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cuenta sus leyendas Loja LA HORA celebra los 195 años de Independencia de ‘La centinela del sur’. En este suplemento te contamos algunas de sus interesantes historias. MIÉRCOLES 18 DE NOVIEMBRE DE 2015 La Hora ECUADOR

Loja 18 noviembre 2015

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Loja 18 noviembre 2015

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Page 1: Loja 18 noviembre 2015

cuenta sus leyendas

Loja

LA HORA celebra los 195 años de Independencia de ‘La centinela del sur’. En este suplemento te

contamos algunas de sus interesantes historias.

miércoles18 DE NOvIEmbrE DE 2015

la Hora ECuADOr

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INDEPENDENCIA DE LOJA

N2 miércoles18 DE NOvIEmbrE DE 2015la Hora ECuADOr

El cura sin cabezaUn misterioso personaje impone temor en los habitantes de Loja. Una historia de amor es el tónico de esta leyenda.

En medio de la calma en que vi-vía la ciudad de Loja, comenzó a suscitarse un hecho interesante.

Tan pronto en la iglesia mayor sonaban las doce campanadas que marcaban el filo de la me-dia noche, se escuchaba el ruido producido por los cascos de un caballo que salía a todo galope y se perdía por las calles periféri-cas de la ciudad.

Pese a la rapidez con la que cabalgaba el jinete, pero como la escena se repetía diariamente, los curiosos aseguraban que no tenía cabeza.

Un día la sociedad lojana con-currió a una fiesta en donde los convidados comieron, bebieron y bailaron hasta momentos an-tes de la media noche, hora en la cual todos procuraron retornar apresuradamente a sus hogares precisamente por temor a un fatídico encuentro con el miste-rioso personaje. Pero un pequeño grupo de jóvenes que habían be-bido más de la cuenta quisieron desafiar al temido fantasma. So-naron las doce campanadas de la medianoche y salieron llenos de euforia para darle la cara al fan-tasma, pero cuando llegaron a la esquina sólo vieron al extraño ji-nete marcharse a todo galope. No se dieron por vencidos y fueron a proveerse de lo necesario para es-perar su retorno, pues se comen-taba que solía hacerlo cuando co-menzaban a disiparse las sombras de la noche.

Los jóvenes fueron a apostar-se a los dos costados de la calle y clavaron fuertes estacas entre las cuales templaron una cuerda para cuando llegara el caballo , derriben a su jinete. Y así suce-dió, sobre él se abalanzaron y lo sostuvieron fuertemente y le pro-metieron dejarlo marchar sola-

mente después de que le hubiera contado las razones de su extraña actitud.

Él aceptó y les dijo que desde niño se enamoró de su prima María Rosa, y al cumplir su ma-yorría de edad quisieron casarse, pero sus padres se opusieron, y a ella como castigo la mandaron a un convento de Loja. Al despedirse de su amado, ella le prometió que lo esperaría hasta que fuera a resca-tarla; él por su parte, juró que así lo haría.

Poco tiempo después se pre-sentó en el Convento de Santo Domingo de la ciudad de Loja solicitando se lo admita como un huésped y después como un as-pirante a la Orden. El Superior del Convento lo acogió y comenzó a confiarle pequeñas tareas que lo ayudarían a sentirse cómodo dentro de su nuevo lugar de resi-dencia.

Llegó a ser ayudante en la sacristía, y para su sorpresa su amada estaba ahí. Una noche ella le citó en la parte posterior del convento, y ahí planearon su fuga para el día siguiente des-pués de la misa pero a diario hubo algo que hacía que su plan fracase.

“Te vamos a dar la última oportunidad de convertirte en el cura sin cabeza para que puedas fugarte mañana con tu amada, de lo contrario irás a parar en la cárcel con caballo y todo” le dijo uno de los jóvenes.

Nunca se supo cómo y cuán-do lograron, pero después de algún tiempo se recibió en el co-rreo central una extraña postal que decía:

“A los buenos amigos que me ayudaron a escapar y a conseguir mi felicidad”

f. El Cura sin Cabeza (MLY)

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INDEPENDENCIA DE LOJA

miércoles18 DE NOvIEmbrE DE 2015

la Hora ECuADOr N3

PAB/19970/AS

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La llorona La profunda tristeza de una mujer aterrorizaba a los habitantes de Loja.

En las altas horas de la noche, cuando todo el pueblo parece dormido y sólo se escuchan los gritos rudos con que los boyeros avivan la marcha lenta de sus grandes animales, dicen los campesi-nos que cerca del río,una voz lastime-ra y llena de tristeza llama la atención de los viajeros.

La historia comienza hace muchos años con una pobre campesina alegre, trabajadora y muy bella que amaba la na-turaleza y el canto de los animales, pero una vez que llegó a la hacienda de la familia del patrón en la época de verano, pudo ob-servar el lujo y la coquetería de las señoritas que venían de San José.

Hizo la comparación entre los encantos de aquellas mujeres y los suyos, vio que su cuerpo era tan cimbreante como el de ellas, que poseían una bonita cara, una sonrisa trastornadora, y se dedicó a imitarlas.

Como era muy hacendosa, la patrona la tomó a su servicio y la llevó a la ciudad donde, al poco tiempo, fue corrompida por sus compañeras y

los grandes vicios que se tienen en las capitales, además del alto grado de libertinaje en el que

son absorbidas por las metrópolis. La muchacha fue seducida por un jo-

vencito de esos que en los salones se dan tono con su cultura y que, con frecuen-

cia, amanecen completamen-te ebrios en las casas de tolerancia.

Cuando sin-tió que iba a ser

madre, se retiró de la ciudad y volvió a su casa

y a escondidas de su familia dio a luz a una preciosa niñita

a quien la arrojó al río, en un momento de incapacidad y temor a enfrentar a su padre, quien era un hombre comple-tamente machista.

Poco tiempo después la joven se volvió loca y, según

los campesinos del lugar, el arrepentimiento la hace va-gar todas las noches por las orillas de los riachuelos bus-cando siempre el cadáver de su hija que nunca la volvió a

encontrar.Desde aquel en-

tonces, los oriundos de Loja afirman que en lugares oscuros del pueblo y en las orillas de los ríos ubicados en las cer-canías a la ciudad, suelen escuchar desgarradores y te-rribles gritos de an-gustia y dolor.

Es la Llorona que busca desesperada-mente a su pequeña

hija que se encuentra perdida. (MLY)

VESTIMENTA. Su vestido color blanco

resaltaba en la noche.

LUGARES. Este personaje rondaba callejones con poca luminosidad.

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INDEPENDENCIA DE LOJA

N4 miércoles18 DE NOvIEmbrE DE 2015la Hora ECuADOr

Saluda a Lojaen sus 195 años de

Independencia

Quito: Av. Galo Plaza Lasso N51-127 y AlgarrobosTelf.: 240-8038, 240-0616, Fax: 240-0541

e-mail: [email protected]

Guayaquil: km. 6 1/2, vía a la CostaTelf.: 200-3770, 200-4485, Fax: 200-4495

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www.heh.com.ecPAB/19989/AS

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Las brujas de Zamora HuaycoUna singular historia forma parte de la tradición oral de Loja.

En una de las casas situadas en la calle principal de la ciudad, vivía una dama solterona que pasa-ba, igual que los demás de su oficio, dormitando las tardes tras el mostrador de su almacén. Las comodidades que gozaba y la vida sedentaria que llevaba la volvieron sumamente voluminosa y la grasa de su cuerpo terminó borrando sus fac-ciones regulares y bonitas.

Un día, su enorme riqueza se redujo a unas cuatro antiguallas en muebles, aparte del alma-cén que cada vez se lo miraba más vacío. Su úni-ca compañera era Doña Sabina que a raíz de la muerte de sus padres, se había convertido en la única persona que cuidaba de ella.

Un día la convenció de acudir en “un viaje” ha-cia Zamora Huayco para compartir un hechizo con las famosas brujas que habitaban ahí, y de esa forma acabar con su infortunio.

Luego del viaje, un terrible escalofrío sacu-dió el cuerpo de la dama y sintió el impulso de huir despavorida, pero la vieja Sabina no permi-tó que ella se marchara.

Las brujas comenzaron a levantarse de sus asientos e Iban a postrarse a los pies de un chivo con cabeza de demonio y lue-go de que le besaran las patas, recogían del suelo una bolsa de cuero llena de mo-nedas de oro.

Terminado este ritual las hechiceras volvían a pronunciar el estribillo que las transformaba en murciélagos, pavos u otras aves voladoras y retornaban a sus viviendas en donde luego adquirían otra vez su forma natural.

Con el dinero que traía de aque-llas reuniones volvieron los parien-tes, amigos y hasta los admiradores de la señorita Filomena. Una no-che dos guardias vieron salir de la casa de la señorita Filomena a un par de raros animales que emprendieron vuelo hacia Zamora Huayco. Momentos antes

HECHICERAS. Su poder era reconocido

en todo el pueblo.

habían sonado las 12 campanadas de la medianoche en la iglesia de San Sebastián y los gendarmes llenos de miedo y curiosidad apuntaron su rifle en dirección a estas criaturas. Su error fue dispa-rar únicamente al más grande, quien cayó bruscamente sobre el patio del cuartel, mientras que la otra siguió su camino. Cuando los agentes vieron caer al animal, corrieron a mirarlo. Pero su sorpresa no tubo límites, cuando se encontraron con el cuerpo

ensangrentado de la señorita Filomena. Uno de los tiros le había perforado la cabeza y otro el

corazón.Entre los estertores de la muerte, la agonizante dama

pidió a los guardias que por favor la llevaran y la dejaran morir en su casa sin decir una sola palabra a nadie.

Los guardias accedieron a su petición y luego de dejar a la moribunda en manos de la vieja sirvienta que los

había estado esperando en la puerta de la casa, re-gresaron a su cuartel y sacrificaron a un pequeño

perro para justificar el ruido de los tiros y la pre-sencia de la sangre regada sobre el patio.

(MLY)

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El carruaje fúnebreUn misterioso vehículo atemo-rizaba todas las noches a los ha-bitantes de Loja.

LEYENDA. Este vehículo paseaba únicamente en las noches.

Un grupo de caballeros loja-nos se encontraba en horas de la noche tomando en una cantina, ubicada en la calle Bolívar, cerca de la Plaza de la Independencia de San Sebas-tián. Ellos escuchaban que un vehículo subía a toda veloci-dad y parecía tener las ruedas de palo.

Los trasnochadores al escu-char el tremendo ruido dejaron sus botellas y vasos para ir a observar que es lo que sucedía. Se sorprendieron al ver un ca-rro negro, que parecía carroza fúnebre, que estaba rodeado de velas de colores que arroja-ba una luz fosforescente. Ade-más, un cofre mortuorio que iluminaba al conductor que es-taba vestido de negro y parecía arrojar fuego de su rostro.

A los clientes de la cantina se les quitó hasta la borrache-ra al ver tremendo espectácu-lo. Uno de ellos se desmayó, botaba espuma por la boca y perdió el conocimiento. Al día siguiente la noticia se regó en el pueblo.

Nadie ponía en tela de duda que era el diablo que venía en su carro hasta Loja para lle-varse en cuerpo y alma a los que habían muerto en pecado mortal.

Luego de ello, se estableció una costumbre entre los loja-nos de acompañar a los difun-tos durante las 24 horas del día hasta el sepelio, sin fallar ningún solo minuto, y rezando para ahuyentar a Satanás para que no llegara en su fatídico carro a llevarse a los muertos antes de recibir cristiana se-pultura.

Algunas personas no creían en fantasmas, peor en el dia-blo, y adoptaron llamarse los liberales, quienes desafiaron a

aquella creencia y se reunieron para libar en la misma cantina de la esquina y afrontar aquel hecho sobrenatural.

A las 19:00 estuvieron instalados en una mesa con licor, mientras una guitarra entonaba pasillos. El silencio fue evidente cuando sonaron las 12 campanadas de la to-rre de la iglesia de San Sebas-tián. De pronto se escuchó el alboroto de aquel carro que hacía sonar sus ruedas de palo sobre la calle Bolívar. Cada vez se acercaba más.

De repente el “auto del dia-blo” se detuvo frente a la can-tina. Vino una ráfaga de viento, abrió las puertas y apagó las velas que iluminaban el sitio. Las ceras fueron cambiadas con aquellas que estaban den-tro de la carroza y que arroja-ban una luz resplandeciente de diversos colores. La incre-dulidad y valentía de los jóve-nes liberales se esfumó de un momento a otro y enseguida salieron en precipitada carre-ra, muy asustados, junto a los dueños del local, en busca de un refugio.

Lo curioso del caso es que al otro día se reunió la comuni-dad para dirigirse a la cantina, con el fin de inspeccionar la calidad de velas dejadas allí la noche anterior, pero para esa hora no existía ninguna vela, sino unos largos huesos que correspondían a un muerto.

Autoridades eclesiásticas recogieron los restos huma-nos, luego de echar agua ben-dita sobre el sitio y en devota procesión con el pueblo los enterraron en el cementerio. Desde aquel día no se vol-vió a ver ni a escuchar sobre este famoso carruaje fúnebre. (MLY)

INDEPENDENCIA DE LOJA

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la Hora ECuADOr N5

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PAB/199987/AS

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INDEPENDENCIA DE LOJA

N6 miércoles18 DE NOvIEmbrE DE 2015la Hora ECuADOr

Detonante para la muerte de Naún Briones

Al mando de Deifilio Morocho, el 13 de enero de 1935 lo emboscaron en la peña de Piedra Liza.

LUGAR. Ingreso a la parroquia Cang-onamá, la tierra del legendario bandolero Naún Briones.

PERSONAJE. El pistolero era temido en la localidad.

El pequeño Oswaldo Arias, temblándose y

pálido de miedo frente a lo que vio a sus cortos años

de edad, dijo: “Háganme rezar porque mucho tardan en matar-

nos”. Esto le relató la señora Rosa Núñez

a su nieto Marcelo Reyes, después de algunos años del asalto que fue vícti-ma por Naún Briones, en el sitio Zhu-cata el 5 de diciembre de 1934.

Felipe Loayza, siendo mi consuegro me traicionó, eso es lo que más me duele. Yo le vendí mi finca de Can-gonamá Grande de Macará en cuatro mil sucres y ese día me entregó mil doscientos como parte del pago.

Recuerdo el fatídico día cuando en el camino interrumpieron nues-tro paso y un hombre alto, tiznado el rostro, me exigía la entrega de diez mil sucres y como no lo hice porque no tenía, dijo a la caravana: “júntense para matarlas”. Nosotras más muertas que vivas, muy asus-tadas hicimos el acto de Contrición, y como seguían amenazándonos de muerte, el niño Oswaldo Arias repi-tió: “Háganme rezar porque mucho tardan en matarnos”.

Gracias a Dios, eso no sucedió. La verdad es que Felipe me delató porque había sido compin-che del ban-dolero.

Pero le mintió por-que la finca no le ven-dí en diez mil sucres. Este em-bustero to-davía una hora antes del viaje lo adelanta

a un peón con un papelito dirigido a Naún, asegurándole que viajaba a Alamor con todo ese dinero, que naturalmente a cualquiera le llenaba el ojo porque era bastante.

Salimos de Macará en la madru-gada, con mi hija, mi nuera, dos nie-tos, el uno de 2 años y el otro recién nacido, la señora Mercedes Cobos, el niño Oswaldo Arias y el arriero Sa-bulón Poma. Eran las 9:00 cuando en el desolado sitio de Zhucata, de entre las malezas salieron algunos hombres disparando al aire y al grito de “nadie pasa de aquí” nos asalta-ron. Después, mi nuera la Teresa se sorprende al verlo al peón de la familia. Y tú ¿qué haces aquí?, le pregunta, don Felipe me mandó y no me dijo para qué.

Por este detalle, nos dimos cuen-ta que el asalto fue planificado por-que el infeliz de Felipe Loayza le ase-guró a Naún que viajaba llevando en las faltriqueras de la mula los diez mil sucres; pero les falló.

De pronto esta novedad se regó por toda la zona y al enterarse del asalto el cura Lautaro Loayza, pá-rroco de Alamor, muy indignado se dirige al entonces presidente de la República, Dr. José María Velasco Ibarra, mediante un telegrama, en los siguientes términos: “Ya no se soportan los asaltos del bandolero Naún Briones. Acaba de asaltar a mi comadre Rosa Núñez viuda de Orellana, tome medidas urgentes”; y como el cura Loayza tenía peso en la política lojana porque era partidario de Velasco Ibarra quien en ese año asumía la primera Presidencia de la República, le contesta con otro te-legrama diciéndole: “Su orden será cumplida, no puedo darle más deta-lles porque todos los telegrafistas de esa zona son lacayos de Naún”.

¡Claro!, no podía darle más de-talles, porque ya marchaban desde Quito a Loja 60 carabineros.

Dicen que el Dr. Velasco Ibarra lle-

gó al Batallón Quito y sin más explica-ciones dijo: recién se ha cometido un asalto en la provincia de Loja, tengo denuncias de los hacendados de La Maca, Casanga, Almendral, Macan-damine, San Guillín, y otras, a quienes el bandolero Naún Briones los extor-siona. Necesito un carabinero valien-te y decidido para capturarlo. ¿Quién se hace cargo de esta misión?

Como el Mayor Deifilio Morocho fue compañero de Naún en la escue-la de Cangonamá y desde ahí ene-migos, se ofertó, porque sabía de los movimientos del bandolero. Esta fue la oportunidad para perseguirlo y acabar con él, porque también era una piedra en el zapato.

Una vez seleccionado el pelotón de carabineros a cumplir esta mi-sión, el Señor Presidente de la Re-pública ese mismo día los despidió desde la ciudad de Quito rumbo a Durán, en el tren mixto Eloy Alfaro.

Sin perder tiempo en Durán se embarcaron en el Olmedo coman-dado por el alemán Grunahue. Los carabineros le dicen al Mayor Deifi-lio, ¿a dónde nos vamos? A cumplir una misión secreta. Suban pronto el armamento y los caballos, porque esta noche llegamos a Puerto Bolívar.

Desde Puerto Bolívar el pelotón se desplaza solamente durante la noche. Llegaron a Alamor, pasaron a Sozoranga y luego de una encarni-zada persecución, el 13 de enero de 1935 lo emboscaron en la peña de Piedra Liza. Ahí murieron: Víctor Pardo y Rindolfo Espinosa; pero Naún Briones, se disparó en la sien derecha.

Termino mi conversación pregun-tándole a Marcelo, ambos son de Cangonamá, ¿qué parentesco tenía Naún con Deifilio?, muy indignado me responde: “¡ninguno, por Dios Santo, eran dos seres diferentes, Dei-filio Morocho indígena puro, en tanto que Naún, blanco y buen mozo!”.

(Autor Eduardo Pucha, escritor y costumbrista lojano)

Murieron Víctor Pardo y Rindolfo Espinosa; pero Naún Briones, se disparó en la sien derecha.

TOME NOTA

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INDEPENDENCIA DE LOJA

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La mula de SatanásUna historia de amor une la vida de una hermosa dama y un sacerdote que fueron separados por la muerte.

AMOR. El sacerdote tuvo una gran pasión por la joven del pueblo.

TRAGEDIA. La historia de amor acabó con el fallecimiento de la esbelta mujer.

Un joven de origen español ingresó al convento de San Francisco y vistió los hábitos con el nombre de Fray Bartolo-mé. Pero el demonio no tardó en hacerlo caer en la tentación y se enamoró de una joven mujer que vivía con una anciana a quien llamaba tía.

El religioso se volvió loco por ella y muchas noches pasó desvelado pen-sando en la forma de escaparse del con-vento. En una fría mañana vio entrar des-de uno de los extremos del lugar al herrero. a quien la gente apodaba como “Tilicas”, para realizar la limpieza del jardín.

Desde aquel día Fray Bartolomé se convirtió en un asiduo visitante del he-rrero en su taller y la confianza entre ambos fue creciendo hasta que un día el cura le solicitó que le entregue una de las copias de las llaves de la puerta por la cual entraba al convento, con pretexto de poder visitarlo constantemente. Tili-cas aceptó y desde entonces menudea-ron las visitas nocturnas de Fray Barto-

lomé a la hermosa dama que vivía a pocos metros del convento.

Casi un año duró el idilio de los dos amantes sin que

nadie se percatara de lo que acontecía. La pasión que se había

encendido en el pe-cho de ambos se en-

contraba en su punto culminante cuando re-

pentinamente un día la

joven cayó gravemente enferma. Vanos fueron todos los intentos que se hicieron para salvarle la vida ya que la muchacha sucumbió a la muerte en un horrible día de invierno.

Trémulo de dolor Fray Bartolomé la acompañó en sus últimos momentos fingiendo ser un simple sacerdote que obraba en cumplimiento de su deber cuando en realidad desgarraba su cora-zón al ver extinguirse la vida de su ama-da. Cuando ella expiró , el cura colocó sobre sus hombros un paño guadalupa-no que había encargado a México. Luego clavaron la caja mortuoria y a la mañana siguiente la sepultaron.

Al otro día, un extraño se acercó ha-cia el taller de Tilicas y le dio un encargo para el sacerdote, cuando él se marchó dejó en el ambiente un fuerte olor a azu-fre. Para sorpresa del cura, el paquete contenía el paño con que había amor-tajado a su amante. Viendo esto, sufrió una impresión que casi lo mata.

A los pocos días pidió a sus superio-res que lo trasladen a un monasterio de Lima en donde vivió haciendo penitencia hasta su muerte. (MLY)

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Hace algunos años en la ciudad de Catacocha apareció la leyen-da. Se trataba de una señora que salía durante las noches a cami-nar en la urbe, haciendo sonar muy fuerte su calzado sobre el pavimento. Hubo más de un temeroso que sentía pánico de poderse encontrar en su camino con tan misteriosa dama. Pronto la llamaron ‘La Tacona’.

En aquellos tiempos, algunos hombres procuraban hacer sus reuniones y tomarse sus copitas en casa con el fin de encontrar a ‘La Tacona’. Ellos a veces se en-contraban en un bar situado en la calle Lauro Guerrero, en una esquina donde una señora lla-mada Leticia les brindaba bebi-das y música.

Ya bebido, uno de ellos se le-vantó y les dijo a sus dos amigos: “vamos a la casa que estamos pasados en copas”, entonces caminaban por la calle e iban cantando el tema del borrachito.

Uno de ellos iba caminando cerca del cementerio cuando se le cruzó una mujer, a quien no le hizo caso alguno, pero la dama

insistía en cruzar un diálogo has-ta que le dijo: “Joven guapo, por qué tan solo por estos lugares”. Él no le respondió y se asustó pero se atrevió a preguntarle nerviosamen-te quién era, sin recibir respuesta alguna.

Al día siguiente y en su cuarto solo se puso a pre-guntar qué haría una mu-jer a eso de la media no-che, sola. Esperó tres días para encontrarse con sus amigos y contarles lo sucedido.

Al describirla, el muchacho relató que era una muchacha de

aproximadamente 21 años de edad, vestida de negro entero y tacones bien altos y una másca-

ra. Ellos se asustaron. De pronto encontraron a un anciano a quien le hicieron partícipe de lo sucedido y él les afirmó efectivamen-te que a altas horas de la noche sale una mujer des-de El Progreso y se desliza por diferentes lugares de

la ciudad, que le gusta dialogar con los ebrios y llevarlos hacia un despeñadero, en el barrio Larinuma.

Asimismo, otros cuentan

que ‘La Tacona’ una noche se había introducido en una casa. Allí estaban los tres hijos de una pareja y optaron por invitar a dos amigos para jugar cartas y cerca de la media noche es-cucharon unos ruidos. Uno de ellos gritó mamá eres tú y nadie respondía.

Presos del miedo, todos fue-ron a dormir en una sola cama. Luego sintieron que alguien que-ría abrir la puerta de su domici-lio. Se armaron de coraje, abrie-ron la puerta y vieron un gato que había llegado a la casa. Poco después llegaron los papás y los muchachos les contaron lo que les había pasado. Todos pensa-ron que era ‘La Tacona’. Nunca más se quedaron solos en la re-sidencia.

Moradores de Catacocha ma-nifiestan que siempre escucha-ban que aparecía ‘La Tacona’ a los ebrios y al filo de la media noche.

Al final de todo nadie supo quién era aquella mujer que ca-minaba sola, pero son muchas historias que se han hablado so-bre ella. (MLY)

INDEPENDENCIA DE LOJA

N8 miércoles18 DE NOvIEmbrE DE 2015la Hora ECuADOr

‘La Tacona’ de Catacocha Muchos cuentan que era una mujer muy joven, vestida de negro y lucía unos zapatos muy altos.

MIEDO. El sonido que producía su calzado producía temor a la población.

PERSONAJE. La misteriosa dama rondaba por lugares obscuros.

Moradores de la ciudad pal-tense dan cuenta que siempre escu-charon la histo-ria de ‘La Tacona’.

TOME NOTA

Page 9: Loja 18 noviembre 2015

CYAN MAGENTA YELLOW BLACK

CYAN MAGENTA YELLOW BLACK QUITO

iNdEPENdENCiA dE LOJA

miércoles18 dE NOviEMBrE dE 2015la Hora quiTO,ECuAdOr A9

Saluda a Loja en sus 195 años de IndependenciaSaluda a Loja en sus 195 años de Independencia

Quito: Las Casas 740(Oe4-40) y Carvajal - PBX 02 2544 083 / 2908 109CUMBAYÁ - TUMBACO: Vía interoceánica y Gonzalo Suárez Esq. (frente a Metrocar)

TEL: 2370 657 - 0990216906www.licoreshernancabezas.com / [email protected]

Buscanos en PAB/12791/AS

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“Fomentemos las artes, la in-dustria; el saber tenga aquí su morada; y la frente en sudor empapada, solo sepa inclinar-se ante Dios”. Este es un frag-mento del Himno de Loja que su gente lo canta con fervor y orgullo, pues hoy se cumplen 195 años de su Independencia.

Los bellos paisajes, la deli-ciosa gastronomía, sus leyen-das y, sobre todo, las personas que allí habitan le con-vierten en un destino que quien lo visita no quiere irse.

Y como no podía ser de otra forma, en este año la agenda estuvo llena de magnos eventos, como el tradicional Baile de la Confraternidad, que hizo disfrutar a propios y ex-traños.

En QuitoPero si en la propia ‘Centinela del sur’ se sintió la algarabía en estos días, Quito no fue la excepción, pues la Asociación Lojana 18 de Noviembre, con-formada por residentes en la capital, también la celebró con grandes actos, donde destacó la unión.

Arturo Silva, presidente de esta organización, afirma que como grupo tienen 50 años y durante todo este tiempo se han consolidado como una entidad de servicio a sus so-cios y a la comunidad lojana. Agrega: las festividades “son

la parte más emotiva para nosotros, puesto que es una oportunidad para compartir y disfrutar de la alegría pro-pia del lojano”.

La comida típica de la ‘Ca-pital musical del Ecuador’ también forma parte de la tra-dición conmemorativa de esta comunidad. En este contexto, el festival gastronómico deleitó a todos los presentes con sabo-

res como el seco de chi-vo al hueco, los tamales, la cecina, las arvejas con guineo, los dulces típicos de la provincia, entre otros.

Como todos los años, de igual forma se realizó una misa en honor a la Virgen de El Cisne o ‘la Churonita’ como se la conoce po-pularmente.

“Este acto tiene un signi-ficado especial para los fieles católicos y brinda una simpa-tía especial en esta festividad”, comenta Silva.

La celebración es un aporte que los lojanos residentes en la capital hacen en honor a la historia de su tierra, a su orgu-llo de ser allí y de pertenecer a este lugar.

Además, Silva recalcó que siempre conmemoran las fies-tas añorando a la distancia a las familias, a los amigos, las costumbres y las tradiciones, y otros aspectos que identifican a su agrupación. (MLY/PT)

La historia lo cuenta° El 18 de Noviembre de 1820, el pueblo de Loja proclamó su Independencia, sumándose así al movimiento independentis-ta que había cristalizado Guayaquil el 9 de Octubre y Cuenca el 3 de Noviembre del mismo año.

Aquel glorioso día, previa convocatoria de los próceres José Picoita, Ramón Pinto, Manuel Zambrano y José Peña, entre otros, reunieron a una multitud en la Plaza de San Sebastían, coreando vítores al unísono de “Viva Loja” y “Viva la América libre”, recorrieron las calles hasta llegar a la Plaza Central, formando un desfile de la libertad al que se unieron

lojanos de todos los estratos sociales apoyando a la gesta libertaria.

Al siguiente día, este mismo pueblo se juntó para formar y designar al jefe de gobierno, que recayó en don José María Torres Riofrío.

El acta de Independencia de Loja fue suscrita en Febrero de 1822 y el 18 de Junio del mismo año, esta ciudad celebró alborozada el triunfo de Sucre en Pichincha, que sellaba defini-tivamente la Independencia nacional.

Con esta ocasión, Sucre envió una comunicación al nuevo Cabildo lojano, agradeciéndole los servicios y el apoyo entre-gados a la causa independentista.

Loja celebra con alegría su Independencia

Hoy se desarro-llará la Sesión Solemne a las 17:00 en la ‘Casa de Loja’, en la calle Rumihurco y Av. Occidental, sector El Condado, donde el Lic. Luis Vivanco ofrecerá un discurso alu-sivo a la fecha.

El Dato

Sabores, música y tradiciones fueron el tónico del agasajo. Hoy se cierran las Fiestas con un acto solemne en Quito.

ASAMBLEAS. La comunidad se reúne permanentemente en ‘La casa de Loja’, en Quito. En la foto su directiva (Cortesía de la comunidad lojana en Quito)

ALGARABÍA. Grandes desfiles avivan las festividades en la ‘Centinela del sur’.