean sus condiciones, de cualquiermodo y para cualquier fin. De donde se desprende que un de-terminado modo de producción o una determinada fase indus-

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3

E. Balibar, “Acerca de losconceptos fundamentalesdel materialismo histórico”,en: L. Althusser y E. Balibar,

Para leer El Capital,Siglo XXI, México,1998, p. 219.

Heurística: discipli-na que se ocupa deestablecer los cami-

nos para alcanzar conoci-mientos nuevos. El alcanceheurístico de una teoría essu capacidad para producirconocimientos.

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trial lleva siempre aparejado un determinado modo de coope-ración o una determinada fase social, modo de cooperaciónque es, a su vez, una ‘fuerza productiva’ [...].”

(La ideología alemana, p. 30)

Marx percibe que los hombres, en la producción de su existencia, contraenrelaciones entre sí y con las fuerzas productivas, pero todavía no designa a es-te conjunto con un nombre preciso. Hay incluso cierta confusión alrededor delo que llama “modo de cooperación”. Andando el tiempo será capaz de deslin-dar los conceptos con mucha mayor precisión. Volviendo a la centralidad delconcepto de MP, es posible mencionar que preside a El Capital, en cuyo primer“Prólogo” Marx anota: “Lo que he de investigar en esta obra es el modo de pro-ducción capitalista y las relaciones de producción e intercambio a él correspon-dientes” (El Capital, p. XIV). Pero es en el “Prólogo” a la Contribución a la críti-ca de la economía política, escrito en 1859, donde lo presenta por primera vezde manera completa y concisa. Aquí el MP es descripto como “la estructuraeconómica de la sociedad, la base real sobre la cual se alza un edificio jurídi-co y político, y a la cual corresponden determinadas formas de conciencia so-cial. El modo de producción de la vida material determina el proceso social, po-lítico e intelectual de la vida en general”. Parece evidente que aquí Marx iden-tifica el MP con la estructura económica de la sociedad y con la base de la me-táfora edilicia (base/superestructura) que utiliza para caracterizar sintética-mente su noción general de sociedad. Un poco más adelante escribe: “A gran-des rasgos puede calificarse a los modos de producción asiático, antiguo, feu-dal y burgués moderno de épocas progresivas de la formación económica dela sociedad”. De nuevo aparece aquí la identificación entre MP y estructura (o“formación” en el texto) económica de la sociedad.

Marx también utiliza el concepto de “formación social” en ese mismo “Pró-logo”. Dice, por ejemplo: “Una formación social jamás perece hasta tanto nose hayan desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales resultaampliamente suficiente [...]” (P, p. 67). Aquí parecería usar la denominación“formación social” como sinónimo de sociedad entendida en términos parti-culares, esto es, concreta, históricamente situada. Pero no puede dejar depercibirse que existe cierta imprecisión en el uso de esta denominación.

De lo anterior se sigue que lo central en el MP es la articulación entrefuerzas productivas y relaciones de producción, y son las formas de propie-dad –señala Marx- la expresión jurídica de las últimas. Hemos mencionadoen la Unidad 2 que en el citado “Prólogo” Marx identifica cuatro MP, que es-quemáticamente podrían caracterizarse como sigue:

• MP antiguoa) economía básicamente agrícola, fuerzas productivas escasamente de-

sarrolladas, organización del trabajo basada o bien sobre la unidad familiarprimaria, o bien sobre la gran familia, el clan, etcétera;

b) no hay intercambio comercial;c) existe la propiedad en común de la tierra.

• MP asiáticoa) economía básicamente agrícola, organización del trabajo basada sobre la

gran familia o unidades parecidas, las fuerzas productivas alcanzan algún de-senvolvimiento a nivel agrario, se genera, también, cierto desarrollo urbano;

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“Prólogo a la contri-bución a la crítica dela economía políti-ca”, en: Introducción a lacrítica de la economía polí-tica/1857, Siglo XXI, Mé-xico, 1997, p. 66. En lo su-cesivo se lo cita en el cuer-po principal del texto comoP, seguido del número depágina.

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b) escaso intercambio comercial;c) existe propiedad en común de la tierra, pero se establece una diferen-

ciación entre las comunidades productoras y los gobernantes hierocráticos,que conduce a una apropiación desigual de los bienes producidos por inter-medio del tributo que los primeros pagan a los segundos. Por lo mismo, sedice que predominan en este MP relaciones de producción tributarias.

• MP feudala) economía básicamente agrícola, aunque con cierto desarrollo urbano y

actividad productiva en las ciudades;b) escaso intercambio comercial;c) no hay propiedad en común de la tierra, que pertenece al rey o a sus

señores (nobles). Entre el monarca y sus señores (nobles) se da una rela-ción de vasallaje. Y entre los señores y los siervos de la tierra tiene lugar laservidumbre, a la que aquéllos están obligados.

• MP burguésa) economía básicamente urbana e industrial;b) se generaliza la producción de mercancías, es decir, se produce con el

objeto de comercializar los bienes o servicios producidos;c) existe la propiedad privada de los medios de producción, se forma el

mercado de trabajo, los burgueses o capitalistas concentran la propiedad dedichos medios de producción y los proletarios -que no poseen nada más queprole- deben vender su fuerza de trabajo por un salario.

Marx señala que “las relaciones de producción burguesas son la últimaforma antagónica del proceso social de la producción [...]” (P, p. 67). Ocurreque, visto desde una perspectiva social, los MP contienen un antagonismo ocontradicción entre sectores socialmente diferentes: burgueses vs. proleta-rios en el MP capitalista, señores vs. siervos en el MP feudal, jerarquía hie-rocrática vs. comunidades productoras en el MP asiático. Afirma que son la“última forma antagónica” porque cree que la sociedad burguesa albergafuerzas productivas capaces de alcanzar un desenvolvimiento que generarácondiciones para superar la contradicción de clase típicamente capitalista yde dar como resultado una revolución social que instaurará un orden no an-tagónico sino igualitario.

Vladimir I. Lenin (1870-1924), el padre de la Revolución Rusa de 1917,tenía sobre el concepto de MP una posición peculiar. Destacaba su valorcientífico, que a su juicio había permitido percibir las regularidades presen-tes en las distintas sociedades. Decía Lenin:

“Hasta ahora, los sociólogos distinguían con dificultad en lacomplicada red de fenómenos sociales, los fenómenos impor-tantes de los que no lo eran (ésta es la raíz del subjetivismo ensociología) y no sabían encontrar un criterio objetivo para esta di-ferenciación. El materialismo ha proporcionado un criterio com-pletamente objetivo al destacar las relaciones de producción co-mo la estructura de la sociedad y al permitir que se aplique a es-tas relaciones el criterio científico de la repetición, cuya aplica-ción a la sociología negaban los subjetivistas. [...] el análisis de las relaciones sociales materiales permitió inmediatamente

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Hierocracia: régi-men político en elque las autoridades

políticas son, al mismotiempo, autoridades reli-giosas.

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observar la repetición y la regularidad, y sintetizar los sistemasde los diversos países en un solo concepto fundamental de for-mación social”.

(Lenin, V. I., ¿Quiénes son los amigos del pueblo?, SigloXXI, México, 1974, pp. 15-16. Se cita en adelante como AP

seguido del número de página.)

Efectivamente, el concepto de MP propone un modelo de regularidad, pordecirlo así, y es un mérito de Lenin haberlo destacado. Hay sin embargo al-gunas imprecisiones en su texto que conviene mencionar. En primer lugar,una confusión terminológica que no aporta a la superación de cierta impre-cisión de lenguaje que se encuentra en el propio Marx, quien, como se hamencionado arriba, usa la denominación “formación social” pero de manerasubsidiaria. En segundo lugar, cierta ambigüedad que se desprende del mo-do en que Lenin utiliza el sustantivo “sistemas” -“sintetizar los sistemas delos diversos países”, dice- sin adjetivos adicionales. ¿A qué sistemas se re-fiere? Debería pensarse que a los sistemas económicos de las diversas so-ciedades, pues viene hablando de las relaciones de producción. Pero enton-ces, ¿por qué utiliza la denominación formación social? Lo coherente hubie-ra sido usar la expresión formación económica o formación económica de lasociedad.

La mención de estas imprecisiones no pasaría de una cuestión menor,de detalle, si no fuera por la sorpresa que nos depara a renglón seguido. In-mediatamente a continuación de la cita anterior Lenin escribe: “Esta sínte-sis fue la única que permitió pasar de la descripción de los fenómenos so-ciales (y de su valoración desde el punto de vista ideal) a un análisis quesubraya, por ejemplo, qué es lo que diferencia a un país capitalista del otroy estudia qué es lo común para todos ellos” (AP, p. 16). La síntesis quemenciona Lenin es obviamente la que queda contenida en el concepto de“formación social”, tal como se ha mencionado arriba. Ahora bien, ¿puedeun concepto contener, a la vez, lo que es regular y lo que es diferente? Si elgran mérito del concepto de relaciones de producción es que ha permitidoentender cabalmente qué es lo que tienen de repetido y/o de regular lasdistintas sociedades, ¿puede el concepto que se sigue de ellas -el de for-mación social- dar cuenta también de las diferencias entre sociedades delmismo tipo (“qué es lo que diferencia a un país capitalista del otro”, anotaLenin)? En rigor, la proposición leniniana desafía toda lógica.

La imprecisión de lenguaje que se encuentra en Marx a propósito de losconceptos de MP, formación económica de la sociedad (a veces: formacióneconómico-social, o también formación socioeconómica) y formación social,se hace turbulencia y hasta inconsistencia lógica en el planteo de Lenin. Sise considera que una de las denominaciones que alcanzó el materialismohistórico fue la de “marxismo-leninismo”, esto último debido a la significa-ción que se atribuyó a los aportes del revolucionario ruso a la teoría originalde Marx y Engels, puede quizá entenderse la confusión conceptual que cam-peó en el marxismo, en este terreno, durante años.

Contemporáneamente, el llamado marxismo estructuralista francés vino aponer remedio a dicha confusión. Repuso el concepto de MP como modelode regularidad, esto es, como concepto que da cuenta de aquello que se pre-senta como común a sociedades concretas diferentes, pero del mismo tipo.Y reservó el concepto de formación social para designar sociedades

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históricamente determinadas -la francesa actual o la inglesa del siglo XVII,por ejemplo- a las que consideró constituidas por diversos MP. Es decir queuna formación social concreta estaría constituida por diversos MP que se ar-ticularían entre sí. Louis Althusser, uno de los más destacados representan-tes de dicha corriente, lo formuló de esta manera:

“[...] existe únicamente la historia real, concreta, de esos ob-jetos concretos que son las formaciones sociales concretas, sin-gulares, cuya existencia podemos observar en la experiencia acu-mulada de la humanidad. La producción en general, la producciónabstracta existe (Marx) sólo como conjunción-combinación con-creta-real de modos de producción jerarquizados en tal o cual for-mación social determinada: Francia en 1838 (Marx, El 18 Bruma-rio, La lucha de clases en Francia), Rusia en 1905 o 1917 (Le-nin), etc.”. Y unos renglones más adelante: “Así, diremos que elconcepto de modo de producción es un concepto teórico y queversa sobre el modo de producción en general, que no es un ob-jeto existente en sentido preciso pero sí indispensable para el co-nocimiento de toda formación social, ya que éstas se estructuranpor la combinación de varios modos de producción”.

(L. Althusser, “Acerca del trabajo teórico”, en: La filosofía co-mo arma de la revolución, Cuadernos de Pasado y Presente N°

4, Siglo XXI, México, 1983, pp. 72-73.)

Marx, K., “Prólogo a la Contribución a la crítica de la eco-nomía política”, en: Introducción general a la crítica de laeconomía política/1857, Siglo XXI, México, vv.ee.

Marx, K. y Engels, F., El manifiesto comunista, cap. 1,vv.ee.

1. En la Introducción/1857 Marx escribe lo siguiente:“La producción en general es una abstracción, pero unaabstracción que tiene un sentido, en tanto pone real-mente de relieve lo común, lo fija y nos ahorra así unarepetición. Sin embargo, lo general o lo común, extraídopor comparación, es a su vez algo complejamente arti-culado y que se despliega en distintas determinaciones”.¿Qué relación encuentra entre la cita anterior y el con-cepto de modo de producción?

3.2. El modo de producción capitalista

3.2.1. Las mercancías

“La riqueza de las naciones en que impera el modo capitalis-ta de producción se nos aparece como un ‘inmenso arsenal demercancías’ y la mercancía como su forma elemental. Por eso,nuestra investigación arranca del análisis de la mercancía.”

(K. Marx, El Capital, op. cit., p. 3)

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El MP capitalista funciona sobre la base de dos premisas insoslayables.La primera sostiene que por primera vez en la historia económica de la hu-manidad se generaliza la producción de mercancías. Ya no se produce parael autoconsumo individual, como en otras épocas, ni tampoco se busca laautosuficiencia económica de las diversas comunidades. La producción debienes y servicios para el mercado -esto es, para vender en el mercado- al-canza un grado tal de extensión que puede decirse que constituye uno desus rasgos salientes.

La segunda premisa afirma que se forma el llamado mercado de trabajo,al que concurren los trabajadores para vender su fuerza de trabajo. Se cons-tituye de este modo una fuerza de trabajo libre, en un doble sentido. Por unlado, porque no existen restricciones de ninguna clase para la circulación dela mano de obra, de modo tal que un obrero puede decidir, si le conviene,cambiar de rama de actividad sin ningún impedimento legal, a diferencia delo que ocurría en el feudalismo, por ejemplo, en el que los siervos de la tie-rra permanecían ligados a la comarca en la que habitaban y no estaban au-torizados a desplazarse hacia otros sitios. Por otro, porque el obrero se en-cuentra libre de toda otra posesión que no sea su propia fuerza de trabajo(lo que obviamente lo obliga a concurrir al mercado de trabajo en procura deganarse su subsistencia).

En el comienzo de El Capital Marx indica que la mercancía es la “formaelemental” de MP capitalista. Y que su análisis abre el camino de la com-prensión de la dinámica general del capitalismo y de sus antagonismos cen-trales. Cabe preguntarse, entonces, ¿qué es una mercancía?

Según Marx, “la mercancía es, en primer término, un objeto externo, unacosa apta para satisfacer necesidades humanas, de cualquier clase que ellassean” (EC, p. 3). Es decir, es un objeto que sirve para algo, que tiene una uti-lidad. Marx denomina a esta utilidad valor de uso y señala que depende delas cualidades materiales de los distintos objetos. Pero, además, las mercan-cías presentan la propiedad de ser intercambiables, esto es, de que se pue-den intercambiar entre sí según cantidades más o menos estables. Tambiéntienen, en consecuencia, un valor en función del cual se intercambian, cuyosoporte material es el valor de uso. Desde esta perspectiva, las mercancíasson, como consecuencia, objetos que poseen un valor de uso y un valor.

Ahora bien, ¿qué hace que, por ejemplo, el hierro pueda intercambiarsepor trigo? Desde la perspectiva de sus respectivas materialidades, son com-pletamente diferentes. Sin embargo, para tornarse intercambiables debeexistir algo que posean en común. Pues bien, ese algo en común es el he-cho de que ambos son productos del trabajo.

Desde la óptica Marx, el trabajo humano puede ser considerado como tra-bajo concreto, esto es, el del panadero, el sastre, el carpintero, el ebanista,el tejedor, el obrero metalúrgico o cualquier otro. Pero también como trabajoabstracto, esto es, “un gasto productivo de cerebro humano, de músculo, denervios, de brazo, etc.” (EC, p. 11). Es decir que, por un lado, está el trabajoconcreto (o útil) cuyo resultado son valores de uso determinados: pan, ropao muebles. Pero por otro, también está el trabajo abstracto, “un simple coá-gulo de trabajo humano indistinto” (EC, p. 6), escribe Marx. Todas las formasconcretas del trabajo son, también, trabajo abstracto, o, como dice Marx,“empleo de fuerza humana de trabajo, sin atender para nada a la forma enque esta fuerza se emplee” (EC, p. 6).

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El trabajo abstracto es el denominador común de todas las mercancías yconstituye el fundamento del valor (o del valor de cambio, como Marx tam-bién lo denomina). “¿Cómo se mide la magnitud de este valor?”, se pregun-ta Marx (EC, p. 6). Y responde: “Por la cantidad de sustancia creadora de va-lor, es decir, de trabajo, que encierra. Y, a su vez, la cantidad de trabajo queencierra se mide por el tiempo de su duración; el tiempo de trabajo tiene, fi-nalmente, su unidad de medida en las distintas fracciones de tiempo: horas,días, etc.” (EC, p. 6).

Desde el punto de vista del valor de uso, las mercancías son cualitativa-mente diferentes y, por tanto, incomparables. La existencia del valor, que seconstituye en un sustrato común a todas ellas y en la posibilidad de su “mag-nitudización” hacen, en cambio, posible el intercambio.

El valor de una mercancía está determinado por el tiempo de trabajo so-cialmente necesario para producirla. Como se ha mencionado inmediatamen-te más arriba, el valor es una magnitud, esto es, un rasgo o característica ca-paz de ser medido; sus unidades de medida son las fracciones de tiempo.Marx aclara que se trata de tiempo “socialmente necesario”, porque de otromodo los valores de las mercancías dependerían, en parte, de la mayor o me-nor habilidad de los operarios. Y podría llegarse, incluso, a la paradoja deque las mercancías producidas por los menos hábiles fuesen las más valio-sas. Así, “tiempo de trabajo socialmente necesario es aquel que se requie-re para producir un valor de uso cualquiera, en las condiciones normales deproducción y con el grado medio de destreza e intensidad de trabajo impe-rantes en la sociedad” (EC, pp. 6-7).

Un objeto puede ser un valor de uso sin por eso ser valor, por ejemplo, elaire o la tierra virgen. En estos casos, la utilidad que encierran esos objetosno resultan del trabajo humano. Pero puede suceder, también, que un objetoútil producido por el trabajo humano no sea una mercancía. Es el caso de ob-jetos producidos para uso y/o satisfacción de necesidades exclusivamentepersonales de quien los crea. En este caso, dice Marx, “para producir mer-cancías no basta producir valores de uso, sino que es menester producir va-lores de uso para otros, valores de uso sociales” (EC, p. 8). Es decir, que espreciso que los valores de uso se produzcan para el mercado, o sea, paraser intercambiados. (Esto constituye un rasgo sobresaliente del MP capita-lista, conforme se ha indicado más arriba: la generalización de la producciónde valores de uso para el intercambio, es decir, de mercancías.) Por último,ningún objeto puede ser valor si al mismo tiempo no presenta utilidad. Loque equivale a decir que ninguna mercancía puede ser portadora de valor sial mismo tiempo no se acredita como valor de uso: las cosas inservibles ca-recen de valor, por más tiempo que se insuma en su producción.

K. Marx, El Capital, vv.ee., cap. I, puntos 1, 2 y 3.

2. ¿Es el trabajo una mercancía? Fundamente su res-puesta.

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3.2.2. La fuente del valor

Marx sostiene que entre todas las mercancías hay una que es especial,pues de su consumo brota el valor. Esta mercancía especial es la capacidadde trabajo o fuerza de trabajo. A su juicio, ésta es la única fuente producto-ra de valor. Sostener que de su consumo brota el valor implica afirmar quede su utilización como valor de uso surge el mencionado valor. Pero antes dedesarrollar esta proposición es preciso referirse a la condición de mercancíade la fuerza de trabajo.

La fuerza de trabajo tiene un valor de uso y un valor (o valor de cambio).Obviamente, es por eso que es una mercancía. Como valor de uso tiene unautilidad, sirve para algo. Es este o aquel trabajo concreto: el de sastre, alba-ñil o tornero. Su valor (o valor de cambio) es el tiempo de trabajo socialmen-te necesario para producir y reproducir un trabajador. En palabras de Marx:“El valor de la fuerza de trabajo, como el de toda otra mercancía, lo determi-na el tiempo de trabajo necesario para la producción, incluyendo, por lo tan-to, la reproducción de este artículo específico. [...] la producción de la fuer-za de trabajo consiste en la reproducción o conservación de aquél” (EC, p.124). Dicho valor puede representarse como la suma de medios de vida queel trabajador necesita para conservarse (alimento, vestido, techo, etc.) y pa-ra reproducirse, esto es, para sostener una familia y procrear. “El valor de lafuerza de trabajo se reduce al valor de una determinada suma de medios devida. Cambia, por tanto, al cambiar el valor de éstos, es decir, al aumentar odisminuir el tiempo de trabajo necesario para su producción” (EC, p. 125),escribe Marx. Es, por tanto, variable, conforme sea el valor de los medios queconcurren a la subsistencia y reproducción del trabajador. La suma de valo-res demandada para la producción y reproducción de la fuerza de trabajo pue-de calcularse tomando las fracciones de tiempo que se desee: por hora, pordía, por semana, etc. Marx agrega, asimismo, que sobre la valoración de lafuerza de trabajo juega también un elemento “histórico moral”: las condicio-nes y los hábitos prevalecientes en cada país, bajo los cuales se han forma-do, que inciden sobre sus preferencias (por ejemplo, los obreros francesesprefieren el vino a la cerveza) pero también sobre el nivel de vida mínimo exi-gible en cada caso y, por tanto, sobre su valor.

Conviene regresar ahora a la formulación que establece que la fuerza detrabajo es una mercancía y, por lo tanto, posee un valor (o valor de cambio)y un valor de uso. La fuerza de trabajo, como cualquier mercancía, se obtie-ne en el mercado (en este caso, en el mercado de trabajo). La contrataciónde fuerza de trabajo por parte de un capitalista supone un desembolso equi-valente a su valor; las cosas ocurren del mismo modo cuando compra unatonelada de hilado de algodón o un kilogramo de pan. Las mercancías, todasellas, incluida la fuerza de trabajo, comprometen -por decirlo así- en el mer-cado su faceta valor. Ahora bien, cuando fuera del mercado son utilizadas oconsumidas, la faceta que se compromete es su valor de uso. Así ocurre conel algodón, que el empresario compró como materia prima, y con el pan queconsumirá en la cena. Y así sucede cuando la fuerza de trabajo que contra-tó en el mercado concurre a su fábrica a trabajar. En todos estos casos, loque se utiliza o consume es la utilidad (el valor de uso) del hilado de algo-dón para confeccionar telas, del pan para alimentarse y de la fuerza de tra-bajo para producir. Ahora bien, en tanto trabajo concreto (o útil) el valor deuso de la fuerza de trabajo producirá valores de uso (telas de algodón, por

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caso, para seguir con el ejemplo); pero como simultáneamente es tambiéntrabajo abstracto -según se ha visto más arriba- incorporará (agregará) valora los materiales sobre los cuales trabaja.

Conviene retener esta doble diferenciación de la fuerza de trabajo: a) co-mo valor en el momento de ser contratada en el mercado y como valor deuso a la hora de ser incorporada al proceso de producción; y b) como tra-bajo concreto (o útil) en el momento de producir valores de uso, pero tam-bién como trabajo abstracto a la hora de incorporar/generar valor, pues sela verá reaparecer jugando un papel de enorme significación en el aparta-do que sigue.

K. Marx, El Capital, op. cit., vv.ee., cap. IV, punto 3.

3.2.3. El capital: valor que se valoriza

Marx sostiene que la circulación de mercancías es el punto de arranquedel capital. Y que la producción de mercancías y el desenvolvimiento de sucirculación (o sea, el comercio) constituyen las premisas históricas del sur-gimiento de aquél.

A su modo de ver, la circulación funciona sobre la base de la forma M-D-M,donde M significa mercancía y D dinero. Un poseedor de mercancías cualquie-ra, un agricultor que cultiva tomates, por ejemplo, lleva al mercado un lote desu producción (M), la vende (D), y con lo que obtiene mediante esa transac-ción compra otras mercancías (M) que necesita. Lo mismo hace un obrero: lle-va su mercancía fuerza de trabajo (M) al mercado de trabajo, la vende (D) a uncapitalista y con el producto de esa transacción adquiere las mercancías (M)que necesita para subsistir.

Esta forma tiene dos momentos. Primero ocurre una venta: M-D, y des-pués una compra: D-M. Por definición se postula que en todas estas transac-ciones todo se compra y se vende por su valor: nadie engaña a nadie. Asílas cosas, el objetivo final de este movimiento es el valor de uso, es decir,conseguir valores de uso diferentes del o de los propios, con el objeto de sa-tisfacer necesidades de la índole que fuere. No hay aquí beneficios pecunia-rios de ninguna clase. La ganancia -si es que se la puede llamar así- resideen ampliar las oportunidades de consumo. Por ejemplo, nuestro agricultorvende sus tomates y consigue a cambio pan, prendas de vestir, combustibleo lo que sea. Sin alterar la masa de valor contenida en sus tomates, consi-gue bienes de uso diversificados. (La inversa también es posible: un posee-dor de mercancías diversas puede intentar venderlas para comprar, luego, unautomóvil, por ejemplo.)

Existe, sin embargo, otra forma de circulación en el capitalismo que resul-ta de invertir los términos de la anterior. En lugar de iniciarse con una venta,comienza con una compra, y en lugar de terminar con una compra, finalizacon una venta. El ciclo se representa de la siguiente manera: D-M-D. Veamosqué sucede en este caso.

Alguien entra con dinero (D) al mercado para comprar mercancías (M),vende luego mercancías (M) para obtener nuevamente dinero (D). Todo esemovimiento resultaría insensato si al cabo del mismo D siguiera siendo D, esdecir, si quien realiza estas transacciones obtuviera al finalizar el ciclo la mis-

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ma cantidad de dinero con la que entró. En la forma M-D-M el beneficio con-siste en un mejoramiento de las posibilidades de consumo, dada una dota-ción inicial determinada de M en poder de alguien. ¿Cuál es el beneficio eneste segundo caso?, ¿cambiar dinero por dinero, en una cantidad igual? Elverdadero sentido de este movimiento consiste en obtener más dinero, al fi-nalizar el ciclo, respecto de aquel que se tenía al comenzarlo. La fórmula se-ría, entonces, D-M-D’, donde D’ = a D + DD. A ésta, Marx la llama la fórmulageneral del capital.

Vamos a suponer -manteniendo siempre el supuesto colocado por defini-ción de que todo se compra y se vende por su valor, es decir, que nadie en-gaña a nadie- que alguien que posee dinero (D), adquiere con él maquinariasy utensilios de trabajo, materias primas, alquila un local y contrata fuerza detrabajo (todo eso se expresa como M), ensambla todo eso bajo su tutela ypone en marcha un proceso de producción. Obtiene una nueva mercancía (M)que vende nuevamente en el mercado, obteniendo esta vez una D’, es decir,su D inicial más un incremento. ¿De dónde sale ese D’?

Todos los ingredientes participantes del proceso de producción –digamos,por caso, de una pieza de tela de algodón, para seguir con el ejemplo ante-rior- transfieren su cuota-parte de valor a la nueva mercancía: la amortizaciónde los equipos y utensilios, el alquiler del local y hasta la función de direc-ción que ejerce el propio capitalista, cuya producción como tal dirección tam-bién requiere un tiempo de trabajo socialmente necesario. Reitero: todos loscomponentes mencionados hasta aquí transfieren a la nueva mercancía laparte estrictamente proporcional de valor que les ha insumido producirla. Denuevo: nadie engaña a nadie. Todo valor insumido se transfiere de maneradirecta al nuevo producto.

Pero, ¿qué ocurre con la fuerza de trabajo? Ha sido contratada, en el mer-cado, por su valor (o valor de cambio). Incorporada al proceso de producción-es decir, ya en la fábrica, no en el mercado- se desempeña como valor deuso. En su condición de tal, su faceta de trabajo concreto (o útil) concurre ala producción de valores de uso (piezas de tela de algodón). Mientras que sufaceta de trabajo abstracto genera valor. Agrega valor a los materiales sobrelos que se aplica.

Todo el misterio de D’ consiste en que el valor que agrega la fuerza de tra-bajo en su calidad de excepcional valor de uso, diferente de todos los demás-única fuente de creación de valor, según se ha señalado más arriba- es ma-yor que su valor (o valor de cambio) en el mercado. El valor y el valor de usode la fuerza de trabajo son dos dimensiones completamente diferentes, co-mo lo son en cualquier mercancía. El pan, por ejemplo, tiene un valor en elmercado y posee asimismo un valor de uso: alimentar. Es decir, se lo com-pra por su valor, pero lo que se come no es este valor sino el valor de uso,para decirlo de manera grosera pero ilustrativa. Con la fuerza de trabajo ocu-rre lo mismo. Tiene un valor en el mercado y un valor de uso especialísimo,en virtud de una de sus dos facetas: generar valor. El capitalista paga en elmercado el valor de la fuerza de trabajo, ni más ni menos. Pero en la fábricano “utiliza” ese valor (decirlo así es, en rigor, un sin sentido) sino el valor deuso. De nuevo, entonces, el valor que agrega una de las facetas (la de tra-bajo abstracto) de la fuerza de trabajo en tanto valor de uso, es mayor quelo que representa su valor en el mercado.

Se podría decir, por ejemplo, que el valor (o valor de cambio) de la fuerza

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de trabajo contratada por el capitalista productor de piezas de tela de algo-dón es de 10 unidades diarias (se están suponiendo aquí valores absoluta-mente arbitrarios de una escala imaginaria), mientras que el valor que agre-ga en el proceso de producción esa misma fuerza de trabajo es de 15 unida-des diarias. Si asignamos valores también arbitrariamente a los otros com-ponentes del proceso de producción identificados más arriba (en un ejerciciosimplificatorio que sólo sirve para ilustrar el punto) tendríamos el siguientecuadro, supongamos que diario:

- amortización de equipos y utensilios 1- materias primas 5- alquiler del local 2- dirección del proceso 2

———10

- valor de la fuerza de trabajo (mercado) 10———

20

Volviendo sobre la fórmula general puede señalarse, entonces, que en eltramo inicial (D-M) nuestro capitalista debió desembolsar dinero por el equi-valente de 20 unidades de valor. Pero en el segundo tramo (M-D’) ocurrió losiguiente:

- transferencias de valor al nuevo producto 10(equipos y utensilios, materias primas,alquiler y dirección)

- incorporación de valor 15 (fuerza de trabajo, como valor de uso, enla producción)

———25

De donde se sigue que en el segundo tramo nuestro capitalista obtuvouna cantidad de dinero equivalente a 25 unidades de valor.

Si se aplican los guarismos del ejemplo a la fórmula general del capital(D-M-D’) quedaría: 20- M-25. Tal como se había planteado más arriba D’= D+ DD, de donde se sigue que DD = 5. Estas 5 unidades de valor represen-tan la diferencia entre el valor de la fuerza de trabajo en el mercado y su ca-pacidad de generar valor en tanto valor de uso (o sea, en la producción). Di-chas 5 unidades quedan contenidas en las mercancías elaboradas, y comoéstas son de propiedad del capitalista pasan a integrar su beneficio cuandoson vendidas. A ese DD Marx lo denomina plusvalor o plusvalía. Como es ob-vio, esta plusvalía resulta de explotar el trabajo asalariado: su contenido esen su totalidad trabajo no pagado.

La obtención de plusvalía es la meta de los capitalistas. Por lo tanto, esel verdadero motor interno del capitalismo. En rigor, la acumulación de capi-tal es acumulación de plusvalía. Ésta, a su turno, resulta de la explotaciónde trabajo no pagado. De aquí surge la conocida fórmula que sostiene queel capital es trabajo acumulado. Menos usada, pero quizá más adecuada, esla que sostiene que el capital es valor que se valoriza. En efecto, bajo la for-ma de dinero con que comienza el ciclo (D-M-D’), el capital es valor que exis-te bajo la forma dineraria. Se transmuta en mercancías (M) con el objeto deobtener un incremento de valor, esto es, de valorizarse. Valor que se valori-

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“[...] la circulación del dine-ro como capital lleva en símismo su fin, pues la valo-rización del valor sólo se dadentro de este procesoconstantemente renovado.El movimiento del capitales, por tanto, incesante” (K.

Marx, El Capital, op.cit., p. 108).

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za: debe entenderse también que el valor no existe en estado puro. Como elalma cristiana, sólo puede tener existencia en el cuerpo de alguna mercan-cía. De aquí que el ciclo del capital esté indisolublemente ligado al movimien-to y producción de mercancías. Y que el movimiento del capital sea incesan-te, pues lleva en sí mismo su fin. Cuando se compra para vender (D-M-D’) elproceso empieza y termina con el mismo propósito: obtener dinero, opera-ción que sólo tiene sentido si el monto con que se sale del circuito es ma-yor que aquél con que se ingresa a él. Y de aquí, también, que la mercancíasea el punto de arranque del capital, según consigna Marx -como se ha men-cionado más arriba- al comienzo de El Capital.

K. Marx, El Capital, op. cit., vv.ee., cap. IV, puntos 1 y 2.

3. Marx define a la tasa de plusvalor como “la expresiónexacta del grado de explotación de la fuerza de trabajopor el capital, o del obrero por el capitalista” (EC, p. 262).Y la representa de la siguiente manera:

Tp = p : vdonde:

p = plusvalíav = valor de la fuerza de trabajo

Obviamente, la relación entre p y v se establece paraunidades de tiempo determinadas: un día, una semana,una quincena, etcétera.Teniendo en cuenta lo anterior, ¿cuál es la tasa de plus-valor en el ejemplo expuesto precedentemente?

3.3. Clases, Estado, ideología y cambio social

Desde El manifiesto comunista en adelante, Marx repite una y otra vezque la historia humana resulta de un proceso de lucha entre sectores socia-les enfrentados. Es lo que Marx llama lucha de clases. De donde puede fá-cilmente colegirse el lugar central que dicho concepto ocupa en su interpre-tación de la realidad.

“La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestrosdías es la historia de la lucha de clases.

Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos,maestros y oficiales en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaronsiempre, mantuvieron una lucha constante, velada a veces y otras franca yabierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionariade toda la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes”.

K. Marx, El manifiesto comunista, Edic. del Siglo, Buenos Aires, 1969, pp. 65-66.

Desde su perspectiva, las clases más importantes están ligadas al anta-gonismo fundante de cada MP: señores y siervos, en el MP feudal, o burgue-ses y proletarios, en el MP capitalista, por ejemplo. Pero es asimismo capazde distinguir matices y complejidades.

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“En las anteriores épocas históricas encontramos casi por to-das partes una completa división de la sociedad en diversos es-tamentos, una múltiple escala gradual de condiciones sociales.En la antigua Roma hallamos patricios, caballeros, plebeyos yesclavos; en la Edad Media, señores feudales, vasallos, maes-tros, oficiales y siervos, y, además, en casi todas estas clasestodavía encontramos gradaciones especiales”.

(El manifiesto comunista, Ediciones del Siglo,Buenos Aires, 1969, p. 66).

Según cuál sea el nivel de análisis en el que se sitúe resulta más o me-nos complejo y/o refinado su abordaje. En el nivel del MP registra las clasesfundamentales, ligadas al antagonismo básico de aquél; cuando se trata desociedades concretas se abre, en cambio, a la complejidad de cada caso.

En el caso de la sociedad capitalista, que como se ha dicho más arribaes la que le interesa estudiar en particular a Marx, las clases fundamentalesson la burguesía y el proletariado, según se desprende nítidamente del aná-lisis del MP capitalista. En este caso, la variable básica que determina la per-tenencia a uno u otro grupo es la propiedad privada de los medios de pro-ducción o la carencia de tal propiedad. Otras variables intervienen a la horade refinar el análisis, por ejemplo, la dimensión o grado en que se es posee-dor. En El manifiesto comunista, por ejemplo, identifica a las capas medias -la expresión es suya- entre las cuales cuenta el pequeño industrial, el peque-ño comerciante, el artesano y el campesino.

Marx no se detiene a elaborar conceptualmente esas categorías. En rigor,no hay en Marx una teoría de las clases. En algunos casos ofrece ciertas in-dicaciones sobre la marcha; en otros -como el que se ha mencionado arriba-se limita a hacer una simple mención. Modernamente se ha buscado inter-pretar desde el punto de vista metodológico este proceder de Marx. Así, porejemplo, la distinción básica entre la burguesía y la pequeña burguesía esta-ría dada por la utilización o no de trabajo asalariado. Y esto porque ambosson poseedores de medios de producción. Pero en un caso se contrata ma-no de obra y en el otro no, es decir, es el mismo capitalista quien trabaja elmedio de producción que posee.

Tampoco hay en Marx un desarrollo de una teoría del Estado. Hay apenasalgunos rudimentos o indicaciones dispersas colocados aquí o allá. En Elmanifiesto comunista, por ejemplo, establece que en cada etapa de la evo-lución recorrida por la burguesía desde el momento en que aparece y se con-solida como clase subalterna en el orden todavía feudal, hasta su coronacióncomo clase dominante, ha sido acompañada por su correspondiente éxitopolítico. Su reconocimiento como “tercer estado” o su dominio hegemónicodel Estado son ejemplos de ello.

En este último sentido, explícitamente sostiene que “el gobierno del Es-tado moderno no es más que una junta que administra los negocios comu-nes de toda la clase burguesa” (El manifiesto comunista, op. cit., p. 69).

En La ideología alemana formula por primera vez la idea de que la domi-nación económica deviene dominación política. Es decir, que las clases eco-nómicamente dominantes se convierten en políticamente dirigentes. Sostie-ne, por ejemplo, que:

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“Las capas medias -el pequeño indus-trial, el pequeño co-

merciante, el artesano, elcampesino- todas ellas lu-chan contra la burguesía pa-ra salvar de la ruina su exis-tencia como tales capas me-dias. No son pues revolu-cionarias, sino conservado-ras” (K. Marx y F. Engels,El manifiesto comunista,Edic. del Siglo, Buenos Ai-res, 1969, p. 81).

“Tercer estado” fuela denominación quese le dio a la burgue-

sía en Francia, luego de queconquistara ciertos dere-chos políticos (los otros dos“estados” eran la nobleza yel clero).

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“[...] la burguesía, por ser ya una clase y no simplemente unestamento, se halla obligada a organizarse en un plano nacionaly a dar a su interés medio una forma general. Mediante la eman-cipación de la propiedad privada con respecto a la comunidad,el Estado cobra una existencia especial junto a la sociedad civily al margen de ella; pero no es tampoco más que la forma deorganización que se dan necesariamente los burgueses, tantoen lo interior como en lo exterior, para la mutua garantía de supropiedad y de sus intereses”

(El manifiesto comunista, op. cit., pp. 71-72).

Es decir que su posición de predominio en el terreno económico, al exten-derse al plano de la nación, la obliga a darse una organización y un progra-ma de acción que vehiculice en el terreno político aquel predominio nacional.Como consecuencia, provee garantías a sus propiedades e intereses.

Estas ideas, junto a la aún más general relativa a la capacidad de deter-minación en última instancia de la base sobre la superestructura -recuérde-se que el Estado integra esta superestructura-, constituyen un marco con-ceptual general sobre la cuestión estatal pero no algo que pueda denominar-se una teoría del Estado, lo cual fue reiteradamente señalado, incluso porlos propios marxistas, que nunca negaron esta “laguna” en la conceptuali-zación de Marx.

Con respecto a la cuestión de la ideología hay en Marx una cierta polise-mia. A veces utiliza el concepto en un sentido inocuo, como equivalente asistema de ideas (filosóficas, económicas, religiosas, etc.). Pero también loutiliza en un sentido que quizá podría caracterizarse de duro. En este casoenfatiza la función de ocultamiento que cumple la ideología, como cuando aliniciar el “Prólogo” de La ideología alemana escribe: “[...] hasta ahora, loshombres se han formado siempre ideas falsas acerca de sí mismos, acercade lo que son o debieran ser”. En este caso, la ideología sigue siendo un sis-tema de ideas. Pero su efecto, en términos de conocimiento, no da como re-sultado un saber genuino sino, al revés, oculta la verdad. Sin duda su apor-te más significativo a la teoría social se encuentra en este último terreno,que debe considerarse con cierto detenimiento.

Marx entiende que la problemática ideológica está determinada por dosgrandes cuestiones:

a) la producción social de la ideologíab) la existencia de distintas formas de conciencia (lo que conduce a la

cuestión del efecto de ocultamiento).La producción social de la ideología está implícita en la idea de sociedad

entendida como compuesto de base y superestructura. Como ya hemos vis-to, la ideología integra la superestructura. Le cabe, en consecuencia, la de-terminación en última instancia por parte de la base. Un mayor nivel de par-ticularización de la proposición antedicha se encuentra en la fórmula queMarx consigna por primera vez en La ideología alemana y que repite luego le-vemente retocada en el “Prólogo” a la Contribución a la crítica de la econo-mía política: “No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser,sino, por el contrario, es su existencia social lo que determina su concien-cia” (IA, pp. 66-67). Tan dependiente de su producción social es la ideologíaque Marx llega a decir -de nuevo en La ideología alemana- que la ideologíaen cualquiera de sus formas -moral, religión, metafísica, etc.- carece de

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Polisemia: variedadde sentidos que pre-senta una palabra o un con-cepto.

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historia propia. Los hombres cambian sus maneras de pensar -a su juicio- nocomo consecuencia de desarrollos habidos en ese terreno, sino a raíz decambios ocurridos en su forma de producción y de intercambio materiales.Al cambiar esta última realidad, cambian también las formas del pensamien-to y de la representación del mundo (la ideología).

La existencia de distintas formas de conciencia, por su parte, depende enbuena medida de lo establecido inmediatamente más arriba. Distintas for-mas de ser social, es decir, distintas clases de inserción social dan como re-sultado distintos tipos de conciencia. Razonando en el nivel del MP, por ejem-plo, puede establecerse que existe una forma burguesa de conciencia y unaforma proletaria. En el terreno de los distintos tipos de sociedad (que pre-sentan un grado de complejidad social mayor que el habido en el MP), porcaso, la sociedad capitalista, es posible distinguir también una ideología pe-queño-burguesa, por ejemplo. De donde se sigue que estructuras sociales di-versas dan como resultado formas diferentes de conciencia.

La cuestión del efecto de ocultamiento, a su vez, reposa sobre un dobledesajuste:

a) en el plano de lo real, el desajuste entre esencia y apariencia;b) en el plano de los hombres, entre conciencia y conocimiento.Tal como se ha visto más arriba cuando se presentaron los fundamentos

de la teoría marxista del conocimiento, el modo en que los hechos se pre-sentan “en la superficie” no brinda suficiente asidero como para que sobrela base de lo que se percibe en ese nivel se pueda tener un adecuado en-tendimiento de las causas que determinan los fenómenos. El llamado círcu-lo concreto-abstracto-concreto se refiere precisamente a ello. Es necesariopenetrar la superficie de lo apariencial, de lo fenoménico, para internarse enla búsqueda de las determinaciones últimas, que fundan la explicación delos diversos fenómenos. Las diversas formas de conciencia realizan este re-corrido de manera incompleta o imperfecta (excepto una, como se verá unpoco más adelante), lo que les impide llegar a esas determinaciones últi-mas, por lo que se ven imposibilitadas de trascender el plano de lo aparien-cial para alcanzar el esencial.

En el capítulo IV de El Capital Marx ofrece un principio de explicación depor qué ocurre esto en la sociedad capitalista. Los movimientos y transac-ciones que tienen lugar en la esfera de la circulación de mercancías, dondetodo se compra y se vende por su valor, donde campean la libertad (de mo-vimientos y de contratación, entre otras) y la igualdad jurídica, y donde lasdiversas búsquedas individuales del propio provecho se entretejen entre síde manera armónica, se abre un terreno propicio para el desarrollo de elucu-braciones ilusorias. Que resultan tales porque ese terreno pertenece al ám-bito de lo aparente. Nada de lo que allí se muestra resulta igual en el terre-no de lo esencial, es decir, en el terreno de la producción, que es el ámbitodonde se materializan y actúan las fuerzas productivas y las relaciones deproducción. En este plano (el de la producción), el intercambio de equivalen-tes, la libertad, la igualdad y el utilitarismo se desvanecen para dar lugar ala ultima ratio del capital: la búsqueda de la plusvalía (que, como se ha vis-to más arriba, implica la explotación de la fuerza de trabajo, con todos losmales que ello acarrea, según la concepción de Marx).

Como “burguesa” y como ideológica caracteriza Marx a toda la produc-ción de teoría de su época, basada de uno u otro modo en la ilusión deigualdad, libertad, utilidad y/o intercambio de equivalentes, en cualquiera

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de los campos en que se hubiere desarrollado: filosófico, económico, polí-tico, social, etc. Esas teorizaciones eran, a su juicio, incapaces de llegarhasta el plano de lo esencial y proponían, por lo tanto, explicaciones en úl-timo análisis falsas de los fenómenos que procuraban estudiar. Al generareste quid pro quo resultante de investir como verdadero algo que en rigores falso, producían un efecto de ocultamiento. Y por esta vía colaboran conla dominación de clase de la burguesía.

De lo anterior se desprende que para Marx tomar conciencia no es lo mis-mo que conocer. Retomando una distinción que, con otro sentido, ya habíapracticado Vico, Marx establece una diferencia entre conciencia y ciencia.Las ideologías que conducen a falsos saberes producen, sin embargo, con-cepciones sobre la vida, el mundo, los valores, etc. Son, por lo tanto, formasde conciencia, aunque se basen en supuestos falsos.

Hay, sin embargo, una forma -y sólo una- de conciencia que conduce ha-cia la ciencia, es decir, hacia el saber. Es la conciencia proletaria. Sólo el pun-to de vista del proletariado, que vive en carne propia la explotación y es elprincipal interesado en promover un cambio, es capaz de sostener una inmer-sión sistemática en el espacio de lo esencial. Asumir ese punto de vista ysostenerlo consecuentemente es lo que posibilita encontrar las determina-ciones últimas y producir saber en el ámbito de las ciencias sociales.

La conciencia proletaria, también llamada “ideología del proletariado”, es,por lo tanto, la única que produce saber (y no falso saber) y es, por consi-guiente, una herramienta fundamental para el cambio social.

Un poco a la manera de Saint Simon, Marx entendía que en el interior delos viejos MP y de las viejas sociedades se iban gestando los gérmenes delas nuevas. Desde una perspectiva general sostenía que “en un estadio de-terminado de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la socie-dad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o -lo cual sólo constituye una expresión jurídica de lo mismo- con las relacio-nes de propiedad dentro de las cuales se habían estado moviendo hastaese momento” (“Prólogo”, op. cit., p. 67). Dicha contradicción, que implicaque las relaciones de producción se convierten en trabas para el desarrollode las fuerzas productivas, abre el camino a “una época de revolución so-cial”. Aplicado ese esquema a situaciones particulares e implicando dinámi-cas sociales específicas, ello significa, por ejemplo, que en la época feudalse gestó la burguesía, que protagonizaría luego la revolución burguesa: lasrelaciones de propiedad feudales terminaron convirtiéndose en trabas de lapotencia productiva de que era portadora la burguesía. Del mismo modo, enel interior del capitalismo se gestarán tanto las condiciones generales queconducirán a su derrumbe, cuanto el agente histórico -la clase obrera- desti-nado a derrocar a la burguesía mediante un proceso revolucionario (la revo-lución proletaria).

En opinión de Marx, el modo de producción capitalista contiene antago-nismos cuyo desarrollo es inevitable, teniendo en cuenta la dinámica que lopreside. Entre otros procesos concurrentes a la agudización de dichos anta-gonismos, se encuentran: la concentración del capital (es decir, de la propie-dad de los medios de producción); la extensión de las relaciones socialescapitalistas a todas las ramas y sectores de la producción y la formación ydesarrollo de un mercado mundial; la sustitución progresiva de fuerza de tra-bajo por capital constante (bienes de producción y tecnologías que ahorranmano de obra e incrementan la productividad del trabajo); el consecuente

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Quid pro quo: locu-ción latina que signi-fica que una cosa ocupa ellugar de otra.

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desarrollo de un ejército industrial de reserva (la sobrepoblación relativa); yla tendencia a la baja progresiva de la tasa de beneficio media de los capi-talistas. Todo esto genera condiciones propicias para la transformación re-volucionaria del MP capitalista. Para que ello efectivamente ocurra debendarse en las distintas sociedades concretas, sin embargo, condiciones his-tóricas específicas. La más importante, seguramente, es la conversión de laclase obrera en sujeto de acción política a partir de la toma de concienciade sus verdaderos intereses históricos. Este proceso de toma de concienciay de organización, que Marx llamó el pasaje de la clase en sí a la clase pa-ra sí, quedó, como la cuestión del Estado, sin un desenvolvimiento exhaus-tivo en su obra. Otros marxistas tomaron para sí la tarea de desarrollar es-te asunto, tanto en el plano conceptual como en el práctico. Dos de ellosfueron Vladimir Lenin y Antonio Gramsci, que dejaron obras a propósito delo que también dio en llamarse la “teoría del partido”, que orientaron poraños a sus seguidores.

L. Althusser, “Ideología y aparatos ideológicos del Esta-do”, en: La filosofía como arma de la revolución, Cuader-nos de Pasado y Presente N° 4, Siglo XXI, México, vv.ee.

4. En La Ideología Alemana, Marx y Engels escriben losiguiente: “La moral, la religión, la metafísica y cualquierotra ideología y las formas de conciencia que a ellas co-rresponden pierden, así, la apariencia de su propia sus-tantividad. No tienen su propia historia ni su propio de-sarrollo [...]” (IA, p. 26).¿A qué problemática de las planteadas más arriba hacereferencia lo anterior? Justifique su respuesta.5. En El manifiesto comunista Marx y Engels escriben losiguiente: “Los proletarios no pueden conquistar lasfuerzas productivas sociales, sino aboliendo su propiomodo de apropiación en vigor y, por tanto, todo modo deapropiación existente hasta nuestros días. Los proleta-rios no tienen nada que salvaguardar; tienen que des-truir todo lo que hasta ahora ha venido garantizando yasegurando la propiedad privada existente” (Edic. del Si-glo, Buenos Aires, 1969, p. 82).¿Con qué aspecto de la cuestión ideológica vincularía loanterior? Desarrolle.

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Antonio Gramsci: (1891-1937); cofundador del Par-tido Comunista de su país(Italia), desarrolló una laborteórica trascendente. Fueperseguido y encarceladopor el régimen fascista. Suobra, escrita en lo sustancialmientras estaba en prisión,comenzó a conocerse recién

después de la finali-zación de la SegundaGuerra Mundial.

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Durkheim

Objetivos

1. Presentar un bosquejo general del sistema teórico elaborado por E.Durkheim.

2. Examinar conceptos fundamentales de su concepción, tales como co-hesión, solidaridad, lo normal y lo patológico, tipo social y medio social inter-no, entre otros.

4.1. Centralidad de la problemática de la cohesión

Tal como ha sido planteado ya en la Unidad 2, el estudio de los vínculosentre individuo y sociedad constituye la piedra angular de la teorización deDurkheim. A su modo de ver, en ese vínculo existe una supremacía de la so-ciedad frente al individuo, derivada del poder moral que posee aquélla, envirtud del cual es capaz de poner límites a la necesidad humana y de desa-rrollar una capacidad reguladora de la vida social. “Toda sociedad es unasociedad moral”, afirma en La división del trabajo social -según se ha vistoen la antedicha Unidad 2- de donde se desprende que la Sociología es laciencia de la moral, entendida no como una actividad orientada a estable-cer o discutir la validez ética de los diversos sistemas axiológicos, jerar-quías de valores o sistemas normativos, sino como práctica científica quetiene por objeto estudiar la sociedad como moral. Esto es, la capacidad re-guladora y cohesionadora que se deriva, precisamente, de la sociedad en-tendida como moral.

“¿Cómo es posible que, al mismo tiempo que se hace más autónomo, de-penda el individuo más estrechamente de la sociedad? ¿Cómo se puede sera la vez más personal y más solidario?”, se pregunta en el “Prefacio” a la1a. edición la obra citada inmediatamente más arriba. Esta pregunta tornamás específica su preocupación central y abre el camino de su indagaciónen torno de una problemática que será fundante de su quehacer sociológico:la de la solidaridad social (o, lo que es lo mismo, la de la cohesión social).

A su modo de ver, “la vida social mana de una doble fuente: la semejan-za de las conciencias y la división del trabajo social” (DTS, p. 267). Es decir,la vida social, que es vida en común y es también vida regulada, depende dedos grandes cuestiones. Una es la de la semejanza de las conciencias; laotra, la de la solidaridad que surge de la cooperación.

Según Durkheim, hay en los individuos dos tipos de conciencia. Una, quecontiene solamente los estados personales de cada cual y que son propios decada uno. Es una conciencia individual que representa la personalidad de cadasujeto. Otra, que representa el tipo colectivo y se expresa a través de creenciasy sentimientos comunes a todos los miembros del grupo. Llama a esta últimaconciencia o alma colectiva y le atribuye una significativa capacidad para gene-

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“[...] resulta queexiste una solidari-

dad social que procede deque un cierto número de es-tados de la conciencia soncomunes a todos los miem-bros de la misma sociedad”(E. Durkheim, La Divisióndel Trabajo Social, p. 128).

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rar solidaridad (o cohesión), que se sustenta en la semejanza. Resulta, así,una clase de cohesión social que procede de un estado de conciencia quees común a todos los miembros de una sociedad.

Durkheim llama a este tipo de cohesión solidaridad mecánica, pues comoocurre con los cuerpos inorgánicos, las moléculas que los componen care-cen de movimientos propios. Esta clase de solidaridad es típica de las socie-dades homogéneas y poco desarrolladas, en las cuales la división del traba-jo aún es incipiente. En las sociedades más complejas juega todavía algúnpapel, pero el fundamento de la cohesión de éstas es otro.

En efecto, cuando las sociedades se complejizan avanzan dentro de ellasla división del trabajo y la especialización; al mismo tiempo se incrementa la“autonomización” de las personas, es decir, su individualización. En conse-cuencia, la semejanza de las conciencias se restringe para dar lugar a unamayor diferenciación de lo individual. En estos casos aparece la segundafuente de la cohesión: el incremento de la división del trabajo y de la espe-cialización operan en el sentido de la individualización pero también hacen alos individuos más dependientes entre sí. Los convierten en sujetos coope-radores que no obstante sus diferencias -más bien debido a ellas- se nece-sitan recíprocamente. Durkheim llama a este tipo de cohesión solidaridad or-gánica, por su semejanza con el comportamiento de los órganos en los ani-males superiores. Cada órgano puede tener cierta autonomía, aunque en launidad del organismo -es decir, en el todo-, y sólo allí, está la vida.

La solidaridad mecánica tiende a disminuir en razón directa con el incre-mento de los márgenes de individualización, y viceversa: la solidaridad orgá-nica disminuye en relación directa con la ausencia de individualización. Po-dría quizá pensarse que ambos tipos de solidaridad remiten a formas dife-rentes de sociedad: poco desarrolladas en un caso, más complejas en elotro. Sin embargo, Durkheim se encarga explícitamente de no alentar inter-pretaciones rígidas de su concepción. La vida social es una sola -sostiene-aunque mane de una doble fuente. Claramente se sigue de sus puntualiza-ciones que en las sociedades funcionan ambos tipos de solidaridad. Dice,por ejemplo: “No se ve a la sociedad bajo un mismo aspecto en los dos ca-sos”. Se refiere, obviamente, a ambos tipos de solidaridad; y es remarcableel hecho de que se refiere a “la sociedad”, esto es a una unidad, que pre-senta dos aspectos. Y sigue:

“En el primero, lo que se llama con ese nombre [solidaridad,E. L.] es un conjunto más o menos organizado de creencias ysentimientos comunes a todos los miembros del grupo: éste esel tipo colectivo. Por el contrario, la sociedad de que somos so-lidarios en el segundo caso es un sistema de funciones diferen-tes y especiales que unen relaciones definidas. Estas dos socie-dades, por lo demás, constituyen sólo una. Son dos aspectos deuna sola y misma realidad [...].”

(DTS, p. 151)

Durkheim quiere evitar simplificaciones que reduzcan la posibilidad decomprender los fenómenos. Desde luego, en las sociedades poco desarro-lladas, con escasa diferenciación interna, la importancia de la solidaridad porsemejanza es muy grande. En las más desarrolladas, en cambio, funcionanambas fuentes.

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“Las moléculas so-ciales [...] no po-drían pues moversecon unidad sino en la medi-da en que carecen de movi-mientos propios, como ha-cen las moléculas de loscuerpos inorgánicos. Poreso proponemos llamarmecánica a esa especie desolidaridad” (E. Durkheim,DTS, p. 153).

“Esta solidaridad separece a la que se ob-serva en los animales supe-riores. Cada órgano, enefecto, tiene en ellos su fi-sonomía especial, su auto-nomía y, sin embargo, launidad del organismo estanto mayor cuanto que estaindividualización de laspartes es más señalada. Enrazón de esa analogía, pro-ponemos llamar orgánica ala solidaridad debida a la di-visión del trabajo” (E.Durkheim, DTS, p. 154).

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E. Durkheim, La división del trabajo social, vv.ee., Prefa-cio a la 1ª ed., Libro I: cap. II, pto. 4; cap. III, ptos. 3 y4; cap. VII, pto. 5.

4.2. Lo normal y lo patológico

Fiel descendiente directo del pensamiento de la Ilustración y del positivis-mo en ciencias sociales, Durkheim planteará una inteligente discusión acercadel lugar de los fines y los valores en la ciencia. ¿Debe ésta -en particular laciencia social- decidir si sólo se limita a explicar cómo unas causas producenunos efectos, o debe además decir qué fines deben ser perseguidos? Si biensabe de las posiciones de quienes sostienen que la ciencia sólo conoce loshechos y nada enseña sobre lo que los hombres deben querer o las metas quedeben perseguir, no las aprecia. Entiende que esta manera de plantear las co-sas despoja a la ciencia de la posibilidad de cualquier eficacia práctica. “Si laciencia no puede ayudarnos en la elección del mejor fin ¿cómo podría enseñar-nos cuál es el mejor camino para llegar a él?” se pregunta en Las reglas delmétodo sociológico (RMS, p. 51). ¿Acaso la ciencia no debe estar en condicio-nes de recomendar cuál es la vía más rápida, la más económica o la más se-gura? Además, ¿no es todo medio, en sí mismo, un fin? ¿Cómo discernir? Ra-cionalista al fin, elige “reivindicar los derechos de la razón sin recaer en la ideo-logía” y se dispone a establecer la distinción entre lo normal y lo patológico enel ámbito de la sociología, apelando a la ayuda de la biología.

“Efectivamente -dice- tanto para las sociedades como paralos individuos, la salud es buena y la enfermedad, por el contra-rio, es lo malo que debe ser evitado. Por lo tanto, si encontra-mos un criterio objetivo, inherente a los hechos mismos, quenos permita distinguir científicamente la salud de la enfermedaden los diversos órdenes de fenómenos sociales, la ciencia esta-rá en condiciones de esclarecer la práctica, sin dejar por ello deser fiel a su propio método.”

(RMS, p. 52)

En busca de ese criterio objetivo y con la ayuda de la biología construye,en primer lugar, el concepto de tipo medio, que define como el “ser esquemá-tico que se constituiría reuniendo en la misma totalidad, en una especie deindividualidad abstracta, los caracteres más frecuentes en la especie, con susformas más frecuentes [...]” (RMS, p. 56). Como se ve, el concepto de tipomedio supone el de especie -“especie de individualidad abstracta”, dice- y de-be contemplar, asimismo, la posibilidad de la variedad regular, conforme ocu-rre en aquéllas: los estándares de salud de los adultos no son los mismosque los de los niños y los de éstos tampoco son similares a los de los ancia-nos. Una cosa semejante ocurre con las sociedades. Un hecho social, sostie-ne, “sólo puede llamarse normal para una especie social determinada en re-lación con una fase igualmente determinada de su desarrollo” (RMS, p. 57).Es decir que no se puede establecer de manera general y abstracta si un he-cho es normal o patológico; hay que situarlo en el contexto de la totalidad delos elementos que cada tipo social contiene en cada fase o etapa. Y en esemarco decidir sobre su ajuste o no al tipo social correspondiente.

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Ahora bien, si determinada clase de hechos pueden ser tenidos por nor-males en una fase y patológicos en otra, esto significa que esos estados nopueden ser definidos como tales de una vez y para siempre. De donde se co-lige, asimismo, que a las causas de lo normal y de lo patológico no hay quebuscarlas fuera del organismo de que se trate. Es decir, que no es posibletrazar una clara línea divisoria que autorice la búsqueda de lo patológico enelementos externos al organismo bajo consideración.

En la construcción del tipo medio se procede, inevitablemente, a seleccio-nar rasgos exteriores de los fenómenos bajo estudio, sobre la base de la ob-servación. Se trata, en principio, de la búsqueda de rasgos que son o biengenerales o bien excepcionales. Es decir, con cuánta frecuencia o con cuán-ta excepcionalidad se presentan en una especie social determinada, en unmomento dado de su desarrollo.

Así, llamará normales a los fenómenos que se encuadran dentro del tipomedio; y patológicos a los restantes.

El procedimiento de buscar rasgos exteriores ya sea generales, ya excep-cionales, no está exento de error. Puede suceder, por ejemplo, que algo to-mado por general sea apenas una sobrevivencia inercial de algún rasgo quefue significativo en el pasado -es decir, en otra fase- pero que en la actuali-dad ya no lo sea. De manera que Durkheim recomienda explicar el por quéde esa generalización. Así, va a sostener que “el carácter normal del fenó-meno será efectivamente más indiscutible si se demuestra que el signo ex-terior que lo había revelado al principio no es puramente aparente, sino queestá fundado en la naturaleza de las cosas; en una palabra, si se puede eri-gir esta normalidad de hecho en una normalidad de derecho” (RMS, p. 58).Es decir, si se establece una conexión causal que dé sustento explicativo alo que inicialmente es sólo una regularidad observada.

Durkheim ve ventajas, como ya se ha señalado, en la posibilidad que seabre a la ciencia social de distinguir entre lo normal y lo patológico. Confíaen que esta tarea pueda desarrollarse con solvencia en el futuro. Pero ad-vierte que para alcanzar el nivel explicativo que esa distinción requiere, espreciso haber alcanzado un nivel significativo de desarrollo de la ciencia.

E. Durkheim, Las reglas del método sociológico, op. cit.,vv.ee., cap. III.

1. Los conceptos de tipo medio de Durkheim y de modode producción de Marx son obviamente diferentes desdeel punto de vista sustancial. Ahora bien, considérelosdesde el punto de vista metodológico: ¿qué tienen de co-mún y qué de diferente? Desarrolle.

4.3. Los tipos sociales

Como se acaba de ver, la construcción de tipos sociales resulta muy im-portante para abordar la cuestión de lo normal y lo patológico. Durkheim leasignaba una relevancia tal que sostenía que una rama de la sociología de-bía estar consagrada a la constitución de tipos sociales (o especies, como

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“Llamaremos nor-males a los hechosque presentan lasformas más genera-les y daremos a losotros el nombre de morbo-sos o patológicos. Si acor-damos nombrar como tipomedio al ser esquemáticoque se constituirá reuniendoen la misma totalidad, enuna especie de individuali-dad abstracta, los caracteresmás frecuentes en la espe-cie, con sus formas más fre-cuentes, podrá decirse queel tipo normal se confundecon el tipo medio y que to-da desviación de este mode-lo de la salud es un fenóme-no morboso” (E. Durkheim,Las reglas del método so-ciológico, Ed. Schapire,Buenos Aires, 1976, p. 56).

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también las llama) y a su clasificación: la morfología social. Por otra parte,suponía que los tipos podían proporcionar un término medio que balanceasela vieja disputa entre los historiadores, inclinados a la búsqueda de lo singu-lar, de lo peculiar y único de cada hecho o proceso, y los filósofos desdeño-sos de la historia, volcados en cambio a la búsqueda de “leyes generalesque están inscriptas en la constitución del hombre y que dominan todo el de-sarrollo histórico” (RMS, p. 69).

Prima facie parecería no existir más camino para la construcción de di-chos tipos sociales que desarrollar una enorme tarea de examen de hechosparticulares. La especie es, en rigor, un resumen de casos individuales. Dedonde se sigue que la mencionada tarea sería ineludible. Sin embargo,Durkheim va a sostener que es “inexacto que la ciencia sólo pueda cons-truir leyes después de haber revisado todos los hechos que ellas expresan,ni formar géneros sólo después de haber descrito integralmente a los indi-viduos que ellas comprenden” (RMS, p. 70). Existen, a su juicio, hechos de-cisivos o cruciales con apoyo en los cuales se pueden construir tipos o gé-neros sin necesidad de hacer un inventario de todos los caracteres que lesestarían subordinados.

Ahora bien, ¿cómo se selecciona tales principios? Durkheim va a respon-der que la naturaleza de una totalidad depende de la naturaleza de los ele-mentos que lo componen, de su número y de su modo de combinación. Deestas cuestiones, relevantes para la constitución de tipos o especies, debeocuparse la antedicha morfología social. Los elementos centrales de esastotalidades son las unidades más simples: aquellas que presentan una com-pleta ausencia de partes y que, por lo tanto, no son divisibles ni presentantraza de segmentación anterior. Referido al ámbito social, se trata de socie-dades simples: toda sociedad está formada por sociedades más simplesque ella. De donde se sigue que resulta de una enorme importancia conocer“la sociedad más simple que jamás haya existido” (RMS, p. 72), porque se-rá la base de cualquier clasificación (y, por tanto, un hecho decisivo o crucial,de enorme significación).

A su modo de ver, esta sociedad más simple es la horda, a la que entiende

“[...] como un agregado social que no comprende ni jamás hacomprendido en su seno a ningún otro agregado más elemental,sino que se resuelve inmediatamente en individuos [...] Se con-cibe que no pueda haber sociedad más simple; es el protoplas-ma del reino social y, en consecuencia, la base natural de todaclasificación.”

(RMS, p. 73)

La yuxtaposición de hordas que conservan sus rasgos constitutivos origi-nales se denomina clan.

Así, el elemento básico es la horda, que resulta -según la conceptualizaciónde Durkheim- una sociedad de segmento único. Los tipos sociales fundamen-tales y su desenvolvimiento posterior resultan del modo de combinarse la hor-da consigo misma. Esta combinación da origen a sociedades nuevas, las que,a su vez, pueden producir combinaciones nuevas. De modo que puede imagi-narse que, en el comienzo, de la reunión de sociedades de segmento único re-sultaron sociedades polisegmentarias simples, por ejemplo, ciertas tribus iro-quesas y australianas, y probablemente -dice Durkheim- las primitivas fratria

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ateniense y curia romana. La reunión de sociedades del tipo anterior habríadado origen a sociedades polisegmentarias simplemente compuestas: la con-federación iroquesa y cada una de las tres tribus cuya asociación generó mástarde la ciudad romana. Más tarde vendrían las sociedades polisegmentariasdoblemente compuestas, entre las que Durkheim ubica a la ciudad que resul-ta de un agregado de tribus (que a su vez son agregados de curias, que se re-suelven en gentes o clases) y la tribu germánica.

Un rasgo de suma importancia resulta del hecho de que los segmentosmás simples que están subsumidos en unidades mayores pueden quedar enmayor o menor grado absorbidos en el conjunto de la nueva totalidad. Es de-cir, puede ser que algunos segmentos conserven cierta vida local o que seanabsorbidos en la vida general. A esta capacidad de unirse o de compenetrar-se de los distintos segmentos, Durkheim la llama coalescencia. El mayoro menor grado de coalescencia tendrá, entonces, también, un impacto signi-ficativo sobre las características del tipo.

La rama de la sociología que el sociólogo francés propone denominar mor-fología social debería ser la encargada de desarrollar este campo. Él no fuemucho más allá de lo que se ha mencionado, pues su propósito era simple-mente señalar su importancia y ofrecer algunas pistas acerca de cómo po-dría organizarse y desarrollarse el trabajo en su interior.

E. Durkheim, Las reglas...., op. cit., cap. IV.

2. ¿Existe alguna diferencia entre los conceptos de tipomedio y tipo social? Fundamente su respuesta.

4.4. Medio social interno y cambio social

Nuevamente con la ayuda de la biología, Durkheim construye el conceptode medio social interno, que define de la siguiente manera: “el conjunto de-terminado que a través de su reunión forman los elementos de toda índoleque entren en la composición de una sociedad” (RMS, p. 90). Distingue en-tre ellos las cosas y las personas. Los primeros, representados por los obje-tos materiales que están incorporados a la sociedad, pero también por lasmaterializaciones de actividades sociales anteriores, como el derecho, lascostumbres y las obras artísticas, entre otros. De las personas dice queconstituyen el “factor activo” de la sociedad y su “fuerza motriz”.

Preocupado por dilucidar qué determina el curso de acción de los fenóme-nos sociales, establece taxativamente que “el origen primero de todo proce-so social deberá ser buscado en la constitución del medio social interno”(RMS, p. 90). Es decir, que el dinamismo de las sociedades depende de di-cho medio interno. En éste, propone prestarle especial atención a lo que lla-ma densidad dinámica, que define como el grado de estrechamiento en quese encuentran las unidades que componen la sociedad. No se trata central-mente de una estrechez (o ligazón) en el plano económico o comercial, sinodel “estrechamiento moral del que el precedente sólo es auxiliar y, bastanteen general, la consecuencia” (RMS, p. 91). Es decir que la densidad dinámi-ca alude al nivel de cohesión ética que presentan las unidades que constitu-yen la sociedad (cabe destacar que aquí Durkheim introduce nuevamente

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Coalescencia: “pro-piedad de las cosasde unirse o de fundirse”(Diccionario de la RealAcademia Española).

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la significación del elemento moral en la constitución de la sociedad, que yaha sido mencionado anteriormente). Esta cohesión (o estrechamiento) repre-senta el grado en que se han borrado las diferencias entre los distintos seg-mentos y, por el contrario, se desenvuelve una vida en común poco o nadaafectada por la realidad segmentaria previa. A mayor estrechez, vida en co-mún y mayor dinamismo social. Y viceversa: a menor estrechez, menor vidaen común y menor dinamismo social del colectivo.

Durkheim distingue también una densidad material, en la que incluye lacantidad de habitantes por unidad de superficie, las vías de comunicación y,en general, lo que hoy llamaríamos la infraestructura física de una sociedad.Cree que ambos tipos de densidad están relacionados y tiende a pensar quela material puede funcionar como un buen indicador de la dinámica. Pero re-conoce excepciones y alerta sobre ello: señala que la densidad material deGran Bretaña es superior a la de Francia, pero, sin embargo, la densidad di-námica de ésta es mayor que la de aquélla, porque el grado de coalescenciade los segmentos que la integran es mayor.

La noción de medio interno es muy importante porque es en su interiordonde se deben encontrar las relaciones causales que explican el desenvol-vimiento de una sociedad. En sus propias palabras: “Esta concepción delmedio social como factor determinante de la evolución colectiva es de la ma-yor importancia, ya que si se la rechaza, la sociología se encuentra en la im-posibilidad de establecer ninguna relación causal” (RMS, p. 92).

Durkheim no teoriza abiertamente el cambio social, no existe un acápiteespecífico en su obra en el que se dedique específicamente a ello. Sin em-bargo, hay una serie de referencias que pueden ser mencionadas para bos-quejar sus ideas al respecto. En primer lugar, debe recordarse lo ya mencio-nado a propósito de la construcción de los tipos sociales: habría un procesode asociación y combinación de segmentos y/o sociedades más simples queconduciría a la constitución de sociedades comparativamente más comple-jas que las anteriores. Obviamente, en esa formulación se está postulandouna idea sobre el cambio social. Hay un modo de ir desenvolviéndose las so-ciedades, mediante la asociación y la combinación de sus partes constituti-vas, que conduce hacia formas más complejas.

En segundo lugar puede mencionarse que Durkheim parece tener unaconcepción evolucionista del cambio social, que sería en alguna medida co-herente con la idea de progreso acuñada por la Ilustración. En la cita textualinmediatamente precedente se encuentra formulada de manera explícita es-ta noción: el “medio social como factor determinante de la evolución colec-tiva”, dice.

En tercer lugar, y directamente vinculado con lo anterior, las transforma-ciones en el medio interno, en cualquiera de sus dimensiones, conducen acambios en la sociedad. En este sentido, Durkheim afirma: “los cambios quese producen en él [el medio interno, E. L.] cualesquiera sean sus causas, re-percuten en todas las direcciones del organismo social y no pueden dejar deafectar en mayor o menor medida a todas sus funciones” (RMS, p. 92). Elmedio social interno es la sede de la causalidad y del cambio. A su modo dever, hay sin duda influencias que vienen del pasado. Pero no necesariamen-te imponen un sello definitivo al presente. Si así fuera, cada sociedad no se-ría más que una mera prolongación de la que la precedió. Como él dice, “losacontecimientos actuales de la vida social no derivarían del estado actual dela sociedad sino de acontecimientos anteriores [...] y las explicaciones

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sociológicas consistirían exclusivamente en relacionar el pasado con el pre-sente” (RMS, p. 93). Y no es así. Por lo menos no enteramente así. Esto por-que entre el pasado (y sus influencias) y lo actual se interpone el medio so-cial interno que coloca condiciones concomitantes (así las llama Durkheim)capaces de producir “cierta diversidad” (RMS, p. 94), que incide también so-bre el modo de ser de las sociedades. Es decir, capaces de producir algo dis-tinto o novedoso respecto de lo que viene del pasado. A su juicio, estas con-diciones concomitantes resultan de las características y peculiaridades decada medio social interno.

Finalmente, Durkheim introduce -a propósito de esta discusión- una pro-blemática sumamente interesante. Señala que los progresos de todo tiporealizados en cualquier momento histórico, jurídicos, económicos, políticos,etc., abren posibilidades de nuevos progresos pero -se pregunta- ¿los prede-terminan? “Son un punto de partida -dice- que permite ir más allá; pero ¿quées lo que nos incita a ir más allá?” (RMS, p. 93). A modo de respuesta,arriesga la posibilidad de la existencia de una tendencia interna que impul-sa a la humanidad a superar los resultados adquiridos, una especie de fuer-za motriz que impele a los hombres hacia adelante, en busca de su realiza-ción y/o de su felicidad.

La idea queda simplemente esbozada y no puede decirse que nuestro au-tor se comprometa firmemente con ella. Admitiéndola simplemente por víade hipótesis formula una aclaración y una advertencia. Sostiene que no po-dría proponerse una imputación causal, puesto que esto sólo es posible en-tre dos hechos dados. La mencionada fuerza motriz no es un hecho dado si-no una mera postulación. A lo sumo podremos decir -señala- “cómo han su-cedido las cosas hasta ahora, no en qué orden se darán en lo sucesivo, por-que la causa de la que se presume que dependen no está científicamentedeterminada ni es determinable” (RMS, p. 93). Ésta es, en síntesis, la acla-ración. La advertencia, por su parte, consiste en negarle entidad a la previ-sión ordinariamente admitida que consiste en suponer que las cosas segui-rán un rumbo evolutivo en el mismo sentido que traen del pasado. Científicoal fin, cultor de la regla sociológica que enseña a desconfiar de los prejuiciosy de las prenociones (regla que él mismo consignó en su trabajo sobre me-todología sociológica), escribe:

“Nada nos asegura que los hechos realizados expresan bas-tante completamente la naturaleza de esta tendencia, como pa-ra poder prejuzgar el término al que aspira después de aquéllospor los que ha pasado sucesivamente. ¿Por qué suponer que ladirección que sigue y que imprime sería rectilínea?.”

(RMS, p. 93)

E. Durkheim, Las reglas..., op.cit., cap. V, punto 3.

3. ¿Qué papel juegan las llamadas por Durkheim “condi-ciones concomitantes” en el proceso de cambio social?Desarrolle.

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Weber

Objetivos

1. Examinar la concepción sobre qué es teoría en Max Weber y su elabo-ración de una teoría tipológica.

2. Presentar algunos de los principales eslabones de la teoría tipológicade Weber: acción social y sus conceptos derivados, poder, dominación y Es-tado, entre otros.

3. Efectuar una primera aproximación a las temáticas de la racionalidady la racionalización.

5.1. Realidad y teoría

Es inevitable comenzar cualquier exposición referida al sistema concep-tual elaborado por Max Weber aclarando de qué clase de teoría se trata. Sutoma de posición epistemológica lo aleja de las construcciones teóricas sur-gidas de la matriz elaborada por Newton en el campo de las ciencias físico-naturales y, un poco más tarde, por los filósofos de la Ilustración en el cam-po de las sociales y humanísticas. Descree absolutamente de que en el cam-po social pueda postularse la existencia de una estructura unívoca de la rea-lidad, regida por leyes que pueden ser descubiertas por la razón. Por el con-trario, sostendrá que la realidad social se presenta con características de in-finita. Mientras que el espíritu humano -la razón- es, por el contrario, finito.

“Ahora bien, tan pronto como tratamos de reflexionar sobre la maneraque se no presenta inmediatamente, la vida nos ofrece una multiplicidadinfinita de procesos que surgen y desaparecen, sucesiva y simultáneamen-te, tanto ‘dentro’ como ‘fuera’ de nosotros mismos. Y la infinitud absolu-ta de esta multiplicidad para nada disminuye, en su dimensión intensiva,cuando consideramos aisladamente un objeto singular -por ejemplo, unacto concreto de intercambio- tan pronto como procuramos con seriedaddescribirlo de manera exhaustiva en todos sus componentes individuales;tal infinitud subsiste todavía más, como es obvio, si intentamos compren-derlo en su condicionamiento causal. Cualquier conocimiento conceptualde la realidad infinita por la mente humana finita descansa en el supuestotácito de que sólo una parte finita de esta realidad constituye el objeto deinvestigación científica, parte que debe ser la única ‘esencial’ en el senti-do de que ‘merece ser conocida’. ”

(Weber M. “La ‘objetividad’ cognoscitiva de la ciencia social y la po-lítica social”, en: Ensayos sobre metodología sociológica,

Amorrortu, Buenos Aires, 1997, pp. 61-62.)

Estas colocaciones implican una completa inversión del punto de partida ra-cional-iluminista. Desde esta concepción se creía posible una reconstrucción

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“Unívoco”: que sólopuede interpretarse

en un sentido.

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conceptual fidedigna de lo real, cuyo demiurgo era la razón, considerada pocomenos que omnipotente. Es decir, que se creía posible una reconstrucciónconceptual de lo real, tal como esto es. Como se ha visto en Durkheim -y,también en parte, en Marx- se creía posible descubrir leyes generales y cate-gorías simples pero con una fuerte capacidad determinativa -solidaridad, me-dio interno, mercancía, trabajo, valor, etc.- para, sobre la base de ellas, elabo-rar teorías sustantivas generales que explicasen la realidad. En definitiva, teo-rías que postulan que la realidad es de una determinada manera y que los ca-sos y/o situaciones particulares deben explicarse siguiendo los lineamientoscontenidos en dichas teorizaciones sustantivas generales.

Weber se ubica en las antípodas. Postula que lo real es inconmensurable.Y que frente a ello, la razón -lejos de ser omnipotente- tiene límites insupe-rables. ¿Cómo sostener de ahí en más que la estructura de lo real es unívo-ca y está regida por leyes? ¿Cómo afirmar que la razón puede descubrir esasleyes? ¿Cómo argumentar, supuesto que lo anterior pudiese salvarse de al-gún modo, que esas leyes poseen validez universal? Obviamente, su puntode partida niega los fundamentos del paradigma racional-iluminista. Pero,además, Weber es -como buen hijo de su nación y de su tiempo- un histo-ricista. Es decir, cree que los hechos de la vida social son únicos, singulares,irrepetibles. Y, por lo mismo, que el “interés de las ciencias sociales parte,sin duda alguna, de la configuración real y, por lo tanto, individual de la vidasocial que nos circunda, considerada en sus conexiones universales mas nopor ello, naturalmente, de índole menos individual [...]”

Dados estos puntos de partida, Weber rechaza la validez de las teoríassustantivas generales sobre lo social. Pero, ¿qué propone a cambio? Res-ponder esto implica, inevitablemente, contestar primero otra pregunta: ¿có-mo piensa la realidad?

Como se ha dicho ya más arriba, Weber supone que la realidad social esinfinita. En su opinión, la mente humana finita sólo puede intentar compren-der algo que viene tocado por el hálito de la infinitud a condición de tornarlofinito. Es decir, a condición de recortar esa inconmensurabilidad y convertir-la en limitada. ¿Con qué criterio producir el recorte?, se pregunta. Sobre labase de los intereses de conocimiento de cada investigador (que, por lo co-mún, se encuentran modelados por la atmósfera cultural dentro de la cualaquél se desenvuelve). En definitiva, sobre la base de los juicios de valor dequien investiga. Producido el recorte debe procederse en absoluta conformi-dad con el quehacer científico: con rigor, precisión, sistematicidad, respetopor la información empírica, consistencia lógica, etc. No obstante estas ine-ludibles exigencias, la también ineludible exigencia del recorte determina loque Weber llama la condicionalidad del saber. Lo producido en términos deconocimiento en el interior de un espacio delimitado está condicionado porlos puntos de vista que presidieron el recorte. Si éstos se modificasen, ob-viamente debería modificarse lo producido en el interior de un campo queahora estaría recortado de otra manera.

La realidad social es para Weber también histórica, singular, concreta, co-mo se ha mencionado precedentemente. ¿Significa esto que supone que lorepetido, lo común, lo que se presenta con características de regular carecede relevancia? En absoluto. Weber cree que la realidad social presenta regu-laridades y que éstas son relevantes. En la Unidad 2, por ejemplo, se men-cionó su coincidencia con Marx y Durkheim sobre el papel jugado en la de-terminación de lo social por la obligatoriedad humana de organizarse para

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“La ‘objetividad’cognoscitiva de laciencia social y de la políti-ca social”, en: Ensayos so-bre metodología sociológi-ca, Amorrortu, Buenos Ai-res, 1997, p. 63. Se cita enadelante como OC, seguidodel número de página.

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proveer los recursos con los que atender a sus necesidades, tanto físicas co-mo espirituales. Ésta es una regularidad postulada sobre lo real que, confor-me a las propias palabras de Weber, constituye “el hecho fundamental al quese ligan todos los fenómenos que caracterizamos, en el sentido más lato, co-mo económico-sociales” (OC, p. 53).

Que regularidades de este tipo existan no quiere decir que en el ámbitode lo social exista una estructura unívoca de la realidad regida por leyes. Queel fenómeno del poder se presente con cierta regularidad en las diversas so-ciedades no implica que deba haber una ley rigiendo ese fenómeno del mis-mo modo que la ley de gravedad rige la caída de los cuerpos. Significa, sim-plemente, que un hecho se repite. Como son también hechos repetidos laacción social, la producción, la oferta, la demanda, etcétera.

Entre el abordaje individualizado, historiográfico, concreto, de los fenóme-nos sociales y las regularidades empíricamente observables, Weber ubica unateoría tipológica sobre la realidad social. No es una teoría sustantiva en elsentido en que se la ha definido más arriba. No postula leyes fundamentalesni se arroga una función explicativa. Simplemente toma esas regularidades,las sistematiza, las examina en sus desarrollos y desdoblamientos, estable-ce conexiones lógicas. No tiene ninguna pretensión explicativa; su cifra es, encambio, como bien hace notar Saint Pierre, la probabilidad (y no la conexióncausal). “La sociología construye conceptos-tipo [...] y se afana por encontrarreglas generales del acaecer. Esto en contraposición a la historia, que se es-fuerza por alcanzar el análisis e imputación causales de las personalidades,estructuras y acciones individuales consideradas culturalmente importantes,escribe Weber (ES, p. 16). Es decir, la elaboración de conceptos-tipo a partirde regularidades observables tenidas por “merecedoras de ser conocidas” esútil para la organización del abordaje de la realidad social con una intenciónexplicativa. Esto último es una tarea de la historia, aunque también puede ser-lo de la sociología (repásese sobre el particular lo ya desarrollado en la Uni-dad 2 acerca del objeto de esta última). La sociología, sin embargo, conside-rada en su dimensión generalista, sólo prepara el terreno para una imputacióncausal. Dirá, por ejemplo, dada esta situación s, el comportamiento probable-típico- de los actores será c. O, también, “poder significa la probabilidad deimponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda re-sistencia y cualquiera sea el fundamento de esa probabilidad” (ES, p. 43). Na-da afirma de lo que efectivamente ocurre en una situación concreta y especí-fica; sólo dice: típicamente, o en términos generales, cuando se configura uncuadro del tipo s tiende a ocurrir una conducta c.

De aquí que Weber reconozca que “sus conceptos tengan que ser relati-vamente vacíos frente a la realidad concreta de lo histórico” (ES, p. 16). Esdecir, que no es posible teorizar sustantivamente sobre lo social. La teoriza-ción tipológica, no obstante, tiene cosas favorables para ofrecer: fija concep-tos de manera unívoca, evita repeticiones de lenguaje, orienta búsquedas,señala cuál puede ser eventualmente el camino de una indagación sobre loreal, ayuda a ordenar el flujo de la información empírica, etc. Los componen-tes de este tipo de teorización son los tipos ideales, esto es, conceptos abs-tractos y en este sentido ideales -no en el de que deban ser tenidos porejemplares- en los que se fija algunos significados. No son la realidad sinoconstrucciones nominales que posibilitan un acercamiento a ésta; son portanto un medio, un recurso para poner en marcha un proceso de conocimien-to, no un fin en sí mismos.

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“La teoría de la ac-ción weberiana es

una teoría tipológica desa-rrollada en términos de pro-babilidad y, como veremosmás adelante, todos losconceptos de su teoría polí-tica también son definidosen estos términos”. VéaseH. Saint Pierre, Max Weber.Entre a paixao e a razao,Editora da Unicamp, Cam-pinas, 1991, p. 109.

Nominalismo: doctrina fi-losófica que sostiene quelos conceptos generales ylos objetos o procesos a losque aquéllos se refierenpertenecen a órdenes dife-rentes de la realidad y nodeben confundirse. El con-cepto de mesa, por ejemplo,pertenece a un registro; lasdistintas mesas realmente

existentes, singula-res y únicas, a otro.

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De entre las regularidades observables en el plano de lo real que Weberconsidera significativas en el sentido de “merecedoras de ser conocidas”,por lo tanto motivo de recorte y de teorización tipológica, la más importantees la acción social, al punto que la convierte en el objeto central de la socio-logía, como ya se ha mencionado. En lo que sigue nos ocuparemos de ella.

M. Weber, Economía y sociedad, Fondo de Cultura Eco-nómica, México, vv.ee., t. I, cap. I, punto I: “Fundamen-tos metodológicos”.

1.El vago azar o las precisas leyesQue rigen este sueño, el universo,Me permitieron compartir un tersoTrecho del curso con Alfonso Reyes

J. L. Borges, In Memoriam A. R.

A propósito de la construcción de teoría, ¿qué proble-mas contiene la estrofa reproducida arriba? ¿Hay en ellaalguna postulación sobre la realidad?; de haberla ¿cuálde las opciones explicativas formuladas por Borges leparece que sería más congruente con dicha eventualpostulación?

5.2. La acción social

Para Weber, el objeto de la sociología es la acción social. Podría decirseque, a su modo de ver, el inevitable desacople que se produce entre, por unlado, las necesidades humanas (tanto físicas como espirituales) y, por otro,unos recursos que siempre resultan escasos, torna ineludible la acción so-cial. Este desacople es, como se ha señalado ya, lo que convoca a la aso-ciación entre los hombres, a la planificación y al trabajo, y a la lucha contrala naturaleza. Según las propias palabras de Weber:

“Que nuestra existencia física, así como la satisfacción denuestras necesidades más espirituales, choquen en todas par-tes con la limitación cuantitativa y la insuficiencia cualitativa delos medios externos necesarios para tal fin, y que tal satisfac-ción requiera la previsión planificada y el trabajo, al par que lalucha contra la naturaleza y la asociación con otros hombres, heahí -expresado del modo más impreciso- el hecho fundamentalal que se ligan todos los fenómenos que caracterizamos, en elsentido más lato, como económico-sociales.”

(OC, p. 53)

Así, desde la remota noche de los tiempos, la acción social se presenta co-mo una regularidad empírica, como un hecho repetido, cuyo motivo (o fundamen-to principal) es la satisfacción de necesidades. Por más imprecisa que resultela exposición weberiana -según él mismo lo consigna- previsión, trabajo, luchacontra la naturaleza y asociación, todo ello tiene como sustrato la acción social.

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En la Unidad 2 se ha efectuado ya una presentación de lo que es ac-ción y de lo que es acción social para Weber. Conviene ahora repasar esosconceptos para desarrollarlos un poco más extensamente. Acción es, pa-ra Weber, toda conducta a la que el/los actor/es enlaza/n un sentido sub-jetivo, por ejemplo, pescar por diversión. Mientras que acción social es unaacción cuyo sentido está referido a la conducta de otros, orientándose porésta en su desarrollo, por ejemplo, pescar para vender: aquí el sentido dela acción está ligado con el comportamiento de otros, de quienes se espe-ra estén interesados en comprar lo que se ha pescado.

El sentido, a su vez, puede ser entendido de dos maneras según cuál seala clase de sujeto que se tome en consideración. Manera a): puede estar re-ferido (dicho sentido) a un sujeto existente, históricamente dado, o a unoconstruido como promedio (o de forma aproximada) a una masa de casos.Manera b): puede referirse a actores construidos de modo típico ideal ubica-dos en un cuadro también definido por la misma vía. Conforme a la maneraa) puede intentar caracterizarse, por ejemplo, el sentido de la acción de uncandidato a presidente en campaña electoral. Asimismo, puede atribuírselesentido, como promedio o de forma aproximadamente común, al voto dequienes deciden votar por él. Conforme a la manera b) puede imaginarse demodo estrictamente típico-ideal cuál es el sentido de la acción, por ejemplo,de los cuadros directivos de empresas transnacionales, en el marco de unsistema económico también definido de manera típico-ideal. Podría ser el ca-so de los directivos de grandes empresas en la época de la globalización.

La acción, entonces, siempre es motivada, es decir, posee un sentido. We-ber define el motivo como “la conexión de sentido que para el actor o el ob-servador aparece como el ‘fundamento’ significativo de una conducta” (ES,p. 10). (Nótese que aquí Weber introduce el punto de vista del observador,quien es, en rigor, alguien “externo” a la acción social, que atribuye sentidoa las acciones -sociales o no- que observa. Obviamente, un científico social-un sociólogo, economista o lo que fuere- se instala en el punto de vista delobservador.)

Ahora bien, además de alguien que actúa, están las acciones de los otrosa las que, en el caso de la acción social, se enlaza el sentido de la acciónde quien actúa en ese marco. Esas acciones -dice Weber- pueden ser pasa-das, presentes o esperadas como futuras; en tanto que dichos otros puedenser individualizados y conocidos o constituir una pluralidad de individuos des-conocidos. En este último caso y especialmente con referencia a accionesesperadas como futuras -es decir, acciones que todavía no ocurrieron- el ac-tor construye categorías típico ideales de acuerdo con lo que “cabe esperar”respecto de terceros que, por desconocidos, también están típicamenteconstruidos. Es el caso de los “otros” que construye idealmente un pesca-dor profesional que elige, por ejemplo, intentar extraer pejerreyes en el en-tendido de que obtendrá para ellos una buena demanda y un buen precio:imagina clientes interesados.

Weber comienza el punto que denomina “Concepto de la acción so-cial”, en el capítulo I de su libro Economía y sociedad, de la siguiente ma-nera: “La acción social (incluyendo tolerancia u omisión) se orienta porlas acciones otros, las cuales pueden ser pasadas, presentes o esperadas co-mo futuras (venganza por previos ataques, réplica a ataques presentes, medidas de defensa frente a ataques futuros). Los ‘otros’ pueden ser

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individualizados y conocidos o una pluralidad de individuos indetermina-dos y completamente desconocidos (el ‘dinero’, por ejemplo, significa unbien -de cambio- que el agente admite en el tráfico porque su acción estáorientada por la expectativa de que otros muchos, ahora indeterminados ydesconocidos, estarán dispuestos a aceptarlo también, por su parte, en uncambio futuro.”

(Economía y sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1964, t. I, p. 18.)

La acción social, entonces, se orienta por las acciones de los otros. Poreso es social y no acción a secas; tiene al accionar de los otros como refe-rencia. Pero tiene, también, un fundamento motivacional, es decir, un senti-do para el actor.

Desde este último punto de vista, es decir, mirando desde el fundamentoque da forma al sentido, acción y acción social son lo mismo. Weber lo diceclaramente cuando introduce los tipos ideales de acción social:

“La acción social, como toda acción, puede ser: [La aclaración “comotoda acción” iguala una con otra, lo que significa que están abordadas es-trictamente desde el fundamento del sentido.] 1) racional con arreglo a fi-nes: determinada por expectativas en el comportamiento tanto de objetosdel mundo exterior como de otros hombres, y utilizando esas expectativascomo ‘condiciones’ o ‘medios’ para el logro de fines propios racionalmen-te sopesados y perseguidos. 2) racional con arreglo a valores: determina-da por la creencia consciente en el valor -ético, estético, religioso o decualquier otra forma como se lo interprete- propio y absoluto de una de-terminada conducta, sin relación alguna con el resultado, o sea puramenteen méritos de ese valor. 3) afectiva: especialmente emotiva, determinadapor afectos y estados sentimentales actuales, y 4) tradicional: determina-da por una costumbre arraigada.”

(Weber, M. Economía y sociedad, op. cit., t. I, p. 20.)

Con el objeto de favorecer el abordaje del análisis de la acción social,Weber ha construido cuatro tipos ideales. Reconoce que rara vez la acciónsocial concreta, desarrollada por actores de carne y hueso, está fundada ex-clusivamente en alguno de estos tipos. Pero confía en que resulten útilespara ordenar el flujo caótico de los acontecimientos y para organizar unaaproximación sistemática que favorezca su estudio.

Esta tetralogía tipológica está encabezada por la acción racional con arre-glo a fines. Como bien señala Saint Pierre, en este caso el actor fundamen-ta su acción en la evaluación racional de fines, medios y consecuencias quese implican en aquélla. Para lograr la correcta adecuación de todos los ele-mentos involucrados en la acción, el actor tendrá que ponderar racionalmen-te los medios con los fines, los fines con las consecuencias implicadas y losdiferentes fines posibles entre sí (H. Saint Pierre, op. cit., p. 116). Por otraparte, la elección de uno entre varios fines posibles y las consecuencias ine-vitables de priorizar uno y postergar otros puede estar fundada en valores.En tal caso, dice Weber, “la acción es racional con arreglo a fines sólo en losmedios” (ES, p. 21).

La acción racional con arreglo a valores presenta una elaboración de losobjetivos últimos y un consecuente planeamiento de la acción tendiente al

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logro de los mismos. Tiene, sin embargo, de peculiar el hecho de que el sen-tido de la acción -los motivos- no está en los fines sino fuera de ellos. En es-ta clase de acción, el actor se desempeña conforme a sus convicciones, sinconsiderar las consecuencias que pudieran seguirse de su accionar (véaseSaint Pierre, op. cit., p. 116).

La acción tradicional se encuentra en la frontera con el simple hábito yqueda, a veces, fuera del ámbito de lo que Weber denomina “acción con sen-tido”, stricto sensu. Por lo mismo, estaría en el límite de lo que el sociólogoalemán ha definido como acción social. Incluye las costumbres y los hábitos;pero desde el punto de vista sociológico importan especialmente los compor-tamientos y/o actitudes arraigadas, esto es, formas de hacer cuya motiva-ción original quizá se ha desvanecido o extraviado y su fundamento de sen-tido presente se halla en que “siempre ha sido así”.

La acción afectiva, finalmente, está también en el límite de la “acción consentido” y muchas veces queda fuera de éste. Es típica de las situacionesamorosas (relaciones de pareja o entre padres e hijos), pero involucra tam-bién maneras de actuar motivadas por el despecho, la búsqueda de revan-cha o los deseos de venganza.

La acción social es la piedra fundamental de la teorización tipológica deWeber. Es un concepto base que se desdobla de diversas maneras y se des-pliega en diversas direcciones. Un primer desdoblamiento sumamente impor-tante es el que alcanza en el tipo denominado por Weber relación social. En-tiende por ésta “una conducta plural -de varios- que, por el sentido que en-cierra, se presenta como recíprocamente referida, orientándose por esa reci-procidad. La relación social consiste, pues, plena y exclusivamente, en la pro-babilidad de que se actuará socialmente en una forma (con sentido) indica-ble, siendo indiferente, por ahora, aquello en que la probabilidad descansa”(ES, p. 21). Es decir, es una forma de la acción social, pero específica: alu-de a una conducta de varios -o sea, queda descartada la posibilidad de con-siderar acciones individuales- que se toman recíprocamente en referencia.Esta última es la clave del concepto. Un mínimo de recíproca bilateralidad de-be estar siempre presente para hablar de relación social: aun la mínima bi-lateralidad de dos queda contenida en el concepto. El contenido de la acciónpuede ser diverso: amor, amistad, conflicto, piedad, interés mercantil, o loque sea. Lo importante es que haya referencia recíproca.

También el concepto típico-ideal de relación social se desdobla -como elde acción social- en diversas direcciones. Es el sustrato de los conceptos deorden y de validez, que a su vez concurren a especificar el concepto de legi-timidad. Y es también el fundamento de los conceptos de sociedad, de co-munidad y de asociación.

Como puede verse, retomando una temática anteriormente expuesta, lateorización tipológica se despliega conforme a una sucesión de conceptosabstractos que se encuentran relacionados entre sí.

Weber, M. Economía y sociedad, Fondo de Cultura Eco-nómica, México, vv.ee., t. I, cap. I, punto II: “Concepto deacción social”.

2. En el “Canto Primero” de La Ilíada se expone una dis-cusión entre Aquiles y Agamenón, que aquí se reprodu-ce fragmentariamente:

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(Aquiles): “Jamás ha igualado al tuyo mi botín, despuésde saquear las ciudades y eso que sobre mí recaía el co-metido más peligroso y el más arduo. Siempre es mayortu recompensa después del reparto. Así, me vuelvo aPtía con mis naves porque no pretenderás que me que-de aquí sin esperar ningún provecho, sólo por ganar pa-ra ti, miserable, honores y riquezas.Agamenón respondió:- Vete [...] que yo no he de rogarte que por mí vayas acombatir: tengo junto a mí muchos heroicos caudillosque se honrarán ayudándome a vengarme de los troya-nos y sobre todo, al providente Zeus. Te odio más que aninguno de los reyes de mi ejército porque has incitadosiempre a la discordia”.¿Podría caracterizarse el comportamiento de Aquiles yde Agamenón como una relación social?La acción que se apresta a encarar Aquiles y la que sedesprende de la respuesta de Agamenón ¿en cuál o cuá-les de los tipos weberianos podrían encuadrarse?

5.3 Poder, dominación y Estado

En el desarrollo de su articulada teoría tipológica, Weber otorga un lugardestacado a las cuestiones del poder y la dominación, lo que lleva implícitoque dichos fenómenos, considerados en el plano de lo real, le han parecido“merecedores de ser conocidos”. Como se ha señalado más arriba, peroconviene quizá recordar nuevamente aquí, define al poder como “la probabi-lidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun con-tra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabili-dad”; y a la dominación como “la probabilidad de encontrar obediencia a unmandato de determinado contenido entre personas dadas”. Como puedeapreciarse, nos encontramos siempre en el terreno de la acción social y ba-jo la égida de clases de acción social del tipo relación social: en el caso delpoder, Weber lo menciona explícitamente; en el de la dominación es obvioque si hay un mandato y ocurre una obediencia hay comportamientos recí-procamente referidos.

Inmediatamente después de anotar esas definiciones Weber escribe: “Elconcepto de poder es sociológicamente amorfo” (ES, p. 43). De donde sedesprende que entiende que, a los efectos de la sociología, el análisis delpoder es menos relevante que el de la dominación. A su modo de ver, la delpoder es una dimensión escasa en relieves y matices, sensiblemente menosrica que la de la dominación. Ésta, en cambio, como tiende siempre a conte-ner “un mínimo de voluntad de obediencia, o sea, un interés en obedecer”,le parece una problemática mucho más significativa (en eso, justamente, ra-dicaría una de las claves de la relevancia sociológica de aquélla).

Este mínimo de voluntad de obediencia remite a la problemática de la le-gitimidad, que está en el centro de la cuestión de la dominación. Weber nopierde de vista que la obediencia puede ser el resultado de diversos moti-vos: interés económico, costumbre, conveniencias de diverso origen, etc. Pe-ro tampoco se le escapa que un grado de conformidad está regularmentepresente en las relaciones de dominio. Según sus propias palabras: “Deacuerdo con la experiencia, ninguna dominación se contenta voluntariamente

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con tener como probabilidades de su persistencia motivos puramente mate-riales [...] Antes bien, todas procuran despertar y fomentar la creencia en sulegitimidad” (ES, p. 170). ¿Qué significa “creencia en la legitimidad”? Quelos actores concernidos aceptan ciertas disposiciones o cierto estado de co-sas. Es decir, aceptan un orden y lo reconocen como válido. En las propiaspalabras de Weber:

“[...] llamamos: a) orden cuando la acción se orienta (por tér-mino medio aproximadamente) por “máximas” que pueden serseñaladas. Y sólo hablaremos b) de una validez de este ordencuando la orientación de hecho por aquellas máximas tiene lu-gar porque en algún grado significativo (es decir, en un gradoque pese prácticamente) aparecen válidas para la acción, es de-cir, como obligatorias o como modelos de conducta.”

(ES, p. 25)

O sea, que la legitimidad está referida a cierta constelación normativa(“máximas”) y ocurre cuando dicha constelación es aceptada y elevada a laposición de obligatoria y/o ejemplar.

Según Weber, pueden distinguirse tres tipos puros de dominación legíti-ma, tomando en consideración el fundamento de su legitimidad: a) racional;b) tradicional; c) carismática.

“Existen tres tipos puros de dominación legítima. El fundamento pri-mario de su legitimidad puede ser:

1. De carácter racional: que descansa en la creencia en la legalidad deordenaciones estatuidas y de los derechos de mando de los llamados poresas ordenaciones a ejercer autoridad (autoridad legal).

2. De carácter tradicional: que descansa en la creencia cotidiana en lasantidad de las tradiciones que rigieron desde tiempos lejanos y en la le-gitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la autoridad (au-toridad tradicional).

3. De carácter carismático: que descansa en la entrega extracotidianaa la santidad, heroísmo o ejemplaridad de una persona y a las ordenacio-nes por ella creadas o reveladas (llamada) (autoridad carismática).”

(M. Weber, Economía y sociedad, op. cit., p. 172.)

En el caso de la dominación racional, rige un orden impersonal cuyas nor-mas están legalmente estatuidas. En el límite, podría decirse que se obede-ce a las normas y no a las personas. Al revés, en el caso de la dominacióntradicional se obedece a la persona del señor llamado por la tradición a ejer-cer el mando. En el caso de la dominación carismática se obedece al caudi-llo, en el cual se confía en mérito de la fe, la revelación, la heroicidad o laejemplaridad que se le atribuye. Weber señala que en su forma genuina la do-minación carismática es de naturaleza específicamente extraordinaria y fue-ra de lo cotidiano, y encarna en un haz de relaciones sociales rigurosamentepersonales -es decir de cada uno con el caudillo- que se convalidan por lasantidad o ejemplaridad de las cualidades personales de aquél, es decir, porel reconocimiento que de su gracia -sea cual fuere el fundamento de ésta- ha-cen sus seguidores, y complementariamente por la corroboración. Ésta esuna forma compleja de dominación a la que Weber dedica especial atención.

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Normalmente, entre el mandante y los que obedecen se interpone un cua-dro administrativo, que obviamente está al servicio del mandatario. Los di-versos tipos de dominación tienden a poseer un cuadro administrativo deter-minado. La dominación racional se vale de un aparato burocrático, compues-to por funcionarios individuales que: a) son personas libres que se deben ex-clusivamente a su cargo; b) están organizados sobre la base de una jerar-quía administrativa rigurosa; c) poseen competencias rigurosamente estable-cidas; d) se rigen por un contrato (en un sentido amplio) preciso, conformeal cual reciben una retribución en dinero; e) ejercen el cargo como su únicao principal profesión; f) tienen ante sí la posibilidad de hacer una carrera; g)se desempeñan estableciendo una separación clara entre los medios admi-nistrativos a su disposición, y sus respectivos patrimonios personales; y h)están sometidos a vigilancia administrativa.

La dominación tradicional puede, según Weber, desarrollarse con o sincuadro administrativo. En caso de que sí exista cuadro administrativo, el mis-mo puede estar reclutado de modo tradicional o por la vía de un reclutamien-to extrapatrimonial. En el primer caso, por parentesco (linaje), pertenencia alfuncionariado doméstico, esclavitud, etc. En el segundo, por relaciones per-sonales de confianza (favoritos) o por pacto de fidelidad (vasallaje), entre lasformas más importantes.

La dominación carismática presenta un cuadro administrativo errático ode forma imprecisa. El profeta reconoce discípulos, el señor de la guerra po-see lugartenientes y el jefe en general suele tener un séquito, etc. No hayallí ni jerarquía, ni carrera, ni competencia alguna. Tampoco reglamento nipreceptos jurídicos abstractos. El profeta, el caudillo o el jefe crea o exigenuevos mandamientos por la vía que distingue al carisma: la fuerza de la re-velación, la fe o la inspiración. Weber sostiene que la dominación carismáti-ca es “específicamente irracional en el sentido de su extrañeza a toda regla”(ES, p. 194). Y que es la gran fuerza revolucionaria de las épocas dominadaspor la tradición.

En el plano de lo real, toda relación social en la que se comprueba la pre-sencia de un jefe o de un soberano implica una situación de dominación. Eltipo ideal construido en el plano conceptual debe hacerse cargo de esa di-versidad. Debido a ello el concepto de dominación posee una versatilidadque permite que sea aplicada a muchas clases diferentes de situaciones.Weber reconoce que es posible encontrar relaciones de dominio en diversosámbitos: la escuela, la familia, el ejército, los partidos políticos, el gobiernoy la moderna empresa capitalista, entre otros. Su interés personal se orien-tó especialmente hacia el campo de la política en general.

Una regularidad empírica a la que Weber prestó especial atención y con-virtió en objeto “merecedor de ser conocido” es el Estado, cuya delimitaciónconceptual elaboró dentro de los límites establecidos por los tipos “acciónsocial”, “relación social” y “asociación”. En Economía y sociedad ofrece unaprimera definición, en la que se destacan los rasgos de territorialidad y coac-ción. Dice: “el Estado es aquella comunidad humana que en el interior de undeterminado territorio -el concepto de territorio es ‘esencial’ a la definición-reclama para sí (con éxito) el monopolio de la coacción física legítima” (ES,p. 1056). Aquí Weber destaca la cuestión de la coacción: la asociación polí-tica que se denomina Estado desempeña una serie muy diversa de activida-des, al punto de que es difícil mencionar alguna tarea que no haya tomadoalguna vez en sus manos. Sin embargo, hay un medio específico que le

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es privativo: el ejercicio de la coacción física. Destaca que si bien hay otrasasociaciones a las que se les concede el uso de la coacción física (por ejem-plo, la familia), esto resulta de una delegación o autorización que el propioEstado efectúa. “Éste se considera, pues, como fuente única del ‘derecho’de coacción”, afirma (ES, p. 1056). Ahora bien, unos renglones más adelan-te ofrece una segunda definición: “El Estado -dice- lo mismo que las demásasociaciones políticas que lo han precedido, es una relación de dominio dehombres sobre hombres basada en el medio de la coacción legítima (es de-cir, considerada legítima)” (ES, p. 1057). Esta segunda versión está concep-tualmente más elaborada, más en línea con sus construcciones tipológicasprevias. Y acentúa la cuestión de la legitimidad: es obvio que lo mencionaexplícitamente. Pero, además, se preocupa por especificar sobre qué semonta dicha legitimidad. Explicita que es una asociación que involucra unarelación de dominio, esto es, una forma particular de dominación. Vale la pe-na destacar que el concepto de “asociación” implica el de “orden”, por locual se da por sentada la existencia de una estructura normativa (o de “má-ximas”) que ha sido consentida por los partícipes en la misma. Es decir, unavez más, hay una legitimidad que se deriva de ese consentimiento.

Weber cree que en Occidente se desarrolló de manera exclusiva una for-ma de Estado que denomina “Estado racional”, resultante de la conjuncióndel derecho racional y la burocracia profesional. El primero se funda, a su jui-cio, en principios jurídicos formales. Y da como resultado un cosmos abstrac-to y universal, que carece de lagunas y/o discrecionalidades. La burocraciaprofesional, por su parte, deriva de la afirmación de formas racionales de do-minación, que, como se ha visto más arriba, se acompañan de un cuadro ad-ministrativo típico: la burocracia administrativa, dos de cuyos rasgos salien-tes son, precisamente, la profesionalidad de su gestión y la especialización.

Según Weber, existen lazos estrechos entre el desarrollo del Estado mo-derno (racional) y el desarrollo del capitalismo. Para garantizar su desenvol-vimiento éste necesita “una justicia y una administración cuyo funcionamien-to pueda calcularse racionalmente, por lo menos en principio, por normas fi-jas generales con tanta exactitud como puede calcularse el rendimiento pro-bable de una máquina” (ES, p. 1062). Pues como es sabido, la empresa ca-pitalista moderna descansa sobre el cálculo, es decir, sobre la búsqueda deun beneficio en función del cual se sopesan riesgos y oportunidades, inver-siones, costos y lucros.

El Estado racional, en tanto asociación de dominio, ofrece un orden, cuyofundamento es el derecho racional. Ofrece garantías sobre las reglas de jue-go imperantes y, por tanto, permite una calculabilidad que resulta preciosapara la gestión empresarial capitalista.

M. Weber, Economía y sociedad, op. cit., t. I, cap. III, pun-tos 1, 2, 3 y 4.

3. ¿Cuál de los tipos de dominación podría servir de ba-se para examinar el modo de gobierno de la Alianza, du-rante su primer año de gestión? Desarrolle.

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“Por asociación[Verband] debe en-

tenderse una relación socialcon una regulación limita-dora hacia afuera cuando elmantenimiento de su ordenestá garantizado por la con-ducta de determinadoshombres destinada en espe-cial a ese propósito: un diri-gente y, eventualmente, uncuadro administrativo que,llegado el caso, tienen tam-bién de modo normal el po-der representativo” (Weber,M., Economía y sociedad,p. 39).

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5.4. Racionalidad y racionalización

El concepto de racionalidad -con sus variaciones: racional/racionaliza-ción- es uno de los menos determinados de la teorización weberiana. Estaimprecisión, rara en un autor celosamente atento a no dejar ni cabos suel-tos ni vaguedades, puede ser no obstante abordada conforme a un ordena-miento que facilite su comprensión. Aquí se propone distinguir, por un lado,su uso en el plano típico-ideal es decir, su utilización en el plano estrictamen-te conceptual. Y, por otro, la postulación sustantiva que realiza el gran soció-logo alemán.

En el terreno típico-ideal, la noción de racionalidad participa de la especi-ficación de los distintos tipos de acción social, como se ha visto preceden-temente. Se vincula, en consecuencia, con la problemática madre de la so-ciología (la acción social, según se ha mostrado más arriba) y en tanto estáubicada en el antedicho terreno típico-ideal, le cabe sobre todo un papel heu-rístico. En la acción racional con arreglo a fines, la racionalidad consiste enla capacidad de adecuar medios, fines y consecuencias de la acción. En so-pesar adecuadamente todos estos “ingredientes”. En la acción racional conarreglo a valores, la racionalidad consiste en orientar la conducta conformea los dictados de un marco axiológico, sobre la base del cual se seleccionantanto los fines como los medios. Esto significa que dicho marco axiológicoimpone límites a las posibilidades de elegir o seleccionar, y que el actor es-tá dispuesto a asumir las consecuencias de su modo de actuación valorati-vamente fundado.

Siempre en el plano típico-ideal, Weber también encara el análisis de dosformas de acción social en el plano económico. Surgen de allí dos modalida-des de la racionalidad, que son probablemente las más reconocidas de suteorización.

“Llamamos racionalidad formal -escribe- de una gestión eco-nómica al grado de cálculo que le es técnicamente posible y queaplica realmente. Al contrario, llamamos racionalmente materialal grado en que el abastecimiento de bienes dentro de un grupode hombres (cualesquiera que sean sus límites) tenga lugar pormedio de una acción social de carácter económico orientada pordeterminados postulados de valor (cualesquiera que sea su cla-se), de suerte que aquella acción fue contemplada, lo será opuede serlo, desde la perspectiva de tales postulados de valor.Estos son extremos diversos.”

(ES, p. 64)

La formulación es farragosa pero, en el fondo, relativamente sencilla. Laracionalidad formal tiene su centro en el número y, especialmente, en el cál-culo. Mientras que la material lo tiene en exigencias éticas que moldean laacción, sean estas políticas, axiológicas, hedonistas, utilitaristas o de cual-quier otra clase.

Si bien se mira, entre los dos juegos de tipos ideales que se acaba de pre-sentar no existen diferencias. La gestión económica sobre la base de la racio-nalidad formal es, en rigor, acción racional con arreglo a fines, desarrollada en

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el plano económico. Mientras que gestión económica sobre la base de racio-nalidad material es acción racional con arreglo a valores. Como toda cons-trucción típico-ideal, las apuntadas sólo pretenden ser caminos de accesohacia la realidad histórica, y no principios de explicación de algo. Es por esoque se sostiene que poseen, exclusivamente, un carácter heurístico.

Weber ofrece también una postulación sustantiva acerca del modo en quepercibe que la racionalidad se fue (y va) abriendo camino en Occidente. Fre-cuentemente denomina a esta tendencia proceso de racionalización o, sim-plemente, racionalización. En el comienzo de La ética protestante y el espíri-tu del capitalismo se pregunta: “¿que serie de circunstancias han determi-nado que precisamente sólo en Occidente hayan nacido ciertos fenómenosculturales, que (al menos, tal como solemos representárnoslos) parecenmarcar una dirección evolutiva de universal alcance y validez?” Claramentese refiere acá a un proceso que se da en el plano de lo real, lo que consti-tuye una de las pocas referencias sustantivas de toda su obra.

Como un ethos que permea todo el desenvolvimiento histórico de Occi-dente, la racionalización se va abriendo camino en diversos campos. Weberenumera: sólo en Occidente hay ciencia, en el sentido de utilización de abs-tracciones, de fundamentación matemática, demostración consistente y,también, preocupación por la corroboración empírica. Sólo en Occidente hayderecho racional (en el sentido ya apuntado de cosmos abstracto pero for-malizado, de validez universal, lo que excluye lagunas y discrecionalidades) yteoría del Estado fundada en conceptos racionales. En el campo artístico, só-lo en Occidente hay música basada en la armonía y el contrapunto (en losque ve manifestaciones del mencionado ethos racional) y pentagrama (lo quehace posible la composición y la perduración de las obras en el tiempo). Só-lo en Occidente hay universidades, caracterizadas por el cultivo sistemáticode disciplinas científicas y la formación de especialistas, y Estado como or-ganización política regida por una constitución, un derecho racional y una ad-ministración por funcionarios especializados. Finalmente, sólo en Occidentehay capitalismo en el sentido moderno de la expresión: como sistema eco-nómico movido por el lucro, cuyo rasgo distintivo es, empero, la organizaciónracional del trabajo formalmente libre.

El listado precedente no es exhaustivo -en diversos textos Weber se haocupado de éstas y de otras manifestaciones de la racionalización (especial-mente sorprendente y erudito es el capítulo final de Economía y sociedad,denominado “Los fundamentos racionales y sociológicos de la música”)- pe-ro permite atisbar hacia dónde apunta nuestro autor.

Una de las cuestiones asociadas con el proceso de racionalización en cur-so en Occidente lo preocupaba especialmente: la de la burocratización. “Elfuturo es de la burocratización [...]”, escribía en Economía y sociedad (ES, p.1072). Le temía particularmente al futuro uniformizado y en cierta medidaautoritario que podía llegar a derivarse del avance de la burocratización endiversos campos, especialmente el estatal. Avizoraba la sombría posibilidadde que el porvenir acarreara una sujeción de los hombres a la maquinaria delos especialismos, los saberes profesionales y la distribución de competen-cias: le parecía poco deseable que esa maquinaria -a la que no dejaba de re-conocerle aptitud técnica- pudiera llegar a ocupar un lugar preponderante enla toma de decisiones sobre los rumbos de los asuntos humanos. “¿Cómoes posible en presencia de la prepotencia de esa tendencia hacia la burocra-tización salvar todavía algún resto de libertad de movimiento individual en

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Ethos: carácter co-mún de comporta-miento o forma de

vida que adopta un grupode individuos que pertene-cen a una misma sociedad.

“Para nosotros, un acto deeconomía ‘capitalista’ sig-nifica un acto que descansaen la expectativa de una ga-nancia debida al juego derecíprocas probabilidadesde cambio; es decir, en pro-babilidades (formalmente)pacíficas de lucro” (Weber,M., La ética protestante y el

espíritu del capita-lismo, p. 9).

Weber, M., La ética protes-tante y el espíritu del capi-

talismo, La Pléyade,Buenos Aires, 1976,p. 5.

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algún sentido?”, se preguntaba. Y añadía: “¿Cómo puede darse alguna ga-rantía, en presencia del carácter cada día más imprescindible del funciona-rismo estatal -y del poder creciente del mismo que de ello resulta- de queexisten fuerzas capaces de contener dentro de límites razonables, controlán-dola, la enorme prepotencia de dicha capa, cuya importancia va aumentandode día en día?” (ES, p. 1075).

En la parte final de Economía y sociedad (véase especialmente el capítu-lo IX, punto 3) desmenuzó la problemática articulación que se plantea, en losestados modernos, entre dirección política y burocracia. Prefería la primacíade la política, es decir, que se asumiera la responsabilidad política de las de-cisiones y no que éstas se amparasen, falsamente, en la presunta sacrosan-tidad del saber. Cerraba, así, el círculo que había abierto años atrás con susreflexiones metodológicas: una cosa es la ciencia y otra la política. Ésta pue-de valerse de las herramientas que le acerque la primera. Pero el conoci-miento no puede ocupar el lugar que corresponde a los juicios de valor. Unacosa es conocer y otra juzgar. En el límite, la ciencia no puede decirle a lapolítica qué debe elegir. Del mismo modo, la política no puede decirle a laciencia qué y cómo debe trabajar.

Weber recomendó y practicó una estricta demarcación de territorios entrela ciencia y la política. Era, ¡qué duda cabe!, un científico social. Tenía, sinembargo, el mayor de los respetos por la actividad política. Llegó a cerrar unade sus últimas conferencias con estas estremecedoras palabras:

“Es una verdad probada por la experiencia histórica que eneste mundo sólo se consigue lo posible si una y otra vez se lu-cha por lo imposible. Pero para esto el hombre debe ser tantoun dirigente como un héroe. E incluso los que no son ni dirigen-tes ni héroes deben armarse con esa fortaleza de corazón quecapacita para tolerar la destrucción de toda esperanza; en casocontrario, ni siquiera se logrará realizar lo que es actualmenteposible. Sólo tiene vocación para la política el que posee la se-guridad de no quebrarse cuando, en su opinión, el mundo resul-te demasiado estúpido o demasiado abyecto para lo que él leofrece. Sólo tiene vocación para la política el que frente a todoesto puede responder: sin embargo.”

(M. Weber, “La política como profesión”, en: Política y ciencia, La Pléyade, Buenos Aires, 1976, p. 95.)

Porque era un científico desconfiaba de las proyecciones políticas de quie-nes, en tanto burocracia profesionalizada, provenían del campo del saber y sedesempeñaban como funcionarios especializados. Veía esta posibilidad co-mo una intromisión indebida y miraba con recelo el alma fría y parcelada delos especialistas. Por eso, en el fondo, prefería que las decisiones fundadasen juicios de valor fuesen tomadas, precisamente, por los políticos.

Weber, M., La ética protestante y el espíritu del capitalis-mo, vv.ee., Introducción.

Weber, M., Economía y sociedad, t.II, cap. IX, punto 3.

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4. a. Entre la racionalidad formal y la material ¿existe com-plementariedad o contradicción? Desarrolle.b. ¿Qué tipo de racionalidad le atribuiría, respectiva-mente, a una economía de mercado y a una planificada?c. Las expresiones “administración basada en el saber”y “parcelamiento del alma”, ¿a qué proceso general serefieren?, ¿a qué cuestiones aluden, respectivamente,en particular?

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