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B20. EL COMERCIO MIÉRCOLES 21 DE AGOSTO DEL 2013 La semana pasada visité mi moribundo perfil en LinkedIn y encontré en la parte superior de la pági- na un mensaje que decía: “Sus conexiones Dominic, Louise y Clive la han endosado por nuevas habilidades y expe- riencia”. Los tres evidentemente pien- san que yo soy muy talentosa, lo cual me agrada. Dan varios testimonios sobre mi posesión de siete habilidades: periódico; revistas; periodismo; editar; pe- riodismo comercial; editoriales y periódicos. Esto sería halagador si no fue- ra por dos cosas. La primera es que yo nunca he oído hablar de ninguno de ellos, mucho menos trabajado con ellos. La segunda es que la mitad de las cosas que citan no son habilidades. Perió- dico –en singular o plural– de- finitivamente no es una habili- dad: es un producto moribundo. Editar es una habilidad pero, ¡ay de mí!, es una habilidad que no tengo. De todas las cosas de Linke- dIn que no entiendo, esta locura por “endosar” las “habilidades” de los otros es la que me deja más perpleja. No son solo Dominic, Louise y Clive quienes presionan el botón de endosar indiscriminadamen- te. Desde que se introdujo esta nueva característica en setiem- bre del año pasado se ha des- atado una orgía de endosar. En diciembre, se habían hecho 550 millones de tales aprobaciones y para finales de julio la cifra había llegado a 2 mil millones. Cada se- mana se reparten 50 millones. En teoría, podría ser superú- til tener una forma de valorar a los colegas por sus habilidades. Significaría que se pudiera apre- Lo que LinkedIn debería aprender de las Ñiñas Exploradoras ILUSTRACIÓN: VÍCTOR AGUILAR Lucy Kellaway Editora asociada y columnista de temas gerenciales No existe un botón de ‘denunciar’ en LinkedIn. Uno puede retirar la aprobación dada, pero hasta ahí llega la cosa”. © e Financial Times Limited [2013]. All Rights Reserved. FT and Financial Times are trademarks of the Financial Times Ltd. Not to be redistributed, copied or modified in anyway. El Comercio is solely responsible for providing this translation and the Financial Times Limited does not accept any liability for the accuracy or quality of the translation. ciar de un vistazo cuan hábil es la gente en ciertas áreas –facili- tándonos el poder escoger la per- sona correcta para el trabajo co- rrecto. En la práctica, no quiere decir nada de esto: es estúpido, irritante y no sirve ningún pro- pósito– excepto probar sin duda alguna que diez millones de los que endosan en LinkedIn poseen dos habilidades en particular: adular y perder el tiempo. Aun así, el sistema se toma preocupantemente en serio. Se- gún LinkedIn, el perfil de uno tie- ne cuatro veces la posibilidad de ser visto cuando las habilidades han sido endosadas. Hay algunas cosas aquí que evidentemente están mal. Para empezar, la mitad de las perso- nas que tienden a endosar no tienen la menor idea si uno tiene estas habilidades o no. O son su suegra. O solo lo quieren endo- sar a uno para que uno los endo- se a ellos. El próximo inconveniente es que solo hay espacio para endo- sar pero ninguno para hacer lo opuesto. No existe un botón de “denunciar” en LinkedIn. Uno puede retirar la aprobación da- da, pero hasta ahí llega la cosa. Una persona conocida me dice que un colega fue despedido re- cientemente por total incom- petencia y pereza. Pero su perfil muestra una cadena de aproba- ciones de amigos y simpatizan- tes, y no hay forma de estar en desacuerdo con ellos. Aun peor, la cadena de notifi- caciones aburridas diciendo que “fulano de tal ha añadido una nueva habilidad” no está equi- librada por mensajes que digan que fulano de tal ha sustraído una. Yo debía tener una manera de decirle a mis contactos que la habilidad que antes tenía en ma- temática mental ahora se ve tris- temente atrofiada y que mi domi- nio básico del francés ya casi no existe. LinkedIn parece no tener gran interés en tales cosas. Veamos también las habili- dades mismas. No solo son Do- minic, Louise y Clive los que son ineptos en reconocer lo que cons- tituye una habilidad. Veo que 66 personas han endosado a Jeff Weiner, el jefe ejecutivo del sitio web, por tener una habilidad lla- mada “LinkedIn”. Lo cual no tie- ne sentido alguno. Existe la dificultad mayor de que aun con habilidades más auténticas, como “liderazgo de equipo”, no está claro lo que quiere decir poseerlas. LinkedIn podría aprender algo de las Ni- ñas Exploradoras, que durante los últimos 100 años han mane- jado un excelente sistema en el cual solo se puede ganar una dis- tinción si uno puede probar que ha dominado una habilidad. Por ejemplo, “líder de equipo” –que ahora es una distinción de las Exploradoras, como cocinar y primeros auxilios– requiere se- guir un riguroso proceso de siete pasos de teoría y práctica. No hay lugar para la inflación de habili- dades o para la adulación. En contraste, ambas están descontroladas en LinkedIn. Dos de las ha- bilidades más endosadas son “planificador estratégico” y “orador público” –habilida- des que en la vida real casi nadie posee–. En toda mi vida me he cruzado con solo una docena de ejecutivos que eran verdade- ramente capaces en una de estas áreas; decirle a las per- sonas que son capaces cuando no los son no es solo deshonesto, es peligroso. Podría llevar a im- prudentes decisiones estratégi- cas y anima a muchos a dar demasiados discursos te- diosos. Pero el mayor error en este sistema de aprobacio- nes es que resulta ser sola- mente para la gente insigni- ficante. Barack Obama, sir Richard Branson, Arianna Huffington y Angela Ahrendts han cerrado esta característica de sus perfiles LinkedIn. Son demasiado gran- des para tener habili- dad alguna.

Lo que LinkedIn debería aprender de las Niñas Exploradoras

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Page 1: Lo que LinkedIn debería aprender de las Niñas Exploradoras

B20. EL COMERCIO MIÉRCOLES 21 DE AGOSTO DEL 2013

La semana pasada visité mi moribundo perfi l en LinkedIn y encontré en la parte superior de la pági-na un mensaje que

decía: “Sus conexiones Dominic, Louise y Clive la han endosado por nuevas habilidades y expe-riencia”.

Los tres evidentemente pien-san que yo soy muy talentosa, lo cual me agrada. Dan varios testimonios sobre mi posesión de siete habilidades: periódico; revistas; periodismo; editar; pe-riodismo comercial; editoriales y periódicos.

Esto sería halagador si no fue-ra por dos cosas. La primera es que yo nunca he oído hablar de ninguno de ellos, mucho menos trabajado con ellos. La segunda es que la mitad de las cosas que citan no son habilidades. Perió-dico –en singular o plural– de-fi nitivamente no es una habili-dad: es un producto moribundo. Editar es una habilidad pero, ¡ay de mí!, es una habilidad que no tengo.

De todas las cosas de Linke-dIn que no entiendo, esta locura por “endosar” las “habilidades” de los otros es la que me deja más perpleja.

No son solo Dominic, Louise y Clive quienes presionan el botón de endosar indiscriminadamen-te. Desde que se introdujo esta nueva característica en setiem-bre del año pasado se ha des-atado una orgía de endosar. En diciembre, se habían hecho 550 millones de tales aprobaciones y para fi nales de julio la cifra había llegado a 2 mil millones. Cada se-mana se reparten 50 millones.

En teoría, podría ser superú-til tener una forma de valorar a los colegas por sus habilidades. Signifi caría que se pudiera apre-

Lo que LinkedIn debería aprenderde las Ñiñas Exploradoras

ILUSTRACIÓN: VÍCTOR AGUILAR

Lucy KellawayEditora asociada y columnista de temas gerenciales

“ No existe un botón de ‘denunciar’ en LinkedIn. Uno puede retirar la aprobación dada, pero hasta ahí llega la cosa”.

© Th e Financial Times Limited [2013]. All Rights Reserved. FT and Financial Times are trademarks of the Financial Times Ltd. Not to be redistributed, copied or modifi ed in anyway. El Comercio is solely responsible for providing this translation and the Financial Times Limited does not accept any liability for the accuracy or quality of the translation.

ciar de un vistazo cuan hábil es la gente en ciertas áreas –facili-tándonos el poder escoger la per-sona correcta para el trabajo co-rrecto. En la práctica, no quiere decir nada de esto: es estúpido, irritante y no sirve ningún pro-pósito– excepto probar sin duda alguna que diez millones de los que endosan en LinkedIn poseen dos habilidades en particular: adular y perder el tiempo.

Aun así, el sistema se toma preocupantemente en serio. Se-gún LinkedIn, el perfi l de uno tie-ne cuatro veces la posibilidad de ser visto cuando las habilidades han sido endosadas.

Hay algunas cosas aquí que evidentemente están mal. Para empezar, la mitad de las perso-nas que tienden a endosar no tienen la menor idea si uno tiene estas habilidades o no. O son su suegra. O solo lo quieren endo-sar a uno para que uno los endo-se a ellos.

El próximo inconveniente es que solo hay espacio para endo-sar pero ninguno para hacer lo opuesto. No existe un botón de “denunciar” en LinkedIn. Uno puede retirar la aprobación da-da, pero hasta ahí llega la cosa. Una persona conocida me dice que un colega fue despedido re-cientemente por total incom-petencia y pereza. Pero su perfi l muestra una cadena de aproba-ciones de amigos y simpatizan-tes, y no hay forma de estar en desacuerdo con ellos.

Aun peor, la cadena de notifi -caciones aburridas diciendo que “fulano de tal ha añadido una nueva habilidad” no está equi-librada por mensajes que digan que fulano de tal ha sustraído una. Yo debía tener una manera de decirle a mis contactos que la habilidad que antes tenía en ma-temática mental ahora se ve tris-

temente atrofi ada y que mi domi-nio básico del francés ya casi no existe. LinkedIn parece no tener gran interés en tales cosas.

Veamos también las habili-dades mismas. No solo son Do-minic, Louise y Clive los que son ineptos en reconocer lo que cons-tituye una habilidad. Veo que 66 personas han endosado a Jeff Weiner, el jefe ejecutivo del sitio web, por tener una habilidad lla-mada “LinkedIn”. Lo cual no tie-ne sentido alguno.

Existe la difi cultad mayor de que aun con habilidades más auténticas, como “liderazgo de equipo”, no está claro lo que quiere decir poseerlas. LinkedIn podría aprender algo de las Ni-ñas Exploradoras, que durante los últimos 100 años han mane-jado un excelente sistema en el cual solo se puede ganar una dis-tinción si uno puede probar que ha dominado una habilidad.

Por ejemplo, “líder de equipo” –que ahora es una distinción de las Exploradoras, como cocinar y primeros auxilios– requiere se-guir un riguroso proceso de siete pasos de teoría y práctica. No hay lugar para la infl ación de habili-

dades o para la adulación.En contraste, ambas

están descontroladas en LinkedIn. Dos de las ha-bilidades más endosadas

son “planifi cador estratégico” y “orador público” –habilida-des que en la vida real casi nadie posee–. En toda mi vida me he cruzado con solo una docena de

ejecutivos que eran verdade-ramente capaces en una de estas áreas; decirle a las per-

sonas que son capaces cuando no los son no es solo deshonesto, es peligroso. Podría llevar a im-prudentes decisiones estratégi-

cas y anima a muchos a dar demasiados discursos te-diosos.

Pero el mayor error en este sistema de aprobacio-nes es que resulta ser sola-mente para la gente insigni-fi cante. Barack Obama, sir Richard Branson, Arianna

Huffi ngton y Angela Ahrendts han cerrado esta característica de sus perfi les LinkedIn. Son demasiado gran-

des para tener habili-dad alguna.