Lola Alarcia-La Dama Del Viento

8/9/2019 Lola Alarcia-La Dama Del Viento

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Lola Alarcia


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Ttulo: La Dama del VientoDiseo de Portada: Lola Alarcia

2009 Lola Alarcia2009 Portada: Ana Snchez y Lola Alarcia

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LA DAMA DEL VIENTO

Todos conocan la historia de aqul viejo sauce. Sus ramas doradasrozaban las aguas del estanque del que se nutra desde haca siglos.Sus verdes hojas eran mecidas por la caricia del viento y su troncohaba crecido enroscado como si quisiera tocar el cielo con su espiral.Decan que no era un sauce normal, que era una mujer encantada. Lasleyendas narraban que aquella muchacha no era otra que una hermo-

sa joven que vivi siglos atrs llamada Griselda cuya muerte fue trgi-ca.

La nia de los ojos grises era tan hermosa que todos los hombresde la comarca deseaban hacerla su esposa y sus padres pensaron quepodan sacar tajada de aquello. Todos la miraban y vean la bellezaque irradiaba, pero a nadie la preocupaba quin era esa muchacha tanhermosa, se limitaban a contemplarla y a decirle que era bella. Lotena todo, nunca le falt nada, menos lo que deseaba: ser amada.

Las leyendas cuentan que Griselda se volvi loca. Que mat a suspadres y march a las montaas para suicidarse. Muchos dicen que sesent en la piedra junto a la que crece el sauce y que llor desconsola-da por su soledad, sus lgrimas formaron aqul estanque y su cuerpose transform en el rbol que se levantaba, solitario como una roca enel mar, sin poder separarse de las aguas a las que daba sombra. Y all


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segua, llorando por el amor que jams tuvo. El viento era su nicocompaero y los lugareos la bautizaron as: La Dama del Viento.

Aqul rbol se convirti en un lugar al que los muchachos acudan abaarse en los das calurosos. Hasta que un da, uno de ellos estuvo apunto de morir ahogado. Regres al pueblo, plido por el miedo, rela-tando una historia que los aos tergiversaran hasta convertir en le-yenda. El chico cont que un aroma a flores inund el estanque justoantes de que una hermosa mujer se adentrara en las aguas. No supode dnde haba salido, pero no le import. La joven lo mir y le pre-gunt qu era lo que vea en ella y l le contest que a la mujer ms

hermosa que sus ojos haban tenido la suerte de contemplar. Ella in-sisti y l se reafirm en su respuesta. Entonces la mujer desapareciy l sinti que alguien tiraba de sus piernas hacia las profundidades delestanque. Logr salir, casi sin aire, y huy presa del pnico hacia elpueblo.

Desde entonces, el lago se convirti en un lugar maldito. Las viejascontaban que aqul joven s que muri en las aguas del estanque, yque fue Griselda la que lo ahog en venganza por no haber sido nunca

amada. La Dama del Viento se convirti en una bruja desalmada queclamaba venganza y sus aguas pasaron a ser un lugar prohibido.

Pasado el tiempo, un caballero lleg al pueblo de regreso a su ciu-dad. Haba pasado aos en las cruzadas y ahora buscaba la paz deldescanso lejos de tierras infieles. Se detuvo frente al sauce, buscandola sombra de aqul rbol y se refresc en las aguas del estanque. Elviento meca las ramas desatando una dulce meloda que invitaba arelajarse. Se desvisti por completo y dej que las cristalinas aguas

mojaran su bronceada y curtida piel. Algunas ramas acariciaron surostro como si de dedos sedosos se trataran y un agradable perfumede violetas inund sus pituitarias. Se dej llevar por la paz que trans-mita aqul lugar y pronto se sinti adormilado. Se tumb en la orilla yno tard en caer rendido.

Al cabo de un rato un chapoteo lo despert. Abri los ojos y frentea l haba una joven que baaba su cuerpo en el estanque. Vesta una


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tnica mbar, pegada al cuerpo por el agua, y sobre su cabeza lucauna corona hecha con ramas del sauce entrelazadas. Era tan hermosa,

que el caballero habra recorrido de nuevo medio mundo para llegarall si se lo hubiera pedido. La muchacha dej que sus cabellos rozaranla superficie del agua y algunas ondas llenaron el estanque. No parecipercatarse de la presencia del joven hasta que ste se le acerc.

-Quin sois? le pregunt sin preocuparse de tapar su desnudez.Ella lo mir con sus ojos grises que se clavaron como dos hierros

ardientes en el corazn del caballero. No dijo nada, sencillamente sealej nadando hasta el centro del estanque. Lloraba y pareciera que

no quera que la viesen as. l nad hasta su lado y le retir los cabellosdel rostro sintiendo que algo le arda dentro al rozar su piel.

-Por qu lloris? le pregunt sujetando su cara con ambas manosDecidme lo que os aflige.

-Qu veis en m? le pregunt levantando la mirada.-Veo a una muchacha triste le contest apenado.-Nada ms? le dijo ella.-Veo unos ojos que irradian dolor dijo deseando poder abrazarla y

besarla.La muchacha se le acerc y le pregunt si no le pareca hermosa. l

le dijo que haba visto a muchas mujeres hermosas en su vida y que noera una ms, le dijo que haba algo en ella que no haba visto nunca.

-El qu? le pregunt sin apartar su mirada color perla.-No lo s, pero me encantara que me dejarais descubrirlo

contest l y, sin importarle nada, dio un paso al frente y la bes.No dur mucho, apenas un instante, lo suficiente como para que el

caballero sintiera que las lgrimas de la mujer empapaban su rostro yque el contacto con su suave piel le erizaba el vello de la nuca. El jovennot que la mujer desapareca entre sus brazos y abri los ojos asus-tado. No haba nadie a su alrededor, slo el viejo sauce y el estanque.Mir hacia el rbol, ya no era tan hermoso, su corteza estaba llena demanchas y bultos y sus ramas parecan ms pesadas y speras ahora.Se acerc a l siguiendo el olor a violetas hasta que perdi su rastro.


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Junto al rbol vio la corona que la joven llevara puesta. La recogi y laguard entre sus cosas. Se visti, mont sobre su caballo y puso rum-

bo hacia su hogar. El recuerdo de aqul sauce qued por siempre ensu memoria y de no haber sido por la corona, hubiera credo que lonico que pas junto a aqul rbol fue que tuvo el sueo ms hermosode su vida.

El viejo sauce se fue secando a medida que el estanque fue desapa-reciendo. Las gentes del pueblo nunca supieron por qu, los ms an-cianos contaban que era porque Griselda haba encontrado finalmen-te lo que deseaba y ya no necesitaba llorar ni llevarse el alma de ms

jvenes con ella.


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