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Para que una organización exista, opera, y sea capaz de alcanzar cualquier objetivo concreto, tiene que satisfacer, mínima y necesariamente, un cierto nivel de motivos de las personas cuya cooperación le es imprescindible, señala Pérez López. Esto quiere decir que la organización tiene que brindar a las personas ciertos incentivos (materiales, cognoscitivos y/o afectivos) que puedan motivarlos a cooperar con el logro de los objetivos de la empresa. ¿Por qué preocuparse por las personas y no por la tecnología? ¿Quién hace posible el desarrollo de la tecnología? Las personas, es por eso que debe ser considerada el recurso indispensable para la existencia y perdurabilidad de una organización. ¿Qué nos motivó a concluir la dinámica? Con ella podemos aplicar lo explicado en clase (cognoscitivo), identificar qué rol hemos adoptado (afectivo) y obtener una calificación (material) Pérez López también señala que para comprender cuál es la finalidad de una organización consiste en atender las tres dimensiones de la misma: eficacia (lograr que la organización satisfaga las necesidades del empleado-en el plano material- y este pueda retribuirles), atractividad (desarrollar las capacidades de los trabajadores con el fin de aplicarlas en la organización) y unidad (lograr que el empleado se identifique con la organización) Un directivo que logra incrementar la productividad económica de la empresa sin afectar la atractividad y unidad es llamado estratega. Un directivo que logra una competencia distintiva en los trabajadores sin afectar la eficacia y la unidad es llamado ejecutivo. Un directivo que genera confianza y logra la identificación con la empresa además de atractividad y eficacia es llamado líder. Pablo Ferreiro y Manuel Alcázar en su libro “Gobierno de persona en empresa” nos presentan ochos perfiles extremos de directivos: Mediocre: total desinterés por el proceso y las personas. No posee cualidades estratégicas, ejecutivas ni de liderazgo. Tirano: Se preocupa solo por el proceso (lograr los objetivos de la organización) y a veces por el desarrollo de las personas si esto le permite lograr la eficacia. Demagogo: Gran poder persuasivo y capacidad ejecutiva a corto plazo. Manipulador: Poder coactivo y persuasivo a corto y mediano plazo.

LIDERAZGO

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Liderazgo en las organizaciones

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Page 1: LIDERAZGO

Para que una organización exista, opera, y sea capaz de alcanzar cualquier objetivo concreto, tiene que satisfacer, mínima y necesariamente, un cierto nivel de motivos de las personas cuya cooperación le es imprescindible, señala Pérez López.

Esto quiere decir que la organización tiene que brindar a las personas ciertos incentivos (materiales, cognoscitivos y/o afectivos) que puedan motivarlos a cooperar con el logro de los objetivos de la empresa. ¿Por qué preocuparse por las personas y no por la tecnología? ¿Quién hace posible el desarrollo de la tecnología? Las personas, es por eso que debe ser considerada el recurso indispensable para la existencia y perdurabilidad de una organización.

¿Qué nos motivó a concluir la dinámica? Con ella podemos aplicar lo explicado en clase (cognoscitivo), identificar qué rol hemos adoptado (afectivo) y obtener una calificación (material)

Pérez López también señala que para comprender cuál es la finalidad de una organización consiste en atender las tres dimensiones de la misma: eficacia (lograr que la organización satisfaga las necesidades del empleado-en el plano material- y este pueda retribuirles), atractividad (desarrollar las capacidades de los trabajadores con el fin de aplicarlas en la organización) y unidad (lograr que el empleado se identifique con la organización)

Un directivo que logra incrementar la productividad económica de la empresa sin afectar la atractividad y unidad es llamado estratega.

Un directivo que logra una competencia distintiva en los trabajadores sin afectar la eficacia y la unidad es llamado ejecutivo.

Un directivo que genera confianza y logra la identificación con la empresa además de atractividad y eficacia es llamado líder.

Pablo Ferreiro y Manuel Alcázar en su libro “Gobierno de persona en empresa” nos presentan ochos perfiles extremos de directivos:

Mediocre: total desinterés por el proceso y las personas. No posee cualidades estratégicas, ejecutivas ni de liderazgo.

Tirano: Se preocupa solo por el proceso (lograr los objetivos de la organización) y a veces por el desarrollo de las personas si esto le permite lograr la eficacia.

Demagogo: Gran poder persuasivo y capacidad ejecutiva a corto plazo. Manipulador: Poder coactivo y persuasivo a corto y mediano plazo. Bonachón: Persona que se preocupa por la unidad y carece de habilidades de estratega y ejecutivo. Prestigioso: Se preocupa por lograr la eficacia y la integración de las personas dentro de la

organización Persuasivo: Sabe descubrir las cualidades de los trabajadores que puedan ayudar al progreso de la

organización, además mejora la integración de las personas. Líder: Excelente en todos los planos. Logra la eficacia, atractividad y unidad en la realidad del entorno

externos e interno de la organización

En toda organización debe existir comunicación entre el directivo y el grupo de trabajo, en esta dinámica no hubo excepción, puesto que una persona facilitó la participación de todos los integrantes. Se consideró cada una de las posibles soluciones planteadas y se pudo llegar a un consenso. Un integrante persuasivo y personas motivadas a participar promovieron el logro de la actividad.