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1 er SEMESTRE 2003 ARGUTORIO/5 LOCALIZACIÓN DEL MONTE MEDULIO EN LA SIERRA DE LA LASTRA (LEÓN/ORENSE) Vicente Fernández Vázquez Hace cinco años, hacíamos pública 1 la ubicación del escenario de la batalla del Monte Medulio en la Sierra de la Lastra 2 . Pasados estos años, nuestra teoría sigue ofreciendo las pruebas más evidentes sobre la citada localización. En obras recientes publicadas después de nuestro artículo y de interés científico como la «Historia de León» 3 , únicamente se presenta esta teoría nuestra como una más de las muchas que se manejan, mientras que en otras, como la de Sánchez Palencia y otros 4 , se contempla la posibilidad de que sea cierta. Han pasado catorce años desde que la Presidenta de la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de la provincia de León nos agradeció las informaciones que habíamos transmitido al entonces Ministerio de Cultura sobre el posible valor arqueológico de la Sierra de la Encina de la Lastra. Desde entonces, el olvido por parte de las administraciones leonesas y gallegas ha sido la nota dominante, ya que únicamente (y a raíz de la denuncia sobre la destrucción de una calzada a su paso por la citada sierra en el año 1997) el arqueólogo provincial realizó una visita de urgencia a una zona de la sierra, realmente a la menos interesante desde el punto de vista arqueológico. Mientras tanto, seguimos esperando a que futuras excavaciones arqueológicas, especialmente en las tierras gallegas de Biobra, en el foso (que no hace falta excavar porque está ahí, a los ojos de cualquiera que tenga ojos para saber ver), en los abundantes restos de fortificaciones militares… ofrezcan restos arqueológicos abundantes que manifiesten la bondad de nuestra hipótesis y sirvan para confirmarla. Transcurridos, pues, estos cinco años, y respondiendo a la solicitud de la dirección de la Revista “Argutorio”, presentamos hoy de nuevo y con algunas variantes, el texto publicado en su día por la publicación berciana, con la aportación de nuevos argumentos. LA BATALLA DEL MONTE MEDULIO Con las guerras contra los cántabros y astures culmina la conquista de Hispania por Roma. Comienzan en el año 29 a. de C., si bien las campañas más decisivas tie- nen lugar en los años - 26 y -25, con la conquista de Bergida, Mons Vindius, Aracilum y Lancia, y en el -22 con la bata- lla del Monte Medulio, finalizando en el -19 con la campaña de Agripa. El conocimien- to que tenemos de estas guerras es a tra- vés de los testimonios de historiadores y escritores romanos, principalmente de Dion Casio, Floro y Orosio, que se basaron en la obra perdida de Tito Livio 5 . Aunque es la última fase de la guerra de Roma en Hispania, será también la peor conocida y la más discutida. Para su estu- dio se cuenta únicamente con las fuentes documentales de época romana, fuentes que presentan muchos problemas de inter- pretación, además de algunas inexactitu- des, y que por no aclarar no aclaran ni el espacio geográfico sobre el que se desa- rrollaron dichas guerras. Esta situación es lo que ha llevado a D. J. Manuel Roldán Hervás, uno de los mejores conocedores de las campañas del ejército romano en Hispania, a señalar que “en la determina- ción del espacio geográfico y étnico de los cántabros y astures no se puede aventu- rar nada fiable”, y que las reconstruccio- nes que se puedan hacer están condena- das a la indemostrabilidad de simples hi- pótesis”, mientras el contenido de las fuen- tes no se contraste con otro tipo de estu- dios, sobre todo arqueológicos 6 . El hecho de que ninguno de los escrito- res que nos han dejado su testimonio fue- sen contemporáneos de los hechos; el que las fuentes históricas más abundantes sean pequeños resúmenes de las guerras y con- tengan algunos errores; el escaso conoci- miento geográfico que tenían los romanos de estos territorios antes de su conquista; el que cuando, posteriormente, hablen de estos pueblos lo hagan en función del nue- vo sistema de organización romano; todo esto, unido a la falta de excavaciones ar- queológicas y trabajos de campo que con- firmasen o aclarasen las fuentes escritas romanas, ha contribuido a la aparición de numerosas interpretaciones sobre el desa- rrollo, la estrategia militar romana, la locali- zación de los escenarios bélicos más des- tacados o sobre las fases de la guerra, y a la formación de una permanente polémica entre los historiadores. En el contexto de las guerras de Roma contra los cántabros y astures, uno de los momentos más decisivos fue la toma del Monte Medulio. Dicho acontecimiento su- pone el golpe decisivo a los pueblos indí- genas que aún mantenían su libertad en el Norte y Oeste de Hispania. Tras las pri- meras fases de la conquista del año -25, y las derrotas en Bergida, Aracilum, Lancia,... los cántabros y astures se enfrentan por última vez a Roma en el año -22 7 . Con su triunfo, Roma dominará toda la península, convirtiéndose la batalla del Monte Medulio en el último intento, en la última esperan- za, de escapar del duro yugo romano. Los moradores del Medulio, cuentan las fuen- tes romanas, prefirieron morir y matarse ellos mismos antes de caer prisioneros de Roma, aunque la tradición indígena habla de exterminio y feroz represión por parte de los vencedores romanos 8 . No es nuestra intención entrar en el tema de las guerras cántabras y astures y en su polémica, y así únicamente nos centrare- mos en la localización del Monte Medulio. Como hemos señalado al principio, la con- quista del Monte Medulio por Roma tiene lugar al final de las guerras Cántabras, en el año -22. Se trata de una batalla decisi 1 FERNÁNDEZ VÁZQUEZ, V. / FERNÁNDEZ VÁZQUEZ, L. "Lo- calización del Monte Medulio en la Sierra de la Las- tra", (1997), Estudios Bercianos nº 23, pp. 122-128. 2 Una de las sierras que separan las provincias de León y Orense, a través de las comarcas del Bierzo y Valdeorras. 3 ABILO RABANAL, M. (Coord.) (1999): “Antigüedad. Conquista romana”. En La Historia de León. Prehis- toria y Edad Antigua, vol. I, p. 148 4 SÁNCHEZ PALENCIA, F. J. (2000): Las Médulas (León). Un paisaje cultural en la “Asturia Augustana”, León, Instituto Leonés de Cultura. 5 Las principales fuentes escritas y contemporáneas de las guerras cántabras y astures se han perdido. La autobiografía de Augusto y los Libros de Historia de Roma de Tito Livio, no conservan la parte corres- pondiente a tales episodios bélicos. Por lo tanto no hay ninguna fuente romana que trate el tema de di- chas guerras que sea contemporánea de los hechos que se narran. Los datos de mayor interés nos los proporcionan Dion Casio (siglos II-III d. de C.), Floro (siglos I-II d. C.) y Orosio (siglo IV-V d. de C.). Dion Casio se ocupa de la guerra contra los cántabros y astures en los libros LIII y LIV de su Ιδτορια Ρομαικη, Floro en el Libro Segundo de su Epitome Romae Historiae y por su parte Orosio en su obra Historia adversus Haereses. Parece ser, por las coinciden- cias en las tres fuentes, que los tres llegaron a cono- cer la obra de Tito Livio. Dion Casio se extiende poco en la narración de los hechos y apenas proporciona detalles de las mismas, pero sin embargo mantiene un orden cronológico en la narración de los aconteci- mientos. Floro y Orosio, son más narrativos, pero no presenten los acontecimientos de forma ordenada. Tanto en un caso como en otro se trata de resúme- nes históricos, de epítomes, por lo cual hace muy difícil una interpretación de los hechos. Además de los citados, otros escritores latinos (geógrafos, poe- tas, historiadores) hacen referencia en sus obras a estas guerras, pero sin ninguna pretensión histórica. 6 ROLDÁN HERVÁS, J.M. (1983): “La conquista del Nor- te de Hispania y la participación de los astures en el ejército imperial romano”, en Cántabros y Astures, LANCIA, nº 1, p. 125. 7 En base a una ordenación temática de las fuentes escritas romanas de Dion Casio, Floro y Orosio, se puede considerar el -22 el año de la guerra del Medulio. Esta cronología también es compartida en- tre otros por A. Rodríguez Colmenero o Eutimio Martínez. 8 De esta forma se recoge en el romance tomado en las proximidades de la Sierra de la Encina de la Las- tra por Álvarez de la Braña a finales del siglo XIX. Este romance se reproduce más adelante.

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1er SEMESTRE 2003 ARGUTORIO/5

LOCALIZACIÓN DEL MONTE MEDULIO EN LA SIERRA DE LA LASTRA (LEÓN/ORENSE)

Vicente Fernández Vázquez

Hace cinco años, hacíamos pública1 la ubicación del escenario de la batalla del Monte Medulio en la Sierra de la Lastra2 . Pasadosestos años, nuestra teoría sigue ofreciendo las pruebas más evidentes sobre la citada localización. En obras recientes publicadasdespués de nuestro artículo y de interés científico como la «Historia de León»3, únicamente se presenta esta teoría nuestra comouna más de las muchas que se manejan, mientras que en otras, como la de Sánchez Palencia y otros4 , se contempla la posibilidadde que sea cierta.

Han pasado catorce años desde que la Presidenta de la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de la provincia de León nosagradeció las informaciones que habíamos transmitido al entonces Ministerio de Cultura sobre el posible valor arqueológico de laSierra de la Encina de la Lastra. Desde entonces, el olvido por parte de las administraciones leonesas y gallegas ha sido la notadominante, ya que únicamente (y a raíz de la denuncia sobre la destrucción de una calzada a su paso por la citada sierra en el año1997) el arqueólogo provincial realizó una visita de urgencia a una zona de la sierra, realmente a la menos interesante desde elpunto de vista arqueológico. Mientras tanto, seguimos esperando a que futuras excavaciones arqueológicas, especialmente en lastierras gallegas de Biobra, en el foso (que no hace falta excavar porque está ahí, a los ojos de cualquiera que tenga ojos para saberver), en los abundantes restos de fortificaciones militares… ofrezcan restos arqueológicos abundantes que manifiesten la bondadde nuestra hipótesis y sirvan para confirmarla.

Transcurridos, pues, estos cinco años, y respondiendo a la solicitud de la dirección de la Revista “Argutorio”, presentamos hoy denuevo y con algunas variantes, el texto publicado en su día por la publicación berciana, con la aportación de nuevos argumentos.

LA BATALLA DEL MONTE MEDULIOCon las guerras contra los cántabros y

astures culmina la conquista de Hispaniapor Roma. Comienzan en el año 29 a. deC., si bien las campañas más decisivas tie-nen lugar en los años - 26 y -25, con laconquista de Bergida, Mons Vindius,Aracilum y Lancia, y en el -22 con la bata-lla del Monte Medulio, finalizando en el -19con la campaña de Agripa. El conocimien-to que tenemos de estas guerras es a tra-vés de los testimonios de historiadores yescritores romanos, principalmente de DionCasio, Floro y Orosio, que se basaron enla obra perdida de Tito Livio5 .

Aunque es la última fase de la guerra deRoma en Hispania, será también la peorconocida y la más discutida. Para su estu-dio se cuenta únicamente con las fuentesdocumentales de época romana, fuentesque presentan muchos problemas de inter-pretación, además de algunas inexactitu-des, y que por no aclarar no aclaran ni elespacio geográfico sobre el que se desa-rrollaron dichas guerras. Esta situación eslo que ha llevado a D. J. Manuel RoldánHervás, uno de los mejores conocedoresde las campañas del ejército romano enHispania, a señalar que “en la determina-ción del espacio geográfico y étnico de loscántabros y astures no se puede aventu-rar nada fiable”, y que las reconstruccio-nes que se puedan hacer están condena-das “a la indemostrabilidad de simples hi-pótesis”, mientras el contenido de las fuen-tes no se contraste con otro tipo de estu-dios, sobre todo arqueológicos6 .

El hecho de que ninguno de los escrito-res que nos han dejado su testimonio fue-sen contemporáneos de los hechos; el quelas fuentes históricas más abundantes seanpequeños resúmenes de las guerras y con-tengan algunos errores; el escaso conoci-miento geográfico que tenían los romanosde estos territorios antes de su conquista;el que cuando, posteriormente, hablen deestos pueblos lo hagan en función del nue-vo sistema de organización romano; todoesto, unido a la falta de excavaciones ar-queológicas y trabajos de campo que con-firmasen o aclarasen las fuentes escritasromanas, ha contribuido a la aparición de

numerosas interpretaciones sobre el desa-rrollo, la estrategia militar romana, la locali-zación de los escenarios bélicos más des-tacados o sobre las fases de la guerra, y ala formación de una permanente polémicaentre los historiadores.

En el contexto de las guerras de Romacontra los cántabros y astures, uno de losmomentos más decisivos fue la toma delMonte Medulio. Dicho acontecimiento su-pone el golpe decisivo a los pueblos indí-genas que aún mantenían su libertad en elNorte y Oeste de Hispania. Tras las pri-meras fases de la conquista del año -25, ylas derrotas en Bergida, Aracilum, Lancia,...los cántabros y astures se enfrentan porúltima vez a Roma en el año -227 . Con sutriunfo, Roma dominará toda la península,convirtiéndose la batalla del Monte Medulioen el último intento, en la última esperan-za, de escapar del duro yugo romano. Losmoradores del Medulio, cuentan las fuen-tes romanas, prefirieron morir y matarseellos mismos antes de caer prisioneros deRoma, aunque la tradición indígena hablade exterminio y feroz represión por partede los vencedores romanos8 .

No es nuestra intención entrar en el temade las guerras cántabras y astures y en supolémica, y así únicamente nos centrare-mos en la localización del Monte Medulio.Como hemos señalado al principio, la con-quista del Monte Medulio por Roma tienelugar al final de las guerras Cántabras, enel año -22. Se trata de una batalla decisi

1 FERNÁNDEZ VÁZQUEZ, V. / FERNÁNDEZ VÁZQUEZ, L. "Lo-calización del Monte Medulio en la Sierra de la Las-tra", (1997), Estudios Bercianos nº 23, pp. 122-128.2 Una de las sierras que separan las provincias deLeón y Orense, a través de las comarcas del Bierzoy Valdeorras.3 ABILO RABANAL, M. (Coord.) (1999): “Antigüedad.Conquista romana”. En La Historia de León. Prehis-toria y Edad Antigua, vol. I, p. 1484 SÁNCHEZ PALENCIA, F. J. (2000): Las Médulas (León).Un paisaje cultural en la “Asturia Augustana”, León,Instituto Leonés de Cultura.5 Las principales fuentes escritas y contemporáneasde las guerras cántabras y astures se han perdido.La autobiografía de Augusto y los Libros de Historiade Roma de Tito Livio, no conservan la parte corres-pondiente a tales episodios bélicos. Por lo tanto nohay ninguna fuente romana que trate el tema de di-chas guerras que sea contemporánea de los hechosque se narran. Los datos de mayor interés nos losproporcionan Dion Casio (siglos II-III d. de C.), Floro(siglos I-II d. C.) y Orosio (siglo IV-V d. de C.). DionCasio se ocupa de la guerra contra los cántabros yastures en los libros LIII y LIV de su Ιδτορια Ροµαικη,Floro en el Libro Segundo de su Epitome RomaeHistoriae y por su parte Orosio en su obra Historiaadversus Haereses. Parece ser, por las coinciden-cias en las tres fuentes, que los tres llegaron a cono-cer la obra de Tito Livio. Dion Casio se extiende pocoen la narración de los hechos y apenas proporcionadetalles de las mismas, pero sin embargo mantieneun orden cronológico en la narración de los aconteci-mientos. Floro y Orosio, son más narrativos, pero nopresenten los acontecimientos de forma ordenada.Tanto en un caso como en otro se trata de resúme-nes históricos, de epítomes, por lo cual hace muy

difícil una interpretación de los hechos. Además delos citados, otros escritores latinos (geógrafos, poe-tas, historiadores) hacen referencia en sus obras aestas guerras, pero sin ninguna pretensión histórica.6 ROLDÁN HERVÁS, J.M. (1983): “La conquista del Nor-te de Hispania y la participación de los astures en elejército imperial romano”, en Cántabros y Astures,LANCIA, nº 1, p. 125.

7 En base a una ordenación temática de las fuentesescritas romanas de Dion Casio, Floro y Orosio, sepuede considerar el -22 el año de la guerra delMedulio. Esta cronología también es compartida en-tre otros por A. Rodríguez Colmenero o EutimioMartínez.8 De esta forma se recoge en el romance tomado enlas proximidades de la Sierra de la Encina de la Las-tra por Álvarez de la Braña a finales del siglo XIX.Este romance se reproduce más adelante.

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va, pues es la última resistencia de lospueblos del Norte frente al poderoso ejér-cito romano. A partir de estos momentos,Roma se asegura el control y el dominiode toda la península Ibérica, si bien, unosaños más tarde, tendrá que sofocar algu-nas pequeñas rebeliones de los cántabros.

Mucho se ha especulado sobre la locali-zación del Monte Medulio, en base sobretodo a las fuentes escritas. Hasta la fecha,y desde el siglo XVII, se ha localizado des-de los límites de Galicia hasta el País Vas-co9 . En todos los casos se trata de merashipótesis, mientras no se demuestre de otraforma. Las fuentes escritas señalan que elMedulio se encontraba en Cantabria, asíDion Casio (LIV,5,1), aunque no hace re-ferencia al nombre de Monte Medulio, sinembargo se refiere a tales acontecimien-tos señalando que los cántabros se dego-llan, se queman y se envenenan antes decaer prisioneros de los romanos; mientrasFloro (IV,33,46) indica que tuvo por últimoel asedio del monte Medulio; y Orosio(VI,21,1) igualmente refiere que los roma-nos en un ataque contra los cántabros lle-gan a cercar el Monte Medulio sobre el río

Miño. Éste ha sido uno de los aspectos demayor discusión, ya que según las fuentesescritas romanas no está nada claro lo quelos romanos entendían por Cantabria en losmomentos anteriores a la conquista delNorte. ¿Cuál era, entonces, la Cantabriade la época de la conquista? La mayoríade los investigadores que se han ocupadodel caso han llegado a la conclusión de queel Norte Peninsular y sobre todo el áreacantábrica, las tierras ceñidas por el “MareCantabrum”, fue etiquetada comoCantabria, otorgando al término un espa-cio más extenso que el que propiamente lecorrespondería10.

La idea de que el Monte Medulio se en-contraba en tierras de Galicia ha gozadode gran predicamento entre el pueblo ga-

llego y los investigadores; así ya en el sigloXVIII Lucas Labrada en su obra «Descrip-ción Económica del Reino de Galicia»11 , in-dicaba que el citado monte estaba “Entreel lago de la Limia y el monte de Cabezade Medo... hacia Rivas de Sil, ... Cercadode un gran foso de 15 millas perdieron losnuestros la esperanza de la victoria”. Des-pués vendrían, entre otros, Schulten, consu localización en el Monte San Julián, enlas cercanías de Tuy; Rodríguez Colme-nero12 , que lo sitúa en las proximidades deFumiñá, en la provincia de Lugo; y última-mente Orlando Álvarez que lo fija en ElCaurel (Seoane, Lugo)13. Lo mismo ocurrecon su localización en tierras bercianas, yaque en el Siglo de las Luces, el P. EnriqueFlórez, en su obra «La Cantabria»14 , publi-cada en 1768, se inclinaba por su localiza-ción en las Médulas de El Bierzo. Muchosotros seguirían su camino, entre otros, yaen nuestros siglo, Antonio Tovar, NarcisoSantos, o Serafin Bodelón, mientras otroslo situaban en algún paraje berciano, próxi-mo al Sil, como Syme o Magie15.... Al mar-gen de estas dos tendencias, claramentemayoritarias, otros autores lo han venidolocalizando en el país Vasco (E. de Garibay,Hübner); o en Santander, en la Peña de laSagra (Eutimio Martino y Canal SánchezPagín)16 .

Pues bien, según nuestra investigación,el Monte Medulio es tan leonés como ga-llego, puesto que se encuentra en el límitede las provincias de León y Orense, en laSierra de la Encina de la Lastra, en las tie-rras bercianas y de Valdeorras. Esta sie-rra se halla a orillas del Río Sil, y a unos 11km de Las Médulas, en línea recta. Consi-deramos que la parte ocupada sería la partecentral de dicha sierra, la parte situada alEste del Pico Tara y del topónimo Ciudad,extendiéndose en dirección a la Peña de laEscrita y a los cañones del Sil. Esta zonaes la parte más baja de la sierra, situadaentre los 800 y 900 metros de altitud. Es laparte más rica de la Sierra, y la que ofrecemás protección, tanto de los enemigos,como del viento y del frío. Las razones quenos han llevado a esta localización delMedulio son las siguientes:

1ª Las fuentes señalan que se encon

Mapa 1.- Localización del Monte Medulio en el entorno de Biobra (Sie-rra de la Encina de la Lastra), entre las provincias de León y Orense.

9 Magie, Syme, Tovar, Blázquez, Lamas, Yanguas yTeja, lo localizan en las Médulas o en sus proximida-des, sin precisar el lugar. Otros como Schulten, enTuy, en el Monte San Julián. Eutimio Martínez en laPeña de la Sagra. Rodríguez Colmenero, enFontemiñá, ... Por su parte Tomás Mañanes, consi-dera que es imposible que esté en El Bierzo, sin em-bargo sus razones no justifican tal afirmación, adu-ciendo que en las Médulas no hay tejo (la planta quesegún las fuentes romanas utilizaron los sitiados paraenvenenarse), que no hay restos arqueológicos y queno está cerca del Sil. Ninguno de estos argumentossirve para negar la localización del Medulio en la Sie-rra de la Lastra, ya que en las proximidades de laSierra hay tejo, incluso en la actualidad; los restosarqueológicos, pese a no haberse realizadoexcavaciones arqueológicas sistematizadas son muynumerosos; y el Medulio limita directamente con elSil, o sea, el Miño, en la Antigüedad.

10 Pese a que las fuentes lo señalan como cántabro,eso no invalida en absoluto la tesis de que el MonteMedulio esté en la Sierra de la Encina de la Lastra,ya que las fuentes de Floro y Orosio son ambiguas,no nos dan una visión ordenada de los acontecimien-tos y tratan en conjunto tanto de las guerras contracántabras como contra los astures; además las ex-presiones que utilizan en el inicio de su redaccióndel episodio del Monte Medulio: “tamen postremo”(Floro), o el “nam” de Orosio, apunta varias posibili-dades. Además para Floro todo es Cantabria, y Orosioen este sentido sigue a Floro, al igual que Horacio,Estrabón o Suetonio, quienes sólo hablan de loscántabros, cuando está claro que se refieren a lascampañas de todo el Norte, a causa entre otras ra-zones de que los dos ejércitos, las legiones que lu-chaban contra los astures y las que luchaban contralos cántabros, estuviesen bajo la misma autoridad,algo relativamente frecuente en el ejército romano,cuando se trataba de situaciones delicadas y difíci-les, y, realmente, la del Monte Medulio, la era. Y entercer lugar, algunos historiadores, como RodríguezColmenero, apuntan la posibilidad, y son de la opi-nión, de que en esos momentos El Bierzo fuese te-rritorio cántabro, extendiéndose por la provincia ac-tual de Santander, la Asturia Transmontana (actualprovincia de Asturias) hasta los límites occidentalesde El Bierzo y la Galicia cantábrica. Sobre los límitesde la Cantabria de Floro y Orosio es interesante elartículo de SERAFÍN BODELÓN, “¿Cuál fue la Cantabriade Floro y Orosio?”, AQUIANA, octubre, 1975.

11 LABRADA, L.,(1971): “Descripción económica del Rei-no de Galicia”, ed. de Galaxia , p.133.12 COLMENERO RODRÍGUEZ, A.(1979): Augusto eHispania. Conquista y organización del Norte Penin-sular, Universidad de Deusto.13 ÁLVAREZ ÁLVAREZ, O., (2002): "Entre os tesos camesdo Caurel está agochado o Monte Medulio", en ACandea, 7.14 FLÓREZ, E. La Cantabria, ed. de 1981, p. 91, 112y 297.15 SYME, R, (1970): “Conquest of North-West Spain”,Legio VII Gemina, León. Y, MAGIE, D. Augustus Warin Spain ( 26-25), Class. Phil., 1920.16 MARTÍNEZ, E. (1982): Roma contra cántabros yastures.

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traba próximo al Miño, así Orosio: etMedullium montem Minio fluminiinminentem. La Sierra de la Lastra limitadirectamente con el Sil por su flanco másoriental. El hecho de que Orosio señaleque el Medulio está junto al río Miño y no alSil, no ofrece ningún problema, pues ade-más de las la imprecisiones geográficas delos geógrafos e historiadores romanos, enla antigüedad se identificaban el Miño y elSil, tal y como se ha venido demostrandodesde el siglo XIX17 .

2ª Asimismo, las fuentes indican que losromanos, en el asedio del Monte Medulio,cercaron a los cántabros con un foso de15 millas, unos 23 km18 . Hasta la fecha,en los lugares en los que se ha pretendidolocalizar el citado monte, no aparece porningún lado dicho foso19 . Aquí sí, lo obser-vamos con toda claridad bordeando la Sie-rra de la Lastra desde el Sil, desde los puen-tes del Estrecho y Momao, hasta Peña Ta-llada. Los 23 km se reparten entre las pro-vincias de León y de Orense. Es tan visi-ble en los términos del “Caborco” de Portoy Real (que los lugareños lo conocen como“río seco”), como en las proximidades dePortela de Aguiar. En unas ocasiones, elfoso es natural, como en el límite de la Sie-rra de la Lastra con el Sil, y en otras, seobserva el corte en la roca y los trabajosde excavación, sobre todo en la parte ga-llega de la Sierra, en las cercanías de Por-to Real y Robledo, precisamente en aque-llos lugares en los que el asedio se podíaromper más fácilmente20 .

3ª En sus partes más accesibles el Mon-te Medulio debió de contar con algunas em-

palizadas, que a modo de cerca protege-rían el recinto del ataque de los romanos.Naturalmente, y dada la configuración dela sierra, dicha cerca debió de contar convarias puertas, dos por lo menos, una en laparte del sur y otra en el norte. Sería im-posible, después de algo más de dos milaños, encontrar restos de la puerta y de laempalizada, que serían de madera. Pero

lo que sí se conservan son los quicios, deal menos una puerta, donde entraban losespigones de los maderos que la asegura-ban, y que están labrados en la roca cali-za. Se trata de la puerta del norte, que mirahacia Portela de Aguiar y que se encontra-ba en el lugar en el que la calzada, queviene en zig-zag de Portela, alcanza la cimadel monte a unos 800m de altitud21 .

4ª Los romanos, para observar el movi-miento de los defensores del Medulio, cons-truyeron varios puestos de vigilancia alre-

dedor del foso, que se en-contraban tanto en la par-te leonesa como en la ga-llega y de los que aún esposible ver parte de losmismos22 . Dadas las ca-racterísticas de la sierra ydel foso, estas torres de vi-gilancia serían más nece-sarias en la parte deGalicia, y así encontramosrestos de las mismas fren-te a Covas, en el mismo“Caborco” y en Real. Mien-tras que en la parte sep-tentrional, solamente he-mos encontrado la de

Portela de Aguiar, desde la que se divisa-rían todos los movimientos de los sitiados.Ésta, de Portela, es una fortificación deplanta rectangular que se levanta sobre unfarallón de caliza y que hasta ahora se ve-nía considerando de origen medieval23 , úni-camente porque es citada en documentosmedievales. Sin embargo, han aparecido

muchos restos de época romana en susolar, sobre todo cerámica; y su ubicaciónno es precisamente la más adecuada paracontrolar el camino, y sí para vigilar el foso,en este caso natural, y máxime si tenemosen cuenta que desde esa posición se con-trola y vigila toda la vertiente septentrionalde la Sierra, desde Santo Tirso deCabarcos hasta Cancela24 .

Foto 1. En primer plano, detalle del foso querodeaba el Monte Medulio, por la zona gallega.

Foto 2. Quicio de la puerta que cerraba el Monte Medulio por el únicopunto accesible de su flanco septentrional.

17 El que los geógrafos antiguos silenciaran al río Sil,cuando nos consta que lo conocieron, y el que el Siltenga un mayor caudal y una mayor longitud que elMiño, juntamente con el hecho de que Sil y Miño,signifiquen lo mismo, ha inducido a muchos investi-gadores a pensar que los romanos cuando escribensobre el Miño lo están haciendo sobre el Sil. Ya en elsiglo XVIII historiadores como Sarmiento, Flórez oCornide, lo consideraron así, mientras que en el XIX,el mismo Murguía, señala como Posidonio, que elMiño nacía en Cantabria. Otras fuentes romanascomo Ptolomeo (II, 6, l), Estabón (III,3,4), o Posidoniodicen de él que nace o se encuentra en Cantabria. Y,ya en el presente siglo, Serafín Bodelón, Tovar oBlázquez, entre otros, identifican asimismo el Sil conel Miño. Otros autores discrepan de esta opinión, asípara Rodríguez Colmenero, el Miño de las fuentesromanas es el actual; mientras que Eutimio Martínezlo identifica con un pequeño arroyo en los Picos deEuropa.18 Así, Orosio (VI,21,7), señala que: “per quindecimmilia passuum fossa circumsaeptum obsidionecinxerun”; mientras Floro (II,33) : “...quem perpetuaXV milium fossa comprehensum…”.19 La mayoría ni lo citan, y algunos como EutimioMartínez lo localizan en sitios imposibles, y hacien-do pasar por el foso fenómenos naturales o artificia-les que van contra toda lógica.20 En esta zona es uno de los lugares en los quese deben de realizar excavaciones.

21 Los vecinos de Portela, Cabarcos,... conocen otraspuertas en la Lastra, pero en la Ciudad, que corres-pondían a las del recinto del ganado que se subíaantes a la sierra.

22 Los que mejor se observan son los que están en laparte gallega, especialmente en Covas, de los quese aprecian con claridad los muros, y otros reparti-dos por las proximidades de Real.23 GUTIÉRREZ GONZÁLEZ, J. A. (1995): Fortificaciones yfeudalismo en el origen y formación del reino leonés(siglo IX-XIII), p.274-275.

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5ª El ejército romano dispondríade pequeños destacamentos mili-tares y campamentos, repartidos al-rededor del monte sitiado y del foso.Este foso y las calzadas y caminosque lo seguían tendrían varias ac-cesos o entradas. Pues bien, eneste sentido, es bastante significa-tiva la toponimia de la zona que ro-dea al Monte Medulio, tanto de unlado como de otro. Así, en la parteberciana nos encontramos con lostopónimos de Portela de Aguiar yCancela; mientras que en el ladogallego, con los de, As Portas, yPorto Real. Todos ellos relaciona-dos con el significado de puerta, en-trada, abertura, que indudablemen-te hacían referencia a las entradasdel foso, y que estuvieron formadaspor guarniciones romanas, que enalgunos casos fueron el origen depequeños asen-tamientos de pobla-ción.

6ª Los romanos construyeron va-rias calzadas, bordeando el foso,para permitir un fácil movimiento delas tropas en el caso de que los si-tiados rompiesen el asedio. Algu-nos tramos aún se pueden obser-var hoy. El hecho de no tener encuenta estos caminos, que los ro-manos construyeron paralelos alfoso, ha sido la causa de la granconfusión que reina en esta zonade la sierra de la Lastra con el temade las calzadas romanas, confundiendo eltrazado de las calzadas que rodeaban alfoso con La Vía Nova o 18, según el Itine-rario de Antonino, que salía de Braga y sedirigía a Astorga, por Orense.

La hasta ahora considerada tradicional-mente25 como la Vía 18, la que se la hacíapasar por Porto Real, Robledo, Oulego,Santo Tirso de Cabarcos, sería la calzadaque construyeron los romanos, alrededor

del foso, para permitir el movimiento rápi-do de sus tropas en el supuesto de que lossitiados rompiesen el cerco. En ningún mo-mento dicho trazado, desde Real hasta losPicos de Oulego, se adapta al trazado deuna calzada romana, ya que supone un ro-deo innecesario; tiene que vencer unas ma-yores dificultades; y su trazado es ilógico,en el sentido que presenta cambios de di-rección, desviaciones de su sentido natu-ral, vueltas y curvas, totalmente innecesa-

rios, como por ejemplo ocurre a laaltura de Robledo, y que nada tie-nen que ver con la idea de atrave-sar la sierra. Tales irregularida-des, unidas al hecho de que en al-gunos momentos la calzada sepierda, o que su anchura alcance,en algunos de sus tramos, sobretodo entre Robledo y los Picos deOulego, los 10 y 13 m, respondena que sigue la dirección del fosodel asedio, y que su construcciónestá en función del mencionadofoso.

7ª La misma etimología de lapalabra Medulio se convierte en unargumento más para identificarnuestro Monte con la Sierra de laLastra. Serafin Bodelón26 , relacio-na la palabra Medulio con la pala-bra latina medulla que significaría,el túetano, “la médula de los hue-sos”, y añade el citado autor, porextensión: “lo que está dentro”, lasentrañas. Monte Medulio sería porlo tanto un monte hueco, un mon-te como es el de la Sierra de laLastra, horadado de galerías ycuevas, tanto en Cancela, Portela,Aguiar, Cabarcos, como enBiobra. Conociéndose en la ac-tualidad más de una docena decuevas o «palas».

8ª El desarrollo táctico ylogístico de la campaña de la gue-

rra también refuerza la ubicación delMedulio en la Sierra de La Lastra, tal y comohan expuesto autores como Magie, Symeo Narciso Santos27 , y a cuyas obras remiti-mos.

9ª Los cántabros y astures escogieronpara su defensa no un monte cualquiera,sino el mejor. El que mejores condicionesofreciera para resistir el ataque de los ro-manos, y realmente pocos hay con las po-sibilidades que, para tal fin, ofrece la sierrade la Lastra. En la mayor parte de su perí-metro es inexpugnable, sobre todo por susfrentes oriental y occidental y en muchostramos completamente inaccesible, siendopor los demás fácilmente defendible. Ade-más de la seguridad que les brindaba, hayque tener en cuenta que para ellos teníaun significado sagrado, ya que en la men-cionada sierra se encuentra el Pico Tara(Ver mapa l), monte consagrado al dios deltrueno, uno de sus dioses protectores. Ypor otro lado, es una sierra rica y abundan

Foto 3.- Vista desde Portela de Aguiar del monte Medulioen la sierra de la Lastra. En el único acceso al monte porel frente septentrional, los astures lo cerraron con unapuerta de la que se conservan los quicios horadados enla roca (círculo blanco -o-, situación de la puerta).

24 El hecho de que solamente aparezca documenta-do en la Edad Media no quiere decir que no existieracon anterioridad.25 Uno de los primeros en documentar que la Vía Novaatravesaba la Sierra de la Encina de la Lastra, fue enla centuria pasada Silvelo Barros, que la hacía cru-zar innecesariamente en tres ocasiones, ya que lallevaba por San Vicente de Leira hasta Gestoso, parahacerla volver a Oulego y, desde aquí, por Robledo,cruzando la sierra otra vez. Con pequeñas variantesesta teoría fue seguida por Madoz y Blázquez. Parajustificar este trazado se valía del Miliario encontra-do por el mismo Silvelo en La Lastra y por la identifi-cación de la mansión de Gemestario con Gestoso.Hoy en día apenas nadie identifica Gemestario conGestoso, localizando dicha mansión bien en las proxi-midades de Robledo o en las de Oulego, donde seaprecian hallazgos romanos importantes. El prime-ro en demostrar que el trazado de Barros estaba equi-vocado fue Sanjurjo, quien la hacía atravesar porOulego, Peña Tallada. Esta teoría se convertiría enel presente siglo en la tradicional, ya que todos los

autores hasta la fecha, entre otros Caamaño,Martínez Velasco, María Dulce Estefanía,... propo-nen este trazado. Una tercera teoría sería la nues-tra, al considerar estas calzadas en función delMedulio y de su foso. Por otra parte tampoco estáclaro el lugar en el que apareció el Miliario deCaracalla. Algunos autores consideran que se en-contraba en la vertiente gallega y otros en la leonesa,esto en base a que el topónimo de “Campos” lugardonde lo encontró Silvelo Barros, no se ha localiza-do con absoluta seguridad. De todos modos, hay quepensar que este miliario es de principios del siglo IIId. d. C, y desde la construcción de la Vía hasta esafecha pudo haber cambios en el trazado de la Vía,asunto éste bastante frecuente, tal y como han de-mostrado Chevalier en Francia o Carlos FernándezCasado en España. De todos modos, hasta que nose realicen verdaderas campañas arqueológicas eneste tramo de la calzada, será imposible confirmarninguna de la teorías existentes sobre su trazado.

26 BODELÓN, S. (1987): «Uso y abusos del términoMedulio», en Aquiana, p.20-21.27 SANTOS YANGUAS, N. (1980): Textos para la Histo-ria Antigua de la Hispania Ibérica, Oviedo.

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te en pastos para el ganado, en agua,madera, y con la capacidad suficiente paraalbergar a varios miles de personas, espe-cialmente en la zona en que hoy se asien-ta la población de Biobra.

10ª La presencia del ejército en la zonaha tenido que dejar abundantes restos ar-queológicos, sobre todo en los lugares enque los romanos instalaron sus campamen-tos; y en el mismo Monte Medulio. Aunqueno se han realizado excavaciones en lazona, pese a que hace unos doce años co-municamos la localización del Medulio enla Sierra de Lastra al entonces Ministeriode Cultura, sin embargo son abundanteslos restos en todo el perímetro del monte,algunos estudiados por Tomás Mañanes yotros por Mª Estefanía Alvarez, amén deotros muchos, sobre todo tégulas, que apa-recen en varios lugares como Robledo, po-sible ubicación de un campamento militar.

11ª El extraordinario hallazgo del “Bron-ce de Bembibre”28 , que tanta luz ha arroja-do sobre la época posterior a la batalla delMonte Medulio, si bien no hace referenciadirecta a las guerras contra los cántrabrosy astures podría ayudar a corroborar indi-rectamente la localización del mismo en lamencionada Sierra de la Lastra, al consi-derar que los habitantes de los pobladosdel entorno de la citada sierra, así comolos de las zonas próximas de Borrenes,Pombriego,… los Aiiobri-giaecinos, de lagens de los Gigurros, fueron enemigos deRoma y se rebelaron contra ellos. ¿Cómose puede explicar que fuesen éstos los quese rebelaron contra Roma, mientras otrosde su entorno, como los Paemeiobrigenses,pactaron? Transcurridos diez años desdela batalla de monte Medulio, unos, losPaemeio-brigenses, pactaron con Roma yésta les concedió la ampliación de sus tie-rras y la concesión de inmunidad, y otros,precisamente los que habitababan el terri-torio en el que tuvo lugar la batalla de mon-te Medulio, los Aiiobrigiaecinos, se rebela-ron.

El trasfondo histórico29 del edicto deBembibre no es otro que el de las guerrasde los romanos contra los astures en losaños 26-24 a.C. y el de la última gran insu-rrección contra los romanos del año 22 a.C. Una vez derrotados los astures (gigurros,susarri,…) en el Monte Medulio, L. SestiusQuirinalis, sucesor en el gobierno de la pro-vincia de P. Carisius (27 al 22 a. C.), seráel encargado de organizar el territorio ven-

cido.

12ª Y por último, contamos con otra ra-zón fundamental: la tradición. Sólo Galiciay el Bierzo han mantenido vivo el recuerdode la gesta heroica y épica del MonteMedulio. Ahí están, como muestra, los tes-timonios recogidos en el libro de Lucas La-brada, donde se habla de que “el citadomonte es famoso por el gran número degallegos que se refugiaron en él persegui-dos por los capitanes romanos CayoAntistio y Publio Firmio”30, y sobre todo enel romance recogido por Manuel GarcíaBuelta, a finales del siglo pasado, y publi-cado, por Álvarez de la Braña, en 1894.Un romance, en el que muchas de sus pa-labras, estructuras y giros, hunden sus raí-ces en el siglo XIII, como reconoce, entreotros, J. Antonio Carro Celada31 . En él serelata el episodio sangriento y trágico delMedulio y se señalan algunos de los esce-narios de la batalla: el Monte de Biobra,Pumares o el Momao. Los dos primeroscorresponden a dos pueblos orensanos,uno, Biobra, en la misma sierra, y el otropróximo a ella, mientras el Momao, es ellugar conocido con el mismo nombre en laactualidad, como paso y Puente del Estre-cho, en la divisoria de las dos provincias.He aquí el romance:

¿ Do foron os homesfillas et peculio ?

intra nostras cobasdo Monte Medulio..

E poi o Romaoa mórrernos veu,

morran elos, canes,n’as cobas Momao.

Na monte Biobracampan nos homes

et porque sunt poucosnengun aló sobra.

28 Véase GRAU LOBO, L./HOYAS, J.L. (editores) (2001):El bronce de Bembibre. Un edicto del emperador Au-gusto, León.29 AAFOLDY, Géza: (2001): “El nuevo edicto de Au-gusto de El Bierzo en Hispania”, en GRAU LOBO, L./HOYAS, J.L. (ed.) El bronce de Bembibre. Un edictodel Emperador Augusto, p.17.

30 LUCAS LABRADA se refiere no al Medulio de la Las-tra, sino al de Cabeza de Medo. Indudablemente estáequivocado en esa localización, pero la cita nos sir-ve en el sentido de que nos manifiesta cómo enGalicia se mantiene viva la tradición de que los de-fensores del Medulio eran gallegos. LABRADA, L. Des-cripción..., op. cit.31 CARRO CELADA, J.A. (1987): "Escritores bercianos",Estudios Bercianos, nº 6, p. 4

* Vicente Fernández Vázquez es profesorde Enseñanza Secundaria.

Auxiña Pomaresfortes nos fecimose cum os paxares

nos queimaron vivos.

Intra nostras cobase intra os hortos

queidaron os homestoitiños mortos

E nostras mullerese as nostras fillas

queidaron ¡ cortadas!tooiñas cautivas

E aquelos loubosdo quer las mordíane elas ¡poubriñas!xemían... xemían

Mientras las fuentes romanas, sobretodo Floro y Orosio, describen cómo los de-fensores del Monte Medulio, por ser unpueblo "cruel y feroz por naturaleza", prefi-rieron matarse ellos mismos por la espa-da, el fuego o el veneno, antes que caerprisioneros; el romance nos habla de quelos romanos mataron o quemaron vivos atodos los hombres, mientras sus hijas ymujeres eran esclavizadas. ¡Qué contras-te entre las dos fuentes, la de los vencedo-res y la de los vencidos! Quizás sea signi-ficativa, al respecto, la actitud que adopta-rá Agripa, sólo tres años más tarde, en el -19, cuando al sofocar una pequeña rebe-lión de los cántabros, extermine a todos losenemigos en edad de portar armas. Termi-namos como empezamos, cuestionandounas fuentes romanas escritas que, por sísolas, pocas luces pueden aportar a la rea-lidad de las guerras cántabras y astures.