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boletín Lima-Perú Diciembre/2011 Nº3 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS Presidenta: Teresa Ciudad Vice Presidente: Roberto Scerpella Secretaria Científica: Patricia Checa Tesorera: Stella Mohme Directora del Instituto: Teresa Bolaños Director del SAP: Dante Warthon Director de Biblioteca: Francisco Otero Revista Psicoanálisis: Augusto Escribens Presidente Honorario: Saúl Peña Miembros Honorarios: Carlos Crisanto, Max Hernández, Serge Lebovici y Leo Rangell COMITÉ EDITORIAL Coordinador: Roberto Scerpella Integrantes: Amelia Casas, Adela Escardó y Fryné Santisteban Breve reseña de las Cartas de Noviazgo, Sigmund Freud/Martha Bernays, 2011 Evaluación y Diagnóstico del Paciente Psicótico según las ideas de Bion Hacia Una Clínica Psicoanalítica: Informe del SAP durante los primeros meses Vicisitudes del afecto amoroso femenino Un alto en el camino Fragmentos de Amor de Transferencia

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BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/DICIEMBRE 2011 - Nº3 1

boletínLima-Perú Diciembre/2011 Nº3 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS

SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS

Presidenta:Teresa Ciudad

Vice Presidente:Roberto Scerpella

Secretaria Científica:Patricia Checa

Tesorera:Stella Mohme

Directora del Instituto:Teresa Bolaños

Director del SAP:

Dante Warthon

Director de Biblioteca:Francisco Otero

Revista Psicoanálisis:Augusto Escribens

Presidente Honorario:Saúl Peña

Miembros Honorarios:Carlos Crisanto, Max Hernández,

Serge Lebovici y Leo Rangell

COMITÉ EDITORIAL

Coordinador:Roberto Scerpella

Integrantes:

Amelia Casas, Adela Escardó y Fryné Santisteban

Breve reseña de las Cartas de Noviazgo, Sigmund Freud/Martha Bernays, 2011

Evaluación y Diagnóstico del Paciente Psicótico según las ideas de Bion

Hacia Una Clínica Psicoanalítica: Informe del SAP durante los primeros meses

Vicisitudes del afecto amoroso femenino

Un alto en el camino

Fragmentos de Amor de Transferencia

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BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/DICIEMBRE 2011 - Nº310

SAP

La coordinadora del Equipo Consultor organiza rotativamente, la participación de los colegas y candidatos en la Conferencia Diagnóstica. En ellas se evalúa la analizabilidad de cada uno de los postulantes a un tratamiento clínico, de corte analítico. De ella también depende la conformación de una red de psicoterapeutas y psiquiatras y la alianza con instituciones que permitan una rápida atención a los pacientes que no califican, para iniciar su psicoanálisis.

El Equipo Consultor está conformado por:

1.      Saúl Peña 9.      Pilar Ortiz de Zevallos2.      Carlos Crisanto 10.   Clelia Trelancia3.      Hilke Engelbrecht 11.   Eduardo Montagne4.      Juan Manuel Yori 12.   Bibiana Maza5.      Álvaro Rey de Castro 13.   Rosa María  Normand6.      Jorge Kantor 14.   Elena Piazzón7.      Pedro Bautista 15.   Carmen Labarthe8.      Cristina Arbayza

El tercer equipo, el Asistencial, se encarga de coordinar con los candidatos y analistas interesados la atención de los pacientes aceptados para análisis y llevar a cabo un se-guimiento de la evolución de los tratamientos. Con este fin, hemos planteado la entre-ga de un breve informe semestral que permita dar cuenta del proceso. Consideramos que es esta una manera de velar por la calidad del servicio que brinda la institución.

El Equipo Asistencial está conformado por:

1.      María Cristina Arbayza 9.      Amelia Casas2.      Carmen Arce 10.   Maricarmen Bello3.      Pedro Bautista 11.   Carlos de la Puente4.      Patricia León 12.   Inés de Belaúnde5.      María del Carmen Raffo 13.   Pilar Raffo6.      Liliana Ráez 14.   Jessica Benderman7.      Andrea Lerner 15.   Rocío Franco8.      Carmen Rosa Zelaya 16.   Ana María Tolmos

Con el fin de revitalizar el Servicio Atención Psicoanalítica y enriquecer las experiencias previas, el director del SAP y los encargados de los equipos, han venido trabajando arduamente, reuniéndose ya no de manera bimensual, como era de costumbre, sino todos los martes un promedio de 3 o 4 horas semanales. La mayor parte de las veces estas reuniones se han llevado a cabo en la Sociedad Peruana de Psicoanálisis. Del mismo modo, se ha convocado a todos los miembros de la SPP para que participen activamente en cada uno de los equipos. En este último sentido, se debe mencionar que existe un numeroso grupo de analistas dispuestos a cooperar llevando a cabo la primera entrevista o participando activamente en las Conferencias Diagnosticas. La participación en el equipo asistencial es, sin embargo, bastante menor, a pesar de ha-ber invitado a los miembros y candidatos a inscribirse para atender pacientes del SAP.

Asimismo, en estos meses de trabajo hemos llevado a cabo 14 Conferencias Diag-nósticas con la presentación de dos casos en promedio en cada una de ellas. Con-tando al Comité Directivo del SAP han participado un promedio de 8 analistas y candidatos por Conferencia.

De la misma forma hemos analizado las experiencias de otros países que nos han servido de guía y estímulo para revisar y, en algunos aspectos, reformular todos los manuales ( Organización, funciones y de procedimientos ) del SAP. Creemos que es importante que la versión final de cada uno de los manuales sea publicada y difundida entre todos los miembros de la SPP, como una manera de que conozcan el funcionamiento del SAP. En los próximos boletines publicaremos dichos manuales para conocimiento de los colegas.

2. Logros en 6 meses

- Consolidación del comité directivo del Servicio Atención Psicoanalítica: creación de criterios conjuntos y compartidos, respecto a la filosofía y organización, base impres-cindible para el buen funcionamiento en equipo

- Revisión y reorganización del archivo clínico y elaboración de un nuevo for-mato de historia clínica que hemos denominado “Ficha clínica”.

- Actualización de reglamentos y manuales de organización, funciones y pro-cedimientos con particular insistencia en la confidencialidad, la privacidad y el cuidado del paciente a través de: una atención, en la medida de lo posible, rápida y adecuada al caso.

- Preocupación por el paciente en análisis en el Servicio Atención Psicoanalíti-ca, manifestada en el seguimiento del proceso y monitoreo de su evolución.

3. Dificultades encontradas en los 6 meses- Constatamos que una gran mayoría de pacientes se entera por el servicio a

través de la Página web. Consideramos que la misma no da adecuada infor-mación al usuario sobre lo que significa un tratamiento psicoanalítico. Por lo mismo, encontramos que muchos de ellos, independientemente de su moti-vación y analizabilidad, llega en búsqueda de una intervención inespecífica.

- Si bien somos conscientes que el SAP busca acercarse a la comunidad brin-dando un servicio de bajo costo, una gran mayoría de pacientes, probable-mente desconociendo los posibles beneficios de un análisis sobre sus vidas, o por su situación de pobreza, presentan posibilidades de pago muy por debajo de la línea aceptable por nuestros colegas. Históricamente, esto ha traído como consecuencia, o que sea difícil colocar a muchos de los pacientes, o que el trabajo analítico no se logre sostener el tiempo necesario como para be-neficiar al paciente y que el candidato a su vez, logre el tiempo requerido en los casos control. Pensamos que el tema puede generar frustración en ambas partes. En conclusión, las bajas tarifas ofrecidas por los pacientes, supone que sean pocos los analistas interesados en atenderlos.

- A otro nivel: pese al cuidado puesto por el equipo de Admisión, y a las indica-ciones precisas que reciben los analistas encargados de la primera entrevista, venimos constatando en las Conferencias Diagnósticas, que muchos analistas no presentan el material clínico de la primera entrevista, sino una opinión sobre ésta. Esta situación ha sido compensada, parcialmente gracias al interés de los participantes y a las preguntas que formulan para poder luego llegar a la evaluación de la analizabilidad.

4. Tareas Pendientes1. Necesidad de difundir el Servicio Atención Psicoanalítica así como el psicoa-

nálisis en general a una comunidad cada vez más amplia2. Considerar la creciente importancia de la comunicación social a través de in-

ternet y la Página Web.3. Promover el interés de los analistas en un trabajo de responsabilidad social

como el que se desarrolla desde el SAP como parte de la difusión del Psicoa-nálisis en la sociedad peruana.

4. Afinar aún más los instrumentos con los que contamos (por ejemplo formu-lario inicial que llena el paciente) con el fin de lograr información más com-prensiva del paciente, y otros que informen al usuario sobre el tipo de servicio ofrecido por nosotros diferenciándolo de otro tipo de terapias.

5. Sincerar tarifas a pagar como paciente del SAP, de modo tal que sin dejar de ser un servicio social, no sean éstas las que obstaculicen la atención del pa-ciente y el interés del analista o candidato.

6. Formación y consolidación de una red de referencia para dar atención a los pacientes que no califican para una psicoanálisis clásico.

7. Ampliar el conocimiento de las actividades del SAP dentro de la SPP a través de supervisiones o artículos en el boletín de nuestra institución.

8. Iniciar la vinculación de la SPP a través del SAP con otras instituciones que sean fuente de pacientes apropiados para los fines.

Finalmente queremos agradecer a todos los colegas de nuestra sociedad que han contribuido al trabajo del SAP y que son los que han asumido su responsabilidad en los diferentes equipos de trabajo.

Comité Directivo del SAP

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BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/DICIEMBRE 2011 - Nº3 11

Encuentro Interrregional de Ninos y Adolescentes de Fepal

Los dias 9 y 10 de setiembre se desarrollo el encuen-tro interrregional de ninos y adolescentes, organiza-do por la sociedad chilena de psicoanalisis y Fepal, en el que se desarrollo el tema: Duelos en la ninez y en la adolescencia.

El encuentro resulto una experiencia fructifera y esclare-cedora de un tema central del en el curso de nuestras vi-das y estuvo a cargo de las Dras. Ema Ponce de Leon, Ana Rumy (Uruguay), Solangel Suares (Venezuena) y Regina Lordello (Brasil) quienes discutieron de manera extensa y profunda el tema que las convoco en esta oportunidad.

COLEGAS DESTACADOS

CONDECORACIÓN PARA MAX HERNÁNDEZ

El pasado 12 de diciembre, en la Cancillería de Torre Tagle fue condecorado con la Orden del Sol Max Hernández, fundador de nuestra sociedad, analista didacta, profesor de muchas promociones del Instituto de la S.P.P. y amigo de todos.

¿Cómo incluir en una breve nota los muchos recono-cimientos que lo han acompañado en su trayectoria? Todos conocemos de su erudición, de su gusto y cu-riosidad por la teoría psicoanalítica, de su interés por el Perú y su historia, de su apertura a las múltiples apli-caciones del psicoanálisis, a la lectura psicoanalítica de nuestra cultura y de la política peruana.

Pensamos por ello que en el Acuerdo Nacional, del que fue Coordinador por diez años, puso mucho de lo que en él había venido siendo pensado, madurado y reflexionado. Puso al servicio del Perú la posibilidad de crear un espacio de común acuerdo, condición básica para construir consensos, para intentar entendernos, cosa que dicha tan sencillamente, no da cuenta de lo difícil y necesaria que es.

Este pretende ser un homenaje, que como él diría pí-caramente, es sencillo pero sentido. Te lo merecías Max, y no podemos sino sentirnos tocados, orgullosos y emocionados.

EL PSICOANÁLISIS HOy

En el seminario “El psicoanálisis y sus contribuciones al desarrollo de la humanidad” organizado por la Uni-versidad Cayetano Herdia el Doctor Saúl Peña dictó la conferencia “El psicoanálisis hoy”.

En esa oportunidad la rectora de dicha casa, Doctora Fabiola León Velarde le hizo entrega del diploma de nombramiento de Profesor Visitante.

CONDECORACIÓN

En acto solemne, el Gobierno Regional de Junín otor-gó al Doctor Saúl Peña la condecoración del Orden del Sol Libertario de Junín en merito de sus innumerables contribuciones científicas y profesionales a favor del desarrollo y bienestar del pueblo de esa Región.

FEPAL

Leyenda Foto: de izquierda a derecha: Patricio Penailillo, Gracia Garcia, Ana María Rumy, Regina Lordello, Solangel Suares, Roberto Scerpella...

sentadas: Monica Santolaya y Ema Ponce de Leon.

La Organizacion del evento estuvo a cargo del Dr. Patricio Penailillo V. en representacion de La Sociedad Chilena de Psicoanalisis y del Dr Roberto Scerpella como Director de Ninos y adolescentes de Fepal.

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BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/DICIEMBRE 2011 - Nº312

REFLEXIONES PSICOANALÍTICAS

El deseo de la mujer

Este capítulo se centra en la carencia de subjetividad de la mujer (subjetividad sexual) y en las consecuen-cias de la complementariedad sexual tradicional: El hombre expresa el deseo y la mujer es el objeto de ese deseo. Esa falta de deseo produce la “idealización del amor”, un amor en el que ella se somete y adora a otro, que es lo que la mujer no puede ser.

No es la anatomía sino la totalidad de la relación de la niña con el padre, en un contexto de polaridad de gé-neros y responsabilidades desiguales con respeto a la crianza, lo que explica “la falta” percibida de la mujer.

El problema del deseo de la mujer

Para Freud, la feminidad se construye mediante la acep-tación de la pasividad sexual. La niña comienza siendo un “hombrecito”, ama activamente a la madre, hasta que en la fase edípica descubre que ella y la madre ca-recen de falo. Sólo se convierte en femenina al volverse de la madre al padre, para conseguir el falo que no tie-ne, este deseo le coloca en la posición de ser el objeto del padre. Aunque critiquemos esta posición, tenemos que reconocer que incluso hoy en día la feminidad si-gue identificándose con la pasividad. La imagen de la mujer se asocia con la maternidad y la fertilidad, la madre no es reconocida como alguien que desea acti-vamente algo para ella misma sino al contrario: es una figura desexualizada. Su poder no es suyo propio, tiene como fin cuidar al hijo, su poder puede incluir el control de los otros pero no su propio destino. Ser mujer es vivir para otro. Los propios sentimientos sexuales son perci-bidos por ella misma de forma perturbada.

En la actualidad, cuando la sexualidad se ha separado de la reproducción, la feminidad no puede equipara-se con la maternidad, pero la imagen alternativa de la mujer “sexy” (que inquieta a las mujeres), es sexy pero como objeto, no como sujeto. Ella no expresa tanto su deseo como su placer por ser deseada. Su poder no re-side en su pasión, sino en ser deseable. Si una mujer no tiene ningún deseo propio, tiene que basarse en el deseo de un hombre con consecuencias desastrosas para su vida psíquica. Para Freud, en la mujer el deseo aparece sólo como envidia, el ser sujeto activo sexual esta inhibido, y su deseo suele expresarse escogiendo

En el presente artículo la autora, siempre interesada en el género y el amor, revisa las reflexiones teóricas de algunos autores como Freud y J. Benjamin sobre las vicisitudes de los afectos femeninos

Vicisitudes del afecto amoroso femenino

la subordinación. Pero esta situación no es inevitable. No hay por qué negar la anatomía, basta con que sos-tengamos que la integración psicológica de la realidad biológica es en gran parte obra de la cultura.

La posición feminista psicoanalítica actual demuestra que los niños consolidan su sentido inalterable de gé-nero en los dos primeros años de vida, junto con la idea de que la niña desarrolla su identidad por medio de la identificación con la madre. Pero no explica la ausencia del deseo. ¿Dónde se origina la ausencia de deseo? La idealización de la maternidad persigue este fin, ideali-zando la desexualización y la falta de ser sujeto activo de las propias acciones. Este posicionamiento preserva el antiguo sistema de géneros -las mujeres siguen sien-do entrañables y solícitas, pero carentes de placer-, no permite comprender la fuerza subyacente del deseo que ratifica el poder masculino.

La envidia del pene. La causa

El pensamiento psicoanalítico actual cuestiona que el mundo edípico sea todo el mundo. Hace hincapié en la vida preedípica y en ese sentido el poder de la madre aparece bajo una luz diferente. En el mundo preedípi-co, el padre y su falo son poderosos porque represen-tan la libertad frente a la dependencia de la madre en la infancia. El falo no es intrínsecamente el símbolo del deseo, se convierte en ese símbolo porque representa un camino hacia la individuación.

Jessica Benjamin interpreta lo que Freud definió como envidia del pene como un esfuerzo por identificarse con el padre para poder diferenciarse de la madre. Es una defensa contra el terrible poder de la madre, ex-presión del esfuerzo que el infante debe hacer para in-dividuarse. El trabajo de la individuación no tiene por qué ser sólo una expresión de hostilidad respecto de la dependencia, también expresa el amor del mundo. Que predomine el amor o la hostilidad, depende de las circunstancias que rodeen al niño. La fantasía de una madre omnipotente peligrosa puede deberse a las condiciones que atrapan a la madre y al niño y a las dificultades de individuación de ambos. Tenemos que encontrar una forma de diferenciación que no suponga el intercambio de un amo por otro. Salir del atolladero de la diferenciación defensiva y buscar ordenamientos diferentes de los existentes.

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BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/DICIEMBRE 2011 - Nº3 13

REFLEXIONES PSICOANALÍTICAS

El espejo del deseo

Lo que Freud llamaba envidia del pene, la orientación masculina de la niñita, en realidad es el deseo del deam-bulador (de ambos sexos) de identificarse con el padre, al que se le percibe como representante del mundo ex-terno. El psicoanálisis ha reconocido la importancia del amor temprano del niño al padre en la formación de su sentido de ser sujeto activo y deseante. Pero no se ha reconocido la importancia de este amor en la niña.

Este es un “amor ideal”, el niño idealiza al padre porque éste es el espejo mágico que refleja el self, tal como a él le gustaría ser. Esta idealización puede convertirse en la base del amor ideal adulto como sometimiento a un otro poderoso que aparentemente encarna el ser suje-to activo de sus propios actos y el deseo que le faltan a uno mismo. El niño que en ese momento se encuentra en la fase de reacercamiento, J. Benjamin considera que esta etapa podría considerase como un complejo con igual rango que Edipo, pero anterior a él. En ese mo-mento el niño empieza a percibir su voluntad, y deseos como diferenciados de los padres, a los que percibe como poderosos en contraposición con su propio des-valimiento. Por ello su autoestima tiene que ser repara-da por la confirmación de que puede hacer cosas en la vida real. El conflicto entre la autoafirmación y la angus-tia de separación generan una ambivalencia esencial. El niño trata de reparar su autoestima por medio de la identificación, un tipo particular de unidad con la per-sona que encarna el poder, que él siente que le falta. El niño quiere algo más que la simple satisfacción de una necesidad, quiere que se reconozca su voluntad, su de-seo, su acto. En el mismo momento en que el deseo se convierte en un problema, el niño empieza a compren-der también la diferencia entre los géneros. El padre es el camino al mundo, es el liberador, esta idealización del padre implica la desvalorización de la madre.

La búsqueda por la mujer de un amor ideal

En la fase de reacercamiento, el deseo de la niña es ser reconocida como semejante del padre; en la fase edí-pica el deseo es el de estar unida al padre como objeto amoroso. Con demasiada frecuencia se ha confundido en psicoanálisis el amor identificatorio con el edípico. Cuando el amor identificatorio es frustrado en la niñez queda asociado con un anhelo inalcanzable y con la autohumillación; más tarde surge como deseo de re-paración de esta situación a través del “amor ideal”. Las mujeres son arrastradas a un amor ideal, como una se-gunda oportunidad de lograr la identificación padre-hija, en la que el propio deseo y la propia subjetividad sean reconocidas. Con la creencia de que el hombre

dará acceso a un mundo cerrado para la mujer. En el amor ideal vemos una “perversión” de la identificación, una deformación del amor identificatorio que se con-vierte en sumisión. El otro es el sustituto del propio ser como agente de sus actos. Toma la forma pasiva de aceptar la voluntad y el deseo del otro como propios, desde aquí a la entrega de la voluntad al otro, hay solo un paso. Para las niñas, la constatación de una madre sin subjetividad, con un padre que la tiene, presenta una opción difícil: para resolver la identificación con cada padre debe realizar un esfuerzo allí donde la ma-dre fracasó, tiene que unir subjetividad con feminidad, pero la división de géneros no permite conciliar femi-nidad con ser agente de sus actos y deseo.

Cualquier propuesta de cambio debe cuestionar la estructura fundamental de la heterosexualidad, en la que el padre proporciona la excitación faltante, “hace retroceder el poder materno” y niega la subjetividad de la madre porque es demasiado peligrosa. Esta idealiza-ción del padre no se da sólo en el ámbito privado, sino que permanece activa como un anhelo compartido, agregado a la representación cultural del deseo.

Mientras la imagen del padre represente la subjeti-vidad y el deseo a nivel cultural, el deseo de la mujer tendrá que luchar con ese monopolio y con la desvalo-rización que implica la feminidad.

El ideal perdido de la maternidad

Según J.B. el intento de relanzar el ideal de la materni-dad oscurece la situación en que se encuentra la mu-jer en el hogar, privada del ambiente sostenedor. Las esferas separadas se reemplazaron por el “matrimonio sociedad”, pero este ideal ha sido un injerto y ha dejado a las mujeres de esta época en el hogar, más aisladas y dependientes que nunca. La desigualdad entre los hombres y las mujeres en el trabajo, y en el hogar, so-cava las relaciones íntimas y la solidaridad, que son las metas teóricas del matrimonio moderno. La dependen-cia de las mujeres respecto a los hombres se ve refor-zada por la estructura salarial e incrementada cuando la mujer deja de trabajar para cuidar de los hijos. Las madres están casi tan desamparadas, como en los días de la dependencia económica total, y en algunos senti-dos más. Todo esto ha provocado que el ideal materno, “la mujer que todo lo da”, carezca de realismo, la mujer que se queda en el hogar al cuidado de los hijos no es respetada. La autoridad moral de la madre ha sido des-valorizada pero sigue siendo la columna vertebral de la socialización y el cuidado. Se ha abierto un debate sobre la importancia del cuidado materno en oposición a la guardería, se equipara atención en la guardería con

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BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/DICIEMBRE 2011 - Nº314

REFLEXIONES PSICOANALÍTICAS

abandono. Detrás del ideal de maternidad, se ocultan los problemas reales que ponen en peligro a madres e hijos. ¿Qué fantasía sobre la separación está operando? Un elemento es la idea de que el infante es infinitamen-te frágil en su dependencia e insaciable en su necesi-dad. Pero no existen pruebas al respecto. Las experien-cias de separación y reunión, de rabia y resolución, son necesarias, elaborar esas experiencias es mucho más productivo que no tenerlas. La incapacidad para sobre-vivir a la separación y a la agresión mantiene a la madre y al hijo en el campo de la omnipotencia.

Según J. B. la dominación es una deformación de las cadenas del amor: la dominación no reprime el deseo de reconocimiento, lo pone a su servicio y lo transfor-ma. Esto se inicia por la ruptura de la tensión entre el self y el otro, avanza a través de la identificación con los otros poderosos, que representan la fantasía de la omnipotencia o de someterse a ellos. Cuando se sigue el camino de la omnipotencia, donde debería estar el otro hay un vacío que se llena con la fantasía de un otro que puede aparecer tan peligroso o tan débil (o ambas cosas), que amenazan al self y tiene que ser controla-do. Lo que no se había explicado antes, es que es esta destrucción del otro lo que está en la base de cualquier fantasía de dominación. Los sometidos que no reciben reconocimiento, aunque rechacen el derecho del amo a dominarlos, no rechazan su personificación del po-der, invierten los términos y desean ser ellos los amos, también tienen el deseo de ser absoluto. La relación amo/esclavo es un modelo que sólo puede invertirse, siempre uno esta arriba y el otro abajo. Es esta com-plementariedad reversible lo que constituye la pauta básica de la dominación y pone en marcha la negación del otro, la madre, que es reducida a la condición de objeto. Esta polaridad genérica, impregna nuestras re-laciones sociales, nuestros modos de conocer, nuestros esfuerzos por transformar y controlar el mundo, El ideal de libertad lleva consigo las semillas de la dominación, pues significa huir o subyugar al otro, la autonomía sig-nifica una fuga de la dependencia. Es necesario cues-tionar esta lógica de la escisión, con su dualismo, pola-rización e inversión de roles. Si la fractura forma parte de la vida, también es parte de la vida recrearla. Una base suficiente para el optimismo es la idea de que si la fractura esta “incorporada” en el sistema psíquico; también lo esta la posibilidad de renovar la tensión. J.B. sostiene que su conclusión es modesta y también utó-pica, Tratar de recuperar el reconocimiento en la vida personal. Significa ver que lo personal y lo social están interconectados y comprender que si tapamos nues-tros anhelos personales de reconocimiento, también tapamos nuestra esperanza de transformación

Amor romántico

El amor romántico es considerado como un sentimiento diferente y superior a las meras necesidades fisiológicas, como el deseo sexual o la lujuria, y generalmente implica una mezcla de deseo emocional y sexual, otorgándole, eso sí, más énfasis a las emociones que al placer físico, a di-ferencia del amor platónico, que se centra en lo espiritual.

Se trata de un tipo de afecto que, se presume, ha de ser para toda la vida (te querré siempre), incondicional (te querré por encima de todo) e implica un elevado grado de renuncia (te quiero más que a mi vida).

Un aspecto del amor romántico es la aleatoriedad de los encuentros que conducen al amor. La cultura occidental han enfatizado históricamente el amor romántico mu-cho más que otras en las cuales los matrimonios arregla-dos son la regla. Sin embargo, la globalización ha exten-dido las ideas occidentales sobre el amor y el romance.

Origen

Si bien el amor es una afección, un sentimiento o una emoción universal, cada cultura lo expresa de manera diferente y le otorga significados diversos.

Pese a su nombre, el modelo de amor romántico no procede del romanticismo (un movimiento cultural y estético del siglo siglo XIX) sino de la edad media, tal y como revelara Denis de Rougemont en El amor y Occi-dente (1938)2 , quien identifica el surgimiento del mo-delo de amor romántico en el entorno de la literatura medieval y lo relaciona con las transformaciones socia-les que dieron lugar al surgimiento de la intimidad y a cierta liberación de la mujer

Críticas

Según ciertos los analistas modernos este modelo de amor idealizado crearía falsas expectativas y conduciría irremisiblemente a la frustración y el fracaso afectivo, al confundir apego (que es un estado afectivo perdura-ble) con enamoramiento (que es un proceso previo al apego, y de menor duración). Según esta perspectiva de análisis psicosocial, el amor romántico se basaría en la anulación a través de la renuncia de uno mismo, y sería la base, en cierta medida, de la violencia de gé-nero. Así, y según estas teorías, aunque originalmente el amor romántico habría supuesto un estímulo para la emancipación femenina, al haber la mujer interioriza-do un rol social incompatible con la felicidad termina-ría atrapada en una maraña invencible de obligaciones que le dificultaría finalizar la relación o aceptar el duelo que supone la ruptura, debido a presiones de la socie-dad, de la familia o de ella misma.

Matilde Ureta-Caplansky

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BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/DICIEMBRE 2011 - Nº3 15

REFLEXIONES PSICOANALÍTICAS

Busco en el retorno de Ulises a Ítaca una similitud con el proceso psicoanalítico. El viajero que retorna puede ser la analogía de la relación con el paciente que reconstruye una historia y las peripecias que se oponen al retorno del héroe pueden ser la personificación de las resistencias: Cíclopes sin visión perspectiva que devienen ciegos, Ca-ribdis y Escila que recuerdan las fuerzas gravitatorias de nuestras repeticiones, Circes hechiceras en la que nos fascinamos como lo hacemos con nuestras ilusiones. Y entre todos los episodios-resistencia al retorno de Ulises, el acontecimiento que me interesa destacar, el peligroso encuentro con la voz de ciertas mujeres, Las Sirenas.

Freud advierte en su artículo sobre el amor de transfe-rencia a los analistas jóvenes carentes aún de lazos fijos en su encuentro con pacientes femeninas. Ulises fija sus lazos advertido de la ilusión mortal del en-canto de las sirenas, esos seres que bajo las aguas esconden la des-ilusión para nuestros deseos masculinos y que, mas allá del torneado torso que nos provoca, nos fascinan con el canto de su voz y esperan en los arrecifes mortíferos para devorar a la víctima de su ll-amado. El héroe de la Odisea ordena a sus marinos taponar sus oídos con cera y, tras ser atado al mástil, les indica que así enuncie una contraorden para que lo desaten no vayan a obedecerle hasta que crucen el paso mortal. En efecto, Ulises, atado al mástil y sin tapones de cera, escucha el canto de las sirenas y, desesperado de fascinación, grita y ordena a sus marinos que lo desaten. Héroe de lazos fijos, Ulises sobrevive al canto de las sirenas.

Analista “joven y carente aún de lazos fijos”, he escucha-do varias veces el canto mortal atado a mi silla. ¿Cuáles son las ligaduras que me permiten sobrevivir al encanto musical de la voz de mis pacientes? ¿La sagacidad de Uli-ses o la Razón de Atenea que de alguna manera es lo que nos lega Freud? Y las sirenas ¿Desde qué lugar emiten el canto mortal? ¿Desde los rostros multiformes de Eros, o cantan desde nuestro interior a la manera del reflejo nar-cisista, o desde el oscuro hogar del Tánatos letal?

¿Por qué el canto de las sirenas es un engaño mortal, o por qué la magia de Circe es una falsa ilusión del amor? ¿Por qué la espera de Penélope esta mas cerca al ideal del amor? En las tres figuras se percibe un Eros que juguetea, pero ¿Por qué solamente el último caso se ha convertido en símbolo del amor? ¿No todo encantamiento es una manifestación de amor? ¿Acaso no es erótico el canto de las sirenas, así sea mortal? ¿Acaso no son encantadoras las hechiceras como Circe quien recurre a su magia para apoderarse de un Ulises transeúnte? ¿Por qué el amor es el aplazamiento que teje Penélope, acaso su espera no es la hiperestimación de un objeto idealizado?

Pulsión erótica atada a la muerte, pulsión erotizada de dominio, sublimación del fin amoroso tras el aplaza-miento o la espera, ¿Pueden igualarse estas formas eró-ticas al concepto de amor, o pueden darse sin que ne-cesariamente el amor las asimile? Las dos primeras más cercanas a la finalidad de la pulsión. La última, fijada a una forma mas elaborada y por tanto cercana al objeto, Parecería, en lo que estoy enunciando, que en el concep-to de amor se aglutina una serie de formas que tal vez habría que diferenciar.

El pensamiento griego contiene diversas formas de no-minar el amor: Eros, Filum, Ágape. Eros hace referen-cia a un amor cercano a la pulsión, es la pasión que no acepta razón, es la figura del niño travieso e inoportu-no que lanza sus saetas sin fijarse en que tiempo o a quien las arroja; Filum es el amor gregario, ese instinto que al ir evolucionando va atenuando su perentorie-dad de descarga inmediata y va diferenciando y discri-minando objetos para su fin, es el amor domesticado y refiere al cariño familiar o la fraternidad de un grupo, por ejemplo la afiliación a una sociedad; Ágape es el amor divino, el que toma la forma mas sublime, hace referencia a la reiterada frase de los seguidores de la figura de Cristo Ágape Teum Est: Dios es Amor, es la for-ma moral y elevada del amor. Eros es la base y permea desde ese lugar los otros, los origina y sigue latiendo en

Fragmentos de Amor de TransferenciaLuis Fernando Orduz

Nos es grato transmitirles el trabajo que nos presentó Luis Fernando Orduz hace aproximadamente un mes en la SPP. Co-lega que vino de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis y departió generosamente con nosotros. Aquí va un sugerente escrito de su autoría acerca del amor de transferencia:

El autor busca mostrar las formas que el concepto de amor de transferencia enunciado por Freud toma en un par de casos clínicos, y la manera en como el analista trabaja con este elemento en un proceso psicoanalítico. Lo importante de este fenómeno, dice Orduz, es que no desconozca el doble carácter del amor transferencial, un amor real en el que el terapeuta opera como señuelo. Si no se percata de ser señuelo sino objeto real, el amor se convertiría en acto. Si lo consi-dera como irreal esta evadiendo el principal aspecto de comprensión de la dinámica psicoanalítica. El fin del terapeuta no es desmentir el amor que el paciente siente, sino mostrar como la forma estereotipada de amar hace que todo nuevo objeto encarne una especie de guión inconsciente preestablecido por el inconsciente.

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ellos, su presencia en la medida en que se hace cuan-titativamente mayor puede desconfigurar el Filum y el Ágape. Estos dos últimos en tanto formas evoluciona-das buscan orientar y encausar el Eros.

Octavio Paz también plantea que el instinto básico cer-cano a lo animal es la sexualidad y sus dos variantes hu-manas son el erotismo y el amor. El erotismo es múltiple, variación incesante, mientras que el sexo siempre es el mismo. El erotismo es sexualidad transfigurada, Freud hablaba del polimorfo perverso. Pero en su idea sobre el amor Octavio Paz destaca la atracción hacia una persona única: “Sin erotismo no hay amor pero el amor traspasa el cuerpo deseado y busca el alma en el cuerpo y, en el alma, al cuerpo. A la persona entera”1.

El concepto de erotismo guarda las características de la pulsión en Freud, busca la descarga a través de di-versos objetos o diversas formas, para complacerse. El amor sigue la idea de un yo integrado que busca un objeto total. Esa forma también la destaca Kristeva, “El amor es el tiempo y el espacio en el que el Yo se con-cede el derecho a ser extraordinario…”2. Como si en el amor el Yo se ilusionara de reinar sobre la multiplicidad polimorfa de Eros.

Kristeva, a partir del pensamiento platónico, plantea di-versos grados de Eros. El Eros primario es perverso, busca objetos de forma maníaca, pero hay una fuerza que lo aleja de la multiplicidad para acercarlo a la idealización unitaria, la educación y la filosofía. Eros toma forma en la medida en que se contiene en Psique. El amor que quiere poseer objetos de forma indiferenciada es plural. El amor que ama la idea del saber o la idea de la belleza es uno. Línea de desarrollo que va de un Eros perverso y multi-morfo a un Eros unitario y sublime.

Este pensamiento platónico también hace presencia en Freud: “Con esta concepción amplificada del amor, no ha creado el psicoanálisis nada nuevo. El Eros de Pla-tón presenta, por lo que respecta a sus orígenes, a sus manifestaciones y a su relación con el amor sexual, una perfecta analogía con la energía amorosa; esto es con la líbido del psicoanálisis”.3 ¿En el concepto de libido estará ese concepto ampliado del amor, ese Eros originario?, ¿El amor estará del lado del ideal y el erotismo del lado de la perversión?

Amor y Eros son la visión de dos fenómenos que sien-do del mismo género (la sexualidad) van tomado ma-tices diferentes. No todo erotismo implica la presencia del amor pero amor sin erotismo tal vez no sea posible pensarlo en nuestro occidente moderno. El amor tien-

1 O. Paz. La Llama Doble. Seix Barral. 1993. P. 332 Kristeva Julia, Historias de Amor, Ed Siglo XXI. 1987- Pg 43 Freud Sigmund, Psicología de las Masas y Análisis del Yo. Ed Biblioteca Nueva. Pg 2577

de a ser una forma sublimada de Eros, Eros tiene mu-chas caras. El amor se establece a partir de un código en el cual se construye un ideal. Por eso cada época o sociedad constituyen modelos amorosos. El amor in-tenta contener a Eros, mientras que el pequeño Dios intenta desvirtuar los códigos. Cuando Eros busca el alma encuentra la forma del amor. Cuando Eros bus-cando el alma se fuga en las diversas zonas del cuerpo encuentra el erotismo.

Occidente construyó una forma para el amor a partir del modelo de las cortes del siglo XII y de la teología de los patriarcas de dicha época. Ese amor es uno, exclu-sivo, pide reciprocidad. Una característica del amor en occidente es el diálogo, el amor es intersubjetividad. “El verdadero amor consiste precisamente en la transforma-ción del apetito de posesión en entrega. Por esto pide reciprocidad y así trastorna la vieja relación entre domi-nio y servidumbre.” 4 Cuando el paciente demanda amor en la transferencia podemos imaginarlo de la forma úni-ca, terca, obstinada, excluyente que, dice O. Paz, tiene la forma del amor en occidente. No todas las transferen-cias en las que Eros se moviliza termina con las caracte-rísticas del amor cortés o histeria de amor; de la misma manera debemos recordar que la relación analítica no es exactamente un diálogo.

Para la Grecia clásica el amor era un delirio, Paz recuer-da que Epicuro vio en el amor una amenaza contra la serenidad del alma. En el espacio público griego no se vivía el amor como lo pensamos ahora. El amor emerge con la liberación de la mujer en Roma y con el cambio de las democracias a las tiranías que determina un re-pliegue hacia la vida privada (de la libertad política a la libertad interior).

Estos dos aspectos, el amor como delirio, y la búsqueda del amor por parte de la mujer libre guardan relación con las ideas de Freud sobre amor de transferencia, el amor es ilusorio y ello refleja la posición griega. Darle validez al amor de transferencia como una dimensión real sería aceptar que el deseo constituye una realidad (aunque Freud nunca desconoció el valor real del amor). Lo duro de la labor psicoanalítica en el manejo del amor es mos-trar aquello que el tiempo se encargaría de mostrar sin necesidad de la técnica que en últimas toda historia de amor es la historia de un desengaño. Por otro lado, Freud atribuye el amor de transferencia a la paciente mujer, es en ella en la que este tipo de amor se encarna. Siguiendo su idea y a manera de hipótesis sostengo que ese amor posesivo, excluyente y único esta presente en las pa-cientes mujeres, el engaño esta en el analista masculino quien cree que es el objeto de ese amor, porque detrás de ese llamado encantador se esconde el reflejo narcisis-

4 O. Paz. Ibid, Pg 118

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ta de otra mujer, la madre. El modelo del amor se susten-ta en la relación erótica (oral) con el pecho materno.

Muchos autores han mostrado como detrás de la deman-da amorosa hay múltiples deseos eróticos. Blum (1973), citado por Wallerstein, describe la transferencia erotiza-da como esa preocupación intensa, vívida, irracional y erótica por el analista, caracterizada por exigencias ex-plícitas y ego-sintónicas de amor y satisfacción sexual al analista que contiene un amplio espectro de pulsiones: “una posible dinámica homosexual encubierta por una erotización exagerada; frecuentes seducciones y sobres-timulaciones durante la niñez, sin la protección y apoyo adecuados a esa fase por parte de los padres; exposicio-nes traumáticas a la escena primaria con exhibicionis-mo de los padres e intrusiones en la privacidad de los niños; el narcisismo de la “excepción”; la insaciabilidad oral preponderante, con dependencia y hambre del ob-jeto, vulnerabilidad a la decepción y distancia defensiva; tendencias sadomasoquistas acusadas; una erotomanía maligna con problemas para el yo; sed de venganza y de reparación por las decepciones reales o fantasiosas y por la pérdida de objetos o del amor de los objetos”. 5

Siguiendo la figura de Ulises y Las Sirenas quiero desta-car en la cita de Blum dos caracteres, la homosexualidad encubierta por una erotización exagerada y la insaciabi-lidad oral con dependencia del objeto que son los mo-dos de fijación primarios de la niña con la madre.

Zetzel (1968), citada por Wallerstein, ya había planteado en el terreno de la histeria una continuidad. En un ex-tremo del continuo los mejor integrados de nivel fálico edípico con fijaciones triangulares e inhibiciones neuró-ticas. En el otro, los que manifiestan fijaciones orales con incapacidad de instaurar relaciones de objeto e incapa-cidad para establecer diferencias entre la realidad exter-na e interna. Y entre ellos un continuo similar

Schafer plantea algo similar desde el lado contratrans-ferencial, y advierte a los analistas masculinos de estar alerta acerca de los motivos que pueden alimentar el fuego de los deseos de sus analizadas femeninas: “evi-tar problemas de agresión; involucrarse en esfuerzos culpables para reparar dándole a la relación un tono romántico; seducir o dominar a la mujer para reforzar su propia y debilitada autoestima; evitar reconocer que trabajan con una analizada que está en ese momento, emocionalmente “muerta”; o prevenirse contra el reco-nocimiento de la transferencia materna de la analizada encendiendo a la transferencia heterosexual y aparente-mente paterna.”6

5 Wallerstein Robert, Observaciones Sobre el amor de Transferencia, Ed Biblioteca Nueva. 1998. Pg 44.6 Schafer Roy, Observaciones sobre el amor de transferencia. Ed B N. 1998. Pg 64

Betty Joseph entiende que enamorarse implica traer al análisis el tipo habitual de relaciones de objeto (obje-tos internos), amar, odiar, ser ambivalente, defenderse de amar y ser dependiente, toda la gama de posibles modos de relacionarse. Pero ubica el amor de transfe-rencia en la línea de Narciso: “Una paciente que intenta convertir a su analista en su amante tiene una imagen omnipotente y narcisista de si misma…Sin contacto con su propia realidad y la de su objeto, lucha por evi-tar todo sentimiento de diferencia entre el propio ser y el otro… El intento de convertir al analista en amante tiene que entenderse como parte de la estructura nar-cisista primitiva de su carácter, no permitir que el obje-to –el analista- sea distinto y separado de ella. Forma parte de una actitud agresiva, llena de envidia y des-tructiva que se ha separado y escondido en las prime-ras etapas del análisis, pero que surge ha medida que el análisis progresa hasta verificarse que la tendencia destructiva pertenece al modo de relacionarse de la paciente con los demás”7

Tras ese Narcisismo esta el cuerpo de la madre como reflejo. El analista convertido en amante es la fuente de agua que da consistencia y posibilidad de ser a la ima-gen. Reiterando lo planteado con Blum, al tomar Narciso la forma de la Histeria, la erotización de nuestra figura masculina como analistas queda enmascarada.

El paciente al relatarnos su historia se identifica con el personaje que crea, desarrolla el guión de su película. El trabajo analítico consiste en mostrar la fusión con esa imagen de si mismo a la que en medio de la narración rinde culto. Cuando la idea del amor emerge en la con-ciencia nos enamoramos de esa imagen. La conciencia se ata a la imagen de la belleza, como Narciso enamo-rado de su propio reflejo, no se enamoran de uno, se enamoran del reflejo de ellos en uno. Analizarse es un acto Narciso pero, como bien lo dice Kristeva, mientras en el mito original de Ovidio, Narciso muere enamo-rado de su imagen, con Plotino se abre la posibilidad que Narciso sea una fuente de conocimiento. Esa es la ruta psicoanalítica mostrar como ese enamoramiento es una ruta de acceso a sí mismo, el problema es que el analista como fuente o espejo puede acabar siendo destrozado en ese conocimiento.

Quisiera retomar antes de terminar un concepto de Ro-ger Dorey, la pulsión de dominio, la cual el autor relacio-na con la perversión narcisista. Hay un amor que tiene la huella de Narciso, no es la relación de amor que implica un diferente. Este vínculo tiene dos facetas: la seductora, en la cual el amante impone su deseo en el amado, yo te deseo se convierte en tu me deseas; y la forma obsesiva en la que se busca anular la posibilidad de deseo en el otro,

7 Joseph Betty, Observaciones sobre el amor de transferencia. Ed B.N, Pg83

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lo que busco es que no tengas deseos, incluso deseo de mi. La relación de dominio esta caracterizada por tres fases: despojamiento, en la cual se elimina el deseo en el otro; imperio, en la cual se impone el deseo de uno en el otro; la huella, en la cual físicamente se marca al otro, recor-demos como en la época contemporánea los amantes recurren al tatuaje.

Caer en la seducción del paciente es caer en su dominio, en su imposición, por eso esos pacientes nos dejan mar-cas de fuego. Si en algo nos parecemos a otra profesión que vendiendo la ilusión del amor no cae en el engaño, es la prostitución. El uno vende la ilusión de un alma, la otra la ilusión de un cuerpo. En el primero el deseo ca-rente de alma busca en el análisis un código donde an-clar una pregunta errante, en el segundo el deseo caren-te busca un cuerpo donde ser efímero. Ambos en común enfrentan al cliente quien viene a dominar, a repetir una historia, no lo obtienen todo del analista, no lo obtienen todo de la prostituta, no obtienen la sumisión que el do-minio desea obtener.

Historias

En ocasiones me encuentro en silencio frente al pade-cimiento de los pacientes, en otras hay palabras en las que uno cree que les ilumina la vida y que puede corres-ponder a la expectativa con la que llegaron. ¿Cómo ser sólo la razón de Atenea frente a la vida de los seres que nos hablan?, ¿Cómo pensarlos desde categorías?, “Con-tra las pasiones, nada se consigue con razonamientos por elocuentes que sean…Invitar al paciente a yugular sus instintos, a la renuncia y a la sublimación, en cuan-to nos ha confesado su transferencia amorosa, sería un solemne desatino”8. Me queda Ulises, y por ello me dejo atrapar como señuelo, me dejo quemar en sus fuegos, me vuelvo significante de sus historias. Sin mis oídos, ¿Cómo escucho la voz del encantamiento?

A mi primera paciente la llamaré Isabel. A la última sesión antes de irse a vivir al exterior llegó con un enorme afi-che de Blue y tras llorar casi toda la sesión mencionó que el momento que mas le gustaba de la película era cuan-do la protagonista quien había perdido recientemente a su marido en un accidente de tránsito, encuentra lloran-do al ama de llaves de la casa; la frase que mi paciente destaca es que ésta última le dice a la primera que llora por ella, por las lágrimas que no puede derramar. Y me dice como última frase del análisis, “No solo lloro porque me da tristeza dejarlo, lloro por ud, porque su formalidad analítica no lo deja llorar”. Me acuerdo de Dorey y pienso en como me impone su deseo y la huella del afiche.

Isabel presionaba los límites del encuadre, no creía en la racionalidad analítica, se burlaba continuamente de ella.

8 Freud Sigmund, Observaciones sobre el amor de transferencia. Ed Bi-blioteca Nueva, Pg 1692

Tras un año de analizarse cuatro veces a la semana y es-tar recostada en el diván dice que le aburre, que quiere ver mi cara, y acto seguido se sienta para no acostarse nunca más. Presiona por llevar cosas y hacer cambios al interior del consultorio, un día llega con velas azules y dice que el color más bonito que mis paredes pueden tener es el azul. Otro día lleva copas azules y las deja en mi escritorio. Hay días en que se acuesta sobre la alfom-bra y me dice que me acueste al lado de ella y la abrace.

Me sentía invadido, pero no puedo decir que la sensa-ción era desagradable, era la seducción de un Eros ju-guetón que buscaba depositar sus deseos en mí para que yo los actuara al mismo tiempo que ella. Nunca sen-tí incomodidad en sus demandas, en alguna sesión use una interpretación que la sentí juguetona con su insis-tencia en que todo fuera azul y le dije que lo que busca-ba era tenerme “a su lado”.

Es una mujer de 30 años en el momento de iniciar aná-lisis. Al terminar su bachillerato ingresa a hacer doble programa académico en una institución de educación superior. La muerte de su padre a un año de terminar las dos carreras hizo que suspendiera los estudios y nunca más quiso volver a estudiar. En el momento del análisis estaba dedicada a ser profesora de colegio en las áreas que estudió en la Universidad. Tiene una mala relación con la figura materna pero una buena relación con figuras, mas que paternales, patriarcales. Usual-mente buscaba profesores mayores de los cuales se ahijaba. Y eso es lo que percibí en el curso de las sesio-nes, un manifiesto enamoramiento Edípico que la lleva a buscar figuras mayores y reproducir de alguna mane-ra el momento de la muerte de su padre a través de los diversos momentos de separación que toda relación contiene por naturaleza.

Un día de Noviembre al finalizar la sesión y darme la mano para despedirse, se queda en el marco de la puerta diciéndome: No es poquito ni chistoso lo que pasa por mi corazón, las manos finalmente se tocan, pero solo cuando debo irme. Que lejos me siento, un poco sola, un poco llena, un poco usted, un poco yo, no sabe, sé que no lo sabe, cuan-to y como siento, por ud, por mi, por…no sé. Aunque mi primer impulso, obrado por la prudencia con el manejo del encuadre es callarme, opto por decirle lo que pienso: cada vez que digo dejamos ahí por hoy sus palabras bus-can derrotar la soledad que siente con la despedida. A lo que ella contesta antes de despedirse definitivamente: A veces me quedo sin fuerza y no puedo respirar mas, ojala, al menos una vez, pudiera tocarlo…

En la sesión siguiente entra y llora durante mucho tiem-po, luego queda en silencio largo rato, hecho no muy usual en ella y faltando quince minutos para terminar dice: Lloro y lloro por no saber, por no sentir, y sin embar-

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go, todo lo siento en demasía. El día que mi papá murió me dijo que me sentara a su lado y que le cantara el coro de la novena sinfonía de Bethoven, y yo se la cante suavecito al oído, y mientras se la cantaba se murió. Sigue llorando, hacia el final me dice: hoy mis lágrimas son sin luz, mi cuerpo siente añoranzas, quisiera que me acariciara, que me abrazara, me derrito. Le digo: cuantas veces se derrita tendrá el abrazo de este espacio y de mis palabras. Y ella dice: Nunca he visto una vela que se derrita en su propia forma. Nunca se derrite encuadrada. Por eso y, a pesar de todo, seré en el futuro una vela pero sin llama, apagada y conservada en su color y su forma.

Le digo: Al no abrazarla como ud quiere me siente tan frío y distante como siempre sintió a su madre.

Y me dice: lo rico de los abrazos es que no tienen forma, los psicoanalistas si.

El tono de sus sesiones era poético y en ocasiones sien-to que forzaba interpretaciones que se ubicarán en el mismo tono, pienso que de esta manera lograba la transferencia erótica con la figura paterna, hecho que la complacía. De alguna manera cuando decía que me sentía agradablemente invadido era porque me iden-tificaba con la figura paterna que me proyectaba. Pero esta transferencia amorosa paterna escondía la agresión que antes señalé con la figura materna que es la que ella buscaba romper.

Interrumpo el proceso durante una semana y en la se-sión de retoma me dice con gesto infantil de rabia, no me gustan las interrupciones, Noo (vuelve su gesto infan-til que hace que el reclamo lo reciba de forma amorosa pero igual con sentimiento de culpa) y por ello le digo, me lo dice con esa cara de niña para que no quedemos re-sentidos el uno con el otro, ud con mi abandono y yo con su reclamo.

Ella me dice: El psicoanálisis me redime y a la vez me cruci-fica.... Parece un período de tiempo que ya ni siquiera pue-do recordar... Tres, cuatro sesiones no cumplidas? .... Y yo me desvanezco sin esa rutina exigente, a veces dolorosa, a veces miedosa pero siempre reconstructiva y reveladora.

Aquí siento la ambivalencia que vengo señalando, la parte dolorosa, exigente, que es donde siento la trans-ferencia materna, recubierta por palabras como reden-ción, reconstrucción que compensan poéticamente, en la transferencia amorosa paterna, el dolor y la rabia.

Sigue con su relato: He descubierto tantas cosas de mi en estos días...., pero no se cómo ordenarlas, no sé cómo enca-jan en esta maraña que es mi vida....O tal vez, no quiero, o no puedo, o no estoy lista para ver, para entender....Sé por ejemplo que mis renuncias , de las que usted tanto habla, quizás son una venganza , una venganza por el abando-no afectivo, por el dolor inflingido (Creo que es evidente

que hay rabia de parte de ella por mi abandono pero no quiere que yo la sienta)... No sé.... Sé que no puedo “tocar” a mi mamá porque ella nunca pudo tocarme, porque mi piel no la reconoce como algo tocable, porque tengo mie-do, porque me duele su indiferencia, pero aún más me due-le su dolor, no lo soporto....

Le digo, por eso no me haces reclamos por que sientes que me tocaría el dolor y sobretodo su rabia, siendo así yo sería más mama y menos papá.

Si ud se pareciera un poquito a mi mamá no volvería, guá-cala… Mire hace muchos, muchos años, yo tenía, no sé 14 años... El papá de una amiga mía se había muerto y yo me apropié del dolor como si fuera mi propia pérdida.... Fue un duelo absoluto, rotundo, gris, silencioso, abrumador.... Una noche llegué a mi casa y oí a mi mamá hablando por telé-fono. Si va a la Costa, entenderá que es difícil en una casa silenciosa, en la noche, no oir lo que una costeña habla por teléfono... Hablaba con una amiga suya y le decía entre ri-sas y burlas “ no mija, si ella está postrada ( ja, ja, ja), de una solidaridad con la amiga, que eso ni conmigo.... Ajá, tu sabes,, ella que se las da de hipersensible…” Sentí como el pedazo de hierro que le tiró Hindley a Heathcliff.... Algo frío y pesado cayó en mi corazón, haciendo más daño que cualquier enfermedad posible.... silencio............

En ese momento pienso lo mismo que la madre, que es una persona hipersensible, pero siento que debo que-darme callado, al hacerlo percibo que encubro como ella, el elemento materno puede irritar nuestra relación analítica, mi silencio es identificación proyectiva. Como si impidiera al analista hablar desde la transferencia ma-terna (si se pareciera un poquito a mi mamá no volvería). Ella sigue con su relato: Un amigo de esa época, llegó por mí.... Era muy joven, parecía casi un niño.... Fuimos a un café, pero yo necesitaba algo más intenso.... Terminamos en un bar en el centro.... El me miraba alelado, como siem-pre.... Y yo estaba más ausente que nunca....Cuando sali-mos, yo no quería volver a mi casa... Parqueamos en un parque que hay a la vuelta... Nos bajamos y yo me acos-té en el pasto...., quería coger la tierra entre mis manos, estaba destruida... El me miraba y decía que mis manos parecían tener tanta fuerza que se sentía casi subyugado a ellas aunque no lo tocaran.... Entonces yo empecé a to-carlo…Creo que el estaba entre aterrado y enloquecido.... Yo supe entonces, por primera vez y para siempre, que mi única forma de soportar el dolor era física, necesitaba que mi piel sintiera que estaba viva, necesitaba ser tocada y tocar, necesitaba comprobar mi existencia y sólo eso me devolvía la unidad... Permanecía la tristeza, pero se sana-ba el resquebrajamiento... Tal vez fue la única vez que he estado con alguien que no amaba intensamente; eso me duele no por mi sino por él que quedo, no sé, como sella-do, marcado por mi intensidad.... Y como usted no se can-sa de repetirme, mi intensidad mata a los otros... Entonces

REFLEXIONES PSICOANALÍTICAS

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BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/DICIEMBRE 2011 - Nº320

estoy condenada a fragmentarme o a fragmentar a otros con mi inmenso amor”....Y ahora siento que cínicamente me estoy abandonando a la indiferencia, a la quietud, a la ausencia, a la nada....

Pienso que la Tierra es el símbolo de la madre, y que an-tes de dejarse tocar por un hombre al que utiliza para recomponerse de un dolor, abraza a la madre tierra. Su gran sensibilidad y su deseo de ser tocada tienen que ver con recomponer la piel que siente que no se construyó en la relación con la madre y que la lleva a sentirse vulnerable de forma extrema. No solo abraza la tierra luego necesita poseer a una persona, de ahí que ella manifieste que su intensidad mata a los otros. Pero no cualquier persona, un hombre sacia la agresión por la burla materna.

La escena que narra es un poco la historia de Drácula, quien sacia la pérdida de la amada original en la sangre de mujeres jóvenes en quienes persigue el ideal perdi-do. Isabel necesita la tierra y el abrazo, sino esta conde-nada a la fragmentación

La segunda historia que quiero traer la llamaré Bereni-ce. Tentación es la palabra que resume lo que generó ella en mí. Berenice, tras un largo silencio, realiza un pedido tímido que se fue acrecentado con el tiempo. Berenice era deportista, instructora de fitness, sin pla-ta, llena de pretendientes a los que abandonaba ince-santemente y preocupada porque su vida transcurría sin encontrar un amor en el cual asentarse. Me pidió, casi al punto del ruego, que saliera con ella, que inten-táramos “algo”. Fue tajante en su amenaza, o estamos juntos o hasta luego. Sentí la violencia de la demanda amorosa, su urgencia. Al no aceptar las interpretacio-nes de la situación decide no retornar. Dos años des-pués retornó y me comentó que desde hacía un año tenía una relación estable.

Aún recuerdo una sesión tras un corte de vacaciones, me trajo de regalo una camiseta XL. Hablamos de la forma en como me ve. Ella es fisicoculturista y se pre-ocupa mucho por el estado de su cuerpo, vive rodeada de personas que se dedican a hipertrofiar sus formas corporales, por ello me agranda. Luego viene una épo-ca de silencios, recuerdo la frase de Freud, cuando el paciente calla es que esta pensando en el analista. Lue-go de algunas sesiones de mucho silencio le digo que seguramente algo que esta pensando a propósito de mi le hace estar en silencio. Dice: es que quiero decirle algo pero me da pena, y en esa tónica continúa algunas sesiones. Un día tras un silencio prolongado me dice que ella esta sintiendo una fuerte atracción por mi y que desea salir conmigo, sus amigos psicólogos le ex-plicaron que eso se llama amor de transferencia, pero ella se resiste a creer en esa idea.

Un día termina la sesión y se sienta en el diván, muda espera mi respuesta a su demanda, o salimos o no vuel-vo a análisis. Me mira con sus ojos cafés y su melena alborotada, yo le digo que soy su nueva presa, como lo han sido los otros hombres con los que ha estado, me dice que soy diferente. Le digo que mientras en ellos hay una hipertrofia corporal en mi esta haciendo lo mismo hipertrofiando lo que soy como la vez que me regalo después de vacaciones una camiseta mas gran-de que mi talla real.

Claro que la tentación existe, y solo la certeza de la trans-ferencia me defiende. Siento que estoy usando la teoría como protección. De alguna manera su manifestación me bloquea, los hombres se fascinan ante ella, y cuando los enamora ya no le sirven. ¿Cuál es la dinámica de su atracción? Recuerdo a Dorey cuando dice la seducción es hacer que el otro sienta el deseo que yo siento. De alguna manera me atrapa en esa dinámica cuando acep-to internamente la tentación. Es bella, me siento como una presa acorralada frente a un depredador, soy débil y siento que la razón logra contener el Eros que busca deshacerse de la atadura.

Berenice llega al análisis porque se siente en una en-crucijada de vida, por un lado no le satisface la carrera que estudió y desea dedicarse a ser instructora de ae-róbicos en vez de doctora, hecho que la enfrenta con-tinuamente a su madre. Piensa que a través del análisis logrará clarificar que es lo que en el fondo desea. Por otro lado siente que le va mal con los hombres, las mu-jeres con las que trabaja en el gimnasio están casadas con hombres mayores, millonarios y ella es la única que sale con un instructor de aeróbicos al cual termina ayu-dándolo económicamente. Al iniciar el análisis deja a su novio y mantiene relaciones cortas con hombres a los que continuamente deja. Esto deja en ella una fuer-te sensación de insatisfacción.

En el comienzo del análisis relaciono su trabajo con el cuerpo como un intento autoerótico por encontrar una satisfacción que no encuentra en su relación con los hombres, que la dejan insatisfecha. Ella trae a sesión que no siente nada cuando esta con un hombre, de hecho las veces que se ha acostado es porque esta con tragos encima, el contacto sexual es algo que evade.

También le relaciono esa imposibilidad de conseguir un hombre estable a ese amor tan grande que siente por su padre. A pesar de ser una persona mayor es su adoración y ella siente que no hay un hombre como él. A no ser que sea la imagen de un hombre mayor y proveedor como lo son los maridos de sus amigas a las cuales envidia.

En ese momento me hace una diferencia, ella no anhela la situación de sus amigas, anhela la situación de Clara (su entrenadora). Clara es la mejor entrenadora del país,

REFLEXIONES PSICOANALÍTICAS

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BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/DICIEMBRE 2011 - Nº3 21

la que más plata gana y tiene un marido perfecto y nunca le ha puesto los cachos. En cambio las otras no hacen sino ponerle cachos a sus maridos, y yo no anhelo esa vida. An-helo la vida de Clara, ella es la confirmación que uno puede trabajar en lo que quiere y estar con el hombre que se ama toda la vida.

Esas frases internamente son descalificadas por mi, la siento ingenua, romántica. Todo lo contrario a lo que despierta con su imagen física y su manera de vestir, las cuales son provocadoras. Añora la elegancia y so-briedad en Clara, su relación matrimonial y su éxito económico. Pero nada de eso posee en este momento, desea lo que carece. Clara es la imagen de la que se enamora, el cuerpo que desea construir. Clara es la ma-dre, imagen perfecta que busca reconstruir a través de la imitación de su cuerpo.

En Berenice opera la idealización por compensación de carencias. Anhela lo inalcanzable o imposible. Pero también esto es la reiteración de la historia familiar. Su madre se casó con un hombre mayor, de buena posi-ción social. Pero hoy ese hombre está en decadencia. En ese amor por las figuras grandes hay un intento de recomponer la figura idealizada del padre pero tam-bién esta fuertemente arraigada la identificación con la madre destructora

Yo no entiendo porque mis papás no se separaron, lo único que yo he visto desde que nací es como mi mamá le hace la vida imposible a mi papá. Ellos se llevan casi 20 años y mi papá la sacó de pobre. Pero eso mi mamá parece que lo ol-vidó, tanto que parece que no tuviera familia, se les desapa-reció por completo, esta es la hora en que no conozco a mis abuelos maternos o a la familia de mi mamá. Pero es como si eso le hubiera generado un resentimiento con mi papá es to-talmente cínica con él y a mi me da tristeza verlo a él cansado, apocado, sometido. De hecho todas nuestras peleas comien-zan porque yo entro a defender a mi papá.

Odiando a su madre, reproduce de alguna manera el mismo modelo, un hombre que le cambie la vida, pero también un modelo de madre diferente al que tuvo. Du-rante el proceso analítico deja entrever un amor ideali-zación por Clara con la que se identifica y un amor idea-lización por un objeto que anhela, su analista. La iden-tificación con Clara es posible, la posesión del hombre que anhela es imposible. Pero si caigo en su deseo, si me dejo seducir por las hipertrofias que genera en mi Yo su deseo, se que repetiría su historia. El anhelo es compro-bar que ningún hombre le es suficiente, repetir su insa-tisfacción. Es su manera de destrozar la figura masculina y quedarse con la misma historia de la madre.

Al igual que con Isabel percibo que el amor al analista es el encubrimiento de una identificación ambivalente (odio-enamoramiento) hacia la madre. Si cayera en el pe-

dido amoroso me destrozaría como las sirenas a quienes atendían su llamado.

Al tercer caso lo voy a llamar Adela. Cuando un amigo le pregunta que cuál es su hombre ideal ella se ríe, el ami-go le pregunta que porque se ríe, ella no le contesta pero piensa en mí. Y en diferentes esferas y momentos de su vida ha jugado diciendo mi nombre como respuesta a la pregunta de si sale con alguien.

En los últimos meses, Adela empieza a presentar sínto-mas de dolores corporales de todo tipo como migraña y artralgia. Ha paseado por diferentes centros de salud, se ha convertido en una paciente de urgencias. A pesar que su mente y los exámenes médicos le indiquen que en su cuerpo no hay un signo real de enfermedad mor-tal, su alma se queja de ese dolor como se queja cuando me hace declaraciones de amor. Pienso como en nuestra cultura se constituyó una subjetividad del amor enlazada con la muerte. Recuerdo el amor y la tragedia: Tristán e Isolda, Romeo y Julieta, Efrain y Maria.

Al principio del análisis con Adela me llama la atención su forma de vivir la vida, estaba en último año de Uni-versidad y usaba piercings y ropanegra, identificándose con el estilo de vida de los metaleros, era muy rebelde y presentaba conflictos con las figuras de autoridad.

Durante el último año y medio de análisis no mantiene relaciones con ningún hombre. Para Adela lo falso es el mundo de los hombres del exterior, lo auténtico es el amor que vive al interior del análisis, lo que hay afuera son remedos o simulacros. Aunque reconoce con dolor que ella sabe que por mas que se enamore de mi nunca pasará nada. Es en este momento cuando la primera ma-nifestación de dolor somático con angustia de muerte se da, pienso en la frase de Kristeva: “Narciso se mata porque toma conciencia de que ama lo falso”.

Cuando en algún momento, por motivos económicos, reduce su análisis a dos sesiones se presenta el segun-do episodio de dolor somático y angustia de muerte. Tras dos meses de mantener dos sesiones en los que se presentaba el cuadro de somatización y angustia, de-cide retomar las cuatro sesiones. Logra lo que desea, vuelve a vivir su análisis en la forma ideal de su amor, un analista-amante dispuesto para ella varios días a la semana. ¿Que hay detrás de ese amor aparente de transferencia? En su dolor es exigente, tiránica, contro-ladora, te quiero ahí para mí, parece ser su mensaje. Su amor es dominio, posesión.

Al salir de su carrera consigue trabajo en el lugar don-de hizo su práctica de último año. Por ello se quita los piercings, deja de ir a sus sitios de rumba, rompe con el novio metalero que tenía y se transforma en una doctora de-sastre. Paralelo a este proceso comienza a manifestar su amor por mí.

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Nombrada por la IPA

Comunicamos a todos los colegas de nuestra sociedad el nombramiento por la IPA de nuestra colega Adela Escardo para integrar el Comité de Información Pública (PIC). Este Comité realiza una importante labor de difusión entre los miembros de la IPA y hacia el público en general. Felicitaciones, colega!

Al dejar su imagen metalera fue como si una máscara de fortaleza y rebeldía hubiese cedido para darle paso a la debilidad, aparecen manifestaciones somáticas de dolor, aparece la mujer que desfallece, muere la guerre-ra. Pienso que es tan verdadera una identificación como la otra. La máscara no por ser tal es menos verdadera que lo que esconde. Al dejar de ser metalera es porque la identidad de doctora, es tan fuerte que deriva en eso. Pero, ¿por qué?, ¿será que se captura en la imagen amo-rosa que cree placer a su analista? La enamorada deja de ser ella para convertirse en una imagen agradable al otro, el dolor de la transformación es ahora el dolor fí-sico que la acompaña. Sus amigos le dicen que lo que necesita para curarse del dolor es un novio y la rumba metalera. Protesta frente a estas intervenciones: “porque todo el mundo me dice que lo que necesito es un novio, que lo que necesito es afecto, yo no necesito de eso, ni rumbiar, si vamos a eso, a quien necesito es a ti”

En ocasiones sus declaraciones de amor me sobreco-gen, me dejan en silencio. No quiero tender hacia una racionalización del amor de transferencia, y llenarme de pensamientos como: no es un amor real, esta poniendo en mi los deseos de una figura idealizada ausente como es la de tu papa, una figura que no existió, entonces estas cons-truyendo un modelo idealizado de figura masculina. No es que esto no sea verdad, de hecho me parece que es vá-lido, y durante el proceso se ha dado una comprensión acerca de esta idea. Pero pareciera que no es suficiente.

En una sesión de retoma de análisis tras unas vacaciones de parte del analista manifiesta dolor en el cuerpo y verba-liza que su dolor esta asociado al temor de mi abandono. Ya no teme mi muerte, ahora la muerte hace parte de ella. En algún momento del análisis le manifiesto que si antes era: si no te tengo te mato, ahora es: si no tengo lo que amo prefiero la muerte.

Adela, como Isabel, tiene un padre ausente. En Adela no hay modelo, no hay nombre es una no presencia. En Isa-bel una presencia que desapareció, una presencia con la que se enterró. En Berenice un Padre que se debilita. En las tres: una relación hostil con la madre. Pienso en la idea que el modelo de amor de las mujeres no es la figura paterna sino la madre. Un amor intenso por la fi-gura paterna que esconde una dependencia voraz por la madre, de la voracidad queda el odio en la madre y en la evolución hacia la figura paterna, la voracidad evolu-ciona a una forma de amor. En las tres percibo un amor por una idea en la cual quieren involucrarme, en Isabel el amor por la sensibilidad poética, en Berenice el amor por el cuerpo, en Adela el amor por la profesión.

Como analista soy un objeto soporte de sus ideales, un verbo hecho carne. Esa es la erotización: encarnar una idea, un concepto. Recuerdo un sueño de Adela: El es-

cenario es la edad media y estoy en un castillo con Fabio Osorio que es un compañero del colegio que siempre me encantó, con el que nunca pasó nada, además después se cruzó Ignacio, y entonces ya a Fabio como que no le pare mas bolas, pero me encantaba. Y yo era como una prince-sa, y el salió hacia otro castillo donde había un fantasma y yo salí detrás de él, porque me daba miedo que enfrentara al fantasma y cuando estaba en camino hacia el castillo detrás de él me desperté.

Le digo que su amigo tiene las mismas iniciales de mi nombre y que teme despertarse de su sueño. El fantas-ma sería mi presencia real. Es la ilusión, la ensoñación la que sostiene el amor, el real y el de transferencia, sino existiera el engaño no estaríamos enamorados, por ello cuando las personas imaginadas se hacen reales el en-gaño desaparece.

En las tres mujeres percibo una voracidad insaciable y la carga libidinal se transfiere a la erotización de la relación. De hecho las tres son voraces, Isabel con los helados y los dulces, Adela con la comida y Berenice con los ali-mentos proteínicos y energizantes.

BIBLIOGRAFIA

Dorey Roger. La Relación de Dominio. Libro Anual de Psicoanálisis.

Freud Sigmund. Amor de Transferencia. Tomo II. Obras Completas. Ed Biblioteca Nueva.

Freud Sigmund. Psicología de las Masas y Análisis del Yo. Tomo III. Obras Completas. Ed Biblioteca Nueva.

Kristeva Julia. Historias de Amor. Ed Siglo XXI.

Paz Octavio. La llama doble. Ed Seix Barral.

Wallerstein y cols. Observaciones sobre el Amor de Transferencia. Ed Biblioteca Nueva.

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Wilfred Bion fue, ante todo, un psicoanalista creativo. Su capacidad de observar y de otorgar significado a sus observaciones, junto con su magnífica intuición, que postulaba como funciones esenciales en el tra-bajo psicoanalítico, constituyeron precisamente los elementos básicos de su actitud creativa.

Apoyándose en Kant sostenía que si trabajamos con la intuición sola, aislada, la intuición es ciega; y si lo hacemos con el concepto solo, aislado, el concepto es vacío. Por tanto, conviene tratar de establecer una buena integración entre la intuición y la conceptuali-zación para que pueda surgir el pensamiento madu-ro y reflexivo que nos permitirá acercarnos a la ver-dadera comprensión de lo que pasa en el paciente, principalmente en el paciente psicótico.

La devoción de Bion por la verdad fue uno de sus grandes méritos y una de las más valiosas contribu-ciones que nos ha legado. Freud nos ha enseñado que “... no debemos olvidar que la relación analítica está basada en un amor a la verdad, esto es, en un reconocimiento de la realidad, y que esto excluye cualquier clase de impostura o engaño”.

Bion afirmó también que la búsqueda de la verdad era tan esencial para el crecimiento mental como lo es el alimento para el crecimiento biológico. Sin la verdad, la mente no se desarrolla, muere por inanición.

Bion ha conservado lo más valioso de las contribu-ciones clásicas de Freud y de Melanie Klein, encarán-dolas - a veces - desde perspectivas o “vértices” di-ferentes. De esta manera, desarrolló aperturas hacia nuevas formas de pensar en psicoanálisis. Bion ha su-gerido el término “vértice” porque lo considera más apropiado que la expresión “punto de vista”, para ser aplicado a situaciones y casos particulares sin provo-car confusión. El “punto de vista” se refiere demasia-do específicamente al órgano de la visión. Cuando se visualiza una línea, sin representarla en el papel, uno hace algo que se describe como usar el “ojo interno”, “ver en la imaginación” o “visualizar”. Esta actividad depende de la contraparte mental del sentido visual. Por ese motivo, prefiere utilizar el término “vértice” para aplicarlo a las diferentes posibilidades y proble-

mas que encontramos en la clínica. El concepto de “Vértice” se refiere, pues, al ángulo desde el cual se trata de comprender primero y comunicar después una determinada experiencia; por ejemplo, la expe-riencia psicoanalítica.

Cada uno de los integrantes de la pareja psicoanalíti-ca, el analista y el paciente, tendrá su propio vértice con respecto a la experiencia que comparten. Estos vértices deberían mantener entre sí una distancia útil, sin estar demasiado cerca (para evitar la confusión) ni demasiado lejos (para evitar la falta de comunica-ción). Debe haber cierta diferencia de vértices para que sea posible la correlación y la confrontación, que son aspectos importantes de la tarea psicoanalítica.

A través de toda la obra de Bion, puede comprobarse una profunda preocupación por los problemas de la verdad, de la mentira y de la falsedad, que fueron y si-guen siendo los problemas de los filósofos, epistemó-logos, etc. Conviene hacer una distinción entre false-dad y mentira, ya que lo falso representa una concep-ción errónea de la realidad, mientras que la mentira constituye una distorsión intencionada de la misma.

El enunciado falso está más en relación con la in-adecuación del ser humano que no puede sentir-se confiado en su habilidad de darse cuenta de la verdad. El mentiroso tiene que estar seguro de su conocimiento de dónde está la verdad para no caer en ella por accidente, tal como lo afirma Bion. Estos planteamientos podrían reformularse en términos de conocimiento, preguntándonos: “¿Qué es lo que conocemos en psicoanálisis?” “¿Cómo lo conoce-mos?” “¿Qué hacemos con lo que conocemos?” De estas preguntas surgen, sino respuestas directas, algunas hipótesis acerca de:

• La realidad psíquica y la estructura de la mente; es decir, formulaciones sobre la parte psicótica y la no-psicótica de la personalidad, sobre las alucinaciones y la alucinosis, sobre la “rever-sión de la perspectiva”, etc.;

• El funcionamiento de la mente; a saber, una teoría acerca del pensamiento, sus orígenes, sus usos y sus trastornos, y la aplicación de la

Evaluación y Diagnóstico del Paciente Psicóticosegún las ideas de Bion

 León Grinberg. Asociación Psicoanalítica Madrid

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“teoría de las transformaciones” para su mejor comprensión; y

• Las formulaciones técnicas, con una serie de con-sideraciones y desarrollos acerca de la actitud mental del analista en su tarea clínica diaria.

Al leer a Bion, se tiene la impresión de que intenta presentar un análisis “vivo”, a través de interrogantes sin respuestas definidas, no saturadas, y orientadas hacia un universo en permanente expansión.

Bion postuló la coexistencia de una “personalidad psicótica” y de una “personalidad no-psicótica o neu-rótica”. Las manifestaciones de la parte psicótica de la personalidad no “cabe” dentro del modelo del apa-rato psíquico planteado por Freud y casi tampoco “cabe” en el campo ampliado de la mente plantea-do por las teorías de Melanie Klein. Para que puedan apreciarse los fenómenos psicóticos del modo como Bion los describe, es necesaria una nueva ampliación - extensión del campo - para dar cabida a la identifi-cación proyectiva normal y patológica, en sus diver-sas modalidades, a las evacuaciones de los órganos de los sentidos (transformaciones en alucinosis) y a las fuerzas no reconocidas que Bion sugiere han ope-rado y siguen operando en los grupos humanos.

Como ya he señalado, uno de los conceptos más fun-damentales descritos por Bion es el de la diferencia entre la “personalidad psicótica” y la “personalidad no-psicótica”. Podemos encontrar la base de tal di-ferenciación en Freud quien, principalmente en sus artículos sobre “Fetichismo” y “La escisión del Yo en el proceso defensivo”, muestra el clivaje irreductible que afecta al Yo en el ejercicio del papel esencial que tiene en el conflicto: por un lado, reconocer las exi-gencias de la realidad y, por el otro, evitar el displacer. El fetichista siente que tiene que resolver un dilema acuciante: una parte de su mente acepta la existen-cia de la realidad, y la otra parte la rechaza porque no tolera que la mujer carezca de pene, ya que ese co-nocimiento implica la reactivación de su angustia de castración. Recurre, entonces, a una renegación o re-pudio de dicha realidad peligrosa. Freud, al descubrir esa situación utilizó el término alemán Verleugnüng (renegación o rechazo) para diferenciar el destino de la idea que se pretende eliminar, reservando el térmi-no Verdrángnung (represión) para el afecto.

Estos conceptos de Freud sirvieron como punto de partida para que algunos autores, especialmente Bion, establecieran la diferenciación en todo ser humano de dos modalidades de funcionamiento mental.

Para Bion, el concepto de “personalidad psicótica” no es un diagnóstico psiquiátrico; se trata más bien de una modalidad de funcionamiento mental que se caracteriza por el lenguaje, por la conducta y, sobre todo, por el efecto que esta personalidad puede des-pertar en el interlocutor.

¿Cuáles son los rasgos más importantes de la “per-sonalidad psicótica? Destacaré, en primer lugar, la intolerancia a la frustración. El paciente psicótico no la tolera, ni tampoco la ausencia del objeto. Por ese motivo recurre a mecanismos psicóticos para tra-tar de evitar la frustración en lugar de modificarla. En mi opinión, éste es un elemento de diagnóstico diferencial importantísimo. El paciente neurótico puede intentar modificar la frustración ajustándose más a la realidad; en cambio, el paciente psicótico la evita por medio de la negación extrema, la alu-cinación, la disociación e identificación proyectiva patológicas. Otra característica es la del predominio del odio y de los impulsos destructivos con que se ataca la realidad externa y la interna. Este odio se hace extensivo a la conciencia y a todas las funcio-nes asociadas con la misma (atención, memoria, jui-cio, etc.) y a todo aquello que permite establecer un vinculo con el objeto con la realidad. En el psicótico, como consecuencia de estos ataques, puede surgir el temor a la retaliación y el sentimiento de una aniquilación inminente. Este sentimiento adquiere, en ocasiones, la calidad de un “terror sin nombre” porque el paciente ignora su contenido. Este terror puede provenir de relaciones muy conflictivas que ha tenido en su infancia con una madre que ha ca-recido de la capacidad de “reverié” es decir de ha-ber podido recibir y contener sus ansiedades (entre otras, el miedo a morir que experimenta el niño) y de haber logrado transformarlas y devolverlas a su hijo en forma mitigada y tolerable.

¿Qué otra consecuencia puede haber de estos ata-ques violentos contra los objetos externos, los obje-tos internos y sus vínculos correspondientes? Pues que se produce una mutilación de aspectos del pro-pio self, de partes de los objetos y de los vínculos, que quedan transformados en pequeñas partículas o fragmentos que son expulsados violentamente por medio de la disociación e identificación pro-yectiva patológicas. Estos fragmentos proyectados, que Bion denominó “objetos bizarros”, giran en la órbita que rodea al paciente, penetran y enquistan a los objetos externos poseyéndolos. Estos, a su vez al sentirse enquistados, tratan también de despo-

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jar de vitalidad a las partes proyectadas de la per-sonalidad. El paciente se siente, entonces, inunda-do de terror porque se encuentra en una situación persecutoria frente al mundo de objetos bizarros que le amenazan. Pero ahí no termina el problema, Porque de lo que queda de ese desastre psicótico el paciente intentará reconstruir su lenguaje y su pensamiento; y, para lograrlo, sólo puede utilizar sus objetos bizarros, formados predominantemente por elementos beta, más restos de yo, Superyo y objetos externos. Confunde, pues, los objetos reales con sus pensamientos primitivos, y trata a los objetos exter-nos conforme a las leyes que rigen en el mundo de su mente en vez de aplicar las leyes de la naturale-za y viceversa. Su confusión aumenta porque sigue actuando la destructividad que ataca los comienzos del lenguaje y del pensamiento naciente. El resulta-do será que no puede combinar las palabras ni hacer síntesis; lo único que consigue es aglutinarlas y yux-taponerlas. Por lo tanto, es incapaz de formar sím-bolos; solo puede construir “ecuaciones simbólicas”.

El paciente psicótico no puede soñar porque carece de la “función alfa”, por lo que no puede formar ele-mentos “alfa”, imprescindibles para construir un sue-ño, ni constituir la “barrera de contacto” que le permi-tiría separar lo consciente de lo inconsciente. La “fun-ción Alfa” es aquella función de la personalidad que es capaz de transformar las emociones y sensaciones primitivas en “elementos alfa” que son almacenados y sirven para la producción de los elementos de vigi-lia, de los pensamientos oníricos, de la formación de sueños y de recuerdos. Los “elementos beta”, en cam-bio, son emociones y sensaciones no transformadas y que sirven solamente para ser evacuados a través de la identificación proyectiva y formar “ecuaciones simbólicas”. El hecho de que un paciente no traiga sueños al análisis durante un periodo prologado no significa necesariamente que sea un psicótico. Un paciente neurótico puede reprimir sus sueños por la angustia que le originan los conflictos inconscientes contenidos en los mismos; entonces los olvidan, y puede pasar tiempo hasta que empiezan a recordar-los y traerlos al análisis. El psicótico, por el contrario, no puede reprimir sus sueños, ya que la represión es un mecanismo defensivo de un nivel más evolucio-nado y maduro, específico de la parte neurótica de la personalidad.

Los pacientes con “personalidad psicótica” suelen crear relaciones transferenciales prematuras y preci-

pitadas, con la paradoja de que se instalan con te-nacidad y, a la vez con fragilidad. Por este motivo, pueden abandonar a un terapeuta al que se habían adherido con mucha intensidad y pasar a otro con relativa facilidad. Por otra parte, tienden a funcionar con un “super” yo que se opone a toda posibilidad de aprendizaje y de progreso. Es un “Super” yo que se rige por principios morales de omnipotencia, om-nisciencia, afirmación de superioridad destructiva y creencia de estar en posesión de la verdad. Posee, además, la tendencia a despertar sentimientos de culpa persecutoria en los demás.

El paciente psicótico recurre a la acción en ocasio-nes en que otras personas neuróticas o normales recurrirían al pensamiento; y, viceversa, usan el pensamiento mágico frente a aquellos problemas cuya solución depende de una acción. Además, se siente prisionero de su estado mental. Es incapaz de librarse del mismo porque siente que le falta el aparato de la conciencia de realidad que representa tanto la llave de escape como la libertad que año-ra. A veces, se siente también atrapado dentro de la situación analítica y no puede llegar al insight de estado mental que le ayudaría a salir de su encie-rro. Cualquier mejoría en el tratamiento psicoana-lítico le representa un dilema, ya que el progreso le confronta con el conocimiento de su “locura” y el sufrimiento depresivo, por lo que no quiere seguir adelante. Tampoco se atreve a hacer uso de la regre-sión por miedo de volver al estado psicótico inicial que implica también sufrimiento y la pérdida de la esperanza de recuperación. Debido a esta situación angustiante, recurre de nuevo al mecanismo de la identificación proyectiva patológica para colocar masivamente en el terapeuta las temidas fantasías, las temidas palabras y la temida conciencia o el in-sight recientemente adquirido. Este dilema se repite una y otra vez en el análisis de estos pacientes.

Bion planteó la existencia de tres síntomas para el diagnóstico de la personalidad pre-psicótica: el or-gullo que se transforma en arrogancia, la curiosidad y una forma de ingenuidad o de “estupidez”. Si se puede detectar esta tríada sintomática en la clínica, resultará útil anticipar el estallido de una psicosis que está en evolución.

Entre otros síntomas de la personalidad psicótica se encuentra la alucinación que debe diferenciarse de lo que Bion llama la “transformación en alucinosis”. La alucinación es un fenómeno clínico que consiste en

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la evacuación, a través de los órganos de los senti-dos, de partes escindidas de la personalidad y de los objetos internos persecutorios que los pacientes no pueden tolerar dentro de sí, por lo cual los evacuan - a veces masivamente -, en el mundo externo. Cuan-do estas partes escindidas han sido violentamente fragmentadas en múltiples partículas diminutas que no alcanzan un componente sensorial objetivable configuran lo que Bion ha denominado las “alucina-ciones invisibles” que, en la clínica, son muy difíciles de detectar. En otras ocasiones, aparecen las así lla-madas “alucinaciones evanescentes” que consisten en un “entender mal”, “oír mal” o “ver mal”, confusio-nes que el paciente suele utilizar para evitar llegar al insight de sus problemas. Las dos últimas categorías de alucinaciones forman parte de las “transformacio-nes en alucinosis”.

Bion describe tres clases de transformaciones: las de “movimiento rígido”, las “proyectivas” y las “trans-formaciones en alucinosis”. En las primeras, la inva-riancia (que es aquello que permanece inalterado en el proceso de transformación y permite recono-cer el elemento original en el producto final), no es tan difícil de detectar porque ha sufrido poca de-formación; es lo que sucede en los análisis de los pacientes neuróticos. En cambio, en las “transfor-maciones proyectivas”, que aparecen en pacientes más regresivos, hechos muy alejados de la sesión, tanto desde el punto de vista temporal como espa-cial, son considerados por el paciente como si fue-ran aspectos del terapeuta o de su propia persona-lidad, y aparecen con una intensa deformación. Las “transformaciones en alucinosis” provienen de una catástrofe primitiva, determinada principalmente por la mala relación con una madre o sustituto ma-terno que no ha podido funcionar adecuadamen-te. Puede haber una envidia primaria o un sadismo constitucional, pero debemos considerar también la importancia del ambiente. Para entender el ori-gen de la “personalidad psicótica” tenemos que to-mar en cuenta lo que Freud ha llamado las “series complementarias”, formadas por elementos consti-tucionales y elementos adquiridos.

Para Bion, la alucinosis no debe ser considerada en un sentido peyorativo, sino que debería ser tratada con el mismo respeto que tributamos a cualquier material que nos trae un paciente neurótico, sea una asociación libre o un sueño. El “acting out”, el delirio o la alucinación, nos producen - a veces - re-

acciones contra transferenciales de rechazo, por lo que solemos caer en alianzas resistenciales incons-cientes con el paciente, por temor a las angustias psicóticas que nos puede transmitir.

Presentaré, a continuación, muy brevemente, un ejemplo de una “transformación en alucinosis” de un material clínico que he supervisado, para que pue-dan apreciar cómo funciona una paciente psicótica que tenía “visiones”, según su expresión textual. El fragmento de la sesión es el siguiente:

La paciente dice: “En estos momentos tengo una vi-sión. Veo un pitillo encendido que se me acerca y me puede quemar la vagina”. Se queda en silencio. Lue-go sigue. “Creo que es un castigo; sí, debe ser un cas-tigo porque usted está enfadado conmigo por el solo hecho de que existo y no tolera que yo exista, que yo viva; por eso me castiga de esa manera”. Se pue-de desprender que la paciente vivía la interpretación que le había formulado su analista como un cigarro encendido que le podía quemar su vagina-mente y producirle daño. De este modo, proyectaba en el analista su propia tendencia agresiva y autodestruc-tiva y el odio que experimentaba frente a su propia existencia. Después de un corto silencio, la paciente continúa hablando de la incomunicación y el vacío que sentía en la relación con su madre.

Bruscamente se interrumpe y dice: “Tengo ganas de acuchillar el diván, el sofá, y sacarle las tripas que tie-ne dentro. Lo estoy sintiendo, le estoy sacando las tripas”. Luego se mira el muslo y agrega: “Deseo cor-tar este muslo para que brote sangre; pero ¿qué pasa si brota sangre? ¿Será como el agua de los océanos? Siento que me invade y yo me siento perdida en un océano inmenso”.

En este material podemos encontrar distintos conte-nidos pero, para señalar lo más importante, diré que la paciente había proyectado en el diván-madre-ana-lista su tendencia destructiva, que la conducía a sa-quear todo su interior (“vaciamiento de las tripas”) y que la vaciaban además de sus contenidos mentales. En un momento dado sintió que perdía los límites de su cuerpo y de su persona.

Esther Bick ha destacado la importancia de la fun-ción psíquica de la piel para el desarrollo mental. De-mostró la necesidad que tiene el niño de una madre continente con la cual pueda identificarse, de modo de sentirse suficientemente contenido dentro de su propia piel, como para poder soportar la separación

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de su madre, sin temer que su self corporal se des-integre. El paciente psicótico, debido a la carencia de una madre continente, siente que la función psí-quica de su piel tampoco es continente y teme des-integrarse. Hay ocasiones en que el paciente llega a experimentar la pérdida de sus límites corporales como una disolución total en que ni siquiera el espa-cio astronómico sería suficiente para contenerle. Per-cibe entonces una angustia catastrófica equivalente a que todos sus contenidos, órganos pensamientos e ideas se desparraman, se licúan, se drenan y se pier-den en la inmensidad del espacio. Es lo que ocurría con la paciente que expresaba textualmente, a través de su “transformación en alucinosis”, que la sangre que le brotaba de su muslo, la vaciaría total y brusca-mente de todos sus contenidos mentales, quedando con una sensación de “nada” y de “terror sin nombre”.

En otras ocasiones, el paciente con predominio de la “personalidad psicótica” que utiliza la “transforma-ción en alucinosis”, considera que sus “creaciones” son el resultado de su capacidad de rodearse de un universo generado por él mismo y que le brinda un método “infalible” para no tener que sufrir el dolor de la frustración. El paciente “cree”, además, que su método es superior a cualquier otro método que le sea propuesto. En otras palabras, tiene que negar la existencia de una realidad externa que le limita, le oprime y le amenaza con el sufrimiento del dolor psí-quico. Por lo tanto, la única “realidad” en la que cree es aquella “realidad” generada por sí mismo a través de la alucinosis. El sistema de la alucinosis se asienta, pues, en la intolerancia a la ausencia del objeto con su concomitante intolerancia al dolor de la frustra-ción. Otra configuración clínica de la “personalidad psicótica” es el fenómeno denominado “reversión de la perspectiva”. Esta denominación fue tomada de un conocido experimento de la psicología clásica que consiste en la observación de una lámina que tanto puede representar un jarrón como dos perfiles. Lo normal es poder pasar de una perspectiva a otra, o de un “vértice” a otro; corresponde a la “perspectiva reversible”. Por el contrario, la “reversión de la pers-pectiva es un fenómeno resistencial complejo, por el cual el paciente tiende a quedarse en una sola y única perspectiva desde la cual “ve” el análisis y “es-cucha” las interpretaciones. Se trata de una actitud silenciosa, no manifiesta, que se esconde detrás de un aparente acuerdo y comprensión de la pers-pectiva que le muestra el analista. Es una defensa extrema contra la posibilidad de enfrentarse con el

dolor psíquico y el sufrimiento depresivo. Cuando el paciente la utiliza, logra convertir una situación dinámica en estática. Toda evolución es detenida. “Revertir la perspectiva” es, pues, un fenómeno acti-vo e intencional consistente en el rechazo silencioso y constante de las premisas sobre las cuales se basa la interpretacióEn síntesis, si bien Bion había desta-cado que en la psicosis había ataques violentos a la mente del paciente y a los vínculos con sus objetos, después de descubrir la importancia del concepto de la relación “continente-contenido”, se dio cuenta que la psicosis se debía más a la incapacidad del niño de disociar y proyectar adecuadamente. En otras pala-bras, lo importante es la influencia de una función alfa defectuosa que determina un déficit en el fun-cionamiento de la disociación y de la identificación proyectiva produciendo un fracaso del continente para contener las proyecciones disociadas. El análisis clásico pone el acento en que las psicosis presupone un Ello con sus irrupciones instintivas debidas a un proceso primario excesivo que agobia al yo. La no-ción de Bion es diferente: la psicosis se debería a una función alfa deficiente que es incapaz de recibir y de soñar los datos sensoriales de la experiencia emocio-nal, por no poder mitigar su impacto.

Como enfoque técnico, Bion aconsejaba que trabajá-ramos “sin memoria, ni deseo”. Esta es una expresión que despertó muchas polémicas porque fue mal en-tendida y se distorsionó su verdadero espíritu. Se tra-ta más de una actitud interna por parte del analista que de una real modificación de la técnica frente al paciente. Bion quería significar con ello que era pre-ferible que el analista usara al máximo su intuición, sin dejarse influir por sus juicios a priori, para que no contaminaran lo que estaba ocurriendo en el “aquí y ahora” de sesión. De esta manera, era posible captar los elementos y matices nuevos que siempre existen en cada experiencia de encuentro entre paciente y analista. Es importante, pues, tener la capacidad de librarse transitoriamente de la “memoria” y del “de-seo” para que no perturben el buen aprovechamien-to de la sesión psicoanalítica.

Termino esta comunicación que es, a la vez, un tribu-to a la memoria de Bion, enfatizando - nuevamente - su devoción por la verdad. Espero que ésta, una de sus más valiosas contribuciones, nos sirva para esti-mularnos en la búsqueda de la verdad, no sólo en el ejercicio de nuestra tarea con los pacientes neuróti-cos y psicóticos, sino también en nosotros mismos

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BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/DICIEMBRE 2011 - Nº328

REFLEXIONES PSICOANALÍTICAS

Hace unas semanas pasé una mañana por la Av. Pezet en San Isidro y miré el local donde funcio-naba EPCA*. Observé que se había quedado en-cendida la luz de la casa que daba a la calle, lo que trajo a mi mente estos pensamientos.

Trabajé este año en dinámicas grupales con alumnos en su última etapa de formación, y mu-chas veces en las reflexiones , salían ideas sobre la preocupación por dejar una huella, lo cual se hacía más evidente ad portas de una termina-ción, de una experiencia que se cierra… o la cer-teza de la muerte.

Los alumnos me han trasmitido que EPCA no es solo la casa, el local que podrá o no, ser usado para otros fines. No es solamente las horas de seminarios, supervisiones, DACS** o lecturas en un lapso de tiempo. Es sobre todo, ese espacio mental donde algo sucedió y sucede, en la men-te y en el corazón de los que compartimos la ex-periencia; iluminado por la visión y guía de su fundador, Marcos, fertilizado por las acciones y palabras de otros, las enseñanzas, los descubri-mientos, los sueños, la risa compartida, el dolor de todos y de cada uno.

EPCA es la manifestación de lo que ha ocurrido en los vínculos; en los seminarios, con los pro-fesores, entre los alumnos y el personal que tra-bajó allí. Más allá de la ilusión del inicio, de las vicisitudes y sorpresas en el camino, de la rea-lidad contundente de su final, el fondo estable, la continuidad la da el Psicoanálisis creando una situación particular de espera; disponiéndonos a percibir desde fuera y dentro de uno mismo,

el inconsciente. Su esencia reside en el deseo de cada uno y del grupo manifestado cuando prac-ticamos nuestra tarea, ya sea de estudiantes en formación, maestros, pacientes, analistas o psi-coterapeutas. Cuando indagamos en lo desco-nocido de nosotros mismos. Cuando esperamos secretamente que una verdad irrumpa en noso-tros, nos trastorne, nos sorprenda y/o nos pon-ga un límite, abriendo un espacio mental donde esa verdad surge cada vez más nítida.

Hay momentos de dolor, de ruptura, de separa-ción, de términos; momentos radicales en que nos damos cuenta, que es por ellos y con ellos, que devenimos en una corriente de consciencia y de afectos que fluye creando un cambio. Ocurre cada vez que nuestra mente encuentra, se duele y despierta a algo nuevo, gestando una identi-dad propia –psicoanalítica- dando lugar a otros pensamientos, a otros significados, a los que cada uno por sí solo, no hubiera podido llegar.

Más allá de la particularidad de cada institución psicoanalítica, trascendemos al participar de una pasión común: vivir y comunicar el Psicoa-nálisis. Nuestra huella no solo está en la partici-pación en las instituciones, en la satisfacción de la pertenencia, y/o en el orgullo y dolor de ser el grupo –como esta promoción- que “apagará la luz”; especialmente está, en el deseo consciente –o no- de querer mantenerla encendida despe-jando nuestra oscuridad.

Maria del Carmen Raffo

* Escuela Psicoanalítica Clínica y Aplicada

** Discusión Analítica de Casos

LA LUZ ENCENDIDA

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BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/DICIEMBRE 2011 - Nº3 29

SUPERVISIÓN PSICOANALÍTICA

El grupo de estudios sobre la supervisión psicoanalítica está haciendo un alto en el camino y quisiéramos aprovechar el momento para hacer un breve repaso de nuestra historia.

Era el año 2006 cuando Carlos Crisanto convocó a los miem-bros de la SPP a participar en un grupo de lectura y reflexión sobre este aspecto del trípode de la formación, tan impor-tante en nuestro quehacer.

Es importante señalar que nuestra tarea ha estado siempre enmarcada entre las actividades científicas de la Sociedad. Desde que iniciamos, hemos venido reuniéndonos un jue-ves de cada mes y nos hemos ocupado en el estudio de unos cuarenta textos provenientes de libros y revistas psicoanalí-ticas de distintos orígenes y orientaciones. Asimismo, hemos discutido entre colegas nuestras propias experiencias como supervisores y supervisados.

A lo largo de estos años, nuestro número ha ido variando entre siete y nueve miembros, habiendo formado parte del grupo en distintos momentos Carlos Crisanto, quien lo diri-ge, Hilke Engelbrecht, Alberto Péndola, Sara M. Flores, Elena Piazzón, Bibiana Maza, Pilar Gavilano, Raquel Northcote.

Sabemos que la supervisión se orienta a enseñar, a ayudar al supervisando al desarrollo de su capacidad analítica y de los instrumentos que le permiten conducir el proceso analítico con empatía por su paciente, logrando conocimiento de la técnica y comprensión de la situación diagnóstica, el proce-so, el manejo de la transferencia y contratransferencia.

En este contexto, hemos reflexionado sobre el proceso mis-mo de supervisión, el papel del supervisor y las relaciones que se establecen entre supervisor, analista y analizado. Los temas han sido innumerables. Algunos conceptos que hemos ido recogiendo en el camino nos han resultado de particular interés, como por ejemplo el de proceso paralelo que parece reproducir escénicamente la dinámica del ana-lista con su paciente en la situación del supervisor con su supervisando y entender que la comprensión de lo segundo puede dar luces sobre lo primero.

Muchos de los temas estudiados siguen sujetos a discusión y algunos aún a controversia. Aquí les reseñamos algunos con la intención de invitarlos a ustedes a interesarse en ellos.

Cuando se presentan aspectos contratransferenciales deri-vados de la propia conflictiva del supervisado, ¿debe el su-pervisor interpretar o sólo confrontar?, ¿o sólo esclarecer la contratransferencia del supervisado para que éste dé cuenta de sus emociones a su analista? ¿Debe un analista supervi-sar a su analizando? En nuestro caso, hemos hallado que la supervisión y el análisis son procesos complementarios pero separados que deben ir de la mano, no invadiendo uno al otro en sus respectivos campos. Sin embargo, hay autores que piensan distinto y presentan argumentos no desdeña-bles que vale la pena considerar.

El supervisado ¿debe identificarse con su supervisor o debe encontrar su propio camino? Este tema se plantea no sólo respecto de la personalidad del supervisor y su estilo, sino también de la escuela psicoanalítica que favorece o con la que se identifica. Hay casos en los que esto se lleva al pun-to de formar escuela o anclarse en un dogmatismo. En este tema, pensamos por supuesto que cada analista debe de-sarrollar su propia personalidad analítica y que por esto la alternancia de supervisores es muy importante para poder confrontar distintos modelos.

¿Debe ser el proceso de supervisión mismo sujeto a even-tual supervisión? Hemos encontrado que esto puede ser de gran utilidad porque se presentan a menudo aspectos trans-ferenciales o de otro tipo que pueden trabar el proceso de supervisión. El apoyo de un supervisor con más experiencia o del grupo de pares es muy valioso. Esto no debería confun-dirse con un control sobre el proceso de supervisión o sobre el supervisor. Aunque el tema de cómo se forma y califica un supervisor es algo que merece ser discutido: Nosotros nos formamos como analistas y al calificarnos asumimos que ya estamos capacitados también para asumir funciones de su-pervisión. Pensamos que un grupo como el nuestro ha sido una experiencia en ese sentido y quizás la Sociedad podría promover un espacio de formación de supervisores.

Y ya pasando a temas más técnicos, hay una serie de temas de discusión que considerar: ¿Cuál es el método para super-visar? ¿Debe el proceso estar centrado en el paciente, en la técnica, en el vínculo transferencia - contratransferencia? ¿Cuándo se prioriza qué? ¿Debe ser la supervisión también un espacio para disquisiciones teóricas?

¿Cuál es el papel, si alguno, del supervisor en la elección de los casos del candidato?

¿Es provechosa la supervisión grupal? ¿Cómo se maneja el proceso del supervisando frente al grupo?

Después de todo este tiempo, hemos decidido detenernos por unos meses, hacer un replanteo de la tarea del grupo: hemos pensado por lo pronto no seguir exclusivamente tra-bajando sobre el tema de la supervisión, sino evolucionar hacia otros de nuestro interés que puedan o no estar conec-tados con ella. En abril de 2012 nos reuniremos nuevamente para decidir al respecto y convocaremos nuevamente a los miembros de la SPP que puedan estar interesados.

Mientras tanto, agradecemos a nuestra Sociedad el haber-nos dado cabida y respaldo durante todos estos años y apro-vechamos para desearles a todos felices fiestas de fin de año.

Miraflores, diciembre de 2011El Grupo de Estudios sobre la Supervisión Psicoanalítica.

Sara Flores

Un alto en el camino

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BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/DICIEMBRE 2011 - Nº330

RESEÑA

Las Cartas de Noviazgo, Sigmund Freud/Martha Bernays, 2011

En el Congreso de la IPA en México, agosto 2011, la Dra. Ilse Grubrich-Simitis presentó la nueva edición de las cartas de noviazgo de Freud y Martha Bernaysde manera completa (die Brautbriefe, Band I, Fisher Verlag). Más de 1500 cartas. Ellas contienen no solo la intensidad de su amor, sino también están llenas de novedades desconocidas hasta ahora sobre la personalidad de Martha y Sigmund y las propias ideasque ella aporta que luego performarán, el mismísimo psicoanálisis con aportes sustanciales.

En nuestras manos está solo el primer tomo de cinco que irán saliendo en los próximos mesesy años. Conocíamos una breve edición con 93 cartas, las únicas que Anna había dejado filtrar. No quería que la intimidad de sus padres sea conocida. En estas primeras 652 páginas se pueden leer las cartas de junio 1882 a julio 1883, comentadas por Grubrich-Simitis, Gerhard Fischer y AlbrechtHirschmüller.

Muchas son cartas diarias, y en algunas ocasiones dos y hasta tres en el mismo día, arrepintiéndose Sigmund a mediodía por lo le había escrito en la carta de la mañana. La importancia del contenido de ellas, aunque parezca increíble, opaca un tanto la importancia de la correspondencia con Fliess. Y esto no solo porqueexpresan la intensa la relación de amory conflictivosdesde el principio, sino porque Martha (20 años) va ocupando un lugar desconocido hasta ahora para nosotros, de contención, apaciguamiento y consejo a un Sigmund (26 años) perturbado por problemas familiares, por los celos, la inseguridad, por momentos con arrebatos de verdadera locura. En una de ellas Sigmund se queja a Martha: ella no tiene el carácter de un corderito. A lo que Martha responde: “alégrate que no sea yo tan loca como lo eres tu [....] y que yo sea como yo soy, y no de otra manera”(“FreuDichdoch, dassichnichtganzebensonärrischbinwie Du (…), dassich so bin, wieichbin, undnichtanders”)

(Sigmund Freud / Martha Bernays: Die Brautbriefe. Band I: Sei mein, wie ich mir’s denke. Juni 1882 bis Juli 1883. Hgg. von Gerhard Fichtner, Ilse Grubrich-Simitis und Albrecht Hirschmüller. S. Fischer, Frankfurt 2011, 627 S.)

Calendario Científico Internacional 2012

17-20Mayo

(Madrid)

72e Congrès des Psychanalystes de Langue Francaise Sociedad Psicoanalítica de Paris, Asociación Psicoanalítica de Madrid y la Sociedad Psicoanalítica de EspañaMayor información: [email protected] ; www.spp.asso.fr

25-26Mayo

(Helsinki)

IPA COWAP Helsinki 2012Medea - Women and destructivenessMayor información: http://www.ipa.org.uk

21 Mayo - 2 Junio(Budapest)

International Ferenczi ConferenceFaces of Trauma. Clinical studies, theoretical approaches, historical and academic research 80 years after Ferenczi’s Confusion of TonguesMayor información: http://www.ferencziconference2012.com/

10-13Octubre

(San Pablo)

Federación Psicoanalítica de América Latina29º Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis Invencion - [email protected] dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla

CALENDARIO

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BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/DICIEMBRE 2011 - Nº3 31

CANDIDATOS

A seis meses de haberse reactivado la Asociación de candidatos, queremos hacer un breve recuento acer-ca de algunas acciones y actividades importantes que se han desarrollado durante este tiempo, a modo de compartir con ustedes el avance de la Asociación.

Uno de nuestros primeros procedimientos, fue diri-girnos al Comité Directivo del Instituto, así como a la junta directiva de la SPP, manifestándoles la reactiva-ción de la Asociación, nuestro interés por mantenernos en continua comunicación y colaboración, así como compartirles nuestros objetivos. En ambos casos, la noticia fue muy bien aceptada y felicitada, a través de sus máximos representantes, la Dra. Teresa Bolaños y la Dra. Teresa Ciudad, respectivamente, además de ex-presarnos su disposición a atender cualquiera de nues-tras inquietudes.

Luego de unos meses de intercambio de ideas, se con-cluyó el plan de trabajo correspondiente al período 2011 – 2012, procediéndose a difundir el mismo, entre los candidatos, buscando sus comentarios y sugerencias.

Dentro de nuestro plan de trabajo, uno de los obje-tivos trata acerca del intercambio con los claustros de candidatos de otros países, por ello, hace poco se hizo la comunicación oficial a OCAL, de la reactiva-ción de la Asociación, a través de su vicepresidente Jean Marc Tauszik.

Tuvimos la oportunidad de establecer contacto con uno de los participantes del claustro de candidatos del Instituto de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), Carlos Carrazoni, con quien compartimos algu-nas experiencias, siendo de mucho interés la histo-ria de la amplia trayectoria del Claustrode la APA, así como su participación activa en algunas de las decisio-nes de la Institución, por citar unos ejemplos: la parti-cipación de candidatos en la comisión de admisión de nuevos profesionales que desean entrar en formación; la posibilidad de contar con supervisiones gratuitas, brindadas por analistas didactas, en el Centro de Inves-tigación y orientación Enrique Racker, cuando el can-didato lleva un caso de proyección social, no siendo necesariamente su caso control.

La difusión es muy importante para esta reactivación, así como para su continuidad, por lo que agradecemos el apoyo dado por el Dr. Roberto Scerpella, Vicepresi-dente de la SPP y coordinador del Boletín, quien nos reiteró que los candidatos pueden presentar sus artí-

culos, así como los de la Asociación dentro del mismo, algo que ya regularmente ya se ha venido dando.

Nos encontramos en tiempos de gestión, en lo que res-pecta al presupuesto necesario para la formalización de la Asociación y el establecimiento de una cuota por parte de los candidatos participantes de la misma; del mismo modo, en términos académicos, la proyección de la realización de una jornada Académica para el mes de mayo del siguiente año.

Es importante intercambiar ideas, encontrar los puntos en común y las diferencias para así crecer como gru-po y lograr cambios. Por ello, nuestra meta es lograr la integración de los delegados de las dos promociones, que actualmente se encuentran recibiendo los semina-rios teóricos, así como de los representantes de IPSO y OCAL aquí en Perú y de la Asociación de candidatos.

El 03 de Noviembre se llevó a cabo una tertulia intere-sante con la Dra. María del Carmen Ramos, con quien se abordó el tema “El proceso de convertirnos en analistas.

Se abordaron temas sobre la historia de la Sociedad, algunos cambios que ha sufrido y cómo fueron dándo-se; también se intercambiaron ideas sobre la dificultad que algunos compañeros candidatos pasan, al poder contar con personas que estén dispuestas a asistir 4 veces por semana, a un tratamiento psicoanalítico, se intentó pensar en alternativas que permitan atender estas inquietudes.

Se viene elaborando el directorio de los candidatos de la Asociación, esto nos permitirá conocer la espe-cialidad, recursos, vínculos institucionales, de nuestros colegas, permitiría conocernos mejor, poder elaborar grupos de trabajo, con intereses afines, espaciosde su-pervisión, contactos institucionales, etc.

Y para terminar un año que ha tenido sus dificultades y grandes logros, el viernes 25 de noviembre se llevó a cabo una reunión entre candidatos, en donde se com-partieron momentos amenos.

Mi infinito agradecimiento y reconocimiento al esfuer-zo que hace cada uno de los miembros del comité di-rectivo, así como para aquellos compañeros candida-tos que nos apoyan en algunas ocasiones con mucho entusiasmo.

Henry Flores ChacónPresidente de la Asociación de candidatos del Instituto de la SPP.

ASOCIACIÓN DE CANDIDATOS, acabando el año

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BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/DICIEMBRE 2011 - Nº332

BIBLIOTECA DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS “JAIME HERESI”

BIBLIOTECA

NUEVOS INGRESOSCuaderno de Psicoanálisis. APM. 2007, Vol. 40, N° 1,2Cuaderno de Psicoanálisis. APM. 2007, Vol. 40, N° 3,4Cuaderno de Psicoanálisis. APM. 2008, Vol. 41, N° 3,4Cuestiones de Infancia / Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales, 2011 - 14International Journal of Psychoanalysis. 2011, Vol. 92, N°1 - 5Jornal de psicanálise SBPSP. 2011 Vol.44, N° 80Lemlij, Moisés. “Cara a cara. Entrevistas profanas”Revista Brasileira de Psicanálise. 2011, Vol. 45, N° 3Revista Brasileira de psicanálise IDE. 2011, Vol. 34, N° 52Revista Chilena de Psicoanalisis / Asociación Psicoanalítica Chilena. 2011, Vol. 28, N°1Revista Uruguaya de Psicoanálisis / Asociación Psicoanalítica de Uruguay. N° 110-112Subjetividad y Procesos Cognitivos / Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales. 2011, Vol. 15, N° 2

INSTITUTO PERUANO DE PSICOANÁLISIS (IPP)Coordinación y distribución de fotocopias de la literatura psicoanalítica recomendada por los seminarios de técnica, teoría y psicopatología -como parte de la formación psicoanalítica- a los candidatos de la IX y X Promoción del IPP.

GRUPO DE ESTUDIO DE SUPERVISIÓNCoordinación y distribución de fotocopias a los miembros del Grupo de Supervisión.

VENTA DE PUBLICACIONESComunicamos a nuestros miembros y candidatos que tenemos ejemplares en venta de los siguientes títulos:Caplansky, Matilde (Ed.) “El Padre, clínica, género, posmodernidad”.Casas, Patricia de la. “Un cuerpo sin sombra: anorexia y bulimia una relectura en Freud”Lemlij, Moisés. “Cara a cara. Entrevistas profanas”Lutenberg, Jaime “Tratamiento psicoanalítico telefónico” y otros.Maza, Bibiana.. “La Casa de la Familia. Una contribucion psicoanalitica a la salud pública en el Perú.Sociedad Peruana de Psicoanálisis, Revista de Psicoanálisis. N° 2 al N° 9

ESTADISTICAS DE USO DE LA BIBLIOTECA

USUARIOSDe un total de 286 consultas atendidas de setiembre-noviembre se calcula un 35% a miembros y 31% candidatos y el 4% de usuarios externos.Felicitamos a nuestros más asiduos usuarios: Adela Escardó, Carlos Crisanto, Carlos de la Puente, María Elena Demarini, Inés Belaunde, Jorge Parodi, Julia Velaochaga, Matilde Caplansky & Pierina Traverso.

TIPO DE MATERIAL CONSULTADOEl uso de Psychoanalytic Electronic Publisher (PEP) es el recurso de información más utilizado por nuestros lectores. El envío de archivos e impresiones de artículos descargados de este CD está representado por el 41 % de nuestras consultas. La revistas impresas fueron consulta en un 34%. Los libros con un 12% son otros de los recursos de mayor demanda.

REVISTAS MÁS CONSULTADASDetallamos los títulos de Revistas más consultados: International Journal Psychoanalysis, Psicoanálisis (APdeBA), Revista de Psicoanálisis (APA), Journal of the American Psychoanalytic Association, Psychoanalytic Quarterly y Psychoanalytic Review.

USUARIOS EXTERNOS Le damos la más cordial bienvenida a nuestra nueva lectora suscrita, a Biblioteca: Marie Saba.

Atención de BibliotecaMañana: Lunes a Viernes  9:00 - 12:30 a.m. 

Tarde: Lunes a Viernes   1:30 - 4:00 p.mTeléfono : 446-7714  / E-mail:  [email protected]