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Es de gran importancia en la práctica médica reconocer los procesos patológicos que involucran los compartimentos internos del cuerpo humano, tales como los líquidos corporales, ya que son el sitio de incubación, invasión y diseminación de múltiples enfermedades. En ciertos casos, el diagnóstico depende única y exclusivamente del análisis celular, bioquímico v microbiológico del líquido cefalorraquídeo, como sucede en la meningitis infecciosa. Históricamente, en 1902 el Dr. Heinrich Quincke describió por primera vez la técnica de la punción lumbar y posteriormente condujo investigaciones del líquido obtenido para el diagnóstico de la meningitis. Otro ejemplo es el del reciente descubrimiento del virus de varicela-zóster en la patogénesis de la esclerosis múltiple estudiando el líquido cefalorraquídeo, descrito por los doctores Sotelo Martínez y Martínez Palomo en México. Dada la importancia del análisis de los líquidos corporales, en este capítulo se describen los exámenes de laboratorio comúnmente usados y su Interpretación clínica en líquidos: cefalorraquídeo, sinovial, peritoneal, sinovial, pleural, pericárdico, seminal y amniótico. LÍQUIDO CEFALORRAQUÍDEO (LCR) El LCR es producido por las células ependimales de los plexos coroideos del tercer y cuarto ventrículo cerebral por filtración capilar y transporte activo. La conformación capilar de los plexos posee la característica de formar una barrera intercelular dada por el epitelio ependimario, la cual impide el paso del flujo sanguíneo al sistema nervioso central, conocida como la "barrera hematoencefálica". Su estructura vellosa la hace funcionar en

LÍQUIDOS ORGÁNICOS

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Page 1: LÍQUIDOS ORGÁNICOS

Es de gran importancia en la práctica médica reconocer los procesos patológicos que

involucran los compartimentos internos del cuerpo humano, tales como los líquidos

corporales, ya que son el sitio de incubación, invasión y diseminación de múltiples

enfermedades.

En ciertos casos, el diagnóstico depende única y exclusivamente del análisis celular,

bioquímico v microbiológico del líquido cefalorraquídeo, como sucede en la meningitis

infecciosa. Históricamente, en 1902 el Dr. Heinrich Quincke describió por primera vez la

técnica de la punción lumbar y posteriormente condujo investigaciones del líquido

obtenido para el diagnóstico de la meningitis. Otro ejemplo es el del reciente

descubrimiento del virus de varicela-zóster en la patogénesis de la esclerosis múltiple

estudiando el líquido cefalorraquídeo, descrito por los doctores Sotelo Martínez y

Martínez Palomo en México.

Dada la importancia del análisis de los líquidos corporales, en este capítulo se describen

los exámenes de laboratorio comúnmente usados y su Interpretación clínica en líquidos:

cefalorraquídeo, sinovial, peritoneal, sinovial, pleural, pericárdico, seminal y amniótico.

LÍQUIDO CEFALORRAQUÍDEO (LCR)

El LCR es producido por las células ependimales de los plexos coroideos del tercer y cuarto

ventrículo cerebral por filtración capilar y transporte activo.

La conformación capilar de los plexos posee la característica de formar una barrera

intercelular dada por el epitelio ependimario, la cual impide el paso del flujo sanguíneo al

sistema nervioso central, conocida como la "barrera hematoencefálica". Su estructura

vellosa la hace funcionar en forma de válvula creando un flujo unidireccional. La barrera

hematocefalorraquídea está formada por uniones estrechas intercelulares entre las células

de la membrana aracnoidea y las células endoteliales de los capilares del plexo coroideo.

En la piamadre, esta barrera se forma por uniones separadas intercelulares en los

astrocitos que recubren la piamadre.

La barrera hematocefalorraguídea controla la composición del LCR. El volumen del adulto

normal se estima que es de 20 mL por hora, con una cantidad total circulante de 125 a 150

mL. El 80% se distribuye en el espacio subaracnoideo y la médula espinal y el 20% restante

está contenido dentro de los ventrículos. El balance entre secreción y reabsorción de LCR

genera una presión de 150 mmH2O, variando de 6 a 200 mmH2O en la posición de decúbito

lateral. En obesos, puede aumentar a más de 250 mm H20, lo cual sería considerado

elevado en condiciones normales.

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OBTENCIÓN DEL LCR

Para su análisis debe realizarse la punción lumbar, cuyo procedimiento debe practicarse

por personal médico profesional ampliamente entrenado, ya qua amerita gran

conocimiento de la anatomía de la columna lumbar, además de las indicaciones,

contraindicaciones y posibles complicaciones graves relacionadas al procedimiento

(Cuadro 5-1).

Debe establecerse la evidencia de aumento de la presión intracraneal previa a la punción,

ya que ésta puede provocar herniación de estructuras del sistema nervioso central.

También debe realizarse una tomografía computada de cerebro siempre que exista la

sospecha de hemorragia subaracnoideo, y en los casos donde los resultados sean dudosos

o negativos deberá efectuarse la punción lumbar.

La punción lumbar debe ser realizada por personas exper-tas, ya que se pueden

presentar complicaciones.

ASPECTO Y COLOR

El aspecto del LCR es claro e incoloro, descrito en la literatura como “agua de roca”. Los

cambios en su aspecto son dados por procesos infecciosos y no infecciosos.

El LCR puede verse turbio aun y con aumentos en el número de leucocitos (≥200

leucocitos/ mm3 o uL) o sanguinolento con cantidades mayores a 6,000 eritrocitos/uL, Las

dificultades en la punción pueden enturbiar el LCR cuando se mezcla tejido celular

subcutáneo aspirado durante el procedimiento. Otras causas de enturbiamiento del LCR

son la presencia de bacterias, hongos o parásitos y la contaminación por medios

radiológicos de contraste.

El color amarillento o xantocrómico se observa cuando existe bilirrubina en el LCR, lo cual

puede ser a consecuencia de hiperbilirrubinemia (bilirrubina sérica de 10 a 15 mg/dL),

aumento de la concentración de proteínas en LCR mayor a 150 mg/dL, punciones

traumáticas con más de 100,000 eritrocitos/uL o en la hemorragia subaracnoidea, donde

ocurre paso de eritrocitos al LCR que a su vez son usados rápidamente liberando

inicialmente oxihemoglobina, responsable del aspecto rojizo pálido que posteriormente se

reduce a bilirrubina, confiriendo un aspecto final xantocrómico. Estos cambios de aspecto

se observan de dos a cuatro horas (90% hasta las 12 horas) después del paso de eritrocitos

al espacio subaracnoideo, mismos que pueden persistir hasta dos a cuatro semanas más.

En el caso de una punción traumática, el aspecto rosado o sanguinolento desaparece al

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centrifugar la muestra o al observar disminución en el número de eritrocitos en las últimas

muestras de LCR, cuando se recogen en tubos separados (entre el primero y cuarto)

durante la misma punción. Otra manera de determinar si una punción ha sido o no

traumática es la siguiente:

Cuenta estimada de leucocitos en LCR/uL = cantidad de eritrocitos en LCR (leucocitos tota-

les en sangre / eritrocitos totales en sangre).

Al contar los leucocitos en el LCR, se puede establecer con seguridad si la punción fue

traumática, ya que siempre se obtiene un número de leucocitos menor al estimado

calculado con esta fórmula.

Otros cambios en el color del LCR se observan cuando existen melanocitos en el LCR

característicos del melanoma maligno, que confieren un tinte café parduzco o negruzco a

la muestra. El color naranja se aprecia en ocasiones después de la ingestión abundante de

caroteno y verde-amarillento cuando el líquido es purulento o en las hiperbilirrubinemias.

RECUENTO CELULAR

El LCR normalmente carece de células, en los adultos se ha establecido el criterio normal

de celularidad con 0 a 5 eritrocitos/uL y 0 a 5 leucocitos/uL, observados por microscopía

de luz en una cámara de Fuchs-Rosenthal o de Neubauer con un volumen de 1uL, Los

recién nacidos pueden tener hasta 80 leucocitos/uL. Es importante realizar la cuenta

dentro de los primeros 60 minutos de la punción y nunca después de dos horas, ya que los

eritrocitos pueden adherirse a las paredes de los tubos de plástico, como también los

leucocitos, dando cifras; falsamente más bajas. En la cuenta diferencial de leucocitos

predominan los linfocitos con 100% del total. Un número de neutrófilos de 3/uL o más es

anormal en adultos.

Es importante efectuar el recuento celular del LCR lo antes posible después de obtención,

pues los leucocitos pueden lisarse en un lapso de dos horas a temperatura de ambiente.

ANÁLISIS BIOQUÍMICO

PROTEÍNAS: Las proteínas son excluidas del LCR por la barrera hematoencefálica y

adentradas selectivamente en vesículas por un proceso de pinocitosis de las células

endoteliales.

La concentración normal de proteína en LCR oscila de 23 a 38 mg/dL (9 a 58 mg/dL como

valores máximos) y se compone de albúmina, prealbúmina y transferrina. En prematuros y

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recién nacidos a término puede variar en un intervalo de 20 a 170 mg/dL, hasta

normalizarse en la etapa de lactante. En pacientes con diabetes mellitus, las cifras

normales pueden ser un poco más elevadas. En la punción traumática y en la hemorragia

subaracnoidea pueden aumentarse las proteínas de manera falsa en relación con a la

cantidad de eritrocitos (aumento de 1 mg de proteína/dL por 1,000 eritrocitos/uL). En

estos casos, es importante realizarla cuenta de eritrocitos y determinar la concentración

de proteínas en la misma muestra de LCR.

Las inmunoglobulinas son casi totalmente excluidas del LCR. La relación normal de IgG

sérica y en LCR es igual o mayor de 500:1 respectivamente.

Como las proteínas son moléculas grandes que no cruzan la barrera hematoencefálica, su

concentración normal en el LCR es inferior a 1 % de las proteínas contenidas en el plasma y

oscilan entre 15 y 45 mg/dL. Sin embargo, estos datos varían con el método utilizado en el

análisis y la edad. Los recién nacidos tienen valores de proteínas en el LCR relativamente

elevados y adquieren los del adulto después de tres a seis meses. Después de los 40 años,

las proteínas totales se incrementan lentamente y sus valores oscilan entre 30 y 60 mg/dL.

Existen enfermedades que cursan con aumento de las proteínas del LCR, entre éstas la

mayoría son meningitis infecciosas de tipo bacteriano, micobacterianas y por hongos,

como también en el síndrome de Guillain-Barré, donde el nivel de proteínas se observa en

un intervalo de 60 a 100 mg/dL sin aumento de la celularidad, comúnmente una semana

después del inicio de los síntomas. Este evento, llamado "disociación albúmino-citológica",

es característico de la enfermedad.

GLUCOSA. La concentración de glucosa en el LCR depende del transporte a través de los

capilares hasta las vellosidades aracnoideas por mecanismo de transporte facilitado y

difusión simple.

La relación de la concentración de glucosa en LCR con respecto a la del suero es

aproximadamente de 0.6 en adultos normales.

El hecho de encontrar niveles elevados de glucosa en el LCR no siempre es sugestivo de

patología del SNC. Cabe la sospecha de haber ocurrido un incremento de glucosa en

sangre horas anteriores a la punción lumbar.

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Los valores de glucosa en el LCR tienden a ser más elevados en los ventrículos y espacios

subaracnoideos que en la región lumbar, a consecuencia del aumento de los

requerimientos de las células de revestimiento. Puede establecerse un criterio de

normalidad en los valores de glucosa en LCR al compararla con la sérica; la primera es 60%

de la última (36 - 60 mg/dL), Tomando en cuenta este intervalo, es posible que las

variaciones séricas de glucosa repercutan en la concentración de glucosa en LCR desde 30

minutos hasta dos o más horas después y rara vez excediendo los 300 mg/dL en pacientes

con hiperglicemia severa. La glucosa en LCR es un estudio muy útil en el diagnóstico de la

meningitis infecciosa.

LACTATO. La determinación de lactato actualmente se emplea como apoyo para el

diagnóstico de meningitis bacteriana, ya que las bacterias, micobacterias y hongos

consumen carbohidratos en presencia de un ambiente anaerobio, produciendo lactato

como metabolito final de la vía de glucólisis anaerobia. Se ha postulado este mecanismo

para distinguir las meningitis virales de las bacterianas, pero ello aún es motivo de

discrepancia.

CLORO. Este electrolito se ha investigado en LCR como auxiliar en el diagnóstico de

meningitis. La gran variabilidad en su concentración en las distintas etiologías de la

meningitis lo hace poco útil para precisar el origen infeccioso, y por ello la determinación

de su concentración no siempre se emplea en el protocolo de estudio del LCR.

DESHIDROGENASA LÁCTICA. La deshidrogenan láctica (DHL) tiene presencia en el LCR en

condiciones intracelulares, ya que el consumo de glucosa mediado por las células de

revestimiento es mediado por glucólisis anaerobia, utilizando la enzima DHL para la

conversión de piruvato a lactato. Cuando existe hemolisis o destrucción celular, la DHL

aumenta su concentración considerablemente en el LCR (mayor a 35 UI), lo que se observa

en la hemorragia subaracnoidea, la punción traumática y en otros procesos de upo

maligno, inflamatorio o infeccioso, como en la meningitis bacteriana.

OTRAS PRUEBAS BIOQUÍMICAS

Se ha investigado la utilidad de la determinación en LCR de la enzima creatina ciñasa y su

fracción BB.

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El fundamento de la determinación de este marcador bioquímico se basa en que el

sistema nervioso central es rico en esta enzima, la cual no debe encontrarse en LCR a

menos que exista daño neurona. Su aumento se ha visto relacionado con la hemorragia

subaracnoidea, así como en la meningitis bacteriana.

La presencia de otras enzimas como la aspartato amino transferasa (AST) y gama glutamil

transpeptidasa (GGT) en el LCR se han utilizado como marcadores bioquímicos de daño

neuronal, sin embargo, no suelen ser utilizadas en forma frecuente, ya que son poco

específicas en el diagnóstico de enfermedades del sistema nervioso central.

MARCADORES TUMORALES Y OTROS ESTUDIOS ESPECIALES

Se ha utilizado la determinación en el LCR de alfa-feto proteína y gonadotropina coriónica

humana en pacientes con tumores germinales y la determinación en LCR del antígeno CA

15-3 en mujeres con cáncer de mama cuando existe la presencia de células metastásicas

lepto-meníngeas en el examen otológico del LCR.

En el caso de leucemias y linfomas que afectan al SNC, la determinación en LCR de beta-2

microglobulina (marcador de activación y recambio de células inmunológicas) ha sido un

estudio útil que sugiere la infiltración de células malignas. Cuando esto existe, es posible

encontrar niveles en LCR mayores a la cifra de beta-2 microglobulina encontrada en suero.

El estudio de bandas oligocionales de tipo IgG (con predominio de sus cadenas ligeras

kappa y lambda) es considerado pieza clave en el diagnóstico de esclerosis múltiple. Su

determinación requiere el análisis de las proteínas en LCR, lo que amerita el uso de

estudios inmuno-electroforéticos. Se han descrito diversos patrones de bandas

oligocionales al compararse éstas en el LCR y suero.

Recientemente se han descrito diversos marcadores para el diagnóstico de la demencia

senil y la enfermedad de Alzheimer. De éstos, la enolasa específica de neurona, cuya

actividad enzimática en forma dimérica gama ocurre en neuronas, participa en la vía

glucolítica al convertir 2-fosfoglicerato a fosfoenolpiruvato. El aumento de esta enzima en

LCR se ha relacionado con eventos hipóxico-isquémicos y tromboembólicos del SNC, así

como en el "estatus epiléptico": Se ha investigado en la degeneración neuronal y sus

niveles en LCR se asocian a estados demenciales crónicos y deterioro cognoscitivo. Otros

marcadores, como la proteína beta amiloide y la proteína tau (total y fosforilada), se han

investigado en la enfermedad neurológica degenerativa por depósito de proteína amiloide

en el sistema nervioso central.

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Hoy en día el análisis del LCR por citometría de flujo es una gran herramienta diagnóstica

para establecer el fenotipo de la población celular ante la sospecha de enfermedades

malignas que infiltran el SNC, como son las leucemias y los linfomas.

ANÁLISIS MICROBIOLÓGICO

El estudio microbiológico del LCR es indispensable para el diagnóstico de meningitis

infecciosa. Es sin duda la indicación más frecuente de punción lumbar y análisis de LCR.

Dentro de los estudios que se realizan en el LCR para determinar la etiología infecciosa de

la meningitis, los más importantes son: la presión de apertura, aspecto, color, celularidad,

cuantificación de glucosa, cuantificación de proteínas, tinción de Gram, cultivo y

determinación de antígenos bacterianos en LCR (Cuadro 5-2). Otros estudios como la

tinción de Ziehl-Neelsen o de tinta china y la investigación de neurosífilis son utilizados

preferentemente ante la sospecha diagnóstica y no son empicados rutinariamente en el

análisis del LCR.

La tinción de Gram es de gran utilidad en el diagnóstico de meningitis bacteriana, ya que

permite clasificar las bacterias microscópicamente en cocos y bacilos grampositivos o

negativos en 60 a 90% de los casos. Esto permite iniciar un esquema terapéutico, mientras

los cultivos y las pruebas bioquímicas identifican el germen causal. La tinción de Ziehl-

Neelsen permite identificar a los bacilos ácido-alcohol resistentes, orientando el

diagnóstico de meningitis micobacteriana; posteriormente se emplea el cultivo para

clasificar y determinar el agente causal La tinta china es una técnica cuya utilidad se

fundamenta en la investigación del Cryptococcus neoformans al evidenciar la estructura

de su cápsula por microscopía de luz. Su uso en manos expertas puede arrojar resultados

positivos con alta especificidad, incluso mayores que la prueba de aglutinación en látex.

Para el diagnóstico de neurosífilis es posible realizar la prueba de VDRL (Veneral Disease

Research Laboratories) en LCR. Sin embargo, existe la posibilidad de que sea negativa en

30 a 70% de los casos. La prueba treponémica de fluorescencia FTA-ABS no es

recomendada en LCR, ya que tiene gran número de resultados falsos positivos en ausencia

de neurosífilis, dada su alca sensibilidad. Otra prueba que se emplea en el LCR es la

investigación de antígenos bacterianos (Streptococcus pneumoniae, Haemophilus

influenzae tipo B, Streptococcus del grupo B y Neisseria meningitidis) por reacción de

aglutinación en látex.

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Actualmente, ha aumentado el número de casos de meningoencefalitis relacionados con

amibas de vida libre (Naegieria spt Acantamoeba sp), y considerando su baja incidencia no

siempre se dispone de los medios de cultivo específicos para estos agentes, por lo que es

necesaria su investigación morfológica por microscopía de luz en LCR para realizar el

diagnóstico.

El uso de técnicas moleculares por reacción en cadena de la polimerasa se han empleado

en el diagnóstico de meningitis infecciosa. Esta prueba se utiliza hoy en día con frecuencia

para el diagnóstico de Mycobacterium tuberculosis en LCR, contando con una sensibilidad

mayor a 95%. Aún se encuentran en investigación otros patógenos como el virus del

herpes simplex, varicela-zóster, citomegalovirus, virus de Epstein-Barr, entre otros, debido

a que su diagnóstico suele ser difícil por no disponer de otros medios para aislarlos,

ingresando esos casos a la categoría de meningitis aséptica o viral.

CULTIVO DEL LCR. El cultivo representa el "estándar de oro" para el diagnóstico de la

meningitis bacteriana, fímica y fungica. Para bacterias, su sensibilidad se estima de 80 a

90% y su especificidad de 90 a 100%, siendo menor para micobacterias y hongos, lo que

amerita en ocasiones múltiples resiembras. Existen medios selectivos para micobacterias

(Lowenstein-Jensen), así como para hongos (Brain-Heart Infusión, Sabouraud y Micosel).

Es posible emplear medios semisólidos como el medio de infusión para aislar Listeria

monocytogenes.

En la investigación de meningitis bacteriana, los métodos de cultivo son sensibles en 80 a

90% de los casos, siempre y cuando no se hayan administrado antibióticos antes de

obtener la muestra del líquido, pues ello limita el aislamiento del germen causal.

La fracción beta de la gonadotrofina coriónica humana se observa elevada en el LCR de

los pacientes con coriocarcinoma, teratomas o carcinomas testiculares de células

germinales que han hecho metástasis al SNC.